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MOWGLI

Sobre «El libro de la selva» de


Rudyard Kipling

Ilustraciones de Virginia Piñón


Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires
Mowgli / adaptado por Mirta Torres; María Elena Cuter; ilustrado
por Virginia Piñón. - 1a ed. - La Plata: Dirección General de Cultura y
Educación de la Provincia de Buenos Aires, 2022.
Libro digital, PDF
Provincia de Buenos Aires
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-676-110-9
Gobernador
1. Libro para niños. 2. Novelas de aventuras. I. Torres, Mirta, adapt. II. Axel Kicillof
Cuter, María Elena, adapt. III. Piñón, Virginia, ilus. IV. Título.

CDD 808.899282 Vicegobernadora


Verónica Magario

Director General de Cultura y Educación


Este material ha sido elaborado Alberto Sileoni
por la Dirección General de Cultura y Educación
de la Provincia de Buenos Aires. Jefe de Gabinete
Adaptación: Cuter, María Elena y Torres, Mirta Pablo Urquiza
Edición: Leicia Gotlibowski Subsecretaria de Educación
Ilustración: Virginia Piñón Claudia Bracchi

Directora Provincial de Educación Primaria


Mirta Torres

Directora Provincial de Comunicación


Carla Tous
Índice

Parte I
Oración de las fieras
CAPÍTULO I
La familia de Mowgli

6 de la Selva
CAPÍTULO II
Los maestros de Mowgli

33 QUEREMOS SIEMPRE SER LIBRES,

CON LA FUERZA DESATADA,

Parte II QUE ABUNDE SIEMPRE LA CAZA


CAPÍTULO III
Mowgli y los Bandar-Log PARA CALMARNOS EL HAMBRE.

52
CAPÍTULO IV
Diez años después

85
5
CAPÍTULO I
La familia de Mowgli

Personajes
AKELA,
el Lobo Gris, anciano
jefe de la manada

PADRE LOBO MOWGLI,


el cachorro de hombre
y MADRE LOBA
llamado RANA
o RANITA

TABAQUI,
la hiena

SHERE KHAN,
el tigre BALOO, el oso y BAGHEERA , la pantera

6 7
Las colinas parecían un horno.
El Padre Lobo, que había pasado
todo el día durmiendo, se despertó.
Se rascó, bostezó y fue estirando
Se encaminó hacia afuera cuando
primero una pata, después las otras.
observó una pequeña sombra ir y
Se desperezaba.
volver ante la cueva, balanceando
La Madre Loba estaba echada. Su una cola mullida.
cabeza gris reposaba cariñosamente —Es Tabaqui, la hiena —pensó
sobre los cuatro lobatos, unos Padre Lobo mientras se asomaba y
cachorros indefensos y chillones. escuchaba el tono quejoso de la voz
de Tabaqui:
Fuera de la cueva, brillaba la luna.
—Buena suerte, jefe de los lobos. Y
El Padre Lobo dijo: —¡Ajjj! Es hora que la misma suerte tengan siempre
de salir a cazar. tus hijos.

8 9
f e —Tabaqui —dijo Padre Lobo—, en
En la Selva, los lobos desprecian mi cueva no hay comida.
a la hiena porque es chismosa, —Seguramente no hay comida
lleva rumores de un lado para un lobo —contestó la hiena—.
a otro y come sobras Pero para un animal como yo, hasta
que recoge de cualquier hueco un hueso reseco es un banquete.
en el que encuentra basura.
La desprecian pero también le
temen porque cuando Tabaqui
se enfurece muerde todo
lo que encuentra a su paso.
f e

10 11
Tabaqui se dirigió hacia el fondo —¿Por qué lo hace? —gritó furioso
de la cueva y encontró un hueso de Padre Lobo—. De acuerdo con la
ciervo. Todavía tenía algo de carne. Ley de la Selva, no puede cambiar
Empezó a triturarlo relamiéndose su territorio de caza sin previo aviso.
de gusto. El enojo se reflejaba en Espantará a las presas y tendré que
la mirada de Madre Loba y de su trabajar el doble para encontrar
pareja. alimento para mi familia.
—No olvidemos que Shere Khan
Luego, la hiena añadió escupiendo
es un tigre débil —dijo Madre Loba
sus palabras:
en voz baja—. Jamás ha sido capaz
—El Gran Shere Khan andará
de matar otra cosa que animales
buscando presas en estas colinas
domésticos. Por eso lo persiguen los
hasta que cambie la luna.
campesinos de la ribera del río y huye
f e hacia aquí.
Shere Khan era el tigre que
—Y nosotros —agregó Padre Lobo—,
ahora rondaba cerca del río,
tendremos que huir  con nuestros
a pocos kilómetros de distancia.
cachorros. Y se lo tendremos que
f e
agradecer a Shere Khan.

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—Puedo transmitirle su
agradecimiento—, dijo Tabaqui
riendo burlona—. ¡Escuchen!, ya se
oye desde aquí el rugido del tigre.

Padre Lobo escuchó con atención.


En el fondo del valle se oía esa especie El lamento del tigre se había
de lamento rabioso que emite el tigre conver­tido en un ronquido, un
cuando está hambriento. ruido infernal que asustaba a los
—Atención —dijo Madre Loba—. campesinos, obligados a cuidar
Shere Khan ha olido al hombre y lo sus rebaños y sus manadas por las
busca por toda la selva. noches.

