Está en la página 1de 10

POBLACIÓN DIQUE SAN ROQUE

El espacio geográfico es un conjunto indisociable en el que participan, por un


lado, cierta disposición de objetos geográficos (naturales y sociales) y, por otro,
la vida que los anima.
Podría afirmarse que la geografía se ocupa de estudiar las diferenciaciones
que se producen en el espacio, entendido éste como un producto de las
relaciones entre procesos sociales y procesos naturales.
Estos espacios diferenciados pueden ser las regiones, verdaderos "recortes
territoriales”.
Entre las particularidades y las recurrencias o regularidades territoriales, se
establece un complejo juego de deducción e inducción.
La región es un producto de la historia humana definido a través de
interacciones complejas entre actores sociales en un ambiente que afecta a
esas relaciones y es afectado por ellas. No es el resultado fortuito de una
secuencia de hechos independientes.
La región es, entonces, un medio y un producto. Tiene propiedades
estructurales, es decir conforma un conjunto que no puede ser reducido a sus
partes, porque está basado más en las relaciones entre estas partes que sobre
las partes mismas.
La región se forma a través de una secuencia históricamente determinada de
la que se derivan las relaciones sociales específicas y permiten su reproducción.
La región es en ella misma un proceso.
El análisis regional supone la selección e investigación en profundidad de
aquellos aspectos particulares de las relaciones sociales en el territorio,
especialmente la estructura de la producción económica del trabajo y del capital,
los modelos culturales y las relaciones políticas.
Por su parte, la síntesis permite delinear la trama de relaciones que los integra
y une para producir la diferenciación espacial.
Esta nueva concepción de la síntesis supone una teoría de formación de la
región y está sólo referida a la interacción de los procesos sociales particulares
que se considera que juegan un papel directriz en la creación de la región.
Los diferentes elementos estudiados deben estar ordenados de acuerdo con
una lógica explicativa que permita conseguir la deseada interpretación y producir
la nueva síntesis. La ordenación de elementos es ya una interpretación. Esto
exige una toma de postura, un planteamiento teórico acerca de la génesis de la
región. Dentro de este planteamiento explicativo, los estudios deben tener un
gran componente dinámico.
El análisis regional es sensible a las decisiones, a los agentes sociales, las
interacciones; la dinámica social y espacial es más sensible al cambio, se
preocupa más por cuestiones relacionadas con la política regional, el mercado
de trabajo y las condiciones sociales del mismo, las disparidades regionales y
los problemas de desarrollo.
La región es una porción del territorio individualizado, identificado, una
creación humana coherente que se distingue de otros espacios fácilmente. Este
carácter homogéneo surge como resultado de la identificación de unos
elementos dominantes que hacen que la región se oponga, en virtud de su
coherencia, a las regiones de alrededor.
La cuestión regional que comprende al espacio local y opera como marco de
vida de hombres y mujeres tiene una importancia decisiva en el actual contexto
de la mundialización. No obstante, la importancia y el significado de la geografía
regional y de la región ha variado sustancialmente a lo largo de la historia
reciente de la geografía. Se puede afirmar, en términos generales, que después
de un período donde primo cierto abandono y desprestigio de los estudios
regionales, a fines de la década de 1980 se comenzó a asistir a un renacer del
análisis regional y a una reutilización del concepto de región.
Se vuelve a enfocar la mirada en lo particular, en la diferencia, en lo
específico, con el objeto de dar significado a un mundo complejo y plural, sin
renunciar por ello a la especulación teórica.
El recobrado interés por lo regional deriva de los muy diversos impactos
regionales de la crisis económica de los años 70 y '80 del siglo 20 y los
problemas que suscita la reestructuración.
Han surgido nuevas áreas-problema, se ha agudizado la crisis en las áreas
metropolitanas, se han desterritorializado ciertas actividades. Hoy, los territorios
responden de diferente modo al imperativo de adaptarse a los cambios. Todo
esto ha puesto en el tapete la importancia de las diferencias regionales.
En tal sentido, se puede afirmar que la región es un ejemplo de respuesta
local a los procesos capitalistas globales.
La región constituye una apropiación simbólica de una porción del espacio por
parte de un grupo determinado y es un elemento constitutivo de su identidad. La
identidad cultural reivindica a la región como elemento de preservación de la
diversidad cultural frente a un mundo que impone la uniformidad material y
cultural.
Las regiones no están "esperando" ser descriptas, se desarrollan a partir de
las interacciones sociales y son tanto la condición como el resultado de las
relaciones entre individuos y grupos e instituciones en el espacio regional.
Construcciones discontinuas y abiertas en el tiempo y en el espacio, las
regiones son un objeto central para la geografía.
Fuente: Enciclopedia Geográfica de Córdoba

