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MUÑECA

PERSONAJES:
MUJER
NIÑA

Habitación infantil. La mujer observa a la niña que juega con una muñeca.
MUJER: No dejes la muñeca en el suelo. Debes ponerla en su lugar.
NIÑA: Aún no he terminado de jugar.
MUJER: Aun así. No la debes deja tirada.
NIÑA: No esta tirada. Está descansando.
MUJER: ¿Ha hecho muchas cosas hoy?
NIÑA: Mmm… sí. Hemos estado en el mercado, en el parque, de viaje por África.
MUJER: Vaya. Han estado muy ocupadas. ¿Tú también debes estar cansada?
NIÑA: No. Yo tengo más energía.
MUJER: ¿Porque eres la mamá de la muñeca?
NIÑA: No. Yo no soy mamá
MUJER: ¿Entonces?
NIÑA: Porque tengo mucha fuerza.
MUJER: Las mamás también tienen mucha fuerza.
NIÑA: Imagino que sí. ¿Tú tienes mucha fuerza?
MUJER: No lo sé. A veces si… a veces no.
NIÑA: Sabes. Te voy a contar un secreto.
MUJER: ¿En serio? Vamos, dime.
NIÑA: Yo también estoy cansada.
MUJER: Es que estuviste jugando toda la mañana.
NIÑA: ¿Y tú como lo sabes?
MUJER: Te estuve observando
NIÑA: ¿Todo el tiempo?
MUJER: Pues… sí.
NIÑA: ¿No tienes otra cosa que hacer?
MUJER: Sí. Pero prefiero estar aquí. Mirándote.
NIÑA: Mirando el vacío.
MUJER: No. Mirándote. A ti. A mi hija.
Una pausa.
NIÑA: Sabes que no estoy aquí. ¿Verdad? (Pausa) Deje de estar hace tiempo.
¿Hace cuánto?
Silencio. La niña espera una respuesta.
MUJER: Hace dos años.
NIÑA: ¿Eso es mucho tiempo?
MUJER: Una eternidad.
NIÑA: ¿Como paso? ¿Como me fui?
MUJER: No quiero hablar de eso.
NIÑA: Es necesario. Es bueno para ti.
Pausa.
MUJER: Un día por la mañana te dolía la espalda. Tenias problemas para respirar.
No le dimos mucha importancia. Por la tarde seguías igual. Para la noche todo
parecía normal.
NIÑA: Entonces…
MUJER: Al siguiente día te vi muy pálida. Me di cuenta que algo no estaba bien. El
medico estaba muy nervioso cuando nos dijo lo que tenías. ¿En una niña tan
pequeña? Eras solo una pequeñita. Tu cuerpito se fue poniendo débil. Siempre
sonreías. Siempre. Nos dejaste una tarde de otoño. Sin gritos, ni desesperación.
Dijiste…
NIÑA: “Mamá… estoy muy cansada. ¿Puedo dormir un momento?”
MUJER: “Claro preciosa. Descansa.”
NIÑA: “Gracias.”
MUJER: Tus ojitos no volvieron a abrirse.
Pausa.
NIÑA: Necesitas dejarme ir.
MUJER: Lo sé. Claro que lo sé.
NIÑA: Tranquila. Llegará el momento. (Le acerca la muñeca)
MUJER: Eso también lo sé. (Toma la muñeca y la niña sale de escena) ¿Estas
muy cansada? Es hora de dormir.
Acomoda a la muñeca en la cama. Le da un beso en la mejilla. Apaga la luz.
FIN.
¿NO ES HERMOSA?

