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La conquista del

trabajadora explotada. Las leyes de la historia eran dictadas por la clase


propietaria organizada en el Estado. El Estado siempre ha sido el protagonista
de la historia, porque en sus órganos se concentra la potencia de la clase

estado
Publicado el 01/05/200723/03/2020 en El Aromo n° 36
propietaria, en el Estado la clase propietaria se disciplina y se compone en
unidad, por sobre las discordias y los choques de la competencia, para mantener
la condición de privilegio en la fase suprema de la competencia misma: la lucha
Antonio Gramsci (1891-1937),
de clases por el poder, por el predominio en la dirección y en el disciplinamiento
fundador del Partido Comunista en Italia
de la sociedad. En este período, el movimiento proletario fue tan sólo una función
La concentración capitalista, determinada por el modo de producción, produce de la libre competencia capitalista. Las instituciones proletarias tuvieron que
una correspondiente concentración de masas humanas trabajadoras. En este asumir una forma, no por ley interna, sino por ley externa, bajo la formidable
hecho hay que buscar el origen de todas las tesis revolucionarias del marxismo, presión de acontecimientos y de coerción que dependen de la competencia
hay que buscar las condiciones de la nueva usanza proletaria, del nuevo orden capitalista. Allí se han originado los conflictos, las desviaciones, las vacilaciones,
comunista destinado a sustituir la usanza burguesa del desorden capitalista las componendas que caracterizan todo el período de vida del movimiento
generado por la libre competencia y por la lucha de clases. En la esfera de la proletario anterior al actual, y que han culminado en la bancarrota de la II
actividad general capitalista, también el trabajador actúa en el plano de la libre Internacional. Algunas corrientes del movimiento socialista y proletario habían
competencia, es un individuo ciudadano. Pero las condiciones iniciales de la situado explícitamente como hecho esencial de la revolución, la organización
lucha no son iguales para todos, al mismo tiempo: la existencia de la propiedad obrera de oficio, y sobre esta base fundaban su propaganda y su acción. El
privada sitúa a la minoría social en condiciones de privilegio, torna desigual la movimiento sindicalista pareció ser, por un momento, el verdadero intérprete del
lucha. El trabajador es continuamente expuesto a los riesgos más destructivos: marxismo, verdadero intérprete de la verdad. El error del sindicalismo consiste
su propia vida elemental, su cultura, la vida y el futuro de su familia, son en eso: en asumir como hecho permanente, como forma perenne del
expuestos a los bruscos contragolpes de las variaciones del mercado de trabajo. asociacionismo, el sindicato profesional en la forma y con las funciones actuales,
El trabajador trata entonces de salir de la esfera de la competencia y del que son impuestas y no propuestas, y por ende no pueden tener una línea
individualismo. El principio asociativo y solidarista pasa a ser esencial de la clase constante y previsible de desarrollo. El sindicalismo, que se presentó iniciador
trabajadora, modifica la psicología y los hábitos de los obreros y campesinos. de una tradición libertaria “espontaneísta”, ha sido en uno de los tantos disfraces
Surgen instituciones y órganos en los que se encarna este principio, sobre la del espíritu jacobino y abstracto. Por eso los errores de la corriente sindicalista,
base de ellos se inicia el proceso de desarrollo histórico que conduce al que no logró sustituir al Partido Socialista en la tarea de educar en la revolución
comunismo de los medios de producción y de cambio. El asociacionismo puede a la clase trabajadora. Los obreros y los campesinos sentían que, por todo el
y debe ser asumido como el hecho esencial de la revolución proletaria. período en que la clase propietaria y el Estado democrático-parlamentario dictan
Dependientemente de esta tendencia histórica surgieron, en el período anterior las leyes de la historia, todo intento de evasión de la esfera de estas leyes es
