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MILAGRO COTIDIANO

Comedia dramática

AUTOR: CARLOS CAZILA

carloscazila@gmail.com
mensaje70@yahoo.com.ar
+54911-4172-8732 (móvil) +5411-4172-8732
Origen: Argentina

OBRA REGISTRADA

SINOPSIS: Una pareja joven trata de sobrevivir con sus ideales artísticos,
en torno a un medio cada vez más hostil. El inesperado hallazgo de una
fortuna oculta comienza por alterar aún más sus existencias

Personajes:

Silvina
Juan
(una pareja joven)

COMIENZO:
SILVINA Y JUAN LLEGAN CON SUS VALIJAS EN MANO A UNA VIVIENDA
LUGUBRE EN LA CUAL SE PRESENTAN GRAN CANTIDAD DE OBJETOS
DESORDENADOS

Silvina: ¡Mirá, Juan, es mejor de lo que pensábamos! ¡Acá te vas a inspirar!


Juan: (ESTORNUDA) ¿Qué decías?
Silvina: Digo que acá te vas a estornudar ¡No! ¡A inspirar!
Juan: ¿Te olvidás de que soy un poeta? ¡No hago novelas de terror!
Silvina: ¡Sí, cierto, poeta!. Pero podrías crear poesías de terror. ¡No, que digo, de amor!
No veo porqué este lugar con sus paredes descascaradas, hasta bohemio, diría yo, no
pueda inspirar sentimientos románticos...¡Ay, dejá de estornudar!
Juan: Posiblemente tengas razón...Las paredes descascaradas y el olor a humedad
pueden ser románticos, pero las manchas de sangre...
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Silvina: ¡Ay, Juan! No seas exagerado, ¿qué importancia tiene que se haya suicidado un
padre, presumiblemente almacenero de profesión, luego de terminar con sus cuatro
hijos, en confuso episodio?
Juan: No. Si se piensa bien, el hombre habrá tenido sus razones...
Silvina: Pero claro, ¿ves? Me alegro de que estés empezando a ser razonable. Yo creo
que tendríamos que hacerle un regalo a Jiménez
Juan: Un regalo, ¿por qué?
Silvina: ¿Te parece que hizo poco?...Fijate: Gracias a él, ahora tenemos un hogar para
nosotros dos...
Juan: (SE DIRIGE HACIA UN AMBIENTE CONTIGUO) Regalos, aparte de lo que
nos cobró... Si tan siquiera se hubieran encargado de limpiar...
Silvina: Bueno, pero dejando de lado ciertas insignificancias, tiene todo lo que tendría
que tener
Juan: Sí, no sacaron nada...
Silvina: ¡Y esta ventana, mirá, se ve la ciudad! (EL SE ACERCA A DICHA
VENTANA. ELLA REVUELVE COSAS)
Juan: ¿Oís cómo cae la lluvia?
Silvina: ¿Viste? ¡Es romántico, como yo te decía! (ENCUENTRA ALGO)..¡Mirá,
partituras musicales! ¡Parece que el almacenero era un lírico! Todo esto me va a servir
Juan: ¿Qué música es?
Silvina: No sé. Pero te prometo aprender. Acordate de lo que te juré
Juan: No me acuerdo
Silvina: ¡Sí! Que voy a musicalizar tus poemas...¡Mirá, una guitarra! (INTENTA
TOCAR, PERO LO HACE MUY MAL)...Ya voy a aprender, vas a ver
Juan: Silvina...
Silvina: ¿Qué?
Juan: ¿No vendrá la policía?
Silvina: ¿Tan mal toco?
Juan: Digo, por lo que pasó...
Silvina: Ah, sí, el filicidio. No te hagas ningún problema. Jiménez me dijo que se trata
de una vivienda apropiada y en óptimas condiciones para ser habitada
confortablemente...Si Jiménez lo dice...
Juan: ¿Vos creés que la casa de él podría parecerse a esto?
Silvina: No sé, pero por algo habrá empezado...
Juan: Sí, ése seguro que salió de una madriguera
Silvina: Bueno, basta de filosofía; mirá, por acá hay algo de ropa. Te puede servir
(INTENTA HACERLE PROBAR UN SACO)
Juan: ¿Qué hacés?
Silvina: ¿Por qué no?
Juan: Voy a terminar por creer que estás loca..
Silvina: No, escuchame, mi mamá siempre dice...
Juan: Ya empezás con tu mamá...
Silvina: Bueno, perdoname, ella dice que hay que aprovechar todo
Juan: Pero, ¿cómo se te ocurre que me voy a poner esa ropa?
Silvina: Cierto, vos sos tan susceptible...Yo, en cambio...
Juan: ¿Serías capaz de usar eso?
Silvina: Y...Si fuera mi talle...
Juan: Hay cosas que prefiero no escuchar. Mejor ordenemos lo que se pueda
Silvina: Pero lo mismo nos queremos, ¿no es cierto? Todos decían que no íbamos a
durar ni dos días, y ya estamos viviendo juntos
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Juan: Vamos a tratar...(LE ALCANZA ALGO) Arrimalo a la escalera


