Triple Naturaleza - Cuerpo, Alma, Espiritu

por B. R.
Hicks
Christ Gospel Churches, International, Inc.

P. O. Box 786
Jeffersonville, Indiana 47131-0786
http://www.christgospel.org/
******ebook converter DEMO Watermarks*******

Impreso bajo permiso de Christ Gospel Churches Int’l., Inc.
Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio sin autorización
por escrito de Christ Gospel Churches Int’l., Inc.
Triple Naturaleza del Hombre Vol. 1
B.R. Hicks
Publisher: Christ Gospel Churches Int’l., Inc.
P. O Box 786
Jeffersonville, Indiana 47131-0786
All rights reserved (1991)
© Christ Gospel Churches International., Inc.
© Para edición en Español (2011)
Impreso en México

Índice de Contenido
Introducción
Parte Uno: Entendiendo la Naturaleza del Hombre y el Poder de
Dios para Salvar
Capítulo 1: La Triple Naturaleza del Hombre: Su Cuerpo, Alma y
Espíritu
Capítulo 2: Santificación del Ser Completo del Hombre: Su
Cuerpo, Alma y Espíritu
I. La Sangre de Jesucristo provee santificación
II. El Espíritu Santo y Fuego proveen santificación
III. Las Aguas del Nombre de Jesucristo, Muerte y Vida proveen
santificación
Parte Dos: Cuerpo del Hombre
Capítulo 3: Los Cinco Sentidos del Cuerpo del Hombre
I. El sentido de la vista se mueve a través del ojo
II. El sentido del gusto se mueve a través de la boca
III. El sentido del olfato se mueve a través de la nariz
IV. El sentido de la audición se mueve a través del oído
V. El sentido del tacto se mueve a través de la mano
Capítulo 4: La Importancia del Cuerpo del Hombre Natural
I. La Palabra de Dios nos advierte sobre la corrupción del cuerpo.
II. Dios dio mandamientos para el cuidado del cuerpo del hombre
III. Dios bendice el cuerpo
IV. Dios juzgará los cuerpos de todos los hombres
Parte Tres: Alma del Hombre
Introducción al Ámbito del Alma del Hombre
Capítulo 5: Imaginación, el Sentido de la Vista del Alma
I. El propósito del sentido de la vista del alma, la imaginación, es
formar imágenes mentales de la verdad y crear nuevas ideas
II. El sentido de la vista del alma, la imaginación, se corrompió
doce veces
III. El sentido limpio de la vista del alma, la imaginación, tiene
poder
Capítulo 6: Razón, el Sentido del Gusto en el Alma
I. El propósito del sentido del gusto del alma, la razón, es
capacitar al hombre a llegar a las conclusiones correctas sobre la
relación de Dios a la condición caída del hombre
II. El sentido del gusto del alma, la razón, tiene una corrupción
séptupl.
III. El sentido del gusto del alma limpio, la razón, manifiesta tres
características positivas
Capítulo 7: Conciencia, el Sentido del Olfato en el Alma
I. El propósito del sentido del olfato del alma, la aonciencia, es
discernir entre el bien y el mal
II. El sentido del olfato del alma, la conciencia, tiene una
corrupción séxtupla
III. El sentido del olfato del alma santificado, la conciencia,
testifica ante Dios y el hombre
Capítulo 8: Memoria, el Sentido del Oído en el Alma
I. El propósito del sentido del oído del alma, la memoria, es
recordar el pasado
II. El sentido del oído del alma, la memoria, tiene una corrupción
cuádruple
III. Las características de una buena memoria, el sentido del oído
del alma, es de diez veces
IV. Dios nos ordena a que usamos el sentido del oído del alma, la
memoria, para recordar cosas específicas
Capítulo 9: Afecto, el Sentido del Tacto del Alma
I. El propósito del sentido del tacto del alma, el afecto, es que
tengamos el afecto santo y justo de Dios ministrando a través
nuestro a Dios y a otros
II. El sentido del tacto del alma, los afectos, tiene una corrupción
cuádruple
III. Siendo santo y justo el afecto, el sentido del tacto del alma,
tiene el privilegio de enfocarse en las cosas celestiales
Parte Cuatro: Espíritu del Hombre
Introducción al Ambito del Espíritu del Hombre
Capítulo 10: Fe, el Sentido de la Vista en el Espíritu
I. El propósito del sentido de la vista del espíritu, nuestra fe, es
para ver como experimentar y mantener una relación de unión
con Dios
II. El sentido de la vista del espíritu, nuestra fe, tiene una
corrupción séxtuple
III. El sentido de la vista del espíritu limpio, nuestra fe, exhibe
cuatro características positivas.
IV. Dios nos ordena que vivamos por la Fe
Capítulo 11: La Oración, el Sentido del Gusto en el Espíritu
I. El propósito del sentido del gusto del espíritu, la oración, es
para hablar con Dios
II. El sentido del gusto del espíritu, la oración, tiene un
corrupción doble
III. El sentido limpio del gusto del espíritu, la oración, sigue el
manual perfecto de Jesús
Capítulo 12: Esperanza, el Sentido del Olfato en el Espíritu
I. El propósito del sentido del olfato del espíritu, la esperanza, es
para realzar todos los demás sentidos en el espíritu del hombre
con anticipación y expectativa
II. El sentido del olfato del espíritu, la esperanza, tiene una
corrupción triple
III. El sentido del olfato limpio del espíritu, la esperanza, está
correctamente puesto en Dios
IV. Jesucristo Es la Puerta de la Esperanza del Hombre.
V. La esperanza ministra al espíritu
Capítulo 13: Reverencia, el Sentido del Oído del Espíritu
I. El propósito del sentido del oído del espíritu, reverencia, es
temer a Dios y obedecer Su Palabra con amor, respeto y asombro
II. El sentido del oído del espíritu, la reverencia, tiene una
corrupción séptuple
III. Cristo, a través de Su humildad, reemplaza el temor corrupto
en el sentido del oído del espíritu, la reverencia, con el temor del
SEÑOR.
Capítulo 14: Adoración, el Sentido del Tacto del Espíritu
I. El propósito del sentido del tacto del espíritu, la adoración, es
para adoración sólo a Dios, con extrema devoción, amor intenso
y suma sumisión
II. El sentido del tacto del espíritu, adoración, tiene una
corrupción cuádruple
III. El sentido del tacto limpio del espíritu, la adoración, hace que
el hombre, en toda situación, se incline al SEÑOR Dios en dulce
entrega, adoración y hermosura de santidad
Epílogo
Bosquejo

Introducción
Hay quienes estudian el funcionamiento del hombre en este mundo
presente; mientras otros estudian el carácter inherente del hombre, si
disposición innata y sus tendencias inherentes. Luego, otros estudian las
funciones vitales, fuerzas y actividades de los órganos del hombre, mientras
que otros, mediante el estudio del espíritu intentan indagar el destino del
hombre después de la muerte. Sin embargo, esta búsqueda en pos del
conocimiento podría acortarse con sólo el estudio de la Palabra de Dios en la
que encontramos un relato claro del origen del hombre y su destino.
El hombre es el producto más elevado de la creación de Dios. La grandeza
de la creación del hombre torna insignificante toda el resto de la creación.
Los poderes de su intelecto, de conciencia, de amor, de conocimiento de
Dios, de percepción de lo bello, de actuar por su propia voluntad son
gloriosas prerrogativas. El hombre es en realidad el milagro de milagros, el
gran misterio inescrutable de Dios.
En este estudio de la Triple Naturaleza del Hombre, se intentará mostrar
detalladamente la complicada creación de Dios que es el hombre; su caída del
estado original de perfección y su consiguiente depravación, que ha sido un
veneno maligno e infeccioso sobre toda la sociedad humana; y finalmente, su
restauración a través del SEÑOR Jesucristo.
El propósito de este libro es examinar las deficiencias en nuestra propia
triple naturaleza, y entonces volvemos hacia el rico almacén de la Palabra de
Dios para encontrar Sus gloriosas suficiencias para que nos podamos quitar al
viejo hombre carnal, ponernos a Cristo y crecer a la medida de la Mediad de
la Estatura de la Plenitud de Cristo. Consecuentemente, estaremos preparados
para estar con el SEÑOR y gozar el brillo de Su Presencia y las grandezas
más altas de Su Gloria eternamente en la Nueva Ciudad.
—La Autora

PARTE UNO
ENTENDIENDO LA NATURALEZA
DEL HOMBRE
Y EL PODER DE DIOS PARA SALVAR

Capítulo Uno
La Triple Naturaleza del hombre: su cuerpo, alma y
espíritu
El hombre está hecho como una rueda: su corazón es el centro; sus cinco
sentidos son los rayos y su voluntad es el eje que mueve y dirige todo su ser.
Esta rueda de la naturaleza del hombre se menciona en el tercer capítulo de
Santiago.
Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así la lengua está puesta

entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, é inflama la
rueda de la creación, y es inflamada del infierno (Santiago 3:6)
Obviamente, el mundo natural de árboles, pasto y flores no es inflamado
por la lengua; mas bien, ella inflama y contamina toda la rueda de la
naturaleza del hombre. La rueda es todo el ser del hombre y se mueve o está
controlada por el eje de voluntad humana. De allí que es importante que
entendamos lo que sucedió con la rueda del hombre y su eje, la voluntad, en
el Huerto del Edén.
Dios mismo es un Ser tres en uno Quien se separa a Sí Mismo en una triple
revelación: Padre, Verbo y Espíritu Santo. Cuando Dios creó al hombre a Su
propia Imagen y según Su propia Semejanza, lo creó un ser triple: cuerpo,
alma y espíritu.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda

espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y
las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón (Hebreos 4:12)
La Palabra de Dios separa entre el alma y el espíritu y entre las coyunturas
y los tuétanos del cuerpo. Discierne, ve y juzga aún los pensamientos e
intenciones del corazón. La Palabra de Dios es infinitamente poderosa para
partir en dos el espíritu, alma y el cuerpo del hombre.
La Palabra de Dios es rápida; tiene vida y es activa en todos su esfuerzos
para tomar la conciencia del hombre, para cortarlo hasta llegar al corazón, y
para consolarle y vendar las heridas del alma. La Palabra de Dios es más
rápida que la luz, el fenómeno natural más veloz.
La Palabra de Dios es poderosa. Convence poderosamente; convierte con
poder; consuela con potencia. Es suficientemente poderosa para derrumbar
las fortalezas de la carne y del Diablo dentro de la triple naturaleza del
hombre, reemplazando la naturaleza corrupta del hombre con la Naturaleza
Santa de Cristo.
La Palabra de Dios es más penetrante que toda espada de dos filos. Corta
en ambas direcciones: corta todas las cosas que no son como Cristo para la
destrucción del ego carnal del hombre, y corta nuevas porciones de la Verdad
para la construcción de la Estatura de Cristo dentro del corazón. La Espada de
la Palabra espiritual de Dios penetra a donde ninguna espada natural puede.
La Espada de la Palabra de Dios penetra disecando más críticamente que

una espada natural, atravesando hasta partir en dos el alma y el espíritu. Hace
humilde a un alma que ha sido orgullosa, y hace manso y obediente a un
espíritu que ha sido perverso. Cuando el hombre se humilla a sí mismo y se
arrepiente, la aguda Espada espiritual de Dios corta los hábitos pecaminosos
que han estado profundamente arraigados y fundados en el alma del hombre.
Esta Espada de la Palabra corta la ignorancia y las tinieblas del
entendimiento, la obstinada rebelión de la voluntad y la despiadada enemistad
de la mente contra Dios. La Espada espiritual de Dios también hace división
entre las coyunturas y los tuétanos, las partes más secretas e íntimas del
cuerpo, el mero origen de la fuerza de vida del cuerpo. La Espada espiritual
de la Verdad de Dios puede discernir hasta los más íntimos pensamientos, los
designios e intenciones del corazón y descubrir toda la gama de pensamientos
y sus viles propósitos en el corazón y mente del hombre. Con el fin de que el
hombre pueda observar directamente las profundidades de su triple naturaleza
caída, la Espada de la Palabra de Dios puede desnudar la triple naturaleza del
hombre.
La triple naturaleza del hombre se declara en I de Tesalonicenses:
Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y

cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor
Jesucristo (I Tesalonicense 5:23)

Porque la naturaleza del hombre es hecha como una rueda, usamos la
metáfora de una rueda en nuestro estudio de la naturaleza del hombre. Sin
embargo, la imagen y semejanza del hombre fueron creadas en la forma de
una cruz, en la Imagen y Semejanza de Dios y Su único Hijo Engendrado.
Cuando Adán masculino y Adán femenino pecaron en el Huerto del Edén,

ellos perdieron la Santa Luz y Gloria de Dios que llenaba su imagen y
semejanza.
Aunque la imagen y semejanza del hombre caído aún mantiene la forma de
la Cruz, ellos están llenos con el pecado y las tinieblas de Lucifer caído que
heredó el hombre de Adán masculino y Adán femenino caídos.

Para poder redimir la imagen y semejanza del hombre caído Dios tuvo que
enviar a Su único Hijo Engendrado, Cuya Santa Imagen y Semejanza están
en la forma de la Cruz, para ser crucificado en la cruz en lugar del hombre. Es
por esto que la Palabra de Dios está representada en la forma redentora de la
Cruz. Describe al SEÑOR Jesucristo en Su forma de Cruz Viviente que sería
extendida y clavada a una cruz de madera por la redención del hombre caído.
La Estatura de Verdad en la Palabra de Dios describe los cuatro puntos de
la Cruz porque representan la Estatura completa de Jesucristo como está
revelada en el Tabernáculo de Moisés. Por ejemplo, la Estatura (cuatro
puntos de la Cruz) describen las experiencias espirituales que el hombre
conocerá a medida que crezca hasta la madurez espiritual en Jesucristo. Dios
es el Gran Maestro, y Él usa figuras, tipos, sombras, parábolas, metáforas y
símbolos a través de Su Palabra para ilustrar Su Divina Verdad.
Cuando los hijos de Israel en el desierto, por ejemplo, necesitaron un
medio para acercarse y tener comunión con un Dios Santo, el SEÑOR
proveyó el Tabernáculo de Moisés que fue una figura, sombra, tipo del Hijo
de Dios, el SEÑOR Jesucristo.
Dando en esto á entender el Espíritu Santo, que aun no estaba descubierto

el camino para el santuario, entre tanto que el primer tabernáculo estuviese
en pie. Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se
ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto, cuanto á la
conciencia, al que servía con ellos; Consistiendo sólo en viandas y en
bebidas, y en diversos lavamientos, y ordenanzas acerca de la carne,
impuestas hasta el tiempo de la corrección. Mas estando ya presente
Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir, por el más amplio y
más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es á saber, no de esta
creación; (Hebreos 9:8-11)
El primer Tabernáculo, conocido como el Tabernáculo de Moisés, fue
solamente una sombra en aquel tiempo del segundo Tabernáculo más grande
y más perfecto, Jesucristo, Quien con Su Brillo y Gloria revelados hizo que
las sombras del Antiguo Testamento huyesen y que la Verdad quedara
manifestada en todo su luminoso resplandor como sol del medio día. El
Tabernáculo de Moisés fue una figura, que es una forma delineada o imagen,
de la Estatura de Jesucristo. Por lo tanto, Dios instruyó a Moisés cuatro veces
para que hiciera dicho Tabernáculo según el patrón que le fue mostrado en el
monte. Los siete muebles en el Tabernáculo de Moisés fueron expuestos en
forma de cruz, y cada pieza representaba una porción de la Estatura de
Jesucristo.
El Cuerpo o segundo Tabernáculo que el Espíritu Santo concibió al posarse
sobre la bendita Virgen, fue un material nuevo, un nuevo orden de
Construcción Santa, infinitamente superior al primer Tabernáculo, la
estructura terrenal que Moisés e Israel hicieron con manos humanas caídas.
Sin embargo, como el Tabernáculo de Moisés fue un plan o bosquejo divino
de la Estatura del Hijo de Dios, ésta llega a ser una luz que guía para
revelarnos sobre cómo crecer hasta la medida de la Estatura de la Plenitud de
Cristo.
Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo

de Dios, á un varón perfecto, á la medida de la edad de la plenitud de
Cristo (Efesios 4:13)
La Imagen y Semejanza que el hombre tenía al comienzo fue un don de la
creación de Dios. Después de que el hombre pecó y perdió la Santa Luz de su
imagen y semejanza, Dios tuvo que hacer algo nuevo. Esta vez, a través del
don de un nacimiento espiritual de Cristo en el corazón, y a través del
proceso de un crecimiento espiritual en la Estatura de Verdad de Cristo, Dios
hace que la imagen y semejanza del hombre regrese a una completa Luz.

El Primer Adán recibió todo por don. Pero él fue ingrato e intercambió la
Luz y Vida de la Verdad del SEÑOR por las tinieblas y muerte de Lucifer.
Ahora, por don, el Segundo Adán, Jesucristo, nos da nuestra salvación,
nuestra nueva creación espiritual (Efesios 2:8,9) Pero Él nos ordena a crecer
de esta forma:
al trabajar en la Palabra y en la oración;

al menguar la carne (nuestro ego carnal);
al revestirnos de Cristo.
A través del SEÑOR Jesucristo, Su don de salvación, y Su obra dentro de

nosotros, podemos obtener la santa imagen y semejanza de la Luz que Adán
y Eva perdieron.
Porque el Tabernáculo Mosaico es un cuadro de Jesucristo, el Hijo de Dios
en Quien están escondidos todos los tesoros de sabiduría y conocimiento,
podemos esperar que la sabiduría y conocimiento del resto de la Escritura
encaje en él. Toda la Biblia es una hermosa revelación del SEÑOR Jesucristo.
A causa de esta Verdad, Dios puede decir que TODA Escritura es útil.
Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para

redargüir, para corregir, para instituir en justicia, Para que el hombre
de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra (II
Timoteo 3:16-17)

La Verdad que Enseña es el Gran Maestro del SEÑOR que nos da los
Principios espirituales que necesitamos para crecer en Cristo Jesús.
La Verdad que Redarguye nos condena de nuestro errores, ofensas y la
culpa lo cual necesitamos para arrepentirnos. La Verdad que Redarguye
también nos da la evidencia o prueba que necesitamos para poder saber que
estamos en el camino correcto de la Cruz.
La Verdad que Corrige hace los cambios necesarios en nuestra alma,
espíritu y voluntad para que la Voluntad de Dios pueda ser formada
nuevamente dentro de nosotros. La Verdad que Corrige elimina los errores de
nuestros pensamientos y sentimientos.
La Verdad que Instruye es nuestro Entrenador en disciplina para que
podamos cumplir con el Plan Maestro y el Propósito de la Voluntad del Padre
en nuestras vidas. La Verdad que Instruye nos entrena en auto control en
nuestras experiencias de desarrollo moral. Por lo tanto, podremos demostrar
el Espíritu de Cristo en vez del espíritu de la carne. La Verdad que Instruye
impone estricto control y nos hace obedecer la Soberanía de Cristo en medio
de nuestra obras para Él. El principal ministerio de nuestro Entrenador, la
Verdad que Instruye, nos enseña a aceptar y a ser sumisos ante la Autoridad
de Dios.
Por lo tanto, toda la Escritura de Verdad es de eterno significado y valor
para nosotros. No ignoremos ningún versículo.

Capítulo Dos
La santificación de todo el ser del hombre: Su
cuerpo, alma y espíritu
La experiencia inicial de salvación con Jesucristo como nuestro Salvador
nos libera de la culpa y la paga de pecados pasados. Pero no nos libera de
nuestra naturaleza Luciférina que toda la humanidad ha heredado de Adán y
Eva. Cuando Dios nos salva, Él crea dentro nuestro un Corazón Nuevo.
Desde el Nuevo Corazón (Hombre Nuevo, Nueva Creación), Jesucristo
comienza a batallar en contra de la naturaleza carnal de nuestro hombre viejo,
también llamado carne, que es corrupta conforme a los deseos del error
(Efesios 4:22)
La Palabra de Dios claramente revela la Verdad sobre la vieja naturaleza y

la Nueva Naturaleza que reside dentro de todos los Cristianos (Efesios 4:22-
24; I Juan 1:5-10) La Verdad de la existencia de dos naturalezas después de
que una persona acepta a Cristo a menudo asusta a los nuevos Cristianos, que
creen que porque ellos recibieron a Cristo como su Salvador, su carne, o ego
carnal, inmediatamente se vuelve perfecto. Este conocimiento de la Verdad
sobre los dos corazones da un golpe violento a la auto justificación en la cual
algunos descansan tan cómodamente. Al estudiar la Palabra de Dios en toda
sinceridad y honestidad, con una mente sin prejuicios, vemos que como
creyentes tenemos dos naturalezas diametralmente diferentes una de la otra
(Gálatas 5:17-18) La Naturaleza de Cristo (nuestra Nueva Naturaleza) y
nuestra naturaleza Luciférica (nuestra vieja naturaleza) continuamente
batallan entre sí. La Palabra de Dios es como un Espejo con dos lados. Un
lado del Espejo revela la naturaleza mala Luciférica que heredamos de Adán
el Primero. La Palabra de Dios nos permite ver claramente como todo el ser
de nuestro hombre viejo necesita urgentemente limpieza completa,
crucifixión y mortificación.*
Dios ha hecho una completa provisión para limpiar la triple naturaleza del
hombre, con sus cinco sentidos que pasan a través de su espíritu, alma y
cuerpo y por lo tanto lo llevan a un lugar de victoria continua. ¡Alabado sea
el precioso Nombre del SEÑOR!
Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y

cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor
Jesucristo (I Tesalonicenses 5:23)
El Propósito de la Voluntad de Dios para todo el ser del hombre es que él
sea completamente santo y sea guardado sin reprensión hasta la Venida del
SEÑOR.

Todo el ser del hombre debe ser santificado: cuerpo, alma y espíritu. La
santificación tiene un significado triple: (1) hacer limpio, limpiar; (2) apartar,
consagrar; y (3) ofrecer como un sacrificio.
La Sangre de Jesús tiene el poder no sólo de limpiarnos de pecados
pasados, pero también de separarnos del mundo y la carne y consagrarnos
totalmente para Jesús a fin de que podamos convertirnos en un sacrificio vivo
para el Padre Celestial.
Ya hemos visto, en el capítulo nueve de Hebreos, que el Tabernáculo del
Antiguo Testamento es un tipo y cuadro de Jesucristo, el Segundo
Tabernáculo. Por lo tanto, las leyes ceremoniales y sacrificios tienen
significado espiritual para nosotros.
Dios proveyó tres tipos de sustancias para la limpieza del Sacerdote y la
gente en el Atrio del Tabernáculo del Antiguo Testamento. Primero, en el
Altar de Bronce, había sangre derramada de animales, un tipo de la Sangre de
Jesucristo, el Cordero de Dios. Segundo, en este mismo Altar, había Fuego,
un tipo del Espíritu Santo. Tercero, en el Lavacro, había Agua que vino de la
Roca, que era Cristo (I Corintios 10:4), que también es un cuadro del
Nombre, Muerte y Vida resucitada del SEÑOR Jesucristo. Todas las tres – la

Sangre, el Fuego y el Agua – poseen el gran y divino Poder de santificación.
Veamos como el SEÑOR santifica el cuerpo con la Sangre, el Fuego y el
Agua.

La sangre* de los sacrificios animales en el Antiguo Testamento era
ofrecida de cuatro formas: (1) rociada; (2) derramada; (3) mojada; (4)
exprimida.
Estos son cuadros de las cuatro formas diferentes en las cuales podemos,
por fe, aplicar la Sangre de Jesucristo. El décimo capítulo de Hebreos nos
habla sobre la rociada de la Sangre. Rociar significa esparcir en gotas o en
partículas sobre algo, para cubrir o derramar con una rociada, para distribuir
al azar o en un patrón, para dispersar gotas y partículas en diferentes
direcciones. El proceso de rociar hace que algo se derrita, se vuelva
moldeable. Rociar también lleva a una suave y gentil limpieza. Dios desea
“rociarnos,” purgándonos del olor de la miseria, aflicción y congoja para que
nuestra consciencia sea un sentido limpio a través del cual Él pueda hacer
buenas obras.
La segunda aplicación de la sangre era para derramar. La palabra Hebrea
para derramar es yatsác, significando derretir como un caliente metal
fundido es derramado para moldearlo, para tensar, endurecer, partir rápido,
ser tenaz. Cuando la Sangre caliente, resucitada de Jesucristo es derramada
sobre el pecado del alma del penitente, tenazmente parte el pecado, se
endurece alrededor del pecado, y se lo lleva al Mar del Olvido, a las espaldas
de Dios.
La tercer aplicación de la sangre era para mojar. La palabra Hebrea para
mojar es tabál, significando sumergir o zambullir. En el Antiguo Testamento,
mucha de la sangre era aplicada por mojar. Por ejemplo, los Israelitas
mojaron el hisopo en la sangre de las Pascua y la aplicaron a sus dinteles y
marcos de la puerta. El Sumo Sacerdote aplicaba la sangre a los cuernos del
Altar al mojar sus dedos en la sangre. Esto tipifica la aplicación de la Sangre
de Cristo.
La cuarta aplicación de la sangre era al exprimirla. La palabra Hebrea para
exprimir es matsá, significando chupar al drenar, extraer o exprimir fuera. La
sangre para la ofrenda del pecado de las palomas y pichones era exprimida
junto al Altar de Bronce para la consagración y dedicación de la entrega
exclusiva del dador al SEÑOR.
Por lo tanto, vemos que la primera provisión de Dios para la santificación
fue los sacrificios de sangre. Jesucristo se convirtió en nuestro Sacrificio
perfecto, cumpliendo todos los tipos y sombras en el Antiguo Testamento. Su
Sangre fue dada para que podamos ser totalmente santificados: cuerpo, alma
y espíritu.
Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo por su propia

sangre, padeció fuera de la puerta (Hebreos 13:12)
Jesús fue llevado fuera de la puerta de la ciudad para que Él pudiese ser
crucificado y entregara Su preciosa, santificadora Sangre.
Como la Sangre de Jesús tiene Poder de santificación, nosotros podemos
orar y clamar Su Sangre y pedirle a Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, que
aplique Su Sangre santificadora para hacer nuestro cuerpo, alma y espíritu
limpios y consagrados a Él para que podamos usar todo nuestro ser en el
sacrificio de compartir Su Verdad transformadora. Cada vez que hacemos
esto en fe, experimentamos un nuevo efecto purificador y santificador de la
preciosa Sangre de Cristo.
Todos los que deseen experimentar el poder de santificación de la Sangre
de Cristo están obligados a salir con Él “fuera del real,” “fuera del
campamento.”
Salgamos pues á él fuera del real, llevando su vituperio (Hebreos 13:13)

Los asesinos eran lapidados fuera del real; era el lugar de los leprosos y el
lugar de la inmundicia.
Jesucristo salió fuera del real por estas razones especiales:
para sufrir vergüenza inexpresable por nuestro compor tamiento

pecaminoso;
Para sufrir la crucifixión en nuestro lugar sobre la Cruz;
para entregar la preciosa Sustancia de Su Sangre para nuestra
purificación y santificación.
Por lo tanto, debemos humillar nuestro orgullo y salir con Él “fuera del
real” para que nuestro cuerpo, alma y espíritu sean santificados, consagrados
y ofrecidos en Su servicio de sacrificio. Cuando Jesús fue al a Cruz, Él salió
“fuera del real” y llevó la vergüenza y el vituperio de nuestro pecado. ¡Qué
tremendo precio pagó Jesús para santificar nuestra triple naturaleza! Entonces
nosotros, también, debemos salir “fuera del real,” por así decirlo, para
encontrar la Sangre de Jesús y hacer nuestro Su Poder santificador.

El SEÑOR también santifica nuestro cuerpo, alma y espíritu a través del
Espíritu Santo y Fuego. El Poder santificador del Espíritu Santo y Fuego era
un cuadro del Fuego en el Altar de Bronce.
El Apóstol Pablo expresó su gratitud por la salvación de los Tesalonicenses
y la Obra santificadora del Espíritu Santo dentro de ellos.
Mas nosotros debemos dar siempre gracias á Dios por vosotros, hermanos
amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para
salud, por la santificación del Espíritu y fe de la verdad (II
Tesalonicenses 2:13)
El Espíritu Santo y Fuego habían purgado a los Tesalonicenses para que
ellos fuesen santos, apartados y consagrados para el SEÑOR. Por lo tanto,
ellos se volvieron productivos en bendiciones espirituales en el Reino del
SEÑOR al ellos creer y compartir la Verdad.
El Apóstol Pablo también predicó del Poder santificador de la Sangre,
Fuego y Agua a los Gentiles.
Para ser ministro de Jesucristo á los Gentiles, ministrando el evangelio

de Dios, para que la ofrenda de los Gentiles sea agradable, santificada por
el Espíritu Santo (Romanos 15:16)
Los Gentiles que habían sido extraños a las Promesas de Dios y extranjeros
de Su Pacto fueron acercados a través del Evangelio de Jesucristo y la Obra
santificadora del Espíritu Santo, el cual purificó, apartó y consagró todo su
ser para el SEÑOR.
El Apóstol Pedro confirmó los mismos Principios espirituales para la
salvación y santificación que el Apóstol Pablo predicó.
Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del

Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia
y paz os sea multiplicada (I Pedro 1:2)
Pedro animó a los santos, que eran extranjeros en diferentes lugares, al
llamar dos cosas a su recuerdo: la poderosa Obra de la Sangre de Cristo en
sus vidas, y la poderosa y santificadora Palabra del Espíritu Santo en todo
su ser.
El Apóstol Pablo también le recordó a los Cristianos Romanos de su
flaqueza lejos de la Obra del Espíritu Santo en ellos.
Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué

hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu
pide por nosotros con gemidos indecibles (Romanos 8:26)
A medida que permitimos que el Espíritu Santo ore a través de nosotros en
intercesión y dolores de parto, las Aguas del Espíritu Santo fluirán por los
canales de nuestro ser con Su Poder de santificación, limpiando en nuevas
áreas de nuestro viejo corazón y haciendo nuevo espacio para el crecimiento
de la Estatura Espiritual de Cristo por dentro.
La poderosa, Obra santificadora del Espíritu Santo tiene tres aspectos:
dones, demostraciones y Fuego.
Los dones del Espíritu Santo santifican nuestras mentes al separarnos de
nuestro pensamiento carnal, el cual está en enemistad con Dios. Mediante los
dones de santidad y milagros del Espíritu Santo, el cuerpo es santificado y
limpiado de enfermedad, el resultado de nuestro pecado heredado de Adán y
Eva. Los dones del Espíritu Santo incluyen la intercesión, labor de parto,
conocimiento del Espíritu, oración, alabanza y adoración.
Las demostraciones del Espíritu Santo vienen del Poder No Engendrado
del Todopoderoso. Este es el Poder (el Poder Gueburah) que parece salvaje y
loco y toma la forma de correr, gritar, palmear, temblar, llorar, danzar. Este
es también el Poder que levantó a Lázaro de la muerte.
Las demostraciones del Espíritu Santo nos liberan de la falta de
entendimiento y nos santifican de nuestro orgullo que detesta adorar a Dios
de acuerdo a Su Plan Maestro y el Propósito de Su Voluntad. Las
demostraciones del Espíritu nos libran de espíritus que nos atan y que nos
impiden expresar nuestro amor, adoración y gratitud a Dios por todo lo que
Él nos hadado. Para poder recibir el Poder santificador del Espíritu de la
Verdad, Quien nos lleva y guía a toda Verdad, debemos obedecer las muchas
Escrituras sobre las demostraciones del Espíritu que Dios ha ordenando en Su
Santa Palabra.*

El lado del Fuego de Espíritu Santo nos santificará de nuestro orgullo y
quema la murmuración y la rebelión en la voluntad humana. ¡Cuánto
necesitamos esta infinita, divina Obra del Espíritu Santo en nuestras vidas!
La santificación empieza su poderosa Obra cuando aceptamos a Jesucristo
como nuestro Salvador, y continua progresivamente su glorioso proceso en la
limpieza diaria que nos aparta completamente para Jesús y nos hace un
sacrificio vivo al crecer en la Estatura Espiritual de Cristo.
III. Las Aguas del Nombre de Jesucristo, Muerte y

Vida proveen santificación
El SEÑOR también santifica el cuerpo, el alma y el espíritu del hombre por
medio de las Aguas de la Muerte de Cristo y las Aguas de Su Palabra. En el
Lavacro del Tabernáculo Mosaico también se encontraba el Poder
santificador a través del Agua. El Agua representa el Nombre, Muerte y Vida
resucitada del SEÑOR Jesucristo y Su Palabra.
¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en Cristo Jesús [Su
Nombre], somos bautizados en su muerte? Porque somos sepultados
juntamente con él á muerte por el bautismo; para que como Cristo
resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
andemos en novedad de vida. Porque si fuimos plantados juntamente en él
á la semejanza de su muerte, así también lo seremos á la de su
resurrección: (Romanos 6:3-5)
Al ser enterrados en la tumba acuosa del bautismo en obediencia a la
Palabra de Dios, expresamos externamente nuestro deseo de ser hechos uno
internamente con el Nombre, Muerte y Vida de Jesús.
La muerte de Adán el Primero fue una muerte desobediente, pero la
Muerte del Segundo Adán, el SEÑOR Jesucristo, fue una Muerte obediente.

Humana cosa digo, por la flaqueza de vuestra carne: que como para
iniquidad presentasteis vuestros miembros á servir á la inmundicia y á la
iniquidad, así ahora para santidad presentéis vuestros miembros á servir á
la justicia. Porque cuando fuisteis siervos del pecado, erais libres acerca de
la justicia. ¿Qué fruto, pues, teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os
avergonzáis? porque el fin de ellas es muerte. (Romanos 6:19-21)
Y hallado en la condición como hombre, se humilló á sí mismo, hecho

obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:8)
Adán el Primero rehusó obedecer los Mandamientos de Dios. Este rechazo
lo llevó al pecado, muerte y separación de la Vida de Dios. Al contrario, el
SEÑOR Jesucristo, el Segundo Adán, voluntariamente se sometió a las
instrucciones, autoridad y control de Su Padre, el cual Lo guió a la
Obediencia y Muerte y a la Vida y el Poder de Resurrección No Engendrados
del Padre.
El Poder de la Muerte obediente de Jesús absorbió el poder de la muerte
desobediente del Primer Adán.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también
participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el

imperio de la muerte, es á saber, al diablo, Y librar á los que por el temor
de la muerte estaban por toda la vida sujetos á servidumbre (Hebreos
2:14,15)
Cuando el SEÑOR revela la muerte desobediente de nuestra carne,

podemos ir a Jesucristo y, por fe, obtener las Aguas de Su Muerte Obediente
que absorbió nuestra desobediencia. Por lo tanto, podemos ser santificados
por las Aguas del Nombre, Muerte y Vida de Jesús.
Podemos tener una relación de unión con el Nombre de Jesús, Muerte y
Vida todos los días de nuestras existencia en este mundo presente. También
volvemos diariamente, por fe, a la Palabra de Cristo para permitir que sus
Aguas nos laven, limpien y santifiquen completamente para el SEÑOR.
Para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra,

Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni
arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha (Efesios
5:26,27)

Jesucristo es la Palabra Viva que está registrada en la Palabra Escrita. Al
vernos en el Espejo de la Palabra Escrita de Dios, también como los
Sacerdotes veían sus reflejos en el bronce del Lavacro de Bronce que parecía
espejo, vemos el reflejo de nuestras manchas e imperfecciones, y vemos
nuestra necesidad desesperada de las poderosas Aguas de santificación de la
Palabra del SEÑOR.
Debemos aprovechar el Poder santificador de la Sangre de Jesús, el Fuego
del Espíritu Santo y las Aguas de Su Nombre, Muerte y Vida de su Palabra,
que fueron representadas por la Sangre, el Fuego y el Agua del Altar de
Bronce y el Lavacro de Bronce en el Atrio del Tabernáculo Mosaico.
Estas son las tres provisiones de Dios para la santificación de nuestro
espíritu, alma y cuerpo. Dios desea que nuestro espíritu, alma y cuerpo, con
todos sus sentidos, sean limpios y santos.

_______________
* Para un mayor estudio de la naturaleza vieja y naturaleza nueva del hombre que reside en todos los
creyentes, ver Secretos para el Crecimiento Espiritual por B. R. Hicks (Jeffersonville, Indiana:
Christ Gospel Churches Int’l., Inc., 1993)
• Para estudios en las ofrenas de sangre y la preciosa Sangre de Jesús, ver los siguientes libros de la
Rev. B. R. Hicks:
* B. R. Hicks, Dios y la Sangre de Jesucristo Volumen 1 (Jeffersonville, Indiana: Christ Gospel
Churches Int’l., Inc., 1985)
* B. R. Hicks, Adoración Verdadera, en las demostraciones del Espíritu (Jeffersonville, Indiana: Christ
Gospel Churches Int’l., Inc., 1988)

PARTE DOS
EL CUERPO DEL HOMBRE

Capítulo Tres
Los cinco sentidos del cuerpo
Los cinco sentidos del hombre son rayos vivos en su rueda que atraviesan
su cuerpo, su alma y su espíritu hasta el mero centro, que es el corazón. En su
cuerpo físico, el hombre tiene cinco sentidos: la vista, el oído, el gusto, el
olfato y el tacto. Cuando el rayo de la vista pasa a través del cuerpo, es el ojo.
Cuando el rayo del oído para a través del cuerpo, es el oído. Cuando el rayo
del gusto pasa a través del cuerpo, es la boca. Cuando el rayo del olfato pasa
a través del cuerpo, es la nariz, y cuando el rayo del taco pasa a través del
cuerpo, son sus terminaciones nerviosas. En este estudio, la mano se usa
como un símbolo del sentido del tacto
El cuerpo del hombre es de suprema importancia para el SEÑOR por las
siguientes razones:
El cuerpo fue hecho de la Sustancia-Sangre que Cristo dio cuando Él fue
inmolado desde la fundación del mundo.
Y todos los que moran en la tierra le adoraron, cuyos nombres no están

escritos en el libro de la vida del Cordero, el cual fué muerto desde el
principio del mundo (Apocalipsis 13:8)
El cuerpo es el Templo del Espíritu Santo.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual

está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (I Corintios
6:19)
El cuerpo natural será resucitado como un cuerpo espiritual. Se siembra

cuerpo animal, resucitará espiritual cuerpo. Hay cuerpo animal, y hay
cuerpo espiritual (I Corintios 15:44)
El cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante

al cuerpo de su gloria, por la operación con la cual puede también sujetar
á sí todas las cosas (Filipenses 3:21)
El cuerpo es para engrandecer a Cristo, ya sea por vida o muerte.

Conforme á mi mira y esperanza, que en nada seré confundido; antes bien
con toda confianza, como siempre, ahora también será engrandecido
Cristo en mi cuerpo, ó por vida, ó por muerte (Filipenses 1:20)
Por ende, es importante aprender como cuidar el cuerpo para que pueda ser
una vasija santa para el SEÑOR. La Palabra de Dios nos muestra como ser
santos en nuestros cuerpos, ambos a través de los Mandamientos y a través de
los ejemplos de los santos.
Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; empero y á él y á

ellas deshará Dios. Mas el cuerpo no es para la fornicación, sino para el
Señor; y el Señor para el cuerpo… ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios,
y que no sois vuestros? Porque comprados sois por precio: glorificad pues
á Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios (I
Corintios 6:13,19,20)
El cuerpo es tan importante para el SEÑOR Jesucristo que Él murió para
redimir nuestros cuerpos. Estos versículos en Primera de Corintios revelan
siete Verdades sobre el cuerpo:
El cuerpo no es para fornicación.

El cuerpo es para el SEÑOR.
El SEÑOR es para el cuerpo.
El cuerpo es el templo del Espíritu Santo.
El cuerpo no le pertenece a sí mismo.
El cuerpo ha sido comprado por la preciosa Sangre de Jesús.
El cuerpo es para glorificar a Dios.
El cuerpo del creyente no es para ser contaminado con la lujuria

pecaminosa de la carne. El cuerpo es para que su Dueño y Amo, el SEÑOR,
Quien tiene el derecho legal de decir a donde se coloca el cuerpo para Su
servicio. El SEÑOR es el Creador, Redentor y Sustentador del cuerpo.
El cuerpo es para que sea un templo y santuario del Espíritu Santo. Dios ha
ordenado que Su Santuario sea lleno con alabanzas, acciones de gracia,
adoración y Su Palabra. Por lo tanto, debemos llenar nuestro cuerpo con
todas estas cosas santas.
El cuerpo no le pertenece a sí mismo; es una posesión del SEÑOR, y Él

tiene el derecho de controlar Su posesión.
El cuerpo ha sido comprado con el asombroso precio de la Sangre de
Cristo; por lo tanto, es de supremo valor.
El cuerpo es para glorificar a Dios en su apariencia separada y en sus obras
de desarrollo moral, de acuerdo al Propósito de la Voluntad de Dios, para que
otros puedan ver las buenas obras y glorificar a Dios.
El patriarca José conoció el valor de su cuerpo. Él estaba tan preocupado
por su cuerpo que él quería que fuese llevado a la Tierra de Canaán como su
último lugar de reposo. José le prohibió a los hijos de Israel que dejaran su
cuerpo muerto en la tierra inmunda y contaminada de Egipto.
Y conjuró José á los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará,

y haréis llevar de aquí mis huesos (Génesis 50:25)
Eliseo el Profeta vivió una vida tan santa en espíritu, alma y cuerpo que
aún en la muerte sus huesos tuvieron el poder de resucitar a un muerto.
Y aconteció que al sepultar unos un hombre, súbitamente vieron una

partida, y arrojaron al hombre en el sepulcro de Eliseo: y cuando llegó á
tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y levantóse sobre sus pies
(II Reyes 13:21)
Dios creó el cuerpo con sus cinco sentidos para Él Mismo, para ser usado
para Su Honor y para llevarle a Él Gloria. La Palabra de Dios explica la
importancia de cada uno de nuestros sentidos.
El sentido más poderoso en el cuerpo es el ojo. Permite que el dueño vea,

perciba, mire, observe y vislumbre el mundo visible alrededor de él. Su
propósito es para inspección, examen y observación. El ojo es el origen de la
vista en el cuerpo.
El poder de la vista permite que su dueño mire, juzgue, estime y
discrimine. El sentido de la vista permite que su dueño observe
cuidadosamente, para comprender los hechos reales en su mundo visible.
Dios creó nuestro ojos para que posamos ver como movernos en este mundo
visible y como servirle de acuerdo al Propósito de Su Voluntad.
Jesús declaró en la Palabra que si un hombre no podía mantener su sentido
de la vista o su ojo limpio y santo para Dios, era mejor que se lo sacara.
También dijo que si este sentido de la vista no era purificado, lo llevaría al
Infierno.
Oísteis que fué dicho: No adulterarás: Mas yo os digo, que cualquiera que
mira á una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti:
que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu
cuerpo sea echado al infierno (Mateo 5:27-29)
El ojo le da al hombre la completa mayoría de sus impresiones sensoriales
(algunos dicen que tan alto como un ochenta o noventa por ciento); por lo
tanto, es el sentido más poderoso de nuestro cuerpo. Por esta razón, Jesús
puso tanto énfasis en la necesidad de mantener el ojo limpio. Dios ha hecho
provisión por la Sangre de Jesús, el Fuego del Espíritu Santo y las Aguas del
Nombre, Muerte y Vida de Jesús, para hacer que nuestros ojos sean santos
para Él. No tenemos que vivir con nuestros ojos llenos de lujuria. Podemos
tener ojos santos que están llenos de la Luz de la Verdad de Cristo.
Jesús también declaró que no podemos ayudar a alguien más a tener un
sentido santo de la vista, un ojo santo, sin que primero hagamos santos
nuestros propios ojos.
Y ¿por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de

ver la viga que está en tu ojo? O ¿cómo dirás á tu hermano: Espera, echaré
de tu ojo la mota, y he aquí la viga en tu ojo? ¡Hipócrita! echa primero la
viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la mota del ojo de tu
hermano (Mateo 7:3-5)
Si nuestros deseos son sinceros y reales en nuestra educación espiritual, y
si, en nuestro desarrollo moral, nuestro celo es puro al querer mostrarles a

otros como tener cuerpos santos con vista sana, primero haremos de nuestro
propio sentido de la vista un ejemplo vivo ante el mundo. El Salmista puso un
ejemplo instructivo.
Porque tu misericordia está delante de mis ojos, Y en tu verdad ando

(Salmo 26:3)
David usó el sentido de la vista en su cuerpo para admirar las muchas
cosas en su entorno visible que la misericordia del SEÑOR le había dado. La
misericordia del SEÑOR siempre estaba ante sus ojos.
Dios nos ha dado ojos naturales para que nosotros también contemplemos
la recompensa de los impíos.
Ciertamente con tus ojos mirarás, Y verás la recompensa de los impíos

(Salmo 91:8)
Una vez que miremos la recompensa de los impíos, podemos usar el buen
razonamiento deductivo para escoger el camino correcto.
No pondré delante de mis ojos cosa injusta: Aborrezco la obra de los

que se desvían: Ninguno de ellos se allegará á mí (Salmo 101:3)
David se propuso no poner cosa inmunda ante sus ojos, porque él sabía que
su corazón sería atraído a desear lo que sea que él viera con sus ojos
naturales.
El gusto es estimulado por el contacto de una sustancia con las papilas

gustativas de la superficie de la lengua. Nuestras papilas gustativas pueden
identificar sólo lo dulce, lo ácido, lo salado y lo amargo. Sin embargo,
reconocemos sabores específicos por la combinación del gusto y el olfato. El
propósito de la boca es degustar, detectar y distinguir por el contacto de una
sustancia. Dios creó la boca con su sentido del gusto para que le pudiese
servir en Santidad y Verdad.
El Apóstol Pablo reveló en Romanos que, cuando la boca humana está
separada de Dios, es corrupta y profana.
Sepulcro abierto es su garganta; Con sus lenguas tratan

engañosamente; Veneno de áspides está debajo de sus labios; Cuya
boca está llena de maledicencia y de amargura (Romanos 3:13-14)
Pablo claramente describió el sentido depravado del gusto del hombre en
su boca. La garganta es un sepulcro abierto que está lleno de huesos muertos
porque la boca de una persona ha estado alimentándose de calumnia asesina
en contra de su prójimo. La lengua en la boca se usa para engañar,
representando como cierto lo que se sabe que es falso. La lengua
deliberadamente tergiversa los hechos para engañar. Los labios esconden y
ocultan su veneno pernicioso para destruir de acuerdo a la voluntad de la
carne. La boca está llena de palabras de amargura, odio, resentimiento y
cinismo que apuñalan y hieren. La boca llama la maldad sobre los otros con
la esperanza de herirlos.
Dios desea santificar nuestra bocas malvadas con la Sangre Cristo, con el
Fuego del Espíritu Santo y con el Agua del Nombre, Muerte y Vida de Cristo
para que nuestras bocas sean santas. Por lo tanto, podamos ministrar palabras
de Verdad y Vida que edifiquen al pueblo de Dios para que ellos crezcan en
Gracia y Conocimiento del SEÑOR Jesucristo.
De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos,

no conviene que estas cosas sean así hechas. ¿Echa alguna fuente por una
misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede la higuera
producir aceitunas, ó la vid higos? Así ninguna fuente puede hacer agua
salada y dulce (Santiago 3:10-12)
El Apóstol Santiago estableció la necesidad entre los creyentes de tener sus
bocas santificadas por la Sangre, el Fuego y el Agua de Cristo.

¡Qué condición tan inexpresablemente triste! El creyente en Cristo usa un
lado de su boca para bendecir a Dios, mientras el maldice a la creación de
Dios por el otro lado.
Usando tres ejemplos de la creación natural, Santiago demuestra la
imposibilidad de mezclar los dulce con lo amargo:
Una fuente natural no sacará agua amarga y dulce a la vez.

Un árbol de higo no dará olivos ácidos en vez de higos dulces.
La vid no dará higos dulces en vez de uvas ácidas.
Cada planta en la naturaleza da el tipo de fruto que su Creador designó que

diera. De la misma forma, Cristo, nuestro Creador y Redentor, nos ha dado
Su Sangre, Fuego y Agua para que nuestra boca pueda ser santificada y de
fruto dulce de acuerdo al Propósito de Su Voluntad.
El Apóstol Pablo le prohibió a los primeros creyentes permitir que la
comunicación corrupta saliera de sus bocas. Ellos debían hablar sólo lo que
era buen, edificante y lleno de gracia.
Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca, sino la que sea buena para
edificación, para que dé gracia á los oyentes (Efesios 4:29)
El Apóstol Santiago y el Apóstol Pablo reprendieron a los hermanos en su
día por la dualidad de sus bocas no santificadas, por permitir que de la misma
boca brotaran maldición y bendición, agua amarga y dulce. Jesús provee el
Poder de santificación mediante Su Sangre, Fuego y Agua, para que la boca
pueda estar llena de bendiciones y dulzura para Dios y para otros.
III. El sentido del olfato se mueve a través de la

nariz
El propósito de la nariz es percibir ambos olores frescos y repugnantes a

través de los nervios del olfato. A través de los nervios olfatorios, la nariz le
permite al cuerpo realizar estas funciones beneficiosas:
detectar olores frescos;

detectar olores repugnantes;
detectar problemas, como oler el humo y el fuego;
discernir entere dulce y ácido, como oler la leche para ver si está fresca
o cortada.
Dios es el Único que puede crear a Sus criaturas con el sentido del olfato.
Dios creó al hombre con el maravilloso sentido del olfato para que el hombre
pudiese disfrutar los incontables aromas agradables que Él ha creado y le
devuelva la gloria y la alabanza a Él. Dios tuvo la intención adicional de que
el sentido del olfato del hombre lo alejara de todos los olores inmundos y
corruptos.
Dios le recordó a Israel que ninguno de sus ídolos hechos a mano tenía
sentidos vivos y funcionando.
Orejas tienen, mas no oirán; Tienen narices, mas no olerán (Salmos
115:6)
Como Dios creó al hombre a Su Imagen y Semejanza, los sentidos del
hombre, incluyendo su sentido del olfato, son como los de Dios.
En los días de Noé, después de que Dios envió la Gran Inundación para
limpiar la tierra de los hombres y criaturas malvadas, y después de que Noé y
las criaturas salvadas salieron del arca, Noé construyó un altar y ofreció
sacrificios quemados ante el SEÑOR. A través de estos sacrificios, Noé
dedicó la tierra recién limpiada y su mundo de habitantes al SEÑOR para que
ellos miraran hacia arriba al Supremo Llamamiento Moral de Dios y
cumplieran el Propósito de Su Voluntad en el mundo y sobre la tierra.
Y percibió Jehová olor de suavidad; y dijo Jehová en su corazón: No

tornaré más á maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del
corazón del hombre es malo desde su juventud: ni volveré más á destruir
todo viviente, como he hecho (Génesis 8:21)
Dios olió estas ofrendas del todo quemadas, que son un cuadro de la
Sangre de Cristo, y discernió su olor suave, lo que trajo gozo agradable a Su
Corazón. La dedicación y consagración de Noé de la tierra y el mundo, a
través de sus sacrificios a Dios, fueron tan poderosos que Dios le dio Su
inmutable Promesa que nunca jamás golpearía a la tierra y el mundo con un
diluvio desbordante.
Dios quiere santificar el sentido del olfato por la Sangre, el Fuego y el
Agua de Cristo hasta que percibamos el olor suave de la Palabra de Cristo y
Su Torah Verdad. Entonces, nosotros, también, podemos ser de un olor suave
ante el SEÑOR. Un sentido santificado del olfato se deleita sólo en las cosas
que agradan a Dios; de allí que lleva de vuelta un olor de suavidad hacia Él.
En el Cantar de los Cantares, el Espíritu de Dios compara la nariz de la
Esposa con la Torre del Líbano y la fragancia de las manzanas.
Tu cuello, como torre de marfil; Tus ojos, como las pesqueras de

Hesbón junto á la puerta de Bat-rabbim; Tu nariz, como la torre del
Líbano, Que mira hacia Damasco… Yo dije: Subiré á la palma, Asiré sus
ramos: Y tus pechos serán ahora como racimos de vid, Y el olor de tu
boca [nariz, en hebreo] como de manzanas (Cantares 7:4,8)
Usando analogías fervientes, el Espíritu de Dios en el Esposa describe a Su
Esposa de esta manera:
Su Cuello era como una torre de marfil;

Sus Ojos eran como pesqueras de Hesbón;
Su Nariz era como la Torre del Líbano;
Sus Pechos como racimos de vid;
El Olor de su nariz como manzanas.
El Esposo comparó la nariz de la Esposa a la Torre del Líbano y su aroma

a las manzanas.
La nariz de la Esposa estaba tan limpia y consagrada al SEÑOR que

funcionaba como una torre desde la cual los vigilantes de la ciudad podían
discernir (oler) al enemigo a la distancia. De la misma manera, cuando
permitimos que el SEÑOR santifique nuestro sentido del olfato, podemos
discernir las obras del enemigo a distancia. Luego, podemos prepáranos
defensiva y ofensivamente para la batalla espiritual.
El aroma de la nariz de la Esposa era como manzanas. Las manzanas

significan entendimiento. El sentido del olfato da el tipo único de
entendimiento que excede el sentido de la vista y el oído.
Y reposará sobre él el espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de

inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y
de temor de Jehová. Y harále entender diligente [olfato] en el temor de
Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que
oyeren sus oídos; (Isaías 11:2,3)
La palabra para diligente en Hebreo significa olfato. Jesucristo, el Hijo de
Dios, reina con el olfato, es decir, el olfato, de Su Entendimiento, no por la
vista de Sus Ojos ni por el escuchar de Sus Oídos. A veces, una situación
puede parecer y sonar bella, sin embargo nuestro entendimiento (olfato)
discierne su naturaleza corrupta, justo como nosotros discernimos la leche
cortada, no por la vista o el sonido, pero por su olor nocivo.
Tener una “nariz de torre” para discernir al enemigo a la distancia en
circunstancias hostiles y nocivas es grandioso; pero igual de grandiosa es la
habilidad de emanar el aroma de la “manzana del entendimiento” de la
Voluntad del SEÑOR en medio de las situaciones aún más repugnantes. Al
escribir a los Efesios, el Apóstol Pablo dijo esto:
Por tanto, no seáis imprudentes, sino entendidos de cuál sea la voluntad

del Señor. Y no os embriaguéis de vino, en lo cual hay disolución; mas sed
llenos de Espíritu; Hablando entre vosotros con salmos, y con himnos, y
canciones espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros
corazones; Dando gracias siempre de todo al Dios y Padre en el nombre
de nuestro Señor Jesucristo (Efesios 5:17-20)
La primer cosa que hay que hacer es agradecer a Dios por todas las cosas
en el Nombre de nuestro SEÑOR Jesucristo, sin importar qué discierna
nuestro sentido del olfato ambos cerca o lejos. ¡Permitir que Dios posea y
santifique nuestro sentido del olfato de nuestro entendimiento hasta que sea
como una torre fuerte, defensiva por un lado y por el otro, teniendo el aroma
fragante de las manzanas es un precioso privilegio!
IV. El sentido de la audición se mueve a través del

oído
El propósito del oído es para que seamos conscientes de los sonidos a
través de la estimulación de los nervios auditivos. Dios nos ha dado un cuarto
sentido, el sentido de la audición, para que podamos percibir sonidos. Sin
nuestro sentido de la audición, no podríamos percibir el canto de la melodía,
la voz del discurso, el zumbido de las abejas, el piar de los pájaros, el susurro
de los bebes. Percibimos sonidos como ondas de sonido que estimulan los
nervios auditivos en el oído.
Aunque el sentido de la vista es el sentido más poderoso del cuerdo por
fuera, escuchar es el sentido más poderoso del cuerpo por dentro, ya que da
nacimiento al sentido espiritual de la vista. Cuando escuchamos
reverentemente la Palabra de Dios, nuestra alma y espíritu pueden ver la
Verdad; luego, podemos ejercitar nuestra voluntad en escoger obedecer.
Luego la fe es por el oir; y el oir por la palabra de Dios (Romanos

10:17)
Por lo tanto, es importante para Dios santificar nuestro oído con la Sangre,
el Fuego y el Agua de Cristo para que podamos percibir lo que Dios ha
propuesto que escuchemos.
Jesús siempre rogaba con la gente para que escucharan, que usaran su
sentido auditivo para el Propósito de Dios, el cual es escuchar la Palabra de
Dios.
El que tiene oídos para oir, oiga (Mateo 11:15)

Porque el corazón de este pueblo está engrosado, Y de los oídos oyen
pesadamente, Y de sus ojos guiñan: Para que no vean de los ojos, Y oigan
de los oídos, Y del corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane. Mas
bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque
oyen (Mateo 13:15,16)
Poned vosotros en vuestros oídos estas palabras; porque ha de acontecer

que el Hijo del hombre será entregado en manos de hombres (Lucas 9:44)
Si los Discípulos de Jesús hubiesen permitido que las Palabras proféticas
de Jesús penetraran profundamente en sus oídos, ellos no se hubiesen
sorprendido y desilusionado cuando Él fue crucificado.
En las dispensación del Antiguo Testamento, Dios hizo que Moisés
santificara el oído derecho de Aarón y sus hijos antes de permitir que
ministrasen en las cosas santas de Dios. Esto demostraba la necesidad de
oídos santificados.
Y matarás el carnero, y tomarás de su sangre, y pondrás sobre la

ternilla de la oreja derecha de Aarón, y sobre la ternilla de las orejas
de sus hijos, y sobre el dedo pulgar de las manos derechas de ellos, y sobre
el dedo pulgar de los pies derechos de ellos, y esparcirás la sangre sobre el
altar alrededor (Éxodo 29:20)
Bajo la sombra y tipo del Antiguo Testamento, Dios demostró la
importancia de santificar el sentido del oído a través de la sangre. Los siervos
de Dios deben permitir que la Palabra de Dios penetre en sus oídos para que
ellos puedan entender Su Plan Maestro y el Propósito de Su Voluntad.
Aarón y sus hijos necesitaban la sangre santificadora sobre sus pulgares
derechos para que ellos pudiesen ofrecer alabanza santa a Dios y realizar un
servicio santo para Él. Ellos necesitaban la sangre en sus dedo derecho del
pie para que ellos pudieran caminar en la Verdad que ellos habían escuchado,
haciendo obras santas para el SEÑOR.
Nosotros, también, necesitamos que la Sangre de Cristo santifique nuestros
oídos. Y los haga santos para que podamos escuchar la Palabra Verdad de
Dios más que oídos para las palabras engañosas del hombre. El hombre sabio
en el Libro de Proverbios advirtió en contra de escuchar la lengua detractora.
El malo está atento al labio inicuo; Y el mentiroso escucha á la lengua

detractora (Proverbios 17:4)
Una lengua detractora enseña comportamiento travieso, desobediente e
impropio. Escuchar la lengua inútil, sin valor y malvada contamina nuestros
oídos y nos previene de escuchar la Palabra de Dios y por lo tanto de ver la
Verdad de Dios.
La Palabra de Dios ruega que el hombre se humille e incline sus oídos a los
sabios para que ellos puedan aprender conocimiento.
Inclina tu oído, y oye las palabras de los sabios, Y pon tu corazón á mi

sabiduría (Proverbios 22:17)
Nuestro orgullo prefiere escuchar las palabras carnales del hombre. A no
ser que le hayamos permitido al SEÑOR que santifique nuestros oídos por
medio de la Sangre, el Fuego y el Agua, no podemos inclinar nuestros oídos
humildemente para escuchar la Palabra de Dios de los sabios. Recuerden, que
el cuerpo es para el SEÑOR; por lo tanto, lo oídos, como parte del cuerpo,
también son para el SEÑOR.
El quinto sentido en el cuerpo, el sentido del tacto o sentimiento, es con el

fin de sentir el contacto físico. Con este sentido táctil, una persona puede
percibir la textura o calidad.
Usamos la mano para simbolizar el sentido o rayo del tacto, aún cuando
este sentido se extiende a todo el cuerpo a través de las diferentes
terminaciones nerviosas. Hay cuatro tipos de tactos que emanan de los cuatro
diferentes tipos de terminaciones nerviosas en nuestro cuerpo: (1)
terminaciones nerviosas sensibles a la presión ligera; (2) terminaciones
nerviosas sensibles a la presión profunda; (3) terminaciones nerviosas
sensibles al calor; (4) terminaciones nerviosas sensibles al frío.
Puesto que las terminaciones nerviosas son sensibles al toque más ligero,
podemos sentir hasta cuando un cabello cae sobre nuestro brazo. Luego están
las terminaciones nerviosas más profundas que son receptoras de las
presiones profundas y pesadas. Algunas terminaciones nerviosas reaccionan
al calor y otras reaccionas al frío. Estos cuatro tipos de tacto en nuestro
cuerpo nos dan un cuadro del tacto en el ámbito espiritual.
En nuestro servicio al SEÑOR, Dios nos ha ordenado levantar manos
santas al SEÑOR.
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos
limpias, sin ira ni contienda (I Timoteo 2:8)
Dios quiere santificar nuestro tacto de la naturaleza maligna de nuestra
voluntad humana que es sensible a todos los tactos, sensaciones e
impresiones de lo externo, ya sea que sean presiones ligeras o profundas,
calientes o frías por así decirlo.
La voluntad humana es sensible a todos los tactos que son contrarios a sus
necesidades y deseos. El Orgullo de Redención de la voluntad humana está
llena de odio, ira, envidia y homicidio. Cuando contrariada, la voluntad
humana manda emociones malas que contaminan los sentidos, incluyendo el
tacto. Por lo tanto, cuando nos acercamos a Dios, debemos permitir que Jesús
santifique nuestras manos, limpiándolas de la ira y la duda en contra de Su
Soberanía en nuestra vida.
Como Jesucristo es para la Iglesia la Cabeza sobre todas las cosas (Efesios
1:22,23) ¿por qué nos enojamos por cualquier desgracia o mala circunstancia
que Él ha permitido que acontezca en nuestras vidas? ¿Por qué nos
engañamos a nosotros mismos al imaginar que podemos tocar a un Dios
Santo con manos no santas? ¿Porqué nos imaginamos vanamente que
podemos servir a un Dios Santo efectivamente en Su Reino con manos
inmundas o un tacto inmundo?
Cuando somos inmundos, contaminamos a todos y todo lo que tocamos.
Por lo tanto, roguemos a Jesucristo para que nos santifique de la ira con Su
Preciosa Sangre, Fuego y Agua para que podamos levantar manos santas y
limpias que están rendidas a Su Soberanía en todas las cosas. Entonces,
podemos experimentar libertad del deseo de castigar a otros en venganza por
sus males a nosotros, y podemos encontrar gozo en vez de odio en las
situaciones adversas.
Necesitamos permitir que Jesucristo santifique nuestras manos, nuestro
tacto, de la duda. Las dudas son incertidumbres tormentosas y dolorosas
vacilaciones sobre la bondad de Dios de que si Él nos ha dado lo mejor para
nuestro bien eterno y para Su Eterna Gloria. Las dudas carnales inclinan
nuestro corazón a no creer y cuestionar la Soberanía de Dios en medio de las
pruebas y tribulaciones.
Permitamos que Cristo nos santifique y nos libere de todo pensamiento
inmundo que acusa la Santa Naturaleza de Dios al dudar de Su Bondad,
Benignidad y Misericordia en todas las cosas. Que levantar nuestras manos
sea una demostración exterior de nuestra confianza interior e inquebrantable
creencia en Su Bondad, Su Generosidad y Su benevolente, omnipotente
Soberanía que siempre nos da de Él lo mejor eterno.
Por lo tanto, hemos visto que Dios desea que estemos limpios en nuestro
cuerpo con sus sentidos de la vista, gusto, olfato, oído y tacto, y que Él ha
hecho una infinita y divina provisión para nuestra limpieza por medio de la
Sangre, el Fuego y el Agua del SEÑOR Jesucristo y el Espíritu Santo.

Capítulo Cuatro
La importancia del cuerpo natural del hombre
La investigación de la Palabra de Dios revela mayor Verdad sobre la
estructura y propósito de nuestros cuerpos. Hecho de polvo por fuera, pero
conteniendo un embrión espiritual de vida por dentro, nuestros cuerpos son
semillas.
Dios tuvo la intención al comienzo que el hombre se alimentara del Árbol

de la Vida en el Huerto del Edén para que todo su cuerpo (interior y exterior)
se convirtiera en un arpa gloriosa para enviarle alabanzas puras a Él, Quien lo
había formado.
Al comienzo Dios colocó al hombre entre dos mundos de inmortalidad y
mortalidad y le dio al hombre una elección: recibir la Gloria eterna No
Engendrada del Padre y vivir para siempre vestido en esa Gloria o escoger la
desobediencia y ser vestido con la muerte y tinieblas de la mortalidad. Dios
tuvo la intención de conceder al cuerpo del hombre la Gloria más alta que Él
tenía, una gloria que ningún otro podría sobrepasar. Sin embargo Adán-
masculino y Adán-femenino escogieron su propia voluntad por encima de la
Dios y cuando Adán pecó, el polvo exterior de hombre se volvió opaco y
disonante.
Por la Obra Redentora de nuestro SEÑOR Jesucristo, el hombre tiene la
esperanza de alcanzar el lugar original de Gloria y Poder que Dios previó. En
la resurrección, Dios le otorgará la Gloria eterna No Engendrada del Padre al
cuerpo del hombre.
Es una vergüenza inexpresable que el hombre permanezca ignorante sobre
su cuerpo, su estructura y propósito. Desde que Dios hizo el cuerpo humano
interior y exterior, es la maquinaria más exquisita y maravillosamente
organizada.
Al estudiar la Estatura de Verdad sobre nuestro cuerpo exterior y natural,
lo respetaremos más, lo cuidaremos mejor y lo usaremos de acuerdo al
Propósito de la Voluntad de Dios.
I. La Palabra de Dios nos advierte sobre la

corrupción del cuerpo.
Cuando el pecado entró al corazón del hombre, el cuerpo exterior
experimentó la siguiente corrupción séptuple:
El cuerpo se convirtió en un instrumento de fornicación.
La lengua se convirtió en fuego del Infierno.
El cuerpo se volvió corrupto.
El cuerpo se volvió deshonroso.
El cuerpo se volvió débil.
El cuerpo se volvió natural y mortal.
Dios nos advierte sobre la corrupción de nuestro cuerpo para que podamos
encontrar nueva Vida en Él.
A. El cuerpo es usado para fornicación

Fornicación incluye todas las formas de pecados sexuales fuera de la ley:
incontinencia, vulgaridad, incesto, adulterio e idolatría. Dios prohíbe todos
estos pecados de fornicación.
Huid la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del
cuerpo es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca (I Corintios
6:18)
Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de

fornicación (I Tesalonicenses 4:3)
A través del Profeta Ezequiel, Dios condenó a Israel por su prostitución y
fornicación.
Mas confiaste en tu hermosura, y fornicaste á causa de tu nombradía,

y derramaste tus fornicaciones á cuantos pasaron; suya eras (Ezequiel
16:15)
B. La lengua es inflamada con fuego en el Infierno

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así la lengua está puesta
entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, é inflama la
rueda de la creación, y es inflamada del infierno (Santiago 3:6)
La lengua genera profanaciones corruptas sin fin y enciende llamas
terribles que llevan a todo el cuerpo al pecado, vergüenza y culpa. La lengua
es un mundo intenso de iniquidad.
C. El cuerpo es corrupto
Mas nuestra vivienda es en los cielos; de donde también esperamos al
Salvador, al Señor Jesucristo; El cual transformará el cuerpo de
nuestra bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria, por la operación
con la cual puede también sujetar á sí todas las cosas (Filipenses 3:20,21)
El Pecado ha causado que el cuerpo se vuelva corrupto, depravado y
moralmente ofensivo. La primer cosa que el SEÑOR Jesucristo hará cuando
Él aparezca en el aire es cambiar nuestro cuerpo corrupto de su estado
degradado y pecaminoso a la eterna Semejanza del Cuerpo inmortal de
Cristo.
D. El cuerpo es deshonroso
Se siembra en vergüenza, se levantará con gloria; se siembra en flaqueza,
se levantará con potencia; Se siembra cuerpo animal, resucitará espiritual
cuerpo. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual (I Corintios 15:43,44)
El cuerpo es vergonzoso. Ha perdido su honor, estatus, respeto y
reputación original en el huerto cuando el hombre tomo la elección
equivocada. Desde ese momento, el pecado ha hundido el cuerpo en la
vergüenza, desgracia y ignominia.
E. El cuerpo es débil
Al cuerpo le falta fuerza, siendo impotente para resistir todos los ataques
de las enfermedades que lo atacan. Sin embargo, como es demostrado en
Primera de Corintios 15:43,44, en la resurrección, el SEÑOR levantará la
parte embrionaria del cuerpo y la vestirá con Su nueva Gloria y Poder. En la
resurrección, el SEÑOR Jesucristo restaurará el cuerpo a la Gloria y Poder
que Dios propuso originalmente para él.
F. El cuerpo es natural y mortal

La resurrección cambiará el cuerpo de su estado exterior y natural a un
estado eterno y espiritual. El cuerpo está sujeto a la mortalidad y la muerte,
pero en la resurrección Dios lo levantará en un cuerpo inmortal.

Porque es menester que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto
mortal sea vestido de inmortalidad. Y cuando esto corruptible fuere
vestido de incorrupción, y esto mortal fuere vestido de inmortalidad,
entonces se efectuará la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con
victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿dónde, oh sepulcro, tu
victoria? (I Corintios 15:53-55)
La corteza exterior del “cuerpo-semilla” del hombre se volvió natural,
corrupta, mortal, débil, deshonrosa y llena de tinieblas después de que el
pecado y la muerte entraron en él.
II. Dios dio mandamientos para el cuidado del

cuerpo del hombre
Aunque el cuerpo del hombre haya perdido la Gloria, Honor y Poder que
poseía cuando Dios lo creó, Dios aún respeta Su creación y está preocupado
sobre el cuidado del cuerpo. Dios le ordenó al hombre que hiciera las
siguientes cosas para el cuerpo:
Santificara el cuerpo.
Enterrara el cuerpo.
Mantuviera al cuerpo bajo la servidumbre de Cristo.
Ministrara las necesidades del cuerpo.
A. Debemos santificar el euerpo

El SEÑOR nos ordena que santifiquemos nuestros cuerpos y los
presentemos como sacrificios vivos a Él ya que Él los creó para Él Mismo.
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es
vuestro racional culto. Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por
la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la
buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:1,2)
Huid la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera

del cuerpo es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca (I

Corintios 6:18)
El fundamento de nuestro deber y nuestra obediencia es huir de la
fornicación y rendir nuestro cuerpo al SEÑOR para Su servicio, de acuerdo al
Propósito de Su Voluntad.
Nuestro deber Cristiano es presentar nuestro cuerpo como un sacrificio
vivo, santo y aceptable a Dios, el cual es nuestro culto racional. Este
mandamiento se refiere a la ofrenda del todo quemada que los individuos
llevaban al Sumo Sacerdote. El Sumo Sacerdote imponía sus manos sobre la
ofrenda como una demostración de que el que ofrecía estaba entregando todo
derecho, título y privilegio de usar su propio cuerpo, incluyendo el derecho
de servirse a sí mismo, y hacer que otros le sirvan, y que él estaba
transfiriendo todo interés de reclamo y propiedad al cordero para el sacrificio
(un cuadro del SEÑOR Jesucristo) Luego, el Sumo Sacerdote ofrecía la
ofrenda del todo quemada para ser sacrificada sobre el Altar de Dios, para ser
consumida por completo por el Fuego de Dios sobre el Altar. Al observar el
sacrificio y observar su ascenso como un aroma agradable para las narices de
Dios, el que ofrecía el sacrificio aprendía nuevamente que su cuerpo debía ser
un vivo, aroma agradable, llevando placer a Su Creador y Redentor.
Como Jesucristo nos ha creado y nos ha redimido, incluyendo nuestro
cuerpo, Dios no está demandándonos irracionalmente e injustamente que
entreguemos nuestro cuerpo como un sacrificio vivo a Él. Al contrario, es un
mandamiento sensible, sano y justo que nosotros Le obedezcamos. Las cosas
más simples y razonables que podemos hacer son: presentar nuestros cuerpos
al SEÑOR; permitir que Cristo conforme nuestra alma a Su Imagen, en vez
de a la del mundo y permitir que Cristo transforme nuestra voluntad al
renovar nuestras mentes.
De allí que, probamos la Voluntad buena, aceptable y perfecta de Dios y
demostramos que la santidad y pureza del cuerpo son supremamente
importantes para el SEÑOR.
B. Debemos enterrar el cuerpo

Dios ha ordenado que el cuerpo, que es una semilla con una vida interior
de embrión y una corteza exterior que vuelve al polvo, sea enterrado en la
tierra, sepulcro o tumba. Justo como la corteza exterior de una semilla natural
muere para liberar el embrión interior de vida que está vestido con un cuerpo
nuevo, así también es la resurrección del cuerpo muerto a la muerte. La
corteza exterior vuelve al polvo, liberando el embrión de vida para ser vestido
con un nuevo, inmortal y eterno cuerpo en la resurrección.
Dios impuso en el hombre el deber de enterrar el cuerpo humano. Dios
entregó nuestra “tierra humana,” nuestros cuerpos de polvo para servicio
moral y voluntario al SEÑOR. En la muerte, el espíritu y alma dejan el
cuerpo, y el postrer cuerpo de libre voluntad cae bajo el poder de la voluntad
sin libertad. Por lo tanto, debe ser devuelta a la tierra a la cual le pertenece y
de la cual vino. Una vez que el cuerpo pierde su contacto con el alma y el
espíritu y, por ende, su libertad de elección, debe ser enterrado. Luego, la
corteza exterior del cuerpo-semilla vuelve al polvo, y el espíritu vuelve a
Dios.
En el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas á la tierra;

porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres, y al polvo serás tornado
(Génesis 3:19)
Y el polvo se torne á la tierra, como era, y el espíritu se vuelva á Dios que

lo dió (Eclesiastés 12:7)
La “casa-semilla” en la cual el espíritu y alma han vivido debe ser
respetada con el entierro, y debe ser protegida de la degradación y la
deshonra después de la muerte. Dios ordenó que aún los criminales que eran
colgados debían ser honrados con un entierro decente el mismo día que ellos
morían.
Cuando en alguno hubiere pecado de sentencia de muerte, por el que haya

de morir, y le habrás colgado de un madero, No estará su cuerpo por la
noche en el madero, mas sin falta lo enterrarás el mismo día, porque
maldición de Dios es el colgado: y no contaminarás tu tierra, que Jehová tu
Dios te da por heredad (Deuteronomio 21:22,23)
En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista reprendió al Rey Herodes por su
relación ilegal con Heroidas, la esposa de su hermano Felipe. Furiosa,
Herodías no estuvo satisfecha con hacer que arrojarán a Juan en la prisión.
Malvadamente, ella engatusó a Herodes al hacer que le prometiera
precipitadamente de hacer lo que sea que su hija le solicitara. Luego, ella
instruyó a su hija para pedirle la cabeza de Juan el Bautista sobre un plato.
Después de que Herodes sucumbió a la demanda perniciosa de su esposa, los
discípulos de Juan tomaron su cuerpo y le dieron una honrosa sepultura.
Y enviando, degolló á Juan en la cárcel. Y fué traída su cabeza en un plato

y dada á la muchacha; y ella la presentó á su madre. Entonces llegaron
sus discípulos, y tomaron el cuerpo, y lo enterraron; y fueron, y dieron
las nuevas á Jesús (Mateo 14:10-12)
Jesucristo no era un criminal. Él no hizo nada merecedor de muerte. Sin
embargo Él fue voluntariamente a la Cruz y sufrió la mayor ignominiosa
ejecución para poder redimir al hombre caído de la paga del pecado, que es la
Muerte y el Infierno. Después de que Cristo murió en la Cruz, José de
Arimatea fue a Pilato y rogó por el Cuerpo de Jesús para que él lo pudiese
enterrar en su tumba nueva.
Y he aquí un varón llamado José, el cual era senador, varón bueno y justo,
(El cual no había consentido en el consejo ni en los hechos de ellos), de
Arimatea, ciudad de la Judea, el cual también esperaba el reino de Dios;
Este llegó á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Y quitado, lo envolvió en
una sábana, y le puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual
ninguno había aún sido puesto (Lucas 23:50-53)
La orden sobre el entierro de los muertos fue válida en el Antiguo y el
Nuevo Testamento. Los discípulos de Juan lo enterraron tan pronto Herodes
le había matado, y José de Arimatea bajó el Cuerpo de Jesús de la Cruz y Lo
puso en una tumba el mismo día que Jesús fue crucificado. Un cuerpo sin
enterrar debe ser considerado una desgracia y una degradación a todos los
seres humanos.
C. Debemos mantener nuestro cuerpo en servidumbre a

Jesucristo
¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos á la verdad corren, mas
uno lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Y todo aquel
que lucha, de todo se abstiene: y ellos, á la verdad, para recibir una corona
corruptible; mas nosotros, incorruptible. Así que, yo de esta manera corro,
no como á cosa incierta; de esta manera peleo, no como quien hiere el aire:
Antes hiero mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que,
habiendo predicado á otros, yo mismo venga á ser reprobado (I Corintios
9:24-27)
Aquellos que corren en una carrera natural lo hacen para obtener un premio
temporal. Los premios temporales motivan a muchos a mantener sus cuerpos
bajo control estricto. Para poder prevenir que sus cuerpos sean un obstáculo
para ganar el premio, aquellos que corren en carreras naturales mantienen sus
cuerpos en dietas estrictas y bajo dura disciplina con esperanza de ganar la
corona, el premio.
Mucho más importante es alcanzar el Premio espiritual de estar en la
Esposa de Cristo. Para aquellos que mantienen sus cuerpos bajo servidumbre
ante el moral y soberano gobierno de Cristo, es alcanzable obtener el Premio
de estar en la Esposa. Sin embargo, si el cuerpo no es sometido bajo
servidumbre a Jesucristo, sus apetitos e inclinaciones malvadas harán del
cuerpo un enemigo. Si corremos, a través de la Palabra y oración, por el
Premio eterno de estar en la Esposa de Cristo, debemos dominar y conquistar
las lujurias carnales de nuestros cuerpos. Por el Todo Poder de Cristo,
debemos derribar los deseos hostiles y apetitos lascivos de nuestros cuerpos.
D. Debemos ministrar las necesidades del cuerpo

Dios nos amonesta a no descuidar las necesidades de nuestro cuerpo.
Y si el hermano ó la hermana están desnudos, y tienen necesidad del

mantenimiento de cada día, Y alguno de vosotros les dice: Id en paz,
calentaos y hartaos; pero no les diereis las cosas que son necesarias
para el cuerpo: ¿qué aprovechará? Así también la fe, si no tuviere obras,
es muerta en sí misma (Santiago 2:15-17)
Estamos justificados ante Dios por fe. Sin embargo, somos justificados
ante los hombres por nuestras buenas obras. El Apóstol Pablo dijo que somos
justificados ante Dios por fe, sin las obras ceremoniales de la Ley; y Santiago
también enseñó que somos justificados ante Dios por fe, pero que somos
justificados ante el hombre por fe y por obras morales o buenas obras de la
Ley. La fe es la misma en ambos casos, pero hay diferentes tipos de obras.

Las obras morales de la Ley demandan que ministremos no sólo a nuestro
propio cuerpo pero también a los cuerpos de otros. Dios quiere que ayudemos
a mitigar el hambre y desnudez de los cuerpos humanos y satisfacer las
necesidades de nuestros cuerpos de vida.

