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revolución china causas y consecuencias

La revolución china de 1949, llamada también Revolución


Comunista china, se manifiesta, producto de un extenso
conflicto civil o guerra civil china emprendida en 1927 y que tuvo
como participantes, a los llamados nacionalistas (liderados por el
general Chiang Kai-shek) y a los comunistas (dirigidos por Mao
Zedong) y que tuvo como final, el triunfo del partido comunista, el cual,
luego de la victoria, fundaron la república Popular China en el año de
1949.
Antes de que surgiera esta revolución, el partido nacional, que para
ese entonces, estaba en el poder, trató por todos los medios de crear
una nación que estuviese fortalecida, centralizada y sobre todo,
militarizada. Sin embargo, las exigencias del Tratado de Versalles, que
acepto el poder de Japón sobre la base de China, e hizo posible la
búsqueda de una salida estudiando un convenio con la Unión
Soviética.
Se considera que la revolución comenzó en 1946, tras el término de
la Segunda Guerra Mundial y la invasión japonesa de China, motivo
por el cual los dos bandos, el nacionalista y el comunista, se habían
visto obligados a pactar una tregua y formar un frente común contra el
ejército invasor. Pero logrado dicho propósito, las tensiones entre
ambos reavivaron.

Las causas de la guerra civil que desembocó en la revolución se


remontan al final de la época imperial: la desigualdad económica era
enorme, especialmente en las zonas rurales y los efectos del
colonialismo y la pérdida de territorios habían provocado un enorme
malestar. A esto hay que unir la penetración de las ideas comunistas
en el país.

Causas de la Revolución china


Las causas primigenias de la guerra civil y, por lo tanto, de la
Revolución china provenían de la última época imperial, cuando la
dinastía Ching estaba en el trono. Además, el contexto internacional
también jugó un papel importante.
Desigualdad social del Imperio chino
La brecha económica y social entre los habitantes del imperio,
históricamente ya importante, aumentó bajo la última gran dinastía.
Esta desigualdad afectaba especialmente a los campesinos.

En China, la propiedad de la tierra estaba en manos de terratenientes


y de las clases privilegiadas, mientras que los campesinos y los
habitantes de las aldeas del interior del país vivían en condiciones
muy precarias y sin que el gobierno imperial pusiera algún remedio.

El sistema casi feudal de la economía china perpetuaba las


situaciones de pobreza. Fue entre los campesinos y los menos
favorecidos donde se implantó el comunismo en el país.

El colonialismo y la pérdida de territorios


Los gobernantes de la dinastía Qing habían sido muy ineficaces a la
hora de impedir que China perdiera territorios. Bajo sus gobiernos, el
país había perdido Taiwan y zonas de Corea, además de sufrir la toma
de Manchuria y ataques por parte de Japón.

Después de décadas en las que China tuvo que someterse a los


intereses colonialistas de las potencias occidentales, la población no
estaba dispuesta a que la situación se prolongara. La pérdida del
puerto de Hong Kong fue la última humillación que estaban dispuestos
a tolerar.

Conflictos internos
Como se ha señalado, China había sido víctima de los deseos
expansionistas de las potencias occidentales. Uno de los conflictos
más importantes, todavía en el en el siglo XIX, fueron las llamadas
Guerras del Opio, en las que China fue humillada frente a Inglaterra.

La población China deseaba volver a sentirse como un gran país y el


resentimiento comenzó a ser un sentimiento común entre las nuevas
generaciones.

Las rebeliones contra la dinastía Qing, a la que muchos culpaban de la


decadencia del país, fueron continuas en los años previos a la guerra
civil. Estos levantamientos contribuyeron, a su vez, a que el gobierno
imperial fuera debilitándose.

Expansión del comunismo


El comunismo había ido aumentando su influencia en varios países
europeos desde finales del siglo XIX. La Revolución rusa de 1917
significó la creación del primer estado regido por esta ideología.

La situación geográfica de la recién creada Unión Soviética provocó


que el comunismo comenzara a extenderse también por Asia. En
China, donde su Partido Comunista fue apoyado por los soviéticos,
estas ideas fueron bien acogidas por los empobrecidos campesinos y
por los obreros.

