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MILAGRO COTIDIANO
Comedia dramática
carloscazila@gmail.com
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Origen: Argentina
OBRA REGISTRADA
SINOPSIS: Una pareja joven trata de sobrevivir con sus ideales artísticos,
en torno a un medio cada vez más hostil. El inesperado hallazgo de una
fortuna oculta comienza por alterar aún más sus existencias
Personajes:
Silvina
Juan
(una pareja joven)
COMIENZO:
SILVINA Y JUAN LLEGAN CON SUS VALIJAS EN MANO A UNA VIVIENDA
LUGUBRE EN LA CUAL SE PRESENTAN GRAN CANTIDAD DE OBJETOS
DESORDENADOS
Silvina: ¡Ay, Juan! No seas exagerado, ¿qué importancia tiene que se haya suicidado un
padre, presumiblemente almacenero de profesión, luego de terminar con sus cuatro
hijos, en confuso episodio?
Juan: No. Si se piensa bien, el hombre habrá tenido sus razones...
Silvina: Pero claro, ¿ves? Me alegro de que estés empezando a ser razonable. Yo creo
que tendríamos que hacerle un regalo a Jiménez
Juan: Un regalo, ¿por qué?
Silvina: ¿Te parece que hizo poco?...Fijate: Gracias a él, ahora tenemos un hogar para
nosotros dos...
Juan: (SE DIRIGE HACIA UN AMBIENTE CONTIGUO) Regalos, aparte de lo que
nos cobró... Si tan siquiera se hubieran encargado de limpiar...
Silvina: Bueno, pero dejando de lado ciertas insignificancias, tiene todo lo que tendría
que tener
Juan: Sí, no sacaron nada...
Silvina: ¡Y esta ventana, mirá, se ve la ciudad! (EL SE ACERCA A DICHA
VENTANA. ELLA REVUELVE COSAS)
Juan: ¿Oís cómo cae la lluvia?
Silvina: ¿Viste? ¡Es romántico, como yo te decía! (ENCUENTRA ALGO)..¡Mirá,
partituras musicales! ¡Parece que el almacenero era un lírico! Todo esto me va a servir
Juan: ¿Qué música es?
Silvina: No sé. Pero te prometo aprender. Acordate de lo que te juré
Juan: No me acuerdo
Silvina: ¡Sí! Que voy a musicalizar tus poemas...¡Mirá, una guitarra! (INTENTA
TOCAR, PERO LO HACE MUY MAL)...Ya voy a aprender, vas a ver
Juan: Silvina...
Silvina: ¿Qué?
Juan: ¿No vendrá la policía?
Silvina: ¿Tan mal toco?
Juan: Digo, por lo que pasó...
Silvina: Ah, sí, el filicidio. No te hagas ningún problema. Jiménez me dijo que se trata
de una vivienda apropiada y en óptimas condiciones para ser habitada
confortablemente...Si Jiménez lo dice...
Juan: ¿Vos creés que la casa de él podría parecerse a esto?
Silvina: No sé, pero por algo habrá empezado...
Juan: Sí, ése seguro que salió de una madriguera
Silvina: Bueno, basta de filosofía; mirá, por acá hay algo de ropa. Te puede servir
(INTENTA HACERLE PROBAR UN SACO)
Juan: ¿Qué hacés?
Silvina: ¿Por qué no?
Juan: Voy a terminar por creer que estás loca..
Silvina: No, escuchame, mi mamá siempre dice...
Juan: Ya empezás con tu mamá...
Silvina: Bueno, perdoname, ella dice que hay que aprovechar todo
Juan: Pero, ¿cómo se te ocurre que me voy a poner esa ropa?
Silvina: Cierto, vos sos tan susceptible...Yo, en cambio...
Juan: ¿Serías capaz de usar eso?
Silvina: Y...Si fuera mi talle...
Juan: Hay cosas que prefiero no escuchar. Mejor ordenemos lo que se pueda
Silvina: Pero lo mismo nos queremos, ¿no es cierto? Todos decían que no íbamos a
durar ni dos días, y ya estamos viviendo juntos
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Silvina: La que no vivió ese tipo de sensaciones es Zule, ¿ves?, ésa es la única que
puede llegar a criticar (RETOMA LA LIMPIEZA)
Juan: ¿Y qué pensás preparar? Me dijiste que la cocina no funciona
Silvina: (HOJEA UN LIBRO) Cierto
Juan: Por lo menos hay agua y luz...
