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Violencia simbólica facilitadora, reproductora y condicionante de las estructuras de

poder

¿Cómo opera la violencia simbólica en nuestra vida diaria?

En este ensayo pretendo develar, el cómo y porqué se genera, reproduce y


gestiona la violencia simbólica en nuestro diario vivir, quiero apoyar mis formas de
pensar desde dos textos bases de la sociología como lo son: “La dominación
masculina” de Pierre Bourdieu, y “La teoría de la estructuración” de Antony
Giddens. Tocaré temas tales como la autopercepción, condicionamiento social y
desarrollo o retroceso cultural como consecuencias de la violencia simbólica, y, los
facilitadores de esta práctica como panorama común de la perdurabilidad del
poder.

Encontré en el concepto de autopercepción y a las teorías formuladas en los dos


textos la conjunción que me lleva a analizar las relaciones de poder asimétricas
como uno de los principales factores de una autopercepción pobre, desconectada
y errónea, esto partiendo desde la naturalización de patrones de socialización que
entorpecen la supuesta igualdad que se proclama en las calles por los poderosos
que mandan a callar a los inconformes, se convierten las diferencias en brechas y
herramientas por sobre el distinto que socialmente hablando es inferior por
diferencias tales como la raza y la identidad étnica, el género, sexo, orientación y
expresión de estos, la clase, estrato y manejo del dinero, apariencia física,
habilidades, formas de aprendizaje, prácticas y creencias religiosas y culturales,
que son fundamentales en la diferenciación de los individuos, como también en la
creación de relaciones injustas que materializan de manera psicológica y
relacional la disparidad.

El concepto de violencia simbólica acuñado por Pierre Bourdieu se refiere a un


tipo de violencia estructurante casi imperceptible, fundamentada en cuestiones
sociales y complicidades del dominante y del dominado. Este concepto es usado
actualmente en discusiones y por colectivos que pretenden demostrar
subyugaciones sistémicas y poderes desmedidos que oprimen y no permiten un
crecimiento integral de los dominados, condicionándolos a un estado de sumisión. 

Auto percibirse con creencias y construcciones de lo que se supone debes ser o


hacer no es para nada fácil, mucho menos cuando estos impuestos son normales
o comunes en las situaciones o entornos en los que vives y te desenvuelves,
según lo leído logro discernir existe también el término de la identidad social que
es básicamente lo que mostramos de nosotros o el cómo nos perciben, desde mi
punto de vista el solo hecho de separar estos dos conceptos es complicado más
aun cuando muchas veces se pone el valor o las acciones propias en una tela de
juicio pública.

Por otro lado analizo las relaciones de poder como fundamentadas en


barbaridades conservadoras e históricas que han creado un orden o estructura
social que beneficia solo a los poderosos y nos mete a todos en cajas marcadas
con nuestras cualidades que se convierten en condicionantes, las cajas están
apiladas unas sostienen a las otras, y todas dependen de todas para mantener su
lugar, este acto es de la complicidad natural de la que se necesita para mantener
el capitalismo como modelo económico y todo lo que este conlleva es decir
también como manera de vivir lo social.

Con relación a la violencia simbólica como propulsora del avance o cómplice del
retroceso puedo decir que es solo un modelo arraigado que mantiene las cosas
iguales, como dice Pierre Bourdieu esto sucede por el implantado principio de
división que normaliza conductas dependiendo a quien las realice, como lo haga y
quien este viéndolo, como un perfecto ejemplo se plantea la vocación como un
hecho inamovible, en las mujeres el “llamado” al cuidado y en los hombres a la
vida pública. Los poderes más grandes incentivan lo que les conviene y la
sociedad cambia o avanza solo con imágenes disruptivas que trastornan el
panorama, el profundo, critico, radical hecho de cuestionarse y educarse para eso
mismo crea situaciones de ruptura que pueden hacer a más de uno reflexionar de
su privilegio o su desventaja, generando descontento más que nada en los
oprimidos (por que no veo a muchos quejarse de su poder) gestando así cambios
pequeños que crecen con el tiempo y el acceso al conocimiento.

Los factores que facilitan el ejercicio de poder van inscritos entre las
conformaciones verticales en las que la clase dominante comúnmente
hegemónica está por encima ostentando razones y cualidades como lo masculino,
fuerte, blanco, cis género, hetero, alto, adinerado, religioso, conservador entre
otros, que los clasifican y superponen por sobre la clase dominada, esta última
trabaja para estar arriba, pero las características económicas que considero son
de las más importantes están dadas para alimentar al poder y mantener la ilusión
de crecimiento de los clase baja y media que por medio de sacrificio buscan
aprobación y crecimiento. Esta misma estructura económica conservada
históricamente se guarda en nuestras mentes y reproduce en nuestros actos, la
violencia simbólica es discriminación disfrazada y normalizada con conformidades
y cabezas bajas que permiten que estas situaciones discriminatorias que nacen de
la diferencia se sigan perpetuando.

El patriarcado y el capitalismo son dos perfectos ejemplos de cómo la


organización de las personas que tienen el poder que institucionalizan formas de
análisis del mundo, y características preponderadas moderan las formas de
socialización y reconocimiento entre “iguales”, como también las corrientes
ideológicas que luchan contra eso como el feminismo y comunismo o socialismo
crean la disruptividad que gestiona los cambios que entregan tranquilidades
pasajeras y pañitos de agua tibia que al fin y al cabo solo crean pequeños hitos
que solo sumándose podrían llegar a generar un cambio, estas ultimas corrientes
aspiran no a el poder subyugante si no a una buena y correcta distribución de
este.

Para perpetuar el poder solo se necesita el mismo poder, la violencia simbólica


incrustada en nuestras cabezas por medio de discursos sobre nuestro posible
escalamiento social y la demostración de nuestra inferioridad permite la muestra
de supremacía de los jefes, maridos, hombres…
Concluyendo este ensayo puedo concretar ciertas ideas: la violencia simbólica
actúa en nuestras vidas al modificar nuestras formas de analizar el mundo, y auto
pensarnos como inferiores o diferentes desde la escalera social, la cultura solo se
modifica con el tiempo y las revoluciones e impulsos ideológicos que busquen la
distribución correcta del poder, el poder siempre es asimétrico, concentrado y
cultural, manejado desde el prejuicio y los caracteres diferenciadores, facilita el
poder las estructuras que históricamente lo ostentan y el silencio y subyugación
sustentada o mas bien normalizada por parte de los sujetos de control.

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