PERSONAJES:
CARLOS
LA ESPOSA

Carlos y su esposa en escena, la discusión lleva ya bastante tiempo. Ella


exacerbada, él agobiado.
CARLOS: Querida, por favor. ¿Cuántas veces más debo pedir perdón?
ESPOSA: He tenido que soportar a lo largo de nuestro matrimonio muchas cosas.
Pero Carlos, esto es demasiado. Nunca pensé que harías una cosa así.
CARLOS: Corazón. Realmente no sé qué decir. No pude evitarlo
ESPOSA: ¿No pudiste evitarlo? (Pausa. Carlos en silencio con mucha culpa)
¿No pudiste evitarlo?
CARLOS: Lo lamento. Sé que no debí hacerlo. Pero mírala. ¿No es hermosa? (Le
muestra una fotografía)
ESPOSA: ¿Cómo? ¿Tienes una foto suya?
CARLOS: Tengo varias. Aquí fue el primer momento en que estuve con ella. En el
parque. Aquí en el trabajo. A los chicos del trabajo les encanto.
ESPOSA: ¿En tu trabajo saben de ella?
CARLOS: Claro. ¿Por qué tendría que ocultarla?
ESPOSA: ¡Eres un…! no quiero verla. (Firme) No quiero verla. ¿En que estabas
pensando?
CARLOS: No lo sé. Simplemente paso. La vi y sabía que debíamos estar juntos, lo
demás fue solo tratar de conseguirla.
ESPOSA: Y te atreves a decirlo así, como si nada. Te desconozco. (Pausa) ¿Qué
hice mal?
CARLOS: No. No eres tú…
ESPOSA: Lo se… fuiste tú. Esto es por completo culpa tuya. ¿Te das cuenta cómo
van a cambiar las cosas de ahora en adelante?
CARLOS: No lo pensé. Si estuvieras en mi lugar…
ESPOSA: ¿Tu lugar?
CARLOS: Es que no sabes lo incomodo que es mi lugar.
ESPOSA: Es decir que tu lugar… junto a mi… ¿es incómodo?
CARLOS: La verdad que sí. Es terrible. No quería quejarme, pero ya no lo soporto.
Es horrible. Horrible.
ESPOSA: Ya entendí. No necesitas gritar.
CARLOS: Pero quiero hacerlo. Ahora me siento con ánimos de gritar. Quiero salir a
la calle con ella y que todos me vean y se mueran de envidia.
ESPOSA: ¿Qué?
CARLOS: Sí. No pienso ocultarla.
ESPOSA: Todos sabían de ella menos yo. Me la estabas ocultando.
CARLOS: Es que tú no comprendes nada. Ella y yo estábamos destinados a estar
juntos.
ESPOSA: Te das cuenta cómo van a cambiar las cosas. Teníamos planes… pero
ahora con esto…
CARLOS: Ni modo. Los planes cambiaron.
ESPOSA: No lo soporto. No quiero verte. Y llévate estas… (Coge las fotografías y
las observa) después de todo… no es tan fea.
CARLOS: ¿Fea? Amor, di lo que quieras, pero es hermosa.
ESPOSA: No pienso decirlo.
CARLOS: Vamos… quieres decirlo. Tus ojos te delatan.
ESPOSA: Ya. Está bien. ¡Es hermosa, es hermosa! ¿Ahora estas contento?
CARLOS: En cierta forma… ¿te gusta?
ESPOSA: Tiene lindas curvas… ¿Y te costó mucho conseguirla?
CARLOS: Algo. Pero fue una gran satisfacción tenerla.
ESPOSA: No empieces con eso. Que van a decir mis padres.
CARLOS: Tu madre… no sé. Pero tu padre se va a morir de envidia.
ESPOSA: No digas eso de mi padre.
CARLOS: No te lo quise contar, pero tu padre estaba detrás de ella.
ESPOSA: ¿Qué?
CARLOS: Sí. Me lo dijo hace unas semanas. Él me la mostro y fue mágico. No
podía dejar que tu padre la tuviera. Tenía que ser mía. ¿Lo entiendes? Mía.
ESPOSA: Entonces esto es culpa de mi padre. Él fue quien te la enseño.
CARLOS: Sí. Él la deseaba, pero yo la pude conseguir antes.
ESPOSA: ¿Y ya lo sabe?
CARLOS: No. Quería que se enterara hoy. ¿Te gustaría que fuéramos con ella a la
casa de tus padres? ¿Y ver sus caras de envidia?
ESPOSA: Mmm… Suena tentador…
CARLOS: Entonces… vamos.
ESPOSA: Aun estoy molesta contigo… pero está bien. ¡Vamos!
CARLOS: Excelente.
ESPOSA: Carlos… te perdono. Pero es la última vez que haces algo así.
CARLOS: Amor. Después de ella no habrá más.
ESPOSA: Eso espero… no puedes andar comprando camionetas cada nada.
CARLOS: Amor. Mírala nuevamente. Además, nuestro carrito ya estaba muy viejo.
ESPOSA: Tienes razón… y tu lugar es realmente incómodo. ¿Cómo lo aguantabas?
CARLOS: ¿No lo sé? ¿Nos vamos? (Saca un juego de llaves)
ESPOSA: Nos vamos.
Salen de escena. Se escucha como abren el vehículo.
FIN.
DESCONOCIDOS

