Está en la página 1de 56

Encuentros

Josep Maria Miró i Coromina

De entrada, desmiento el títu-


lo si alguien piensa que con estos
Encuentros haga referencia a los
que hay en este local oscuro de
nombre luminoso, donde trans-
curre la acción de Gang Bang
(Abierto hasta la hora del Ánge-
lus). No es así. Cuando en mar-
zo de 2011 se estrenó mi texto en
el Teatre Nacional de Catalunya
(TNC) se dijeron muchas cosas. 25
Incluso antes: Aún estábamos
ensayando y ya había quien con-
taba cómo sería este Gang Bang,
sin ni tan siquiera haberlo leído.
También se dijeron muchas co- Josep Maria Miró i Coromina (foto de David Ruano).
sas cuando se estrenó: que era
ofensiva e irreverente; que no era teatro, también dirigir, y es lo que cuentro entre un texto, su puesta
suficientemente ofensiva, ni irre- intento hacer. No soy muy par- en escena y el público.
verente; que era católica; que era tidario de contar a nadie, cuáles Una obra de teatro es un en-
una crítica feroz a la mercanti- tienen que ser las pautas de lec- cuentro humano de un equipo de
lización de la intimidad y a una tura. Yo me encargo de servir un personas: director, ayudante de
aparente felicidad que parece material y cada cual tendrá las dirección, actores, escenógrafo,
que tenemos a nuestro alcance y suyas y bienvenido sea que un iluminador, diseñador de sonido,

Febrero 2012
se vuelve humo en nuestros de- texto pueda ser calidoscópico, e vestuario, etc. Gang Bang fue un
dos; que el dinero público no se incluso que genere debate. encuentro con actores con quie-
tendría que destinar a proyectos Estos encuentros que encabe- nes no había trabajado nunca y
como éste… No sé… Muchas co- zan estas líneas van en otro sen- que desde el primer momento se
sas. Yo no añadiré mucho más. tido. entregaron al proyecto (Àngels
Lo que me gusta hacer es escribir Una obra de teatro es un en- Poch –¡querida y maravillosa po-
niéndose en la piel de Adela!–, Jor- Entre tanto ruido, incluso, en 50è aniversari crèdit andorrà 2006–
di Figueras, Joan Negrié, Rosa Bo- algunas ocasiones demasiado, , 360” –Accèssit XX Premio Mar-
laderas, Anna Moliner, David Vert Gang Bang ha tenido todos es- qués de Bradomín 2006–, Les dones
y Òscar Castellví), con actores que tos encuentros. Y también con de Caín –IV Premio Ramon Vinyes
ya eran buenos amigos (Xavier Pu- uno mismo, como autor, y la re- 2006–, L’esvoranc –IX Premio Boi-
jolràs y Oriol Genís), con un equi- afirmación de querer seguir es- ra 2005–, 11/7: L’escorxador –Me-
po artístico con quien disfruté y cribiendo desde la libertad y el jor texto y montaje en el concurso de
siento como cómplices teatrales compromiso. monólogos basados en hechos reales
(Enric Planas, Albert Pasqual, Da- Estos encuentros humanos, ar- La realitat supera la ficció–. Tam-
vid Bofarull, Damien Bazin) y con tísticos, con la lengua, la teatrali- bién es autor de las dramaturgias 5
un equipo técnico y humano con dad, las ideas… hacen del teatro Contes diferents, Com si entrés en
el que, en lo efímero de los pro- una profesión única. una pàtria, Cocaïna, absenta, pas-
yectos teatrales, no sabes cómo, ni tilles de valda i cafè amb llet, Cap-
cuándo volverás a coincidir. Josep Maria Miró i Coromina tius y El dia que vaig conèixer Harold
Pero también hay otro encuen- (Vic, 1977) Pinter.
tro, que ahora tenéis en vuestras Recientemente La dona que per-
manos, y que para mí es muy im- Licenciado en dirección y dra- dia tots els avions se ha traducido
portante: la traducción. Eva Va- maturgia en el Institut del Teatre de al francés (Traducción de Laurent
llines ya había traducido para La Barcelona, doctorando en literatura Gallardo) y se ha hecho una lectura
26 Ratonera mi texto Una his- catalana y licenciado en periodismo dramatizada en el Théâtre Ouvert de
tòria explicada del revès, o no. En por la Universitat Autònoma de Bar- París.
esa ocasión, Eva mostró cariño, celona (UAB). Ha dirigido sus propios textos,
rigor y profesionalidad desde que Es autor de El principi d’Arqui- la ópera La voix humaine con texto
le entregué el texto y le di unas medes –XXXVI Premio Born 2011. de Jean Cocteau y música de Francis
pocas indicaciones. Cuando me Próximo estreno en la Sala Bec- Poulenc (Espai Brossa) y los espectá-
pasó la primera versión de la tra- kett/Festival Grec 2012–, Gang culos de creación en el ciclo dramas
ducción sentí que se había pro- Bang (Obert fins a l’hora de l’Ànge- litúrgicos en el monasterio de Santa
ducido este encuentro, que no lus) –Proyecto T6/Teatre Nacional Maria de l’Estany correspondientes
La Ratonera / 34

es fácil, ni ocurre siempre: entre de Catalunya 2011–, La dona que a 2008 y 2010. Ha trabajado de ayu-
nosotros, pero también entre ella perdia tots els avions –XXXIV Pre- dante de dirección en varios espec-
y mi manera de escribir y enten- mio Born 2009–, Una historia con- táculos de Xavier Albertí y también
der el texto teatral. Eva ha tradu- tada del revés, o no –Ciclo Assajos de Xavier Pujolràs y la coreògrafa
cido con el mismo cariño, rigor y Oberts,Teatre Lliure–, La dona i el Germana Civera.
profesionalidad Gang Bang y en debutant –Premio Teatre Princi- También ha trabajado como
breve se encargará de la traduc- pal 2008–, La gran nit de Lurdes G. guionista en televisión, como perio-
ción al castellano de mi último –Coautoría con Cristina Clemente. I dista en COM ràdio, RNE-R4, Ràdio
texto, El Principi d’Arquimedes, Premio Lluís Solà 2007–, Quan en- Sant Cugat, El 9 Nou y la Revista de
premiado hace poco con el Premi cara no sabíem res –Finalista inter- la UNESCO y como docente en tea-
Born de Teatre. Gracias, Eva. nacional de Stückmarkt y XX Premio tro y periodismo.
Gang bang
Josep
Josep Maria
Maria Miró Coromina
Miró i Coromina

GANG BANG
(abierto hasta la hora del ángelus)
27

Febrero 2012
GANG BANG
(Abierto hasta la hora del Ángelus)
Josep Maria Miró i Coromina
Traducción: Eva Vallines Menéndez

Este texto se escribió en el marco del Projecte T6, una iniciativa del Teatre Nacional de
Catalunya (TNC) para fomentar y promocionar la nueva autoría teatral.

La obra se estrenó en la Sala Tallers del TNC el 24 de marzo de 2011 con la siguiente
ficha artística:

Autoría y dirección: Josep Maria Miró i Coromina


28 Intérpretes: Àngels Poch (Adela), Jordi Figueras (Pedro), Oriol Genís (Ricardo/José),
Xavier Pujolràs (Víctor/Vendedor paquistaní), David Vert (Toni), Joan Negrié (Sergio/
Cliente de las deportivas), Rosa Boladeras (Ana), Anna Moliner (María Teresa), Òscar
Castellví (Moi/Pol/Cliente de la bandera vaticana)
Escenograf ía: Enric Planas
Iluminación: David Bofarull
Vestuario: Albert Pascual
Espacio sonoro: Damien Bazin
Canción original La Llum: Carles Cors
La Ratonera / 34

Caracterización: Toni Santos


Asesoramiento de movimiento: Roberto G. Alonso
Ayudante de dirección: Maria Vera
Estudiante en prácticas del Institut del Teatre de Barcelona: Josep Maria Teixell
Producción: Teatre Nacional de Catalunya – Dirección Artística: Sergi Belbel

El Proyecto T6 cuenta con la colaboración de SGAE y Fundación Autor.


Josep Maria Miró i Coromina

En tiempos de mentiras, decir la verdad A Xavier Albertí


se convierte en un acto revolucionario. Por todo lo que me has enseñado
George Orwell (Azulejo de Triana del XVII incluido)

Agradecimientos a
Josep Maria Benet i Jornet
y Xavier Granados

Personajes tán en escena, pueden hacer de otros clientes que


pasan y se asoman por la zona del bar.)
Cliente enmascarado 1
Cliente enmascarado 2 Noche.
Cliente enmascarado que duerme en la barra Bar La Luz, un club de hombres.
Toni Sobre la barra un rótulo luminoso donde aparecen
Víctor ininterrumpidamente diferentes frases del tipo: La
Ricardo Luz – Local exclusivo para hombres. Abierto de 29
Cliente de las deportivas martes a domingo / Hoy fiesta del anonimato hasta
Pol. Camarero de La Luz. Siempre llevará una más- las 0:00 h. Abierto toda la noche / Martes – Under-
cara llamativa. wear party / Miércoles – Dress Code / Jueves – Na-
Pedro ked Night / Viernes – Dress Code / Sábado – Abier-
Thomas. Tiene acento francés. to las 24h. Dress Code / Primer domingo de mes –
Adela. Propietaria de La Luz. Fiesta temática / Próxima sesión: Piss and Fist Fuck
Sergio Party / Se recomienda el uso de condones, dispo-
Ana. Mujer de la limpieza de La Luz. nibles en la barra del local / Prohibida la venta y el
María Teresa. Joven catequista. consumo de drogas en este local / Si subes a la dark-
Vendedor paquistaní. Cargado de flores, objetos room, vigila la cartera.
luminosos y latas. Los clientes del local visten con dress code (ropa de
Moi. Vestido de jugador de fútbol. En el dorsal se código estricto propia de este tipo de locales: ropa
puede leer “Sagrado Corazón” y el número 11. interior, jockstrap, ropa de cuero, uniformes milita-
José res, ropa deportiva...).

Febrero 2012
Cliente de la bandera vaticana
Otros clientes* / Indica que la siguiente réplica interrumpe imme-
diatamente lo que se está diciendo.
*(El reparto está pensado para que haya varios per- (...) Indica una réplica o reacción no verbal. Quizá tan
sonajes para cada actor. Los actores, cuando no es- sólo un suspiro, una mirada, o un pequeño gesto.
Gang Bang

-0- Cliente enmascarado 1.- (Mostrando el dedo co-


razón.) Nosaltres le llamamos Cascada salvaje del
Preámbulo corazón. ¿Y los altres dos?
Cliente enmascarado 2.- Índex y polze. Polze o
dit gran.
Cliente enmascarado 1.- Petit, anular, dit del
Vemos las siluetas de dos hombres de pie y detrás mi, índice y polze.
de ellos los primeros peldaños de unas escaleras y un
espacio lleno de taquillas para dejar la ropa, seme- Pausa.
jantes a las de un gimnasio.
Cliente enmascarado 1.- Mira: Primero te me-
Cliente enmascarado 1.- ¿Com li dices a aquest teré el índex/
dit? Cliente enmascarado 2.- ¿Sólo uno?
Cliente enmascarado 2.- (Ríe.) “Com li dius”. Cliente enmascarado 1.- No... También el del...
Puedes hablarme/ ¡Éste!
Cliente enmascarado 1.- No, no... Quiero ha- Cliente enmascarado 2.- El del mig/
30 blar catalán. ¿Com li dices a aquest dit? Cliente enmascarado 1.- Después el anular, el
Cliente enmascarado 2.- (Ríe.) Dit petit. chiquito y el polze. Así. (Le hace un gesto con
Cliente enmascarado 1.- Meñique: Dit petit. toda la mano.) ¿Sí?
Cliente enmascarado 2.- Y en el Vaticano, ¿qué Cliente enmascarado 2.- Perfecto. ¿Llevas bien
haces exactamente? las uñas?
Cliente enmascarado 1.- No tendría que habér- Cliente enmascarado 1.- ¿Qué?
telo contat. Cliente enmascarado 2.- Las uñas.
Cliente enmascarado 2.- ¿Por qué? Cliente enmascarado 1.- Ah... Bien. Están bien.
Cliente enmascarado 1.- ¿Qué importa? (Pau- Cliente enmascarado 2.- ¿Te quitarás el anillo?
La Ratonera / 34

sa.) ¿Y éste? (Pausa.) Es muy grande. Podría...


Cliente enmascarado 2.- Anular. Cliente enmascarado 1.- Claro. ¿Me ayudas?
Cliente enmascarado 1.- ¡Ah! Igual... Anular.
Cliente enmascarado 2.- (Cogiéndole el brazo.) El hombre alarga la mano.
¿Me contarás qué son estas rayitas que llevas en El chico mete el dedo en su boca y le quita el ani-
el brazo? llo.
Cliente enmascarado 1.- Es un tatuaje.
Cliente enmascarado 2.- Nunca había visto uno Cliente enmascarado 1.- Cuando te lo haga, en-
igual. tenderás el sentido del tatuaje.
Cliente enmascarado 1.- ¿Y éste? Cliente enmascarado 2.- ¿Por qué?
Cliente enmascarado 2.- Dit del mig. Cliente enmascarado 1.- Son las línias de una
Josep Maria Miró i Coromina

cinta métrica. (Poniendo el dedo en un punto del -1-


brazo.) Una vez llegué hasta aquí.
Cliente enmascarado 2.- ¿Vamos? Doce horas para el Ángelus
Cliente enmascarado 1.- Amén.
Cliente enmascarado 2.- (Ríe.) En catalán se
dice anem.
Cliente enmascarado 1.- Eso... Amén. En la barra del local hay varios hombres vestidos
con dress code y máscara.
Los dos hombres suben por las escaleras. Uno de los clientes duerme con la cabeza apoya-
El espacio se ilumina gradualmente y descubri- da sobre la barra.
mos el bar La Luz. Víctor se sienta en la barra.
Toni le observa y se acerca.

Ricardo.- (A Víctor.) ¿Quieres tomar algo? Te in-


vito.
Víctor.- No.
Cliente de las deportivas.- (A Pol, el camarero. 31
Poniendo el pie sobre el taburete.) ¿Has visto las
deportivas?
Pol.- Molan.
Ricardo.- (A Pol.) Una cerveza.
Pol.- Sí... (Al otro cliente.) Aunque a mí me gustan
más cuando están un poco gastadas.
Cliente de las deportivas.- Ya.
Toni.- (A Víctor.) ¿Qué? ¿Cómo lo llevas?
Pol.- Cuando me compro unas nuevas las froto un
poco y por la noche las dejo dobladas con algo
que haga presión. Así se dan más rápido.
Cliente de las deportivas.- Ah... Está bien...
Toni.- (A Víctor.) ¿Y has follado mucho?
Cliente de las deportivas.- Me voy arriba a dar

Febrero 2012
una vuelta.
Pol.- Tendrás trabajo/
Cliente de las deportivas.- ¿A qué hora cerráis?
Pol.- Abierto hasta que se vaya el último.
Ricardo.- Hasta la hora del Ángelus.
Gang Bang

Obvian el comentario de Ricardo. Víctor.- Bueno... Sí... Un poco antes de que te... Sí.
El cliente se va. Supe que eras tú.
Toni.- ¿Y por qué no/
Toni.- Cuando has follado tanto, follar deja de ser lo Víctor.- Cuando una cosa está en marcha es difí-
más importante. ¿Y sabes qué es lo más impor- cil parar.
tante? (Pausa.) Con quién follas: esta noche es- Toni.- Ya.
pero, como mínimo, follarme al presidente del... Víctor.- Además... No sé decir que no. Nunca ten-
(A Pol.) Un gintónic. De Beefeater. go un no para nadie.

Víctor hace un gesto al camarero indicando que Toni coge un cigarrillo y se pone a fumar.
quiere lo mismo para él.
Toni.- ¿Quieres?
Pol.- Volando. Víctor.- No.
Ricardo.- (A Pol.) ¿Te acuerdas de mi/ Ricardo.- (A Pol.) ¿Te acuerdas de mi cerveza?
Pol.- Sí, sí... Pol.- Perdona/
Toni.- (A Víctor.) No eres de aquí, ¿verdad? Esta for- Ricardo.- Viendo cómo te mueves se te perdona
32 ma de follar no es de aquí. Y la piel... tan blanca... todo.
Have you a nice night? Where are you from? Víctor.- (A Pol, mientras coge el vaso que le acaba
Víctor.- Toni... Soy Víctor. de servir.) Gracias.
Pol.- ¿Qué número tienes?
Pausa larga. Víctor.- (Mirando el número que pone en un col-
gante que trae al cuello.) El 77.
Toni.- ¡No jodas! Toni.- Sesenta y seis.
Víctor.- ¿Qué? Pol.- (Acercándole una cerveza a Ricardo.) ¿Y tú?
Toni.- ¿De verdad que eres Víctor? Ricardo.- El uno. Siempre tengo el número uno.
La Ratonera / 34

Víctor.- Sí, claro que lo soy.


Toni.- ¡Déjame verte la cara! Ricardo, insinuándose, toca a Víctor.
Víctor.- No. (Pausa.) ¿Si no me ves la cara no te lo
creerás? Víctor.- ¡Eh!... ¿¡Qué haces!?
Toni.- Es tu voz/ Ricardo.- Perdona.
Víctor.- ¡Pues claro que es mi voz! ¡Ya te he dicho Víctor.- Tienes las manos frías.
que soy yo! Ricardo.- Perdona.
Toni.- Y ya lo sabías cuando hemos/ Víctor.- De la cerveza.
Víctor.- No. Claro que no. Si lo hubiese sabido no Toni.- (A Víctor.) ¿Qué hora es?
habríamos/ Víctor.- Faltan dos minutos para las doce.
Toni.- Ya. Claro. Yo tampoco. Quítate la máscara. Toni.- Entonces da igual.
Josep Maria Miró i Coromina

33

Febrero 2012
Foto de David Ruano.
Gang Bang

Ricardo, insinuándose, se arrodilla en el suelo y de estés: en el váter, el guardarropa o aquí, en la


empieza a tocar a Toni. barra.

Toni.- (A Ricardo.) ¡Eh! Por favor... El camarero toca un botón.


Ricardo.- Perdona. (Levantándose.) ¿Me invitas a Se oye una sirena estridente y una luz roja, seme-
un cigarro? jante a las de los coches de policía, comienza a dar
Toni.- Es el último que me queda. Igual es el último vueltas.
que fumo en mi vida. Pol quita la máscara a Víctor y a Toni. Se miran
Ricardo.- Mejor, porque dentro de poco no se po- de arriba abajo.
drá fumar en ningún/
Víctor.- Gracias a Dios habrá un día en que todo Toni.- Realmente eres tú.
estará prohibido. Víctor.- Ya te lo he dicho.
Ricardo.- Sí. Los bares dejarán de oler a humo y
podremos notar el olor de verdad de las perso- El camarero sale de detrás de la barra y comien-
nas. za a recoger las máscaras.

