Está en la página 1de 6

FÁBULAS

ALUMNO: DIEGO ARMANDO REYMUNDO ALCÁNTARA


1. El congreso de los ratones
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa. Eran felices, pero vivían con
miedo de ser atacados por un enorme gato, de manera que nunca se atrevían a salir ya que sin
importar que fuera de día o de noche ese terrible enemigo siempre les vigilaba. Un buen día
decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del jefe de los
ratones, que era el más viejo de todos. El jefe de los ratones dijo a los presentes:
– “Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!”.
– “¡Pido la palabra!”, dijo un ratoncillo muy atento.
– “Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda”.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con
el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo
para ponerse a salvo.
– “¡Silencio!”, gritó el ratón jefe, para luego decir:
– “Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quién de todos le pone el cascabel al gato?”.
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, porque no podían contestar a aquella
pregunta. Y corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
Moraleja: Es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo.
2. El Lobo y la grulla
Mientras un lobo se comía un hueso, se le atragantó en la garganta, y empezó a correr por
todas partes en busca de ayuda. En su camino se encontró a una grulla y le pidió que le salvara
de aquella situación y que le pagaría por ello. La grulla aceptó, introdujo su cabeza en la boca
del lobo y sacó el hueso atravesado de la garganta. Entonces, le pidió su compensación al
lobo, a lo que este le respondió:
– “Oye amiga, ¿no crees que es suficiente paga el haber sacado tu cabeza sana y salva de mi
boca?”.
Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos, pues mucha paga tendrías
si te dejan sano y salvo.
3. El caballo Viejo
Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo a un molinero que lo empleó
para que diera vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía otra cosa desde la
mañana hasta la noche que girar y girar alrededor de aquella rueda, lo cual no solo le cansaba
mucho sino que lo ponía muy triste. Y es que el viejo caballo recordaba lo veloz y famoso que
había sido en sus años de juventud, en los que había vivido infinidad de aventuras y también
cómo se burlaba de los otros caballos que eran más viejos y lentos que él.
Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas a dicho
molino, se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era poderoso:
– “Después de las grandiosas vueltas que di en las carreras durante mi juventud, mira las
vueltas que tengo que dar ahora. Este es un justo castigo por burlarme de aquellos a los que
veía más débiles e inferiores”.
Moraleja: Mejor ser humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de perder.
4. El lobo con piel de oveja

Un lobo pensó un día cambiar su apariencia para así obtener comida de forma más fácil. Ni corto ni
perezoso, se metió dentro de una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al
pastor. Al atardecer, fue llevado junto con todo el rebaño al granjero, donde le cerraron la puerta para que
ningún lobo entrara a comerse a las ovejas. Sin embargo, en la noche, el pastor entró buscando la cena
para el día siguiente, tomó al lobo y creyendo que era un cordero, lo sacrificó al instante.
Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.
5. Las ranas pidiendo rey
Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación
a Zeus para que les enviara un rey. Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su
charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor
pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada
la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que
brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso. Y así, sintiéndose
humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que
les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus, les mandó una
activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión.
Moraleja: A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en
vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.

También podría gustarte