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Septiembre 26 de 2021
ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN AMBIENTAL
Actividad 1
ACTIVIDAD 1 - 20%
PLANTEAMIENTO
1. Realizar una búsqueda y descripción detallada, basada en referencias científicas, del rol
de los ciclos biogeoquímicos en el equilibrio de los ecosistemas y el tipo de afectaciones
que sufren dichos ciclos debido a los diversos cambios ambientales que ha sufrido el
planeta.
1. Un ciclo biogeoquímico se define como la circulación de materia entre los elementos bióticos
atmósfera y la hidrósfera. Aparte del clima y del suelo, hay otro vínculo entre lo viviente y lo no
sustancias químicas como el oxígeno, agua, nitrógeno, dióxido de carbono, hidrógeno, etc.
(Sutton, 2001). Los seis elementos más comunes en las moléculas orgánicas son el carbono,
nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, fósforo y azufre, las cuales toman una variedad de formas
agua o por debajo de la superficie terrestre, así como en los cuerpos de los seres vivos. Los
materiales, así como la interacción entre los organismos. La forma como un elemento, o en
algunos casos un compuesto como el agua, se mueve entre sus diversas formas y lugares vivos y
no vivos, se conoce como ciclo biogeoquímico (Garbisu et al., 2002). Los ciclos no suceden de
forma aislada, siendo particularmente el ciclo del agua un importante promotor de los demás
ciclos biogeoquímicos. Por ejemplo, el movimiento del agua es esencial para la filtración del
nitrógeno y los fosfatos hacia los ríos, lagos y océanos. Aunque cada elemento o compuesto tiene
su propia ruta, todos estos nutrientes químicos esenciales circulan a través de la biósfera, y se
mueven entre el mundo biótico (vivo) y el abiótico (sin vida), de un ser vivo a otro. Siendo
gracias a esta dinámica que los elementos se encuentran disponibles para ser usados una y otra
vez por otros organismos, radicando allí la importancia de estos ciclos naturales para la
mal aprovechamiento de los suelos (Llosa, 2010). Entre los ciclos biogeoquímicos que regulan
los flujos de materia y energía en los sistemas naturales, los ciclos del nitrógeno (N) y del fósforo
(P) han sido estudiados con particular interés ya que la sobrecarga de estos elementos en los
es decir, que en un mundo más cálido, la misma carga de nutrientes en los ecosistemas
la intensidad de florecimientos masivos algales en los sistemas acuáticos o bien generando una
Por otro lado, la afectación al ciclo del Carbono por la actividad humana, juega un papel
Climático. En cuanto a esto, McGuire et al. (2009) señalan que el calentamiento global está
culturales, que podrían ser irreversibles en escala de centenares de años, además de ser capaces
de causar rápidos cambios en los ecosistemas del planeta. Estos investigadores agregan que el
efecto del ser humano sobre el ciclo del Carbono es crucial en la actualidad y que el comprobado
calentamiento del Ártico, cuyo papel importante como reservorio de metano y CO2, parece
comprometer aún más la dinámica de este elemento a nivel global. Otra región clave para el ciclo
biogeoquímico del Carbono es el trópico. Jones et al. (2014) señalan que los bosques tropicales
aproximadamente el 70% de la absorción de este gas por los bosques del planeta, siendo estos
ecosistemas indispensables para mitigar los efectos del cambio climático. En conclusión, el
entendimiento de los ciclos biogeoquímicos es vital para la conservación del medio ambiente y la
supervivencia de las especies que habitan en los diferentes ecosistemas, siendo necesario la
realización de los esfuerzos pertinentes para la mitigación de los impactos generados en estos
procesos naturales.
funcionamiento de los ecosistemas con el bienestar humano. Desde el punto de vista ecológico
esto representa una buena alternativa debido a que se considera la protección de los ecosistemas,
las especies y los procesos ecológicos con la finalidad de asegurar la sustentabilidad de los
servicios que éstos proveen (Latorre et al., 2014). Se habla de servicios ecosistémicos cuando las
poblaciones, en algún tiempo y espacio, consciente o inconscientemente, hacen uso de algún bien
ambiental para suplir una necesidad (MEA, 2005). Estos servicios se han clasificado como de:
abastecimiento, culturales y de regulación, los tres con igual importancia, algunos de ellos son la
calidad del aire, el clima, el agua, las enfermedades, la polinización; además de los culturales
tales como los valores espirituales y religiosos, estéticos y recreativos (de Groot et al., 2002).
