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El anillo extraviado

El día en el que perdí el anillo que mi padre me regalo cuando con el tiempo
señorita me convirtió, desde ese día todo cambio muy dentro de mí, porque
perdí la valiosa joya que el 2 de octubre mi vida cambio.
La madrugada del 18 de julio, desperté sin tener la mínima idea de lo que ese
día me iba a pasar, pues desperté como todas las mañanas para aventurarme
a sobrevivir un día más a las largas y agotadora clase de mi grandiosa
institución.
La mañana transcurrió como todos los días, de un salón de clases a otro, y
aquel anillo iba en mi dedo corazón como desde el día en el que ese hombre
lleno de promesas rotas me lo regalo.
En el momento en el que note que mi anillo ya no estaba en mi dedo, un
correntazo por el cuerpo me paso y el miedo y terror de mí se apodero y no
podía creer lo que mis ojos acaban de ver.
Aquel anillo que se extravió era oro, pero que irónica es la vida, para mí no
solo eran millones lo que se había extraviado como decían los demás, para
mí, era mucho más que eso, era una promesa cumplida, era el sueño de una
pequeña niña que por años espero.
La última vez que vi mí preciado anillo fue durante una clase, la de las
primeras dos horas, aquella mañana transcurrió y mi anillo por arte de magia
desapareció.
Como pudo pasar esto, me pregunte al darme cuenta que mi dedo corazón
se encontraba solo y vacío; sin aquella joya que solía llevar y adornar mi
pequeña mano.
Mi anillo se extravió y más nunca regreso, pues quedo en aquellos largos y
abundantes pasillos de la institución a la que voy, el aquel anillo con tanto
valor sentimental desapareció, y no me queda más que aceptar esta terrible
situación y dejar pasar esta gran desaparición, pues, qué más puedo yo hacer
si lo busque hasta debajo de las rocas y no lo encontré.
Las cosas hechas ya están y no hay vuelta atrás, solo queda aceptar y dejar el
pasado atrás; pues al extraviarse mi anillo se perdió la historia que consigo se
llevó y no tuvo compasión de lo que pudo causar.
Así mismo pasa con las personas, llegan, hacen que te aman, te lastiman y se
van sin dar vuelta atrás, llevándose con ellas una historia y dejándonos el
dolor que nos causó su abandono como lo hizo aquel primer amor de toda
niña, como lo hizo aquel padre de las promesas rotas que nunca cumplió.
Con el tiempo se aprende a perdonar y a dejar ir esa herida y vacío que nos
causó, el tiempo todo lo cura y así como aquel anillo apareció de un
momento a otro sin avisar, volvió ese padre que durante un tiempo sola nos
dejó a arreglar las heridas que dejo en nuestro corazón.

Autora: Karen Daniela Gómez


Integrantes: Jefferson guerrero
Miguel ángel prado
Adrián Steven Vergara
10-01

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