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Antecedentes
1. La Guerra del Opio (1839-1843 y 1856-1860) Enfrentamiento entre el Imperio británico
y China por la comercialización del opio.
2. La Rebelión de Tai-Ping (1850-1864) Levantamiento popular chino contra el gobierno
de la dinastía Ching, encabezado por Hong Xiuquan, quien se proclamó soberano del
Reino Celestial, o Tai-Ping.
3. La Rebelión de los Bóxers (1899-1900) Resentimiento chino contra Japón y los países
occidentales. El levantamiento general provocó que una fuerza combinada europea
A principios del siglo XX China era un imperio con una historia de 5000 años que se
encontraba en franca decadencia, habiendo sufrido la penetración de los imperialismos
británico, japonés, francés y norteamericano que dominaban diferentes partes de su
territorio. En 1911 se produce un levantamiento encabezado el partido nacionalista, el
Kuomintang dirigido por Sun Yat-sen, que derroca al último emperador. La débil
burguesía china no resuelve ninguno de los principales problemas del país: ni logró la
independencia nacional, ni promovió una reforma agraria que saque de la miseria a los
cientos de millones de campesinos que constituían la nación. El país quedó además
dividido en regiones controladas por los llamados “Señores de la Guerra” que se
apoyaban en diferentes potencias imperialistas.
La larga Marcha
Sin embargo Chiang Kai sek, que tenía un ejército más numeroso que el de Mao, se
había quedado con gran parte del armamento japonés y tenía el apoyo norteamericano
rompió el acuerdo y a mediados de julio de 1946 comenzó los ataques para recuperar
las zonas controladas por el Ejército Popular de Liberación. Mao tardó semanas en
decidir cómo responder. Finalmente, ante el peligro de una masacre similar a la del ´27
por un lado y a la presión de los campesinos que seguían llevando adelante la lucha
contra los terratenientes por el otro, se decidió a enfrentar al Kuomintang, dando inicio
a la guerra civil. La fuerza del ejército de Mao se sostenía en el apoyo de los
campesinos que masivamente se levantaron apoyando la revolución agraria, provocando
la derrota del Kuomintang y la huida de Chiang Kai Sek hacia Taiwán bajo la
protección norteamericana. El 1 de octubre de 1949, frente a la plaza de Tiananmen -en
Pekín- Mao proclamó la República Popular China.
Sin embargo, el Programa de Transición escrito por Trotsky en 1938 no descartaba “la
posibilidad teórica de que bajo la influencia de una combinación muy excepcional
(guerra, derrota, crack financiero, ofensiva revolucionaria de las masas, etc…)Los
partidos pequeño burgueses sin excepción a los stalinistas, pueden llegar más lejos de lo
que ellos quisieran en el camino de una ruptura con la burguesía.”[2] La revolución
China, como luego la Cubana, ponían esta hipótesis poco probable como un hecho de la
realidad. A pesar de que el programa de Mao era el de la revolución democrática y un
gobierno de unidad nacional, el ascenso campesino por un lado y la presión del
imperialismo y el Kuomintang por otro, lo llevaron a emprender la guerra civil que
terminó con el PCCH en el poder. El estallido de la guerra de Corea en 1950, que
colocó a las fuerzas armadas norteamericanas en la frontera de China llevó al gobierno
de Mao a terminar de liquidar los restos de la burguesía nacional, aliada al
imperialismo. Algo similar ocurriría años después en Cuba. El Programa de Transición
aclaraba que “En cualquier caso una cosa está fuera de dudas: aún en el caso de que esa
variante poco probable llegara a realizarse en alguna parte y un “gobierno obrero y
campesino” – en el sentido indicado más arriba- llegara a constituirse, no representaría
más que un corto episodio en el camino de la verdadera dictadura del proletariado.”[3]
Esto debido a que sin la dirección del proletariado era imposible establecer un régimen
de democracia obrera, y por otro lado sin una dirección que tome la revolución nacional
como parte de la revolución internacional, las conquistas obtenidas tenderían a
retroceder tarde o temprano. A diferencia de los bolcheviques, que al calor de su triunfo
revolucionario fundaron la III Internacional, el maoísmo no desarrolló una política de
extensión de la revolución. Por el contrario, ni siquiera impulsó una federación con los
Estados Obreros existentes. La expropiación de la burguesía posibilitó un mejoramiento
cualitativo de las condiciones de vida del pueblo chino logrando lo que no se había
logrado en siglos: la unidad nacional, la independencia del imperialismo y la
erradicación del hambre. Sin embargo las limitaciones que le impuso la dirección –en el
sentido señalado anteriormente- marcarían las profundas contradicciones del proceso.