14 15
f e
La Ley de la Selva prohíbe a las
Muy cerca crujieron los matorrales.
fieras comer carne humana.
Padre Lobo se agachó y se
Y hay una razón muy poderosa
preparó para saltar. Lo que sucedió
para hacerlo: si las fieras
fue algo extraordinario: el lobo saltó
matan a un hombre, tarde o
y se lanzó al ataque contra algo
temprano los hombres invaden
desconocido que se acercaba.
la selva, provocan incendios,
Pero cuando estaba en pleno
atrapan a los cachorros,
salto, intentó detenerse y volvió
y todo es dolor y miedo.
a pisar tierra casi en el mismo
g h
lugar del que había salido.
Padre Lobo avanzó unos pasos
hacia afuera de la caverna. En la —Un hombre —dijo disgustado—.
maleza estaba Shere Khan gruñendo Una cría humana. Mira.
furiosamente.
Madre Loba vio a un niño apoyado
—¡Shhh! Hay algo que sube por la en una rama baja. Apenas podía
colina —dijo Madre Loba orientando caminar, desnudo y moreno. Era
sus orejas en esa dirección. hermoso.

16 17
Jamás se había presentado nada El niño empujaba como un
igual ante la cueva de un lobo. El cachorro para acercarse al
niño los miró y se rio tranquilo, sin calor del cuerpo de la loba.
miedo alguno.
—Mira —exclamó ella—.
—Es la primera vez que veo Se alimenta con los demás.
un cachorro de hombre —dijo
—No tiene pelo —observó Padre
sorprendida Madre Loba—. Tráemelo.
Lobo—. Y está tan indefenso que si lo
Las dos mandíbulas de Padre rozara con una pata, lo mataría. Y sin
Lobo se cerraron sobre la espalda embargo, nos mira sin miedo.
del niño, que sin sufrir ni un rasguño
quedó colocado entre los cuatro
lobatos.
—Pequeño atrevido —murmuró
con dulzura Madre Loba.

18 19
La luz de la luna iluminaba el —Reclamo mi derecho —dijo la
interior de la cueva. De repente todo fiera enfurecida—. ¿No sabes acaso
quedó a oscuras. que soy Shere Khan? —rugió el tigre.
Shere Khan había metido su gran Madre Loba se separó de sus
cabeza por el hueco de la entrada. lobatos y se acercó. Sus ojos brillaban
Padre Lobo preguntó como dos enormes luces verdes.
amablemente aunque sus ojos —La cría humana es mía. Nadie la
expresaban lo contrario: matará. Y tú, fiero cazador, la verás
—¿Qué deseas, Shere Khan? corriendo con nuestra manada
—dijo la loba con una voz extraña que
—Mi presa, solo eso. Perseguía
sonaba como la de un demonio—.
a sus padres pero han huido
¡Apártate de aquí!
abandonando a su cachorro. Te exijo
que me lo entregues. Shere Khan se dio cuenta de que
—Los lobos —gritó Padre sería capaz de luchar con Padre
Lobo— solo obedecen al jefe de su Lobo. Pero sabía que pagaría con
manada. ¡El cachorro de hombre su vida si enfrentaba a Madre Loba.
es nuestro! Ella estaba dispuesta a llegar hasta
el final.

20 21
Se retiró con enorme disgusto de Y volviendo su mirada hacia el
la entrada de la caverna. niño, le dijo:
—Y tú, Ranita, Mowgli, quédate
Madre Loba se tumbó entre sus quieto. Ya llegará el tiempo en que
lobatos. Padre Lobo le dijo con aire serás tú quien cace a Shere Khan.
preocupado:
e f
—Si sigues con la firme decisión de
quedarte con el cachorro humano, la En cuanto crecen los cachorros
de lobo y pueden mantenerse
manada tiene que saberlo.
de pie, su padre debe llevarlos
—¡Por supuesto que me quedaré al Consejo. De ese modo,
con él! los demás lobos los reconocen
como integrantes de la manada.
Desde ese momento,
los lobatos pueden corretear
por donde quieran.
g h

22 23
Padre Lobo esperó a que Cada madre empujaba hacia el
los cachorros fueran capaces de centro del lugar a sus cachorros y
caminar. Entonces, la noche en que Akela exclamaba:
se reunía toda la manada, los llevó al —¡Lobos, miradlo bien!
Consejo, junto con Mowgli y Madre
Loba. El lugar era un monte rocoso, Al final, Madre Loba sintió un
lleno de guijarros. El espacio era tan escalofrío. Fue Padre Lobo quien
amplio que se podían reunir, bien acercó a Mowgli, la Rana. El cachorro
protegidos, hasta cien lobos. humano se sentó en el centro y sonrió
Allí estaba Akela, el mientras jugaba con los guijarros
enorme Lobo Gris. Por que brillaban a la luz de la luna.
su fuerza y su habilidad
para cazar lo habían
elegido jefe de la
manada, pero ya
era muy viejo.

24 25
Akela no hizo un solo movimiento Se levantó Baloo sobre sus patas
y volvió a gritar: traseras y dijo:
—¡Miradlo bien, lobos! —¿El cachorro humano? Quiero
hablar en su favor. ¿Qué mal puede
De pronto, se oyó un rugido detrás
hacernos? Yo me encargaré de
de las rocas. Era Shere Khan: en­s eñarle.
—Dénmelo. El cachorro humano
es mío. Nada tiene que ver ese niño
con los lobos.
—¿Quién defiende los derechos
de este cachorro?—preguntó Akela.

El oso Baloo, siempre soñoliento,


es el encargado de enseñar a los
lobatos la Ley de la Selva. Por eso,
podía asistir a las reuniones de la
manada. Además, no estorbaba a
ningún lobo porque solo come
nueces, raíces y miel.