Las regiones en cifras


Se puede regionalizar el territorio provincial en cinco unidades que presentan
significativas diferencias en términos de extensión, volumen de población,
densidad demográfica y cantidad de ciudades. Conforman un rompecabezas
cuya articulación evidencia desequilibrios económicos y sociales ya descriptos al
final del capítulo cinco de la presente obra.
Fuente: Insertar cuadro de (Elaboración propia con base en datos de los
censos nacionales de 1960, 1980 y 2001 (Indec) y www.bancor.com.ar)
Se aprecia una densificación de la población en el área capitalina y la región
central por el efecto centrípeto que ejerce la metrópolis cordobesa a partir de la
década de 1960, cuyo impulso perdura. Esto alienta un acusado proceso de
urbanización que se refleja en el número de ciudades y en la densidad. La
región más extensa es la del sur y la menos extensa la del oeste; ambas tienen
una densidad demográfica promedio equivalente. La más poblada es la región
central y la menos poblada es la región del norte. Entre los censos de 1960 y
1980, la región del norte perdió población, que repunta en 2001. El más
interesante ritmo de incremento de población se operó en la región del centro, el
cual coincide con la consolidación de algunos centros urbanos que se insertan
en el área de influencia de la capital cordobesa en las últimas dos décadas.
Se ha incluido en el cuadro el número de sucursales del Banco Provincia de
Córdoba y la relación cantidad de habitantes de cada región por sucursal. Para
interpretar estos guarismos es preciso considerar el patrón de distribución de la
población y el peso de los distintos sectores productivos a lo largo y ancho de la
provincia. Es oportuno señalar que, en la realidad, estas sucursales coexisten
con filiales de otros bancos. No obstante, su presencia como banca oficial y
provincial cobra una relevancia particular. La modalidad del servicio de cajeros
automáticos amplía el horario de consulta y la disponibilidad de efectivo. En este
caso, la accesibilidad y conectividad de las localidades potencia el uso de los
mismos y brinda a los usuarios la posibilidad de mayor movilidad geográfica. En
otras palabras, la tecnología "desterritorializa" trámites, los "despega" de cierta
localización antes fija en el espacio y fija en el tiempo (horario de atención).
Inciden notablemente en el perfil turístico de los centros urbanos junto con las
estaciones que garantizan el expendio de gas natural comprimido.

