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Trabajo de Lenguaje
Trabajo de Lenguaje
A fines de 1946 o principios de 1947, y cuando tenía diez años de edad, Mario se encontró con su
padre por primera vez en Piura. Sus padres restablecieron su relación y se trasladaron a Lima,
instalándose en el distrito de clase media Magdalena del Mar. Luego se trasladaron a La Perla, en el
Callao, donde vivieron en una pequeña casa aislada. Los fines de semana Mario solía visitar a sus
tíos y primos, que vivían en el barrio de Diego Ferré, en el distrito de Miraflores, donde hizo
muchos amigos y donde tuvo sus primeros enamoramientos. Mario ha plasmado estos lugares en
muchos de sus libros como un grato recuerdo.
En Lima estudió en el Colegio La Salle, de la congregación Hermanos de las Escuelas Cristianas,
cursando el sexto grado de primaria en 1947, y los dos primeros años de secundaria de 1948 a 1949.
La relación con su padre, siempre tortuosa, marcaría el resto de su vida. Por años, guardó hacia él
sentimientos entremezclados, como el temor y el resentimiento, debido a que durante su niñez debió
soportar violentos arrebatos de parte de su padre, además de un resentimiento hacia la familia Llosa
y grandes celos para con su madre, pero, sobre todo, a causa de la repulsión de su padre por su
vocación literaria, que nunca llegó a comprender.
A los 14 años, su padre lo envió al Colegio Militar Leoncio Prado, en el Callao, un internado donde
cursó el 3.º y el 4.º año de educación secundaria, entre 1950 y 1951. Allí soportó una férrea
disciplina militar y, según su testimonio, fue la época en la que leyó y escribió «como no lo había
hecho nunca antes», consolidando así su precoz vocación de escritor. En su libro La ciudad y los
perros Vargas Llosa retrata la experiencia vívida, la disciplina a la que fue sometido en el colegio
militar. Sus lecturas predilectas fueron las novelas de los escritores franceses Alejandro Dumas y
Victor Hugo. Entre sus profesores figuró el poeta surrealista César Moro, quien por un tiempo le dio
clases de francés.
Durante las vacaciones veraniegas de 1952, Vargas Llosa empezó a trabajar como periodista en el
diario limeño La Crónica donde se le encomendaron reportajes, notas y entrevistas locales. Ese
mismo año se retiró del colegio militar y se trasladó a Piura, donde vivió con su tío Luis Llosa (el
“tío Lucho”) y cursó el último año de educación secundaria en el colegio San Miguel de Piura.
Simultáneamente trabajó para el diario local, La Industria, y presenció la representación teatral de
su primera obra dramatúrgica, La huida del Inca, en el teatro «Variedades».
En 1953, durante el gobierno de Manuel A. Odría, Vargas Llosa ingresó en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, donde estudió Derecho y Literatura. Participó en la política universitaria a
través de Cahuide, nombre con el que se mantenía vivo el Partido Comunista Peruano, entonces
perseguido por el gobierno de Odría, contra el que Vargas Llosa se opuso a través de los órganos
universitarios y en fugaces protestas en plazas. Poco tiempo después se distanció del grupo y se
inscribió en el Partido Demócrata Cristiano de Héctor Cornejo Chávez, esperanzado en que esa
agrupación lanzaría la candidatura de José Luis Bustamante y Rivero, quien, por aquel entonces,
regresaba del exilio. Dicha expectativa no se cumplió. Durante este tiempo, trabajó como asistente
del renombrado historiador sanmarquino Raúl Porras Barrenechea en una obra que nunca llegó a
concretarse: varios tomos de una monumental historia de la conquista del Perú.
En mayo de 1955, a la edad de 19 años, contrajo matrimonio con Julia Urquidi, hermana de su tía
política por parte materna, quien era 10 años mayor y ya divorciada. Debido al rechazo que este
matrimonio causó en su familia, la pareja se vio forzada a separarse durante un tiempo pese a que
estaban recién casados. Para lograr mantener una vida en común el joven Mario, ayudado por
Porras Barrenechea, cumplió con hasta siete trabajos simultáneamente: como asistente de
bibliotecario del Club Nacional, escribiendo para varios medios periodísticos e incluso catalogando
nombres de las lápidas del Cementerio Presbítero Matías Maestro de Lima; finalmente ingresó a
trabajar como periodista en Radio Panamericana, aumentando sustantivamente sus ingresos.
