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LECCIÓN INAUGURAL DEL CURSO 2005-2006 EN EL

DEPARTAMENTO DE FISIOLOGÍA DE LA FACULTAD DE

MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID.

Prof. Dr. Orlando A. Mora Novaro. Profesor Titular de Universidad

EL CONCEPTO DE FISIOLOGÍA EN LA ANTIGÜEDAD

INTRODUCCIÓN

Ustedes empiezan a estudiar, este año, un curso de Fisiología Humana y

este Departamento quiere que sepan lo que van a estudiar. Por consiguiente,

lo primero que vamos a hacer es contestar a la pregunta: ¿Qué es la

Fisiología?.

Etimológicamente, la palabra fisiología deriva del griego physios, que

significa naturaleza, y logos, que quiere decir estudio, lógica o regla. Pero

éstas derivan de un vocablo chino primitivo que significa lógica de la vida

y, ésta a su vez, del ayurveda indio que significa ciencia de la vida.


Originalmente, entonces, fisiología era las reglas o lógica que rigen la vida

o, como la empleaban los griegos, el estudio de la naturaleza. En la antigua

India, dice la leyenda que las reglas por las que se rige la vida fueron dadas

a los hombres por el dios Brahma, mientras que en la China antigua, la

lógica de la vida era definida por los dirigentes (los mandarines), y para

algunos filósofos griegos, aunque dichas reglas dimanan de los dioses, han

de tener unas causas. Para conocerlas, es necesario observarlas y

estudiarlas, que era lo que hacían los filósofos de la naturaleza, llamados

physiologoi. El principal physiologoi griego, abuelo del moderno método

científico, fue Aristóteles (384-322 antes de Cristo –AC-). Él decía que hay

tres clases de felicidad: primera, una vida llena de placeres y diversiones;

otra, vivir como un ciudadano libre y responsable y, la tercera, ser filósofo

e investigador (ser physiologoi). Pero, ojo, según Aristóteles, las tres

condiciones han de darse simultáneamente para que el ser humano pueda

ser feliz.

Los filósofos de la naturaleza pretendían explicar los fenómenos

naturales (física, química, biología, etc.) a partir de la observación, la

deducción y la inducción, sin llegar a hacer experimentos, por lo menos en

la forma en que los conocemos hoy. El concepto de Fisiología como

estudio de los fenómenos de la naturaleza perduró durante unos 2.000 años,


durante los cuales la misma también se relacionó de una manera muy

general con cuestiones que tenían que ver con la naturaleza humana y su

medio y, por consiguiente, con la medicina. Por lo tanto, Aristóteles se

apoyó en los precedentes hipocráticos de la medicina, correlacionando los

elementos de la naturaleza y el medio natural con los constituyentes del

cuerpo humano, especialmente sus fluidos. Conceptualmente, todo lo que

existe está compuesto de materia y forma. De ahí deriva el hecho de que

todo el desarrollo de la fisiología hasta el siglo XVIII esté dominado por el

de la anatomía (la “forma”): dice J. W. Goethe (Frankfurt am Main ,

1749-1832) que “la función es la forma en acción”. Es precisamente en esa

época cuando la fisiología empezó a explorar la función de los órganos del

cuerpo de los animales y la experimentación comenzó a reemplazar a la

mera descripción. Pero antes, en el S XVI, apareció por primera vez el

vocablo physiologia en la obra de Jean Fernel (Francia, 1497-1558)

Universa Medicina, restringido al estudio científico de la naturaleza animal

y humana, definiendo la Fisiología como la disciplina científica que estudia

el funcionamiento de los seres vivos, definición que no desmerece del

concepto que se maneja en la actualidad. Sin embargo, esta Fisiología de

Fernel contiene, al modo galénico, la descripción anatómica del cuerpo.


La Fisiología se estableció como una materia específica y separada de

la anatomía en la mayor parte de las facultades y escuelas de medicina de

Europa a partir del S. XVIII. Durante la Edad Media, el pensamiento

médico-fisiológico estuvo dominado por los conceptos hipocráticos

“actualizados” por Galeno en el S II (Galeno, Pérgamo, actual Turquía,

129-216 DC) quien introdujo la disección en cadáveres humanos y de

animales domésticos.

El conocimiento fisiológico moderno se desarrolla exponencialmente a

partir de la sistematización del Método Científico (Galileo -Pisa, 1564-

Arcerti, 1642-, Descartes, La Haye, Francia, 1596 - Estocolmo, Suecia,

1650) y su aplicación. Este método se basa en la observación y la

experimentación. Desde el punto de vista ético, la experimentación humana

directa ha sido prohibida por todas las sociedades y en todas las épocas,

salvo en contados casos en los que se accede al voluntariado en condiciones

estrictas. Por eso, el conocimiento fisiológico que se tiene del organismo

humano no se ha averiguado, en su mayor parte, por la experimentación

directa, sino por la experimentación animal (los clásicos animales de

laboratorio) y la posterior y cuidadosa extrapolación de los datos, así como

por la observación del organismo humano en estado de salud y de

enfermedad, siempre con el fondo de los datos obtenidos por la


experimentación animal. También los datos de exploraciones clínicas

permitidas aportan valiosos recursos para la inducción y deducción de

funciones concretas del organismo humano.