Región Capital y del Centro


Segunda en extensión después de la región del sur y por lejos la más
poblada, la Capital y la región del centro comprende un total de nueve
departamentos: Capital, Colón, Punilla, Santa María, Río Primero, Río Segundo,
Calamuchita, Tercero Arriba y General San Martin.
Articulados en torno a la metrópolis capitalina, su dinámica revela que en ellos
se concentran 22 de las 39 ciudades que conforman el sistema urbano de la
provincia.
Ellas son: Capital (1.284.582 habitantes); Villa María (cabecera de General
San Martin), con 72.273 habitantes; Villa Carlos Paz, con 54.246 habitantes; Río
Tercero, con 44.667 habitantes; Alta Gracia (cabecera de Santa María), con
42.600 habitantes; Jesús María (cabecera de Colón), con 26.814 habitantes; La
Calera, con 24.727 habitantes; Villa Allende, con 21.528 habitantes; Cosquín
(cabecera de Punilla), con 18.795 habitantes; Río Segundo, con 18.162
habitantes; Villa Nueva, con 16.415 habitantes; Río Ceballos, con 16.406
habitantes; Unquillo, con 15.587 habitantes; La Falda, con 15.114 habitantes;
Colonia Caroya, con 13.774 habitantes; Villa del Rosario (cabecera de Río
Segundo), con 13.708 habitantes; Oncativo, con 12.697 habitantes; Pilar, con
12.500 habitantes; Oliva (cabecera de Tercero Arriba), con 12.049 habitantes;
Almafuerte, con 10.621 habitantes; Hernando, con 10.401 habitantes, y
Malagueño, con 6.213 habitantes.
La macrocefalia y su centripetismo "metropolizan" esta región, cuya
accesibilidad y conectividad convergen en la capital.
En términos ambientales, presenta una porción serrana al oeste y una porción
plana, lo que determina un contraste climático y edáfico significativo que se
traduce en paisajes urbanos y rurales cuyas actividades económicas también
resultan variadas y en algunos casos complementarias.
El paisaje serrano, con sus cordones, valles y lagos artificiales, ofrece
recursos energéticos, mineros y turísticos.
La depresión periférica es el escenario de oasis de cultivo como Jesús María,
Colonia Caroya y la misma ciudad de Córdoba (con su cinturón verde).
Los recursos disponibles se diferencian según el ambiente. Al este, suelos
aptos para cultivos, pasturas y campos naturales de pastoreo. Al oeste, que
coincide con las sierras, encontramos recursos para ocio y turismo, energía y
minería.
El conjunto de riesgos naturales que amenazan a esta región comprende
sequías, arsénico en las aguas subterráneas, aluviones en ríos serranos,
granizo, incendios y eventos sísmicos leves en las sierras.
El impacto ambiental también se diferencia según el ambiente: en la planicie
oriental, se aprecia la degradación de la fauna, el uso indebido de agroquímicos,
el problema de los residuos urbanos y la contaminación del agua. En las sierras,
el impacto ambiental se vincula con los enclaves mineros, la degradación de la
flora y fauna y, en algunos sectores, también acusa la huella del turismo masivo.
La pampa alta y la pampa plana acusan la presencia de paisajes culturales
propios del proceso de pampeanización impuesto por el modelo agroexportador.

