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PRESSBOOK

SINOPSIS

Durante las vacaciones de verano, la familia de Ida, de 9 años, se instala en un barrio de los subur-
bios de Oslo. Con su hermana, la niña trata de ajustarse a su nuevo entorno y se hace amiga de otros
dos niños. Lejos de los adultos, los cuatro amigos descubren que poseen poderes sorprendentes,
que incluyen inocentemente en sus juegos. Mientras exploran sus nuevos talentos en un bosque y
un parque cercanos, su entretenimiento comienza a adquirir poco a poco tintes inquietantes y em-
piezan a ocurrir sucesos extraños.

BREVE INFORMACIÓN ADICIONAL

Cinta de terror que, a buen seguro, marcará época. Una cinta imponente que impactó en el Festi-
val de Cannes. Es el segundo trabajo como director del guionista noruego Eskil Vogt, colaborador
habitual de Joachim Trier (‘Oslo, 31 de agosto’, ‘Thelma’, ‘El amor es más fuerte que las bombas’).

BREVE BIOGRAFÍA ESKIL VOGT

Su primera película como realizador fue ‘Blind’, que en 2014 pasó por Sundance y ganó el premio
al mejor guion. Además, Vogt fue coguionista de ‘El amor es más fuerte que las bombas’ (Louder
Than Bombs), en Competición en Cannes en 2015, y de ‘Oslo, 31 de agosto’ (Oslo, 31. August), acla-
mada en Un Certain Regard en 2011, ambas dirigidas por Joachim Trier.

ENTREVISTA CON ESKIL VOGT

¿De dónde surgió la idea inicial de la película?

Fue el resultado de tener a mis hijos y ser testigo de sus intentos de dar sentido al mundo. Eso des-
encadenó en mí algunos recuerdos de la infancia. No eran recuerdos importantes, sólo recuerdos
al azar, y me di cuenta de lo radicalmente diferente que eras de niño, de lo fuerte que te sentías y
de lo abierto que eras, e incluso de cómo experimentas el tiempo de una manera diferente. Intenté
volver a entrar en ese espacio.

También fue la fascinación que tienes cuando observas a tus hijos, especialmente cuando no saben
que estás allí. Como cuando vas a la escuela a recogerlos, y los ves antes de que ellos te vean a ti, y
no están como si estuvieran contigo, tienen una vida secreta. Sentí que era un espacio emocionante
en el que estar.

Es difícil para los adultos tener ese enfoque infantil, ¿cómo lo abordó usted?

Intenté aprender de mis hijos. Traté de recordar cómo eran los lugares en los que crecí; me mudé
mucho cuando era niño, así que hubo diferentes periodos específicos. Recuerdo uno en que pro-
bablemente tenía cinco o seis años y vivía en un enorme edificio de apartamentos, junto a un bos-
que (esto es común en Noruega), y recuerdo la sensación de caminar por esos pasillos o de estar en
ese bosque.

Es fácil recordar la infancia de una manera muy nostálgica, como si siempre fuera una época feliz,
pero también es una época muy aterradora porque hay muchas incógnitas. Hay tantas cosas que no
sabes y tienes una imaginación fantástica. Esas cosas parecen reales, así que nunca he tenido tanto
miedo como adulto como cuando era niño.

¿Investigó con otros niños que no fueran los suyos?

Sí, hablo con niños todos los días (risas). Pero hicimos un proceso de casting muy largo y exhaustivo
durante un año y medio antes del rodaje. Parte de ese proceso consistía en comprobar si los niños
que teníamos para el casting tenían una imaginación activa, porque eso nos ayudaría. A través de
ejercicios, vimos algunos atisbos realmente interesantes de sus pensamientos. Por ejemplo, mos-
tramos las mismas fotos a diferentes niños, y ellos debían inventar una historia. Y lo que eso reveló
de su imaginación y sus mundos interiores fue fascinante y estoy seguro de que enriqueció la pelí-
cula de muchas maneras.

El personaje de la hermana mayor es autista, ¿investigó sobre las familias que viven con autismo?

Sí, lo hice. Una de las primeras cosas que inspiraron la película fue una entrevista con una autora
que tiene un hijo con lo que ella describe como “autismo regresivo”: Había sido un niño que podía
utilizar el lenguaje hasta los cuatro años, y luego perdió el lenguaje y se replegó sobre sí mismo.
Como padre, sentí que debía ser una verdadera pesadilla, por supuesto que siempre querrás a tu
hijo, pero sería difícil no pensar que tal vez esté atrapado en su interior. Así que eso se convirtió en
parte de la historia.

Los niños de la película tienen entre 7 y 11 años, ¿qué tiene de especial ese período de la infancia?

