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Dicha narración puede dividirse de distintas maneras según la 

perspectiva
historiográficapara abordar los hechos y de sus criterios.[1] Una división propia del
país en tres grandes periodos en la siguiente: época prehispánica, española e
independiente.[2] 
El periodo prehispánico se refiere a todo lo acontecido antes de la llegada de los
españoles en 1519. En dicho periodo ocurrió el poblamiento del territorio, el inicio
de la agricultura y la conformación del sedentarismo en tres grandes áreas
culturales: Aridoamérica, Oasisamérica y Mesoamérica. La última mencionada fue en la
que se desarrollaron más civilizaciones, debido a sus condiciones geográficas.
El periodo español sucede al prehispánico y abarca hasta la consumación de
la guerra de Independencia en 1821, lapso que duró tres siglos. Se caracterizó por el
dominio de la monarquía española iniciado con la Conquista y formalizado política y
territorialmente en el Virreinato de Nueva España.

México, 1930
Finalmente, el periodo independiente que actualmente en curso inició con la
conformación del Primer Imperio Mexicano y su máxima característica es la
existencia del Estado mexicano propiamente dicho que se ha conformado por
ambas formas de gobiernos (monarquía y república). Ha sufrido el desarrollo y
transformaciones del país. 
Una perspectiva historiográfica alterna es la periodización tradicional de la historia
universal:[1] la prehistoria (conformada por la Edad de Piedra, de los metales),
la protohistoria y la historia (divida en
la antigüedad, medioevo, modernidad y contemporaneidad). Sin embargo, dicha
perspectiva no es muy utilizada ya que suele ser complicado determinar los
respectivos periodos en México sin recurrir a explicaciones eurocentristas.[3]

La periodización es la división del tiempo histórico en periodos utilizando un


criterio en concreto que identifica coyuntaras (puntos de inflexión) determinantes
que sirvan como transición entre un periodo y otro con un desarrollo común en
tiempo y ámbito determinado. El objetivo de una periodización comúnmente es
darle orden a la narración de los hechos por contar y como tal tienden a
presentarse como conceptos estáticos; pero en la práctica ninguna periodización
no refleja fielmente a la realidad. Los criterios sobre qué hechos considerarlos
como coyuntura y el criterio para ver qué tan relevantes fueron pueden diferir
enormentemente entre historiadores. Según Brígida von Mentz en las periodizaciones
de la historia de México siempre se utiliza como criterio los elementos de la vida
pública —el Estado y sus relaciones con otras instituciones sociales en especial en los
ámbitos económicos, militares y religiosos— sobre las de la vida privada, así
vendrían siendo periodizaciones alineadas primordialmente a la historia política por
su naturaleza; pero aquello que implica que no existan periodizaciones de, por
ejemplo, la historia cultural. [4][5][6]
TradicionalEditar
Siguiendo la lógica de la periodización tradicional o historicista de la historia:

 La prehistoria en América empieza hace 59.000 años, con el poblamiento temprano


de América, y terminaría alrededor del año 292 d. C., que coincide con el inicio
del periodo clásico.
 Empezando con las complejidades y distancias de la periodización tradicional en
México, la división entre Edad de Piedra y las edades de los metales no tiene
relevancia para dividir la historia mexicana en estratos históricos, ya que no hubo
una repercusión radical a causa del uso de diferentes metales en Mesoamérica. Sin
embargo, ya existía la minería y la fundición en la época prehispánica. Se tiene
registro de que existió la recolección indígena de pepitas de oro en la región de
Zacatula, Guerrero, cerca de los límites con Michoacán, mediante la recolección y
el colado del sedimento de los ríos cercanos. Asimismo, se desarrolló en el estado
de Michoacán el oficio de la minería, extrayendo las vetas de cobre que salían a la
superficie, y la fundición, llegando a crear lingotes de cobre del largo y ancho de
una mano y el espesor de dos dedos, actividades que fueron parte de la economía al
alternarse con la agricultura como actividad complementaria en las temporadas de
sequía. Por otro lado, también se desarrolló la extracción subterránea horizontal de
cinabrio en las minas de Querétaro, como la galería de Tepalcatepec.[7] Otros
análisis de escorias en las minas de Querétaro indican que los nativos también
conocían y utilizaban la reducción de minerales sulfurados mixtos. Mientras que
varias investigaciones encontraron el uso de aleaciones de bronce en la huasteca
potosinay en la región purépecha, destinadas a la creación de herramientas.
También, se encontraron trozos de alambre provenientes de las excavaciones
en Tzin-Tzun-Tzanfabricados con una aleación de latón. Por lo tanto, se especula
que en Mesoamérica se conocían y hacían aleaciones binarias de plata-cobre, cobre-
estaño (bronces al estaño), cobre-arsénico (bronces arsenicales), cobre-antimonio
(bronces al antimonio), cobre-plomo (cobre al plomo) y cobre-cinc (latón), mientras
que la aleación de oro-plata es una aleación que se encuentra en estado nativo. De
las aleaciones ternarias, conocían las de oro-plata-cobre (tumbagas) y de cobre-
estaño-arsénico.[7]
 El periodo formativo sería el equivalente a la protohistoria. Este periodo es
comprendido entre el 1500 a. C. y el 292 d. C., descrito por Gordon Willey y Philip
Phillips, antes del periodo clásico en el que se desarrolló el primer sistema de
escritura americano por el pueblo Olmeca.[8]
 Es difícil delimitar lo que es la Edad Antigua y la Edad Media en Mesoamérica, ya
que la esclavitud era común, pero no era la base de la economía,[9] y tampoco se
desarrolló un feudalismo precolombino, sino algo similar al modo de producción
asiático. Las sociedades de la región desarrollaron características del despotismo
tributario, con figuras como el esclavo (tlacotli), que solía ser un prisionero de
guerra, y el siervo (mayeque) coexistiendo en el mismo estrato social.[10][11][12]
 Por otro lado, parece que se hubiera podido desarrollar la modernidad sin
interferencia europea por el peso político que artesanos y mercaderes (pochtecas)
llegaron a tener respecto a otras clases sociales, siendo un posible germen de lo que
habría sido el capitalista y el burgués mesoamericano. Los artesanos y los
comerciantes no pagaban tributo con trabajo, pero sí en especie, los últimos no
tenían la obligación de ir a la guerra y actuaban en muchas ocasiones como
embajadores, diplomáticos o espías por la red de contactos que tenían a lo largo del
imperio. Los pochtecas originarios de Tlatelolco contaban con ritos, ceremonias y
un código jurídico y económico propio.[12] Sin embargo, este proceso de creación
de la burguesía mesoamericana fue interrumpido por la conquista.
 A partir de la institución del virreinato, entre 1521 y 1535 en distintas zonas de
México, empezaría una Edad Media, mezcla de feudalismo con despotismo
tributario. En sus inicios, este feudalismo se caracterizabs como una copia del
español peninsular a través de la figura de la encomienda indiana. Luego, seguiría
bajo la forma del latifundismo. Es por eso, que algunos autores proponen que la
sociedad y la economía mexicana dejaron de ser feudales en el siglo xviii, con la
formación de un capitalismo preindustrial,[13] o que la economía dejó de ser
predominantemente feudal tras la revolución de 1910 y la reforma agraria.[14]

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