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Rebeldes y Autoritarios - Carrizo

En las obras literarias “Crónica de una muerte anunciada”, “La Casa de Bernarde alba”,
y “La casa de muñecas” podemos encontrar seis personajes que reflejan los roles de
los rebeldes y los autoritarios. Un personaje autoritario es aquel que ejerce su poder
para satisfacer sus propios intereses. Ejemplos de estos personajes son Pura Vicario,
Bernarda Alba y Torvald Helmer. Por otro lado, un personaje rebelde desafía las normas
impuestas por los personajes autoritarios, cuestiona las reglas y actúa en contra de lo
establecido. Estos personajes rebeldes suelen ser independientes, valientes,
apasionados por la libertad y luchadores contra la injusticia. En la novela se encuentran
personajes rebeldes como Angela Vicario, Adela y Nora Helmer.

En el libro “Crónica de una muerte anunciada” de Gabriel García Márquez, aparecen


los personajes Pura Vicario y su hija Angela Vicario. Pura Vicario cumple su rol como
autoritaria debido a su apego a las normas sociales y su deseo de preservar el prestigio
de su familia, el cual se pierde al revelarse que su hija es una mujer deshonrada, ya
que no permaneció virgen hasta el matrimonio. Debido a esta situación Pura Vicario
ejerce su autoridad y utiliza sus manos, estas simbolizan su poder. “Además, Bayardo
San Román no había intentado siquiera seducirla a ella, sino que hechizó a la familia
con sus encantos. Ángela Vicario no olvidó nunca el horror de la noche en que sus
padres y sus hermanas mayores con sus maridos, reunidos en la sala de la casa, le
impusieron la obligación de casarse con un hombre que apenas había visto.”

Angela se rebela al desafiar y no cumplir las normas sociales establecidas, esto sucede

ya que no permaneció virgen antes del matrimonio. A su vez esto se refleja en su falta

de intento por ocultárselo a Bayardo San Román, su futuro esposo. Al revelar su

secreto, sufre las consecuencias, Bayardo la devuelve a su familia y su madre la golpea.

“Lo único que recuerdo es que me sostenía por el pelo con una mano y me golpeaba

con la otra con tanta rabia que pensé que me iba a matar”. A pesar de ello, esta
experiencia la transforma de sumisa a libre, e inicia una nueva vida en otro pueblo

junto a su madre.

En el libro “La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca representa el rol de
autoritaria Bernarda Alba, se evidencia a través de varios elementos simbólicos
presentes en la obra. Uno de ellos es la casa que simboliza una cárcel, debido a que sus
hijas no pueden cumplir sus deseos y se ven obligadas a respetar el luto de 8 años
implementado por Bernarda. “Pues busca otro, que te hará falta. En ocho años que
dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Haremos cuenta que
hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa
de mi abuelo. Mientras, podéis empezar a bordar el ajuar. En el arca tengo veinte
piezas de hilo con el que podréis cortar sábanas y embozos. Magdalena puede
bordarlas”. “Tú no tienes derecho más que a obedecer. Nadie me traiga ni me lleve. (A
La Poncia.) Y tú te metes en los asuntos de tu casa. ¡Aquí no se vuelve a dar un paso sin
que yo lo sienta!”. Otro símbolo es el significado del nombre Bernarda, el cual
representa la fuerza de oso, mientras que Alba significa pureza. Por otro lado el bastón
es un símbolo de poder, este es utilizado por Bernarda, al final de la obra se rompe el
bastón, esto muestra que el poder de Bernarda terminó.

Adela es un personaje que muestra su rebeldía libremente a lo largo de toda la novela.


Desafía constantemente las normas y restricciones impuestas por su madre, un claro
ejemplo es la relación secreta que tiene con Pepe el Romano, a pesar de que está
comprometido con su hermana Angustias. “Ya no aguanto el horror de estos techos
después de haber probado el sabor de su boca. Seré lo que él quiera que sea. Todo el
pueblo contra mí, quemándome con sus dedos de lumbre, perseguida por los que
dicen que son decentes, y me pondré la corona de espinas que tienen las que son
queridas de algún hombre casado.” Otro acto de rebeldía fue la entrega de un abanico
de flores en la visita del pésame, el cual tenía los colores verde y rojo, estos simbolizan
la esperanza y la vida, fue una falta de respeto ya que se debía respetar el luto de su
padre. El color verde se repite en su vestido, decide utilizarlo ya que deseaba salir y
terminar con el luto “(rompiendo a llorar con ira). No me acostumbraré. Yo no puedo
estar encerrada. No quiero que se me pongan las carnes como a vosotras; no quiero
perder mi blancura en estas habitaciones; mañana me pondré mi vestido verde y me
echaré a pasear por la calle. ¡ Yo quiero salir!”. El mayor acto de rebeldía que presentó
fue la rotura del bastón de su madre, este representaba su autoridad. “(haciéndole
frente). -¡Aquí se acabaron las voces de presidio! (Adela arrebata un bastón a su madre
y lo parte en dos.) Esto hago yo con la vara de la dominadora. No dé usted un paso
más. En mí no manda nadie más que Pepe.”