Cuando los japoneses fueron expulsados de Manchuria, las tropas


soviéticas en la zona incautaron su material militar y lo entregaron al
bando comunista de la guerra civil.

Por otra parte, la República China había empeorado sus relaciones


con los Estados Unidos, por lo que apenas pudo contar con su apoyo
durante la guerra civil.

Desarrollo de la revolución: etapas


Antes de que la guerra civil se reanudara, en China existían cuatro
grandes fuerzas militares: los japoneses, que controlaban parte del
territorio; el gobierno chino colaboracionista de Wang Chingwei, con
capital en Nankín; los nacionalistas del Kuomintang; y los comunistas
de Mao.

Japón fue derrotado y obligado a abandonar China en 1945. Las


fuerzas que se habían enfrentado en la primera parte de la guerra civil
iniciaron conversaciones de paz con la participación de Estados
Unidos y la URSS.

El fin de las negociaciones de paz en 1946


La primera etapa de la Revolución china consistió, paradójicamente,
en el intento de que la guerra civil no se reanudara y su fracaso. Las
negociaciones, a pesar del interés de EE.UU y de la URSS en que el
conflicto no continuara, resultaron un fracaso.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el Ejército Rojo de la URSS


había desplazado a más de un millón y medio de soldados a
Manchuria para controlar las posiciones japonesas.

Mientras, Chiang Kai-shek había comprendido que no tenía los medios


para evitar que los comunistas chinos se hicieran con las regiones
manchures cuando los soviéticos se retiraran

El líder del Kuomintang negoció con la URSS para que retrasara su


marcha y que sus tropas pudieran llegar a Manchuria. La URSS
cumplió con los plazos, pero al mismo tiempo ayudó al PCCh a
controlar toda la región.

Los Estados Unidos, por su parte, enviaron a China al general George


Marshall para que participara en las negociaciones entre el
Kuomintang y el PCCh. El estadounidense propuso que se formara un
gobierno de coalición en el que participaran todas las facciones
políticas del país.

Los términos de la propuesta fueron rechazados tanto por los


comunistas como por los nacionalistas. En la primavera de 1946, a
pesar de que las conversaciones continuaron, se reanudaron los
enfrentamientos armados.

Ofensiva nacionalista (1946-1947)


La iniciativa tras la reanudación de las hostilidades la tomaron los
nacionalistas. Con sus tropas invadieron Manchuria y el norte del país
hasta tomar el control de 165 ciudades. Esta ofensiva desencadenó
las protestas de Estados Unidos, que dejó de vender armas al
gobierno chino durante 10 meses.

A finales de 1946, la Asamblea Nacional China aprobó una


constitución de carácter democrático. Sin embargo, la falta de
participación de los comunistas en su redacción la convirtió pronto en
papel mojado.

El avance militar nacionalista se mantuvo hasta abril de 1947, cuando


sufrieron algunas derrotas y detuvieron la ofensiva.
Contraataque comunista (1947-1948)
El ejército comunista, comandado por Lin Biao, se recuperó a partir de
mediados de 1947.
Su respuesta en Manchuria le permitió inmovilizar varias guarniciones
nacionalistas situadas en importantes ciudades, además de inutilizar
las líneas de ferrocarril que las comunicaban. El gobierno nacionalista
se vio obligado a enviar refuerzos mediante un puente aéreo muy
costoso.

Al mismo tiempo, los comunistas lanzaron una gran ofensiva en el sur


del país que les permitió conquistar buena parte de las provincias de
Shanxi y Hebei. Más adelante, también ocupó dos de las ciudades
más importantes de Henan y la capital de Shandong.

Esta serie de victorias tuvieron un efecto muy negativo en la moral de


las tropas nacionalistas, mientras que los soldados comunistas
estaban eufóricos. La situación provocó que muchos efectivos del
Kuomintang cambiaran de bando.

Para marzo de 1948, el ejército de Lin Biao había cercado a las tropas
del Kuomintang en tres importantes puntos del país.