Dios nos ha prometido bendiciones si Le obedecemos y hacemos el
Propósito de Su Voluntad en la tierra. Sus bendiciones y prosperidades nos
perseguirán y nos alcanzarán sin tener que luchar por ellas. Ellas nos
alcanzarán porque estamos cumpliendo el Propósito de la Voluntad de Dios
en la tierra. Su bendiciones vienen en muchas formas y con el propósito de
atraernos hacia Él para que podamos tener comunión con nuestro SEÑOR y
compartir Su amor y preocupación por Su creación.
A. Dios bendice el cuerpo con la habilidad de engendrar

hijos, el fruto de la matriz
Y será que, si oyeres diligente la voz de Jehová tu Dios, para guardar, para
poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también

Jehová tu Dios te pondrá alto sobre todas las gentes de la tierra; Y vendrán
sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, cuando oyeres la voz
de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el
campo. Bendito el fruto de tu vientre, y el fruto de tu bestia, la cría de
tus vacas, y los rebaños de tus ovejas (Deuteronomio 28:1-4)
Como Dios bendice la matriz del cuerpo con fruto o hijos para ser criados
en el Camino del SEÑOR, Él también bendice la tierra y los animales con
incremento fructífero.
B. Dios bendice el cuerpo al renovar su vida natural

Trabajando a través del Profeta Elíseo, el SEÑOR restauró la vida del hijo
muerto de la Sunamita.
Y venido Eliseo á la casa, he aquí el niño que estaba tendido muerto sobre
su cama. Entrando él entonces, cerró la puerta sobre ambos, y oró á
Jehová. Después subió, y echóse sobre el niño, poniendo su boca sobre la
boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas;
así se tendió sobre él, y calentóse la carne del joven. Volviéndose luego,
paséose por la casa á una parte y á otra, y después subió, y tendióse sobre
él; y el joven estornudó siete veces, y abrió sus ojos. Entonces llamó él á
Giezi, y díjole: Llama á esta Sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le
dijo: Toma tu hijo. Y así que ella entró, echóse á sus pies, é inclinóse á
tierra: después tomó su hijo, y salióse (II Reyes 4:32-37)
El SEÑOR bendijo la muerte de los cuerpos de Abraham y Sara al
milagrosamente renovar sus cuerpos para que ellos pudiesen concebir a Isaac
en su mayoría de edad.
(Como está escrito: Que por padre de muchas gentes te he puesto)

delante de Dios, al cual creyó; el cual da vida á los muertos, y llama las
cosas que no son, como las que son. El creyó en esperanza contra
esperanza, para venir á ser padre de muchas gentes, conforme á lo que le
había sido dicho: Así será tu simiente. Y no se enflaqueció en la fe, ni
consideró su cuerpo ya muerto (siendo ya de casi cien años,) ni la matriz
muerta de Sara; Tampoco en la promesa de Dios dudó con
desconfianza: antes fué esforzado en fe, dando gloria á Dios, Plenamente
convencido de que todo lo que había prometido, era también poderoso para
hacerlo. Por lo cual también le fué atribuído á justicia (Romanos 4:17-
22)
Obrando a través del Apóstol Pedro, el SEÑOR también renovó el cuerpo
muerto de Tabita o Dorcas con vida fresca natural.
Entonces en Joppe había una discípula llamada Tabita, que si lo declaras,

quiere decir Dorcas. Esta era llena de buenas obras y de limosnas que
hacía. Y aconteció en aquellos días que enfermando, murió; á la cual,
después de lavada, pusieron en una sala. Y como Lydda estaba cerca de
Joppe, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos
hombres, rogándole: No te detengas en venir hasta nosotros. Pedro
entonces levantándose, fué con ellos: y llegado que hubo, le llevaron á la
sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y
los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. Entonces echados
fuera todos, Pedro puesto de rodillas, oró; y vuelto al cuerpo, dijo:
Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y viendo á Pedro, incorporóse.
Y él le dió la mano, y levantóla: entonces llamando á los santos y las
viudas, la presentó viva (Hechos 9:36-41)
C. Dios bendice el cuerpo al destronar el pecado

Así también vosotros, pensad que de cierto estáis muertos al pecado, mas
vivos á Dios en Cristo Jesús Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en
vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias;
Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumento
de iniquidad; antes presentaos á Dios como vivos de los muertos, y
vuestros miembros á Dios por instrumentos de justicia (Romanos 6:11-13)
Jesucristo murió en la Cruz para vencer el pecado externamente. Luego, Él
viene a un corazón penitente y creyente para ejercitar el dominio sobre el
pecado en el cuerpo, por el poder de Su Gracia. A través de Su cetro dorado
de Gracia, Cristo reina sobre el pecado en los cuerpos de Sus súbditos
voluntarios. Por lo tanto, Dios bendice el cuerpo a través de Su bondad y
Gracia en Cristo Jesús Quien destrona el poder reinante del pecado sobre el
cuerpo.
D. Dios bendice el cuerpo al unirlo al SEÑOR Jesucristo

Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; empero y á él y á
ellas deshará Dios. Mas el cuerpo no es para la fornicación, sino para el
Señor; y el Señor para el cuerpo: Y Dios que levantó al Señor, también á
nosotros nos levantará con su poder. ¿No sabéis que vuestros cuerpos
son miembros de Cristo? ¿Quitaré pues los miembros de Cristo, y los haré
miembros de una ramera? Lejos sea. ¿O no sabéis que el que se junta con
una ramera, es hecho con ella un cuerpo? porque serán, dice, los dos en
una carne. Empero el que se junta con el Señor, un espíritu es. Huid la
fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo
es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca (I Corintios 6:13-18)
Aquel que se une a Cristo es uno en Espíritu. El cuerpo no debe ser unido a
la fornicación, sino al SEÑOR. El cuerpo fue formado de la Sangre creativa
de Cristo y fue redimido por la Sangre de Cristo derramada en la Cruz. Fue
formado para el SEÑOR, para Su Propósito, Su Honor y para Su Servicio.
La Voluntad del SEÑOR es renovar el cuerpo con vida natural y,
ultimadamente, levantarlo y llenarlo con la Gloria No Engendrada del Padre.
E. Dios bendice el cuerpo para que pueda ser un Templo que

glorifica a Dios
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque
comprados sois por precio: glorificad pues á Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios (I Corintios 6:19,20)
Cuando es totalmente poseído por Cristo y el Espíritu Santo, el cuerpo es
santificado, consagrado y puesto aparte únicamente para el servicio de Dios.
No somos nuestros; somos comprados con el precioso precio de la Sangre de
Cristo. Consecuentemente, debemos glorificar a Dios, ambos con nuestros
cuerpos y con nuestros espíritus.
Como Dios ha bendecidos nuestros cuerpos con tales habitantes divinos,
debemos reconocer que somos el Santo Templo del SEÑOR y del Espíritu
Santo. Debemos mantener nuestros cuerpos y nuestros espíritus como vasijas
santas y limpias para el uso del Amo, de acuerdo al Propósito de Su
Voluntad.
F. Dios bendice al cuerpo para que pueda sufrir, de acuerdo

al Propósito de Su Voluntad
Dios le da algunas personas el privilegio de escoger ser mártires para Él;
estos individuos prefieren sufrir y morir que renunciar a la Verdad de la
Palabra de Dios.
Arco y escudo arrebatarán; crueles son, que no tendrán misericordia;

sonará la voz de ellos como la mar, y montarán á caballo como hombres
dispuestos para la guerra, contra ti, oh hija de Sión (Jeremías 6:23)
Tal persona fue el Profeta de Dios Urías, cuyo nombre significa llama de
Jehová. Cuando él profetizó que un desastre nacional resultaría de los
pecados idólatras del Rey Joacim y su pueblo, Urías tuvo que huir a Egipto
para estar a salvo. La ira infame del rey trajo grave peligro al verdadero
profeta de Dios. El rey envió a sus secuaces a Egipto para matarlo. Por lo
tanto, su cuerpo fue atormentado, torturado y asesinado. Urías sufrió el
martirio por hablar las Palabra de Verdad Proféticas de Dios.
Que el cuerpo muera con la Verdad, y finalmente, sea levantado de la
muerte para vivir eternamente con la Verdad, es una bendición aún mayor
que el cuerpo viva en los placeres del pecado por un tiempo corto y, luego,
muera sin la Verdad de Dios, porque en la resurrección final, tal cuerpo será
levantado ante el Gran Trono Blanco del Juicio de Dios con la Verdad Eterna.
Daniel tuvo que sufrir en su espíritu y en su cuerpo para poder recibir la
revelación de la naturaleza salvaje de la estatura completa de reinos Gentiles
mundanos que se levantarán antes de que los reinos de este mundo se vuelvan
los Reinos Eternos del Hijo de Dios y Sus santos.
Mi espíritu fué turbado, yo Daniel, en medio de mi cuerpo, y las

visiones de mi cabeza me asombraron. Lleguéme á uno de los que
asistían, y preguntéle la verdad acerca de todo esto. Y hablóme, y
declaróme la interpretación de las cosas (Daniel 7:15,16)
Aunque Daniel sufrió en su espíritu y cuerpo para poder recibir y entender
la revelación del Plan Maestro de Dios para los reinos del mundo, él fue
bendecido al encontrar la Eterna Verdad de Dios.
El Libro de Daniel también registra el castigo de Dios para el cuerpo de
Nabucodonosor. Por el orgullo arrogante del Rey Nabucodonosor, Dios
permitió que su cuerpo sufriera por siete años, durante los cuales el rey vivió
como un animal en el campo.
En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fué
echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo
se bañaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como de
águila, y sus uñas como de aves. Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor
alcé mis ojos al cielo, y mi sentido me fué vuelto; y bendije al Altísimo, y
alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su señorío es
sempiterno, y su reino por todas las edades. Y todos los moradores de la
tierra por nada son contados: y en el ejército del cielo, y en los habitantes
de la tierra, hace según su voluntad: ni hay quien estorbe su mano, y le
diga: ¿Qué haces? En el mismo tiempo mi sentido me fué vuelto, y la
majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron á mí, y mis
gobernadores y mis grandes me buscaron; y fuí restituido á mi reino, y
mayor grandeza me fué añadida. Ahora yo Nabucodonosor alabo,
engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son
verdad, y sus caminos juicio; y humillar puede á los que andan con
soberbia (Daniel 4:33-37)
Dios permitió que el orgullo de Nabucodonosor tomara su mente para que
se comportara como un buey comiendo hierba del campo, y anduviera errante
en el campo sin vestido para que su cuerpo se mojara con el rocío. El volver a
la humanidad normal y la restauración de su trono comenzaron con su
reconocimiento y aceptación de la Soberanía de Dios.
La invalorable Verdad Eterna de Dios no es comparable al sufrimiento
temporal que debe atravesar el cuerpo para poder obtener la iluminación de la
Verdad.
El cuerpo también es bendecido al ser llenado con la Luz Eterna de Cristo,
cuando uno sufre la crucifixión de Cristo de los deseos del cuerpo.
La lámpara del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu
cuerpo será luminoso (Mateo 6:22)
Si nuestro ojo es sincero al Plan Maestro y al Propósito de la Voluntad de
Dios para nuestras vidas, la Luz Eterna de Cristo nos bendecirá y llenará
nuestros cuerpos.
Los cuerpos de los creyentes son bendecidos al manifestar la Vida de
Cristo en sus cuerpos mortales, a través de sufrir por amor a Cristo.
Estando atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no

desesperamos; Perseguidos, mas no desamparados; abatidos, mas no
perecemos; Llevando siempre por todas partes la muerte de Jesús en el
cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros
cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados á
muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en
nuestra carne mortal (II Corintios 4:8-11)
Los Apóstoles de Cristo Lo siguieron a través de grandes sufrimientos del
cuerpo. Cristo les había advertido que en este mundo ellos tendrían
tribulaciones. Aunque el Apóstol Pablo sufrió problemas, persecución y
subyugación, él no estuvo afligido, abandonado o destruido. Él lo consideró
un privilegio bendito el manifestar la Vida de Cristo en su cuerpo mortal al
vivir, predicar y enseñar la Verdad de Jesucristo. El Cristo levantado y vivo
suplió al cuerpo de Pablo con Su Vida y Gracia. La Vida y Gracia de Cristo
son suficientes en todas las cosas hasta que cumplamos el Propósito de la
Voluntad de Dios en nuestras vidas.
G. Dios bendice el cuerpo con vestido y alimento

Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de
comer, ó que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de
vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes;
y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores
que ellas?. Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir á su
estatura un codo? Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los
lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; Mas os digo, que ni
aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos. Y si la
hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la
viste así, ¿no hará mucho más á vosotros, hombres de poca fe? No os
congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué
nos cubriremos? Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro
Padre celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester. Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas (Mateo 6:25-33)
Jesús le advirtió a sus Discípulos que no se inquietaran, desconfiaran o se
distrajeran por los temores sobre el alimento y el vestido del cuerpo. Dios
bendice a Sus criaturas inferiores, los pájaros del aire y los lirios del campo,
con alimento y vestido. ¿Cuánto más Dios proveerá las bendiciones del
alimento y vestido de Sus criaturas superiores, los seres humanos, los cuales
Él creó a Su propia Imagen y Semejanza, y a quienes Él redimió a través de
Su Muerte?
H. Dios bendice el cuerpo con unciones poderosas y

sanadoras
Y hacía Dios singulares maravillas por manos de Pablo: De tal manera
que aun se llevaban sobre los enfermos los sudarios y los pañuelos de
su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los malos espíritus
salían de ellos (Hechos 19:11,12)
El Apóstol Pablo estaba tan ungido con la Palabra de Cristo y el Poder del
Espíritu Santo que Dios trajo milagros especiales a través de sus manos.
Estos sudarios y pañuelos eran los que Pablo usó mientras él trabajo en su
labor de hacer tiendas. Cuando estas telas ungidas eran puestas sobre los
cuerpos de aquellos que estaban enfermos y aquellos que estaban poseídos
por malos espíritus, la gente era sanada inmediatamente. ¡Cuán poderoso es
el cuerpo cuando está asido, ungido y es usado por Dios, de acuerdo al
Propósito de Su Voluntad!

Todos los cuerpos serán juzgados ya sea en el Tribunal de Cristo o ante el
Tribunal del Gran Trono Blanco. Sólo los creyentes vencedores aparecerán
ante el Tribunal de Cristo. Todos los pecadores y todos los creyentes no
vencedores tendrán que pararse ante el Tribunal del Gran Trono Blanco para
dar cuentas de las obras hechas en sus cuerpos.
A. El SEÑOR Jesucristo juzgará a los creyentes vencedores

en el Tribunal de Cristo
En el Tribunal de Cristo, los Cristianos vencedores darán cuentas por las
obras hechas en sus cuerpos.

Mas confiamos, y más quisiéramos partir del cuerpo, y estar presentes al
Señor. Por tanto procuramos también, ó ausentes, ó presentes, serle
agradables: Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el
tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere
hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno ó malo (II Corintios 5:8-10)
El Tribunal de Cristo debería provocar temor en nosotros para hacer
aquellas cosas en el cuerpo que son buenas, no malas. Esta Verdad Viva
debería emocionarnos para hacer nuestro deber Cristiano, de acuerdo al
Propósito de la Voluntad de Dios. Esta Verdad nos libra de la haraganería
pecaminosa en nuestro cuerpo, y nos motiva a servir diligentemente al
SEÑOR. Las siguientes declaraciones son certezas eternas: Cristo juzgará a
Su pueblo vencedor en Su Tribunal; apareceremos allí; daremos cuentas por
las obras hechas en nuestros cuerpos, sean buenas o malas. El Tribunal del
Gran Juez, el SEÑOR Jesucristo, será muy particular, muy justo y muy
correcto, de acuerdo a las obras hechas en el cuerpo, sean buenas o malas.
B. El SEÑOR Jesucristo juzgará a los creyentes no

vencedores y pecadores en Su Tribunal del Gran Trono
Blanco
Porque el Padre á nadie juzga, mas todo el juicio dió al Hijo (Juan 5:22)
De cierto, de cierto os digo: Vendrá hora, y ahora es, cuando los

muertos oirán la voz del Hijo de Dios: y los que oyeren vivirán (Juan
5:25)
Y también le dió poder de hacer juicio, en cuanto es el Hijo del hombre.

No os maravilléis de esto; porque vendrá hora, cuando todos los que
están en los sepulcros oirán su voz; Y los que hicieron bien, saldrán á
resurrección de vida; mas los que hicieron mal, á resurrección de
condenación. No puedo yo de mí mismo hacer nada: como oigo, juzgo: y
mi juicio es justo; porque no busco mi voluntad, mas la voluntad del que
me envió, del Padre (Juan 5:27-30)
Jesucristo ha recibido autoridad de Su Padre para ejecutar Juicio sobre toda
la humanidad. El Padre Le ha otorgado todo el Poder en el Cielo y en la

Tierra. Él tiene jurisdicción soberana para presidir sobre todas las obras de la
humanidad. Él es la Cabeza sobre toda la creación. El Padre gobierna y juzga
toda la creación a través de Su Hijo.
Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del
cual huyó la tierra y el cielo; y no fué hallado el lugar de ellos. Y vi los
muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros
fueron abiertos: y otro libro fué abierto, el cual es de la vida: y fueron
juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros,
según sus obras. Y el mar dió los muertos que estaban en él; y la muerte y
el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fué hecho juicio de
cada uno según sus obras. Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el
lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no fué hallado escrito
en el libro de la vida, fué lanzado en el lago de fuego (Apocalipsis 20:11-
15)
El SEÑOR Jesucristo juzgará a todos los creyentes no vencedores y a
todos los pecadores en Su Tribunal del Gran Trono Blanco. De acuerdo al
Propósito de la Voluntad de Su Padre, Él recompensará a toda persona
apropiadamente por sus obras buenas o malas hechas en su cuerpo carnal y
mortal.
Estas pocas Escrituras sobre la corrupción del cuerpo, el cuidado del
cuerpo, las bendiciones de Dios para el cuerpo y los juicios de Dios para el
cuerpo nos muestran la importancia eterna que el SEÑOR Dios ha puesto
sobre el cuerpo humano.

PARTE TRES
ALMA DEL HOMBRE

Introducción
El ambito del alma del hombre
Hasta ahora, hemos estudiado el lado físico del hombre, su cuerpo.
Examinemos ahora el ámbito del alma, que también tiene cinco sentidos. Los
mismos rayos (vista, gusto, olfato, oído y tacto) que pasan a través del cuerpo
siguen en el ámbito del alma del ser humano.
Los cinco sentidos que pasan a través de nuestro cuerpo, alma y espíritu
forman rayos de la rueda de nuestra naturaleza. Los cinco sentidos del alma
son como siguen:
1. Sentido de la Vista – Imaginación

2. Sentido del Gusto Razón
3. Sentido del Olfato Consciencia
4. Sentido del Oído Memoria
5. Sentido del Tacto Afecto
El hombre rico en el Infierno es un ejemplo de la eterna existencia de los
cinco sentidos del alma.
Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada
día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro,
el cual estaba echado á la puerta de él, lleno de llagas, Y deseando hartarse
de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le
lamían las llagas. Y aconteció que murió el mendigo, y fué llevado por los
ángeles al seno de Abraham: y murió también el rico, y fué sepultado. Y
en el infierno alzó sus ojos, estando en los tormentos, y vió á Abraham
de lejos, y á Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre
Abraham, ten misericordia de mí, y envía á Lázaro que moje la punta
de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en
esta llama. Y díjole Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en
tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado aquí, y tú
atormentado. Y además de todo esto, una grande sima está constituida
entre nosotros y vosotros, que los que quisieren pasar de aquí á vosotros,
no pueden, ni de allá pasar acá. Y dijo: Ruégote pues, padre, que le
envíes á la casa de mi padre; Porque tengo cinco hermanos; para que
les testifique, porque no vengan ellos también á este lugar de tormento.
Y Abraham le dice: A Moisés y á los profetas tienen: óiganlos. El entonces
dijo: No, padre Abraham: mas si alguno fuere á ellos de los muertos, se
arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen á Moisés y á los profetas,
tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos (Lucas
16:19-31)
Esta historia revela la recompensa del fiel (Lázaro) y el infiel (el hombre
rico)
El fiel Lázaro murió en su pobreza terrenal y fue eternamente

recompensado con bendición espiritual y consuelo en el seno del fiel
Abraham. Sin embargo, cuando el infiel hombre rico murió, él dejó todas sus
riquezas y levantó sus ojos en su pobreza, miseria y tormento en el Infierno.
Él de inmediato fue consciente de los tormentos de las llamas. Él razonó
que si Lázaro podía llevarle sólo una gota del agua espiritual del Paraíso, él
sería consolado. El hombre rico tenía todos los cinco sentidos de su alma en
el Infierno. Su imaginación estaba activa al formar una imagen de alguien
advirtiéndole a sus hermanos para que ellos creyeran, se arrepintieran y
escaparan del terrible tormento que los mantenía cautivos. El hombre rico
también tuvo afecto por sus hermanos; él quería evitarles el dolor y tormentos
que él estaba experimentando. Su memoria estaba viva en el Infierno, porque
Abraham le ordenó a que recordara como había vivido en su vida terrenal,

versus como Lázaro había vivido. Por lo tanto, el hombre rico estaba
atormentado, y Lázaro estaba consolado.
Porque su origen viene de Dios, el alma del hombre es inmortal e
inmaterial. El origen del alma es divina, habiendo sido hecha a la Imagen
gloriosa de Dios; y cuando es redimida por la Sangre de Cristo, y liberada del
barro pecaminoso por la Gloria de Resurrección de Cristo, el alma brillará
como la Estrella de la Mañana en la Eternidad de Dios.
En la Tierra, el alma es un extranjero inmortal, inmaterial, obligada a morir
de hambre en la mesa del banquete de un mundo pecador, un peregrino
añorando el eterno descanso en el SEÑOR, un exiliado anhelando volver a su
hogar de origen. Nada puede privar al alma de sus añoranzas interiores por su
hogar de origen, ni borrar el misterioso recuerdo de su herencia espiritual.
El cuerpo no es más que una forma de “polvo prensado.” Sin embargo, el
alma es un precioso retoño que salió de la Eternidad Pasada y que va hacia la
Eternidad Futura para abrirse por completo como una flor.
El alma redimida avanzará de fuerza en fuerza en este mundo presente; y
después, por la Gloria de resurrección de Cristo, brillará eternamente con
ascensos de Gloria y el Brillo de Cristo. Después de que el alma haya sido
purgada de sus corrupciones pecaminosas, es llevada arriba con pensamientos
divinos y santos de gratitud por los sufrimientos de Cristo y meditaciones
agradecidas por Su Muerte y resurrección. ¡Ah, el gran privilegio y el
glorioso destino de un alma inmortal, redimida! La vida terrenal es el lugar de
entrenamiento del alma para su glorioso, eterno destino.
La inmortalidad del alma es una doctrina básica Cristiana que trae vida e
iluminación. En Cristo Jesús, el alma es purgada, hecha viva, y llenada con la
Vida eterna. La inmortalidad no sólo le roba a la Muerte su aguijón, pero
también convierte a la Muerte en un amigo quien acompaña a nuestras almas
ante la Presencia del SEÑOR.

Capítulo Cinco
Imaginación, el sentido de la vista del alma
Cuando el sentido de la vista pasa a través del cuerpo, se llama ojo (vista)
Cuando pasa a través del alma, se llama imaginación. Podemos cerrar
nuestros ojos naturales, y con la vista del alma, podemos ver muchas cosas.
La palabra imaginación significa comprimir para moldear, comprimir para
formar.
I. El propósito del sentido de la vista del alma, la

imaginación, es formar imágenes mentales de la
verdad y crear nuevas ideas
El propósito de Dios en crear la imaginación o sentido de la vista en el
alma es para darle al hombre la habilidad de formar un cuadro completo en su
mente al agrupar varias ideas y pensamientos. Por ejemplo, cuando la Palabra
de Dios ilumina su Luz sobre la completa Imagen o Estatura de Cristo Jesús,
la imaginación del alma refleja Su Estatura. Por lo tanto, el poder de la
imaginación concibe y forma un cuadro ideal de la Estatura de Cristo que el
sentido de la vista en el alma le ha comunicado a ella.
Dios nos creó con una imaginación para que podamos poner nuestra
mentes continuamente en Él y presionar nuestros pensamientos de Él para

moldearlos y darles forma. Él desea que tengamos Su Imagen en nuestra
mente, de acuerdo a Su Santa Palabra.
Necesitamos llenar nuestra imaginación con las verdaderas Imágenes de
Jesucristo, visualizando Su Hermosura, Su Gracia, Su Amor, Su Paciencia y
Su Perdón. ¡Las Imágenes de la Verdad de Cristo tienen el poder de cambiar
y santificar nuestras actitudes pecaminosas, nuestros temperamentos
repugnantes, y nuestras negativas y críticas personalidades!
La imaginación es el poder sagrado de la vista en el alma que permite que
el hombre conceptualice la Divina Verdad de Dios. Al ser energizada y
guiada por el Santo Espíritu de Dios, el poder sagrado de la imaginación
forma una visión de la Verdad de Dios en el alma. La Palabra de Dios dice
que sin una visión el pueblo perece.
Sin profecía el pueblo será disipado: Mas el que guarda la ley,

bienaventurado él (Proverbios 29:18)
Donde no hay meditación imaginativa de la Torah Verdad de Dios, el
hombre perece al deshacerse de toda restricción moral. Por lo tanto, el
propósito de la imaginación es para meditar en la Torah Verdad de Dios, la
cual forma cercos de restricción moral en el alma.
¿Qué le sucedió realmente a la imaginación del alma del hombre cuando su
ser se corrompió? La Palabra de Dios nos dice la respuesta a esta
interrogante.
II. El sentido de la vista del alma, la imaginación, se

corrompió doce veces
Las Escrituras registran que la imaginación del hombre se corrompió doce
veces, lo cual resultó del pecado del Adán masculino y Adán femenino en el
Huerto del Edén cuando ellos escogieron las mentiras de Lucifer.
A. La imaginación es mala
La primer corrupción de la imaginación del hombre es la maldad que el
pecado produjo en ella. En los días de Noé, la maldad en la imaginación del
hombre creció tanto que el hombre no podía pensar siquiera un buen
pensamiento.

Y vió Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que
todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo
solamente el mal (Génesis 6:5)
La palabra Hebrea para mal es Raá, significando malo, adversidad,
aflicción, calamidad, desagrado, angustia, deshonrado, penoso, dañino,
doloroso, malicioso, miseria, irritante, dañino, disgusto, problema, maldad,
desgracia y moralmente malo.
En los día de Noé, el mal estaba tan penetrado en la imaginación del
hombre que su único deseo era causar dolor, problemas, daño y herir. Dios
vio que el hombre pecaminoso en los días de Noe trajo mucho daño e
injusticia al mundo, que su condición actual era enormemente malvada, y que
su condición futura sería mucho peor. Cada pensamiento del hombre era
concebido del mal o maldad en su corazón, y el mal continuamente lo
motivaba. Consecuentemente, Dios escogió destruir el mundo con una
inundación. Como el hombre no escucharía el reproche ni la reprimenda y
estaba totalmente corrupto, él no tenía prospecto de arrepentimiento. Porque
toda la formación de pensamientos en el hombre eran totalmente malvadas,
Dios fue forzado a destruir la generación de Noé con una inundación.
Después de que Dios juzgó a la tierra con Su inundación de aguas, Noé
ofreció un sacrificio de olor de suavidad para Dios, indicando que él ahora
dedicaba el futuro de toda la raza humana al servicio de Dios. Aunque el
hombre nace con una total y completa capacidad para el mal, Dios prometió
no castigar al hombre de forma colectiva nuevamente, sino sólo castigarlo
individualmente.
Y percibió Jehová olor de suavidad; y dijo Jehová en su corazón: No

tornaré más á maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento
del corazón del hombre es malo desde su juventud: ni volveré más á
destruir todo viviente, como he hecho (Génesis 8:21)
Desde su concepción hasta el nacimiento, el pecado heredado del hombre
hace que su imaginación demuestre su corrupción malvada en su juventud.
Cuando el hombre cayó en la tentación de Satanás, y cuando el pecado
entró en la raza humana, la mente del hombre se volvió hostil hacia Dios. Su
imaginación del alma se volvió enemiga de Dios. En lugar de formular
pensamientos de sujeción a la soberana autoridad de un Dios misericordioso,
bueno, puro y santo, la imaginación corrupta y malvada formó imágenes de
resistencia y rebelión en contra de la soberana autoridad de Dios. La
imaginación malvada se opuso forzosamente al Plan Maestro y al Propósito
de la Voluntad de Dios y generó imágenes falsas sobre la Naturaleza Santa de
Dios, acusando a Dios de darle a Su creación lo peor en vez de darle lo
mejor. La imaginación malvada y corrupta del hombre siempre busca dañar el
progreso del Reino de Luz del SEÑOR. La imaginación corrupta del hombre
es mala y malvada.
Si nos examinamos seriamente por el Espíritu Santo, nos sorprenderá ver
con cuanta frecuencia imaginamos maldad en lugar de buenos pensamientos
sobre nuestras vidas y circunstancias. Los psicólogos se refieren a estos
pensamientos malvados como “pensamientos negativos,” y a los
pensamientos buenos como “pensamientos positivos.”
Cierta cantidad de pensamientos positivos o buenos se pueden dar debido
al poder de la voluntad humana; sin embargo, este poder natural no puede
cambiar ni santificar una imaginación malvada. El mejor de los débiles
esfuerzos del hombre resulta meramente en una auto exaltación y auto
glorificación. Pero el cambio que Cristo Jesús obra en la imaginación
malvada trae exaltación eterna y gloria a Él.
¡Cuánto más felices y pacíficos somos cuando permitimos que Jesús
cambie y santifique nuestras malas imaginaciones! El SEÑOR quiere poseer
y controlar la rueda de nuestro ser porque Él es nuestro Creador, Dueño,
Amor y Redentor. Él tienen el divino derecho de poseer y controlar nuestra
rueda entera. Solamente el SEÑOR Jesucristo puede genuinamente
transformar nuestras imaginaciones. Él purgará el mal y restaurará el bien.
Como éstas serán todas obras de Cristo y ninguna propiamente nuestra, sólo
Él recibirá toda la gloria y la exaltación.
Cuando Jesucristo reine en Jerusalén durante Su Reino del Milenio, Dios
promete cambiar, eternamente, la imaginación malvada del hombre.
En aquel tiempo llamarán á Jerusalem Trono de Jehová, y todas las gentes

se congregarán á ella en el nombre de Jehová en Jerusalem: ni andarán
más tras la dureza de su corazón malvado (Jeremías 3:17)
Todas las naciones se congregarán en Jerusalén, en el Trono de JEHOVÁ,
y en el Nombre de JEHOVÁ, el centro de Su Reino y de Su Adoración. Ellos
no caminarán tras imágenes de terquedad de la malvada imaginación de sus
corazones.

Todas las naciones aparecerán ante el Trono de JEHOVÁ para Su
poderoso juicio sobre sus malvadas imaginaciones, y ellos aparecerán ante el
Nombre de JEHOVÁ para Su poderoso cambio sobre sus malvadas
imaginaciones. ¡Ah, Día Glorioso!
Aunque Jeremías el Profeta habló proféticamente del futuro brillante para
todas las naciones, él también habló de las condiciones idólatras de Israel en
su día.
Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré á vosotros por
Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os
mandare, para que os vaya bien. Y no oyeron ni inclinaron su oído;
antes caminaron en sus consejos, en la dureza de su corazón malvado,
y fueron hacia atrás y no hacia adelante (Jeremías 7:23-24)
Dios le había ordenado a Judá, diciendo:
Obedeced Mi Voz.
Seré tu Dios.
Serán Mi Pueblo.
Andad en todos Mis Mandamientos
Que Os vaya bien.
Sin embargo, cuando Judá se alejó de Dios y obstinadamente rehusó
obedecer la Palabra de Dios, entonces él hizo las siguientes cosas:
Judá rehusó escuchar.

Judá caminó en sus propios consejos.
Judá caminó en la imaginación de su corazón malvado.
Judá fue hacia atrás.
Judá no fue hacia delante.
Judá se propuso no escuchar a Dios. Él caminó en el consejo de las

imágenes de su propio corazón malvado. Él continuó apartándose del
SEÑOR. Él rehusó avanzar en su educación espiritual y desarrollo moral, de
acuerdo al Plan Maestro y al Propósito de la Voluntad de Dios.
De la misma manera, hoy, cuando la Palabra de Dios es predicada, están
aquellos que no escuchan. Ellos ponen su propias imágenes malvadas y
forman cuadros falsos que se oponen a la Verdad de Dios.
Jeremías también advirtió a Judá de las consecuencias fatales de su
rebelión idólatra. Dios prometió enviar sobre Judá todas las plagas y castigos
escritos en Su Torah Verdad
Mas no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la

imaginación de su corazón malvado: por tanto, traeré sobre ellos todas
las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo
cumplieron (Jeremías 11:8)
A pesar de todo lo que Jeremías habló con poder, esto no detuvo a Judá de
su imaginación malvada.
La palabra mal significa adversidad, miseria, dolor y aflicción. Todos
tenemos estas malvadas imaginaciones que nos hacen retroceder de la
Soberanía del SEÑOR, con sentimientos y pensamientos de miseria, dolor y
tristeza.
La acusación en contra de Judá del SEÑOR era que él era más culpable
que su padre porque todos caminaron tras sus propias imágenes malvadas.
Y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres; porque he aquí que
vosotros camináis cada uno tras la imaginación de su malvado
corazón, no oyéndome á mí (Jeremías 16:12)
Hasta que el SEÑOR la santifique, la imaginación malvada del alma
siempre plaga al hombre. Corrompido por el pecado, el viejo corazón
derrama su contaminación a través de la imaginación, haciéndola mala.
Desde la corrupción de la voluntad humana por la Serpiente, el hombre ha
ido tras la maldad de su propio corazón.
El engaño es la “madre” de todas las malas imágenes.
Engaño hay en el corazón de los que piensan mal: Mas alegría en el de

los que piensan bien (Proverbios 12:20)
El engaño da a luz las malas imágenes. Las profundidades del corazón
conocen lo que es verdad y lo que es falso. Sin embargo, porque nuestros
corazones son obstinados y rebeldes, representamos como verdadero lo que
sabemos que es falso, para poder excusarnos de desobedecer la Torah Verdad
de Dios. Por lo tanto, la matriz del engaño engendra el hijo llamado
imaginación malvada. Con las malas imágenes que acusan la Naturaleza de
Dios de ser injusto, el alma justifica los pensamientos engañosos del corazón.
Sin embargo, aquellos que obedecen al SEÑOR se convierten en consejeros
de la paz en el Reino del SEÑOR, y ellos cosechan gozo inexplicable y lleno
de gloria.
La imaginación puede obrar mal porque es alimentada por “Madre
Engaño” en el corazón. Aunque culpamos a otros o a situaciones por nuestra
miseria, pena y aflicción, nuestro problema se origina desde nuestra
imaginación malvada y desde el engaño de nuestro propio corazón.
Zacarías el Profeta revela varios mandamientos negativos del SEÑOR.
Entre ellos está la mal imaginación.
No agraviéis á la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni

ninguno piense mal en su corazón contra su hermano (Zacarías 7:10)
Dios prohíbe el agravio:
en contra de la viuda,
en contra del huérfano,
en contra del extranjero,
en contra del pobre,
en contra de su propio hermano, con imaginación malvada.
El SEÑOR lista las obras de una imaginación malvada con todas Sus otras
prohibiciones en contra de la opresión.
La imaginación malvada del hombre crea imágenes negativas en contra de
su hermano en su alma. Esto, a su vez, hace que toda su ser cruelmente e
injustamente use su poder para lastimar a su hermano. La opresión de una
imaginación malvada hace que una persona tiranice a su hermano, para
gobernar severamente sobre él.
Que ninguno piense mal en su corazón contra su hermano. Esta es una
clara advertencia para todos. A una imaginación malvada le gusta
“entrometerse” en la vida de otros, esperando encontrar más mal para
alimentar su fábrica de imágenes. Cuidar nuestra propia casa espiritual es un
trabajo de tiempo completo en oración y en estudio de la Palabra del SEÑOR
para que podamos santificar nuestra alma con su sentido de la vista, la
imaginación. Un santo sincero no tiene el tiempo para meterse en el alma de
otro. Debemos clamar a Jesús para que Él obre Su Voluntad en nosotros para
permitirnos hacer cosas que Le son agradables.
Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni

améis juramento falso: porque todas estas son cosas que aborrezco, dice
Jehová (Zacarías 8:17)
Dios odia, aborrece y deprecia estos dos pecados porque ellos rompen Su
noveno Mandamiento, que dice, “No darás falso testimonio.”

Toda imaginación malvada prepara un falso, acusador testimonio de su
corazón en contra de su prójimo. Aunque un juramento promete decir la
Verdad, un falso juramento es una promesa no verdadera, mentirosa. Un falso
juramento se vuelve un testigo en contra de nuestro prójimo. No deberíamos
formar parte en un juramento falso en contra de nadie. Cuando alguien venga
con un testimonio sobre un hermano en el SEÑOR, deberíamos preguntarle si
está dispuesto a servir como testigo ante el Todopoderoso, Omnisciente Dios
y jurar que esta dispuesto a decir la verdad. La mayor parte de las veces
cuando se ve obligado a considerar, se da cuenta que está aceptando la
palabra de alguien más. No tiene pruebas de la verdad en el asunto. Sin
embargo, porque él aceptó voluntariamente un testimonio falso, él creó una
imagen falsa en su imaginación. Al hacer esto, él estaba amando un
juramento falso, cosa que Dios odia. La imagen falsa en su corazón obra mal
contra su hermano. De seguro, todos necesitamos una mayor santificación en
el sentido de nuestra imaginación.
B. La imaginación es orgullosa
Cuando la voluntad del hombre se corrompió, su imaginación también se
volvió soberbia.
Hizo valentía con su brazo: Esparció los soberbios del pensamiento de su

corazón (Lucas 1:51)
Dios esparce, separa y conduce al mundo de los orgullosos en diferentes
direcciones. Él esparce problemas. Él separa amigos. Él esparce lejos las
posesiones orgullosas. Job es un ejemplo clásico de una persona con una
imaginación orgullosa.
Cuando las imágenes orgullosas en nuestra imaginación requieren que
Dios esparza, separe y conduzca nuestro mundo espiritual hacia muchas
direcciones, no disfrutaremos de la consciencia de Su Presencia. Dios
parecerá estar lejos, y nuestro orgullo distanciará aún a nuestras amistades.

Dios es Omnipresente. Si no podemos sentir Su Santa Presencia, nuestro
orgullo ha bloqueado los rayos de la Luz y Verdad de Dios de nuestra
consciencia. Cuando experimentamos este vacío, debemos humillarnos ante
el SEÑOR y permitir que Él descubra la rueda de nuestro ser. Pronto, Él
pondrá Su poderoso, pero tierno, dedo justo en la fuente orgullosa de nuestro
problema. Él conoce exactamente en qué área está el problema, y si nos
humillamos y somos sinceros ante Él, Él nos hablará al respecto. ¡Cuán fiel
es Él! Cuando ese “sentimiento de alejamiento” viene sobre nosotros,
podemos encontrar una profunda raíz de orgullo dentro de nuestro corazón y
nuestra malvada imaginación.
Pablo le suplicó a los primeros Cristianos que trataran con sus imaginación
orgullosa.

Destruyendo consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de
Dios, y cautivando todo intento á la obediencia, de Cristo (II Corintios
10:5)
Derriben cada imaginación orgullosa, soberbia y altiva. Por el pecado
heredado en el viejo corazón, los Cristianos también formamos imágenes
orgullosas. Por ejemplo, cuando Dios nos usa para ministrar en Su Reino, nos
vemos a nosotros mismos como ardientes evangelistas sacudiendo al mundo
con nuestras predicaciones. Nos vemos a nosotros mismos como grandiosos
maestros o pastores. Nos imaginamos que podemos ser un gran profeta de la
Palabra y apóstol. Antes de que nuestra enferma percepción de la realidad sea
sanada, no nos damos cuenta que es mucho más grandioso conocer al
SEÑOR Jesucristo que ser conocido en Su Reino, que la humildad de Cristo
es la única cosa de valor eterno, y que Dios conoce a los soberbios desde
lejos.
Esta imaginación espiritualmente orgullosa, que ve imágenes falsas de
éxito espiritual, ha empujado a muchos bebés espirituales no preparados a la
obra del SEÑOR prematuramente, en casa y en el extranjero. Esta misma
imaginación espiritual orgullosa hace que la gente se sienta tan indispensable
para la obra de Dios que llegan a creer que la obra de Dios se derrumbaría sin
ellos. Como Uzza, quien arrogante y desobedientemente tocó el Arca cuando
él supuso que se caería, ellos se sintieron obligados de rescatar a Dios de
caerse del Arca de Su Soberanía. Sin embargo, Dios ha seguido obrando para
su Reino, Su Plan Maestro y el Propósito de Su Voluntad avanzando después
del fallecimiento de Sus siervos más notables.
Cuán enferma se convierte nuestra percepción de la realidad cuando el
orgullo espiritual toma dominio completo de nuestra imaginación. Nadie es
indispensable para Dios; Su obra continúa con o sin nosotros. Pero nuestra
imaginación espiritualmente orgullosa nos exalta y nos engaña al crear
muchas imágenes orgullosas de nosotros mismos.
Cuando hay un problema o un mal entendido, nuestra altiva imaginación
sube rápidamente al trono del juicio y forma imágenes falsas declarándonos
una autoridad superior; luego, injustamente condenamos a la otra persona. A
través de nuestras falsas imágenes, engañosamente nos imaginamos que
estamos completamente libres culpa y condena. Sin embargo, cuando una
dificultad surge sin importar quien tenga la culpa, aprendamos a ir delante del
SEÑOR para determinar la verdad. Al humillarnos ante Él y permitirle
examinar nuestros corazones, Él revela y controla nuestra imaginación
espiritualmente orgullosa para que podamos arrepentirnos y ser santificados
nuevamente.
Después de cada fresca y nueva experiencia con el SEÑOR, vemos la
Verdad más claramente. Luego, sabemos como ayudar a otros. Realmente no
podemos ser pacificadores espirituales hasta que Dios no santifique nuestra
imaginación espiritualmente orgullosa y establezca la paz en nuestras propias
almas. Recuerden, el orgullo nos hará emitir un juicio injusto, de acuerdo a
nuestro ego carnal. Esto causa contienda y guerra por dentro de nuestras
propias almas y por fuera, en las almas de otros.
C. La imaginación es inicua
La tercera corrupción de la imaginación es que se hizo completamente
inicua.
El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para

correr al mal (Proverbios 6:18)
Cuando el corazón maquinar imágenes depravadas, los pies son rápidos
para correr y hacer daño y herir a causa de las imágenes inicuas. Hasta que
permitamos que Cristo Jesús nos santifique con Su Sangre, Fuego, y Agua,
nuestro viejo corazón siempre maquina imágenes inicuas. Sin embargo,
nuestro hombre carnal preferiría no llamar a nuestra imaginación “inicua”
porque es demasiado fuerte, cortante y condenador. Entonces decimos que
simplemente “llegamos a conclusiones precipitadas.” Pero para Dios, es la
misma cosa. ¿Algunas vez ha llegado a una conclusión precipitada acerca de
alguien? ¿Alguna vez ha acusado a alguien mentalmente? ¿Alguna vez un
invitado dejó su casa y, luego, descubrieron que un objeto faltaba? ¿De
repente “supieron” que su invitado lo había robado? Luego más adelante,
encontraron el objeto y se dieron cuenta habían permitido que su imaginación
inicua formara una falsa imagen sobre un invitado inocente.
Cuando Adán y Eva pecaron, ellos aprendieron inmediatamente como usar
sus imaginaciones inicuas para culpar a otros: Adán inicuamente culpó a Dios
por darle a la mujer, y la mujer por darle a él el fruto prohibido. Eva
inicuamente culpó a la criatura, la Serpiente. Ninguno de ellos asumió su
culpa, ni voluntariamente se arrepintieron de sus obras que resultaron de sus
imaginaciones inicuas.
Hemos heredo nuestra imaginación inicua de Adán el Primero. Recuerden,
amados, no podemos pensar clara y verdaderamente a no ser que Jesucristo
esté entronizado en nuestros corazones, reinando y gobernando sobre el
sentido de la vista del alma, la imaginación, y dirigiendo sus pensamientos.
Jeremías el Profeta fue víctima de las imaginación inicua de su pueblo.
Tú has visto toda su venganza; todos sus pensamientos contra mí. Tú

has oído el oprobio de ellos, oh Jehová, todas sus maquinaciones contra mí
(Lamentaciones 3:60,61)
Jeremías llamó al SEÑOR para dar testimonio de la venganza del pueblo
contra él, sus imaginaciones contra él, y su reproche contra él. El pueblo
buscó venganza en contra del Profeta porque él había reprendido su
comportamiento idólatra. Ellos formaron imágenes inicuas de cómo ellos
deberían castigarlo por cortarlos rápidamente con la Verdad. Ellos
amontonaron vergüenza y desgracia sobre el Profeta para poder
desacreditarlo con el fin de que nadie respondiera a la Verdad. Una
imaginación inicua que obra en contra del hombre también obra en contra del
SEÑOR.
D. La imaginación es vana
La cuarta corrupción de la imaginación es que se volvió vana.
Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni

dieron gracias; antes se desvanecieron [en Hebreo, hacer tonto, vacío] en
sus discursos [viene de una palabra raíz en Griego de donde viene
imaginación], y el necio corazón de ellos fué entenebrecido (Romanos
1:21)
Una de las mayores obras de pecado de la imaginación, la vista del alma,
son sus imágenes vanas que traen tinieblas y destrucción a la propia alma y a
otros. Una imaginación vana no conoce la lealtad, ya sea a su propia alma o a
la de otros.
Cuando el ser del hombre no puede implementar las imágenes orgullosas
que su imaginación ha creado, la imaginación se vuelve en contra de su
propia alma al crear imágenes negativas, pero igual de vanas, que dicen: “Tú
no tienes valor real o significado en este mundo. Eres despreciable y un
bueno para nada. Eres ineficiente e inefectivo. Eres vano, infructuoso e
inútil.”
Sin nos arrodillamos, en este lado negativo de la balanza, ante estos ídolos
vanos de nuestra imaginación, en última instancia cometeremos suicidio. En
el otro lado de la balanza, nuestra vana imaginación crea imágenes vacías de
nuestra grandeza y gloria por el poder, privilegio y posesiones. Este lado
también trae tinieblas y destrucción a todo nuestro ser.
La imaginación del hombre se tornó vacía y necia. No podemos conocer la
Palabra de Dios si establecemos nuestras propias vanas ideas como la verdad.
Una imagen de necedad, la formación de una imagen tonta o trivial,
entenebrece nuestro corazón. Debemos derribar estas imaginaciones vacías y
traer todo pensamiento bajo el gobierno de Jesucristo para que él pueda
santificar nuestras imaginaciones y llenarlas con Sus Imágenes de Verdad.
¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan vanidad?

(Salmos 2:1)
Que por boca de David, tu siervo, dijiste: ¿Por qué han bramado las
gentes, Y los pueblos han pensado cosas vanas? (Hechos 4:25)
La Verdad es que toda rodilla debe doblarse y toda lengua debe confesar
que Jesucristo es el SEÑOR.
E. La imaginación es engañosa
La quinta cosa sobre la imaginación es que se volvió engañosa. La
imaginación, la vista del alma, deliberadamente pone imágenes que deforman
los hechos. Estas imágenes le ordenan al resto de nuestro ser que se arrodille
y acepte estas falsedades como verdaderas. Estas imágenes idólatras pueden
entonces engañar y despistarnos. Al seguir el camino equivocado, nos
alejamos de Dios y erramos en nuestra conducta y acciones.
Y los que buscaban mi alma armaron lazos; Y los que procuraban mi mal
hablaban iniquidades, Y meditaban fraudes todo el día (Salmo 38:12)
Los enemigos de David se formaron imágenes engañosas de la muerte de
David con la esperanza que él realmente muriera, pero sus imágenes
engañosas no tenían poder sobre David. El Rey David vivió hasta una edad
madura y cumplió con el Propósito de la Voluntad de Dios para su vida.
Recuerden, no podemos confiar en las imágenes que vienen a nuestras
propia imaginación; ellas pueden ser engañosas. Muchos en el mundo de los
negocios operan por imaginaciones engañosas. Ellos deforman los hechos
para poder llenar sus propios bolsillos con ganancias mundanas y satisfacer
su codicia.
Aún como Cristianos, no debemos de depender de nuestra propia
imaginación en nuestra propia alma. A veces, los cristianos declaran que el
SEÑOR los está guiando para ir aquí o allá, cuando en realidad están siendo
gobernados por imaginaciones engañosas, que están en enemistad contra
Dios. Luego, ellos se preguntan porque Dios no los bendice en sus
“grandiosos” esfuerzos para Él.
Job experimentó a sus amigos formando imágenes erróneas en su contra.
He aquí, yo conozco vuestros pensamientos, Y las imaginaciones que

contra mí forjáis (Job 21:27)
Aunque Job era perfecto en su Hombre Nuevo o Nuevo Corazón, la
imaginación orgulloso de su hombre viejo con respecto a sí mismo le hizo
abusar de la bendiciones de Dios para exaltarse a sí mismo.
Consecuentemente, Dios humilló a Job al permitir que Satanás le quitara sus
posesiones, sus hijos, y su salud. Como Job tenía orgullo en su viejo corazón,
él estaba lleno con tantas tinieblas que él estaba completamente ciego a la
razón por la cual la mano pesada de Dios lo reprendía.
Los tres amigos de Job que vinieron a visitarlo estaban más ciegos que Job
sobre los tratos de Dios. No obstante, ellos constantemente acusaban a Job de
deliberadamente ocultar un pecado secreto. Ellos formaron imágenes
equivocadas, torcidas, impropias e ilícitas sobre Job. Aunque Job era culpable
ante Dios, ellos amontonaron imágenes equivocadas sobre él, y ellos
ocasionaron inmerecidas heridas en el alma de Job. Sin embargo Job cosechó
estas malvadas imágenes del hombre porque él había sembrado malas
imágenes hacia Dios.
La imaginación puede obrar engañosamente; y si no es retada o no es
restringida por el Poder de la Palabra de Dios, sus imágenes equivocadas
prosperan. La única esperanza para nuestra imaginación, la vista del alma, es
la santificación de Cristo por la Sangre, Fuego y Agua.
F. La imaginación inventa problemas

La sexta corrupción de la imaginación es que inventa, idea y planea
maldades.
¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre? Pereceréis todos vosotros,

Caeréis como pared acostada, como cerca ruinosa (Salmo 62:3)
El Salmista advierte en contra de aquellos que crean imágenes de
problemas. Por concebir problemas, ellos serán manchados, y ellos
colapsarán como una pared doblada y caerán como una cerca arruinada.
Las personas maldosas son aquellas que son traviesas, pícaras, una fuente
de daño, perjuicio y molestia para otros. Sus imaginaciones maquinan tramas
malvadas para irritar y molestar a otros. Siempre planifican como se pueden
meter en los asuntos de las demás personas.
Algunos cristianos prestan sus imaginaciones para entrometerse en los
asuntos ajenos. Ellos no pueden mantener sus almas fijadas en Dios. Noten a
la persona que camina por la vida desordenadamente y no tengan amistad con
ella porque contaminará su alma con su imaginación. Provocará que su
imaginación forme sus mismas imágenes y producirá obras infructuosas de
tinieblas.
La imaginación corrupta aún concibe malicias en contra del Creador, el
Dador, y el Sustentador de la Vida.
Y yo los ceñí, esforcé sus brazos, y contra mí pensaron mal (Óseas 7:15)
Sin embargo, afortunadamente, la voluntad humana no puede realizar todas
sus imaginaciones maquinadas.
Porque trazaron el mal contra ti: Fraguaron maquinaciones, mas no

prevalecerán (Salmo 21:11)
En este capítulo de Óseas, el SEÑOR da una explicación escrita de Su
bondad hacia Efraín y la rebelión idólatra de Efraín en contra de Él.

Por la Bondad, Misericordia y Gracia de Dios, Él juzga, castiga y otorga
dones a Sus hijos, esperando que ellos se vuelvan a Él. Sin embargo, en toda
situación, Efraín siguió sus uniones idólatras con la criatura, en vez de volver
al SEÑOR, y él continuamente maquinó mecanismos maliciosos en contra
del SEÑOR Dios, su Creador.
De la misma manera, cuando nuestra imaginación problemática provoca
una mala actitud hacia alguien, esquivamos a esa persona al cruzar al otro
lado de la calle, tal como Efraín esquivó a Dios.
Cuando una persona espiritualmente consciente camina en el Espíritu de
Dios, él podrá notar una mala actitud, pero cuando lo hace, él corre
rápidamente a su cuarto de oración para arrepentirse, y permite que Jesús
santifique su imaginación con Su Sangre, Fuego y Agua. Él corre hacia Dios
en vez de alejarse de Él. Si corremos en la dirección opuesta, solamente
ahondamos la brecha entre nosotros y nuestro precioso SEÑOR.
“En nuestra carne no mora nada bueno,” así declaró el Apóstol Pablo.
Necesitamos que el Espíritu de Dios revele esto a nuestros corazones.
Nuestro hombre viejo orgullosamente se cree a sí mismo bueno. Él no ve la
necesidad de arrepentirse. Él no ve la necesidad de que Cristo lo limpie. Sin
embargo, cuando el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios, brilla con
Su divina, infinita luz de búsqueda a través de nuestra imaginación corruptas,
recibimos una verdadera visión de nuestro ser tan necesitado y pobre. Luego,
rápidamente clamamos por la Misericordia del SEÑOR, por Su limpieza y
por Su santificación. Necesitamos aprovechar la preciosa Sangre de Jesús, el
poderoso y purificador Fuego del Espíritu Santo y las Aguas ratificadoras del
Nombre, Muerte y Vida de Jesucristo.
G. La imaginación blasfema y acarrea la maldición de Dios

sobre el hombre
La imaginación blasfema también acarrea la maldición de Dios sobre su
alma no penitente cuando rehúsa escuchar las advertencias de Dios en contra
de la idolatría y dioses falsos.
Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo

hemos pasado por medio de las gentes que habéis pasado; Y habéis visto
sus abominaciones y sus ídolos, madera y piedra, plata y oro, que tienen
consigo. Quizá habrá entre vosotros varón, ó mujer, ó familia, ó tribu, cuyo
corazón se vuelva hoy de con Jehová nuestro Dios, por andar á servir á los
dioses de aquellas gentes; quizá habrá en vosotros raíz que eche veneno y
ajenjo; Y sea que, cuando el tal oyere las palabras de esta maldición, él
se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande según el
pensamiento de mi corazón, para añadir la embriaguez á la sed: Jehová
no querrá perdonarle; antes humeará luego el furor de Jehová y su celo
sobre el tal hombre, y asentaráse sobre él toda maldición escrita en este
libro, y Jehová raerá su nombre de debajo del cielo (Deuteronomio 29:16-
20)
Dios le recordó a Israel que ella había visto las abominaciones de las
naciones paganas al adorar a sus ídolos de madera, piedra, plata y oro. Él
advirtió a Su pueblo en contra de alejarse de Él, el único Dios Verdadero,
para poder servir a los dioses de estas naciones. Dios les advirtió sobre la raíz
de veneno y ajenjo que crecería en medio de ella si lo hiciesen.
El SEÑOR advirtió que Él no escatimaría a una persona que escuchara Su
maldición pronunciada y luego, con desprecio, irreverencia y falta de respeto,
dijese lo opuesto en su malvada imaginación para bendecirse a sí mismo con
paz por caminar en su propia imaginación malvada. Dios raerá a tal persona
de debajo del Cielo. En otras palabras, cuando esta persona blasfema ponga
sus malvadas imágenes por encima de las temerarias advertencias de Dios, él
cosechará el Juicio de Dios. Esta pobre y engañada alma dice, “Ah, el
SEÑOR no mantendrá Su Palabra. Él no me hará nada. Aunque camine tras
mi propia imaginación y no tras lo que Él dice, tendré paz.” ¡Que tonto
descaro!
La Palabra de Dios es fiel, a pesar de las imágenes falsas y blasfemas que
crea nuestra imaginación. La Ley de la Siembra y la Cosecha es irrevocable.
¡Cosechamos lo que sembramos! Muchas de nuestras cosechas vienen de las
semillas de nuestras propias imaginaciones blasfemas. Recuerden las palabras
de Job: “Porque el temor que me espantaba ha venido.” Job sembró en su
imaginación el temor de perder su riquezas y su reputación. Por sembrar estas
malas imágenes de temor que Dios lo sacaría de su alta posición terrenal, él
cosechó sus imágenes de temor en realidad al experimentar la dolorosa
pérdida de todas esas cosas.
La imaginación, con sus imágenes creadas de blasfemia, acarrea la
maldición de Dios sobre su dueño. Después de que la gente oye la Verdad,
mas sin embargo camina según su propia malvada imaginación, a pesar de su
incredulidad y a pesar de sus falsas imágenes de paz, ellos no podrán escapar
de las maldiciones de la Verdad de Dios. Cuando oímos la Palabra de Dios
como pecador o como cristiano, en lugar tomarla a la ligera o de aplicarla
mentalmente a otra persona, debemos inmediatamente formar una imagen del
temor de Dios en nuestra mente, la cual producirá obediencia a la Palabra de
Dios. Desobedecemos la Palabra de Dios porque no tenemos temor de Dios
en nuestra imaginación.
H. La imaginación descarrila
La imaginación también nos descarrilla del camino correcto hacia el
camino del error. Cuando la imaginación, el sentido de la vista en el alma, no
está satisfecha, lleva al alma lejos del Creador y Redentor. Una imaginación
corrupta se une al camino equivocado y vaga sin rumbo tras los deseos de la
carne. Deja la Santa Soberanía del SEÑOR que limita y dirige las acciones
humanas de acuerdo al Plan Maestro y al Propósito de la Voluntad de Dios.
Y será que cuando le vinieren muchos males y angustias, entonces

responderá en su cara este cántico como testigo, pues no caerá en olvido de
la boca de su linaje: porque yo conozco su ingenio, y lo que hace hoy
antes que le introduzca en la tierra que juré (Deuteronomio 31:21)
Antes de que Dios la llevara a la tierra, Dios advirtió a Israel que después
de que ella se hubiese establecido en la tierra, ella iría tras los ídolos y
rompería el Pacto de Dios. Dios sabía que aún en el momento de hablar ese
día, las imaginaciones de la gente comenzaron a descarrilarse. A no ser que la
persona le entregue su imaginación a Jesucristo para limpieza y santificación,
su imaginación se convertirá en un navegante pecador que descarrilará a toda
la persona.
La gente pierde a Dios porque camina según su propia imaginación. ¡Una
imaginación corrupta hace errar el camino! La imaginación vagabunda
nunca llevará al alma por el Camino de la Cruz, el Camino Crucificado.
Cuando llegamos ante Dios para pedir Su Voluntad en aspectos específicos
de nuestras vidas, muchas veces discutimos con Él sobre Su Juicio como el
Divino Juez, porque nuestra imaginación vagabunda no ha sido santificada
por el Espíritu Santo para meditar. Al ponderar, estudiar y pensar
profundamente y continuamente en la Palabra de Dios, permitimos que el
Espíritu Santo santifique nuestras imaginaciones, para presionar la Verdad
con el fin de darle forma, y crear cuadros de la Verdad en nuestras almas para
que podamos percibir los Principios espirituales de Dios. Entonces, seremos
capaces de ver a Cristo Jesús Quien es invisible.
Después de que Dios nos condena sobre algo que no Le agradó,
deberíamos separarnos de esa cosa, pero nuestra mente carnal y el Diablo van
a sugerir que hagamos lo opuesto de aquello sobre lo que Dios nos ha
condenado. La carne y el Diablo van a imprimir sutilmente en nuestra
imaginación la poca importancia de precisamente esa cosa que Dios nos ha
dicho que era importante. En momentos de nuestro crecimiento espiritual,
todos le hemos dado la espalda a nuestras convicciones. Pero cuán fiel,
misericordioso y lleno de gracia es nuestro SEÑOR para llevarnos de vuelta
al camino de las convicciones.
El Profeta Jeremías también reveló que fue la imaginación no santificada
de Judá que lo llevó en los caminos idólatras de los paganos.
Antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los

Baales que les enseñaron sus padres (Jeremías 9:14)
A este pueblo malo, que no quieren oír mis palabras, que andan en las
imaginaciones de su corazón, y se fueron en pos de dioses ajenos para
servirles, y para encorvarse á ellos; y vendrá á ser como este cinto, que
para ninguna cosa es bueno (Jeremías 13:10)
En los versículos previos, Dios le pidió a Jeremías que llevara un nuevo
cinto de lino y lo pusiera en sus lomos. Luego, el SEÑOR le dijo a Jeremías
que fuera al Eufrates y lo escondiera en el hoyo de una roca. Después de
muchos días, Dios le dijo a Jeremías que volviera y retirara el cinto de lino o
el cinto del lomo. Pero, he aquí, el cinto de lino estaba estropeado, arruinado,
desfigurado, sin atractivo, inservible y sin valor. Luego Dios dijo, “Este es un
cuadro de lo que haré con Judá y Jerusalén quienes, por sus imaginaciones
orgullosas y vagabundas, han guiado a caminar en los caminos idólatras de
los paganos.”
Nuestra propia imaginación vagabunda, si la seguimos, nos llevará lejos de
Jesucristo. Separados de la Voluntad de Dios, somos inservibles y
despreciables.
I. La imaginación cree las mentiras de Satanás

La imaginación no santificada del hombre siempre cree las mentiras de
Satanás y es influenciado en contra de Dios. Dios es el Único que puede
revelarnos las profundidades de la corrupción en la cual nuestra imaginación
no santificada se ha hundido. Después que un pecador acepta a Cristo como
Su Salvador y se convierte en un creyente, no es liberado de la profundidad
de su imaginación corrupta, como muchos suponen erróneamente. Mas bien,
él debe comenzar a tratar con la imaginación de su alma en el hombre viejo;
él debe confrontar y santificar diariamente el sentido de la vista, que es malo,
orgulloso, inicuo, vano, engañoso, fragua maquinaciones, trae maldición,
guía mal y cree las mentiras de Satanás.
Esta novena corrupción de la imaginación es la más extensa ya que Satanás
la usa frecuentemente. Somos muy propensos a creer las mentiras de Satanás
en vez de la Palabra de Verdad de Dios. Dios nos dice: “Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13) Pero Satanás resiste la Verdad de
Dios al crear toda imagen de oposición en nuestras imaginaciones sobre
porque no podemos hacer el Propósito de la Voluntad de Dios hoy. Satanás
dice:
La Voluntad de Dios es muy dura.

Su Voluntad no es conveniente.
No estamos calificados para hacer Su Voluntad.
Su Voluntad será más fácil de seguir mañana.
La Voluntad de Dios será mejor ejecutada si alguien más la hace.
La Voluntad de Dios requiere de mucho tiempo y sacrificio.
A pesar de todas las promesas gloriosas de la Palabra de Dios que apoyan

el Propósito de Su Voluntad, aceptamos las mentiras de Satanás cuando nos
dice que no podemos dar un sólo paso más. Falsamente nos imaginamos que
caemos y que somos dejados para morir solos en el desierto. Si hay un simple
lugar a donde el Diablo lucha con el creyente, es en su imaginación no
santificada.
Inmediatamente antes de que Dios haga algo grande por nosotros, Satanás
nos ataca al poner sus falsas imágenes en nuestra imaginación con respecto a
nuestras cargas, pruebas y adversidades. Pero, si resistimos a Satanás en el
Nombre de Jesús, y clamamos al SEÑOR Jesús, Él santificará nuestra
imaginación. ¡Gloria a Dios!
El secreto espiritual es aferrarse a Jesucristo hasta que Dios declare la
victoria. Dios permite que Satanás nos asedie y nos resista para probar
nuestra fe y confianza en Su Palabra de Verdad. Jesucristo es la Cabeza sobre
todos los principados y poderes, incluyendo todo el poder de Lucifer caído.
Por lo tanto, sea lo que venga por nuestro camino, a pesar del poder del
ataque, sepamos con certeza que nuestro Padre es la Cabeza de ello y está
sobre ello. Dios lo permite y Él lo dirige para probar nuestra fe y para probar
la profundidad de la entrega a Su Soberanía. ¡Qué privilegio tenemos de ser
examinados y probados por Dios!
Aparte del Poder santificador de la Sangre de Jesús, del Fuego del Espíritu
Santo, y de las Aguas del Nombre de Cristo, Muerte y Vida, nuestra
imaginación siempre va a creer las mentiras de Satanás en lugar de la Verdad
de Dios. Pero levantémonos con determinación firme para vencer, con
confianza inquebrantable en la Soberanía infinita, victoriosa de Dios.
Aun después de haber hecho la Voluntad de Dios, y después de haber
hecho todo para mantenernos firmes, debemos sólo permanecer en la Verdad.
Y mientras estamos parados allí, si Satanás susurra, “Mira en que líos estas
ahora por obedecer a Dios,” debemos tomar la afilada Espada de la Verdad y
cortar las imágenes mentirosas de Satanás antes de que él tenga tiempo para
asentarse firmemente en nuestra imaginación. La Verdad es esta: Dios es la
Cabeza y Él hace que todas las cosas obren para bien.
¿Podemos confiar en la Soberanía de Dios y su Poder que todo lo
conquista para obrar bien cuando Él nos lleva a un lugar parecido al fuego
infernal, en vez de un lugar lleno de aguas como vimos al principio en
nuestra imaginación? Aunque el infierno mismo se desate con furia en
nuestra contra, permanezcamos firmes y elijamos confiar en la Vedad de Dios
en vez de las mentiras de Satanás. Debemos elegir firmemente por la Verdad
de Dios y confiar en Él. Si usamos la Espada de la Verdad para pelear en
contra de Satanás, él tendrá que huir. Después, Dios nos conducirá a Sus
hermosos jardines de Verdad y Sus fuentes de placer y deleite en Su Espíritu.
Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos contra aquellos profetas: He
aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber aguas de hiel; porque
de los profetas de Jerusalem salió la hipocresía sobre toda la tierra. Así ha
dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que
os profetizan: os hacen desvanecer; hablan visión de su corazón, no de la
boca de Jehová. Dicen atrevidamente á los que me irritan: Jehová dijo: Paz
tendréis; y á cualquiera que anda tras la imaginación de su corazón,
dijeron: No vendrá mal sobre vosotros (Jeremías 23:15-17)
Los profetas mentiroso profetizaban falsamente a la gente en el Nombre
del SEÑOR, diciéndole a Judá y a Jerusalén, “Paz tendréis,” aunque la gente
despreciaba al SEÑOR y adoraban a sus ídolos en las formas más malvadas.
A través de Su verdadero Profeta, Jeremías, el SEÑOR advirtió a la gente
que estos falsos profetas hablaban de las imágenes de su propia imaginación.
El SEÑOR le advirtió a los falsos profetas que en Su Juicio de ira, Él los
alimentaría con ajenjo y los haría beber agua de hiel.
En el ámbito natural, el ajenjo es una planta de aroma fuerte de la cual se
sustrae un aceite verde oscuro y amargo. En el ámbito espiritual, el ajenjo es
figura de la amargura de los juicios de Dios que Él derrama sobre los profetas
mentirosos. El SEÑOR también prometió que ellos tomarían agua de hiel. En
el cuerpo natural, la hiel es un líquido verde, amargo que segrega el hígado y
guarda la vesícula. En el ámbito espiritual, la bilis simboliza amargura,
envidia, odio desagradable, contienda irritable y desagradable, osadía ruda y
la audacia insolente del enojo.
Judá y Jerusalén insultaron a Dios con su adoración amarga y de ajenjo del
SEÑOR y con la hiel de la incomparable audacia insolente. Ellos trajeron su
altar del ídolo y lo pusieron a la par del Altar de Dios en el Atrio de la Casa
del SEÑOR. En su osadía ruda y enojada ante Dios, ellos ofrecían sus hijos
en el altar Moloc, mientras ellos pretendían adorar a Dios en el Altar de
Bronce del SEÑOR. Ellos alimentaron a Dios con su ajenjo y hiel; por lo
tanto, el Dios misericordioso y lleno de gracia del Cielo prometió que ellos
cosecharían lo que sembraron. ¿Cómo se les ocurrió a los profetas proclamar
paz, cuando esta gran maldad prevalecía en Judá y Jerusalén? El pueblo en
Judá prefirió creer las mentiras de los falsos profetas en vez de escuchar la
Palabra Verdadera de Dios.
De la misma forma Dios le dará ajenjo y hiel a los ministros que fallan en
caminar obediente y rectamente ante Dios y que caminan tras sus imágenes
idólatras en su propia imaginación. Las mismas “profecías” mentirosas que
salieron de los falsos profetas de Judá salen de las bocas de los ministros hoy
en día. Ellos aprueban muchas cosas del mundo que Dios prohíbe. Ellos
proclaman falsamente, “No hay nada malo en hacer esto, y no es necesario
hacer aquello.” Al avanzar sus mentiras, ellos bautizan a su gente en sus
modernas, mundanas aguas del engaño. Por lo tanto su gente ha retrocedido
de Dios, aunque ellos mantienen una profesión de la fe tibia. No es de
sorprender que la iglesia promedio está tan seca y muerta que el Poder de
Dios se manifiesta rara vez en ella. ¡El problema está en el púlpito!
Según se cuenta, John Wesley, un evangelista famoso, predicaba tan duro
en contra del pecado y el mundo que, durante sus avivamientos, la
congregación era podaba hasta quedar sólo unas ocho o diez personas.
Entonces, Wesley osadamente declaraba, “AHORA, podemos tener un
avivamiento.” Esos pocos que quedaban ayunaban y oraban hasta que Dios
salvó muchas almas que sinceramente buscaban al SEÑOR ¡Gloria a Dios!
Prediquemos santidad y el temor de Dios en el Poder de Cristo y la
Verdad, hasta que aquellos que juegan a la iglesia huyan. Que la Verdad de
Dios pode la vid hasta que tenga ramas de calidad para producir fruto
verdadero. Entonces podremos tener un avivamiento y tener lugar para que
Dios pueda injertar una nueva rama, ramas sinceras.
Muchos pecadores tienen hambre de Dios y desean entrar en Su salvación,
pero son incapaces de levantarse por encima de la hipocresía y tibieza de
muchos Cristianos. Cuando Dios poda la vid de ramas no fructíferas, los
verdaderos fieles creyentes permanecen para interceder y estar de parto para
las almas perdidas. Luego Dios levanta más almas para ser salvadas.
El orgullo en el púlpito produce temor en el corazón de un ministro: temor
de perder miembros, temor de disminuir en números y finanzas, temor de
descender al lugar bajo, humilde. El temor de un ministro de perder
miembros, finanzas y el lugar exaltado del ministerio se vuelve su
gobernador y guía, en vez del SEÑOR Dios. Por consiguiente, el ministro y
la congregación se hunden en el estado de una experiencia espiritual tibia, lo
cual no es aceptable para Dios.
Pero, recuerden, cuando nos enfocamos en la calidad, Dios se hará cargo
de la cantidad. La Palabra de Dios declara que “Y el Señor añadía cada día á
la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47) Es asunto de Dios
añadir. Es nuestro asunto, con Su ayuda, santificar la calidad.
Cuando un ministro enseña que algo es verdad, uno debe asumir la
responsabilidad de ir a la Palabra de Dios para ver si es cierto. Los de Berea
eran más nobles que aquellos en Tesalónica porque ellos recibieron la Palabra
de Dios con toda solicitud de mente; luego ellos escudriñaban las Escrituras
diariamente para ver si las cosas eran así.
Entonces los hermanos, luego de noche, enviaron á Pablo y á Silas á Berea;

los cuales habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los Judíos. Y
fueron éstos más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues
recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las
Escrituras, si estas cosas eran así (Hechos 17:10,11)
Si la gente en los días de Jeremías buscaba en las Escrituras tan
diligentemente como lo hicieron los de Berea, ellos hubiesen descubierto que
los falsos profetas eran mentirosos y que las imágenes en su imaginación eran
mentiras muertas.
Sin embargo, la Verdad de Dios obra la Vida de Cristo en nosotros. No se
trata de ser crédulos y aceptar todo lo que escuchamos como la Verdad de
Dios. Sino que debemos estar alertas contra ese espíritu de orgullo de
Lucifer, no sea que pretendamos discernir entre la Verdad de Dios y las
falsedades de Lucifer cuando no hemos pasado tiempo en oración y en el
estudio de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios y el Espíritu de Dios
exponen las falsedades de Lucifer en todas las cosas. Por lo tanto, llevemos lo
que escuchamos desde el púlpito ante Dios, permitiendo que Él sea el Divino
Juez. Él revelará a nuestros corazones lo que es verdad y lo que es falso.
Dios dijo que si los falsos profetas hubiesen buscado Su Consejo, Él los
hubiese guiado a la Verdad en Su Palabra para dársela a Su pueblo; luego, la
gente se hubiese alejado de sus malos caminos y obras.

Y si ellos hubieran estado en mi secreto, también hubieran hecho oír
mis palabras á mi pueblo; y les hubieran hecho volver de su mal
camino, y de la maldad de sus obras (Jeremías 23:22)
La prueba segura de que alguien es un verdadero siervo de Dios es que él
da la Verdad designada de Dios a su pueblo, la cual les hará darle la espalda
al mal de su propio camino y volverse al Dios Viviente. Dios le habló a
Isaías, su verdadero Profeta, para develar a través de Su Verdad, los pecados
de Su pueblo.
Clama á voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y

anuncia á mi pueblo [el pueblo de Dios] su rebelión, y á la casa de
Jacob su pecado (Isaías 58:1)
Dios siempre envía fielmente a Sus verdaderos Profetas con un Espejo de
Verdad para mostrarle a Su pueblo sus errores.
J. La imaginación censura
La décima corrupción de la imaginación es su censura.
Los tres amigos de Job lo censuraron falsamente de acuerdo con sus
propias imaginaciones orgullosas.
¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son

como el viento? (Job 6:26)
Dios más adelante reprendió a los tres amigos de Job y expuso su corrupta
censura que vino de su necia y orgullosa imaginación.
Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras á Job, Jehová
dijo á Eliphaz Temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos
compañeros: porque no habéis hablado por mí lo recto, como mi siervo
Job. Ahora pues, tomaos siete becerros y siete carneros, y andad á mi
siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por
vosotros; porque de cierto á él atenderé para no trataros afrentosamente,
por cuanto no habéis hablado por mí con rectitud, como mi siervo Job.
Fueron pues Eliphaz Temanita, y Bildad Suhita, y Sophar Naamatita, é
hicieron como Jehová les dijo: y Jehová atendió á Job. Y mudó Jehová la
aflicción de Job, orando él por sus amigos: y aumentó al doble todas las
cosas que habían sido de Job (Job 42:7-10)
Porque los consoladores de Job lo reprendieron de acuerdo a sus malvadas
imaginaciones, su “consuelo” acumuló más dolor, pena y confusión sobre el
pobre Job. Ellos no aprobaron la situación de Job; ellos censuraron las
palabras de Job; ellos trataron de condenarlo por esconder algún pecado
conocido. Nuestra corrupta imaginación fantasea que somos sabios cuando
reprendemos a alguien más; pero, como los amigos de Job, la mayoría de las
veces no entendemos el verdadero problema.
La censura de nuestra malvada imaginación puede llegar asombrosamente
lejos. Aún cuando a todos nos gusta censurar, culpar, regañar y reprender a
alguien más, no nos gusta ser censurados. Cuando censuramos de acuerdo
con nuestra propia malvada imaginación, amontonamos cruel e innecesario
sufrimiento sobre el alma de la otra persona. Si no hemos permitido que Jesús
nos muestre nuestro propio yo, es imposible que ayudemos a otros a verse a
sí mismos.
Como los amigos de Job nunca habían visto su propia carne, ellos no
podían apropiadamente censurar a Job. Debemos humillarnos ante el SEÑOR
y caminar delicadamente ante Él, no sea que nos imaginemos que Dios nos
ha promovido al Sitial del Juicio como Su virrey para reprender a Su pueblo.
Nuestra imaginación orgullosa siempre nos hace pensar que sabemos lo
que está mal con todos los demás. Le da forma a imágenes orgullosas para
solucionar todas las cosas. Cuando es provocado por nuestro fuerte enemigo
el orgullo, nuestra imaginación se levanta con sus imágenes orgullosas de
conocimiento de donde la otra persona ha errado; luego, añade imágenes de
juicio de cómo él debiera ser castigado e imágenes proféticas de lo que él
debiera ser y hacer. Pero cuando otro expresa una verdadera censura sobre
nosotros, nuestra orgullosa imaginación reacciona con “¿Quién eres tú para
decirme a mí?”
Obviamente, entonces, al dar y recibir censura, necesitamos grandemente
la Sangre, Fuego y Agua santificadoras de Cristo en nuestra imaginación, el
sentido de la vista de nuestra alma. La habilidad de ayudar a otros a discernir
las malas imágenes en su imaginación viene sólo de pasar tiempo a los pies
de Jesucristo, aprendiendo de Él como discernir las malas imágenes de
nuestra propia imaginación. Esto es el secreto espiritual para ayudar a otros.
K. La imaginación está en enemistad con Dios

La imaginación no santificada del hombre está en enemistad con Dios. La
enemistad, eso es, un sentimiento fuerte, arraigado de odio, ya sea oculto o
expuesto, por el Plan Maestro y el Propósito de la Voluntad de Dios, llenando
la imaginación no santificada. Algunas de nuestras imaginaciones orgullosas
expresan activa y hostil oposición en contra de la Soberanía de Dios en
nuestras vidas. Otras imágenes orgullosas expresan nuestros ocultos,
inconscientes, amargos y hostiles resentimientos hacia la Soberanía de Dios.
¿Qué pensáis contra Jehová? El hará consumación: la tribulación no se

levantará dos veces (Nahum 1:9)
Sea oculta o expuesta, la enemistad hacia el SEÑOR destruirá todo nuestro
ser. Si no nos arrepentimos y aceptamos el Poder de la Sangre, Fuego y Agua
de Cristo para limpiar nuestra enemistad, Dios nos juzgará como Él lo hace
con Sus enemigos. El SEÑOR juzga a Sus enemigos al reservar Su ira no
engendrada para ellos y al permitir que Sus tinieblas creadas los persigan.
Cuando el SEÑOR derrama su ardiente ira no engendrada, ¿quién puede
pararse ante Su indignación? Nahum el Profeta advirtió a la ciudad de Nínive
que a través de la ira del juicio de Dios y Sus tinieblas creadas, el SEÑOR
destruiría por completo las obras de sus enemigas imaginaciones.
No existe ninguna cosa buena en nuestra malvada imaginación. Siempre y
cuando nuestra imaginación sirva a Satanás, estaremos en enemistad con
Dios. Nuestra imaginación es transformada sólo al permitir que Jesucristo la
posea y controle por el Poder del Espíritu y la Palabra de Dios.
L. La imaginación tiene poder

La décima segunda corrupción de la imaginación descansa en su poder. La
imaginación no santificada tiene el poder de producir resultados
tremendamente malos. La imaginación, la vista de nuestra alma, tiene la
fuerza para lograr lo increíble. Por ejemplo, conocí a una chica cuyo esposo
estaba trabajando debajo su carro cuando el gato hidráulico cedió y le cayó
encima. El peso pronto lo hubiese matado, pero las imágenes terribles de la
muerte de su esposo hicieron que ella corriera y levantara la parte frontal del
carro mientras su esposo gateó fuera hacia la seguridad. Este extraordinario
despliegue de fuerza parecía imposible para esa pequeña dama, pero las
imágenes de temor en su imaginación le dieron el poder. Todos hemos
escuchado de similares hazañas extraordinarias.
Dios reveló el poder y autoridad de la imaginación cuando todo el mundo
hablaba un lenguaje.
Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un

lenguaje: y han comenzado á obrar, y nada les retraerá ahora de lo que
han pensando hacer (Génesis 11:6)
Dios reveló que la unidad del hombre pecador les daría una imaginación
ilimitada si se les dejara con el poder de comunicarse en un solo lenguaje.
Entonces Dios restringió el poder de sus imaginaciones al separar el único
lenguaje a muchos y al dispersarlos en la tierra.
La imaginación, la vista de nuestra alma necesita la santificación por
medio de la Sangre, el Fuego y las Aguas de Cristo. La imaginación es el
primer sentido o rayo que el Diablo ataca en nuestra alma. Sin la santificación
de Cristo obrando en nuestra imaginación, seremos derrotados en casi todo
momento porque formaremos y crearemos imágenes equivocadas. Las
imágenes equivocadas en nuestra alma o mente dan a luz actitudes
pecaminosas.
Las imágenes equivocadas y actitudes pecadoras generan comportamiento
que no es como Cristo, lo cual nos hace un mal testimonio ante otros. Cuando
formamos una mala imagen de ser maltratados, una mala imagen de ser
acusados falsamente, una mala imagen de nuestras circunstancias generamos
actitudes pecaminosas que contaminan todo lo que vemos. Con estas malas
imágenes llenando nuestras mentes, no podemos ser como Jesús ni podremos
complacerlo en nuestra obra para Él.
III. El sentido limpio de la vista del alma, la

imaginación, tiene poder
Si las imágenes falsas pecaminosas del hombre son tan poderosas en su
imaginación no santificada, las Imágenes Santas de la Verdad de Dios son
infinitamente, divinamente más poderosas en una imaginación santificada. La
Verdad santificadora de Dios puede cambiar la naturaleza pecaminosa de
nuestro hombre viejo en la Santa Naturaleza de Jesucristo.
Dios le dio al hombre su imaginación para moldear, formar y crear buenas
imágenes o imaginaciones, pensamientos, sentimientos y obras a Su Imagen
y Semejanza. A través del Profeta Isaías, Dios prometió perfecta paz a la
persona cuya mente persevera en el SEÑOR.
Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera;

porque en ti se ha confiado (Isaías 26:3)
La palabra Hebrea para mente en este pasaje (Yatsár) se refiere a la
imaginación del hombre (o mente formadora) La palabra Hebrea para
perfecto realmente significa paz. Entonces aquí Dios promete una doble
porción de paz para aquellos que confían en Él. La persona que ha hecho del
SEÑOR su refugio y seguridad moldearán, formarán y crearán imágenes de
“paz, paz.” Cuando la mente del hombre permanece en el SEÑOR, esta
imaginación será llenada de imágenes de santa seguridad y serenidad celestial
porque él sabe que él esta bajo las nubes de Dios que hacen sombra de
Misericordia y Gracia. La mente que permanece en el SEÑOR está llena de
imágenes de paz interior con Dios y paz exterior con la humanidad porque
confía en Dios. Aquellos que confían en Dios se ponen bajo el gobierno de
Dios sobre todas las cosas y dependen del SEÑOR para darles lo mejor en
todas las cosas.
Cuando el Rey David vio a la gente de su reino dando voluntaria y
gozosamente de su sustancia para construir el Santo Templo del SEÑOR, él
oró que la imaginación de estos pensamientos generosos fuese preservada
para siempre.
Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos aprestado para
edificar casa á tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo. Yo sé, Dios
mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada: por eso yo
con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y
ahora he visto con alegría que tu pueblo, que aquí se ha hallado ahora, ha
dado para ti espontáneamente. Jehová, Dios de Abraham, de Isaac, y de
Israel, nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del
corazón de tu pueblo, y encamina su corazón á ti (I Crónicas 29:16-18)
El Rey David oró para que estos pensamientos voluntarios y gozosos de
dar para el SEÑOR fuesen para siempre guardados en la imaginación de sus
mentes.
De la misma manera, el Apóstol Pablo tuvo dolores de parto para los
creyentes de Gálatas hasta que Cristo realmente fue formado en sus mentes
para que su imaginación fuese totalmente de santos pensamientos,

sentimientos y obras hacia Dios y Su creación.
Hijitos míos, que vuelvo otra vez á estar de parto de vosotros, hasta que
Cristo sea formado en vosotros (Gálatas 4:19)
Pablo supo que una vez que la imagen del verdadero Cristo estuviese
formada en sus mentes, su imaginación estaría protegida de moldear y formar
imágenes falsas de error y mentiras. Es por esto que el Apóstol Pablo dijo, en
Filipenses 4:8, que había que pensar sólo en estas cosas santas:
todo lo que es verdadero,

todo lo honesto,
todo lo justo,
todo lo puro,
todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre.
El Apóstol Pablo sabía que la excelencia moral del Poder de la Verdad

obraba a través de imágenes verdaderas en su imaginación para generar
cambio en su viejo corazón y traer alabanza al SEÑOR.
La doce veces corrupta imaginación de hombre la hace un instrumento
poderoso para el caído Lucifer. Sin embargo, nuestra imaginación santificada
puede ser un instrumento aún más poderoso para Dios y Su Verdad.
Nuestra imaginación puede mantenerse como un sentido limpio para Dios
a través de la Sangre de Jesús, el Fuego del Espíritu Santo y las Aguas del
Nombre Cristo, Muerte y Vida. Por lo tanto, mantengamos nuestra
imaginación fijada en la Palabra de Dios para alimentarnos y meditar en la
Verdad de Dios.
La Santa, Infinita, Divina Palabra tiene el Poder para limpiar y el Poder
para guardar. El Poder omnipotente de Dios está en cada versículo de la
Biblia. El secreto para el verdadero y duradero poder está en memorizar la
Palabra de Dios, alimentándonos y meditándola durante varios días. Luego
tomen otro versículo y hagan lo mismo. La Santa Verdad de Dios en nuestra
imaginación la santifica, liberándola de imágenes falsas y malvadas que
maquinamos a diario.
Nuestra imaginación, el sentido de la vista de nuestra alma, puede volverse
un maravilloso siervo para nosotros y por nosotros. Sin embargo, si llenamos
nuestra imaginación con imágenes falsas, estas poderosas imágenes falsas
nos esclavizarán.
Por medio de la caída del hombre, se volvió totalmente corrupto en todo su
ser: cuerpo, alma y espíritu. La Palabra de Dios nos ha mostrado la
corrupción que sufrió la imaginación humana doce veces al volverse:
malvada,
orgullosa,
inicua,
vana,
engañosa,
problemática,
maldita por Dios,
descarriada,
crédula de las mentiras de Satanás,
que censura,
enemiga de Dios,
poseída con poder sobrenatural.
Nuestro corazón debería ser conmovido a someter nuestra imaginación

voluntariamente a la limpieza de la Sangre de Jesucristo, al Fuego
todopoderoso del Espíritu Santo y a las Aguas del precioso Nombre Cristo,
Muerte y Vida. Deberíamos ser desafiados en permitir que las Aguas de la
Palabra de Dios inunden nuestra alma con su poder para limpiarnos y para
guardarnos, y permitir que el Agua del Espíritu de Dios inunde nuestra alma
con intercesión y dolores de parto. Así, nuestro sentido de la vista, la
imaginación en nuestra alma, será formada y guardada limpia y santa para
Dios y útil para Su Reino.