PERSONAJES:
CHICO
CHICA

Dos habitaciones. En una de las habitaciones se encuentra el chico dormido


sobre el escritorio. En la otra habitación ingresa la chica.
CHICA: ¡Ya, mamá! Buenas noches. Descansa. ¡Mamá, estoy apurada, tengo
trabajo que hacer! ¡Por favor mamá! Mañana lo hago. ¡Te lo juro! (Se sienta frente a
la computadora y la enciende) Vamos, vamos. Prende rápido. Vamos… por
favorcito… (Espera) ¡Listo! (Escribe) “Perdón por la tardanza, no pude
desocuparme antes”
Se oye el sonido de mensaje entregado. El chico despierta de un salto. Se
emociona, respira agitado…
CHICO: Calma… calma… (Escribe) “No te preocupes. No me había dado cuenta”
CHICA: ¿Qué? Ósea, yo desesperada por venir a conversar contigo y tu ¿no te
habías dado cuenta? Eres un patán. Un… un… (Escribe) “Que distraído”
CHICO: ¿Yo distraído? Por favor, te has tardado una hora. Una hora. Habíamos
quedado a las siete y ya son las siete con… las ocho. Son las ocho (Escribe) “je, je,
je”
CHICA: ¿Je, je, je? ¿A eso le llamas mensaje? No podrías poner “no te preocupes,
yo esperaría por ti toda la vida” o “No hay sacrificio que no haga por ti”. Pero es que
eres un limitado… (Escribe) “ji, ji, ji”
CHICO: ¿Ji, ji, ji? Vaya. Hoy no estas para nada comunicativa. Tampoco estoy para
aguantar tus manías. Si no quieres conversar, no conversamos. Te quedas
esperando y ya. No tengo porque estar dependiendo de tu sentido del humor.
CHICA: No dice nada. No dice nada. Está bien… está bien… esta…. Este… este…
pero ahora me va a escuchar… te voy a decir tus cinco verdades.
CHICO: (Escribe) “Te extraño mucho cuando no converso contigo”
CHICA: Ay, es un tesoro. (Escribe) “Yo también te extraño mucho. Como quisiera
que estuvieras junto a mí”.
CHICO: (Escribe) “Quisiera poder salir corriendo a tus brazos…”
CHICA: (Escribe) “Y yo te recibiría siempre. No solo con los brazos, sino también
con el corazón abierto”
Se quedan ambos mirando la pantalla emocionados. Suspiros.
CHICO: (Escribe) “¿Te puedo hacer una pregunta?”
CHICA: (Escribe) “Por supuesto. La que tú quieras.”
CHICO: Vamos, un poco de valor. (Escribe) “¿No te parece que ya es momento de
conocernos?”
CHICA: ¿Conocernos? Me quiere conocer… pero… ¿qué hago?
CHICO: No dice nada. Creo que metí la pata. No debí decir nada. Eres un tonto.
Porque no te quedas callado. (Escribe) “¿Todo bien?”
CHICA: ¿Qué le digo? ¿sí? ¿no? ¿Qué hago? “sí”… “no”… que nervios.
CHICO: Lo vez. Tonto, tonto. (Escribe) “Por tu silencio debo entender que… ¿no?”
CHICA: Sí. Me muero por conocerte. Poderte abrazar. Estar juntos… (Escribe)
“Creo que es mejor así”
CHICO: No te quiere conocer. Lo sabía. (Escribe) “Si así lo quieres”
CHICA: Se molestó. (Escribe) “No te molestes por favor. Es solo que me gusta lo
que tenemos ahora.”
CHICO: ¿Qué es lo que tenemos? Dos desconocidos que se escriben… avefenix14
le escribe a dongato321. ¿Te das cuenta? Ave fénix… Don gato… Pero, en fin. Creo
que es mejor así. (Escribe) “A mí también me gusta”
CHICA: Se calmó. Ahora una bromita. (Escribe) “Y quizá no te guste si me
conocieras en vivo” Carita coqueta.
CHICO: Encima me manda una carita coqueta. (Escribe) “Lo dudo. Pero mejor
dejarlo así por hoy.”
CHICA: Sí, mejor. Ya se estaba poniendo muy tensa la cosa. (Escribe) “Creo que
tienes razón.”
CHICO: Obvio, yo siempre tengo la razón. Ja, mentira. Ahora una frase linda de
despedida. (Escribe) “Creo que no conoceré a nadie como tú”
CHICA: Vaya. La frase linda de despedida. No está mal. Ahora le respondo con
ternurita. (Escribe) “Yo tampoco conoceré a nadie como tú. Cuídate mucho”
CHICO: (Escribe) “Igual. Muchos besos.”
AMBOS: Y fuera.
Ambos se recuestan sobre la silla.
CHICA: La verdad es que no conoceré a nadie como tú.
CHICO: Nadie como tú.
Pausa
CHICA: (Reaccionando) Ahora a terminar la tarea. (Coge el teléfono y marca)
Contesta, contesta.
CHICO: (Busca de donde viene el sonido del teléfono) “Hello”… loquita.
CHICA: Amigote. Un favor. ¿Me puedes ayudar con el trabajo de comunicación?
CHICO: Toda la vida contigo. ¿Cuándo vas a aprender a trabajar sola?
CHICA: Nunca. Para eso están los amigos como tú.
CHICO: Je, je, je. Que graciosa.
CHICA: Ji, ji, ji. Lo sé.
Mientras van conversando sobre el trabajo se va oscureciendo la escena.
FIN.
QUERER ENTRAR, QUERER SALIR