al actual (que podemos llamar período de la I y II Internacional o período de vacuo y ridículo. Es indudable que en la configuración general asumida por la
reclutamiento) y se han desarrollado los partidos socialistas y los sindicatos sociedad con la producción industrial, cada hombre puede participar activamente
profesionales El desarrollo de estas instituciones proletarias y de todo el en la vida y modificar el ambiente sólo en cuanto actúa como individuo-
movimiento proletario en general no fue, sin embargo, autónomo. No obedecía ciudadano, miembro del Estado democrático- parlamentario. La experiencia
a leyes propias e inmanentes en la vida y en la experiencia histórica de la clase liberal no es vana y no puede ser superada sino después de haberla hecho. El
apoliticismo de los apolíticos fue sólo una degeneración de la política: negar y destructivas. Si en el hacerse de la historia la inteligencia fuese incapaz de captar
combatir al Estado es tan hecho político como insertarse en la actividad histórica un ritmo, de establecer un proceso, la vida de la civilización sería imposible: el
general y que se unifica en el Parlamento y en los municipios, instituciones genio político se reconoce precisamente en esta capacidad de apoderarse del
populares del Estado. Varía la calidad del hecho político: los sindicalistas mayor número posible de términos concretos necesarios y suficientes para fijar
trabajaban fuera de la realidad, y por consiguiente su política era un proceso de desarrollo y en la capacidad, por consiguiente, de anticipar el
fundamentalmente errada; y los socialistas parlamentaristas trabajaban en lo futuro próximo y lejano y, sobre la línea de esta intuición, situar la actividad de
íntimo de las cosas, podían equivocarse (más aún, cometieron muchos y un Estado, arriesgar la suerte de un pueblo. En este sentido, Carlos Marx ha
pesados errores), pero no erraron en el sentido de su acción y por eso triunfaron sido, con mucha, el más grande de los genios políticos contemporáneos. Los
en la “competencia”; las grandes masas, aquellas que con su intervención socialistas han aceptado, a menudo completamente, que la realidad histórica es
modifican objetivamente las relaciones sociales, se organizaron en torno al siempre producto de la iniciativa capitalista; han caído en el error psicológico de
Partido Socialista. Pese a todos los errores y las falencias, el Partido acertó, en los economistas liberales: creer en la perpetuidad de las instituciones del Estado
último análisis, en su misión, convertir en algo al proletario que antes no era democrático, en su fundamental perfección. Según ellos, la forma de las
nada, darle un saber. Dar al movimiento de liberación un sentido recto y vital que instituciones democráticas puede ser corregida, retocada aquí y allá, pero debe
correspondía, en líneas generales, al proceso de desarrollo histórico de la ser respetada fundamentalmente. Un ejemplo de esta psicología estrechamente
sociedad humana. El más grave error del movimiento socialista ha sido de índole vanidosa está dado por el juicio de Filippo Turati, según a cual el parlamento es
similar al de los sindicalistas. Participando en la actividad general de la sociedad al Soviet como la ciudad a la horda bárbara. De esta errada concepción del
humana en el Estado, los socialistas olvidaron que su posición debía mantenerse devenir histórico -de la práctica vetusta de la componenda y de una táctica
esencialmente como de crítica, de antítesis. Se dejaron absorber por la realidad, “cretinamente” parlamentaria- nace la fórmula actual sobre la “conquista del
no la dominaron. Los comunistas marxistas deben caracterizarse por una Estado”. Nosotros estamos convencidos, tras las experiencias revolucionarias
psicología que podemos llamar “mayéutica”. Su acción no es de abandono al de Rusia, de Hungría y de Alemania, de que el Estado socialista no puede
curso de los acontecimientos determinados por las leyes de la competencia encarnarse en las instituciones del Estado capitalista, sino que es una creación
burguesa, sino de espera crítica. La historia es un continuo hacerse, es por ende fundamentalmente nueva con respecto a ellas, ya que no han sido creadas para