Modernamente se entiende la palabra fisiología, en un sentido amplio,

como la ciencia que tiene por objeto el estudio de las funciones de los seres

orgánicos (Diccionarios de la Lengua Española). Pero, huyendo del

laconismo de las definiciones de los diccionarios, en el momento presente

el concepto que encierra la palabra Fisiología deviene de la definición de

Claude Bernard (Saint Julien, Francia, 1813-París, 1878), como el

conocimiento de las causas de los fenómenos de la vida en estado normal,

el cual nos enseñará a mantener las condiciones normales de la vida y a

conservar la salud (M. Claude Bernard, “Introduction a l’etude de la

médicine experientale”, ed. J. B. Baillière et Fils, Paris, 1865. p. 6). Por lo

tanto se ocupa del estudio del funcionamiento normal del organismo animal

(Fisiología Animal). Dentro de la misma, tal ciencia se puede dedicar al

estudio de las funciones de una especie animal determinada, en cuyo caso

se llama Fisiología Especial. Si ese estudio se refiere al ser humano, se

habla de Fisiología Humana.

En las páginas que siguen se expone una especie de resumen de la

evolución del conocimiento de la fisiología animal a través de la historia


previa a la antigüedad clásica grecorromana. Se ha procurado realizar la

exposición de manera cronológica prescindiendo, en lo posible, del clásico

eurocentrismo, a pesar de lo cual la presencia de la filosofía occidental y la

ciencia europea se hace omnipresente a partir de las concepciones

aristotélicas, que son la luz y guía del conocimiento científico actual, el

único objetivo que existe, si es que se puede hablar de objetividad en este

terreno. Por lo menos será el más objetivo y uno de los pocos capaces de

rectificar con alegría (¡Eureka!) al cambiar cuando algún nuevo dato así lo

sugiere. No en vano Descartes propuso, en su obra Discurso del Método,

una duda metódica que sometiese a juicio todos los conocimientos, duda

orientada a la búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar

sólidamente el saber, y Claude Bernard estableció que, en las ciencias

experimentales, la medición de los fenómenos es un punto fundamental,

puesto que es por la determinación cuantitativa de un efecto con relación a

una causa dada por lo que puede establecerse una ley de los fenómenos...

Cuando el hecho que se encuentra está en oposición con una teoría

dominante, hay que aceptar el hecho y abandonar la teoría, aun cuando

esta última, sostenida por grandes hombres, esté generalmente aceptada...

(Claude Bernard, op. cit.).


En realidad, el concepto de physiologia como ciencia de la naturaleza no

pudo surgir antes de Aristóteles porque no tenía apoyo filosófico. Ese

soporte se vino gestando durante cientos de años durante los cuales el ser

humano buscó su sitio dentro del universo. Para ello tuvo que encontrar una

explicación de tal universo y lo reflejó en la naturaleza, y los fenómenos

naturales que lo rodeaban, la mayoría inexplicables y, por lo tanto,

atribuibles a fuerzas y entes sobrenaturales que los gobernaban a su antojo

y de acuerdo con leyes y normas caprichosas, variables en cada

interpretación, que ejemplificaban su poder. Parece que los primeros

humanos que pensaron en dar un sentido al universo fueron los orientales:

sumerios, egipcios, hindúes y chinos,. Los datos arqueológicos sugieren

que fue el pensamiento en libertad el que llevó a la integración de los seres

humanos dentro de esos conceptos de universo y naturaleza. Por lo tanto,

solo las sociedades avanzadas en cuanto a cultura del pensamiento libre

fueron capaces de idear lo que llevó a los miembros de esas antiguas

civilizaciones a deducir un concepto de ser humano integral, con un cuerpo

y “algo más”, esto último expresado por el movimiento, la palabra y los

sentimientos, que pronto definieron como espíritu animal: es el lien-chi

(espíritu vital) de los chinos, que creían que estaba en el aire (¡el oxigeno!)

y que, al entrar en el organismo a través de la inspiración pasaba (de un


modo que ellos no podían explicar), a la sangre y se convertía en “espíritu

vital”. Probablemente por la carencia de un pensamiento libre y un apoyo

filosófico no puede encontrarse un concepto equivalente al de lógica de la

vida o de physiologia en las antiguas tribus humanas de África, América o

Australia. Aquellas culturas orientales idearon un cuerpo de doctrina

universal alrededor del ser humano que consiguieron difundir oralmente y a

través de escritos inmortales. Y fueron precisamente los griegos los que

consiguieron sintetizar las distintas concepciones del ser humano para

incluirlo dentro de la physiologia. Esos conceptos durmieron en los escritos

griegos y romanos hasta el Renacimiento, traducidos, utilizados y

estudiados por los árabes en Oriente Medio y la península ibérica y

difundidos por Europa. Entonces se “desempolvaron” y espolearon una

nueva cultura del pensamiento que llevó a la sistematización de la

metodología científica y del conocimiento y, con ello, a situar el organismo

humano dentro del mismo.

