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NUEVOS ENFOQUES.

EL CAMBIO DE PERSPECTIVA EN
ANTIGUAS CIENCIAS.

Lic. María Gabriela Rodríguez 1

En las últimas décadas la Paleografía y la Diplomática como viejas colaboradoras de la


Historia han experimentado un cambio significativo en sus enfoques, estas
transformaciones nos hacen ver a nuestras conocidas aliadas con ropajes nuevos, lo cual
convierte a sus análisis en más dinámicos y los enmarca dentro del contexto social.
La evolución del concepto de Historia como ciencia va acompañada de la evolución del
concepto de documento, así como también, junto a éstos, evoluciona la Diplomática, como
disciplina que estudia las fuentes documentales. El documento para la historiografía
positivista de fines del siglo XIX y de principios del XX será el fundamento del hecho
histórico, si bien es el resultado de una elección, de una decisión del historiador, aparenta
presentarse de por sí como prueba histórica. Parece poseer una objetividad propia (que se
opone a la intencionalidad del documento-monumento). Para el positivismo la única
habilidad del historiador consistía en extraer de los documentos todo lo que contienen y en
no agregar nada que allí no estuviera contenido. El mejor historiador era el que se mantenía
lo más próximo posible a los textos. Para los hombres embebidos del espíritu positivista el
documento era igual a su texto.
En 1929 Lucien Febvre y Marc Bloch fundaron los “Annales de la Historia Económica
y Social”, pioneros de una nueva forma de enfocar la Historia, insistieron en la necesidad
de ampliar la noción de documento. “La historia se hace con documentos escritos pero si
no existen se la debe hacer sin documentos escritos”, Febvre afirmaba que: “lo más
fascinante del trabajo de un historiador era hacer hablar a las cosas mudas”. El término
documento era tomado de manera más amplia, puede ser así escrito, ilustrado, transmitido
mediante el sonido, la imagen o de cualquier otro modo. Esta ampliación del concepto de
fuente escrita es sólo una etapa hacia la irrupción del documento ocurrido a partir de la
década del 60 y que ha llevado a una verdadera revolución documental. Una revolución
cuantitativa y cualitativa, que coloca en un plano importante al registro parroquial
ingresando para el estudio de la historia una gran masa documental (actas de bautismos,
actas de matrimonios, actas de defunción) y luego se incorporarán otros tipos documentales
como los protocolos notariales, y los expedientes judiciales. También se desarrolla el valor
del documento, éste ya no existe sólo por sí mismo sino además en relación con la serie que
lo precede y lo sigue; hay cambios en el modo de usarlo, a la par de una nueva noción del
mismo. Aparece también la preocupación por los actores sociales de la fuente escrita,
quiénes lo confeccionan, qué entidades y autoridades lo producen, con qué finalidad, para
qué, por qué, quiénes participan, quiénes quedan excluidos, qué sectores sociales
intervienen y cómo se los nombra. Son algunos de los nuevos interrogantes.

El concepto de documento como “documento-monumento” elaborado por Jacques Le


Goff, lo que cambia el documento en monumento, es la utilización que se hace del mismo
por parte del poder. Así, para éste historiador, el documento no es una mercancía estancada
del pasado, es un producto de la sociedad que lo ha fabricado según los vínculos y