26 27
—¿Quién sigue en el uso de la Su piel era tan suave como las
palabra? —volvió a preguntar Akela, plumas nuevas de las aves e hizo oír
el anciano jefe de la manada. su voz dulce como una fruta madura.

En aquel momento se deslizó —Quiero recordarles que hay una


hacia el centro del círculo una Ley en la Selva que permite comprar
sombra. Era Bagheera, la pantera, un cachorro por un precio justo
negra de la cabeza a la cola. La —expresó Bagheera—. Ofrezco un
luz brillaba sobre su piel. Todos toro, un animal enorme que acabo
le temían. de cazar y que está cerca de aquí.
Entrego el toro por la cría de hombre.
¿Están de acuerdo?

Se oyó un confuso clamor que


decía:
—Una Rana como esta no puede
perjudicar a la manada. Será uno
más entre nosotros.

28 29
Entonces volvió a oírse el gruñido —Llévatelo —dijo Akela a Padre
penetrante de Akela: Lobo—. Enséñale todo lo que debe
—¡Miradlo bien, lobos de la manada! saber un lobo.

Mowgli estaba entretenido en Esta es la historia de cómo Mowgli


sus juegos y no prestó atención entró a formar parte de la manada
cuando, uno por uno, se le fueron de los lobos.
acercando los lobos. A medida que
lo reconocían, se alejaban todos en
busca del toro muerto.

Se quedaron solos Akela, Baloo,


Bagheera y la familia de Mowgli.

30 31
CAPÍTULO II
Los maestros de Mowgli

Canción de las fieras Personajes


que salen a cazar
PIES SILENCIOSOS.

OJOS QUE TRASPASAN LA NOCHE.

OÍDOS QUE DISTINGUEN LOS RUIDOS. MOWGLI, BALOO


y BAGHEERA
DIENTES PREPARADOS.

TODAS SOMOS ASÍ,

LAS FIERAS DE LA SELVA.

Los BANDAR–LOG,
los monos grises

32 33
Nadie puede imaginar lo feliz que
fue la vida de Mowgli con los lobos.
Había aprendido de Baloo que las
Creció junto a los lobatos pero ellos
nueces con miel son lo más exquisito
lo hicieron más rápido: los lobatos
ya eran adultos cuando Mowgli era del mundo y trepaba a los árboles
todavía un niño pequeño. para buscarlas. El viejo oso pardo
estaba orgulloso de tener un alumno
Padre Lobo le enseñó a tan inteligente.
comprender el significado de todos
los ruidos de la Selva: un crujido  en e f
la hierba, un soplo de aire en la Los lobatos aprenden solo
noche, el ulular de los búhos sobre lo que tiene que ver con las
su cabeza, los ruidos que hacen los necesidades de su manada:
murciélagos al detener su vuelo conseguir presas para
sobre un tronco, el chapoteo de un alimentarse y distinguir los
pez cuando salta en el agua.
ruidos que indican la cercanía
Mowgli se tendía al sol en los de algún enemigo peligroso.
momentos en que no tenía que Es lo único que les interesa
aprender algo. Si era fuerte el calor, de la Ley de la Selva.
se iba a nadar a las lagunas cercanas. g h

34 35
A Mowgli, Baloo le enseñó
cómo distinguir una rama sana de
una carcomida; le aconsejó hablar
suavemente al pasar debajo de las
y también las palabras que tenía que
colmenas de las abejas salvajes;
le explicó qué palabras decirle a emplear con las serpientes de agua
Mang, el murciélago, cuando él se antes de lanzarse a una laguna para
empeñaba en no dejarlo dormir nadar entre ellas.

36 37
Fue muy importante para Mowgli
aprender de su maestro la consigna
que debe repetir un cazador al llegar
a un territorio extraño: «Dadme
permiso para cazar en tus tierras.
Tengo hambre». Si la respuesta es:
«Puedes cazar, pero solamente para
comer»; el cazador ingresa,
pero nunca debe olvidar
el acuerdo.
Bagheera, por su parte,
le había enseñado a trepar.
La pantera era muy cariñosa con
el niño. Como jugando, se tendía
sobre una rama y lo llamaba. Las
primeras veces, Mowgli se agarraba
con torpeza de los troncos hasta
llegar junto a su maestra. Pero poco
a poco empezó a volar de una rama
a otra como los monos grises.

38 39
Un día, Bagheera, la pantera, le
dijo a Baloo:
—Debes tener en cuenta que
todavía es un cachorro. ¡Su cabeza es
pequeña y todas tus enseñanzas no
pueden entrar en ella!
—Tú sabes, amiga —respon­ dió
Baloo—, que en la Selva hay muchos
peligros y trato de que Mowgli sepa
protegerse.

El oso alzó la cabeza y dijo:


—Ven aquí, pequeño.
Mientras se deslizaba por
Desde el lugar al que se había el tronco de un árbol y bajaba
trepado, respondió Mowgli con voz a tierra, seguía hablando:
malhumorada: —Y debes saber que vengo
—Tus palabras me zumban como por Bagheera y no por ti, Baloo, que
si tuviera un enjambre en la cabeza. siempre me retas.