Por entonces, Vargas Llosa empezó con seriedad su carrera literaria con la publicación de sus
primeros relatos: El abuelo (en el diario El Comercio, 9 de diciembre de 1956) y Los jefes (en la
revista Mercurio Peruano, febrero de 1957). A fines de 1957 se presentó a un concurso de cuentos
organizado por La Revue Française, una importante publicación francesa dedicada al arte. Su relato
titulado El desafío obtuvo el primer premio, que consistía en quince días de visita en París, hacia
donde partió en enero de 1958. Su estadía en la capital de Francia se prolongó durante un mes, antes
de retornar a Lima. Ese mismo año se graduó de bachiller en Humanidades en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, a mérito de su tesis sobre las Bases para una interpretación de
Rubén Darío. Fue, además, considerado como el alumno de Literatura sanmarquino más
distinguido, por lo que recibió la beca Javier Prado para seguir cursos de posgrado en la
Universidad Complutense de Madrid, en España. Antes de partir hacia Europa, hizo un corto viaje
por la Amazonía Peruana, experiencia que después le serviría para ambientar tres de sus novelas —
La casa verde, Pantaleón y las visitadoras y El hablador— en dicho espacio geográfico.
En 1960, luego de terminarse la beca en Madrid, Vargas Llosa se mudó a Francia creyendo que iba
a obtener una beca para estudiar ahí; sin embargo, llegado a París se enteró de que su solicitud había
sido denegada. A pesar del inesperado mal estado financiero de Mario y Julia, la pareja decidi ó
quedarse en París donde Vargas Llosa comenzó a escribir de forma prolífica. Su matrimonio duró
algunos años más, pero terminó en divorcio en 1964. Un año después, Vargas Llosa se casó con su
prima hermana y sobrina materna de su primera mujer, Patricia Llosa Urquidi, hija de su tío
materno Luis Llosa Ureta y de su esposa Olga Urquidi Illanes, hija de Carlos Urquidi y de su esposa
María del Carmen Illanes, con quien tuvo tres hijos: Álvaro Vargas Llosa (1966), escritor y editor;
Gonzalo (1967), empresario y representante en el Reino Unido del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR); y Morgana (1974), fotógrafa.
En la capital francesa, terminó de escribir su primera novela, La ciudad y los perros, y allí, a través
del hispanista Claude Couffon, entró en contacto con Carlos Barral, director de la editorial española
Seix Barral. La novela consiguió en 1962 el Premio Biblioteca Breve y se publicó al año siguiente
en la editorial barcelonesa. En 1966, durante la lectura que ella hizo de La casa verde, la entonces
responsable de derechos de la editorial, Carmen Balcells, decidió proponerse al escritor para
convertirse en su agente literario. Lo animó a centrarse exclusivamente en la literatura y le
consiguió sustento económico durante el tiempo que durase la redacción de Conversación en La
Catedral, a condición de que el contrato con la editorial lo hiciese ella. A partir de ese momento,
Balcells se convirtió en su agente y llegó a conseguirle contratos extraordinarios.
En 1962 visitó la Cuba revolucionaria para cubrir la crisis de los misiles. Se convirtió en
simpatizante de la revolución cubana, a la que veía como una revolución libertaria. En 1965, fue
jurado del premio de novela de la Casa de las Américas. En 1967, a raíz del encarcelamiento del
poeta Herberto Padilla, Vargas Llosa se distanció del régimen cubano.
En 1971, bajo la dirección del profesor Alonso Zamora Vicente, obtiene un Doctorado en Filosofía
y Letras por la Universidad Complutense de Madrid con la calificación de sobresaliente cum laude
por su tesis García Márquez: lengua y estructura de su obra narrativa, publicada luego bajo el título
de García Márquez: historia de un deicidio. Fue jurado del Festival de Cannes de 1976.
Aficionado al fútbol, Vargas Llosa es un experto en estadísticas de este deporte y durante el
Mundial España 1982 ejerció como periodista deportivo.
En 1983 su exesposa Julia Urquidi publicó sus propias memorias tituladas Lo que Varguitas no dijo
en respuesta a la novela La tía Julia y el escribidor, basada en parte en la relación entre ambos, que
fueron reeditadas en 2010.
En 1994 es nombrado miembro de la Real Academia Española y ese mismo año gana el Premio
Miguel de Cervantes; posteriormente es reconocido doctor honoris causa en numerosas
universidades. Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas.
En junio de 2015, después de que la revista ¡Hola! publicara unas fotos en las que Vargas Llosa
aparece con Isabel Preysler, el escritor reconoció estar separado de su segunda esposa, y pidió
respeto por su vida privada. Vargas Llosa se divorció de Patricia Llosa en 2016.
En enero de 2019 anunció que abandonaba el PEN Club Internacional por su apoyo al
independentismo catalán.