34 Ricardo se va hacia otro lado. Pol.- (Dándole una palmadita en la espalda.) ¡Eh!
¡Víctor!
Víctor.- Sí, dame uno. (Toni le acerca el paquete, Toni.- ¿No me habías dicho que era la primera vez?
Víctor coge uno y se pone a fumar.) Has dicho que Víctor.- Se debe de haber confundido.
da igual, ¿el qué? Toni.- Ha dicho “Víctor”.
Toni.- Que no te quieras quitar la máscara. No me Víctor.- Me debe de haver visto en alguna foto en
digas que es la primera vez que vienes... A las los periódicos o en la televisión.
doce acaba la “noche del anonimato”. Toni.- Ya...
Víctor.- ¿Sí? Pol.- (Al cliente que duerme.) ¡Tú! ¡La máscara!
La Ratonera / 34

Toni.- Seguro que ya has venido aquí antes.


Víctor.- No... Hoy, cuando salía de la Sagrada Fami- El cliente que estaba durmiendo se levanta y se va.
lia con la gente del Departamento, me han dado El camarero sale tras él.
una tarjeta de este local. He visto que era aquí al Toni vuelve a mirar de arriba abajo a Víctor.
lado y... No sabía que sólo habría hombres. Pausa larga.
Toni.- Sólo hay hombres porque es un bar de hom-
bres. Lo sabes perfectamente. A las doce se dis- Toni.- Realmente: eres tú. Precisamente tú.
para una alarma y todo el mundo se tiene que Pol.- (Al cliente que duerme.) La máscara... (El clien-
quitar la máscara. (Cogiéndolo del brazo.) Si te te que duerme levanta la cabeza y mira al cama-
quieres escapar, ya no te da tiempo. El camarero, rero. Coge con firmeza el vaso que hay a su lado.)
si no te la has quitado, te la arrancará estés don- Víctor.- Sí, yo. Precisamente yo.
Josep Maria Miró i Coromina

Pol.- (Al cliente.) Te tienes que quitar la máscara. qué hablo. Los hombres pierden las formas y el
Toni.- Aquí. Y vosotros tan... respeto con la misma rapidez con que se bajan
Víctor.- ¿Tan qué? los pantalones. De tú. Aquí de tú.
Toni.- Ya sabes. (Ríe.) ¿No te preocupa?
Víctor.- Supongo que es un riesgo que asumo. Pausa.
Víctor.- Voy a dar una vuelta. Si lo hubiese sabido
te aseguro que no/ Pedro.- /ha visto a este chico?
Toni.- Claro... Yo... Tampoco. Ricardo.- No.
Pedro.- Por favor... Ni la ha mirado.
Pausa. Ricardo.- (Examina la fotografía.) No. No lo he
Víctor hace ademán de irse. visto nunca por aquí.
Pedro.- ¿Por qué va en calzoncillos?
Toni.- Escucha... Ricardo.- Normas del local.
Víctor.- ¿Qué? Pedro.- ¿Eso quiere decir que me tendré que des-
Toni.- No querrías... nudar?
Víctor.- (Mirándole de arriba abajo.) No. Claro Ricardo.- Ya se ha acabado “la noche del anonima-
que no. to”, pero... ¿A la entrada el camarero no te ha he- 35
cho dejarlo todo en una percha?
Suena el timbre. Pedro.- No había nadie.
Ricardo.- ¿Y cómo has entrado?
Toni.- Ya. (Pausa.) Pero antes... Pedro.- He tocado el timbre y nadie me abría, pero...
Víctor.- ¿Qué? La puerta estaba entreabierta.
Toni.- Me has dicho que nunca tienes un no para Ricardo.- Extraño.
nadie. Pedro.- ¿Qué tipo de local es éste?
Víctor.- Me refería a nuestro ámbito. En el trabajo. Ricardo.- Un local de hombres.
(Pausa.) Será mejor que me vaya a dar una vuelta. Pedro.- ¿Y por eso hay que ir en calzoncillos? Creía
que era un bar... Normal.
Víctor se va. Ricardo.- Sí, un bar “normal” de hombres, donde
Pedro entra en el bar. se viene a practicar sexo.
Observa de un lado a otro. Pedro.- Qué sitio... (Observando un puño gigante
Se acerca a la barra, donde está sentado Ricardo. que hay dibujado en una de las paredes.) ¿Es un

Febrero 2012
local comunista?
Pedro.- Buenas noches. (Mostrándole una fotogra- Ricardo.- ¿Por qué lo dices?
fía.) Disculpe/ Pedro.- (Señalando el puño.) El dibujo de esta pa-
Ricardo.- De tú. El usted déjalo para ahí fuera y red/
para los hipócritas. No me mires así, ya sabes de Ricardo.- (Riendo.) Hoy día, el comunismo es más
Gang Bang

anormal que cualquiera de las cosas que puedas Pedro.- (Se saca la cartera.) Le agradecería mucho
encontrar aquí. que/
Ricardo.- Es para hacer un rulo.
Ricardo ríe. Pedro.- ¿Un rulo?
Toni se va al piso de arriba.
Ricardo se tapa una fosa nasal con un dedo y hace
Ricardo.- Es guapo. como si esnifase.
Pedro.- ¿Cómo?
Ricardo.- Guapo. Que está bien. Pedro.- Sólo tengo billetes de veinte.
Pedro.- Es muy amable... No querría ser... Gracias, Ricardo.- (Los coge casi arrancándolos de la carte-
pero yo... No se confunda. ra.) Está bien. Te cojo tres y te los devuelvo des-
Ricardo.- El chico con el que has quedado. El de pués.
la foto. Esta cara de... (Ríe.) Yo también lo busca- Pedro.- Pero/
ría... (Ríe.) ¿De dónde lo has sacado? ¿Profesional Pol.- (A Pedro. Recorriéndolo de arriba abajo con la
o de internet? linterna.) Te tendrías que quitar la ropa.
Pedro.- Es mi hijo. Pedro.- ¡No pienso quitarme nada!
36 Pol.- Día de código estricto: calzoncillos, leather,
Pausa larga. jockstrap, ropa de deporte, uniformes...
De nuevo entra el camarero con una bolsa de ba- Pedro.- ¿De qué me habla?
sura, algunas máscaras en la mano y una linterna. Pol.- Que te quites la ropa.
Pedro.- ¡Quítese la máscara!
Ricardo.- Iré arriba a dar una vuelta. Pol.- Trabajo aquí y nadie me va a decir cómo ten-
Pedro.- ¿Hay otro piso? go que ir.
Ricardo.- (Ríe.) Hay tres pisos más. Pedro.- Y a mí nadie me va a decir que me quite la
Pedro.- ¿Cree que podría estar ahí? ropa. Además... Yo no soy cliente.
La Ratonera / 34

Ricardo.- Si buscas a alguien, sea quien sea, te ase- Pol.- Razón de más. ¡Tres minutos o te echo a la
guro que ahí lo encontrarás. Sobre todo hoy. calle!
Pedro.- ¿Hoy? Thomas.- (Con acento afrancesado y muy amanera-
Ricardo.- Esta noche está todo el mundo. (Pausa.) do.) ¡Garçon! ¡Quiero hablar con la propietaria!
¿Me podrías dejar cincuenta euros? Pol.- Thomas, no está.
Pedro.- ¿Cincuenta euros? Thomas.- Pues dame el libro de reclamaciones: Me
Ricardo.- Te los devuelvo enseguida. han golpeado; me han tirado por el suelo; me han
Pedro.- Hombre... acorralado cinco tíos; me han escupido; se me
Ricardo.- Por favor. No te lo pediría si/ han meado encima; me han fistfuckeado: una-
Pedro.- No le conozco de nada. dos-tres-cuatro-cinco y hasta seis veces; me han
Ricardo.- Te ayudaré con lo de tu hijo... obligado a esnifar poppers hasta asfixiarme; lue-
Josep Maria Miró i Coromina

go me han violado... ¡Y me ha gustado mucho! Y Pedro.- Gracias. Suficiente.


lo peor de todo es que al cabo de una hora y me- Ricardo.- Tú mismo.
dia yo quería más y… ¡Se han largado! ¡Dios mío! Pedro.- Esperaré aquí.
¿Te lo puedes creer? Por favor: ¡El libro de recla- Ricardo.- Tú mismo. (Pausa.) ¿Quieres que te
maciones! cuente o no qué hay en el tercer piso?
Pol.- (Thomas pasa detrás de la barra. Se agacha Pol.- Sí, hombre... ¡Cuéntalo!
y desaparece por debajo de su cintura.) Thomas, Pedro.- Creo que... prefiero no saberlo.
tengo mucho trabajo. No estoy para/ (El camare- Ricardo.- Seguro que tienes ganas de que te cuente
ro pone cara de satisfacción. A Pedro.) Y tú/ lo que hay en el tercer piso.
Pedro.- Busco/ Pedro.- No.
Pol.- Todo el mundo busca/ Ricardo.- ¿Seguro?
Ricardo.- Algo. Pol.- ¡Un minuto!
Pol.- Lo que me gustaría saber es cómo has/ Pedro.- No.
Ricardo.- La puerta estaba abierta.
Pol.- ¿Me estás diciendo que encima no has pagado Pausa.
la entrada?
Pedro.- No. Pedro.- ¿Qué hay en el tercer piso? 37
Pol.- ¡Dos minutos! Ricardo.- Sube. Quizá encuentres lo que buscas...
Pedro.- Este lugar es tan...
Ricardo hace ademán de irse. Ricardo.- ¿Qué?
Pedro.- ¡Qué ocurrencia ponerle La Luz a este lo-
Pedro.- (A Ricardo.) Perdone... cal!
Ricardo.- ¿Por qué?
Pausa. Pedro.- No sé qué tiene de luminoso. Es oscuro y
más bien... sucio.
Ricardo.- ¿Qué?
Pedro.- No se vaya ... Pol, visiblemente excitado, suelta una fuerte car-
Ricardo.- Te lo devuelvo ahora. cajada.
Pedro.- ¿Qué hay en los otros pisos?
Pol.- ¡Un minuto y medio! Ricardo.- ¿Sucio?
Ricardo.- El segundo piso es una gran cama. Dicen Pedro.- Sí, sucio. (Mira de reojo al camarero.) Us-

Febrero 2012
que la más grande de Europa. Una cama con ca- ted mismo lo ha dicho: aquí la gente viene a prac-
pacidad para/ ticar sexo.
Pol.- ¡Imposible! Ricardo.- El sexo sólo es sucio cuando se hace
Ricardo.- Sí... imposible saber la cantidad de gente bien.
que cabe. En el tercer piso/ Pol.- Quince segundos...
Gang Bang

Ricardo.- Si finalmente te decides a subir... Vigila ocupadas todas las taquillas y a los que lleguen
la cartera. les tendremos que guardar la ropa en bolsas de
Pedro.- No... Subir, allí... No... basura... ¡Por uno no pasa nada! No se trata así a
Pol.- (Lanzando un grito de placer.) ¡Tiempo! un cliente, al menos en mi local.
Pol.- No lo es.
El cliente se incorpora desde sus pies, le abraza y Adela.- Razón de más: Si le tratas así, seguro que no
le da un beso. vuelve. Pol, ve a dar una vuelta: recoge un poco y
aprovecha para distraerte. Ya me quedo yo aquí.
Pol.- Thomas... No sé cómo/
Thomas.- Todo lo que me gusta cabe en mi cuerpo. El camarero, de mala gana, coge una escoba, un
recogedor y una linterna. Se va.
El camarero sale de la barra. También Thomas, Pedro se ha quedado plantado con la fotografía
que se va. en la mano, como si no supiese qué hacer.
El camarero se acerca a Pedro. Le agarra. Se le ve incómodo e inquieto.
Adela besa a Ricardo en los labios.
Pedro.- ¡Déjeme en paz!
38 Pol.- Este local/ Adela.- ¿Cómo llevas la noche?
Ricardo.- Déjalo, hombre. Ricardo.- Todavía es pronto para desesperarse.
Adela.- Si hoy no comes no será por falta de comi-
El camarero coge a Pedro y se produce un forcejeo da en la mesa.
entre los dos hombres. Ricardo.- He sido el primero en llegar/
Entra Adela. Adela.- Como siempre.
Ricardo.- Y todavía no he encontrado/
Pol.- No me hagas/ Adela.- Pues si hoy no encuentras nada, es que no
Pedro.- He venido a buscar/ encontrarías ni agua en el mar.
La Ratonera / 34

Pol.- ¡Me la suda lo que buscas! Ricardo.- (Observa bien a Adela.) Estás muy guapa.
Adela.- (Da un grito.) ¿Se puede saber qué pasa? Adela.- Como siempre.
Ricardo.- Sospechosamente guapa. Te has pintado.
Pausa. Adela.- Sólo un poco... Me he levantado de buen
humor y, además esta noche/
Pol.- Éste, que se ha colado y/ Ricardo.- Da gloria verte.
Adela.- (Mirando a Pedro de arriba abajo.) Déja- Adela.- ¿Qué quieres?
lo... Ricardo.- Nada.
Pol.- Además no se quiere quitar/ Adela.- Pues para, o acabaré pensando que te gusto.
Adela.- ¡Te digo que lo dejes! (Pausa.) Además... Ricardo.- Ya sabes que soy de los que piensan que
¿Has visto cómo está la ciudad? Si ya tenemos un beso sin barba es como comer sin sal.
Josep Maria Miró i Coromina

Adela.- Entonces seguro que me pedirás algo. Ricardo.- De momento, no.


Ricardo.- Simplemente constato la realidad. Yo Adela.- No sé ni por qué te pregunto. Conociéndo-
también me he levantado de buen humor. Esta te eres muy capaz de que te dure toda la noche e
semana he vendido casi dos mil metros de ban- ir bebiendo del vaso de uno y de otro. (A Pedro.)
dera vaticana. ¿Y tú? Porque... consumir sí que lo harás, ¿no?
Adela.- ¡Caray! Pedro.- Pues... póngame... un café con leche.
Ricardo.- Casi mil de la catalana. Adela.- ¿Tiene esto pinta de ser un salón de té?
Adela.- ¡Toma! Pedro.- Un agua.
Ricardo.- Unos cuantos de la española. Adela.- ¿Un agua?
Adela.- ¡Olé! Pedro.- Soy abstemio.
Ricardo.- Y unos cuantos más de blanca ultraanti- Adela.- ¿Sabes qué pienso de los abstemios?
clerical, para estamparle vete tú a saber qué. Pedro.- No.
Adela.- Estás de suerte. Adela.- Que no te puedes fiar: o no lo quieren mez-
Ricardo.- Siento profundamente mis convicciones, clar con sabe dios qué que se han metido o es-
pero mis telas pueden abarcar a todo el mundo. conden algo y temen que se les escape en un mo-
Adela.- Dispara, que nos conocemos. mento de debilidad.
Ricardo.- Que no... (Pausa.) Adela... Pedro.- Un whisky. Tomaré un whisky. 39
Adela.- ¿Qué? Adela.- Mejor. Mucho mejor. ¡Y haz el favor de sen-
Ricardo.- ¿Me podrías dejar cincuenta euros? tarte!
Adela.- ¿Cuánto te ha costado la entrada? Pedro.- Yo...
Ricardo.- Catorce. Adela.- ¡Que te sientes! ¡Pareces un pasmarote! Te
Adela.- ¿Qué has consumido? he dejado quedar, pero siéntate. Ahora estoy con-
Ricardo.- La consumición que va con la entrada/ tigo. (A Ricardo.) De dieciocho resto cincuenta:
Adela.- Supongo que un cubata... ¿Sabes que los treinta y dos negativo. (Dándole cincuenta euros.)
refrescos y el agua son más baratos? Algún día me tendrás que explicar/
Ricardo.- Sí. Ricardo.- Tiempos difíciles.
Adela.- ¿Y aparte de la consumición de la entrada? Adela.- Para todos. (Pausa.) Pues sí que me traen
Ricardo.- Una cerveza. cuenta clientes como tú.
Adela.- Ah... Una cerveza... Cuando hay que pagar, Ricardo.- Soy el cliente más antiguo que tienes. Me
no puede ser un cubata, ¿eh? han llegado a salir varices de estar tantas horas
Ricardo.- Hombre... Ocho euros por un cubata... de pie en los rincones más oscuros de este local.

Febrero 2012
Adela.- ¿Nada más?
Ricardo.- Todavía no la he acabado. Adela ríe.
Adela.- Catorce de la entrada y cuatro de la cerveza Vuelve el cliente que dormía en la barra.
hacen dieciocho... Si de dieciocho resto cincuen- Todavía lleva la máscara.
ta... Porque... ¿Piensas consumir algo más? Se sienta en el mismo lugar que ocupaba.
Gang Bang

Deja el vaso sobre la barra y apoya la cabeza en acabado con una llamada aquí. Hilo directo con
ella para dormir. las más altas instituciones.
Ricardo hace ademán de irse. Pedro.- Mire, es que yo...
Adela.- ¡Siéntate y estate quieto! Y eso no es todo...
Pedro.- Pensará/ Pedro.- Yo no estoy/
Ricardo.- Sí, sí... Miraré a ver si le encuentro... Es- Adela.- ¡Atención! (Abriendo un pequeño armario
tate tranquilo. que hay entre las botellas, una especie de capilli-
ta. El interior está lleno de fotografías de pollas y
Ricardo se va. culos.) ¡Mira qué clientela más selecta!
Pedro.- Pero... ¿Qué es eso?
Adela.- (Mirando a Ricardo de reojo.) Éste va a ser Adela.- Mira qué grande y gorda... ¿Sabes de quién es?
el más rico del cementerio. Uno de los empresa- Pedro.- (Levantándose.) Sinceramente no estoy
rios más ricos de Barcelona. No se te ocurra darle ahora para/
ni un céntimo o ya no lo ves más. Yo, es que soy Adela.- Es de/
tonta... Estos treinta y dos euros ya no los huelo.
(Sirviéndole.) El whisky. Suena el timbre mientras ella habla y no oímos
40 Pedro.- Gracias. el nombre.
Adela.- Son treinta y dos euros.
Pedro.- ¿Treinta y dos euros por un whisky? Adela.- ¡Siéntate! ¿Y este culo?
Adela.- No has pagado entrada, ¿no? Con la entra- Pedro.- Han tocado el timbre.
da entra una consumición. Piensa que éste es un Adela.- ¡Pues mira que estuvo años sentado en uno
club exclusivo y con el derecho de admisión me- de los despachos de la Generalitat! Es de/ (Vuelve
nos exigente que puedas encontrar en quilóme- a sonar el timbre.)
tros a la redonda. Pedro.- ¡Hay alguien en la entrada!
Adela.- Aquí está todo el mundo... Y no sólo de
La Ratonera / 34

Suena el teléfono. aquí... También hemos tenido muchos del puente


Adela lo coge. aéreo, visitas internacionales... Éste es el Príncipe
de/ (Suena el timbre.)
Adela.- La Luz, ¿diga? (...) Hasta primera hora de la Pedro.- ¡El timbre!
mañana (...) Muy bien, ¡no cabe ni una aguja! No Adela.- El (suena el timbre) de la Conferencia Epis-
te arrepentirás. ¡Hasta ahora! (Cuelga el teléfo- copal...
no.) Lo que te decía: un club exclusivo. Este telé- Pedro.- Pero... ¿No lo oye?
fono, una pieza de museo. Original de la antigua Adela.- Y éste, el presidente de/ (Vuelve a a sonar
Unión Soviética. ¿No has oído hablar del famoso el timbre.)
teléfono rojo? (Orgullosa, asiente con la cabeza.) Pedro.- (Levantándose de nuevo.) ¿No piensa abrir?
Este mismo. Las crisis más grandes del país han Quizás es/
Josep Maria Miró i Coromina