40 41
—Sé muchos lenguajes, ¿cuál
—No doy importancia a lo debo hablar? —preguntó Mowgli
que dices —dijo Baloo, aunque bastante orgulloso.
realmente se sintió herido por las
—Habla con las palabras de los
expresiones de Mowgli. pájaros.
—Repítele a Bagheera las
Mowgli repitió algunas palabras y
Palabras Mágicas de la Selva
al final silbó como lo hace el buitre.
que has aprendido hoy conmigo,
cachorro desagradecido —agregó —Ahora quiero que me digas las
Baloo todavía enojado. palabras de las serpientes —pidió
Bagheera.
e f
Las Palabras Mágicas forman Mowgli repondió con un silbido
un conjunto de lenguajes; son los imposible de describir. Hizo luego una
modos de comunicarse entre sí pirueta salvaje y él mismo aplaudió su
que tienen las distintas familias propia habilidad, saltó sobre el lomo
de fieras que habitan la Selva. de la pantera y, desde allí, le hizo unas
g h muecas a Baloo.

42 43
De pronto, Mowgli dijo: Mowgli fijó sus ojos en Bagheera.
—Hoy los monos grises bajaron de Quería saber si la pantera se había
sus árboles, me dieron nueces y otras enfadado tanto como el oso.
frutas de riquísimo sabor. La expresión de la pantera era de
—Mowgli, ¿has hablado con los furia, sus ojos brillaban como piedras
Bandar–log? —dijo Baloo enfure­ci­do. de jade.

—Me dijeron que eran mis


hermanos. Solo hay una pequeña
dife­
rencia entre nosotros, yo no
tengo cola. Pero ellos andan sobre
dos pies igual que yo. Prometieron
que algún día yo sería su jefe.
—Cachorro humano, quiero que
me oigas bien —lo interrumpió Baloo
con voz de trueno—. Puedes jugar
con todos los animales de la Selva
menos con los Bandar–log.

44 45
—Debes saber, Mowgli —le dijo
cariñosamente Bagheera—,
que los monos grises no tienen
Ley, ni tienen memoria. Si se les
presenta un problema, ven caer una
nuez, se distraen y se olvidan de todo.
—Son animales traicioneros y
desalmados, pequeña Rana. Por eso
queremos cuidarte de ellos, créenos,
—Los monos grises mienten Mowgli —agregó Baloo.
siempre. Jamás han tenido jefe
—dijo Bagheera en el colmo de la Apenas acabó de hablar, cayó
indignación. desde lo alto de los árboles una
—Fueron amables conmigo. Baloo, lluvia de frutos y ramas, y se oyó en
no seas malo. Quiero volver a jugar las alturas una sinfonía de aullidos y
con ellos. saltos locos.

46 47
e f
Las fieras que viven en la Selva
no suelen mirar hacia lo alto.
Por eso los Bandar–log jamás se
cruzan con los demás animales.
Se desplazan de rama en rama,
son muchos y allá en lo alto
pelean entre ellos, cantan
canciones tontas en un lenguaje
que ni ellos mismos entienden
y arrojan desperdicios
para molestar a los demás.
g h

48 49
—El Pueblo de la Selva no puede

Canción de los
tener trato con los Bandar–log. ¡Está
prohibido! —afirmó Bagheera.

En ese momento se repitió Bandar–log


el chaparrón de basura. Baloo y
Bagheera se fueron corriendo hacia
otro lugar arrastrando consigo GUIRNALDA DE ALEGRÍA, CARA AL CIELO,
a Mowgli.
A LA LUZ DE LA LUNA CAMINAMOS.

COLGADOS DE LAS RAMAS, EN SILENCIO,

SOÑAMOS CON BATALLAS Y CONQUISTAS.

NIÑO, HAZTE UNO DE LOS NUESTROS.

¡TENER SOLO DOS MANOS! ¡QUÉ DESDICHA!

NIÑO, HAZTE UNO DE LOS NUESTROS.

EN TU CUERPO YA EL RABO SE ADIVINA.

50 51
CAPÍTULO III
Mowgli y los Bandar–log

Personajes

Los BANDAR–LOG

MOWGLI

RANN, el buitre

BALOO y BAGHEERA KAA , la serpiente pitón

52 53
Después de mucho andar,
Mowgli, Bagheera y Baloo
decidieron descansar en un lugar
donde creían estar protegidos de un
nuevo ataque de los monos grises. El
chico se echó a dormir entre el oso El siguiente recuerdo del
y la pantera. Entre sueños, decidió cachorro humano fue verse
que jamás volvería a acercarse a los atrapado por unas manos fuertes
Bandar–log. y sentirse inmovilizado. El choque
Pero, sin hacer ruido alguno, los con hojas y ramas lo hizo terminar
Bandar–log los habían seguido por de despertarse, miró hacia abajo
toda la Selva. Uno de ellos había desde la altura de los árboles y sintió
descubierto algo que a todos los miedo.
demás les pareció magnífico: Mowgli Cuando Baloo descubrió que
sabía entrelazar ramas y tejer unas habían raptado a Mowgli, despertó
redes que les servían a los monos a toda la selva con sus rugidos.
grises para protegerse del viento. ¡Por Bagheera iba de árbol en árbol,
eso querían llevarse al chico a su tribu! mostrando sus terribles dientes.

54 55
Dos fuertes monos habían Por un momento dirigió su
tomado a Mowgli por los brazos y mirada al cielo inmenso y azul, y vio
lo llevaban hasta lo más alto de a Rann, el buitre. Rann descendió
los árboles, con unos saltos de siete unos cientos de metros en picada
metros. para ver qué presa se llevaban los
monos y oyó gritar a Mowgli.
Mowgli estaba mareado. Entre
resoplidos, saltos y chillidos, los —Avísale a Baloo —gritó el chico.
Bandar–log siguieron su camino
loco. Mowgli era su prisionero y el
muchachito solo quería avisar a sus
amigos. Dada la velocidad con que
los monos huían, se daba cuenta
de que Baloo y Bagheera iban a
quedar atrás.