Silvina: (LEE) “¡Método para criar sanamente a su hijo!”
Juan: La rotisería, no queda otro remedio...O sino, que traigan ellos...Soñar no cuesta
nada...Un poco de pollo, un poco de papas...
Silvina: (LEE) “Un poco de manifestación corporal, un discurso lo suficientemente
compacto”...
Juan: “El pollo, por favor, bien doradito”..
Silvina: “Y si no da resultado, córtelo en pedazos” ¡Juan!
Juan: (ENSOÑADO) ¡Los amigos!...
Silvina: ¡Juan, oíme, acá está la causa, la filosofía del crimen!
Juan: ¡¿Qué decís?!
Silvina: ¡Hablo de la filosofía del crimen!
Juan: ¡Entonces, dejá eso! Quiero llegar vivo a mi cumpleaños
Silvina: ¡Juan! ¿Cómo pensás que yo?...
Juan: Mejor dame eso. Y basta de historias funestas
Silvina: No es así. Vos todo lo ves funesto ¡No te olvides que desde ahora llegó el
amor!
Juan: Hablás cómo si nada te importara
Silvina: Eso no es cierto. Vos sabés que hay un lema que me gobierna y, es la frase que
dice: “Aquí y ahora”
Juan: Es lo que estoy haciendo: limpiando (PROSIGUE AMONTONANDO COSAS)
Silvina: Mirá: Este podría ser tu escritorio Yo me voy a ocupar de que todos los días
tengas un florerito con una amapola, como me gusta a mí, y el papel en blanco
esperando la poesía...¿Dónde tenés?
Juan: ¿Qué?
Silvina: ¡Tus papeles!
Juan: En la valija
Silvina: ¿Esto, nada más?
Juan: ¿Y qué querés que trajera, un camión?
Silvina: (LOS COLOCA SOBRE EL ESCRITORIO) Bueno, ya está...Yo te voy
conseguir, de la oficina
Juan: Tené cuidado, no sea cosa que te rajen
Silvina: ¿Qué me importa?, si ya me rajaron
Juan: ¡¿Qué decís?!
Silvina: Lo que oíste...Pero tengo que pasar a buscar la indemnización...Ya habrá otras
oficinas
Juan: ¿Estás hablando en serio?
Silvina: ¡Por supuesto!
Juan: ¿Y lo decís así?
Silvina: ¿Y cómo querés que lo asuma? No tengo ganas de amargarme en mi primer día
de hogar
Juan: Pero...Esa indemnización, ¿cuándo te la entregan?
Silvina: Cuando falle el juicio. El abogado me dijo que todo iba a salir O.K.
Juan: ¡¿O.K?! ¡Nos vamos a tener que arreglar con lo mío!
Silvina: ¿Y qué problema te hacés?!
Juan: ¡No! ¡Ningún problema! ¿Y el alquiler?
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Silvina: Ah, eso dejalo por mi cuenta, que si Jiménez se quiere sobrepasar, le digo que
descubrí otro muerto
Juan: ¡Pero eso tendrías que demostrarlo!
Silvina: ¿Y qué? ¿A ver? ¿Qué garantías tengo yo de que revolviendo, no llegue a hacer
algún hallazgo macabro?
Juan: ¡Basta, basta ya por hoy! Sentate y dejame pensar...
Silvina: ¡Juan!
Juan: ¿Qué?
Silvina: ¿Puedo tocar la guitarra?
Juan: ¡Ah! Era eso... Bueno, al menos es un susto menor (EL PROSIGUE EN LO
SUYO, ELLA INTENTA TOCAR)
Silvina: Juan...Juan
Juan: ¿Sí?...
Silvina: No toco bien...
Juan: No tocás bien, pero por lo menos tenés las manos ocupadas
Silvina: ¿Sabés qué me aconsejó Rita?
Juan: No, ¿qué?