1
Profesora Asistente, Cátedra de Paleografía y Diplomática, Escuela de Historia, Facultad de Filosofía y
Humanidades. Doctoranda becaria de SECyT - UNC.
relaciones de poder. El documento no es inocuo, cuando el documento es monumento, es el
resultado del esfuerzo de las sociedades históricas por imponer al futuro, se quiera o no,
aquella imagen de sí misma, es preciso por eso demoler el montaje, desestructurar esa
construcción y analizar las condiciones en las que se han producido esos documentos-
monumentos.2 Cuando el documento es considerado monumento, surgen nuevos tipos de
fuentes y nuevos estudios históricos y un nuevo enfoque de la Diplomática, en donde se
articula ésta con la Historia Socio-Cultural, en la cual intervienen los grupos de poder y las
intencionalidades.
Otro giro interesante sobre Diplomática lo aporta Antonio Castillo Gómez, quien hace
una importante reflexión para los paleógrafos y diplomatistas españoles, sobre la
reinterpretación de la escritura en función del contexto social señalada por el italiano
Armando Petrucci sobre lo que se denomina Cultura Escrita, acerca de investigaciones que
pretendían una mayor aproximación entre la Paleografía y la Historia. Así se hace hincapié
en estudios que ponen énfasis en la historia de la educación y la alfabetización, estudios
sobre el grado de familiaridad con el escrito, enfoques más dinámicos y enriquecedores de
la historia de las prácticas de la escritura y la lectura. Los nuevos caminos de la Paleografía
nos comprometen a explicar la complejidad del hecho escrito como fenómeno socio-
cultural, en contraposición con las tendencias positivistas. Se trata de desentrañar problemas
suscitados por la escritura como práctica socio-cultural, responder a interrogantes
concernientes a la identidad de las personas que escriben - quién escribe y las razones y
contextos en los que se desarrollan las prácticas de lo escrito - por qué se escribe. La
Paleografía, entonces, pasa a definirse en virtud de la consideración del hecho escrito como
producto socio-cultural a través de una aproximación cualitativa del objeto de estudio, se
trata de conocer las funciones atribuidas política y socialmente a los productos escritos; el
prestigio social de los escribientes; el poder de lo escrito, ya sea el que pertenece a los que
poseen la capacidad de escribir y la ejercen o el que detectan sobre la escritura los aparatos
políticos; los contextos de aprendizaje -desde la familia a la escuela- y los contenidos de la
enseñanza de la escritura; la significación social de la escritura; el estatus social de los
alfabetizados; la necesidad social de aprender a escribir, entre otros muchos
cuestionamientos.3
Profundizando en nuevas líneas de concepción acerca de lo que hoy es nuestra ciencia,
nos encontramos siguiendo a Armando Petrucci, quien revolucionó la Paleografía y la
Diplomática, la opción reivindicada por él es la de una disciplina que se configure como
una auténtica “Historia de la Cultura Escrita” y que por ello se ocupe de la historia de la
producción, de las características formales y de la función social de la escritura y de los
testimonios escritos en una sociedad determinada, independientemente de las técnicas y de
los materiales utilizados cada vez.
Es el análisis que se lleva a cabo sobre los testimonios escritos el que permite
individualizar, las fases, los modos, los ambientes, los lugares y los protagonistas de
aquellas prácticas del escribir y el leer que constituyen el producto natural de los procesos
de alfabetización.

2
Le Goff Jacques: El Orden de la Memoria. Editorial Gedisa, Barcelona, 1989. pp. 227-239.
3
Castillo Gómez, Antonio: De la paleografía a la historia de las prácticas de escribir. Lectura tomada de Barros,
Carlos, Actas del Congreso Internacional “A Historia a debate” Tomo II, Preimpresión, Santiago de Compostela,
1995, pp. 261-271.
Así podemos afirmar que, la identificación de los comportamientos y de las
competencias de los protagonistas y los actores de la cultura escrita, puede llevar al
historiador a comprender mejor la difusión en la sociedad, las funciones, las prácticas de
producción y uso de los textos escritos y sus tipologías; y también muchos otros hechos
inherentes a las prácticas individuales y colectivas del leer y el escribir.
La historia de la cultura escrita es también la historia de la desigualdad, ya que en la
sociedad se presenta una fuerte desigualdad entre quien escribe y quien no; manifestación
de los alcances de la distribución de la riqueza. Todas las sociedades son en parte
alfabetizadas, ya que no existe una sociedad caracterizada por el uso de lo escrito por todos
los individuos.
La Lingüística y la Teoría de la Comunicación modernas se esfuerzan en situar a los
análisis textuales en una relación íntima y permanente con el contexto en el cual fueron
producidos, así se vincula lo escrito a determinadas realidades políticas, económicas,
religiosas, sociales etc., propias de una cultura en un momento determinado.
Complejizando nuestro análisis podemos también precisar la relación del texto con un
determinado paratexto4 plasmado con sus características propias, en relación por supuesto a
un contexto socio- cultural que le es propio. Y por último el texto establece determinadas
relaciones con un hipertexto5 que le corresponde en concordancia a determinado
movimiento literario por dar un ejemplo, o a directivas o mandatos relacionados con los
textos coloniales como decisiones de la corona respecto a la escritura y a la caligrafía, por
ofrecer otro ejemplo, o lineamientos del estado monárquico español, sobre el correcto
accionar de los escribanos, o sobre el uso de papel sellado por expresar otro ejemplo
distinto. De esta manera pretendemos realizar un análisis desde lo medular del texto6 hasta
lo periférico y circundante del hipertexto, pasando por lo concreto y material del
paratexto7, al complejo y difícil entramado del contexto8; como si estuviéramos analizando
varios círculos concéntricos interrelacionados entre sí, para comprende la complejidad del
hecho escrito. (Ver figura 1).