Adela.- ¡Siéntate! Y éste/ (Vuelve a sonar el timbre, José.- Todos los viejos nos acabamos pareciendo.
ahora durante un rato muy largo.) José.
Pedro.- ¡El timbre! ¿Por qué no abre? Pedro.- Pedro. (Pausa.) ¿Qué le parece admirable?
Adela.- ¡Ya va! ¡Ya va! (Llamando al camarero.) ¡Pol! José.- Que hayas venido a buscar a tu hijo en un lu-
¡Vete a abrir! ¡Que no puedo hacerlo todo a la vez! gar como éste.
(El camarero va a abrir. Pedro está más atento Pedro.- ¿Le parece?
a la entrada que a Adela.) Y aquí los santos de José.- Los hijos no salen nunca como uno querría.
urgencia, patronos de las venéreas: san Dionisio, Pedro.- ¿Qué sabe usted de mi hijo?
santo de los pecadores; Venus, diosa romana del José.- Sólo sé que debes de ser un buen hombre.
amor; Santiago, santo patrón de la reconquista Pedro.- ¿Y qué le hace pensar eso?
española, de España y de los peregrinos. La crê- José.- Tú, como yo, eres de los que piensa que hay
me de la crême. (Cerrando el armario.) No pien- cosas sagradas y que hay que conservarlas. Cues-
ses que se lo enseño a todo el mundo, ¿eh? te lo que cueste. La familia es la tragedia más an-
Pedro.- Quizá el que llama... Quizá es él, mi hijo... tigua que existe, pero hay que preservarla. Eso
Necesito encontrarlo. es lo que has venido a hacer aquí. (Al camarero.)
Adela.- No te muevas de aquí. ¡Una cerveza!
Pedro.- ¿Usted también tiene hijos? 41
Adela lo mira extrañada y va al otro lado de la José.- ¿Hijos? (Ríe con fuerza.) Un hijo. (Pausa.) Y
cortina para ver la cara de los clientes que acaban también una hija, pero como si estuviese muerta.
de llegar. ¿Tienes mujer? (Pausa larga.) ¿No dices nada?
Por la puerta del almacén entra un viejo con una Pedro.- Mi mujer... Es que... Nada.
paloma en las manos. Se sienta al lado de Pedro. José.- Antes sí, pero hoy en día los matrimonios ya
no funcionan. Y ¿sabes por qué? Antes tenían
José.- Con un poco de suerte todavía la podré re- la suerte de ser más analfabetos. Ahora todo el
animar. mundo sabe demasiadas cosas. Cuánta miseria...
Pedro.- (Enseñándole la fotograf ía.) ¿Ha visto a
este chico? Es mi hijo. Lo estoy buscando. Adela entra de nuevo.
José.- Es admirable.
Pedro.- ¿El qué? Adela.- (Entrando.) Estate tranquilo, un grupo de
José.- José. jubilados.
Pedro.- ¿Qué es lo que encuentra admirable? Pedro.- Seguro que no hay un chico/

Febrero 2012
José.- ¡No pierdas las buenas maneras tan rápido! José.- (Al camarero.) ¡Chaval! ¡Te he pedido una cer-
¡Te he dicho mi nombre! veza! ¡Es para hoy!
Pedro.- Perdone. Estoy un poco nervioso. Pol.- Acaba de entrar...
José.- No me extraña. Adela.- Padre... ¿qué hace aquí?
Pedro.- Su cara/ José.- ¿Por qué me llamas padre?
Gang Bang

Adela.- Soy Adela, su hija. encima! ¡Mi hija, que no me viene a ver! ¡Este es-
José.- ¿Adela? ¡Mi hija no se llama así! ¡No te pare- mirriado, que me echa de mi negocio!
ces! ¡Mi hija es más joven y me trata de usted! Adela.- (Gritando.) ¿Y quién le cuida durante el día
Adela.- ¡Siempre le trato de usted! Y no hay cosa y trabaja aquí como una burra, eh? ¿Su negocio?
más sucia que las palomas. Déjela marchar. ¡Querrá decir lo que queda de lo que despilfarró!
José.- ¿Dejarla marchar? ¡Sírveme algo y trátame de ¡No me haga hablar!
usted! ¡Mi hija no me diría eso! ¿Cómo quieres José.- Este edificio modernista... Este edificio que
que la deje...? Es una cría y está herida... Todavía construyó mi padre... Un santo varón... Este edi-
le salen plumas en el cuello, ¿no lo ves? ficio... ¡Convertido en esto y lleno de gentuza!
(Da un beso en el pico a la paloma.) Suerte que
El hombre da un beso en el pico a la paloma. te tengo a ti, pequeña.

Adela.- Pillará cualquier cosa... ¿Por dónde ha en- El viejo se va. Pol va detrás de él.
trado? Adela intenta sobreponerse. Se sirve una copa.
José.- La calle está llena de gente. Ya ha empezado/
Adela.- ¿El qué? Pedro.- Puedo/
42 José.- Debía de tener una misión importante. Es Adela.- No, no puedes. ¡Tranquilo, esto es el pan
una paloma mensajera. Mírale el pico. de cada día! Ha perdido la cabeza y creo que me
Adela.- Una infección, es lo que pillará, y encima la hará perder a mí también. A mi hermano, que
me espantará la clientela. ¡Haga el favor y suba a hace años que no le viene a ver, sí que lo tiene
casa! ¡Bastante trabajo tengo! Ha entrado por el bien presente. Mi padre siempre lo tiene en la
almacén, ¿verdad? boca, como si fuese él quien le limpia el culo. De
José.- ¡Desgraciada! ¿Qué te importa por dónde he mí sólo se acuerda para lo que quiere: a la hora
entrado? ¡Esto todavía es mío y entro por donde de las comidas y de que todo esto es suyo y no lo
me da la gana! ¡Sírveme una copa y déjame en soltará hasta que se vaya... De tenerme bien ata-
La Ratonera / 34

paz! da, ¡de eso sí que se acuerda bien!


Adela.- Pol... Haz el favor de llevártelo.
José.- ¡No te atreverás a echarme! Pedro se queda en silencio.
Adela.- Acompáñale y... Mejor llévalo al despacho, Adela bebe de un solo trago.
échalo en el sofá y procura que se duerma.
José.- (Forcejeando con Pol.) ¡Tú! ¡Quítame las ma- Adela.- Pero venga... Cuenta.
nos de encima! ¿Qué te has pensado? Pedro.- ¿Por qué me ha dejado quedar?
Adela.- Padre... Por favor... Adela.- Porque estoy contenta. Supongo que lo estoy.
José.- ¡Puta, más que puta! ¡No me llames padre! Tengo motivos para estarlo. Supongo que los ten-
¡Los viejos somos un estorbo! ¡Déjame en paz! Ya go: hoy haré una buena caja y mañana por la ma-
me voy... ¡No hace falta que me pongas las manos ñana iré a la Sagrada Família a ver al Santo Padre.
Josep Maria Miró i Coromina

Pedro.- ¿Es creyente? Adela.- (Mira el reloj.) ¡Ya tendría que estar aquí!
Adela.- Mitómana, más bien mitómana. ¡Daría un ¿No me quieres contar qué te pasa? Si quieres
brazo porque el Papa me firmase un autógrafo, que te ayude, haz el favor de estarte quieto y me
que colgaría aquí! Y también querría darle las lo cuentas.
gracias.
Pedro.- ¿Por qué? Pausa larga.
Adela.- ¡Por toda la gente que me ha traído esta no-
che! Estoy agradecida desde hace tiempo... Buena Pedro.- Mi mujer se está muriendo.
parte de mis clientes, de antes y ahora han busca- Adela.- (Soltándole la mano de golpe.) ¿Qué dices?
do la nocturnidad y la clandestinidad de mis ne- Pedro.- ¿Por qué lo ha hecho?
gocios y el Santo Padre siempre ha sido sensible Adela.- ¿El qué?
a las actividades que se basan en la discreción. Pedro.- Soltarme la mano.
(Pausa.) Pero también estoy contenta porque...
Pol.- (Saliendo del almacén y de camino al otro Pausa.
piso.) Adela, todo controlado.
Adela.- ¡Gracias, majo! (A Pedro.) ¿Crees que estoy Adela.- No lo sé.
guapa? Pedro.- Lleva dos días en el hospital. 43
Pedro.- (Pausa.) ...Sí. Adela.- Entonces igual no tendrías que estar aquí.
Adela.- Esta noche vendrá/ Pedro.- Tienen un horario restringido y allí tampo-
Pedro.- ¿Qué hace? co hago nada.
Adela.- Te cojo la mano. (Pausa. Mirándolo direc- Pol.- (Gritando. Mientras vuelve a entrar.) ¿Hay se-
tamente a los ojos.) Creo que eres el hombre más rrín?
triste que he visto nunca. Adela.- ¿Para qué lo quieres?
Pedro.- ¿Eso le parezco? Pol.- El suelo, que resbala.
Adela.- He visto prácticamente a todos los hom- Adela.- ¡En el almacén! ¿Todavía no ha llegado Ana?
bres de esta ciudad desnudos y en situaciones Pol.- (Dirigiéndose al almacén.) Ha llamado, que
que ni se te pasarían por la cabeza... He aprendi- estaba en el metro y que... Que llega tarde. (Se da
do mucho de... cuenta de la presencia del cliente durmiendo en
Pedro.- ... ¿El alma humana? la barra y se le acerca.)
Adela.- ¡Para el carro! Eso suena muy serio. (Pau- Adela.- ¡Precisamente hoy!
sa.) No puedo ser de otra forma. (Pausa.) Es evi- Pol.- ¿Te lo tendré que volver a repetir? ¡La máscara!

Febrero 2012
dente que no vienes a buscar lo mismo que to- (El cliente levanta la cabeza, le observa, coge el vaso
dos... Cuenta... si quieres, claro... Dicen que es y se va. El camarero desiste y se va al almacén.)
más fácil hablar con un desconocido. Si quieres Adela.- (A Pedro.) Estamos un poco desbordados
hacerlo, yo te escucharé. con todo esto de la visita del Santo Padre a la Sa-
Pedro.- ¿A quién espera? grada Familia.
Gang Bang

Pedro.- ¿Qué tiene que ver eso con su local? Víctor.- ¿Otra vez?
Adela.- Cada vez que en esta ciudad hay congresos, Toni.- Hola.
exposiciones en la Fira, el Fórum o cualquier cosa Víctor.- Pasa de mí.
de este tipo, aquí no damos abasto. ¡Cada vez que Toni.- ¿Quieres estar solo?
la ciudad bulle, los cuerpos también se caldean Víctor.- Si buscas compañía, o un amigo, cómpra-
aquí dentro! Pero... me decías que tu mujer/ te un perro. (Pausa.) Vete a dar una vuelta o/
Pedro.- Duerme. Dicen que no volverá a despertar. Toni.- Lo que sea.
Adela.- ¿Quién dice eso? Víctor.- Sí, lo que sea, pero déjame en paz. Tú por
Pedro.- Todo el mundo. (Pausa.) También los mé- tu lado y yo por el mío... Esto es muy grande, hay
dicos. sitio para los dos.
Adela.- ¿Quieres que te ponga un poco más de Toni.- Ni a ti ni a mí nos ha gustado nunca repartir
whisky? el pastel.
Pedro.- Tengo que encontrar a mi hijo. (Mostrán- Víctor.- Entonces simplemente hacemos como si
dole la foto.) Es éste. no nos hubiésemos visto y como si no hubiese
Adela.- ¿Y aquí piensas encontrarlo? pasado nada.
Pedro.- Es imposible que haya un lugar peor que Toni.- ¿Tan desagradable te ha resultado?
44 éste. Estoy seguro que sólo puede estar aquí. Víctor.- Tanto como a ti.
(Pausa.) Necesito encontrarlo y pedirle perdón. Toni.- Yo igual repetiría.
Adela.- Vete a dar una vuelta, quizá lo encuentres. Víctor.- Pues espera sentado.
Pedro.- Prefiero esperar aquí... No quiero... ¿Puedo
esperarlo? Toni se sienta.
Adela.- Controlo las entradas y las salidas. No su-
fras, lo encontraremos... ¿Le has llamado? Víctor.- No. ¿Qué parte del “no” no has entendido?
Pedro.- ¿A dónde? No tengo su teléfono ni... Se fue Toni.- El lunes, con ropa, la reunión resultará más
de casa hace más de dos años y no he vuelto a sa- fácil. Al primero al que le convendría olvidarlo es
La Ratonera / 34

ber más. a ti. A los de tu partido quizá no les haría gracia/


Víctor.- (Señalándose el ombligo.) Demócrata, de
Suena el timbre y se enciende una luz roja. aquí para abajo; cristiano, de aquí para arriba. Y
Adela va al otro lado de las cortinas a atender y una bragueta que subo y bajo cuando a mí me da
abrir a los clientes. la gana.
Toni.- Quizá si supieran que has estado en un sitio
Adela.- Igual tenemos suerte y es él. como éste/
Víctor.- No me hagas reír. Una cosa es la idea de
Entra Toni y se acerca a Víctor. Le toca, insinuán- país y otra, lo que haga cada cual en su tiempo li-
dose. bre. Quien esté libre de pecado que tire la primera
piedra. Quien más, quien menos, tiene mierda.
Josep Maria Miró i Coromina

Víctor se levanta y se pone delante de Toni. Le que han pasado por mi vida.
ofrece su sexo y éste se amorra. Pedro.- Éste es muy extraño. (Leyendo con dificul-
Adela vuelve a entrar. tad.) Emolotrab/
Adela.- Bartolomé, pero está escrito al revés. Tam-
Pedro.- ¿Es él? bién le quise, pero desde el principio vi que aque-
Adela.- ¿Quién? lla historia había comenzado torcida. (Estirando el
Pedro.- ¿Mi hijo? cuello de la blusa y mostrándolo.) Y aquí también.
Adela.- Ah... No. (Pausa.) Un grupo de legionarios Pedro.- ¿Y este garabato?
de Cristo y dos curas. Al menos eso me han pa- Adela.- No es un garabato... ¡es un nombre que he
recido. escrito veintitrés veces!
Pedro.- ¿Por qué? Pedro.- Encima del... ¿No es un poco peligroso?
Adela.- Estas cosas se llevan escritas en la cara y Adela.- Sí.
también por cómo se quitan la ropa y la dejan en Pedro.- ¿Alguien que se va y vuelve?
la taquilla. Adela.- Me ha llamado. Me vendrá a buscar esta
Pedro.- ¿Legionarios de Cristo? ¿Curas? noche y lo dejaré todo. Esta vez sí. Algo está pa-
Adela.- Los que vienen aquí son los mejores. Mají- sando ahí fuera. El Santo Padre ha venido a Bar-
simos. De estos sí que te puedes fiar. Preocúpate celona y eso quiere decir algo. (Tapándose.) ¡Y 45
de los que no se desahogan... Luego pasa lo que basta! ¡Ya te he contado más cosas de la cuenta!
pasa... y ya sabes a qué me refiero. Pedro.- No se enfade...
Adela.- ¡Me contáis cuatro miserias y me ablando
Pausa larga. en seguida!
Pedro.- Y no hace daño/
Pedro.- ¿Cómo es que abrió un local como éste? Adela.- Precisamente por eso lo hago. Para acor-
Adela.- Es un negocio rentable y... ¡Mira! darme bien. Y también por eso abrí este local.

Adela se levanta la blusa. Suena el timbre y se enciende una luz roja.


Adela hace ademán de salir.
Pedro.- Nombres tatuados.
Adela.- También en la espalda, en las piernas, en Pedro.- Disculpa.
los brazos... En todos los rincones del cuerpo. Me Adela.- ¿Qué?
los he hecho yo misma. Todos me prometieron Pedro.- (Intentando levantarse.) Si es/

Febrero 2012
algo. Todos sus nombres... Adela.- ¡Ya te he dicho que sí! ¡Y siéntate! ¿No te fías
Pedro.- Está lleno... de mí, o qué?
Adela.- En este brazo todos los presidentes del Go- Pedro.- Claro... ¿Y el lavabo?
bierno, la Generalitat y los alcaldes del Ayunta- Adela.- Aquella puerta. Y cuando vuelva, te quiero
miento. (Mostrándolos.) Aquí todos los hombres ver aquí sentado.
Gang Bang

Pedro se va al lavabo. Toni.- Es un nombre/


Adela va al otro lado de las cortinas a atender y Moi.- El que he elegido. Es el que uso en internet.
abrir a los clientes. Toni.- Tú y yo hemos chateado.
De las escaleras que conducen a los otros pisos Moi.- Puede ser.
entra Moi. Toni.- He visto tus fotos, pero si no me hubieses di-
Va directamente detrás de la barra. Coge una bo- cho el nombre, no te habría reconocido.
tella de agua y se la bebe toda de un trago. Moi.- Soy yo.
Toni y Víctor se separan. Víctor le da un beso en Toni.- Sí, sí... Me lo creo. No sé qué pasa con los
la boca a Toni. chats, que la gente siempre acaba siendo diferen-
te de las fotos que enseñan.
Toni.- ¿Y eso? Moi.- Soy el de las fotos.
Víctor.- ¿Y eso, qué? Toni.- ¿Y cuál es tu nombre de verdad?
Toni.- ¿Por qué me has dado un beso? Moi.- Éste.
Víctor.- Cuando me acaban de hacer una mamada Toni.- Quiero decir el nombre que te pusieron tus
me gusta notar en la boca el sabor de mi polla. Sólo padres.
por eso. No te confundas. Ah... Y tenías razón: el Moi.- ¿Qué importa? Cumplo dieciocho años, me
46 lunes, con ropa, la reunión resultará más fácil. quiero llamar Moi, quiero ser el de las fotos y que
esta noche me folle todo el mundo.
Víctor se va. Toni.- ¿Y eso?
Toni se va hacia la barra. Moi.- Si vienes te dejaré pasar delante de los otros.
Moi se acerca a Toni.
Ricardo se acerca a Moi, le empieza a tocar el
Moi.- Me llamo Moi. culo y sube un poco más arriba de la cintura.
Toni.- Y tienes las pupilas de un gato. Vas colocadí- Moi se gira.
simo. ¿Qué te has tomado?
La Ratonera / 34

Moi.- Moi. Ricardo.- Sí, señor... Un buen lomo. No me impor-


Toni.- Suena como... Como un beso. ¿Cómo se es- taría ponerlo a la plancha.
cribe?
Moi.- M-O-I. Moi. Moi le observa con la misma falta de pasión con
Toni.- Yo. que observa y habla a todo el mundo.
Moi.- ¿Qué?
Toni.- Suena como un beso, pero se escribe como Toni.- ¡Tú! (Escupe en el suelo.) Vamos.
una forma del yo. ¿Francés?
Moi.- No. Moi avanza. Toni le sigue.
Toni.- ¿Repartes besos? Adela vuelve a entrar.
Moi.- Tampoco. Besos, no. Moi y Toni se van al piso de arriba.
Josep Maria Miró i Coromina