Capítulo Seis
Razón, el sentido del gusto del alma
Cuando el rayo del sentido del gusto pasa a través del cuerpo, se llama
boca. Cuando pasa a través del alma, se llama la razón, la facultad de nuestra
mente que nos permite analizar y sintetizar hechos y figuras.
La palabra razón significa pensar, considerar, planificar, encajar, unir. El

sentido de la razón nos permite rumiar sobre los pensamientos, ideas,
opiniones y juicios de nuestra propia mente y de otros, y luego llegar a
conclusiones. La facultad de nuestro razonamiento nos permite pensar
coherente y lógicamente, deductiva e inductivamente, para inferir, deducir,
analizar e interpretar ideas que mentalmente hemos digerido.
Dios desea que gustemos y nos alimentemos de Sus Promesas para poder
obtener la sustancia de fe de Su Santa Palabra. Dios nos invita a ver nuestra
condición espiritualmente enferma y, luego, sanarnos con Su amor
todopoderoso y poder.
Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren

como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como
el carmesí, vendrán á ser como blanca lana (Isaías 1:18)
“Venid luego y estemos a cuenta.” Dios está diciendo “Pon esta Verdad
espiritual en tu razón, rumia, medita y piensa en ello.”

“…Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca
lana (Isaías 1:18)” Aunque nuestros pecados de orgullo de superioridad
pueden ser como la grana, una mancha que es imposible de quitar, sin
embargo a través del Poder santificador de su Sangre, Fuego y Agua, el
SEÑOR Jesucristo puede convertir nuestros pecados de auto exaltación en Su
pureza y humildad para que ellos sean frescos como la blanca nieve. Carmesí
es el color de toláat, el gorgojo voraz que se alimenta de las cosas corruptas
en el lugar bajo. Aunque nuestros pecados del orgullo de inferioridad sean
como el carmesí, el SEÑOR Jesucristo puede convertirlos en la pureza,
calidez, y exaltación de Su Sangre Resucitada para que ellos tengan la
blancura y calidez de la lana. Recuerden, al alimentarnos de Su Palabra a
través de la meditación, recibimos vida de Dios – de Su Vida que nos nutre.
Debido a que el hombre pecó, los sentidos o rayos de su rueda se volvieron
corruptos; por lo tanto, el rayo de la razón en su alma se tornó irrazonable. El

razonamiento crítico del hombre se ha vuelto falso y egoísta, haciendo que
siempre estemos a nuestro favor en cada situación. Él se ha vuelto
irrazonablemente voluntarioso y prejuicioso en contra del Plan Maestro y el
Propósito de la Voluntad de Dios para él. Cuando la imaginación corrupta del
hombre forma una imagen falsa, su razón está de acuerdo con ella y refuerza
y justifica su imaginación. Como resultado, el cuadro mental del hombre se
vuelve distorsionado y falso. Sin embargo, a medida que Cristo santifica su
razón, y el Espíritu de Dios va poseyendo su razón, el entendimiento claro y
el juicio lógico vuelven.
Frecuentemente, encontramos circunstancias que nos hacen clamar
“¡Simplemente no entiendo!” No podemos entender porque nuestra razón no
está santificada; permanece irrazonable. Cuando razonamos con un
razonamiento santificado, por el Espíritu y la Palabra, un claro entendimiento
llena nuestro razonamiento. Mantener nuestro razonamiento continuamente
renovado con un espíritu correcto es un gran reto.
I. El propósito del sentido del gusto del alma, la

razón, es capacitar al hombre a llegar a las
conclusiones correctas sobre la relación de Dios a la
condición caída del hombre
Dios tiene un buen propósito para el sentido de la razón del hombre. La
Palabra Hebrea para razón es yakákj, significando estar en lo correcto, decidir
por lo correcto, justificar lo correcto, convencer por lo correcto, mantener lo
correcto, clamar por lo correcto, y reprobar y corregir lo malo para que el
bien prevalezca. Dios tiene un sentido de la razón santa, y en el comienzo Él
creó al hombre con un sentido de la razón santa. Por lo tanto, el hombre pudo
demostrar, a la altura del correcto razonamiento, la equidad de los santos y
justos procedimientos en su vida.
Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren

como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como
el carmesí, vendrán á ser como blanca lana (Isaías 1:18)
Dios invita al hombre a venir a Él y permitir enseñarle como razonar
correctamente, formar juicios justos, y llegar a las conclusiones correctas
sobre la relación de Dios con el hombre. Dios ha provisto el sacrificio
correcto y eterno de Su único Hijo Engendrado, el SEÑOR Jesucristo.
Consecuentemente, Él espera que el hombre pecaminoso venga y esté a
cuentas con Él al aceptar Su inexpresable don de Su Hijo, al arrepentirse de
los males y equivocaciones, y al cesar de hacer el mal y equivocarse. Sólo
aquellos que rompen su atadura con el pecado a través del SEÑOR Jesucristo
pueden entrar al pacto y comunión con Dios. La cosa más razonable en el
mundo es que el hombre haga lo que Dios le dice que debe hacer. Dios le dio
al hombre el sentido de la boca de la razón para alimentarse de Sus Promesas.
Aunque los pecados del hombre sean como la grana y el carmesí, Dios
convertirá los corazones penitentes blancos como la nieve y la lana. Debemos
quitarnos todo lo que es malo ante los Ojos del SEÑOR y aprender a hacer el
bien.
El Apóstol Pablo mostró el poder de su razonamiento santificado al
razonar con los Judíos y los Griegos en la Sinagoga en el día de Reposo.
Y disputaba en la sinagoga todos los sábados, y persuadía á Judíos y á

Griegos (Hechos 18:4)
Pablo razonaba poderosamente sobre el Mesías de Israel, el SEÑOR
Jesucristo, y Su Muerte y resurrección. El Apóstol Pablo también convenció
(razonó con) los Judíos en Acaya que las Escrituras del Antiguo Testamento
predecían que Jesús era el Cristo.
Porque con gran vehemencia convencía [razonaba] públicamente á los

Judíos, mostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo (Hechos
18:28)
Con su limpio, claro razonamiento, Pablo públicamente persuadía a los
Judíos que Jesús era el Cristo. Pablo el Apóstol también exhortaba a los
Corintios creyentes que usaran sus dones de profecía para ministrar a los no
creyentes que venían entre ellos para que su razonamiento fuese limpiado, y
pudiesen ser convencidos por (razonados con) la Verdad y volverse
creyentes.
Mas si todos profetizan, y entra algún infiel ó indocto, de todos es

convencido [razonado], de todos es juzgado; (I Corintios 14:24)
Cuando la razón del hombre es limpiada, se vuelve una boca hambrienta
para alimentarse con la Verdad y Sabiduría de Dios. El Apóstol Pablo fue un
fuerte defensor de usar el poder para limpiar el razonamiento para convencer
(razonar con) a los no creyentes y negadores de la Verdad de la Santa Palabra
de Dios.
Retenedor de la fiel palabra que es conforme á la doctrina: para que

también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer [razonar con] á
los que contradijeren (Tito 1:9)
Pablo escribió a su amado hijo espiritual, Tito, sobre como razonar con o
convencer a los de su día que contradicen sobre la Verdad de Jesucristo como
el único Salvador en todo el mundo.
Una razón santificada tiene poder para convencer a otros para salirse del
error y discernir la Verdad del SEÑOR Jesucristo. Le da valentía al creyente
para oponer las falsedades y proclamar el juicio justo.
II. El sentido del gusto del alma, la razón, tiene una

corrupción séptupl.
Después de que el pecado entró en la raza humana, siete tipos de
corrupciones contaminaron la razón del hombre. La razón del Hombre se
volvió:
malvada en juicio,
prejuiciosa,
imprudente / ciega,
tonta,
irracional,
inmoderada,
insensato
A. La razón se volvió malvada en juicio

Cuando el pecado corrompió el sentido del gusto del hombre en su alma,
su razón se volvió malvada, incapaz de juzgar justamente. La depravación
moral previene que la razón del hombre discierna, decida y juzgue lo que es
moralmente correcto, justo, verdadero y honesto.

Y viniendo sus discípulos de la otra parte del lago, se habían olvidado de
tomar pan. Y Jesús les dijo: Mirad, y guardaos de la levadura de los
Fariseos y de los Saduceos. Y ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto
dice porque no tomamos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué
pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tomasteis pan?
¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil
hombres, y cuántos cestos alzasteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro
mil, y cuántas espuertas tomasteis? ¿Cómo es que no entendéis que no por
el pan os dije, que os guardaseis de la levadura de los Fariseos y de los
Saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen
de la levadura de pan, sino de la doctrina de los Fariseos y de los Saduceos.
(Mateo 16:5-12)
Cuando Jesús estaba solo, los Fariseos y Saduceos le pidieron una señal
para tentarlo. Este efecto en vano para tentar a Jesucristo fue un insulto para
Él porque ellos sabían Quien era Él. Los Pastores habían publicado afuera las
buenas nuevas de que Jesucristo el Señor, el Salvador había nacido en Belén.
Cuando los hombres sabios vinieron del Este a adorar a Cristo, el Rey recién
nacido, los Fariseos y Saduceos buscaron en la Palabra de Dios; luego, ellos
le dijeron a los hombres sabios que fuesen a Belén, a donde ellos Lo
encontrarían. Juan el Bautista, quien fue concebido milagrosamente y nacido
de padres mayores, quienes ellos también conocían, predicaron de la pronta
venida de Cristo Jesús y paraban a las almas penitentes a través del bautismo
para Su llegada. El Sumo Sacerdote también tenía el Testimonio del Urim y
Tumim para saber Quien era Jesucristo. Los testimonios de aquellos que
Jesucristo sanó testificaban sobre Su Divino Origen y poder.
Sin embargo en cada momento los Fariseos y Saduceos negaban el
mensaje y divinidad de Jesús. Por ejemplo, Jesús sanó a un hombre poseído
de demonios; sin embargo, cuando ellos escucharon esto, los Fariseos y
Saduceos descaradamente le atribuyeron ese milagro al poder del Diablo.
Si Jesús hubiese dejado el Propósito de la Voluntad de Su Padre para hacer
más señales ante sus rostros malvados, ellos aún no Le hubiesen creído.
Como Jesús hizo todas las cosas que Él vio a Su Padre hacer, y como Él no
hizo un milagro o dio una señal en esta ocasión, Él probó que Su Padre no
quería que Él hiciese otra señal. Esto creó otra oportunidad para ellos de
burlarse, desdeñar y acusarlo. Por lo tanto, su naturaleza interna malvada fue
manifestada y expuesta.
Más adelante cuando los discípulos de Jesús volvieron, Él les advirtió en
contra de la levadura malvada y fermentada de la doctrina de los Fariseos y
Saduceos que permeaban sus corazones con su malvada influencia. Su
advertencia en contra de la malvada levadura espiritual de los Fariseos y
Saduceos le fue dada a Sus Discípulos no sea que permeaban sus corazones y
mentes y gradualmente cambiara su actitud confiada hacia Él. Pero en su
sentido de la razón, los Discípulos juzgaron equivocadamente la advertencia
de Jesús. Porque el razonamiento de los Discípulos fue alumbrado, ellos
equivocadamente juzgaron que Jesús había hablado literalmente sobre la
levadura usada en el pan natural. Erróneamente, ellos razonaron que Jesús les
había advertido de no comer el pan natural que los Fariseos y Saduceos
habían preparado.
Cuando Jesús percibió su razonamiento crítico equivocado, Él explicó Su
Palabra. Él se refería a la levadura de las dañinas doctrinas espirituales de los
Fariseos y Saduceos, no a la levadura de su pan natural. La Doctrina de los
Fariseos y los Saduceos lastimaba a la mente con la levadura del error. Jesús
advirtió a Sus Discípulos que recibir tal doctrina corrompería moralmente sus
mentes y corazones.
Muchas veces, cuando el SEÑOR Jesús nos habla, estamos en un plano
espiritual demasiado bajo, como lo estaban los Discípulos, que nuestro
razonamiento es entenebrecido, y fallamos en aprovechar Su significado
espiritual. Por lo tanto, formamos juicios erróneos.
Muy a menudo hacemos juicios equivocados y malos producto de nuestro
razonamiento entenebrecido. Cuando estamos preocupados egoístamente
sobre la exaltación del yo, hacemos malos juicios sobre otras personas y sus
problemas. Nuestro razonamiento entenebrecido vanamente busca poner en
mal a otros para levantar el propio yo. En nuestro razonamiento
entenebrecido y no santificado, juzgamos que sus problemas y desgracias son
el resultado de la ira y castigo de Dios sobre ellos. Pero cuando sufrimos
problemas similares, nuestro razonamiento entenebrecido, con sus malos
juicios, culpan a Diablo por atacarnos.
En todas las cosas deberíamos ir al SEÑOR Jesucristo y que Él nos
santifique nuevamente con Su Sangre, Fuego y Agua en el sentido del gusto
en nuestra alma para que nuestra razón pueda ser iluminada. Sólo entonces
podemos juzgar en Justicia y Verdad. Si nos alimentamos de la Verdad en
Cristo, si permitimos que Cristo santifique nuestro sentido de la razón, y si
permitimos que Él sea el Divino Gobernador en nuestra razón, tomaremos
decisiones correctas sobre nosotros mismos y sobre otros. Si recibimos el
juicio del SEÑOR Jesucristo para nosotros mismos y otros, sea favorable o
no favorable, conoceremos, en nuestra razón, Su paz y gozo que sobrepasa
todo entendimiento.
Al permitir que la Sangre, Fuego y Agua de Cristo santifiquen nuestra
razón y el Poder del Espíritu de Dios y la Luz de Su Palabra de Verdad
posean nuestra razón, somos limpiados y levantados hasta donde podamos
razonar correctamente. Esta es la forma que aprendemos a ser razonables. Si
hemos pecado, nos podemos arrepentir; si otros han pecado, podemos orar
por ellos para que encuentren el camino correcto a través de Cristo Jesús.
Cuando nuestra razón, el sentido del gusto del alma está limpia, no
sentimos un deseo interno de alimentarnos en malvados y malos juicios que
critican y censuran a nosotros mismos y a otros. En vez, nos alimentamos de
Cristo Jesús y Su Torah-Verdad que trae Luz, Vida y Amor a nuestra razón.
Al probar la bondad del SEÑOR en nuestra alma, podemos entender más
claramente los problemas de nuestro hermano y hermana en su triple
naturaleza.
Una boca no razonable escupe palabra duras, ásperas, dogmáticas que
hieren los sentimiento de otros. Tiene falta de buen juicio y razona
irracionalmente. Sin embargo, hasta que Cristo Jesús santifique nuestra boca
de la razón en nuestra alma, nosotros orgullosamente justificamos escupiendo
censuras ásperas que lastiman a otros. En nuestro egoísmo entenebrecido,
ignoramos y despreciamos a otros. Solamente a medida que el SEÑOR
Jesucristo posea nuestra razón llegaremos a ser capaces de tener buen juicio.
Dejada por si sola, nuestra razón produce solamente malos y malvados
juicios.
B. La razón se hizo prejuiciosa

Después de que el pecado comenzó a gobernar en nuestra alma, el
prejuicio corrompió nuestra razón. Los prejuicios consisten en pensamientos,
ideas y opiniones que está formados antes de que los hechos sean conocidos.
Eso es juzgar anticipadamente.
Las palabras llenas de prejuicio lastiman, hieren y dañan a otros y a
nosotros mismos. El prejuicio es opuesto al juicio y razonamiento racional de
Cristo. Sin embargo, hasta que Cristo Jesús santifique nuestra boca de razón
en nuestra alma, nosotros orgullosamente justificamos nuestras críticas y
censuras prejuiciosas que lastiman y destruyen. En nuestro egoísmo

entenebrecido, ignorando nuestros prejuicios, no nos importan los
sentimientos de otros o el daño que les hacemos.
Todos nuestros prejuicios (raciales, nacionales, culturales, etc.) vienen de
nuestro razonamiento corrupto. Nuestro razonamiento corrupto previene que
respetemos a otros. Sin embargo, cuando Cristo santifica nuestra alma con Su
Sangre, Fuego y Agua, y el Poder del Espíritu Santo y la Luz de Su Palabra
de Verdad toman control de nuestro razonamiento, nos alimentamos de Su
honra, confianza, tolerancia y amor por toda Su creación. Luego, empezamos
a entender a nuestros hermanos o hermanas, sin importar su raza o credo.
¡Qué amor y armonía habría entre el pueblo de Dios si al SEÑOR Jesucristo
se le permitiera poseer nuestro razonamiento!
Y como vino al templo, llegáronse á él cuando estaba enseñando, los

príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, diciendo. ¿Con
qué autoridad haces esto? ¿y quién te dió esta autoridad? Y
respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os preguntaré una palabra, la
cual si me dijereis, también yo os diré con qué autoridad hago esto. El
bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿del cielo, ó de los hombres? Ellos
entonces pensaron entre sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo, nos dirá:
¿Por qué pues no le creísteis? Y si dijéremos, de los hombres, tememos al
pueblo; porque todos tienen á Juan por profeta. Y respondiendo á Jesús,
dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Ni yo os digo con qué
autoridad hago esto (Mateo 21:23-27)
El prejuicio de los Sacerdotes y los Ancianos reveló su naturaleza egoísta
que siempre encuentra falta con otro mientras se exalta a sí mismo. Los
Sacerdotes y Ancianos espiritualmente orgullosos le demandaron a Jesús que
les dijese de donde venía Su Poder y Autoridad. Si Jesús les hubiese dicho la
Verdad, que Él era el Cristo, el único Hijo Engendrado de Dios, ellos Lo
hubieran acusado de blasfemia Lo hubiesen crucificado en ese momento.
Como ellos sabían Quien era Cristo, ellos sabían que Él no podía atribuir Su
Poder y Autoridad al Diablo. Por lo tanto, ellos pensaron que habían atrapado
a Jesús en su trampa, dejándolo sin palabras. Si ellos no amaran
orgullosamente sus propias posiciones y reputaciones, y si ellos no hubiesen
estado celosos y prejuiciados en contra de Jesús, ellos hubiesen reconocido el
Divino Poder y Autoridad a través del cual Jesús ministraba y con el cual Él
hacía milagros.
Con celos y prejuicio, los Fariseos y los Ancianos acusaron a Jesús de
echar fuera a los demonios por el poder del Diablo para prevenir que la gente
creyera en Jesús y Lo siguieran. Su temor de perder su imagen orgullosa ante
la gente y perder sus posiciones los motivó a escoger deliberadamente en
contra de la Verdad, Jesucristo, a pesar de su conocimiento de Quien era
Jesucristo.
El prejuicio orgulloso en nuestra razón no sólo nos previene de reconocer
los verdaderos hechos que conocemos, pero también nos obstaculiza para
discernir entre lo que es de Dios y lo que es del Diablo. En otros momentos,
nuestro prejuicio entenebrecido nos previene de distinguir entre el Camino de
Dios y el camino del Diablo.
Es maravilloso para nuestra boca de razón alimentarse de la Luz de la
Verdad de Cristo. ¡Este es uno de los grandes privilegios eternos que
tenemos! Que sufrimiento sin paralelo sería si no tuviésemos una boca de
razón en nuestra alma. Nunca conoceríamos el gozo y la satisfacción de
alimentarnos de Cristo, Su Verdad, el Plan Maestro y el Propósito de la
Voluntad del Padre. Debemos permitir que Jesucristo posea más y más
nuestro razonamiento para que podamos gustar y disfrutar más de la Verdad
de Dios, justo como Jesucristo siempre se alimentó de la Luz de la Verdad de
Su Padre. Necesitamos la Sangre de Jesucristo, Fuego, Agua y la Intercesión
y Dolores de Parto del Espíritu Santo fluyendo diariamente a través de
nuestro sentido de la razón para poder ser limpiados y librarnos de nuestros
prejuicios dañinos.
C. La razón se hizo ciega

El tercer resultado de la corrupción del pecado fue que la razón del hombre
se hizo ciega. El corrupto sentido del gusto en la boca del alma se hizo ciego,
imprudente, descuidado, desatento, precipitado e irresponsable, ignorando las
consecuencias de sus propios pensamientos, palabras y obras. La razón
corrompida pasa mucho tiempo rumiando en sus propios temores, odios,
sospechas y prejuicios que olvida todas las consecuencias de alimentarse de
la comida equivocada. Entonces añade ceguera a su dieta. Inclusive disfruta
de alimentarse de descuido, desatención, irresponsabilidad y precipitación.
El razonamiento ciego desecha completamente la evidencia verdadera que
ya conoce. Borra la evidencia verdadera de la mesa. Inclusive rehúsa el sabor
de la razón verdadera, porque alimentarse de la Verdad haría que su boca
rechace su dieta del error y desarrollaría un paladar por la nutrición espiritual

de Dios. El razonamiento corrupto y ciego rehúsa permitir que la Verdad
controle su inteligencia, porque la Verdad sensibiliza la boca de la persona
para detectar el sabor de la mentira y las consecuencias mortales de digerir su
veneno.
En el día que Jesús perdonó y sanó el hombre que estaba paralítico, el
razonamiento corrupto y ciego de los Escribas los hizo oponerse a Jesús en
feroces celos y furia.
Y luego se juntaron á él muchos, que ya no cabían ni aun á la puerta; y les

predicaba la palabra. Entonces vinieron á él unos trayendo un
paralítico, que era traído por cuatro. Y como no podían llegar á él á causa
del gentío, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo abertura,
bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Y viendo Jesús la fe de ellos,
dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Y estaban allí
sentados algunos de los escribas, los cuales pensando en sus corazones,
Decían: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede
perdonar pecados, sino solo Dios? Y conociendo luego Jesús en su
espíritu que pensaban así dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué
pensáis estas cosas en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al
paralítico: Tus pecados te son perdonados, ó decirle: Levántate, y toma tu
lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad
en la tierra de perdonar los pecados, (dice al paralítico): A ti te digo:
Levántate, y toma tu lecho, y vete á tu casa. Entonces él se levantó luego, y
tomando su lecho, se salió delante de todos, de manera que todos se
asombraron, y glorificaron á Dios, diciendo: Nunca tal hemos visto.
(Marcos 2:2-12)
El razonamiento ciego de estas Escrituras cuestionaban, “¿Por qué habla
este hombre blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?”
Sin embargo, Jesús vio el cuadro completo: la fe de los hombres que bajaron
al hombre enfermo por el techo; la necesidad espiritual del hombre; los
Escribas que vinieron a buscar una excusa para acusarlo; la necesidad física
de que el hombre fuese sanado de su parálisis; y toda la gente que estada
presente y sería bendecida por las Obra espirituales y físicas en el hombre
enfermo. Por encima de todo, Él vio que Sus Obras glorificarían a Su Padre.
Antes de sanar su cuerpo, Jesús perdonó los pecados del hombre porque Él
sabía que la sanidad espiritual del alma es más importante que la sanidad
natural del cuerpo. Como el alma es eterna, su sanidad espiritual también es
eterna. Aunque la sanidad natural es importante para un cuerpo mortal y
físico, es sólo temporal. El cuerpo mortal aún morirá a no ser que un espíritu
y alma vencedor esté morando en él en el Rapto, cuando Jesús venga en el
aire a llevarse a Su Esposa y Su Cortejo Nupcial de creyentes vencedores.
Luego, Jesús trató con el racionamiento ciego de los Escribas que, dentro
de su alma, Lo acusaron de blasfemia. Él puso al descubierto su ciego e
imprudente razonamiento al hacer un milagro de sanidad sobre el hombre
paralítico. Él probó Su poder no sólo para perdonar los pecados del hombre,
pero también para sanar su cuerpo.
El perdón de Jesús por los pecados del hombre enfermo fue visible sólo
para el hombre y Su Padre Celestial. Pero el milagro en el cuerpo del hombre
fue visible para todos. Este milagro visible humilló a los Escribas y expuso su
ciego razonamiento. Pero el hombre enfermo fue exaltado en su espíritu,
alma y cuerpo probando que Jesucristo es el SEÑOR sobre todo el ser del
hombre.
Si somos sinceros en nuestro corazón y confesamos nuestra ceguera
pecaminosa en nuestro sentido de la razón, Jesús hará un milagro y quitará la
ceguera de nuestro razonamiento. Pero con abierta frecuencia como aquellos
Escribas, queremos que nuestro razonamiento ciego no sea exhibido ni
quitado de nuestro sentido del gusto de nuestra alma.
Es dudoso que los Escribas jamás permitieron que Jesús limpiara su
razonamiento ciego. Ellos se sentaron en medio de Jesús, rumiando en su
ceguera y falso razonamiento sobre el Poder y Autoridad de Jesús para
perdonar el pecado, mientras que Jesús se alimentaba en la carne de la
Voluntad de Su Padre.
D. La razón de hizo tonta
Después de que el pecado entró en la raza humana, el sentido del gusto del
hombre o su razón se hizo tonta, incapaz de percibir la Verdad. Esta es la
cuarta corrupción del razonamiento: se hizo tonto – eso es, estúpido, sin
sentido, inútil y tedioso. Las creencias de los Saduceos acerca de la
resurrección de los muertos ilustran su razonamiento tonto, carnal y sin
sentido.
Entonces vienen á el los Saduceos, que dicen que no hay resurrección, y

le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés nos escribió, que si el hermano
de alguno muriese, y dejase mujer, y no dejase hijos, que su hermano tome
su mujer, y levante linaje á su hermano. Fueron siete hermanos: y el
primero tomó mujer, y muriendo, no dejó simiente; Y la tomó el segundo,
y murió, y ni aquél tampoco dejó simiente; y el tercero, de la misma
manera. Y la tomaron los siete, y tampoco dejaron simiente: á la postre
murió también la mujer. En la resurrección, pues, cuando resucitaren, ¿de
cuál de ellos será mujer? porque los siete la tuvieron por mujer. Entonces
respondiendo Jesús, les dice: ¿No erráis por eso, porque no sabéis las
Escrituras, ni la potencia de Dios? Porque cuando resucitarán de los
muertos, ni se casarán, ni serán dados en casamiento, mas son como los
ángeles que están en los cielos. Y de que los muertos hayan de resucitar,
¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza,
diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de
Jacob? No es Dios de muertos, mas Dios de vivos; así que vosotros
mucho erráis (Marcos 12:18-27)
Los Saduceos no creían en la resurrección de los muertos. Por lo tanto,
ellos tomaron un principio de la Ley del Levirato para tratar de enredar a
Jesús en su error sobre la resurrección. La Ley de Levirato ordenaba que un
hermano vivo se casara con la viuda de su hermano muerto para levantar un
hijo para él para que su nombre no pereciera en Israel. El primer hijo de este
matrimonio tenía que llevar el nombre del hermano muerto. Los Saduceos
cuestionaron sin sentido que si los siete hermanos habían muerto en
secuencia y cada uno se había casado con la misma mujer que más adelante
murió, ¿entonces esposa de quién sería en la resurrección?
Jesús expuso el error de su razonamiento sin sentido porque ellos no
conocían las Escrituras, ni el Poder de Dios.
Los Saduceos fueron ignorantes de la Torah Verdad de Dios, que declara
que en la resurrección todos seremos como Ángeles: ni nos casaremos o
seremos entregados en matrimonio. Consecuentemente, fue un razonamiento
sin sentido y tonto el preguntarse esposa de quien sería la mujer, aún si ella
tuvo siete esposos mientras estuvo en la Tierra.
Jesús también informó a los Saduceos que ellos habían malentendido el
Poder de Resurrección de Dios. Él les recordó que Dios le había dicho a
Moisés que Él es el Dios, no de los muertos, pero de los vivos. Dios nunca
quiso que ningún hombre se quedara muerto. Por lo tanto, Cristo murió por
todos los hombres para que todos, ambos santos y pecadores, pusiesen ser
levantados de la muerte (Juan 5:28,29)
Necesitamos la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios para prevenirnos de
errar, desviarnos, alejarnos y perdernos en nuestros tontos razonamientos, de
Su Torah Verdad y el Poder de Resurrección de Su Espíritu. ¡Sólo la
estupidez razonaría tontamente que el plan de Dios dejaría a una esposa para
siete hermanos por la cual pelear en la resurrección!
E. La razón se hizo irracional

La quinta corrupción de la razón del hombre es que se volvió irracional,
irrazonable, sin inteligencia, sin sabiduría, indiscreta y sin cordura. Por el
pecado de la razón humana, nuestra mente no tiene el poder de la razón, de
juzgar, de entender, de justificar, de concluir, de convencer al alma de la
Verdad de Dios. Consecuentemente, la razón humana se alimenta de
nociones, ideas y opiniones falsas que son contrarias al Plan Maestro de Dios
y el Propósito de Su Voluntad. La razón no santificada del hombre, el sentido
del gusto de su alma, se alimenta de argumentos y planes tontos y sin sentido
que llenan el alma, física, mental y espiritualmente con el veneno de la
muerte.
Cuando nuestro razonamiento es corrupto, nuestro entendimiento también
se entenebrece. Por esto, el SEÑOR nos dice que no nos apoyemos en nuestro
propio entendimiento.
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no estribes en tu prudencia.

Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas (Proverbios
3:5,6)
Nuestro propio entendimiento, nuestro propio razonamiento irracional, es
incapaz de dirigir nuestras vidas. No podemos apoyarnos en nuestro propio
sentido de la razón para distinguir mentalmente o espiritualmente entre la
Verdad y el error.
Los Escribas y Fariseos rumiaban en los argumentos y planes de su
razonamiento irracional y concluyeron equivocadamente que si ellos
crucificaban a Jesucristo, ellos se librarían de Él. Jesús reveló esta Verdad en
una de Sus Parábolas. Jesús trató de advertirle a los Sacerdotes y a los
Escribas sobre a donde los llevaría su razonamiento irracional.
Y comenzó á decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, y

arrendóla á labradores, y se ausentó por mucho tiempo. Y al tiempo, envió
un siervo á los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; mas los
labradores le hirieron, y enviaron vacío. Y volvió á enviar otro siervo; mas
ellos á éste también, herido y afrentado, le enviaron vacío. Y volvió á
enviar al tercer siervo; mas ellos también á éste echaron herido. Entonces
el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré mi hijo amado: quizás cuando
á éste vieren, tendrán respeto. Mas los labradores, viéndole, pensaron
entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle para que la
heredad sea nuestra. Y echáronle fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué
pues, les hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá á estos labradores, y
dará su viña á otros. Y como ellos lo oyeron, dijeron: ¡Dios nos libre! Mas
él mirándolos, dice: ¿Qué pues es lo que está escrito: La piedra que
condenaron los edificadores, Esta fué por cabeza de esquina? Cualquiera
que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre el que la
piedra cayere, le desmenuzará. Y procuraban los príncipes de los
sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque entendieron
que contra ellos había dicho esta parábola: mas temieron al pueblo (Lucas
20:9-19)
Esta Parábola de la Viña del SEÑOR nos enseña cuán irracional es la razón
corrupta del hombre. Los Sacerdotes y Escribas sabían quien era Jesús, sin
embargo Lo mataron. Después de que Él se levantó de los muertos, ellos
fueron convencidos nuevamente de que Él era el Hijo de Dios cuando los
soldados Romanos testificaron sobre su experiencia aterradora en la
Resurrección de Jesús. Ellos tenían sus guardias para velar Su tumba para
prevenir que alguien robara Su Cuerpo, pero los guardias Romanos cayeron
como hombres muertos ante la Gloria No Engendrada del Padre cuando Dios
levantó el Cuerpo de Su Hijo de la muerte. Los guardias se encontraron
indefensos para prevenir al Dios Todopoderoso de rescatar el Cuerpo de Su
Hijo de la tumba. Después de que estos guardias dieron el sombroso
testimonio sobre la gloriosa resurrección de Cristo, los líderes Judíos
conspiraron con los guardias, pagándoles para mentir y decir que Sus
Discípulos se habían robado Su Cuerpo.
¿Cuál fue la intención de los líderes? Ellos no querían perder su poder,
posición y privilegios exaltados ante el pueblo. Ellos no querían que Jesús
fuese exaltado en Su Poder de Resurrección y Su Autoridad Reinante sobre
ellos. Aún Pilato, un pagano Gentil, sabía que estos Judíos, por envidia,
mandaron a que Jesús fuese crucificado. ¡Qué irracionalidad sin paralelo en el
sentido de la razón humana!
Este mismo espíritu irracional aún existe en el mundo religioso de hoy.
Muchos líderes no quieren levantar el Nombre de Jesús en Su Poder de
Resurrección y Su Autoridad Reinante sobre ellos. Ellos no permiten que el
Nombre de Jesús sea alabado, de acuerdo al Plan Maestro y el Propósito de la
Voluntad del Padre. Ellos previenen que la Palabra de Dios les sea revelada,
porque rehúsan tomar el tiempo para orar y para estudiar la Palabra de Dios.
Ellos rechazan aprender sobre el Cristo crucificado en su educación
espiritual, y ellos resisten Su Soberanía en su desarrollo moral. Ellos difaman
el camino crucificado por el temor de tener comunión con los sufrimientos de
Cristo al tomar el lugar bajo con Él. Su orgullo teme ser ridiculizado y
despreciado como lo fue Jesucristo en los días de su jornada en la tierra.
Como los rebeldes y orgullosos Sacerdotes y Escribas, ellos temían perder su
gobierno y reinado terrenal.
O nos humillamos voluntariamente y permitimos que Cristo reine y
gobierne en nuestras vidas, o Él reinará y gobernará sin nuestro
consentimiento voluntario y derribará nuestros tronos y nuestros reinos. Esta
Era de la Iglesia tibia rehúsa perder todo por Cristo; consecuentemente,
Cristo enviará al Anticristo, quien tomará todo lo que queda después de que
Jesús rapte a Su Esposa y a Sus creyentes vencedores.
F. La razón se hizo inmoderada

La razón corrupta del hombre se volvió inmoderada: eso es, desmedida,
extremista, excesiva, extravagante e inclemente. Después de que el pecado
entró en la raza humana, el razonamiento del hombre de hizo inmoderado, sin
restricción, excesivo, celebrando en una dieta de contienda, pleito y ambición
sin límite.
Un apetito sin restricción en nuestro sentido de la razón hace que nos
alimentemos en falsedades engañosas de cuán merecedores somos de ser el
primero o el mejor en el Reino del SEÑOR. Esto provocó peleas, contiendas
y falta de armonía entre los Discípulos de Cristo. Los seguidores de Cristo
demostraron este grado de razonamiento inmoderado cuando ellos estaban en
Su misma presencia.
Poned vosotros en vuestros oídos estas palabras; porque ha de acontecer

que el Hijo del hombre será entregado en manos de hombres. Mas ellos no
entendían esta palabra, y les era encubierta para que no la entendiesen; y
temían preguntarle de esta palabra. Entonces entraron en disputa, cuál
de ellos sería el mayor. Mas Jesús, viendo los pensamientos del corazón
de ellos, tomó un niño, y púsole junto á sí, Y les dice: Cualquiera que
recibiere este niño en mí nombre, á mí recibe; y cualquiera que me
recibiere á mí, recibe al que me envió; porque el que fuere el menor entre
todos vosotros, éste será el grande (Lucas 9:44-48)
La razón corrupta, inmoderada, sin restricción se alimenta de las falsedades
engañosas de que merece ser el mejor. Entonces lucha y pelea para llegar a la
cima, sin importar a quien lastima o que destruye. No obstante, Jesús
reprendió el razonamiento corrupto de Sus Discípulos, enseñándoles que para
poder ser el mayor (ni siquiera el más grandioso), uno tiene que ser el menor;
él tiene que ser el más pequeño en tamaño, en importancia, pequeño en
grado, y pequeño en figura.
Jesús les dio un cuadro de verdadera humildad. Jesús le acababa de contar
a Sus Discípulos sobre Su crucifixión, pero ellos estaban tan absorbidos en su
excesiva alimentación de sus falsos engaños de grandeza que ellos no
escucharon, ni entendieron, y ni siquiera le preguntaron a Jesús qué quiso
decir. Para ellos no era importante que Jesús iba a sufrir por su salvación
eterna. Su única preocupación era quién debería ser el más grande. ¡Qué
egoísmo tan inmenso y razonamiento inmoderado!
¡La Verdad es que el Padre Celestial es el Mayor! Jesús dijo, “Mi Padre
mayor es que yo” (Juan 14:28) Aquí está el verdadero orden:

El razonamiento sin moderación lucha por conseguir una posición
imposible en el Reino del SEÑOR, pero sólo el Padre Celestial es el mayor.
Ni siquiera es sabio luchar para ser el mayor ya que sólo es SEÑOR
Jesucristo ocupa esta posición. Una razón limpia y santificada que se
alimenta de la Verdad de Cristo sabe cuan indigno es ocupar siquiera el lugar
más bajo en el Reino de Dios.
El razonamiento inmoderado domina el mundo hoy, aún el mundo
Cristiano. ¿Quién será el mayor? ¿Quién tendrá la iglesia más grande?
¿Quién tendrá el nombre más grande? Jesús no tiene lugar en tal
razonamiento inmoderado.
Sin Cristo afuera y adentro de nuestro yo inadecuado, somos indignos de
vivir en Él, indignos de servirle, indignos de sufrir por Él, e indignos de estar
con Él en la Nueva Ciudad. Al humillarnos y reconocer estas Verdades,
deseamos sólo levantar a Jesucristo, exaltar Su Nombre y buscar Su Plan
Maestro y el Propósito de Su Voluntad. ¡Nada más importa! Recuerden, el
gozo que satisface viene de conocer a Cristo Jesús como nuestro Salvador y
Esposo Celestial, no de ser conocidos.
No obstante, cuando estamos en el lugar bajo, los ojos nuestra imaginación
corrupta y la boca de nuestro inmoderado razonamiento muy frecuentemente
perciben que merecemos una posición más alta y mejor. Y cuando, gracias a
nuestra lucha, obtenemos una promoción a una posición elevada, un lugar
mayor, nuestra corrupta imaginación y razonamiento se unen en firme
acuerdo diciendo que lo merecemos plenamente. Pero, alabado sea el
precioso Nombre de Jesús, cuando nos enamoramos del Plan Maestro y el
Propósito de la Voluntad del Padre, no importa a donde Jesucristo nos ponga,
porque vemos sólo Su múltiple Misericordia que alejó el castigo de la Muerte
y el Infierno que nosotros merecemos y Su gran Gracia salvadora que no
merecíamos.
No importa si estamos en el lugar bajo o el lugar alto, porque vemos cuan

indignos somos de vivir, de servirle, de sufrir por Él, aún de morir por Él.
Todo lo que importa es que estamos en el centro del Perfecto Propósito de la
Voluntad de Dios.
Ser grande significa conocer a Jesucristo y crecer en la medida de la
Plenitud de Su Estatura Espiritual. ¡Esta es la verdadera grandeza! ¡Aquel que
es el más pequeño es el más grande! Hasta que Jesucristo santifique nuestro
razonamiento corrupto e inmoderado con Su Sangre, Fuego y Agua, y hasta
que el Propósito de la Voluntad de Dios esté formado dentro nuestro, no
creemos que es grandioso ser el menor. La mente santificada que ha sido
liberada de las falsedades engañosas puede razonar este Principio espiritual
viendo lo real y verdadero que es. Cuando alguien nos hace de menos, y
nuestro razonamiento rápidamente se levanta para hacernos más grandes,
vemos nuestra necesidad de aprender más humildad a los Pies de Jesús, y así
encontrar la verdadera grandeza.
G. La razón se hizo irreflexiva

En este estado de corrupción, en el sentido del gusto del alma, la razón se
hizo irreflexiva: que no piensa, descuidada, desatenta, negligente,
inconsciente e inconstante. Esta es la séptima y última corrupción del sentido
del gusto del alma del hombre. Cuando la corrupción pecaminosa obra más
profundamente, la razón se alimenta más y más del egoísmo y se vuelve
irreflexiva y descuidada. Carece de interés, simpatía y aún lástima por otros.
La razón irreflexiva no tiene deseo de alimentarse de la verdad sobre las
necesidades, preocupaciones, ansiedades y responsabilidades de otros.
Aunque los Discípulos habían caminado con Jesús por tres años y medio y
habían observado Su cuidado y preocupación por la vida, ellos no prestaron
atención a los sufrimientos de otros. Ellos querían alejar la multitud que había
estado tres días sin comida mientras escuchaban a Jesús. ¡Pero Jesús los
alimentó! Los Discípulos querían deshacerse del hombre ciego que clamaba
por Misericordia. ¡Mas Jesús lo sanó! Ellos querían clamar para que el fuego
descendiese del Cielo para quemar a los Samaritanos que rechazaron a Jesús.
¡Pero Jesús los perdonó!
Después de que Jesucristo se levantó de la muerte, Pedro y Cleofas
siguieron en su razonamiento irreflexivo. Ellos nunca trataron de recordar lo
que Jesús les había enseñado sobre Su Muerte, sepultura y resurrección,
aunque Él había hablado sobre Su Muerte, sepultura y resurrección en
diferentes ocasiones. Aún los Judíos que estaban en enemistad con Jesucristo
recordaron que Jesús había dicho, “Después de tres días, me levantaré
nuevamente.” Sin embargo, en su razonamiento irreflexivo, Pedro y Cleofas
tontamente pensaron que los Romanos pudieron sellar la tumba de Jesús,

vigilarla y prevenir que Él se levantara nuevamente.
Entonces mientras caminaban de Jerusalén a Emmaús, Pedro y Cleofas se
alimentaron de la auto lástima y la pena que nació de su razonamiento
irreflexivo. Ellos pensaron tontamente que Jesús estaba muerto, entonces toda
la esperanza se había ido para que Él fuese el rey que construyera un reino
visible que los exaltara a ellos como líderes. En el medio de su razonamiento
irreflexivo, el Cristo resucitado se les apareció como un extraño,
enseñándoles sobre la necesidad de Su Muerte, sepultura y resurrección por
su gran amor, preocupación y consideración por su educación espiritual y
desarrollo moral.
Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día á una aldea que estaba de
Jerusalem sesenta estadios, llamada Emmaús. E iban hablando entre sí de
todas aquellas cosas que habían acaecido. Y aconteció que yendo hablando
entre sí, y preguntándose el uno al otro, el mismo Jesús se llegó, é iba
con ellos juntamente Mas los ojos de ellos estaban embargados, para que
no le conociesen. Y díjoles: ¿Qué pláticas son estas que tratáis entre
vosotros andando, y estáis tristes? Y respondiendo el uno, que se llamaba
Cleofas, le dijo: ¿Tú sólo peregrino eres en Jerusalem, y no has sabido las
cosas que en ella han acontecido estos días? Entonces él les dijo: ¿Qué
cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fué varón profeta,
poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; (Lucas
24:13-19)
El Espíritu de Dios registró el razonamiento irreflexivo de estos dos
Discípulos en el camino hacia Emmaús para nuestro beneficio con el fin de
que podamos aprender de su ejemplo instructivo de como no ser y que no
hacer. El Cristo resucitado se les apareció como un extraño, preguntándoles
sobre su razonamiento irreflexivo. Los dos Discípulos le contaron al extraño
(Jesús) sobre las mujeres que habían ido a la sepultura de Jesús, donde ellas
vieron a los Ángeles que les dijeron que Jesús estaba vivo. Miembros de su
propia compañía también verificaron que las mujeres habían dicho la Verdad.
Sin embargo, a pesar de estos dos poderosos testimonios de la resurrección de
Cristo, Pedro y Cleofas escogieron no creer, sino dejar Jerusalén, el lugar del
Poder de Resurrección de Cristo, e ir a Emmaús, mientras se alimentaban de
su razonamiento triste e i irreflexivo.
El extraño (Jesús) comenzó a censurarlos, como insensatos, por la lentitud
de su corazón para creer la Verdad sobre la resurrección de Cristo. Ellos no
habían creído las Palabras proféticas de Cristo sobre Su Muerte, sepultura y
resurrección antes de que Él fuese a la Cruz; ellos no creyeron en los
testimonio de los Discípulos de Cristo después de Su Resurrección. Ellos no
creían en la resurrección de Cristo porque ellos habían rehusado aceptar la
necesidad de la Muerte del Cristo crucificado.
Después de que Pedro y Cleofas habían recibido y creído en la necesidad
de la crucifixión y Muerte de Cristo, Jesús Se reveló a Sí Mismo como el
Cristo Resucitado. Luego Jesús desapareció de su vista porque Su Propósito
fue cumplido: Él había limpiado su razonamiento irreflexivo.
Estos dos Discípulos reconocieron el efecto ardiente y purificador de la
Verdad de la Sangre derramada de Cristo y las Aguas de Su Nombre, Muerte
y Vida resucitada que obró dentro de sus corazones cuando Jesús les habló. A
través de la Verdad sobre el Cristo crucificado y el Cristo resucitado, Jesús
cambió el razonamiento irreflexivo de Pedro y Cleofas a un razonamiento
feliz, limpio y pensativo.
La emancipación de Pedro y Cleofas del yugo de su razonamiento egoísta

e irreflexivo hizo que ellos se levantaran en la misma hora de la noche y
volvieran a Jerusalén y proclamaran las buenas nuevas de la resurrección de
Cristo de los muertos, porque ahora ellos tenían pensamientos de cuidado e
interés hacia sus compañeros Discípulos. Luego, Jesús se apareció en medio

de todos ellos, confirmado el testimonio de Pedro y Cleofas sobre Su
resurrección.
Cuando nos sentimos desalentados, mental y espiritualmente, como Pedo y
Cleofas, hemos olvidado las cosas que Cristo Jesús nos ha enseñado y ha
hecho por nosotros. Siendo egoístas en nuestro razonamiento irreflexivo
sobre nuestra posición y reino terrenal, no buscamos completamente a donde
hemos bloqueado la Verdad al engendrar fe en nuestro corazón sobre el
gobierno de Dios en nuestra educación espiritual y desarrollo moral. Al
contrario, razonamos de manera desconsiderada por las pérdidas eternas ante
nuestros ojos. Si fallamos en recordar le fidelidad de Cristo, los momentos en
que Él nos ha levantado en Su Espíritu, los momentos en que Él ha revelado
Su Palabra a nuestros corazones y traído gozo y gloria inexpresables a
nuestros espíritus y almas, engendraremos tristeza insensata en nuestro
razonamiento.
El razonamiento insensato produce todo tipo de tristeza, pena, abatimiento
y depresión que afligen el Santo Espíritu de Dios. Nuestro pensamiento
produce nuestros sentimientos en los sentidos de nuestro ser. Como un
hombre “piensa en su alma, tal es él” (Proverbios 23:7) Nuestros sentimiento
de tristeza o abatimiento vienen de nuestro razonamiento irreflexivo que nos
arroja al abismo de la depresión.
En todos estos momentos, sin embargo, recordemos todo lo que el SEÑOR
Jesucristo ha hecho:
Él ha salvado nuestras almas.

Él nos ha llenado con el Espíritu Santo.
Él ha sanado nuestros cuerpos.
Él nos ha revelado Su Palabra.
Al mirar hacia atrás a todo lo que el SEÑOR ha hecho, y al ver hacia

delante, hacia el glorioso Premio que nos espera, la Nueva Ciudad y la
Esposa de Cristo, estaremos llenos de gozo sobremanera.
¡Mientras Pedro y Cleofas viajaban en el camino equivocado hacia
Emmaús, Jesús los llamó insensatos! Un insensato es alguien con mal juicio
que tiene carencia de sabiduría y conocimiento para hacer deducciones
verdaderas o uno que no puede razonar apropiadamente. Al razonar
verdaderamente con estos dos Discípulos sobre las necesidad de Su
sufrimiento antes de entrar en Su Gloria, Él santificó su razonamiento, y su

pena y tristeza se evaporó. Ya no buscaron más a un Mesías que estableciera
un reino terrenal para exaltarlos con una posición o poder material, porque
ellos encontraron el Reino espiritual y celestial de Cristo y una comunión
íntima y espiritual con el Cristo resucitado.
La cura para el razonamiento insensato siempre es la Verdad de la Palabra
de Dios que limpia nuestros corazones y aviva la Vida de Cristo por dentro.
En vez de permitir que las tinieblas de nuestro razonamiento insensato
gobierne sobre nuestra alma y no arroje al abismo de la depresión, podemos
elegir el permitir que la Verdad de la Palabra de Dios nos limpie y nos llene
con su Luz ardiente y dadora de vida que nos levanta al gozo y la gloria
inconmensurables de Cristo.
Cuando la Verdad de la Palabra de Dios es avivada dentro de nuestro
corazón, como Pedro y Cleofas, correremos a compartirla con alguien más.
Hay verdadera realidad al caminar con el Cristo crucificado y el Cristo
resucitado y al aprender a conocer Su amor, gozo y Vida a través de Su
Espíritu y Su Palabra.
De este modo, hemos visto la corrupción séptuple de nuestro razonamiento
humano: juzga mal, es prejuiciosa, es ciega, es tonta, es irracional, es
inmoderada, irreflexiva.
Debemos permitir que la Sangre de Jesús, el Fuego del Espíritu Santo, y
las Aguas de Su Nombre, Muerte y Vida limpien el sentido de nuestro
razonamiento, que es el sentido del gusto en nuestra alma. Entonces podemos
alimentarnos de la Verdad en la Palabra de Dios y el Poder de Su Espíritu
hasta que podamos razonar, percibir y entender como Dios lo hace.
Debemos permitir que Jesucristo santifique nuestro razonamiento corrupto
e irracional con Su Santa Verdad. Debemos levantar a Jesús, y debemos
someternos humildemente y dulcemente a Su derecho soberano para gobernar
y reinar sobre nosotros. Al perder todo por Él, encontramos el todo en Él. De
esta santa e íntima unión con Cristo Jesús, entendemos la paz y gozo que
sobrepasa todo entendimiento.
III. El sentido del gusto del alma limpio, la razón,

manifiesta tres características positivas
Una razón limpia puede llegar a las conclusiones y juicios correctos sobre
el gobierno moral del SEÑOR sobre Su creación. Una razón limpia puede

pensar correctamente y sentir correctamente sobre la Santa Verdad de Dios y
Su Plan Maestro y el Propósito de Su Voluntad con respecto a todas las
cosas.
La Palabra Hebrea para razón es yakákj, significando estar en lo correcto,
justo, discutir por la Verdad, decidir, justificar, clamar, reprender, y censurar.
Una razón limpia apoyará la Verdad del SEÑOR al rogar por la Verdad, al
reprender todo lo que es contrario a la Verdad, y al censurar a aquellos que
no siguen la Verdad, de acuerdo al Propósito de la Voluntad de Dios.
Consideremos algunos ejemplos de la Palabra de Dios sobre el razonamiento
correcto.
A. Una razón limpia entiende el conocimiento cuando es

corregida
Hiere al escarnecedor, y el simple se hará avisado; Y corrigiendo al
entendido, entenderá ciencia (Proverbios 19:25)
La palabra Hebrea para corregir es yakákj, la misma que la palabra para
razón. Una persona con una razón limpia sólo necesita una palabra o pista de
corrección (razón limpia) de otra persona para que él se corrija a sí mismo en
algún punto que está mal en su vida. Tener un sentido de la razón limpia con
otro sentido de la razón limpio enseñará a una persona ya sea su ignorancia o
su inadvertencia para que la persona obtenga el conocimiento que lo
prevendrá de cometer el mismo error dos veces.
B. Una razón limpia ama la reprensión de otra persona justa

porque obtiene mayor sabiduría
No reprendas al escarnecedor, porque no te aborrezca: Corrige al sabio, y
te amará (Proverbios 9:8)
Una razón limpia ama ser enseñada y reprendida cuando está equivocada.
Entre más sabiduría tenga una persona con un razonamiento limpio, más
deseosa es de ser reprendida por sus imperfecciones para que pueda obtener
más sabiduría.
C. Una razón justa reprende la guerra y enseña la paz

Cuando el SEÑOR Jesucristo, el tan buscado Mesías, vuelva nuevamente,
Él reprenderá (yakákj) o razonará en Su justicia con todo el mundo para
poder hacer que dejen de hacer la guerra y trabajen por la paz.
Y juzgará entre las gentes, y reprenderá á muchos pueblos; y volverán sus

espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces: no alzará espada gente
contra gente, ni se ensayarán más para la guerra (Isaías 2:4)
A través del razonamiento o reprimenda justa de Cristo, Él le enseñará a la
gente a convertir sus instrumentos de guerra en implementos para la
agricultura. Esto nos enseña que, cuando Jesucristo limpia nuestro
razonamiento, será usado como un implemento para la productividad
pacífica.

Capítulo Siete
La conciencia, el sentido del olfato del alma
Cuando pasa a través del cuerpo, el sentido del olfato se llama nariz. El
sentido del olfato en el ámbito del alma se llama conciencia. Por ende, la
conciencia se vuelve la nariz del alma, por así decirlo. La conciencia nos
permite oler, discernir o distinguir entre el bien y el mal, lo correcto y lo
incorrecto, la Verdad y el error, la moralidad y la inmoralidad, lo que agrada
a Dios y lo que no le agrada.
Cuando Adán masculino y Adán femenino hicieron elecciones

equivocadas en el Huerto del Edén, el pecado entró en la raza humana y
corrompió toda la naturaleza del hombre (cuerpo, alma y espíritu). Afligida
por la enfermedad espiritual del pecado, la nariz del hombre no podía
distinguir ente lo correcto y lo incorrecto.
La conciencia es una buena guía y una fiel amiga del hombre – si ha sido
limpiada con la Sangre de Cristo, limpiada por las Aguas de Su Nombre,
Muerte y Vida y santificada por el Espíritu y la Palabra de Dios. Como una
amiga, la conciencia primero nos advierte en contra del mal, antes de
castigarnos como un juez.
La conciencia limpia del alma se vuelve el oráculo de Dios, a través del
cual Él nos habla y da a conocer Su Voluntad. Una conciencia sensible
registra la aprobación de Dios y su desaprobación. Una conciencia tierna y
limpia rápidamente discernirá y rechazará el mal; nos bendice
inmensurablemente. La conciencia limpia nos da a conocer la Presencia del
SEÑOR en el alma y Su justa soberanía para reinar por Su Ley de Verdad y
Santidad.
Sin el discernimiento de nuestro sentido del olfato trabajando
apropiadamente a través de nuestra nariz física, podríamos comer alimentos
podridos, echados a perder y enmohecidos y nunca saberlo hasta que
caigamos en las manos de la enfermedad o la muerte. Nuestra conciencia, la
nariz de nuestra alma, cumple las mismas funciones en el ámbito espiritual.
Al permitir que el Espíritu y la Palabra de Dios trabaje en nosotros, nuestra
conciencia se afina con un discernimiento más agudo para que podamos oler
la condena purgatoria de la culpa moral en el alma. Para poder darnos cuenta
de la ofensa y culpa del alma, la conciencia debe ser condenada y convencida
por el Espíritu de Dios. Sin embargo, la conciencia debe poder oler la
presencia purgativa del Espíritu para que surta efecto la Obra Ardiente del
Espíritu en el alma.
En una crisis moral, si podemos oler lo que está bien, tomaremos el camino
correcto. Pero si nuestra conciencia está enferma con dureza e indiferencia,
no oleremos ni discerniremos la diferencia entre lo bueno y lo malo, y
tomaremos el camino equivocado.
Una consciencia santificada huele la presencia de la Vida dadora de
Jesucristo como el Lirio de los Valles. Entonces, seguiremos al SEÑOR
Jesucristo porque olemos o percibimos, la fragancia de Sus pisadas. ¡Cuan
maravilloso es poder oler y discernir los caminos del SEÑOR!
I. El propósito del sentido del olfato del alma, la

aonciencia, es discernir entre el bien y el mal
Una conciencia limpia y santificada ministra. Es el agente de balance en el
alma. Una conciencia limpia es un gran siervo del alma, un agente que lleva
las ordenes y designios de Dios a las otras partes de nuestro ser.

A. La conciencia condena
El primer ministerio de la conciencia es condenar a nuestro espíritu, alma y
cuerpo sobre la presencia del pecado. Una conciencia limpia condena y juzga
al corazón culpable cuando el pecado ha entrado en nuestro templo, y nos
permite darnos cuenta de nuestra culpa. Sin esta conciencia nunca nos
podemos arrepentir. Una conciencia limpia descubre las dudas en nuestros
otros sentidos y persuade, con evidencia, al alma y al espíritu de su culpa.
Cuando los rectos Fariseos y Escribas le llevaron a Jesús a la pobre mujer
adúltera, ellos también llevaron sus piedras con las cuales matarla.
Entonces los escribas y los Fariseos le traen una mujer tomada en

adulterio; y poniéndola en medio, Dícenle: Maestro, esta mujer ha sido
tomada en el mismo hecho, adulterando; Y en la ley Moisés nos mandó
apedrear á las tales: tú pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole,
para poder acusarle. Empero Jesús, inclinado hacia abajo, escribía en tierra
con el dedo. Y como perseverasen preguntándole, enderezóse, y díjoles: El
que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero.
Y volviéndose á inclinar hacia abajo, escribía en tierra. Oyendo, pues,
ellos, redargüidos de la conciencia, salíanse uno á uno, comenzando
desde los más viejos hasta los postreros: y quedó solo Jesús, y la mujer que
estaba en medio. Y enderezándose Jesús, y no viendo á nadie más que á la
mujer, díjole: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha
condenado? Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te
condeno: vete, y no peques más (Juan 8:3-11)
Los Escribas y Fariseos vinieron a Jesús con la esperanza de tentarlo en
contradecir la Ley para que ellos Lo pudiesen acusar. En Su Tabernáculo
Espiritual (Su Sermón del Monte), Jesús enseñó que si un hombre veía a una
mujer con lujuria en su corazón, él ya había cometido adulterio. Entonces,
conociendo los corazones adúlteros de los acusadores de la mujer, Jesús el
Verbo habló “El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra
primero.” La Luz de la Verdad de Cristo entró a sus conciencias, al
alimentarse de Su Verdad ardiente, y los condenó de su propia culpa. Cuando
la Palabra de Dos entró en sus conciencias, sus conciencias se levantaron para
ministrarles condena (espíritu, alma y cuerpo), y los hizo poner abajo sus
piedras, una por una. Jesús perdonó a la mujer y la mando a que no pecada
más,
La condena es uno de los primeros ministerios de la conciencia. Mientras
más de la Palabra de Luz de Dios poseemos en nuestra conciencia, mayor
será la condena y más podrá nuestra conciencia ministrar nuestra alma,
espíritu y cuerpo. Nuestra conciencia no hará dejar a un lado nuestras
acusaciones blasfemas en contra de la Soberanía de Cristo y nuestras piedras
destructivas que les arrojamos a otros. No podemos crecer en la Estatura
Espiritual de Cristo sin la Palabra avivada, la cual limpia nuestra conciencia
para que podamos dejar todas las cosas que desagradan a nuestro precioso
SEÑOR.
Mantengamos la conciencia limpia por la Sangre de Jesucristo, por la
Palabra y por el Espíritu Santo para que sea libre de ministrarnos y
condenarnos de cosas que son desagradables a Jesús. De esta manera,
podremos movernos a lugares más altos en Dios.
B. La conciencia da testimonio
La conciencia también ministra al darnos el testimonio de lo bueno y lo
malo. Dios ha puesto su “ley de la conciencia” dentro de todos los seres
humanos que, si son honestos, da testimonio de la Verdad.
Porque los Gentiles que no tienen ley, naturalmente haciendo lo que es de

la ley, los tales, aunque no tengan ley, ellos son ley á sí mismos:
Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio
juntamente sus conciencias, y acusándose y también excusándose sus
pensamientos unos con otros; (Romanos 2:14,15)
La conciencia ministra conocimiento y testimonio, autenticando hechos y
recopilando evidencia que prueban si las obras fueron correctas o incorrectas.
Nadie nos puede quitar el fiel ministerio del testimonio de nuestra conciencia.
Pablo reveló que nuestra conciencia incluso dará testimonio por medio del
Espíritu Santo.
Verdad digo en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en

el Espíritu Santo, (Romanos 9:1)
Si hemos permitido que Cristo Jesús limpie y purifique nuestra conciencia,
ella da el mismo testimonio que el Espíritu Santo. El hecho de que nuestro
ministerio del testimonio de nuestra conciencia sea uno con el Testimonio del
Espíritu con respecto a lo bueno y lo malo es una bendecida y dulce unión.
Aún cuando al principio nuestros otros sentidos de nuestro ser puedan
rechazar enojados el ministerio del testimonio de nuestra conciencia, nuestra
conciencia es fiel dando testimonio, testificando, atestiguando la Verdad con
respecto al bien y el mal. Es importante mantener nuestra conciencia limpia
para que fielmente nos de testimonio de la Verdad y el error.
C. La conciencia subordina
La conciencia también ministra por subordinación y sujeción al reino y
gobierno soberano de Dios, ambos en el Cielo y en la Tierra.
Toda alma se someta á las potestades superiores; porque no hay potestad

sino de Dios; y las que son, de Dios son ordenadas. Así que, el que se
opone á la potestad, á la ordenación de Dios resiste: y los que resisten,
ellos mismos ganan condenación para sí. Porque los magistrados no son
para temor al que bien hace, sino al malo. ¿Quieres pues no temer la
potestad? haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; Porque es ministro de
Dios para tu bien. Mas si hicieres lo malo, teme: porque no en vano lleva el
cuchillo; porque es ministro de Dios, vengador para castigo al que hace lo
malo. Por lo cual es necesario que le estéis sujetos, no solamente por la
ira, mas aun por la conciencia (Romanos 13:1-5)
La conciencia ministrará el poder de la obediencia, sumisión y sujeción en
todo nuestro ser – espíritu, alma y cuerpo – si le prestamos atención.
El Espíritu de Dios, hablando a través del Apóstol Pablo, le enseñó a los
Cristianos Romanos que vivían bajo el malvado reino de la Bestia de Hierro,
el Imperio Romano, el estar bajo sujeción al malvado gobierno por causa de
la ira y por causa de la conciencia.
Los gobernadores naturales de este mundo son los ministros de Dios para
cumplir la Ira de Dios. Ellos son vengadores de Su Ira. Consecuentemente,
para estar en unión y armonía con la Voluntad de Dios, nuestra conciencia
debe aceptar la subordinación a los poderes naturales que existen, hasta el
punto que ellos no nos prevengan de servir a Dios y hacer Su Voluntad.
El Espíritu y la Palabra de Dios fluyendo a través de nuestra conciencia la
ayudan a cumplir su tremendo ministerio de subordinación en nuestro ser.
Cuando, por ejemplo, resistimos la legítima autoridad gubernamental de
nuestro país, de nuestra iglesia, o de nuestro jefe, en realidad estamos
resistiendo la Autoridad de Dios. Nuestra conciencia nos enseñará la
subordinación si le prestamos atención. La Palabra de Dios nos dice que nos
humillemos y sometamos a aquellos que nos gobiernan. Como el Dios
Todopoderoso es la Cabeza infinita y divina sobre todas las cosas, no
tenemos mala voluntad y demostramos enemistad hacia aquellos que nos
gobiernan. En su lugar, buscamos al SEÑOR y prestamos atención a nuestra
conciencia para que hagamos lo correcto ante los Ojos del SEÑOR.
D. La conciencia testifica
El ministerio de la conciencia también es testificar. Cuando la Gracia de
Dios obra en nuestro comportamiento hacia el mundo y hacia la Casa de
Dios, nuestra conciencia declara la Verdad de ella dentro de nuestra propia
alma. Esta fue la experiencia del Apóstol Pablo entre los santos Corintios.
Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que

con simplicidad y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal, mas con la
gracia de Dios, hemos conversado en el mundo, y muy más con vosotros
(II Corintios 1:12)
La conciencia testifica sobre nuestra educación espiritual en relación a
Dios y a nuestro desarrollo moral ante el mundo.

La conciencia de Pablo testifica sobre su simplicidad, sobre su sinceridad
que era sin pretensión o búsqueda personal, y sobre su generosidad o copioso
otorgamiento del ministerio sobre los Corintios, de acuerdo al Plan Maestro
de Dios y al Propósito de la Voluntad. La conciencia de Pablo también
testificó sobre su sinceridad Divina, su claro motivo y propósito. La Luz de la
Verdad de Dios había probado los motivos de Pablo y develado como puros.
La conciencia de Pablo también testificó que él había construido su obra entre
los santos Corintios con la Gracia de Dios. Consecuentemente, la
conversación de Pablo, por ejemplo, sus acciones, conformadas a los
principios de la santidad en la Palabra de Dios. Pablo se comportaba en tal
forma santa ante ambos el mundo y la Iglesia que su conciencia dio
testimonio de ello.
Es verdaderamente precioso construir simplicidad santa, sinceridad y
Gracia de Dios sobre el fundamento de la Torre de la Voluntad de Dios y,
luego, hacer obras santas ante el mundo y los santos para que nuestra
conciencia de un buen testimonio por nosotros ante el SEÑOR y ante nuestra
propia alma.

II. El sentido del olfato del alma, la conciencia,
tiene una corrupción séxtupla
¿Qué exactamente le sucedió a la conciencia cuando entró el pecado en el
corazón humano? La Palabra de Dios nos muestra que después de que Adán
masculino y Adán femenino recibieron la voluntad de la Serpiente, la
conciencia del hombre se volvió:
llena de obras muertas,

llena de pecado,
llena de maldad,
llena de flaqueza,
cauterizada,
contaminada.
Con estas seis capas de corrupción en su conciencia, el hombre no puede

encontrar el camino de la justicia y la Verdad, lejos de la Obra Redentora del
SEÑOR Jesucristo.
A. La conciencia se volvió llena de obras muertas

La primer capa de corrupción en la conciencia es obras muertas. Hasta que
Jesucristo limpie la conciencia, todas sus obras están muertas, sin vida.
¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció á

sí mismo sin mancha á Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras
de muerte para que sirváis al Dios vivo? (Hebreos 9:14)
Aquí, el Apóstol Pablo se refiere a las obras que tienen falta porque ellas
no provienen de la presencia viva de Cristo en la conciencia ni tienen la
intención de llevar a cabo el Propósito de Su Voluntad. Si las obras de
condena pierden su vida en la conciencia, ellas se vuelven obras muertas y
podridas en la conciencia. Entonces la conciencia no sólo lleva el pecado
pasado, pero también obras muertas y podridas de condena.
Consecuentemente, aún si el alma desea servir a Dios, no puede. Hasta que la
conciencia sea limpiada de sus obras podridas de condenas anteriores, el alma
siente un terror por Dios que la previene de servirle.
Las obras de muerte son obras que hace la conciencia en un esfuerzo vano
para tranquilizar al alma al cubrir su culpa con auto justificación. Cuando un
pecado moral, que es desagradable a Dios, existe en la vida de una persona,
ella puede trabajar y orar mas diligentemente, no para limpiar su culpa o mal
obrar, sino que para acallar su consciencia. La conciencia usa obras muertas
para esconder el pecado de sí misma y de otros. El tiempo pasado en la
Palabra de Dios se vuelve muerto si el motivo es incorrecto. Cuando la
conciencia se endurece en contra de oler las actitudes corruptas y putrefactas
o lo que sea que no le agrade al SEÑOR en nuestra vida, la conciencia de la
persona se llena de obras muertas, sin valor y despreciables. Si damos
limosnas a los pobres con el objetivo conciente de oler bien, o recibir lindos
halagos del hombre, nuestras limosnas son obras muertas, sin la Vida
consciente del amor y la compasión de Cristo por los pobres.
Supliquémosle al SEÑOR Jesucristo que limpie nuestra conciencia para
que elimine estas obras impuras y muertas y su corrupción, culpa y pecado.
Luego, nuestra conciencia, nuestro sentido del olfato en nuestra alma, se
volverá agudo para discernir lo correcto de lo incorrecto. Oremos para que el
SEÑOR abra nuestros ojos para que veamos claramente a través de la nube
del engaño de la Serpiente. En lugar de suavizar, tapar y poner bálsamo sobre
nuestra alma con las obras muertas y engañosas de nuestra conciencia,
necesitamos buscar la limpieza y purificación de la Sangre del SEÑOR para
que podamos oler, discernir y escoger el Propósito de la Voluntad del
SEÑOR para nosotros y hacer obras buenas y vivas que redunden en la
Gloria y la Honra de Dios.
B. La conciencia se llenó de pecado

La segunda capa de corrupción en la conciencia es el pecado. La palabra
Hebrea para pecado es kjataá, significando una ofensa o errar el blanco. Esta
palabra Hebrea en su conexión Bíblica significa sacar un “carbón caliente”
del fuego y dejarlo hasta que se vuelva en un “carbón frío.” De ahí, el pecado
es el ofensor que atrae al alma del Fuego divino y consumidor de Dios, la
fuente infinita del Fuego eterno, hacia la frialdad e indiferencia. El pecado
hace que la conciencia del hombre se vuelva un “carbón frío.”