esencialmente imprevisible. Pero ello no significa que “todo” sea imprevisible en servir al proletariado. Las instituciones del Estado capitalista están organizadas
el hacerse de la historia, es decir, que la historia sea dominio del arbitrio y del para los fines de la libre competencia: no basta cambiar el personal para
capricho irresponsable. La historia es, al mismo tiempo, libertad y necesidad. Las encauzar en otro sentido su actividad. El Estado socialista no es todavía el
instituciones, en cuyo desarrollo y en cuya actividad se encarna la historia, han comunismo, o sea la instauración de una práctica y de un hábito económico
surgido y se mantienen porque tienen una tarea y una misión a realizar. Han solidarista, sino que es el Estado de transición que tiene la tarea de suprimir la
surgido y se han desarrollado determinadas relaciones objetivas de producción competencia con la supresión de la propiedad privada, de las clases, de las
de los bienes materiales y de conciencia espiritual de los hombres. Si estas economías nacionales: esa tarea no puede ser efectuada por la democracia
condiciones objetivas, que por su naturaleza mecánica son mensurables casi parlamentaria. La fórmula “conquista del Estado” debe entenderse en este
matemáticamente, cambian, cambia también la suma de relaciones que regulan sentido: creación de un nuevo tipo de Estado, generado por la experiencia
e informan la sociedad humana, cambia el grado de conciencia de hombres; la asociativa de la clase proletaria, y sustitución del Estado democrático-
configuración social se transforma, las instituciones tradicionales se parlamentario por él. Nunca han sido más fervientes el ímpetu y el entusiasmo
empobrecen, son inadecuadas para su tarea, se vuelven gravosas y revolucionario en el proletariado de Europa occidental. Pero nos parece que la
conciencia lúcida y exacta del fin no es acompañada por una conciencia
igualmente lúcida y exacta de los medios idóneos, en el momento actual, para
alcanzar el fin mismo. Ya se ha enraizado en las masas la convicción de que el
Estado proletario se encarna en un sistema de Consejos de obreros, campesinos
y soldados. No se ha formado todavía una concepción táctica que asegure
objetivamente a creación de ese Estado. Por eso es necesario crear desde ahora
una red de instituciones proletarias, arraigadas en la conciencia de las grandes
masas, seguras de la disciplina y de la fidelidad permanente de las grandes
masas, en las cuales la clase de los obreros y de los campesinos, en su totalidad,
asuma una forma rica en dinamismo y en posibilidades de desarrollo. Es cierto
que si hoy, en las condiciones actuales de organización proletaria, se verificase
un movimiento de masas con carácter revolucionario, los resultados se
consolidarían en una pura corrección formal del Estado democrático; se
resolverían en un aumento del poder de la cámara de diputados (a través de una
asamblea constituyente) y en la llegada al poder de socialistas embrollones
anticomunistas. La experiencia alemana y austríaca debe enseñar algo. Las
fuerzas del Estado democrático y la clase capitalista son todavía inmensas: no
hay que ocultarse que el capitalismo se sostiene especialmente por obra de sus
sicofantes y de sus lacayos, y la simiente de esa casta no ha desaparecido, por
cierto. La creación del Estado proletario no es, en suma, un acto taumatúrgico:
también ella es un hacerse, es un proceso de desarrollo. Presupone un trabajo
preparatorio de ordenamiento y de propaganda. Hay que dar mayor desarrollo y
mayores poderes a las instituciones proletarias de fábrica ya existentes, hacer
que surjan otras similares en las aldeas, lograr que los hombres que las
componen sean comunistas concientes de la misión revolucionaria que debe
efectuar la institución. De otro modo, todo nuestro entusiasmo, toda la fe de las
masas trabajadoras, no logrará impedir que la revolución se transforme
miserablemente en un nuevo Parlamento de embrollones, de fatuos y de
irresponsables, y que se hagan necesarios nuevos y más terribles sacrificios
para el advenimiento del Estado de los proletarios.

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