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LATINOAMERICANO
PERSPECTIVAS
PARA EL DESARROLLO
RURAL LATINOAMERICANO
Un homenaje
a Alexander Schejtman
Nota de la edición............................................................................9
Prólogo ............................................................................................ 13
La conflictiva y nunca acabada construcción del orden
deseado ............................................................................................ 17
Alexander Schejtman
7
8 • Índice
8
Nota de la edición
9
10 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
M. Ignacia Fernández G.
Directora ejecutiva
Rimisp – Centro Latinoamericano
para el Desarrollo Rural
Prólogo1
13
14 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
Selim Mohor H.
Santiago, 25 de octubre de 2016
La conflictiva y nunca acabada
construcción del orden deseado
ALEXANDER SCHEJTMAN
Resumen
17
18 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
El orden deseado
Bibliografía
Resumen
31
32 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
1. Introducción
Minifundio 49,1 0,9 52,8 2,7 58,5 15,9 81,0 11,5 69,7 5,8 62,0 3,2
Pequeña 26,1 3,6 29,8 10,5 32,7 4,6 10,0 14,1 16,7 8,2 23,8 8,9
explotación
Mediana 15,9 20,3 16,5 43,1 5,1 33,3 8,1 37,7 11,1 28,9 11,8 33,4
explotación
Gran 8,9 75,2 0,9 43,7 3,7 46,2 0,9 36,7 2,5 57,1 2,4 54,5
explotación
100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100
Bibliografía
Resumen
81
82 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
10 Se usó una sola referencia en esta sección, por restricciones de tiempo pero,
sobre todo, porque –a juicio de la autora– reunía todos los elementos nece-
sarios para la discusión.
Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano • 87
13 Añaden que los mejores análisis sobre aversión al riesgo en los países en
desarrollo son sobre los agricultores a pequeña escala, pero que la mayoría
de las conclusiones y lecciones también son válidas para los microempresa-
rios (Grindle et al., 1986).
14 Grindle et. al. (1986) también mencionan que algunos tipos de patrones cul-
turales familiares (fuerte jerarquía familiar o matrimonios estables, entre
otros) estarían más adecuados que otros para perpetuar los negocios fami-
liares. En contraste, quizás, en una encuesta a jóvenes agricultores por cuen-
ta propia o aspirantes a serlo (participantes de talleres organizados por
INDAP, Ministerio de Agricultura de Chile, en 2015), la proporción de jóve-
nes cuya madre es la propietaria de tierras sobrepasa de lejos la proporción
de mujeres propietarias de tierras en el país. Además, resaltó claramente que
el tema de la herencia de las tierras es tratado más frecuentemente en familia
cuando la madre es la titular, y esto le da al joven mayor claridad sobre su
futuro (Faiguenbaum et al., 2017).
15 Cuando se les pregunta cuáles son sus requerimientos, generalmente nom-
bran el crédito primero en orden de importancia. En cambio, no suelen
identificar sus lagunas gerenciales, de conocimientos, de información o en
habilidades. Tampoco generalmente mencionan la falta de demanda por sus
productos o servicios, aun si para un tercero este es un problema evidente
(Grindle et al., 1986 ).
Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano • 89
29 Schejtman (2008) menciona que más del 80% de los agricultores de pequeña
escala serían compradores netos de alimentos.
30 La consecuencia es descrita por Schejtman (1980, p. 133-134) como: “La
articulación asume la forma de intercambios de bienes y servicios (o, si se
prefiere, de valores) entre los sectores, intercambios que se caracterizan por
ser asimétricos (o no equivalentes), y que conducen a transferencias de exce-
dentes del sector campesino al resto de la economía, como consecuencia de
una integración subordinada del sector de economía campesina al resto de
los elementos de la estructura (agricultura capitalista y complejo urbano-
industrial). Aunque la magnitud de la desigualdad en el intercambio, es
decir, la magnitud del excedente transferido del sector campesino al resto de
la sociedad por el mecanismo señalado, puede acrecentarse o disminuir en
función de la mayor o menor capacidad de regateo (fuerza social en el mer-
cado) que cada parte pueda ejercer en la relación mercantil, su origen está en
la lógica interna de la producción en cada sector y no en las relaciones de
mercado, que es donde se expresa”.
Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano • 99
31 Schejtman (1980, p. 126) cita a A. Warman, quien expresa esta “ley” en los
siguientes términos: “Una vez satisfechos los requerimientos de subsistencia
el campesino suspende su producción. Por una parte, los rendimientos
decrecientes para la actividad más intensa determinan que todo ingreso adi-
cional sobre el mínimo de subsistencia demande un aumento desproporcio-
nado en la actividad […]”.