Por ende, se reconoce la complementariedad entre la biodiversidad de los ecosistemas y los
utilizan los nombres de unidad suministradora de servicios y de unidad beneficiaria (Fisher et al.,
investigaciones evidencian como las disposiciones espaciales de las unidades funcionales, los
esta funciona como soporte para procesos claves, al afectar directamente el suministro de
servicios ecosistémicos y al constituir en sí misma como un bien valorado (Mace et al., 2012).
Concluyendo así que los servicios ambientales son beneficios que proveen los ecosistemas y
lo cual significa que es el hombre quien debe tomar conciencia y responsabilidad frente al uso
3. El ecosistema de interés escogido para este trabajo corresponde a los bosques tropicales, estos
proveen servicios de suministro, regulación y culturales. Los bosques tropicales ofrecen servicios
de suministro fundamentales que benefician generalmente a los pobladores del bosque o las
comunidades que los manejan. La gran diversidad de plantas, animales y microorganismos que
albergan estos ecosistemas ofrece una gama enorme de alimentos, fuentes energéticas, materiales
(Balvanera, 2012). Los bosques tropicales también ofrecen recursos potenciales, aquellos que
pueden ser importantes en el futuro, como es el caso de numerosas especies vegetales con
potencial para convertirse en medicinas. Los bosques tropicales juegan un papel fundamental en
la regulación del cambio climático y de sus impactos, debido al gran tamaño de sus árboles y a la
proporción de la superficie del planeta que ocupan la constituye el 60% de los almacenes aéreos
de carbono y el 30% de los almacenes de carbono en el suelo (Dixon et al. 1994). Cuando se
quema la biomasa (viva y muerta) se libera CO2, contribuyendo a aumentar el cambio climático;
en cambio, cuando se recuperan los bosques tropicales estos contribuyen a la captura de carbono
(Kauffman et al. 2009). Los bosques tropicales juegan un papel importante en la regulación del
clima a través de sus efectos en la temperatura y en la humedad relativa. Los árboles absorben
una proporción importante de la energía proveniente de la radiación solar que incide sobre su
dosel puesto que la transforman a través de la fotosíntesis. Además, los bosques liberan agua
cuando se abren las estomas de las hojas para el intercambio gaseoso al realizar la fotosíntesis.
Durante este proceso ocurren intercambios de energía, así como cambios en la humedad relativa
que conducen a reducciones en la temperatura (Anderson et al. 2012). Los impactos ambientales
más significativos que estos ecosistemas han sufrido producto de las diversas actividades
de los principales problemas para estos ecosistemas estratégicos, FAO (2011) estima una
deforestación neta a nivel mundial de 0.20 % en la década que va de 1990 a 2000, 0.12%
entre el 2000 y el 2005 y 0.14 % entre el 2005 y el 2010, con una pérdida neta de 5.2
millones de hectáreas en la década del 2000 al 2010; mientras que Hansen et al., (2010)
indican un tasa de 0.6% anual, con una superficie estimada de pérdida de bosques mundial, entre
el 2000 y el 2005 de 1 011 000 km2, donde cerca de 3.9 millones de km2 se asocian a procesos de
aprovechamiento forestal por tala selectiva de madera (Asner et al., 2009). Sumado a lo anterior,
la expansión agrícola en zonas de frontera forestal es hoy en día probablemente la causa más
citada en la literatura como factor principal de la pérdida boscosa en el planeta (Gibbs et al.,
2010), seguido de otros factores como la conversión a pastizales, extracción de madera, como
paisaje son la reducción del tamaño y calidad del hábitat boscoso, el aumento de borde y número
boscosos pueden llegar a tener bordes suaves o abruptos, dependiendo del grado de contraste
entre hábitats, lo cual desempeña un papel crítico en la capacidad de las especies de adaptarse y
de los efectos de borde que originan un deterioro en la calidad del hábitat en regresión (Peyras et
al., 2013). La reducción del tamaño de los fragmentos boscosos genera cambios en la
servicios ecosistémicos.
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