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Pregunta articuladora

Séptimo semestre

Stefania Aguirre Gordillo


Maria Ramírez Gálvez
María Tatihana Salamanca
Mario Leandro Rodríguez Becerra

Problema Juridico
¿Cuál ha sido la eficacia de los diferentes procedimientos (penal, administrativo,
civil, etc.) frente a la protección del medio ambiente como sujeto de derechos?

Universidad Central Del Valle Del Cauca, Programa de

Derecho, Valle Del Cauca

Tuluá

2023
La Eficacia de las Diferentes Áreas del Derecho Frente a la Protección del Medio

Ambiente como Sujeto de Derechos

Introducción

Pocos tópicos en el derecho tienen la capacidad de ser transversales con los

demás ramos de la legislación; uno de ellos refiere a la protección del medio ambiente

como sujeto de derechos. Su mero estudio compromete disposiciones constitucionales,

penales, civiles, administrativas, en derechos humanos, etc. Pero en lo que atienden a

las medidas concretas que dispensa el Estado para su protección tres tipos de

procedimientos son de especial tratamiento en las presentes líneas: procedimiento

administrativo, civil y penal.

Antes de ahondar en la tríada de los procedimientos en comento, vale destacar la

vinculación de esta temática ambiental con otros ámbitos del derecho. En primera

instancia, la lectura del artículo 80, inciso 2 de la Constitución Política consagra el

deber de las autoridades ambientales de acometer las sanciones y demandar la

reparación del daño a los infractores de la normatividad ambiental. Ello, aunado a la

caracterización que de la carta política realizan los estudiosos a partir del examen de

sendos apartes llegando a catalogarlos como manifestación de la “constitución

ecológica” (Amaya, 2016), permiten relacionar sin lugar a dudas el derecho ambiental

con el derecho constitucional.

En materia de los derechos humanos, el medio ambiente es catalogado como un

derecho colectivo del cual se pueden servir con criterios de racionalidad las sociedades,

siempre privilegiando su no destrucción o deterioro. Su inclusión en el Pacto

Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art 12, literal b)

PIDESC (1966), refleja la gran preocupación en materia de este derecho colectivo que
tiene desde sus inicios las Naciones Unidas como promotora global de la vigencia de los

Derechos Humanos (DDHH).

Entrando en la urdimbre de la protección al medio ambiente con otras ramas

específicas como la civil, la administrativa y la penal, el ordenamiento jurídico

contempla procedimientos e instancias por medio de los cuales se busca prevenir, y

sancionar a aquellas personas naturales y jurídicas que infieran un daño a aquel derecho

colectivo. Frente a los anteriores, vale preguntarse: ¿Cuál ha sido la eficacia de los

diferentes procedimientos (penal, administrativo, civil) frente a la protección del

medio ambiente como sujeto de derechos?

Es importante abordar el interrogante con una opinión general sobre la

normatividad ambiental: “En muchos casos la eficacia de la legislación ambiental es

más simbólica que real, pues esta no se cumple y la expedición de normas tendría fines

adicionales, enfocados a la aceptación colectiva y legitimación del Estado, sin ser

socialmente efectivas” (Molina, 2019). Dicha ineficacia se comprenderá con mayor

detalle en la especificidad de los ramos del derecho anotados.

Así por ejemplo, en materia punitiva la Ley 2111 del 2021 la cual sustituyó el

Título XI del Código Penal llamado “De los Delitos Contra los Recursos Naturales y el

Medio Ambiente”, agregó tipos nuevos como el de “apropiación ilegal de baldíos”, y

“aumentó las penas privativas de la libertad y monetarias en un 25%,

aproximadamente” (Simhon, y Correa, 2023) frente a los ilícitos cometidos en

desmedro de los recursos fáunicos y de flora (deforestación, contaminación ambiental,

ecocidio, tráfico de fauna silvestre). Adicionalmente, dicha norma reformó la Ley 906

del 2004 asignando al juez penal del circuito el conocimiento de los delitos contra los

recursos naturales y el medio ambiente. La Ley 2111 del 2021 además, creó una
división especializada en la Fiscalía General de la Nación que investiga y acusa a los

infractores de las normas ambientales tipificadas en las Ley 599 del 2000.