PERSONAJES:
X
Y

La escena muestra dos habitaciones. En el medio una puerta. Aparece X. se


dirige a la puerta y trata de abrirla. Está cerrada.
X: ¿Quién ha cerrado? (Toca)
Y: ¿Quién es? ¿Por qué toca de esa manera? ¿Qué quiere?
X: ¿Quién está allí? ¿Quién es usted?
Y: ¿Quién soy yo? ¿Quién pregunta?
X: Pregunto yo. ¿Algún problema? Vamos, abra.
Y: ¿Está usted loco? No le abro a desconocidos.
X: Déjeme salir. Vamos abra la puerta.
Y: ¿Salir? Usted quiere entrar.
X: ¿Entrar? Pero si yo estoy dentro. Quiero salir de esta habitación.
Y: Yo estoy dentro de la habitación. No quiera engañarme. Seguramente quiere
entrar a robar.
X: No voy a robar nada. Solo quiero salir de aquí. Ya no lo soporto.
Y: Usted quiere entrar.
X: ¿Entrar? Pero… ¿Es que ha perdido la razón? Esta es una puerta para salir.
Y: Las puertas también sirven para entrar.
X: Eso es obvio. Pero desde este lado de la habitación esta puerta sirve para salir.
Y: Todo lo contrario, yo estoy dentro de la habitación y es usted quien quiere entrar.
X: No, yo estoy dentro de la habitación.
Y: No. Yo estoy dentro.
X: Que locuras dice… demuéstrelo.
Y: ¿Que quiere que demuestre?
X: Que es usted quien está dentro de la habitación.
Y: Pues es obvio no.
X: No es para nada obvio.
Y: Ya se… mi habitación solo tiene una puerta. Esta puerta. Por tal yo estoy dentro.
X: Pues se equivoca, mi habitación también tiene solo una puerta.
Y: Eso es imposible. Imposible. Usted está mintiendo.
X: Yo no miento. Si quiere confirmar lo que digo abra la puerta y mire.
Y: Pues con todo gusto abriría la puerta, pero no puedo. Es usted quien tiene la
puerta cerrada.
X: Y para que tendría la puerta cerrada si lo que quiero es salir.
Y: Esto se está volviendo insoportable.
X: ¿Eso piensa?
Y: Para nada. Lo decía por decir. Claro que es insoportable.
X: ¿Que es insoportable? ¿Estar en la habitación o esta conversación?
Y: Ambas cosas son insoportables.
X: Por fin estamos de acuerdo en algo.
Y: ¿Como podemos poner fin a este conflicto?
X: Lo primero sería entender porque estamos en esta situación.
Y: Usted sabe porque estamos así.
X: Usted también lo sabe.
Y: ¿Como lo sabe?
X: ¿Saber qué?
Y: Que yo sé.
X: Simplemente lo sé.
Y: Pruébelo.
X: No tengo nada que probar.
Y: No puedes.
X: Si puedo. Solo que no quiero.
Y: Siempre lo mismo contigo.
X: Y tú no te quedas atrás… siempre arruinando el juego.
Y: El que arruina todo eres tú.
X: No, tú.
Ambos inician un escándalo culpándose uno al otro.
MAMÁ: ¡Basta! Cállense de una vez. Si siguen así, van a estar castigados hasta que
sean viejos.
AMBOS: Ya, mamá.
MAMÁ: ¿Por qué a mí?, ¿Por qué?
Luego de un momento de silencio. Aparecen los personajes y repiten el inicio
de la obra mientras va oscureciendo la escena.