La Revolución Cultural
En 1989, como parte de las grandes movilizaciones que tiraron abajo el Muro de Berlín
y a los regímenes estalinistas en Europa del Este estalló una rebelión también en
China. Protagonizada por la juventud que reclamaba derechos democráticos fue
reprimida salvajemente en la masacre de la Plaza Tiananmen. Liquidada la rebelión, la
dirección burocrática del PCCH aceleró el proceso de restauración capitalista.
La transformación en potencia imperialista
En este proceso se formó una nueva clase burguesa dominada por los llamados
“príncipes rojos” hijos de los jerarcas del Partido Comunista, asociados con el capital
internacional Chino de Hong Kong y Taiwán. Controlada estrechamente, al igual que el
capital corporativo occidental por las altas esferas del gobierno.
KOREA
En 1592 tiene lugar un hecho que marcaría la historia de Corea y sería las bases de los
futuros conflictos con los japoneses: estos, guiados por Toyotomi Hideyoshi, deciden
invadir Corea, acusándola de no permitirles el paso hacia China (objetivo último de los
japoneses). La guerra duró hasta 1598, con trágicas consecuencias para los coreanos: el
país fue sido saqueado, la población civil masacrada y el patrimonio cultural ultrajado.
¿Por qué los coreanos se interpusieron entre Japón y China? Desde el comienzo de la
Dinastía Joseon la relación con China era muy especial: los coreanos miraban al
Gigante Asiático como ejemplo de gran civilización, tomándola como modelo. Aquí
puedes aprender más acerca de la historia de Japón.
Tras la guerra con Japón, a Corea le costo volver a levantar cabeza y durante los últimos
siglos de la Dinastía Joseon perdieron el esplendor de antaño. Aunque también se
siguieron implementando importantes reformas sociales, agrarias e industriales.
En 1897 el rey Gojong proclamó el Imperio de Corea, pero lo cierto es que tendría una
vida muy corta: los japoneses, que desde finales de 1800 no paraban de cosechar éxitos
militares contra China y Rusia, volverían a Corea para, esta vez
definitivamente, disolver la Dinastía Joseon y anexarla a su territorio.
Ocupación Japonesa y Segunda Guerra Mundial (1910-1945)
La ocupación japonesa fue todo menos amigable. La estructura de la sociedad coreana
se elimina por completo, y ahora, en lugar de los yangban, gobierna una élite
japonesa que tenía como fin último borrar el fuerte sentimiento nacionalista coreano.
Se propuso reemplazar el confucianismo por el budismo y el sintoísmo, y hasta
el japonés viene impuesto como idioma oficial. Unido a todo esto, las humillaciones a
las que estaban sometidos los coreanos fomentan el sentimiento antijaponés.
Por supuesto hubo rebeliones. Una en particular, iniciada el 1 de marzo de 1919 tras la
muerte del último rey Gojong, y que pasó a la historia por las fuertes protestas y la
desmesurada respuesta japonesa. Por fin, se decidió aflojar un poco la cuerda y dar a los
coreanos algo más de autonomía… al menos hasta los años ’30, cuando regresaron con
la mano de hierro.