Silvina: Que tome clases
Juan: Qué bien ¿Te va a enseñar?
Silvina: No. Me va a recomendar a Miguelini
Juan: ¿Cómo? ¿Vos sabés lo que estás diciendo? ¿Te quedaste sin empleo y pensás
tomar clases con ese Miguelini, que cobra más que si hubiera nacido con los dedos de
oro?
Silvina: Será un mal guitarrista, pero está de moda...Ya voy a ver cómo me arreglo
Juan: Mejor que esperes a conseguir otro trabajo; mientras tanto, podría bajar la
cotización de ese guita-rrista
Silvina: No. No espero más. Comienzo mañana mismo
Juan: Creí que no tenías...
Silvina: Es cierto, pero bueno...yo pensé que...
Juan: ¿Qué?
Silvina: Mi papá...
Juan: ¿De nuevo empezamos con tu viejo? Ya te dije bien claro que si veníamos a vivir
juntos, no quería un solo centavo
Silvina: ¡Es para un curso de guitarra, nada más!
Juan: Silvina, hacé lo que quieras, pero si yo me entero de que tu viejo te pasa guita, se
terminó la historia
Silvina: Pero, ¿por qué sos así? Yo trato de ser conciliadora, de hacerlo todo fácil, y
vos en cambio, no hacés más que poner piedras en el camino
Juan: Antes de venir, hablamos bien claro...
Silvina: Está bien...Voy a mendigar para que me enseñen
Juan: Bueno, pero al fin de cuentas, ¿qué pasó en ese trabajo?
Silvina: Estaba cansada
Juan: Yo nunca me enteré de que hicieras trabajos forzados...
Silvina: ¡De eso! De eso estaba cansada...En un lugar donde no hay que hacer nada,
solamente mirar de reojo a la gente que está formando fila...¡Es de lo más rutinario!
Juan: ¡Pero entonces, hubieras atendido a esa pobre gente!
Silvina: ¡Ah, claro! ¡De esa manera, aparte de rutinario sería fatigoso!. Yo no soy tan
heroica... Bueno, tendré que seguir tu ejemplo
Juan: Si, yo, sí, el sensitivo, trabajando de...pero si no fuera así, no sé cómo podríamos
darnos el lujo de venir a vivir a esta casa con espanto incluído
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Silvina: ¡Ah, sí, claro, muy fácil! ¿Y vos qué esperaste para reaccionar?
Juan: ¡No, pobres! Si cuando me hablaron, lloraban de tal forma que casi les doy plata
encima; bueno, por suerte no tenía, pero creo que es lo que esperaban ... ¿Hay algo para
comer?
Silvina: No...La verdad, que me olvidé...
Juan: Mejor, así empezamos a ahorrar (ELLA SE MUEVE EN TODO
MOMENTO)...Pero decime, ¿qué estás haciendo?
Silvina: Marilú me prometió que me iba a tomar como asistente
Juan: ¿Para espantar moscas?
Silvina: ¡Es la que tiene el Instituto de Gimnasia!
Juan: Bueno, está bien, movete...(SE SIENTA) Yo anduve como cien kilómetros
Silvina: ¿Haciendo qué?
Juan: No sé...Buscando
Silvina: No hay que desanimarse. Marilú dice que caminar hace bien
Juan: Sí... ¡cada vez nos hace mejor!
Silvina: ¡Parece mentira! ¡Un país que tiene de todo! Si hasta ganamos un partido de
fútbol
Juan: ¿Qué partido?
Silvina: ¡El mundial!
Juan: Eso fue hace un año...
Silvina: ¿Y eso qué importa? El recuerdo todavía está fresco
Juan: Sí, ya empiezo a sentir frío...Espero que no hayan llegado más citaciones
Silvina: Pero, ¿qué?, ¿no te enteraste?
Juan: No.¿Qué pasó?
Silvina: ¡Ya está todo resuelto! Mirá, el caso fue así: La bala la disparó jugando, el
menor de los cuatro hijos, luego rebotó en las paredes y fue a dar con toda la familia.
Así de simple...
Juan: ¡Y pensar que nos tuvieron dos meses adentro!