FIN.
MEJORES AMIGAS

PERSONAJES:
RAQUEL
DIANA

Raquel leyendo una revista. Fuera de escena la voz de Diana.


RAQUEL: No comprendo porque te gustan estas revistas. Son tan… frívolas.
DIANA: No empieces. Son solo revistas.
RAQUEL: No entiendo… gastar tu dinero en este tipo de lectura.
DIANA: No me costaron nada. Son de mi hermana.
RAQUEL: Bueno. Entonces…
DIANA: Deja de criticar las revistas y dime que puedo ponerme.
RAQUEL: Esta bien… Ese no… ese no… ese no… mmm… tampoco.
DIANA: No me estas ayudando.
RAQUEL: No quiero ayudarte.
DIANA: Eres mi amiga. Tienes que ayudarme.
RAQUEL: ¿Donde dice eso? ¿En tus revistitas?
DIANA: Y dale. No son mías, son de mi hermana.
RAQUEL: Pero seguramente algo dirán del tema.
DIANA: Seguramente. Porque no revisas mientras yo busco alguna otra cosa que
ponerme.
RAQUEL: Es por gusto. No creo que encuentras nada.
DIANA: Hoy estas con la vena revuelta ¿verdad?
RAQUEL: ¿Y cómo quieres que este? Vengo a visitarte y me sales con esa noticia.
DIANA: Lo lamento, no tuve tiempo de avisarte ayer, me lo pidió de sorpresa y no lo
pensé.
RAQUEL: Yo siempre te aviso de todo lo que hago.
DIANA: Yo también, no seas así.
RAQUEL: No me avisaste que saldrías con él.
DIANA: Ya te dije… me invitó en la tarde y luego… ya no pude.
RAQUEL: Te avisó en la tarde… pero tenías la noche… la madrugada…. Cuantas
veces nos hemos quedado conversando hasta que saliera el sol.
DIANA: Lo lamento.
RAQUEL: Pero esta vez… no tuviste tiempo de avisarme.
DIANA: Nuevamente… lo siento.
RAQUEL: Si… claro.
DIANA: Basta, basta. ¿Quieres la verdad? No quería avisarte. No quise. Punto.
RAQUEL: Te das cuenta. Lo sabía. ¿Y por qué no me querías avisar?
DIANA: Porque sabía que te pondrías así.
RAQUEL: Así… ¿cómo?
DIANA: Así. Como estas ahora. Exactamente así.
RAQUEL: ¿Qué es exactamente “así”?
DIANA: Pues “así”
RAQUEL: ¿Así”?
DIANA: Sí… “así”
RAQUEL: No te entiendo.
DIANA: Yo tampoco te entiendo. Pensé que te alegrarías por mí.
RAQUEL: ¿Alegrarme? ¿Y porque razón tendría que alegrarme?
DIANA: Porque eres mi mejor amiga.
RAQUEL: La mejor amiga a la que no le cuentas las cosas.