100 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
33 Por otra parte, la visión según la cual los campesinos son pasivos y no se
adaptan a los cambios tampoco es correcta (ver Durston, 1996).
34 Los programas de transferencias condicionadas tratan de solventar, entre
otras, estas limitaciones.
35 Ver, por ejemplo, Qualitas (2009) para Chile, Sagarpa & FAO (2012) para
México y Leporati et al. (2014) para Colombia, México y Nicaragua.
102 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
[…] todas las corrientes que emergieron del liberalismo (léase libe-
rales propiamente dichos, racionalistas, positivistas, marxistas,38
etc.), postularon el carácter transicional del campesinado, al que
se consideraba como un segmento social condenado a desaparecer
–transformado en burguesía (algunos) o proletariado (los más)–
como resultado del dinamismo del desarrollo capitalista (Schejt-
man, 1980, p. 137).
mayor de unidades, con las que comparte una base territorial común
[…] Se ha evitado el término comunidad rural o local, de uso tan
frecuente en la bibliografía, pues esta lleva implícita la idea de
que el grupo referido compartiría intereses comunes, lo que no
siempre ocurre”.
41 Lowder et al. (2016) critican el uso de “explotaciones familiares” y “de
pequeña escala” como sinónimos. A nivel mundial, concluyen que más
del 90% de las explotaciones agrícolas pueden ser consideradas como
familiares (sin asalariados) y 84% del total como pequeñas explotacio-
nes menos de 2 hectáreas). En cuanto a superficie, las diferencias son
mucho más grandes, con 75% de la superficie agrícola total en manos
de la agricultura familiar, pero solo 12% en manos de la pequeña agri-
cultura. Así, aunque hay una clara sobreposición entre ambas catego-
rías, de lejos no son iguales.
42 A estos números es necesario añadir la parte que corresponde a la
agricultura familiar del total de 11,2 millones de ocupados agrícolas
con residencia urbana (Dirven, 2016). CEPAL/FAO/IICA (2013) men-
Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano • 105
49 Schejtman (1980, p. 138) lo expone así: “En general, las políticas que impli-
can subvenciones al sector campesino como el crédito con tasas preferen-
ciales, los precios de sostenimiento, la fijación de salarios mínimos (sobre
112 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
51 Así, por ejemplo, en Argentina, 12% de los jefes de explotación son mujeres,
pero en el sector menos capitalizado de la agricultura familiar el porcentaje
llega a 62%; en Brasil, 7% de los jefes de explotación son mujeres, pero la
proporción aumenta a 14% en la agricultura familiar; en Uruguay, 18% de
los jefes de explotación son mujeres, pero en la agricultura familiar son 32%
(Leporati et al., 2014).
116 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
52 Es importante destacar también el papel que juegan las remesas. Así, por
ejemplo, entre 20% y 40% de los agricultores familiares reciben remesas en
Guatemala, El Salvador y Nicaragua (Leporati et al., 2014, p. 51), las que jue-
gan un papel importante en sus ingresos y, por ende también, en sus decisio-
nes de producción, consumo e incursión en el mercado laboral.
53 El Caribe muestra una evolución parecida. A modo de ejemplo, en Santa
Lucía, entre 1996-2007, la población agrícola que genera menos del 25% de
sus ingresos a partir de actividades agrícolas aumentó en más de 50% y la
proporción de hogares que percibe más del 75% de sus ingresos por la agri-
cultura disminuyó. En Antigua y Barbuda la situación se replica, y solo un
7% de las explotaciones perciben más del 75% de sus ingresos desde la agri-
cultura. Esto se evidencia especialmente en las explotaciones más fragmen-
tadas (0,0 a 0,25 ha; Leporati et al. 2014, p. 50).
54 Ver de Janvry (2004) para un intento de sistematización de la propensión al
uso de la mano de obra familiar en el propio predio o fuera de él, así como el
uso de mano de obra contratada, según el tipo de explotación y la reacción
esperada en los distintos tipos de explotación frente a un aumento en el sala-
rio (agrícola se subentiende, aunque se podría adaptar al no-agrícola o a un
aumento en ambos salarios).
Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano • 117
Fuente: Weller, Jürgen (2016), gráfico 19, p. 42, con base en Encuestas
de Hogares.