El Plan Maestro y el Propósito de la Voluntad del SEÑOR incluyen la
dispensación del Antiguo Testamento en la cual los sacrificios de sangre eran
una sombra y tipo de la Sangre preciosa de Cristo. Sin embargo, la sangre de
los animales sólo cubrió el pecado hasta que Jesucristo apareció y se llevó el
pecado.
La meta del SEÑOR Jesucristo es que cada alma hecha un “carbón frío”
vuelva al Fuego eterno de Dios.
Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen

misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ofrecen
continuamente cada año, hacer perfectos á los que se allegan. De otra
manera cesarían de ofrecerse; porque los que tributan este culto, limpios
de una vez, no tendrían más conciencia de pecado… En la cual voluntad
somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una
sola vez (Hebreos 10:1,2,10)
Las obras del sentido del olfato o la conciencia en nuestra alma son
importantes. Una conciencia limpia rápidamente discierne la presencia del
pecado e inmediatamente mueve al alma al arrepentimiento y a volver a la
llameante presencia del SEÑOR, antes de que se vuelva un “carbón frío.”
En el Antiguo Testamento, la sangre de los toros no podía limpiar de la
conciencia de su pecado. La sangre animal meramente cubría el pecado en la

conciencia. Es por esto que los creyentes en la dispensación del Antiguo
Testamento eran guardados en el Paraíso hasta que la Sangre de Jesucristo
fuese ofrecida en la Cruz, resucitada de los muertos, y puesta en el Asiento de
la Misericordia (Propiciatorio) en el Cielo. Después de que Jesús sacó a los
vencedores cautivos del Paraíso, Él los llevó al Cielo porque Su Sangre
limpió completamente sus conciencias de sus pecados. Cada vez que nosotros
sinceramente nos arrepentimos, Jesucristo limpia nuestra conciencia
nuevamente con Su Sangre preciosa.
Al ir creciendo en la Sabiduría y Conocimiento de Su Palabra, Dios
ilumina nuestra conciencia para hacemos más concientes de nuestras
actitudes, disposiciones y obras pecaminosas de las cuales antes no nos dimos
cuenta. Cuando la Sangre preciosa de Cristo sana la nariz de nuestra alma, la
Palabra de Dios la ilumina más y más. Por lo tanto, concientemente notamos
los pequeños detalles, ambos dentro y fuera, que desagradan al Espíritu de
Dios.
Debemos tener cuidado, sin embargo, de tratar de no oler el pecado
nosotros solos, no sea que fallemos en buscar a Jesús por Su Luz que guía y
Su preciosa Sangre para la limpieza de nuestra conciencia. Si, como
creyentes sinceros, fallamos en permitir que la Sangre de Cristo limpie
nuestra conciencia, Lucifer caído va a atormentarnos y a desalentarnos por su
constante acusación de cuan mal olientes son nuestras actitudes y
disposiciones carnales. Satanás nos oprimirá haciéndonos creer que no
tenemos esperanza porque nunca podremos ser como Jesús. Pero, amados,
cuando nos volvemos conscientes de nuestro pecado, actitudes que no son
como Cristo, podemos levantar los ojos, por fe, hacia Jesús y permitir que Su
Sangre limpie nuestra conciencia del pecado. Por ende, podemos crecer y ser
más como Jesús todos los días.
C. La conciencia se volvió llena de maldad

El sentido de la conciencia, justo como el sentido de la razón, también ha
sido corrompida por el mal.
Lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe,

purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos
con agua limpia (Hebreos 10:22)
Podemos acercarnos a Dios llenos de confianza y seguridad después de
haber permitido que Jesucristo purifique las malas, dañinas e injuriosas
emociones de nuestra conciencia.
La palabra Hebrea para maldad es rá, significando adversidad, aflicción,
maldad, calamidad, desagrado, angustia, pena, daño, pesadez, dolor, miseria,
amargura, pesadumbre, problema, irritabilidad, malévolo, miseria e
incorrecto. La conciencia tiene un fiel sentido del olfato que registra todos los
malos olores del alma.
Mientras nuestra imaginación está inventando todo tipo de imágenes de
adversidad, miseria y aflicción, la conciencia está fielmente registrando sus
nocivos olores. Nada es más nocivo como manejar a lado de una planta de
procesamiento que emite su mal olor hacia la ciudad. De la misma forma,
nuestra malvada, angustiada conciencia que ha identificado los perniciosos
olores del pecado y la maldad en el alma nos hace un caminante, fétido, pozo
séptico humano. No obstante, Dios nos da esperanza para la moralmente
perjudicial y malvada conciencia.
D. La conciencia se hizo flaca

La cuarta capa de corrupción en la conciencia es la flaqueza. Cuando la
conciencia se hizo flaca, no tenía fortaleza moral e influencia espiritual para
dominar los otros sentidos del alma. Se volvió débil, fácilmente cediendo y
torciéndose hacia los deseos de los otros sentidos del alma. La conciencia
débil carece de poder y autoridad y fortaleza moral para forzar cualquier
condena por el malo sobre los otros sentidos del alma.
Mas no en todos hay esta ciencia: porque algunos con conciencia del ídolo
hasta aquí, comen como sacrificado á ídolos; y su conciencia, siendo
flaca, es contaminada (I Corintios 8:7)
Esta Escritura se refiere a aquellos creyentes en la Iglesia primitiva que
compraban carne en el mercado que previamente había sido sacrificada a los
ídolos. Después de que ellos se enteraban de la procedencia de su carne, sus
conciencias estaban tan débiles que ellos no podían levantare por fe para
santificar su carne a través del Nombre del SEÑOR Jesucristo.
El propósito de Dios es que la convicción debe venir por medio de nuestra
conciencia y que la conciencia debe ser fortalecida a través del SEÑOR
Jesucristo para que tome la autoridad sobre los otros sentidos, santificando
aquellos que son contaminados por el enemigo.
Al principio, cuando nuestra conciencia se volvió plenamente convencida
que estábamos condenados a la Muerte y el Infierno como pecadores no
salvos, influenció todos nuestros otros sentidos. Por lo tanto, corrimos hacia
Jesucristo para Su limpieza y Su salvación. Como cristianos, cuando nos
alimentamos de la Palabra de Dios, Su Espíritu de Convicción llena de
nuestra conciencia, convenciéndola fuertemente sobre los pecados de nuestra
carne y otorgándonos el poder para ponerlos a los Pies de Cristo para ser
limpiados con Su Sangre y rendirlos ante Su Cruz para crucifixión.
La razón por la cual no entregamos estas cosas y permitimos que Dios las
crucifique es porque nuestra conciencia es débil en convicción y carece la
fortaleza de la Palabra de Dios. En nuestra mente podemos saber y entender
que algo en particular es moralmente incorrecto, pero la debilidad de nuestra
conciencia nos previene de levantarnos y erradicar lo que está mal.
Cuando nuestra nariz espiritual del alma está tapada, nuestra conciencia
está enferma. Si olemos alguna cosa mala en nuestra conciencia tal como
Dios la huele, y si la vemos como Dios la ve, amados, nos veremos
condenados a tal punto que un odio santo se levantará en nosotros dándonos
el poder para llevarlo a la Cruz a donde Cristo lo puede crucificar. No hay
descanso para el alma, ni de día ni de noche, hasta que aliviemos nuestra
conciencia condenada al dejar las cosas en nuestra alma que entristecen el
Santo Espíritu de Dios.
Cuando nuestra conciencia ha sido fortalecida a través de alimentarse en la
Palabra y el Espíritu de Dios, es un arma poderosa en las manos de Dios para
batallar en contra de aquellas cosas que no son como Cristo en nuestras vidas.
A veces, nuestra conciencia, la nariz del alma, nos lleva a orar, a esperar en
Dios, y aplicarnos más diligentemente en el estudio de Su Palabra porque
proféticamente huele a lo lejos la fragante revelación de la Verdad del
SEÑOR. Sin embargo, si nuestra conciencia es débil y no puede movernos
con suficiente condena para motivarnos a estudiar diligentemente la Palabra
de Dios, lo postergaremos y calmaremos nuestra conciencia esperando ser
mejores al día siguiente. Si no esperamos diligentemente en el SEÑOR en Su
Palabra y en oración, la postergación, un cuchillo mortal, cortará todas las
oportunidades de crecer en la Estatura Espiritual de Jesucristo.
Cuando una persona pone su fe en el mañana, en vez de en Cristo, Satanás
lleva a esa persona a la ruina. Mañana siempre es el día cuando los tontos
prometen reformarse, cuando los perezosos planean trabajar, cuando los no
salvos esperan encontrar la salvación, cuando los Cristianos carnales acceden
crucificar su carne.
La desidia no sólo es una ladrona sino también una mentirosa. Roba el
tiempo al prometer que el tiempo podrá ser redimido mañana hasta que todo
el tiempo se ha escapado para el alma. El tonto pasa su vida en la desidia, y
luego muere en ella. Si perdemos la Palabra de Dios en el Tiempo, la
perderemos en la Eternidad.
Hasta que permitamos que Cristo limpie y fortalezca nuestra conciencia
hoy, permanecerá débil mañana. El Caído Lucifer se aprovechará de nuestra
conciencia débil y la empuja de un lado al otro en la balanza: “¿Está mal o
está bien? ¿Debo o no debo?” Una conciencia débil sufre batallas morales
porque es llevada de un lado de la balanza al otro.
Amados, cuando el mal o el bien de una cosa es discutible, y cuando
nuestra conciencia aún está poco desarrollada para discernir el Propósito de la
Voluntad de Dios, debemos sinceramente esperar a que Dios trate con nuestra
conciencia de alguna forma especial. Debemos inmediatamente llevar la
situación ante el SEÑOR en oración y, luego, esperar a que el SEÑOR sea el
Divino Gobernador. En lugar de permitir que el Diablo nos sacuda de un lado
a otro, llevémosle cualquier cosa cuestionable ante Dios y esperemos en Él en
Su Palabra y en oración hasta que nuestra conciencia sea lo suficientemente
fuerte espiritualmente para discernir de acuerdo a la Torah Verdad del
SEÑOR. Entonces, podremos levantarnos con una conciencia que está
limpia, clara y fuerte, una conciencia que está completamente convencida del
camino verdadero y correcto.
Cuando nos enfrentemos con decisiones cuestionables, y cuando nuestra
conciencia es muy débil para discernir el camino correcto, no digamos
indiferentemente: “Pondré esto a un lado hasta que Dios me lo muestre.” O
pero aún, no digamos, “Bueno, si esto está mal, sentiré la condena.”
Recuerden, el Espíritu sólo condena a los corazones sinceros y suaves que
desean conocer la Verdad. Por lo tanto, seamos fieles en llevar todas las cosas
en nuestras vidas ante el SEÑOR y esperemos pacientemente por Su Divina
decisión. Pidamos conocer el Propósito de Su Voluntad en todas las cosas. Si
somos sinceros y fervientes ante el SEÑOR, no pasará mucho tiempo para
que el Espíritu de Dios fortalezca nuestra conciencia. Por el poder de
condena y convencimiento del Espíritu, nuestra conciencia se levantará
fuerte, mostrándonos el camino.
El primer paso para adquirir la victoria cuando no estamos seguros de
nuestro camino es humillarnos ante el SEÑOR. Debemos rendir nuestra
voluntad a la Voluntad de Cristo y obedientemente seguirlo a donde sea que
Él vaya. Debemos recibir lo que sea que Él revele y voluntariamente soportar
cualquier sufrimiento que venga a nuestro camino. Amados, permitamos que
Jesucristo limpie nuestra conciencia con Su preciosa Sangre y la fortalezca
por Su Palabra y el Poder del Espíritu Santo.
E. La conciencia se volvió cauterizada

El quinto nivel de corrupción del sentido del olfato en el alma es la
conciencia cauterizada. Una conciencia cauterizada es una que está marcada,
cauterizada o hecha insensible, como que hubiese sido cauterizada por un
hierro caliente.
Cuando nuestra conciencia rehúsa la sanidad de la iluminación de la
Verdad de Cristo, Lucifer caído marca nuestra conciencia defectuosa del
alma con sus mentiras, decepciones e hipocresías que son como hierro
caliente. Cuando permitimos que nuestra conciencia se seque y marchite
porque ha rehusado tomar de las Aguas de Verdad de Cristo, Lucifer caído
chamusca y quema la superficie de la conciencia de nuestra alma para que se
vuelva dura y con callos. Consecuentemente, nuestra conciencia se vuelve
insensible a cualquier sentimiento de condena o convencimiento del Espíritu
de Dios. Ver almas que han experimentado este grado de cauterización en su
conciencias es inexpresablemente triste.
El Apóstol Pablo advirtió en Timoteo sobre la conciencia cauterizada.
Empero el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos

algunos apostatarán de la fe escuchando á espíritus de error y á doctrinas
de demonios; Que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada
la conciencia (I Timoteo 4:1,2)
Pablo habló claramente sobre aquellos que tenían fe en Cristo Jesús, al
principio, pero quienes después, dejaron a Cristo y su fe en Él. Por lo tanto
sus conciencias se cauterizaron, chamuscaron y quemaron.
Pablo declaró, en Romanos 1:18, que el primer paso para alejarse de la fe,
para retroceder o para cauterizar la conciencia es detener la Verdad al rehusar
darle a la Verdad de Cristo la libertad de obrar dentro nuestro con Su Poder
limpiador y purificador. Cuando la Palabra de Dios confronta a algunas
personas con la Verdad que contradice su doctrina, ellos desechan la verdad
en vez de ajustar su doctrina para que encaje con la Palabra de Dios.
Algunos Cristianos, por ejemplo, cuando son confrontados con la Verdad
sobre el Bautismo en Agua en el Nombre del SEÑOR Jesús, como está
registrado en el Libro de Hechos, desechan la Verdad al decir, “Preferiría
creen en Jesús que en los Apóstoles.” ¡Que declaración tan ridícula! Ellos
prefieren negar la divina inspiración de TODA la Escritura que aprender
como toda la Escritura encaja. Las Escrituras no se contradicen. Ni siquiera
sabríamos lo que Jesús dijo excepto que el Espíritu Santo de Dios se hubiese
movido sobre los Apóstoles para escribir los Evangelios, de la misma forma
que ellos escribieron los Hechos y las Epístolas. Un Rabino Judío que fue
confrontado con el Nombre de Jesús como está escrito en el Libro de Isaías
estaba tan enojado que él vehementemente declaró que el Libro de Isaías no
fue divinamente inspirado. La forma más simple y dulce es recibir la Palabra
de Dios en nuestros corazones, en vez de tratar de desechar la Verdad.
Cuando Dios nos convence de algo que está mal, debemos permitir que la
Espada afilada de la Verdad corte el error, el mal y la mentira de nuestro
corazón. Entonces, la Verdad fortalecerá y afilará nuestra conciencia. Sin
embargo, si desechamos la Verdad y rehusamos permitir que opere en
nuestro corazón y vida, una delgada capa de nuestra conciencia se volverá
cauterizada y chamuscada. Luego, la siguiente vez que la Verdad trate de
venir a nuestro corazón, nuestra conciencia estará más dura y menos
receptiva. Cada vez que nuestra conciencia es endurecida y cauterizada, la
conciencia encuentra mayores dificultades para alimentarse de la Verdad y
una mayor facilidad para alejar la Verdad una vez más. Después de un
tiempo, si seguimos alejando la Verdad, nuestra conciencia se vuelve tan
cauterizada que no siente la condena del Espíritu de Dios.
Si desechamos la Verdad, la próxima cosa que haremos es cambiar la
verdad por una mentira (Romanos 1:25). Hay dos pasos hacia la apostasía:
primero es desechar la Verdad; y en segundo lugar, el cambiar la Verdad en
mentira.

Como nuestra voluntad controla la rueda de nuestro ser, podemos elegir
rechazar el Poder condenador de la Verdad para evitar sentirnos culpables.
Amados, si de verdad queremos seguir adelante con Dios, debemos
mantener nuestras conciencias blandas al permitir que la preciosa Sangre de
Jesucristo la santifique de todas las mentiras engañosas, que añaden y quitan
de la Verdad de Dios. También debemos permitir que Jesús limpie nuestra
conciencia con las Aguas de Su Nombre, Muerte y Vida. También debemos
someter nuestra conciencia al Poder limpiador del Espíritu y la Palabra de
Dios. Luego, nuestra conciencia será espiritualmente sensible al olor bueno y
limpio de la Verdad.
La Verdad viene a nosotros de diferentes maneras a través de diferentes
personas. Cuando otro Cristiano nos testifica sobre su convicción sobre el
bien y el mal, escuchemos sinceramente y no hagamos a un lado esto, sino
que llevémoslo ante el SEÑOR y pidámosle que Él nos imparta la misma
convicción si verdaderamente es de Él. No desechemos la Verdad, sin
importar como Dios nos la presente. El aceptar o rechazar la Verdad
determina si seguimos adelante en nuestra educación espiritual y desarrollo
moral, o si nos alejamos de Dios y retrocedemos. Podemos desechar la
Verdad del testimonio de otro Cristiano al llamarlo un fanático; sin embargo,
si su testimonio es verdadero, entonces hemos entorpecido nuestro
crecimiento espiritual porque hemos rechazado la Verdad que Dios nos ha
presentado. Recibamos la Verdad cuando viene en nuestro camino y
permitamos que obre en nuestra vida. De lo contrario, nuestra conciencia
quedará cauterizada y perderemos el Poder condenador del Espíritu de Dios.
F. La conciencia se contaminó
En el sexto nivel de corrupción, la contaminación llenó la conciencia o el
sentido del olfato del alma. Después de que el pecado entró en la raza
humana, la conciencia del hombre se contaminó; se manchó, tiñó, contaminó,
o profanó moralmente. La conciencia se volvió totalmente enferma, incapaz
de oler la diferencia entre el bien y el mal. Cuando Adán masculino y Adán
femenino profanaron la Verdad, al insultarla y pisotearla, ellos también se
profanaron a sí mismos, haciendo que sus conciencia fuesen sucias y
mugrosas. Cuando ellos violaron la castidad de la Verdad, ellos perdieron el
privilegio de tener conciencias moralmente limpias.

La persona que es pura en conciencia y mente vive en un mundo santo
espiritual en el cual él siempre se enfoca en el SEÑOR, Su Palabra, Su Plan
Maestro y El Propósito de Su Voluntad. Por lo tanto, todas las cosas que la
conciencia limpia percibe como limpias son limpias porque son del SEÑOR.
Entonces, todas las cosas están libres de contaminación, libres de cualquier
cosa que manche, perjudique e infecte. Pero la conciencia contaminada e
infiel no tiene conciencia de la limpieza interior, entonces huele todas las
cosas que están fuera de sí como contaminadas. La conciencia contaminada
huele los defectos, la culpa, las faltas, las fallas y la imperfección en todas las
cosas. Su mal olor interno contamina todo lo que toca.
Todas las cosas son limpias á los limpios; mas á los contaminados é
infieles nada es limpio: antes su alma y conciencia están contaminadas
(Tito 1:15)
Todos los sentidos obran juntos en nuestra alma, aunque ellos estén
separados en cinco sentidos diferentes. Nuestra conciencia coopera con
nuestra imaginación, razón, memoria y afecto. Cuando nuestra conciencia
contaminada esta llena con el mal olor de los defectos, la culpa, las faltas, las
fallas y las imperfecciones, contaminan los otros cuatro sentidos del alma.
Para los limpios todas las cosas son limpias. Cuando nuestra conciencia es
pura, no tenemos en mente las cosas malas que hay a nuestro alrededor
porque estamos llenos de la preciosa fragancia de Cristo y Su Entendimiento.
El Esposo en el Cantar de los Cantares halagó el olor de la nariz de Su
Esposa.
Yo dije: Subiré á la palma, Asiré sus ramos: Y tus pechos serán ahora
como racimos de vid, Y el olor de tu boca como de manzanas (Cantar de
los Cantares 7:8)
La Esposa, la Esposa de Cristo, estaba tan llena de la Palabra de su Esposo,
y su conciencia estaba tan conciente del entendimiento fragrante de Su
Palabra que su sentido del olfato exudaba Su Fragancia, como el olor de
manzanas. Una conciencia pura está conciente sólo del SEÑOR, Su Palabra,
Su Espíritu y Su Voluntad.
Hemos visto las seis cosas que pasaron con nuestra conciencia cuando el
hombre pecó. Él produjo obras muertas, pecado, maldad, flaqueza,
cauterización y contaminación.

Sin embargo, no somos dejados en este estado depravado. Cuando el
SEÑOR Jesucristo santifica nuestra conciencia, el sentido del olfato de
nuestra alma, con Su Sangre, Fuego y Agua, se vuelve un sentido limpio y
santo para Su ministerio y testimonio.
III. El sentido del olfato del alma santificado, la

conciencia, testifica ante Dios y el hombre
Pablo vivió en total buena conciencia ante Dios.
A. Una buena conciencia testifica

Entonces Pablo, poniendo los ojos en el concilio, dice: Varones hermanos,
yo con toda buena conciencia he conversado delante de Dios hasta el día
de hoy (Hechos 23:1)

Orad por nosotros: porque confiamos que tenemos buena conciencia,
deseando conversar bien en todo (Hebreos 13:18)
La palabra Griega aquí para buena expresa un beneficio. Todas las
acciones amables, caritativas, compasivas eran ante el SEÑOR de acuerdo al
Propósito de Su Voluntad. Pablo entregó su vida exclusivamente al SEÑOR.
Él vivió en la Santa Voluntad de Dios para que él hiciera una contribución
inexpresable al bienestar espiritual de la humanidad. Él predicó el Evangelio
a cada criatura bajo el Cielo. Por el Espíritu Santo de Dios, él escribió la
mayoría de las Epístolas, dejándonos un legado de Verdad que nos permite
crecer en la medida de la Plenitud de la Estatura de Cristo. ¡Qué grandes
beneficios hemos heredado de la vida del Apóstol Pablo! ¡Qué buena, feliz y
benéfica conciencia vivió en Pablo ante el SEÑOR!
No podemos emocionarnos espiritualmente y tener un feliz entusiasmo
sobre el Camino Crucificado de Cristo a no ser que tengamos una buena
conciencia ante Dios, y no podemos tener una buena conciencia ante Dios a
menos que beneficiemos Su Reino, de acuerdo al Propósito de la Voluntad de
Dios. ¡Este mensaje de la Cruz es uno que no podemos benéficamente
predicar a no ser que estemos viviéndolo benéficamente! Cuando tratamos de
dar la Verdad de la Cruz a alguien sin antes recibirla y obedecerla, la Espada
aguda de Cristo de Su Palabra nos cortará en nuestra conciencia. Esto causa
sufrimiento. Pero estos sufrimientos son una bendición porque ellos nos
hacen darnos cuenta de nuestra necesidad de una nueva experiencia en
nuestra relación personal con Jesucristo.
Cuando damos la Verdad de Jesucristo a la gente que lo rechaza, debemos
recordar que ellos no nos están rechazando a nosotros. Podemos experimentar
esto como una bendición escondida porque hemos sido contados por dignos
de tener comunión con los sufrimientos de Cristo. En medio de compartir los
sufrimientos de Cristo está el consuelo del Espíritu de Dios y nuestra
conciencia que testifica sobre nuestro amor por la comunión con el Hijo de
Dios.
B. Una conciencia sin remordimientos

Una conciencia sin remordimientos también testifica ante Dios y el
hombre. Una conciencia libre de remordimientos carece de las siguientes
cosas:

resentimiento,
sentimientos de lástima,
rencillas,
acusaciones enojadas,
desaires o insultos,
heridas y mala voluntad.
Una conciencia limpia no tiene ninguna de estas malas emociones hacia

Dios cuando Él no ha gobernado ni guiado nuestra vida de acuerdo a nuestra
voluntad egoísta. Una conciencia limpia rechaza estas emociones malvadas y,
por fe, las pone bajo la Sangre de Jesús para que pueda mantener una actitud
amable y perdonadora hacia ellos, aún a nuestros perseguidores.
Y por esto, procuro yo tener siempre conciencia sin remordimiento

acerca de Dios y acerca de los hombres (Hechos 24:16)
Cuando hay discusiones, tenemos el poder de elegir obedecer a Jesucristo
y llevar todas las cosas a Él para una fresca cubierta de Su Preciosa Sangre, la
cual mantendrá nuestra conciencia sin remordimientos. Cuando nuestra
conciencia está sin remordimientos, testificará a favor nuestro. Los frutos de
una conciencia limpia sin remordimiento son estos:
un espíritu correcto,
una actitud correcta,
un espíritu de vida,
paz satisfactoria,
comunión con Jesús.
Pero cuando la ofensa está presente, si somos sinceramente honestos,

discerniremos el mal olor de una mala actitud o un espíritu equivocado.
Amados, luchemos por tener una conciencia sin remordimientos hacia Dios y
el hombre.
C. Una conciencia pura testifica

Una conciencia pura también da testimonio; tiene fe y sirve a Dios.

Una conciencia pura y moralmente limpia agarra fe de la Palabra de Dios,
del ministerio de la Verdad que ha sido revelado al corazón purificado. Y una
conciencia pura no permite que su misteriosa fe se vaya, no permite que su fe
se escape; pero retiene la fe en el corazón para prepararnos para la batalla
espiritual en contra de Lucifer caído.
Recuerden, Dios pone los misterios de Su Palabra en una conciencia pura,
la cual es libre de todas las actitudes que no son como Cristo. El amor, gozo y
paz de una conciencia pura enciende el corazón con el dulce incienso del
Nombre de Jesús en oración para que el corazón ore noche y día por la Obra
de Dios y Su Pueblo. Una conciencia pura es limpia. Voluntariamente se
somete al control del Espíritu de Dios y la Palabra. El hecho de que una
conciencia pura esté continuamente conciente de las ofrendas de oración del
alma hacia el SEÑOR es tan normal como respirar. Por lo tanto, con una
conciencia pura, tenemos un testimonio continuo ante el SEÑOR, cuando
nuestra alma santificada ora noche y día.
D. Una conciencia limpia testifica

Una conciencia limpia tiene un testimonio. Una conciencia limpia es una
que ha sido purificada de las impurezas y de las cosas no deseadas y que no
son como Cristo.
¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció á

sí mismo sin mancha á Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras
de muerte para que sirváis al Dios vivo?... Y casi todo es purificado
según la ley con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace
remisión (Hebreos 9:14, 22)
De otra manera cesarían de ofrecerse; porque los que tributan este culto,
limpios de una vez, no tendrían más conciencia de pecado (Hebreos
10:2)
Aunque las dos palabras Griegas para limpiar vienen de la misma palabra
raíz Griega (kath–ar–os), y aunque su misión mutua es la misma, que es
limpiar la conciencia, su ministerio es diametralmente diferente. El Espíritu
dijo que la Sangre de Cristo limpia nuestra conciencia, y además, que casi
todo es purificado por la Sangre o por el lavado en la Sangre, pero algunas
cosas son purgadas al podar.

En el ámbito natural, hay varias formas de lavar en agua: al empapar, al
revolcar, al restregar, al remojar . El propósito del lavado natural es usar el
agua para soltar la suciedad, grava, tierra y manchas. Las partículas sucias
son llevadas y depositadas en otro lugar. De la misma forma, en el ámbito
espiritual, el propósito de ser lavado en la Sangre de Cristo es para que se
lleve las impurezas de las iniquidades, ofensas, pecados y transgresiones al
Mar del Olvido tras las espaldas de Dios.
Otra forma de limpieza es al podar o cortar. En el ámbito natural, el
agricultor poda sus árboles y viñas al remover las partes muertas y no
productivas para poder aumentar su fruto y mejorar su forma. De la misma
forma, en el ámbito espiritual, el Padre Celestial corta, saca y elimina todas
las cosas innecesarias de nuestra conciencia que nos previenen de dar mayor
fruto espiritual.
Jesús reveló el Principio de Podar en el Libro de Juan cuando Él dijo,
“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará: y todo aquel que lleva
fruto, le limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:2)
Necesitamos permitir que Jesucristo aplique Su preciosa Sangre para
purgar nuestra conciencia de las obras muertas para que podamos servir al
Dios Viviente. También necesitamos el Fuego del Espíritu Santo y las Aguas
de Su Nombre, Muerte y Vida continuamente fluyendo a través de nosotros
para purgar el sentido de nuestra conciencia.
La razón por la cual a veces no queremos orar es porque nuestra conciencia
nos hace sentir sucios y por lo tanto culpables ante Dios, entonces huimos de
Su Presencia. En lugar de pasar por alto la oración, sin embargo, debemos
humillarnos y clamar Su Sangre preciosa. Tengamos también fe en la
Misericordia y la Palabra de Dios, la cual nos purgará para que podamos
disfrutar de Su Gloriosa Presencia y Su Poder Todopoderoso en nuestra alma.
Si fallamos en mantener nuestros sentidos del alma purgados y limpios,
ellos impedirán el crecimiento de nuestro Nuevo Corazón, nuestro Hombre
Espiritual. Debemos siempre buscar al SEÑOR para mantener los sentidos,
los rayos de la rueda de nuestro ser, limpios y puros para que el SEÑOR
Jesucristo pueda entrar y alimentar nuestro Hombre Espiritual que Dios creó
a Su Imagen y Semejanza.
Antes que algo pueda entrar a nuestro corazón, debe pasar por esto rayos o
sentidos de nuestra alma y espíritu. Los sentidos de nuestra alma - la
imaginación, memoria, conciencia, afectos y razón – deben ser limpios para
que la Palabra pueda pasar a través del alma para poder llegar al espíritu y al
corazón. La contaminación en nuestra imaginación, razonamiento,
conciencia, memoria y afectos bloquea la Palabra de Dios para que pase a
través de nuestro espíritu y previene que Su Palabra sea avivada en nuestro
corazón. Ni siquiera podemos entender la Palabra de Dios a no ser que los
sentidos de nuestra alma sean purgados. El Salmista dijo, “Confortará mi
alma.” Cada sentido de nuestra alma debe ser restaurado. Cada sentido debe
ser reparado, reconstruido y formado en un canal saludable y fuerte a través
del cual la Palabra de Dios y el Espíritu pueda fluir.
Por medio de la Sangre de Jesucristo, el Poder del Fuego del Espíritu
Santo, y las Aguas de Su Nombre, Muerte y Vida, nuestra conciencia puede
llegar a ser una buena conciencia, una que esté libre de remordimiento, una
conciencia pura y una conciencia limpia. Amados, aprovechemos las
provisiones santificadoras de Dios para que nuestra conciencia pueda dar un
buen testimonio ante Dios y el hombre.

Capítulo Ocho
La memoria, el sentido del oído del alma
Al pasar a través del cuerpo, el rayo del sentido del oído se llama el oído.
Cuando atraviesa el alma, se llama memoria, que es la facultad que permite
que el alma recuerde. La memoria se refiere específicamente a la habilidad de
retener y revivir en la mente los pensamientos, imágenes e ideas del pasado.
La memoria es el armario para guardar, coleccionar y distribuir todo el

conocimiento. Los recuerdos distribuidos desde el armario de nuestra
memoria dependen de lo que hemos puesto en él.
I. El propósito del sentido del oído del alma, la

memoria, es recordar el pasado
La Memoria es una gran facultad del alma del hombre. Una cadena viva, la
memoria nos une al pasado, a eventos buenos y malos. Nuestra memoria es
valiosa siempre y cuando Jesús agarre la cadena de la memoria, uniéndonos a
lo que Él desea que recordemos. Sin embargo, cuando el mundo, la carne y el
Diablo controlan nuestra cadena de la memoria, ellos traen constantemente al
recuerdo nuestros pecados, faltas y fallas del pasado, y hacen que nuestra
memoria sea un arma para el mal.
A veces, buscamos la Misericordia y el Perdón del SEÑOR por el pecado,
y Él gentilmente nos perdona. Sin embargo, a través de nuestra memoria, nos

deleitamos al revivir el placer de nuestro pecado pasado, probando nuestro
deseo de estar encadenado a él. Debemos enterrar los pensamientos
placenteros del pecado guardados en nuestra memoria, ya que Dios ha
enterrado nuestro pecado en Su Mar del Olvido. Recordar los placeres del
pecado es una forma de aferrarse al pecado.
Nuestro sentido de la memoria tiene el poder de recordar y el poder de
olvidar. Bajo la influencia de sedantes, en su lecho de muerte, algunas
personas gritan y confiesan sus pecados escondidos que fueron negados en su
estado consciente y orgulloso. Pero su memoria revela sus obras guardadas
en el recuerdo del alma, aún en el estado inconsciente de la persona. La
memoria algún día descubrirá todos los pecados no perdonados, sin importar
cuán profundamente estén sepultados en la parte inconsciente de nuestra
alma.
Cuando Satanás lo controla, nuestro sentido de la memoria es un serio
alborotador. En su estado depravado, nuestra memoria trabaja en enemistad
contra el SEÑOR para entorpecer Su Plan Maestro y el Propósito de Su
Voluntad en nuestras vidas. Es la Voluntad de Dios que olvidemos aquellas
cosas que están atrás y avancemos hacia aquellas cosas de Cristo que están
adelante (Filipenses 3:13). Pero Satanás, obrando a través de nuestra
memoria, saca una experiencia anterior, vieja, carcomida por la polilla, con
moho, dolorosa que debimos haber olvidado, y él la revive en nuestra
memoria, quitando sutilmente las telarañas, y pule los detalles de la
experiencia pasada. Luego, descubrimos enojo fresco levantándose y nueva
falta de perdón enraizándose en nuestro corazón.
Amados, permitamos que Jesús purifique nuestra memoria para Él Mismo,
al llenarla con el poderoso depósito de la Verdad de Su Palabra. Al
memorizarnos la Escritura, almacenamos la Palabra de Dios en nuestra
memoria para que Su Verdad gobierne nuestros pensamientos. Luego,
recordamos lo que es justo, verdadero y santo, como Jesús.
No permitamos que la iniquidad more en nuestra memoria. Al contrario,
debemos cultivar las plantas preciosas del perdón y del olvido. Podemos
perdonar y podemos olvidar cuando permitimos que Cristo Jesús aplique Su
Sangre sobre nuestros pecados.
Al escuchar el término pecado, algunos piensan solamente en los juegos de
azar, en beber o asesinar. Pero, amados, toda injusticia es pecado (I Juan
5:17), y Dios desea limpiar y liberarnos de muchos pecados en nuestra
memoria. Si examinamos sinceramente nuestros propios corazones ante Dios,
confesaremos el rencor y la amargura que hemos retenido en nuestra
memoria.
La Historia de Elías y la viuda ilustran que los pecados pasados pueden
existir en la memoria de nuestra alma. Elías el profeta le había advertido con
antelación al malvado Achab que no habría ni rocío ni lluvia por tres años y
medio, por su palabra. Esto enfureció al idólatra Achab y Jezabel, quienes
querían matarlo. El SEÑOR le ordenó a Elías que se escondiera en el Arroyo
de Querit para poder escapar de su ira. Elías se humilló a sí mismo tomando
del agua del arroyo y alimentándose de la carne que le traían los cuervos,
mañana y noche.
Cuando la sequía fue mayor, y el arroyo se secó, Dios le ordenó a Elías que
se quedara con la viuda Gentil de Sarepta. La pobre viuda estaba recogiendo
palos para cocer la última mano de harina con lo poco que le quedaba de
aceite en un tazón para ella y su hijo antes de morir de hambre. Sin embargo,
Elías profetizó que si ella preparaba su última torta de harina para él, su tarro
de harina no se vaciaría, ni su tazón de aceite cesaría hasta que el SEÑOR
enviara lluvia sobre la tierra. Por lo tanto Elías, la pobre viuda y su hijo
vivieron muchos días con el sustento milagroso de harina y aceite del
SEÑOR.
Un día, sin embargo, el hijo de la viuda enfermó y murió. La viuda
amargamente le protestó a Elías que la razón por la cual él vino a su casa era
para recordarle su pecado y matar a su hijo.
Y ella dijo á Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿has venido á
mí para traer en memoria mis iniquidades, y para hacerme morir mi
hijo? (I Reyes 17:18)
Como su hijo se había enfermado, esta viuda pensó que Elías había venido
para juzgar el pecado pasado en su memoria. Pero Dios había enviado a Elías
para mostrarle Su milagroso Poder al multiplicar su harina y su aceite, y
ahora Él le demostró Su milagrosa Vida de resurrección al levantar a su hijo
de la muerte.
Aunque entregamos algunos pecados exteriormente, con frecuencia
retenemos en nuestro interior el deleite del pecado en nuestra memoria. El
amor del pecado debe ser quitado de nuestra memoria. No podemos soñar
despiertos sobre las veces que disfrutamos nuestro pecado en nuestra
memoria mientras corremos la carrera espiritual por el Premio de estar en la
Esposa de Cristo. Debemos escoger qué queremos: la memoria carnal
agradable del pecado o a Cristo Jesús y Su Premio.
Cuando la naturaleza del pecado es verdaderamente revelada para el alma,
y el alma es limpiada de ambos el pecado y su agradable memoria, el
recuerdo de los pecados pasados trae aflicción y miseria, como lo
experimentó Jeremías en el Libro de Lamentaciones.
Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel.

Tendrálo aún en memoria mi alma, porque en mí está humillada
(Lamentaciones 3:19-20)
En todo momento, el Profeta recordaba su aflicción o transgresión, su
miseria o su pecado. El ajenjo y la hiel de la transgresión y el pecado hacen
de la aflicción y la miseria una amargura. El alma de Jeremías aún tenía estas
cosas en el recuerdo. Santos, ¿qué sobre el pecado en nuestra memoria?
Igualmente, los cautivos de Babilonia continuamente tuvieron en su
memoria todas las aflicciones y miserias de la captura de Jerusalén. Por lo
tanto, ellos lloraban cuando recordaban a Sión. Ellos nunca pudieron olvidar
a Sión o Jerusalén (Salmo 137:1,5). En su recuerdo, sus almas eran
humilladas en amargura por sus pecados idólatras.
A veces retenemos miseria, amargura, ajenjo y hiel en nuestra memoria
porque no nos hemos humillado y arrepentido lo suficiente. Sin embargo,
podemos usar el recuerdo de nuestra aflicción amarga y miserias para
encontrar nuestro pecados y transgresiones, con el fin de humillarnos y
arrepentirnos como lo hizo Jeremías. Cuando Dios nos da circunstancias
humillantes, nos obliga a humillar nuestro corazón y arrepentirnos al recordar
cada pecado miserable y doloroso.
La aflicción castigadora de Dios no tiene fin; si el SEÑOR castiga un
corazón pecador, Él también perdona un corazón arrepentido. El sentido del
oído o la memoria puede ser usado para trabajar para el bien o para el mal,
dependiendo quien la controla. Sí Jesús controla la cadena de nuestra
memoria, Él hace que recordemos nuestros errores, fracasos y amarguras de
nuestras transgresiones para que podamos arrepentirnos, y Él pueda perdonar.
A través de todo eso, Dios nos recuerda de Su Fidelidad y Su Poder para
liberarnos de toda transgresión y pecado. A veces, cuando orgullosamente
nos creemos buenos, Jesús nos aflige, haciéndonos recordar el lodo cenagoso
de donde fuimos redimidos. La memoria de nuestra condición previa nos
humillará para que podamos evitar futuras aflicciones.
Por otro lado, cuando el Diablo toma el control de la cadena de nuestra
memoria, él hace que recordemos las cosas amargas que nos acontecieron, el
ajenjo y la hiel que otros han puesto en nuestro camino. Entonces, cuando
sube el enojo fresco dentro nuestro, una nueva raíz de amargura brota y un
espíritu de rencor nos controlará.
¡Oh, amados, necesitamos que nuestra memoria sea limpiada y santificada
diariamente por la Sangre de Cristo! Tiene sentido entregar toda nuestra alma
en entrega exclusiva al SEÑOR, cautivando todo pensamiento a la obediencia
de Cristo (II Corintios 10:5). En nuestro Ser, somos impotentes para hacer
esto, pero Jesús puede obrar Su obediencia en nosotros. Muchas veces nos
excusamos al decir, “Simplemente no puedo hacerlo,” pero lo que realmente
estamos diciendo es “No quiero hacerlo.” Cuando por fe en Jesús confesamos
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13), entonces
estamos diciendo, “Estoy dispuesto a que Jesús obre esta cosa en mi.”
Cuando soltamos las riendas de nuestra alma, ella tiene la elección sobre
qué meditar. ¿Hacia donde vuela nuestra alma? ¿La dejamos ir de aquí para
allá meditando en tonterías, o nos remontamos en el vuelo hacia Jesús y Su
Palabra de Verdad? Nuestra alma se remontará hacia Jesús para meditar en Él
y Su Palabra al llevar cautivos los pensamiento a Él.
Isaías el Profeta prometió perfecta paz a la mente que permanezca en el
SEÑOR.
Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera;

porque en ti se ha confiado (Isaías 26:3)
Como mencioné anteriormente, el texto Hebreo para este versículo lee, “Tú
le guardarás en paz, paz, cuyo pensamiento en ti persevera.” Esto no es una
promesa de libertad del dolor o una promesa de placer y prosperidad. Es una
promesa con una porción doble de paz interior, a pesar de donde estemos en
el placer o en el dolor. El alma que confía implícitamente en el SEÑOR
siempre goza de “paz, paz” interna en todas las cosas, porque sabe que Dios
es la Cabeza sobre todas las cosas y que como el Dueño y Señor, Él hace que
todas las cosas obren juntas para bien. ¡Esta es la Promesa de Dios.
(Romanos 8:28)!
Algunas veces, después de que Dios libera a la gente, ellos se niegan a
dejar el control de la cadena de su memoria en Sus Manos; ponen sus mentes
otra vez en las cosas de las cuales Dios los ha liberado, y pronto se ven
cautivos nuevamente. Cuando estamos resueltos a lograr nuestra voluntad,
Dios nos entrega a nuestros deseos, permitiendo que se vuelva en un látigo
sobre nuestra espalda para que podamos descubrir que nuestro camino no es
el correcto.
Como Israel rehusó mantenerse separada de los paganos idólatras a su
alrededor, ella siguió los ejemplos idólatras de los Asirios y Babilonios
cometiendo fornicación, tanto espiritualmente como en lo natural. Como
consecuencia, Dios entregó a Israel en manos de sus vecinos paganos,
quienes la llevaron al cautiverio. Dios permitió que los Asirios y Babilonios
azotaran a Israel con su cruel esclavitud e impuestos opresivos.
La práctica de la idolatría y el adulterio de Israel resultó en el abandono de
la verdadera religión de Dios, su envilecimiento moral, su degradación
nacional, y ultimadamente, el derramamiento de sangre, su deportación y
esclavitud. Cuan inexplicablemente triste que estas pobres almas
conquistadas tuvieron que ser llevadas a Asiría y Caldea. Muchos perdieron
su identidad como pueblo distinguido y separado y nunca recuperaron su
porción de esa considerable y placentera Tierra Prometida que sus
antecesores conquistaron de los paganos. ¡Qué divino castigo tuvieron que
experimentar por sus terribles pecados!
Cuando vemos a otros pecando, debemos aprender de sus errores, no sea
que lo hagamos peor que ellos. Amados, algunos Cristianos no pueden
obtener la victoria de sus pecados pasados porque ellos nunca permiten que
Dios corte el cordón de su memoria que continuamente produce en sus
mentes placer por sus pecados del pasado. Ellos necesitan la Sangre de
Jesucristo en sus mentes para que puedan permitir que Dios borre el placer
del recuerdo de sus ídolos, sus fornicaciones y sus prostituciones mundanas.
El recuerdo placentero de los pecados provoca a nuestra imaginación a
formar nuevas imágenes de deseo por las cosas viejas de las cuales hemos
sido librados. Ser vestidos con la Mente preciosa de Jesús, y al mismo tiempo
estar llenos de deseos por otras cosas, gente, lugares, posiciones y honores es
totalmente imposible. ¡No podemos tener ambos!
La memoria de Israel continuamente fue un obstáculo para caminar en
sumisión con el SEÑOR en el desierto. Encadenó sus pensamientos a los
puerros, las cebollas, los ajos, los pepinos, melones y el pescado de Egipto.
Al Cristiano común de hoy no le molesta la dieta de la “Palabra Maná” de
Dios mientras la puedan mezclar con las cosas de Egipto, es decir, el mundo.
El Maná de Dios del Cielo y el Agua de la Roca (que era Cristo) era todo lo
que Israel necesitaba para llegar a la Tierra de Canaán. Pero el recuerdo de
Israel de las ollas de carne de Egipto le hizo desearlos y querer volver a
Egipto. Entonces Dios les mandó codornices, pero esto no satisfizo su deseo
mal agradecido. Consecuentemente, Él mató a los más robustos y lujuriosos
del pueblo, vívidamente demostrando que sus vidas no dependían de las ollas
de carnes sino de la provisión del Dios Todopoderoso de las cosas que Él
había provisto para ellos. La memoria de Israel siempre la metía en
problemas.
El sentido del oído en nuestra alma, nuestra memoria, puede ser un sentido
para el Poder de Dios, Su Espíritu y Su Palabra. Con el SEÑOR fluyendo a
través de ella, nuestra memoria puede ser un poder para el bien. Nuestra
memoria es un gran almacén que podemos llenar con los Tesoros de la
Verdad de Dios para el Tiempo y la Eternidad. Sigamos, por fe, poniendo la
Sangre de Jesús en nuestra memoria hasta que sea hecha pura. Dejemos que
el Espíritu Santo ministre en intercesión y dolores de parto por medio de
nosotros para mantener nuestra memoria limpia; dejemos que el Agua de la
Palabra de Dios fluya y llene nuestra memoria para mantenerla fija en Dios.
Entre más Palabra de Dios tengamos guardada en nuestra memoria, más fácil
será obedecer al SEÑOR Jesucristo.
II. El sentido del oído del alma, la memoria, tiene

una corrupción cuádruple
La corrupción cuádruple de la memoria del hombre es (1) el olvido
pecaminoso de la soberana y suprema Soberanía de Dios que controla y reina
sobre todas las cosas; (2) el olvido pecaminoso que es la santa y justa
Naturaleza de Dios darle lo mejor a Su Creación; (3) el olvido pecaminoso
que el Conocimiento juicioso de Dios recompensa a los justos y castiga a los
culpables; (4) el olvido pecaminoso que la elección prudente de Dios nos
revela Su Plan Maestro y el Propósito de Su Voluntad.
La corrupción de nuestra memoria hace que perdamos la capacidad de
retener en nuestra memoria la Verdad eterna que Dios es el Soberano Rey.
También permitimos que esta Verdad se vaya de nuestra memoria, porque
cuando dejamos de mantenerla en nuestra memoria, podemos sentirnos libres
de movernos y obrar bajo nuestra propia mente y cabeza. La corrupción de
nuestra memoria nos permite dejar de poner atención a lo justo y a la
Naturaleza Justa de Dios en todas las cosas. La corrupción de nuestra
memoria nos permite desatender la Verdad inmutable de Dios de Su

Conocimiento de Juicio que Él recompensa y castiga de acuerdo a las obras
del hombre hechas en la carne. La corrupción de nuestra memoria hace que
olvidemos nuestras elecciones carnales del ayer para que podamos seguir
ignorando las elecciones de Dios para nosotros hoy.
Es una gran corrupción de la mente el fallar en hacer lo que Dios quiere
que hagamos por ser descuidados, desconsiderados y negligentes. Sin
embargo, en el otro lado de la balanza es una gran bendición olvidar las cosas
malas que deberían ser borradas de nuestras memorias.
Los siguientes son ejemplos de Jesús reprendiendo y castigando a Sus
Discípulos porque sus memorias habían olvidado cosas que debieron
recordar.
Y viniendo sus discípulos de la otra parte del lago, se habían olvidado de

tomar pan. Y Jesús les dijo: Mirad, y guardaos de la levadura de los
Fariseos y de los Saduceos. Y ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto
dice porque no tomamos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué
pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tomasteis pan?
¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil
hombres, y cuántos cestos alzasteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro
mil, y cuántas espuertas tomasteis? ¿Cómo es que no entendéis que no
por el pan os dije, que os guardaseis de la levadura de los Fariseos y de
los Saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se
guardasen de la levadura de pan, sino de la doctrina de los Fariseos y de los
Saduceos (Mateo 16:5-12)
Jesús habló a Sus Discípulos sobre Principios espirituales, usando la
similitud del pan natural. Los Discípulos habían olvidado llevar pan natural a
su barco, aunque ellos tuviesen al Rey de Reyes a bordo. Consecuentemente,
cuando Jesús comenzó a advertirles espiritualmente sobre el pan con levadura
o la mala doctrina de los Fariseos y Saduceos, ellos pensaron que Él los
estaba regañando porque ellos habían olvidado el pan natural.

Jesús comparó los principios y prácticas corruptas de los Fariseos y los
Saduceos a la levadura que amarga, hincha y se dispersa a través de la
sustancia en la cual ha sido introducida. A donde sea que ponen la mala
levadura de sus doctrinas, fermentaba sus corazones y almas, haciendo que
estuviesen agitados, intranquilos y confundidos. Consecuentemente, Jesús le
advirtió a Sus Discípulos que tuviesen cuidado. Luego, Jesús los reprendió
por su desconfianza en Sus habilidades y voluntad para proveerles de pan.
“Oh hombres de poca fe, ¿porqué están tan perplejos porque olvidaron su pan
natural?” (Mateo 16:8, parafraseado). Ellos desconfiaron en Cristo y se
molestaron porque ellos perdieron la memoria de Su suministros
misericordiosos y milagrosos de Pan y Carne.
Aún el recuerdo de las canastas que sobraron de Pan y Carne se perdió en
sus memorias sobre Su soberano y supremo gobierno sobre la Creación.
Jesús, quien había suplido en abundancia de pan natural, podía suplir de lo
necesario en ese momento.
Nosotros, también, sufrimos perplejidad y desconfianza en Cristo Jesús
sobre nuestros cuidados presentes de este mundo porque no recordamos Sus
demostraciones de Poder magnífico y gran bondad en nuestras situaciones
pasadas. Por la reprimenda y regaño de Cristo a Sus Discípulos, Él santificó
sus memorias y los llevó a recordar y evocar Su gran Fuerza y Poder.
Jesús también le dio a Sus Discípulos un discurso sobre el odio que es el
poder y naturaleza del Reino del caído Lucifer, justo como el amor es el
poder y naturaleza del Reino de Cristo.
Si el mundo os aborrece, sabed que á mí me aborreció antes que á

vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque
no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso os aborrece el
mundo. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No es el siervo mayor
que su señor. Si á mí me han perseguido, también á vosotros perseguirán:
si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os
harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado
(Juan 15:18-21)
Porque el mundo odió a Cristo Jesús y Lo crucificó, odia y crucifica a Sus
Discípulos. Cristo expresa Su entendimiento, bondad y santa Naturaleza al
permitir que Sus Discípulos tengan comunión con Sus sufrimientos del odio
Luciférico del mundo.
Es en las mentes del odio Luciférico que olvidamos, perdemos nuestra
memoria de las bondades de la Naturaleza del SEÑOR y su Verdad que “el
siervo no es Su SEÑOR.”
La corrupción en nuestra memoria hace que nos olvidemos de esta Verdad;
por lo tanto, decimos, “Esto no es justo. Dios no nos ha dado lo mejor.
Mereceos mejor que esto.” ¡Qué corrupción sin paralelo! Se nos permite
como Cristianos caminar en los pasos del Cristo crucificado; sin embargo
¿decimos que eso no es lo mejor? Tenemos el privilegio de caminar en los
pasos del Cristo crucificado; pero ¿decimos que merecemos mejor? Qué
completa pérdida de memoria hemos adquirido en medio de tener comunión
con el dolor del SEÑOR por el odio de Lucifer.
Los siervos de Dios siempre han tenido que sufrir su porción designada de
odio por amor a Cristo.
Abel sufrió el odio de Caín.

Jacob sufrió el odio de Esaú.
José sufrió el odio de sus hermanos.
David sufrió el odio de Saúl.
Elías sufrió el odio de Jezabel.
Miqueas sufrió el odio de Achab.
Pablo sufrió el odio de los Judíos.
El odio de la carne es una pasión inquieta que persigue a aquellos que
viven Divinamente en Cristo Jesús, Quien envió a Sus ovejas en medio de los
lobos. El mundo odia al pueblo de Dios porque odia a Su Cristo.
En Lamentaciones, Dios describe la pérdida de memoria de Israel de Su
Verdad Torah; su elección malvada para servir a los ídolos; su olvido del
Juicio de Dios en aquellos que dejan al Dios viviente para servir tontos,
ídolos muertos.
Fuése de la hija de Sión toda su hermosura: Sus príncipes fueron como

ciervos que no hallan pasto, Y anduvieron sin fortaleza delante del
perseguidor. Jerusalem, cuando cayó su pueblo en mano del enemigo y no
hubo quien le ayudase, Se acordó de los días de su aflicción, y de sus
rebeliones, Y de todas sus cosas deseables que tuvo desde los tiempos
antiguos: Miráronla los enemigos, y escarnecieron de sus sábados. Pecado
cometió Jerusalem; por lo cual ella ha sido removida: Todos los que la
honraban la han menospreciado, porque vieron su vergüenza; Y ella
suspira, y se vuelve atrás. Sus inmundicias en sus faldas; no se acordó de
su postrimería: Por tanto ella ha descendido maravillosamente, no
tiene consolador. Mira, oh Jehová, mi aflicción, porque el enemigo se ha
engrandecido (Lamentaciones 1:6-9)
Sión o Jerusalén disfrutaron la bendición y bondad del SEÑOR cuando ella
sirvió al SEÑOR y Dios. Sin embargo, cuando ella perdió su memoria de la
preciosa Torah Verdad de Dios y Su gloriosa Presencia, ella comenzó a
experimentar días de aflicción y miseria, y todo se volvió negro y sombrío.
La corrupción en su memoria fue la causa que procuró y provocó los juicios
calamitosos de Dios. Dios siempre es el Autor del juicio, a pesar del
instrumento que Él use para establecerlo.
Jerusalén voluntariamente y deliberadamente arrojó al Dios viviente y Su
abundante bondad fuera de su memoria, reemplazándolo con la sensual y
pecaminosa idolatría. El SEÑOR odia el pecado abominable de la idolatría en
Su creación, y más, en Su especial nación y pueblo nupcial. Jerusalén pecó
gravemente en su corrupta memoria; por lo tanto, Dios la derribó
maravillosamente hasta el suelo en Su justo juicio.
La corrupción dolorosa trae ruina asombrosa; Judá entró al cautiverio y
opresión. Su inmundicia en sus faldas dieron testimonio que ella había
enredado sus vestiduras en el lodo idólatra de los pecados sensuales. Ella
manchó la Gloria de Dios y la grandeza de Su Santa Verdad Torah.
Ella olvidó las advertencias del juicio de Dios para ella; ella no consideró
ponerle un fin a su pecado y malvado camino. Por lo tanto, el juicio de Dios
descendió admirablemente sobre ella. Ella sintió el Poder de la Ley de Dios
que ella dejó de recordar en temor. Por ende, ¡Dios hizo sus plagas
admirables!
Nuestra memoria corrupta no restringirá el poder y el juicio de la Verdad
de Dios que hemos negado y olvidado. Sin embargo, el alma penitente
siempre encuentra la gracia del SEÑOR lista y dispuesta a restaurarla y a su
memoria al primer recuerdo de Su Verdad y Poder.
III. Las características de una buena memoria, el

sentido del oído del alma, es de diez veces
Una buena memoria tiene diez distintos atributos que funcionan a nuestro
favor para mantenernos cerca de nuestro SEÑOR.
A. Una Buena Memoria Recuerda un Canto al Señor

La primer característica de una buena memoria es que recuerda un canto al
SEÑOR. En la oscura noche del exilio de Israel, el Salmista recordó su canto
de alabanza que él había ofrecido en el Templo de Jerusalén.
Acordábame de mis canciones de noche; Meditaba con mi corazón, Y mi

espíritu inquiría (Salmos 77:6)
Aunque el alma del Salmista languidecía, él recordaba el canto gozoso que
él había cantado antes de ser llevado en cautiverio a Babilonia.
¡Es tan bueno despertar en medio de la noche y tener un canto para el
SEÑOR en su mente! Si no tenemos un canto al SEÑOR en nuestra memoria,
es porque no Le hemos cantado suficientes cantos durante el día. Un corazón
alegre, que le canta al SEÑOR mantiene la Vida de Cristo en nuestra
memoria.
B. Una Buena Memoria Recuerda al SEÑOR

La segunda característica de una buena memoria es que recuerda al
SEÑOR. Isaías esperó por los juicios de JEHOVÁ o las divinas decisiones.
La confianza implícita en las decisiones e instrucciones del SEÑOR es la
disciplina saludable para un hombre en su educación espiritual y en su
desarrollo moral.
También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado: á tu

nombre y á tu memoria es el deseo del alma (Isaías 26:8)
El SEÑOR Se manifiesta al hombre penitente al disciplinarlo. Por ende, su
alma desea el Nombre del JEHOVÁ y el recuerdo de sus experiencias con el
SEÑOR.
Qué gran bendición ser sumiso ante las divinas decisiones e instrucciones
del SEÑOR cuando el SEÑOR nos disciplina. Por ende, recordamos, a través
del canal de la memoria, tales experiencias con aprecio gozoso y
agradecimiento alegre.
¡Mantengan al SEÑOR siempre en su memoria! Cuando Jesús instituyó la
Comunión Él dijo, “Haced esto en memoria de mí.” Dios nos ha dado el
servicio de Santa Cena para que podamos recordarlo a Él y Su Muerte. El pan
y la copa de la Santa Cena de Cristo son vehículos visibles sobre los cuales
descansan el invisible Cuerpo y Sangre, resucitado y omnipresente. Jesús
dijo, “Este es Mi Cuerpo y Mi Sangre.” El propósito de tomar la Santa Censa
es recordar a Jesucristo: Su pasado favor de Muerte Sacrificio que compró la
Misericordia y Gracia redentora para nosotros; Sus favores vivos presentes de
Su Cuerpo y Sangre resucitados que nos alimentan y nutren; y Su intercesión
a nuestro favor a la Mano Derecha de Dios que nos apoya y sostiene. Por los
favores pasados y presentes de Misericordia y Gracia de Cristo, tenemos toda
razón para recordarlo con entrega exclusiva y con alabanza y gratitud
ilimitadas.
El Apóstol Pedro también buscó poner un continuo recuerdo en los
creyente de Cristo y Su Verdad.
Por esto, yo no dejaré de amonestaros siempre de estas cosas, aunque

vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. Porque
tengo por justo, en tanto que estoy en este tabernáculo, de incitaros con
amonestación (II Pedro 1:12-13)
Los mejores y más diligentes ministros le recuerdan al pueblo de Dios Sus
Promesas y Preceptos y sobre sus deberes que deben obedecer
diligentemente. Recordándonos de lo que ya sabemos nos previene de olvidar
la Verdad. No podemos seguir las doctrinas de Dios y cumplir nuestros
deberes espirituales si los olvidamos. Por lo tanto, es el deber de los ministros
de exhortar y enseñar toda la Verdad de Jesucristo, particularmente la Verdad
que es tan necesaria en nuestro día y para nuestra paz.
Un buen ministro promueve el recuerdo de las cosas del SEÑOR y incita el
sentido del oído o la memoria en el pueblo del SEÑOR. Necesitamos dejar
las quejas y las murmuraciones que hacen que recordemos nuestra
egocéntrica carne, y necesitamos levantar el Nombre del SEÑOR Jesucristo y
Su Verdad para que podamos recordar al SEÑOR.
C. Una Buena Memoria Recuerda la Palabra del SEÑOR

La tercer característica de una buena memoria es que recuerda la Palabra
del SEÑOR. La mejor forma de limpiar nuestra mente de la contienda es
recordar la Palabra del SEÑOR.
Recuérdales esto, protestando delante del Señor que no contiendan en

palabras, lo cual para nada aprovecha, antes trastorna á los oyentes.
Procura con diligencia presentarte á Dios aprobado, como obrero que
no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad (II
Timoteo 2:14,15)
Una buena memoria olvida las palabras de aquellos que pelean sin razón, y
procura trazar bien la Palabra de Verdad. La palabra Hebrea para palabra en
el versículo quince es dabár, significando arreglar, que se refiere al lado
dador de Dios. La palabra Hebrea para verdad en el versículo quince es emet,
significando que es de confiar, que se refiere al lado restrictivo de Dios.
Pablo le encargó a Timoteo que le recordara a los creyentes que no hubiese

contienda por las palabras del hombre, que no son útiles, pero que estudiaran
la Palabra de Dios para que ellos trazaran bien Su Palabra entre lo que nos da
(promesas, advertencias, cantos, consuelo, bondad y juicio) y Su Verdad, que
nos restringe. Todo el secreto de una vida Cristiana feliz, pacífica y entregada
es el entendimiento y la aceptación del Propósito de la Voluntad de Dios, que
da y restringe.
El Apóstol Pedro también escribió para exhortar las mentes puras de los
creyentes a recordar ambas las Palabras de los Santos Profetas del Antiguo
Testamento y los Mandamientos de los Apóstoles del SEÑOR y Salvador
Jesucristo.

Carísimos, yo os escribo ahora esta segunda carta, por las cuales ambas
despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento. Para que
tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los
santos profetas, y de nuestro mandamiento, que somos apóstoles del
Señor y Salvador: (II Pedro 3:1,2)
El Espíritu Santo se movió sobre los Santos Profetas de la dispensación del
Antiguo Testamento para escribir la Verdad de la Palabra de Dios y sobre los
Apóstoles de la dispensación del Nuevo Testamento para escribir la Palabra
de Verdad de Dios. Dios envía al Espíritu Santo a los corazones de los
creyentes para guiarlos a toda la Palabra de Verdad de Dios que Él ha dado
en ambos el Antiguo y Nuevo Testamentos. Por lo tanto, los Cristianos
pueden recordar las Palabras y Mandamientos de los Profetas y los
Apóstoles.
Podemos depender del Espíritu Santo para iluminar los ojos de nuestro
entendimiento sobre lo que Él ha escrito a través de los Profetas y los
Apóstoles.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi

nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que
os he dicho (Juan 14:26)
El Padre envío al Espíritu Santo para ayudar a los Discípulos Cristianos a
recordar Su Palabra que Él les ha enseñado. Los Discípulos habían olvidado
muchas cosas que Jesucristo había enseñado. El Espíritu Santo vino a traer
las Palabras de Dios a su memoria para que ellos pudiesen entender, escribir,
predicar y enseñar las Palabras de Cristo. Jesucristo vino en el Nombre de Su
Padre. El Espíritu Santo vino en el mismo Nombre para llevar las Palabras de
Cristo y las Obras después de que Jesús ascendió a la Mano derecha de Dios.
Pablo también exhortó a Timoteo a que los creyentes recordaran las
Palabras de Dios.
Si esto propusieres á los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo,

criado en las palabras de la fe y de la buena doctrina, la cual has alcanzado
(I Timoteo 4:6)
Un buen ministro muestra las Palabras puras de la Verdad de Cristo al
pueblo de Dios, sin añadir a Su Palabra, sin quitar de Su Palabra, pero
alimentando al pueblo de Dios en la fe de Cristo y la buena doctrina que
libera nuestras almas de las dudas, falsedades y errores.
D. Una buena memoria recuerda los caminos de Cristo

La cuarta característica de una buena memoria es que recuerda los caminos
de Cristo. Pablo vivió en los caminos de Cristo, y él le enseñó los caminos de
Cristo a su hijo espiritual, Timoteo. Él envió a Timoteo a recordarle a los
Corintios de los caminos de Pablo, que eran los caminos de Cristo.
Por lo cual os he enviado á Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el

Señor, el cual os amonestará de mis caminos cuáles sean en Cristo, de
la manera que enseño en todas partes en todas las iglesias (I Corintios
4:17)
Timoteo conocía completamente la predicación de Pablo en todas las
iglesias y sus prácticas en los caminos de Cristo. Pablo nunca varió en sus
doctrinas, que eran de la Cruz; de la entrega exclusiva de Cristo; de la
Soberanía de Cristo sobre toda la Iglesia; de la habilidad de que Dios hace
que todas las cosas obren para bien; de la vergüenza y el sufrimiento que los
siervos de Cristo experimentan en Su camino. Pablo fue fiel y obediente al
SEÑOR en todos los caminos de Cristo. Por ende, Pablo envió al fiel y
confiable Timoteo a recordarle a los creyentes Corintios de sus prédicas y
prácticas en el camino de Cristo.
Un verdadero ministro siempre hará que su pueblo recuerde los caminos de
Cristo, el camino crucificado de Cristo, ambos en sus prédicas y al
practicarlo. Si recordamos el camino de Cristo de Misericordia y Gracia en
Su sufrimiento por nosotros, podemos someter nuestras viejas naturalezas
más fácilmente a Su soberano control y ser más como Él.
E. Una buena memoria recuerda la oración

La quinta característica de una buena memoria es su recuerdo de la
oración. Un fiel guerrero de oración comienza su día con Dios y termina su
día con el SEÑOR. Debemos reconocer que Dios merece nuestra humilde
adoración, alabanza de gratitud, y acciones de gracia por toda Su
Misericordia y Gracia hacia nosotros. La oración es la divina provisión de
Dios a donde podemos suplicarle por Su Plan Maestro y el Propósito de Su
Voluntad. La oración cambia nuestras vidas.
¡Recuerden que las oraciones santas, humildes, penitentes y creyentes
nunca se pierden! Este tipo de oración es el “elevador” espiritual de Dios a
través del cual Él nos envía continuamente piezas y pedazos de Su eterno
Plan Maestro y el Propósito de su Voluntad. Porque el Apóstol Pablo supo
del valor de este tipo de oración, él oró noche y día por Timoteo, su amado
hijo espiritual
Doy gracias á Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia,
de que sin cesar tengo memoria de ti en mis oraciones noche y día (II
Timoteo 1:3)
Es maravilloso que los siervos de Dios tengan al pueblo de Dios escrito en
las tablas de sus corazones. Cuando ellos oran, los fieles siervos de Dios
siempre recuerdan al pueblo de Dios. Nosotros también necesitamos
mantenernos unos a otros en nuestra memoria al orar.
F. Una buena memoria recuerda su herencia de fe

La sexta característica sobre una buena memoria es su herencia de fe. El
Apóstol Pablo recordó la gran herencia de fe de Timoteo a través de su abuela
y su hermana.

Trayendo á la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual residió
primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice; y estoy cierto que en
ti también (II Timoteo 1:5)
Es una bendita y santa cosa cuando los hijos caminan en la fe, verdad y
confianza de sus padres y abuelos. La fe, lealtad y alianza inquebrantable de
la madre de Timoteo, Eunice, y su abuela, Loida, dejó una huella perdurable
en Timoteo, tanto que él abrazó su fe espiritual en Cristo Jesús.
Yo puedo personalmente relacionarme a esto. ¡La fe Divina de mi abuela
hizo una impresión eterna en mi memoria, que nunca pude borrar, gracias a
Dios! En su debido tiempo tomé al SEÑOR Jesucristo, el Salvador de mi
abuela, como mi propio Salvador personal.
Recordemos nuestra propia fe así como la fe de otra persona para que nos
ayude a vencer pruebas y tribulaciones. Una buena memoria posee su propia
fe y la fe de otros.
G. Una buena memoria recuerda los Dones de Dios

La séptima característica de una buena memoria es que recuerda los dones
que Dios le ha dado. El Apóstol Pablo le recordó a Timoteo que despertara el
don de Poder y Fuerza que Él había depositado en él.

Por lo cual te aconsejo que despiertes el don de Dios, que está en ti por la
imposición de mis manos (II Timoteo 1:6)
Pablo le recordó a Timoteo sobre los dones que él ya había recibido y que
él sabía que tenía. Timoteo recibió dones extraordinarios del Espíritu Santo y
de la imposición de manos de las manos del Apóstol Pablo. Es bueno
recordarle a la gente grandiosa de los dones que han recibido y su
responsabilidad de usarlos de acuerdo al Propósito de la Voluntad de Dios.
Cuando recordamos los dones que Dios gentilmente nos ha dado
conmueve nuestro corazón con fe, amor y gratitud para el SEÑOR. Podemos
olvidar por un tiempo, los dones de Verdad de Dios de Su Santa Palabra. Sin
embargo, cuando despertamos nuestra memoria al compartir la Palabra de
Dios con otros, Sus dones de Verdad concientemente viven nuevamente en
nuestro corazón y mente. Esto despierta un fresco y nuevo deseo de compartir
la Verdad de Dios y revelar lo que Él ha hecho por nosotros. A veces
luchamos con un problema, nada nos ayuda, ni siquiera nuestras oraciones o
las oraciones de otros, hasta que permitimos que Dios reviva nuestra
memoria. Algunas victorias se ganan al recordar y revivir los dones de
Verdad que Dios ha puesto en nuestro corazón.
H. Una buena memoria recuerda los uno a los otros

La octava característica de una buena memoria es que recuerda a otros. En
su gratitud ministerial, Pablo recordó las tres cosas más importantes sobre los
Tesalonicenses:
Su obra de fe,
Su trabajo de amor,
Su tolerancia de la esperanza.
Sin cesar acordándonos delante del Dios y Padre nuestro de la obra de

vuestra fe, y del trabajo de amor, y de la tolerancia de la esperanza del
Señor nuestro Jesucristo (I Tesalonicenses 1:3)
Nuestro grado de generosidad, en gratitud por Dios por los buenos dones y
los dones de otros, manifiesta nuestro grado de crecimiento espiritual en la
Estatura de Jesucristo. Entre más agradecidos estamos por los beneficios del
SEÑOR para con nosotros, más crecemos.
La fe es un trabajo de creer sin dudar en la salvación de Cristo, Su
Soberanía y Su Gobierno soberano sobre todas las cosas. “Fe-obra” es una
actividad con propósito del cuerpo y la mente. En el obrar de la fe, la mente y
cuerpo del creyente pronto encuentran oposición. El creyente se vuelve un
soldado en la pelea entre la Verdad y el error o la Luz y las tinieblas. La fe
sin obras está muerta. Toma obras para mantener la fe viva.
Pablo también recordó el trabajo de amor de los Tesalonicenses. La palabra
trabajo sugiere el tipo de trabajo que se mueve lentamente con dificultad y
detalle, que trabaja duro por ejercer. El trabajo prueba la fuerza de nuestro
amor por Cristo Jesús, especialmente cuando otros rehúsan llevar su parte de
la carga. Mostramos nuestro amor a Jesucristo, nuestro Esposo Celestial, por
lo que estamos dispuestos a hacer por Él. El verdadero amor por Jesús
convierte el trabajo más aburrido y pesado en gozo y gratitud. El verdadero
amor por Jesús nos otorga el poder para realizar aquello que en algún
momento le hubiésemos huido en resentimiento, duda y desaliento.
Aunque la esperanza paciente de los Tesalonicenses fue severamente
probada, no fue sofocada. La paciencia da esperanza firme. La esperanza
paciente sostuvo a José en Egipto durante los días de su humillación. De la
misma forma, la esperanza paciente sostuvo a David en su muchas huidas de
Saúl. Aunque Dios hizo que Samuel ungiera a David como el rey pastor
sobre Israel, le pareció que Saúl lo mataría por la envidia y el enojo antes de
que esto pudiese ser cumplido. Pero la esperanza paciente de David lo aferró
a la Promesa y unción de Dios.
¡Qué bendición es la fe, el amor, la esperanza! La fe obra cuando somos
perseguidos por aquellos a quienes tratamos de ayudar y salvar. El amor
trabaja en beneficio de otros cuando ellos nos están lastimando. Una tormenta
puede golpear furiosamente, amenazando frustrar el sabio Propósito de la
Voluntad de Dios, pero la esperanza paciente mira más allá de la angustia
presente y ve la meta final de Dios.
Recordémonos los unos a los otros - no las fallas y los fracasos, sino su
lugar en el Cuerpo de Cristo. Pablo recordó la obra de fe, la labor de amor y
la esperanza paciente de sus hermanos. Si recordamos las buenas obras de
nuestro hermano y hermana, la fe, el amor y la esperanza de Jesús aumentará
en nuestro corazón hacia ellos, y tendremos unidad.
En I Tesalonicenses 2:9 Pablo pide que los santos se acuerden de él.
Amados, recordémonos los unos a los otros ya que esto agrada a Dios. Con
frecuencia olvidamos todo lo bueno que alguien ha hecho, cuando esa
persona comete un error por descuido o por ignorancia. ¡Entre creyentes, esto
es vergonzoso! Debemos olvidar esa pequeña cosa que nuestro hermano hizo
mal y rehusar que quede en nuestra memoria; al contrario, debemos recordar
las buenas obras de nuestro hermano.
Nuestra memoria engrandece ya sea el bien o el mal. Recuerden, una buena
memoria magnifica la obra de fe, diciendo, “Yo obro en plena confianza y
seguridad que cumpliré con todo lo que es el Plan Maestro de Dios para mí,
por el Propósito de Su Voluntad.” Una buena memoria magnifica la obra de
amor que dice, “Me deleito en la obra que mi precioso Esposo-SEÑOR me ha
dado, y por el Propósito de Su voluntad, no seré descuidado en mi esfuerzo
hasta que haya completado mi trabajo en la vida.” Una buena memoria
magnifica la esperanza paciente que dice, “Esperaré pacientemente por todos
los logros en mi trabajo designado, los cuales con gozo anticipo.”
Pablo dijo: “Doy gracias a Dios que tengo memoria de ti.” ¿Podemos dar
gracias a Dios por cada recuerdo que tenemos de nuestro hermanos y
hermanas? ¿Tenemos demasiado orgullo, demasiado de nosotros mismos y
no lo suficiente de las Palabras de humildad de Cristo para decir esto?
Podemos recordarnos los unos a los otros y dar gracias los unos por los otros
solamente después de parar de llevar las faltas ajenas en nuestra memoria.
Cuando recordamos el Infierno y los horrores e incomodidades, amamos a
los perdidos, aún a nuestros enemigos, y permitimos que el Espíritu Santo
interceda a través de nosotros hasta que las almas perdidas sean salvas y el
Amor de Dios llene nuestros corazones por todo, aún por nuestros enemigos.
I. Una buena memoria recuerda las aflicciones

La novena característica de una buena memoria es que recuerda las
aflicciones. Cuando el Evangelio de Jesucristo fue predicado por primera vez,
todos los Cristianos, incluyendo los Hebreos creyentes, sufrieron intensa y
ardiente persecución.
Empero traed á la memoria los días pasados, en los cuales, después de

haber sido iluminados, sufristeis gran combate de aflicciones (Hebreos
10:32)
Después de que la Verdad de Cristo iluminó a los Hebreos, parecía que
todo el mundo y todo el Infierno se levantó en su contra. Tan pronto que el
SEÑOR Jesucristo alentó Su nueva Vida de resurrección en sus almas y
espíritus y la Luz divina del SEÑOR se levantó dentro de ellos, las fuerzas de
oposición del caído Lucifer batallaron en su contra. Los Cristianos soportaron
grandes aflicciones, mientras los poderes de las tinieblas violentamente les
opusieron con gran fuerza. No sólo fueron hechos el hazme reír y
espectáculos del mundo, pero sus nombres fueron vituperados; sus
reputaciones fueron reprochadas; y fueron golpeados, encarcelados y
asesinados.
Sin embargo, el SEÑOR, poderosamente los sostuvo en sus aflicciones.
Como Cristianos, ellos sufrieron pacientemente, recibiendo sus aflicciones
como del SEÑOR, sabiendo que Él hace que todas las cosas obren para bien.
Los creyentes lo consideraban un honor sufrir por amor a Cristo.
El recuerdo de los sufrimientos pasados y la liberación de Dios genera
nueva gratitud y aprecio fresco hacia el SEÑOR por Su Misericordia y Su
Gracia para con nosotros. Por lo tanto, necesitamos recordar nuestras
aflicciones de días pasados. Si Dios nos ha sacado de aflicciones con bien
hasta ahora, ciertamente sabemos que Él nos llevará con bien a través de las
aflicciones el resto del camino. Recordar la victoria en aflicciones anteriores
nos alienta a seguir a pesar de nuestras presentes y futuras aflicciones.
J. Una buena memoria recuerde la advertencia

La décima característica de una buena memoria es que siempre recuerda la
advertencia. Dios siempre ha sido fiel para advertir al hombre de los peligros,
maldades y desgracias que vendrán como resultado del pecado. Dios siempre
ha amonestado al hombre a tener cuidado de no pecar en contra de Él.
Os quiero pues amonestar, ya que alguna vez habéis sabido esto, que el
Señor habiendo salvado al pueblo de Egipto, después destruyó á los
que no creían (Judas 1:5)
Judas escribió su Epístola para advertir a los creyentes en contra de los
errores prevalecientes y animarlos a ser firmes en la fe que Dios les había
dado. Judas también le dio a los santos una vívida descripción de los terrores
de los juicios de Dios sobre los malvados. El Apóstol Judas le recitó los
juicios anteriores de Dios a los impíos para despertar y aterrorizar a aquellos
que habían sido advertidos a través de esta Epístola. Él ayudó a los santos a
recordar aquellas almas que habían salido de Egipto a través de asombrosos
milagros, con experiencias de Sangre, Fuego y Agua, pero que perecieron en
el desierto porque ellos no creyeron en la Santa Soberanía del SEÑOR.
Esto nos enseña a no asumir que nuestras buenas experiencias del pasado
borrarán nuestro malvado e impío caminar de hoy. Los Israelitas tuvieron a
diario abundantes milagros que les dieron pan y agua; sin embargo la
mayoría de la primera generación de adultos que salieron de Egipto
perecieron en su incredulidad. ¡Que sus errores fatales sean una asombrosa
advertencia para nosotros!
Como toda la Epístola de Judas consistió en los juicios de Dios sobre los
hombres y ángeles, también una buena memoria retiene las advertencias de
Dios en contra del pecado. Dios nos recuerda que aunque Él sacó a Israel de
Egipto, más adelante Él destruyó a aquellos que rehusaron creen en Su Poder
para llevarlos a la Tierra de Canaán. Amados, debemos guardar esta
advertencia en nuestra buena memoria, no sea que nos quedemos cortos en el
Supremo Llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
IV. Dios nos ordena a que usamos el sentido del

oído del alma, la memoria, para recordar cosas
específicas
Podemos santificar nuestras memorias y preservarlas para el bien al seguir
los Mandamientos de Dios. Dios específicamente nos ha ordenado recordar
seis cosas.
A. Recordar a los pobres

Dios específicamente nos ordena a recordar a los pobres. Cuando Pablo y
Bernabé vinieron a tener comunión, Pedro y los otros Apóstoles reconocieron
el divino ministerio y autoridad de Pablo. Todos ellos gozaron de una dulce
comunión en Cristo. Todos ellos estuvieron de acuerdo en Cristo Jesús que
Pablo debía ir a los incircuncisos y paganos Gentiles y que Pedro debía ir a
los Judíos circuncidados.

Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo mismo
que fuí también solícito en hacer (Gálatas 2:10)
Hubieron muchos pobres creyentes en Judea que trabajaron bajo grandes
necesidades y dificultades, probablemente porque al comienzo ellos
vendieron todo y pusieron su dinero a los pies de los Apóstoles. Los
Apóstoles razonaron con Pablo que como los Gentiles compartían los dones
espirituales de Israel, era el deber de los Gentiles creyentes el compartir sus
dones materiales con los Israelitas pobres.
El Apóstol Pablo fue un ejemplo del amor de Cristo para todas las
personas. Él demostró su cuidados y compasión hacia los pobres en todas las
iglesias. Todos debemos seguir su patrón. Cada iglesia debe tener una
ofrenda de limosnas para recordar a los pobres y para cumplir con el
Mandamiento de Dios.
B. Recordar nuestra condición anterior

Dios también específicamente nos ordena a recordar nuestra condición
anterior. El Apóstol Pablo exhortó a los Efesios a recordar su condición
pobre, pasada y miserable como Gentiles porque, en algún momento, ellos
estuvieron sin Cristo; ellos fueron aislados del país de Israel y eran
extranjeros del Pacto de la Promesa. Sin Cristo, los Gentiles estaban sin
esperanza, y sin Dios en el mundo.
Por tanto, acordaos que en otro tiempo vosotros los Gentiles en la

carne, que erais llamados incircuncisión por la que se llama circuncisión,
hecha con mano en la carne (Efesios 2:11)
Pablo quería que los Efesios recordaran sus anterior y miserable estado
espiritual y lo comparan a su estado de bendición en Cristo. Aunque ellos
habían estado lejos, ellos ahora han sido acercados por la Sangre de Cristo.
Ellos tenían paz y unión con los creyentes Judíos. Ellos fueron reconciliados
a Dios con los Judíos a través del Cuerpo de Cristo sobre la Cruz. Junto con
los Judíos, ellos tuvieron acceso al Padre por un Espíritu. No siendo más
extraños y extranjeros, ahora, con los santos, ellos son conciudadanos de la
casa de Dios. Ahora, su fe fue construida sobre el fundamento de los
Apóstoles y Profetas, Jesucristo siendo la Principal Piedra Angular. Ellos
crecieron colectivamente como un templo santo en el SEÑOR, y ellos
crecieron individualmente al hacerse una habitación de Dios a través del
Espíritu.
Cuando los Efesios recordaban su condición espiritual anterior, pobre y
miserable versus sus privilegios presentes y bendecidos de riqueza eterna en
Cristo Jesús, ellos se humillaban grandemente ante el SEÑOR y expresaban
sus alabanzas y aprecio agradecido por Su bondad, Misericordia y Gracia
hacia ellos.
De la misma manera, cuando nos sentimos desalentados, necesitamos
recordar la condición pobre, miserable y árida de nuestra alma cuando Jesús
nos encontró en el profundo lodo del pecado. Necesitamos recordar ese
tormento de tinieblas en el cual estuvimos atados y el tormentoso temor del
Infierno, del cual Jesús nos ha salvado. No pasará mucho tiempo, estaremos
gritando alabanzas victoriosas y agradecimientos hacia el SEÑOR. ¡Qué
poderosas experiencias Dios ha guardado en nuestra memoria!
C. Recordar las prisiones de otros

Dios también desea que recordemos las prisiones de los siervos de Dios
que ellos llevan por el Reino de Dios. El Apóstol Pablo deseó que los
Cristianos Colosenses recordaran sus prisiones como un Apóstol de los
Gentiles, sabiendo que sus prisiones fortalecerían y confirmarían su fe en
Cristo Jesús.
La salutación de mi mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia

sea con vosotros. Amén. enviada con Tichîco y Enésimo (Colosenses 4:18)
El Apóstol Pablo demandó recordar sus prisiones y cadenas no para que
los Colosenses le enviaran una ofrenda, pero para que ellos se enraizaran más
profundamente en la Verdad del Evangelio de Cristo. Si un Judío estuvo
dispuesto a sufrir para dar el Evangelio a los Gentiles, entonces el Evangelio
debe ser real.
Debemos recordar que cada creyente lleva algún tipo de prisión o cadena:
prisión de herencia, prisión del entorno, prisión de experiencias. Las prisiones
particulares que una persona ha tenido en su vida pueden hacer que un
individuo sea impulsivo y otro sea lento, uno sea irritable y otro sea plácido,
que uno muestre interés y el otro se aletargue. Estos son todos diferentes
tipos de prisiones que atan al pueblo de Dios. Debemos recordar sus prisiones
y extenderles Misericordia, cuidado y compasión.
También debemos recordar las prisiones de los siervos de Dios. Cada
siervo de Dios está bajo sus prisiones, bajo aflicción, llevando la carga de
ministrar la Palabra de Dios para alimentar al pueblo de Dios y nutrir su
crecimiento.
D. Recordar a nuestros pastores espirituales

Dios también nos ordena que recordemos a aquellos que tienen gobierno
espiritual sobre nosotros. Si recordamos a nuestros pastores espirituales que
diseñan sus vidas como la Vida de Cristo, debemos llevar nuestras vidas en
conformidad con la de ellos.
Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; la fe

de los cuales imitad, considerando cuál haya sido el éxito de su conducta
(Hebreos 13:7)
Necesitamos imitar la fe en la Palabra de Dios y Santa Soberanía que
poseen nuestros pastores, libre de toda adición e invento humano. Debemos
imitar su fe en el camino de doctrina del Cristo crucificado que no es
derribada por cada viento de nueva doctrina. La fe de Cristo en la Verdad de
Su Padre es inmutable e incambiable. Debemos imitar la firmeza y
perseverancia de nuestros pastores a través de sus sufrimientos,
persecuciones y oposiciones. Debemos imitar la fe de nuestros pastores en su
eficacia y fruto. Nuestro pastores que tienen la responsabilidad de guiar al
pueblo de Dos necesitan que los recordemos en nuestras oraciones, en nuestra
paciencia, en nuestro apoyo y en nuestra protección.
E. Recordar de donde hemos caído

Jesús le recordó a la Iglesia de Efeso que recordara de donde ella había
caído en su relación personal con Él.
Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las

primeras obras; pues si no, vendré presto á ti, y quitaré tu candelero de su
lugar, si no te hubieres arrepentido (Apocalipsis 2:5)
El Padre Celestial se ha propuesto que toda obra de verdad sea dada a luz
de la unión espiritual con Su Hijo, el SEÑOR Jesucristo, Quien es la Cabeza
sobre todas las cosas para la Iglesia.

La Iglesia de Efeso, la Esposa, había perdido su primer amor por el
Esposo, el amor que ella tuvo por Él de ser la Cabeza sobre todas sus obras.
Ella había perdido su primer amor por Su Soberanía restrictiva que gobernaba
todas sus verdaderas obras, de acuerdo al Plan Maestro del Padre.
La Iglesia de Efeso, la Esposa, tuvo muchas obras, trabajos, labores y
prácticas que fueron hechas lejos de la Soberanía de Jesucristo, el Esposo, y
que no eran aceptables por Él. Sus obras se habían vuelto inaceptables, obras
bastardas. Jesucristo le ordenó de recordar, arrepentirse y hacer sus
primeras obras, o Él le quitaría el Candelero de Luz. Él quería que ella
hiciera memoria como sus primeras obras fueron hechas gracias al amor de la
unión con Su Soberanía restrictiva. Él quería que ella se arrepintiera, se
sintiera apenada, con auto reproche, y con remordimiento de conciencia por
lo que ella había hecho al separar sus obras de Su Soberanía.
La historia de la iglesia muestra que Efeso nunca se arrepintió y que ella
perdió el Candelero, toda la Luz de la Verdad, porque poco después del
periodo de Efeso, la Iglesia descendió a la Edad Media, a través de Pérgamo,
Tiatira y Sardis.
Si hemos dejado nuestro primer amor, ese amor del Esposo que nos
restringe de obrar bajo de la Soberanía de Dios, el amor mueve y llena de
emoción nuestro corazón, haciéndonos seguir adelante en nuestra educación
espiritual y desarrollo mora, entonces debemos arrepentirnos rápidamente
con pena Divina antes de que perdamos la Luz del Candelero de la Verdad de
Cristo. Si hemos dejado nuestro primer amor de la restricción de Cristo,
recordemos y arrepintámonos.
F. Recordemos como hemos oído y recibido

Dios nos ordena a recordar como hemos oído y recibido. Lo que recibimos
depende de lo que hemos oído. Como la fe viene por el oír y el oír por la
Palabra de Dios, es importante escuchar con cuidado los Mandamientos de
Dios sobre oír.
Acuérdate pues de lo que has recibido y has oído, y guárdalo, y

arrepiéntete. Y si no velares, vendré á ti como ladrón, y no sabrás en qué
hora vendré á ti (Apocalipsis 3:3)
Este Mandamiento advertencia sobre recordar fue dado a la Iglesia de
Sardis, que el Apóstol Juan había establecido. Sardis se había degenerado
tanto de su estado que una vez fue un estado espiritual saludable, que Jesús
tuvo que reprender su estado muerto e hipócrita.
El SEÑOR Jesucristo, Aquel que sabía sobre ellos, los llamó para recordar
como ellos habían recibido con gran aflicción la Verdad y su poder
restrictivo. Él les recordó como ellos habían recibido la Palabra de Verdad
con gozo al comienzo. Él hizo que trajeran a la memoria como ellos se habían
aferrado a la Soberanía del SEÑOR que los gobernaba y guiaba en su
adoración y obras, de acuerdo al Plan Maestro de Dios y el Propósito de Su
Voluntad. Sin embargo, ahora, ellos se habían retirado lejos del SEÑOR.
Ellos tenían una reputación de vida espiritual, pero, en realidad, ellos estaban
espiritualmente muertos. Sus corazones estaban vacíos, fríos, indiferentes al
SEÑOR y Su Soberanía. Entonces sus obras produjeron como resultado hijos
bastardos, nacidos no de una relación con Jesucristo, el Esposo, pero de sus
propias voluntades orgullosas. Consecuentemente, Jesucristo le dio a Sardis
el Mandato de arrepentirse. Él quería que ellos sintieran tal remordimiento y
descontento con su condición de muerte espiritual que ellos cambiarían de
opinión sobre su pecaminoso alejamiento del SEÑOR y Su Santa Soberanía.
Cuando nos acordamos sobre cómo hemos oído y recibido con amor y
gozo la primera Verdad que Cristo nos dio, el temor de Dios vendrá sobre
nosotros y hará que nos arrepientamos y volvamos a la Soberanía amorosa y
restrictiva de Cristo.
Dios ha dicho que a aquel que recibe mucho, les es requerido mucho.
Recibir la Luz de la Verdad de Cristo es una responsabilidad seria. Por lo
tanto, debemos recordar como hemos oído y recibido Su Palabra de Verdad
y, luego, luchar por caminar en su Luz.
Esto concluye nuestro estudio sobre el sentido del oído, que es la memoria
de nuestra alma. Permitamos que Jesucristo limpie nuestra memoria, la
santifique con Su Sangre, el Fuego del Espíritu Santo y las Aguas de Su
Nombre, Muerte y Vida. Luego, estaremos listos para que Él llene nuestra
memoria con Su Palabra y Espíritu, y podamos orar y para siempre recordar
como hemos oído y recibido con el fin de que nuestra memoria se convierta
en un instrumento útil en las Manos de Dios.