Se puede decir, entonces, que la cultura filosófico-religiosa oriental,

sintetizada y modificada por la cultura filosófica griega y difundida en los

círculos cultos europeos en el Renacimiento es la raíz del concepto actual

de la palabra fisiología. Las antiquísimas culturas indias y china, en lo que

a medicina regional se refiere, se mantienen e intentan difundirse en el


mundo como alternativa al conocimiento científico, ganando muchos

adeptos. Pero el conocimiento científico que hace posible la explicación de

los fenómenos de la naturaleza, incluido el ser humano, en términos lógicos

y racionales, llega hasta aquí a partir de la evolución de las enseñanzas de

los clásicos griegos. Es por todo esto por lo que el eurocentrismo no tiene

remedio.

LA FISIOLOGÍA EN LA ANTIGÜEDAD

El mundo antiguo, como el moderno, se divide, geopolíticamente, en

oriente y occidente. La diferencia del antiguo con el moderno es que

cuando se habla de occidente, éste empieza en Grecia y se acaba en

Finisterre, incluyendo las regiones suprasaharianas del continente africano.

Hasta el descubrimiento de América y del océano Pacífico, las culturas

humanas del continente americano, Australia y las islas del pacífico

constituyeron “bolsas” aisladas y ensimismadas cuyas aportaciones al

conocimiento y pensamiento humanos no llegaron a universalizarse. Lo que

se conoce, por los datos arqueológicos y por lo que se ha podido comprobar

desde el descubrimiento, tiene unas bases mágico-religiosas que, en

realidad poco aportaron a lo que llevaban consigo los europeos

descubridores y conquistadores. Más o menos lo mismo ocurrió con las


poblaciones humanas africanas subsaharianas. En cambio, si se estudia la

historia de los pueblos orientales (el Próximo Oriente –Sumeria y Babilonia

alrededor de los ríos Tigris y Éufrates-, Egipto - alrededor del Nilo – y el

Extremo Oriente – India –alrededor del Indo- y China – arrededor del

Yang-se-), se encuentra una elaboración del pensamiento y del

conocimiento, que se difundió y conservó tras la invención de la escritura.

Los primeros documentos escritos aparecen en la escritura cuneiforme

(Sumeria, Babilonia –Tablillas Sumerias (2.500 AC), Código de

Hammurabi (1500 AC-), en escritura jeroglífica (Egipto –Papiro de Edwin

Smith, 1.700 AC-), Papiro de Ebers -1500 AC-) y a partir del S. VII AC,

más o menos simultáneamente, en las culturas hindú y china. Todos estos

documentos lo que hacen es dar fe de ideas filosóficas, leyes, creencias y

conocimientos ancestrales que pueden remontarse hasta 5.000 años AC,

durante la revolución del Neolítico y antes de la Edad del Cobre. El hilo de

ese pensamiento lleva a enlazar, de alguna manera la filosofía

medio-oriental con la extremo-oriental y a ambas con la occidental

(Grecia), sin que se pueda decir con certeza quién influyó más a los

griegos. Incluso parecería razonable pensar que los conceptos derivados de

la observación de la naturaleza por el humano se pudieron desarrollar

simultáneamente en los cuatro focos orientales (Sumeria-Babilonia, Egipto,


India y China), sin descontar esporádicos contactos mutuos (se trata de

periodos históricos seculares) que actuaron como unificadores de algunos

criterios. De otra manera, y salvando las grandes diferencias culturales, no

se explican las múltiples coincidencias en conceptos tales como las diversas

teorías de los humores o fluidos vitales.

En general, se habla de “antigüedad” para referirse a la cultura

grecorromana que va desde el siglo VI AC hasta el siglo I de nuestra era.

Desde ese punto de vista, las culturas filosóficas previas del oriente serían,

de acuerdo con el concepto de J. Ordóñez y colaboradores (J. Ordóñez, V.

Navarro, J. M. Sánchez Ron: Historia de la Ciencia. Austral. Espasa Calpe.

Madrid, 2003), “la antigüedad de la antigüedad” y, por lo tanto,

constituirían los precedentes de la antigüedad clásica. Tampoco se sabe con

certeza cuales fueron las fuentes donde bebieron los filósofos griegos,

aunque la opinión más extendida las sitúa en oriente medio (Sumeria,

Babilonia y Egipto). No obstante, y como podrá apreciarse más adelante,

tampoco en este caso se puede descartar una influencia del extremo oriente.

MESOPOTAMIA: SUMERIA-BABILONIA
No se pueden clasificar como conocimientos científicos los datos que

nos han llegado de la cultura mesopotámica, surgida en el neolítico en los

valles de los ríos Tigris y Éufrates (Actuales Iraq y Kuwait). Más bien son

creencias mágico-religiosas a partir de una concepción divina del universo,

el cual habría sido creado por los dioses que, con el fin de poder llevar una

vida cómoda y ociosa, crearon también a los humanos para su servicio. La

nueva Edad de Piedra, el Neolítico, parece que se inició en esa región de

Oriente Medio y de ahí se difundió al Extremo Oriente, al occidente, África

y, probablemente a través del Océano Pacífico, al continente americano.

Parece que fueron los sumerios los que inventaron la escritura, o por

lo menos son sumerios los primeros manuscritos que se conocen. Se llama,

por su forma, escritura cuneiforme (en forma de cuña) y se escribía en

tablillas de barro fresco, con un punzón, que luego se endurecía con el

fuego. Así se conservan las “Tablillas Sumerias” (3000-2000 AC) en las

que se encuentran escritas la literatura, las leyes, las creencias y los

conocimientos y concepciones del ser humano que tenían los sumerios y

babilonios. Las leyes y normas por las que los babilonios regían su

sociedad (también los conocimientos y normas médicas) se encuentran en

el “Código de Hammurabi” (2000 AC).