4
Al paratexto lo componen todos aquellos elementos que rodean al texto, que sirven de guía para mejorar la
interpretación y comprensión del mensaje o discurso.
5
En informática es todo acceso tridimensional a la información escrita, contenida en una computadora.
Permite acceder a dicha información mediante la asociación de ideas, eludiendo las limitaciones de la página
impresa. En un sistema hipertexto basta situar el cursor sobre una palabra o frase y pulsar la tecla de
introducción para obtener su definición o pasar a otras secciones del texto que tengan alguna relación con ella.
Diccionario Enciclopédico Santillana, Ediciones Santillana, Madrid, 1997.
Para el caso de los trabajos históricos, el investigador juega aquí un rol clave, ya que de acuerdo a sus
intereses, postura teórica o pericia personal realizará determinados nexos, conexiones o enlaces que, por
supuesto, deberá argumentar y sostener adecuadamente.
6
El texto es todo lo que se dice en el cuerpo de la obra manuscrita o impresa a diferencia de lo que en ella va
por separado, como portadas, notas, índice, etc. En lingüística, de acuerdo a la teoría glosemática de Louis
Hjelmslev, es la unidad lingüística formada por un enunciado o conjunto de ellos. Se trata de un concepto que
abarca desde la emisión del habla o escritura, más corta, hasta la más dilatada (un discurso, una novela, etc.).
Diccionario Enciclopédico Salvat, Salvat Editores, Barcelona, 1995. Tomo N ° 25.
7
Si observamos el documento en una primera lectura exploratoria, en una instancia inicial, notamos
elementos gráficos e íconos que acompañan al texto, los cuales conforman el paratexto. Éste nos proporciona
una información introductoria acerca del contenido del documento y de todo aquello que lo sustenta.
8
En Lingüística y en Teoría de la Comunicación, conjunto de información lingüística o extralingüística que
permite al oyente o lector, interpretar el mensaje. Diccionario Enciclopédico Salvat, Salvat Editores,
Barcelona, 1995. Tomo N ° 7.
ESTRATEGIA DE ANÁISIS DOCUMENTAL

