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La importancia del comercio exterior para el desarrollo económico impone adaptar las
funciones del servicio aduanero a un proceso de crecimiento de la actividad.
Para ello, es conveniente tener en cuenta tres aspectos elementales: la diversificación del
comercio y por ende, de las operaciones y las mercaderías que forman parte de la
compraventa internacional, con nuevas formas de transacción; nuevas consideraciones sobre
el transporte de mercaderías (también sobre su carga y descarga) con mayor celeridad y
modernización de infraestructura para el manejo de contenedores y optimización de los
controles aduaneros, y la simplificación de trámites y reducción de la discrecionalidad del
funcionario aduanero, pues su injerencia directa y personal amplía las posibilidades de
corrupción administrativa y genera mayores costos.
Las aduanas irán cumpliendo cada vez un servicio más complejo, por lo que es indispensable
su mayor capacitación y adopción de medios de control más acordes a las nuevas tecnologías
para facilitar el intercambio de información con otras aduanas y brindar un mejor servicio al
comercio exterior. Tengamos presente que un adecuado régimen aduanero es una
herramienta de política económica para el fomento y desarrollo del comercio exterior.
Para ello hay que trabajar en un cambio de mentalidad de funcionarios, pero también de
empresarios, que en la búsqueda de sus beneficios, en ocasiones han sido cómplices de la
corrupción administrativa. Claramente se ha vivido esa situación durante los años de
vigencia de las DJAI.
Conclusión
Por supuesto, los controles deben tener combatir el contrabando y el fraude marcario. Sin
dudas, la adopción de nuevas tecnologías resulta un instrumento muy importante para darle
más efectividad al servicio aduanero, disminuyendo la arbitrariedad y posibles casos de
corrupción; logrando así mayor calidad de servicio y celeridad en los trámites.
Párrafo aparte merece la culminación del fatídico sistema de las DJAI. Es de esperar que
podamos retomar el diálogo con las nuevas autoridades, luego de los años de desprecio y
maltrato que profesionales y operadores hemos soportado, en violación a todas las normas
legales vigentes. Bienvenido el marco de la legalidad y de respeto.
Este fenómeno tiene ya varias décadas, y se caracterizó por un transporte terrestre que se
fue consolidando como el modo por excelencia para el movimiento de cargas desde y hacia
el interior profundo del país.
Esta situación funciona o aparenta funcionar hasta que aparecen señales de alarma tan
evidentes como el importante incremento en los costos que hacen que el tránsito interno de
una mercadería movida en camión sea más costoso que el trayecto internacional.
Esto, en ningún caso, debe atribuirse a la carga: quedó demostrado que las empresas
importan o exportan por el puerto de Buenos Aires (al que llegan por camión), si no lo
pueden hacer desde sus puertos locales.
Santa Fe ha es la segunda provincia exportadora del país, y en todo este tiempo, sus puertos
han tenido importantes períodos de notoria inactividad.
Los puertos públicos sobre la hidrovía, operados en su mayoría por la Provincia, han tenido y
siguen teniendo no pocos problemas a la hora de definir una estrategia de conducción que le
permita establecer un desarrollo comercial moderno, dotarlos de equipamiento necesario
para facilitar las diferentes cargas y una casi nula capacidad para sostener las prestaciones
en el tiempo.
Este último punto es sustancial. Las constantes interrupciones en los servicios, los continuos
relanzamientos de la operatoria portuaria, y el plazo relativamente breve de cada una de
ellas, profundiza el descreimiento en el sistema y ante una nueva promesa, cuesta aún más
convencerlos para que vuelvan a apostar. Es cierto que fueron poco exitosos los diferentes
procesos de licitación encarados (otro tema que impide el despegue de estas plataformas de
servicios).
Rol nacional
Y también hay y hubo factores sobre los cuáles los puertos fluviales tienen poco o nada que
hacer, y que su solución depende de lo que haga o deje de hacer el Estado nacional. Por
ejemplo:
Restricción de importaciones. Esto genera que lleguen menos contenedores a los puertos del
interior, a través del método más económico de posicionamiento de contenedores: llegar
cargados de mercadería. De otro modo, hay que traerlos vía camión, con el consiguiente
incremento del costo.
Restricciones operativas a las aduanas del Interior (aduanas especializadas) para que operen
con todo el universo arancelario, determinado que un cúmulo de operaciones deban
documentarse en otras plazas.
Trabas vinculadas a la navegación fluvial que frenaron el desarrollo de estos puertos. La ley
de cabotaje impide que barcazas de bandera extranjera puedan completar cargas tocando
en forma consecutiva dos o más puertos argentinos (sólo las de bandera nacional lo pueden
hacer) y la disposición 1108 que establece restricciones para los transbordos en Uruguay.
El sistema de cargas desde y hacia el interior del país siempre se ha visto sesgado por un
fuerte impacto del centralismo: casi todos los temas se resuelvan en Buenos Aires. Aún con
los avances informáticos, muchos organismos que intervienen en el comercio exterior no
tienen sedes en el interior o si las tienen, no brindan todos los servicios. El caso más
enigmático es el del Instituto Nacional de Alimentos (INAL) en Santa Fe que, con sede y
funcionarios designados, nunca llegó a atender al público. Y la propia Aduana, establece
diferentes jerarquías en su personal aduanero.
Por otra parte, los gobiernos provinciales no han sabido o no han podido promover sus
puertos como verdaderas alternativas sostenibles en el tiempo.
Luego está la necesidad de descomprimir las rutas argentinas del transporte de cargas
terrestres, siendo estratégico converger hacia los puertos más cercanos a las áreas de
producción. Y es preciso recordar el potencial mejoramiento de costos a la carga operada
por vía fluvial en lugar de terrestre.
