Está en la página 1de 1

“Taromenanes y el final de un espíritu maligno”: Problemas entorno a la

interculturalidad.
Autor: Meléndez Concepción, Ricks

Los Huaorani eran una comunidad no contactada que vivía en aislamiento en el Parque nacional Yasuní,
ubicado en la cuenca amazónica ecuatoriana. Con la llegada de caucheros, madereros y misioneros se
vieron obligados a relacionarse con los otros de forma poco fructífera y perjuiciosa, el estrés que todo
esto acarreó causó que dos de los grupos de esta comunidad, los Tagaeri y Taromenanes, se separaran y
adoptaran el aislamiento voluntario como un acto de resistencia. El 6 de octubre de 1955, en mitad de la
selva ecuatoriana, sobrevoló una avioneta sobre la comunidad de Taromenanes que dejó caer una radio la
cual, hablando en el propio idioma de la comunidad, les decía como debían de comportarse; los
responsables fueron 5 misioneros evangélicos ayudados por el Instituto Lingüístico de Verano que tiene
como objetivo recopilar las lenguas minoritarias del mundo con la intensión de evangelizarlos a través de
la palabra. Partiendo de este suceso y lo que desencadenaría después, se pueden vislumbrar los problemas
de la carencia de un enfoque intercultural en la relación entre sociedades “modernas” y “no contactadas”.

Cuando los misioneros dejaron caer la radio, pretendían ahuyentarlos con la demostración de poder
haciendo uso de la tecnología, envolviendo todo este suceso de un aura divina, consecuente al discurso
que ellos mismos predican. Luego de esto, se dedicaron a acosarlos sobrevolando la comunidad y
reproduciendo por parlantes mensajes bíblicos durante días, arrojando debes en cuando herramientas y
símbolos religiosos que creían que les sería conveniente; llegó el día que aterrizaron cerca al río para
intentar establecer un contacto directo, situación que desencadenaría en el asesinato de estos 5
misioneros, ¿Qué pasó? Existen dos versiones ante esto: Los nativos cuentan que, al establecer el
contacto, algunos pobladores al acercarse se les compartió pan y se les predicó el cristianismo haciendo
alusión a la representación del pan con el cuerpo de Cristo, esto fue entendido por la comunidad como
que aquellos foráneos eran caníbales, por lo tanto, peligrosos. El testimonio de los misioneros fue distinto,
dicen que el contacto se estableció con 2 mujeres y un varón de la comunidad que por curiosidad se
acercaron y que ellos, en un acto gentileza y solidaridad, los pasearía en la avioneta sobrevolando su
comunidad, esto mientras saludaban a sus vecinos desde el cielo; es cuando se retiran los nativos que son
interrogados por las autoridades de su comunidad que, por ellos evitar alguna amonestación, dirían que
fueron atacados por el grupo de blancos y que estaban reteniendo a la chica que se había quedado. ¿A
quién le creemos? Se suele menospreciar la oralidad y darle más valor a lo escrito, en este caso, los
testimonios de los nativos son oral y el de los misioneros, escrito; son a estos últimos a quienes se les ha
terminado creyendo y reproduciendo afirmaciones como que las enseñanzas cristianas les sirvieron como
vía de escape del ciclo de violencia dentro de la comunidad, pues les habría proporcionado una
motivación válida para abstenerse de ella. Los pueblos sin pretensiones imperiales no le daban
importancia a la historia porque no les era necesaria para legitimarse, esto hizo que no adoptaran métodos
de registro como el escrito, situación que los ha perjudicado ya que ha permitido que se reescriba la
historia, invisibilizando testimonios y versiones, así los hechos se han ido modelando por los
conquistadores.

Es un mito que los Taromenanes habían sido violentos, su “agresividad” no había sido manifestada hasta
el siglo XX donde los desastrosos acontecimientos los hicieron mantenerse en resistencia contra todos
aquellos que atacaran su ecosistema, invadieran sus territorios, envenenaran las aguas y desplazaran a las
especies con las que cohabitaban. Es aquí cuando la interculturalidad encuentra sus mayores retos y
también su gran necesidad de promoción, pues, este caso nos deja ver como la ausencia de esta termina en
la marginalización de grupos culturales. Esto termina por distorsionar la visión histórica del mundo, nos
hacen perder formas de vida, lenguajes y principios que nos podrían servir para crecer como sociedad.
Por último, reflexionar acerca del término “no contactado” nos lleva a entender que es un eufemismo, este
refiere a los pueblos que de manera voluntaria han querido rechazar el contacto con la civilización, lo que
les ofrecemos no les interesa. Este término evidencia los problemas que tienen las sociedades modernas
con otros pueblos, no somos capaces de aceptar que nuestras formas de vida para otras culturas no son lo
mejor. No son pueblos no contactados, son pueblos en resistencia que se oponen al modo de vida
occidental y que han encontrado armonía en un sentido propio.

También podría gustarte