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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN

LICEO BOLIVARIANO “DEPARTAMENTO LIBERTADOR”

BARQUISIMETO EDO-LARA

ESTUDIANTE: Iviana Santeliz

PROFESORA: Nubia Castañeda

Materia: G.H.C

2º año Sección “B”

Abril/15
El océano Pacífico es la parte del océano mundial de mayor extensión de la Tierra.
Asia-Pacífico es el eje económico del siglo XXI que pese a su heterogeneidad, aporta
cerca del 60 por ciento del Producto Interno Bruto mundial (PIB), 48 por ciento del
comercio y la tercera parte de la población del planeta. Países como China, India,
Japón, Corea tienen un gran significado no sólo por sus tasas de crecimiento
económico, sino por su incidencia en temas como el medio ambiente, la migración,
ciencia y tecnología, y la seguridad.

América Latina posee grandes recursos mineros, energéticos y alimenticios que


demanda Asia-Pacífico para su crecimiento. Esta región tiende a desplazar a Estados
Unidos, potencia que ha disminuido su interés por Latinoamérica, lo cual, en parte,
explica el acercamiento entre ambas regiones.

La Asociación Transpacífica, además de abarcar el difícil capítulo de acceso al


mercado y subsidios agrícolas, incluye disciplinas comunes en materia de inversión,
competencia, servicios, salvaguardias, resolución de conflictos, propiedad intelectual
y regulaciones medioambientales y laborales, entre otras.

Agricultores de distintas regiones del mundo han sido afectados por la llegada del
nuevo coronavirus. China, la segunda economía más grande, es uno de los mayores
socios comerciales de países como Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Reino
Unido, Francia y ciertamente Chile, entre otros es donde se detectó por primera vez
en la ciudad de Wuhan (provincia de Hubei) esta enfermedad infecciosa causada por
el virus SARS-CoV-2, en diciembre de 2019. Habiendo llegado a más de 100
territorios, el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud la
declaró pandemia.

La rápida propagación del nuevo coronavirus empieza a causar problemas serios en


los países vecinos de China. Japón y Corea del Sur afrontan sendas crisis debido al
patógeno: el primero se encuentra en el punto de mira por la gestión del crucero con
más de 620 contagiados a bordo el mayor foco fuera de China, tras dos semanas de
cuarentena ya concluida.

Por su parte, Corea del Sur ha urgido a un encierro similar a los 2,5 millones de
habitantes de la ciudad de Daegu, debido al riesgo de una infección colectiva a partir
de un foco en una iglesia.

Recién acabado febrero de 2020, el número de infectados por el coronavirus Covid-19


ha superado las 80 000 personas y ha dejado un saldo de casi 2 700 muertos. Los
esfuerzos por controlar el brote han llevado a establecer cuarentenas totales o
parciales en muchas provincias y ciudades de China, medida que ha sido adoptada en
otros países afectados.
Mientras que el coste humano del virus no deja de crecer en China y en otros países,
también está pasando factura a diversas industrias. Y es que el descenso de la
demanda y la interrupción de la oferta que están sufriendo numerosos sectores
industriales tienden a incrementar la incertidumbre en torno a la economía mundial.

La globalización ha situado a China como la pieza fundamental en el funcionamiento


de las complejas cadenas de suministros de las que depende la producción de
empresas de todo el mundo. Así, el cierre de fábricas en las provincias chinas
afectadas por el virus ha provocado un auténtico shock en un amplio abanico de
sectores industriales.

Además que China es el primer importador mundial de materias primas, por lo que
este mercado también está acusando el impacto del coronavirus. La Agencia
Internacional de la Energía (AIE) prevé que en 2020 el crecimiento de la demanda
mundial de petróleo será un 30 % inferior de lo previsto.

El cobre es utilizado en multitud de sectores como el del automóvil, los teléfonos


móviles o los electrodomésticos. La caída general de ventas ha provocado que
los fabricantes chinos retrasen o directamente cancelen contratos con los
suministradores de cobre de África y América Latina aludiendo a causas de fuerza
mayor.

Los chinos serán el grupo de turistas internacionales más numeroso que quedará
fuera de juego. Se trata de un mercado que muestra preferencia por los países de la
zona Asia-Pacífico (sus tres destinos más visitados son Hong Kong, Macao y
Tailandia). En 2019, por ejemplo, Tailandia recibió diez millones de turistas chinos, lo
que supone el 30 % de sus visitantes totales. Sin embargo, desde el estallido del
brote, el Gobierno tailandés estima que se han producido 1,3 millones de
cancelaciones solo para el periodo comprendido entre febrero y marzo.

Para terminar puedo decir que si el virus se logra disminuir la gente volvería a sus
puestos de trabajo en China y la actividad industrial se recuperaría. Esta situación le
daría un respiro tanto a la economía china como al resto de actividades económicas
globales dependientes de ella. Sin embargo, si el virus continúa extendiéndose por
China, Extremo Oriente y otras regiones, la incertidumbre y las perturbaciones se
mantendrán. En ese caso seguirían las restricciones de movimientos, y las cadenas de
suministros, que en este momento están solo temporalmente paralizadas, se
descompondrían por completo. A esto le seguiría inevitablemente el cierre de fábricas,
tanto en China como en terceros países.

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