DIANA: No quería que te molestaras.
RAQUEL: ¿Y por qué me tendría que molestar?
DIANA: Porque me gusta tu hermano.
RAQUEL: Eso es lo que no entiendo. O sea… es mi hermano, lo quiero… pero él
es… él.
DIANA: Es que es muy lindo y amable conmigo.
RAQUEL: ¿Lindo? Pero si es flaco, chueco, cojo y te juraría que le falta un ojo…
pero no estoy segura.
Silencio.
DIANA: Tienes razón. No sé en qué estaba pensando. Le llamare y le diré que no
puedo ir.
RAQUEL: ¿Qué?
DIANA: Inventare cualquier excusa. Ya. No te preocupes. No quiero que se arruine
nuestra amistad. Tenías razón. Esto iba a terminar mal… muy mal.
RAQUEL: ¿Cuándo he dicho yo eso?
DIANA: Es mejor así… las dos juntas. Además… como tú dices… creo que tiene
algo raro en el ojo.
RAQUEL: Un momento. Un momento… yo no he dicho nada de eso… solo tenía la
duda…
DIANA: No tengas dudas amiga. Tu y yo juntas “forever”. Juntas siempre.
RAQUEL: ¿Qué? Quieta. No digas más.
DIANA: Pero…
RAQUEL: Calladita. Antes que comiences a decir cualquier cosa… me alegra que
mi hermano te haya invitado a salir.
DIANA: ¿Segura?
RAQUEL: Claro que sí. Vamos, eres mi mejor amiga… como no me voy a alegrar.
Lo que me molestó es que no me contaras. Pero la verdad es que si me gusta la
idea que estés con él.
DIANA: ¿Estar? Solo vamos a salir a bailar y dar una vuelta. Nada más. No estoy
con él.
RAQUEL: ¿Es decir que no quieres estar con él?
DIANA: No he dicho eso.
RAQUEL: ¿Es decir que mi hermano no es lo suficientemente digno para estar con
la princesita?
DIANA: Pues sí. Tu misma lo has dicho… es flaco, cojo…
RAQUEL: ¿Como te atreves a hablar así de mi hermano?
DIANA: Es una broma… claro que me gustaría estar con él.
RAQUEL: Lo sabía… también sabía que era una broma….
DIANA: Si, claro. Como no.
Silencio.
RAQUEL: Sabes… tu hermano también es muy guapo.
DIANA: Tiene cinco años…
RAQUEL: Verdad… ¿No tienes otro hermano?
DIANA: Eres… te quiero mucho.
RAQUEL: Yo también.
Continua la discusión por la ropa, mientras oscurece la escena.

FIN.
EL VERDE ES UN COLOR HORRIBLE

PERSONAJES:
VIEJO
HOMBRE

El viejo sentado en una banca de parque. El hombre se le acerca.