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—Poco va a durar su huida —dijo
riéndose—. Baloo y Bagheera no
—Dime tu nombre, amigo —dijo
son fieras miedosas. Estos monos se
el buitre sorprendido porque nunca
van a arrepentir.
había visto a Mowgli, aunque había
oído hablar de él. Por su parte, el oso y la pantera
—Soy Mowgli, la Rana. Me llaman corrían llenos de furor tratando de
cachorro humano. seguirlos.
—Es posible que los alcancemos
Rann lanzó un silbido como
—decía Baloo extenuado—. Pero
respuesta y se elevó hasta quedar
temo que, si se asustan, dejen caer
como un puntito insignificante
al chico.
en el cielo. Mientras, con sus ojos
penetrantes seguía el camino de los —¿Quién se puede fiar de los
monos y de su prisionero. monos? —exclamó Bagheera.

58 59
f e —Tan vieja como astuta
En la Selva cada animal tiene —continuó Bagheera—. Y siempre
su propio miedo. Dicen que los hambrienta. Entre nosotros dos,
elefantes temen a los ratones. El amigo, seremos capaces de
miedo de los monos es convencerla.
Kaa, la serpiente pitón. Sube Baloo frotó amistosamente el
a los árboles tan bien como
lomo de la pantera. Y los dos se
los monos grises y les roba
fueron en busca de Kaa, la pitón,
sus crías por las noches.
que vive en las rocas.
Cuando los Bandar–log oyen
el nombre de Kaa, sus dientes La encontraron tendida al sol
castañetean de miedo. en un peñasco. Contemplaba su
g h
propia piel, hermosa y nueva. Diez
—Vamos a hacer una visita a Kaa días había tardado en cambiarla. La
—dijo de pronto la pantera. fuerza de Kaa reside en su capacidad
de enroscarse alrededor del cuerpo
—Ella también es un saco de
de sus presas y apretarlas.
maldad —respondió el oso.

60 61
Cuando vio acercarse a Baloo y A Kaa se le hincharon de ira los
Bagheera se preparó para el ataque músculos del cuello.
enrollándose como una espiral.
—Los monos han abandonado
—Necesito comer —dijo. su territorio. Los estamos siguiendo
—Vamos de caza —dijo Baloo sin —prosiguió la pantera con aparente
dar importancia a sus palabras. No tranquilidad.
es bueno apurar a las serpientes. —Pues podemos seguir su rastro
—Déjenme ir con ustedes —les —respondió Kaa.
rogó Kaa.
—El asunto es este —dijo
—Los Bandar–log cuentan que Bagheera—, esos miserables han
eres una lombriz de tierra, miserable robado al cachorro humano. Y
y sin patas —comentó como al pasar sabemos, Kaa, que tú eres el único
Bagheera. animal de la Selva al que le temen.
—Y no les faltan motivos para
temer —agregó la pitón—. Sobre
todo ahora que me han llamado…,
me han llamado…

62 63
—He visto a Mowgli entre los
monos. Me encargó que te lo dijera.
Se lo han llevado a la ciudad de
los monos, del otro lado del río
—respondió el buitre y retomó altura.

—Lombriz de tierra —completó —¡Felices sueños, Rann!


Bagheera. —gritó Bagheera llena de alegría—.
¡Vayamos! —dijo a Baloo y a Kaa.
—¡Eh! ¡Baloo, mira hacia arriba!
—se oyó gritar de pronto—. ¡Mira —Iré a mi máxima velocidad —dijo
hacia arriba! el oso preocupado.

Baloo vio a Rann, el buitre, Bagheera echó a andar. Kaa se


que nuevamente caía en picada adelantó a la pantera y solo dijo:
desde el cielo. El sol alumbraba el —Tengo hambre. Y además me
borde de sus alas. han llamado rana manchada.
—¿Traes noticias? —preguntó —Lombriz de tierra te han llamado
Baloo con ansiedad. —corrigió Bagheera con exactitud.

64 65
Los Bandar–log, entre tanto, Mowgli estaba magullado,
llegaron con el muchacho a la malhumorado y hambriento. Dio
ciudad perdida. Mowgli no había vueltas por la ciudad abandonada.
visto jamás una ciudad y, aunque Vio en el cielo formarse una nube
estaba abandonada y era un montón y se dijo:
de ruinas, le pareció deslumbrante. —Si cubre la luna, aprovecharé la
—Quiero comer —dijo Mowgli. oscuridad para escapar.

Veinte o treinta monos se lanzaron Los amigos de Mowgli


fuera de la ciudad en busca de contemplaban la misma nube desde
nueces silvestres. Pero, como el otro lado de las murallas de la
siempre, empezaron a pelearse y ciudad.
dejaron caer las nueces que traían. —Yo me dirigiré hacia el oeste
—susurró Kaa—. Desde allí podré
lanzarme contra los monos.

Bagheera respondió:
—Esperaré a que la nube cubra la
luna y subiré la muralla.

66 67
Mowgli creyó oír los rapidísimos ruinas del muro. Era el grito salvaje
pasos de Bagheera que se acercaba de Baloo que había podido alcanzar
y vio cómo brillaba la negrísima piel a su compañera.
de su amiga cuando saltó desde la —Bagheera, estoy contigo
muralla hacia el interior de la ciudad. —gritó—. Voy a ayudarte.

