Está en la página 1de 2

¿Te has preguntado alguna vez por qué los búfalos, esos animales tan enormes,

tienen una enorme joroba sobre su espalda? La respuesta se encuentra en esta


hermosa leyenda de la tribu Chippewa, una comunidad que solía habitar en la
región de los Grandes Lagos de Canadá.

Hace mucho tiempo, cuando el hombre aun llegaba a invadir las tierras de los
animales, su espalda era lisa y ligera, lo que los hacía incluso más rápidos de lo
que son ahora.

Había un búfalo en especial al que le encantaba correr para olvidarse de todo.


Andaba sin parar por las tierras mencionadas y cuando corría, lo hacía tan fuerte
y de modo tan veloz, que no se fijaba en lo que pisaba, ni pensaba en lo que
podía suceder. Por eso, sus amigos los zorros se encargaban de ir delante de él,
para avisar a los otros animales cuando él estaba corriendo para que no salieran
de sus casas.

Y es que el búfalo era tan grande y pesado, que suponía un verdadero riesgo
para las demás criaturas, aunque él no quisiera realmente causar ningún daño.

Pero un día, algo muy malo ocurrió: los zorros se quedaron dormidos y no
pudieron levantarse para avisar a los demás animales. El búfalo se echó a correr
levantando grandes polvaredas a su paso. La tierra parecía temblar bajo el
impacto de sus poderosas pezuñas.

Cerca de ahí, a los pies de un frondoso árbol, resultó que unos pajaritos habían
hecho sus nidos. Todos se asustaron mucho al sentir que el búfalo venía, pero no
pudieron escapar lo suficientemente rápido. Él acabo pisoteando cada nido y
muchas avecitas terminaron heridas. Otras, que con tanto cariño empollaban sus
huevos, los perdieron.

Cuando Nanabozho, el dios de la naturaleza, vio esto, se enfadó mucho y bajó


para hacer justicia.

—Has sido muy egoísta —le dijo al búfalo mientras le pegaba con su bastón en
los hombros, haciendo que le creciera una gran joroba—, tu castigo será llevar
esa joroba a cuestas, como recordatorio de lo que hiciste, para que empieces a
pensar más antes de correr. Además, siempre has de caminar con la cabeza
gacha en señal de vergüenza.

Luego de esto, Nanabozho buscó a los zorros, quienes muy asustados cavaron
hoyos en la tierra y se metieron en ellos para esconderse. Temían mucho
enfrentarse con los regaños de la deidad.

—Hacen bien en ocultarse —les dijo el dios—, porque de ahora en adelante


estarán condenados a vivir debajo de la tierra fría, como castigo por haberse
olvidado de sus responsabilidades. Espero que esto les enseñe a cumplir con
todas sus obligaciones.
Y dicho esto, Nanabozho se marchó dejando a los animales.

Es por eso que hasta el día de hoy, los búfalos siempre caminan mirando hacia
abajo y tienen esa joroba grande en la espalda. Y es también por eso que los
zorros viven en madrigueras, sin salir más que para cazar. Aún ahora se siguen
sintiendo avergonzados de haberle fallado al gran dios de la naturaleza.

También podría gustarte