Cuando llegas a los 12 años, ya eres como un preadolescente y tienes un pie en la adolescencia y en
el descubrimiento de tu sexualidad. Ese puede ser un tema fascinante, pero no es el tema de esta
película.Quería ver la infancia como un lugar antes de que te conviertas en adulto, cuando es más
fluida, más mágica.

Los niños actores lideran esta película. Si no actuaran bien, la película habría fracasado.

¿Se puso nervioso como director con ese tema del autismo?

Sí, estaba muy nervioso por eso, y también por encontrar a un niño que pudiera representar a una
persona en el extremo severo del espectro del autismo. Sabíamos que si todo eso no funcionaba,
no teníamos película. Buscamos a los niños durante mucho tiempo y tuvimos a la directora de cas-
ting, Kjersti Paulsen, trabajando muy estrechamente con los niños antes y durante el rodaje.

Normalmente, cuando haces el casting de un niño, quieres que se parezca al actor adulto, o lo tie-
nes en mente como una princesa con el pelo largo y rubio. Kjersti dijo que eso significaría que
pasaríamos directamente por encima de niños con talento que no encajaran en nuestras nociones
preconcebidas. Así que, como guionista, tenía ideas para estos personajes, pero tratamos de dejar
de lado eso y simplemente encontrar niños geniales e interesantes.

Entonces pude hacer que funcionaran dentro de los guiones. Acabamos cambiando el género y la
etnia de muchos papeles para que encajaran con los mejores talentos.

La historia es inquietante, ¿cómo se la explicaste a los niños?

Sabía que si los sentaba y les contaba la historia de la A a la Z, sería demasiada información. Pero
una regla que tenía era que respondería a todas sus preguntas con la verdad, así que durante la
preparación de la película, poco a poco, se fueron enterando de todo lo que pasaba con su perso-
naje. Pero, por supuesto, los padres lo sabían todo sobre la película antes de que les ofreciéramos
el papel a sus hijos.

Entonces, ¿no utilizaron esa técnica con los niños para decirles: “imagina que tu perro se muere
ahora y llora en esta escena”?

Accedieron a sus emociones, como hacen los actores de verdad. Intentamos trabajar con ellos du-
rante mucho tiempo para darles las herramientas de los actores de verdad. Hablamos de las emo-
ciones básicas que necesitarían los personajes y luego hicimos talleres con ellos. Por ejemplo, les
pedíamos que trajeran una imagen de algo que les diera miedo, para que fueran conscientes de
sus reacciones. Podíamos decirles, ‘Mira cómo respiras más rápido cuando tienes miedo’. Y podía-
mos utilizar eso en los días de rodaje.

Háblenos de la idea que hay detrás del título de la película, ‘The Innocents’

Creo que los niños están más allá del bien y del mal, o más bien antes del bien y del mal. Pero no
creo que los niños sean angelitos, que nazcan puros. Creo que los niños nacen sin ningún sentido
de la empatía o de la moral, tenemos que enseñarles eso.

Por eso creo que es interesante ver a un niño haciendo algo que llamaríamos maldad en un adulto.
El aspecto moral es más complejo ya que aún no están completamente formados. Los niños experi-
mentan cuando son pequeños y la empatía evoluciona a diferentes ritmos.

La moralidad empieza con tus padres diciendo lo que está mal y lo que está bien, pero el verdade-
ro sentido de la moralidad debe estar en tu interior, en lo que sientes que está mal. Y para descu-
brir esa brújula moral interior creo que tienes que experimentar, tienes que transgredir lo que tus
padres te dicen que es un comportamiento aceptable. Para mí era importante que incluso el niño
más peligroso (de la película) no fuera un niño malvado. Que todos mantuvieran su humanidad.
¿Puede hablar del aspecto visual de la película?

Una de las principales razones por las que quería trabajar con el director de fotografía Sturla Bran-
dth Grøvlen era que quería sentir que estabas allí con los niños. Sturla es muy bueno para meterse
entre los actores como si fueras realmente parte del grupo, la cámara se interesa por las mismas
cosas que los niños.

Cuando eres un niño, coges los objetos y los miras de verdad. Y yo quería que la cámara hiciera eso
también. Sturla y yo sabíamos que necesitábamos todos esos primeros planos, aunque no hagan
avanzar la trama. Creo que son esos detalles, una mano hurgando en una costra, tocando un grano
de arena con el dedo, los que pueden desencadenar tus propios recuerdos de la infancia.

Me gusta mucho la yuxtaposición de los primeros planos y los planos generales; la mayoría de las
películas se quedan a medio camino…

Queríamos el contraste de ver los grandes edificios de apartamentos y el bosque. Cuando estás cer-
ca de los niños, estás en su mundo, aceptas su realidad. Y entonces se pasa al plano general, y un
adulto podría pasar por allí y no entender realmente lo que está en juego. Y para estar presentes en
el mundo de los niños queríamos colores vibrantes y tonos de piel naturales.