De repente, estalló un ruido El oso, casi sin aliento, se afianzó


tremendo; cientos de monos se sobre las patas traseras y con las
lanzaron contra Bagheera. delanteras iba arrojando monos a
derecha e izquierda. Mowgli, desde
La luna iluminó un pozo de agua el pozo en el que se había refugiado,
entre las ruinas y Mowgli se arrojó escuchaba plaf, plaf, plaf, el ruido de
en él. Oía los aullidos de los monos los monos al caer.
y el chasquido de las mandíbulas
de Bagheera.

La pantera vio que Mowgli


estaba a salvo y sintió que sus
fuerzas renacían. En ese momento
oyó una voz que llegaba desde las

68 69
Casi sin aliento, la pantera había En ese momento, Kaa hacía
empezado a retroceder hacia el pozo ejercicios formando una serie de
donde se hallaba Mowgli. Pocos anillos. Notó que estaba en buenas
segundos después, el chico sintió el condiciones para la lucha y atacó sin
ruido del cuerpo de Bagheera que dudarlo.
caía en el agua, a su lado. Los monos f e
la esperaban amenazantes alrededor
Las serpientes pitón son
del pozo.
temibles en su primer ataque
La pantera levantó la cabeza y porque su cabeza tiene un
lanzó un grito que entienden muy enorme poder, como una lanza
bien las serpientes. o como un martillo de media
tonelada. Desenrosca la espiral
Baloo estaba medio aplastado por
de su cuerpo, balancea su
los monos, pero no pudo evitar la risa
cabeza en lo alto y de un solo
cuando se dio cuenta de que hasta
golpe puede derribar a
Bagheera pedía auxilio.
un hombre fornido.
g h

70 71
Kaa embistió hacia el centro
de la enorme masa de monos
El terror de los monos
que aplastaba a Baloo. Lo hizo
permitió que Baloo pudiera
silenciosamente.
empezar a respirar; la lucha
No necesitó repetir el ataque. había sido agotadora. Kaa lanzó un
Los monos huyeron despavoridos silbido largo y penetrante. Cesó en
gritando: ese momento el griterío de todos
—¡Es Kaa! ¡Corran! ¡Pónganse los monos que se habían refugiado
a salvo! por allí. En el silencio, Mowgli oyó
cómo Bagheera salía del pozo y se
Kaa era el terror de los Bandar–log.
sacudía el agua.
Hasta los monos más hábiles caían
en la trampa porque la pitón —¿Cómo te encuentras, Baloo?
permanecía inmóvil como una —interrogó Bagheera a su amigo,
rama y, de pronto, se erguía, los el oso.
rodeaba con sus anillos y se los —¡Wuaaa! Siento dolores por
llevaba. Ninguno había escapado todo el cuerpo —contestó con
con vida de su abrazo. seriedad Baloo estirando las patas.

72 73
La pantera no dejó de agradecer Kaa exclamó:
a la pitón: —Mowgli, retírate. Voy a derribar la
—Kaa, Baloo y yo te debemos pared de este hoyo.
la vida.
La pitón calculó la distancia, se
—No tiene importancia. ¿Dónde
alzó unos dos metros y propinó al
está el hombrecito?
muro varios golpes con su dura
—¡Aquí, en el pozo. No puedo salir!
cabeza. Cayeron grandes trozos de
—les gritó Mowgli.
mármol entre ruido y polvo. Mowgli
e f salió por el boquete que se había
En las antiguas ciudades se abierto y se guareció entre Baloo
cavaban pozos para acumular y Bagheera, echando un brazo al
el agua. Se los construía cuello de cada uno.
de mármol; una parte era
subterránea y otra se alzaba
sobre la superficie.
g h

74 75
La luna empezaba a ocultarse
tras las colinas. Entonces Kaa, con un
extraño chasquido de mandíbulas,
Un ruego para las fieras
se dirigió a los Bandar–log:
—Hay luz suficiente para que
LEOPARDO, LUCE
me vean —dijo Kaa a los monos TUS MANCHAS TAN BELLAS.
grises—. Empieza la danza, mi danza
BÚFALO, DISFRUTA
del hambre.
LA HERMOSURA DE TUS CUERNOS.

Los monos grises permanecían BEBED DEL AGUA


silenciosos e inmóviles, como QUE CORRE EN LA CAÑADA.
hipnotizados de terror. MANTENED LIMPIA
Mowgli no acababa de entender LA PIEL Y LOS RECUERDOS.

lo que veía. Se apoyó sobre sus PERO TENED PIEDAD


amigos para apartarlos de aquel DE CACHORROS AJENOS.
lugar. Cuando se alejaron de la
SON TORPES POR PEQUEÑOS.
muralla, los tres echaron a correr.
Parecía que huían de una horrible DEJAD QUE VIVAN
LA GRANDEZA DE LA SELVA.
pesadilla.

76 77
CAPÍTULO IV
Diez años después

Personajes
Los años han pasado. El cachorro
humano es un muchacho. En las
reuniones del Consejo, se dio cuenta
de que, si miraba fijamente a un lobo,
lo obligaba a bajar la vista.
Algunas veces le parecía divertido.
Otras veces se aburría tanto que se
MOWGLI y BAGHEERA entretenía arrancando del pelaje de
sus amigos las largas espinas que les
causaban un dolor terrible.

En las noches, corría velozmente


por la colina para ver a los
SHERE KHAN, campesinos descansando
el tigre en sus chozas. Sin embargo,
AKELA , el anciano
jefe de la manada Mowgli observaba de lejos porque
de lobos no confiaba en los hombres.