Las victorias decisivas comunistas (1948-1949)


Los comunistas consiguieron recuperar toda Manchuria en una
campaña que ocasionó a sus enemigos casi medio millón de bajas.
Para finales de 1948, ya controlaban todo el noroeste del país.

A partir de ese momento, los nacionalistas fueron derrotados en varias


batallas significativas: Huai-Huai, Liao-Shen y especialmente la batalla
de Xuzhou.

Ante esta situación, Chiang Kai-shek sometió retomar las


conversaciones de paz y pidió apoyo a las potencias europeas,
Estados Unidos y la Unión Soviética. Ninguno de esos países
respondió a su petición.
La ofensiva final (1949)
Luego de tomar Pekín, capital imperial de la China, los comunistas
tenían ya el plato servido. Luego de un breve e infructífero período de
negociaciones con los nacionalistas, entraron en abril en Nankín,
antigua capital de la República China, y se hicieron con el control
pleno del país. El 1 de octubre proclamaban la nueva república
comunista y sus enemigos se refugiaban en la isla de Taiwán,
esperando durante años un ataque comunista.

Consecuencias de la Revolución China


La victoria comunista en el conflicto chino tuvo la consecuencia de
erradicar la República existente y obligar a sus representantes al
exilio. Por su parte, las tropas de Mao se hacían con el poder político y
anunciaban la creación de la República Popular China.

Este nuevo estado era de filiación comunista y autoritaria, donde Mao


hizo las veces de líder político y espiritual. Con ello, además, se puso
fin a la Guerra Civil China y se asentaron las bases para la venidera
Revolución Cultural China que dirigió el propio Mao Zedong.

Fundación de la República Popular China


El 1 de octubre de 1 949 el líder Mao-Tse-Tung declaraba la
fundación de la República Popular China e iniciaba una serie de
profundas reformas estructurales en los diferentes campos del
quehacer humano, obteniendo en poco tiempo, enormes resultados,
basándose en sus propios recursos y fuerzas. Es de especial
consideración, el establecimiento del sistema de comunas populares,
mediante la organización sistemática de una vida colectiva, llegando a
ocupar un lugar importante dentro del contexto internacional.
Mao -Tse – Tung fue el líder indiscutible de la marcha de la nueva
China. Impulsó el desarrollo de un movimiento trascendental en la
juventud china, el de los “guardias rojos”, conocido con el nombre
de “revolución cultural”.
Líderes de la Revolución Comunista China

Mao Zedong / Mao Tsé-Tung (1893-1976). Líder chino de la facción


comunista y máximo dirigente del Partido Comunista Chino luego de instaurada
la República Popular en 1949. De familia campesina, luchó desde joven contra
los invasores japoneses y luego contra los nacionalistas, una vez convencido de
que sólo el comunismo salvaría a su país. Promulgó una versión propia
del marxismo-leninismo, adaptado a las particularidades de la sociedad china, lo
cual se tradujo en un autoritarismo brutal y un modelo de desarrollo a puertas
cerradas, que jugó un importante papel en convertir a China en la potencia que
actualmente es.

Chiang Kai-shek (1887-1975). Líder militar y político de los nacionalistas


chinos opuestos a Mao Zedong, sucesor de Sun Yat-sen quien fue el fundador
del partido Kuomintang. Luego de ser derrotado por los comunistas en la
guerra civil se refugió en Taiwán y gobernó hasta su muerte, a la espera de la
caída del comunismo y la oportunidad de reconstruir una China republicana.

George Marshall (1880-1959). Militar estadounidense que fue Jefe del


Estado Mayor del Ejército durante la Segunda Guerra Mundial y autor del plan
económico que lleva su apellido (el “Plan Marshall”) para la Reconstrucción de
18 países de Europa luego del fin de la guerra. Esto le valió el Premio Nobel de
la Paz en 1953. Fue el emisario de Estados Unidos en China para mediar entre
las facciones confrontadas, pero se retiró en 1947 al darse cuenta de que
ninguna de ellas agradecía su presencia y preferían finiquitar el conflicto
mediante las armas.

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