Silvina: Eso sería lo de menos...
Juan: ¿Qué? ¿Hay más?
Silvina: Pero no hay que preocuparse...
Juan: ¿A qué te referís?
Silvina: Que de acuerdo a las pericias, parece ser que la familia se hirió acá adentro,
pero que se fue a morir afuera, de manera que Jiménez se siente con legítimos derechos
de aumentarnos el alquiler
Juan: Bueno, lo que faltaba...
Silvina: No hay que desanimarse; pensá en algo positivo mientras busco un café
(SALE)
Juan: Algo positivo...Comida...Un lechón asado con flores en el hocico...No, es
demasiado pedir...Silvina, dos platos de ravioles en el boliche de la vuelta, aunque sean
los últimos! (ELLA REGRESA CON EL CAFÉ)
Silvina: De acuerdo, para esta noche, hoy es un día especial para nosotros
Juan: ¡¿El aniversario?!
Silvina: ¡¡Sí!! (SE ABRAZAN)
Juan: ¡Entonces, también vamos a brindar!
Silvina: ¿Y además del aniversario, qué?
Juan: ¡Bueno, ya sé, para coronarla me vas a decir que estás por ser madre!
Silvina: ¡No! ¡No puedo! Empiezo con la gimnasia
Juan: ¿Gimnasia?
Silvina: ¡Sí, Marilú!
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turbios...Ni siquiera me preguntaron por mí, y a los diez minutos me dijeron que
esperaban gente... Entonces, les tuve que decir que me iba...
Juan: ¿Vos creés que si nos hubiésemos casado por la iglesia...?
Silvina: ¿Sos vos el que pregunta eso, ahora?...No, no creo que hubiera servido de
mucho; para ellos un tipo que nunca va a ser rico y encima es un...bohemio, es alguien
que ni siquiera merece existir...Vos sabés que son...¿Cómo se dice?...Piojos resucitados,
nunca te aceptarían...
Juan: No, yo no digo por mí, sino por vos...
Silvina: No te entiendo...
Juan: Digo...¿Te aceptarían si nos llegásemos a separar?
Silvina: ¿Qué?...¡¿Me querés dejar?!
Juan: No...No es eso... Es que...
Silvina: ¿Qué?
Juan: Me siento avergonzado...
Silvina: ¡Ante mí no tenés que sentir vergüenza!
Juan: Es ante mí, y eso es peor
Silvina: Entonces, ¿qué tendría que decir yo? Juan, yo te quiero...¿es que vos?...
Juan: Sí, sí, yo también, ¡por eso!
Silvina: Ah, bueno, entonces, si querés jugar a la separación quedate ahí; yo me corro
más acá...No me mires; hacé de cuenta que estamos separados...¡El que mira
pierde!...¡Bueno, ya! ¿A ver?..dígame, dígame los motivos. ¡Cuénteme sus quejas!
Juan: (ENSIMISMADO, MONOLOGA) Una tarde caminaba apacible, sin
preocuparme por nada, como siempre, rumbo al café, y fue esa vez, que viví la ilusión
de dialogar con mis amigos, pero con poesía...
Silvina: Continúe, continúe, que todavía no me ha convencido
Juan: ...Creo que en realidad nos comunicamos verdaderamente con poesía...Entonces
la vida tenía otro color (SILVINA COMIENZA A ENTONAR UNA MELODIA,
COMO MARCO)...Hasta el mozo, esa tarde se acercó aún más fraternal y en su gesto se
reflejaba que algo nuevo estaba pasando...Nos recibió con ceremoniosa cortesía, y fue
después, que observé la presencia de una chica nueva de cabello muy rubio, que parecía
iluminada (SILVINA COMIENZA A CANTAR ANIMOSAMENTE, SUBIENDO EL
VOLUMEN HASTA CUBRIRLO; EL TOMA CONCIENCIA) ¿Qué pasa?
Silvina: Nada, musicalizo
Juan: Estaba hablando sólo...No sé...
Silvina: ¿Por qué no seguís con lo de la chica iluminada?
Juan: ¿Con qué?
