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VIOLETA DIEGUEZ

ESCRITORA

Queridos lectores, soy Violeta Diéguez, una escritora chilena nacida en la ciudad de Valdivia un
26 de enero a la que le gusta escribir libros para niños y adolescentes, ambientados en nuestro
largo y hermoso país. Por eso mis cuentos transcurren en lugares específicos de nuestra loca
geografía como La Antártica, Arauco, Buin, Santiago y La Serena.
De niña crecí rodeada de libros, lluvia y la poesía cotidiana asomándose en las conversaciones
familiares y en las criaturas de la Naturaleza.

¿Cómo no admirar la lucecita verde de las luciérnagas prendiéndose en las frías noches de
Temuco?
¿Cómo olvidar el estallido rosado de los ciruelos a comienzos de la primavera?
¿Cómo hacer para recordar los buenos momentos vividos con esa perrita entrañable, mi
primera mascota?

Pues claro, escribiendo y compartiendo ese mundo, mitad verdad, mitad fantasía a través de las
páginas habladoras de mis creaciones.

Para escribir y comunicarme mejor, estudié Pedagogía en Lenguaje y Comunicación en la


Universidad de Chile y leí mil libros.

He publicado varios títulos, entre los que están: Los Dedales de Oro, Mis primeras Poesías,
Jugando con los Palabras, Árbol de Poemas, Marisol en la Antártica, Marisol en apuros, Danza
de las Adivinanzas y ahora mi último hijo acaba de nacer, quise decir libro… que es igual: EL
BURRITO DE BELÉN.

Ya saben algo importante de mí: La fecha de mi cumpleaños.


Si quieren saber más de mi biografía, consulten.
Cuando un hombre y una mujer se conocen y reconocen que son el uno para el otro, y se unen
intensamente, suele suceder a menudo, nace un niño o, en este caso una niña a la que Antonio
y Violeta sin pensarlo demasiado, pusieron por nombre Violeta.
Fue la mayor de cinco hermanos: dos hombres y tres mujeres.

Tuvo un marido a perpetua, músico, profesor, compañero infatigable y padre amantísimo de sus
seis hijos: tres hombres y tres mujeres, que a la fecha han traído al mundo quince nietos: 9
varones y seis niñas que literalmente le han robado el corazón, de puro milagro sigue viviendo
todavía tan descorazonada, trata de entender algunas cosas y por eso escribe cuentos para
quien quiera leerlos, también ha escrito tímidas poesías que permanecen en secreto.

Empezó a trabajar como profesora de Lenguaje el año 1973 y no ha parado hasta ahora,
tampoco piensa parar. Es que de niña soñaba con ser profesora como Gabriela Mistral que
además de maestra fue poeta.

Ese mismo año Violeta conoce a Luis, lo reconoce como el hombre de su vida y se unen en
matrimonio un luminoso 16 de enero. Como es la costumbre se unen intensamente y al cabo de
nueve meses nace un niño, al que sin pensarlo demasiado pusieron por nombre Luis.

Así, de la misma manera fueron llegando año a año: Rodrigo, María Paz, Gonzalo, Paula y
Rosario, mis hijos, nuestros hijos: inspiración y motivo de mi escritura, entre otros dones.

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