Capítulo Nueve
Afecto, el sentido del tacto del alma
Cuando el sentido del tacto pasa a través del cuerpo es representado por la
mano. Cuando pasa a través del alma, se llama afecto. El afecto del hombre le
permite apegarse a gente, lugares y cosas en el mundo natural. El afecto del
hombre o tacto en su alma le permite sentir ternura, encariñarse y amar a su
familia y amigos. Sentir amistad y afinidad por otros es el resultado del
sentido del tacto o afecto en su alma.
Hemos visto como el ser hombre está hecho como una rueda: sus sentidos
son los rayos; su corazón es el centro y la voluntad es el eje que hace girar la
rueda de su ser. Cuando Adam-masculino y Adam-femenino escogieron la
voluntad de la Serpiente en lugar de la Voluntad de Dios, el ser humano se
volvió totalmente corrupto, totalmente depravado en todo su ser: cuerpo,
alma y espíritu. En lugar de estar vestido con la Gloria de Dios, el hombre se
encuentra desnudo ante un Dios Santo. El hombre fue denudado,
contaminado y corrompido; consecuentemente, la voluntad de la Serpiente
controla la triple naturaleza del hombre hasta que Jesucristo entra y rompe el
control de la Serpiente.
El sentido del tacto en la naturaleza del hombre corre de continuo a través
del cuerpo, alma y espíritu del hombre. El sentido del tacto en nuestro cuerpo
es sensible tanto a las presiones ligeras como a las profundas, al calor y al
frío. De la misma forma, el sentido del tacto en nuestra alma, nuestro afecto,
es sensible a ligeros irritantes y presiones emocionales profundas y a

sentimientos fríos y calientes. Cuando nuestros amigos o seres queridos nos
dan la calidez de su amor, aprecio y apoyo nuestro sentido del afecto
reacciona con placer, gozo y alegría. Pero cuando alguien nos trata con la
frialdad del rechazo, nuestro afecto reacciona con dolor y disgusto.
Hasta ahora nuestro estudio del ámbito del alma del hombre nos ha
mostrado lo siguiente cuando nos encontramos sin Dios:
La corrupción de nuestra imaginación,

La total depravación de nuestro razonamiento,
La contaminación de nuestra conciencia,
El pecado de nuestra memoria.
Toma un corazón honesto y sincero admitir la verdad sobre la condición de

su viejo corazón Luciférico. Pero cuando vemos el yo como Dios lo ve,
queremos que Cristo crucifique aquellos aspectos de nuestra naturaleza carnal
que no son como Él.
I. El propósito del sentido del tacto del alma, el

afecto, es que tengamos el afecto santo y justo de
Dios ministrando a través nuestro a Dios y a otros
Cuando el Espíritu Santo obra la Justicia y la Santidad de Cristo en
nuestros afectos, estamos preparados para ministrar en el Reino de Dios con
un tacto santo y justo; estamos preparados para tener el privilegio de poner
nuestros afectos en cosas celestiales.

El Rey David tuvo tal gran afecto por el SEÑOR y por la Casa del SEÑOR
que él proporcionó ambos el modelo y mucho del material para la Casa de
Dios, el Templo, para Su Hijo Salomón, alentándolo a proseguir con la
construcción.
A. El afecto ministra para la Casa de Dios

El Rey David sirvió bien en su generación, de acuerdo a la Voluntad de
Dios. Sin embargo, al acercarse más al fin de su viaje terrenal, preparó más
intensamente la construcción de la Casa de Dios por su santo y justo afecto
por ella.
… porque la casa no es para hombre, sino para Jehová Dios… Y se

alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo
corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente (I Crónicas 29:1,9)
El Rey David apeló a los Israelitas para dar ofrendas voluntariamente para
construir una Casa, un Templo, un lugar para Dios, el Rey de Reyes. Era el
deber del pueblo de Dios erigir un edificio que en su belleza y esplendor
fuese digno del SEÑOR.
Porque el Rey David puso sus afectos en el SEÑOR y en Su Casa, él
ministró para la Casa del SEÑOR al contribuir voluntariamente su fortuna
privada y al recolectar muchos materiales de otras fuentes. Como David fue
un ejemplo ante el pueblo, ellos fueron alentados a poner sus afectos en el
SEÑOR y Su Casa. Entonces el pueblo dio generosamente con todo su
corazón, todo su afecto, al SEÑOR para Su Casa. De su gran afecto por el
SEÑOR y por Su Casa, el pueblo también dio voluntariamente, con un
corazón perfecto. Su afecto y amor por el SEÑOR y Su Casa los obligó a
ofrecer sus tesoros para erigir una Casa espléndida y gloriosa para el SELOR
y por Su Santo Nombre.
Cuando, a través de nuestro arrepentimiento, la Sangre de Cristo limpia
nuestro afectos y los hace santos y justos, nosotros amamos al SEÑOR y Su
Casa de Adoración. Y nosotros amamos al SEÑOR y Su Casa Espiritual que
Él desea construir en nuestros corazones. Fielmente recogemos materiales de
construcción espiritual: El Oro de las Revelaciones de Cristo en Su Santa
Palabra; la Plata de la Redención de la Preciosa Sangre de Cristo que nos
hace arrepentirnos de las cosa que nos son como Cristo en nuestros corazones
y vidas; el Hierro de la Fortaleza de Cristo a través de Su Fe para hacer el
Propósito de la Voluntad del Padre; y las Preciosas Piedras de las Promesas
de Cristo para la Satisfacción eterna de nuestra casa espiritual interior. Al
ocuparnos recopilando estas cosas activamente, Cristo construye Su Estatura,
Su Templo Espiritual dentro de nuestros corazones.
Hasta que sean crucificados y mortificados por Jesucristo, nuestros afectos
corruptos desean muchas cosas terrenales. Sin embargo, al Cristo santificar
nuestro afecto, se vuelve santo y justo. Luego, el sentido de nuestro afecto
busca construir un Templo Espiritual interno a la Imagen y Semejanza de
Cristo. Nuestra posición en la Eternidad depende de la medida de nuestro
crecimiento en la Estatura de Jesucristo.
Algunos creyentes escogen construir una estructura carnal de madera, heno
y hojarasca en su fundamento de Jesucristo.
Porque nosotros, coadjutores somos de Dios; y vosotros labranza de Dios

sois, edificio de Dios sois. Conforme á la gracia de Dios que me ha sido
dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima:
empero cada uno vea cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro
fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si alguno
edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera,
heno, hojarasca; La obra de cada uno será manifestada: porque el día la
declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál
sea, el fuego hará la prueba. Si permaneciere la obra de alguno que
sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno fuere quemada,
será perdida: él empero será salvo, mas así como por fuego (I Corintios
3:9-15)
Cuando un edificio hecho de madera, heno y hojarasca de la carne
atraviesa el Fuego del Juicio de Dios, en Su Asiento del Juicio o Trono, la
madera, heno y hojarasca será consumida, por la Misericordia de Dios. Todo
lo que permanecerá será el fundamento, el don de salvación, porque todas las
obras carnales serán destruidas.
En los Nuevos Cielos, habrán creyentes vestidos de Batas Blancas que no
habrán construido un Templo Espiritual interior a- la Imagen y Semejanza de
Cristo en completa y madura Estatura durante su viaje terrenal. Aunque
salvos del Infierno, durante sus vidas terrenales, ellos no tuvieron suficiente
sentido de su alma, sus afectos, santificado. El ardiente juicio Misericordioso
de Cristo consumirá sus obras carnales o edificio de madera, heno y hojarasca
y ellos irán a los Nuevos Cielos con sólo su fundamento de Jesucristo y Su
salvación, que fue un don gratuito de la Gracia de Dios para ellos. Sus obras
serán destruidas, sin embargo, porque ellas no eran de Dios, sino de sus
propios deseos carnales.
Como han visto en el comienzo de nuestro estudio, Jesucristo ha dado
libremente, para cada creyente, un completo fundamento de Sangre, Fuego y
Agua:
La Sangre de Jesucristo para la remisión de pecados;
Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por

muchos para remisión de los pecados (Mateo 26:28)
El Bautismo del Espíritu Santo y Fuego;
Yo á la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene

tras mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de
llevar; él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego (Mateo 3:11)
El Bautismo en el Agua de Su Nombre;
Sepa pues ciertísimamente toda la casa de Israel, que á éste Jesús que
vosotros crucificasteis, Dios ha hecho Señor y Cristo. Entonces oído esto,
fueron compungidos de corazón, y dijeron á Pedro y á los otros apóstoles:
Varones hermanos, ¿qué haremos? Y Pedro les dice: Arrepentíos, y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón
de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo (Hechos 2:36-38)
Estos tres preciosos dones de Sangre, Fuego y Agua componen el
fundamento de nuestra nueva Casa Espiritual. Sin embargo, nos compete a
nosotros ser un sabio constructor al trabajar en la Palabra y en oración para
poner el Oro, la Plata y las Piedras Preciosas de la Revelación, Redención y
Satisfacción de Cristo sobre nuestro fundamento, nuestro don de salvación de
Cristo. Sin embargo, primero, debemos tener un afecto santificado: un amor
para construir, un amor para trabajar en la Palabra y en oración, y un amor
para trabajar en disciplinar la carne y someterla a Cristo.

Jesucristo puede limpiar y santificar nuestro sentido del tacto o afecto para
que amemos ser sabios constructores. Este es el ministerio de un afecto santo
y justo.
B. El afecto ministra a los hermanos

El segundo ministerio de un afecto santo y justo es la verdadera

preocupación por los hermanos. El divino toque de Cristo en nuestros afectos
nos da la capacidad de amar a los hermanos. Cuando amamos a los hermanos
en Cristo, estamos amándole a Él. Podemos expresar nuestro afecto y amor
por Jesucristo al haciendo el bien unos a otros, siendo bondadosos,
compasivos y dulces los unos con los otros. En la actualidad, la frialdad e
indiferencia roba del pueblo de Dios su amor por Jesucristo y por sus
hermanos, pero Jesucristo deja que todos los hombres conozcan que somos
Sus discípulos si tenemos amor los unos por los otros (Juan 13:35).
El Apóstol Pablo describió el abundante afecto que Tito tuvo por sus
hermanos los Corintios.
Y sus entrañas son más abundantes para con vosotros, cuando se

acuerda de la obediencia de todos vosotros, de cómo lo recibisteis con
temor y temblor (II de Corintios 7:15)
Los hermanos en Corinto habían recibido amablemente a Tito, el hijo
espiritual de Pablo, ministrándolo con tierno afecto. Tito se regocijó en su
alma y su espíritu fue refrescado por su ministerio afectuoso. A su vez, esto
le dio comodidad y gozo al Apóstol Pablo. Cuando Tito le recordó la
obediencia de los hermanos Corintios a las órdenes del Apóstol Pablo, su
afecto por ellos se conmovió y fue incrementado.
Cuando Dios obra este afecto santo y justo en la parte interna de nuestra
alma, tendremos amor para con los hermanos en Cristo.
C. Jesús el ejemplo del mnisterio del toque celestial

Jesús nos da un ejemplo perfecto de un Toque o afecto santo y justo.
Aunque el SEÑOR Jesucristo estaba revestido con humanidad, Él también
era el Único Divino. Él era Dios en carne. Por lo tanto, Su toque afectuoso
consistió de ambas energías la humana y la celestial.

Cosas milagrosas siempre le suceden a aquellos a quien Jesús toca
afectuosamente. Su Toque en nuestro sentido del afecto siempre trae amor,
gozo y alegría para hacer el Propósito de la Voluntad del Padre. El Toque
Afectuoso de Jesús fue demostrado siete veces en las Escrituras.
1. Jesús tocó afectuosamente al leproso con limpieza

En el Antiguo Testamento, la lepra era considerada un castigo de Dios por
el pecado, como es en el caso de Miriam, Giezi y Naamàn. Jesús limpio a los
leprosos, revelando que Él vino a llevarse el pecado y su castigo al limpiar a
los pecadores y alejandola Ira de Dios.
Y extendiendo Jesús su mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y

luego su lepra fué limpiada (Mateo 8:3)
Como está registrado en el capítulo cinco, seis y siete del Libro de Mateo,
Jesús dio Su Sermón en el Monte. Luego, como es demostrado en el capítulo
ocho, Jesús cumplió Sus buenas y afectuosas Obras como un ejemplo de Su
Doctrina.

El pobre leproso reconoció y adoró a Jesús como el Cristo, y su SEÑOR,
su Dueño y Amo, como el Único con el Todopoderoso Poder para limpiarlo
de su pecado y el “fruto” de su pecado, su lepra. La Mente y el Corazón
misericordiosos del SEÑOR fueron atraídas por este pobre y necesitado
pecador. En Su Afecto por Su pobre criatura, Él lo tocó y milagrosamente lo
limpió. Cada obra afectuosa de Jesús era un Oráculo de la Voluntad de Su
Padre.
La lepra del pecado nos ha afectado a todos, pero la veneración amorosa de
Jesús hacia la humanidad perdida Lo hace que nos libre y limpie. Recuerden,
si están luchando con un hábito pecaminoso, Jesús aún está diciendo:
¡Quiero; sé limpio!
2. Jesús afectuosamente tocó la fiebre de la suegra de Pedro con

sanidad
Jesús siguió probando Su doctrina de buenas Obras al hacer buenas Obras
afectuosas en la suegra de Pedro, quien tenía fiebre, un mal común. Jesús
compartió su Toque afectuoso con todos los que tuviesen necesidad, fuesen
graves o pequeñas sus aflicciones.
Y vino Jesús á casa de Pedro, y vió á su suegra echada en cama, y con

fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó: y ella se levantó, y les servía
(Mateo 8:14-15)
Para demostrar Su especial amor, cuidado y bondad a Sus Discípulos y sus
familias, Jesús compartió Su Toque afectuoso con la suegra de Pedro. Ni la
fuerza de los jóvenes ni la debilidad de la vejez exime a la gente de las
fiebres. El toque de Jesús sanó y liberó a una mujer que ardía en fiebre. Esto
demostró como Jesús mismo se “compadeció de nuestras flaquezas”
(Hebreos 4:15).
Adicional a ser sanado, la suegra de Pedro fue fortalecida para que ella
pudiese levantarse y servir a todos en la casa. En el ámbito natural, aquellos
que se restablecen de la fiebre quedan débiles y frágiles, no aptos para servir.
Pero Jesús nos sana y nos fortalece para que podamos levantarnos
rápidamente y cumplir con las buenas obras de afecto, de acuerdo a Su
doctrina.
La gente es afligida y atormentada con fiebre en ambos ámbitos el físico y
el espiritual. Sin importar la fiebre espiritual que nos puede encender, ya sean
celos, contiendas o pasiones de la mente y corazón, Jesús tiene un Toque
afectuoso de sanidad y libertad para cada uno de nosotros.
3. Jesús tocó afectuosamente ojos ciegos

El Toque afectuoso de Jesús sanó a dos hombres ciegos.
Entonces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme á vuestra fe os sea

hecho. Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó
rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa (Mateo 9:29-30)
Como la Luz del Mundo, Jesús le ordenó a Su Luz que brillara a través de
la oscuridad de los ojos ciegos de los hombres. ¡Jesús tuvo compasión de
ellos y afectuosamente tocó sus ojos con Luz para que pudiesen ver! Aunque
los hombres ciegos nunca habían visto a Jesús, ellos sintieron Su
Misericordia y Su Compasión, y ellos escucharon Sus Palabras que trajeron
fe a sus corazones. Los hombres ciegos buscaron a Jesús por la vista natural,
pero Jesús les preguntó sobre su vista espiritual o fe al decir, “¿Creéis que
puedo hacer esto?” Después de que reconocieron su confianza en el SEÑOR,
el SEÑOR añadió vista natural a su vista espiritual diciendo, “Conforme á
vuestra fe os sea hecho.”

Alabado sea Dios, lo que el SEÑOR Jesucristo hizo por esos dos hombres
ciegos, Él aún puede hacer hoy. Él puede tocar nuestra ceguera, ambas
natural o espiritual. Hay muchos que dicen: “Yo leo la Palabra de Dios, pero
no entiendo nada sobre ella. No veo ni entiendo.” Estas amadas y ciegas
almas deben apartarse hacia la presencia de Jesucristo y buscar Su afectuoso
Toque que abrirá sus ojos ciegos espirituales y hará que entiendan.
El Salmista oró para que Dios abriera sus ojos espirituales para ver las
cosas maravillosas escondidas en Sus Leyes.
Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley (Salmo 119:18)

La palabra Hebrea para abrir es femenina porque la Ley de Dios o la
Torah-Verdad es femenina. El Salmista clamó para que el SEÑOR alejara su
ceguera que obscurecía su discernimiento y Su Torah-Verdad restrictiva. El
Salmista deseó que su ceguera fuese sanada para que él pudiese admirar las
maravillas y divinas Enseñanzas del SEÑOR encontradas en la Torah.
4. Jesús afectuosamente tocó a Sus discípulos

Después de separar a sus tres Discípulos especiales de todos los demás,
Jesús los llevó a un monte alto, a donde el Padre honró a Su único Hijo
Engendrado al transfigurarlo ante los ojos de Pedro, Jacobo y Juan. Él
también honró a Jesús al enviar a Moisés, quien había sido levantado de los
muertos y a Elías, quien había sido trasladado para pararse con Él en el
monte. El Padre le mostró a los Discípulos Su Gloria, la cual Él había puesto
sobre Su único Hijo Engendrado, el Creador, y Él les mostró la Gloria que él
había puesto sobre Moisés y Elías, las criaturas. Él le dio a estos tres
Discípulos una oportunidad de exaltar la Gloria de Su Hijo, el Creador, por
encima de la Gloria de las criaturas.

En su ceguera, sin embargo, Pedro, Jacobo y Juan pusieron a Jesucristo en
el mismo nivel que Moisés y Elías. Ellos querían construir tres tabernáculos,
uno para cada uno de ellos. Esto enojó tanto al Padre que Él sobrevoló con
una nube brillante a Pedro, Jacobo y Juan y habló: “Este es mi Hijo amado,
en el cual tomo contentamiento: á él oíd” (Mateo 17:5). Él los amonestó para
que escucharan a Su Hijo, el Creador, no las criaturas.
Y oyendo esto los discípulos, cayeron sobre sus rostros, y temieron en gran
manera. Entonces Jesús llegando, los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.
Y alzando ellos sus ojos, á nadie vieron, sino á solo Jesús (Mateo 17:6-8)
Cuando Pedro, Jacobo y Juan escucharon la voz de Dios reprendiéndolos y
vieron Su Gloria brillante sobre el Monte de la Transfiguración, ellos cayeron
postrados sobrecogidos por el temor. Pero Jesús afectuosamente les tocó
disipando sus temores y les mandó levantarse nuevamente. Con abundante
ternura y afecto, Jesús amablemente los levantó, aliviando su temor y
mediando entre ellos y Su Padre Celestial. Luego ellos vieron sólo a Jesús
parado allí. Sólo Él llenó su visión.
Recuerden, después de que las criaturas y su gloria desaparecen, Jesús, el
Creador, y Su Gloria permanecen como nuestro Gobernador y Guía. Cuan
precioso es tener el Toque tierno y afectuoso de Jesús sobre nuestra alma para
que podamos permitirle ser nuestro Gobernador y Guía, cuando las criaturas
y su gloria hayan desvanecido.
En todo tiempo, en la reprensión del SEÑOR, somos sobrecogidos por
nuestro temor carnal que sólo nos podemos postrar ante Él, pero cuan
maravilloso es levantarse y que sólo Jesús llene nuestra visión. Ver sólo a
Jesús es permitir que Su Belleza, Su Santidad y Su Gloria llenen nuestra
visión diariamente, eliminando a las criaturas.
5. Jesús afectuosamente tocó una lengua con impedimento

Después de que Jesús se fue de Tiro y Simón, Él vino al Mar de Galilea a
donde ellos Lo llevaron a un pobre hombre que era sordo y que tenía un
impedimento del habla.
Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y

escupiendo, tocó su lengua… Al momento fueron abiertos sus oídos, y se
desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien (Marcos 7:33-35)
Este pobre hombre estaba sordo y, hasta cierto punto, mudo. Se le robó el
poder usar sus oídos, su facultad para escuchar, escuchar la Palabra de Dios,
y de usar su lengua, su facultad para hablar, para alabar y magnificar al
SEÑOR. Mirando con compasión sobre la condición sorda y muda del
hombre, el SEÑOR Jesucristo afectuosamente tocó sus oídos y su lengua,
librándolo de sus limitaciones. Ahora, los oídos y la lengua del hombre
podían cumplir el Plan Maestro de Dios y el Propósito de Su Voluntad, que
era escuchar la Palabra de Dios y alabar el Nombre del SEÑOR.
Agradezcamos a Dios por preservar nuestro sentido del oído y nuestra
facultad del hablar. Creamos para que el SEÑOR toque, afectuosamente
nuestras lenguas, el miembro más indomable de nuestro cuerpo.
Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes

cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la
lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre
nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la

creación, y ella misma es inflamada por el infierno (Santiago 3:5-6)
La lengua es un mundo de maldad, una masa de materia combustible
esperando una pequeña chispa para que la encienda en llamas que consuma
todo lo que esté a su alcance. Por lo tanto, contamina toda la rueda del ser
humano. La indomable e insatisfecha lengua gobierna todo el cuerpo,
atrayéndola al pecado y la culpa.
El hombre ha heredado la naturaleza de su lengua malvada de la lengua
mentirosa, acusadora y asesina de Lucifer, que es encendida en el Infierno,
desde abajo. Pero Jesús y Su Padre enviaron al Espíritu Santo con Lenguas
repartidas de Fuego, de lo alto, para encender en el corazón buenos
pensamientos, sentimientos santos de afecto y devoción ardiente al SEÑOR
para que el pueblo de Dios pueda hablar la Verdad en amor. El Toque
afectuoso de Jesús y las Lenguas repartidas de Fuego de lo alto desatan
nuestra lengua de su esclavitud Luciférica, trayéndola bajo el control divino
de Cristo. Que la Lenguas repartidas de Fuego toquen nuestros corazones, y
que el Toque afectuoso de Jesús sane nuestras lenguas de tal manera que las
meditaciones de nuestros corazones y las palabras de nuestra boca sean
aceptables ante Sus ojos.
6. Jesús tocó afectuosamente un féretro para darle vida a un muerto

Cuando Jesús y sus Discípulos estaban entrado en la ciudad de Naín, ellos
se encontraron con una procesión fúnebre dejando la ciudad. Y Jesús,
notando a la pobre viuda siguiendo el féretro hacia la tumba de su único hijo,
tuvo tierna y afectuosa compasión de ella. Los ojos compasivos de Cristo
conmovieron el afecto de Su Alma. Él le habló palabras de consuelo: “No
llores.” Luego, en su compasión afectuosa y divino Poder, Él tocó el féretro
(una estructura que sostiene el ataúd o cadáver) y dijo, “Joven, a ti te digo,
levántate.”
Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo:

Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y
comenzó a hablar. Y lo dio a su madre (Lucas 7:14-15)
De Su santo y justo Afecto por Su creación y por Su divino Poder, Jesús
rescató al joven de la muerte y el sepulcro, puso Sus Palabras de Vida en su
cuerpo, y le hizo levantarse y hablar.
Las Palabras de Vida de Cristo siempre se apoderan de la boca para que
hable oración y alabanzas a Dios. El Toque afectuoso de Jesús siempre hace
que el muerto venga a la vida. Todos estuvimos muertos en nuestros ofensas
y pecados hasta que el Toque de Jesús nos dio vida espiritual. Y al seguir los
pasos crucificados de Jesús, y al permitirle crucificar nuestra vieja naturaleza
de lujurias y afectos, Él sigue tocándonos y con afecto nos da la novedad de
Su Vida de Resurrección y Su Gloria.
7. Jesús tocó con afecto el oído de Su enemigo

Después de que Jesús terminó Su demostración de entrega exclusiva a Su
Padre Celestial en el Huerto, llegaron Judas y la multitud, y Judas traicionó al
Hijo de Dios con un beso. Cuando Jesús confesó ante Judas y toda la multitud
Su Nombre de humildad de “Jesús de Nazaret,” el Poder de Su Santo Nombre
los siguió. Pero, en vez de caer hacia delante en sumisión a Su Santo
Nombre, ellos cayeron hacia atrás en resentimiento y rechazo.
Porque Jesús demostró Su Poder para derribarlos a todos (Juan 18:6),
Pedro asumió que él también podía usar su poder para causar estragos entre
ellos. Entonces él dirigió su espada hacia la cabeza del siervo del Sumo
Sacerdote. Pedro falló con la cabeza del siervo y le cortó su oído. Pero Jesús,
con Su Toque afectuoso, le colocó su oído en su lugar y lo sanó. ¡Por lo tanto,
Jesús afectuosamente tocó el oído de Su enemigo!
… Y tocando su oreja, le sanó (Lucas 22:51)

Cuando los Discípulos vieron que ellos no podían pelear con espadas
naturales y que Jesús estaba defendiendo a sus enemigos, ellos abandonaron a
Jesús y huyeron enojados (Marcos 14:50). Nuestra naturaleza carnal, ahora,
es la misma como la de los Discípulos entonces. Si no podemos gobernar
sobre nuestros enemigos por la espada de la carne, nosotros, también,
abandonaremos el camino del Cristo Crucificado y huiremos enojados.
La deserción repugnante del hombre, sin embargo, no previno que Jesús
caminara en la Voluntad de Su Padre. Él caminó sólo todo el camino hacia la
Cruz del Calvario, Muerte, Infierno y el sepulcro. Él no tuvo apoyo de
criaturas terrenales durante ese tiempo. Con Su Toque afectuoso sobre el oído
de Su enemigo, Jesús se mostró a Sí Mismo como el ejemplo perfecto de
devolver el bien a aquellos que hacen el mal. Esta buena obra debió haber
conmovido a la multitud malvada a tratar a Jesús como el bienhechor en vez
de cómo el malhechor.

La puerta del oído es un canal sensorial importante que no ha sido
completamente corrompido por el pecado. Hasta que permitamos que
Jesucristo mortifique y santifique nuestro sentido del oído, mucho de nuestro
servicio Cristiano y ministerio está motivado por el deseo de que nuestros
oídos se vean llenos de las palabras de aprecio del hombre. Mientras lo
elogios están fluyendo por la puerta del oído, nuestro sentido del afecto se
hincha con satisfacción y orgullo. Pero cuando una palabra contraria de
crítica es expresada, el sentido del afecto se encoge, y todo el ser cae bajo la
depresión.
Necesitamos que Jesús Toque afectuosamente y circuncide de nuestros
oídos el orgullo que nos hace amar escuchar la voz de la criatura en vez de la
voz del Creador. El amor excesivo carnal por elogios y reconocimiento debe
ser cortado para que nuestro sentido del oído sea limpiado y santificado.
Necesitamos el Toque afectuoso de Jesús sobre nuestros oídos de tal manera
que tengamos un deseo intenso de escuchar solamente Su “bien hecho.”
Después de que nuestros oídos hayan recibido el Toque afectuoso de Jesús de
la circuncisión, nuestro sentido del oído se vuelve sensible a Sus Palabras.
Hemos visto el poderoso y milagroso Poder que el Toque afectuoso de
Jesús trajo a aquellas almas necesitadas sobre ellos en los días de Su viaje
terrenal. Si solo Le permitimos, Jesucristo le otorgará a nuestro sentido del
afecto Su Toque milagroso para que podamos tocar a otros en nuestro
ministerio, justo como Él lo hizo en Su Ministerio.
II. El sentido del tacto del alma, los afectos, tiene

Al estudiar el sentido del tacto del alma, nuestro afecto, veremos que
cuando el pecado entró, se hundió hasta las profundidades de la corrupción de
Lucifer. Cada ser humano, sin Dios, tiene la capacidad de hundirse tan abajo
como el caído Lucifer desee llevarlo. Cuando Dios expone la corrupción
escondida, la maldad, la malicia de nuestro propio viejo corazón y sentidos
humanos, terminamos auto-justificándonos y condenando a otros quienes, por
circunstancias desafortunadas, se han hundido un poco más profundo en el
abismo del pecado que nosotros, porque nos damos cuenta que, “Allí por la
Gracia de Dios voy yo.” Recuerden, todos tenemos las mismas semillas
escondidas y corruptas en nuestro viejo corazón y sentidos humanos. Sin

Jesucristo y Su Obra Redentora en nuestros corazones, somos capaces de la
misma maldad que otros hacen.
Los afectos del hombre sufrieron una corrupción cuádruple cuando él pecó.
A. Los afectos se hicieron viles

Cuando Adam-masculino y Adam-femenino pecaron, sus afectos se
volvieron moralmente viles, pecaminosos, malvados y depravados. Por lo
tanto, los afectos pecaminosos se pasaron a toda la raza humana.
Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres
cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo
también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en
su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con
hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y
como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una
mente reprobada, para hacer cosas que no convienen (Romanos 1:26-
28)
Dios le entregó a la humanidad a los afectos viles, a la depravación
humana, porque el hombre escogió no retener a Dios en su conocimiento.
Cuando la gente continúa voluntariamente alejándose de Dios, Él los entrega
a la mente reprobada. En sus afectos viles, las criaturas corruptas no se
entusiasman con la Naturaleza Santa de Dios. Los afectos viles del hombre
son la evidencia de la depravación universal del corazón del hombre. Cuando
un hombre escoge deliberadamente perseverar en su rechazo hacia Él, Dios
deja al hombre ante su propia voluntad sin restricciones. Dios permite que los
hombres creen sus propios dioses pecaminosos para que ellos puedan
practicar maldad y malicia bajo su sanción y patrocinio. Por lo tanto, el
hombre pecaminoso lucha por liberar su mente de toda restricción en contra
del pecado. El pecado es su propio castigo, al hacer los afectos sin sentido,
sucios e inhumanos.
Cuando Dios quita el Poder restrictivo de Su Torah-Verdad de alguien que
ha detenido la Verdad y la ha cambiado en mentira, es posible que esa
persona se hunda en los niveles más bajos de sus afectos, incluso llegando al
abismo de la perversión. ¡Cuán tremendamente bajo puede hacerse alguien
sin Dios! Recuerden, amados, que todos hemos heredado las mismas semillas
corruptas de Adam el Primero. Si Dios quita Su mano de nosotros, seremos
exactamente tan viles como cualquier otra persona. Cuando el pecado entró
en el corazón humano, el tacto del alma humana, sus afectos, se hicieron
viles, pervertidos, contaminados y corruptos.
B. El afecto se tornó no natural

Al ser contaminados, los afectos del hombre pecaminoso perdieron su
afecto natural.
También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros,
vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres,
ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores,
intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno (II Timoteo 3:1-3)
Pablo profetizó que en los últimos días los padres serán sin afectos
naturales hacia sus hijos y sus hijos sin afectos naturales hacia sus padres.
Las estadísticas de hoy en día sobre abuso infantil revelan, con horror
inexpresable, la falta de sentimientos tiernos, amorosos, cariñoso hacia sus
hijos. Aún los animales protegen, alimentan y nutren sus cachorros y asumen
la responsabilidad por ellos hasta que puedan valerse por sí solos. Sin
embargo, hoy, muchos padres abandonan a sus hijos o abusan de ellos, aún
hasta la muerte. ¡Que vergüenza sin paralelo! Los titulares de las noticias en
todo el país casi siempre exponen esta atroz verdad de “falta de afecto
natural” entre miembros de una familia.
¿Qué hace que un niño se levante contra su padre y lo mate? Esto también
es un caso de “afecto no natural.” A veces los niños responden por abusos
inexpresables. A veces, ellos atacan a sus padres sin ninguna razón
comprensible, excepto por espíritus Luciféricos que han envuelto sus
corazones y mentes. Grandes disturbios, caos y falta de armonía existe en
muchos hogares de hoy por la falta de afecto natural entre esposos y esposas
y entre los hijos y los padres.
El verdadero amor y el afecto natural redimen la insensatez y errores de
otros. El verdadero amor y afecto suplen calor en el corazón para ministrar a
otros dentro y fuera del hogar. Los orgullosos pueden desdeñar el verdadero
afecto; los que están a la moda lo pueden llamar una fábula; el alma egoísta y
disoluta lo podrán despreciar. Sin embargo, El Redentor Todopoderoso
limpia el alma penitente y le da la capacidad de tener sagrado y bello afecto
para todos.
El verdadero afecto natural repele el ministerio de la maldad en el alma.
Cuando el afecto natural del alma es limpio, ministra al SEÑOR en alabanza
agradecida por el privilegio de servir a otros, aún en formas humildes, el alma
siente un dulce deleite. Sin embargo, como un microscopio, el afecto no
santificado y no natural magnifica las pequeñas cosas triviales de la vida en
horribles monstruos que nos desconsuelan. Al Dios santificar el sentido del
tacto en nuestra alma, nuestro afecto, se vuelve el verdadero afecto natural,
santo y sagrado que Él originalmente se propuso que sea.
C. El afecto se hizo lleno de concupiscencia

La tercer corrupción en el sentido del tacto del alma del hombre, su afecto,
es la concupiscencia.
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es

contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que
quisiereis (Gálatas 5:17).
Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de

fornicación; Que cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y
honor; No con afecto de concupiscencia, como los Gentiles que no
conocen á Dios (I Tesalonicenses 4:3-5)
La palabra Griega usada aquí para afecto es pádsos, significando afecto,
pasión y sufrimiento. La palabra Griega para concupiscencia es epidsumía,
significando una codicia por lo prohibido, un deseo.
El cuerpo es el vehículo del alma que mora allí. Si el alma con su sentido
del tacto o afecto (aquí traducido como concupiscencia) no se mantiene puro
y limpio, el afecto, o el deseo del tacto, engendrarán una codicia por lo que la
Verdad – Torah prohíbe. A no ser que el tacto del afecto (deseo) se mantenga
puro y limpio, domina al cuerpo, tiraniza los otros sentidos del alma, y
esclaviza el espíritu. Hasta que permitamos que Cristo Jesús crucifique y
mortifique la corrupción carnal en nuestro afecto, una guerra poderosa se da
dentro nuestro en contra de los Planes y Propósitos del Espíritu de Dios.
Los afectos carnales producen celos que cuidadosamente cuidan de
nuestros derechos percibidos. El afecto carnal nos hace ser sospechosamente
rencorosos de un rival o su influencia. El afecto carnal puede crear una furia
celosa en la voluntad cuando sus deseos son frustrados. En su percepción
enferma de la realidad, los afectos carnales demandan lealtad exclusiva, como
si fuese Dios.
Los afectos nos hacen chocar con el Plan Maestro y el Propósito de la
Voluntad de Dios para nuestra vida. Interesado de satisfacer su propios
deseos, en vez de agradar al SEÑOR, el afecto carnal es egoísta. Cristo debe
mortificar o crucificar estos afectos carnales antes de que podamos progresar
en nuestra educación espiritual y desarrollo moral.
Como el Apóstol Pablo explicó, aquellos que completamente se entregan a
Cristo han crucificado sus pasiones y concupiscencias terrenales.
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
concupiscencias (Gálatas 5:24)
Ellos que son de Cristo son aquellos que se han entregado completamente
a Jesucristo y han permitido que Él les posea como su Verdadero Dueño y
Amo. Es una experiencia que Cristo esté en nosotros (nosotros poseyéndole a
Él), pero es algo muy diferente que nosotros estemos en Cristo (Él
poseyéndonos a nosotros).
D. El afecto se hizo desordenado

La cuarta corrupción del tacto de nuestra alma es el hecho de que nuestros
afectos se hicieron desordenados. El Apóstol Pablo nos amonestó para
mortificar, es decir, matar y destruir el afecto desordenado.
Amortiguad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra:

fornicación, inmundicia, molicie, mala concupiscencia, y avaricia, que es
idolatría (Colosenses 3:5)
Malo significa sufriendo pádsos o sufriendo lástima, algo experimentado
que despierta sentimientos emotivos de tristeza, simpatía o compasión.
Sufriendo lástima por el yo es la enfermedad número uno en el afecto
corrupto. La auto lástima es afecto desordenado que corrompe el afecto del
alma y lo lleva a una condición no restringida y excesiva. Cuando nuestro
afecto no tiene restricción, sufrimos dolor cuando nuestro deseo no es
negado. Luego, en un esfuerzo vano para satisfacer el sufrimiento de nuestro
afecto desordenado, creamos pensamientos de tristeza, simpatía, compasión y
lástima por nosotros mismos.
Nuestra excesiva necesidad de atención de la criatura ha envuelto tanto
nuestra alma que en vez de buscar la satisfacción duradera de Dios, buscamos
a la criatura por sus elogios y aprobación. Cuando Dios permite que nos
vayamos con las manos vacías, es decir, nuestro afecto queda insatisfecho,
entonces usamos el poder generador de nuestra voluntad para satisfacer
nuestro sentido de afecto con auto lástima, simpatía y auto compasión. Pero
el SEÑOR es el Único Quien realmente satisface las añoranzas de nuestro
afecto. Nuestra auto lástima es vana, inútil e inservible. Meramente sólo
añade a nuestra miseria y aflicción.
Una de las primeras cosas que el SEÑOR comienza a mortificar en nuestro
afecto desordenado es nuestra auto lástima. Llenamos nuestras manos con
auto lástima para poder sanar las heridas de haber sido rechazados. Luego,
cuando encontramos a la persona que nos rechazó o nos negó afecto le damos
rienda suelta a nuestro enojo, miseria y aflicción sobre esa persona.
Engendramos muchos rencores por nuestros afectos desordenados los cuales
buscan en otros la satisfacción duradera, la cual ellos no pueden dar de todas
maneras, ya que sólo el SEÑOR brinda satisfacción duradera al alma.
Los afectos desordenados y excesivos son una enfermedad muy seria que
desordena el alma y le quita el color aún a nuestra visión de los asuntos
espirituales. Por ejemplo, podemos observar a las masas que están perdidos
sin Dios y ser conmovidos, no por el amor y compasión de Cristo, sino por
nuestros propios sentimientos de afectos desordenados, lástima desordenada
que culpa a Dios por la condición perdida del mundo.
Algunas personas no son capaces de discernir entre la compasión de Cristo
y la lástima carnal. Prefieren la lástima porque ésta satisface temporalmente
al yo.

La compasión de Cristo siente los sufrimientos de otros con el motivo de
amor para ayudarlos, pero la lástima carnal culpa a Dios por castigar al
“inocente.” Como cristiana joven, visité muchos hospitales, y después de ver
a tanta gente enferma, vi lástima excesiva levantándose dentro de mi alma
que cuestionaba porque Dios permitía tanto sufrimiento. Pero el SEÑOR me
reveló que mi afecto desordenado por esas almas era una acusación en contra
de Dios por ser, de acuerdo a mi pensamiento carnal, injusto e inmisericorde.
Sin embargo, debemos recordar que la enfermedad, miseria, tragedia y
aflicción ocurrió sólo después de que el pecado entró a la raza humana.
Algunas personas en hospitales e instituciones mentales están cosechando
muchas cosas que ellos han sembrado. Algunos han abusado y usado mal sus
cuerpos y mentes al servir al mundo, la carne y el Diablo. Al comienzo, Dios
creó al hombre perfecto, pero el hombre a causa del pecado, dejó al SEÑOR
Dios, el Autor de la Vida, salud y paz. Debemos aprender a buscar en la
Palabra de Dios las respuestas verdaderas y no en nuestros afectos
desordenados.
Los afectos desordenados o sin restricción simpatizan con el pecado, el
Diablo y con nuestra voluntad humana. Un enemigo de Dios y de Su Amor,
los afectos desordenados no tienen interés en Su Plan Maestro y el Propósito
de Su Voluntad. Cuando presionamos hacia delante en nuestro viaje espiritual
hacia arriba en la Estatura de Jesucristo, ponemos a Jesucristo y Sus Planes y
Propósitos primero, y a toda criatura en segundo plano. Los afectos
desordenados sienten pena por los sufrimientos de otros que la Voluntad de
Dios ha permitido que sucedan.
Debemos aprender a darle gracias a Dios por todo, aún por los sufrimientos
de otros.
Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros
en Cristo Jesús (I Tesalonicenses 5:18)
Debemos aprender a reconocer con gratitud que Dios hace todas las cosas
obrar juntas para bien, incluyendo nuestro propio sufrimiento y el sufrimiento
de otros. El sufrimiento quita la superficialidad del alma, y expande el
entendimiento del alma, la Misericordia y la verdadera compasión.
Deberíamos dar gracias a Dios cada vez que nuestro afecto es rechazado
porque es una oportunidad de extendernos hacia el SEÑOR y decir: “Te doy
gracias, SEÑOR, por esta situación. Tú eres mi Dueño y Amo; por lo tanto
Tú eres el Único Que permitió que esto me suceda. Tú restringiste mis
afectos desordenados porque yo estaba extendiendo mi afecto hacia la
criatura en vez de al Creador. Perdóname, SEÑOR. Voy a levantar mi afecto
hacia Ti. Llénalo con Tú amor, poder, consuelo y satisfacción perdurable.”
Amados, es tan maravilloso llegar a un lugar de crecimiento espiritual en
Jesucristo que no nos enojamos, desalentamos ni entristecemos cuando
nuestro afecto es rechazado. Agradézcanle a Dios cuando Él permite que
nuestro afecto regrese vacío. A través de este tipo de experiencia, el SEÑOR
nos muestra que hemos extendido nuestro afecto desordenado en la dirección
equivocada. Cuando nos damos cuenta de esto, podemos arrepentirnos y
levantar nuestra alma con su afecto limpio hacia el SEÑOR, Quien satisfará
nuestra añoranza más profunda de afecto.
Es tonto enojarnos con aquellos que fallan en darnos la satisfacción
deseada en nuestro sentido del tacto de nuestra alma. Debemos tener
confianza en que Dios es la Cabeza sobre todas las cosas. Luego, nunca
permitimos que las manos de nuestro sentido del tacto, nuestro afecto sea
lleno por la compasión falsa y temporal que viene de los seres humanos.
Nuestras manos del tacto o afecto en nuestra alma siempre deben ser
levantadas hacia el SEÑOR Jesucristo para recibir verdadera y perdurable
satisfacción, entendimiento y amor.
De manera que cuando el pecado entró en el corazón humano, los afectos
del hombre se hicieron viles, no naturales, carnales y desordenados.
Amados, es tiempo de prestar atención a nuestros afectos y permitir que el
Espíritu de Dios batalle en contra de este sentido corrupto del tacto en
nuestras almas para que ellas puedan ser hechas en la semejanza de Cristo,
justas y santas.
III. Siendo santo y justo el afecto, el sentido del

tacto del alma, tiene el privilegio de enfocarse en las
cosas celestiales
Un afecto santo y justo tiene el derecho, el favor y la ventaja de colocarse
en las cosas de arriba, en las cosas celestiales. Dios creó los afectos del
hombre en su alma, el sentido del tacto, para Él Mismo. Luego, Él le ordenó
al creyente a poner sus afectos santificados en las cosas de arriba.
Si habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado á la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba,
no en las de la tierra. Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida
con Cristo en Dio (Colosenses 3:1-3)
Aunque el Apóstol Pablo liberó a los primeros creyentes del yugo de la
Ley Ceremonial que se seguía en el Antiguo Testamento (porque Jesucristo la
había cumplido), él puso un nuevo yugo de restricción en los cuellos de los
creyentes con respecto a sus afectos: ellos los deben poner en las cosas de
arriba.
Un creyente bajo la dispensación del Nuevo Testamento debe poner bajo el

yugo sus afectos al Cristo levantado, arriba, y de esta manera liberar sus
afectos de los apegos del presente y malvado mundo de abajo. La unión y
comunión de nuestros afectos con el Cristo levantado justifica, santifica y
glorifica. Cuando buscamos al Cristo y Su Soberanía, que está arriba, los
sentidos de nuestras almas y espíritus están llenos con el amor, gozo y paz a
través de la dulce comunión con Él. A través de las alas de los afectos santos
y justos por las cosas de arriba, el corazón se eleva hacia una relación de
unión con el Cristo levantado. Aquello que ha nacido de Dios en nosotros es
nutrido de lo alto. Nuestras vidas están escondidas, seguras y sin peligro en
Cristo, más arriba que todos los principados y poderes de este mundo abajo.
Debemos poner nuestros afectos en las cosas de arriba y permitir que el
SEÑOR cambie nuestro afecto terrenal por uno celestial. Recuerden, el afecto
significa alcanzar algo con deseo y añoranza, unirse a algo o alguien. Por
naturaleza, nuestro afecto está atado a las cosas terrenales, visibles y
materiales. El Apóstol Pablo reveló la fuente de los afectos celestiales; son de
arriba. Por lo tanto, si queremos que el SEÑOR cambie nuestros afectos
terrenales, debemos ponerlos en las cosas que están arriba.
Dios nos ha dado cuadros de cómo las cosas son cambiadas a través de su
unidad con las cosas de abajo. Por ejemplo, ranas, lagartos o víboras se
pueden unir tanto a su ambiente que ellos absorben los colores que los rodean
y se vuelven casi imposibles de distinguir.
Así es con nuestro afectos. Si nos unimos a las cosas que vienen de arriba,
nuestros afectos tomarán la naturaleza bella, santa y justa del Esposo
Celestial, Jesucristo. Nuestro afecto terrenal se tornará en afecto celestial.
La Palabra de Dios revela aquellas cosas que son de arriba:
el Hijo de Dios,
el Poder Reinante de Dios,
el Premio de Supremo Llamamiento de Dios,
la Sabiduría de Dios.
A. El Hijo de Dios Es de arriba

Juan el Bautista instruyó a sus discípulos sobre el origen divino de Cristo y
Su dignidad honorable, que eran de arriba, para que ellos, también, aceptaran
y siguieran a Cristo.
El que de arriba viene, sobre todos es: el que es de la tierra, terreno es, y
cosas terrenas habla: el que viene del cielo, sobre todos es (Juan 3:31)
Cristo era un Ser divino en el Cielo arriba antes de que su concepción
milagrosa se diera en un cuerpo humano abajo en la Tierra. Porque Dios
envió a Su Santo Hijo de arriba, Jesús pudo mostrarnos la Voluntad y el
Camino del Padre. Aunque Jesucristo vino de arriba y tomó la carne, Él aun
está arriba de toda Su Creación.
Jesucristo también instruyó a Sus Discípulos que ellos eran de abajo
porque sus afectos estaban puestos en lo bajo, las cosas de la tierra. Pero
desde que Jesús era de arriba, Sus Afectos estaban en las cosas de arriba, y Él
estaba muerto para la fama mundial, riqueza, consuelo físico y lenguas que
elogian. Jesucristo fue absorbido completamente por el Plan Maestro y el
Propósito de la Voluntad del Padre – aquello que es de arriba.
Y decíales: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de

este mundo, yo no soy de este mundo. (Juan 8:23)
El Espíritu del SEÑOR Jesucristo no era de este mundo de abajo, pero del
Padre de arriba. Por lo tanto, Su Espíritu era contrario a los espíritus de los
hombres abajo. ¿Cómo pudieron estos espíritus y almas no regenerados, no
convertidos, no conformados y no transformados Seguirlo arriba, si sus
afectos estaban en las cosas de abajo?
B. El poder reinante de Dios es de arriba

Después de que Pilato conoció a Jesús y escuchó que Jesús era el Hijo de
Dios, él volvió a su asiento del Juicio y preguntó, “¿De dónde eres tú? Jesús
no respondió una palabra. Entonces Pilato le alardeó a Jesús: “Tengo el poder
de crucificarte… [o] liberarte; por lo tanto, ¿por qué no me contestas?” (Juan
19:10, parafraseado). Esta vez, Jesús abrió Su boca e instruyó a Pilato en la
Verdad que todo el Poder reinante es de Dios el Padre arriba.
Pilato no pudo haber azotado a Jesús y liberado para ser crucificado a no
ser que Dios el Padre le diese el poder de arriba.
Respondió Jesús: Ninguna potestad tendrías contra mí, si no te fuese

dado de arriba: por tanto, el que á ti me ha entregado, mayor pecado tiene
(Juan 19:11)
Estas palabras de Jesús declaran la gran culpa de esos Judíos y sus
gobernantes quienes, aunque ellos sabían que Jesús era el Hijo de Dios de
arriba, le demandó que Pilato, un Gentil ignorante, ejercitara su poder dado
por Dios y la autoridad en contra del Hijo de Dios.
Pilato hizo lo que hizo ignorantemente, pero Israel supo lo que Pilato no
sabía. ¡El pecado de Israel era inmensamente más grande porque ella tenía en
sus manos a la Torah-Verdad que confirmaba que Jesús era su Mesías de
arriba; sin embargo ella llamó a Pilato, que no tenía la Torah-Verdad, para
condenar, falsamente a su propio Mesías! ¡Que pecado sin paralelo de
rechazo!
Dios le había dado a Pilato el poder de arriba: “No hay potestad sino de
Dios” (Romanos 13:1). Sin embargo Pilato era ignorante de la Torah-Verdad
que había sido cometida en contra de Israel abajo. Dios desautorizó el pecado
malvado del rechazo de Israel de su Mesías, y Él desautorizó la malvada
ignorancia de Pilato de Su Torah-Verdad para poder implementar Su Plan
Maestro y cumplir el Propósito de Su Voluntad. Él permitió que ellos
liberaran a Cristo para morir sobre la Cruz para volverse el Salvador y el
Redentor de toda la humanidad. Jesucristo fue predestinado para tomar
nuestra deuda sobre Él Mismo; por lo tanto, Su Padre Lo entregó a Judas, a
los Sacerdotes, a Pilato y finalmente a la Cruz.

Por Su Justo Amor por la humanidad perdida, Dios entregó a Su Hijo a
Judas y a Satanás, quien estaba en Judas. No había pecado en Dios, pero
había pecado en todos los otros: Judas quería dinero; los Sacerdotes querían
libertad de la restricción de la Torah Viviente, Jesucristo; Pilato quería evitar
un alboroto en su reino. Por ende, todos ellos – Judas, los Sacerdotes y Pilato
– eran pecadores malvados.
C. El premio, a la soberana vocación de Dios en Cristo

Jesús, es de arriba
Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo
Jesús (Filipenses 3:14)
La idea aquí es de un corredor, alcanzando la meta que está al frente de él,
con sus ojos en nada más que en el premio de llegar a la meta y ganar el
premio. De la misma manera, los Cristianos que corren la carrera espiritual
para obtener el Premio de crecer en la Estatura Espiritual de Cristo fijan sus
ojos y sus afectos en Cristo y en estar en Su Esposa.
El “corredor” por el premio no mira hacia atrás a la distancia que ha
recorrido, ni a la naturaleza del suelo sobre el cual él corre. Ni piensa en
cualquier piedra afilada que se encuentra, ni en cualquier belleza de la
naturaleza que pase. Sino, el corredor pone su afecto en las cosas de arriba
para que él pueda correr y apoderarse del Carácter y Naturaleza de Cristo.
¡Su único enfoque es regenerar, convertir, conformar y transformar su propia
vieja naturaleza para que él pueda ser contado como digno de estar en la
Esposa de Cristo!
D. La Sabiduría de Dios es de arriba

La cuarta cosa de arriba, sobre la cual deberíamos poner nuestro afecto, es
la Sabiduría de Dios. La Sabiduría de Dios se obtiene no del hombre mortal,
ni del conocimiento acumulado de todo el mundo. Es el don de Dios de lo
alto, y es:
pura,
pacífica,
modesta,
benigna,
llena de misericordia y buenos frutos,
no juzgadora,
no fingida
Dios literalmente da Su don de Sabiduría a todos los que Le pidan.
Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después

pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos,
no juzgadora, no fingida (Santiago 3:17)
La Sabiduría de Dios es pura, libre de cualquier cosa que la manche,
adultere y perjudique. Está libre de defectos, prefecta y sin falta en todos los
caminos. La Sabiduría de Dios nos restringe de todo lo que no es como
Cristo. Es casta, no busca placeres no santos. La Sabiduría de Dios es
pacífica, libre de guerras y contienda y de los disturbios y desórdenes
públicos.
Libre de desacuerdos y contiendas, la Sabiduría de Dios está llena de
armonía, calma y quietud. La Sabiduría de Dios de lo alto es gentil, sin
violencia, sin aspereza y sin dureza en su forma de comunicación. Es
generosa y dulce.
La Sabiduría de lo alto se encuentra fácilmente y suplicada de Dios. Está
llena de Misericordia que amablemente detiene el castigo hacia los ofensores.
Está llena de los buenos frutos del Árbol de Vida.
La Sabiduría de Dios no juzga. No ve el esplendor exterior o la furia del
hombre, sino ve la belleza interior de los corazones contritos y humillados.
La Sabiduría de lo alto no finge. La Sabiduría Santa de Dios de arriba no
guarda falsa queja o profesión. No hace pretensiones falsas.
Al vivir en la presencia del Hijo de Dios, en el Poder reinante de la
suprema vocación de Dios, y en la Sabiduría de Dios de lo alto, nuestro
afectos son transformados a la imagen de los Afectos de Cristo, por Su Toque
afectivo.
Hemos visto así, que si permitimos que Jesús toque nuestro afecto
corrupto, Él lo limpia con Su Sangre preciosa, con el Fuego del Espíritu
Santo, con las Aguas de Su Nombre, Muerte y Vida. Jesucristo sana nuestro
sentido del afecto y lo libera de sus apegos terrenales. Él lo levanta para
sentarse en los lugares celestiales con Él, impartiendo Su divina Vida hacia
él. Bajo el Toque divino de Cristo, nuestro afecto es celoso para permitir que
Cristo construya Su Estatura de Verdad dentro de nuestro corazón y construir
un templo espiritual de buenas obras por fuera.
Amados, dejemos que Jesucristo posea toda nuestra alma con sus cinco
sentidos: Imaginación, Razón, Consciencia, Memoria y Afectos. ¡De esta
manera nuestros sentidos se volverán más celestiales! Se vuelven sentidos
poderosos a través de los cuales el SEÑOR Jesucristo es glorificado.

PARTE CUATRO
EL ESPÍRITU DEL HOMBRE

Introducción
Al ámbito espiritual del hombre
La palabra para espíritu, en ambos idiomas Hebreo y Griego, implica un
soplo o respiración; su sentido primario es el viento.
Cuando la Tierra prehistórica se encontraba en ruinas y desorden en el
Abismo Tejóm* con la tinieblas sobre las ondulantes olas tormentosas, no
había luz para despertar las semillas dormidas con el fin de que crezcan y se
desarrollen. Luego, el Espíritu o Aliento de Dios sobrevolaba las aguas
caóticas, alentando Su Aliento dador de Vida sobre ellas (Génesis 1:1-13).
Dios también creó al hombre y sopló Su Espíritu Viviente en él, y el hombre
fue un alma viva. Por lo tanto, el espíritu del hombre es la fuerza vital de vida
que mantiene intacto su espíritu, alma y cuerpo.
Vista – Fe
Gusto – Oración
Olfato – Esperanza
Oído – Reverencia
Tacto – Adoración
La palabra Hebrea para espíritu es rúakj, significando aliento o viento.

Esto denota la parte pura espiritual del ser humano, la parte inmortal del
hombre. Dios le ha dado al hombre espíritu para unirse al Espíritu de Dios,
que es la Inteligencia Más Alta. Consecuentemente, el espíritu del hombre es
altamente receptivo a el avivamiento del Santo Espíritu de Dios.
El espíritu del hombre le da el aliento de Vida, el Poder vital. Todo el
purgar del espíritu de Cristo por Su Sangre, Fuego y Agua incrementa el
Poder y la Vida del espíritu. El espíritu del Hombre es inteligencia inmortal e
inmaterial concebida por Dios, aparte del origen físico del hombre y la
encarnación material. El cuerpo sin el espíritu está muerto (Santiago 2:26). El
cuerpo de polvo vuelve a la tierra de donde vino, pero el espíritu vuelve a
Dios Quien lo dio (Eclesiastés 12:7).
Entre más el espíritu humano sea hecho uno con el Santo Espíritu del
SEÑOR, más libre y feliz es el corazón humano. El corazón humano, el
centro de su espíritu, domina y templa todo el ser del hombre; es la fuerza
vital y activa y el Principio de Vida que actúa y controla el ser del hombre.

Es importante, entonces, entender el propósito y función del espíritu del
hombre con sus cinco sentidos: fe, oración, esperanza, reverencia y
adoración.

_______________
* B. R. Hicks, El eslabón pérdido entre la creación del Génesis y los hallazgos científicos
(Jeffersonville, Indiana: Christ Gospel Churches Int’l., Inc.) 1988

Capítulo Diez
El sentido de la vista en el espíritu – La fe
Este capítulo en particular explora, a través de la Palabra de Dios, lo que le
sucedió al ojo de fe en el sentido de la vista del hombre en su espíritu después
de que el pecado entró en la raza humana.
El primer rayo de la rueda del hombre en su cuerpo es el poder o sentido

de la vista que es el llama ojo. En el alma, el rayo o sentido de la vista se
llama la imaginación. En el espíritu, el rayo sentido de la vista se llama Fe.
Este es el sentido más poderoso de todos nuestros sentidos; la mayoría de
toda nuestra percepción sensitiva, tan alto como el ochenta y nueve por
ciento, viene a través de nuestra puerta del ojo o el sentido de la vista. Es de
vital importancia, entonces, que mantengamos este sentido santificado por la
Sangre de Cristo y lleno con la Palabra de Dios y el Espíritu para que pueda
ser una vasija útil para Su uso.
I. El propósito del sentido de la vista del espíritu,

nuestra fe, es para ver como experimentar y
mantener una relación de unión con Dios
El sentido de la vista de espíritu es el ojo de fe, a través del cual obtenemos
la Verdad del Evangelio de Jesucristo para salvación y depender de la Obra
que Él hizo en nuestro lugar. Primero experimentamos salvación a través de
la Sangre de Jesucristo. Luego, con el ojo de fe en nuestro espíritu, vemos a
Jesucristo y el Espíritu Santo para guiarnos a la medida de la estatura de la
Plenitud de Cristo. La Fe, o la confianza sin límite en Dios, lo busca a Él para
revelarnos Su Plan Maestro y darnos el poder para cumplir con el Propósito
de Su Voluntad en nuestras vidas.
El ministerio de la fe en el espíritu es triple:
La Fe obra convicción en el entendimiento.

La Fe obra en la voluntad humana para ganar nuestra aceptación del
Plan Maestro y el Propósito de la Voluntad de Dios.
La Fe obra en el corazón para inculcar confianza implícita en la Bondad,
Misericordia y Gracia del SEÑOR.
La parte más interna de la naturaleza del hombre es su espíritu. Los cinco

sentidos en el cuerpo y el alma continúan a través del espíritu del hombre.
Los cinco sentidos del espíritu del hombre le fueron dados para que el
hombre pudiera experimentar y mantener la unión de su relación espiritual
con Dios a través de Jesucristo. Aunque el hombre pecó y perdió su unidad
original con Dios, a través del sacrificio del SEÑOR Jesucristo, Dios todavía
es capaz de restaurar la unidad espiritual del hombre con Él Mismo. Después
de que Cristo limpia los cinco sentidos del espíritu del hombre, Él restaura la
unidad de la relación espiritual con Dios.
Todo el mundo tiene un ojo de fe en su espíritu; es por esto que todos
podemos tener, y tenemos fe en algo o alguien. Los psicólogos reconocen la
existencia de este sentido en el hombre. Este sentido de fe obra para el
hombre de muchas formas beneficiosas aún en el ámbito natural. Sin
embargo, no es el mismo obrar cuando la Fe de Cristo es unida al sentido de
fe en nuestro espíritu. Los hombres muy a menudo fallamos en discernir la
diferencia entre obrar desde el sentido humano de la fe en el espíritu y el
obrar del sentido de la fe en unión con la Fe de Cristo, la cual produce fe en
Dios y en Su Palabra.
Las librerías venden muchos libros sobre el pensamiento positivo. Mucho
de lo que dicen es verdad ya que nuestro sentido de la fe natural en nuestro
espíritu nos sirve de muchas maneras. Sin embargo, la obra innata de nuestro
sentido de fe en nuestro espíritu puede ser confundida con la Fe sobrenatural

que viene a través de la unión de nuestro sentido de fe con la Fe de Jesucristo.
Mucha gente y ministros confunden estos dos aspectos de la fe. Brillantes
ejemplos de triunfos de la fe espiritual están clasificados junto con el
optimismo humano. Por ejemplo, un ministro que tuvo éxito en su obra
espiritual para Dios por la unión de su fe con la Fe de Jesucristo, se coloca en
la misma categoría de fe de un hombre de negocios que ha tenido éxito a
través de su fe natural en sus propios talentos. La Fe espiritual del SEÑOR
Jesucristo difiere completamente de la habilidad natural de la fe con la cual
cada persona nace.
Para adquirir la fe sobrenatural de Dios, la Fe espiritual, debemos nacer
nuevamente a través del Espíritu de Dios, y debemos permitir que Jesucristo
santifique nuestro ojo de fe en nuestro espíritu para que pueda ser unido con
la Fe de Jesucristo. Por ende, nuestra fe será restaurada a su capacidad
máxima, como Dios lo quiso originalmente.
II. El sentido de la vista del espíritu, nuestra fe,

tiene una corrupción séxtuple
Cuando Adam el Primero cayó en el pecado, toda la rueda del ser del
hombre se hizo corrupta y fue llenada con tinieblas, incluyendo el ojo de su
espíritu. Dios creó para Él Mismo toda la rueda del ser del hombre,
especialmente la parte interna o su espíritu. Sin embargo, como el pecado ha
entrado en la raza humana, el ojo de fe permanece contaminado y
entenebrecido hasta que sea limpiado por Jesucristo. Dios quiso que la fe del
hombre estuviese centrada en Él, creciendo hacia arriba en el Árbol de
Confianza en el SEÑOR. Pero el pecado ha prevenido que la fe del hombre
crezca arriba hacia Dios. Al contrario, la fe del hombre ha hecho que crezca
abajo hacia la tierra, en desconfianza hacia Dios. La fe corrupta del Hombre
creció en confianza a la soberanía de Lucifer en las cosas terrenales en vez de
la Soberanía del SEÑOR en las cosas celestiales.
Como el pecado ha dañado el sentido de la fe del hombre de la relación
celestial que tuvo una vez con Dios, su fe pecaminosa va hacia todo menos a
Dios, su Creador, Dueño y Amo.
Una vez que la fe del hombre se corrompió, aprendió a confiar en todo
menos en su Santo Creador. Muchas de las cosas en las cuales la fe corrupta
del hombre confía es en las criaturas pecaminosas, vanidad, carros, príncipes,

violencia e iniquidad, imágenes, obras mentirosas, hermosura, sus propias
obras, la auto-justificación, nuestra propia maldad, nuestro propio camino,
nuestro propio ser, nuestro propio corazón, montes y riquezas.
A. La fe corrupta confía en la criatura no santa

Hasta que Jesús limpie nuestra fe, tenemos más fe en la naturaleza corrupta
de la criatura que lo que tenemos en el Dios Santo, el Creador. La fe corrupta
encuentra más fácil apoyarse en el brazo de la carne que en el Brazo del
SEÑOR.
Cuando Adam-masculino y Adam-femenino pecaron en el Huerto del
Edén, su comunión espiritual con Dios fue rota. Ahora la restauración a una
plena comunión con el SEÑOR es un proceso lento que requiere de las
siguientes cosas:
Una convicción del pecado por el Espíritu de Dios;

Una conciencia de la necesidad de arrepentimiento;
La voluntad de arrepentirse sinceramente;
Una oración con lágrimas de arrepentimiento con dolor Divino;
Una aplicación de la Sangre de Cristo por Jesucristo Mismo, el Sumo
Sacerdote;
El Perdón del Padre por amor a Cristo;
Una expresión de aprecio grato por el Poder de salvación misericordioso
del SEÑOR y Su Perdón bondadoso.
Al ser llevados a una preciosa comunión con el SEÑOR, podemos obrar

para Él de acuerdo al Propósito de Su Voluntad.
Ezequías fue diametralmente diferente de su padre apóstata, Acaz.
Ezequías era un hombre de Dios que confiaba en el SEÑOR, mientras que el
padre apóstata confiaba en las obras idólatras de la carne.

Aunque el ojos de fe del apóstata Acaz estaba en las obras idólatras de la
carne, el ojo de fe de Ezequías estaba en el SEÑOR. Como Rey de Judá,
Ezequías restauró la institución Mosaica de la Torah -Verdad de Dios para
honrar, y él abolió la adoración de ídolos, las obras de la carne en su reino.
Derribando los lugares altos que habían sido dedicados a la idolatría, él
destruyó la serpiente de bronce erigida por Moisés porque se había
convertido en un objeto de idolatría. Durante el reinado de Ezequías, el
Templo fue reparado, y la Pascua celebrara con festividades magníficas, sin
igual a las de los días de David y Salomón.
Ezequías con frecuencia consultaba con el Profeta Isaías porque, en su celo
Divino, él tenía en alta estima a Isaías. Ezequías peleó y recuperó territorios
que su malvado padre había perdido y él se rebeló en contra del dominio
Asirio.
En el año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib invadió el reino de
Ezequías con un ejército poderoso. Senaquerib envió a Rabsaces en avanzada
para intimidar a Ezequías y someterlo al insultarlo insolentemente fuera de
las paredes de Jerusalén. Rabsaces ridiculizó la fuerza de Ezequías para
pelear en contra de él. Él le advirtió a Ezequías que si él se apoyaba en
(confiaba en) la carne de Egipto como apoyo en contra de los Asirios, Egipto
sería una caña cascada. Él blasfemó al único verdadero Dios de los Cielos al
mentir cuando él dijo que todos los lugares altos de idolatría y los altares que
Ezequías había derribado realmente le pertenecían al SEÑOR Dios. Él
falsamente profetizó que Dios estaba enojado con Ezequías y no le ayudaría
porque él había forzado a su pueblo a adorar el único Altar en el Templo de
Salomón.
Tomen nota de algunas de las palabras de Rabsaces:
Dices, (por cierto palabras de labios): Consejo tengo y esfuerzo para la

guerra. Mas ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí? He aquí tú
confías ahora en este bordón de caña cascada, en Egipto, en el que si
alguno se apoyare, entrarále por la mano, y se le pasará. Tal es Faraón rey
de Egipto, para todos los que en él confían. Y si me decís: Nosotros
confiamos en Jehová nuestro Dios: ¿no es aquél cuyos altos y altares
ha quitado Ezechîas, y ha dicho á Judá y á Jerusalem: Delante de este
altar adoraréis en Jerusalem? Por tanto, ahora yo te ruego que des
rehenes á mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú
pudieres dar jinetes para ellos. ¿Cómo pues harás volver el rostro de un
capitán el menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en
Egipto por sus carros y su gente de á caballo? (II Reyes 18:20-24)
No obstante, Ezequías se refugió en el SEÑOR Dios, y él consultó con
Isaías el Profeta, quien le aseguró que el SEÑOR ayudaría a Ezequías porque
él confiaba en Él. La predicción de Isaías se hizo realidad. Por un juicio
instantáneo del Dios Todopoderoso, las huestes Asirías fueron diezmadas y
sobrenaturalmente ahuyentadas.
¡Qué día tan feliz fue para el pueblo escogido de Dios! Este era el Camino
de Dios. Él se había propuesto que Judá confiara en Él. Ezequías e Isaías
llevaron a Judá a confiar en el SEÑOR ante el rostro de una situación que
parecía casi imposible. Cuando Judá puso su ojo de fe sobre el SEÑOR, sus
necesidades fueron maravillosamente cumplidas. Sin embargo, Israel, las diez
tribus del norte, escogieron confiar en el brazo de la carne, y ellos fueron
llevados cautivos por Asiria.

En su tiempo de guerra, la idólatra Israel, el reino del norte, se apoyó en
Egipto, un tipo del mundo, pero Egipto probó ser más que una caña cascada.
Egipto no pudo prevenir que los Asirios se llevaran a Israel cautivo.
Como todos nosotros, nos apoyamos en las cosas del mundo, que son
cañas débiles, como ayuda y apoyo en nuestro tiempo de necesidad. Qué
contraste eran Judá e Israel. Mientras que Ezequías, Isaías y Judá se apoyaron
en el SEÑOR, mantuvieron su ojo de fe en Él, y fueron librados del gran
poder de Asiria, Israel idólatra puso su ojo de fe en Egipto, el brazo de la
carne, y fue llevada cautiva por Asiria.
Cuando el pueblo de Dios pone su ojo de fe sobre Él, Él siempre los libera
de sus enemigos.
Los hijos de Rubén, y de Gad, y la media tribu de Manasés, hombres

valientes, hombres que traían escudo y espada, que entesaban arco, y
diestros en guerra, en cuarenta y cuatro mil setecientos y sesenta que salían
á batalla. Y tuvieron guerra los Agarenos, y Jethur, y Naphis, y Nodab. Y
fueron ayudados contra ellos, y los Agarenos se dieron en sus manos, y
todos los que con ellos estaban; porque clamaron á Dios en la guerra, y
fuéles favorable, porque esperaron en él (I Crónicas 5:18-20)
Cuando Israel si puso su ojo de fe en el SEÑOR y ejercitó la confianza
implícita en Él, Él los libró de sus adversarios. Israel recibió ayuda del
SEÑOR; sus enemigos fueron entregados en sus manos, ¡porque Israel clamó
a Dios en la batalla!
A Dios fácilmente se le puede invocar cuando el ojo de fe de nuestro
sentido de la vista en nuestro espíritu está puesto sobre Él. ¡Qué victorias tan
gloriosas experimentamos cuando ponemos nuestra confianza, nuestro ojo de
fe, en el Dios Viviente! Al contrario, cuando ponemos nuestra confianza en la
carne de las criaturas, seremos castigados junto con la criatura que incitó
nuestra confianza.
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, ha dicho: He aquí que yo visito el

pueblo de Amón de No, y á Faraón y á Egipto, y á sus dioses y á sus
reyes; así á Faraón como á los que en él confían (Jeremías 46:25)
En No, el dios de Amón era adorado. Dios prometió castigar a Faraón y a
todos sus satélites, incluyendo a los de Judea que usaban su ojo de fe para
confiar en el Faraón en vez de en el SEÑOR.
El SEÑOR castiga no sólo a los que ponen su confianza en el brazo de la
carne, sino también a aquellos que alientan a las demás criaturas a que
confíen en ellos. Es peligroso incitar a otros a confiar en nosotros. Si somos
verdaderos guardianes para el SEÑOR, le señalaremos a los demás al
SEÑOR Jesucristo, no a nosotros mismos. Dios juzgó a Egipto y al Faraón
porque fueron recipientes de la confianza de los hombres en vez de señalar al
único y verdadero JEHOVÁ Dios.
El Apóstol Pablo rechazó la tentación de confiar o tener confianza en la
carne.
Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno parece

que tiene de qué confiar en la carne, yo más (Filipenses 3:4)
El Apóstol Pablo enumeró todas las razones naturales en las cuales él, más
que otros, hubiera tenido que confiar en su carne. Él fue circuncidado al
octavo día. Él era de la crema y nata/ sociedad de Israel y de la tribu de
Benjamín. Él era un Hebreo de Hebreos. Con respecto a la Ley, él era un
Fariseo. Con respecto al celo, él persiguió a la Iglesia. Y tocando la justicia,
que está en la Ley, él era sin culpa.
Por derecho de nacimiento, Pablo era Judío. Él era de una tribu favorita
que se adhirió a Judá cuando todas las otras tribus se rebelaron. Él tenía la
señal del Pacto en su carne; él estaba circuncidado. Él fue bien enseñado; él
era un Fariseo. Él no tenía culpa, de acuerdo a una carta externa de la Ley.
Por un tiempo en su vida, Pablo puso su confianza, su ojo de fe, en las obras
carnales y el estatus del mundo.
Sin embargo, el Apóstol Pablo declaró que todas estas cosas no tenían

valor comparadas a Cristo: “Pero las cosas que para mí eran ganancias, helas
reputado pérdidas por amor de Cristo… y téngolo por estiércol, para ganar á
Cristo” (Filipenses 3:7,8). Pablo le dio la espalda a toda la confianza en la
carne y puso su ojo de fe sobre el SEÑOR Jesucristo.
B. La fe corrompida confía en la vanidad

Dios también advirtió al hombre sobre usar su sentido de la vista o fe en su
espíritu para confiar en la vanidad. Aquel que confía en la vanidad, la
insignificancia de la carne y la futilidad de la criatura, se engaña a sí mismo.
No confíe el iluso en la vanidad; Porque ella será su recompensa (Job

15:31)
Si tenemos fe en la insignificante vanidad, vamos a cosechar vanidad
vacía. Sin embargo, si ponemos nuestro ojo de fe, nuestra confianza en Dios,
recibiremos la útil Vida de Cristo y lo verdadero y Completo de Su Realidad,
Su Sustancia perdurable y Eterna.
El Profeta Isaías le recordó a Israel que sus problemas venían no de la
incapacidad de Dios de ver su dolor ni de Su indiferencia para sentir su dolor,
pero de la pecaminosa deserción de Israel de Dios. Isaías señaló los pecados
de Israel:
Nadie clamó por justicia.

Nadie clamó por Verdad.
Ellos confiaron en la vanidad.
Ellos hablaron mentiras.
Ellos concebían malicia.
Ellos llevaron a cabo iniquidad.
Ninguno en Israel clamó por Justicia (tsédec); ninguno buscó el natural,

moral o derecho legal. Nadie rogó por, peleó por, o defendió la restricción
moral de la Torah -Verdad. Todos confiaron (pusieron sus ojos de fe sobre)
lo vano, las cosas inútiles, cosas vacías de desolación y desecho. Ellos
hablaron mentiras sobre el poder de sus dioses, que eran engañosos,
destructivos, inútiles y falsos. La culpa de su idolatría les trajo ruina moral.
Toda su adoración idólatra les hizo engendrar malicia, agitación física,
preocupación mental, miseria, daño, pena, trabajo y problemas. Por ende,
ellos llevaron a cabo iniquidad o total deserción de Dios. Cuan felices y
pacíficos sus corazones y mentes hubiesen estado si ellos hubiesen puesto su
sentido de la vista de su espíritu sobre el SEÑOR.
No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad: confían
en vanidad, y hablan vanidades; conciben trabajo, y paren iniquidad
(Isaías 59:4)
Cuando ponemos la fe en la vanidad, aceptamos todo lo que la acompaña:
injusticia, odio por la restricción de la Verdad, mentiras, maldades e
iniquidad. Que privilegio es confiar en Dios, poniendo los ojos de fe sobre él,
estar llenos de la Fe de Jesucristo hasta que nuestro espíritu esté perdido en
maravilla y alabanza por esta relación de unión con Él. Y sin embargo que
lastimosa tristeza para el hombre escoger confiar en la vanidad, el frustrante
vacío de este mundo idólatra, que sólo trae miseria y dolor al corazón
humano.
C. La fe corrupta confía en los carros

Cuando el ojo de fe del hombre o su sentido de la vista en su espíritu
deserta al SEÑOR, pone la confianza en los carros. David proclamó que
algunas personas confían en las obras de la criatura (representadas por los
carros), y algunos confían en el poder de la criatura (representada por los
caballo.) Pero la confianza de David estaba en el Nombre de JEHOVÁ Dios.
El ojo de fe de David mantuvo el Nombre de JEHOVÁ constantemente en su
mente. Esta era la fuente de su valor y fortaleza.
Estos confían en carros, y aquéllos en caballos: Mas nosotros del

nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria (Salmos 20:7)
El Profeta Isaías también le advirtió al pueblo de Dios sobre poner su ojo
de fe sobre las criaturas y las obras de las criaturas en lugar de sobre el
SEÑOR.
¡Ay de los que descienden á Egipto por ayuda, y confían en caballos; y

su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en caballeros,
porque son valientes; y no miraron al Santo de Israel, ni buscaron á
Jehová! (Isaías 31:1)

Las criaturas son fuertes y pueden producir algunos carros impresionantes.
No obstante, la fuerza de las criaturas es nada comparado con la Fuerza del
Todopoderoso y Omnipotente de JEHOVÁ. Aquellos que pusieron su ojo de
fe sobre los carros y los caballeros de Egipto no miraron al Cristo, al Santo
de Israel, ni ellos buscaron o siguieron al SEÑOR.
Las naciones de hoy en día están huyendo de Dios, siguiendo a la criatura
y sus obras. Al hacer esto ellos están preparando el camino para la venida del
Anticristo. La raíz de todo el problema empezó cuando el hombre escogió ser
el gobernador de su vida a través de su propia voluntad orgullosa. Poner
nuestra confianza, nuestro ojo de fe en nuestras posesiones terrenales, la
vanidad de este mundo presente, carros y caballos, las obras y el poder de la
criatura es tan fácil.
Porque el hijo pródigo puso su ojo de fe, el sentido de la vista de su
espíritu, en las posesiones en lugar de ponerlo en el Propósito de la Voluntad
de su Padre Celestial, él engañosamente imaginó que él podía gobernar su
vida mejor que su Padre. Pero como él ignoró toda restricción de la Torah -
Verdad de JEHOVÁ, pronto quedó desnudo de los dones de su Padre, y
quedó desolado en la pocilga, alimentándose en las cáscaras de los cerdos.
Nuestro ojo de fe natural está enfermo en su percepción de la verdadera
realidad espiritual; por lo tanto, necesitamos nuestro ojo de fe santificado
para que pueda ser unido a la Fe de Jesús. Sólo entonces, podremos ver
claramente para caminar en el camino recto y angosto de la Verdad.
D. La fe corrupta confía en los príncipes

Cuando el ojo de fe del hombre o su sentido de la vista en su espíritu se
separa del SEÑOR Jesucristo, pone su confianza en los príncipes. Dios le
advirtió a Su pueblo que no confiara en ninguna criatura, ya sea que la
criatura sea alta o baja.