Silvina: ¡Mirá: Acá está el relato!
Juan: ¿El relato?
Silvina: Sí, el relato del filicida.
Juan: Tirá eso, por favor...
Silvina: ¡Esperá! (LEE) “La causa de mis depresiones”...¡La causa de mis
depresiones!...
Juan: Bueno, ¿qué?
Silvina: Lo dejó ahí, estaría deprimido
Juan: ¡Está bien, basta, empecemos por tirar cosas!
Silvina: ¡Juan, tratemos de movernos con cautela!
Juan: ¡Qué cautela ni cautela! ¡Cuanto antes, mejor!
Silvina: Juan, escuchame un momento: Procuremos que nadie nos vea...Te lo digo
porque...(SE INTERRUMPE)
Juan: ¡Hablá!
Silvina: Podríamos vernos complicados en el ilícito
Juan: Pero, ¿qué estás diciendo? ¿Acaso no fue un suicidio que se aclaró?
Silvina: Juan, no te enojes, pero yo, en mi afán por solucionar las cosas, no te dije toda
la verdad...
Juan: ¡¿Qué verdad?!
Silvina: Yo te puedo jurar que Jiménez me aclaró que era habitable, confortable,
saludable...
Juan: ¡Eso ya me lo contaste!
Silvina: Aparte de eso, si existió un episodio luctuoso, Jiménez no se lo explica, ¡alma
de Dios!, pero me demostró que el crimen pasó desapercibido
Juan: ¿Qué decís?
Silvina: No, no vayas a pensar mal; lo que ocurre es que por un problema
administrativo, se traspapeló el sumario, y cómo las boletas de los impuestos siguieron
llegando lo mismo, Jiménez dedujo que la Municipalidad ya lo había perdonado...
Juan: ¿Qué? ¿Entonces fue él?
Silvina: No se sabe...Mirá, sin ir más lejos, en la agenda del hombre figura: “Día
dieciséis, suicidio después del filicidio”, ¿Ves? ¡Ahora estamos seguros! ¡Esto aclara
todo!
Juan: ¡Yo me voy!
Silvina: ¡Juan, por favor! ¿Vos no crees en las agendas? ¿No? ¿Sí? ( EL ASIENTE
LEVEMENTE)...Entonces, ¿qué motivos tendríamos para no ser felices aquí, los dos
juntos?
Juan: ¿Vos pensás qué?...
Silvina: ¡Claro! Ya vas a ver que si empezás a mirarlo con otros ojos, todo será color de
rosa...Además, mamá no va a venir a molestar...
Juan: Eso es importante. ¿Pensás que va a tener miedo de entrar?
Silvina: ¡No! Ni siquiera le dije dónde iba
Juan: Pero seguro que va a preguntar a Tina o a Sebastián
Silvina: ¡Ahora que me hacés acordar! ¡Esta noche los invité a cenar!
Juan: ¡¿Esta noche?!
Silvina: Sí, ¿qué tiene?
Juan: (SE REFIERE AL AMBIENTE) ¿Así, como está todo?
Silvina: Bueno, Juan, peor la pasaron en el internado psiquiátrico
Juan: Sí, claro, pobrecitos
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Silvina: La que no vivió ese tipo de sensaciones es Zule, ¿ves?, ésa es la única que
puede llegar a criticar (RETOMA LA LIMPIEZA)
Juan: ¿Y qué pensás preparar? Me dijiste que la cocina no funciona
Silvina: (HOJEA UN LIBRO) Cierto
Juan: Por lo menos hay agua y luz...
Silvina: (LEE) “¡Método para criar sanamente a su hijo!”
Juan: La rotisería, no queda otro remedio...O sino, que traigan ellos...Soñar no cuesta
nada...Un poco de pollo, un poco de papas...
Silvina: (LEE) “Un poco de manifestación corporal, un discurso lo suficientemente
compacto”...
Juan: “El pollo, por favor, bien doradito”..
Silvina: “Y si no da resultado, córtelo en pedazos” ¡Juan!
Juan: (ENSOÑADO) ¡Los amigos!...
Silvina: ¡Juan, oíme, acá está la causa, la filosofía del crimen!
Juan: ¡¿Qué decís?!
Silvina: ¡Hablo de la filosofía del crimen!
Juan: ¡Entonces, dejá eso! Quiero llegar vivo a mi cumpleaños
Silvina: ¡Juan! ¿Cómo pensás que yo?...
Juan: Mejor dame eso. Y basta de historias funestas
Silvina: No es así. Vos todo lo ves funesto ¡No te olvides que desde ahora llegó el
amor!
Juan: Hablás cómo si nada te importara
Silvina: Eso no es cierto. Vos sabés que hay un lema que me gobierna y, es la frase que
dice: “Aquí y ahora”
Juan: Es lo que estoy haciendo: limpiando (PROSIGUE AMONTONANDO COSAS)
Silvina: Mirá: Este podría ser tu escritorio Yo me voy a ocupar de que todos los días
tengas un florerito con una amapola, como me gusta a mí, y el papel en blanco
esperando la poesía...¿Dónde tenés?
Juan: ¿Qué?
Silvina: ¡Tus papeles!
Juan: En la valija
Silvina: ¿Esto, nada más?
Juan: ¿Y qué querés que trajera, un camión?
Silvina: (LOS COLOCA SOBRE EL ESCRITORIO) Bueno, ya está...Yo te voy
conseguir, de la oficina
Juan: Tené cuidado, no sea cosa que te rajen
Silvina: ¿Qué me importa?, si ya me rajaron
Juan: ¡¿Qué decís?!
Silvina: Lo que oíste...Pero tengo que pasar a buscar la indemnización...Ya habrá otras
oficinas
Juan: ¿Estás hablando en serio?
Silvina: ¡Por supuesto!
Juan: ¿Y lo decís así?
Silvina: ¿Y cómo querés que lo asuma? No tengo ganas de amargarme en mi primer día
de hogar
Juan: Pero...Esa indemnización, ¿cuándo te la entregan?
Silvina: Cuando falle el juicio. El abogado me dijo que todo iba a salir O.K.
Juan: ¡¿O.K?! ¡Nos vamos a tener que arreglar con lo mío!
Silvina: ¿Y qué problema te hacés?!
Juan: ¡No! ¡Ningún problema! ¿Y el alquiler?
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Silvina: Ah, eso dejalo por mi cuenta, que si Jiménez se quiere sobrepasar, le digo que
descubrí otro muerto
Juan: ¡Pero eso tendrías que demostrarlo!
Silvina: ¿Y qué? ¿A ver? ¿Qué garantías tengo yo de que revolviendo, no llegue a hacer
algún hallazgo macabro?
Juan: ¡Basta, basta ya por hoy! Sentate y dejame pensar...
Silvina: ¡Juan!
Juan: ¿Qué?
Silvina: ¿Puedo tocar la guitarra?
Juan: ¡Ah! Era eso... Bueno, al menos es un susto menor (EL PROSIGUE EN LO
SUYO, ELLA INTENTA TOCAR)
Silvina: Juan...Juan
Juan: ¿Sí?...
Silvina: No toco bien...
Juan: No tocás bien, pero por lo menos tenés las manos ocupadas
Silvina: ¿Sabés qué me aconsejó Rita?
Juan: No, ¿qué?
Silvina: Que tome clases
Juan: Qué bien ¿Te va a enseñar?
Silvina: No. Me va a recomendar a Miguelini
Juan: ¿Cómo? ¿Vos sabés lo que estás diciendo? ¿Te quedaste sin empleo y pensás
tomar clases con ese Miguelini, que cobra más que si hubiera nacido con los dedos de
oro?
Silvina: Será un mal guitarrista, pero está de moda...Ya voy a ver cómo me arreglo
Juan: Mejor que esperes a conseguir otro trabajo; mientras tanto, podría bajar la
cotización de ese guita-rrista
Silvina: No. No espero más. Comienzo mañana mismo
Juan: Creí que no tenías...
Silvina: Es cierto, pero bueno...yo pensé que...
Juan: ¿Qué?
Silvina: Mi papá...
Juan: ¿De nuevo empezamos con tu viejo? Ya te dije bien claro que si veníamos a vivir
juntos, no quería un solo centavo
Silvina: ¡Es para un curso de guitarra, nada más!
Juan: Silvina, hacé lo que quieras, pero si yo me entero de que tu viejo te pasa guita, se
terminó la historia
Silvina: Pero, ¿por qué sos así? Yo trato de ser conciliadora, de hacerlo todo fácil, y
vos en cambio, no hacés más que poner piedras en el camino
Juan: Antes de venir, hablamos bien claro...
Silvina: Está bien...Voy a mendigar para que me enseñen
Juan: Bueno, pero al fin de cuentas, ¿qué pasó en ese trabajo?
Silvina: Estaba cansada
Juan: Yo nunca me enteré de que hicieras trabajos forzados...
Silvina: ¡De eso! De eso estaba cansada...En un lugar donde no hay que hacer nada,
solamente mirar de reojo a la gente que está formando fila...¡Es de lo más rutinario!
Juan: ¡Pero entonces, hubieras atendido a esa pobre gente!
Silvina: ¡Ah, claro! ¡De esa manera, aparte de rutinario sería fatigoso!. Yo no soy tan
heroica... Bueno, tendré que seguir tu ejemplo
Juan: Si, yo, sí, el sensitivo, trabajando de...pero si no fuera así, no sé cómo podríamos
darnos el lujo de venir a vivir a esta casa con espanto incluído
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Silvina: ¡Nos la consiguió Jiménez!


Juan: ¡Nos la consiguió Jiménez, y a qué precio!... ¡Una casa con cinco muertes!...
Decime, ¿no tenía nada más barato en el cementerio?
Silvina: ¡Juan! ¡Hablás así, y en realidad, no es para tanto!
Juan: ¡Ah, ¿no?! ¡Ahora resulta que yo hablo sin motivos!
Silvina: Está bien, está bien, yo te doy la razón en todo, pero ahora vení, dame un
besito, ¡dale, que estoy mimosa! (ELLA DESARROLA UNA SITUACION
AFECTIVA, INTENTANDO LLEGAR A MAS)
Juan: ¡No, Silvina, pará, pará!
Silvina: ¿Qué pasa?
Juan: Ahora no...¿ No ves cómo está todo esto?
Silvina: ¿Y eso qué tiene?
Juan: ¿Vos podrías, en circunstancias patéticas?
Silvina: ¡Pero tenemos un dormitorio! ¡Vení! (LO LLEVA DE LA MANO. ELLA ES
LA PRIMERA QUE TRATA DE ENTRAR. HUYE LUEGO, DANDO UN GRITO)
Juan: De bienvenida, un murciélago... (ELLA SE DIRIGE HACIA LATERAL; EL
PROSIGUE REVOLVIENDO EN SU VALIJA) Ya vamos a cambiar el vidrio
(REGRESA SILVINA, PORTANDO UN VASO CON AGUA)...¿Sabés qué busco? El
original de...Espero haberlo traído... (LA OBSERVA) ¿Qué te pasa?
Silvina: ¿Soy una inconciente, no?
Juan: ¡Qué novedad!
Silvina: Murciélagos...
Juan: Bueno, ¿nos vamos o nos quedamos?
Silvina: Nos vamos; no, nos quedamos; no, nos vamos; no, nos
quedamos...(PROSIGUE ASI Y EL CONTINUA EN LO SUYO)
Juan: Que no se haya traspapelado...
Silvina: Porque si nos vamos, toda la ilusión perdida, si nos quedamos...
Juan: Lo encontré
Silvina: Juan...
Juan: ¿Qué?
Silvina: He tomado una resolución importante (EN ESE INSTANTE SON
SORPRENDIDOS POR UNA PELOTA DE FUTBOL PROFESIONAL QUE ENTRA
POR LA VENTANA Y CAE EN BRAZOS DE ELLOS)
Juan: ¿Y esto?
Silvina: (AHORA ANIMADA) ¡La comparsa, vení! (LO CONDUCE HACIA LA
VENTANA)...¡Mirá, mirá la gente, mirá qué alegría sincera! ¿Ves cómo todo esto te
enseña a vivir? (TOMA LA PELOTA) ¡Este es el símbolo de que vamos a tener suerte,
acordate! ¡Todos saltan! ¡Mirá la felicidad! ¡Gol! ¡¡Gol!! ¡Vamos a ganar! ¡Repetí,
Juan, repetí que trae suerte! ¡Vamos a ganar! ¡Vamos a ganar!
Juan: (RISUEÑO, SIN CONVICCION) Vamos a ganar...
Silvina: ¡Argentina! ¡Todos saltan! ¡¡Argentina!! ¡¡Todos saltan!!