Normalmente, en las películas de miedo se intentan mantener los tonos bajos, casi en blanco y ne-
gro, y se tienen las sombras de la oscuridad y los tonos blancos de la piel. Queríamos un aspecto
cálido y natural. Como está ambientada en verano, teníamos que evitar algunos de los clichés de
terror de la oscuridad. Además, como en Noruega el sol se pone como a las 10 de la noche durante
el verano, ¡los niños de la película se habían ido a la cama antes! Así que tuvimos que hacer que la
luz del sol diera miedo.

Pero también intentamos no perdernos en el realismo. También queríamos eliminar mucho del
“ruido” contemporáneo, para que todo en las tomas se sienta un poco más icónico y simple.
¿Tuvo algunas películas en su mente como inspiración o referencia?

Cuando tuve esta idea sentí que era algo que no había visto antes. Pero cuando hablé de ello, la si-
nopsis me sonaba a todas las películas con jóvenes adultos que descubren que tienen algún tipo de
poderes (risas). No miré esas otras películas mientras escribía porque sabía que estábamos jugando
un juego diferente.

Sí vi algunas películas para hacerme una idea de la actuación de los niños, como ‘El espíritu de la
colmena’ o la película francesa ‘Ponette’; lo que podían hacer con niños de cinco años me daba
esperanzas para mi película. Si un niño actúa de verdad y no se limita a recitar frases, se puede con-
seguir algo extraordinario. También fue de inspiración un manga japonés: ‘Domu’ de Katsuhiro
Otomo.

¿Hasta qué punto quería adentrarse en el género de terror?

No me propongo escribir una película de terror pura, no utilizo las convenciones del género como
herramienta mientras escribo. Mi principio es que me guste, ser fiel a lo que creo que es interesan-
te, me da igual si es un drama humano, detalles poéticos o suspense o lo que sea. Será coherente.
Además, soy un gran fanático del terror. Me ofende un poco esa etiqueta de “terror elevado” por-
que no creo que sea un género que necesite ser elevado.

Hay muchas películas de terror puro interesantes. Si la gente dice que he hecho una película de te-
rror, siento que es un cumplido porque quería que diera miedo. Las películas de terror tienen que
ser visuales y, como cineasta, es liberador ir en esa dirección porque hay que tener una narración
visual, hay que tener imágenes icónicas, se necesita todo eso para que funcione. Disfruté mucho
explorando eso.

Se trata de una producción más ambiciosa que su primera película, ‘Blind’…

Después de ‘Blind’, estaba más preparado sobre el agotamiento que supone dirigir un largometra-
je. En ‘The Innocents’ fue un rodaje más largo y sentí que lo manejé mejor.

Lo fascinante de hacer películas es que se aprende mucho de cada una de ellas, pero a su vez, cada
película es un nuevo conocimiento y hay cosas nuevas que nunca has hecho antes. Eso es lo bueno,
que siempre encuentras algo en lo que centrar tu miedo. En`’Blind’, se trataba de que fuera creíble
que la protagonista fuera ciega y en esta película se trataba de encontrar chicos que fueran creí-
bles.

Tienes que salir de tu zona de confort para ser un buen director. Como escritor me prohíbo a mí mis-
mo considerar lo difícil que será dirigir algo. No puedes tener esa voz en la cabeza que dice: “Odio
rodar en coches, o el rodaje nocturno es demasiado agotador”. Es demasiado restrictivo. Supongo
que por eso acabé haciendo una película con cuatro niños pequeños y un gato: ¡hay historias más
fáciles de contar! Cuando te enamoras de la historia y del concepto, estás dispuesto a salir y hacer
el trabajo y arriesgarte.

¿Qué espera que el espectador se lleve de ‘The Innocents’?

Pienso mucho en el espectador cuando hago una película, especialmente una como ésta. Lo que
me hace especialmente feliz es que la gente hable después de la película sobre la magia de su pro-
pia infancia.

Quiero que hablen de ser niños, y de experimentar los límites del bien y del mal; casi todo el mun-
do tiene algún tipo de recuerdo de eso. Me encantaría que la película pudiera soplar las brasas de
la infancia olvidada de la gente y hacerles revivir algo de eso y llevarlo consigo.
Título original: THE INNOCENTS

Director: Eskil Vogt

Guion: Eskil Vogt

Reparto: Rakel Lenora FLØTTUM, Alva BRYNSMO RAMSTAD, Sam ASHRAF

Año de producción: 2020

País: Noruega, Suecia, Dinamarca, Reino Unido

Duración: 117 minutos

Género: Terror psicológico


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