HIPERTEXTO

CONTEXTO

PARATEXTO

TEXTO

Esquema realizado por: Lic. Mara Gabriela Rodríguez

Figura 1
Profundizando en nuevas líneas de concepción, acerca de lo que hoy es nuestra
ciencia, nos encontramos siguiendo a Armando Petrucci, quien revolucionó la visión
tradicional de la Paleografía y la Diplomática. La opción reivindicada por él es la de una
disciplina que se configure como una auténtica “Historia de la Cultura Escrita” y que
por ello se ocupe de la historia de la producción, de las características formales y de la
función social de la escritura y de los testimonios escritos en una sociedad determinada,
independientemente de las técnicas y de los materiales utilizados cada vez. Entonces el
campo de investigación es inmenso y es imposible pretender explorarlo por completo,
sólo podemos aproximarnos y sondear por él algunas cuestiones.
Es precisamente el trabajo analítico que se lleva a cabo sobre los testimonios
escritos el que permite individualizar, las fases, los modos, los ambientes, los lugares y
los protagonistas de aquellas prácticas del escribir y el leer que constituyen el producto
natural de los procesos de alfabetización y que representan el núcleo esencial y el
significado profundo desde un punto de vista sociocultural, de la presencia de la cultura
escrita en una sociedad alfabetizada. 9
Así podemos afirmar que, la identificación de los comportamientos y de las
competencias de los protagonistas y los actores de la cultura escrita, puede llevar al
historiador a comprender mejor la difusión en la sociedad, las funciones, las prácticas de
producción y uso de los textos escritos y sus tipologías; y también muchos otros hechos
inherentes a las prácticas individuales y colectivas del leer y el escribir. 10
En las últimas décadas diversos autores han destacado el poder de la palabra
escrita; ya no como poder “civilizador” solamente, sino como poder de dominación
utilizado por los imperios coloniales. El imperio español en América se preocupó
siempre por registrar por escrito todos sus actos de gobierno (políticos, administrativos,
militares), económicos y comerciales, produciendo un cúmulo documental casi
inigualado por otra dominadora potencia colonial. España tuvo en América numerosos
funcionarios que actuaban como agentes de la corona, pero destacamos a los escribanos
por llevar a cabo importantes roles, ya que ejercían sus funciones tanto en ámbitos
oficiales como no oficiales, siendo así en muchos casos el nexo entre la corona y los
pobladores.11
La palabra escrita como elemento que produce dominación y por ende aculturación,
es justamente utilizada por la élite blanca dominante alfabetizada como elemento de
control y coerción. Los documentos indianos locales reflejan este manejo del poder a
través del lenguaje escrito, descubrimos así la fuerza del documento escrito como factor
de dominación política y social, ya que el uso de lo escrito se realiza en esferas públicas
y privadas.
En cuanto al ámbito privado podemos expresar que, como externalización
oficializada de las relaciones intersubjetivas, el documento notarial contiene una
primordial valoración. Un famoso proverbio romano antiguo afirmaba “verba volant,
Scripta manent”, destacando la importancia de lo que queda plasmado por escrito. Los

9
Petrucci, Armando: Alfabetismo, escritura y sociedad, Gedisa, España 1999. Pág. 50.
10
Petrucci, Armando: Op. Cit. Pág. 30.
11
Rodríguez, María Gabriela: “Estudio diplomático de la Córdoba borbónica (1782-1801)”. En Anuario de la
Escuela de Historia, Año II, N ° 2, 2002, Córdoba, Argentina. Pág. 46.
protocolos notariales, por ejemplo, como documentos probatorios en su faz diplomática,
reafirman el valor de la palabra escrita, ya que las cartas notariales sirven como
documento de prueba y materialización de los diversos negocios jurídicos efectuados
entre pobladores de Córdoba colonial.
En el ámbito público - estatal, el discurso escrito es un instrumento de poder y un
elemento material que activa mecanismos de control político-económico y de coerción
social. Tanto los funcionarios con residencia en España como los que residían en
Hispanoamérica, se valieron de los textos escritos (especialmente los que tenían fuerza
de ley) para ejercer la autoridad en nombre del soberano español, ya que en los diversos
documentos escritos se concretizaba y difundía la voluntad de su majestad real.

El Estudio de las Prácticas de Escribir.


Antonio Castillo Gómez aporta una interesante visión sobre Paleografía y
Diplomática, el cual reflexiona de manera fundamental sobre la reinterpretación de la
escritura en función del contexto social, señalada por el ya citado investigador italiano
Armando Petrucci sobre la denominada Cultura Escrita, acerca del análisis que
pretende un estrechamiento de los lazos ya establecidos entre la Paleografía, la
Diplomática y la Historia.12 Siguiendo estas líneas de análisis nos abocamos a
reconstruir las formas de adquisición de los saberes escritoriales, ya sean las
institucionalizadas desde políticas oficiales a las familiares asistemáticas, interpretar las
jerarquías que se le otorgan a los que alcanzan máximas pericias de escritura y lectura, y
analizar el lugar en que la propia comunidad posiciona esta práctica social de lectura y
escritura, y a los productos culturales emanados de la misma.
La historia de la cultura escrita es también la historia de la desigualdad, ya que en
la sociedad se presenta una fuerte desigualdad entre quien escribe y quien no;
manifestación de los alcances de la distribución de la riqueza. Según Armando Petrucci
todo paleógrafo o historiador de la cultura escrita podrá identificar en el pasado seis
categorías de alfabetizados:
1- Cultos, dominan la producción de textos en una o más lenguas
distintas de su lengua materna y poseen instrucción superior.
De acuerdo con nuestra interpretación, a éstos podríamos llamar también
sabios (porque reúnen conocimientos de distintas materias) o eruditos (porque
dominan el saber en determinada área específica). De ambas maneras poseen
educación de nivel superior.
2- Alfabetos Profesionales, manejan algunas tipologías y técnicas
gráficas, poseen capacidad de escritura más que de lectura. Instrucción de nivel
medio bajo.
Interpretamos que en este grupo se incluirían especialmente a los
“escribientes profesionales”, quienes saben el “arte de escribir”, pero no