La medicina mesopotámica se refería, fundamentalmente, a la

enfermedad, que era cosa de malos espíritus y su tratamiento consistía en

exorcismos recitados por el médico. El concepto de funcionamiento normal

de los órganos del cuerpo no aparece bien delimitado, aunque hacían

descripciones de los mismos relacionándolos con los sentimientos y el

principio de la vida. No habiendo un concepto integral, que aparecería más

tarde en la filosofía india y china, consideraban al corazón, los riñones y el

“vientre” como el origen de los movimientos del alma (emociones), de la

inteligencia, de la bondad y de la maldad. El hígado fue considerado como

el órgano en el que tenían su sede las emociones y en él se reflejaba la

enfermedad (la “sede” del alma misma), siendo el órgano más importante

del cuerpo. Esto llevó a los sumerios a hacer “hepatoscopia” (visualización

del hígado) de animales domésticos del enfermo o su familia, en la creencia

de que daría información de la enfermedad de sus dueños y del tratamiento

a aplicar. Por lo tanto, las primeras observaciones anatómicas estuvieron en

relación con el arte de la adivinación y, después, de la “adivinación

diagnóstica”. El cerebro quedaba circunscrito a ser el órgano de lo afectivo

y sensitivo.

EGIPTO
La segunda gran civilización humana de la “antigüedad de la

antigüedad” surgío alrededor del río Nilo, en la región que hoy se conoce

como Egipto. Como en otras civilizaciones, todo el quehacer de los seres

humanos se hacía alrededor de las divinidades y los datos acerca del

funcionamiento del organismo humano se refieren a aspectos médicos

(diagnóstico-curativos) y anatómicos, apareciendo por primera vez

conceptos fisiológicos racionales. La Anatomía se desarrolló en Egipto más

que en otras regiones de la antigüedad debido a los trabajos de

momificación de cadáveres, que obligaban a la disección de los mismos y a

la extracción de las vísceras. La mayor parte de la información que ha

llegado hasta nuestros días se encuentra en diversos papiros de escritura

jeroglífica y, principalmente, en el llamado Papiro de Ebers,, el cual refiere

hechos del rey Den, de la Primera dinastía (3000 años AC), lo que sugiere

que el papiro tenga un origen muy anterior.

Para el embalsamamiento de cadáveres se describen técnicas de

vaciamiento del cráneo por vía de los orificios nasales lo que indica un

buen conocimiento de la anatomía del cerebro, de las meninges y del

líquido céfalorraquídeo y pensaban que en el cerebro residían los

mecanismos de control del cuerpo.


El Papiro de Edwin Smith describe la circulación de la sangre en

relación con el corazón y el pulso, al que consideraban de gran importancia

(dice el Papiro de Edwin Smith, refiriéndose al pulso: Es allí donde el

corazón habla, y es allí donde cada médico y cada sacerdote de Sekhmet

pone sus dedos... y sienten algo que llega del corazón. Conocían también

que la sangre, partiendo del corazón, llega a todos los órganos del cuerpo.

No obstante eran incapaces de distinguir entre vasos sanguíneos, nervios,

tendones y otros conductos, lo que limitó la comprensión de la fisiología de

la circulación. El Papiro de Ebers describe con precisión la posición del

corazón, reconociendo a éste como la fuente de los vasos sanguíneos.

Conocían que tales vasos son huecos y creían que tenían una boca para

absorber los medicamentos, eliminar los productos de desecho y distribuir

el aire y las secreciones y excreciones corporales.

INDIA

Los conceptos biológicos básicos que se generaron en las antiguas

culturas de la India impregnaron las inmensas regiones del Asia Central y

del Sur desde la medicina china tradicional hasta Nepal, Sri Lanka y

Tailandia, pasando por el Tíbet y Birmania. Algunos de los conceptos

básicos que constituyen los postulados fisiológicos de la antigua medicina

India perduran hoy día, siendo la base de la medicina tradicional popular y


se difunden por el mundo a caballo de una fácil y demagógica filosofía

práctica y de la ignorancia científica, incluso entre capas relativamente

cultas de la sociedad occidental. No se puede descartar que su visión del ser

humano, directa o indirectamente, influyera las concepciones hipocráticas y

aristotélicas de la medicina y la fisiología de la antigua Grecia. En cierto

modo, éstas pueden ser una “reelaboracdión”, a la luz de las nuevos

métodos de razonamiento, de aquellas.

El conocimiento, o la creencia, fisiológica en la antigua India se

encuentra en el sistema clásico de la medicina que se conoce con el

nombre de Ayurveda (“ciencia de la vida”), que proviene de la cultura

védica, probablemente hace más de 5.000 años. La concepción védica del

ser humano es holística, es decir, considera al hombre como un todo

indivisible en el que se encuentra el cuerpo, la mente y el espíritu. El texto

hindú clave es el Caraka Asmita (Shree Gulabkunverba Ayurvedic Society,

1949, Chapter 18, 46-52 y Chapter 21, 2-33. Jamnagar. India) dícese de

inspiración divina y revelado por el dios hindú Brahma a Daksha Prajapati,

padre de todos los hombres. Se estima que el texto se escribió entre 300 y

200 años AC y que describe prácticas que se venían realizando desde

cientos de años antes.