Crecimiento poblacional y concentración demográfica


Existe consenso acerca de la excesiva concentración demográfica de
Argentina en las grandes urbes. El deterioro competitivo agro ganadero en el
que se vio encerrado nuestro país, principalmente a lo largo de este último siglo,
produjo un éxodo rural masivo hacia los principales centros urbanos. Córdoba
no es la excepción a la regla, observándose una marcada emigración rural para
concentrarse en las distintas ciudades. Así es que de una relación de 19,3% de
población rural y 80,7% urbana en 1980 se pasó a 13,1% y 86,9% en 1991;
mientras que, de seguir el éxodo rural a este ritmo, en el año 2010, el 98% de la
población se concentraría en algún centro urbano'.
Esta emigración rural se relaciona directamente con la de las regiones menos
desarrolladas, para concentrarse principalmente, en los departamentos Capital,
Colón, Punilla, Río Cuarto y San Justo. Estos cinco departamentos conglomeran
el 67% de la población de la provincia, y la tendencia es que esa cifra se
incremente en los próximos años en detrimento de aquellos departamentos con
más necesidades. Si se considera el departamento Capital en forma aislada, se
puede ver que, en el año 1980, el mismo concentraba el 41% de la población en
tan sólo el 0.34% de la superficie de la provincia, siendo esta concentración en
el año 1991 del 42.6%; mientras que las proyecciones indican que, en el año
2010, el 45% de la población de la provincia residirá en este departamento.
Por otro lado, a partir de una estimación de la población calculada a través de
la tasa de crecimiento anual de la población en el período intercensal 1980-
1991, se procedió a estimar la evolución de la población (ver tabla II-5 del
anexo), lo que permite ver que la población para el año 2005 se habrá
concentrado más aún en Capital y Colón, mientras que la participación
poblacional en el total provincial cae en casi todos los demás departamentos de
la provincia.
En la tabla II.1 se observa la evolución de la densidad poblacional en el
período intercensal 1980-1991. Se observa que el departamento Capital es el
más densamente poblado. En él viven 2.099 personas por km², y las
proyecciones indican que en el año 2010 la relación se estirará a 2.824
habitantes por km².
Se desprende de la tabla II. I que el departamento Colón es el que mayor
crecimiento poblacional ha experimentado (31,4%) en el período intercensal
1980-1991, lo que significa un incremento del 2,5% anual. La tendencia es que
la población siga concentrándose en este departamento más que en el resto; así
es que de 48,5 habitantes por km² en 1991 se pasaría a 77,9 en el año 2010 de
seguir acentuándose esta conducta demográfica. Dicho crecimiento se debe
principalmente a la cercanía de este departamento con la ciudad de Córdoba y a
las comodidades propias de vivir en zonas periféricas, a lo que se le suma la
existencia de un sistema de transporte relativamente ágil hacia la Capital
cordobesa que facilita la comunicación y hace que gran cantidad de personas
que trabajan o estudian en la ciudad capital elijan vivir en el departamento
Colón".
Cabe destacar que, al comparar la densidad de los veintiséis departamentos
de la provincia de Córdoba, debe hacerse una distinción entre aquellos
departamentos que menor densidad poblacional poseen, dado que los motivos
que llevan a que la población esté dispersa en éstos no son los mismos para
todas las regiones. En el caso de los departamentos del sur provincial, la baja
densidad poblacional se debe a que los mismos se enmarcan en grandes
extensiones de tierra dedicadas principalmente al agro; mientras que los
departamentos del norte y noroeste provincial, cuyas superficies en ninguno de
los casos supera el 5% del territorio provincial, presentan una marcada
emigración departamental causada principalmente por su escaso grado de
desarrollo que hace que éstos estén cada vez menos densamente poblados. En
el mapa II.1 de la provincia de Córdoba se puede observar la distribución de la
población según áreas más o menos densamente pobladas. En la tabla 11.2 por
su parte, se observa la evolución de la población en la provincia explicada por la
migración (principalmente departamental).
(Insertar Tabla II.I de densidad poblacional)
Se puede ver que quince de los veintiséis departamentos tuvieron emigración
entre 1990 y 1994, aunque la provincia en su conjunto observó una inmigración
del 1.8% en el mismo período. De todas formas, sólo cinco departamentos
tuvieron crecimiento negativo de la población en el intervalo de tiempo
analizado; éstos son los departamentos Tulumba (emigran unas 350 personas
anualmente); Sobremonte (emigran 235 personas anualmente); Pocho (emigran
298 personas anualmente); Minas (emigran 158 personas anualmente) y
Calamuchita (emigran unas 1 164 personas por año) *. Este último
departamento merece un comentario aparte dado el asombro que provoca su
resultado, debido a que dicho departamento muestra buenos resultados en casi
todos los indicadores de desarrollo e infraestructura que se analizan en el
presente trabajo. La probable explicación a esta observación puede encontrarse