Por las escaleras entra Sergio. Al cruzarse con mero.) Sesenta y nueve.
Moi, le da un beso en la boca. Adela.- ¡Caramba! ¡El número de la suerte! ¡Ya ve-
rás cómo ésta será tu noche!
Sergio.- (A Moi.) ¡Chico! ¡Eres increíble! ¡Bebe un Sergio.- Puedes contar con ello. (Abre el frasco y es-
poco o te quedarás deshidratado! (A Toni.) Es nifa.)
que ha perdido mucha saliva... (A Adela.) Jefa, Adela.- ¿Te los tomas así?
¿qué hora es? Sergio.- ¿Cómo?
Adela.- Media noche pasada. Adela.- Podrías esperar a estar haciendo algo con
Sergio.- Ya hace dos horas que tendría que estar en alguien...
el trabajo. Sergio.- No.
Adela.- ¡Tú sabrás! Adela.- Hoy tienes para dar y tomar.
Sergio.- No es que tenga ganas de hacer nada, ni Sergio.- ¿Sabes qué pasa, jefa? He follado con tan-
de hablar con nadie, ni de estar aquí, pero... po- tos maricones que han dejado de interesarme.
dría estar como mínimo hasta que cerréis. Uno se acaba cansando de ir a los mismos sitios
Adela.- Sergio... ¿de qué trabajas? Con todo el tiem- y encontrar a la misma gente. Por suerte el Santo
po que hace que vienes por aquí, nunca me lo has Padre nos ha traído material nuevo, pero... A mí
dicho. Debes de ser el cliente más discreto que siempre me han gustado los hombres con cara de 47
tengo. fracaso escolar, pero ahora busco cosas diferen-
Sergio.- Mi mujer y mi trabajo agradecen profun- tes: hombres casados, kinkys, moros recién llega-
damente que no hagas preguntas indiscretas y, dos a la ciudad, chicos como éste, que quieren un
sobre todo, que yo no las conteste. tío detrás de otro y les es igual dejarse la vida...
Pedro.- (Mirándole alertado.) Perdone... ¿Qué chi-
Pedro, que ha salido del váter, vuelve a la barra. co?
Sergio.- Y hacerlo en Montjuïc, en un descampado
Adela.- Tienes razón, ya sabes que no acostum- o en un portal... Cada vez me parezco más a una
bro... ¿Y qué te pongo? nigeriana de la Rambla.
Sergio.- ¿Tienes poppers? Adela.- ¡Poppers! Que no te oiga nunca más decir
Adela.- Aquí no vendemos poppers. Vendemos eso aquí. ¡Aromas! Parece que me ponéis a prue-
aromas. ba. Nunca se sabe quién podría estar detrás de la
Sergio.- Pues eso. barra. (Haciendo referencia a Pedro.) Imagínate
Adela.- O limpia cabezales de vídeo... ahora que este señor fuese inspector de sanidad

Febrero 2012
Sergio.- ¡Pero si el vídeo pronto habrá desaparecido o mosso d’esquadra.
del todo! Pedro.- Esté tranquila, no lo soy.
Adela.- Es igual... ¡A la porra con la lingüística! Adela.- Digo eso como podría haber dicho un juez,
(Dándole un frasco.) ¿Qué número tienes? un guardia civil o un funcionario ambicioso/
Sergio.- (Mostrando el collar del que cuelga su nú- Pedro.- Tampoco.
Gang Bang

Adela.- El caso es que este señor/ Ricardo.- ¿Has visto qué gentuza anda por aquí?
Pedro.- Soy profesor de biología y no denunciaría a (Pausa.) Créeme, soy el único que te puedo ayu-
nadie. Sólo quiero/ dar. Da una vuelta, vete a los otros pisos/
Adela.- /No lo conocemos de nada... Bueno... Nos Pedro.- No puedo. Eso sí que no.
estamos conociendo y tú me podrías haber crea-
do un problema y de los gordos. Aquí vendemos Ana y un vendedor paquistaní entran arrastran-
aromas. Nada de poppers, ni drogas. do a María Teresa, que ha perdido el conocimiento.
Sergio.- (Poniendo el frasco bajo la nariz de Pedro.)
¿Quieres probarlo? Ana.- ¿Alguien me puede ayudar?
Pedro.- (Apartándose.) No, gracias. Adela.- Pero... Qué demonios/
Ana.- ¿Es que nadie piensa ayudarme?
Entra Ricardo. Adela.- ¿Qué le pasa?
Ana.- Está inconsciente.
Pedro.- (Acercándose a Ricardo.) Perdone... ¿Ha vis- Pol.- ¡Aquí, amigo!
to a mi hijo? Sergio.- ¡Aquí!
Ricardo.- Vuelve a enseñarme la foto. Ana.- Que alguien traiga agua o algo para refres-
48 Pedro.- ¿Lo ha visto? carla.
Ricardo.- (Mirando la foto.) Es muy guapo. ¿Cuán- Adela.- ¿Un whisky?
tos años tiene? Ana.- Un whisky es lo último que necesita. Me pa-
Pedro.- Aquí tenía dieciséis. Es de hace dos o tres rece que se ha tomado/
años. ¿Lo ha visto? Pedro.- Ha dicho algo.
Ricardo.- (Pausa larga.) No. Ana.- Sí... Va repitiendo no sé qué...
Pedro.- ¿Seguro? Sergio.- Parece... como si cantase.
Ricardo.- Seguro. ¿No me crees o qué? (Enseñán- Pedro.- No se entiende bien lo que dice.
dole el colgante del cuello.) Tengo el número uno. Adela.- ¿No te habrás metido en un marrón?
La Ratonera / 34

Siempre tengo el número uno. Siempre soy el pri- Ana.- ¿Qué querías que hiciese? A las doce cierran
mero en llegar y el último en salir. Cuando llego el metro... Unos críos la han dejado dentro del
no hay nadie y cuando me voy ya no queda nadie vagón...
y entre tanto veo llegar a todo el mundo y cómo Adela.- ¿Unos críos?
el último que llega se lleva a alguno en el que yo Ana.- Sí, debían de tener once o doce años. La han
he sido el primero en fijarme. Y cada noche vuel- dejado allí tirada y llevaba desde hacía rato dando
vo, pensando que quizá tenga más suerte. ¿Te fías vueltas de un lado a otro de la ciudad, de Trinitat
de mí, o no? Nova hasta la Pau y de la Pau a Trinitat Nova...
Pedro.- No lo conozco de nada, pero... Debía de haber hecho el mismo recorrido cinco
Ricardo.- Tengo el número uno desde hace años. o seis veces, quizás más. Vete a saber qué habrían
Pedro.- Ya. hecho cuando cerrasen el metro/
Josep Maria Miró i Coromina

49

Febrero 2012
Foto de David Ruano.
Gang Bang

Ricardo coge el bolso de la chica y empieza a a re- por las escaleras que conducen al piso de arriba,
volver en el interior. mientras por el otro lado entra el camarero.) ¡Tú!
Pedro le observa con desconfianza. ¿Se puede saber a dónde vas? (Sin obtener res-
puesta.) ¡El derecho a roce se paga!
Pedro.- ¿Por qué le revuelve el bolso? Pol.- ¡Ahora le quieres cobrar la entrada a éste y...
Ricardo.- Busco la cartera o... ¡Aquí! (mirando a Pedro) según con quién haces la vis-
Pedro.- ¿La cartera? ta gorda!
Ricardo.- Seguro que lleva el carnet o algo. Adela.- ¡A estos ya me los conozco! Con lo que te-
Adela.- ¿Cómo sabes que llevaba tanto rato allí? nemos hoy por aquí, se estará hasta última hora,
Ana.- Me he pasado de parada unas cuantas veces y me pondrá a la mitad de cara a la Meca, y si ma-
debo de haber dado las mismas vueltas que ella. ñana hay bajas en la Sagrada Familia... ¡todavía
Adela.- Lo que tienes es pocas ganas de currar... me la cargaré yo! ¡Y encima no consumirá nada!
Ana.- Estaba leyendo y debí de distraerme. Pedro.- Quizá tendríamos que llamar una ambu-
Adela.- Esta obsesión por los libros... Nunca he en- lancia.
tendido cómo una chica como tú, con carrera, ha Adela.- Aquí estamos acostumbrados y sabemos
preferido/ cómo/
50 Ana.- Está todo tan mal y tan mal pagado... Al me- Ana.- Me parece que se ha tomado GHB.
nos aquí trabajo a gusto... Pedro.- ¿Cómo?
Ana.- Éxtasis líquido. Quizá le han echado en la
Ricardo saca varios billetes y se los queda. copa o/
Sergio.- Igual se lo ha tomado ella.
Ricardo.- ¡Aquí lo tenemos! El carnet... Ana.- También podría ser, dicen que algunas mís-
Pedro.- Pero si le ha/ ticas/
Ricardo.- Nombre: María Teresa... Pedro.- ¿Y eso qué hace?
Pedro.- Devuelva/ Sergio.- A mí, para follar, me pone a mil.
La Ratonera / 34

Ricardo.- Nombre de los padres: Luis y Asunción/ Ana.- Si se mezcla con alcohol la puedes palmar.
Adela.- Ricardo, ahora no/ Sergio.- A mí... me encantaría morirme así.
Ricardo.- El bolso está lleno de libros de cateque- Pedro.- Tendríamos que llamar/
sis, misales y partituras... Es una catequista... O Adela.- Es mi local y aquí no se llama a nadie. ¿Te
una monja... ¡Partituras y misales! ha quedado claro?
Adela.- Muy bien. Pues vete a dar una vueltecita Pedro.- Sólo quería...
y canta. Adela.- ¿Ayudar?
Pedro.- Sí.
Ricardo se va hacia el otro lado mientras canta. Adela.- Pues atiende a tu mujer... o haber atendido
a tu hijo, cuando tocaba, que de buenas intencio-
Adela.- Y tú... (Al vendedor paquistaní, que se va nes y buenas personas está el mundo lleno. Será
Josep Maria Miró i Coromina

mejor que la echéis allí. A ver si se le va pasando. Víctor.- Se ha tumbado en un sling como aquel y
(Entra Toni. Adela coge una botella de agua y la todos se amontonan para pasárselo.
tira a la cara de la chica, que hace un pequeño Ricardo.- Tomad y comed todos, porque éste es
movimiento.) Buena señal... Se le pasará. (Pau- mi cuerpo entregado por vosotros.
sa.) ¿Se puede saber qué hacéis todos emboba- Pedro.- Y los años... ¿los hace o los celebra hoy?
dos? ¡No pasa nada! ¡Venga! ¡Que habéis venido a Toni.- ¿Y qué importa?
divertiros! ¡No os quedéis aquí! Pedro.- Quizá es un detalle insignificante, para mí
Ana.- Es que todo esto son señales... puede ser revelador.
Toni.- ¿Señales de qué? Ricardo.- Lo que es revelador es que el techo está
Ana.- ¿No os habéis fijado en el techo? torcido y que todo el mundo está en aquel lado.
Adela.- Eso tampoco es la primera vez que pasa
Todos levantan la cabeza y observan el techo. aquí y este edificio es muy resistente.
Sergio.- Pero quizá por eso está un poco inclinado.
Toni.- ¿Qué le pasa? Víctor.- A la derecha.
Ana.- ¿No véis que el techo está ligeramente incli- Toni.- Izquierda.
nado hacia aquel lado? Pedro.- ¿Cómo es, este chico?
Pol.- ¿Qué lado? Ricardo.- Aquí las caras se borran con facilidad. 51
Sergio.- Sí, parece un poco inclinado/ Toni.- Hay tanta gente que es prácticamente impo-
Víctor.- A la derecha... sible verle.
Toni.- Dirás a la izquierda. Ana.- Pero no es sólo el techo. También el suelo,
Pol.- No está centrado, en eso tienes razón. el suelo que pisamos. Fijaos. Mirad este punto.
Adela.- Es simplemente que hoy tenemos mucha Después de pasarme muchos días fregándolo he
gente en el piso de arriba. llegado a la conclusión de que el centro donde se
Víctor.- En aquel lado está el chico/ sustentan los ejes de la Tierra es aquí. (Coge un
Pedro.- ¿Qué chico? vaso medio vacío de la barra y deja caer el líqui-
Ricardo.- /que se ha propuesto que para celebrar do al suelo.) ¿Lo veis? Todo el líquido se va hacia
los dieciocho años y, como es la primera vez que aquel lado. Se va hacia aquel lado porque/
verá al Santo Padre, ofrece su cuerpo a todo el Adela.- ¡Tonterías!
que pase esta noche por aquí para que le hagan Sergio.- No, nada de tonterías. Tiene razón.
un gang bang. Toni.- ¡Y tanto que sí!
Pedro.- ¿Un gang bang? Ana.- Está demostrado científicamente. Y que la

Febrero 2012
Pol.- Para que se lo folle todo el mundo. culpa/
Pedro.- ¿Todo el mundo? ¿Sea quien sea? Ricardo.- Mía no.
Toni.- Claro. Sergio.- Mía tampoco.
Toni.- Ni mía.
Pedro se queda ausente mirando al techo. Víctor.- ¡Y mucho menos mía!
Gang Bang

Pol.- ¡Será mía! Toni.- Si conseguimos convencerlo, los otros ni se


Ana.- ¿Os habéis parado a pensar por qué os habéis darán cuenta. Y solucionamos el problema.
puesto todos en este lado? (Pausa larga.) Yo os lo Adela.- ¡Ah no! ¡Eso ni pensarlo! ¡A los clientes no
diré: porque las leyes de la Tierra nos arrastran se les molesta! Esta gente ha pagado y ahora no
hacia este lado. les incordiaremos simplemente porque los ejes
Adela.- ¿Y por qué tendría que ser exactamente de la Tierra se hayan movido.
aquí, en mi local? Ana.- Está muy bien que le pongáis tan buena vo-
Ana.- Porque es el único lugar puro que queda. Y luntad... Pero no es suficiente... La Tierra nos da
también porque estamos al lado mismo de la Sa- avisos. Ya hace tiempo. ¿Pero es que no os ha-
grada Familia y mañana, cuando esté allí todo el béis fijado? Los inviernos comienzan más tarde y
mundo, el contrapeso todavía será más evidente. hay días que hace un calor de agosto en pleno di-
Y también porque... Mirad a este hombre (seña- ciembre y en agosto hay lluvias de abril y no des-
lando a Pedro). Es evidente que este hombre tie- cartéis que un día en pleno verano veamos nevar.
ne un problema. Las noticias traen cada día un nuevo terremo-
Pedro.- ¿Yo? to, un huracán, una nube de cenizas causada por
Ana.- Perdona, pero sí... Y con tu problema tam- un volcán o un tsunami en un rincón u otro del
52 bién estás ayudando a desestabilizar los ejes/ planeta. Tengo un amigo que fabrica brújulas y
Víctor.- La culpa es suya, entonces. me ha contado que todas las brújulas, no sólo las
Ana.- Ahora, eso es lo de menos. de mano, que sirven simplemente para situar el
Toni.- ¿Y si nos pusiésemos todos al otro lado? norte o el sur, sino también las más sofisticadas,
Pol.- Sería una buena idea. las de los barcos y los aviones, las tienen que mo-
Sergio.- ¡Claro! dificar. Las están fabricando todas de nuevo por-
que los ejes de la Tierra se van desplazando poco
Todos se cambian de lado. a poco y casi sin que nos demos cuenta se acaba-
Pedro permanece inmóvil en el lugar que estaba. rán cambiando del todo y habrá un día en el que
La Ratonera / 34

ya no sabremos dónde está el norte. (Pausa.) Por


Sergio.- Todavía mejor... ¡Podríamos avisar a la eso tenemos que intentar volver a ponerlos en su
gente que hay arriba! sitio, porque habrá un día que allí donde hace ca-
Adela.- ¡Ni hablar! lor hará frío; allí donde hace frío hará calor; los
Toni.- Lo podríamos hacer sutilmente. del norte estarán más lejos que nunca del sur, y
Víctor.- Eso, le decimos al chico del gang bang que los del sur más lejos de lo que habían estado nun-
se vaya hacia el otro lado. ca de los del norte. (Suena el teléfono. Todos los
Sergio.- ¡Exacto! Así, si todo el mundo se desplaza, clientes, a excepción de Pedro, que no se moverá
¡los ejes volverán a su sitio! del sitio, se irán dispersando y acabarán por irse.)
Pedro.- ¿Cómo... cómo es este chico? Y ya no podremos diferenciar nada porque todo
Ricardo.- ¿Y qué ganamos si los ejes vuelven a su sitio? lo que parecía que estaba a la izquierda estará a
Josep Maria Miró i Coromina

la derecha; la derecha más derecha estará a la iz- Ana.- Me ha parecido que lo necesitabas.
quierda más izquierda. La Tierra... Adela.- ¡Me habías dicho que me vendrías a bus-
car! ¡No me puedes pedir eso!
Adela coge el teléfono.
Ana se va al almacén y al entrar se cruza con José,
Adela.- La Luz, ¿diga? que sale.
Ana.- La Tierra... (Dándose cuenta de que se ha Adela, que está demasiado concentrada al teléfo-
quedado sola.) La Tierra... no, no se da cuenta.
Adela.- ¡Ah! Cariño... Eres tú... ¿No has apuntado
bien la dirección, te has perdido o... qué pasa? Adela.- Sí... Sí... Sí que lo podría conseguir...
Ana.- La Tierra nos está dando avisos de grandes José.- (A Pedro.) ¿Todavía no lo has encontrado?
cambios. Eso es lo que pasa. Adela.- Tienes que entender que es un poco de-
Adela.- Claro, claro... Perdona... Me hago a la idea... licado. Tendríamos que hacerlo con mucha dis-
(Mira con desconfianza a su alrededor y se apar- creción.
ta un poco.) Como me habías dicho que vendrías José.- Lo más fácil sería subir a los otros pisos y
hace... (Mira con desconfianza a su alrededor y se comprobar si está.
aparta un poco más.) Adela.- Nos podría caer el pelo. 53
Ana.- Eres el único que te has quedado aquí. (Co- Pedro.- Es mi hijo. ¿Cómo quiere que suba? Nece-
giéndole la mano.) ¿Por qué? sito encontrarlo, pero no verle haciendo vete a
Adela.- No, no, no... (Mira con desconfianza a su saber qué cosas.
alrededor y sale de la barra. El cable del teléfono Adela.- Claro, claro, claro... Me hago a la idea, que
es larguísimo.) Es sólo que... me había preocupa- son estos peces gordos y toda esa gente del Santo
do un poco... (Va caminando hasta situarse en Padre y de... Que hay que tenerlos contentos, sí...
un rincón apartado. Tras de sí deja un cable lar- Pero lo que me pides...
guísimo.) José.- ¿Qué pasó con tu hijo?
Pedro.- ¿Por qué me ha cogido la mano? Adela.- Pueden venir aquí... Aquí pueden divertir-
Adela.- No, no me pasa nada... se sin que nadie tenga problemas... Ni ellos, ni
Ana.- No lo sé. yo. Aquí todo es legal.
Pedro.- Era cómo miraba a los hombres/
La chica le suelta la mano. Adela.- No habíamos quedado en esto, me habías
Le acaricia la cara. prometido que nos escaparíamos...