78 79
Shere Khan se le cruzaba muy frecuencia que Shere Khan quería
a menudo por la Selva; parecía matarlo. Pero Mowgli se reía:
hacerlo a propósito. Akela, el jefe —Estoy seguro contigo y con la
de la manada, le hubiera prohibido manada. Y también Baloo saldrá en
al tigre acercarse a Mowgli, pero mi defensa. No tengo miedo.
ya no podía imponer su autoridad
porque estaba muy viejo. Con
malas intenciones, Shere Khan
se había hecho compañero de
los lobos más jóvenes. Les decía
que no comprendía cómo unos
lobos tan fuertes se dejaban guiar
mansamente por un lobo tan
viejo. Los jóvenes lobos se sentían
humillados y gruñían con el pelo
erizado.

Bagheera, que parecía enterarse


de todo, le repetía a Mowgli con

80 81
Un día muy caluroso, Bagheera no se atreve a matarte en la Selva
le dijo a Mowgli en el momento en porque Akela te protege. El tigre
que el muchacho había tomado su espera porque sabe que el anciano
lomo por almohada: Akela pronto dejará de ser el jefe de
—¿Cuántas veces te he dicho que la manada.
Shere Khan es tu enemigo? e f
—Creo que tantas veces como Entre los lobos, el mejor cazador
frutos cuelgan de esa palmera. es el jefe de la manada.
(Mowgli no sabía contar). Cuando el lobo envejece
—¡Ah! —recordó Mowgli—. El otro y no tiene fuerzas para cazar
día, Tabaqui me dijo que yo no un gamo, es decir, para
era más que una cría de hombre. conseguir por su cuenta
Pero recibió su merecido pues la el propio alimento, deja de ser
agarré por la cola y le di un par de el jefe. Desde ese momento,
golpes contra una palmera. ¡Para los miembros de la manada
que aprenda a ser más educada! lo llaman Lobo Muerto
—Hiciste una tontería. Tabaqui es hasta el fin de sus días,
una chismosa, pero probablemente que no suelen ser muchos.
te hubiera dicho que Shere Khan g h

82 83
Bagheera siguió hablando: Mowgli acercó la mano y notó una
—A los lobos jóvenes, Shere zona despellejada, sin pelo, y debajo
Khan les ha metido en la cabeza que sintió un nudo de músculos.
tú no tienes derecho a pertenecer —Nadie sabe que tengo esta
a la manada. Muy pronto serás un marca. Es la que deja el collar. Porque
hombre. yo, Mowgli, nací entre los hombres,
—Pues, ¿qué tiene de malo el cautiva en las jaulas del Palacio.
hombre para no poder vivir con sus Por eso pagué por ti el precio del
hermanos? —preguntó Mowgli—. rescate. ¡Te vi tan desamparado! Los
Nací en la Selva; respeto su Ley. A hombres me alimentaban tras los
todos los lobos de la manada les barrotes de una jaula. Un día me di
he arrancado alguna espina. ¿Acaso cuenta de lo que yo realmente era:
no son mis hermanos? Bagheera, la pantera. Rompí de un
zarpazo la cerradura y me escapé.
Bagheera se tendió en el suelo
y le dijo:
—Toca aquí, bajo mi mandíbula.

84 85
—¡Tú eres un cachorro de hombre! c d
—agregó la pantera con ternura—. El pulgar de la mano del
Yo he vuelto a mi mundo, la Selva. hombre, amiguito, se opone a los
Y tú tienes que volver al tuyo. Los otros dedos; puede tocarlos
hombres son tus hermanos. y por eso, a diferencia de las
fieras que se encuentran en
—Mírame —le ordenó de pronto
la selva, logra tomar entre sus
Bagheera.
dedos objetos tan delgados
Mowgli la miró sin pestañear. La como una espina y tirar de ella.
g h
pantera dio vuelta su cabeza y se
acomodó sobre las hojas. —No sabía nada de todo eso
—Ni siquiera yo puedo mirarte a —susurró Mowgli entristecido.
los ojos y eso que conozco bien a los —Tienes que ser prudente. En
humanos. Los demás tienen motivos cuanto a Akela se le escape un
para odiarte: no pueden resistir ciervo, cualquier día de estos,
tu mirada, eres sabio; has podido toda la manada se enfrentará a él,
arrancar las espinas de sus patas convocarán al Consejo y tú también
porque eres un hombre. correrás peligro.

86 87
De pronto, Bagheera se levantó c d
y le ordenó a Mowgli: La Flor Roja es el fuego.
—Vete adonde habitan los En la selva, tanto le temen las
hombres. Quítales una parte de la fieras al fuego que no se atreven
Flor Roja que ellos cultivan. Será tu a llamarlo por su nombre.
salvación. Ve a buscarla enseguida. g h

—¿La Flor Roja? —dijo Mowgli—.


¿La que cultivan los hombres fuera
de sus chozas al anochecer?
—La cultivan en una especie
de cuenco pequeño —explicó
Bagheera—. Trae una flor roja y
guárdala para cuando la necesites.
—Voy a buscarla —dijo el cachorro
de hombre.

Cruzó el bosque a toda carrera.


Poco a poco se acercó a las tierras
de los hombres.

88 89
Al llegar allí se ocultó para mirar —Ese muchacho es casi igual a
por una ventana. Vio el fuego que mí —pensó Mowgli mientras corría y
ardía en el suelo. La esposa del soplaba el fuego.
campesino soplaba sobre él y le
arrojaba ramas secas.

Por la mañana, cuando


la niebla cubría el
campo con un manto
lechoso, Mowgli vio
que un muchacho
se acercaba al fuego
con un recipiente de barro y con una
pala lo llenaba de brasas. Lo cubrió
luego con una manta y salió hacia
el establo a cuidar a los búfalos.
Mowgli dobló la esquina, se dirigió
hacia el muchacho, le arrebató el
recipiente y desapareció en la niebla.