Según el texto citado, toda la materia se compone de cinco elementos

básicos: tierra, agua, fuego, viento y espacio. Estos elementos no existen de

forma aislada, sino siempre combinados entre sí, con el predominio de uno

o varios de ellos. Para el Ayurveda, el cuerpo humano se compone de

derivados de esos cinco elementos en forma de humores, tejidos y

productos de desecho.

Los humores son los tres factores fisiológicos del cuerpo, que deben

verse como entidades delicadas y generalizadas que se dividen en vata,

pitta y kapha . Vata está representado por el sistema nervioso y regula los

movimientos; pitta es el principio de biotransformación y es la causa de

todos los procesos metabólicos del organismo; kapha es la base de

cohesión y funciona a través de los fluidos orgánicos. Los tres humores

juntos determinan la constitución fisiológica del individuo. Los tejidos se

clasifican en siete categorías: plasma, células sanguíneas, músculos, tejido

adiposo, tejido óseo, médula ósea y tejido reproductor. Los productos de

desecho principales son la orina, las heces y el sudor.

Los procesos metabólicos del organismo se llevan a cabo por la

acción de tres grupos de factores: Jatharagni, responsable de la digestión y

absorción de las sustancias nutritivas. La digestión tiene lugar en tres

etapas: primera, la digestión de los nutrientes dulces y salados; segunda, de


los nutrientes agrios y tercera, la de los ácidos, amargos y astringentes. Los

productos de la digestión en estas tres etapas son dulces, agrios y ácidos,

respectivamente. Panchabhutagnis, que contiene cinco tipos de factores y

es responsable del tratamiento de los cinco elementos básicos,

combinándolos adecuadamente en el cuerpo. Por último, Dhatvagnis, que

contiene siete tipos de factores para la generación de los siete tejidos, que

tiene lugar sucesivamente a partir de los nutrientes absorbidos: primero se

forma el plasma y de él se forma la sangre. A continuación se generan los

tejidos muscular, adiposo y óseo, la médula ósea y las células

reproductoras.

En condiciones normales, los humores vata, pitta y kapha, los tejidos

y los productos de desecho se encuentran en un equilibrio que determina la

calidad y función de cada individuo. Esta situación es dinámica y puede

alterarse a causa de diversos factores endógenos y exógenos que produzcan

la ruptura del equilibrio. Entonces aparece la enfermedad. Por lo tanto, para

la concepción ayurvédica, el individuo es único y el desequilibrio que

determina la enfermedad también. En consecuencia, el tratamiento ha de

tender a restablecer el equilibrio y ha de ser único e individual.

CHINA
Los conceptos fisiológicos en la antigua China están unidos a los

conceptos médicos. Los primeros datos arqueológicos del tipo de prácticas

de la medicina china, que se usan todavía hoy, especialmente referidos a la

acupuntura, datan de alrededor de 6.000 años AC, durante el periodo

neolítico. No obstante, el primer tratado de medicina china es el llamado

Huang Di Nei Jing o Tao Te Jing escrito por Lao Tzu (El Clásico de

Medicina Interna o Canon de la Medicina del Emperador Amarillo),

compilado entre los años 600 y 200 AC. El relato tiene la forma de una

conversación entre Huang Ti, el Emperador Amarillo, y su Primer Ministro

Ch’i Po. El texto es más filosófico que práctico, excepto por su detallada

descripción de la práctica de la acupuntura.

La medicina china desarrolló un conocimiento anatómico del cuerpo

humano mucho antes que los europeos. En el S II AC los chinos conocían

los ritmos circadianos del cuerpo humano, practicaban el aislamiento de

hormonas para propósitos médicos y conocían la circulación de la sangre

1.800 años antes de que William Harvey la descubriera en Europa.

Describían los antiguos chinos 28 tipos de pulso que intuían como

procedente de la bomba cardiaca.

La medicina china antigua, como la hindú, se basa en una

concepción holística y espacial del individuo en su medio. El ser humano


en salud se ve como una parte de un mundo que está en continua

interacción entre sí, en el cual los estados mentales, la dieta y el estilo de

vida juegan un papel fundamental y decisivo. Los principios fisiológicos de

la medicina china se encuentran en el libro citado que expone un sistema

filosófico que promueve el concepto de salud y prosperidad a través del

cumplimiento de la ley cósmica inmutable: el Tao. Establece que en el

universo hay dos fuerzas opuestas e iguales: Yin, fuerza oscura, estática y

negativa, y Yang, fuerza luminosa, activa y positiva. Explica que existe una

interacción natural entre los potenciales opuestos de esas dos fuerzas que se

manifiesta como un flujo de energía llamado Chi. Considera que en el

cuerpo hay varias formas de Chi, pero que la forma más importante es el

que fluye a lo largo de los 12 meridianos de líneas de energía, que se

asocian con los principales órganos del cuerpo: pulmones, colon, estómago,

bazo, corazón, intestino delgado, vejiga urinaria, riñón, pericardio, cavidad

tóraco-abdominal, vesícula biliar e hígado. El flujo de Chi está regulado

por la hora del día, las estaciones del año, los cinco elementos (fuego,

tierra, metal, agua y madera) y por factores internos tales como las

emociones y el correcto uso de la comida. La fisiología tradicional china

cree que las funciones del cuerpo humano son el resultado de la relación

opuesta, unitaria y coordinada entre el yang (función) y el ying (sustancia)