CAPITULO 1:
La novela comienza con la llegada de Cuellar al colegio
Champagnat, situado en el barrio de Miraflores, en Lima. Cuellar es un niño de ocho años (tercero)
que destaca del resto por ser estudioso. Además, está muy protegido por la familia. Conoce a Choto,
Chingolo, Mañuco y Lalo, compañeros de clase con les que entablará una amistad y entrará a
formar parte del grupo viviendo con ellos las experiencias de la juventud y de la adolescencia. Es
buen compañero: los deja copiar en los exámenes y les invita en los recrees. El deporte era muy
importante para el grupo, pero los padres de Cuellar no lo dejaban ir a jugar porque lo primero era
el estudio. Durante el verano entrenó con su primo y consiguió entrar en el equipo. Cuando acababa
el entrenamiento, se vestían para volver a sus casas, pero Cuellar se duchaba antes de irse. Judas, el
perro danés de la escuela, un animal muy agresivo, le ataca llegándole a emascular. Les hermanos lo
cogieron envuelto en toallas y le llevaron al hospital. Durante los días siguientes no hubo otra
conversación en el colegio.
Capítulo 2:
Una vez recuperado, Cuellar vuelve al colegio y se incorpora de nuevo a las actividades deportivas,
aunque demuestra menos interés per los estudios. El padre había ido al colegio muy furioso por lo
ocurrido y había amenazado a los curas. Cuellar se convirtió en un muchacho más mimado que
antes. Judas fue sustituido por cuatro conejitos blancos. Los compañeros le ponen el apode de
Pichulita y enseguida ocurrió por todo el barrio de Miraflores. Al principio se enfadaba, incluso se
ruborizaba al oírle, pero luego se resignó porque veía que a otros también los llamaban con apodes.
En sexto hasta bromeaba y en primero de Media hasta se extrañaba si le llamaban Cuellar. En sexto
curso sus amigos empiezan a interesarse por las chicas y a cambiar el deporte per otras actividades:
salir a bailar, fumar…Escuchaban los discos de Pérez Prado, incluso fueren a verle actuar y Cuellar
obtuvo un autógrafo suyo.
CAPITULO 3:
En tercer grado de Media, Lalo fue el primero en tener novia; se llamaba Chabuca. Todos querían
saber cómo se había declarado, pero Cuellar le preguntaba obsesivamente porque quería conocer
todos los detalles. Una noche se emborrachó y sus amigos tuvieron que llevarlo a casa. Cuellar
comenzó a hacer locuras para llamar la atención. Poco a poco todos fueron teniendo novia; sólo
quedaba Cuéllar. Cuando llegó el verano (tras quinto de Media), Volvió a salir con ellos, aunque le
molestaba que se metieran con él por no tener novia. Cuéllar se dedicaba a ‘’correr olas’’. Se hizo
más huraño y sus locuras aumentaron.
CAPITULO 4:
Había pasado otro año y un día apareció en Miraflores Teresita Arrarte. Cuellar se enamoró de ella y
dejó de hacer locuras. Iba a fiestas, bailaba, hablaba de cosas interesantes y presumía de los estudios
que iba a realizar. Empezó a esperanzarse con la idea de que lo podían operar, pero pronto le
confirmó su padre que no había solución. Cuéllar seguía sin atreverse a declararle su amor; los
amigos lo animaban para que lo hiciese, pero él no se decidió. Cuando termino el invierno, apareció
Cachito Arnilla y comenzó a salir con Teresita.
CAPITULO 5:
Cuéllar se hunde y se vuelve a las andadas. Volvió a ‘’correr olas’’ para exhibirse ante Teresita, se
paseaba en ropa de baño impecable, con gafas de sol y toalla al cuello, todo eran manifestaciones de
hombría. Después de las fiestas patrias, volvió a trabajar con su padre. Todos pensaban que se
moderaría, pero no fue así. Cuando salía del trabajo acudía a bares nocturnos y se emborrachaban.
Los fines de semana salía con los amigos.
CAPITULO 6
Mientras que algunos de sus amigos ya se habían casado, Cuellar llevaba una vida desordenada:
pasaba las noches bebiendo, frecuentaba locales de ambiente homosexual, se rodeaba de muchachos
adolescentes a los que llevaba en su coche y había cambiado lo de ‘’correr olas’’ por las carreras de
coches. De vez en cuando se iba a la montaña a sembrar café. Y cuando volvía a Lima y se
encontraba con sus amigos, apenas se saludaban. Hasta que un día se mató en la carretera. En el
entierro se reunieron sus amigos, que ya eran hombres casados y con hijos que estudiaban en
colegios como el Champagnat. Habían pasado veinticinco años.
5.5 Mensaje
Los Cachorros de Mario Vargas Llosa da el mensaje de Como estos amigos desde pequeños tenían
almas nobles y muy unidas, luego cada uno toma un camino particular en esta comunidad fiera que
mortifica al que no sigue sus reglamentos o cumple sus condiciones.