12
Castillo Gómez, Antonio: De la Paleografía a la Historia de las Prácticas de escribir. Lectura Tomada de
Barros, Carlos: Actas del congreso internacional, “A Historia a debate”. Tomo II, Preimpresión, Santiago de
Compostela, 1995.Págs. 261-271.
experimentaron una educación de alto grado, sólo dominan la escritura porque su
oficio lo requiere.
3- Alfabetos Instrumentales poseen competencias de lectura y de
escritura de nivel medio alto, con lectura constante y selectiva.
Siguiendo con nuestra interpretación, en este grupo estarían representados
los profesionales (como médicos o abogados), que usan la escritura sólo como un
instrumento complementario de sus actividades profesionales específicas, así son
lectores fuertes y efectivos, más que escritores.
4-Semianalfabetos Funcionales, presenten limitadas competencias
gráficas, escriben sólo por necesidad y son escribientes lentos.
5-Semianalfabetos Gráficos, poseen competencia escritorial
extremadamente reducida. Escriben con dificultad textos breves. En general no
comprenden lo que leen.
6-Analfabetos no son capaces de leer ni escribir, su cultura es
esencialmente oral y visual. 13

Analizando las categorías de alfabetizados expresadas, podemos afirmar que la


profesión de escribano estaría circunscripta entre las categorías N° 2 y N° 3, es decir
entre la de los alfabetizados instrumentales y la de los alfabetizados profesionales. Esto
se explica por la evolución de la actividad del escribano. Se entiende así como se efectúa
paulatinamente el paso del escribiente, que aprendía de oficio, y por la necesidad del
mismo, al escribano que se profesionaliza gradualmente y llega a ser secretario y agente
del estado monárquico español.

Vemos así que el mayor conocimiento de la escritura es inversamente proporcional


a la cantidad de gente que la domina y sabe escribir. Aplicando algunas de las categorías
estudiadas por Pechucci a un contexto general de las sociedades coloniales
hispanoamericanas, se puede construir una pirámide en donde se aprecie el trato con la
escritura de los diversos integrantes de la sociedad colonial cordobesa de los siglos XVI
y XVII.

 Alfabetizados. Los cultos: eran aquellos que dominan el castellano y el latín.


Los alfabetizados profesionales como escribanos, abogados y clérigos de
jerarquía como obispos, vicarios, presbíteros. Los alfabetizados llanos: grupo
compuesto primordialmente por vecinos, residentes, mercaderes, moradores.

 Semialfabetizados: leen y han aprendido a firmar. Muchas veces copiando


primero su firma. Por lo general son los pobladores que no necesitan
expresamente para sus quehaceres más que saber firmar.

13
Petrucci, Armando: Op. Cit. Pág. 28- 30.
 Analfabetos: no leen ni escriben. No necesariamente por un escaso nivel socio-
cultural. Sino porque no les era necesario o porque por su condición no era
socialmente bien visto. Este es el caso de las mujeres, especialmente de las
esposas de profesionales como abogados, escribanos, que no sabían escribir.
Aunque por supuesto aquí también se encuentran en la casi totalidad a
indígenas, esclavos negros y gente mestizada pertenecientes a las castas 14.

Es importante responder a las siguientes preguntas para contextualizar la práctica


social de la escritura: ¿Dónde se escribe? Desde luego si es una escritura oficial la
redacción será más cuidada, aunque no estaba reglada la ortografía. Si es una carta
privada se encontrará quizás menos cuidado en la redacción y términos coloquiales.
¿Para qué se escribe? El objetivo de la práctica también marca el esmero o no en el
trazado de la letra y en la correcta redacción. ¿Quién escribe? Se hallarán variaciones si
es el que sabe, el que aprendió poco, o quien necesita de otro para que lo haga por él. 15