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Empezó a avivarlo con ramas Durante todo el día Mowgli echó
y cortezas de árbol. Cuando subía, ramas secas hasta que encontró por
encontró a Bagheera. Su piel brillaba fin la que buscaba. Al arrimarla al
iluminada por las gotas de rocío. fuego, en el extremo de su rama se
produjo una llama brillante y viva.
—Akela falló —dijo la pantera—.
El ciervo logró derribarlo.
—Estoy preparado —exclamó
Mowgli y levantó el cuenco que
arrojaba chispas.
—He visto que los hombres —le
indicó Bagheera—, acercaban una
rama seca y brotaba la Flor. ¿Tienes
miedo de hacerlo?
—No. ¿Por qué iba a tener miedo?

92 93
Mowgli se dirigió al Consejo sin Mowgli se puso de pie.
perder la sonrisa. Akela se encontraba —¡Pueblo de Lobos! —gritó—.
echado cerca del sitio que antes ¿Desde cuándo un tigre dirige
ocupaba. Era la señal de que había nuestra manada?
dejado de ser el jefe de la manada.
Shere Khan se paseaba de un lado Se oyeron los aullidos de los
a otro lleno de orgullo. Bagheera jóvenes lobos que se habían hecho
estaba junto a Mowgli que mantenía amigos de Shere Khan:
entre sus brazos el recipiente con —Cállate, cachorro humano.
el fuego.
Los ancianos de la manada se
Cuando todos los lobos impusieron y dijeron a gritos:
estuvieron allí, Shere Khan —Que hable Lobo Muerto.
intentó tomar la palabra. Jamás
lo habría hecho si Akela hubiera
seguido siendo el jefe.

94 95
Shere Khan dijo con un rugido: —Recuerden que yo pagué
—Dejemos a ese viejo lobo… un toro por su rescate —exclamó
¡Entréguenme al cachorro de Bagheera—. Por mi honor, estoy
hombre! ¿No están hartos de dispuesta a defenderlo.
intentar hacer de él un lobo? Es —Un cachorro humano jamás
simplemente un hombre. Lo odio. podrá vivir con el Pueblo de los
Entonces se oyó un aullido Lobos. Entréguenmelo —insistió
espantoso de muchos de los Shere Khan.
lobos que estaban allí reunidos: —¡Es un hombre! —se oyó gruñir
—¡Un hombre! ¡Nada tiene que a los lobos.
ver con nosotros! ¡Que se vaya con
los suyos!

Akela levantó la cabeza:


—Ha comido con nosotros, nos
ha ayudado a cazar, nada ha hecho
contra la Ley de la Selva.

96 97
Shere Khan se azotaba los Mowgli se levantó. Llevaba entre
costados del cuerpo con la cola. sus manos el recipiente con el fuego.
—Lo dejo todo en tus manos, —¡Escúchenme todos! —gritó—.
Mowgli —dijo Bagheera—. Creo que Me han dicho esta noche que soy
vamos a tener que luchar. un hombre. ¡Desde ahora seré un
hombre! Por eso, he traído una
parte de la Flor Roja que tanto
terror causa.

Mowgli arrojó al suelo el recipiente


con las brasas. Las chispas que
saltaron encendieron la hierba seca
de inmediato. Los lobos retrocedieron
asustados.

Mowgli apoyó sobre el fuego la


rama que tenía preparada. Cuando
ardió, la alzó y la agitó por encima de
la manada.

98 99
El fuego iluminaba a Mowgli. La Caminó a grandes pasos hacia
cabellera le caía sobre los hombros. Shere Khan que miraba fijamente
—Abandono la manada —dijo las llamas.
mirando a todos—. Pero cuando —Levántate —gritó Mowgli—.
esté entre los hombres, jamás Cuando te habla un hombre, debes
traicionaré a los lobos. levantarte.

Dio un tremendo puntapié al Shere Khan vio demasiado


fuego y las chispas llenaron el aire. cerca la terrible Flor Roja,
bajó las orejas
—Nunca habrá guerra entre y cerró los ojos.
nosotros —continuó—. Pero antes,
tengo que ajustar cuentas con
alguien.

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Mowgli alzó la rama y golpeó a —El Pueblo de los Hombres no
Shere Khan en la cabeza. El tigre tiene educación —se dijo Mowgli—.
lanzó un aullido y huyó aterrorizado. Se comportan como los monos
Mowgli abandonó la manada. grises.
Marchó por un camino que lo dejó Y apartó hacia atrás su melena.
en el valle y luego aceleró el
paso hasta llegar a una región
desconocida. Se sentó tranquilo
junto a la entrada de la aldea. Vio
venir a un hombre y se levantó.
Le hizo saber con signos muy
claros, señalando su boca abierta,
que tenía hambre. El hombre lo miró.
Salió corriendo por las calles de la
aldea y llamó a gritos a sus
vecinos. Llegaron a reunirse
muchas personas. Todas
gritaban y señalaban
al muchacho.

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DIRECCIÓN
GENERAL DE
CULTURA Y

Los pensamientos de
EDUCACIÓN

Mowgli
LLORO Y CANTO JUBILOSO.

SOY DOS PERSONAS, DOS MOWGLIS.

LUCHAN EN MÍ DOS SENTIMIENTOS.

PARA LOS LOBOS, SOY UN HOMBRE.

PARA LOS HOMBRES, SOY UN LOBO.

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