No confiéis en los príncipes, Ni en hijo de hombre, porque no hay en él
salud (Salmos 146:3)
Los príncipes son majestuosos, reales, gente soberana. Aunque ellos
tengan poder para dominar a sus súbditos, ellos son indefensos ante la
Omnipotencia soberana de Dios. Por ejemplo, el Faraón ejercía gran poder y
control sobre la tierra de Egipto, pero cuando JEHOVÁ Dios infinito y
soberano demostró Su gran Poder, el Faraón y todos los que confiaban en él
estuvieron completamente indefensos.
Los príncipes son gobernantes, en quienes muchas personas confían en
ambos ámbitos religioso y político. Muchos son dejados en el desastre y la
ruina por su equivocada confianza. El pecado oscurece el ojo de fe en el
ámbito natural; por lo tanto, es fácil para el hombre poner su confianza en los
príncipes en lugar de ponerla en el SEÑOR. Realmente respetamos y
honramos a nuestros líderes, a los siervos de Dios (nuestros gobernadores),
pero no debemos poner nuestra confianza, nuestro ojo de fe, nuestro sentido
de la vista en nuestro espíritu, en ellos. Cuando confiamos en Dios, podemos
respetar a nuestros gobernantes por la posición que tienen.
El SEÑOR también nos prohíbe poner nuestra confianza en un humilde
hijo de Adam. El “hijo del hombre” a quien se refiere aquí no es el SEÑOR
Jesucristo, pero los hijos sin poder de los hombres, el débil brazo de la carne
en el cual no hay ayuda. Dios creó el ojo de fe del hombre en su espíritu con
el propósito de confiar en el Creador, no en una alta o humilde criatura
humana.
E. La fe corrupta confía en la violencia y la iniquidad
Cuando el ojo de fe o su sentido de la vista en su espíritu esta separado del
SEÑOR Jesucristo, confía en la violencia y la iniquidad.
Los hijos rebeldes y mentirosos de Israel habían alejado su ojo de fe de
JEHOVÁ y habían rehusado ver la restricción de la Torah -Verdad de
JEHOVÁ. Consecuentemente, ellos buscaron a los Videntes y a los Profetas
para no ver y no profetizar las cosas correctas. Ellos pedían profecías
engañosas de cosas suaves. Ellos querían salirse del Camino de la Verdad,
hacerse a un lado del Sendero de la Justicia, abandonar al Santo de Israel
como su Gobernador y Guía. Por sus obstinados y malvados deseos, el Santo
de Israel les dijo esto:
Por tanto el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y
confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; Por
tanto os será este pecado como pared abierta que se va á caer (Isaías 30:12-
13)
Israel despreciaba, desdeñaba, rechazaba y menospreciaba la Palabra de
Dios. Por lo tanto, ella puso su confianza en la violencia y la iniquidad como
su lugar de morada. Israel usó su violencia, crueldad, injusticia y persecución
de los pobres para apoyar su lujoso estilo de vida. Ella creó dificultades,
miseria y sufrimiento para los pobres para poder satisfacer su codicia por
ganancia terrenal. Israel unió su perversa, voluntaria, persistente, obstinada,
testaruda desobediencia a su violencia, y ella confiaba en eso con tal de
satisfacer sus lujuriosos deseos. Consecuentemente, Dios consideró su
obstinada rebelión una ruptura de Su Torah -Verdad. Y esta ruptura rajaría la
pared de su protección, permitiendo que sus enemigos tuviesen acceso a su
ciudad. Dios prometió que esta ruptura, como la ruptura en una pared alta,
vendría de repente, y ella sería invadida y tomada cautiva. Dios siempre ha
sido fiel para castigar a los malvados y recompensar a los hacedores de la
Verdad.
De la misma forma, muchos líderes religiosos confían en la violencia y la
iniquidad para retener a su gente con el fin de satisfacer sus deseos, en vez de
confiar en que el SEÑOR los guarde de acuerdo al Propósito de Su Voluntad.
Aparentemente, ellos no creen que el Poder preservador del SEÑOR
Jesucristo y del Espíritu Santo sea suficiente para sus necesidades, por lo que
recurren a tácticas carnales de violencia e iniquidad para producir ganancia.
No hay nada que temer si llenamos a la gente con la Verdad restrictiva de
JEHOVÁ. Si la gente conoce la Verdad, serán hechos libres; por lo tanto no
serán atraídos a su propia soberanía falsa; ellos serán libres de su propia
soberanía violenta e inicua. Pueden ir a cualquier parte y a través de cualquier
cosa y aún permanecer fieles a la Soberanía restrictiva de JEHOVÁ. Si le
damos a nuestra gente la Palabra de Dios y Su Santo Espíritu, permitiéndoles
aprender la Verdad restrictiva de JEHOVÁ por ellos mismos, ellos serán
fieles en mantener su ojo de fe en el SEÑOR en todo momento.
Iniquidad significa apostatar voluntariamente a la Verdad restrictiva de
JEHOVÁ, alejarse de Su Plan Maestro divino y el Propósito de la Voluntad
de Dios. Los líderes de Dios deben confiar en Dios para guardar Su Rebaño.
Usar la violencia e iniquidad para dominar el ojo de fe carnal nunca controla
la manada de Dios por mucho tiempo. La responsabilidad del pastor es
alimentar el rebaño del SEÑOR con la Verdad, alentarlos a seguir la guía del
Espíritu Santo y impulsarlos a esperar por que la Verdad sea escrita en sus
corazones de carne. Por ende, la Verdad los mantendrá y apoyará, ambos en
el placer y en el dolor.
F. La fe corrupta confía en las imágenes

Cuando el ojo de fe del hombre, su sentido de la vista en su espíritu, se
desvía del SEÑOR Jesucristo, también confía en las imágenes falsas, en su
propia carne y en otros.
El Profeta Isaías predijo el tiempo que vendría el Mesías, el SEÑOR
Jesucristo, nuevamente a la Tierra. Luego, Él vendrá como un León rugiente,
un Hombre Poderoso de Guerra, prevaleciendo en contra de Sus enemigos.
Isaías también predijo como el SEÑOR guiaría a los ciegos en el camino y en
senderos que no conocían, haciendo las tinieblas luz y los torcido recto.
Luego, sus ojos ciegos de fe serán abiertos, y ellos serán vueltos atrás de
confiar en las falsas esculturas.
Serán vueltos atrás, y en extremo confundidos, los que confían en las

esculturas, y dicen á las estatuas de fundición: Vosotros sois nuestros
dioses (Isaías 42:17)
Después de que los ojos de fe hayan sido abiertos, y después de que hayan
vuelto sus ojos de fe hacia el SEÑOR, ellos estarán avergonzados, humillados
y apenados por haber confiado en esculturas, llamándolas imágenes fundidas
de sus dioses. Este pueblo en los días de Isaías puso su ojo de fe en imágenes
grabadas y de fundición, a pesar de las advertencias del Profeta del Juicio
inmediato de Dios y de la futura victoria del Mesías sobre la idolatría.
Siempre que confiamos en imágenes, ya sea materiales o espirituales, lejos
de la verdadera Imagen del SEÑOR Jesucristo, estas falsas imágenes se
vuelven nuestros dioses. Cuan avergonzados y humillados estaremos un día
cuando encontremos que hemos puesto nuestra confianza, el ojo de fe de
nuestro espíritu, en las cosas equivocadas.
Como está registrado en Deuteronomio, capítulo treinta y dos, el Espíritu
de Dios profetizó a través de Moisés en la Torah que después que Israel se
engrosó, ella abandonó a Dios, menospreciando la Roca de su salvación,
sacrificando a los diablos y nuevos dioses que no conocía.
Consecuentemente, Israel provocó el celo y la ira de Dios en contra suya. Él
prometió castigar a su pueblo idólatra de las siguientes formas:
Al allegar males sobre ellos;

Al enviar Sus saetas de Juicio sobre ellos;
Al hacerlos consumir de hambre;
Al comerlos con fiebre ardiente;
Al comerlos con amarga pestilencia;
Al enviar el diente de bestias sobre ellos;
Al enviar serpientes venenosas del polvo para morderlos;
Al enviar la espada por fuera;
Al enviar cámaras el espanto por dentro;
Al destruir al mancebo, a la doncella, al que mama y al hombre cano;
Al echarlos del mundo;
Al hacer cesar de entre los hombres la memoria de ellos.
Después de que Dios ha juzgado y castigado a los idólatras, Él pregunta:
… ¿Dónde están sus dioses, La roca en que se guarecían (Deuteronomio

32:37)
¿Dónde estaban los supuestos poderes de sus imágenes, estos dioses falsos
y su roca cuando el Castigo y Juicio Poderoso de Dios se encontró con ellos?
Si, ellos confiaron; usaron su ojo de fe de su espíritu, pero lo usaron en el
lugar equivocado y con las cosas equivocadas. ¡Debemos sinceramente poner
nuestro ojo de fe sobre el Dios Viviente, porque en Él no hay decepción!
Al hombre le gusta la idolatría y los ídolos, las obras de sus manos, porque
a través de ellas él se coloca son sus dioses, moldeándolos, formándolos y
sobreponiéndolos de acuerdo a su propio plan y propósito. Por ende, el
hombre se coloca a sí mismo en total independencia de Dios, o por lo menos
así lo cree.
¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿la estatua de
fundición, que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas
confíe el hacedor en su obra? ¡Ay del que dice al palo; Despiértate; y á la
piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí él está cubierto de
oro y plata, y no hay dentro de él espíritu. Mas Jehová está en su santo
templo: calle delante de él toda la tierra (Habacuc 2:18-20)
Desde el comienzo del pecado del hombre, él ha confiado en falsas
imágenes que son las obras de sus propias manos. Al notar la fuente de
nuestras desilusiones, podemos darnos cuenta si hemos puesto nuestro ojo de
fe en el lugar equivocado. Recuerden que no hay decepción en Jesús. Muchas
veces tenemos la imagen de otra persona. Esperamos que esa persona cumpla
con nuestras necesidades. Realmente, en nuestra mente, encerramos a los
individuos dentro de imágenes perfectas, meramente fabricaciones
imaginarias. Luego, ponemos nuestro ojo de fe en ellos, esperando que
muestren poder y fortaleza a favor nuestro en todo momento. Pero en Su
Fidelidad misericordiosa, Dios permite que hagan algo para revelar su
debilidad y nos decepcionan. A su vez, nos volvemos amargos, enojados y
rencorosos porque ellos no pudieron llegar a las expectativas de la imagen
perfecta y Divina que nuestro ojo de fe había formado de ellos. Por lo tanto
Dios revela a la criatura que idolatramos, en vez de poner nuestro ojo de fe en
el SEÑOR, confiando en que Él supliría nuestras necesidades.
G. La fe corrupta confía en la palabras mentirosas

Cuando el ojo de fe del hombre pierde la vista de la Torah -Verdad del
SEÑOR, confía en las palabras inútiles y mentirosas.
Dios le dijo a Jeremías que se parara en la puerta de la Casa de JEHOVÁ y
exhortara al pueblo de Judá a enmendar, reparar, restaurar y renovar sus
caminos y sus obras si ellos esperaban el privilegio de vivir en Jerusalén y
morar en Su Casa.
Dios insistió que ellos dejaran su confianza en las palabras mentirosas de
los falsos profetas.
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros

caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. No fiéis en
palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová,
templo de Jehová es éste. Mas si mejorareis cumplidamente vuestros
caminos y vuestras obras; si con exactitud hiciereis derecho entre el
hombre y su prójimo, Ni oprimiereis al peregrino, al huérfano, y á la viuda,
ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de
dioses ajenos para mal vuestro; Os haré morar en este lugar, en la tierra
que dí á vuestros padres para siempre. He aquí vosotros os confiáis en
palabras de mentira, que no aprovechan (Jeremías 7:8)
Los profetas mentirosos dijeron esto: esta bien oprimir al extranjero, al
huérfano y a la viuda; está bien derramar sangre inocente; está bien seguir a
otros dioses. Pero Dios dijo que si ellos querían morar en la tierra y en Su
Casa, ellos debían detener todas estas cosas, y ellos debían parar de confiar
en las palabras mentirosas de los falsos profetas.
Es más fácil para el hombre carnal creer una mentira libertina que creer en
la Verdad restrictiva del SEÑOR. Muy a menudo, los hijos de Dios se tragan
las mentiras libertinas, las cuales les hacen sentir libres de satisfacer sus
deseos carnales en vez de crucificarlos de acuerdo a la Torah -Verdad de
Dios.
No es sensato creer todo lo que una persona dice, aún cuando se diga desde
un púlpito. En cambio, debemos tomar nuestra Biblia y buscar las palabras
nosotros mismos para ver si ellas son Verdad o error. Los cristianos de
Berrea fueron elogiados por hacer esto mismo.
“Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta

Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y
fueron éstos más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues
recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las
Escrituras, si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos, y
mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres (Hechos 17:11-12)
Si el ojo de fe en el espíritu de la persona está sobre el SEÑOR, esa
persona siempre ve la Verdad. Si las personas fueran sinceras con Dios y
buscaran la Verdad en las Escrituras, y si pusieran su ojo de fe en el SEÑOR,

no recibirían palabras mentirosas que aprueban el libertinaje carnal.
El SEÑOR le ordenó a Judá que magnificara a JEHOVÁ Dios al
humillarse a sí misma, al reconocer sus pecados, al rendirse y obedecerlo, y
al glorificar Su Santo Nombre. Dios clamaba con Judá para hacer volver Su
Torah -Verdad restrictiva antes de que las tinieblas del desastre la
sobrecogiera y la sepultara, llevándosela en cautiverio. Dios le advirtió a Judá
que si ella no volvía a Él, Él la dispersaría, como el rastrojo es esparcido por
el viento en el desierto. Esta debía ser su suerte, su porción y su medida del
SEÑOR porque ella se había olvidado de Él y había confiado en las
falsedades de los profetas mentirosos.
Esta es tu suerte, la porción de tus medidas de parte mía, dice Jehová;

porque te olvidaste de mí, y confiaste en la mentira (Jeremías 13:25)
Judá no tuvo excusa cuando el Juicio de Dios se la llevó en cautiverio ya
que había sido advertida tantas veces de poner su ojo de fe en el SEÑOR.
Dios requirió que Jeremías reprendiera a Hananías por todas las mentiras.
Poco después de que Judá fuese llevada a Babilonia en cautiverio, Hananías
profetizó falsamente que en dos años Dios rompería el yugo de Babilonia y
todas las vasijas de la Casa del SEÑOR serían devueltas. Sin embargo,
cuando Dios habló a través de Jeremías, la Verdad era que el cautiverio
duraría setenta años – lo cual así fue.
Entonces dijo el profeta Jeremías á Hananías profeta: Ahora oye,

Hananías; Jehová no te envió, y tú has hecho confiar á este pueblo en
mentira (Jeremías 28:15)
Porque Hananías enseñó falsa verdad en mentiras y rebelión en contra de
la Verdad del SEÑOR, Dios lo arrojó fuera de la faz de la tierra, y él murió
una muerte prematura. Aquí tenemos a un hombre en el púlpito, por así
decirlo, aparentando ser profeta, pero el SEÑOR no lo había enviado. Su
mensaje era falso. Sin embargo era más fácil para los Judíos en Jerusalem
poner el ojo natural de la fe en dos años de cautiverio, una cosa falsa, que
levantar su ojo de fe hacia el SEÑOR y ser santificado y unido con la Fe de
Dios por un periodo de setenta años de cautiverio en Babilonia.
H. La fe corrupta confía en la hermosura

Cuando el ojo de fe del hombre pierde la visión de la hermosura de Cristo,
se adhiere a la belleza de los dones de Dios. Dios hizo a Israel, Su nación
Nupcial, una nación de hermosura por todos los dones que Él le había
otorgado. Sin embargo, cuando su ojo de fe perdió la vista en la belleza de su
Esposo Espiritual, ella confió en su propia belleza, jugando a la ramera y
cometiendo fornicación con todo el que pasara.
Mas confiaste en tu hermosura, y fornicaste á causa de tu nombradía, y

derramaste tus fornicaciones á cuantos pasaron; suya eras (Ezequiel 16:15)
Israel había recibido sus dones de hermosura de Dios para loar y adorarlo a
Él, pero ella los usó para ser un guardián que atrajera a otros hacia sí misma
para poder cometer prostitución y fornicación.
Dos tipos de hermosura producen dos tipos de orgullo – orgullo natural y
orgullo espiritual. El orgullo natural hace que el corazón del hombre confíe
en su propia belleza externa. Muy a menudo nos vestimos y usamos algo
nuevo, nuestro orgullo se levanta y nos inflamos por dentro. Luego, nuestra
imaginación crea una imagen de cuan hermosos nos vemos por fuera.
Entonces nuestro ojo natural de la fe confía en nuestra hermosura física, a no
ser que nuestro ojo de la fe, o nuestra vista en nuestro espíritu, haya sido
limpiado en la Sangre de Cristo, crucificado y mortificado por Su Muerte en
la Cruz. Necesitamos darnos cuenta qué somos verdaderamente por dentro,
sin nuestro vestido externo, y humillarnos ante el SEÑOR, reconociendo Su
Grandeza y nuestra nada e indignidad. Dios quiere que nos vistamos
decentemente y modestamente con una conciencia interna de humildad y
nuestro ojo de fe puesto en Dios.
Nuestra errónea confianza en nuestra belleza interior espiritual es
igualmente engañosa como la confianza en la hermosura exterior. Muchos
Cristianos líderes comienzan su ministerio con una verdadera bellaza
espiritual interna que los mantiene humildes por dentro, como el rey Saúl fue
cuando él era “pequeño en sus propios ojos.” Sin embargo, más adelante, su
ojo de fe pierde contacto con la belleza interna de humildad y gratitud de
Cristo, y ellos comienzan a confiar en su propio poder y en la hermosura de
su reino espiritual. Después de que Dios ha bendecido a Sus líderes con Su
hermosura interior y gratitud, y después de que Él les ha dado un gran
incremento en sus reinos, se olvidan de la Fuente de su belleza interior y sus
bendiciones externas. Ellos confían en sus dones espirituales más que en el
Dador. Ellos se enorgullecen de su ministerio y usan los dones de Dios para
exaltarse a sí mismos.
Al abandonar su verdadera hermosura interior espiritual y gratitud, Israel
confió en su propia hermosura exterior y su poder como nación. Ella fue la
ramera ante Dios y el hombre, profanando y contaminando a todos alrededor
de ella.
Amados, recuerden, que confiar orgullosamente en nuestra belleza tiene
serias consecuencias porque ciega al ojo de fe en nuestro espíritu. Entre más
Dios nos bendiga y nos use, más y más pequeños debemos ser ante nuestros
propios ojos, y más grande se debe volver Dios a través de nuestro ojo de fe
de nuestro espíritu. Como dijo Juan el Bautista, “Él debe crecer y yo debo
menguar.”
I. La fe corrupta confía en nuestras propias obras

Dios siempre castigó a aquellos que pusieron su ojo de fe en las obras
idólatras. Dios le advirtió a Israel no sólo en contra de la idolatría, pero
también en contra de Moab y su ciudad principal, Hesbón. Como todos los
otros idolatras, Moab permitió que su ojo de fe perdiera la vista del verdadero
Dios, entonces él confió en sus trabajos, su riqueza y sus obras.
Pues por cuanto confiaste en tus haciendas, en tus tesoros, tú también

serás tomada: y Chêmos saldrá en cautiverio, los sacerdotes y sus príncipes
juntamente (Jeremías 48:7)
Moab confiaba en las obras idólatras de sus manos. Él también confiaba en
su riqueza o tesoros que había acumulado, y él confió en las palabras
idólatras de los príncipes y sacerdotes que servían a Quemos, el dios principal
de los Moabitas. Dios denunció estas obra idólatras, riquezas y palabras y
predijo el cautiverio de Moab.
Confiar en nuestras propias obras nos lleva al cautiverio espiritual. Los
hombres de negocios no santos, comprometidos a ganar a cualquier precio,
usan su imaginación para producir una imagen, una meta en la cual ellos
confían. Luego, ellos se inclinan ante la imagen; es decir, ellos sirven esta
meta al costo de su relación espiritual con Dios y su relación personal con su
familia. Al cosechar los frutos de su éxito, ellos confían más y más en sus
propias obras. Entre más obras engendramos lejos de Cristo, más tenemos de
qué preocuparnos y más no volvemos encadenados a ellas.
Es diferente, sin embargo, con las obras que engendramos de acuerdo al
Plan Maestro y el Propósito de la Voluntad del Padre porque el SEÑOR
Jesucristo apoya ambas nuestras y Sus obras. Por lo tanto, todo lo podemos
en Cristo que nos fortalece (Filipenses 4:13).
La Palabra de Dios dice que no muchos poderosos son llamados para
entrar en Su Reino y que es más fácil que un camello pase por el ojo de una
aguja que un hombre rico entre en el Reino de Dios. El SEÑOR salva a los
ricos al igual que a los pobres. Él no está dispuesto a que nadie muera
espiritualmente, pero todo debe ser llevado al arrepentimiento (II Pedro 3:9).
Sin embargo, muy pocas personas ricas buscan la salvación de Cristo porque
ellos confían en sus propias obras exitosas y no sienten la necesidad de
buscar a Dios.
Dios a dotado a muchos líderes de negocios con la habilidad para hacer
dinero y les ha confiado con la responsabilidad de su mayordomía. El
SEÑOR no está en contra de que ganemos dinero. Todos lo necesitamos para
vivir, y la obra del SEÑOR necesita dinero para difundir el Evangelio. Sin
embargo, al SEÑOR le interesa que pongamos nuestro ojo de la fe en Él. Él
quiere que le demos toda la gloria y el honor por nuestro éxito. Él quiere que
confiemos en Él como nuestro motivador y empuje interior. Él quiere que ni
confiemos en los talentos que él nos ha dado ni que seamos esclavizados por
Sus dones y sus imágenes. Sino que, Él quiere que seamos agradecidos,
siervos obedientes de Él, el Dador.
Cuando un hombre de negocios es esclavizado por sus obras, ya no tiene
tiempo para orar o leer la Biblia, la Palabra Santa de Dios. Algunas personas
en los negocios sufren de úlceras, problemas nerviosos y ataques al corazón,
y algunos hasta mueren prematuramente porque su esclavizante pesadez los
lleva más allá de su resistencia física. Cuando el hombre le quita el lugar a
Dios como el gobernador y guía de sus obras, se aleja de Dios y muy a
menudo lo lleva a una sepultura prematura. Pero cuando Dios está en
soberano control de las obras del hombre, Él nunca conduce al hombre más
allá de lo que puede aguantar. ¡El camino de la Soberanía de Dios lleva a la
vida! Si toman a Dios como su socio en los negocios, no deben preocuparse
porque su Socio Divino dirige, guía y lleva toda la presión. Luego pueden
disfrutar del reposo interno, gozo y paz que vienen de Él.
La tentación de confiar en nuestras propias obras también opera en el
ministerio del SEÑOR. Cuando los ministros y los misioneros se inclinan
ante las imágenes de su propio éxito en el ministerio, sus obras los llevan al
cautiverio. Ellos se apagan y se vuelven abatidos, porque las obras no pueden
satisfacer el alma y el espíritu del hombre. Sólo Jesucristo puede satisfacer el
alma y el espíritu humano.
Cuando el motivo interior del corazón es poner el ojo de fe en el SEÑOR y
complacerlo sólo a Él, entonces confiamos en Él para que engendre y
mantenga las obras de acuerdo a Su Plan Maestro y al Propósito de Su
Voluntad. Debemos poner nuestro ojo de fe sobre el SEÑOR y confiar en Él
para engendrar Sus Obras a través nuestro, y luego cuidar de estas Obras. Él
es lo suficientemente capaz de guiarnos, y Él nos bendecirá con la fortaleza
necesaria para hacer lo que Él quiere que hagamos por Él.
¡Recordemos, si tratamos de gobernar sobre nuestro ministerio nos matará!
Contienda, temor o celos por nuestro éxito indica que estamos confiando en
nuestras propias obras en vez de en el SEÑOR. Cuando Dios controla
nuestras obras, Él nunca pone sobre nosotros más de lo que nuestros hombros
espirituales sean capaces de llevar, sino que Él renueva diariamente nuestra
fortaleza. Como nuestros días, así será nuestra fortaleza (Deuteronomio
33:25).
Cuando el orgullo espiritual se vuelve nuestro amor y dueño, utiliza su
ambición y su codicia para empujarnos a hacer más de que Dios ha ordenado
ha hacer. ¡Esto es peligroso! Seamos sabios en Cristo Jesús, usando nuestro
ojo de fe para confiar en el SEÑOR y no en nuestras propias obras. Démosle
a Dios el premiso de santificarnos con la preciosa Sangre de Jesús y el Fuego
del Espíritu Santo y las Aguas de Su Nombre, Muerte y Vida, para que
pongamos nuestro ojo santo de fe completamente en Dios.
J. La fe corrupta confía en la auto justificación

Cuando el ojo de fe del hombre en su espíritu pierde la visión de la Justicia
de Cristo Jesús, confía en su propia justicia.
Dios le ordenó al Profeta Ezequiel que advirtiera a Israel sobre las leyes de
justicia, ambas buena justificación y mala auto justificación.

Diciendo yo al justo: De cierto vivirá, y él confiado en su justicia hiciere
iniquidad, todas sus justicias no vendrán en memoria, sino que morirá
por su iniquidad que hizo (Ezequiel 33:13)
Un hombre puede comenzar bien, con su ojo de fe puesto en el SEÑOR, al
realizar buenas obras de justicia. Por esto, el SEÑOR le promete Vida. Sin
embargo, si él quita su ojo de fe del SEÑOR, sus buenas obras de justicia
serán olvidadas; por lo tanto, las Promesas de Vida del SEÑOR serán
negadas. Aunque él pueda seguir haciendo buenas obras, su confianza en su
propia auto justificación no lo liberará de su iniquidad ni de su pena de
muerte. ¡La única forma que podemos mantener la Vida del SEÑOR y Su
recuerdo de nuestras buenas obras de justicia es al mantener nuestros ojos de
fe puestos en el SEÑOR!
Si confiamos en nuestra propia justificación, Dios se olvidará de Su
Promesa de Vida y de nuestras buenas obras, y Él recordará nuestras
iniquidades y nos entregará a la muerte. Cuando confiamos en nuestra propia

justificación, creemos que podemos comprar favores de Dios. Recuerdo una
muchacha que ayunó tres días y tres noches para recibir el Bautismo en el
Espíritu Santo. Cuando otros lo recibieron y ella no, se enojó con Dios. Si nos
enojamos con Dios porque no contesta nuestras oraciones, entonces
seguramente estamos confiando en nuestra justificación y en el mérito de
nuestras oraciones para forzar un beneficio de Dios.
Por el otro lado, algunas personas van a hacer buenas obras con la
esperanza de comprar el derecho a satisfacerse libremente en la iniquidad.
Ellos suponen que Dios es meramente un banquero con el cual pueden
depositar algunas buenas obras y construir una línea de crédito contra la cual
ellos pueden cargar las malas obras antes de arriesgarse a tener un balance
negativo. Pero la Torah -Verdad de Dios niega todas estas falsedades.
Recibimos las bendiciones de Dios al poner nuestro ojo de fe en el
SEÑOR, sin depender de cuánto tiempo hemos ayunado y orado, cuántos
años hemos predicado o cuanto dinero hemos dado a la iglesia. Recuerden
que no somos dignos de vivir, dignos de Servirle, dignos de sufrir por Él,
dignos de morar eternamente en la Nueva Ciudad.
Es por esto que algunos Cristianos nunca reciben respuesta a sus oraciones.
Ellos oran y oran y oran y siguen sin respuesta porque ellos se creen dignos
de una respuesta. Luego, un pecador viene a la iglesia y, como el publicano
que le pide al SEÑOR mientras reconoce su propia indignidad recibe
inmediatamente su respuesta, por su sentimiento de indignidad y su confianza
humilde en el SEÑOR que permitió que Dios obrara en su lugar. Como él
sabía que no tenía mérito propio, lo único que pudo hacer es echarse sobre el
Amor y la Misericordia del SEÑOR.
Este es el secreto para recibir respuesta a la oración. Venir ante el SEÑOR
diciendo, “SEÑOR, no merezco nada. Recibo más de lo que merezco. He
obtenido la salvación de Cristo cuando merezco el Infierno.” Es importante
aprender a tomar el lugar bajo y humilde ante el SEÑOR. Dios siempre
escuchará un verdadero corazón de sinceridad y humildad y un espíritu
contrito y quebrantado.
Confiar en nuestra propia auto justificación también causa problemas en
nuestra actitud y relación con otros. Cuando hacemos buenas obras para
otros, esperamos que ellos sean recíprocos con expresiones de lealtad y obras
de aprecio. Pero a veces Dios no permite que funcione de esta manera, y a
penas si nos dan las “gracias.” Luego, nuestra actitud dolida y petulante nos
engaña, exponiendo nuestra confianza en nuestra justificación en vez de en el
Propósito de la Voluntad de Dios. Nuestras buenas obras no pueden comprar
lealtad, ya que la verdadera lealtad viene de Dios a través de Cristo Jesús al
crecer en Su Estatura Espiritual. Al servir a otros, debemos poner nuestro ojo
de fe en el SEÑOR, confiando en que Él nos recompensará de acuerdo al
Propósito de Su Voluntad. A menudo Dios levanta a otros, diferentes de los
que hemos servido, a través de quienes Su lealtad y amor fluyen. Esto nos
previene de ver a las criaturas en lugar de al Creador como nuestra fuente de
bien.
K. La fe corrupta confía en nuestra propia maldad

Cuando el ojo de fe del hombre en su espíritu pierde de vista el Poder
omnipotente del SEÑOR de producir cambio, entonces confía en su propia
maldad. El SEÑOR entregó a Su pueblo de Israel en manos de los Caldeos
por su idolatría. Pero los Caldeos orgullosos no mostraron misericordia al
pueblo de Dios. Ellos pusieron yugos pesados sobre los ancianos de Israel.
Los Caldeos usaron su poder malvado para hacer añicos al pueblo de Dios.
Ellos confiaron en su propia maldad, haciendo alarde que nadie podía
hacerlos sentarse como las viudas o quitarle a sus hijos.
Dios le advirtió a los Caldeos que su sabiduría y conocimiento los había
pervertido. Los Caldeos se volvieron tan arrogantes que ellos pensaron que
nadie los podía conquistar. Sin embargo, en el tiempo designado de Dios,
esta “dama” de reinos fue llevada abajo al polvo de la tierra.
Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y

tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y no más (Isaías
47:10)
La palabra maldad significa desfigurar, echar a perder rompiendo en
pedazos, quitar el valor. Los temibles Caldeos pensaron que ellos podían
quebrar y desfigurar la creación de Dios voluntariamente y nadie podía
castigarlos. Sin embargo, en el Día del Juicio de Dios, ellos despertaron ante
un terrible sorpresa de la Ira ardiente de Dios.
De la misma manera, engañosamente pensamos que podemos salirnos con
la nuestra con nuestra maldad sólo porque la Ira de Dios no nos juzga
rápidamente. Entonces seguimos escondiendo los malos pensamientos y
motivos en el fondo de nuestro viejo corazón. Muy a menudo confiamos en
nuestras propias habilidades para romper y arruinar los planes, obras e
imágenes de otros, pero necesitamos permitir que Jesucristo santifique
nuestro ojo de fe para que podamos confiar en que Dios romperá los planes
de Sus criaturas, de acuerdo al Propósito de Su Voluntad.
L. La fe corrupta confía en nuestro propio camino

Cuando el ojo de fe del hombre en su espíritu pierde de vista el Camino
Crucificado de Cristo, confía en su propio camino.
Compuesto de diez tribus del norte, Israel se había entregado a tal idolatría
que Dios pronunció juicio sobre ella. Israel hizo más uso de la bondad de la
Tierra Prometida de Dios para construir muchos altares e imágenes
agradables. Los Israelitas arrogantemente proclamaron su falta de temor de
Dios. Ellos hicieron alarde de sus becerros ídolos en Beth-aven. Dios predijo
la vergüenza y confusión que Efraín e Israel sufrirían por la cautividad.
Habéis arado impiedad, segasteis iniquidad: comeréis fruto de mentira:

porque confiaste en tu camino, en la multitud de tus fuertes (Óseas
10:13)
Al Israel arar la maldad por romper la Torah -Verdad de Dios con sus
altares e imágenes, así ella cosechó su iniquidad cuando los Asirios
rompieron sus altares y sus imágenes y se la llevaron. Como Israel abandonó
el camino restrictivo de la Torah -Verdad, ella se alimentó en mentiras que
ella engendró al caminar en su propio camino y confiar que ningún daño le
sobrevendría. ¡Que engaño sin paralelo!
Cuando el pecado entró en el corazón humano, el ojo de fe del hombre se
contaminó, sin poder ver el valor de la Torah -Verdad restrictiva de Dios. Al
pervertirse su ojo de fe del camino restrictivo de Dios, el hombre se volvió
hacia sus caminos sin restricción. Por ende, el hombre carnal confió más
fácilmente en sus propios caminos sin restricción que en el camino restrictivo
de Dios.
El Apóstol Pablo advirtió a los santos Corintios sobre confiar en sus
propios caminos sin restricción, que son los caminos de la muerte.
Mas nosotros tuvimos en nosotros mismos respuesta de muerte, para que

no confiemos en nosotros mismos, sino en Dios que levanta los muertos
(II Corintios 1:9)
Algunas veces Dios nos hace descender hasta las puertas de la muerte para
demostrarnos que no podemos confiar en nuestros propios caminos de
muerte, sino sólo en Dios. Su sendero viviente es lo suficientemente poderoso
para librarnos de la muerte y llevarnos en Su camino de Vida.
M. La fe corrupta confía en sí misma

Cuando su ojo de fe en su espíritu pierde de vista a la persona del SEÑOR
Jesucristo, el hombre confía en sí mismo.
Jesús dio una parábola sobre un Fariseo y un publicano para enseñarnos
qué hacer y qué no hacer.
El Fariseo se alababa a sí mismo, diciendo: te doy gracias, que no soy

como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este
publicano; Ayuno dos veces á la semana, doy diezmos de todo lo que poseo.”
Pero el pobre publicano estaba parado lejos. Él no levantaba sus ojos al Cielo.
Él se golpeaba el pecho. Él dijo, “Dios, sé propició á mí pecador.”
El contraste aquí es claro. El fariseo orgullosamente pensó que él era digno
de todo lo que Dios tenía que ofrecer. El pobre publicano humildemente se
pensó a sí mismo indigno de cualquier favor de Dios. Jesús dijo que el
publicano fue justificado en vez del Fariseo.
Y dijo también á unos que confiaban de sí como justos, y menospreciaban

á los otros, esta parábola: Dos hombres subieron al templo á orar: el uno
Fariseo, el otro publicano. El Fariseo, en pie, oraba consigo de esta
manera: Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones,
injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; Ayuno dos veces á la
semana, doy diezmos de todo lo que poseo. Mas el publicano estando lejos
no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho, diciendo:
Dios, sé propició á mí pecador. Os digo que éste descendió á su casa
justificado antes que el otro; porque cualquiera que se ensalza, será
humillado; y el que se humilla, será ensalzado (Lucas 18:9-14)
Jesús enseñó esta parábola porque el Fariseo confiaba en sí mismo, se
estimaba superior y despreciaba a otros. El Fariseo se exaltó a sí mismo, pero
el pobre publicano se humilló a sí mismo y puso su ojo de fe en la
Misericordia del SEÑOR, entonces volvió a su casa justificado. Es fácil de
ver cual de los dos hombres era justo ante los ojos del SEÑOR. El publicano,
no el Fariseo, fue justificado ante los ojos de Dios.
Nuestro ojo de fe debe estar en la confianza en Cristo. Cuando la confianza
está puesta en nosotros mismos, tomamos la gloria por todos nuestros logros.
Hacemos alarde sobre nuestros logros como si nosotros los hubiésemos
creado. Debemos recordar, sin embargo, que lo que sea que hacemos es obra
del SEÑOR a través nuestro. Es Él Quien nos da vida, aliento, fuerza y
conciencia; por lo tanto, todo honor y gloria y alabanza le pertenecen a Él.
Pongamos nuestra confianza en el SEÑOR y demos a Él la alabanza, gratitud
y gloria en todo lo que Él nos capacita para hacer.
La actitud interior y el motivo es lo que más le importa a Dios. ¿Nuestras
obras revelan que son engendradas de nuestro orgullo y auto confianza? ¿O
revelan nuestras obras que son engendradas de la confianza y seguridad en el
SEÑOR? Al permitir que Jesús gobierne en nuestros quehaceres diarios,
tendremos una dulce comunión con Él el día entero.
N. La fe corrupta confía en nuestro propio corazón

Cuando el ojo de fe del hombre en su espíritu pierde de vista el manso y
humilde corazón de Jesús, confía en su propio orgulloso y engañoso corazón.
Cuando el ojo de fe en el espíritu abandona la Sabiduría del Corazón de
Cristo, confía en sus pensamientos tontos, sin sentido y estúpidos del corazón
que llevan a la destrucción y la muerte.
El que confía en su corazón es necio; Mas el que camina en sabiduría,

será salvo (Proverbios 28:26)
Aquellos que caminan sabiamente con su ojo de fe puesto en el SEÑOR,
confiando en la guía de Su Soberanía, serán liberados en medio de todas las
calamidades y adversidades.
El Rey David y el Apóstol Pablo son ejemplos clásicos de este Principio.
David se comportaba sabiamente a pesar de los tontos e insensatos celos
hacia él. Dios lo liberó de las malvadas maquinaciones de Saúl en contra
suya. De la misma manera, el Apóstol Pablo se comportó sabiamente en
medio de todos los malvados planes de los Judíos para matarlo. Dios
continuamente liberó a Pablo de las manos malvadas y le permitió terminar
su recorrido espiritual.
Solamente un necio confía en su propio corazón engañoso, porque es
desesperadamente malvado y no es de fiar. Es necesaria la Sabiduría de
Cristo conocer la maldad de nuestro propio corazón. Una vez que vemos
nuestro corazón engañoso como lo ve el SEÑOR, nos arrepentimos y
ponemos nuestro ojo de fe en el SEÑOR para que podamos confiar en Su
Soberanía sobre todas las cosas.
O. La fe corrupta confía en el monte

Cuando el ojo de fe en su espíritu pierde de vista el Alto y Santo Nombre
del SEÑOR, el hombre confía en las imágenes que él hace de la creación de
Dios, tal como Sus montes.
José tuvo dos hijos, Efraín y Manasés. Efraín fue llamado la “Excelencia
de Jacob.” Ahora, Dios era la “Excelencia de Jacob” a través de Efraín. Pero
Efraín, el nieto de Jacob que fue exaltado por posición en el lado oeste del
Tabernáculo, huyó de Dios entonces Dios lo castigó. Efraín usó el monte de
Samaria para poner muchos altares e ídolos e hizo que las otras tribus de
Israel adoraran como idólatras en los montes de Samaria en vez de en el
Monte de Sión en Jerusalén. Consecuentemente, Dios lo castigó.
¡Ay de los reposados en Sión, y de los confiados en el monte de

Samaria, nombrados principales entre las mismas naciones, las cuales
vendrán sobre ellos, oh casa de Israel! (Amós 6:1)
Cuando Su pueblo sigue dioses falsos, el SEÑOR les advierte de la
destrucción que está por venir. Dios envió a Amós el Profeta para advertir a

las tribus del norte de Israel sobre todas las cosas malas por las cuales Él
podía juzgarlos. Ellos cometieron idolatría en los montes de Samaria, sin
embargo sus falsos profetas pusieron el Juicio de Dios lejos y trajeron el Día
del Juicio de Dios cerca. Ellos se recostaron en sus camas de marfil en calma
y en falsa paz como si Dios no los pudiese ver. Ellos pasaron su tiempo
sufriendo, atiborrándose sobre las bendiciones abundantes, sin embargo ellos
dieron honor y gloria a sus falsos dioses. Ellos tomaron vino en copas,
mostrando su exceso al beber. Ellos se ungían a sí mismos con aceites como
si eso los hiciera oler bien. Ellos no sufrieron por la aflicción de José o el
juicio de venía de Efraín.
Como toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil (II Timoteo 3:16), la
adoración idólatra de Israel en el monte nos instruye. Los montes simbolizan
lugares de poder. Cuando la gente gana poder en este mundo, ya sea poder
político o religioso, como Israel, ellos construyen altares e imágenes de su
poder. Ellos se vuelven fieros y crueles déspotas que infunden sufrimiento y
vergüenza en todo el mundo. Dios dijo, “Ay de aquellos que confían en el
monte de Samaria.” De la misma forma, Él dice, “Ay de aquellos que confían
en los montes de su propio poder, en lugar del Monte del SEÑOR.” (Amós
6:1, parafraseado).
La imaginación vana del hombre erige muchas falsas imágenes de poder y
los atrae a poner su ojo de fe en su propio poder. Amados, necesitamos poner
nuestro ojo de fe en el SEÑOR y confiar en Él.
P. La fe corrupta confía en las riquezas

Cuando el hombre pierde de vista las riquezas invisibles de Cristo, él
confía en las riquezas visibles de este mundo. Jesús le advirtió a Sus
Discípulos sobre confiar en las riquezas mundanas.
Y los discípulos se espantaron de sus palabras; mas Jesús respondiendo, les

volvió á decir: ¡Hijos, cuán difícil es entrar en el reino de Dios, los que
confían en las riquezas! (Marcos 10:24)
Jesús explicó que era duro, para aquellos que confían en las riquezas,
entrar en el Reino de Dios, la Nueva Ciudad, donde Dios reinará eternamente
durante Su Reino Universal. Antes de esto, un joven hombre rico había
venido a Jesús con aparente, verdadero celo por la Verdad Espiritual de Dios
y la Palabra. Pero el joven hombre rico tenía sentimientos dobles
encontrados.
Al Jesús avanzar en Su camino, el joven hombre rico vino corriendo con

prisa para encontrar a Jesús. Él parecía estar apurado para encontrar la
Verdad de Jesús y la Palabra. La Verdad y la Palabra parecían ser tan
importantes para él que aparentaba buscarla con todas su fuerzas. Cuando él
encontró a Jesús, él se arrodilló ante Él en una demostración de entrega y
sumisión. El joven hombre rico le preguntó qué podía hacer para recibir la
Vida eterna. En respuesta, Jesús citó cinco de los Mandamientos que tocaban
Su relación con la criatura. El joven hombre reconoció su obediencia a éstos.
Luego, Jesús identificó una cosa que le faltaba, una relación con su Creador.
Para entender más completamente, examinemos la Naturaleza del Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo.

La Naturaleza del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo está establecida desde
Génesis hasta Apocalipsis. La Naturaleza externa de la Divinidad es dar, y la
Naturaleza interna de la Divinidad es restringir.

Jesucristo, Quien es la Palabra en Carne y la Verdad en Carne, miró y amó
a este joven hombre rico. Jesús quería compartir el Dar y el Restringir de la
Divinidad con él porque al joven hombre le faltaba la experiencia de Dar de
Dios con respecto a la Torah -Verdad de su relación con el Creador. Jesús le
dijo al joven hombre rico que vendiera todo lo que él tenía y se lo diera a los
pobres para que él pudiese ser restringido de la codicia de los tesoros
terrenales. Al hacer esto, él guardaría el tesoro celestial. Luego, Jesús le dijo
al joven hombre que tomara su cruz y Lo siguiera.
Cuando el joven hombre escuchó el Principio de Dar y de Restricción, él
descubrió su enojo hacia su Creador, el SEÑOR Jesucristo, porque él se
entristeció y se alejó apenado. Él estaba triste, lamentado e infeliz con la
Naturaleza de la Divinidad de Dar y Restringir. Él se alejó apenado, enojado,
hostil y deprimido porque él no podía estar en control.
Después de que este joven hombre rico se fue, Jesús le advirtió a Sus
Discípulos cuan duro es para aquellos que tienen riquezas, no meramente ser
salvos, pero entrar en el Reino de Dios. Podemos medir el grado de nuestra
confianza en las riquezas por nuestro grado de temor a perderlas. La punzada
que empuña nuestro corazón con el pensamiento de perder nuestras riquezas
indica cuánto confiamos en ellas.
El Apóstol Pablo también le advirtió a los primeros Cristianos de no
confiar en la incertidumbre de las riquezas.
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la

esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que
nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos: (1 Timoteo 6:17)

Es tonto para el hombre confiar en las riquezas terrenales que son tan
inestables, inseguras y falibles. Las riquezas terrenales están aquí hoy y se
van mañana.
Los que confían en sus haciendas, Y en la muchedumbre de sus

riquezas se jactan, Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al
hermano, Ni dar á Dios su rescate (Salmo 49:6,7)
Aquellos que enfocan su ojo de fe en las ganancias terrenales confían en su
riqueza. Ellos hacen alarde de las vastedad de su riqueza. Pero, en realidad,
ante el Dios Todopoderoso, su riqueza no puede redimir ni a su hermano ni a
ellos mismos.
Dios siempre ha advertido a los ricos de no confiar en la riqueza terrenal.
Seamos ricos o pobres, todos somos tentados de confiar en las riquezas
terrenales. Podemos ser pobres y aún creer que la riqueza terrenal tiene la
respuesta a nuestra felicidad y seguridad. O podemos ser ricos y saber que
Dios, no las riquezas terrenales, es nuestra verdadera seguridad eterna. La
pregunta es si confiamos en el Dios Vivo eterno o en las posesiones
temporales de este mundo.
He aquí el hombre que no puso á Dios por su fortaleza, Sino que confió en
la multitud de sus riquezas. Y se mantuvo en su maldad (Salmos 52:7)
Este Salmo describe a un hombre tonto. Él amó el mal, habló con engaño,
se fortaleció en la maldad y confió en sus riquezas terrenales. Pero David
profetizó, “Por tanto Dios te derribará para siempre: Te asolará y te arrancará
de tu morada, Y te desarraigará de la tierra de los vivientes.” Luego David se
regocijó y dijo, “Mas yo estoy como oliva verde en la casa de Dios: En la
misericordia de Dios confío perpetua y eternalmente” (versículo 8). ¡Qué
contraste! ¡Cuán insensato es confiar en las riquezas terrenales y temporales
de este mundo!
Jeremías también advirtió al pueblo no confiar en sus posesiones
terrenales.
¿Por qué te glorías de los valles? Tu valle se deshizo, oh hija contumaz, la

que confía en sus tesoros, la que dice: ¿Quién vendrá contra mí?
(Jeremías 49:4)
Israel es descrita aquí como una hija contumaz alejando su confianza del
Dios Viviente eterno; ella se sintió segura y a salvo en sus tesoros y frutos
terrenales.
Podemos discernir si confiamos en nuestras riquezas terrenales por el
grado de confianza que tenemos de que siempre las vamos a poseer. Cuán
rápidamente puede cambiar la vida. Nada lejos de Dios es seguro o salvo. La
última gran depresión económica en este país probó esta verdad. En ese día,
los imperios financieros se derrumbaron de la noche a la mañana, y algunos
que confiaron en su riqueza cometieron suicidio. Pero la verdadera seguridad
se encuentra solamente en el SEÑOR. Solamente al fijar nuestro ojo de fe en
Él, en las cosas celestiales podremos tener la riqueza eterna que nunca se
acaba. “El que confía en sus riquezas, caerá: Mas los justos reverdecerán
como ramos” (Proverbios 11:28). ¡Cuán inciertas e inseguras son las riquezas
del hombre, pero cuán bendecido, próspero y seguro es el hombre que pone
su confianza en el Dios Vivo!
III. El sentido de la vista del espíritu limpio,

nuestra fe, exhibe cuatro características positivas.
La Palabra Hebrea para fe, emuná, significa firmeza, seguro, fidelidad,
estable, veraz o lealtad aparece en muchos lugares en las Escrituras. Cuando
el sentido de la fe es limpiado, manifiesta su limpieza al ser firme en su lugar
designado, al tratar fielmente en los negocios, al demostrar justicia y al
abundar en las bendiciones del SEÑOR.
A. Una vista limpia permite que uno permanezca firme –

que no cambia, titubea o vacila – en las tareas designadas
por Dios
Un versículo en el Libro de Éxodo ilustra esta faceta de la fe limpia al
relatar el incidente en la Vida de Moisés.
Y las manos de Moisés estaban pesadas; por lo que tomaron una piedra, y
pusiéronla debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sustentaban
sus manos, el uno de una parte y el otro de otra; así hubo en sus manos
firmeza hasta que se puso el sol (Éxodo 17:12)
Las manos de Moisés permanecieron firmes (fieles emuná) ante Dios
mientras Josué peleaba en contra de Amalec. Atacados por Amalec, Israel
tuvo que hacer guerra. Sin embargo, Israel ganó no por su espada pero por la
mano fiel de Moisés que llenó su vara, la cual llevaba el Nombre invisible del
SEÑOR. Las manos firmes (fieles) levantadas de Moisés hicieron que Israel
prevaleciera sobre su enemigo, Amalec.
B. Una fe limpia trata fielmente (Emuná) en los negocios

Y no se tomaba en cuenta á los hombres en cuyas manos el dinero era
entregado, para que ellos lo diesen á los que hacían la obra: porque lo
hacían ellos fielmente (II Reyes 12:15)
En el reino de Joas, el Templo de Dios había caído en decadencia y en la
brecha. El rey ordenó que los Sacerdotes recolectaran dinero para reparar la
Casa de Dios. Los Sacerdotes dieron dinero a los hombres que tenían la fe
limpia, y quienes, por lo tanto, trataban fielmente con el dinero de Dios
supervisando que repararan el Templo.
C. Una fe limpia demuestra justicia, el contentamiento del

SEÑOR
El que habla verdad, declara justicia; Mas el testigo mentiroso, engaño.
Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: Mas la lengua de los
sabios es medicina. El labio de verdad permanecerá para siempre: Mas la
lengua de mentira por un momento. Engaño hay en el corazón de los que
piensan mal: Mas alegría en el de los que piensan bien. Ninguna
adversidad acontecerá al justo: Mas los impíos serán llenos de mal. Los
labios mentirosos son abominación á Jehová: Mas los obradores de verdad
su contentamiento (Proverbios 12:17-22)
La Fe (emuná) se traduce aquí como Verdad. Si una persona habla su fe o
la Verdad, él declara la justa obra que el SEÑOR ha hecho en su sentido de
fe. Él declara a través de su fe el testimonio que él es gobernado por la Ley
divina de la Justicia. Él promueve la Justicia del SEÑOR al fielmente
honrarlo y fielmente servirle.
D. Una fe limpia abunda con las bendiciones del SEÑOR

El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones: Mas el que se
apresura á enriquecer, no será sin culpa (Proverbios 28:20)
La recompensa de una fe limpia es abundar con retoños altos y bajos, por
así decirlo, de Su Santo Espíritu. Una fe limpia hace que el alma levante el
Nombre del SEÑOR hacia arriba, mientras que expresa su gratitud por las
abundantes bendiciones del SEÑOR en el lugar bajo. Una fe limpia es
bendecida y usada de Dios en todos los lugares, ambos los lugares altos y los
bajos.
IV. Dios nos ordena que vivamos por la fe

Dios formó el sentido de la fe en el hombre para que él pudiera tener la
confianza incondicional en la Palabra de Dios, la dependencia firme en el
Santo Nombre del SEÑOR, fidelidad inquebrantable hacia el Plan Maestro
del Padre, y lealtad inamovible hacia el SEÑOR Jesucristo. El Plan de Dios
de Redención origina a través del sentido de la fe del hombre cuando es
entregado a Jesucristo y Su Palabra.
Mas ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta

es la palabra de fe, la cual predicamos: Que si confesares con tu boca al
Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se
hace confesión para salud (Romanos 10:8-10)
Allí debemos tener unidad armoniosa entre el corazón, el centro del
espíritu, y la boca. Por dentro, el corazón debe creer o tener fe en la Muerte
de Cristo, su sepultura y resurrección. Por fuera la boca debe confesar esta fe.

La Santa Justicia de Cristo se obtiene a través de la fe en Su Obra de
sacrificio por nosotros en la Cruz, en el sepulcro y en la Muerte y el Infierno.
No tenemos que descender a las profundidades de la Muerte y el Infierno
para encontrar salvación, y nuestras palabras no tienen que ascender al Cielo
para tratar de derribarlo. Sólo tenemos que usar las mismas profundidades del
sentido de la fe en nuestro corazón y, luego, permitir que nuestra boca lo
confiese.
La Fe es el acto a través del cual nos apropiamos de la Verdad de
Jesucristo para salvación y nos apoyamos en la Obra hecha por Él en nuestro
lugar. Sin el uso de nuestra fe, no podemos tomar parte de los Méritos y la
Justicia de Cristo.
En ambos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, Dios ordenó que
la vida espiritual del hombre fuese mantenida por la fe.

A. Dios dio la orden en el Antiguo Testamento para que el
justo viva por la fe
El Profeta Habacuc comparó un alma orgullosa que es levantada al alejarse
de la justicia con un espíritu humilde que vive por la fe. El último vivirá; el
primero morirá.
He aquí se enorgullece aquel cuya alma no es derecha en él: mas el justo

en su fe vivirá (Habacuc 2:4)
En este versículo, la palabra Hebrea para fe es emuná, que significa
firmeza y fidelidad a Dios en el sentido de fe en el espíritu propio. Por
ejemplo, las manos levantadas de Moisés estaban firmes o fieles para
demostrar su fe en Dios dando la victoria sobre los Amalecitas (Éxodo
17:12). En los días de Joas el rey y Joiada el Sumo Sacerdote, la supervisión
del dinero para la reparación del templo fue dada a hombres que poseían
fidelidad emuná (II Reyes 12:15).
Por ende, los justos vivirán a través de la firmeza de su fe emuná. Una
persona justa permanece inquebrantablemente leal a los Preceptos Morales de
Dios. Aunque él tenga que sufrir por la Verdad Moral de Dios, él permanece
firme y fiel con su sentido de fe santificado. En cambio, los malvados,
quienes temporalmente ascienden al violar los derechos de otros, son al final
derrocados y humillados.
B. Dios repitió Su mandato en el Nuevo Testamento para

que los justos vivieran por fe
El Apóstol Pablo reveló como nuestro sentido de fe puede moverse de fe
en fe hacia el crecimiento espiritual en nuestro desarrollo moral.
Porque en él la justicia de Dios se descubre de fe en fe; como está

escrito: Mas el justo vivirá por la fe (Romanos 1:17)
Nuestro sentido de fe se mueve de fe en fe en nuestro desarrollo moral
cuando es santificado por la Sangre, Fuego y Agua de Cristo y llenado con la
Palabra de Cristo en nuestra educación espiritual. Por lo tanto, nuestro
sentido de la fe mantiene nuestra Vida espiritual. Hace que vivamos no sólo
por la fe que justifica sino también por las obras de fe. Los justos vivirán por
fe o por firmeza y fidelidad al Propósito de la Voluntad de Cristo, ambos en
Gracia y en Gloria.
La Esposa del Cordero posee fe emuná: que es, firmeza y fidelidad.
Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es el

Señor de los señores, y el Rey de los reyes: y los que están con él son
llamados, y elegidos, y fieles (Apocalipsis 17:14)
La Esposa no sólo tiene la Fe justificadora de Cristo en la salvación, Su Fe
creciente en su educación espiritual, pero ella también tiene la Fe emuná en
las obras de su desarrollo moral. Por lo tanto, la Esposa de Cristo no sólo es
llamada y elegida, pero ella también es fiel y firme al cumplir la obras justas,
de acuerdo al Propósito de Su Voluntad y Su Santa Soberanía.
En resumen, hemos visto que el sentido de la vista al pasar por el cuerpo se
le conoce como el ojo. En el alma se le conoce como la imaginación, y en el
espíritu, el sentido de la vista se le conoce como el ojo de la fe. Busquemos a
Dios para que este sentido de la vista sea santificado, renovado y entregado a
Dios para que nosotros, también podamos ser firmes y fieles en nuestro
desarrollo moral. ¡Que el ojo de nuestro espíritu, alma y cuerpo sean
levantados hacia Cristo Jesús y Su Torah -Verdad para que podamos
encontrar la perfecta paz y reposo en el Verdadero y Dios Vivo!

Capítulo Once
La oración, el sentido del gusto del espíritu
El segundo sentido en el espíritu del hombre, el sentido del gusto, es la
oración. El rayo del gusto, al atravesar el cuerpo, es nuestra boca. En el alma
es nuestro razonamiento.
El sentido del gusto del espíritu del hombre, que es su boca de oración en
su espíritu, es el sentido más esencial que poseemos para uso en la devoción
privada y en la adoración pública. La oración está enraizada y arraigada en el
espíritu del hombre, gozada por Dios y encomendada por Jesucristo, nuestro
ejemplo más alto.
I. El propósito del sentido del gusto del espíritu, la

oración, es para hablar con Dios
Orar es hablar con Dios y ofreciéndole nuestras peticiones de nueva
Misericordia y Gracia, nuestra Gratitud por la Misericordia y Gracia que ya
hemos obtenido, y nuestro gozo por la Presencia y el Poder del SEÑOR.
La oración abarca invocar, suplicar u oración de petición, como también
intercesión y labor de parto en el Espíritu. La oración puede ser mental o
verbal, privada o pública, en el cuarto, en la familia o en la Casa de Dios.
Debemos orar por nosotros, por otros, por reyes, y todos lo que están en
autoridad, afines, amigos, adversarios, enemigos, perseguidores y
calumniadores.
Dios debe ser nuestro único objeto de oración y adoración. Dios formó al
hombre con una boca para orar en su espíritu, para que él pueda orarle al
único y Verdadero Dios.
Gustad, y ved que es bueno Jehová: Dichoso el hombre que confiará en

él (Salmo 34:8)
Sólo al gustar la bondad de Dios en oración el hombre puede conocer la
Naturaleza de Dios. Aquí, la palabra Hebrea para hombre es gueber, que
significa un hombre en el vigor y fortaleza de su vida. En otras palabras, el
hombre en la flor de su vida necesita al SEÑOR como su refugio.
Una persona puede fácilmente confiar en el SEÑOR después de que su
espíritu – boca se ha alimentado en el SEÑOR y Su Naturaleza en oración. A
través de su maravilloso sentido del gusto en la oración, tenemos el privilegio
de probar, alimentarnos y comer de Él. Jesús nos ordenó alimentarnos de Él
al comer Su Carne y tomar Su Sangre. Cuán precioso de Dios crear un
sentido del gusto dentro de nuestro espíritu a través del cual podemos
disfrutar de la comunión espiritual con Dios al alimentarnos en Cristo Jesús a
través de oraciones y súplicas hacia Él. ¡Cuán vacía sería y muerta sería la
vida sin el bendito privilegio de degustar o de alimentarnos de Jesucristo por
medio de la fe en la oración!
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del

Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El
que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitaré
en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es
verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí
permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el
Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí (Juan 6:53-56)
La oración y la meditación en la Palabra de Dios son la manera de
alimentarnos de Jesucristo. Al contemplar profundamente y continuamente en
la Verdad del SEÑOR en oración, nuestro sentido del gusto en nuestro
espíritu se alimenta de Cristo Jesús. Por lo tanto, podemos crecer en la Gracia
y el Conocimiento de Jesucristo.
II. El sentido del gusto del espíritu, la oración, tiene

un corrupción doble
Cuando el hombre cayó en pecado, la corrupción de Lucifer llenó el
sentido del gusto en el espíritu y la oración del hombre. Esta corrupción tomó
un aspecto doble. Por el pecado, el hombre comenzó a usar su sentido del
gusto en la oración para adorar dioses falsos y para exaltarse a sí mismo.
A. El hombre usa su oración corrupta para adorar dioses

falsos
El Profeta Isaías reveló como el hombre usa su sentido corrupto de la
oración en su espíritu para orarle a los dioses falsos.
Y torna su sobrante en un dios, en su escultura; humíllase delante de

ella, adórala, y ruégale diciendo: Líbrame, que mi dios eres tú (Isaías
44:17)
Cuan inexpresablemente triste que el hombre pecador tome la madera que
Dios creó para que el hombre cocine su alimento y los mantenga cálidos y la
use para hacer ídolos tallados y para encender el fuego para hacer imágenes
de fundición. Por lo tanto, el hombre le ora a dioses falsos, las obras de sus
propias manos, dioses que no pueden oír ni contestar, dioses que no tienen
poder para ayudar o liberar.
B. El hombre usa su corrupta oración para exaltarse a sí

mismo
El hombre también usa pecaminosamente el senito del gusto o la oración
en su espíritu para exaltarse a sí mismo. Jesús advirtió en contra del orgullo
malvado de los Escribas, el cual ellos manifestaron en muchas formas: Ellos
usaban ropas largas que los hacía parecer santos y separados para Dios. Por
su deseo orgulloso de reconocimiento, ellos vanamente amaban las
salutaciones en el mercado. Los asientos o posiciones más altos en la
sinagogas y los cuartos principales en las fiestas eran codiciados por ellos.
Ellos engañosamente devoraban las casas de las viudas. Las oraciones largas
que hablaban eran hechas para exaltarse a sí mismos vanagloriosamente.
Jesús dijo que estas hipocresías recibirían la peor condena.
Guardaos de los escribas, que quieren andar con ropas largas, y aman las
salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los
primeros asientos en las cenas; Que devoran las casas de las viudas,
poniendo por pretexto la larga oración: éstos recibirán mayor
condenación (Lucas 20:46-47)
Orar para exhibirse, orar par impresionar a otros es alimentarse de la
vanagloria de la carne, no de la santa Carne y Sangre de Jesucristo. Cuando
en oración repetimos sin sinceridad y como loros frases pías, nos
alimentamos en el yo carnal en vez de en Cristo, y provocamos la ira y el
disgusto de Dios. Debemos aprender como humillarnos en oración en vez de
exaltarnos. La humildad es la única forma aceptable y agradable de como
acercarnos ante Dios en oración.
III. El sentido limpio del gusto del espíritu, la

oración, sigue el manual perfecto de Jesús
En la Oración del Padre Nuestro, Jesús nos dio un manual perfecto para la
oración. Muchos de nosotros nunca hemos advertido toda la Verdad que hay
en la Oración del Padre Nuestro. Muchas veces la hemos repetido como una
forma calmar nuestra conciencia, o la hemos usado como substituto de una
verdadera oración. Jesús no dio esta oración como una forma muerta y sin
vida, sino como una instrucción viva para guiarnos a una completa estatura
de experiencia en oración con el fin de que podamos aprender a alimentarnos

en Jesucristo a través de nuestro sentido del espíritu del gusto u oración. El
Padre Nuestro no es una forma sino uno de los manuales espirituales más
grandes que jamás nos hayan dado. Orar son sinceridad el Padre Nuestro nos
llevará al lugar espiritual que Dios ha ordenado para nosotros, y estudiar el
Padre Nuestro hará que viva en una forma nueva en nuestros corazones.
La Oración del SEÑOR
Y cuando oras, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en
las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los
hombres: de cierto os digo, que ya tienen su pago. Mas tú, cuando oras,
éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está en
secreto; y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público. Y
orando, no seáis prolijos, como los Gentiles; que piensan que por su
parlería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes á ellos; porque vuestro
Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad,
como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan
cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros
perdonamos á nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas
líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por
todos los siglos. Amén. (Mateo 6:5-13)
Estos versículos nos muestran como ser partícipes de Jesucristo con
nuestro sentido del gusto en nuestro espíritu.

A. Jesús nos dijo como orar
Jesús nos dio estas cuatro Verdades sobre como orar:
Entrar en tu cámara.
Cerrar la puerta.
Orar en secreto.
Orar de la forma establecida por Jesús.
Al seguir la Sabiduría instructiva del Padre que Él reveló a través del

SEÑOR Jesucristo, nos alimentamos en Jesucristo. Como resultado,
crecemos en Su Gracia y Conocimiento.
1. Entra en tu cámara
El primer mandato de Jesús era entrar en nuestra cámara – un cuatro
pequeño y privado dedicado especialmente para leer la Palabra de Dios, para
meditación, para oración y para comunión con el SEÑOR. Por lo tanto, no
seremos como los Escribas y Fariseos que orgullosamente demostraban sus
oraciones sin sinceridad ante todos.
Jesús no dijo que este era un mandato simbólico. Él dijo “Entra a tu
cámara.” Jesús desea que entremos a un cuarto pequeño y privado que hemos
apartado como un lugar santo en el cual nosotros personalmente tengamos
comunión con Él.
Desde que Dios avivó esta Verdad en mí hace muchos años, siempre he
tenido una “cámara,” un cuarto pequeño y privado en algún lugar de mi casa
que he consagrado al SEÑOR como un lugar santo en el cual orar y tener
comunión con el SEÑOR. ¡Esto es una gran bendición! Puedo sentir la
Presencia personal de Jesucristo de una forma especial en un cuarto de
oración que ha sido ungido, dedicado y consagrado con Su Omnipresente
Sangre y con Su Santo Espíritu.
Si una persona no tiene un cuatro especial o un lugar pequeño y privado en
el cual orar podría poner cortinas o separar la esquina de algún cuarto,
creando un lugar para poder practicar la Palabra de Dios en este aspecto.
El SEÑOR dice, “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente
oidores, engañándoos á vosotros mismos” (Santiago 1:22). Esto no significa
que no podemos orar a menos que estemos en nuestra cámara. Se nos ha
ordenado orar siempre, estar en una actitud de oración continua para que
seamos contados por dignos de escapar todas las cosas que sucederán y
pararnos ante el Hijo del Hombre (Lucas 21:36). Sin embargo, orar en
nuestra cámara es un tipo especial de oración que nos permite degustar y
alimentarnos de Jesucristo de una manera más profunda, más alta, más larga
y más ancha.

2. Cerrar la puerta
Jesús también ordenó que cerremos la puerta de nuestro cuarto de oración.
Cerrar la puerta significa prevenir o prohibir la entrada o la salida de un
lugar. Esto, también es más que un mandato simbólico. Debemos cerrar la
puerta físicamente, y debemos también cerrar las puertas de nuestras mentes,
rodeando y cercando nuestras mentes sólo con la Palabra y el Espíritu de
Dios.
Sino practicamos esto literalmente, los Mandatos de Jesús de cómo orar,
nunca conoceremos las bendiciones espirituales que Dios tiene guardadas
para nosotros. Cuando entramos en ese cuarto y cerramos la puerta, ambas
físicamente y mentalmente, excluimos al mundo con todos sus cuidados,
preocupaciones y confusiones, para poder estas a solas con Jesús, para tener
comunión con Él y recibir su bendición especial de Sabiduría, Entendimiento
y Conocimiento. Al caer postrados ante Él, entregando nuestro corazón y
voluntad en nuestro espíritu (nuestra oración) para que Lo experimentemos a
Él y Sus bendiciones. Nos da la actitud apropiada de falta de pretensión que
nos acerca a Dios.
3. Orar en secreto
Jesús también nos ordena a orarle a Dios en secreto. En el lugar secreto
Jesús nos hace distinguir, discernir y percibir Su secreta Sabiduría,
Entendimiento y Conocimiento. La Verdad misteriosa y eterna del SEÑOR
que no podemos comprender mientras nos movemos en nuestra vida pública
se vuelve clara como el cristal mientras estamos secretamente solos con Él en
nuestro cuarto de oración. Muchas de las Verdades del SEÑOR están
encerradas y escondidas de nuestra vista siempre y cuando demos nuestra
mente a la concurrencia pública de este mundo. Pero cuando estamos solos en
nuestro cuarto de oración, estas Verdades se vuelven conocidas y entendidas.
En el cuarto de oración, también podemos compartir nuestros
pensamientos y sentimientos especiales con Jesús. Orar con otros es bueno,
pero la alimentación espiritual verdadera y el crecimiento vienen cuando
hemos estado a solas con Jesús en el cuarto de oración. A través de la
relación personal que experimentamos con Jesús al orar en secreto y al
alimentarnos de Él, podremos mantener nuestro “primer amor” para el
SEÑOR Jesús.

4. Orar de acuerdo al modelo establecido por Jesús
Jesús también nos ordena a orar de acuerdo a Su modelo. Debemos usar el
patrón de oración de Jesús revelado en el Padre Nuestro. Cuando estamos en
nuestro cuarto de oración, debemos orar de acuerdo a los Principios
espirituales revelados en el Padre Nuestro. Debemos meditar en estos
Principios espirituales del Padre Nuestro hasta que entendamos su significado
y nuestra alma sea alumbrada. Al seguir el modelo de oración de Jesús,
haciendo las entregas necesarias, descubrimos que Dios nos bendice en
formas maravillosas.
A veces, podemos pensar que Dios nos escucha por nuestras muchas
palabras, pero esto no es cierto. Las oraciones con nuestras propias palabras,
en nuestra propia forma no son aceptables. Si rehusamos entrar a nuestro
cuarto de oración a la manera de Dios, habremos perdido el Camino de
Cristo. Las instrucciones de Jesús son claras. Debemos entrar en el cuarto de
oración; cerrar la puerta; orar en secreto y usar el modelo de oración de Jesús
para acercarnos a nuestro Padre Celestial. Al proceder en nuestro estudio,
entenderemos la razón por la cual nos da este modelo de oración, que es
reconocer la Honra de Dios.
B. Debemos reconocer la honra de Dios

El modelo de oración de Jesús identifica la existencia, validez y
autenticidad del valor para el SEÑOR de recibir honor, y nos da la provisión
para que el hombre le de al SEÑOR alabanza y acciones de gracias por Su
Santo Nombre.
Aunque oremos en el Espíritu Santo con intercesión y dolores de parto, no
debemos menospreciar la importancia del modelo de Jesús de oración o
pensar que es menos importante que orar en el Espíritu. El Apóstol Pablo
dijo, “…Oraré con el espíritu, mas oraré también con entendimiento…” (I
Corintios 14:15).

Pablo Oraba con el Espíritu. Orar con el Espíritu consiste en que el
Espíritu Santo haga intercesión y labor de parto a través nuestro en otras
lenguas (Romanos 8:26). Dios proveyó Su Espíritu para que Su Espíritu
pudiese orar e interceder a través nuestro de acuerdo a Su Entendimiento,
lejos de nuestro entendimiento. Cuando oramos con el Espíritu, el Espíritu
Santo trasciende nuestra ignorancia y falta de entendimiento.
Pabló Oraba con el Entendimiento. Jesús dio Su modelo de oración o el

Padre Nuestro para guiar nuestro entendimiento en oración. Él también dio el
Padre Nuestro para que nuestro entendimiento pudiese percibir como agradar
al Padre en oración. El Padre Nuestro ayuda a nuestro entendimiento a
claramente interpretar y comprender totalmente el orden aceptable de oración
a Dios con nuestro entendimiento. Orar con nuestro entendimiento significa
que percibimos precisamente y completamente como orar con nuestro
entendimiento de una forma que agrada bien al Padre Celestial.
Cuando usamos el Padre Nuestro en nuestro cuarto de oración, debemos
decirlo con un entendimiento alumbrado, reconociendo la honra de Dios.
1. Reconocer a nuestro Padre en los cielos

¿Cómo reconocemos el Honor de Dios? Reconocemos el Honor del Padre
al reconocer Su derecho como el Padre de la humanidad.
Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en
el cielo, así también en la tierra (Mateo 6:9-10)
Este saludo le da al Padre Celestial el respecto correcto al decir, “Padre
Nuestro” en vez de “Mi Padre.” A veces, individuos, grupos y
denominaciones creen que son los únicos que tienen un derecho a una
relación espiritual con el Padre Celestial. Pero Jesús enseñó que orar el Padre
Nuestro coloca a todos los creyentes verdaderos en el SEÑOR Jesucristo en
la familia de Dios, con el SEÑOR Dios como nuestro Padre Celestial.
Reconocer a Dios como nuestro Padre Celestial se lleva nuestro orgullo
espiritual y hace que entremos humildemente ante la Presencia del Padre
como pecadores salvos por la Gracia de Cristo. Reconocer que sólo somos
una pequeña parte de la innumerable familia de Dios nos humilla.
También reconocemos la Honra de Dios al admitir Él está en el Cielo.
Honramos a Dios al reconocer que Él es el infinito y divino Cuyo Trono está
en el Cielo, mucho más arriba que la Tierra; por lo tanto, Sus pensamientos y
Sus caminos son más altos que nuestros pensamientos y caminos (Isaías
55:9).
El Espíritu de Dios habita en cada verdadero creyente, por tanto no
debemos orara al Dios que habita dentro nuestro, porque esta practica podría
conducir a la auto deificación. Jesús ordena que reconozcamos que el Padre
está en el Cielo. Aunque Su Omnipresente Espíritu habita en nosotros como
creyentes, Su Persona está en el Cielo. Como nosotros habitamos la Tierra,
que es el estrado de Sus Pies, somos parte de Su estrado. El lugar más seguro
es mantener nuestra cabeza, nuestros pensamientos y nuestros senderos en
exclusiva entrega bajo Sus Pies. Por lo tanto, Él puede pisotear fuera toda
ofensa, pensamientos y senderos que nos son como Cristo.
Mientras oramos, “Padre Nuestro que estás en los cielos,” nuestros ojos de
fe Lo ven arriba y exaltado en Su Trono. Debemos recordar que estamos en la
Tierra, mirando hacia arriba por fe hacia Su bendito Rostro en el Cielo. Es
bueno reclamar nuestra posición de autoridad como hijos de Dios, pero
debemos ser humildemente cuidadosos de nos volvernos espiritualmente
orgullosos y olvidar que Dios está en el Cielo, mientras que nosotros estamos
en la Tierra, y Sus pensamientos y senderos son más altos que los nuestros,
como los Cielos son más altos que la Tierra.
2. Santificar el Nombre del Padre

Siguiente, reconocemos la Honra de Dios al santificar Su precioso
Nombre. Reconocemos la Honra de Dios al hacer Su Nombre santo, sagrado
y santificado con nuestro entendimiento en oración. Hacemos el Nombre del
SEÑOR honorable y sagrado al reconocer, con nuestro entendimiento en
oración, que el Nombre santo del SEÑOR es Cabeza sobre todas las cosas
que nos suceden. Lo que sea que el SEÑOR nos entrega en nuestra vida es
para nuestro bien eterno y para Su Gloria eterna.
En la Biblia el nombre significa el carácter y la naturaleza de la persona, el
lugar o la cosa. Por ejemplo, Dios le dio a Adam la sabiduría para conocer la
naturaleza de cada animal de tal manera que él pudiese dar a cada uno un
nombre adecuado a su naturaleza. Así Dios también dio el Nombre de Jesús a
Su Único Hijo Engendrado porque el Nombre de Jesús describe Su
Naturaleza como Salvador de Su pueblo. “Y llamarás su nombre JESUS,
porque él salvará á su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). Dios le dio a Su
Hijo un Nombre de acuerdo con Su Naturaleza y Carácter.
El Nombre del SEÑOR es santificado, santo y sagrado porque Su
Naturaleza es santa y justa. No podemos entrar a nuestro cuarto de oración y
llorar lágrimas de lástima por nosotros mismos, preguntando, “Dios ¿porqué
has permitido que esto me suceda?” No podemos alimentarnos de Jesucristo
en nuestro sentido del gusto de la oración en nuestro espíritu mientras
lloramos lágrimas de auto lástima, como si Dios se hubiese equivocado y
hubiese tratado con nosotros injustamente. Con una actitud de desconfianza y
duda hacia el Santo Nombre del SEÑOR no podemos declarar, “Santificado
sea tu Nombre,” con nuestro entendimiento en nuestro cuarto de oración. Una
vez que entendemos que Su Nombre es santo, justo y puro, honramos su
Naturaleza, aún en nuestros pensamientos más íntimos.
Cualquiera que sea la dificultad o circunstancia adversa, pidámosle a Jesús
que santifique nuestro corazón y voluntad para que podamos entrar en Su
Presencia y con nuevo fervor, digamos: “¡Santificado sea Tu Nombre!”
SEÑOR, Tú eres demasiado justo y demasiado santo para permitir que me
suceda alguna cosa que no sea necesaria para que me ayude a crecer en mi
educación espiritual y practicar la santificación de Tu santo Nombre en mi
desarrollo moral.”
Como fallamos en entender el modelo de oración de Jesús, perdemos
mucho tiempo quejándonos sobre las situaciones dolorosas en nuestra vida,
en lugar de alimentarnos en la Bondad, la Misericordia y la Gracia de Cristo.
Reconozcamos el santo Nombre y Naturaleza de Jesús para que aprendamos
las lecciones eternas que Él tiene para nosotros en cada experiencia de la
vida.
3. Pedir que el Reino de Dios venga

Reconocemos la honra de Dios al orar para que Su Reino venga, primero,
por dentro y por fuera en nuestra vida y, luego, en toda la tierra. Un reino es
indicativo de un gobierno que está dirigido por un soberano gobernador. El
Reino del SEÑOR consiste en Su Poder sobre toda Su creación. Aun cuando
a su debido tiempo el Reino visible de Jesucristo vendrá a gobernar sobre la
tierra, nuestro interés actual debería ser la formación de Su Reino Espiritual
en nuestro propio corazón y vida.
Mientras estamos en nuestro cuarto de oración, necesitamos entregarnos a
Su Reino y Gobierno para que podamos alimentarnos de Su Poder Reinante
en nuestra oración al rogar “Venga tu Reino.” Por lo tanto, estamos diciendo,
“SEÑOR, quiero que Tú tomes el trono de mi corazón y reines sobre mí y mi
vida.”
4. Pedir por que la Voluntad de Dios sea hecha

La siguiente forma de reconocer la Honra de Dios es al orar que Su
Voluntad sea hecha en la tierra como es hecha en el Cielo. Debemos entender
como la Voluntad del SEÑOR se lleva a cabo en el Cielo antes de que
entendamos como Su Voluntad se lleva a cabo en la tierra.
El primer capítulo de Ezequiel describe la rapidez con la cual los
Querubines se apresuran a cumplir la Voluntad de Dios.
Y los animales corrían y tornaban á semejanza de relámpagos

(Ezequiel 1:14)
Los Querubines vivientes corrían y volvían como los relámpagos. Ellos
corrían rápidamente para hacer la Voluntad de Dios; luego, igual de rápido,
ellos volvían a su Creador, la Fuente de toda la Vida y el Fuego. Esto nos
enseña que la Voluntad de Dios debe ser cumplida en la tierra al correr
rápidamente a cumplir Sus Mandatos y al volver rápidamente al Creador, la
Fuente de toda Vida y Luz o Fuego.
Sin embargo, la Voluntad del SEÑOR no puede ser hecha hasta que Su
Reino o Su Gobierno venga. ¿Cómo puede la criatura correr en la Voluntad
de Dios hasta que el Poder Todopoderoso de Dios le haya enviado? Primero
tenemos que entregar el trono de nuestro corazón al Gobierno de Cristo antes
de poder escuchar Su Mandato para hacer Su Voluntad. Cada vez que
sinceramente oramos “Hágase Tu Voluntad,” nos rendimos más
completamente a que Su Voluntad sea formada dentro nuestro.
Cuando vemos como orar y como reconocer la Honra de Dios, necesitamos
aprender como presentar nuestra necesidad ante el SEÑOR Quien suplirá
todas nuestras necesidades.
C. Debemos presentar nuestras necesidades al SEÑOR

En nuestra inmadurez, muchas veces somos muy descorteces con Dios al
apresurarnos y Le arrojamos la carga de nuestras necesidades antes de
reverenciarlo y honrarlo como Dios. La falla de reconocer el modelo de
oración de Jesús sobre como acercarnos a Dios, puede ser la razón por la cual
nuestras oraciones no son contestadas y nuestras necesidades no son
satisfechas. Esta puede ser la razón por la cual no estamos gustando y viendo
que el SEÑOR es bueno. Podemos estar seguros de que Él va a contestar
nuestras oraciones si venimos a presentar nuestras necesidades de acuerdo a
Su modelo al hacer estas cosas:
reconocer a nuestro Padre que está en el Cielo;

santificar Su Santo Nombre;
desear que venga Su Reino;
desear que se haga Su Voluntad.
La Reina Ester no fue apresuradamente ante la presencia de su esposo, el

rey. Ella se preparó lavándose, ungiéndose y vistiéndose con su ropas reales.
Luego, entró ante el rey con humildad, esperando que él extendiera su cetro
hacia ella. Después, ella se acercó al rey y le dio a conocer su petición.
¡Cuánto más cuidadosos debemos ser al entrar ante la Presencia del Rey de
Reyes!
Cuando respetamos la Posición de Dios y honramos Su Nombre, Su Reino,
y Su Voluntad, Él suple nuestras necesidades. Él ya ha provisto nuestro pan
cotidiano y perdón por nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestro
deudores. Él no nos dejar caer en tentación sino que nos libra del mal.
Debemos entender lo que el SEÑOR provee al otorgarnos estas cosas.
1. Nos da nuestro pan cotidiano

Nuestra primer necesidad es del pan cotidiano. “Danos hoy nuestro pan
cotidiano,” aplica tanto a nuestro pan natural como a nuestro Pan Espiritual.
Antes de presentar las necesidades de otros, de la Iglesia, de los misioneros o
de los miembros de nuestras familias, debemos reconocer nuestra necesidad
personal de pan para satisfacer nuestra hambre física y nuestro Pan para
satisfacer nuestra hambre espiritual. Dios nos creó con el sentido del gusto en
nuestro cuerpo, alma y espíritu. Por lo tanto, Dios se preocupa
misericordiosamente por nuestra incomodidad, dolor y debilidad causada por
la necesidad de alimento natural. Él también ve y escucha nuestro deseo por
el Pan Espiritual. Por ende, cuando estamos en oración, el SEÑOR nos
alimenta con Su Palabra hasta que nuestros corazones estén satisfechos. Sin
embargo, Si nuestro deseo de Pan Espiritual viene de nuestra curiosidad y
orgullo, podremos pedir por Pan Espiritual que excede más allá de nuestra
estatura espiritual porque finalmente queremos conocimiento para exaltarnos
a nosotros mismos. Este es el motivo equivocado para pedir; por lo tanto,
cuando venimos ante el SEÑOR, es importante pedirle que nos de el Pan
cotidiano que llenará la necesidad de nuestra estatura actual de nuestro
Hombre Espiritual.
Si venimos ante el SEÑOR en humildad y sujeción, entonces lo que sea
que nuestro Padre Celestial escoja para alimentarnos habrá de satisfacer
completamente nuestra hambre espiritual y llenará perfectamente nuestra
necesidad. Hasta que agradecidamente reconozcamos la Posición del
SEÑOR, Su Honra, Su Reino y Su Voluntad, no apreciamos realmente el
valor, la calidad y la valía del Pan cotidiano que el SEÑOR nos da hoy.
2. Perdónanos nuestra deudas, como también nosotros perdonamos a

nuestro deudores
Nuestra segunda gran necesidad es recibir perdón de nuestro SEÑOR por
nuestras deudas pecaminosas y perdonar a otros que han pecado en contra
nuestra. Debemos perdonar para poder ser perdonados. Dios pone perdón
sobre esta base porque la falta de perdón es pecado. Dios no nos puede
perdonar nuestros pecados si nosotros rehusamos desatarnos del pecado del
rencor. El espíritu de rencor se manifiesta continuamente de muchas formas:
arremetiendo contra aquel que no ha perdonado ante la más mínima
provocación; al buscar oportunidades para criticar y acusar a la persona no
perdonada; al transferir todo el enojo y la culpa a la persona no perdonada; al
dar a conocer las fallas y faltas de la persona no perdonada. Si observamos
nuestro propio comportamiento, podremos discernir fácilmente el rencor
pecaminoso en nuestro corazón y espíritu.
Cuando realmente hemos perdonado a una persona, la Paz de Cristo y el
Amor reinan en nuestro corazón. Cuando Dios perdona, Él justifica. Cuando
hemos perdonado, nosotros justificamos, vindicamos y absolvemos al
perdonado, en vez de acusar, condenar y declarar culpable. En tanto que
sigamos aferrados al rencor, Dios tampoco nos puede perdonar ni quitar la
carga de nuestro pecado.
3. No nos metas en tentación

Nuestra tercer necesidad es no ser llevados a la tentación. La palabra
Griega para tentación es peirasmós, de peirázo, que significa poner a prueba
al experimentar el bien o el mal; significa solicitud, disciplina o provocación;
implica adversidad.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el

reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. (Mateo 6:13)
Dios trabaja mediante Leyes y Principios Espirituales. Por lo tanto, al ir
conociendo Su manera de trabajar, podemos discernir más fácilmente entre el
bien y el mal.
¿Qué tipo de tentación está Jesús mencionando aquí? No es necesario pedir
al Señor que no nos lleve a la concupiscencia y al pecado, ya que el SEÑOR
no tentaría a ningún hombre a pecar. Hemos visto que la palabra griega para
tentación se refiere a pruebas, problemas y poner a prueba a través de la
disciplina y la adversidad. Es correcto orar pidiendo que no nos lleve a
pruebas y a problemas porque la Voluntad Perfecta de Dios es enseñarnos por
medio de bendiciones de Su Bondad sobre como arrepentirnos de nuestro
orgullo y rebelión en contra Suya. Entonces deberíamos orar, “SEÑOR,
permíteme aprender a través de las bendiciones de Tu Bondad para que no
tengas que llevarme a través del dolor y la disciplina de las adversidades
antes de que me arrepienta de mi orgullo y rebelión en contra de Tu Plan
Maestro y el Propósito de Tu Voluntad.”
¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, y paciencia y

longanimidad, ignorando que su benignidad te guía á arrepentimiento?
(Romanos 2:4)

Las bendiciones de la Benignidad, Paciencia y Tolerancia de Dios son para
llevarnos al arrepentimiento en Su Voluntad Perfecta. A través de las
bendiciones de Su Benignidad, Dios desea producir en nosotros un
sentimiento consciente de dolor y auto reproche por lo malo que hemos
hecho o por el bien que hayamos hecho. Sin embargo, en nuestra ignorancia,
entendemos equivocadamente que la bendición de la Benignidad de Dios, la
cual nos da por medio de Su Misericordia, es una muestra de Su aprobación a
nuestras faltas, fallas y pecados. Si rehusamos poner atención cuando el
SEÑOR trata con nosotros en el lado de la balanza donde esta la bondad y la
misericordia, entonces Él se ve forzado a ponernos bajo juicio, el lado de la
tentación de disciplina y adversidad. La Voluntad Permisiva de Dios nos
castiga, corrige y disciplina a través de las tentaciones, pruebas y
adversidades. Debemos orar para aprender nuestras lecciones espirituales de
humildad, arrepentimiento y obediencia cuando vienen por el lado de las
bendiciones de la Voluntad Perfecta de Dios en lugar de esperar a que lleguen
por medio de Sus tentaciones.
4. Líbranos del mal

La cuarta necesidad que tenemos es el librarnos del mal. Dios creó el mal o
el dolor para castigar al desobediente.
Que formo la luz y crío las tinieblas, que hago la paz y crío el mal. Yo
Jehová que hago todo esto (Isaías 45:7)
Hay una gran diferencia entre las palabras Hebreas para mal y pecado. La
palabra Hebrea para mal es ráa, significando adversidad miseria, dolor,
aflicción, congoja, tristeza, pena, problema, desgracia, calamidad y angustia.
La Voluntad Perfecta de Dios es que lleguemos a nuestro cuarto de oración,
nos humillemos ante Él, nos entreguemos al gobierno de Su Trono,
reconozcamos Su Honra, nos alimentemos del Pan Espiritual de Su elección
y dejemos aquellas cosas que no Le agradan. Si endurecemos nuestro corazón
y ponemos nuestra voluntad contra Su Reino y el Propósito perfecto de Su
Voluntad en nuestro corazón, entonces Dios por necesidad, nos podrá en el
lado del juicio o del mal en la balanza a donde experimentaremos miseria,
dolor, aflicción y congoja de Su Voluntad Permisiva.
El mal se convierte en vara de juicio de Dios, el cual Él pone en nuestra
espalda cuando rehusamos obedecer el Propósito perfecto de Su Voluntad.