que se encuentran siempre en un estado de balance dinámico y que dan

lugar a un flujo correcto del Chi. Resulta curioso comprobar como estas

bases conceptuales se conservan hasta la actualidad, con apenas variaciones

derivadas de los nuevos conceptos occidentales de la fisiología y la

medicina y, desde luego, con datos experimentales del trabajo científico en

la China moderna. Parece como si no hubieran pasado los siglos ni

milenios desde que Lao Tzu escribiera el libro al que se refieren los

comentarios anteriores. Estos cerca de 2.500 años casi se podrían comparar

con la Edad Media europea, en la que los conceptos galénicos perduraron

durante más de mil años. Desde luego es gratificante y satisfactorio estudiar

estos conceptos en tratados modernos de medicina tradicional china, porque

uno se transporta a los tiempos del Emperador Amarillo y se encuentra

impregnado de una filosofía poética donde se mezclan la suposición, la

imaginación, la literatura y la ciencia en una amalgama digna de mejor

causa, donde baila el conocimiento científico con la elucubración filosófica

una danza pseudoecologista y demagógica.

En fin, desde el punto de vista normal, la medicina tradicional china

divide al cuerpo humano en cinco vísceras (hígado, corazón, bazo,

pulmones y riñones), cinco cavidades (vesícula biliar, intestino delgado,

estómago, intestino grueso y vejiga urinaria), cinco órganos de los sentidos


(ojo, lengua, boca, nariz, y oído), cinco tejidos (tendones, vasos, músculos,

piel y pelo y hueso) y se le adscribe cinco actividades emocionales (cólera,

alegría, ansiedad, tristeza y miedo): cada una de estas cinco divisiones está

en relación respectiva con cada uno de los cinco elementos (madera, fuego,

tierra, metal y agua). Por ejemplo, la madera se correspondería con el

hígado, la vasícula biliar, el ojo, los tendones y la cólera y así

sucesivamente. Es curioso observar cómo el hilo conductor de toda esta

fisiología es los cinco elementos: como hay cinco elementos, tendrá que

haber cinco de todas las demás cosas.

GRECIA

La civilización griega comprende 10 siglos, desde el XI-X hasta el I

a. C. Aproximadamente la primera mitad de ese periodo se conoce como la

cultura griega antigua, mientras que la cultura griega clásica se desarrolló

en la segunda mitad, a partir del siglo V (el llamado siglo de Pericles), y

hasta el siglo I a.C.

Durante la época antigua los griegos recibieron múltiples y profundas

influencias de culturas anteriores, como las descritas previamente. El

llamado "milagro griego", o sea el surgimiento casi explosivo en Grecia,

durante el siglo V a.C., de una cultura que sentó las bases del pensamiento
característico de la civilización occidental, debe gran parte de su existencia

y de su estructura a las tradiciones, a las experiencias y a las ideas que los

pueblos griegos recibieron de sus antecesores y vecinos adoptando unas y

modificando otras. Por consiguiente, y como se ha descrito para las

civilizaciones precedentes, los conocimientos biológicos y la fisiología en

el sentido moderno, estaban ligados a una medicina con una base

mágico-religiosa cuyas primeras manifestaciones escritas aparecen en los

poemas épicos griegos, escritos o recopilados por Homero, La Iliada y la

Odisea, cuya composición se supone de alrededor del siglo VII AC. En

ambos relatos los dioses están siempre presentes y conviven con los

humanos, compiten con ellos en el amor y pelean con ellos en la guerra. En

la Iliada y la Odisea se mencionan por vez primera algunas palabras

relativas a la fisiología del organismo humano, como la propia función o

naturaleza de las cosas (physis), el aliento vital (psykhé), el sentimiento de

las cosas (thymos), el sueño (hypnos), los sueños (oneiroi) y la inteligencia

(phrénes), palabras que designan ideas fundamentales del lenguaje

psicológico y fisiológico actuales. De todas formas, el conocimiento

filosófico y médico-biológico del ser humano no se separó de la divinidad y

de la magia.
Vale al pena sintetizar el mito del dios griego de la medicina que era

Asclepio (Asclepiades) (más tarde se incorporaría a la mitología romana

como Esculapio). Según la leyenda, Asclepio era hijo de Apolo, dios de la

salud, y de Coronis, una mortal. Estando embarazada de Asclepio, Apolo la

sorprendió en una infidelidad y la mató, extrayendo a su hijo mediante una

cesárea. Así nació Asclepio, encargando Apolo al centauro Quirón (sabio

en las artes de la magia antigua, de la música y de la medicina) de su

educación. Asclepio aprendió todo lo que Quirón sabía y mucho más, y se

fue a ejercer sus artes a las ciudades griegas, con tanto éxito que hasta

comenzó a resucitar muertos, lo que violaba las leyes del universo, por lo

que Zeus (el rey de los dioses) lo destruyó con un rayo. Se dice que

Asclepio tuvo varias hijas, una de ellas llamada Hygia (Salud –de donde

viene la palabra higiene-) y otra Panacea (remedio para todos los males

–origen del sustantivo actual panacea, con el mismo significado-).