dado el hecho acentuado en la precedente década, de que muchas personas
adquirieron propiedades llamadas "de fin de semana" en dicho departamento,
dada su conocida reputación turística; pero como dichos propietarios tienen su
residencia en otra localidad no han sido cesadas en Calamuchita.
Fuente: Insertar cuadro de (Elaboración propia en base a datos de los Censos
Nacionales de Población y Vivienda 1980 y 1991)
Grupos etarios departamentales:
Otro instrumento de análisis interesante es el de las pirámides poblacionales.
Este tipo de gráfico refleja la estructura de la población según los grupos etarios
que comprenden la misma y se construye midiendo en el eje de las abscisas, la
cantidad de personas (en este caso se ubicarán los varones a la derecha del
cero y las mujeres a la izquierda) y en las ordenadas los intervalos de edades,
de cinco años cada uno.
Normalmente, estas pirámides se usan para comparar las poblaciones de
distintos países y la forma que asumen dice mucho acerca del grado de
desarrollo de la región. Es así como pirámides con una base muy ancha y su
vértice superior muy angosto son típicas de los países subdesarrollados cuyas
tasas de natalidad y mortalidad son muy altas. Asimismo, se hacen más
angostas en el centro, ya sea por la emigración o por una muy baja esperanza
de vida y reflejaría en parte una falta de población en edad activa. A medida que
se van tomando países más desarrollados. la forma de las pirámides va
cambiando, disminuyendo su base en relación con el resto de la figura, como
así también ensanchándose el centro. Se va transformando entonces de una
forma de triángulo a una de campana o de barril. Para este último caso extremo,
se dice que en un futuro se tratará de poblaciones envejecidas y presentarán
problemas de falta de mano de obra, puesto que el número de personas en
edad activa será reducido.
Para el caso de los departamentos de la provincia de Córdoba, obviamente no
se encontrarán estas situaciones tan extremas; sin embargo, se pueden
registrar, como se demostrará a continuación, ciertas diferencias en las formas
de las pirámides de las zonas más pobres y las de las más desarrolladas
En los gráficos II.3 a II.9 se exponen las pirámides para el año 1991 de
determinados departamentos de la provincia. Se han considerado sólo los casos
más representativos, es así como en el primer grupo están comprendidas
aquellas zonas más pujantes y con mayor crecimiento poblacional como la
Capital, Colón y Punilla. Estas pirámides adoptan la forma de campana con un
centro más ancho que las que se verán para las otras regiones, puesto que se
tratan de grandes centros receptores de estudiantes (caso de la Capital) y mano
de obra joven.
En el otro extremo se podrían analizar aquellos departamentos que, como ha
sido demostrado anteriormente, cuentan con migraciones negativas. Se han
tomado en cuenta sólo dos, Minas y Sobremonte, cuyas pirámides serían
representativas de la zona del noroeste provincial. Se puede observar cómo
asumen una forma distinta de las anteriores, puesto que su centro es mucho
más angosto, lo que estaría reflejando en parte las migraciones analizadas.
Asimismo, se destaca en ambos departamentos la mayor presencia de
población masculina en todos los grupos de edades.
Por último, existe otro grupo con características particulares, que abarca los
departamentos de las zonas este y sur de la provincia. A modo ejemplificativo se
han considerado Marcos Juárez y San Justo, pero sus conclusiones pueden
extenderse al resto de la región.
Su forma también es acampanada como en el primer grupo analizado, y
ensanchada en el centro, pero presentan una característica distintiva para esta
zona, que es la de poseer una menor cantidad de población en los grupos de
edades comprendidos entre los 20 y 25 años. Este fenómeno puede deberse a
la emigración que se produce en ese período que abarca los años de estudio
universitario. Cabe destacar que una vez transcurrida esta etapa, la pirámide
vuelve a hincharse, lo que estaría reflejando el retorno a su lugar de origen de
mucha gente que se había radicado en otras zonas.
Para finalizar, es importante tener en cuenta que, si bien las pirámides
poblacionales resultan un instrumento de análisis muy útil, deben ser manejadas
con cierto cuidado y no aisladas del marco social e histórico de la región. Esto
es así debido a que, al estudiar un fenómeno del tipo temporal, pueden reflejar
circunstancias especiales ocurridas en un período determinado. Por ejemplo, un
engrosamiento de la pirámide en cierto grupo de edades puede deberse a un
"baby boom" (incremento de la natalidad) pero sólo en ese período de tiempo, y
no sólo a factores migratorios. O tal vez en una época de guerra se evidencie
una disminución de la población joven masculina. Este tipo de hechos darían a
las pirámides formas muy particulares; sin embargo, se trata de fenómenos que
se visualizan más frecuentemente en comparaciones a nivel de grandes
agregados, tal los casos de países o provincias, y no es usual encontrarlos a un
nivel tan micro como lo son los departamentos de la provincia de Córdoba
analizados en este capítulo.

También podría gustarte