Silvina: La rubia, ésa que nombraste
Juan: ¿Por qué nunca sabrás dónde pisás? Ni siquiera recuerdo qué dije
Silvina: Entonces no existió, fue imaginación...
Juan: Si, no, sí; creo que existió, bueno, no sé...
Silvina: Concretamente, la iluminada, ¿existió o no existió?
Juan: Pensá en lo que quieras, es absurdo que me hagas esa pregunta
Silvina: A vos también te molesta cuando me acuerdo de Fabricio
Juan: Es distinto. A ella no la volví a ver
Silvina: Yo a él, tampoco
Juan: Pero vivieron un romance de dos años
Silvina: ¿Y con la rubia, qué?
Juan: ¡Solamente esa tarde!
Silvina: Recién la nombrabas como si sintieras algo por ella
Juan: Me inspiraba cosas...
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Juan: ¿Cómo?
Silvina: Por acá, ya ni se acerca
Juan: Bueno, al menos es un avance importante
Silvina: No tiene gracia (TOMA UN PARAGUAS)
Juan: ¿A dónde vas?
Silvina: Salgo a dar una vuelta
Juan: ¿Con este día?
Silvina: No aguanto más aquí adentro (CAE UN RAYO CERCANO) ¡Ay! (SE
ALTERA, REFUGIANDOSE EN EL)
Juan: Bueno...
Silvina: (SE DESPRENDE RAPIDAMENTE) Dejame, ya estoy bien. Hip, hip, un, dos,
tres...(SALE HACIA UN COSTADO Y HABLA DESDE AHI) Hip, hip, acción,
estímulo-respuesta, personalidad de acción!) (REGRESA, EMPUJANDO UNAS
CAJAS)
Juan: ¿Qué hacés?
Silvina: ¡Acción, personalidad de acción!
Juan: ¿Justo cuando estoy yo, se te ocurre revolver eso?
Silvina: Ultimamente estás siempre (SIGUE TRAYENDO) No las tolero más. Jiménez
dijo...Jiménez dijo...
Juan: Dijo tantas cosas...
Silvina: Y yo le dije que no las iba a guardar dos años más...No, vos quedate ahí...
Juan: Mirá, yo también ya me cargué de...estímulos y antes de que haga otra cosa
peor...(COMIENZA A ARROJAR CAJAS POR LA VENTANA)
Silvina: ¿Por qué...?
Juan: ¿Y qué? ¿Pensás bajar los tres pisos?
Silvina: Pero es grosero...
Juan: No importa. El basurero las lleva lo mismo (OBSERVA EL CONTENIDO DE
UNA) ¿Para qué guardarían tanto papel?...Papeles viejos, diarios viejos...revistas viejas
(VA TIRANDO TODO)
Silvina: (LE VA ALCANZANDO Y EL LAS SIGUE ARROJANDO) Papeles,
revistas, programas de cine... Más y más papeles viejos, diarios, revistas viejas...¡¡Juan!!
Juan: ¿Qué?
Silvina: (MIENTRAS VA TRAYENDO MAS) ¡Dólares, Juan, dólares!
Juan: ¡¿Dólares?!
Silvina: ¡Sí, fijate, dólares!
Juan: (EXTRAE UN PUÑADO) ¡Dólares, sí, dólares! ¿Pero cómo pudieron estar tanto
tiempo...?
Silvina: ¿Viste? Por no revisar ¡Dólares!
Juan: ¡Dólares y más dólares! (SUBITAMENTE) ¡No! ¡Esto es una mentira! ¡Te los
dio tu vieja!
Silvina: ¡No, Juan, no!
Juan: ¡Vos me querés engañar como a un idiota!
Silvina: ¡No, no, te digo que no!
Juan: ¡Entonces, los habrá dejado cuando no la viste!
Silvina: ¿Justo ella? ¡Son muchos dólares!
Juan: Cierto. Miles y miles de dólares. ¡Nuestros! ¡Sí, nuestros! Esto
significa...significa, ¡comida!... ¡con el hambre que tengo atragantado!
Silvina: ¡Sí, sí, volver a encontrarnos con Laura!
Juan: ¿Con quién?