Como ya expresamos donde quiera que aparezca la escritura, se hace presente una
relación tajante y fuerte de desigualdad entre quien escribe y entre quien no sabe
escribir; entre quien lee y quien no; entre quien lo hace bien y abundantemente y entre
quien lo hace mal y escasamente. Esta desigualdad revela los límites de la distribución
social de la riqueza, manifiesta la diferenciación entre los sexos, las edades, las
geografías y las culturas. Poniendo en evidencia determinadas ideologías y las
estructuras del poder político, económico, religioso y cultural, y las funciones y los
mecanismos de la educación, sistemática y no formal, de toda sociedad identificable
históricamente.16 Sobre el uso de la escritura Giorgio Raimondo Cardona expresa: “La
escritura es una de las formas menos igualitarias, cuyo uso está distribuido de manera
menos uniforme en la sociedad y su circulación será aquella que mostrará de modo más
evidente los conocimientos y las presiones, las contradicciones y los desniveles del
modelo de la sociedad”. Así, la escritura no puede considerarse simplemente como un
instrumento de uso para transmitir ciertos mensajes. El fenómeno de la escritura - se
manifiesta como una matriz de significaciones sociales- , como un campo fundamental
de producción simbólica. 17
Contribuyendo a realizar un anclaje teórico más completo, en el área de la
sociología quien basó también su análisis de la realidad social en la desigualdad fue
Pierre Bourdieu, ya que presenta la desigualdad de quien posee el capital específico y
quien no (quien sabe escribir y quien no puede hacerlo- para nuestro caso),
particularmente al analizar las prácticas sociales (nosotros nos referiremos a la práctica
social de escribir). Bourdieu nos ha brindado una serie de conceptos claves que

14
Estos conceptos fueron vertidos por la Doctora Branka Ttanodi en el Módulo III: “La sociedad colonial y su
trato con la escritura” del Seminario de Postgrado Vida cotidiana en la Córdoba colonial. Siglos XVII- XIX.
Con la Coordinación General de la Doctora Mónica Ghirardi. 2010.
15
Tanodi de Chiapero, Branka María: La Escritura en Córdoba del Tucumán (1573-1650). Universidad
Nacional de Córdoba, Córdoba Argentina, 1994. Págs. 189-236.
16
Petrucci, Armando: Op. Cit. Pág.27.
17
Cardona, Giorgio Raimondo: Antropología de la escritura. Editorial Gedisa, Barcelona, 1994. Pág. 10.
estructuran su análisis, y señalando las relaciones que mantienen entre sí, es posible que
nos aproximemos a la lógica de su funcionamiento.18
Para Bourdieu el contexto social está dividido en campos, el social, el político, el
económico y el de salvación (religioso), el contexto social es un espacio social global,
un contexto de interdependencia en donde los distintos campos presentan una autonomía
relativa. Otros conceptos claves que se presentan son los de agentes sociales, prácticas
sociales y habitus19 (de las prácticas sociales). Como agente social en nuestro caso
analizaríamos al escribano, con sus relaciones y trayectoria. Las prácticas sociales serían
las estrategias implementadas por los agentes sociales en defensa de sus intereses,
conjuntamente con los habitus como construcción de modos, usos y costumbres del acto
social del escribir.
Por último cabe explicar que para Bourdieu el capital específico puede ser, capital
económico, capital cultural, capital social y capital simbólico. El capital (económico)
es el conjunto de bienes acumulados que se producen, se distribuyen, se consumen, se
vierten y se pierden. El capital cultural puede ser Estado Incorporado, comprendiendo
ideas, valores, habilidades. Estado Objetivado, abarcando libros, diccionarios,
instrumentos, cuadros. Y Estado Institucionalizado, refiriéndose a títulos escolares,
títulos profesionales. Para nuestro estudio nos interesan por ejemplo, las autorizaciones
para ejercer la profesión de escribano, si contaban con libros o manuales para aprender
su profesión etc.20 El capital social se presenta ligado al círculo de relaciones estables.
Como una “red de relaciones estables” con signos de reconocimiento de pertenencia a un
grupo como clase social21, construyendo y determinando los límites del mismo. El
capital simbólico primero se expresó como la acumulación de ciertos bienes no
estrictamente económicos, el honor, el prestigio, relaciones y conocimientos. En un
segundo momento se explicitó como honor en el sentido de reputación y de prestigio,
como el capital de cualquier especie cuando es conocido y reconocido naturalmente 22.
Retomando la cuestión de la interrelación del texto con el paratexto y el contexto y
el hipertexto surgen situaciones nuevas a resolver. El problema de la creación del
contexto y los enlaces entre los fragmentos, que normalmente dependía del autor,
incumbe en lo sucesivo al lector. Ubicado ante una serie de fragmentos, el lector (quizás
devenido luego en investigador) ahora es llamado a proporcionarse así mismo un
contexto en función del cual buscará e interpretará los datos susceptibles de satisfacer su
demanda de sentido23.