Febrero 2012
Pedro.- /habría querido que fuese diferente/
Adela.- Es sólo que... Aquí es tan dif ícil encontrar Adela.- He confiado en ti. Te he adelantado mucho
un poco de intimidad para poder hablar... Ah... dinero...
(Se le va descomponiendo el rostro.) ¿Qué nece-
sitas...? Adela se da cuenta de que le ha colgado el teléfono.
Gang Bang

Pedro.- /y siempre tenía aquella mirada. Ana se pone el walkman y empieza a recoger.
Adela.- ¿Cariño? Adela se va hacia la barra.
Pedro.- No era cómo caminaba, hablaba o por los
gestos que hacía... José.- Y lo echaste de casa.
Adela.- (Colgando.) Ya... Pedro.- Le borré aquella sonrisa que tanto me mo-
lestaba. Por eso se fue de casa.
Adela se queda deshecha con el aparato de telé- José.- ¿Y estás seguro de que está aquí?
fono en la mano. Pedro.- Alguien que miraba de aquella forma sólo
puede acabar en un sitio como éste. Aunque sólo
Pedro.- /Era cómo miraba a los hombres. Sobre sea para darme la razón.
todo cómo les sonreía. Siempre tenía aquella Adela.- Padre... ¿Qué hace aquí otra vez? ¡Me va a
sonrisa. Hubiera querido... No hacía nada. Sólo volver loca! ¡No complique más las cosas!
sonreír. Pero era suficiente. Algunos de nuestros José.- ¿Quién es usted? (Saca la paloma del bol-
amigos le pedían algo... sillo.) ¿Cómo quiere que vuelva a casa? Aquí, al
menos, entre tantos gemidos, no oigo el ruido de
Ana sale del almacén con la bata, guantes y botas. aviones sobre la ciudad y de todo el gentío arriba
54 y abajo. ¿Cómo se llama usted?
Adela.- (A Ana. Intentando sobreponerse.) Ana, rei- Adela.- Adela.
na, espabila... ¡Que ya tenías que estar recogiendo José.- Qué nombre más feo.
hace rato! Adela.- Pues me parece que lo eligió usted, porque
Pedro.- Las cosas típicas que se les piden a los críos soy su hija. Y ahora le acompañaré/
de su edad/
Ana.- ¿Estás bien? Suena el timbre.
Adela.- ¡Claro que estoy bien! Toni entra. Busca a Ana.
Pedro.- /y les sonreía de aquella manera...
La Ratonera / 34

Adela.- ¿Me acompañarás a la consagración de la José.- El timbre... ¡Quizás es Juan, que ha venido a
Sagrada Familia? verme!
Ana.- Es que yo soy más de La consagración de la Adela.- ¿Juan?
Primavera de Nijinski, Pina Bausch o de MacMi- José.- Tengo un hijo que se llama Juan.
llan. La de la Sagrada Familia... Adela.- Sí. ¿Y su hija?
Pedro.- Era por cómo les hablaba.../ José.- ¿Aquella? No lo sé.
Ana.- No. Adela.- (Mientras sale a atender.) ¡Quietos los dos!
Pedro.- /Cómo les miraba... / ¡Ahora vuelvo!
Ana.- Más bien, no. José.- (A Toni.) ¿Juan?
Pedro.- /...y era mi hijo. Y siempre con aquella son- Toni.- (Cogiendo a Ana por el brazo.) ¡Tú!
risa. Ana.- (Se quita los auriculares.) ¿Qué pasa?
Josep Maria Miró i Coromina

Toni.- ¿Es verdad eso que dicen de que ves cosas y Adela.- (A Pedro.) ¡No era él! (Cogiendo a su padre.)
puedes hacer predicciones sólo tocando un ob- Y usted... Al despacho, a dormir... ¡Y la próxima vez
jeto? le cerraré con llave, si sigue dándome la tabarra!
Ana.- ¿Quién te lo ha contado? José.- (Mientras Adela lo arrastra en dirección a la
Toni.- ¿Es verdad o no? puerta del almacén.) Pero, ¿quién es usted? ¡Dé-
Ana.- Después de tanto tiempo limpiando este lo- jeme en paz! ¡A un pobre viejo! ¡Me tenéis aquí
cal, recogiendo vuestras cosas... Las más ínti- secuestrado! Allí fuera... ¿No los oyes? ¡Me ven-
mas... Sí... Se podría decir que debo de haber de- drán a rescatar y a ti te cortarán el cuello!
sarrollado una especie de sexto sentido. Con un Adela.- (Cogiéndolo de la mano.) Venga. Basta...
simple contacto puedo/ ¡Haga el favor de callar!
Toni.- (Dándole una cadena.) Toma. José.- ¿Dónde está mi hija? Déjeme ir... ¡Mi hija,
Ana.- ¿Qué es esto? quiero a mi hija!
Toni.- Una cadena. Adela.- (Con ternura, mientras lo acompaña.)
Ana.- Que es una cadena con una medallita de la Venga, vamos, padre.
Virgen de Montserrat ya lo veo, pero...
Toni.- ¿No ves nada? Adela lo mira con ternura y lo acompaña.
Toni le da más dinero a Ana. 55
Ana se concentra.
Ana.- (Cogiendo los billetes y la cadena.) ...A ver
Ana.- Se llama Víctor. También está aquí, en La Luz. qué nos dice la cadenita de Víctor...
Hace un momento estaba aquí... Ahora está en el Toni.- Qué suerte tener este talento natural para...
segundo piso... Está.. Bueno... Tener algún tipo de talento, el que sea...
Toni.- ¿Lo ves? ¡Es increíble! Con esta facultad podrías ser asesora del gobierno
Ana.- ¡La has robado! Se la has arrancado a un o trabajar al lado de personas muy importantes.
cliente mientras estaba/ Ana.- Con los tiempos que corren, preferiría no ver
Toni.- La he cogido un rato, después la devolveré. las cosas que veo. No son buenos tiempos para
Ana.- (Haciendo ademán de devolvérsela.) Esto no los visionarios.
está bien. No puedo hacerlo... Sería como... No.
No puedo. No ves que... Pedro se levanta y, tímidamente, se va acercando
a las escaleras que conducen a los otros pisos.
Entra Adela.

Febrero 2012
Toni le da unos billetes. Toni.- Piénsatelo. Los de nuestro partido te po-
dríamos pagar mucho dinero. Tendrías un buen
Ana.- Pero qué te has creído... despacho. Nosotros sí que te trataríamos como
te mereces. Y no tendrías que estar en un sitio...
Ana se pone los auriculares y se aparta. como éste.
Gang Bang

Ana.- Me gusta estar aquí, allí fuera... No, mejor vor de seguir, mala puta!
no... Oigo... llamadas de teléfono... Ana.- ¿Qué?
Toni.- ¿Ves algo? Toni.- (Cogiéndola más fuerte, con violencia.) ¡Te
Ana.- ¡Se ha ido! Estas cosas necesitan su tiempo... he dicho que siguieses!
no hay que forzar, sino/ (Tiene como un peque- Ana.- ...Un momento...
ño espasmo y de repente, con una voz más grave, Toni.- ¡Ahora! ¿O no me has entendido? ¡Ni un mo-
como si estuviese poseída.) “Pues claro que co- mento, ni hostias!
bramos... Llevo más de un año con esto... ¡Co- Ana.- Sí.
bramos, se adjudica y ya está! ¡Actuaremos como
un profesional más! Ya estoy hasta los cojones de Ana, un poco asustada, se vuelve a concentrar.
esta panda, que meten la nariz donde no tienen Pedro no puede continuar. Cambia de idea. Vuel-
que meterla. Con todo lo que hemos hecho por ve a la barra.
esta mierda de país... A ganar pasta, que no so- Ana deja caer la cadena al suelo, sin hacer caso a
mos hermanitas de la caridad”. (Volviendo a su Toni, como si algo la arrastrase. Camina. Casi pare-
voz.) No sé qué pasa... Quizá si toco el relieve de ce deambular. Se sitúa delante de una pared, como
la Moreneta tengamos un poco más de suerte... si esperase algo.
56 Es que esto necesita su/ (Tiene como un espasmo Da un grito de dolor. Cae arrodillada al suelo.
y de repente, con la voz más grave, como si estu- Se oye un ruido estridente.
viese poseída.) “Hay un señor que quiere almor- Es el ruido del impacto de algo que se estrella
zar contigo porque quiere facilitar las cosas, me contra la pared del local.
entiendes, ¿verdad?” Oscuro.
Toni.- (Zarandeándola.) ¡Nombres! ¡Quiero nom-
bres!
Ana.- “Así que tema liquidado y ni una palabra a
nadie.”
La Ratonera / 34

Toni.- (Zarandeándola.) ¡Nombres! ¡Quiero nom-


bres! ¡Y cifras!
Ana.- (Vuelve a tener un espasmo y recobra su voz,
un poco mareada.) ¡Ay!... Ah...
Toni.- ¿Qué pasa?
Ana.- ...¿Qué me ha pasado?
Toni.- ¡Sigue!
Ana.- Un momento...
Toni.- ¿Qué?
Ana.- Ya... ya me va pasando...
Toni.- (Cogiéndola con violencia.) ¡Pues haces el fa-
Josep Maria Miró i Coromina

-2- María Teresa.- Cuéntamelo otra vez.


Ana.- Ya hace horas, y cada vez que paso por aquí me
Ocho horas para el Ángelus pides que te lo vuelva a contar. No. ¡Otra vez, no!
María Teresa.- Esta torre ha entrado aquí por al-
guna razón.
El pico de una de las torres de la Sagrada Familia Ana.- Quizá tendríamos que empezar a preocupar-
ha caído y ha perforado una de las paredes del bar. nos.
Arededor hay trozos de ladrillo y cableado, fruto del María Teresa.- ¿Por qué?
impacto. Ana.- Quizá esto quiere decir que ya no queda ni
Ana está de pie, pero situada en el mismo punto un solo rincón donde ocultarse.
donde antes ha caído arrodillada. Habla con María María Teresa.- ¡Es un milagro! ¡Una señal divina!
Teresa, que la escucha atenta. Ana.- De divina nada...
Pedro continúa en la barra, donde también hay María Teresa.- Pero si es una torre de/
un chico que únicamente lleva una bandera vaticana Ricardo.- (Ve pasar a alguien. Gritando.) ¡Aquí!
atada al cuello. Tumbado en el sling está Ricardo. Ana.- La Sagrada Familia hace tiempo que ha deja-
do de ser de Dios y de los vuestros.
Ricardo.- (Gritando.) ¡Eh! María Teresa.- ¿Y de quién quieres que sea, en- 57
Ana.- La he notado. Yo estaba aquí -aquí mismo- y tonces?
sentía cómo se acercaba. Cada vez la tenía más Ana.- Como todo: de las empresas, del Ayunta-
cerca. Casi encima. He sentido como un hormi- miento, de la televisión, de algún departamento
gueo dentro de mí y de repente, como si afue- turístico... ¡del Japón o de la China! Yo qué sé...
ra, en la fachada, hubiese un agujero minúsculo (Pausa.) A Dios y a los tuyos también hace tiem-
y lo hubiese encontrado... ha entrado. (Cada vez po que os han expropiado. Quizás es Asia que
un poco más sofocada.) De lleno. Toda de golpe. nos envía una señal.
Como si se impacientase por estar/ Ricardo.- (Ve pasar a alguien. Gritando.) ¡Eh!
Ricardo.- (Gritando.) /Aquí!/ María Teresa.- Nada pasa porque sí: esto de mis
Ana.- /aquí dentro y como si las paredes se hubie- alumnos; que haya llegado hasta aquí; ahora esta
sen abierto para dejarla entrar al notar el mero torre... El lunes marcho a las misiones con dos
contacto con la punta. Y sobre todo, estas ganas, monjas más de la congregación... Me parece que
este querer. Y finalmente adentro: imponente, un Dios me quiere decir algo.
poco salvaje y sin pedir permiso. Y mientras en- Ana.- ¿A las misiones? ¿Qué se te ha perdido?

Febrero 2012
traba, has hecho un gesto, como un sobresalto, Ricardo.- (Buscando ayuda y dando un grito.) ¿Al-
y has abierto los ojos de golpe. Como si también guien me ayuda a bajar?
notases cómo atravesaba la pared... Casi como si
también te atravesase a ti. Ana y María Teresa ayudan a Ricardo a bajar
Ricardo.- (Ve pasar a alguien. Gritando.) ¡Eh! del sling y Ana se pone a limpiar.
Gang Bang

María Teresa pasea por el local. Adela coge el teléfono y llama.


Entra Adela, visiblemente malhumorada. Viene Sergio esnifa poppers.
de atender a algún cliente a la entrada. Mira el reloj.
También el teléfono. Adela.- ¿Cariño? Soy yo.
Víctor.- (Apartando bruscamente a Ricardo.) Eh...
Pedro.- Era mi/ mejor que lo dejes.
Adela.- ¡No! ¡No lo era! ¿Ha telefoneado alguien? Adela.- ¿Por qué no contestas? Antes me he puesto
(Pedro se encoge de hombros.) Ana... ¿Ha llamado un poco nerviosa...
alguien? Ricardo.- (Sin intención de dejar lo que hacía.)
Ana.- Nadie. (Refiriéndose a la torre.) ¿Qué hago ¿Qué?
con esto? ¿Lo voy quitando del medio o qué? Adela.- Si oyes el mensaje... Llámame en seguida y
Adela.- (Mira la torre y se sirve una copa.) ¡Esto ya miramos qué...
es lo que nos faltaba, hoy! Ya podría haber caído Víctor.- ¡Que lo dejes!
entera... ¡Pero no en mi local! (Pausa.) ¿Los clien- Ricardo.- ... ¿He hecho algo mal?
tes te han hecho muchas preguntas? Adela.- Me habías prometido que me vendrías a
Ana.- Vienen a lo que vienen. Creo que ni se han buscar...
58 fijado. Víctor.- Es que ya no me apetece.
Adela.- Desde lo de las Torres Gemelas, la gente ya Adela.- Llámame, por favor.
no se impresiona por nada. Sergio.- Jefa, ponme algo.
Adela.- (Mientras cuelga el teléfono.) ¿Qué quieres?
Ana sigue limpiando. Sergio.- Lo que sea, pero si me tumba, mejor.
Ricardo se amorra al sexo de Víctor y comienza
a hacerle una felación. Éste, apáticamente, se deja Adela coge un vaso y una botella para servirle.
hacer mientras fuma un cigarrillo. Antes de servirle, se servirá una copa para ella,
que se beberá de un solo trago.
La Ratonera / 34

Sergio.- Jefa, ¿qué hora es?


Adela.- Las cuatro y media. Ricardo.- Perdón. (Pausa.) ¿Me podrías dar un
Sergio.- (Sin intención de moverse de la barra.) Sí beso?
que es tarde... (Mira el reloj.) Ya tendría que estar Víctor.- No.
en el trabajo. Ricardo.- Sólo un beso.
Adela.- Tú sabrás... Víctor.- Te he dicho que no.
Sergio.- Jefa, si te pido otra copa, haz el favor de Ricardo.- (Sacando un puñado de dinero que lleva
decirme que soy un irresponsable, que tendría guardado dentro de los calzoncillos.) Mira... Te
que estar currando, y me echas fuera. A patadas, puedo dar esto.
si hace falta. Víctor.- ¿Por un beso?
Adela.- Hecho. Ricardo.- Hay mucho dinero. Cuéntalo, si quieres.
Josep Maria Miró i Coromina

Víctor.- ¿Por qué quieres que te dé un beso? gang bang? Ya no debe de haber tanta cola. (Mi-
Ricardo.- Con un beso podría saber qué has co- rando el reloj.) A esta hora ya ha marchado mu-
mido... Si te lavas o no la boca... Si la tienes seca cha gente.
o... incluso si llevas ortodoncia o te falta alguna Ricardo.- Con un poco de suerte ya debe de haber
muela... perdido el conocimiento, ¿verdad que sí?
Víctor.- ¡Guárdatelo y vete! Adela.- Y aunque no lo haya perdido, a este chi-
Ricardo.- ¿Y abrazarme? (Víctor intenta irse.) Si te co le da igual quién sea, sólo espera que paséis
doy mi teléfono, ¿podrías llamarme algún día? uno detrás de otro. Este chico, como casi todo el
mundo, busca otra cosa.
Víctor le da un empujón a Ricardo, que cae al Ricardo.- ¿Qué?
suelo. Se levanta al instante, como si no hubiese pa- Adela.- No lo sé... Quizá demostrar/
sado nada. Pedro.- ¿Demostrar? ¿Demostrar, qué?
Víctor coge a Ana por el brazo. Adela.- O contarlo, como si se tratase de una proe-
za.
Víctor.- ¿Tienes un momento? He encontrado una Pedro.- ¿Qué clase de proeza?
pulsera y me tendrías que decir qué ves. Ricardo.- (Sin intención de moverse de la barra.) Sí.
Probaré con el chico. A estas horas no le deben 59
Ricardo se acerca a Adela. quedar fuerzas para oponer resistencia. Aunque...
quizá hoy tendría que hacer una excepción y mar-
Ricardo.- Adela... ¿Te pasa algo? charme.
Adela.- Me parece que es a ti a quien le pasa algo. Adela.- ¿Tan pronto? Pero si siempre eres el últi-
Ricardo.- ¿A mí? Sólo lo decía porque no pareces mo en irte.
la misma. Ricardo.- Ya no se respeta nada, ni a nadie. ¡Yo!
Adela.- La pintura y la alegría no duran para siem- ¡A mí! Yo, que siempre lo he hecho todo por este
pre: el cansancio, que ya se me empieza a notar. país. ¿Y qué? ¿Eh? ¿Cómo te lo pagan? Como si
Ricardo.- ¿Has visto qué golpe me ha espetado no fueses nadie. He estado no sé cuánto tiempo
aquel bestia? (Sonríe.) Hacía tiempo que nadie allí tumbado... Me parece que me he dormido y
me trataba así. (Ricardo mira el número que lle- todo. ¡Y nada! Pensaba que esta noche, como ha-
va colgado.) ¡Al menos hoy ha valido la pena ser bría tanta gente, y con la ayuda de Dios, sería di-
el primero en llegar! Aunque también me podría ferente a los otros días.
haber dado un poco de amor. Aunque fuese me- Adela.- Y yo... Quizá parezca una tontería pero