Durante la Grecia antigua todo giraba alrededor de la mitología, llena

de dioses que eran muy parecidos a los seres humanos, especialmente en lo

que se refiere a los sentimientos y pasiones. Jenófanes (año 530 AC) decía

que los seres humanos han creado dioses a su propia imagen. En esa época

los griegos fundaron una serie de ciudades-estado en Grecia, sur de Italia y

oriente próximo. En esos lugares los ciudadanos libres podían dedicarse a


la política y a la vida cultural y el individuo podía hacerse preguntas y

elaborar respuestas sin tener que recurrir a los mitos de sus antepasados: la

manera de pensar mítica evolucionó hacia un razonamiento basado en la

experiencia y en la razón. A partir del S. V AC, el objetivo de los filósofos

fue el de encontrar explicaciones naturales a los procesos de la naturaleza.

La primera escuela filosófica que surgió en Grecia, en los tiempos de

la transición entre la Grecia antigua y la clásica fue la de Pitágoras (Isla de

Samos, primera mitad del S VI AC – años 600, 570?-) quien comenzó su

trabajo en su lugar de nacimiento, pero tuvo que exiliarse a la ciudad de

Crotona al alcanzar el poder el tirano Policrates (¿qué problema ancestral

tendrán los tiranos con el pensamiento y la razón?). Pitágoras fue un gran

matemático que llevó su teoría de los números a las ciencias naturales.

Según los pitagoristas, algunos números tiene un significado preciso siendo

los más importantes el 4 y el 7: 7 multiplicado por 4 es igual a 28, que es la

duración, en días, de un mes lunar y del periodo menstrual; 7 multiplicado

por 40 es igual a 280 que son los días que dura el embarazo, etc. Estas ideas

no progresaron, pero podrían ser un antecedente de lo que ocurre en la

ciencia de hoy, y la fisiología no es ajena a ello, en la cual hay una

tendencia generalizada a expresar matemáticamente cualquier fenómeno

biológico. Si bien hoy el significado de los números en relación al cuerpo


humano no tiene consistencia, probablemente contribuyó a desmitificarlo y

tuviera algo que ver con las tendencias posteriores al estudio del organismo

humano por la observación.

El supuesto maestro de Pitágoras, Tales de Mileto (Mileto, años

624-548 aC), fue

el primer filósofo griego que intentó dar una explicación física del

universo, que para él era un espacio racional pese a su aparente desorden.

Sin embargo, no buscó un creador, pues para él todo nacía del agua, la cual

era el elemento básico del que estaban hechas todas las cosas, pues se

constituye en vapor, que es aire, nubes y éter; del agua se forman los

cuerpos sólidos al condensarse, y la Tierra flota en ella. La Tierra, para él,

era un disco plano cubierto por la semiesfera celeste flotando en un océano

infinito. Esta tesis sobre la existencia de un elemento del cual estaban

formadas todas las sustancias cobró gran aceptación entre filósofos

posteriores, a pesar de que no todos ellos aceptaron que el agua fuera tal

elemento. Lo importante de su tesis es la consideración de que todo ser

proviene de un principio originario, sea el agua, sea cualquier otro. El

hecho de buscarlo de una forma razonable es lo que le hace ser considerado

como el "padre de la filosofía".


Tales elaboró un sistema según el cual el universo está compuesto

por cuatro elementos fundamentales: aire, agua, tierra y fuego. Sobre la

base de esta concepción de todo lo que existe se levantó todo el edificio de

la ciencia fisiológica en el sentido clásico durante los seis o siete siglos

posteriores, persistiendo como paradigma indiscutible sin modificación

hasta el S. XVI de nuestra era.

Entre los estertores de la Grecia antigua y los albores de la Grecia

clásica, hoy se supone que el primer filósofo griego que trató de encontrar

explicaciones razonables a los fenómenos naturales y, por consiguiente, a la

vida humana y animal, fue Alcmeón de Crotona, nacido en la ciudad griega

del sur de Italia, Crotona, alrededor del año 500 AC.

Alcmeón fue un escritor de temas médicos y un filósofo-científico. Si

bien parece que no ejerció como médico, sí fue uno de los filósofos de la

naturaleza presocráticos. Su obra Sobre la naturaleza, apareció alrededor

del año 450 AC. Pensaba que si bien el ser humano no puede determinar lo

que sucede en las cosas que no puede percibir, sí puede hacer juicios

razonables a partir de los signos que es capaz de captar en la naturaleza.

