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SECCIÓN: “B”
Ponzi vuelve loco a todo Boston devolviendo el dinero invertido en 90 días", destacaba el
periódico The Evening World a finales de julio de 1920.
Vista aérea de Boston en 1920 con parte de sus muelles al fondo de la imagen.
En 1907 cruzó la frontera con Canadá y se estableció en Montreal, donde entró a
trabajar en una entidad bancaria que pronto se vio envuelta en una quiebra
fraudulenta. Su propietario huyó a México al descubrirse que estaba pagando los
intereses a cuenta de los ingresos de nuevos clientes. Fue el primer contacto de
Ponzi con el "esquema ponzi", aunque todavía no tenía ese nombre. Sin trabajo y sin
dinero, Ponzi intentó cobrar un cheque falsificado por lo que fue condenado a tres
añ os de prisió n por estafa.
En 1903, con 25 años, Charles Ponzi llegó a EE. UU. con a penas un par de
dólares en sus bolsillos y tuvo que realizar trabajos de baja categoría.
Al salir de prisió n, en 1911, fue detenido en el mismo tren en el que regresaba a
Estados Unidos. Segú n Charles, todo se debió a un terrible malentendido. No conocía
a los cinco italianos que iban con él (y que no hablaban ni una palabra de inglés). Tan
solo los acompañ aba hasta EE. UU. por hacerle un favor a un conocido que se lo había
pedido. El juez no creyó esta versió n y el italiano fue condenado a dos años de
prisión por tráfico ilegal de inmigrantes.
EL LARGO CAMINO A LA RIQUEZA
Tras ser liberado en 1912, vagó por diferentes estados haciendo de bibliotecario,
pintor o vendedor de coches, hasta que en 1917 regresó a Boston, el punto de
partida de su aventura americana, para hacer de corredor comercial. Catorce añ os
después todavía estaba muy lejos del propó sito con el que había llegado: "hacerme
rico". En Boston conoció a Rose Maria Genecco, "el regalo má s preciado que Estados
Unidos
Podría haberme ofrecido" y se casó con ella. "Cansado de ganar dinero para mis
empleadores y ninguno para mí", decidió establecerse por su cuenta.
Fotografía de la ficha policial de Charles Ponzi tras ser detenido por trá fico de
inmigrantes.
Se le ocurrió la idea que debía hacerlo rico: La guía del comerciante, una
publicació n gratuita financiada gracias a la publicidad. "Su margen de beneficio neto
debería haber sido de alrededor de 15.000 dó lares durante los primeros seis meses",
segú n sus cá lculos. Un negocio redondo... Que nadie má s supo ver, porque ningún
banco le proporcionó la financiación para sacarlo adelante.
Tras vagar durante años por Estados Unidos y Canadá regresó a Boston en
1917 muy lejos del objetivo que se había fijado al desembarcar en su puerto
en 1903: hacerse rico.
Casi sin dinero, convirtió su oficina en un coworking, subarrendando el local a otros
inquilinos "que se hicieron cargo del dinero de mi alquiler". La guía del
comerciante había fracasado antes de nacer pero fue la puerta a otro negocio. La
idea le llegó "como una manzana madura. No habría sido humano si no le hubiera
dado un mordisco".
LA "MANZANA MADURA"
Una mañ ana, revisando su correspondencia encontró la carta de una compañ ía
españ ola interesada en su guía, que solicitaba una copia de la publicació n. Para
hacerla llegar hasta Españ a, adjuntaba unos sellos de respuesta internacional. Se
trataba de cupones prepagados que permitían realizar envíos al remitente desde
el extranjero sin coste para el emisor.
Por un acuerdo internacional, estos cupones no tenían en cuenta la fortaleza de la
moneda de cada país. Así, los sellos emitidos en un país con una divisa débil
(como España) se podían intercambiar por sellos de más valor en EE. UU. Ponzi
calculó un beneficio del 10% en el caso de la peseta, mayor en casos de monedas má s
devaluadas como la lira italiana. Solo se trataba de convertir los sellos en dinero
de verdad... Que no hubiese forma de dar este ú ltimo paso no detuvo a Ponzi.
LA CAÍDA DE MR PONZI
El sá bado 24, el Boston Post valoraba su compañ ía en 8'5 millones de dó lares. La bola
era ya extremadamente grande, y dentro de ella tan solo había el humo que
Ponzi había estado vendiendo desde enero. Se había culminado el ascenso de Mr
Ponzi. Pero todo lo que sube, baja.
El 26 de julio de 1920 se produjo el punto de inflexió n en esta historia. Fue el día que
facturó má s que ningú n otro en su oficina de Boston –15 millones de dó lares segú n
sus cá lculos–. "¡Toda la calle era un mar de sombreros de paja y humanidad
retorcida!" que agarraba nerviosamente fajos de dinero para depositarlos en el
negocio del "mago que podría convertir a un pobre en millonario de la noche a la
mañ ana", segú n recordaría él mismo de esa mañ ana.
A finales de julio de 1920 la bola era ya extremadamente grande, y dentro de
ella tan solo había el humo que Ponzi había estado vendiendo desde enero.
Pero ese día también apareció un artículo en el Boston Post que sería la estocada final
para sus negocios. El artículo señalaba con extrañeza que el Ponzi no invertía su
propio dinero en una inversión tan fabulosa y, sobre todo, advertía de que tan solo
había 27.000 cupones de respuesta internacional en todo Estados Unidos y que para
que la Securities Exchange Company pudiera hacer frente a los pagos
comprometidos se necesitaban 160 millones de sellos.
"Ponzi arrestado. Admite que no puede devolver tres millones de dó lares", era la
portada del Boston Post el 13 de agosto.
FRAUDES, QUIEBRAS Y CONDENAS
La auditoría concluyó que Ponzi tenía unos nú meros rojos de 3,5 millones de dó lares
(má s tarde se elevaría el agujero a siete millones). Como consecuencia, el italiano fue
arrestado, media docena de bancos quebraron y los que aún conservaban sus
pagarés recibieron 30 centavos por cada dólar invertido. El Boston Post, sería
galardonado con el premio Pulitzer por sus investigaciones. En noviembre, Ponzi
aceptó declararse culpable del cargo federal por fraude postal para reducir su pena a
cinco añ os, de los que solo cumpliría tres y medio.
Imagine un ejemplo muy simple en el que Adam promete a su amigo Barry un 10% de
devolució n. Barry le da a Adam $1,000 con la expectativa de que la inversió n valdrá
$1,100 en un añ o. Má s tarde, Adam promete un retorno del 10% a su amiga Christine.
Christine accede a darle a Adam $2,000.
Con $3,000 ahora disponibles, Adam puede arreglar a Barry pagá ndole $1,100.
Ademá s, Adam puede robar $1,000 del fondo colectivo si cree que puede conseguir
que futuros inversionistas le den dinero. Para que este plan funcione, Adam debe
recibir continuamente dinero de un nuevo cliente para pagar a los antiguos.
Por otro lado, un esquema piramidal recluta a otras personas y las incentiva a
involucrarse má s con otros inversionistas. Un miembro dentro de un esquema
piramidal gana solo una parte de sus ganancias y los miembros que se encuentran má s
arriba en la pirá mide lo «utilizan» para generar ganancias.