APAGON – EFECTO DE PASO DE TIEMPO


JUAN HA VUELTO DE LA CALLE
Silvina: ¿Pero cómo que te despidieron?!
Juan: Me despidieron, así cómo lo oíste
Silvina: Pero, ¿por qué? ¿Vos qué hiciste?
Juan: Yo, nada...
Silvina: ¿Y entonces?
Juan: Entonces...Que la empresa tenía que reducir el personal...
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Silvina: ¡Ah, sí, claro, muy fácil! ¿Y vos qué esperaste para reaccionar?
Juan: ¡No, pobres! Si cuando me hablaron, lloraban de tal forma que casi les doy plata
encima; bueno, por suerte no tenía, pero creo que es lo que esperaban ... ¿Hay algo para
comer?
Silvina: No...La verdad, que me olvidé...
Juan: Mejor, así empezamos a ahorrar (ELLA SE MUEVE EN TODO
MOMENTO)...Pero decime, ¿qué estás haciendo?
Silvina: Marilú me prometió que me iba a tomar como asistente
Juan: ¿Para espantar moscas?
Silvina: ¡Es la que tiene el Instituto de Gimnasia!
Juan: Bueno, está bien, movete...(SE SIENTA) Yo anduve como cien kilómetros
Silvina: ¿Haciendo qué?
Juan: No sé...Buscando
Silvina: No hay que desanimarse. Marilú dice que caminar hace bien
Juan: Sí... ¡cada vez nos hace mejor!
Silvina: ¡Parece mentira! ¡Un país que tiene de todo! Si hasta ganamos un partido de
fútbol
Juan: ¿Qué partido?
Silvina: ¡El mundial!
Juan: Eso fue hace un año...
Silvina: ¿Y eso qué importa? El recuerdo todavía está fresco
Juan: Sí, ya empiezo a sentir frío...Espero que no hayan llegado más citaciones
Silvina: Pero, ¿qué?, ¿no te enteraste?
Juan: No.¿Qué pasó?
Silvina: ¡Ya está todo resuelto! Mirá, el caso fue así: La bala la disparó jugando, el
menor de los cuatro hijos, luego rebotó en las paredes y fue a dar con toda la familia.
Así de simple...
Juan: ¡Y pensar que nos tuvieron dos meses adentro!
Silvina: Eso sería lo de menos...
Juan: ¿Qué? ¿Hay más?
Silvina: Pero no hay que preocuparse...
Juan: ¿A qué te referís?
Silvina: Que de acuerdo a las pericias, parece ser que la familia se hirió acá adentro,
pero que se fue a morir afuera, de manera que Jiménez se siente con legítimos derechos
de aumentarnos el alquiler
Juan: Bueno, lo que faltaba...
Silvina: No hay que desanimarse; pensá en algo positivo mientras busco un café
(SALE)
Juan: Algo positivo...Comida...Un lechón asado con flores en el hocico...No, es
demasiado pedir...Silvina, dos platos de ravioles en el boliche de la vuelta, aunque sean
los últimos! (ELLA REGRESA CON EL CAFÉ)
Silvina: De acuerdo, para esta noche, hoy es un día especial para nosotros
Juan: ¡¿El aniversario?!
Silvina: ¡¡Sí!! (SE ABRAZAN)
Juan: ¡Entonces, también vamos a brindar!
Silvina: ¿Y además del aniversario, qué?
Juan: ¡Bueno, ya sé, para coronarla me vas a decir que estás por ser madre!
Silvina: ¡No! ¡No puedo! Empiezo con la gimnasia
Juan: ¿Gimnasia?
Silvina: ¡Sí, Marilú!
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Juan: No te preocupes, dentro de dos días vas a buscar otro laburo


Silvina: Pero ...¿por qué sos así?
Juan: Es la verdad No quedás en ninguno...
Silvina: Bueno, vos hoy...
Juan: Yo llevaba cinco años...
Silvina: No importa, lo que quería decirte es que hoy también es una fecha especial
porque se define el concurso. ¡Seguro que lo ganás!
Juan: ¿Vos creés?
Silvina: ¡¿Y me lo preguntás?! ¿Acaso no te enteraste de las reacciones del jurado?
Juan: ¿Sabés una cosa? El ser humano tiene derecho a ser desconfiado, y yo dudo de la
decencia de ciertos certámenes en los que hay que llevar los datos de tus ancestros,
declarar si tenés cuenta bancaria, y si te descuidás, te preguntan hasta qué religión
practicás...
Silvina: Lo hacen para cuidar a quién se lo dan, pero ya vas a ver que lo ganás (ENTRA
UN SOBRE POR LA VENTANA. ELLA SE PRECIPITA A ABRIRLO)...¡Es del
concurso! Escuchá, dice: “Estimado artista, nos conmueve la sensibilidad de su estilo de
usted en general, y por lo tanto, nuestra admiración ha hecho que nos honrásemos
otorgándole el lugar que se merece en este veredicto. Es por ello que llenos de algarabía
le hemos concedido la tercera mención, ya que a las dos primeras, las tenemos
reservadas para nuestros acomodados. Desde ya aguardamos su grata presencia en la
entrega”...¿No pagan nada, no?
Juan: No. Hay un único premio pago y es para el primer acomodado
Silvina: (IRASCIBLE) ¡¿Ves?! Eso es lo que tendrías que ser! ¡Acomodado! ¡Vos
nunca fuiste acomodado en nada y así estamos!
Juan: ¡Acomodado! ¡Como si fuera tan fácil!
Silvina: No sé si es fácil o difícil, pero toda persona que se precie de tal, tiene que ser
acomodada en algo
Juan: Pero decime, ¿cómo querés que haga?
Silvina: No sé...Habrá que seguir un curso o cualquier otra cosa, pero hacelo cuanto
antes
Juan: Con eso ya se nace
Silvina: No creas...Yo tengo muchas amigas que se relacionaron con hombres muy
importantes, y tanto que llegaron hasta salir unas cuantas veces
Juan: Habrán tenido la ventaja de conocer camas distintas...Pero yo, el único acomodo
que tengo es esta silla
Silvina: ¡En cambio yo, tengo que moverme! (PROSIGUE CON SU GIMNASIA.
ELEVA EL VOLUMEN DE LA RADIO)..¡Vení, bailá vos también!
Juan: No, dejame
Silvina: (LO IMPULSA) ¡Venga, baile, que hay que festejar el aniversario! (EL SE
INCORPORA; HACE UNOS BREVES MOVIMIENTOS TENSOS, EXAGERADOS
Y VUELVE A SENTARSE. ELLA CONTINUA EN LO SUYO. EL INTENTA
BEBER EL CAFÉ, PERO LO DESECHA AL OBSERVARLA)
Juan: ¡¡Silvina!!
Silvina: ¡Ay! ¿Qué?
Juan: ¡Fuiste a lo de tu viejo!
Silvina: ¿Tenés espías?
Juan: Con mirarte, es suficiente
Silvina: Bueno, sí...(APAGA LA RADIO)...Para qué te voy a mentir...Pero fue peor
que si no hubiera ido ...Ni bien llegué, no hicieron más que hablarme de mi hermana,
que se casó por la iglesia con todos los chiches, con un tipo que junta guita en negocios
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turbios...Ni siquiera me preguntaron por mí, y a los diez minutos me dijeron que
esperaban gente... Entonces, les tuve que decir que me iba...
Juan: ¿Vos creés que si nos hubiésemos casado por la iglesia...?
Silvina: ¿Sos vos el que pregunta eso, ahora?...No, no creo que hubiera servido de
mucho; para ellos un tipo que nunca va a ser rico y encima es un...bohemio, es alguien
que ni siquiera merece existir...Vos sabés que son...¿Cómo se dice?...Piojos resucitados,
nunca te aceptarían...
Juan: No, yo no digo por mí, sino por vos...
Silvina: No te entiendo...
Juan: Digo...¿Te aceptarían si nos llegásemos a separar?
Silvina: ¿Qué?...¡¿Me querés dejar?!
Juan: No...No es eso... Es que...
Silvina: ¿Qué?
Juan: Me siento avergonzado...
Silvina: ¡Ante mí no tenés que sentir vergüenza!
Juan: Es ante mí, y eso es peor
Silvina: Entonces, ¿qué tendría que decir yo? Juan, yo te quiero...¿es que vos?...
Juan: Sí, sí, yo también, ¡por eso!
Silvina: Ah, bueno, entonces, si querés jugar a la separación quedate ahí; yo me corro
más acá...No me mires; hacé de cuenta que estamos separados...¡El que mira
pierde!...¡Bueno, ya! ¿A ver?..dígame, dígame los motivos. ¡Cuénteme sus quejas!
Juan: (ENSIMISMADO, MONOLOGA) Una tarde caminaba apacible, sin
preocuparme por nada, como siempre, rumbo al café, y fue esa vez, que viví la ilusión
de dialogar con mis amigos, pero con poesía...
Silvina: Continúe, continúe, que todavía no me ha convencido
Juan: ...Creo que en realidad nos comunicamos verdaderamente con poesía...Entonces
la vida tenía otro color (SILVINA COMIENZA A ENTONAR UNA MELODIA,
COMO MARCO)...Hasta el mozo, esa tarde se acercó aún más fraternal y en su gesto se
reflejaba que algo nuevo estaba pasando...Nos recibió con ceremoniosa cortesía, y fue
después, que observé la presencia de una chica nueva de cabello muy rubio, que parecía
iluminada (SILVINA COMIENZA A CANTAR ANIMOSAMENTE, SUBIENDO EL
VOLUMEN HASTA CUBRIRLO; EL TOMA CONCIENCIA) ¿Qué pasa?
Silvina: Nada, musicalizo
Juan: Estaba hablando sólo...No sé...
Silvina: ¿Por qué no seguís con lo de la chica iluminada?
Juan: ¿Con qué?
Silvina: La rubia, ésa que nombraste
Juan: ¿Por qué nunca sabrás dónde pisás? Ni siquiera recuerdo qué dije
Silvina: Entonces no existió, fue imaginación...
Juan: Si, no, sí; creo que existió, bueno, no sé...
Silvina: Concretamente, la iluminada, ¿existió o no existió?
Juan: Pensá en lo que quieras, es absurdo que me hagas esa pregunta
Silvina: A vos también te molesta cuando me acuerdo de Fabricio
Juan: Es distinto. A ella no la volví a ver
Silvina: Yo a él, tampoco
Juan: Pero vivieron un romance de dos años
Silvina: ¿Y con la rubia, qué?
Juan: ¡Solamente esa tarde!
Silvina: Recién la nombrabas como si sintieras algo por ella
Juan: Me inspiraba cosas...
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Silvina: Bueno, entonces existió. Vos estabas diciendo un poema y yo musicalizo.