Silvina: Con Laura
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Juan: ¡Pero, por favor! ¡Esa es muy poca cosa, muy poca cosa, querida, apenas una
pequeña burguesa!...Y a tu familia, ahora sí que les vamos a devolver las limosnas, pero
nos van a tener que pedir perdón de rodillas
Silvina: (ASCETICA) ¡Sin rencores, Juan! Ahora hay que pensar en la paz, en la
cordura y el amor
Juan: Sí, sí, todo eso, pero que pidan perdón de rodillas
Silvina: ¡Son muchos dólares!
Juan: ¡Cómo nos va a querer la gente! Toda mi poesía en edición de lujo ¡Excelente
negocio!
Silvina: ¡Una hermosa familia, santa, radiante!
Juan: ¡Casa quinta, coches importados, yatching, golf!
Silvina: ¡Son miles, miles de dólares!
Juan: ¡Ski en las cataratas, helicópteros, considerable renta en Suiza!
Silvina: ¡Hermosa, santa, radiante familia!
Juan: ¡Y vos, que pensabas tomar clases de baile! Ahora te van a tener que aguantar
tocando la guitarra y bailando por televisión, control remoto, vía satélite
interplanetario... ¡Fabulosas ganancias!
Silvina: ¡Son miles, miles y miles!
Juan: ¡Palacios, industrias, colecciones de diamantes, y que a nadie se le ocurra criticar!
Silvina: (SUBITAMENTE PATETICA) ¡Juan!
Juan: ¡A reinar el Tercer Mundo!
Silvina: ¡Juan!
Juan:¡El Primero y todos los mundos también...!
Silvina: ¡Juan, pará, Juan!... ¡Son falsos, Juan, son falsos!
Juan: ¿Qué decís?
Silvina: ¡Son falsos, Juan, son falsos!
Juan: ¡¿Pero qué te agarró?! (TOMA LOS BILLETES) ¡Perfectos, estupendos, ni un
solo defecto!
Silvina: (ABATIDA, SE APARTA) Son falsos, Juan, son falsos
Juan: Pero...¿A ver? ¿Porqué? ¿Porqué?
Silvina: No es necesario mirarlos con mucho detalle. Hay dos series
Juan: ¿Pero qué decís? Los números están bien
Silvina: Los números están bien, pero la mitad de los billetes tienen el prócer mirado
para un lado, y la otra mitad para el otro
Juan: ¿Pero de dónde sacaste eso?
Silvina: Estoy segura, Juan
Juan: ¿Y eso qué importa? ¿Quién se va a fijar?
Silvina: Pensá en los inconvenientes, Juan...
Juan: ¿Inconvenientes?
Silvina: Algún altercado, denuncias...
Juan: Denuncias...
Silvina: Prisiones, juicios, familia desgraciada
Juan: ¿Más prisiones?
Silvina: Días de detención, torturas
Juan: ¿Torturas?...
Silvina: Prisiones, juicios, desesperación, familia desgraciada
Juan: Prisiones, juicios, días de detención
Silvina: Tormentos, picanas y más tormentos
Juan: Sentencias, días negros...
Silvina: Prisiones, juicios, familia desgraciada
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Juan: Sentencias, picanas, más y más tormentos y finalmente...¡La puta que lo parió!
(PATEA CON VEHEMENCIA A UNA CAJA. ELLA COMIENZA A RECOGER
LOS BILLETES)...Dejá, ni te molestes
Silvina: No había terminado de contarlos
Juan: (SE VUELVE HACIA LA VENTANA) ¡Justo! ¡En un día así, de repente, la
esperanza!...¿Pasa pronto, no?...¡La puta madre! ¡Por qué los habremos mirado?...Ni
llegamos a saber cuánto hay...Eso qué importa, ya... (ELLA PROSIGUE CON LOS
ENVOLTORIOS) Pero, bueno... ¿cuánto habría?
Silvina: (SIN VOLVER A FIJARSE) Quinientos mil
Juan: ¿Quinientos mil? En esas, pero, ¿en las otras?
Silvina: Parece que no... (VA HACIA EL COSTADO Y PROSIGUE TRAYENDO)
Juan: ¿No tienen, no?