HOMBRE: Disculpe. ¿Me permite?
VIEJO: Claro. Adelante.
HOMBRE: Gracias. Es un lindo lugar.
VIEJO: Tiene razón. Es un lugar muy apacible.
HOMBRE: Eso parece. Es el primer día que vengo.
VIEJO: Yo estoy aquí todas las tardes desde hace años.
HOMBRE: Lo sé.
VIEJO: ¿Perdón?
HOMBRE: Siempre paso por aquella calle de regreso del trabajo. Y lo veo sentado
aquí. Y tenía la curiosidad de subir y ver el paisaje.
VIEJO: Es un bello lugar. Sabe… mi esposa y yo fuimos de los primeros en llegar,
aquella es mi casa.
HOMBRE: ¿La verde?
VIEJO: Si. Es un color horroroso, pero es por qué le gustaba a mi señora.
HOMBRE: A mí me parece un lindo color.
VIEJO: Entonces tiene mal gusto mi amigo.
HOMBRE: Es posible. ¿Tiene hijos?
VIEJO: Uno. Un completo inútil.
HOMBRE: ¿Tanto así?
VIEJO: Si. Un bueno para nada. Siempre quise que plantara cabeza, pero no lo
logre. Es una pérdida de tiempo.
HOMBRE: Vaya.
VIEJO: No piense mal de mí, señor. Amo a mi hijo. Pero nunca pudo encontrar su
camino. Ahora vivimos juntos. Yo vengo por la tarde a sentarme aquí y cuando esta
por caer la noche o comienza el frio, el viene por mí. ¿Y usted tiene hijos?
HOMBRE: Si. Una niña. Hermosa.
VIEJO: Que alegría. Yo no tengo nietos. Me hubiera encantado tener una nieta.
HOMBRE: Ella tiene los ojos marrones enormes. Como los de mi madre.
VIEJO: Que bellos. ¿Sus padres aún viven?
HOMBRE: Mi madre murió hace años. Mi padre aun nos acompaña, solo que…
VIEJO: Que…
HOMBRE: La edad… la memoria no es la misma.
VIEJO: Eso es verdad, uno ve como el cuerpo poco a poco se va deteriorando. Pero
es normal, al menos uno lo toma de la mejor manera. Pero la memoria… a mí me
pasa que hay momentos en que olvido cosas.
HOMBRE: Todos llegaremos a ese punto.
VIEJO: Por supuesto que sí. Por eso mi estimado debe usted cuidar mucho de su
padre. Acompáñelo la mayor cantidad de tiempo que pueda, eso lo hará feliz.
HOMBRE: Eso hago. Desde que comenzó a perder la memoria trato de darme la
mayor cantidad de tiempo para poder hablar con él. Quiero pasar la mayor cantidad
de tiempo…
VIEJO: Habla con cargo de conciencia.
HOMBRE: En cierta forma. No fui un buen hijo cuando joven. Locuras, locuras.
VIEJO: ¿Pero su padre fue comprensivo?
HOMBRE: Hizo lo mejor que pudo. Tristemente no lo comprendí a tiempo.
VIEJO: Pero ahora usted puede darle un tiempo.
HOMBRE: Eso intento.
VIEJO: Debería traer aquí. El paisaje es hermoso ¿verdad?
HOMBRE: Claro, a él le encantaría.
VIEJO: Vamos, tráigalo. Yo le puedo acompañar.
HOMBRE: Seria un gran gesto.
VIEJO: Hagámoslo. ¿Vive usted muy lejos? Podría traerlo ahora, antes de que
vengan por mí.
HOMBRE: Vivo cerca.
VIEJO: Lo ve. Es el momento. De paso podría ir por mi casa y avisarle a mi hijo que
me recoja un poco más tarde, así puedo hablar con su padre un largo rato.
HOMBRE: Claro. Eso hare. (Se pone en pie)
VIEJO: Así que su hija tiene ojos marrones.
HOMBRE: Sí. Marrones. Como los de mi madre.
VIEJO: Mi esposa tenía los ojos marrones. La extraño mucho.
HOMBRE: (Para si mismo) Yo también.
VIEJO: ¿Dónde vive usted?
HOMBRE: Cerca. En la casa verde.
VIEJO: El verde es un color horrible.
HOMBRE: A mí me gusta.
VIEJO: También a mi hijo, pero él tiene mal gusto.
HOMBRE: Es tarde…
VIEJO: Si. Ya casi es hora de que vengan por mi…
El viejo se queda mirando el horizonte. El hombre se vuelve a acercar a él.
HOMBRE: Disculpe. ¿Me permite?
VIEJO: Claro. Adelante.
HOMBRE: Gracias. Es un lindo lugar.
VIEJO: Tiene razón. Es un lugar muy apacible.
HOMBRE: Eso parece. Es el primer día que vengo.
VIEJO: Yo estoy aquí todas las tardes desde hace años.
Ambos personajes se quedan viendo el horizonte. Oscuridad.

FIN.

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