Fue el primero en identificar al cerebro como el órgano de la inteligencia,

la sensación y el pensamiento, y en distinguir entre el entendimiento y la

percepción, utilizando esta distinción para separar a los otros animales, que
solo tienen percepción, de los humanos, que poseen percepción y

entendimiento. Pensaba que los órganos sensoriales estaban unidos al

cerebro por canales, descubriendo los que conectan los ojos al cerebro (el

nervio óptico) disecando el globo ocular de un animal (por lo que parece

también ser el primero en practicar la disección). Pensaba que el cuerpo

humano estaba compuesto de poderes opuestos (seco-húmedo, calor-frío,

dulce-amargo, etc) y, utilizando una metáfora política, defendió que la

igualdad o equilibrio (isonomia) de tales opuestos determinan el estado de

salud, mientras que la preeminencia de alguno de ellos (monarchyia) sobre

los demás produce la enfermedad. Discute varios aspectos de la fisiología

incluyendo el sueño, la muerte y el desarrollo del embrión. Asimismo,

asegura que es el cerebro el órgano que elabora las sensaciones del oído, la

vista y el olfato, ya que el cerebro es el órgano sensorial central. Explicó

todos los sentidos excepto el tacto: Creía que el ojo estaba compuesto de

agua y fuego y que la visión tenía lugar cuando un objeto se refleja en la

parte blanda y traslúcida del ojo. La audición tiene lugar cuando un sonido

alcanza primero al oído externo y llega a un espacio vacío del oído interno,

que lo transmite al cerebro. El gusto tiene lugar a través de la lengua que, al

ser húmeda y suave, disuelve las cosas con su calor y, debido a la perdida

de su textura, la lengua recibe y transmite la sensación. El olfato es el más


simple de todos: ocurre a la vez que se inspira, llevando lo inspirado al

cerebro (Huffman, Carl, "Alcmaeon", The Stanford Encyclopedia of

Philosophy (Summer 2004 Edition), Edward N. Zalta (ed.).URL

=http://plato.stanford.edu/archives/sum2004/entries/alcmaeon/).

En esas se estaba, en el transcurso de los siglos VI al IV AC,

entrando de lleno a la época de la Grecia clásica, cuando la fisiología, de

acuerdo con el concepto definido en la introducción, se encuentra, todavía,

dentro de las ideas que manejaban los médicos y es, por consiguiente, una

rama de la medicina. Pero los conceptos fisiológicos dejan de ser un

componente de la salud para ser un tema de la filosofía, puesto que se trata

de explicar los fenómenos naturales, dentro de los que se encuentra el

organismo humano, prescindiendo, en la mayoría de los casos, de la tutela

de los dioses, a pesar de lo cual la descripción de esos conocimientos no

siempre está libre de cierta dosis de magia y religiosidad. Entonces surgió

Hipócratres de Cos que, como persona de transición, bebió en las fuentes

mitológicas de Asclepio y en las racionales de Tales de Mileto y de

Alcmaeón de Crotona (algunos autores piensan que fue contemporáneo de

éste último o, por lo menos, que entre ambos hubo algún tiempo de

solapamiento). Hipócrates sí fue un médico práctico, el más grande

compilador, generador y difusor del conocimiento médico-biológico de la


Grecia clásica y considerado en todo el mundo como el padre de la

medicina moderna. El Cuerpo Hipocrático, la serie de escritos atribuidos a

Hipócrates y recopilados en los dos siglos posteriores, contienen sesenta

libros que describen multitud de temas médicos, como historias clínicas,

diagnosis, epidemias, obstetricia, pediatría, nutrición y cirugía. Hoy se

asume que el Corpus Hippocraticum procede de varios autores distribuidos

en varios siglos.

Con Hipócrates nace la medicina racional, pues a pesar de ser un

discípulo de Asclepio, con lo que elaboraba la parte divina de su medicina,

también usó la observación del cuerpo como una base para el conocimiento

médico. Las plegarias y los sacrificios no jugaron un papel central en sus

teorías, en las cuales la clave estaba en la dieta, drogas beneficiosas y el

equilibrio adecuado del cuerpo. Basado en la teoría de los cuatro elementos

de Tales, elaboró una teoría fisiológica del organismo humano en salud,

según la cual los elementos constituyen los fluidos corporales, o humores,

que serían cuatro: sangre, flema (moco), bilis amarilla y bilis negra. La

salud vendría determinada por el equilibrio entre esos cuatro humores.

Pensó que los cuarto humores se corresponden con las cuatro

estaciones. La sangre y el agua se corresponderían con la primavera; el

verano sería fuego, bilis amarilla e hígado; el otoño tierra, bilis negra y
bazo y el invierno sería la estación del agua, la flema y del cerebro.

Además, ideó un paralelismo entre las estaciones y cuatro etapas de la vida:

infancia, juventud, madurez y vejez (primavera, verano, otoño e invierno,

respectivamente). Estas ideas recuerdan a la teoría de los números de los

pitagóricos. También intentaba explicar los diversos temperamentos del ser

humano: un sujeto colérico tendría mucha bilis, uno flemático, mucho

moco, etc. Pero lo más importante es que, como las antiguas concepciones

del extremo oriente, consideró al hombre como un todo, pensando que la

naturaleza tiende a la salud y, por lo tanto, la persona enferma tiende

espontáneamente a la curación. Por primera vez, se observan unos

conceptos de filosofía práctica basada fundamentalmente en el sentido

común. Curiosamente, a pesar de las teorías acerca de la fisiología del

cerebro de Alcmeón de Crotona, Hipócrates no da a éste la importancia que

parecía tener para su antecesor.

A partir de este momento, habríamos de entrar de lleno en la “fisiología de

la naturaleza” de la Grecia clásica. Pero eso es otra historia...

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