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Jesucristo
Puntos sociales de su doctrina
EDITORIAL "ESPLENDOR"
DELICIAS 1626 -:- CA81LT.A 3746
SANTIAGO DS CHI1.E
1985
Primera Conferencia
(6 marzo 1934)
SEÑORES:
* & *
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(7 m a r z o 1 9 3 4 )
SEÑORES:
graC,
P o c o pedía el rico, y lo pedía clamando, y l o ped.a
excitando a compasión: "Padre ABRAHAM, compadécete de
m í : me abraso en estas l l a m a s " .
"Respondióle ABRAHAM: H i j o , acuérdate que recibiste
bienes durante tu vida, y LAZARO, al contrario, males. Y
así éste ahora es consolado, y tú atormentado. Fuera de que
entre vosotros y nosotros está de por medio u n abismo inson-
dable; de suerte que los que de aquí quisieran pasar a voso-
tros no podrían, ni tampoco de ahí pasar acá".
* * *
(12) Le., V, 24
2»
juegas con los reflejos de tus joyas. -Triste de tí, en cuya ma-
no está el poder de salvar a tantos de Ja muerte, pero te falta
la voluntad de hacerlo; bastaba una de las piedras de tu ani-
llo (de tus joyas) para salvar todo un pueblo..."
" L a posesión deber ser del poseedor, y no el poseedor es
clavo de la posesión..." ( 2 0 ) •
Es verdaderamente difícil no caer en los peligros que trae
•consigo la adquisición y el uso de las riquezas
P o r eso dice JESUCRISTO: " ¡ Q u é difícil es que el rico
entre en el reino de los cielos!"
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—¡Padre!
—¿Qué?
— L o s tiempos son malos para dar limosna.
— S i son malos para vosotros, los ricos, ¿qué serán
para los pobres?
Los tiempos son malos, pero en Madrid solamente se
gasta en... ¡Oh, señores, qué n o se gasta en Madrid en ca-
fés, baríes, cines, teatros, toros, diversiones!.... Dinero derro-
chado para divertirse, y pobres que no pueden comer.
—¡Padre!
—¿Qué?
— ¿ N o podemos mejorar nuestra posición?
— S í : pero mejora en su proporción las limosnas a los
pobres.
—¡Padre!
—¿Qué?
— ¿ N o podemos gastar en diversiones, trajes, espec-
táculos?...
— S í : pero habiendo cumplido primeramente los pre-
ceptos primordiales de la riqueza. Sí: pero n o obteniéndola
indebidamente a costa del salario injusto, de las sobrecargas
del trabajo, deQ fraude en los negocios.
Ahora se comprende algo el por qué de la sentencia de
JESUCRISTO: " Q u é difícil es que el rico entre en el reino de
los cielos". Porque es m u y difícil al rico librarse de los pe-
ligros de la riqueza y cumplir con el precepto de la limosna
34 Segunda conferencia
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(26) Iac., V, 1 - 6 .
ha doctrina, de Jesucristo s o b r e las riquezas 3»
(8 m a r z o 1 9 3 4 )
SEÑORES:
para ese fin. Sino que las escondió en tierra, y así enteras,
tal como se las había entregado, se las devolvió a su señor,
diciendo: "Ecce habes quod t u u m e s t " . C o m o diciéndole:
" ¿ Q u é más quieres que lo tuyo? A h í lo tienes t o d o entero".
Y para cohonestar su conducta, le echa en cara a su se-
ñor, diciéndole que sabía que era un hombre exigente y duro,
y que por eso, "temiendo las cuentas, se fué y guardó en tie-
rra el talento que le entregó".
Le respondió su señor: "Siervo malo y perezoso: de to-
mismo que te atreves a echarme en cara injustamente, te ar-
g u y o : "de ore tuo te judico", por tus mismas palabras te
j u z g o : si sabías-que y o era tan duro y exigente, lo que debie-
ras haber hecho es • depositar tranquilamente el talento, las
diez mil pesetas que te entregué, en cualquier casa de Banca,
y así al volver yo, me las pudieras haber devuelto siquiera con
algunos intereses, sin trabajQ, ni temor, ni responsabilidad
tuya".
" T o l l i t e ab eo t a l e n t u m " , y m a n d ó que le quitasen el
talento y le echasen fuera de su casa.
Este siervo, señores, n o dilapidó las diez mil peseta?
que le entregaron: enteras se las desvolvió a su señor.
¿Qué hubiese hecho su señor con él, si en lugar de te-
nerlas guardadas pero ociosas, las hubiera malgastado y
despilfarrado en vicios y diversiones, y más aún si las hu-
biera empleado contra su dueño?
Y si tan severamente trató el señor al que tuvo ocio-
so un talento, diez mil pesetas, ¿cómo hubiera tratado a los
que recibieron veinte mil y cincuenta mil, si las hubieran
tenido improductivas, y cómo les hubiera condenado si las
hubiesen despilfarrado y d i l a p i d a d o '
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(9 m a r z o 1934)
SEÑORES:
* * *
( 1 0 marzo 1934)
SEÑORES:
( 4 ) I C o r . , V, 1 3 .
( 5 ) S . T h . , 2, 2, ,<j. 10, a r t . 8, ad 1; 2. 11, a r t . 3, ad,
3 . S . A g . , c o n t r a epie. P a r m . , lib. III, caí». 2 . M L : , X L I I I ,
c. 85-96.
( 6 ) S . A g . , EJpist. 153, M L . , XXXIII, c. 6 5 4 .
so Quinta conferencia
* * *
(12) M r . , X, 16.
so Quinta conferencia
(20) J o . , XV, 19
(21) .\It., V, 16.
(22) J o . , XVI, 20.
Doctrina de J e s u c r i s t o s o b r e tas persecuciones
„ „ i
gélico y para que sus mismos enemigos eran los que, con los
golpes de sus odios, forjen voluntades férreas, que, libres de
ligaduras terrenales, y con el vencimiento de sí mismos, se o f r e n -
den sin reservas a la defensa y propagación del Evangelio de
Cristo.
Por eso pidieron los Santos persecuciones, para f o r j a r con
ei.las, constantemente, el espíritu de JESUCRISTO en sus obras.
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( 2 3 ) P e t . , IV, 1 2 - 1 6 .
(24) II C o r . , XI, 2 3 - 2 8 .
( 2 5 ) I I C o r . , IV. 1 7 .
9«
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