Vayamos a la segunda parte
Juan: Insistís con tu juego
Silvina: No. Quiero estar segura si la rubia sabía dónde pisaba
Juan: Callate, pobrecita. Me enteré que una de esas tardes pisó tan mal que se cayó en
una alcantarilla... y se mató
Silvina: Lo pisado, pasado. Entonces, no hay más rubia
Juan: Ni tardes en el café... (SUENAN GOLPES EN LA PUERTA)
Silvina: ¡Voy!
Juan: No, dejá, seguro que es otra citación
Silvina: ¡A lo mejor nos traen algo importante!
Juan: A esta altura, lo único que pueden taernos es pánico
Silvina: ¿Y los amigos?
Juan: No golpean de esa forma
Silvina: Está bien, si vos no querés...¡Pero yo no aguanto que llamen!
Juan: ¡Callate! No quiero que sepan que hay alguien
Silvina: ¡Voy a abrir!
Juan: ¡Está bien. Voy yo!... (ABRE APENAS, Y EN CONSECUENCIA, SE
INTRODUCE EL BRAZO DE UNA MUJER, AL CUAL EL OPRIME,
IMPIDIENDOLE PROSEGUIR SU INGRESO) ¡Es el brazo de tu madre!...(LA
MANO DE LA VISITANTE SUELTA UN PAQUETITO Y SE RETRAE. EL TOMA
EL PRESENTE Y LO REVISA) ¡Dinero! ¡Y me dijiste que te habías ido de tu casa
como si nada!
Silvina: Te dije que me fui, pero no como si nada
Juan: ¡Vos te estás burlando!
Silvina: ¡No, de veras! Te dije la verdad...Me trataron con indiferencia, pero yo dejé de
ser indiferente
Juan: ¡¿Cómo?!
Silvina: Sí, los amenacé con denunciar algunos negocios irregulares de la familia
Juan: ¿Pero vos estás loca? ¿Y si ahora nos mandan la mafia?
Silvina: No. Yo les aclaré que necesitaba dinero y nada de crímenes
Juan: Te insistí en que no acepto...
Silvina: Pero Juan, recapacitá...Yo sé que los dos estamos haciendo lo posible por
salvarnos, pero ahora, mientras tanto, pensá en que la necesidad tiene cara de hereje
Juan: ¿Y después, qué?
Silvina. ¿Después?
Juan: Sí. Me pregunto qué vas a hacer después de tanta “herejía”
Silvina: Ese es tu problema, ¿ves? Querés aferrarte a principios, y la realidad es otra
Juan: Yo no estoy acostumbrado a familias mafiosas
Silvina: Está bien, yo no me ofendo. Vos decí lo que quieras y yo le pongo música
Juan: Silvina, sos imposible...
Silvina: Bueno, basta de planteos extraños. Te juro que es la última vez que recurro a
ellos, pero este dinero nos va a servir para una buena cena. Porque quedamos en salir,
¿no es cierto? Y vamos a olvidar todo...Y a las tres o a las cuatro de la mañana, cuando
volvamos, no tendremos que pensar en que hay que madrugar para ir a formar filas
buscando un miserable trabajo, y antes de hacer el amor, compondremos un poema...los
dos juntos, ¿qué te parece?
Juan: ¿Un poema? Cómo será mi último poema antes de que deposite todo en la
basura?
Silvina:...Hace rato que no hacemos el amor...
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Juan: ...Ya tengo la última frase...


Silvina:...hasta es posible que me nazca un hijo...
Juan: “Un punto en el infinito”, y después, nada más
Silvina...¿Qué te parece?
Juan: ¿Qué cosa?
Silvina: ¡Podríamos tener un hijo!
Juan: Y la última frase: “Un punto en el infinito”
Silvina: Está bien...La voy a anotar para que no se nos pierda... “Un punto en el
infinito” como frase final, y el comienzo “Va a nacernos un hijo”
Juan: Eso es todo
Silvina: ¿Cómo?
Juan: El poema tendrá solamente dos frases. Una tuya y una mía. Es nuestro hijo, el
poema
Silvina: Hay que escribir lo que falta
Juan: No...El resto no se escribe
Silvina: ¿No se escribe?... (JUAN MUEVE LA CABEZA, NEGATIVAMENTE) Tenés
razón. Así es mucho más hermoso...Yo me lo imagino con campanitas doradas, flores
de primavera, el ruido de las olas del mar...(EL MIRA HACIA UN COSTADO Y
SALE) Bueno, se te dio por hacerte el misterioso (EL VUELVE. LA MIRA MUY
SERIO) ¿Qué pasa?
Juan: El baño, se está inundando (ELLA SE DESPLOMA)