En "La casa de muñecas" de Henrik Ibsen, el personaje de Torvald Helmer representa


el papel de autoritario en la relación con su esposa Nora. A lo largo de la novela, se
pueden observar diversas acciones que revelan su autoridad y control sobre ella. Por
ejemplo, trata a Nora de manera infantil, imponiéndole restricciones y decidiendo por
ella. Sin embargo, al final de la historia Torvald muestra abiertamente su
autoritarismo. Esto ocurre cuando descubre que Nora le ha mentido y ha realizado una
acción que afecta a su orgullo. En este momento, Torvald revela su verdadero carácter
autoritario al reaccionar con ira y desprecio hacia Nora, sin mostrar ninguna
consideración por sus motivos o circunstancias. (…) “Apenas pasó tu terror, no por lo
que pudiera pasarme a mí, sino por el riesgo que corrías tú... apenas pasó ese terror te
olvidaste de todo y fue como si nunca hubiera ocurrido nada. Y volví a ser tu pajarito
cantor, la muñequita que estabas dispuesto a llevar en brazos como antes, y con más
precauciones que nunca al descubrir que soy más frágil” (…). “Esto es tan increíble que
no salgo de mi asombro. Pero hay que enfrentar el asunto. (Pausa.) Quítate ese chal.
Que te lo quites, digo! (Pausa.) Tengo que complacerlo de una u otra manera.
Debemos tapar el asunto a toda costa.” (…). El cambio repentino en el
comportamiento de Torvald revela cómo su autoritarismo estaba enmascarado, solo
cuando se siente amenazado y herido en su orgullo muestra su verdadero ser. El
símbolo de poder de Helmer eran las llaves que abrían el buzón, en el cual se
encontraba la carta que revelaba el secreto que originó el problema.

Nora ejerce rebeldía de manera involuntaria, por ejemplo cuando falsifica la firma de
su padre para poder pedir el préstamo. Otro acto fue desobedecer a su marido y
comer almendras a escondidas, Torvald Helmer no quería que lo haga porque podía
dañar su dentadura, como consiguiente su imagen. Al igual que su esposo al final de la
obra se muestra abiertamente rebelde, descarga todos sus sentimientos reprimidos
durante 8 años de relación. “No puedes prohibirme nada de aquí en adelante. Me llevo
todo lo mío. De ti no quiero nada, ni ahora ni nunca”. También como afecto su relación
con su marido y su padre en ella, debido a que tuvo que cumplir un rol de muñeca-
esposa y muñeca-hija. “No, estaba alegre y solo eso. Eras amable conmigo, pero
nuestro hogar era solo un salón de recreo. He sido la muñeca-esposa en tu casa, como
fui la muñeca-hija en casa de papá. Y nuestros hijos, a su vez, han sido mis muñecos. A
mí me hacía gracia verte jugar conmigo, como a los niños les divertía verme jugar con
ellos. Esto es lo que ha sido nuestra unión, Torvald.” “Lo que te digo, Torvald. Cuando
estaba al lado de papá, él me exponía sus ideas y yo las seguía. Si yo tenía otras
distintas, debía ocultarlas, porque a él no le hubiese gustado. Me llamaba "su
muñequita", y jugaba conmigo como yo con mis muñecas. Después vine a tu casa.”

Estos personajes comparten roles y también su forma de ejercerlos, todos los


personajes autoritarios cuentan con un objeto que simboliza su poder. En el caso de
Pura Vicario son sus manos, Bernarda Alba posee un bastón y Helmer tiene las llaves
para abrir el buzón. A su vez Pura Vicario y Torvald Helmer ejercen su poder
únicamente dentro de la casa. (…) “Y, en cuanto a nosotros, debemos aparentar que
nada ha cambiado. Por supuesto, hablo solo de las apariencias. Por lo tanto, seguirás
viviendo aquí, naturalmente; pero te estará prohibido educar a los niños... No me
atrevo a confiártelos. ¡Ah! Tener que hablar de este modo a quien tanto he amado y a
quien todavía... En fin, lo que pasó no tiene remedio. En lo sucesivo no hay que pensar
ya en la felicidad, sino solo en salvar restos, ruinas, apariencias...” (…). Por otro lado
Pura y Angela buscan el prestigio de la familia y seguir los mandatos sociales. “No. ¡Yo
no! Pepe: tú irás corriendo vivo por lo oscuro de las alamedas, pero otro día caerás.
¡Descolgadla! ¡Mi hija ha muerto virgen! Llevadla a su cuarto y vestirla como una
doncella. ¡Nadie diga nada! Ella ha muerto virgen. Avisad que al amanecer den dos
clamores las campanas.”

También aquellos que ejercen la rebeldía tiene cosas en común, la principal de ellas es
que todos consiguen la victoria. Nora Helmer logra irse de la casa, Angela Vicario logra
poder elegir que hacer con su vida y con quien estar, mientras que Adela la única
salida que tuvo fue la muerte. A su vez Nora Helmer y Angela Vicario únicamente
muestran su rebeldía al final de la obra, a diferencia de Adela.

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