18
Gutiérrez, Alicia: Pierre Bourdieu, Las Prácticas Sociales. Dirección General de Publicaciones de la
Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1997.
19
Cabe citar que para una mejor comprensión de este concepto Pierre Bourdieu expresa “ construir la noción
de habitus como sistema de esquemas adquiridos que funcionan en estado práctico como categorías de
percepción y de apreciación o como principios de clasificación o como principios organizadores de la acción,
era constituir al agente social en operador práctico de construcción de objetos”. En Bourdieu, Pierre: Cosas
Dichas, Gedisa, 1999, Pág. 50.
20
Gutiérrez, Alicia: Op. Cit. Pág. 36.
21
Bourdieu, Pierre: Op. Cit. Pág. 127.
22
Gutiérrez, Alicia: Op. Cit. Pág. 37-39.
23
Vandendorpe, Chistian: Del Papiro al Hipertexto. Ensayo sobre las mutaciones del texto y la lectura.
Editorial Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2002. Pág. 103.
Como afirma Mijail M. Bajtín no existen ni pueden existir textos puros. En cada
texto, además, existe una serie de momentos que pueden llamarse técnicos (la técnica de
la presentación gráfica, de la pronunciación, etc.).
Así, pues, detrás de cada texto está el sistema de la lengua. En el texto, le
corresponde todo lo repetido y reproducido y todo lo repetible y reproducible, todo lo
que existe también fuera de un texto dado (su carácter determinado) pero al mismo
tiempo cada texto (visto como enunciado) es algo individual, único e irrepetible, en lo
cual consiste todo su sentido (su proyecto aquello para lo que se había creado el texto).
Es aquello que se refiere a la verdad, al bien, a la belleza, a la historia. En relación con
este aspecto todo lo repetible y reproducible viene a ser únicamente material y medio.
[…]. Este segundo momento o polo pertenece al texto mismo pero se manifiesta
únicamente en la situación y en la cadena de los textos (dentro de la comunicación
discursiva de la esfera dada). Este polo no está relacionado con los elementos repetibles
del sistema de la lengua (de los signos), sino con otros textos (irrepetibles) mediante los
específicos vínculos dialógicos (o dialécticos cuando se abstrae del autor).24