Silvina: No. Son puro papeles (AMBOS CONTINUAN ACERCANDO CAJAS Y
ARROJANDOLAS POR LA VENTANA)
Juan: ¿Quinientos mil? Estoy seguro de que contaste mal
Silvina: Sí, quinientos mil, dólar más, dólar menos...
Juan: No, no. Había muchos más
Silvina: (MIENTRAS CONTINUA EN RITMO ACELERADO, CON LAS
ACCIONES MECANICAS DE ARROJAR CAJAS Y PAQUETES)
Cincuenta paquetes de diez mil (TIRAN SIN DARSE CUENTA, LAS QUE
CONTIENEN LOS BILLETES)
Juan: Cincuenta y cinco paquetes
Silvina: Cincuenta, nada más
Juan: Eran más
Silvina: ¡Estoy segura!
Juan: Cincuenta de diez mil y cinco de veinte mil
Silvina: ¡Cincuenta!
Juan: ¡Cincuenta y...! ¡Uy, tiramos los dólares!... (SE ASOMA A LA
VENTANA)...¡Fuiste vos!
Silvina: Fue sin querer
Juan: (ASOMBRADO) ¡No!
Silvina: ¿Qué?
Juan: Los agarró una linyera
Silvina: Capaz que no sabe ni qué es
Juan: Será linyera, pero es argentina
Silvina: Con esta lluvia, se le van a derretir... (AMBOS, AHORA ATONITOS, SE
VUELVEN, APARTANDOSE RAPIDAMENTE)
Juan: No vimos nada, no oímos nada, no sabemos nada
Silvina: Por supuesto. Un robo entre linyeras
Juan: Pero el coche la atropelló sin llevarse nada
Silvina: Entonces no fue robo… Con la lluvia, los coches no frenan
Juan: Sí, claro...¿Te parece que podemos dejarla ahí tirada?
Silvina: Juan, vení para acá y olvidate. Ya bastantes problemas tuvimos
Juan: ¿Vos creés que vuelvan a interrogarnos?
Silvina: ¿Qué decís? Nosotros no tenemos nada que ver
Juan: Digo...Como está aquí abajo...
Silvina: No. Ni siquiera en la vereda. Por lo tanto, no está aquí abajo
Juan: ¿Te parece? (SE ACERCA OTRA VEZ A MIRAR) Tenés razón. No está
Silvina: Tengo razón, ¿no es cierto?
Juan: ¡Pero claro! No está. ¡No está más, fijate!
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Juan: Claro. Saben que si atendimos el teléfono, eso significa que encontramos las
monedas
Silvina: ¡Pero, mamá..!
Juan: Basta con tu mamá!
Silvina: Bueno, ¿qué pensás?
Juan: ¡Que debe ser otro crimen... que nos quieren culpar!
Silvina: Juan, pensá que podríamos no haberlo descubierto nunca
Juan: Pero se descubrió... Y quién sabe cuántas cosas más...
Silvina: Nos vamos ya mismo
Juan: ¿Justo ahora? Deben estar esperando a que salgamos
Silvina: ¡Pero en algún momento hay que salir! ¡Ay! (RECURRE AL TELEFONO)
¡Mamá, hola!
Juan: No busques males mayores
Silvina: ¿Que tenés que decir de ella?
Juan: Nada. Tratemos de pensar qué podemos hacer
Silvina: Si querían culparnos por el oro, no era necesario que lo descubriésemos
Juan: No. Peo ahora saben que podemos sacarlo
Silvina: ¡Basta, no nos compliquemos más!
Juan: Cómo si fuera posible
Silvina: Entonces, salgo
Juan: (LA RETIENE) ¡Esperá!
Silvina: ¡Dejame, necesito salir!
Juan: ¡Claro, te vas porque sabés que a vos no te van a hacer nada!
Silvina: ¿Yo? ¿Qué puedo saber?
Juan: Porque tu “mamá” está metida
Silvina: ¿Cómo podés decir eso?
Juan: ¡Es evidente!. ¡Entre las dos planean liquidarme!
Silvina: ¡Juan! ¿Te volviste loco? ¡Juan!