Febrero 2012
dia hora. O un cuarto. Cinco minutos. Habría a veces me digo: “Tienes que llegar a ver el día
pagado lo que fuese porque me hubiese querido, en que pase esto, aquello o aquello otro, segu-
aunque hubiesen sido dos minutos. Pero con un ro que a partir de este día todo cambiará y será
empujón, de momento, ya me conformo. para mejor”. Tengo que estar viva el día en que
Adela.- ¿Por qué no lo intentas con el chico del el Santo Padre visite Barcelona, cuando los Es-
Gang Bang

tados Unidos tengan una presidenta musulmana Pedro.- (A Adela.) ¿Cree que si encuentro a mi hijo
o un oso pardo del Pirineo empiece a hablar con y me perdona, mi mujer despertará y podríamos
nosotros... Y también cosas pequeñas como lle- volver a/
gar a ver el día en que coincidiesen más núme- María Teresa.- (Después de volver a observar la
ros en una misma fecha: once, del once, del once; torre.) ¿Qué pensaríais si os enviasen una señal
conf ío en que a partir de ahí pasará algo por lo desde Asia?
que habrá valido la pena esperar. Pero cuando Adela.- ¿Con qué sales tú ahora?
llega este momento y ves que todo sigue igual, Sergio.- Llegará un día en que Asia acabe domi-
intentas encontrar otro motivo para seguir viva nando el mundo. China... Ésos son como hormi-
y verlo. (Pausa.) Es tan agotador poner todas tus guitas. No paran nunca. Yo ya tendría que... ¿Es
energías en algo que te mantenga viva unos días muy tarde?
o unas semanas más, y saber que cuando eso lle- Adela.- Si te la envía un hombre, asiático o de don-
gue tendrás que inventarte otra cosa para seguir de sea, créeme, no hagas caso.
estándolo más adelante. María Teresa.- Dios hizo al hombre a imagen
Ricardo.- ¡Por eso siempre tengo el número uno! suya y es la creación más perfecta.
“Espera hasta el final, que seguro que algo caerá. Adela.- ¿Perfecta? ¿Has mirado a tu alrededor?
60 Hoy sí, esta noche sí...”. Éste es mi pensamiento
hasta que se dan las luces y me doy cuenta de que Un cliente que únicamente lleva una bandera va-
soy el último en salir. Pero... hoy puede ser di- ticana atada al cuello se levanta tambaleándose.
ferente, ¿verdad? Sí. Claro que sí. ¡Tienes razón!
Voy a dar una vuelta a ver qué encuentro. Cliente de la bandera vaticana.- (Tropezán-
Adela.- (Con desánimo por cómo Ricardo ha in- dose y medio cantando.) Ésta es... la juventud del
terpretado sus palabras.) Sí... Seguro que hoy sí. Papa...
Nunca se sabe, quizá hoy sea el último día que
tengamos abierto el local. El chico cae a cuatro patas al suelo. María Teresa
La Ratonera / 34

Ricardo.- ¡Eso ni en broma! ¿Qué haríamos, eh? se acerca con la intención de ayudarlo pero el chico
Nos quedaríamos desamparados. se va.
Adela.- ¿Sí?
Ricardo.- (Yéndose.) ¡Claro que sí! (Lapidariamen- Adela.- ¿Estás bien?
te.) Esto no es un local cualquiera. ¡Es el último Cliente de la bandera vaticana.- Medio regu-
refugio! ¡Un templo que no tendría que cerrarse lar... (Yéndose.) Medio regular... Ésta es la juven-
hasta el día que yo me muera! (Pausa.) Mira, ya tud del Papa...
tienes otra cosa que ver.
Acercándose a la chica, como si se tratase de una
Ricardo se va muy deprisa hacia el otro piso. confidencia.
Josep Maria Miró i Coromina

Adela.- Aquí, todavía... Los que te tienen que pre- zá tome una decisión o haga una burrada, vete tú
ocupar son los que están ahí fuera y cuando se a saber... (Pensándose mejor lo que iba a decir.) ¡Y
ponen camisa y corbata. tú no tendrías que ser tan ingenua! Lo que ten-
María Teresa.- ¡El mundo está lleno de gente bon- drías que hacer es ir a urgencias, por si acaso, y
dadosa: Ana y aquel chico que me ha traído hasta después denunciar a tus alumnos.
aquí/ María Teresa.- (Pausa.) ¡Tienen doce años!
Adela.- ¡El que no me ha pagado entrada! Adela.- ¡Te han echado droga en la bebida! Y sabes
María Teresa.- Todos sus clientes la aprecian y perfectamente lo que te han hecho antes de de-
usted les cuida como si fuesen sus/ jarte tirada como a un animal en el metro... Vete
Adela.- ¡Ah, no! ¡Eso sí que no! He atendido a tan- a saber dónde estarán ahora y lo que harán.
tos hombres, y conozco tan bien cómo son, que María Teresa.- ¡Son niños!
lo último que quiero es ser o hacerles de madre. Adela.- Pues llegarán lejos.
Y estos... Fíate. Aquí pasan las mejores noches, María Teresa.- La juventud es la esperanza.
pero si me encontrasen por la calle no me salu- Adela.- Los hombres se pudren más rápido que la
darían ni por cortesía. También me la jugarían. fruta.
(Ríe.) Por suerte, mi padre ya se encargó de qui- María Teresa.- (Poniéndose las manos sobre la
tarme cualquier instinto maternal, por eso me barriga.) No sé qué me ha pasado hoy, pero me 61
hizo vaciar de bien joven. siento tan llena de vida... ¡Los niños no se tocan!
María Teresa.- ¿Eso hizo? Si hemos sido capaces de callar con los adultos,
Adela.- Debe de ser de las mejores cosas que te po- ¡no pienso ser yo ahora la primera en denunciar
dría contar de él. Una mujer vacía es más pro- a un niño!
ductiva y trae menos quebraderos de cabeza. Adela.- ¡Imbécil! (Enseñándole los tatuajes.) ¿Ves?
María Teresa.- Estoy segura de que su padre/ Derecha, izquierda, en el estómago, o en el cora-
Adela.- Mi padre nunca ha dado golpe. Ha vivido zón... Todos te la acaban jugando.
de la familia antes y después de pulirse casi todo
lo que consiguió sin hacer nada. (Ríe.) Y desde José sale del almacén.
que no rige, a ratos está preocupado por perder
todo lo que hemos conseguido, y a ratos, espe- José.- ¡Acaban de disparar al Santo Padre!
ranzado porque debe de haber comenzado una
revolución... Sergio ríe con ganas.

Febrero 2012
Pausa larga. María Teresa.- ¡Dios mío!
Adela.- Pero... ¿Qué dice?
María Teresa.- Dios nos pone a prueba. José.- Ahora mismo, paseaba en el coche y... Lo han
Adela.- Pues a mí me ha puesto demasiadas veces. puesto en la televisión.
Pero... ¡creo que que hoy se ha acabado! Hoy qui- María Teresa.- ¿Qué ha pasado?
Gang Bang

José.- (Se pone a llorar.) ¡Pobre Wojtyla! ¡Desde Al- una puta que acaba siendo virginizada y cantan-
bino Luciani que tenemos la negra! do la Marsellesa, y os aseguro que ésta no me
Adela.- Es otro papa al que ha visto. ¡Y ya hace gustaría ser yo. (Arastrándolo por el brazo has-
años, de eso! ta dentro del almacén.) ¡Venga, vamos, padre, a
José.- ¿Otro? dormir!
Adela.- Sí, Juan Pablo II hace tiempo que está José.- ¿Padre?
muerto. Y ya hay otro. Adela.- Soy vuestra hija/
José.- ¿Muerto? José.- ¿Tú? ¡Si mi hija sirviese copas a esta chusma
Adela.- Muerto de viejo. No le ha matado ninguna y tuviese esa cara de fracasada le daría un par de
bala. Eso que ha visto en la televisión pasó hace hostias bien dadas, a ver si se espabila!
años. Adela.- Ahora ya es viejo y quizá se las devolvería.
José.- ¿Hace años? Pero, ¿quién cojones eres tú? José.- ¡Qué lengua más larga, puta! (Mirándola fi-
¡Uno ya no se puede fiar de nada, ni de lo que ve jamente a los ojos.) Si tuviese una hija como tú,
con sus propios ojos! preferiría que se muriese o perderla de vista.
Adela.- Ahora el Papa ya no corre ningún peligro, Adela.- ¿Eso es lo que querría?
se pasea con un coche blindado donde todo el José.- ¡Claro que sí!
62 mundo puede verlo y nadie puede dispararle.
José.- Pero... ¿Qué disparates dice esta mujerzue- Adela se lleva a José, que se resiste y refunfuña.
la? ¿Un papa con un coche blindado? Si alguien
le dispara y, además tiene puntería y le mata, ¡es Adela.- ¡No puede ser que estemos así toda la no-
porque eso es lo que ha querido Dios! ¡El Papa no che! (A Pedro.) ¡Tú! ¡Sí! ¡Tú! Detrás de la barra,
iría nunca contra la voluntad de Dios! cuídamela, que vuelvo enseguida. (A María Te-
Adela.- Créame que sí. ¡Y usted ya tendría que es- resa, que se dirige a la puerta de las escaleras.) Y
tar durmiendo! tú, nena... ¿Se puede saber a dónde vas?
José.- ¿Y Franco?
La Ratonera / 34

Adela.- ¡Franco está muerto! ¡Y también hace María Teresa, que ha acelerado el paso, choca
años! con Víctor, que entra.
José.- ¿Por qué nadie me cuenta nada? ¿Y ahora
quién nos protege? ¿Contra quién luchamos? Víctor.- (Cogiéndola.) Uy... Qué prisas, la cate-
¿Qué me escondéis? ¿Qué está pasando ahí fue- quista... ¿Te ha entrado hambre?
ra? Pero, ¿cómo podéis estaros aquí, sin hacer María Teresa.- Déjame...
nada? ¿Estos ruidos que no me dejan dormir Víctor.- Si quieres, te ayudo. Sólo tienes que abrir
quieren decir que ha empezado una revolución? bien la boca, igualito que cuando te dan una
Adela.- No, no hay ninguna revolución, padre. ¡La hostia.
gente no tiene tiempo para eso! Quizá no la ha-
brá nunca más. ¡Y mejor! En cada revolución hay Teresa se libera y sube por las escaleras.
Josep Maria Miró i Coromina

Víctor ríe. Los dos hombres observan la torre de la Sagrada


Pedro se va detrás de la barra. Familia.
Adela acompaña a su padre, que sigue refunfu-
ñando. Sergio.- Tendrías que ir arriba y yo, al trabajo. Hace
Toni, que viene de las escaleras, coge a Víctor por horas que tendría que estar currando: o nadie me
el brazo. echa de menos o piensan: “mejor que no vuelva,
aquel inútil”. China... Ésos sí que saben y acaba-
Víctor.- ¿Se puede saber qué quieres? rán siendo los dueños de todo...
Toni.- ¡Llevo horas buscándote! Víctor.- La punta de una torre.
Víctor.- Estaba “ocupado”. Sergio.- No se te ocurra ponerme ni una gota más,
Toni.- Para ser “la primera” vez que vienes, ¡debes ¿me has entendido?
de haber follado con todo el local! Pedro.- Sí.
Víctor.- Una noche memorable. Víctor.- Hace rato que está aquí. ¿Y qué?
Toni.- No te querías quitar la máscara y... ¿Ya no te Toni.- ¿La habías visto?
preocupa que te reconozcan? Víctor.- ¡Por mí como si cae toda entera! Levan-
Víctor.- Ya te he dicho que es un riesgo que asu- taremos otra y ya está. O un hotel, o encargare-
mo. mos un edificio a un buen arquitecto. Pero no un 63
Sergio.- ¿Cuántas veces lo tengo que repetir? (A edificio cualquiera, un edificio con carácter, que
Pedro.) ¿Qué hora es? haga a Barcelona aún más singular, si es que no
Toni.- ¡Ven! lo es ya bastante.
Pedro.- Tarde. Muy tarde. Sergio.- ¡Tú! ¡Ponme un whisky!
Toni.- ¡Ven! Víctor.- (Examinando la torre.) Aunque...
Sergio.- ¿Y tu hijo no aparece? ¿Por qué no vas Sergio.- ¡Un whisky!
arriba y compruebas si es él? Víctor.- Esto aún podríamos venderlo.
Pedro.- No. Prefiero esperar aquí hasta que baje. Toni.- ¿Venderlo?
Sergio.- (Riendo.) Si ese chico es tu hijo, felicida- Víctor.- Este país está en venta, Toni... Todo y a to-
des. dos se puede comprar y vender.
Pedro.- ¿Por qué? Sergio.- ¡Acércate! ¿Estás sordo o tienes algún pro-
Víctor.- ¿Qué pasa? blema?
Sergio.- Es una máquina, aunque si sigue así, pue- Pedro.- Me ha dicho que/
de que no lo cuente. Quizá es lo que quiere. Sergio.- (Cogiéndolo con violencia por el cuello de

Febrero 2012
Pedro.- ¿Qué? la camisa.) ¡Un whisky, cojones!
Toni.- Pensaba que te interesaría... Víctor.- La costa, los terrenos protegidos, los edi-
Sergio.- Alguien que folla con esa rabia, no es por- ficios catalogados...
que sí. Pedro.- De acuerdo.
Toni.- ¡Esto pasa! Ana.- (Acercándose a Sergio con una gran bolsa de
Gang Bang

basura que arrastra.) ¿Qué? ¿Nos ponemos? Pedro.- Un momento... (Busca preocupado si
Víctor.- Todo se puede recalificar, descatalogar o hay alguien por el local que pueda atender a la
revisar. gente de la entrada.) Escucha... Perdona.. (A
Sergio.- ¿Y qué has encontrado? Ana.) Hay un grupo de gente que se va y les ten-
Ana.- ¡Hoy hay buen material! (Sacando objetos de drías que cobrar...
dentro de la bolsa.) Una agenda con los teléfonos Ana.- (Colocando las cosas en la bolsa.) Ya va, Ya
más importantes del país. va... Está claro que no dejan que una se gane la
Víctor.- Las personas, los cargos, las instituciones/ vida...
Ana.- Un cáliz... Y parece bueno, ¿eh?
Víctor.- La justicia, la sanidad, las ideas/ Ana va a atender a los clientes.
Pedro.- ¿Qué número apunto?
Sergio.- ¡Déjame en paz! Toni.- Pero si se dan cuenta de que falta/
Ana.- Una Cruz de San Jorge. Víctor.- ¿Cuántas torres hay en la Sagrada Familia?
Víctor.- La historia, la cultura/ ¿Eh? ¡Di! ¿Cuántas? Nadie lo sabe. Mientras no lo
Ana.- Documentos confidenciales con sello oficial. cuenten en la televisión no tenemos que preocu-
Víctor.- Todo. parnos. O sea, que a callar. Si dices que ha caído
64 Ana.- Aquí, los mapas y las direcciones con todos la torre perjudicarás a Barcelona, Cataluña/
los movimientos del Papa. Toni.- Aquí ha caído una torre, pero... igual se ha
Víctor.- Absolutamente todo. derrumbado toda la ciudad... Quizá cuando sal-
Ana.- Un azulejo de Triana del siglo XVII. gamos de aquí, todo el país estará en ruinas.
Víctor.- Todo... Víctor.- Cojones... Tienes razón...
Ana.- Un capitel... Es románico, ¿no? Toni.- ¿Qué hacemos, entonces?
Víctor.- Todo y a todos... Víctor.- ¿Y si nos lo repartimos?
Ana.- En noches como éstas, los hombres acaban Toni.- ¿Todo lo que haya caído?
perdiendo la cabeza y todo lo que llevan en los
La Ratonera / 34

bolsillos. Adela sale del almacén.


Tiene cara de cansada. Va hacia la barra.
Suena el timbre.
Adela.- (A Pedro y Toni.) ¿Se puede saber qué ha-
Víctor.- Una torre como ésta nos la quitarán de las céis, aquí, embobados? ¡A ver si ahora vais a dejar
manos. Podríamos hacer mucha pasta. Pero... de divertiros sólo porque haya caído una torre!
Mira que llamarme por esto... ¿Ves a alguien,
aquí? La gente presta atención a cosas más im- Toni y Víctor se van hasta el otro lado, como si
portantes y no se fija en esto. conspirasen.
Adela coge el teléfono y llama.
Pedro saca la cabeza a través de la cortina.
Josep Maria Miró i Coromina

Víctor.- Piensa lo que nos podrían dar por una to- Adela.- (A María Teresa.) ¿Se puede saber qué se
rre modernista... Pues imagínate todo el románi- te ha perdido en los otros pisos?
co, el gótico, Montserrat... ¡Todo! María Teresa.- Hay muchos hombres... Muchos
Toni.- Tienes razón. ¿Y qué hacemos? más de los que nunca podremos movilizar. Algu-
Víctor.- De momento, esperar. Dejar que acabe de nos... había estado en sus despachos, pidiéndo-
caer todo. les ayuda. También compañeros... ¡Hombres que
Toni.- Quieres que vayamos arriba y/ conozco!
Víctor.- No es que me apetezca, pero... de alguna Adela.- (Riendo.) ¡Qué novedad!
manera tendremos que pasar el tiempo. María Teresa.- Dios me quiere aquí.
Adela.- ¡Deja de decir bobadas!
Víctor y Toni se van. María Teresa.- Nunca antes, en ninguno de los lu-
gares donde he estado, había visto hombres po-
Adela.- Cariño. Vuelvo a ser yo. Puedo conseguirte niendo tanta furia y energía para conseguir algo.
lo que me has pedido, lo que necesita esa gente... Ni por un triste plato de comida. He intentado ha-
No tengo nada que perder, ¿verdad? Me prome- blar con ellos, pero no me han querido escuchar.
tiste que me vendrías a buscar y que me llevarías. No sé por qué me deben haber confundido... He
Estoy decidida. Pase lo que pase. Llámame, por tenido que salir... ¡o no sé lo que me habría pasa- 65
favor. do! (Cogiendo a Adela.) Adela, ¡estos hombres me
necesitan! ¡Lo he visto en la expresión de sus ojos!
Adela cuelga el teléfono. Esta pobreza, esta hambre, esta sed, esta rabia,
este desinterés, esta falta de pasión... no es compa-
Pedro.- Empiezo a pensar que no encontraré a mi rable a nada de lo que he visto antes. De nada sirve
hijo. llevar comida a la otra punta del mundo si no po-
Adela.- Y yo que acabo de hacer una tontería. demos calmar el hambre de los hombres de aquí.

Entra Ana por la puerta que da a la entrada. Entra Ricardo. Le sangran las rodillas.
Vuelve a sonar el timbre.
Ricardo.- ¡Adela! ¿Tienes vendas o algo para ta-
Adela.- Ana... Atiéndelos, por favor. parme esto?
Adela.- ¿Qué te ha pasado?
Entra María Teresa, que viene de las escaleras. Ricardo.- ¡Nada! La sangre, que es escandalosa.