Por lo tanto, necesitamos dejar que Dios santifique el sentido del gusto en
nuestro espíritu, nuestra boca de oración, para que podamos orar de esta
forma, “Líbrame del mal; líbrame de la vara de Tu juicio al permitir que
aprenda humildad, arrepentimiento y obediencia en Tu Perfecta Voluntad de
Bendición y Benignidad.”
D. Debemos reconocer la posesiones de Dios

El cuarto punto de mayor Verdad en el Padre Nuestro son las posesiones
de Dios, que están compuestas de Su Reino, Su Poder, Su Gloria y Su Eterna
Posesión de todas las cosas.
1. Tuyo es el reino
El Reino es del SEÑOR. Él es el Dueño, el Amo, el Gobernador y la Guía
de Su Reino. Debemos elegir no lo que creemos que es alimento apropiado
para nuestro sentido del gusto en la oración, sino lo que el SEÑOR determina
como bueno y conveniente. El SEÑOR sabe lo que Él pone en nosotros para
poder ayudarnos a crecer hasta la medida de la Estatura de Plenitud en Cristo.
El SEÑOR Dios es el Rey de Su Reino del Espíritu; por lo tanto, Él tiene el
derecho de decir lo que debe ser arrojado fuera de Su Reino y lo que se debe
guardar en Su Reino. Como el soberano Monarca sobre toda Su creación, el
SEÑOR tiene el infinito y divino derecho de decidir sobre todas las cosas que
conciernen a Su Reino.
2. Tuyo es el poder
El SEÑOR Dios también posee todo el Poder en Su Reino. Él tiene la
habilidad de realizar y producir todas las cosas en Su Reino, de acuerdo a Su
Plan Maestro y al Propósito de Su Voluntad. Él tiene la Fortaleza Poderosa y
la Fuerza para controlar todas las cosas en Su Reino.
Todo Poder, Autoridad, Dominio y Control le pertenecen al SEÑOR.
Cualquiera que sea la porción de Su Poder que Él nos ha confiado no es
nuestra; es completamente Suya. Nosotros no somos la fuente del Poder
divino del SEÑOR. Como hemos recibido Su Poder de Él, Él debería
controlar ese Poder.
3. Tuya es la gloria

La tercer posesión del SEÑOR es Su Gloria. La Gloria del SEÑOR es el
peso y el magnífico esplendor radiante con el cual Dios imprimirá e
impresionará Su Soberanía sobre cada corazón y cada voluntad hasta que
toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Jesucristo es el SEÑOR para
la Gloria de Dios el Padre. Ninguna pequeña forma de la creación de Dios
escapará el peso de la infinita y divina Gloria de Dios.
Es la Gloria del SEÑOR. Por ende, ninguna carne puede gloriarse ante Sus
ojos. El yo, como una esponja, trata de absorber la Gloria del SEÑOR que
justamente le pertenece a Él. Que el SEÑOR nos ayude a aprender a darle el
Reino, el Poder y la Gloria al SEÑOR Dios.
4. Tu posesión es para siempre o eterna

La cuarta Verdad en el Padre Nuestro sobre las posesiones de Dios es que
ellas son posesiones eternas. Las Posesiones eternas de Dios existen sin fin;
ellas perduran en el espacio infinito más allá del tiempo, como no tienen
principio ni fin.
Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos.

Amén (Mateo 6:13)
A Dios le pertenece el Reino que el SEÑOR Jesucristo construye dentro de
nosotros a través de la Cruz del Calvario y el Reino que Él ha creado por
fuera. Este Poder y Gloria son Suyos por don de Su Padre Celestial. Estas son
Sus Posesiones eternas. ¡Qué precioso modelo de oración nos ha dado
Jesucristo!
A través de la Sangre de Jesucristo, tenemos acceso a la Presencia del
Padre.
Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario por

la sangre de Jesucristo, Por el camino que él nos consagró nuevo y vivo,
por el velo, esto es, por su carne;… Lleguémonos con corazón verdadero,
en plena certidumbre de fe, … (Hebreos 10:19-22)
La Sangre de Jesús nos ha dado la osadía para entrar en el Lugar Más
Santo, a donde habita el Padre; una Forma nueva y Viva, que Él ha
consagrado para nosotros; una entrada a través del Velo de Su Carne ante la
Presencia del Padre. Por lo tanto, podemos acercarnos con un corazón
verdadero y plena certidumbre de fe.
Un corazón verdadero es fiable, constante, certero y lleno de
inquebrantable lealtad a Jesucristo. Una cabeza y corazón que tienen plena
certeza están llenos con una mente firme, completa confianza en Cristo, y
certeza espiritual de ser recibidos en el Lugar Santísimo, el Salón del Trono
del Padre.
El SEÑOR Jesucristo ha abierto la “Puerta” de Su Carne para que podamos
tener acceso al Salón del Trono de Dios. Jesús ha expuesto un modelo de
oración ante nosotros que nos guíe perfectamente a la misma Presencia de
Dios. Por tanto, “Es necesario orar para siempre y no desmayar” (Lucas
18:1). Si dejamos que Jesucristo santifique nuestro sentido del gusto en
nuestro espíritu, nuestra boca de oración, saborearemos la fuerza de la
bondad del SEÑOR. Luego, nunca desmayaremos.
Las bendiciones de una boca santificada de oración son muchas. El
Apóstol Santiago dijo, “La oración del justo, obrando eficazmente, puede
mucho” (Santiago 5:16). Un hombre justo ni ama ni aprueba ningún pecado,
ofensa, iniquidad o transgresión conocidas. Consecuentemente, sus oraciones
son valiosas y útiles para él y para otros. Sus oraciones le ayudan y ayudan a
otros a tomar el Propósito de la Voluntad de Dios.
Santiago también dijo, “Y la oración de fe salvará al enfermo, … rogad los
unos por los otros, para que seáis sanos” (Santiago 5:15,16). La oración de fe
de una persona justa puede sanar enfermedades y dolencias del cuerpo y
heridas y penas del alma. Que gran Poder tiene la verdadera oración para
restaurar enfermedad, dolores y heridas a una condición sana. La oración
puede librar al cuerpo y al alma de penas, molestias y males. Cristo provee

Su Sangre, Fuego y Agua a un individuo justo orando para reconciliar su
cuerpo y alma a una nueva, fresca y sana unión con Dios. Aprovechemos más
las ventajas de nuestro sentido de la oración.

Capítulo Doce
La esperanza, el sentido del olfato del espíritu
El sentido físico del olfato en el cuerpo es la nariz; el sentido del olfato en
el alma es la conciencia, y el sentido del olfato en el espíritu es la esperanza.
El placer de nuestro sentido del gusto viene en su mayoría de su unión a
nuestro sentido del olfato. Por ejemplo, cuando la nariz es incapaz de respirar
correctamente por algún catarro, nada parece tener muy buen sabor, porque el
sentido del olfato está separado del sentido del gusto. Sin la ayuda del sentido
del olfato a través de la nariz, el sentido del gusto es dejado a su propio
discernimiento, circunscrito a cuatro cosas: dulce, ácido, amargo y salado.
Todo el resto de lo que llamamos saborear viene del sentido del olfato en
lugar de los receptores sensoriales en nuestra boca.
Así como el olfato físico aumenta el placer de nuestro gusto por la comida;
de la misma manera nuestro sentido de la esperanza, nuestro olfato espiritual,
aumenta nuestro gusto espiritual por el SEÑOR Jesucristo en la oración. Si la
nariz de nuestro espíritu es purificada y santificada, la esperanza hará que
nuestra vida de oración sea llena de sabor, agradable y emocionante. Si no
estamos oliendo, por decirlo así, la Fragancia de Jesús en nuestro cuarto de
oración, amados, no podemos probar el gozo y deleite de Jesús en oración.
En nuestro cuarto de oración, cuando abrimos nuestra nariz de la esperanza
hacia Jesús, la Rosa de Sarón y el Lirio del Valle, y lo unimos a nuestro
sentido del gusto u oración, la Fragancia de Jesús llena todo nuestro ser.
Nuestro sentido de la esperanza tiene el poder de despertar nuestra fe,
sacudir nuestra adoración y llenar nuestro espíritu con reverencia. Cuando
nuestro sentido del olfato, la esperanza de nuestro espíritu, ha sido santificado
por la Sangre de Cristo, por el Fuego del Espíritu Santo, y por las Aguas del
Nombre, Muerte y Vida de Jesús, no diremos, “¿Para qué orar?” No
importará cuan grande la batalla espiritual o cuan intensa es la oposición del
enemigo, nuestra esperanza olerá la victoria desde lejos. Sin una esperanza
limpia y santificada en nuestro espíritu, no podemos correr para obtener el
Premio Eterno de estar en la Esposa de Cristo.
I. El propósito del sentido del olfato del espíritu, la

esperanza, es para realzar todos los demás sentidos
en el espíritu del hombre con anticipación y
expectativa
La Esperanza es el sentimiento o deseo que es acompañado por la
anticipación o expectativa. Dios formó el sentido de la esperanza como un
manantial que brota desde dentro del espíritu del hombre. Por lo tanto, en un
lado de la balanza, nunca deberíamos permitir que las aflicciones,
tentaciones, culpas, pecados, heridas o terrores tapen nuestro manantial de la
esperanza en nuestro espíritu y hagan que nos desesperemos de recibir el
consuelo y la libertad de Dios.
No obstante, en el otro lado de la balanza, la esperanza orgullosa hace que
una persona planifique trepar montes imaginarios de felicidad y alcanzar
determinadamente las imposibilidades, sólo para caer a la ruina, el desastre y
el deshonor en el valle de la realidad. La esperanza pecaminosa, un
engañador y un adulador, puede convertirse en un parásito voraz. No hace
acepción de personas, la esperanza encuentra su camino hacia la cabaña del
hombre pobre y el palacio del hombre rico. Sin embargo, un sentido de la
esperanza limpio y santificado que está bajo la santa Soberanía de Cristo es
como el brillo del medio día. Aleja todas las sombras y alivia al espíritu de
todas las cargas al viajar, como creyentes, bajo el glorioso esplendor del
Gobierno de Cristo.
Cuando el sentido de la esperanza está bajo la Soberanía de Cristo, la
Esperanza de Cristo se convierte en la columna que apoya la debilidad y la
fragilidad de Sus hijos quienes presionan hacia delante en su educación
espiritual y desarrollo moral. La Nueva Ciudad es la Casa del Tesoro de Dios
y el Cordero, la Perla de Gran Precio.
Una esperanza limpia es el sentido a través del cual podemos oler la
fragancia de la eterna felicidad que Dios está preparando para la Esposa de
Cristo. La Sangre, Fuego y Agua limpiadoras de Cristo pueden levantar el
sentido de la esperanza más allá que el vaivén de las tempestades carnales y
las furiosas barridas de las desolaciones morales.
Sin embargo, sin la obra limpiadora de Cristo en el sentido pecaminoso de
la esperanza del hombre, su sentido permanece como una esperanza
mundana, convirtiendo todo aquello que el corazón desea en cenizas. Aún si
la esperanza del hombre prospera por un tiempo, no permanece más tiempo
que la nieve o escarcha sobre la faz caliente, polvorienta del desierto en el
verano.
II. El sentido del olfato del espíritu, la esperanza,

tiene una corrupción triple
Cuando el pecado entró en la esperanza del hombre, pereció; fue cortada;
fue destruida. Dios hubiera querido establecer toda la esperanza del hombre
sobre Sí Mismo. Sin embargo, cuando el hombre rechazó a Dios, su
esperanza fue arruinada por la obra de la Muerte en el espíritu. La esperanza
de los impíos perecerá.
Tales son los caminos de todos los que olvidan á Dios: Y la esperanza del
impío perecerá: Porque su esperanza será cortada, Y su confianza es casa
de araña (Job 8:13-14)
Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, Que se lleva el polvo
de la tierra: de tal manera haces tú perecer la esperanza del hombre
(Job 14:19)
Dios destruye la esperanza del hombre solamente cuando está mal puesta.
La esperanza que se prolonga, es tormento del corazón: Mas árbol de vida

es el deseo cumplido. (Proverbios 13:12)
Cuando el sentido del olfato del hombre, la nariz de la esperanza, está
demasiado tapada con pecado y corrupción, no puede oler la Fragancia del
SEÑOR Jesucristo, y el corazón se enferma; pero cuando el deseo viene o la
esperanza es cumplida, es un Árbol de Vida.
Este Principio Obra tanto en ambos los ámbitos natural como espiritual.
Aún en el ámbito natural, cuando la esperanza de una persona es cumplida,
todo su ser se ve temporalmente activado con nueva vida. Sin embargo,
cuando un cristiano coloca su esperanza en el SEÑOR Jesucristo, él
experimenta el Poder eterno y transformador del SEÑOR en su disposición;
encuentra la nueva Vida de Resurrección de Cristo; y descubre su actitud
hacia querer ser más como Cristo.
La Esperanza es un Árbol de Vida para nosotros. La Esperanza enraíza y
encalla al espíritu en la Verdad de Cristo en medio de las calamidades de la
vida. El tronco de la Esperanza y las ramas proveen reposo y frescura para el
espíritu en medio del calor ardiente de los problemas de la vida. El fruto de la
Esperanza fortalece al espíritu para mantener la esperanza aún cuando todo
parece fútil.
Amados, Dios originalmente quiso que nuestro sentido del olfato o
esperanza en nuestro espíritu creciera por la revelación del SEÑOR
Jesucristo, el Árbol de Vida de Dios. Por lo tanto, podemos andar,
diariamente, en novedad de vida. Cuando nuestro espíritu es movido en
oración, fe, esperanza, reverencia y adoración, y el estar asidos de Jesucristo,
el Árbol de Vida, conocemos el éxtasis de la esperanza cumplida.
Dios creó un espíritu, alma y cuerpo santo para el hombre, y Él tenía la
intención de que él fuese completamente para Sí Mismo, pero el hombre
escogió su propio plan y propósito en preferencia al Plan Maestro y el
Propósito de la Voluntad de Dios. Consecuentemente, el cuerpo, alma y
espíritu del hombre fueron totalmente corrompidos, junto con su esperanza.
En su corrupción pecaminosa, el hombre puso mal su esperanza en tres cosas
en particular: oro, ganancia y experiencias.
A. La esperanza corrompida añora el oro

El oro es el primer objeto de la esperanza pecaminosa. En medio de la
aflicción de Job, él negó haber puesto su esperanza y confianza en el oro.
Si puse en oro mi esperanza, Y dije al oro: Mi confianza eres tú; (Job

31:24)
Pero las explosiones de enojo de Job y las acusaciones en contra de Dios
probaron que él había puesto su esperanza y confianza en sus posesiones.
Aunque Job no se había dado cuenta, hasta cierto punto él había puesto su
esperanza en el dinero, porque él recordaba todo el honor y las bendiciones
que disfrutaba cuando él tenía su oro y las riquezas materiales.
Cuán plagado está el corazón humano con amor por el dinero, que es la
raíz de toda maldad (I Timoteo 6:10). Muchos entregan todo su tiempo y
energía para adquirir las riquezas temporales del oro de este mundo, sin
embargo ellos nunca piensan en los tesoros eternos de la Verdad de Dios.
El Apóstol Pablo estaba ante Félix, el procurador romano en Judea y
proclamó las Verdades eternas de la justicia, la templanza y el juicio por
venir, sin embargo la esperanza de Félix en el oro fue evidente.
Y algunos días después, viniendo Félix con Drusila, su mujer, la cual era
Judía, llamó á Pablo, y oyó de él la fe que es en Jesucristo. Y disertando él
de la justicia, y de la continencia, y del juicio venidero, espantado Félix,
respondió: Ahora vete, mas en teniendo oportunidad te llamaré:
Esperando también con esto, que de parte de Pablo le serían dados
dineros, porque le soltase; por lo cual, haciéndole venir muchas veces,
hablaba con él (Hechos 24:24-26)
Al enviar por Pablo con tanta frecuencia, Félix tenía la esperanza de que
Pablo lo sobornara para que fuese libre de ir a la prisión, pero Dios determinó
que Pablo le predicara el Evangelio de Jesucristo a Félix. Aunque Félix
temblaba de convicción cuando el Poder del Espíritu de Dios y la Palabra
vinieron a través del Apóstol Pablo, Félix tenía sus ojos puestos en obtener el
dinero de Pablo. Cuán cerca estuvo Félix de aceptar a Cristo; pero porque su
esperanza estaba puesta en el oro de este mundo, rechazó el llamado del
Espíritu y la Palabra de Dios.
B. La esperanza corrupta anhela ganancia

El segundo objeto de la esperanza mal colocada es la ganancia o utilidad,
el incremento de los bienes de este mundo.
Cuando el Apóstol Pablo, Silas y otros creyentes iban de camino al lugar
de oración, una mujer poseída por un demonio los siguió gritando.
Esta, siguiendo á Pablo y á nosotros, daba voces, diciendo: Estos

hombres son siervos del Dios Alto, los cuales os anuncian el camino de
salud. Y esto hacía por muchos días; mas desagradando á Pablo, se volvió
y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella.
Y salió en la misma hora (Hechos 16:17-18)
Cuando Pablo y Silas reprendieron al espíritu de adivinación en esta joven
mujer, cuyas adivinaciones le traían a sus amos muchas ganancias, sus amos
estaban furiosos, porque vieron desaparecer la esperanza de su ganancia. Sin
el espíritu de adivinación, la joven mujer no valía nada para sus amos, a
quienes les importó poco la liberación espiritual de la joven mujer. Ellos sólo
vieron las ganancias perdidas. Consecuentemente, pusieron cargos en contra
de Pablo y Silas ante las autoridades de la ciudad.
Y viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia,

prendieron á Pablo y á Silas, y los trajeron al foro, al magistrado (Hechos
16:19)
De la misma forma, el corazón carnal del hombre espera ganar las cosas de
este mundo, pero no le importan las riquezas eternas de Dios. Prefiere ver a
alguien atormentado espiritualmente, aún condenado, que rendir sus
ganancias terrenales.
C. La esperanza corrupta busca señales por pura curiosidad

El tercer objetivo de la esperanza mal colocada del hombre es una señal
espiritual para satisfacer su curiosidad carnal.
Por su curiosidad carnal, Herodes tuvo la esperanza de ver a Jesús hacer un
milagro, no porque él buscara la Verdad de la Identidad de Jesucristo, sino
porque su mente carnal deseaba una nueva curiosidad. Consecuentemente,
Jesús no hizo señales milagrosas para Herodes.
Y Herodes, viendo á Jesús, holgóse mucho, porque hacía mucho que

deseaba verle; porque había oído de él muchas cosas, y tenía esperanza
que le vería hacer alguna señal (Lucas 23:8)
El Rey Herodes envió por Jesús sólo para experimentar el Poder milagroso
de Cristo. Él también quería que Cristo hiciera una señal milagrosa para
entretenerlo. Él no tenía el deseo de que su corazón y vida fuesen cambiados
por la Verdad y Poder de Jesucristo.
Hay diferentes motivos y propósitos en las esperanzas mal puestas del
hombre. Es correcto y bueno esperar por la Verdad, Fe y Justicia de Cristo.
Sin embargo, está mal esperar simplemente por una experiencia como una
señal de la validez de Cristo, o por un milagro espectacular sólo para
entretener o satisfacer la propia curiosidad carnal. A veces, cuando la gente
viene para ser sanados, ellos sólo están esperando, en la carne, por la sanidad
en sus cuerpos o por un cambio temporal, en vez de esperar, a través de la fe
en la Verdad del SEÑOR Jesucristo, que sus corazones sean cambiados
eternamente por Su Poder de Redención.
Jesús a menudo le preguntaba a la persona enferma, “¿Quieres ser
completo? En otras palabras, Él quería saber si la persona quería ser sanada
del espíritu, alma y cuerpo. Aunque algunos dicen que confían internamente
en Dios, en realidad quieren una señal exterior antes de creer en el SEÑOR
Jesucristo para ser sanados. Este tipo de esperanza mal puesta está edificada
sobre la incredulidad en la Naturaleza y Poder de Dios. No podemos venir
ante el SEÑOR con la orgullosa idea de que si Él se prueba a Sí Mismo ante
nosotros de forma tal que nos agrade, entonces tendremos esperanza y
creeremos. La Palabra de Dios dice, “Empero sin fe es imposible agradar á
Dios; porque es menester que el que á Dios se allega, crea que le hay, y que
es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
Cuando el sentido de la esperanza está santificado, cree primero en la
Naturaleza y Poder de Cristo. En segundo lugar, espera el galardón que Dios
ha prometido para aquellos que Lo buscan diligentemente. Nuestra esperanza
debe estar en el SEÑOR Mismo, no en una prueba visible y experimental de
Sus Obras. Si buscamos al SEÑOR Mismo, seremos recompensados por Sus
Obras.
Muchas veces, porque la gente no entiende la corrupción de sus propios
sentidos en el cuerpo, alma y espíritu, ellos culpan al SEÑOR y a otros por
sus desalientos y decepciones. Sin embargo, cuando nuestro sentido del
olfato está limpio en nuestro espíritu, no culpamos a Dios ni a otros por
nuestros problemas, que son el resultado de las malas elecciones hechas de
nuestra propia voluntad orgullosa. Si no creamos esperanza de la criatura y
confianza en nuestro espíritu, no sufriremos de la desilusión creada.
Cuando nuestro sentido del olfato está limpio en nuestro espíritu,
asumimos la responsabilidad de nuestras propias elecciones; por lo tanta, nos
arrepentimos y sometemos al SEÑOR, el Divino Ser Que Decide, Quien da
lo mejor a aquellos que Le dejan la elección a Él.
Si el Rey Herodes hubiera puesto su esperanza en la Palabra de Verdad del
SEÑOR Jesucristo, entonces el SEÑOR Jesucristo hubiera confirmado Su
Palabra con un milagro para él. Muchas veces, colocamos equivocadamente
nuestra esperanza en una prueba por experiencia, en lugar de colocarla en el
SEÑOR, “Aquel que Comprueba.”
El sentido espiritual del olfato del hombre está tan tapado con el deseo por
el oro, las ganancias y las señales experimentales del Poder de Cristo que el
hombre no puede percibir los tesoros eternos de la Verdad de Cristo. Sin
embargo, hay esperanza para el hombre cuando él pone correctamente su
esperanza en el SEÑOR y Su Verdad. Los creyentes reciben satisfacción
duradera por su esperanza.
III. El sentido del olfato limpio del espíritu, la

esperanza, está correctamente puesto en Dios
Cuando Cristo viene a nuestros corazones, Él cambia nuestra esperanza
mal puesta por una esperanza correctamente puesta en el Juicio de Dios, la
Palabra, la osadía y la salvación. Luego, una esperanza frescamente limpiada
está lista para su ministerio séptuple.
David es un ejemplo de alguien que puso su esperanza correctamente en
Dios y Sus Obras.
A. David esperó por los juicios de Dios.

Y no quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad; Porque á
tu juicio espero (Salmos 119:43)
Aquí David explica que si Dios quitara Su Palabra de Verdad de su boca,
él no podría testificar la justicia de los juicios de Dios o las decisiones divinas
ante sus enemigos que se burlaban de los juicios de Dios. David siempre
deseaba tener la Palabra de Verdad del SEÑOR en su boca para que él
pudiese saber como hablar la verdad en su tiempo para la Gloria del SEÑOR.
Él deseaba tener ambos la Sabiduría y la valentía para siempre usar Su
Conocimiento con el fin de instruir a los corazones sinceros y confundir a los
burladores. Él esperaba en los juicios del SEÑOR o las decisiones divinas
con respecto a la Verdad que Él necesitaba en su corazón y su boca.
Siendo un rey, juez y hacedor de leyes, David constantemente tenía la
responsabilidad de tomar decisiones legales. Él clamaba por el divino
respaldo de Dios en sus decisiones para que él pudiese ser un portavoz de las
decisiones verdaderas de Dios. La esperanza de David estaba en las
decisiones de Dios, no en sus propios juicios. David sabía que los juicios o
decisiones divinas de Dios proveían la última redención para él y sus
súbditos. Consecuentemente, él esperaba los veredictos de Dios.
En el Tabernáculo Mosaico, la Ley Escrita de Dios, Sus juicios, estaban
guardados en el Arca del Pacto en el Lugar Santísimo. Pero el SEÑOR
hablaba la Ley Oral, juicios o veredictos divinos desde el Propiciatorio que
cubría el Arca del Pacto. Cuando el Sumo Sacerdote deseaba obtener los
juicios del SEÑOR o veredictos divinos, él se ponía delante del velo en el
Lugar Santo. Detrás de este velo descansaban el Arca, el Propiciatorio, la
Gloria Kabód y la Gloria Shekinah de Dios. Mientras el Sumo Sacerdote
estaba allí buscando los juicios y los consejos del gobierno de Dios, el Urim y
el Tummim en su Pectoral destellaban, encendiendo las Piedras en su
Pectoral, dando testimonio a la Voz del SEÑOR, y confirmando que el Sumo
Sacerdote había recibido los divinos juicios que buscaba.
Esto era el tipo de juicios, decisiones o veredictos que David esperaba
recibir del SEÑOR. Las decisiones carnales de David de cometer adulterio
con Betsabé y asesinar a su esposo Urías lo hizo reconocer su propia falla e
incapacidad de tomar las decisiones correctas; consecuentemente, él esperaba
con mayor razón los juicios, veredictos y decisiones de Dios. La nariz de
David o el sentido del olfato en su espíritu fue dirigido completamente hacia
Dios por sus Juicios. David quería seguir las decisiones y veredictos de Dios.
Amados, nosotros también debemos buscar los juicios y decisiones de
Dios, aunque hallamos fallado con la Voluntad de Dios. A veces, Dios nos
pone en situaciones a donde Él quiere revelarse a Sí Mismo a través de
nosotros pero fallamos, y todo lo que es revelado es nuestra naturaleza
corrupta. Luego, nos sentimos avergonzados, deshonrados y humillados. Pero
recuerden que Dios hizo nuestra nariz espiritual o el sentido del olfato en
nuestro espíritu para una cosa – para que esté en dirección hacia Él para que
podamos percibir la fragancia y la dulzura de Sus juicios, decisiones y
veredictos, aún a lo lejos. Si sólo mantenemos nuestra nariz espiritual o el
sentido espiritual del olfato en dirección al SEÑOR, podemos avanzar en
nuestra educación espiritual y desarrollo moral al recibir las decisiones de
Dios y seguir su guía.
Cuando las cosas salen mal, en lugar de dirigir nuestra nariz espiritual
hacia abajo para sentir la corrupción, las actitudes y feas disposiciones
carnales de aquellos alrededor nuestro, alcemos nuestra nariz espiritual de
esperanza hacia el SEÑOR y Sus juicios. Olamos la fragancia y la dulzura de
Sus decisiones divinas, en lugar de el apestoso olor de las decisiones
corruptas humanas. Debemos girar nuestra esperanza o el sentido del olfato
de nuestro espíritu hacia el SEÑOR, y Él nos mostrará como redimir o vencer
nuestros errores.
Dios no creó nuestro espíritu con sus cinco sentidos para que pudiésemos
tocar el mundo visible. Dios hizo el espíritu del hombre para Él Mismo.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque comprados
sois por precio: glorificad pues á Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios (I Corintios 6:19,20)
Por Su Sangre creativa, el SEÑOR Jesucristo hizo ambos el cuerpo y el
espíritu; y por Su Sangre redentora, Él compró el cuerpo y el espíritu.
Porque Cristo hizo y compró el cuerpo y el espíritu con Su preciosa

Sangre, ambos Le pertenecen a Él y existen para ser usados por Él y para Él.
No debemos profanar y separarlos del SEÑOR Jesucristo. El cuerpo y el
espíritu, cada uno con sus cinco sentidos, deben ser mantenidos como vasijas
limpias y santas listas para el sagrado servicio del SEÑOR. Debemos honrar
al SEÑOR con nuestro cuerpo y espíritu que son de Él.
El SEÑOR nunca quiso que pongamos nuestra fe y esperanza en nada ni
nadie más que Él Mismo. Sólo el SEÑOR Dios merece nuestra fe, oración,
reverencia, esperanza y adoración.
B. David esperaba en la Palabra de Dios

David también ponía correctamente su fe en la Palabra de Dios. Porque
David esperaba en la Palabra de Dios, Lo confortaba en su aflicción y
reanimaba su vida en medio de su sufrimiento.
Acuérdate de la palabra dada á tu siervo, En la cual me has hecho

esperar (Salmos 119:49)
La Esperanza de David estaba en la Palabra del SEÑOR porque la Palabra
de Dios había inspirado su esperanza. David sabía que Dios reconocía esto y
lo salvaría de la desilusión en su esperanza.
En Su Palabra Profética, hablada a través del patriarca Jacob, Dios
prometió que el cetro de la realeza nunca sería transferido de Judá a otra tribu
(Génesis 49:10). Esta Promesa en la Palabra de Dios le dio al Rey David,
quien era de la tribu de Judá, esperanza en medio de muchos enemigos que
trataron de usurpar su trono. La Palabra de Dios alentó a David, quien sabía
que Dios no rompería su esperanza en pedazos.
Sabiendo que las Promesas de la Palabra de Dios traen esperanza, David
pronunció una y otra vez su esperanza en la Palabra de Dios: “Tu me has
hecho esperar… He esperado en Tu Palabra… Estoy buscando la Palabra de
Dios” (Salmo 119:49, 74, 81, parafraseados).
Amados, la fragancia y dulzura en las Promesas de la Palabra de Dios nos
consuelan, fortalecen y reviven en medio de todos nuestros problemas.
Consecuentemente, aprendamos a poner nuestra nariz espiritual, nuestro
sentido del olfato en nuestro espíritu, en la Santa Palabra de Dios. Entonces,
nuestro sentido de la esperanza no sentirá desaliento, desilusión o desánimo.
Cuando vivimos en la Palabra de Dios, nuestra esperanza será limpiada,
animada, renovada para que vivamos con una anticipación emocionada de
nuevas revelaciones en las Santas Verdades de Cristo.
Aquellos que temen y reverencian al SEÑOR siempre están felices de ver a
otros que esperan en la Palabra de Dios.
Los que te temen, me verán, y se alegrarán; Porque en tu palabra he

esperado (Salmo 119:74)
David estaba confiado que su esperanza, que había sido avivada por las
Promesas de la Palabra de Dios, serían vistas por aquellos que temían al
SEÑOR, y les traería alegría. Aquellos que habían visto el éxito de la
esperanza de David se regocijaban en el SEÑOR, porque ellos sabían que

estaban destinados para el mismo galardón espiritual, ya que ellos también,
esperaban en las Promesas de la Palabra de Dios.
Si duplicamos el tremendo esfuerzo de David en esperara en la Torah -
Verdad de Dios, nosotros también, duplicaremos su éxito y su galardón. A
través de las edades, la gente ha visto los Salmos de David como inspiración
y gozo porque él ejemplificó la esperanza firme en las Promesas de la Palabra
de Dios.
Cuando los creyentes están caminando con el SEÑOR en temor reverente,
se deleitan al ver a otro creyente cuya esperanza también está en las Promesas
de la Palabra de Dios. Un caminar unido en el Camino de la Verdad, una
esperanza espiritual en común en las Promesas de la Palabra de Dios y una
misión en común para obtener las Estatura Completa de Cristo, son las bases
para la verdadera y santa comunión.
Desfallece mi alma por tu salud, Esperando en tu palabra (Salmos

119:81)
Aunque el alma de David estaba sujeta, desfallecía y moría por la
salvación de Dios, su esperanza en su espíritu se agarró de la Palabra de Dios.
Aunque el alma de David estaba desesperada en medio de los ataques del
enemigo, su esperanza en su espíritu se aferró a las Promesas de Dios. David
deseaba ser salvo y preservado de la destrucción que resultaría del pecado en
su vida. Su alma clamaba ser rescatada espiritualmente del pecado y la
muerte. Sin embargo, mientras esperaba que el SEÑOR viniese al rescate, él
tenía la esperanza en la Palabra de Dios.
Desfallece mi alma por tu salud.” Necesitamos salvación no sólo de la
paga del pecado, que es la Muerte y el Infierno, pero también del poder y la
presencia del pecado que funciona a través de nuestras actitudes carnales,
nuestras disposiciones absurdas, nuestra voluntad obstinada, y a través de los
poderes de las tinieblas, para separarnos de la unión de la relación espiritual
con nuestro Esposo Celestial, el SEÑOR Jesucristo.
El Rey David estaba desesperado por ser salvo del poder del pecado en su
propia carne. El Apóstol Pablo se refiere a esta misma Verdad:
Por lo cual puede también salvar eternamente á los que por él se allegan
á Dios, viviendo siempre para interceder por ellos (Hebreos 7:25)
Jesucristo puede salvarnos de la paga del pecado, que es la Muerte y el

Infierno; del poder del pecado, que es la carne; y de la presencia del pecado,
que son las fuerzas de oposición de las tinieblas.
Jesucristo salva eternamente, de todas las cosas, porque Él ha sido
designado en esta obra de salvación por el Plan Maestro y el Propósito de la
Voluntad del Padre infinito. Dios no pudo y no utilizó a Jesucristo como si Él
no fuese apto para cumplir el Plan y Propósito que el Padre Le designó. El
Padre le ha dado a Jesucristo Poder ilimitado y no engendrado de
resurrección para salvar a todos los que desean ser salvos eternamente,
viendo que Él vive eternamente para interceder por ellos.
Jesucristo es poderoso para salvarnos de nosotros mismos, todo el camino
desde el ámbito de los pies hasta el ámbito de la cabeza de Su Estatura
espiritual, desde el comienzo de nuestro nacimiento espiritual hasta el pleno
crecimiento en madurez espiritual. El SEÑOR Jesús murió para salvarnos no
sólo de la Muerte y el Infierno, pero también de nosotros mismos, de nuestra
disposición y naturaleza carnales.
David reconoció que el SEÑOR era su escondedero secreto y su escudo
para guardarlo de las explosiones y misiles de sus enemigos. El SEÑOR era
la armadura protectora de David, al esperar en Su Palabra.
Mi escondedero y mi escudo eres tú: En tu palabra he esperado (Salmo

119:114)
La Palabra de Promesa de Dios fueron escondedero y escudo para el Rey
David.
En el “camino militar” de Dios, una persona encuentra dos tipos de batalla
espiritual; batalla defensiva y batalla agresiva. Jesucristo, como nuestro
Escondedero, es nuestro Poder en la batalla defensiva. Cuando nos
escondemos en el Poder limpiador de la Sangre, Fuego y Agua de Cristo, en
el Poder de la intercesión y labor de parto del Espíritu Santo, en la Luz de la
Palabra de Cristo, en la Fuerza de la Palabra de Cristo y en la Gloria de la
Soberanía del SEÑOR, estamos cubiertos y escondidos de las tinieblas y
pecados de nuestra carne y mente carnal.
El Nombre del SEÑOR es nuestra torre fuerte y escudo protector cuando
batallamos agresivamente en contra de las fuerzas opositoras de Lucifer o las
tinieblas para poder avanzar en nuestra educación espiritual y desarrollo
moral. Justo como la esperanza de David estaba en la Palabra de Dios, en
ambas batallas defensiva y agresiva, también debería nuestra esperanza estar
en la Palabra de Dios en medio de nuestra batallas, estemos en la ofensiva o
la defensiva. En el Salmo 119, versículo 147, David calmó nuevamente,
“Anticípeme el alba, y clamé: Esperé en tu palabra.” Las presiones de las
aflicciones de David le hicieron clamar al SEÑOR en las vigilias de la noche
y en las horas tempranas de la mañana, al defenderse en contra de sus
enemigos. ¡Sin embargo, a través de todas las batallas, él proclamó que su
esperanza estaba en la Palabra de Dios! Sean las que fueren nuestras
circunstancias, esperemos en la Palabra de Dios. Es el único lugar de refugio
seguro, el único escondedero y el único escudo.
C. David espera por osadía

Bien colocada, la esperanza en el SEÑOR también da osadía al espíritu.
David buscaba al SEÑOR para sustentarlo con Su Palabra, para mantenerlo
de caerse, y para apoyarlo moralmente y alentarlo espiritualmente para que él
no estuviese avergonzado de la osadía de su esperanza en el SEÑOR.
Susténtame conforme á tu palabra, y viviré: Y no me avergüences de mi

esperanza (Salmo 119:116)
La osadía de esperanza de David lo hizo apoyarse en el SEÑOR Quien lo
sustentó en su hora de necesidad. Esperó en el apoyo de Dios, según la
Palabra de Dios. Él confiaba en el SEÑOR para no permitirle experimentar
vergüenza, confusión y bochorno por su esperanza en la Palabra de Dios. Él
osadamente esperaba por la Fortaleza del SEÑOR, ayuda y consuelo en su
tiempo de necesitad.
¿Alguna vez se sintieron impulsados a testificar a alguien y luego fueron
vencidos con tal temor, temblor y timidez que no pudieron terminar? ¿En qué
estaba su esperanza? Aparentemente estaban esperando en la osadía de su yo,
no en la Osadía del SEÑOR. Si confiamos con esperanza en la Fortaleza y
Valor del SEÑOR y permitimos que Su Osadía nos llene, nos moveremos en
confianza y victoria y no temor carnal.
D. David esperó por la salvación

David ya era un creyente en el SEÑOR. Él ya había sido salvo de la pena
de la Muerte y el Infierno. Sin embargo David necesitaba la salvación del
SEÑOR del poder de su propia carne y de sus enemigos que lo rodeaban. Por
ende, él esperaba en la salvación del SEÑOR. David esperaba en la salvación

del SEÑOR porque él había mantenido los Mandamientos del SEÑOR.
Tu salud he esperado, oh Jehová; Y tus mandamientos he puesto por

obra (Salmos 119:166)
Con razón Dios llama a David un varón conforme a Su propio corazón.
Aunque David había caído en el pecado con Betsabé, él aún puso su
esperanza en la salvación del SEÑOR para librarlo de su pecado y sus
asombrosas consecuencias. Él sabía que el SEÑOR era su única salvación. Él
sabía que la salvación del SEÑOR podía ayudarlo a crecer en su educación
espiritual y en desarrollo moral hasta que él obtuviera una estatura espiritual
madura. David continuamente enfocaba su esperanza en el SEÑOR por Su
Juicio, Su Palabra, Su Osadía y Su Salvación. Que el Señor nos ayude a todos
a seguir el ejemplo de David.
Hemos visto que la esperanza mal puesta y corrupta hace que el corazón de
los hombres esperen en el oro, la ganancia y la señal experimental. Esta
esperanza mal puesta lleva al hombre a la nada, al vacío y a la separación del
SEÑOR. Sin embargo, David puso correctamente su esperanza en el SEÑOR.
Su esperanza estaba dirigida hacia el SEÑOR; por lo tanto, lo ancló en el
SEÑOR. Hemos visto como el Rey David esperó por el Juicio de Dios, por
Su Palabra, por Su Osadía y por Su Salvación.
Podemos aprender como atravesar la Puerta de la Esperanza en Cristo
Jesús para poder establecer nuestra esperanza en Él.
IV. Jesucristo Es la Puerta de la Esperanza del

Hombre.
El SEÑOR Jesucristo puede llevarnos a través de Él Mismo como nuestra
Puerta de la Esperanza para que entremos en una correcta relación con Dios.
La nación de Israel es nuestro ejemplo de que no hacer. A través de su
experiencia de esperanza mal puesta, somos privilegiados de aprender sobre
la Puerta de la Esperanza.
Aunque la nación de Israel puso mal su esperanza y adoró a ídolos falsos, y
aunque Dios la castigó por su pecado de idolatría, Él no cesará de obrar con
Israel hasta que Él la lleve a través de la Puerta de la Esperanza al SEÑOR
Jesucristo, el Verdadero Mesías. Consecuente-mente, ella pondrá su
esperanza eternamente en el SEÑOR.
El Profeta Óseas advirtió a Israel sobre el castigo de Dios por sus idolatrías
como nación.
Decid á vuestros hermanos, Ammi, y vuestras hermanas, Ruhama: Pleitead

con vuestra madre, pleitead; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido;
quite pues sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus
pechos; No sea que yo la despoje desnuda, y la haga tornar como el día
en que nació, y la ponga como un desierto, y la deje como tierra seca, y
la mate de sed (Óseas 2:1-3)
Dios estaba justificado en castigar a Israel tan severamente por su idolatría
pecaminosa y adulterios porque Israel no era ignorante de Sus Leyes. Ella
conocía bien el castigo escrito del SEÑOR por la fornicación, ambos
naturalmente y espiritualmente.
Según la Ley de Moisés, la muerte por lapidación o por fuego era el
castigo para las personas culpables de adulterio. Dios comparó Su relación
con Israel a la existente entre el marido y la esposa. Dios reveló que Él había
sido un verdadero y fiel Esposo para Israel, proveyéndole de todas sus
necesidades. Ella no tenía excusa de ser una esposa infiel. En vez de ser una
esposa verdadera y fiel al SEÑOR, Israel tomó las bendiciones y beneficios y
los usó para servir y adorar a dioses falsos. Israel jugó el papel de la ramera,
rompiendo su pacto de votos de matrimonio espiritual con el SEÑOR.
La infidelidad de Israel agitó la ira justa y celos de Dios. Él prometió
dejarla desnuda, dejándola como el día en que nació, haciéndola como un
desierto, dejándola como tierra seca, y matándola de sed.
Ni tendré misericordia de sus hijos: porque son hijos de fornicaciones.

Porque su madre fornicó; la que los engendró fué avergonzada; porque
dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino,
mi aceite y mi bebida. Por tanto, he aquí yo cerco tu camino con espinas,
y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos. Y seguirá sus amantes,
y no los alcanzará; buscarálos, y no los hallará. Entonces dirá: Iré, y
volvéreme á mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora. Y
ella no reconoció que yo le daba el trigo, y el vino, y el aceite, y que les
multipliqué la plata y el oro con que hicieron á Baal. Por tanto yo
tornaré, y tomaré mi trigo á su tiempo, y mi vino á su sazón, y quitaré
mi lana y mi lino que había dado para cubrir su desnudez (Óseas 2:4-
9)
¡Qué porción de Escritura tan angustiosa! Dios había provisto abundancia
de trigo, vino, aceite, plata y oro para Israel, Su Esposa natural; pero ella
abandonó al SEÑOR, ofreciendo los tesoros y dones del SEÑOR al dios
pagano, Baal. Por la malvada idolatría de Israel, Dios la desnudaría y haría
que su tierra se convierta en un desierto.
Y ahora descubriré yo su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie

la librará de mi mano. Y haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas
lunas y sus sábados, y todas sus festividades. Y haré talar sus vides y
sus higueras, de que ha dicho: Mi salario me son, que me han dado mis
amantes. Y reducirélas á un matorral, y las comerán las bestias del
campo. Y visitaré sobre ella los tiempos de los Baales, á los cuales
incensaba, y adornábase de sus zarcillos y de sus joyeles, é íbase tras sus
amantes olvidada de mí, dice Jehová. Empero he aquí, yo la induciré, y la
llevaré al desierto, y hablaré á su corazón (Óseas 2:10-14)
En Su justo juicio, Dios llenaría la fructífera tierra de Israel con bestias del
campo, pero noten la Misericordia, la Bondad y la Gracia del SEÑOR hacia
Israel. Después que le hubo quitado todas las bendiciones y beneficios a
Israel y llevado al desierto, Él le habló al corazón. En otras palabras, Él dijo:
“Te mostraré la salida de tu desierto espiritual. Te mostraré a donde está la
Puerta de Esperanza.”
Dios nos despoja de todas las cosas falsas e idólatras porque Él quiere
mostrarnos Su Puerta de Esperanza a través de Cristo Jesús, el Camino que
nos lleva de regreso a Sí mismo.
Israel no reverenciaba a Dios con grato aprecio por todas Sus bendiciones
y beneficios en el lado de la Bondad de Su Rueda; por lo tanto, Él la puso en
el lado del juicio (Romanos 2:4,5).

Cuando Dios colocó a Israel en medio de Su abundante bendición y
beneficios de Su Bondad, ella se alejó de Él, derramando Sus beneficios
sobre dioses falsos, honrándolos por sus bendiciones, en lugar de al SEÑOR.
De la misma manera, amados, cuando la Bondad de las bendiciones de
Dios están fluyendo en nuestra vida espiritual, y cuando estamos gozando Su
Poder, Su Gloria y Sus Dones, frecuentemente intercambiamos la Santa
Soberanía de Dios por nuestra propia soberanía idólatra dándonos la honra y
la gloria. Por lo tanto, ignoramos el Propósito de la Voluntad de Dios y Santo
Camino en medio nuestro, y los sustituimos por nuestro propio camino y
voluntad idólatras.
Cuando estamos inflados por la abundante Bondad de bendiciones y
beneficios del SEÑOR, no dependemos de él ni nos apoyamos en Él.
Consecuentemente, el SEÑOR está forzados a llevarnos a un desierto
espiritual, para despojarnos, para castigarnos con el fin de encontrar la Puerta
de la Esperanza y volver hacia Él. Allí, Dios nos habla cómodamente, y
podemos comenzar a realmente Conocerlo y Su satisfacción duradera.
En medio de las bendiciones de Dios sobre Israel, ella había buscado a sus
falsos amantes por comodidad y consuelo, dándoles crédito por sus
beneficios. Ella ató su sentido de la esperanza en sus ídolos amantes.
A causa de los afectos desordenados y esperanza corrupta nosotros
también extendemos nuestras manos hacia criaturas ídolos por comodidad, en
lugar de hacia Jesucristo, nuestro Creador y Redentor. Luego, cuando Dios
permite que retiremos una mano vacía, nos enojamos contra aquel que nos
decepcionó; pero, amados, Dios es la Cabeza sobre todas estas cosas. Dios
nos está revelando nuestras imágenes idólatras y deseos por la comodidad de
la criatura. Porque queremos que nuestra carne sea consentida, confortada y
consolada, esperamos satisfacción de nuestros amantes extraños.
El consuelo carnal, sin embargo, no es la respuesta para alguien que desea
crecer espiritualmente y moralmente. Dios a propósito nos lleva a las
experiencias espirituales del desierto de soledad y vacío para que podamos
descubrir que Él Mismo es la fuente soberana de toda comodidad, placer y
satisfacción. El consuelo de la criatura de nuestra carne no nos va a ayudar a
acercarnos a Dios; al contrario, nos lo dificulta. Sin embargo, en un desierto
solitario y doloroso que está vacío de la comodidad de la criatura,
aprendemos la comodidad de Cristo, el consuelo de Cristo, la obediencia de
Cristo, la entrega de Cristo y la confianza de Cristo que nos acerca a Él y más
arriba en Su Estatura Espiritual.
Y Dios le dijo a Israel, “Yo la induciré.” La palabra inducir aquí significa
abrir, atraer y persuadir. Aunque Israel había sido despojada, desnudada y
había sido colocada en un desierto estéril en total abatimiento, su SEÑOR
lleno de gracia prometió inducirla, atraerla con Su glorioso Poder para volver
hacía Él para que Él pusiese hablarle cómodamente. ¡Cuan maravilloso es el
SEÑOR Dios! Él le prometió a Israel que ella nuevamente tendría la victoria,
el canto, la danza y su primer amor que ella había experimentado cuando ella
fue liberada de Egipto, cuando ella cantó y danzó con gran gozo ante el
SEÑOR. Cuando el SEÑOR vino a Israel con promesas de restauración,
renovación y bendición, Él puso delante de ella una Puerta de Esperanza!
Y daréle sus viñas desde allí, y el valle de Achôr por puerta de

esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el
día de su subida de la tierra de Egipto (Óseas 2:15)
El valle de Achor con sus fructíferas viñas prometidas es la Puerta de
Esperanza de Dios para Israel. Es en el Valle de Achor que la concupiscencia
de la carne queda enterrada y el pecado es quitado. En la toma de Jericó,
Acán robó algo de los primeros frutos de Dios en Canaán. Su pecado previno
que Israel tuviese más victorias en Canaán hasta que el pecado fue eliminado.
Después de que Acán fuese descubierto como el culpable, Dios mandó que
fuese apedreado y enterrado en el Valle de Achor. Después de que la ofensa
de Acán fue enterrada, el Valle de Achor se convirtió en la Puerta de la
Esperanza para Israel, a través de la cual ella podía seguir poseyendo la tierra.
Dios dio nueva esperanza a Israel el día que ella enterró a Acán con su ofensa
de concupiscencia en el Valle de Achor.
De la misma manera, cuando morimos a nuestras concupiscencias y
ofensas carnales, a través de la Cruz de Cristo, Dios abre una nueva Puerta de
Esperanza, a través de la cual podemos entrar a una mayor relación personal
con Jesucristo. Aquí experimentamos los lugares fructíferos en Cristo que Él
ha provisto para todos Sus hijos.
Es un deleite hacer la Voluntad de Dios cuando nuestra nariz espiritual está
llena del olor fragante de la Hermosura y la Obediencia de Jesús. La
capacidad de dar fruto debe ser llena de la Naturaleza de Humildad y
Obediencia de Cristo para tomar Su Hermosura, Su Imagen y Semejanza. Al
ser más como Cristo, somos llenos del Fruto de Su Espíritu.

Después de que el sentido de la esperanza ha sido santificado por la Sangre
preciosa de Cristo, ministra grandemente al espíritu. Sirve para renovar,
refrescar y restaurar el espíritu del hombre. El sentido del olfato o la
esperanza sirve de una forma séptuple:
La Esperanza elimina la vergüenza.

La Esperanza da gozo.
La Esperanza ara.
La Esperanza trilla.
La Esperanza es un ancla.
La Esperanza es vida.
La Esperanza purifica.
El ministerio séptuple de la esperanza fluye desde ambos el sentido

santificado de la esperanza en el hombre natural y desde el puro, inocente,
modesto y casto Nuevo Hombre, Jesucristo.

A. La esperanza elimina la vergüenza
La Esperanza nos santifica de la vergüenza – el sentimiento molesto y
doloroso que alguien puede encontrar cuando somos cristianos. Cuando la
esperanza reina en nuestro espíritu, hace que el Amor de Dios sea derramado
más allá por el Espíritu Santo. Cuando el Amor de Dios está fluyendo en
nuestro sentido de la esperanza en nuestro espíritu, no sentimos vergüenza o
humillación de que todo el mundo sepa que pertenecemos a Cristo Jesús. Al
contrario, nos sentimos felizmente agradecidos de ser contados por dignos de
conocer a Jesucristo y Su vida y servir en Su Reino.
Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en

nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado (Romanos 5:5)
La esperanza santificada que es llenada con el Amor de Dios quita nuestra
vergüenza carnal. Algunos que han tenido la visión del fruto espiritual en
Dios a través de Jesucristo se avergüenzan por el orgullo y el miedo a la
crítica. Luego, ellos mal interpretan sus molestos sentimientos de culpa
vergonzosa como falta de lealtad al mundo; ellos sienten pena que tomaron el
Camino del Cristo Crucificado. Deberíamos sentirnos avergonzados – nunca
de Cristo – sino del mundo.
Después de atravesar la Puerta de Esperanza, enterrando nuestras ofensas
de concupiscencias, podremos oler los Viñedos fructíferos de Dios de entrega
exclusiva y obediencia al Plan Maestro y al Propósito de la Voluntad de Dios.
Por lo tanto, perdemos todo el sentido de esta vergüenza ante el mundo, todo
sentimiento de culpa y traición del mundo, y tomamos la inquebrantable
lealtad a Cristo. La fragancia del fruto espiritual de Cristo hace que todas las
cosas del mundo desaparezcan en el olvido. Nada más importa cuando
nuestro canal del sentido de la esperanza está lleno del SEÑOR Dios y Su
Hijo, el SEÑOR Jesucristo.
Pero debemos ir por el Camino provisto por Dios. Si llegamos al Valle de
Achor, el lugar de sepultura para la concupiscencia de la carne, la
concupiscencia de los ojos y el orgullo de la vida, Dios nos llevará a la Puerta
de la Esperanza; y de allí, la esperanza nos ministrará la Gracia de Cristo,
nuevamente. Allí podemos oler el Fruto de Cristo de entrega exclusiva y
obediencia con la cual Dios quiere llenar nuestros corazones.
La esperanza no vergüenza. Al permitir que Cristo santifique nuestro
sentido de la esperanza, el amor, la entrega y la obediencia de Cristo serán
liberados a través del Espíritu Santo, y nos veremos movidos a continuar en
Su Camino, el Camino de la Cruz.
B. La esperanza da gozo en el espíritu

El segundo ministerio de la esperanza es el gozo. Una esperanza
santificada llena al espíritu con sentimiento de felicidad, deleite y alegría.
Una esperanza limpia hace que el espíritu desprenda gozo de la Palabra y el
Espíritu de Dios.
Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la

oración (Romanos 12:12)
A veces la gente tiene una idea incorrecta del Camino Crucificado; el
Camino de la Cruz de Cristo. Ellos creen que debe ser una vida miserable el
morir al hombre carnal y perder la libertad de hacer la voluntad de la carne,
cumpliendo sus deseos carnales. Pero no conocen el ministerio del gozo de la
esperanza y el regocijo en el espíritu.
Cuando atravesamos un nuevo lugar de muerte en nuestra carne, habiendo
muerto y enterrado otra porción de nuestra voluntad, orgullo y naturaleza
carnal, experimentamos un nuevo ministerio del gozo de la esperanza. Nada
se puede comparar a la alegría, deleite y felicidad de seguir a Cristo en el
Camino de su Cruz, caminando en entrega exclusiva y obediencia al
Propósito de la Voluntad del Padre.
¡Mientras una esperanza limpia reina en el espíritu, hay gozo! Sin
embargo, muchas personas ponen su esperanza en lo placeres del pecado, que
apenas duran un tiempo. Moisés es un fino ejemplo de un hombre que hizo la
elección correcta de sufrir aflicción con el pueblo de Dios, en lugar de gozar
de los placeres del pecado por un tiempo (Hebreos 11:24-26). Piensen en los
placeres mundanos, carnales y temporales que Moisés pudo haber disfrutado
como príncipe, el hijo de la hija del Faraón. Sin embargo él estimo los
reproches de Cristo como riquezas mayores que los tesoros temporales de
Egipto, porque tenía respeto hacia la recompensa del eterno galardón de
Cristo; por lo tanto, él dejó a Egipto.
Muchas personas trabajan semana tras semana, anticipando el placer que
tendrán al gastar su dinero en gratificación temporal y carnal. Si la corrupción
en el sentido de la esperanza puede producir un poco de placer temporal y
sensual en la carne, ¿entonces cuánto más puede la santificación en el sentido
de la esperanza bajo el Gobierno de Cristo Jesús producir llenura de gozo
eterno y duradero en el Espíritu Santo?
C. La esperanza ara
El tercer ministerio de la esperanza es arar. En el ámbito natural, un
labrador ara en esperanza. Él va y rompe el suelo para poder arrojar dentro
las semillas, esperando que las semillas crezcan hasta dar fruto. Luego, él
puede trillar sus semillas y participar del cumplimiento de su esperanza.

Sin el sentido de la esperanza del labrador obrando en su espíritu, él nunca
araría, sembraría ni trillaría, y por ende, no participaría de su esperanza.
¿Quién jamás peleó á sus expensas? ¿quién planta viña, y no come de su

fruto? ¿ó quién apacienta el ganado, y no come de la leche del ganado?
¿Digo esto según los hombres? ¿no dice esto también la ley? Porque en la
ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios
cuidado de los bueyes? ¿O dícelo enteramente por nosotros? Pues por
nosotros está escrito: porque con esperanza ha de arar el que ara; y el
que trilla, con esperanza de recibir el fruto. Si nosotros os sembramos lo
espiritual, ¿es gran cosa si segáremos lo vuestro carnal? (I Corintios 9:7-
11)
Aquí, Pablo usó figuras naturales para ilustrar el principio de que una
persona que trabaja es digna de su salario. El soldado que va a la guerra
recibe un salario de su país. El agricultor que siembra una viña come del fruto
de ella. El pastor que alimenta a su ganado recibe leche y carne. El buey que
trilla el maíz se alimenta del grano que trilla. El labrador que ara en
esperanza, siembra en esperanza y trilla en esperanza para que pueda
participar del fruto de sus labores. El ministro ara la tierra de las mentes y
corazones y siembra semillas espirituales de la Verdad de Dios; por lo tanto,
él recibe cosas materiales (dinero y regalos) de su manada. Los siervos de
Dios que trabajan en la Verdad del Evangelio de Cristo tienen derecho a vivir
de los regalos de aquellos que han recibido ese Evangelio.
Recuerden, Dios nunca ha revocado Sus Principios Morales de Verdad.
Los mismos Principios espirituales en la Ley del Tabernáculo Mosaico son
repetidos por el SEÑOR Jesucristo y sus Apóstoles en el Nuevo Testamento.
Dios si revocó la Ley Ceremonial Mosaica porque Jesucristo la cumplió; por
ende, ya no era necesario. Pero la Ley Moral del SEÑOR siempre ha
permanecido incambiable, ambas en el Antiguo y Nuevo Testamento.
Cuando estamos confundidos y tropezando buscando guía, debemos buscar
el Principio espiritual que está implicado. Si permitimos que el SEÑOR nos
revele Su Principio gobernante y restrictivo, encontraremos la respuesta
moralmente correcta. Sin importar cuan correcta parezca una cosa en la
superficie, si el Principio Moral interior está equivocado, entonces el asunto
será incorrecto ante los Ojos de Dios. Sin embargo, si la solución parece
incorrecta en la superficie, pero el Principio Moral interno es correcto,
entonces sabemos que ante la vista de Dios está bien. Recordemos, Dios
nunca cambia Sus Principios Morales.
Por ejemplo, supongan que un labrador perezoso falla en arar o sembrar
durante la estación de crecimiento. Luego, supongan que, en la estación de
trillar, él roba un poco de maíz de su vecino y paga diezmos del maíz robado.
El pagar diezmos se ve bien, pero es moralmente incorrecto porque sus
diezmos fueron robados y no fueron el fruto de su propio esfuerzo.
También, supongan que un labrador era un buen trabajador y siempre
pagaba grandes diezmos a la obra de Dios. Luego, un año él experimentó
pérdidas y pagó pocos diezmos. Cuando él es visto pagando sus diezmos,
puede parecer que está robándole a Dios, pero por debajo él está moralmente
en lo correcto.
Como un labrador en el ámbito natural trabaja en el calor del día, arando
con la esperanza de la cosecha, nosotros también debemos trabajar en el calor
de las pruebas y tribulaciones, arando en la Palabra de Dios porque
esperamos una cosecha en el Estatura Espiritual de Cristo en nuestro corazón
y vida.
Debemos usar el Arado de la Palabra de Dios para arar en nuestro huerto
espiritual y en los huertos espirituales de otros; luego podemos esperar que
Dios nos de un aumento a todos nosotros. Por lo tanto, disfrutaremos el
compartir el aumento de la Verdad, ambos personalmente con el SEÑOR y
abiertamente con otros.
Aunque puede ser que algunos rechacen la Palabra de Dios que hemos
obtenido por trabaja en la Palabra y oración, algunos aceptarán la Verdad del
SEÑOR. Si permitimos que el Espíritu Santo jale el Arado de la Palabra de
Dios a través de nuestros corazones y mentes, acompañado por nuestra
esperanza, produciremos fruto. No nos desalentaremos ni desilusionaremos.
Sin embargo, debemos mantener la navaja de nuestro Arado afilada y pulida
por el uso frecuente. El Espíritu Santo proveerá la energía para jalar el Arado
de la Verdad y sembrar semillas fértiles en los surcos.
Dios creó a los seres humanos con un deseo de conquista. En ambos
ámbitos natural y espiritual, es emocionante conquistar nuevo terreno. Sin
embargo, antes de que el nuevo suelo pueda ser arado ya sea natural o
espiritualmente, primero debe ser limpiado de toda su maleza. Todas las
piedras y rocas grandes deben ser quitadas de su superficie. Luego, cuando el
arado es puesto sobre la tierra virgen, revela más piedras y raíces debajo que
tienen que sean arrancadas antes de que las semillas puedan ser sembradas.
Sin esperanza, el labrador se desalentaría, pero al trabajar diligentemente, con
el tiempo, la tierra queda nuevamente arada y lista para plantar la semilla.
De la misma forma, cuando el labrador trabaja diligentemente, viendo en
esperanza hacia el tiempo de la cosecha, también nosotros debemos trabajar
diligentemente en la Palabra de Dios, con la mira puesta en el galardón – el
ser fructífero en la Estatura espiritual madura de Cristo.
D. La esperanza trilla
El cuarto ministerio de la esperanza es trillar. En los días Bíblicos los
labradores golpeaban el grano con el molino para descascararlo. En los días
modernos, los agricultores tienen grandes máquinas trilladoras manejadas con
poder que separan las cáscaras del grano.
…y el que trilla, con esperanza de recibir el fruto (I Corintios 9:10)

Después de efectuada la cosecha, el grano tiene que ser procesado antes de
poderse comer. De la misma forma, en el ámbito espiritual, al permitir que la
Palabra de Dios are dentro del suelo de nuestro corazón y mente, las piedras y
raíces de nuestras disposiciones feas y carnales serán removidas y quitadas
por nuestro sincero arrepentimiento al aplicar la preciosa Sangre de Jesús. Al
permitir que Jesús siembre dentro nuestro Sus semillas de Verdad, y al
cultivar e irrigarlas con nuestras lágrimas de intercesión y labor de parto en el
Espíritu Santo, las semillas de la Verdad de Cristo crecerán hasta la madurez.
Sin embargo, aún entonces, debemos permitir que Jesucristo trille fuera todo
el heno y las impurezas de nuestra conversación sin valor, tonta, ridícula y
llamada bromas, que en realidad son manifestación de nuestro enojo
congelado. Finalmente, somos hechos partícipes de nuestra esperanza al
recibir el Fruto de la Verdad. Solamente después de que todo este proceso
espiritual haya terminado, nuestra esperanza invisible puede convertirse en
una realidad visible. Por lo tanto, la verdadera sustancia de la Vida de Cristo
está puesta dentro nuestro de una forma sólida y segura.
E. La Esperanza es un ancla
La esperanza también nos ministra como un ancla. En el ámbito natural, un
ancla es un gancho pesado, usualmente un peso de hierro formado con
ganchos, que desciende al agua con un cable o cadena para evitar que el
barco vaya a la deriva. Un ancla es cualquier aparato que asegura algo,
evitando que se aleje, manteniéndolo estable. De la misma forma, el sentido
de la esperanza en el espíritu actúa como un ancla para el alma – la
imaginación, la razón, la conciencia, la memoria y los afectos. El ministerio
de la esperanza es ser un ancla que previene que los sentidos del alma se
resbalen hacia el tormento mental, trayéndoles estabilidad y seguridad.
La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que entra hasta
dentro del velo; (Hebreos 6:19)
Para nosotros, Jesucristo, nuestro Redentor y Mediador, ha entrado al
Lugar Santísimo, a la Presencia personal del Padre. La Presencia de Cristo en
el Lugar Santísimo nos da la esperanza de que nosotros también podamos ir
allí, que donde Él está, nosotros también podemos estar.
La esperanza en un ancla para el alma que nos fija seguros en la Soberanía
de Cristo dentro del Velo o el Lugar Santísimo. El ancla de la esperanza nos
permite alimentarnos en la entrega exclusiva y perfecta obediencia
encontradas en la Soberanía de Cristo.
¡Amados, recuerden, la esperanza es un ancla! Cuando nos encontramos
siendo lanzados de aquí para allá, descubrimos si estamos anclados a la
Soberanía de Cristo dentro del Velo. Descubrimos si hemos anclado
seguramente nuestra alma en la determinación de avanzar en nuestra
educación espiritual y en nuestro desarrollo moral o si nos hemos ido a la
deriva en la inseguridad y el abatimiento.
Al aferrarse a la tierra debajo del mar, el ancla asegura al barco en un lugar
particular, aún en medio de una tormenta. De la misma forma, nuestro sentido
de la esperanza, cuando está limpio, también ancla nuestra alma durante las
tormentas castigadoras de la vida, y previene que nuestra alma se aleje del
Propósito de la Voluntad de Dios.
Nuestra ancla de la esperanza nos mantendrá firmes aún cuando todo se
tambalee y menee en nuestro alrededor. Cuando estemos en medio de una
tormenta, debemos dejar caer nuestra ancla de la esperanza en la Soberanía
de Dios y en Su Fidelidad, Misericordia y Gracia. Al hacer esto, Dios nos da
nuevos escalones ascendentes en la Estatura de Jesucristo, donde
encontramos mayor fruto para Él.
F. La esperanza es vida
El sexto ministerio de la esperanza es la Vida. A través de la resurrección
de Jesucristo, Dios el Padre nos ha regenerado una esperanza viva. Por lo
tanto, tenemos un sentido natural de esperanza en nuestro espíritu, y tenemos
una esperanza viva en nuestro ser que el Padre ha engendrado en Cristo
Jesús.

Cuando nuestra esperanza natural está limpia, santificada y unida a nuestra
Esperanza viva de nuestro Nuevo Hombre, tenemos una doble porción de
esperanza. La palabra viva significa estar lleno de vida, lleno de espíritu,
emocionado, animado y lleno de energía.
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande

misericordia nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurrección
de Jesucristo de los muertos (I Pedro 1:3)
El Poder de resurrección regenera una esperanza viva que ministra la
emoción anticipada de nuestro nuevo cuerpo resucitado, por la bendita
esperanza de estar en la Esposa de Cristo, y de morar eternamente con Él en
la Nueva Ciudad. Siempre y cuando una persona tenga esta esperanza viva, él
tiene un fuerte deseo de presionar hacia delante para obtener el Premio de
estar en la Esposa de Cristo. Cuando una persona pierde toda esperanza de
vivir, ya sea en el ámbito natural o en el ámbito espiritual, usualmente muere
rápidamente.
El Apóstol Pedro habla aquí de una esperanza viva que es renovada en
nuestro viejo hombre al Cristo regenerar, convertir, conformar, transformar y
unirla con la esperanza y con la Vida eterna en nuestro Nuevo Hombre.
Aunque el pecado corrompió el sentido de la esperanza en su espíritu natural,
haciendo que se vuelva hacia las cosas terrenales y temporales, Jesús puede
santificar y poseer este sentido de la esperanza nuevamente. Jesús genera una
esperanza viva y la une a la Vida y la Esperanza eterna en nuestro Nuevo
Hombre. Por lo tanto, tenemos una doble porción de esperanza que nos
ministra, ambos natural y espiritualmente.
A veces, cuando Dios revela nuestras corrupciones carnales en nuestro
sentido de la esperanza en el ámbito natural, a través del Espejo de Su
Palabra, nos desalentaremos y pensamos que es imposible para Dios cambiar
nuestra falta de esperanza. Sin embargo, este es el momento para elevar
nuestra esperanza en el SEÑOR Dios y Su Santa Palabra, porque nos
convertimos en lo que vemos. Nunca debemos permitir que nuestro sentido
de la esperanza vea al hombre carnal, en quien no hay esperanza. Esperar que
la carne traiga una nueva y viva esperanza sólo produce más falta de
esperanza. El desaliento, la dejadez y la depresión se levantan en el espíritu
porque nuestra esperanza está mirando a la carne en lugar de a Dios y Su
Palabra.
Teóricamente, sabemos que el hombre carnal está en enemistad con Dios
(Romanos 8:7). Sin embargo cuando el SEÑOR nos muestra empíricamente
cuan completamente se opone a Él nuestra mente carnal, lo encontramos
difícil de creer. Cuando Dios nos muestra la desesperanza de nuestra carne,
necesitamos ver al SEÑOR Jesucristo en nuestro Nuevo Hombre y permitir
que Su Esperanza viva y Vida Eterna limpie nuestro sentido de la esperanza
en el ámbito natural; entonces nos regocijaremos con esperanza doble y con
vida nueva.
G. La Esperanza purifica
El séptimo ministerio de la esperanza viene de la Esperanza viva en el
Nuevo Hombre que purifica el yo engreído en el viejo hombre. La Esperanza
viva de nuestro Nuevo Hombre, Jesucristo, cree y conoce el Poder de
Resurrección del Padre No Engendrado. Por lo tanto, Cristo dentro nuestro
puede librar al ser humano de la corrupción de las dudas orgullosas y temores
con respecto a la resurrección del cuerpo.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios:
por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce á él. Muy amados,
ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de
ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes á él,
porque le veremos como él es. Y cualquiera que tiene esta esperanza en
él, se purifica, como él también es limpio (1 Juan 3:1-3)
El Padre concede Su infinito y misericordioso Amor sobre aquellos que se
convierten en hijos obedientes como Jesucristo, el único Hijo Engendrado de
Dios. Por lo tanto, ellos tienen la bendita Esperanza de la resurrección del
cuerpo, la cual los purifica al ellos esperar en anticipación a ese día glorioso.
Jesucristo puede guiar a los corazones de todos los creyentes al
crecimiento espiritual maduro en Su Estatura para que ellos puedan
convertirse en Hijo de Dios.
Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de
Dios, á los que creen en su nombre: (Juan 1:12)
Todos lo que creen en el Nombre del SEÑOR Jesucristo han recibido a
Cristo y Su Poder obediente para cumplir el Plan Maestro y el Propósito de la
Voluntad del Padre para que ellos se conviertan en Hijos obedientes de Dios.
Por lo tanto, todos los hijos obedientes de Dios serán levantados en la Imagen
y Semejanza de Jesucristo, aunque la Gloria de Resurrección y el Esplendor
de Cristo aún no se les aparezca.
Esta Esperanza viva del Nuevo Hombre ayuda al creyente a purificarse de
las dudas y los temores en su sentido de la esperanza que lo engañan al
pensar que él puede comer, tomar y estar feliz, y luego, morir sin ser
resucitado como cuenta de sus obras que él ha hecho en la carne, ya sean
ellas buenas o malas. Por lo tanto, con la Esperanza pura y santa de este
Nuevo Hombre, el creyente puede hacerse limpio y santificado, listo para la
Venida del SEÑOR.
La palabra Griega para la pureza del Nuevo Hombre es jagnós,
significando estar limpio, inocente, modesto y casto. Jesucristo viene al
corazón, y si se le permite, Él crecerá hasta la totalidad de Su Estatura
Espiritual, limpiando el orgulloso y engreído viejo hombre carnal,
crucificando y mortificándolo hasta que él sea regenerado, convertido,
conformado y transformado a un limpio, inocente, modesto y casto como el
Nuevo Hombre, Jesucristo.
La Esperanza viva del Nuevo Hombre y la esperanza limpia del viejo
hombre se regocijan en la expectativa de ver a Jesús cara a cara. La
anticipación de estar parado directamente en la Presencia personal de Cristo
nos hace buscar la Esperanza purificadora de Jesucristo en nuestro Nuevo
Hombre (es decir, en nuestro Nuevo Corazón).
Hemos visto como la esperanza santificada nos ministra en el espíritu de

nuestro hombre natural, y como una Esperanza pura, inocente, limpia,
modesta y casta en Jesucristo nos ministra en nuestro Nuevo Hombre. La
Esperanza quita la vergüenza; nos da verdadero gozo para seguir al Cristo
Crucificado al buscar la crucifixión del viejo corazón y al Cristo Resucitado
en nueva Vida y Fruto. La Esperanza nos ayuda a arar en la Palabra de Dios y
esperar su fruto en nuestra vida. La Esperanza trilla los granos de Verdad en
la Palabra de Dios hasta que los embriones vivos de la restricción de Dios
salgan a luz para crear la entrega exclusiva y obediencia de Cristo en nuestro
viejo corazón. Por lo tanto, somos partícipes de la sustancia prometida de la
Estatura Espiritual de Cristo. La Esperanza es un ancla que nos fija con
seguridad a la Soberanía de Cristo, después de que Le hayamos permitido
mortificar la soberanía carnal de nuestro viejo corazón y voluntad. La
Esperanza viva del Nuevo Hombre, Jesucristo, llena el espíritu y el alma del
hombre con la Vida de Cristo y una anticipación gozosa de la resurrección de
nuestro cuerpo mortal. La Esperanza del Nuevo Hombre también purifica el
orgullo corrupto del viejo corazón y voluntad. Cuan poderosa es la unión de
la esperanza santificada en el espíritu del hombre natural con la Esperanza
viva del Nuevo Hombre, Jesucristo.
Por lo tanto, amados, acerquémonos a Jesucristo para que Él pueda
santificar nuestro sentido de la esperanza en nuestro espíritu por Su Sangre,
Fuego y Agua y para que Él pueda alimentarse de la Esperanza viva del
Nuevo Hombre con Palabra, Espíritu y Vida. El sentido del olfato o la
esperanza en el espíritu es verdaderamente poderosa cuando es limpiada y
unida a la Esperanza viva en el Nuevo Hombre, Jesucristo.