APAGON Y EFECTO DE PASO DEL TIEMPO


JUAN SE ENCUENTRA ESCRIBIENDO A MAQUINA. ELLA MIRA POR LA
VENTANA
Silvina: ¿Oís como cae la lluvia?
Juan: ¿Qué?
Silvina: Si oís como cae la lluvia
Juan: No soy sordo
Silvina: Morite...
Juan: ¿No te das cuenta de que me cortás la inspiración?
Silvina: ¿Inspiración? Pensé que estabas copiando
Juan: Estoy copiando, sí, estoy copiando, pero eso no priva de que pueda arrivar la
inspiración.
Silvina: No te prives, entonces...(TOMA UN LIBRO Y COMIENZA A LEER)
Juan: (INTENTANDO MOLESTARLA) ¿Oíste?
Silvina: ¿Qué?
Juan: Si oíste ese trueno
Silvina: Debió caer lejos (PROSIGUE LEYENDO)
Juan: Sí, debió caer lejos. ¡Ja! ¿Oíste? ¡Otro más!
Silvina: ¿Me vas a dejar leer tranquila?
Juan: ¡Leer tranquila! ¡Ahora lee! ¿Qué será esto tan importante que la ocupa?
Silvina: El horóscopo
Juan: ¡El horóscopo! ¡Ja! ¡El horóscopo!
Silvina: Bueno, ¿qué tiene?
Juan: Nada, nada. Pero ese librejo, por lo menos debe ser del año pasado
Silvina: No importa. Igualmente sirve
Juan: ¡Ah, qué bien!
Silvina: Sirve lo mismo. Laura me enseñó a extrapolar
Juan: ¡Laura! ¿Qué será de Laura? Hace como un año que...
12

Silvina: Tiene mucho trabajo


Juan: Se borró, querida, se borró
Silvina: Pensá lo que quieras...¡Mirá! Acá dice que tendremos noticias de parientes y
prontas visitas
Juan: ¡Prontas visitas! ¡Con este día!
Silvina: Mañana va a salir el Sol
Juan: No se acercan ni cuando hay Sol. Se borraron, querida, se borraron
Silvina: ¿Por qué decís eso?
Juan: Se borraron porque nos va mal
Silvina: No. No es así. Lo que pasa es que la gente cada día está más ocupada
Juan: Ocupada en patearte
Silvina: No digas eso. Yo tengo un intachable concepto de mis amigos. Siempre me
brindaron excelentes consejos
Juan: Entonces te patean por eso
Silvina: ¿Por qué?
Juan: Y...Ya ves... Parece que esos consejos, mucho resultado no te dieron
Silvina: Cierto... Afuera llueve a cántaros y yo acá, aguantándote
Juan: ¡Pero mirá quién habla!
Silvina: Vos, ¿qué tenés que decir de mí?
Juan: Que te pasás todo el tiempo hablando pavadas
Silvina: ¿Cuáles pavadas?
Juan: La de ese horóscopo atrasado, por ejemplo
Silvina: ¡Juan! ¡Dice que vamos a recibir una fortuna!
Juan: ¡Eso tendría que haber sido el año pasado!
Silvina: ¡Juan, te dije que yo sé extrapolar!
Juan: Bueno, basta, te pido por favor, basta de estupideces
Silvina: (TOMA EL LIBRO, IMPETUOSA) ¡Está bien, ya sé que no sirve, nada de lo
mío, sirve! (LO ARROJA POR LA VENTANA)
Juan: Cómo, ¿no iba a venir Laura a buscarlo?
Silvina: Ni Laura ni nadie. ¿Sabés qué pasa? La gente se deprime; se deprime con
nosotros. La tristeza es contagiosa
Juan: ¿Sí?
Silvina: Lo dijo el otro día una esclarecida social, por la radio...La radio, ¿dónde está?
Juan: La vendimos
Silvina: Y la guitarra también. No importa. Es cierto lo que decía esa comunicadora
Juan: ¿La contagiosa?
Silvina: Pero en cambio, se trata de cargarse de estímulos y entrar en funcionamiento;
hay que tener personalidad de acción, no detenerse, ir adelante, avasallar, hay que
cargarse en energía. Se trata simplemente de comenzar con un “hip, hip, un dos, tres,
hip, hip, estímulo respuesta” “¡Hip, hip, estímulo, respuesta, valoración!”
Juan: (LA OBSERVA Y MENEA LA CABEZA) ¡Qué boluda!
Silvina: Más boludo serás vos (LLORA)
Juan: (SE ACERCA A ELLA) Lo dije por la esclarecida
Silvina: ¡Dejame! En vez de aprovechar los estímulos, echás todo a perder
Juan: Yo...
Silvina: Es mentira eso de que la gente ya no nos quiere ver
Juan: Sí, sí, está bien
Silvina: No somos los pariente pobres...mamá...
Juan: Ya salió tu mamá
Silvina: Sí, esa también se acostumbró
13

Juan: ¿Cómo?
Silvina: Por acá, ya ni se acerca
Juan: Bueno, al menos es un avance importante
Silvina: No tiene gracia (TOMA UN PARAGUAS)
Juan: ¿A dónde vas?
Silvina: Salgo a dar una vuelta
Juan: ¿Con este día?
Silvina: No aguanto más aquí adentro (CAE UN RAYO CERCANO) ¡Ay! (SE
ALTERA, REFUGIANDOSE EN EL)
Juan: Bueno...
Silvina: (SE DESPRENDE RAPIDAMENTE) Dejame, ya estoy bien. Hip, hip, un, dos,
tres...(SALE HACIA UN COSTADO Y HABLA DESDE AHI) Hip, hip, acción,
estímulo-respuesta, personalidad de acción!) (REGRESA, EMPUJANDO UNAS
CAJAS)
Juan: ¿Qué hacés?
Silvina: ¡Acción, personalidad de acción!
Juan: ¿Justo cuando estoy yo, se te ocurre revolver eso?
Silvina: Ultimamente estás siempre (SIGUE TRAYENDO) No las tolero más. Jiménez
dijo...Jiménez dijo...
Juan: Dijo tantas cosas...
Silvina: Y yo le dije que no las iba a guardar dos años más...No, vos quedate ahí...
Juan: Mirá, yo también ya me cargué de...estímulos y antes de que haga otra cosa
peor...(COMIENZA A ARROJAR CAJAS POR LA VENTANA)
Silvina: ¿Por qué...?
Juan: ¿Y qué? ¿Pensás bajar los tres pisos?
Silvina: Pero es grosero...
Juan: No importa. El basurero las lleva lo mismo (OBSERVA EL CONTENIDO DE
UNA) ¿Para qué guardarían tanto papel?...Papeles viejos, diarios viejos...revistas viejas
(VA TIRANDO TODO)
Silvina: (LE VA ALCANZANDO Y EL LAS SIGUE ARROJANDO) Papeles,
revistas, programas de cine... Más y más papeles viejos, diarios, revistas viejas...¡¡Juan!!
Juan: ¿Qué?
Silvina: (MIENTRAS VA TRAYENDO MAS) ¡Dólares, Juan, dólares!
Juan: ¡¿Dólares?!
Silvina: ¡Sí, fijate, dólares!
Juan: (EXTRAE UN PUÑADO) ¡Dólares, sí, dólares! ¿Pero cómo pudieron estar tanto
tiempo...?
Silvina: ¿Viste? Por no revisar ¡Dólares!
Juan: ¡Dólares y más dólares! (SUBITAMENTE) ¡No! ¡Esto es una mentira! ¡Te los
dio tu vieja!
Silvina: ¡No, Juan, no!
Juan: ¡Vos me querés engañar como a un idiota!
Silvina: ¡No, no, te digo que no!
Juan: ¡Entonces, los habrá dejado cuando no la viste!
Silvina: ¿Justo ella? ¡Son muchos dólares!
Juan: Cierto. Miles y miles de dólares. ¡Nuestros! ¡Sí, nuestros! Esto
significa...significa, ¡comida!... ¡con el hambre que tengo atragantado!
Silvina: ¡Sí, sí, volver a encontrarnos con Laura!
Juan: ¿Con quién?
Silvina: Con Laura
14