Febrero 2012
Ana va a atender de nuevo. Adela.- Pero cómo ha/
Pedro la sigue y saca la cabeza a través de la cor- Ricardo.- ¡Nada!
tina. Se acabará instalando en algún lugar de la Adela.- ¿Y tienes que contestarme mal? (Dándole
barra. papel de cocina.) Coge. Ahora te doy algo para
taparlo.
Gang Bang

Ricardo.- Han cambiado tanto las cosas en este pio y lleno de alegría. ¡Lo han destruido y dejado
este país. ¡A mí! ¡Yo! No es que sea racista, aun- lleno de miseria, de anarquía y terrorismo! ¡Lo
que nunca me ha gustado la gente de otros luga- han destrozado todo! ¡Con impuestos que aho-
res. ¡Chorizos! Delante de mis morros. ¡Eso es lo gan y lo deshacen todo! ¿Y cómo recompensaron
que son: chorizos! a aquellos grandes hombres? ¡Dejándolos morir
Adela.- (Le da unas vendas.) Ten, ponte esto. en una vulgar habitación de la Seguridad Social!
María Teresa.- Le ayudo. Borrándolos de la historia y quitándoselos de en-
Ricardo.- ¡No me pongas las manos encima! ¡Cho- cima. Retirándoles los monumentos y el honor. Y
rizos! Eso es lo que son. nos hemos tenido que adaptar... Yo... ¡He acaba-
Adela.- ¡Deja que te ayude! Pero, ¿qué te han he- do vendiendo banderas incluso a los que no me
cho? ¿Qué te han quitado? gustan! Nos están arruinando miserablemente,
pero todavía quedamos hombres que tenemos fe
María Teresa le pone las vendas en las rodillas. en Dios: católicos, apostólicos y romanos. (Co-
giendo y mostrando el colgante.) ¡A mi edad no
Ricardo.- ¿Cómo llaman ahora a esto? Conflictos se me hace un nudo en el estómago! Tengo el nú-
multiculturales... Eso. ¡Gentuza! ¡Canalla! ¡Cómo mero uno. ¡Siempre! ¡Hasta el día que me mue-
66 van a saber estos indocumentados quién soy yo ra! ¡Y tengo fe! Un día se nos volverá a respetar.
y lo que he hecho por este país! ¡Si ni se acuer- ¡Hemos de pasar por este valle de lágrimas, pero
dan los de aquí! (Reproduciendo el gesto con las el Sagrado Corazón de Jesús -¡Cristo Salvador!-
manos.) Cuando por fin he conseguido una la he nos ayudará!
cogido bien: me he arrodillado, concentrado y Adela.- Ricardo...
entregado. ¡Estos sudamericanos no tienen pie- Ricardo.- ¿Tienes pinzas?
dad! Viene uno, me da un empujón y se amorra.
Así, por las buenas. Me la ha quitado de la boca Adela le ofrece un recipiente lleno.
y me ha dejado allí, en el suelo, sobre los restos Ricardo coge un par.
La Ratonera / 34

de un vaso roto. ¡Roto como este país! No hay


derecho a que te quiten la comida de tu propia Ricardo.- ¿Me quieres ayudar?
boca o a que se cansen de ti y sin decirte nada María Teresa.- ¡Claro que quiero ayudarle!
se vayan a la otra esquina, porque ha llegado al- Ricardo.- (Alcanzándole las pinzas.) Pónmelas.
guien que les agrada más. (Exaltado, sin pau- María Teresa.- ¿Dónde?
sa.) ¡Las cosas antes no iban así! ¡Y nos hemos Ricardo.- ¿Dónde quieres que sea? (Señalando los
tenido que adaptar a todo! ¡A todo! La gente ya pezones.) ¡Aquí!
no tiene modales, ni respeto por los que ayuda- María Teresa.- Pero... ¿Qué dice?
mos a levantar este país destruido, deshecho, lle- Ricardo.- ¡Aquí! ¡Venga! ¡Déjate de tonterías!
no de piojos y saqueado por el comunismo y la María Teresa.- Pero cómo quiere que/
masonería, y que convertimos en un lugar lim- Ricardo.- ¿Me las vas a poner o qué?
Josep Maria Miró i Coromina

María Teresa se las pone. Adela.- ¿Aquí? ¡No! ¡Claro que no!
María Teresa.- Dios no me quiere en las misio-
Ricardo.- Buena chica... nes, quiere que me quede aquí. Podría recoger a
los hombres que acaban por el suelo y que todo
Ricardo la mira a los ojos y sonríe de placer. el mundo pisotea; limpiarlos; ayudar a encontrar
los objetos perdidos de los clientes, que les pue-
Ricardo.- ¡Mosquita muerta! Te he calado en se- den poner en un compromiso si no los recupe-
guida... Una mosquita muerta, es lo que eres. ran; cargar con los borrachos a última hora... Es-
(Mientras le pone la última pinza.) ¿Me darías cucharlos... Me gustaría tanto...
veinte euros? Adela.- No.
María Teresa.- ¿Cómo? María Teresa.- Por favor.
Ricardo.- Veinte euros. Adela.- ¡No!
María Teresa.- No llevo/ María Teresa.- No pararé hasta que me digas que
Ricardo.- Mejor, ¡el reloj! sí.
María Teresa.- (Gritando.) ¿Qué hace? ¡Déjeme! Adela.- ¡No!
¡El reloj no! ¡Me lo regaló mi abuela! ¡El reloj no! María Teresa.- Puedo ser muy insistente.
Ricardo.- Es un reloj, un reloj nada más... Materia- Adela.- He tratado con la peor chusma del país. 67
lista... ¿Es que no te puedes deshacer de un reloj María Teresa.- Pero nunca con una catequista.
o qué? ¡Materialista! ¡Más que materialista!
Suena el teléfono.
Ricardo casi se lo arranca, sin que María Teresa, Ricardo continúa sentado en la zona de los uri-
desconcertada, sepa qué hacer. Una vez que se lo ha narios.
quitado, se va riendo a la zona de los urinarios. Adela descuelga y se va a un rincón, lejos de la
barra, donde no la puedan oír.
Adela.- Tonta, ya lo has visto...
María Teresa.- Este pobre hombre/ Ricardo.- (Gritando.) ¡Aquí!
Adela.- ¡De pobre nada! Yo, porque soy idiota y en Adela.- ¿Cariño?
el fondo... El cliente más antiguo del local y el que Ricardo.- (Gritando.) ¡Aquí!
ha pagado menos consumiciones. Toda la vida Adela.- Sí, decidida del todo.
ha hecho igual: él, de allí donde mana, bebe. Sea Ricardo.- (Gritando.) ¡Aquí!
lo que sea. Adela.- ¿Cuánta gente hay?

Febrero 2012
María Teresa.- Éste es mi sitio y algo, superior a
todo, me ha traído hasta aquí. Soy como la Madre Varios clientes se van acercando a donde está Ri-
Teresa de Calcuta, que en sus últimos días experi- cardo.
mentó una de las crisis de fe más grandes del mun-
do contemporáneo. (Pausa.) ¿Me dejaría quedar? Ricardo.- Así, así me gusta...
Gang Bang

Adela.- ¿Qué edades quieren? -3-


Ricardo.- ¡Venga!
Adela.- ¿Qué les gusta hacer exactamente? Cuarenta y cinco minutos
Ricardo.- ¡Así me gusta! para el Ángelus
Adela.- Sí, sí... lo he entendido... No sigas, o inclu-
so a alguien como yo se le podría revolver el es-
tómago y acabar cambiando de idea.
Ricardo.- ¡Sin verguenza! El local con luz blanca, de fluorescente, descu-
Adela.- ¿Qué tipo de substancias? briendo su aspecto real y sin filtros. Ahora parece un
Ricardo.- ¡Sin miedo! espacio absolutamente gélido y miserable.
Adela.- Sí, también llevarán tema. Las paredes del local muestran todas sus cicatri-
ces, abandono y malos acabados.
Los hombres comienzan a mear encima de Ricar- Ricardo y Pedro son los últimos clientes que que-
do. dan en la barra.
Apoyado en una de las paredes está el cliente que
Adela.- Dame la dirección. Calcula unos veinte mi- lleva puesta la máscara desde el comienzo de la no-
68 nutos. che.
Sergio está tumbado en algún rincón.
El interlocutor cuelga. Toni y Víctor están alrededor de la torre, inten-
Adela, con un gesto de preocupación, retira el au- tando levantarla.
ricular de la oreja.
El cliente paquistaní se añade a los del urinario Sergio.- ¿Es muy tarde?
y lo hace desde un punto más elevado y el chorro va Ricardo.- ¡Tendría que estar prohibido encender
directo a la boca de Ricardo, como si bebiese de un las luces de los bares y de los cuartos oscuros
botijo. Ricardo tararea “Cara al sol” y lo enlaza con cuando todavía hay clientes! Tendrían que espe-
La Ratonera / 34

el “Virolai1” y “El himno del Barça”. rar hasta que marche el último. Es como ver a
Oscuro. una puta de día.
Toni.- Coge por aquí.
Víctor.- Es que pesa mucho.
Sergio.- ¿Es muy tarde?
Pedro.- Las once de la mañana.
Sergio.- ¿Tan tarde?
Ricardo.- Las once pasadas.
Pedro.- Y nada.
Pol.- (Al cliente enmascarado.) ¡Tú! ¡Que ya es hora
1 Himno a la Virgen de Montserrat de ir pasando! ¡La máscara!
Josep Maria Miró i Coromina

Toni.- ¿Y estás seguro de que fuera todo sigue Adela.- Sergio, te he dicho que no.
igual? Sergio.- Mi nombre, olvídalo. No lo repitas. Ni lo
Víctor.- Sí, chico... Todo igual. Al menos llevémo- pongas en tu boca, ¿me has entendido? (Pau-
nos esto. sa.) No pienso irme hasta que no me sirvas mi
whisky.
El cliente enmascarado levanta la cabeza. Ob-
serva al camarero. Adela se acerca a Sergio con intención de invitar-
Coge el vaso y se va a la zona de las taquillas. lo a salir.

Ricardo.- Éste debe de ser el único local del mun- Adela.- Sergio... Por favor... Hora de irse.
do donde antes de abrir la puerta y salir, siempre Sergio.- No hacía falta, ya me iba.
piensas que afuera aún estará oscuro y segura-
mente llueve. Sergio, con violencia, coge a Adela por las mu-
Víctor.- Nosotros solos no podemos. ñecas.
Toni.- ¿Y qué hacemos? Prueba por aquí.
Adela.- (Llega a la barra procedente de la zona Adela.- ¿Qué haces? Déjame ir. ¡Me haces daño!
de atender a los clientes.) Pol... ¿Ha llamado al- 69
guien? María Teresa sale del almacén. Lleva una esco-
Pol.- No. ba.
Adela.- Ya... (Se queda un instante como ausente.) María Teresa le coloca el palo pegado al culo, in-
A la entrada hay gente esperando. Vete a cobrar- movilizándolo.
les y después mira si todavía queda alguien arri-
ba. Ahora vengo a echarte una mano. María Teresa.- Ha sido una noche muy larga y la
Pol.- (Yendo.) Me parece que sólo está el chico del señora tiene ganas de cerrar.
gang bang y una o dos personas más. Sergio.- ¿Se puede saber qué coño haces?
Adela.- ¿Y vosotros, qué? ¿Filosof ía barata de últi- María Teresa.- Mejor que no me pongas a prue-
ma hora en la barra? (A gritos, a los hombres que ba.
todavía quedan en la zona del bar.) ¿Es que no Sergio.- Tú... ¿No tendrías que estar esperando al
tenéis casa, o qué? ¡Que ya es hora de cerrar! ¡Id Santo Padre?
a otro lado! ¡Venga! María Teresa.- Ahora trabajo aquí.
Sergio.- Jefa, si te pido otra copa/

Febrero 2012
Adela.- ¡Te diré que no! ¡Ya hemos encendido las Sergio ríe.
luces y es hora de irse! Deja marchar a Adela y se levanta.
Sergio.- ¡Un whisky!
Adela.- Aquí ya no se sirve nada más. Sergio.- Si ya me iba. ¿O es que os pensáis que ten-
Sergio.- Un whisky, que no te lo tenga que repetir. go ganas de quedarme? Todavía si hubiese algo
Gang Bang

interesante... (Se va. Se detiene.) No tenéis ni idea Ricardo.- Todavía iré a dar una última vuelta, a ver
de quién soy yo. (A Adela.) Y tú... tienes suerte si queda algo...
de que cuando salga de aquí y llegue al trabajo Adela.- ¡Y vosotros dos! ¡Dejad eso! ¿No me habéis
ya será la hora de cerrar. Tienes suerte de que en oído? ¿O es que os tendré que echar a patadas?
este país los expedientes, los informes y las actas Toni.- Es que nos queremos llevar/
se acumulan y crecen más rápido que las malas Adela.- ¡De este local no os llevaréis nada! ¡Ni un
hierbas. Tienes suerte. Pero vigila. Vigila porque trocito de mierda! Voy a la entrada, a cobrar. Es-
sé lo que tienes en los armarios. Vigila porque sé pero veros allí en seguida. O sea que... ¡Vamos
lo que guardas en cada una de tus “cajitas”. Vigila espabilando!
porque las llamadas, aunque se hagan a escondi-
das, se acaban oyendo. Vigila y desconfía de todo Adela se va a atender a los clientes que se mar-
y de todo el mundo. Desconfía porque, por muy chan.
lista que te creas, no tienes forma de saber si al Toni y Víctor se reincorporan.
otro lado de la barra tienes un inspector de sani-
dad, un mosso d’esquadra, un juez, un guardia Toni.- ¿Qué?
civil o un funcionario ambicioso. Aunque tengas Víctor.- Qué remedio... Ya volveremos.
70 confianza con tus clientes, mejor que borres las Toni.- ¿Y si alguien se la queda?
caras y los nombres. Víctor.- Haremos cerrar el local.
Adela.- En el local hay poca luz y yo cada día tengo Toni.- ¿Hacerlo cerrar?
la vista más cansada. Por eso es mejor irse cuan- Víctor.- Ya encontraremos alguna manera. Todo
do todavía no hemos encendido las luces. se puede cerrar y abrir en este país.
Sergio.- Las once... Sí que se me ha hecho tarde... Toni.- Da como pena... Aquí... ¿Es que no te lo has
(Mira a su alrededor.) Alguien ha de levantar el pasado bien?
país, ¿no? Víctor.- (Ríe.) A veces pienso que pocas cosas re-
sultan interesantes. Supongo que necesito dar
La Ratonera / 34

Sergio se va. rienda suelta a mis locuras, maltratarme y estar


pendiente cada día de una nueva emoción. He
Adela.- (A María Teresa.) Gracias. tenido todas las filias, ismos, acias y agias que te
Pedro.- ¿Puedo esperar hasta que baje el chico? puedas imaginar.
Adela.- ¡Haz lo que quieras! (Gritando.) ¿Y voso-
tros? ¿No me he explicado bien, o qué? ¡Fuera! Víctor sigue hablando simultáneamente a la en-
¡Marchaos! trada de Moi.
Víctor.- Estamos intentando.... Por cómo camina, parece que Moi no tiene fuer-
Ricardo.- Adela... (Le muestra el número.) Tengo zas. Se apoya en la barra.
el número uno/ Pedro y Ricardo le observan.
Adela.- Sí, sí... Pero ¡fuera! ¡Todos fuera!
Josep Maria Miró i Coromina

Moi coge una botella de agua de detrás de la barra y se la tira toda por encima. Moi se estira nuevamente
sobre la barra para coger otra para beber, gesto que Ricardo aprovecha para colocarse tras él y, con violen-
cia, presionarlo de manera que no se pueda mover. Le baja los pantalones de futbolista e intenta penetrarlo
a la desesperada. El chico tampoco opone demasiada resistencia, sólo alguna pequeña muestra de molestia.
Pedro se levanta y se abalanza sobre Ricardo.
El siguiente fragmento transcurre simultáneamente.
Víctor.- De la A a la Z: Desde de la abasiofilia, pa- Pedro.- ¿Qué hace? ¡Déjelo en paz!
sando por la rabdofilia, la sitofilia o la xenofi- Ricardo.- ¡No te metas! ¿Qué pasa? ¡Me lo quieres
lia. Abasiofilia, excitación por las parejas cojas; joder! Ah... ¡Es eso!
acrotomofilia, por los miembros amputados; ac- Pedro.- Pero, ¿qué dice?
tirastia, por la exposición al sol; agrexofilia, el pla- Ricardo.- ¡Estoy hasta los cojones de pedir permiso
cer de que mis actos sexuales sean escuchados para todo! ¡También tengo derecho a este chico!
por otras personas; alveofilia, practicar sexo úni- Pedro.- Váyase.
ca y exclusivamente en la bañera; amaurofilia, la Ricardo.- Quiero lo que es mío.
fascinación por una pareja sexual ciega o, en el Pedro.- ¡Deje de decir tonterías!
peor de los casos, si no hay otro remedio, alguien Ricardo.- Tú debes de haberlo hecho todo bien en 71
a quien puedas poner una venda en los ojos; anas- la vida. (Pausa.) ¿O no? (Pausa.) Ah...
timafilia, excitación por las personas con sobre- Pedro.- Calle.
peso; andromimetofilia, por mujeres vestidas de Ricardo.- ¡No callo porque no me da la gana! Yo he
hombres; autosesinofilia, ponerme en situacio- levantado este país. Siempre con los que han esta-
nes que podrían poner en riesgo la propia vida; do al frente, sean del color que sean. Estos días he
automisofilia, excitación per ser ensuciado... la vendido banderas, ¡incluso a los que no me gus-
biastofilia, sentir placer atacando a alguien con- tan! Dios, el país y los jóvenes tienen una deuda
tra su voluntad; coprofagia, excitación por comer conmigo.
mierda; cronofilia, relacionarme única y exclusi- Pedro.- ¡Fuera! ¡No le vuelvas a poner la mano enci-
vamente con personas viejas; crurofilia, el simple ma si no quieres que te rompa la cara!
placer de ver y tocar piernas; flatofilia, excitarme Ricardo.- ¡Bah! Ahora hay que pedir permiso para
con el olor de pedos y de todo tipo de gases in- todo... ¡Aquí lo tienes, el futuro! Éste se dejaría
testinales; la gregomulcia, excitarme al ser mano- hacer lo que fuese sin preguntarle nada! ¡Quéda-
seado entre la multitud; hierofilia, el placer por la telo! Si todavía se resistiese un poco... ¡Todo para

Febrero 2012
presencia de cruces... ti! (Ríe. Se le acerca. Le escupe en la cara.) Ten-
go el número uno. Estoy acostumbrado a esperar.
Soy el primero en llegar y el último en salir. Éste,
como los taxis: uno cada cinco minutos.
Fin de la simultaneidad.
Gang Bang

Ricardo se va. da igual. Me da igual qué ha pasado o qué está pa-


sando ahí fuera. Ojalá pasase algo. Ojalá comen-
Pedro.- (A Moi.) ¿Estás bien? zase una revolución social. Ojalá me cortasen la
cabeza. Me destituyesen. Pero si eso pasa, si lle-
Moi mira a Pedro con cierta confusión. Apoya el gase a pasar, creo que nada cambiaría. Pase lo que
pecho sobre el mostrador y saca el culo hacia fuera, pase y haga lo que haga, en los próximos años no
en clara actitud de ofrecimiento. cambiará nada. Todo está acabado.

Moi.- Me quieres follar, ¿o qué? Pausa.