Por otro lado, no hay que obviar que la ocupación japonesa también tuvo un efecto
positivo sobre el país, que se modernizó de manera sustancial… Claro, a costa del
trabajo durísimo de los coreanos, que fueron explotados solo para mejorar las
condiciones de los propios japoneses (optimizar el sistema agrario coreano porque
necesitaban más arroz para ellos mismos, crear industrias para producir cosas que
necesitaban…). Pero bueno, es hecho que Corea, tras la Segunda Guerra Mundial era
el segundo país más industrializado de Asia, obviamente tras los mismos japoneses.
Las pésimas condiciones de vida se incrementan en los años de la II Guerra Mundial,
cuando miles de mujeres fueron utilizadas como esclavas sexuales o como trabajadoras
forzosas en empresas japonesas. Hablando de trabajos forzosos, no hay que olvidar
que montones de coreanos perdieron la vida en minas japonesas, trabajando en
condiciones infrahumanas.
Sin duda, la ocupación japonesa fue uno de los momentos más duros de la historia de
Corea y todavía hoy es algo que no se pudo olvidar.
División de las dos Coreas y Guerra de Corea
Cuando en agosto de 1945, tras las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, Japón se
rinde, ningún coreano sospechaba lo que estaba a punto de suceder…
Lo que debería haber sido un momento glorioso, de restauración de una independencia
ansiada desde hacía muchas décadas, se transformó en un nuevo y terrible capítulo de la
historia de Corea. El país entró en plena Guerra Fría sin comerlo ni beberlo. Por un lado
la antigua URSS quería hacerse con el control de Corea, y por otro Estados Unidos no
podía permitir el avance del comunismo en Asia (aunque sus peores pesadillas se
hicieron realidad cuando en China triunfó Mao Zedong).
Estados Unidos propuso a la URRS dividir temporalmente el país en dos, utilizando
como frontera el Paralelo 38. El sur quedó custodiado por los americanos, mientras
el norte pasó a estar ocupado por la URSS. El objetivo era expulsar a los japoneses,
asegurar el orden público y apoyar a Corea en la instauración de un gobierno. Pero las
cosas no acabaron así…
De hecho el país se hundió en el caos y grupos pro-comunistas y anticomunistas
aparecieron como setas. El norte, más industrializado, simpatizante de las ideas
comunistas y liderado por Kim Il-sung, comenzó una serie de purgas destinadas a
eliminar a posibles opositores. Así que centenares de millares de coreanos escaparon al
sur, que por aquel entonces era la parte más pobre de Corea.
El 15 de agosto de 1948, tras las primeras elecciones, se proclama la República de
Corea (Sur), con Syngman Rhee al poder. Por otro lado, unas semanas más tarde en el
norte nace la República Popular Democrática de Corea, con Kim Il-sung como líder.
Meses después, tanto EE.UU. como la URSS abandonan el país, decidiendo mantener
las cosas así como están.
Pero una vez más hay un golpe de efecto: el 25 junio de 1950 Corea del Norte decide
invadir el Sur. Empieza así la Guerra de Corea, que duraría 3 largos y terribles años.
EE.UU. y la URSS (que, por supuesto, apoyaba los planes expansionistas de Kim Il-
sung) regresan armados a la península para apoyar los correspondientes bandos.
Lo cierto es que la Guerra Civil de Corea deja al país temblando, pero no tras ella no se
produce ningún cambio decisivo. En 1953 las hostilidades cesan con un armisticio, y
hoy en día el Paralelo 38 sigue marcando el límite entre los dos países. Y
sí, técnicamente las dos Coreas siguen en guerra.
En cuanto a las relaciones con Japón, siguen siendo algo tensas: es cierto que han
pasado varias décadas desde el fin de la ocupación, aunque el sentimiento de
desconfianza sigue vivo.
¡Buah! Llegamos al final de este (no tan) breve resumen de la historia de Corea…
Aunque como ves muy breve no ha sido :-p Pero anda que no hay chicha! Ojalá te haya
gustado y te ahora puedas entender un poquito más el pasado (y presente) de este rincón
asiático TAN interesante.
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-69242013000100008
https://www.redalyc.org/journal/4677/467753858008/html/