Es preciso, por otra parte, integrar los sistemas logísticos terrestre, marítimo y fluvial
conformando complejos Multimodales. Así se descomprimen los puertos al sur (Rosario,
Zárate y Buenos Aires), pero no de la carga -como punto de transferencia o transbordo al
sistema marítimo- sino del tráfico terrestre, que tanto complica a los ejidos urbanos.
Distribución económica
Luego, está el beneficio de una distribución económica más justa, ya que hoy son sólo las
grandes ciudades con grandes puertos las que concentran los ingresos por fletes y servicios
logísticos. Y por último, se lograría estimular las inversiones locales y extranjeras en los
puertos de la HPP, para remodelación, readecuación, ampliación, construcción y hasta el
enclave de nuevos puertos.
Tratamientos especiales para embarcaciones de bandera argentina sobre HPP desde Puerto
Timbúes al norte (por carecer de calado mantenido de 34 pies): aquí nos referimos a un
tratamiento igualitario para abastecimiento de combustible, equiparando a las
embarcaciones nacionales con las extranjeras (ver
www.transporte.gov.ar/content/subsidios). Los remolcadores de empuje como los de
bandera extranjera pagan el combustible "libre de impuestos". Los de bandera nacional lo
pagan con impuestos.
En segundo lugar debería haber mecanismos de compensación para costos operativos, que en
un 60/65% corresponde al personal embarcado (salarios y leyes/cargas sociales, etc.). Por
último, se debe solicitar clearing de waivers entre puertos de la HPP para que puedan operar
barcazas de bandera extranjera.
Pedimos gestionar la cesión de una terminal específica o bien, otorgar prioridad para el
transbordo en alguna de las dársenas usuales (exclusiva para cabotaje nacional). Lo lógico
sería que una vez el convoy argentino arribe a Buenos Aires tenga ya la prioridad del muelle
en forma inmediata. Puede que la AGP o la Subsecretaría de Puertos gestione los turnos y
obligue a las terminales a abrir la ventana de trabajo para que el convoy argentino opere
antes que el siguiente buque extranjero. O bien, que se disponga de un muelle exclusivo de
descarga para todas las terminales de Buenos Aires y, una vez operado allí, Exolgan otorgue
giro inmediato y prioritario para el resto de la carga. De esta manera, se operaría en sólo dos
terminales por viaje. Esto hace más viable el uso de una única terminal en Buenos Aires y le
daría agilidad a la Aduana que debería apostar guardas en cada gate que interconecta las
terminales de cada operador; para evitar extra costos, los movimientos deberían hacerse en
horarios hábiles.
Permitir el transbordo de exportaciones argentinas en puertos de Uruguay, por lo que
debería suspenderse total o parcialmente la disposición 1108/13 de la Subsecretaría de
Puertos y Vías Navegables.
Declarar de interés público la reconversión y traslado del nuevo Puerto de Santa Fe, e
incluirlo en las facilidades con respecto al transbordo de mercadería, con la que ya cuentan
los puertos río arriba (resolución AFIP 486/99; disposición Aduana 170/01). Asimismo, el
Puerto de Santa Fe debería poder contar con un laboratorio conforme a la resolución AFIP
1582/03, que sería operador por la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de
Santa Fe y la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Ciencias Biológicas de la UNL.
Para el Gobierno de Santa Fe, la reactivación del servicio de barcazas por los puertos
provinciales debería ser cuestión de interés público. Lo mismo para el "compre local" en todo
lo que haga a servicios de operaciones de comercio exterior. Por su parte, la Ciudad de Santa
Fe debería obrar de igual manera en lo que esté a su alcance, brindando, por ejemplo,
asistencia comercial y difusión institucional por parte de un Comité conformado por la
Agencia de Cooperación Internacional y Comercio Exterior de la Municipalidad de Santa Fe,
la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe y el Ente Administrador del Puerto de Santa Fe.
Síntesis
Los puertos son el punto de intercambio entre dos modos de transporte. Las regulaciones
generan que el conjunto de medios de transporte sean de alto impacto en la falta de
competitividad de los productos argentinos. Los costos portuarios son más caros en la
Argentina que en el resto de los países del Mercosur, y el transporte terrestre en cualquiera
de sus alternativa es caro o ineficiente.
El mayor uso de los puertos está dado por el transporte de cargas a granel. Son pocos los
destinados a la carga de contenedores que hoy están subocupados y, su mantenimiento,
implica sobrecostos que paga la carga.
Los puertos graneleros, concentrados por el propio mercado, generan con su crecimiento
problemas logísticos que afecta a las comunidades cercanas a las que se encuentran. Los
planes de obras públicas con el objetivo de expandir la capacidad de acceso van más lentos
que el mercado.
Los puertos están limitados por la falta de carga general, tanto de exportación como de
importación. Los graneles, en manos de los propios exportadores, ajustan sus servicios a las
necesidades que le son propias.
El autor es gerente general de la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe (CaCESFe)
Transformar
Los puertos argentinos en materia de carga general se deben convertir en puertos hub, o
concentradores.
El comercio exterior argentino de cargas generales es muy pequeño a nivel mundial. Aún con
una expansión del mismo, continuará siendo de bajo impacto.
Los límites a la disponibilidad de divisas hacen que se diluyan las amenazas de ingreso de
productos del exterior, y que cualquier acción que favorezca las importaciones lo será
también para las exportaciones.
La principal debilidad está dada en la imagen que la Argentina tiene en el exterior como
incumplidor en materia de pagos.
Esta limitante es muy importante ya que dejará más posibilidades para el desarrollo de
negocios de multinacionales que para aquellas pequeñas y medianas empresas dedicadas al
comercio exterior que no tienen ni siquiera certificaciones de calidad emitidas por
organizaciones internacionales para competir en igualdad de condiciones.