Juan: ¡Pero, por favor! ¡Esa es muy poca cosa, muy poca cosa, querida, apenas una
pequeña burguesa!...Y a tu familia, ahora sí que les vamos a devolver las limosnas, pero
nos van a tener que pedir perdón de rodillas
Silvina: (ASCETICA) ¡Sin rencores, Juan! Ahora hay que pensar en la paz, en la
cordura y el amor
Juan: Sí, sí, todo eso, pero que pidan perdón de rodillas
Silvina: ¡Son muchos dólares!
Juan: ¡Cómo nos va a querer la gente! Toda mi poesía en edición de lujo ¡Excelente
negocio!
Silvina: ¡Una hermosa familia, santa, radiante!
Juan: ¡Casa quinta, coches importados, yatching, golf!
Silvina: ¡Son miles, miles de dólares!
Juan: ¡Ski en las cataratas, helicópteros, considerable renta en Suiza!
Silvina: ¡Hermosa, santa, radiante familia!
Juan: ¡Y vos, que pensabas tomar clases de baile! Ahora te van a tener que aguantar
tocando la guitarra y bailando por televisión, control remoto, vía satélite
interplanetario... ¡Fabulosas ganancias!
Silvina: ¡Son miles, miles y miles!
Juan: ¡Palacios, industrias, colecciones de diamantes, y que a nadie se le ocurra criticar!
Silvina: (SUBITAMENTE PATETICA) ¡Juan!
Juan: ¡A reinar el Tercer Mundo!
Silvina: ¡Juan!
Juan:¡El Primero y todos los mundos también...!
Silvina: ¡Juan, pará, Juan!... ¡Son falsos, Juan, son falsos!
Juan: ¿Qué decís?
Silvina: ¡Son falsos, Juan, son falsos!
Juan: ¡¿Pero qué te agarró?! (TOMA LOS BILLETES) ¡Perfectos, estupendos, ni un
solo defecto!
Silvina: (ABATIDA, SE APARTA) Son falsos, Juan, son falsos
Juan: Pero...¿A ver? ¿Porqué? ¿Porqué?
Silvina: No es necesario mirarlos con mucho detalle. Hay dos series
Juan: ¿Pero qué decís? Los números están bien
Silvina: Los números están bien, pero la mitad de los billetes tienen el prócer mirado
para un lado, y la otra mitad para el otro
Juan: ¿Pero de dónde sacaste eso?
Silvina: Estoy segura, Juan
Juan: ¿Y eso qué importa? ¿Quién se va a fijar?
Silvina: Pensá en los inconvenientes, Juan...
Juan: ¿Inconvenientes?
Silvina: Algún altercado, denuncias...
Juan: Denuncias...
Silvina: Prisiones, juicios, familia desgraciada
Juan: ¿Más prisiones?
Silvina: Días de detención, torturas
Juan: ¿Torturas?...
Silvina: Prisiones, juicios, desesperación, familia desgraciada
Juan: Prisiones, juicios, días de detención
Silvina: Tormentos, picanas y más tormentos
Juan: Sentencias, días negros...
Silvina: Prisiones, juicios, familia desgraciada
15

Juan: Sentencias, picanas, más y más tormentos y finalmente...¡La puta que lo parió!
(PATEA CON VEHEMENCIA A UNA CAJA. ELLA COMIENZA A RECOGER
LOS BILLETES)...Dejá, ni te molestes
Silvina: No había terminado de contarlos
Juan: (SE VUELVE HACIA LA VENTANA) ¡Justo! ¡En un día así, de repente, la
esperanza!...¿Pasa pronto, no?...¡La puta madre! ¡Por qué los habremos mirado?...Ni
llegamos a saber cuánto hay...Eso qué importa, ya... (ELLA PROSIGUE CON LOS
ENVOLTORIOS) Pero, bueno... ¿cuánto habría?
Silvina: (SIN VOLVER A FIJARSE) Quinientos mil
Juan: ¿Quinientos mil? En esas, pero, ¿en las otras?
Silvina: Parece que no... (VA HACIA EL COSTADO Y PROSIGUE TRAYENDO)
Juan: ¿No tienen, no?
Silvina: No. Son puro papeles (AMBOS CONTINUAN ACERCANDO CAJAS Y
ARROJANDOLAS POR LA VENTANA)
Juan: ¿Quinientos mil? Estoy seguro de que contaste mal
Silvina: Sí, quinientos mil, dólar más, dólar menos...
Juan: No, no. Había muchos más
Silvina: (MIENTRAS CONTINUA EN RITMO ACELERADO, CON LAS
ACCIONES MECANICAS DE ARROJAR CAJAS Y PAQUETES)
Cincuenta paquetes de diez mil (TIRAN SIN DARSE CUENTA, LAS QUE
CONTIENEN LOS BILLETES)
Juan: Cincuenta y cinco paquetes
Silvina: Cincuenta, nada más
Juan: Eran más
Silvina: ¡Estoy segura!
Juan: Cincuenta de diez mil y cinco de veinte mil
Silvina: ¡Cincuenta!
Juan: ¡Cincuenta y...! ¡Uy, tiramos los dólares!... (SE ASOMA A LA
VENTANA)...¡Fuiste vos!
Silvina: Fue sin querer
Juan: (ASOMBRADO) ¡No!
Silvina: ¿Qué?
Juan: Los agarró una linyera
Silvina: Capaz que no sabe ni qué es
Juan: Será linyera, pero es argentina
Silvina: Con esta lluvia, se le van a derretir... (AMBOS, AHORA ATONITOS, SE
VUELVEN, APARTANDOSE RAPIDAMENTE)
Juan: No vimos nada, no oímos nada, no sabemos nada
Silvina: Por supuesto. Un robo entre linyeras
Juan: Pero el coche la atropelló sin llevarse nada
Silvina: Entonces no fue robo… Con la lluvia, los coches no frenan
Juan: Sí, claro...¿Te parece que podemos dejarla ahí tirada?
Silvina: Juan, vení para acá y olvidate. Ya bastantes problemas tuvimos
Juan: ¿Vos creés que vuelvan a interrogarnos?
Silvina: ¿Qué decís? Nosotros no tenemos nada que ver
Juan: Digo...Como está aquí abajo...
Silvina: No. Ni siquiera en la vereda. Por lo tanto, no está aquí abajo
Juan: ¿Te parece? (SE ACERCA OTRA VEZ A MIRAR) Tenés razón. No está
Silvina: Tengo razón, ¿no es cierto?
Juan: ¡Pero claro! No está. ¡No está más, fijate!
16

Silvina: (SE ASOMA) ¡Es cierto!


Juan: Rápido, ¿no?
Silvina: ¿Se habrá ido al Cielo?
Juan: Con esta lluvia, no creo
Silvina: Al Infierno, seguro
Juan: Sí, no habrá encontrado mejor camino
Silvina: Juan, ¿los desagües conducen al Infierno?
Juan: Está demostrado
Silvina: ¿Y si estuvieran obstruídos? ¡Ay! ¿Porqué no podremos dejar de decir
pavadas?
Juan: Pobre mujer...
Silvina: Sí, pobre ¿Qué podríamos hacer?
Juan: ¿Por ella?
Silvina: No, por nosotros
Juan: Bueno, no hay que inquietarse, esta tarde es problemática, oscura, excesivamente
lluviosa, es una tarde, prodríamos decir...aciaga, pero no hay que intranquilizarse
Silvina: Yo quiero salir
Juan: Sería contradictorio
Silvina: ¡Es que estoy atacada!
Juan: Decretemos tranquilidad
Silvina: ¡Tranquilidad! ¡Cómo si fuera tan fácil! Hoy ni siquiera me funciona la
autoayuda
Juan: Es fácil, es fácil, comencemos por calmarnos, y ya vas a ver cómo pronto va a
dejar de llover
Silvina: (QUERIENDO CONVENCERSE) Si, claro, así tendría que ser
Juan: Por supuesto. Se trata, en realidad, de poder apreciar la paz, la calidez que puede
albergar el hogar en una tarde dominguera
Silvina: Sí, sí, sería lo lógico
Juan: Sí, seguro que sí
Silvina: Bueno, entonces, ¿sirvo el café?
Juan: Dejá, lo hago yo. Vos sentate (SE DIRIGE A LATERAL) Relajate y pensá en lo
placentero de todas las cosas que podríamos decirnos en esta tarde, y que realmente
llegaremos a decirnos, y asimismo, en todo lo bueno que in-trin-se-ca-men-te sucede a
nuestro alrededor (REGRESA CON EL CAFÉ)
Silvina: ¿Decías?
Juan: Yo tengo algo bien claro, y es que a esta altura de los acontecimientos vividos,
ya no deben afectarnos los fenómenos meteorológicos
Silvina: Sí, sí, por supuesto
Juan: (SIRVIENDO EL CAFÉ) No en vano hemos compartido tantas reflexiones (SE
REFIERE AL AZUCAR) ¿Cuánto?... ¿Cuánto?
Silvina: (DICE, SIN INTENCION) Quinientos mil (EL DEPOSITA EL AZUCAR
COMO SI NO HUBIERA ESCUCHADO) ¿Vos no le echás?
Juan: Ah, sí, quinientos veinte ( TRANSICION. EL TRATA DE REANUDAR LA
CONVERSACION FORMAL) Y asimismo, todas las teorías destacan que es
fundamental que se produzca un adecuado feed-back entre el receptor y el emisor
Silvina: Sí, claro, eso es lo importante (COMO PARA SI) ¿Quién los habrá dejado acá?
Juan: (IGUALMENTE, PARA SI MISMO) Son cosas de la mafia (RECUPERA EL
DISCURSO ANTERIOR) Sí, es imprescindible que el mensaje conmueva al receptor y
al emisor (TRANSICION)... Y por eso matan a la gente
17