55 Start (2001) resumió estas distintas etapas en cuatro fases: fase 1: la econo-
mía es esencialmente rural y de subsistencia; fase 2: la agricultura u otro sec-
tor emerge y se moderniza, la productividad aumenta, se produce un sur-
plus y los ingresos aumentan, dinamizando la diversificación rural; fase 3:
con el aumento del poder de compra de los residentes rurales, sus preferen-
cias tienden a orientarse hacia productos y servicios más modernos/urba-
nos, y se producen escurrimientos (leakages) en la economía rural; fase 4: se
desarrollan nuevos encadenamientos hacia lo rural desde una economía
urbana congestionada y globalizada.
56 Sinembargo,enelmismoperíodo,labrechaentérminosdeaccesoaserviciosbási-
cos (educación, electricidad, etc.) entre los agricultores por cuenta propia y los
empleadoresagrícolas habríadisminuido(Berdegué&Fuentealba, 2011).
120 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
Bibliografía
Resumen
129
130 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
4 La tasa de fecundidad es de 4,0 en los 125 municipios con menor Índice de Desa-
rrollo Humano (IDH) frente a 2,1 en los municipios de mayor IDH. De igual forma,
el porcentaje de hijos fallecidos en mujeres de más de 12 años en los municipios de
menos IDH es más de dos veces mayor que en los 125 municipios de mayor IDH
(CensodePoblación2010).
5 Warman(2001) señala queen1910había70.000 pobladosrurales.
Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano • 147
Fuente: Censos Ejidales VII (1991), VIII (2003) y IX (2007), Instituto Nacio-
nal de Estadísticas y Geografía, INEGI.
6 Para este debate véase Téllez Kuenzler (1994), promotor, y Concheiro Bórquez y
TarríoGarcía(1998), detractoresdelprocesodeprivatizacióndelagro.
148 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
10 Este proceso se fundamenta en los artículos 90, 91, 92 y 156 de la Ley Agra-
ria: los requisitos son que un grupo de veinte o más individuos participen en
su constitución y presenten un proyecto de reglamento interno, que cada
individuo aporte una superficie de tierras y todo se presente en escritura
pública para su inscripción en el RAN.
11 INEGI, Censo Agrícola y Ganadero 2007, México, disponible en https://bit.ly/
2qa62nS, consultado el 3 de octubre de 2013.
Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano • 153
12 Estos datos han sido elaborados por Scott (2010) con base en la Encuesta
Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH); la Encuesta Nacional
de Ocupación y Empleo (ENOE, 2008); y la Encuesta de Características
Socioeconómicas de los Hogares (ENCASEH, 2004), una amplia y detallada
encuesta que abarca hogares en las localidades que cubre el programa Opor-
tunidades. “Aunque esta última encuesta no es representativa a nivel nacio-
nal, es representativa de los productores en localidades rurales en condicio-
nes de pobreza” (Scott, 2010, p. 87).
154 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
16 Según el Banco de México, las remesas son la segunda forma más importan-
te en entrada de divisas. Ellas se han triplicado entre 1991y 2000, y han lle-
gado a los 6.200 millones de dólares. Una estimación de la Encuesta sobre
Migración en la Frontera Norte de México (EMIF) menciona que el 42% de
los emigrantes internacionales venían de zonas rurales (es más del doble de
probable que emigre fuera del país alguien del campo). Por ejemplo en 1996,
10% de todas las viviendas rurales reportaron que recibían remesas mien-
tras que menos del 4% de las viviendas urbanas reportaron lo mismo.
158 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
6. Y venimos a contradecir…19
Bibliografía
EDUARDO BAUMEISTER
Resumen
167
168 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
1. Contexto general
6 DatosdelINE,CensodePoblaciónde2001ydeIHCAFEpara2011.
178 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
7 Disponible en https://bit.ly/2ClU1i7.
8 Cabe recordar que el área de café se triplicó entre 1974 y 2011, pasando de
108.000 hectáreas a 328.000, sin que existiera entre esos años ningún proce-
so de reforma agraria a favor de pequeños productores (véase cuadro 2). En
otras palabras, es producto de un cambio en el uso del suelo, tanto de anti-
guas áreas de granos básicos como de áreas de monte y bosques que fueron
transformadas en cafetales.
Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano • 179
5 a 10 210 48 26 45,8
10 a 20 163 49 35 28,6
20 a 50 139 49 35 28,6
50 y más 66 53 31 41,5
14 “En la década de 1970 y principios de los ochenta, hubo […] lucha sindical en
algunas fincas al igual que procesos de lucha armada insurgente y de contra-
insurgencia aguda” (Ordoñez, Loras, Ochoa, Loarca & Reyes, 2007, p. 155).
Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano • 187
5. Consideraciones finales
Bibliografía
MARGARITA FLORES
Resumen
201
202 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
1. Introducción
11 Eltemadeindicadoressetrataenelsiguiente apartado.
218 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
16 De acuerdo con sus creadores, el interés del Índice reside en dos cuestiones:
la primera es que incursiona en los factores subyacentes de la inseguridad
alimentaria; y la segunda, que emplea un factor de ajuste para las variaciones
globales en los precios de los alimentos con el fin de examinar los riesgos
que enfrentan los países en términos de la capacidad de compra de alimen-
tos a lo largo del año.
228 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
7. Reflexiones finales
Bibliografía
Resumen
241
242 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
Bibliografía
Resumen
263
264 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
3 Viene al caso lo que dice Flaubert, citado por Yourcenar (2006) en Memorias
de Adriano, a propósito de otra época: “los dioses no estaban ya y Cristo no
estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en
que el hombre estuvo solo” (p. 166).
4 Destaco como ejemplo cuatro reuniones que tuvieron una fuerte influencia
en el impulso de este proceso: (a) Seminario sobre desarrollo del empleo
rural no agrícola en América Latina, Rimisp - BID - CEPAL - FAO, Santiago,
septiembre 1999; (b) Conferencia sobre el desarrollo de la economía rural y
la reducción de la pobreza, Asamblea de Gobernadores del BID, Nueva
Orleans, marzo, 2000; (c) Seminario Internacional Enfoque Territorial del
Desarrollo Rural, IICA y SAGARPA, Veracruz, marzo 2002; (d) Desarrollo
local y regional en América Latina: hacia la construcción de territorios com-
petitivos innovadores, ILPES, Quito, julio 2002.
266 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
3. Balance
5. Conclusión
Bibliografía
Resumen
285
286 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
1. Motivación
3 Los estimados del FMI y la CEPAL para 2016 son de crecimiento negativo
para la región, y para 2017 de apenas 1,5%, también para la región. Esto pro-
bablemente se traduzca en un incremento en las tasas de pobreza en la
región.
292 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
4. Volvamos a Quispicanchi
nibles) del Canon (dado el fin del ciclo de precios altos de com-
modities). Estos tres elementos podrían traducirse en que, una
vez más, las zonas más pobres y rurales, con menores opciones
de articularse con estas nuevas tendencias, queden rezagadas o
desconectadas de las oportunidades de desarrollo, se terminen
ampliando las brechas y con ello se ponga en riesgo el propio
proceso de desarrollo.
Es justamente en el marco de estas preocupaciones que
se abre un espacio interesante para discutir el rol de los pro-
gramas sociales en un territorio como Quispicanchi. En estos
mismos años, en particular en los últimos cuatro, hemos visto
en provincias altamente rurales y con pobreza, una nueva for-
ma de presencia del Estado: programas sociales. En la provin-
cia de Quispicanchi en 2012 había 8.247 usuarios del progra-
ma de transferencias monetarias condicionadas (Juntos), uno
que otro Wawawasi12 y alguna obra menor hecha con recursos
de Foncodes. Esta situación reflejaba la primera expansión del
programa de transferencias monetarias condicionadas y aún no
da cuenta de la expansión del programa de pensiones ni del pro-
grama de desarrollo productivo.13 Asimismo, algunas escuelas
primarias recibían alimentación escolar, algunos días del año
escolar (en promedio solo la mitad de los días del año escolar se
entregaba alimentación a los niños).
La creación del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social
en 2011 y la centralidad de los asuntos ligados con la inclusión
social en el gobierno 2011-2016 permitieron revisar, mejorar,
ampliar y ubicar a los programas sociales en un nuevo lugar
dentro de las políticas públicas. Esto se tradujo en compromisos
de recursos para reducir subcobertura y esquemas de mejora de
la calidad de toda prestación social.
12 Programadecuidadodiurnoparamenoresentre6mesesy5años.
13 En 2011, a la creación del MIDIS el programa Juntos tenía cerca de 485.000 usua-
rias y el programa de pensiones no contributivas estaba en gestación. Este nuevo
programa,Pensión65,cerróen2011concercade25.000 usuarios.
Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano • 311
14 4.848.484,84 dólares(tasadecambio:3,30solesporU$).
312 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
5. Conclusiones
Bibliografía
Resumen
323
324 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
2. Desigualdades en plural
6. Ciencia y tecnología
Bibliografía
Ricardo Abramovay
Eduardo Baumeister
Julio Berdegué
347
348 • Perspectivas para el desarrollo rural latinoamericano
Jacques Chonchol
Martine Dirven
Jorge Echenique
Margarita Flores
Gustavo Gordillo
Alexander Schejtman
Carolina Trivelli