Capítulo Trece
La reverencia, el sentido del oído del espíritu
En el cuerpo el sentido del oído funciona como ondas de sonido que
estimulan los nervios auditivos en el oído para que una persona sea conciente
del sonido. A través del oído en el cuerpo, uno puede escuchar y aprender.
Cuando el sentido del oído pasa a través del alma del hombre, funciona a
través de la memoria, reteniendo y reavivando en el alma pensamientos,
imágenes e ideas pasadas. Cuando el oído atraviesa el espíritu, funciona a
través del sentido de la reverencia. En el comienzo, Dios creó perfecto este
sentido del espíritu del hombre para que a toda hora pudiera estar lleno de
reverencia santa, respeto santo y temor santo hacia Dios y Su Palabra.
La palabra reverencia denota un sentimiento y actitud de profundo

asombro, respeto profundo, amor intenso y veneración sagrada por algo o
alguien que es santo. En el comienzo, Dios creó este sentido del oído o
reverencia en el espíritu del hombre para que pudiese ser unido a los otros
sentidos del espíritu del hombre y mantener su espíritu en una maravillosa
unidad y armonía con el Espíritu de Dios.
I. El propósito del sentido del oído del espíritu,

reverencia, es temer a Dios y obedecer Su Palabra
con amor, respeto y asombro
El oír es la facultad sensorial más importante de todas. Aunque la vista es
el sentido más grande, llevando más del ochenta por ciento de las
percepciones sensoriales, el sentido del oído, que lleva aproximadamente
noventa por ciento, es más importante porque la fe viene por el oír (Romanos
10:17). La fe, el sentido de la vista del espíritu, esta gobernado por lo que la
persona oye en el espíritu. Es por esto que el hombre sabio en el Libro de
Eclesiastés resumió todo el deber del hombre en esto: escuchar (reverencia o
temor) al SEÑOR y obedecer Sus Mandamientos.
El fin de todo el discurso oído es este: Teme á Dios, y guarda sus

mandamientos; porque esto es el todo del hombre (Eclesiastés 12:13)
La palabra raíz Hebrea para oír y para obedecer es la misma. La primer
Ley Moral que Dios le dio a Adam-masculino y Adam-femenino fue la Ley
de Obediencia. El Mandamiento era puro y simple y no dejaba cabida a la
duda o a la disputa.
La obediencia es el reconocimiento de un espíritu de reverencia y temor
del derecho de Dios de mandar como el supremo Dueño y Amo. De la
reverencia obediente y la sumisión brotan todas las otras virtudes morales,
justo como de la irreverencia desobediente brotan todas las orgullosas
opiniones y voluntades propias.
Ningún sentido es más noble y más santo que aquel de la reverencia
obediente y sumisa. En cambio, nada es más engañosamente vano que el
sentido de la reverencia cuando rehúsa escuchar y temer los Mandatos de
Dios, huye de la Obra designada de Dios y trata de encontrar una mayor
bendición en otra parte.
Las verdaderas bendiciones se encuentran sólo en la reverencia amorosa y
obediente del Propósito de la Voluntad de Dios. La única forma que podemos
saber, empíricamente, toda la Verdad es al caminar reverentemente y
obedientemente en la Verdad presente, en la Autopista del Rey hacia la
Verdad futura en Cristo Jesús. La reverencia obediente es la madre de toda la
visión moral y el éxito, y está casada a toda garantía y seguridad. Por lo tanto,
todos los que deseen reinar con Cristo Jesús deben primero aprender la
reverencia obediente y sumisión.
El oír reverencial o la obediencia es la evidencia más infalible del amor
sincero y supremo de la Esposa por Cristo Jesús, el Esposo. Nacemos la
primera vez como súbditos en el Reino creado de Cristo, y nacemos la
segunda vez como súbditos en el Reino redimido de Cristo. Por lo tanto, Él
tiene todo derecho de solicitar obediencia de nuestro sentido de reverencia en
nuestro espíritu. El temor reverencial y la obediencia a Cristo, nuestro
soberano Rey, nos dan libertad perfecta y felicidad. La obediencia reverencial
santifica el sentido de la reverencia en el espíritu de toda duda con respecto al
Plan Maestro y el Propósito de la Voluntad de Dios para ella.
II. El sentido del oído del espíritu, la reverencia,

tiene una corrupción séptuple
Cuando Adam masculino y Adam femenino (Génesis 5:2) escogieron el
camino del pecado de la Serpiente, el caído Lucifer, ellos murieron
espiritualmente y más adelante, murieron físicamente. Al desobedecer a Dios,
ellos se volvieron seres mortales, sujetos a ambos la muerte espiritual y
natural. Ellos perdieron su cobertura de Luz; ellos perdieron la Imagen y
Semejanza de Dios; y ellos perdieron la sobreabundante Paz del SEÑOR en
sus corazones. En lugar de deleitarse en un respeto santo y temor santo al
recordar a Dios, su temor ciego los forzó a esconderse de la Presencia del
SEÑOR.
Este fue el principio de la corrupción del sentido del oído o reverencia en
su espíritu. El sentido de la reverencia en el espíritu del hombre, con el cual
Dios quería traer al hombre cerca de Sí Mismo y Su Espíritu, ahora se
llenaron con temor corrupto que lo separó lejos de Dios y lo esclavizó.
Al comienzo, por medio de su sentido del oído o reverencia, el hombre
podía oír la Voz de JEHOVÁ Dios. Sin embargo, después de que el pecado
entró a la voluntad y el corazón del hombre, su oído reverencial se volvió
pecador y corrupto. Ahora, fuera del Poder Santificador de Jesucristo, la
reverencia del hombre o el sentido del oído en su espíritu está lleno con el
miedo corrupto y servil de las criaturas – el caído Lucifer y el hombre - en
lugar de temor de Dios el Creador.
La reverencia que Dios creó dentro del espíritu del hombre para mantener
al hombre en perfecta unión con su Creador, Lucifer caído la ha usado para
alejar al hombre de Dios. Sin embargo, Dios ha encontrado la manera de
redimirnos de esta situación a través del SEÑOR Jesucristo Quien descendió
los siete escalones de la humildad para mostrarle al hombre el camino hacia

la libertad de los siete temores corruptos que moran en su sentido de
reverencia de su espíritu.
Lucifer caído ha corrompido tanto el sentido de oído del hombre o su oído
de reverencia en su espíritu que el hombre se siente y escucha sonidos de
peligro cuando no hay ninguno. Sin Cristo, su sentido corrupto del oído en su
espíritu constantemente llena al hombre con ansiedad y agitación. Su sentido
corrupto del oído en su espíritu le hace sentir pavor, terror, miedo y
aprehensión.
Cada uno de los siete temores básicos en el sentido corrupto de la
reverencia del hombre en su espíritu es resuelto por los siete pasos de
humildad redentores de Cristo.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: El
cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual á Dios: Sin
embargo, se anonadó á sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante á los hombres; Y hallado en la condición como hombre, se
humilló á sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz
(Filipenses 2:5-8)

Por lo tanto, la Humildad de Jesucristo ha vencido cada uno de nuestros
temores. Encontramos Poder vencedor para darnos la victoria sobre nuestro
sentido corrupto de la reverencia al caminar en las pisadas de Humildad de
Cristo.
III. Cristo, a través de Su humildad, reemplaza el

temor corrupto en el sentido del oído del espíritu, la
reverencia, con el temor del SEÑOR.
Al obtener la humildad de Cristo, desatamos nuestro temor carnal y
corrupto y somos llenos del santo y justo Temor de Dios. El Temor del
SEÑOR consiste de cinco puntos descriptivos.
El Temor del SEÑOR es limpio.

El Temor del SEÑOR es un refugio.
El Temor del SEÑOR es Sabiduría.
El Temor del SEÑOR odia todas las cosas que se oponen a Su
Naturaleza Santa.
El Temor del SEÑOR es Vida.
A. El Temor del SEÑOR es limpio

El temor del SEÑOR es limpio, libre de impurezas y corrupción. Sin
mancha y suciedad, el Temor del SEÑOR es moralmente puro y sin pecado.
David compuso el Salmo 19 para ensalzar el poder y perfección de la
Palabra de Dios y alabar la pureza del Temor del SEÑOR.
El temor de Jehová, limpio, que permanece para siempre; Los juicios de

Jehová son verdad, todos justos (Salmos 19:9)
El Temor del SEÑOR es limpio, libre de orgullo. Jesús, la demostración
viva del Padre del Temor del SEÑOR, nació en un pesebre porque era el
único lugar de Judea que estaba limpio y libre de orgullo. Un pesebre dentro
de un establo donde ovejas viejas, ovejas enfermas, corderos recién nacidos
moraban, era el lugar ideal para que naciera el Pastor de Dios. Es por esto que
el Padre Celestial permitió que los hostales no tuvieran espacio. Jesucristo
nació en un pesebre, un establo, porque para el nacimiento de Su Hijo, el
Padre buscó un lugar que estuviese libre del orgullo del hombre. Este lugar
simbolizaba como el Pastor de Dios, Jesucristo el SEÑOR, siempre viene al
lugar humildad a ministrar a los corderos recién nacidos y a las ovejas
débiles, viejas y enfermas.
Dios pudo haber hecho que bajara una nube de Gloria para descender y
rodear el nacimiento de Jesús en exaltación. En cambio, Dios escogió el
establo y el pesebre como lugar de nacimiento y cuna de Su Hijo porque
estos eran los únicos lugares en la tierra suficientemente limpios
espiritualmente para Su Hijo. El Padre también quería demostrar el futuro
ministerio de Su Hijo como el Buen Pastor.
Como Jesucristo ha caminado en todos los lugares humildes y bajos, Él ha
santificado los lugares humildes y bajos. Cuando esta Verdad divina es
avivada en nuestro sentido del oído o reverencia en nuestro espíritu, ya no
tenemos miedo de caminar en el lugar humilde y bajo con Jesucristo. Aún los
lugares de adoración al SEÑOR pueden ser corrompidos por el orgullo
natural y espiritual del hombre. Sin embargo, después de que nuestra alma y
espíritu han sido santificados y afilados por la Palabra y Espíritu de Dios,
podemos discernir los lugares que son santificados y limpiados por la
Presencia de Jesús, como también aquellos que permanecen corruptos por el
orgullo del hombre.
El Temor santo de Dios nos mantiene limpios, porque nos hace odiar el
mal. Cuando nuestro sentido de reverencia en nuestro espíritu está lleno con
el Temor santo del SEÑOR, nuestro sentido del temor o reverencia se vuelve
limpio y santificado. Las Aguas del Nombre del SEÑOR Jesucristo, Su
Muerte y Su Vida de resurrección nos libran de los deseos corruptos de la
gente alrededor nuestro. Antes de que experimentemos la santificación de
Cristo, nos inclinamos ante caprichos, ideas y opiniones de la gente en temor
de que podamos perder su afecto, amistad o respeto. Sin embargo, somos
liberados de este temor carnal cuando nuestro sentido de la reverencia es
unido al Temor santo de Dios, a través de la Humildad redentora de Cristo
Jesús. Cuando el oído de nuestro espíritu es unido al Espíritu de Cristo,
tememos al SEÑOR con verdadero temor santo, no sea que cualquier
pensamiento, palabra u obra se vuelvan inaceptables a Él y traigan dolor y
pena a Su Corazón.
B. El Temor del SEÑOR es un refugio

El Temor del SEÑOR es un refugio para el espíritu del hombre. El Temor
del SEÑOR es una protección del daño, el peligro y las dificultades.
En el temor de Jehová está la fuerte confianza; Y esperanza tendrán sus

hijos (Proverbios 14:26)
El Temor del SEÑOR produce una fuerte confianza, seguridad, firme
creencia, apoyo y consuelo en nuestro sentido de reverencia.
Primero, el Temor del SEÑOR es limpio, y, segundo, el Temor del
SEÑOR es un lugar de refugio al cual nuestro espíritu puede acudir en el
tiempo de la tormenta. Cuando Jesucristo limpia nuestro sentido de
reverencia, nuestro temor de su orgullo, luego Satanás no puede tocarlo. Por
lo tanto, el Temor infinito del SEÑOR se une y rodea nuestro temor limpio.
Como resultado, el Temor del SEÑOR se convierte en un refugio, un fuerte
lugar de protección, un retiro seguro en los tiempos de tormentas.
Jesús digo que porque Él estaba limpio por dentro, Lucifer caído no pudo
encontrar nada en Él.

… porque viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mí
(Juan 14:30).
Porque Jesús estaba limpio interiormente, cuando Satanás vino tocando a
Su puerta, no había nada inmundo que respondiera a ese llamado. El Temor
Santo interior de Jesús fue un lugar de refugio, una protección del ataque
tormentoso de Satanás.
C. El Temor del SEÑOR es sabiduría

El tercer tipo de Temor del SEÑOR es la Sabiduría. El Temor, Reverencia
y Respeto de JEHOVÁ son el principio de la Sabiduría, que es la Obra
restrictiva de Verdad.
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová…” (Salmos 111:10)

Cuando tenemos el Temor santo del SEÑOR, reverenciamos y respetamos
Su Sabiduría-Verdad que controla nuestros pensamientos, sentimientos y
acciones. La aceptación sabia del Temor restrictivo del SEÑOR es el punto
de partida de vivir una vida espiritual en un ámbito más alto, más allá de la
existencia sensual de nuestros sentidos animales. Cuando poseemos el Temor
del SEÑOR, reverenciamos y respetamos Su Soberanía, Sus Decisiones
divinas y la restricción limitante de Su Sabiduría-Verdad.
Cuando estamos limpios y santificados en nuestro sentido de la reverencia
y correctamente unidos al Temor del SEÑOR, nos encontramos en una
relación apropiada con Dios para aceptar con gozo la restricción de la
Sabiduría-Verdad para nuestro espíritu. El SEÑOR incrementa la Sabiduría-
Verdad de Su Palabra para restringir nuestro sentido de reverencia en nuestro
espíritu, al nosotros abrir nuestros oídos a Su Voz restrictiva.
En el ámbito natural, nada es más frustrante o aburrido que conversar con
alguien que no está escuchando. Así es con Dios. Si el oído de nuestro
espíritu (nuestro temor reverencial) no está en sintonía para recibir Su
Sabiduría-Verdad para gobernar nuestras vidas humanas, luego Él pasará de
largo dirigiéndose a otra persona que tenga el oído de reverencia en sintonía
son su Sabiduría-Verdad.
El Temor del SEÑOR nos instruye en Su Sabiduría-Verdad que restringe la
carne y la vida que se opone a la Naturaleza y Voluntad de Dios. El Temor
santo del SEÑOR nos comunica el conocimiento de Su santa Naturaleza y

nos educa sobre la corrupción de nuestro espíritu para que podamos humillar
nuestro orgullo en toda situación.
El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría: Y delante de la honra

está la humildad (Proverbios 15:33)
Antes de la honra está la humildad. Antes de que podamos tener el honor,
la exaltación, la alta estima y el gran respeto de conocer al Cristo resucitado,
primero debemos humillarnos, luego aceptar y aprender la humildad en el
lugar, condición y posición bajos del Cristo Crucificado.
D. El Temor del SEÑOR odia todas las cosas que se oponen

a Su Santa Naturaleza
El cuarto tipo de Temor del SEÑOR se reconoce por su aborrecimiento
hacia lo siguientes: el mal, la soberbia, la arrogancia, el mal camino, la boca
perversa.
El Temor del SEÑOR odia toda la corrupción pecaminosa que se opone a
Su santa Naturaleza.
El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, y

el mal camino Y la boca perversa, aborrezco (Proverbios 8:13)
La palabra Hebrea para mal es raá, significando miseria, pena, aflicción,
adversidad, calamidad, desagrado, congoja, dolor, malicia, que hiere,
desgracia y mal. El SEÑOR creó todas estas cosas para castigar a las criaturas
pecaminosas y desobedientes.
Que formo la luz y crío las tinieblas, que hago la paz y crío el mal. Yo
Jehová que hago todo esto (Isaías 45:7)
El SEÑOR creó el mal para ser un látigo sobre la espalda del hombre
cuando peca. Sin embargo, el Temor del SEÑOR odia la miseria, la pena, la
aflicción que las criaturas desobedientes necesitan para poder alejarse de sus
pecados.
La palabra Hebrea para el odio del SEÑOR es sané, significando aborrecer
personalmente, ser un enemigo, ser odioso o totalmente odioso. Dios odia
usar el sufrimiento para restringir, corregir y disciplinar a Sus hijos. Él
prefiere no castigar a Sus criaturas porque el castigo le pertenece a Su
Voluntad Permisiva. Él evita el castigo siempre que Él pueda y derrama Su
Bondad, esperando que restringa a Sus criaturas desobedientes y las motive a
volver hacia Él (Romanos 2:4). El gran placer y deleite de Dios es que Sus
criaturas caminen obedientemente en Su Voluntad Perfecta a través de Su
abundante Bondad que Él confiere sobre ellos.
La segunda cosa que Dios odia es la soberbia. La principal palabra raíz
Hebrea para soberbia es gaá, significando alzar, elevarse, ser majestuoso,
crecer, magnificar, se levantado y triunfar. La soberbia hace que el espíritu
del hombre se hinche con una opinión muy alta de sí mismo. La soberbia
llena el espíritu del hombre con una autoestima exagerada, comportamiento
presumido, altanero y arrogante. También llena al espíritu del hombre con un
sentido de su propia dignidad corrupta con un sentimiento de su superioridad
sobre todos los demás.
La descripción de la soberbia hace fácil percibir la enemistad de la
soberbia con la Humildad de Cristo y la santa Naturaleza del SEÑOR. En su
percepción corrupta y enferma de la realidad, la soberbia compite con Dios
por un lugar alto de superioridad. Por lo tanto, Dios odia la soberbia. Como
Él es el Único Verdadero Dios, Él es el único soberano, supremo y superior.
Es absurdo que criaturas finitas, débiles e ignorantes compitan en sabiduría,
conocimiento y juicio con el único Dios infinito.
La tercer cosa que Dios aborrece es la arrogancia. La palabra Hebrea para
arrogancia es gaón, que significa majestad, orgullo inflado, una adorno,
altivez y grandeza. El espíritu altivo desdeña la Soberanía del SEÑOR y las
Divinas Decisiones como que son menos que sus decisiones corruptas. El
espíritu arrogante desdeña el Camino Crucificado de Cristo y se deleita en su
propio camino engañoso como siendo lo mejor. Dios detesta la arrogancia.
La cuarta cosa que Dios aborrece es el mal camino. Él detesta ver que Sus
criaturas persisten en el mal camino de Su castigo, rehusando obstinadamente
arrepentirse y volver a Él, su Creador y Redentor. En los días de Noé, el
SEÑOR esperó 120 años para que esa generación se alejara de sus malos
caminos. Ultimadamente, Él fue forzado a enviar un gran diluvio para detener
a los malvados de seguir en su mal camino.
La quinta cosa que Dios aborrece es la boca perversa. La palabra Hebrea
para perversa es tajpuká, significando perversidad o fraude. Dios detesta la
boca perversa, la boca perversa que se desvía de lo que es correcto y
aceptable para Dios. Dios aborrece la boca que tercamente es contraria a la
Voluntad y Camino de Dios y persiste en su maldad, obstinadamente
desobedeciendo Su Sabiduría-Verdad. Él odia la boca perversa que está llena
de fraude, que intencionalmente engaña a otros, y que los hace entregar lo
que es legalmente correcto, ya sea naturalmente o espiritualmente. Dios
aborrece la boca perversa que engaña, hace trampa y miente.
Cuando tememos al SEÑOR, nos abstenemos de hablar perversamente y
en fraude. El temor del SEÑOR hará que restrinjamos nuestra lengua.
Porque El que quiere amar la vida, Y ver días buenos, Refrene su lengua
de mal, Y sus labios no hablen engaño (1 Pedro 3:10)
El Temor del SEÑOR nos hace frenar el impulso de hablar, aunque otros
nos hayan provocado.
A veces, odiamos la lengua malvada que escuchamos de nuestro hermano
o hermana, pero fallamos en reconocer la perversidad y fraude en nuestra
lengua. Cuando nuestro oído de reverencia en nuestro espíritu ha sido
limpiado, santificado y unido a la Palabra de Dios, sin embargo, no
hallaremos gozo ni en nuestra perversa y fraudulenta lengua ni en las lenguas
perversas y fraudulentas de otros.
Como el Temor del SEÑOR es limpio, no se agachará ante el mal, el
orgullo, la arrogancia, el mal camino o hacia la boca perversa. La boca
perversa, difícil y llena de sí, que hace alarde de lo que hará y será, no puede
esperar estar llena con el Temor limpio del SEÑOR. Como el Apóstol
Santiago nos amonesta, siempre debemos incluir las palabras “si el SEÑOR
quisiere” a nuestro planes y propósitos (Santiago 4:15). Si permitimos que el
Temor del SEÑOR controle nuestro sentido de reverencia, odiaremos estas
cosas corruptas en nuestro espíritu y permitiremos que Jesucristo las
crucifique. Entonces podremos vivir y caminar en el Temor santo y limpio
del SEÑOR.
E. El Temor del SEÑOR es vida

El quinto tipo de Temor del SEÑOR es la reverencia por el SEÑOR como
el Dador de Vida. El Temor alarga la vida de los justos.
El temor de Jehová aumentará los días: Mas los años de los impíos
serán acortados (Proverbios 10:27)
En este versículo, el SEÑOR compara la cantidad de días de los justos con
la escasez de días de los malvados.
Para los Justos, el santo Temor del SEÑOR trae vida: “El temor de Jehová
aumentará los días.” Esto se refiere a ambos nuestros días naturales y
nuestros días espirituales. Servir al SEÑOR en Su Temor santo, cumplir Su
Plan Maestro y hacer el Propósito de Su Voluntad fortalecerá el tiempo de
vida y el vigor de los justos. Pero los temores naturales y corruptos de la
carne malvada acortan su vida porque los temores traen estrés mental,
emocional, físico y moral. Además, los malvados y sus temores corruptos
hacen sufrir al SEÑOR y levanta Su Odio contra ellos. Por lo tanto, los días
de los malvados son acortados.
Los temores malvados del hombre generan enfermedades. Los médicos
reconocen la realidad de las enfermedades psicosomáticas. Los temores de
los malvados crecen y se multiplican sin misericordia, acortando sus días.
Pero el Temor del SEÑOR también crece y mantiene a los justos en unidad
con el Dador de Vida, el SEÑOR Mismo, así alargando sus días.
Lo mismo ocurre en el ámbito espiritual. Cuando un creyente obediente
camina en el Temor Santo del SEÑOR, sus días espirituales son alargados, y
sus experiencias de media noche son más cortas. El Temor del SEÑOR es
una fuente eterna que brota continuamente con la Vida del SEÑOR. El Temor
del SEÑOR es el Manantial de Vida que hace que nos alejemos de los lazos
del Diablo que devoran nuestro sentido de reverencia en nuestro espíritu.
El temor de Jehová es manantial de vida, Para apartarse de los lazos
de la muerte (Proverbios 14:27)
¿Qué más podemos desear que Su Manantial de Vida eterno? Amados,
abramos la puerta de nuestro oído de reverencia en nuestro espíritu hacia el
Poder limpiador de Dios, estando así preparados para recibir Su Sabiduría-
Verdad restrictiva y Su Odio santo en contra de todas las cosas que Le son
desagradables. El Temor del SEÑOR nos da Vida, ambas naturalmente y
espiritualmente.
Este décimo tercer capítulo ha señalado nuestra necesidad de la limpieza y
santificación de Cristo de nuestro oído de reverencia en nuestro espíritu. Hay
siete temores básicos que viven en nuestro sendito corrupto de la reverencia,
pero hay siete escalones redentores de la Humildad de Cristo que sanan
nuestros siete temores básicos. Una vez que nuestro sentido del oído ha sido
santificado, el SEÑOR nos provee de Sus cinco santos y limpios Temores
que llenan nuestro sentido santificado del oído o reverencia en nuestro
espíritu; y después de que Jesucristo posea el oído de reverencia en nuestro
espíritu, se vuelve un sentido para Su Honra y Su Gloria.

Capítulo Catorce
La adoración, el sentido del tacto del espíritu
En el cuerpo, experimentamos nuestro sentido del tacto a través de
nuestras terminaciones nerviosas que detectan el calor y el frío como las
presiones ligeras y profundas. En nuestra alma, experimentamos el sentido
del tacto a través de nuestros afectos. En nuestro espíritu, experimentamos
este sentido del tacto a través de nuestra adoración.
Nuestro sentido del tacto en el espíritu nos permite percibir los

sentimientos espirituales de adoración, alabanza, acción de gracias y
adoración al SEÑOR. Con el tacto del espíritu del hombre, su sentido de
adoración, puede llevar a cabo actos de homenaje, adoración y devoción a
Dios, para lo cual fue creado su espíritu, o él puede escoger usar su espíritu
equivocadamente para adorar dioses falsos, ya sea a la criatura o a la
creación.
I. El propósito del sentido del tacto del espíritu, la

adoración, es para adoración sólo a Dios, con
extrema devoción, amor intenso y suma sumisión
El sentido del tacto del hombre en su espíritu, su adoración, es su quinto
sentido. Dios creó al hombre con el sentido de adoración en su espíritu para

inspirar al corazón a unirse con la lengua bendiciendo a Dios en dulce y
armoniosa adoración, que llena el Cielo y la Tierra con los deleites de su
fragante incienso.
El ejercicio de adoración a Dios beneficia al que ofrece, lo hace más limpio
y mejor y lo ayuda a obtener mayor disposición virtuosa. La mayor
calamidad que una persona puede experimentar es perder la verdadera
adoración de Dios en el sentido del tacto en su espíritu.
Porque el hombre es un ser espiritual, su sentido de adoración habla
instintivamente busca algo o alguien a quien adorar. Por ende, sin Dios, el
hombre forma y moldea dioses falsos, que son hechos a su propia imagen y
que reflejan su necesidades. Luego, el hombre viste estos dioses falsos con la
belleza de su mano de obra, recubriéndolos en oro, plata, piedras preciosas, y
con la belleza del fuego. Sin embargo, al agacharse ante el altar de sus dioses,
él adora sus propios deseos, y su sentido de la adoración se vuelve un canal
idólatra a través del cual obra el caído Lucifer. Pero el hombre permanece
ciego a su adoración mal dirigida.
El SEÑOR Jesucristo vino a la Tierra y proveyó Su preciosa Sangre, el
Fuego y el Espíritu Santo, y las Aguas de Su Nombre, Muerte y Vida, para
que el sentido de adoración del hombre pudiese ser limpiado y liberado para
adorar al Único Verdadero Dios a través de Jesucristo, Su único Hijo
Engendrado. Debemos adorar al SEÑOR Jesucristo como el Creador
Todopoderoso, Preservador y Gobernador del mundo y como el eterno
Redentor y Salvador de la humanidad. Por lo tanto, a través del uso adecuado
de nuestro sentido limpio de la adoración, estamos destinados a disfrutar la
felicidad de la Vida de Cristo y la comunión personal con Él.
II. El sentido del tacto del espíritu, adoración, tiene

¡Cuán maravilloso que Dios nos creó con un sentido de adoración para que
podamos tener un canal a través del cual podemos tocar a Dios! Sin este
sentido de adoración, nunca conoceríamos el gozo de alabar y agradecer al
SEÑOR. Sin embargo, como el pecado corrompió este sentido del tacto en el
espíritu del hombre, el hombre entrega su adoración y devoción a cosas que
no son Dios, que es contrario al Propósito de la Voluntad de Dios.
Nuestro Orgullo de Revelación y Orgullo de Redención siempre están

listos para defender lo que adoramos y veneramos. El ídolo más grande en
todo corazón humano es el Yo. El yo siempre usurpa el lugar de Dios al
cometer las siguientes fechorías:
• Actúa por sí mismo • Auto endurecido

• Obras designadas por sí mismo • Vanidoso
• Seguro de sí mismo • Indulgente consigo mismo
• Egocéntrico Interesado • Autoritario
• Ególatra • Auto complaciente
• Presuntuoso • Engreído
• Auto compasión • Engañador
• Confía en sí mismo • Auto decidido Se cree muy justo
• Auto motivado • Egoísta
• Siempre se excusa • Terco
• Autónomo
El SEÑOR Jesucristo murió en la Cruz para regenerar, para convertir, para
conformar y para transformar al ídolo del yo en el espíritu humano.
Nuestras reacciones adversas al ser maltratados prueban que el ídolo del yo
gobierna nuestro espíritu. Cuan rápidamente sentimos lástima y damos
homenaje al Yo en lugar de adorar a Jesucristo, Quien es la Cabeza sobre
todas las cosas incluyendo nuestro maltrato. ¡Cuán rápidamente encontramos
excusas cuando somos criticados! Porque nos adoramos a nosotros mismos,
rechazamos cualquier crítica que pudiera destruir la imagen que hemos
creado de nuestro yo. Sin embargo, debemos llevar todas las críticas al
SEÑOR y dejar que Él nos de luz y revele la imagen o ídolo en nosotros. Al
orar, el SEÑOR confirmará las partes de la crítica que son verdaderas para
que podamos aceptar crucifixiones frescas de nuestra propia vida. Si las
críticas de la gente no contienen verdad, el SEÑOR las rechazará, y podremos
perdonar a nuestros críticos. Pongamos voluntariamente al yo en Cristo,
nuestro altar diario, para que nuestro sentido de adoración pueda ser
limpiado, santificado y liberado para adorar sólo al SEÑOR.
Que gran privilegio tenemos de hacer a un lado todas las ideas
preconcebidas de adoración y asirnos a la operación del Espíritu Santo a
través de nosotros en verdadera alabanza y gratitud a Dios. Por ende,
estaremos llenos de verdadera adoración. Cuando Cristo ha limpiado nuestro
sentido de adoración, conformándolo al Propósito de Su Voluntad, y
llenándolo con la verdadera alabanza y acción de gracias al SEÑOR,
experimentamos el Amor, Gozo y Paz del SEÑOR. Por lo tanto, crecemos en
nuestra educación espiritual y desarrollo moral y somos transformados a la
Imagen y Semejanza del Hijo de Dios, Jesucristo.
No necesitamos usar muletas para tener el deseo de adorar. Hay quienes
dependen completamente de vitrales de colores, de un cierto tipo de música o
de una forma tradicional para sentir adoración, pero la verdadera adoración al
SEÑOR no está limitada por tales cosas. El Espíritu de Dios siempre está
listo para adorar. ¡Alabado sea Dios!
Es por esto que el Padre envió al Espíritu Santo para ayudarnos con
nuestras debilidades; que son nuestra ignorancia de la Palabra de Dios,
nuestra ignorancia en oración, y nuestra ignorancia en verdadera adoración al
SEÑOR. Si no sentimos los suaves impulsos de la alabanza, acción de gracias
y adoración fluyendo hacia el Hijo y el Padre, entonces nuestro sentido de la
adoración está contaminado de alguna manera.
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es

necesario que adoren (Juan 4:24)
Jesús dio la orden a Sus Discípulos de adorar a Su Padre en Espíritu y en
Verdad: que es, con el Espíritu de Dios y con la Palabra de Dios.
La verdadera adoración en el Espíritu permite que el Espíritu Santo se

mueva como Le plazca para magnificar y levantar el Nombre del SEÑOR en
alabanza, acción de gracias y adoración. Esto prepara nuestro espíritu para la
verdadera adoración en la Palabra de Dios. La verdadera adoración riega el
suelo de la mente en nuestro espíritu y la hace tierra fértil para las semillas de
la Palabra de Dios con el fin de que la Verdad pueda echar raíz hacia abajo en
nuestro espíritu y dar fruto hacia arriba en nuestra vida.
El Apóstol Pablo también nos ordenó limpiar nuestra carne y espíritu de
toda inmundicia para que seamos perfeccionados en santidad y temor de
Dios.
Así que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiémonos de toda

inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en
temor de Dios (II Corintios 7:1)
Jesucristo puede limpiar la inmunda corrupción moral de nuestro espíritu si
lo entregamos a Él.
La verdadera adoración en el Espíritu y en la Palabra viene sólo de un
espíritu moralmente limpio. Los programas formales que siguen una seria de
costumbres, reglas y ceremonias establecidas de antemano, a menudo
previenen que el Espíritu de Dios guíe y dirija el servicio de acuerdo al
Propósito de la Voluntad de Dios. Luego, al contristar al Espíritu de Dios, Él
se aleja. Consecuentemente, algunas iglesias se quedan sólo con formas
muertas y rituales sin vida. Pero el Padre busca aquellos individuos humildes
que Lo adoran en Espíritu y en Verdad.
Muchas veces, el orgullo genera una quietud y reserva que se mal
interpreta como reverencia y adoración. Una persona que se sienta quieta,
rígida y almidonada y rehúsa abrir su boca en alabanza y adoración a Dios,
obstinadamente se rebela en contra del Plan Maestro y el Propósito de la
Voluntad de Dios. Dios creó el espíritu del hombre para adorarlo en Espíritu
y en Verdad. ¡Alabado sea Su maravilloso Nombre!
Dios ama las demostraciones de alabanza y acción de gracias de un espíritu
moralmente limpio. El Libro de Apocalipsis registra que la Voz del SEÑOR
es como trompeta y como el sonido de muchas aguas (Apocalipsis 1:10,15).
¡También, basta ver la tremenda demostración hecha en el Monte Sinaí el día
en que Dios dio Su Palabra! Éxodo 19:16 dice, “…Truenos y relámpagos, y
espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y estremecióse
todo el pueblo que estaba en el real.”
Dios también demostró verdadera adoración en el espíritu a través del las
gozosas alabanzas y danza del Rey David cuando trajo el Arca del Pacto a la
Ciudad de David.

Y David saltaba con toda su fuerza delante de Jehová… (II Samuel
6:14)
La adoración de David en el Espíritu fue aceptable a Dios, pero su esposa
Michâl la ridiculizó. Como resultado, su desdén provocó el Juicio de Dios,
que la hizo estéril por el resto de su vida. El ejemplo de Michâl, al ridiculizar
la verdadera adoración para Dios en Espíritu y Verdad y el Juicio de Dios
sobre ella debería restringir a aquellos que desafían la verdadera adoración a
Dios.
Jesucristo transformó grandemente el sentido de adoración del Apóstol
Pablo. Al comienzo, Saúlo (su nombre antes de su conversión) se oponía
abiertamente a la verdadera adoración a Dios a través del SEÑOR Jesucristo.
Él diligentemente perseguía, afligía, hería encarcelaba y mataba a los
Cristianos. Sin embargo, un día, en camino hacia Damasco, Saúlo se encontró
con el SEÑOR Jesucristo y fue transformado por el Todopoderoso Poder y
Luz del Cristo resucitado. Saúlo inmediatamente se rindió para convertirse en
un siervo sufrido de Jesucristo, adorando a Dios y Su Hijo en el tipo de
adoración que él una vez había desafiado y despreciado.
El nombre de Saúlo fue cambiado a Pablo, y él continuamente sufrió por
amor a Cristo y por predicar el Evangelio. Aunque Pablo fue despreciado,
golpeado y encerrado en la cárcel, el Espíritu de adoración de Cristo estaba
tan poderosamente unido a su espíritu que las heridas sangrantes y
contusiones dolorosas, que él podía cantar y adorar el Nombre Glorioso del
SEÑOR.
Alguien que puede adorar el santo y glorioso Nombre en medio del
sufrimiento, aflicción y persecución ha experimentado en su sentido de
adoración todas estas cosas: santificación; una unión con el Espíritu de
Cristo; y una medida de la Estatura Espiritual de Cristo.
Nadab y Abihú, que eran Sacerdotes de Dios, son ejemplos que no
debemos seguir. Ellos se acercaron para adorar al SEÑOR según su propia
voluntad. Ellos no esperaron el Plan Maestro y el Propósito de la Voluntad de
Dios sobre como encender el incienso sobre el Altar de Oro. Ellos ignoraron
a sus maestros, Moisés y Aarón. De su propia voluntad, ellos
deliberadamente llevaron fuego extraño sobre el Altar de Oro de Dios en el
Lugar Santo. Consecuentemente, ellos fueron muertos ante la Presencia del
SEÑOR. Ellos pecaron por el fuego, entonces ellos murieron por el Fuego del
juicio de Dios.
Recordemos como Satanás deseó que Jesús se postrara y le adorara, pero
Jesús respondió que el SEÑOR es el Único a quien debemos adorar y servir.
¡Que maldad sin paralelo y blasfemia de Satanás, la criatura, demandar que
su Creador, el SEÑOR Jesucristo, le adorara y sirviera!
La adoración agradable y aceptable al SEÑOR Dios no se encuentra dentro
del sentido corrupto del tacto en nuestro espíritu. Sólo al Jesucristo poseer
nuestro sentido del tacto en nuestro espíritu al limpiar y santificarlo con Su
Palabra y Espíritu, nuestra adoración Le será agradable.
Cuando el pecado entró, el sentido de adoración del hombre en su espíritu
se volvió corrupto. Él usó el tacto de su espíritu para adorar cosas aparte del
Verdadero Dios. La capacidad de adoración del hombre se llenó del Yo y de
Satanás. Luego, él tomó sus propias decisiones voluntariosas de qué y cómo
él debe adorar. Consecuentemente, el hombre empezó a adorar cuatro cosas:
las obras de sus manos, los ejércitos Celestiales, a Satanás y a las criaturas de
Dios.
A. El hombre adoró las obras de sus manos

Primero, el yo corrupto hizo que el hombre adorara las obras de su propias
manos. El hombre trabajaba para soñar sobre las imágenes que él deseaba
hacer con sus propias manos.
En su autonomía, el hombre se engañó a sí mismo al hacer ídolos, los
cuales él llamó dioses. Sin embargo, en realidad, el hombre usurpó el lugar
de Dios, entonces el trató de cubrir discretamente sus ruines obras y esconder
la verdad de que él había proclamado al yo como señor y rey en su corazón.
El yo hizo las siguientes cosas:
soñó planos de sus imágenes:

moldeó y formó ídolos con sus propias manos;
puso sus ídolos en tronos hechos de manos;
los movió de un lado a otro como quiso;
cambió sus formas y moldes como quiso.
Todo esto probó que el yo realmente era un dios falso, y las obras de sus
manos no eran más que el vano esfuerzo para cubrir el robo que hizo el yo
del lugar de Dios en el corazón.
Nos podremos reír de los paganos quienes literalmente adoran a ídolos
hechos a mano. Pero examinemos como nosotros también somos culpables de
adoración a ídolos en nuestros corazones. Podrá ser verdad que no nos
postremos para adorar algún ídolo de madera, de metal o de piedra, pero
seguido adoramos nuestros talentos y habilidades. Consideremos, por
ejemplo, los muchos edificios religiosos que son construidos en nuestra
tierra. ¿Cuántos de estos diseños dirigió Dios? ¿Cuántos originaron de
pensamientos orgullosos del yo en los hombres? Sin Dios como la Cabeza,
tales edificios se vuelven obras de las manos del hombre, el producto de su
diseño orgulloso y habilidades.
Los hombres demuestran mucho orgullo en sus logros. Por ejemplo, esto
trae a mi memoria la conversación que tuvo lugar entre dos ministros. Uno
acababa de terminar con éxito un programa de construcción de su iglesia.
Habiendo recibido los elogios entusiastas sobre el nuevo edificio de su
compañero ministro, el primer ministro respondió con un toque de tristeza en
su voz, “Si, es hermoso, pero estoy ansioso por ver que nuestra gente deje su
adoración por el edificio y regrese a su adoración de Cristo.” Era obvio que el
primer ministro tenía una imagen de Cristo en su mente.
Sin embargo, algunos ministros cambian su imagen de Cristo por una
imagen de éxito. Esta imagen de éxito se vuelve un dios para ellos, y ellos
pronto se vuelven esclavos a su ídolo de éxito, sin dejar espacio en su mente,
corazón, tiempo y vida para la verdadera adoración de Dios. No hay límite a
lo que ellos harán para poder promover su imagen de éxito. Ellos pagarán
cualquier precio, harán cualquier sacrificio para ver que su imagen de éxito se
realice y permanezca como una realidad. Ellos adoran las obras exitosas de
sus manos.
Los ministros también son tentados en adorar las obras espirituales que
ellos hacen para el SEÑOR. Ellos se olvidan que es la Obra de Dios, son las
ovejas de Dios, la congregación de Dios y la iglesia de Dios, entonces ellos
conciben una imagen que piensa, “Son mis ovejas; es mi congregación; es mi
iglesia.” Cuan pervertido ha llegado a ser el hombre en su sentido de
adoración en su espíritu – apartándose del Verdadero Dios para adorar ídolos
falsos, las obras quebradizas de sus propias manos.
Presto se han apartado del camino que yo les mandé, y se han hecho
un becerro de fundición, y lo han adorado, y han sacrificado á él, y han
dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto
(Éxodo 32:8)
En la presencia de la Gloria Kabód de Dios, el Fuego ardiente,
Relámpagos y Truenos, y su Presencia personal sobre el Monte Sinaí, Israel
hizo un becerro de oro y lo llamaron sus “dioses” que los sacaron de Egipto.
¡Que presesión enfermiza de la realidad y auto decepción! ¡Qué imitación
blasfema de la Divinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo!
¡Que inexplicable vergüenza y desgracia que en la misma presencia visible

de la Gloria Kabód de Dios, Israel, en su terquedad, hizo un becerro de oro
para adorar!
Este ejemplo nos advierte del peligro de volvernos idólatras aún en medio
de la Presencia de Dios. Podemos volvernos idólatras al pedir en oración por
cosas que son contrarias al Propósito de la Voluntad de Dios porque tenemos
una imagen de deseos que queremos consumir en la lujuria de la carne.
Podemos adorar al yo, aún en medio del Poder y la Gloria de Dios.
B. El hombre adoró al ejército del cielo

Segundo, el yo corrupto hace que nuestro sentido de la adoración en
nuestro espíritu adore a los ejércitos del Cielo: el sol, la luna, las estrellas y
los planetas.
La historia registrada de Israel es una de idolatría, en su mayoría,
incluyendo la adoración de los ejércitos del Cielo. Manasés, el Rey de Judá,
fue uno de los mayores idólatras que jamás hayan reinado en el trono de Judá.

Él hizo que Judá pecara más que cualquiera de sus vecinos.
Consecuentemente, Dios tuvo que arrojarlo de la tierra por sus
abominaciones a Dios. Manasés era el hijo de justicia de Ezequías, quien
derribó los ídolos, bosques y lugares altos de idolatría en Judá. Pero Manasés
los levantó nuevamente.
Porque él [Manasés] volvió á edificar los altos que Ezechîas su padre

había derribado, y levantó altares á Baal, é hizo bosque, como había
hecho Achâb rey de Israel: y adoró á todo el ejército del cielo, y sirvió á
aquellas cosas. Asimismo edificó altares en la casa de Jehová, de la cual
Jehová había dicho: Yo pondré mi nombre en Jerusalem. Y edificó altares
para todo el ejército del cielo en los dos atrios de la casa de Jehová. Y
pasó á su hijo por fuego, y miró en tiempos, y fué agorero, é instituyó
encantadores y adivinos, multiplicando así el hacer lo malo en ojos de
Jehová, para provocarlo á ira. Y puso una entalladura del bosque que él
había hecho, en la casa de la cual había Jehová dicho á David y á
Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en
Jerusalem, á la cual escogí de todas las tribus de Israel (II de Reyes 21:3-7)
De joven, Manasés estaba orgullosamente engreído con su honor como
rey. Como era grande en su poder y esplendor real, él se imaginó a sí mismo
sabio. Él se valoró a sí mismo como siendo excesivamente sabio al hacer lo
que su padre había deshecho.
Como Manasés estaba tan elevado en su orgullo, él cayó en la tentación del
Diablo. Enemigos de la reforma de Ezequías, quienes retuvieron su deseo por
las antiguas formas idólatras, ellos usaron su poder para reestablecer la
idolatría en la tierra. Por la abominable e idólatra adoración de Manasés a los
ejércitos de los Cielos, Dios lo envió cautivo y prisionero en Babilonia.
En el Nuevo Testamento, Esteban, antes de ser martirizado, le recordó a
Israel sobre su historia idólatra.
Y Dios se apartó, y los entregó que sirviesen al ejército del cielo; como
está escrito en el libro de los profetas: ¿Me ofrecisteis víctimas y
sacrificios En el desierto por cuarenta años, casa de Israel? (Hechos 7:42)
El justo Esteban le recordó a Israel de su pasado idólatra con la esperanza
de ayudarla a ver su idolatría presente. En vez de la Verdadera Imagen de
Jesucristo y Su preciosa Sangre, Israel prefirió sus imágenes de tipos y

sombras del Pacto del Antiguo Testamento, que Dios ya no usaba porque
Cristo las había cumplido. Por las palabras Verdad de Esteban a los
Ancianos, los Escribas y el Concilio, ellos corrieron sobre él, lo arrojaron
fuera de la ciudad y lo apedrearon.
Esteban le recordó la historia al Concilio de Israel: como el propio pueblo
de Dios se había alejado de la verdadera adoración del Dios Vivo; y como
ellos se habían corrompido y pervertido y habían adorado aún a los ejércitos
del Cielo, la creación en lugar de a su Creador. Ellos buscaron conocimiento
por medio de la astrología y trataron de adivinar el futuro mediante el estudio
del sol, las estrellas y los planetas. Ellos se volvieron a la creación para que
los gobierne y guíe en lugar del SEÑOR Dios, su Creador. Al buscar la guía
de la creación para sus asuntos, ellos le robaron a Dios Su derecho de ser su
Gobernador y Guía.
Grandes misterios están relacionados en como el sol, la luna, las estrellas y
los planetas afectan la Tierra. Pero usar sus poderes de movimiento como
gobernadores y guías, como un dios, es idolatría. Esta no es la forma de
contactar a Dios. Esto va en contra del Plan de Dios para gobernar y guiar al
hombre.
A través de Jesucristo y Su Sangre derramada, Dios nos ha dado el camino
perfecto hacia Su Trono de Misericordia y Gracia. Él también nos ha dado al
Espíritu Santo para ayudarnos a caminar en Su sendero provisto. No es la
decisión de Dios que adoremos Su creación en vez de a Él Mismo, aunque la
creación de Dios sea una bendición diaria para nosotros. Cuan fácil es fijar
nuestra adoración corrupta en la creación o la criatura, en lugar de en Dios.
Recuerden, no debemos ver a la creación de Dios como un medio para
obtener conocimiento o guía personal. Dios ha provisto toda la Sabiduría y
Conocimiento en Jesucristo, quien llenará todas nuestras necesidades.
C. El hombre adoró a Satanás

Tercero, cuando la corrupción en el sentido de adoración del espíritu del
hombre crece, el hombre adora a Satanás como el “Hijo de Dios,” en lugar de
al SEÑOR Jesucristo, el Verdadero Hijo de Dios y la Verdadera Imagen.
Cuando escuchamos que el hombre adora a Satanás, nuestra reacción
inmediata puede ser, “Pero yo soy cristiano; yo no adoro a Satanás.” Amados,
¿nos hemos inclinado alguna vez ante cualquier sugerencia de Satanás,
pensando mal de alguien pero descubriendo más adelante que estábamos

equivocados? ¡Todos lo hemos hecho! Cuando el Espíritu de Dios trata de
hablarnos sobre alguna cosa en particular que desagrada al SEÑOR y nos
ordena a dejar el pensamiento, sentimiento u obra, entonces Satanás viene y
susurra: “Dios realmente no espera que seas recto y de mentalidad estrecha.
Él no espera que pases la vida entera entregando cosas que tu disfrutas. No es
necesario ser tan estricto. ¿Qué pensarán tus amigos? Mira el Hermano
Fulano de Tal; esta haciendo esto o aquello y hasta es líder de oración en el la
iglesia.” Por lo tanto, después de que el Espíritu de Dios nos ha hablado y
convencido de algo malo en nuestra vida, Satanás ofrece todas sus razones
contradictorias para ir en contra del Propósito de la Voluntad de Dios para
engañarnos y hacernos creer que Dios no nos está gobernando de la mejor
forma y que seremos miserables si obedecemos a Dios.
¿Qué hacemos en circunstancias como estas? Si nos aferramos a la
sugerencia de Satanás, realmente nos estamos inclinando en adoración a él en
lugar de a Dios. Recuerden que Satanás fue un asesino y un mentiroso desde
el comienzo.
Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre

queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no
permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla
mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira (Juan
8:44)
Primero, el Diablo asesina la Verdad. Él ilícitamente, maliciosamente y
con premeditación quita la Vida de la Verdad. Cuando el Espíritu de Dios
primero nos habla, sentimos la Vida de la convicción del Espíritu. Más
adelante, sin embargo, después de escuchar las malvadas sugerencias del
Diablo, dejamos de sentir la vida sobre lo que el Espíritu ha dicho. Por
nuestra ignorancia del Diablo asesinando la Verdad y por nuestros propios
sentimientos de muerte, concluimos que sólo nos hemos imaginado la Voz
del Espíritu en nuestro sentido de adoración. Por ende, estamos listos para las
mentiras del Diablo, sus falsedades, que tuercen las Escrituras. Como Adam-
femenino, seguimos las mentiras del caído Lucifer a las expensas de obedecer
la Voz del SEÑOR.
Los mismo puede suceder en nuestro cuarto de oración. Aún cuando
estamos sinceramente ocupados con oración y adoración al SEÑOR, aún
cuando el Espíritu Santo está fluyendo a través de nosotros en intercesión y
dolores de parto, Satanás interrumpe al recordarnos de un millón de otras
cosas que deberíamos estar haciendo. Muy sutilmente, Satanás susurra, “La
Hermana Fulana esta en el hospital. Realmente debes ir a visitarla.” En lugar
de reconocer al interruptor que desea que nos inclinemos a su voluntad,
podemos obedecerlo al acortar nuestra oración y apurarnos en el camino.
Seguramente, no hay nada malo en visitar a un amigo en el hospital, de
acuerdo al Propósito de la Voluntad de Dios. Sin embargo, si hemos
contristado al Espíritu de Dios al escuchar al Diablo y al poner a nuestro
camino antes de la Voluntad de Dios en oración, hemos pecado en quedarnos
cortos de la Gloria de Dios.
Tan fácilmente podemos escuchar al tentador e inclinarnos a su voz al
poner a un lado la oración y al interrumpir el mover del precioso Espíritu de
Dios en nuestro cuarto de oración. Satanás conoce el poder de la oración; por
lo tanto, él hará y dirá cualquier cosa para prevenir que sigamos orando.
Debemos entender que Satanás no siempre se nos acerca con cuernos, cola
roja y tridente. Al contrario, él se transforma en un ángel de luz, para
engañarnos y hacer que nos inclinemos a sus sugerencias mentales que
parecen razonables. ¡Caemos en una tremenda decepción cuando permitimos
que las sugerencias del Diablo toquen nuestro sentido de adoración y nos
hace inclinarnos a sus ideas. El caído Lucifer se disfraza con su luz robada
para que él pueda parecer como Verdad. Todos hemos sido atrapados por las
sugerencias del caído Lucifer, ya sea que aparezcan a través de la naturaleza
de Satanás, el Diablo, la Serpiente o el Dragón. Al principio pensamos que
era la Voz de Dios hablándonos; sin embargo, más adelante, nos dimos
cuenta que no era nadie más que el mismo Lucifer caído.
El Apóstol Pablo nos reveló que somos los siervos de aquel a quien
obedezcamos.
¿No sabéis que á quien os prestáis vosotros mismos por siervos para
obedecer le, sois siervos de aquel á quien obedecéis, ó del pecado para
muerte, ó de la obediencia para justicia? (Romanos 6:16)
Somos siervos del caído Lucifer (en desobediencia, pecado y muerte) o
siervos de Cristo (en obediencia, justicia y vida).

Si obedecemos la fuerza y persuasión del caído Lucifer, nos volvemos sus
siervos en desobediencia, pecado y muerte. Pero si obedecemos a Jesucristo,
al entregarle el yo a Él, rindiéndonos a Sus planes y propósitos para nosotros,
nos volvemos Sus siervos en obediencia, justicia y vida.
En Su naturaleza de Satanás y Diablo, el Lucifer caído trató duro de
persuadir a Jesucristo para caer y adorarlo.
Y dícele: Todo esto te daré, si postrado me adorares (Mateo 4:9)

Sin embargo, en Su divina Sabiduría y Conocimiento, Jesucristo sabía que
Él era el Creador, que el SEÑOR Dios era su Padre Celestial, y que toda Su
adoración le pertenecía a Su Padre Celestial. Él también supo que Lucifer era
una de Sus criaturas. Por lo tanto, la oferta de Lucifer para el SEÑOR
Jesucristo fue una descarada ofensa a Su santa y divina Inteligencia y a su
santa y humana Inteligencia.
Que atrevimiento sin paralelo, insolencia y descaro para el caído Lucifer de
presumir demandar que su Creador se incline y lo adore. ¡Qué atrevimiento y
osadía corrupta el de Satanás y el Diablo para tentar a Jesucristo! Si el caído
Lucifer tratara de demandar adoración del inmaculado Hijo de Dios,
entonces, seguramente tratará de lograr lo mismo con nosotros.
Aun en el Periodo de la Tribulación, cuando el caído Lucifer sabe que su
tiempo es corto para tentar a las criaturas de Dios para adorarlo, él trabajará
diligentemente a través del Falso Profeta y el Anticristo para seguir llevando
a las criaturas de Dios en el camino de la idolatría.
Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, aun no se
arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen á los
demonios, y á las imágenes de oro, y de plata, y de metal, y de piedra, y
de madera; las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar: Y no se
arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación,
ni de sus hurtos (Apocalipsis 9:20-21)
A pesar de que durante el periodo de la tribulación Dios va a derramar Sus
Copas de Juicio, el hombre malo rehusará arrepentirse de las idólatras obras
de sus manos, de la adoración a los ídolos y al Diablo. Aún ahora en muchos
lugares del mundo, Satanás reina supremo y la adoración al Diablo prospera.
Estos adoradores del Diablo han entregado completamente su sentido de
adoración en sus espíritu al caído Lucifer. Por un lado, adorar a Satanás es
completamente diferente que inclinarse a sus sugerencias; sin embargo por
otro lado, si nos inclinamos a las sugerencias de Lucifer en nuestras mentes,
no hay casi ninguna diferencia de sus adoradores literales.
Dios creó al hombre con la capacidad de adoración para Sí Mismo, y no
para ser compartido de ninguna manera con Satanás, el Diablo, la Serpiente o
el Dragón, una mera criatura.
Durante el Periodo de la Tribulación, el Falso Profeta hará que casi todo el
mundo caiga y adore al Anticristo, como que él fuese el Verdadero Cristo.
Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella; y hace á la

tierra y á los moradores de ella adorar la primera bestia [el
Anticristo], cuya llaga de muerte fué curada. Y le fué dado que diese
espíritu á la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y
hará que cualesquiera que no adoraren la imagen de la bestia sean muertos
(Apocalipsis 13:12,15)
En el Periodo de la Tribulación los hombres literalmente van a adorar al
Dragón que dará vida a la imagen hecha por el Anticristo, y él también le
dará la habilidad de hablar. La gente usará el sentido de la adoración dada por
Dios en su espíritu, que ellos han pervertido y corrompido, para adorar al
Anticristo, el gran enemigo de Dios.
D. El hombre adoró a la criatura

El Caído Lucifer también lleva al hombre a adorar a la criatura, que es el
cuarto tipo de idolatría. El hombre adora no sólo las obras de sus manos, los

ejércitos del Cielo y Satanás o el caído Lucifer, pero también a las criaturas
de Dios.
Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo á

las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos.
Amén (Romanos 1:25)
¡Qué apostasía tan completa, absoluta e incondicional el cambiar la Verdad
de Dios en mentira! El hombre adora y sirve a la criatura más que al Creador.
La evidencia está en todas partes alrededor nuestro. Hoy en día, se hace
mucho énfasis en el cuerpo humano, su cuidado y su apariencia. El cuerpo
del hombre se ha vuelto su dios. Piensen en el dinero, el esfuerzo y las
muchas horas preciosas que el hombre pasa inclinándose ante este altar del
yo. La gente tiene mucho más interés en adornar externamente el cuerpo con
ropa bonita y baratijas que lo que están en adornar internamente sus almas y
espíritus con la Palabra y Espíritu de Dios en preparación para su destino
eterno.
El presupuesto misionero anual es insignificante comparado a las vastas
cantidades de dinero gastado en la adoración del cuerpo para que las otras
criaturas adoren la bella apariencia externa. La industria de cosméticos es una
industria multimillonaria, proveyendo a los vanos con cremas de cara, rimel,
delineadores de ojos, crayones para cejas, lápiz labial y demás. ¿Qué piensa
Dios? Nuestros cuerpos deben ser templos del Dios viviente - casas de barro
en las cuales podemos servirlo y adorarlo. ¡Pero el hombre adora a la criatura,
la casa de barro, en lugar del Creador Divino!
Tales cosas tienen á la verdad cierta reputación de sabiduría en culto

voluntario, y humildad, y en duro trato del cuerpo; no en alguna
honra para el saciar de la carne (Colosenses 2:23)
En nuestra terca opinión queremos adorar al SEÑOR de acuerdo a nuestra
propia voluntad, nuestra propia forma, nuestras propias ideas u opiniones, en
lugar de hacerlo de acuerdo a la Palabra de Dios. La adoración terca se basa
en el deseo de comprar nuestro caminar con Dios en lugar de humillarnos al
pie de la Cruz. Solamente al confesar nuestros pecados, reconocer nuestras
necesidades y rendirnos al SEÑOR Jesucristo, puede Él obrar Su Voluntad en
nosotros. Es más fácil para el hombre carnal hacer algún trabajo de servicio a
Dios que sentarse a los pies de Jesucristo en Su Palabra y oración y entregar

al hombre carnal para crucifixión en la Cruz del Calvario. Debemos
volvernos nada ante el SEÑOR al humillarnos para que Él pueda santificar el
sentido del tacto en nuestro espíritu y hacerlo un verdadero sentido de
adoración para Él.
Naamán, el leproso, esperaba que Eliseo mismo saliera a saludarlo y sin
duda le pediría hacer una cosa grande y noble para asegurar la sanidad de su
lepra. Pero, al contrario, Eliseo envió a su siervo a Naamán con un mensaje
para que fuese y se sumergiera siete veces en el Río Jordán. Cuán
desagradable fue esto para el orgullo de Naamán porque él quería comprar el
favor de Dios. Naamán estaba enojado y se quejó sobre el enlodado Río
Jordán cuando los ríos de Damasco estaban más limpios y transparentes. Él
se fue iracundo porque él no podía ser el que decidiese su idólatra sanidad.
Pero su siervo razonó, “Si el Profeta hubiese pedido una gran cosa de ti, tu
orgullo lo hubiese hecho; cuanto mejor, entonces, humillarse a su instrucción,
lavarse y ser limpio” (II Reyes 5:13 parafraseado).
Sabiamente, Naamán humilló su terquedad, obedeció y se lavó y fue

limpio.
La terquedad siempre quiere hacer cosas de su propio forma. El orgullo
desprecia las órdenes de los siervos de Dios que dicen que hay que
humillarse. Sin embargo, debemos esperar en el SEÑOR para encontrar el
Propósito de Su Voluntad sobre nuestros esfuerzos para Él. Nuestra principal
preocupación debe ser agradar a Dios y que nuestro sentido de adoración sea
lleno de Él. Como Dios es el Creador, el Dueño, y el Amo de todos nosotros,
Él tiene todo derecho moral y legal para gobernarnos a través de Sus divinas
decisiones.
Por lo tanto hemos aprendido en el capítulo catorce como el hombre ha
sido corrompido su sentido de adoración en su espíritu. Él adoraba las obras
de sus propias manos, al ejército del Cielo, a Satanás y a las criaturas de
Dios.
La Sangre de Jesucristo, el Fuego del Espíritu Santo y las Aguas de Su
Nombre, Muerte y Vida limpiarán y santificarán nuestro sentido de adoración
y lo harán un sentido apto para la adoración aceptable al SEÑOR.
Amados, podemos tocar a Dios a través de la verdadera adoración cuando
levantamos nuestras manos santas al SEÑOR, con amor, alabanza y acción de
gracias desde el corazón. Esta es verdadera adoración que es aceptable y
agradable a Dios.
Mientras adoramos realmente al SEÑOR, Le tocamos; y al tocarlo, Él nos
toca a nosotros. Daniel es un ejemplo excelente de esto. Mientras él estaba
orando y presentando sus súplicas a Dios, Dios mandó al Ángel Gabriel para
tocar a Daniel y prepararlo para recibir la gran Sabiduría que Dios tenía que
darle (Daniel 9:20-23). ¡Gracias a Dios por este maravilloso sentido de
adoración, el tacto de nuestro espíritu, mediante el cual podemos tocar y
adorar a Aquel Quien es el único digno!
El Salmista nos invita a postrarnos ante el estrado del SEÑOR, eso es, a
poner nuestra cabeza bajo Sus Pies para que Él pueda pisotear fuera todas las
formas de idolatría en nuestro sentido de la adoración. Por lo tanto, con
nuestro sentido de adoración carnal limpio, podemos adorar Su Santo
Nombre.
Ensalzad á Jehová nuestro Dios, Y encorvaos al estrado de sus pies: El es

santo… Ensalzad á Jehová nuestro Dios, Y encorvaos al monte de su
santidad; Porque Jehová nuestro Dios es santo.(Salmo 99:5, 9)
El Salmista también ordenó que el hombre adorara al SEÑOR en la
glorioso santuario.
Dad á Jehová la gloria debida á su nombre: Humillaos á Jehová en el

glorioso santuario.(Salmo 29:2)
El SEÑOR desea que Su Santo Nombre sea adorado en la belleza de un
espíritu puro y santo. Su Nombre es infinitamente Santo por sobre todos los
otros nombres; por lo tanto, nos debemos deleitar en Su Nombre y adorarlo

por encima de todos los otros nombres.
Adorar al SEÑOR también consiste en inclinarse como un siervo obediente
en homenaje a Él.
Y deseará el rey tu hermosura: E inclínate á él, porque él es tu Señor

(Salmo 45:11)
La Esposa de Cristo obedientemente se inclina en adoración a Él,
alabándolo como su Esposo Celestial. Ella Lo adora y trabaja para Su
bienestar en Su Reino.
El SEÑOR no terminará Su Obra redentora en la Tierra hasta que todas las
naciones adoren al SEÑOR.
Acordarse han, y volveránse á Jehová todos los términos de la tierra; Y se

humillarán delante de ti todas las familias de las gentes. (Salmo 22:27)
El Salmista ordenó que los “temedores” del SEÑOR y la Simiente de
Jacob adoraran y alabaran al SEÑOR. Luego, el predijo el futuro cuando
todas las naciones usarán su sentido limpio del tacto o adorarán en su espíritu
para adorar y alabar al SEÑOR.
En su tiempo, el SEÑOR limpiará el sentido de adoración en todos los
espíritus de los hombres hasta que todos adoren Su Santo Nombre.
Toda la tierra te adorará, Y cantará á ti; Cantarán á tu nombre. (Selah.)

(Salmo 66:4)
¡Qué día glorioso será cuando toda la gente, con su sentido de adoración
carnal purgado, celebren al alabar la Gloria del Santo Nombre del SEÑOR!
Todas las gentes que hiciste vendrán y se humillarán delante de ti, Señor;
Y glorificarán tu nombre (Salmo 86:9)
En un día futuro, todas las gentes se postrarán ante el SEÑOR en adoración
y alabanza a Su Nombre. Que unificada armonía cuando toda la humanidad,
bajo la soberanía del SEÑOR Dios, doblen sus rodillas ante Él para adorar Su
Santo Nombre.
III. El sentido del tacto limpio del espíritu, la

adoración, hace que el hombre, en toda situación, se
incline al SEÑOR Dios en dulce entrega, adoración
y hermosura de santidad
El SEÑOR No Engendrado Dios Se ha dado a conocer a través de Su único
Hijo Engendrado, Jesucristo, Quien vino en el Nombre No Engendrado de Su
Padre, fue a la Cruz, murió, fue sepultado y se levantó al tercer día vestido
con la Gloria No Engendrada del Padre, la belleza de Su Santidad. Nos es
ordenado adorar a Dios en esta hermosura de Santidad.
Tributad á Jehová la gloria debida á su nombre: Traed ofrenda, y venid

delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de su
santidad (I Crónicas 16:29)
Y habido consejo con el pueblo, puso á algunos que cantasen á Jehová, y

alabasen en la hermosura de la santidad, mientras que salía la gente
armada, y dijesen: Glorificad á Jehová, porque su misericordia es para
siempre (II Crónicas 20:21).
Dad á Jehová la gloria debida á su nombre: Humillaos á Jehová en el

glorioso santuario (Salmo 29:2).
Encorvaos á Jehová en la hermosura de su santuario: Temed delante de

él, toda la tierra (Salmo 96:9).
Cuando permitimos que el Nombre del Cristo crucificado y la gloria del
Cristo resucitado limpie y crucifique nuestro sentido del tacto de nuestro
espíritu, nuestra adoración, somos revestidos con la Hermosura y Santidad
del Nombre y Gloria del SEÑOR, las únicas vestiduras aceptables en las
cuales alabar al Único Verdadero Dios.
Adorémoslo a Él, nuestro Redentor sin igual, porque sólo Él es digno de
toda la gloria, honra y alabanza. Que todo canal de nuestro ser sea lleno con
el SEÑOR Jesucristo hasta que todos nuestros sentidos estén centrados en Él.
Luego, nuestros cuerpos, almas y espíritus serán santos, justos y aceptables
para nuestro Creador eterno cuando nos paremos ante Él en la Eternidad.

Epílogo
Esto completa nuestro estudio de los sentidos del hombre en el cuerpo,
alma y espíritu. Continuaremos nuestro estudio del ser del hombre en nuestro
siguiente volumen, la Triple Naturaleza del Hombre: Su Corazón.
En el estudio del corazón del hombre, que forma el centro de la rueda del
triple ser del hombre, exploraremos los trece pasos descendentes del corazón
corrupto del hombre y conoceremos al viejo tonto que reside en el trono allí,
en el centro del ser del hombre.
Cuando estudiamos, oramos y aplicamos la Palabra revelada de Dios en
nuestro corazón, encontramos a Jesucristo limpiándonos de la corrupción de
nuestro viejo pecaminoso ser y liberándonos de las cadenas del yo que nos
atan a la voluntad rebelde de Lucifer. Liberados del pecado y la injusticia,
encontramos perfecta paz, la Justicia del SEÑOR y Su Poder vencedor,
liberador y de resurrección que los levanta hacia ámbito más alto en Él.
Alabar Su Nombre inefable por Su total provisión de todas las necesidades de
nuestro ser – ambas naturales y espirituales.
El pináculo de la libertad del yo es una unión matrimonial con la Estatura
Espiritual del SEÑOR Jesús. Continuando en el estudio de la triple naturaleza
del hombre ayudará al creyente en la búsqueda para alcanzar las alturas de
crecimiento espiritual y logros en Cristo, la Esposa de Cristo.

Bosquejo
Introducción
PARTE UNO
Entendiendo la naturaleza del hombre y el Poder de
Dios para salvar
Capítulo Uno: La Triple Naturaleza del Hombre:

Su cuerpo, alma y espíritu
Capítulo Dos: La santificación de todo el ser del

hombre: Su cuerpo, alma y espíritu
III. Las Aguas del Nombre de Jesucristo, muerte y vida proveen
santificación.
PARTE DOS
El cuerpo del hombre
Capítulo Tres: Los cinco sentidos del cuerpo

III. El sentido del olfato se mueve a través de la nariz.
IV. El sentido de la audición se mueve a través del oído
Capítulo Cuatro: La importancia del cuerpo

natural del hombre
I. La Palabra de Dios nos advierte sobre la corrupción del cuerpo.
A. El cuerpo es usado para fornicación
B. La lengua es inflamada con fuego en el Infierno
C. El cuerpo es corrupto
D. El cuerpo es deshonroso
E. El cuerpo es débil
F. El cuerpo es natural y mortal
II. Dios dio mandamientos para el cuidado del cuerpo del hombre
A. Debemos santificar el cuerpo
B. Debemos enterrar el cuerpo
C. Debemos mantener nuestro cuerpo en servidumbre a Jesucristo
D. Debemos ministrar las necesidades del duerpo
A. Dios bendice el cuerpo con la habilidad de engendrar hijos, el fruto de
la matriz
B. Dios bendice el cuerpo al renovar su vida natural
C. Dios bendice el cuerpo al destronar el pecado
D. Dios bendice el cuerpo al unirlo al SEÑOR Jesucristo
E. Dios bendice el cuerpo para que pueda ser un Templo que glorifica a
Dios
F. Dios bendice al cuerpo para que pueda sufrir, de acuerdo al Propósito
de Su Voluntad
G. Dios bendice el cuerpo con vestido y alimento
H. Dios bendice el cuerpo con unciones poderosas y sanadoras
A. El SEÑOR Jesucristo juzgará a los creyentes vencedores en el Tribunal
de Cristo
B. El SEÑOR Jesucristo juzgará a los creyentes no vencedores y
pecadores en Su Tribunal del Gran Trono Blanco
PARTE TRES
El Alma del Cuerpo

Introducción al Ámbito del Alma del Hombre
Capítulo Cinco: Imaginación, el Sentido de la Vista

del Alma
I. El propósito del sentido de la vista del alma, la imaginación, es formar
imágenes mentales de la verdad y crear nuevas ideas
II. El sentido de la vista del alma, la imaginación, se corrompió doce veces
A. La Imaginación es mala
B. La Imaginación es orgullosa
C. La Imaginación es inicua
D. La Imaginación es vana
E. La Imaginación es engañosa
F. La Imaginación inventa problemas
G. La Imaginación blasfema y acarrea la maldición de Dios sobre el
hombre
H. La Imaginación descarrila
I. La Imaginación cree las mentiras de Satanás
J. La Imaginación censura
K. La Imaginación está en enemistad con Dios
L. La Imaginación tiene poder
III. El sentido limpio de la vista del alma, la imaginación, tiene poder
Capítulo Seis: Razón, el Sentido del Gusto del Alma

I. El propósito del sentido del gusto del alma, la razón, es capacitar al
hombre a llegar a las conclusiones correctas sobre la relación de Dios a la
condición caída del hombre
II. El sentido del gusto del alma, la razón, tiene una corrupción séptuple
A. La razón se volvió malvada en juicio.
B. La razón se hizo prejuiciosa
C. La razón se hizo ciega
D. La razón de hizo tonta
E. La razón se hizo irracional
F. La razón se hizo inmoderada
G. La razón se hizo irreflexiva
III. El sentido del gusto del alma limpio, la razón, manifiesta tres
A. Una razón limpia entiende el conocimiento cuando escorregido
B. Una razón limpia ama la reprensión de otra persona justa porque
obtiene mayor sabiduría
C. Una razón justa reprende la guerra y enseña la paz
Capítulo Siete: La conciencia, el eentido del olfato

del alma
I. El propósito del sentido del olfato del alma, la conciencia, es discernir
entre el bien y el mal
A. La conciencia condena
B. La conciencia da testimonio
C. La conciencia subordina
D. La conciencia testifica
II. El sentido del olfato del alma, la conciencia, tiene una corrupción séxtuple
A. La conciencia se volvió llena de obras muertas
B. La conciencia se llenó de pecado
C. La conciencia se volvió llena de maldad
D. La conciencia se hizo flaca
E. La conciencia se volvió cauterizada
F. La conciencia se contaminó
III. El sentido del olfato del alma santificado, la conciencia, testifica ante
Dios y el hombre
A. Una buena conciencia testifica
B. Una conciencia sin remordimientos
C. Una conciencia pura testifica
D. Una conciencia limpia testifica
Capítulo Ocho: La memoria, el sentido del oído del

alma
I. El propósito del sentido del oído del alma, la memoria, es recordar el
pasado
II. El sentido del oído del alma, la memoria, tiene una corrupción cuádruple
III. Las características de una buena memoria, el sentido del oído del alma,
es de diez veces
A. Una buena memoria recuerda un canto al Señor
B. Una buena memoria recuerda al SEÑOR
C. Una buena memoria recuerda la Palabra del SEÑOR
D. Una buena memoria recuerda los Caminos de Cristo
E. Una buena memoria recuerda la Oración
F. Una buena memoria recuerda su herencia de Fe
G. Una buena memoria recuerda los Dones de Dios
H. Una buena memoria recuerda los uno a los otros
I. Una buena memoria recuerda las aflicciones
J. Una buena memoria recuerde la advertencia
IV. Dios nos ordena usar el sentido del oído del alma, la memoria, para
recordar cosas específicas.
A. Recordar a los pobres
B. Recordar nuestra condición anterior
C. Recordar las prisiones de otros
D. Recordar a nuestros pastores espirituales
E. Recordar de donde hemos caído
F. Recordemos como hemos oído y recibido
Capítulo Nueve: Afecto, el Sentido del Tacto del

Alma
I. El propósito del sentido del tacto del alma, el afecto, es que tengamos el
afecto santo y justo de Dios para que a través nuestro, ministremos a Dios y a
otros
A. El afecto ministra para la Casa de Dios
B. El afecto ministra a los hermanos
C. Jesús el ejemplo del ministerio del toque celestial
1. Jesús tocó afectuosamente al leproso con limpieza
2. Jesús tocó afectuosamente una fiebre
3. Jesús tocó afectuosamente ojos ciegos
4. Jesús tocó afectuosamente a Sus discípulos
5. Jesús tocó afectuosamente una lengua con impedimento
6. Jesús tocó afectuosamente un féretro para darle vida a un muerto

7. Jesús tocó afectuosamente el oído de Su enemigo
II. El sentido del tacto del alma, los afectos, tiene una corrupción cuádruple
A. Los afectos se hicieron viles
B. El afecto se tornó no natural
C. El afecto se hizo carnal
D. El afecto se hizo desordenado
III. Siendo santo y justo el afecto, el sentido del tacto del alma, tiene el
privilegio de enfocarse en las cosas celestiales
A. El Hijo de Dios Es de arriba
B. El Poder Reinante de Dios es de arriba.
C. El Premio, a la Soberana Vocación de Dios en Cristo Jesús, es de arriba
D. La Sabiduría de Dios es de arriba
PARTE CUATRO
El Espíritu del Hombre
Introducción Al Ámbito Espiritual del Hombre
Capítulo Diez: El Sentido de la Vista en el Espíritu

– La Fe
I. El propósito del sentido de la vista del espíritu, nuestra fe, es para ver
como experimentar y mantener un relación de unión con Dios
II. El sentido de la vista del espíritu, nuestra fe, tiene una corrupción séxtuple
A. La Fe corrupta confía en la criatura no santa
B. La Fe corrompida confía en la vanidad
C. La Fe corrupta confía en los carros
D. La Fe corrupta confía en los príncipes
E. La Fe corrupta confía en la violencia y la iniquidad
F. La Fe corrupta confía en las imágenes
G. La Fe corrupta confía en la palabras mentirosas
H. La Fe corrupta confía en la hermosura
I. La Fe corrupta confía en nuestras propias obras
J. La Fe corrupta confía en la auto justificación
K. La Fe corrupta confía en nuestra propia maldad
L. La Fe corrupta confía en nuestro propio camino
M. La Fe corrupta confía en sí misma
N. L a Fe corrupta confía en nuestro propio corazón
O. L a Fe corrupta confía en el monte
P. La Fe corrupta confía en las riquezas
III. El sentido de la vista del espíritu limpio, nuestra fe, exhibe cuatro
A. Una vista limpia permite que uno permanezca firme – que no cambia,
titubea o vacila – en las tareas designadas por Dios
B. Una Fe limpia trata fielmente (Emuná) en los negocios
C. Una Fe limpia demuestra justicia, el contentamiento del SEÑOR
D. Una Fe limpia abunda con las bendiciones del SEÑOR.
IV. Dios nos ordena que vivamos por la Fe
A. Dios dio la orden en el Antiguo Testamento para que el justo viva por
la fe
B. Dios repitió Su Mandato en el Nuevo Testamento para que los justos
vivieran por fe
Capítulo Once: La oración, el sentido del gusto del

espíritu
I. El propósito del sentido del gusto del espíritu, la oración, es para hablar
con Dios
II. El sentido del gusto del espíritu, la oración, tiene un corrupción doble
A. El hombre usa su oración corrupta para adorar dioses falsos
B. El hombre usa su corrupta oración para exaltarse a sí mismo
III. El sentido limpio del gusto del espíritu, la oración, sigue el manual
perfecto de Jesús
A. Jesús nos dijo como orar
1. Entra en tu cámara
2. Cerrar la puerta
3. Orar en secreto
4. Orar de acuerdo al modelo establecido por Jesús
B. Debemos reconocer la honra de Dios
1. Reconocer a Nuestro Padre en los Cielos
2. Santificar el Nombre del Padre

3. Pedir que el Reino de Dios venga
4. Pedir por que la Voluntad de Dios sea hecha
C. Debemos presentar nuestras necesidades al SEÑOR
1. Nos da nuestro pan cotidiano
2. Perdónanos nuestra deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestro deudores
3. No nos metas en tentación
4. Líbranos del mal
D. Debemos reconocer la posesiones de Dios
1. Tuyo es el reino
2. Tuyo es el poder
3. Tuya es la gloria
4. Tu posesión es para siempre o eterna
Ca pítulo Doce: La esperanza, el sentido del olfato

del espíritu
I. El propósito del sentido del olfato del espíritu, la esperanza, es para realzar
todos los demás sentidos en el espíritu del hombre con anticipación y
expectativa
II. El sentido del olfato del espíritu, la esperanza, tiene una corrupción triple
A. La esperanza corrompida añora el oro
B. La esperanza corrupta anhela ganancia
C. La esperanza corrupta busca señales por pura curiosidad
III. El sentido del olfato limpio del espíritu, la esperanza, está puesto
correctamente en Dios.
A. David esperaba por los Juicios de Dios.
B. David esperaba en la Palabra de Dios.
C. David esperaba por osadía
D. David esperaba por la salvación
IV. Jesucristo es la Puerta de la esperanza del hombre
A. La esperanza elimina la vergüenza
B. La esperanza da gozo en el espíritu
C. La esperanza ara
D. La esperanza trilla

E. La esperanza es unancla
F. La esperanza es vida
G. La esperanza purifica
Capítulo Trece: La Reverencia, el Sentido del Oído

del Espíritu
I. El propósito del sentido del oído del espíritu, reverencia, es temer a Dios y
obedecer Su Palabra con amor, respeto y asombro
II. El sentido del oído del espíritu, la reverencia, tiene una corrupción
séptuple
III. Cristo, a través de su humildad, reemplaza el temor corrupto en el
sentido del oído del espíritu, la reverencia, con el temor del SEÑOR
A. El temor del SEÑOR es limpio
B. El temor del SEÑOR es un refugio
C. El temor del SEÑOR es Sabiduría
D. El temor del SEÑOR odia todas las cosas que se oponen a Su
naturaleza santa
E. El temor del SEÑOR es vida
Capítulo Catorce: La adoración, el sentido del tacto

del espíritu
I. El propósito del sentido del tacto del espíritu, la adoración, es para
adoración sólo a Dios, con extrema devoción, amor Intenso y suma sumisió.
II. El sentido del tacto del espíritu, adoración, tiene una corrupción cuádruple
A. El hombre adoró las obras de sus manos
B. El hombre adoró al ejército del cielo
C. El hombre adoró a Satanás
D. El hombre adoró a la criatura
III. El sentido del tacto limpio del espíritu, la adoración, hace que el hombre,
en toda situación, se incline al SEÑOR Dios en dulce entrega, adoración y
hermosura de santidad
Epílogo

Triple Naturaleza - Cuerpo, Alma, Espiritu

Cargado por

Información del documento

Título original

Derechos de autor

Formatos disponibles

Compartir este documento

Compartir o incrustar documentos

Opciones para compartir

¿Le pareció útil este documento?

¿Este contenido es inapropiado?

Copyright:

Formatos disponibles

Triple Naturaleza - Cuerpo, Alma, Espiritu

Cargado por

Copyright:

Formatos disponibles

por B. R.

Christ Gospel Churches, International, Inc.

******ebook converter DEMO Watermarks*******

******ebook converter DEMO Watermarks*******

******ebook converter DEMO Watermarks*******

******ebook converter DEMO Watermarks*******

******ebook converter DEMO Watermarks*******

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así la lengua está puesta

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda

La Espada de la Palabra de Dios penetra disecando más críticamente que

Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y

******ebook converter DEMO Watermarks*******

Cuando Adán masculino y Adán femenino pecaron en el Huerto del Edén,

******ebook converter DEMO Watermarks*******

Dando en esto á entender el Espíritu Santo, que aun no estaba descubierto

Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo

******ebook converter DEMO Watermarks*******

al trabajar en la Palabra y en la oración;

A través del SEÑOR Jesucristo, Su don de salvación, y Su obra dentro de

Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para

******ebook converter DEMO Watermarks*******

******ebook converter DEMO Watermarks*******

La Palabra de Dios claramente revela la Verdad sobre la vieja naturaleza y

Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y

******ebook converter DEMO Watermarks*******

******ebook converter DEMO Watermarks*******

I. La Sangre de Jesucristo provee santificación

Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo por su propia

Salgamos pues á él fuera del real, llevando su vituperio (Hebreos 13:13)

para sufrir vergüenza inexpresable por nuestro compor tamiento

II. El Espíritu Santo y Fuego proveen santificación

Para ser ministro de Jesucristo á los Gentiles, ministrando el evangelio

Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del

Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué

******ebook converter DEMO Watermarks*******

III. Las Aguas del Nombre de Jesucristo, Muerte y

******ebook converter DEMO Watermarks*******

Y hallado en la condición como hombre, se humilló á sí mismo, hecho

******ebook converter DEMO Watermarks*******

Cuando el SEÑOR revela la muerte desobediente de nuestra carne,

Para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra,

******ebook converter DEMO Watermarks*******

******ebook converter DEMO Watermarks*******

******ebook converter DEMO Watermarks*******

******ebook converter DEMO Watermarks*******

Y todos los que moran en la tierra le adoraron, cuyos nombres no están

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual

El cuerpo natural será resucitado como un cuerpo espiritual. Se siembra

El cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante

******ebook converter DEMO Watermarks*******

Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; empero y á él y á

El cuerpo no es para fornicación.

El cuerpo del creyente no es para ser contaminado con la lujuria

******ebook converter DEMO Watermarks*******

Y conjuró José á los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará,

Y aconteció que al sepultar unos un hombre, súbitamente vieron una

I. El sentido de la vista se mueve a través del ojo

El sentido más poderoso en el cuerpo es el ojo. Permite que el dueño vea,

Y ¿por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de

******ebook converter DEMO Watermarks*******

Porque tu misericordia está delante de mis ojos, Y en tu verdad ando

Ciertamente con tus ojos mirarás, Y verás la recompensa de los impíos

No pondré delante de mis ojos cosa injusta: Aborrezco la obra de los

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*

ebook converter DEMO Watermarks*