Todas estas instancias y medios que el ordenamiento contiene para acometer la

protección del medio ambiente en sede penal, en principio, podría creerse que

contribuyen en la prevención del delito y en la guarda del bien jurídico. No obstante, la

literatura consultada manifiesta una opinión distinta:

(…) es menester resaltar que el aumento de las penas privativas de la libertad y las

multas no son un incentivo (ni siquiera negativo) cuando hay un alto índice de

impunidad de los delitos ambientales y no hay políticas públicas preventivas,

claras, coherentes y fuertes que busquen la protección ambiental. Además, los

delitos ambientales requieren un conocimiento especializado en su aplicación, que

no existe en las entidades que lo administran. (Simhon, y Correa, 2023).

En materia administrativa también se encuentran factores que impiden la

eficacia de la norma ambiental. Un estudio realizado por Güiza (2008) guarda razón

pese al paso del tiempo. En dicho documento se detalla, que no obstante a que el

ordenamiento por medio de la Ley 99 de 1993 consagra las sanciones administrativas y

medidas preventivas que deben adoptar las autoridades ambientales de cara a que se

restablezcan las condiciones ambientales anteriores al daño infligido, la existencia de

limitantes prácticas dan al traste con el mandato constitucional depositado en el artículo

80, inciso 2.

En efecto, el procedimiento administrativo del cual se desprende la imposición

de sanciones, como por ejemplo multas, apenas en un 50% encuentra satisfacción en lo

que atiende al cobro de dichos castigos económicos (Güiza, 2008). Además asevera el

autor que existe un aspecto contradictorio relativo a la imposición de las multas: las

corporaciones de menor tamaño resultan ser las que más sanciones profieren; frente a

las de mayores responsabilidades Güiza (2008) advierte que: “las que poseen menores
recursos económicos enfrentan los mayores desafíos ambientales debido a la magnitud

de su jurisdicción y a la riqueza natural que custodian” (p.321).

Adicionalmente, el 76% de los infractores a la norma ambiental lo constituyen

personas naturales, muchos de los cuales son campesinos, pescadores, agricultores, y

demás poblaciones de escasos recursos, que no tienen cómo sopesar económicamente el

daño conferido al ambiente (Güiza, 2008). Todo ello dinamita la eficacia del

procedimiento administrativo sancionador para prevenir acciones que impacten

negativamente en el medio ambiente.

A lo anterior se le adiciona que, “solamente en el 7% de los casos que

concluyeron con sanciones se incluyó la obligación de la reparación” (Güiza, 2008,

p.327), esto quiere decir que frente a delitos o contravenciones cometidos en desmedro

al medio ambiente como sujeto de derechos, las instancias y acciones civiles apenas son

consideradas. El Código Civil contiene el fundamento legal de la responsabilidad civil

extracontractual, que aplicado a la protección del medio ambiente, posibilitaría que las

autoridades administrativas posterior a la imposición de multas producto de un

procedimiento sancionatorio lleven a instancias judiciales la demanda de reparación por

los perjuicios generados. Sin embargo, en un margen muy reducido ello sucede, al tenor

de lo expuesto por Güiza, (2008):

(…) en el 93% de los daños ambientales conocidos, probados y endilgados por la

administración no se exigió su reparación, con lo que se evidencia una

responsabilidad por omisión de las autoridades ambientales que vulnera el inciso 2°

del artículo 80 de la Carta Política y la normatividad ambiental que lo desarrolla

(p.327).

Los anteriores argumentos relativos a los obstáculos que truncan la

eficacia de los procedimientos penales, administrativos y civiles rumbo a la


protección del medio ambiente como sujeto de derechos, abren el debate sobre el

particular, y animan a su posterior desarrollo en las siguientes páginas.


Referencias bibliográficas

1. Amaya, (2016). La Constitución Ecológica de Colombia. Universidad

Externado de Colombia.

2. Güiza, L., (2008). Efectividad de los instrumentos administrativos de

sanción y exigencia de la reparación del daño ambiental en Colombia.

Estud. Socio-Juríd., Bogotá (Colombia), 10(1): 307-335.

http://www.scielo.org.co/pdf/esju/v10n1/v10n1a10.pdf.

3. Molina, R., (2019). Sobre la eficacia de las normas ambientales.

https://medioambiente.uexternado.edu.co/sobre-la-eficacia-de-las-normas-

ambientales/.

4. Simhon, J., y Correa, M. (2023). La ley de delitos ambientales: un avance

significativo en materia de protección ambiental en Colombia.

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