Juan: No sería raro. Tengo motivos
Silvina: Pensá lo que quieras; yo así, no te aguanto
Juan: Está bien, andate, andate ya mismo
Silvina: (REFIRIENDOSE AL BOLSO) Pero...¿Qué vas a hacer con éso?
Juan: No sé
Silvina: Guardarlo donde estaba, no seviría de nada...
Juan: No. Sería comprometedor
Silvina: Yo podría intentar sacarlo
Juan: Vos, ¿llevártelo?
Silvina: De acuerdo a tu teoría, yo estaría libre de peligro
Juan: ¡Y de esta manera te quedás con todo!
Silvina: Juan, ¿tanto desconfiás de mí?
Juan: (SE RECTIFICA) De esta, ninguno de los dos salimos
Silvina: ¿Te parece?
Juan: Ninguno de los dos...
Silvina: ¡Con esta lluvia!...(VUELVE A SONAR EL TELEFONO. AMBOS
PERMANECEN UN INSTANTE INDECISOS, LUEGO ELLA SE VUELVE A
AVALANZAR Y ATIENDE) Era una voz de hombre... Una voz inconfundible...
Juan: ¿Qué dijo?
Silvina: Era la voz de tu papá
Juan: ¡¿De mi papá?! ¿Qué dijo?
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Silvina: “Tienen cinco minutos para salir de ahí antes de que explote la bomba
(AMBOS PERMANECEN ATONITOS)
Juan: ¿Una bomba? Tenemos que salir...
Silvina: Afuera nos matan, Juan
Juan: (TOMA EL BOLSO) ¡Sí, pero esto no nos va a comprometer! (SE DIRIGE
IMPETUOSO HACIA LA VENTANA)
Silvina: ¡¿Qué vas a hacer?!
Juan: Se lo tiro a los linyeras
Silvina: Esperá, Juan, esperá, todavía nos quedan cuatro minutos y medio (VUELVE
A CAER UN RAYO Y SE ESCUCHA NUEVAMENTE EL TELEFONO) ¡Basta!
(ARRANCA EL CABLE)
Juan: Bueno, ¿qué hacemos?
Silvina: Sí, sí, lo vamos a tirar, pero todavía faltan cuatro minutos
Juan: Bueno, ¿y qué?
Silvina: Hay que pensar algo
Juan: No hay nada que pensar. Hay que salir
Silvina: Esperá
Juan: ¡Dale, vamos!
Silvina: ¡Esperá, esperá!
Juan: ¡Silvina! La bomba!
Silvina: ¿Y si es mentira?
Juan: ¡No hay tiempo!
Silvina: Tres minutos y medio. Antes de tirarlo, saquemos algo. Nadie se va a dar
cuenta (SEPARA UN POCO)
Juan: ¿Te parece?
Silvina: Sí, Juan, vamos a necesitar, fuera del país
Juan: (GUARDA EN SUS BOLSILLOS) Sí, sí, pero repartamos por igual
Silvina: Estoy repartiendo por igual, pero iluminame bien
Juan: No puedo sostener la linterna y juntar al mismo tiempo
Silvina: Está bien. Te ayudo
Juan: Ya es suficiente
Silvina: Vamos a tener que comprar toda clase de documentación (VA SEPARANDO
CANTIDADES MAYORES)
Juan: Sí, pero...
Silvina: Todavía nos quedan dos minutos y medio
Juan: ¡Apurate! (COMIENZA A EXTRAER CON MAYOR AVIDEZ)
Silvina: Voy a buscar los bolsos
Juan: ¿Vamos a salir con bolsos?
Silvina: Sí, sí, no importa (VA HACIA LATERAL; EL PROSIGUE)
Juan: Pero, ¿porqué dividimos? Mejor juntar
Silvina: (REGRESA CON LOS BOLSOS) Todo junto pesa mucho
Juan: Pero...
Silvina: Afuera no se sabe, Juan
Juan: Silvina, escuchame...
Silvina: No, Juan, no es momento
Juan: ¿Vamos a seguir juntos?
Silvina: ¡No sé. No es momento!
Juan: Silvina...
Silvina: No hables, Juan, que queda un minuto
Juan: Sí, sí
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FINAL (1992)
ORIGEN: Argentina