Pedro observa a Moi y se aparta. Toni.- No tenemos superávit. Cuando el país no tie-
ne superávit, lo último que me interesa es escu-
Víctor.- Te las podría decir todas hasta que se vol- char las miserias de nadie. Las tuyas tampoco.
viese a hacer de noche. Una por una. Y al final, De hecho... Ni aunque lo tuviésemos. (Dándole
todas han acabado aburriéndome, incluso as- una cadena.) Ten.
queándome. También he acabado cansándome y Víctor.- ¡Mi cadena! (Dándole la pulsera.) Ten.
72 asqueándome de mí mismo. Mientras me lo hacía Toni.- ¡Mi pulsera!
con un chico... (refiriéndose a Moi) quizá éste... no Víctor.- La chica de la limpieza es realmente bue-
lo sé. Me he mirado en uno de los espejos de la pa- na.
red y he visto que se me han puesto ojos de lobo. Toni.- Sí, muy buena... Pero a mí no me ha descu-
Algunos hombres, de tanto buscar, al final no sa- bierto nada que no supiese.
bemos hacer otra cosa que cazar y se nos acaban Víctor.- Ni a mí nada que, tirando un poco del hilo,
poniendo ojos de lobo. ¿Crees que me importa- no acabase salpicándonos a nosotros también.
ría cerrar este local o cualquier otro? Tampoco he Toni.- Pues mejor no tocarlo.
encontrado aquí nada especialmente interesante. Víctor.- El Santo Padre nos espera. ¿Vamos?
La Ratonera / 34

(Pausa.) No encuentro nada interesante. Empecé Toni.- Me voy a vestir. (Ofreciéndole un cigarri-
a robar pequeñas cosas en las tiendas, después en llo.) Fúmatelo. Con calma y sin prisa. Que me dé
los centros comerciales, en los aeropuertos... Cada tiempo a cambiarme y salir.
vez arriesgándome un poco más, sin importarme
quién soy, ni mi carrera. Es un riesgo que hay que Toni se va a la zona de las taquillas a cambiarse.
asumir, ¿no? También me he acabado aburriendo. Víctor se queda fumando. Cuando acabe también
No espero nada. Todo lo hago por inercia. Pongo saldrá.
constantemente en peligro mi persona, mi trabajo Moi se ha recostado en la torre de la Sagrada Fa-
y mi carrera, sin que me importe. Y, de hecho, no milia.
pasa nada. Pongo a prueba mi suerte a cada mo- Pedro, que no ha dejado de observarlo ni un mo-
mento. Miro esta torre y ¿sabes qué? (Pausa.) Me mento, se le acerca.
Josep Maria Miró i Coromina

Pedro.- (Agachándose y poniéndose a su altura.) Moi.- No te conozco de nada.


¿Qué pasa? Pedro.- La camiseta... Es la misma que llevabas
Moi.- Descanso. Creo que me han follado prácti- cuando jugabas al fútbol sala en el colegio.
camente todos los hombres que han pasado esta Moi.- ¿De qué hablas?
noche por el local. Pedro.- En el Sagrado Corazón. El número 11.
Pedro.- (Sentándose a su lado.) ¿Por qué? Moi.- (Le observa.) ¿Nos conocemos?
Moi.- ¿Por qué no? Follar alarga la vida y yo me he Pedro.- Jorge.
propuesto ser immortal. ¿Y tú? Moi.- Ahora me llamo Moi. ¿Cómo sabes mi nom-
Pedro.- ¿Qué? bre?
Moi.- ¿Cómo estás? Pedro.- Pedro. Pedro Quintana.
Pedro.- Ya lo ves, llorando. Moi.- Me suena... ¿Hemos follado alguna vez?
Moi.- ¿Por qué? Pedro.- No... No. Eso no.
Pedro.- Quizá sueño o veo visiones. Moi.- De qué/
Moi.- ¿Qué te has tomado? Pedro.- Pedro Quintana, del Sagrado Corazón.
Pedro.- Nada... un whisky. (Pausa.) Normalmente es al revés. Los profe-
Moi.- ¿Un whisky nada más? sores nunca se acuerdan de los nombres de sus
Pedro.- No suelo beber. alumnos. En cambio... Los alumnos siempre se 73
Moi.- ¿Y un whisky te hace llorar? acuerdan, aunque sólo sea de la fisonomía, de
Pedro.- No es eso... No lo sé. sus profesores. Quizá he cambiado mucho o/
Moi.- Si tú no lo sabes... Moi.- ¡Hostia! ¡Hostia! Pedro Quintana de biología.
Pedro.- ¿Por qué vas vestido de futbolista? Pedro.- El mismo.
Moi.- A algunos hombres les gusta... Las deporti- Moi.- ¡Joder! Cómo no he caído... Si me parecías su-
vas, las medias... Los tíos vestidos de futbolista. per guapo.
(Ofreciéndole un puñado de pastillas.) ¿Quieres? Pedro.- No te lo debía de parecer tanto, que ni te
Escoge la que quieras. acuerdas.
Pedro.- No, gracias. (Moi coge una y hace ademán Moi.- De verdad.
de tomársela. Pedro le detiene.) ¡Eh! ¡Deja esa Pedro.- Gracias.
mierda! Moi.- ¿Quieres que vayamos arriba?
Moi.- ¿Por qué? Pedro.- No.
Pedro.- No te hace ningún bien. Moi.- ¿Por qué no me entraste nunca?
Moi.- Qué sabrás tú lo que me sienta bien o mal. Pedro.- Eres de un curso por debajo de mi hijo. De-

Febrero 2012
Pedro.- Por favor. bías de tener catorce años.
Moi.- ¿Cuándo me has follado? Moi.- ¿Y qué pasa?
Pedro.- No, yo no... No. Yo no he venido por eso. Pedro.- Sabes perfectamente lo que pasa.
Moi.- ¿No? Moi.- A mí no me habría importado.
Pedro.- No. Pedro.- A ti igual no, pero/
Gang Bang

74
La Ratonera / 34

Foto de David Ruano.


Josep Maria Miró i Coromina

Moi.- Cuando tenía catorce años... antes incluso... Moi.- ¿Y qué?


con doce o trece... ya había escrito mi teléfono Pedro.- Mi hijo debe de tener tu edad. ¿Por qué me
en las paredes o en las puertas de los servicios sonríes de esta manera? ¿Por qué también son-
públicos. Algunos hombres me llamaban. Que- ríes así? ¡Como sonreía mi hijo!
daba con ellos y... ¿Sabes lo que hacían cuando
me veían? Se asustaban... Cuando me veían se Pedro abofeteta a Moi, que parece no inmutarse.
asustaban y me dejaban tirado. No querían saber Incluso parece que siente que ha conseguido algo.
nada de mí. Algunos incluso me reñían...
Pedro.- ¿Y te extraña? Moi.- No he sonreído. Te lo debe de haber pareci-
Moi.- ¿Habrías querido hacer algo conmigo, si hu- do.
bieses sabido que a mí me apetecía? ¿Que me pa- Pedro.- ¡Claro que has sonreído! Como él. Necesi-
recías atractivo y que una noche como hoy aca- to un cura.
barías encontrándome aquí? Moi.- ¿Un cura? Pues... has venido al lugar indica-
Pedro.- Eras un estudiante brillante. do. Esta noche había por todas partes. También
Moi.- No te estoy diciendo eso. afuera. (Quitándose la camiseta.) ¿Qué vas a ha-
Pedro.- El mejor. Prometías. cer con un cura que no puedas hacer con un fut-
Moi.- ¿Y de qué me sirve? ¿Qué me espera ahí fue- bolista? ¿No te va un futbolista? 75
ra, eh? ¿De qué me sirve ser el mejor? ¿Sabes qué
es lo mejor que me podría haber pasado esta no- Pedro se pone a llorar.
che? Que me hubiese muerto, después de que me
follase todo el mundo. Si hubiese pasado eso, ha- Moi.- Coge una.
bría sido lo único que habría hecho en la vida que Pedro.- ¡Deja esa mierda!
mereciese la pena. Quizá lo pondrían en las noti- Moi.- Desde tu despacho...
cias. Antes que al Papa, incluso. Hoy he cumpli- Pedro.- ¿Qué?
do dieciocho años. Moi.- ¿Daba al patio? Y me mirabas cuando juga-
ba al fútbol. Cuando me quitaba la camiseta... Y
Moi le coge y le da un morreo. pensabas... Te llegaste a...
Entra José con la paloma en las manos y se sienta. Pedro.- ¡Calla!
Moi.- O cuando venía al despacho... Pensaste/
Pedro.- ¿Qué haces? Pedro.- Sí.
Moi.- (Ríe.) ¡Moi! Un beso.

Febrero 2012
Pedro.- ¡Suelta! Yo no... ¡Yo he venido aquí a buscar Pausa.
a mi hijo!
Moi.- ¿Tu hijo? (Ríe con ganas.) Te tendría que ha- Moi.- Habrías podido hacerme lo que hubieses
ber hecho esto en tu despacho. querido.
Pedro.- ¡Tenías catorce años! Pedro.- También te habría hecho un desgraciado.
Gang Bang

Moi.- ¿Un desgraciado? Moi.- ¿A qué hora vuelven a abrir por la noche?
Pedro.- Como hice con mi hijo. Con él sí que me
atreví. Moi no obtiene respuesta. Se va.
Moi.- Yo lo deseaba. Pedro rompe a llorar.
Pedro.- ¡No sabes lo que dices! De aquella mane-
ra, no. Pedro.- ¡Adela! ¡Adela!
Moi.- ¿Y por qué con él sí? Adela.- (Entrando.) ¿Qué pasa? ¿Qué son estos
gritos?
Pausa. Pedro.- ¡Un whisky!
Adela.- No era él, ¿no?
Pedro.- Cualquier otro... Tú... Lo habrías podido Pedro.- El aparato de hacer tatuajes...
contar a tus padres. Adela.- ¿Para qué lo quieres?
Pedro.- ¿Dónde duele más? Quiero tatuarme el
Pausa larga. nombre de mi hijo donde más me duela.
Adela.- ¿Estás seguro de que quieres hacerlo? Mira
Pedro.- ¿Me acompañarías al hospital? mi cuerpo. Creía que era lo único que era sólo
76 Moi.- Estoy bien. No tengo que ir a ningún hospital. mío. “Es mío y hago con él lo que quiero”. No hay
Pedro.- Mi mujer se está muriendo. Podrías venir, ni un centímetro en que no haya escrito un nom-
cogerle la mano y decirle que has vuelto. Quizá a bre... ¿Y qué? Un cuerpo como éste lo podrías
ti te podría oír. encontrar en la portada de cualquier revista de
Moi.- (Levantándose.) No. moda. Estos tatuajes ya no sirven para nada. Si
Pedro.- Por favor. Necesito/ pudiese, me arrancaría la piel a tiras.
Moi.- ¿Un futbolista? ¿Quieres follarme, o no? Pedro.- Yo le hice... Eso no se le hace a un niño,
Pedro.- Necesito a mi hijo. y menos a un hijo. Le hice cosas terribles... Y lo
Moi.- ¿Por qué tendría que acompañarte allí? convertí en/
La Ratonera / 34

Pedro.- Tu mano podría parecerse a la de mi hijo. Adela.- El whisky.


Mi mujer... Quizá con un simple contacto, al me- Pedro.- Adela, eso no me deja vivir.
nos le desaparecería aquella cara de sufrimiento. Adela.- Vete al lavabo y lávate la cara, o lo que ne-
Moi.- (Lo observa. Pausa.) No. cesites.
Pedro.- Todos los hombres que han pasado por
aquí... Hoy has dejado que todos ellos... ¡No los Entra Thomas.
conocías de nada! ¿Por qué no me puedes ayu- Pedro se va al lavabo.
dar a mí?
Thomas.- (Entrando.) ¡Quiero hablar con la pro-
Moi se encoge de hombros. pietaria! ¡Quiero el libro de reclamaciones! Y si
no está la propietaria, con el alcalde! ¡O con el
Josep Maria Miró i Coromina

Presidente! ¡El jefe de Naciones Unidas o de la Adela.- Sí...


OTAN! ¡Con quien sea! ¡Quiero el libro de recla- José.- ¿Sabes dónde vivo? Me hablas como si nos
maciones! Es intolerable, intolerable que cierren conociésemos.
esto tan temprano... Mi cuerpo necesita más. Soy
como un coche de rally: hecho para la velocidad, Pausa.
el choque, las altas temperaturas y la penetración Adela le mira fijamente.
en zonas húmedas. Mi cuerpo necesita más: un
batallón, un ejército... Que el sol descanse y las José.- ¿Por qué me miras así?
noches duren dos días enteros, que los fines de Adela.- Eso del dedo, mi padre también me lo ha-
semana duren una semana entera... Que me ha- cía.
gan la Guerra de los Cien Años... Es terrible no José.- Debemos de ser de la misma quinta.
tener nunca suficiente. Terrible. Adela.- Usted... si viera a sus hijos...
Pol.- (Pasando por la zona de las taquillas.) Tho- José.- ¿Es que los conoce?
mas, venga... Adela.- ¿Sabría que son ellos?
Thomas.- ¡Aquí está! ¡Aquí! (Yendo detrás de Pol.) José.- ¿Qué quieres decir?, ¿te crees que no estoy
Justo lo que necesito... bien de la cabeza? Uno no se olvida nunca de los
hijos. ¡De los hijos, no! 77
José, que ha entrado con la paloma, se acerca a Adela.- Ya. (Pausa.) Yo tengo un padre que cuando
Adela. me ve no me reconoce.
José.- ¿Ha perdido la cabeza?
José.- ¿Estás bien? Adela.- Sí.
Adela.- Sí. José.- Hija... (Pausa.) Que un padre no te reconoz-
José.- ¿Seguro? ca, eso sí que es triste.
Adela.- Sí. ¿Por qué me lo pregunta? Adela.- Me gustaría al menos poderle hablar pero...
José.- (Poniéndole el índice entre ceja y ceja.) Tienes Hoy he hecho una tontería.
algo aquí que te preocupa. Procura sacártelo en José.- ¿Qué quieres decir?
seguida o se te quedará ahí. Adela.- Quería dejarlo.
José.- ¿A tu padre?
Adela no reacciona. Adela.- Sí. Irme y dejarlo.
José.- ¿Ir a dónde?
José.- Perdona, quizá te he molestado. Adela.- No lo sé. Escaparme con un hombre.

Febrero 2012
Adela.- No, no me ha molestado. Usted... ya ten- José.- ¿Le quieres?
dría que estar durmiendo. Adela.- Tampoco lo sé. Cuando has pasado la vida
José.- No puedo. sin vivirla, y las veces que lo has intentado siem-
Adela.- ¿Le acompaño? pre te has equivocado, acabas creyendo que quie-
José.- ¿De verdad que estás bien? res al primero que te pasa por delante.
Gang Bang

78
La Ratonera / 34

Foto de David Ruano.


Josep Maria Miró i Coromina

José.- No sabes si le quieres... Ana.- Si es comprensivo como dices, seguro que se


Adela.- Le he adelantado mucho dinero a este hará cargo.
hombre y... ya me puedo ir olvidando. Y también María Teresa.- No nos había pasado nunca.
de él. Ana.- Les pasa a muchas parejas. Y eso de tomarse
José.- ¿Dinero? un tiempo, a veces es bueno. A los dos os vendrá
Adela.- Quería abandonar a mi padre, sin impor- bien.
tarme que se quedase solo y sin dinero, y me pa- María Teresa.- Espero que tenga paciencia y me
rece que es como me he quedado yo. (Pausa.) entienda.
¿Usted quería a su mujer? Ana.- ¡Pues claro que sí! Y si no... quiere decir que
José.- ¡Claro! no tenía que ser.
Adela.- ¿Y a sus hijos? María Teresa.- Es que sólo he estado con él.
José.- ¡Qué preguntas! Juan, mi hijo... Quizá me Ana.- ¿Cuánto llevábais?
venga a ver hoy... Seguro que sí... Mi hija... ¡Bah! María Teresa.- Desde siempre. Pero últimamen-
Perdida... Ésa está perdida del todo. ¿Tú quieres te... No sé.... Hemos caído en esta monotonía, me
a tu padre? he sentido tan sola y... Pensaba que este viaje a las
misiones quizá lo salvaría, pero me parece que
Pedro ha salido del lavabo. no. Ya no había aquella magia de cuando tenía 79
Está ausente y deshecho. once años y por las noches oía cómo me llamaba
y aquellas revelaciones.
Adela.- Es mi padre. Ana.- ¡Demasiado tiempo!
José.- Y eso... qué querrías... Has dicho que te gus- María Teresa.- Ana, ¿y tú estás casada?
taría hablar con tu padre... ¿De qué? Ana.- ¿Yo? No, no...
Adela.- Ahora ya es demasiado tarde para hablarle. María Teresa.- ¡Uy! (Agachándose.) Alguien se ha
Él ya no me reconoce/ dejado una bolsa.
José.- Ay, sí, qué pena lo de tu padre, hija. Ana.- Mira qué hay dentro. (María Teresa abre la
Adela.- Y yo... Cuando uno sabe que todo está per- bolsa.) ¡Pero si es ketamina!
dido, un día acaba vendiendo el alma y haciendo María Teresa.- ¿Qué es eso?
cosas que siempre le han repugnado. Ya es de- Ana.- Ketamina, anestesia para caballos.
masiado tarde. Las once pasadas. Nadie me ven- María Teresa.- ¿Y qué hace aquí?
drá a buscar. Y si viene alguien, será la policía. Ana.- Para algunos hombres y para según qué prác-
ticas: milagros. También meterol, éxtasis anal,

Febrero 2012
Ana y María Teresa entran con el cubo y la frego- poppers... Te ha tocado el gordo... A partir de
na. Hablan mientras colocan los taburetes encima ahora, todo lo que encuentres, quédatelo y tóma-
de la barra y se ponen a fregar el suelo. lo como una propina. Los hombres sólo son ge-
nerosos cuando se quitan los pantalones y pier-
María Teresa.- No sé cómo se lo tomará. den la cabeza.
Gang Bang

José.- (A la paloma que tiene en las manos.) Toda- de todo y de todos, y acabas haciéndolo contigo
vía te podremos salvar, pequeña, y podrás volver mismo. Pero me decís que sí... Que hay una grie-
a volar. ta... ¡Entonces no me equivoco!
Adela.- Mala señal...
José da un beso en el pico a la paloma y levanta José.- ¡No! Por fuerza ha de pasar algo... Algo ha de
la mirada al techo. cambiar... Ahí fuera algo está cambiando para
comenzar algo mejor.
José.- ¿Lo habéis visto? Adela.- Ya me diréis qué puede salir bueno de tan-
Adela.- ¿El qué? to estropicio.
José.- Allí. (Señalando al techo.) ¿No veis nada? José.- A veces hace falta que se rompa todo. Hoy he
Adela.- ¿Qué tendría que ver? encontrado esta paloma. Es una paloma mensa-
José.- (A los otros.) ¡Aquí! jera. Es joven y está herida. Creo que todavía la
podré salvar. La cuidaré unos días más y si puede
Todos, excepto Pedro, se acercan a donde está volver a volar... ¿Creéis que podría escaparse por
José. esta grieta?
Ana.- Si una torre de la Sagrada Familia ha podido
80 José.- El techo... está inclinado... entrar como si nada por un minúsculo agujero
Ana.- ¡Usted también lo ha visto! ¡También se ha de la pared, ¿por qué no tendríamos que confiar
fijado! en que una paloma pueda pasar por esta grieta?
José.- Sí, sí... Incluso hay una pequeña grieta.
Adela.- ¿Una grieta? Luz.
María Teresa.- Sí, allí.
Adela.- ¿Dónde?
Ana.- Allí... Es pequeña... ¿No la veis? Barcelona, marzo de 2011
Adela.- Pequeña, ¡pero las grietas siempre acaban
La Ratonera / 34

creciendo!
José.- ¿Entonces es verdad?
Ana.- ¿Y por qué no iba a serlo?
José.- Los ojos de un viejo no son de fiar. Tampoco
la cabeza. Ni el corazón. Unas veces me hacen
ver lo que no es. Otras, pensar lo que nunca ha-
bría podido imaginar. E incluso oír o decir co-
sas que no son ni han sido nunca mías. Que no
me pertenecen. Hay un día en que te das cuenta
de que los años que te quedan por vivir son me-
nos de los que has vivido y empiezas a desconfiar

También podría gustarte