Silvina: Aunque interfiera el ímpetu emocional...(TRANSICION) Pero yo creo que


igual, terminan matando
Juan: Sin dejar de tener en cuenta que ambos interlocutores están implicados también
en el contexto, que es el que representa el marco del vínculo, y la consecuencia de ello
es que la comunicación se acrecienta ... (TRANSICION) aunque a veces finalizan
aterrados
Silvina: Absolutamente de acuerdo, nunca hay que dejar de lado el contexto
Juan: Y lo más importante es cumplir una función social
Silvina: Hay montones, montones de gente que saben de todo eso, son muchos,
muchísimos, son como quinientos mil, eran quinientos mil, bueno, podrían ser
muchísimos más
Juan: A toda esa gente hay que ayudarla. No se trata de ser egoístas, cuando en realidad
son como ochocientos mil
Silvina: Que no los vamos a tener nunca
Juan: Claro, porque, ¿de qué vale pensar en el individualismo?
Silvina: De nada, por supuesto, nada de intereses personales, ningún interés
Juan: No menos del veintidós por ciento. ¿Y qué pasa con el arte? ¿Es que tampoco hay
interés?
Silvina: A plazo fijo, un treinta... pero tampoco hay que olvidar otros pensamientos
Juan: Claro, el filosófico, el antropológico, el clásico, el romántico en general...
Silvina: Cierto, ¿qué diría un romántico?
Juan: Jodete por boluda
Silvina: ¿Cómo?
Juan: Sí, jodete por boluda
Silvina: Sabés muy bien que eran falsos. Yo le vi los ojos al prócer
Juan: ¡Podrías haber visto algo bueno con tal de no arruinar la fiesta!
Silvina: ¡La fiesta se arruinó sola!
Juan: Hubiéramos seguido soñando. Pero cantaste enseguida “Son falsos”
Silvina: ¿Ahora sos vos el que quiere vivir de sueños?
Juan: Toda la vida tuve sueños. Fui un poeta. Mejor dicho, soy un poeta. Y eso es lo
que te falta a vos: Sentido poético.
Silvina: Sí, claro, y cuando viste los verdes...
Juan: (LA IMITA) “Son falsos” ¡Era un millón!
Silvina: ¿Y el sentido poético?
Juan: Se adapta, se adapta a los hechos....Por momentos la mente se obnubila, pero no
obstante, la poesía sigue, subyacente...
Silvina: ¿Sabés cuál es la diferencia? Yo, aunque boba, siempre fui auténtica, en
cambio, vos...
Juan: ¿Yo, qué?
Silvina: Se te confunden las palabras
Juan: ¿A un poeta, confundírsele las palabras?
Silvina: Sí, poesía con hipocresía
Juan: Eso no es cierto
Silvina: ¿No?
Juan: ¡Es que eran demasiados!
Silvina: Bien que podrías haber aceptado el trabajo con mi familia, y en cambio, hasta
me hiciste renunciar
Juan: Te aclaré que con esos mafiosos y asesinos, no pienso mezclarme
Silvina: Está bien. (SALE A LATERAL)
Juan: ¿Ahora qué buscás?
18

Silvina: (VUELVE CON UNA VALIJA) Voy a mezclarme donde se coma


Juan: ¿Con esta lluvia?
Silvina: Ya dejó de llover
Juan: Pero igualmente sigue nublado
Silvina: Bueno, entonces al paraguas me lo llevo yo
Juan: Me dejás desprotegido
Silvina: No se lo puede cortar por la mitad
Juan: Entonces, el paraguas...
Silvina: Sí, yo...Y en cuanto a las demás cosas... Los platos...
Juan: ¿Platos? ¡No hay más que cuatro!
Silvina: Dos y dos
Juan: ¿Y el contrato?
Silvina: ¿Qué contrato?
Juan: De alquiler. Lo firmamos juntos
Silvina: Sos vos el que se queda. ¿O te vas vos?
Juan: Yo no me voy
Silvina: Está bien. No te envidio el gusto. Voy a hablar con Jiménez... Y si las cosas
cambian, creo voy a poder acercarte algo
Juan: Sabés que no acepto limosna
Silvina: Como quieras
Juan: Empezó a llover otra vez. Así, no podés salir
Silvina: Tengo paraguas
Juan: Pero sopla mucho viento y hasta es posible que haya más descargas (SUENA
UN TRUENO) ¿Oíste?
Silvina: No importa...¡Las tazas! Teníamos seis...Se rompieron dos
Juan: ¡No! Se rompieron tres!
Silvina: Bueno, las busco
Juan: (PIDE DE RODILLAS) ¡No, por favor! ¡Te lo suplico!
Silvina: Está bien. Te dejo las tazas
Juan: (EN LA MISMA ACTITUD) ¡Te lo suplico, no te vayas!
Silvina: ¿Y la estufa?
Juan: No tenemos estufa
Silvina: (SEÑALA HACIA UN COSTADO) ¿Y eso?
Juan: ¿Eso? No sé qué es, pero ya estaba acá... (LA LUZ COMIENZA A OSCILAR.
EL LUGAR QUEDA EN SEMIPENUMBRAS)
Silvina: Ay, ¿qué pasa?
Juan: Las descargas, yo te dije
Silvina: Se jodió la luz
Juan: Los tapones, ¿dónde estarán los tapones?
Silvina: Fijate al lado de la puerta
Juan: ¿Ese no era el medidor del gas?
Silvina: No sé
Juan: (CON UNA LINTERNA ENCENDIDA) Ahora salimos de dudas (OBSERVA
LA CASILLA) ¡Estaba abierto!...y hay un bolso
Silvina: ¿Ahí?
Juan: Y cómo pesa...¿Lo abro?
Silvina: (ENCONGIENDOSE DE HOMBROS) Y...
Juan: (EXTRAE UN PUÑADO DE MONEDAS DEL INTERIOR DEL BOLSO)
¡Monedas de cobre!
Silvina: ¿A ver? (TOMA UNA Y LA OBSERVA DETALLADAMENTE)
19