Otro concepto de este mismo autor Mijail M. Bajtín a destacar para analizar los
textos escritos es el de “ideologema”. Con este concepto se pretende estudiar los
procesos históricos y sus contextos ideológicos, en especial los del siglo XX. El
licenciado en letras Ignacio Scerbo en un estudio sobre literatura infanto - juvenil
destaca para su análisis el uso del concepto de ideologema manejado por Bajtín, así
explica que el concepto de desaparecido – dentro de la realidad social argentina del
último cuarto del siglo XX -- es un ideologema; y dice “siguiendo el pensamiento de
Mijail Bajtin, consideré el concepto de ideologema para pensar al desaparecido
político. Esta noción es medular para el enfoque propuesto dado que el desaparecido es
un problema de sentido”.25
Al partir de este análisis las herramientas conceptuales aportadas por Mijail Bajtín
aportan la posibilidad de desentrañar el diálogo social dentro del enunciado, al decir de
Scerbo, “la palabra en Bajtín es siempre ideológica porque implica una visión del
mundo. La ruptura con el formalismo y el foco en la palabra viva son cruciales para dar
cuenta de un análisis superador de la literatura”26 .
Este autor nos hace reflexionar sobre otros posibles ideologemas dentro de la
historia argentina y mundial del siglo XX, así otro ideologema podría ser el concepto de
descamisado, concepto y término utilizado por Juan Domingo Perón y sus seguidores en
los primeros tiempos de gobierno presidencial (con toda su connotación social y
política). Y además también podríamos arriesgar que el concepto de holocausto judío
también es un ideologema, por toda la carga ideológica y religiosa que contiene, junto a
la expresión de la toma de una posición específica frente a exterminio judío perpetrado
por los nazis.
24
Bajtín, Mijail M.: Estética de la Creación Verbal. Lingüística y Teoría Literaria. Siglo XXI Editores,
México, 1990. Capítulo 6 El Problema del texto en la lingüística, la filosofía y otras ciencias humanas.
Ensayo de análisis filosófico. Pág. 296.
25
Scerbo, Ignacio L.: Leer al desaparecido en la literatura argentina para la infancia. Ed. Comunicarte,
Córdoba, 2014.Pág, 27.
26
Op. Cit. Scerbo, pág. 23.
Es por todo lo expresado que pensamos que también este tipo de análisis a cerca del
universo de los documentos escritos coloniales es un enfoque superador. Ya que por otra
parte si nos ubicamos en el estudio de los documentos no oficiales de la Córdoba
colonial una expresión que se nos presenta como un dilema sobre si existe un
ideologema es: “su Magestad que Dios guarde” por su carga ideológica en defensa y
sostenimiento de la monarquía española; así también como todas aquellas expresiones
encontradas en los documentos indianos que hacen alusión al valor y poder de la corona
española, como lo son: “Real Audiencia, Real Consejo de Indias, Reales Cajas, Real
Hacienda, Arcas Reales, Reales Jueces y Justicias de su Magestad que Dios
guarde”. No sería un ideologema ya que tal expresión no genera un conflicto, ya sea
por sumisión, obediencia o convicción del aval al sistema monárquico de funcionarios o
súbditos. Por otra parte también aquí se puede apreciar la conjunción corona iglesia (que
para la monarquía española, perduró hasta la primera mitad del siglo XVIII) ya que al
nombrar a su real majestad seguidamente se acompaña con la expresión “que Dios
guarde”.

La monarquía española durante sus comienzos y su evolución, pasando por las


diferentes dinastías reinantes en cada momento, se valió en sus discursos documentales
de expresiones como las anteriormente mencionadas, éstas solo empiezan a desaparecer
en la documentación cuando se inicia el proceso de emancipación de los diversos
virreinatos, esto lo hemos comprobado para el Virreinato del Río de la Plata,
específicamente con el estudio de las actas capitulares de Córdoba en donde se comienza
a restringir el uso del Estandarte Real y aparecen conceptos nuevos como Patria y
Xistema (entiéndase republicano) y la adhesion a la causa de nuestra libertad e
independencia civil. [….]27.

Hemos pretendido brindar en este apartado una amplia plataforma de análisis


entendiendo a la escritura como un fenómeno socio-cultural, lo que implica atender a
múltiples factores, y vías de estudio, mediante la reinterpretación de la escritura en
función del contexto social. De esta manera queda explicitado y abierto un campo de
estudios múltiples, desde la Historia, la Paleografía y la Diplomática, la Archivística, la
Lingüística, la Filología, la Antropología de la escritura, la Sociología de los textos, las
Ciencias de la Educación, etc., para tratar de desentrañar la complejidad del hecho
escrito como un fenómeno socio cultural de manera interdisciplinaria y
transdisciplinaria.
Se pretende así, dar cuenta de un análisis profundo de las fuentes documentales.
Además atendiendo al estudio de las mismas en múltiples dimensiones incluidas
también el de las prácticas sociales de escritura y lectura y su contexto, puesto que los
textos estudiados son producto de una época, y de unos constructores, productos de ese
tiempo.

27
Al respecto se puede profundizar sobre esta temática en Rodríguez, María Gabriela, publicación en las IX
Jornadas de Historia de los Pueblos del Valle de Paravachasca, Calamuchita y Xanaes.1813 – 2013.
Bicentenario de la Asamblea General Constituyente de del Año XIII. Nombre de la Ponencia: “Las
escenificaciones, representaciones y objetos simbólicos como manifestación del poder en el período Colonial
e independiente”. Pág. 55 - 71 Museo de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia- Casa del virrey Liniers-Editorial
rintios 13, Córdoba, 2015.

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