Juan: Cobre antiguo


Silvina: Sí, Juan, es oro (PRUEBA CON MORDER)
Juan: ¿Qué?
Silvina: (TOMA OTRAS) Es oro, Juan
Juan: ¡Sí, falsas, el mismo chiste de antes!
Silvina: Veinticuatro kilates (CAE UN RAYO)
Juan: A ver...(INTENTA MORDER UNA Y SE DAÑA UN DIENTE) ¡Ay, la p...!
Silvina: (PROSIGUE REVISANDO) Es oro legítimo, Juan
Juan: (DESPECTIVO) Oro legítimo, oro legítimo..¿Vos creés que a mí me interesa lo
que cae del Cielo?
Silvina: Tendría que interesarte, Juan
Juan: No, yo no me embarco más en eso
Silvina: ¡Si estuviera mamá!
Juan: ¡Ya tuvo que salir tu mamá!
Silvina: Ella adora el oro, no tiene más que mirarlo y te dice de qué año es... (EN ESE
INSTANTE SE OYE EL SONAR DE UN TELEFONO) ¿Un timbre?...
Juan: ¡Si no hay luz! (VUELVE A SONAR. PROVIENE DEL INTERIOR DE LA
MISMA CASILLA DONDE SE ENCONTRABA EL BOLSO. EL EXTRAE UN
APARATO TELEFONICO) En el contrato no decía nada de teléfono... No tiene tono,
escuchá, no puede funcionar
Silvina: Sí, pero tiene un cable
Juan: ¡Qué raro que estuviera ahí adentro! (AHORA SUENA ANTE ELLOS) Mejor
no lo toques
Silvina: ¿Qué pensás?
Juan: No sé que pensar (EL TELEFONO VUELVE A SONAR)
Silvina: Yo atiendo
Juan: ¡Esperá, esperá!
Silvina: (SE PRECIPITA) ¿Hola? ¿Hola?...¡¡Mamá!! ¡Qué alegría! ¿Dónde voy a estar?
¡En casa! ¡Hola! Mamá, ¿cómo conseguiste? No, mamá, no es la joyería. ¡Es mi casa!
¡Hola! ¡Hola, sí, mamá! ¿A cuánto el oro? ¡Hola, hola! Se fue. Se cortó. No tiene tono
Juan: Yo sabía que tu vieja iba a volver a aparecer de cualquier manera
Silvina: Ella creía que hablaba con una joyería. ¿Sería ella? Sí, sí, la voz era
inconfundible y dijo bien clarito: “Hola, hola”
Juan: ¿Y qué más?
Silvina: Nada, ni siquiera la cotización (PROSIGUE GOLPEANDO EL TELEFONO)
Es inútil. No tiene tono
Juan: Silvina, el bolso con las monedas ocultaba el teléfono
Silvina: ¿Y con eso?
Juan: Entonces está claro (CAE UN RAYO)
Silvina: ¿Qué?
Juan: ¡Que está claro!
Silvina: ¿Qué es lo que está claro?
Juan: Que para atender el teléfono era necesario haber descubierto el bolso
Silvina: ¿Y entonces?
Juan: ¡¿Porqué habrás atendido?!
Silvina: ¡Era mamá!
Juan: ¡Entonces, vos sabías!
Silvina: No, no, te juro, pero ¿qué se te ocurre?
Juan: Fue una trampa, una trampa, sí
Silvina: ¿Una trampa?
20

Juan: Claro. Saben que si atendimos el teléfono, eso significa que encontramos las
monedas
Silvina: ¡Pero, mamá..!
Juan: Basta con tu mamá!
Silvina: Bueno, ¿qué pensás?
Juan: ¡Que debe ser otro crimen... que nos quieren culpar!
Silvina: Juan, pensá que podríamos no haberlo descubierto nunca
Juan: Pero se descubrió... Y quién sabe cuántas cosas más...
Silvina: Nos vamos ya mismo
Juan: ¿Justo ahora? Deben estar esperando a que salgamos
Silvina: ¡Pero en algún momento hay que salir! ¡Ay! (RECURRE AL TELEFONO)
¡Mamá, hola!
Juan: No busques males mayores
Silvina: ¿Que tenés que decir de ella?
Juan: Nada. Tratemos de pensar qué podemos hacer
Silvina: Si querían culparnos por el oro, no era necesario que lo descubriésemos
Juan: No. Peo ahora saben que podemos sacarlo
Silvina: ¡Basta, no nos compliquemos más!
Juan: Cómo si fuera posible
Silvina: Entonces, salgo
Juan: (LA RETIENE) ¡Esperá!
Silvina: ¡Dejame, necesito salir!
Juan: ¡Claro, te vas porque sabés que a vos no te van a hacer nada!
Silvina: ¿Yo? ¿Qué puedo saber?
Juan: Porque tu “mamá” está metida
Silvina: ¿Cómo podés decir eso?
Juan: ¡Es evidente!. ¡Entre las dos planean liquidarme!
Silvina: ¡Juan! ¿Te volviste loco? ¡Juan!
Juan: No sería raro. Tengo motivos
Silvina: Pensá lo que quieras; yo así, no te aguanto
Juan: Está bien, andate, andate ya mismo
Silvina: (REFIRIENDOSE AL BOLSO) Pero...¿Qué vas a hacer con éso?
Juan: No sé
Silvina: Guardarlo donde estaba, no seviría de nada...
Juan: No. Sería comprometedor
Silvina: Yo podría intentar sacarlo
Juan: Vos, ¿llevártelo?
Silvina: De acuerdo a tu teoría, yo estaría libre de peligro
Juan: ¡Y de esta manera te quedás con todo!
Silvina: Juan, ¿tanto desconfiás de mí?
Juan: (SE RECTIFICA) De esta, ninguno de los dos salimos
Silvina: ¿Te parece?
Juan: Ninguno de los dos...
Silvina: ¡Con esta lluvia!...(VUELVE A SONAR EL TELEFONO. AMBOS
PERMANECEN UN INSTANTE INDECISOS, LUEGO ELLA SE VUELVE A
AVALANZAR Y ATIENDE) Era una voz de hombre... Una voz inconfundible...
Juan: ¿Qué dijo?
Silvina: Era la voz de tu papá
Juan: ¡¿De mi papá?! ¿Qué dijo?
21

Silvina: “Tienen cinco minutos para salir de ahí antes de que explote la bomba
(AMBOS PERMANECEN ATONITOS)
Juan: ¿Una bomba? Tenemos que salir...
Silvina: Afuera nos matan, Juan
Juan: (TOMA EL BOLSO) ¡Sí, pero esto no nos va a comprometer! (SE DIRIGE
IMPETUOSO HACIA LA VENTANA)
Silvina: ¡¿Qué vas a hacer?!
Juan: Se lo tiro a los linyeras
Silvina: Esperá, Juan, esperá, todavía nos quedan cuatro minutos y medio (VUELVE
A CAER UN RAYO Y SE ESCUCHA NUEVAMENTE EL TELEFONO) ¡Basta!
(ARRANCA EL CABLE)
Juan: Bueno, ¿qué hacemos?
Silvina: Sí, sí, lo vamos a tirar, pero todavía faltan cuatro minutos
Juan: Bueno, ¿y qué?
Silvina: Hay que pensar algo
Juan: No hay nada que pensar. Hay que salir
Silvina: Esperá
Juan: ¡Dale, vamos!
Silvina: ¡Esperá, esperá!
Juan: ¡Silvina! La bomba!
Silvina: ¿Y si es mentira?
Juan: ¡No hay tiempo!
Silvina: Tres minutos y medio. Antes de tirarlo, saquemos algo. Nadie se va a dar
cuenta (SEPARA UN POCO)
Juan: ¿Te parece?
Silvina: Sí, Juan, vamos a necesitar, fuera del país
Juan: (GUARDA EN SUS BOLSILLOS) Sí, sí, pero repartamos por igual
Silvina: Estoy repartiendo por igual, pero iluminame bien
Juan: No puedo sostener la linterna y juntar al mismo tiempo
Silvina: Está bien. Te ayudo
Juan: Ya es suficiente
Silvina: Vamos a tener que comprar toda clase de documentación (VA SEPARANDO
CANTIDADES MAYORES)
Juan: Sí, pero...
Silvina: Todavía nos quedan dos minutos y medio
Juan: ¡Apurate! (COMIENZA A EXTRAER CON MAYOR AVIDEZ)
Silvina: Voy a buscar los bolsos
Juan: ¿Vamos a salir con bolsos?
Silvina: Sí, sí, no importa (VA HACIA LATERAL; EL PROSIGUE)
Juan: Pero, ¿porqué dividimos? Mejor juntar
Silvina: (REGRESA CON LOS BOLSOS) Todo junto pesa mucho
Juan: Pero...
Silvina: Afuera no se sabe, Juan
Juan: Silvina, escuchame...
Silvina: No, Juan, no es momento
Juan: ¿Vamos a seguir juntos?
Silvina: ¡No sé. No es momento!
Juan: Silvina...
Silvina: No hables, Juan, que queda un minuto
Juan: Sí, sí
22

Silvina: Dijimos que para gastos en papeles


Juan: Si
Silvina: Residencia
Juan: También
Silvina: Inversiones
Juan: ( CONTINUA SEPARANDO, AL IGUAL QUE ELLA, CANTIDADES
MAYORES) Sí
Silvina: Gastos de mantenimiento
Juan: Sumando los suntuarios
EL AMBIENTE SE VA OSCURECIENDO AUN MAS. ELLOS PROSIGUEN EN LO
SUYO
Silvina: Coches
Juan: Impuestos
Silvina: Salud y educación
Juan: Donaciones institucionales...seguridad personal...
SE OYE UN RUIDO ESTRUENDOSO, QUE SE CONFUNDE CON EL DE LOS
TRUENOS.
APAGON

FINAL (1992)

AUTOR Carlos Cazila


carloscazila@gmail.com
mensaje70@yahoo.com.ar
+54911-4172-8732 (móvil) +5411-4374-2841

ORIGEN: Argentina

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