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1.

1 Concepto de Sistemas Socio-Culturales


En este acápite José Mejía enfatiza:
“Debe entenderse por sistema sociocultural, al conjunto de componentes
vinculados entre sí por una relación de causa a efecto, ubicados dentro de una
estructura que posee organización” ( 2002:65).
Por su parte Max Weber indica:
“Las sociedades, desde el punto de vista de su tamaño y complejidad, pueden
ordenarse dentro de una continuidad, en uno de cuyos extremos se encuentra el
macro sistema social mundial, cuyos componentes son las Naciones-Estado
vinculadas por lo que se le conoce tomo las relaciones internacionales y, en el
otro, los microsistemas, como las familias, por ejemplo, cuyos componentes son
las personas que se encuentran emparentadas entre sí, vinculadas por las Inter-
acciones que fueren pertinentes. Entre ambas polaridades existen sistemas
sociales intermedios de acuerdo con su volumen y composición”. (1994:141)
1.2 Características de los Sistemas Socio-Culturales
Seguidamente José Mejía sentencia:
Todo sistema socio-cultural posee los siguientes elementos que conforman su
totalidad: (2002:67).
Inspeccionaremos cada uno de ellos, ágilmente:
A) Los Componentes.
La vida en sociedad está establecida por sus mecanismos, que pueden ser
simples, complejos, estables, cambiantes, constantes y variables. Ellos
mantienen vinculaciones mediante una red causal, que puede ser recíproca,
unidireccional, lineal o intermitente.
La vida social está constituida por la presencia de, por lo menos, dos seres
humanos interrelacionados entre sí, sean desconocidos o conocidos. En
consecuencia, es la modalidad opuesta a la vida solitaria. Las personas pueden
aislarse momentáneamente, pero luego, necesariamente, entran en interrelación
con los demás. En tanto, la hipótesis de haber existido originariamente la vida
aislada es definitivamente falsa.
Otros componentes son los microsistemas para los medianos sistemas y Éstos
para los macro sistemas sociales. Verbigracia: Las familias, las empresas, los
partidos políticos, etc., son microsistemas que, a la vez, son componentes de los

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medianos sistemas. Estos, como los países de América Latina, EE.UU, UE, son,
igualmente, para el macro sistema mundial y, así repetidamente.
Todo sistema social está compuesto de, por lo menos, los siguientes subsistemas:
I. El subsistema económico, compuesto por la producción, el comercio, la
distribución del ingreso y las relaciones de producción.
II. El subsistema financiero, cuyos componentes son la banca, las
aseguradoras, las cajas de pignoración, las financiadoras, el Fondo
Monetario Internacional, etc.
III. El subsistema político, cuyos componentes son las relaciones de poder,
los partidos políticos, los políticos de profesión, los caudillos, las Fuerzas
Armadas, los grupos terroristas, los grupos armados revolucionarios, etc.
IV. El subsistema sindical, compuesto por, los trabajadores que mantienen
relaciones de oferta y demanda con sus empleadores, los sindicatos, las
federaciones y las Confederaciones sindicalistas.
V. El subsistema cultural, cuyos portadores son los individuos con
capacidad de invención y técnica para el descubrimiento; la formación de
la cultura material, o sea el empleo de los productos de la naturaleza para
agregarle ingenio creador de artefactos, instrumentos, armas, aparatos de
recreación, de comunicación, etc. y la cultura no material, compuesto por
las costumbres, los usos, las creencias, las concepciones del mundo, las
religiones, la moral, el Derecho, las ideologías, etc.
B) Estructura
Todo sistema social posee estructura, que consiste en la división de la población
en categorías de carácter estático, sin que esto quiera decir sea inmune a los
cambios. Lo que ocurre es que tales modificaciones se producen a largo plazo,
dando la impresión de inmovilidad.
En efecto, Radcliffe-Brown sostiene:
“Que los sectores sociales, en que se dividen las sociedades, se relacionan
mutuamente. Podemos completar su pensamiento, sin desnaturalizarlo, diciendo
que tales relaciones pueden ser de asociación o de disociación, es decir de
cooperación o de conflicto, según las circunstancias históricas en que se
encuentren”. (1942:192)
Además refiere el citado autor, que los referidos sectores, o unidades como él
designa, pueden desaparecer o ser reemplazadas por otras, pero la estructura no

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se modifica, por lo menos a corto plazo. Por consiguiente, toda estructura social
es un ámbito de interacciones, fijas y permanentes, entre sectores y actores
sociales quienes, a consecuencia de ello, resultan ubicadas en ciertas posiciones
que pueden poseer gran prestigio o desprestigio, ser dominantes o dominados,
independientes o dependientes, etc.
Toda estructura social, por consiguiente, abarca el íntegro del sistema
correspondiente y ubica a sus partes, en posiciones diferenciales.
C) Organización
La organización es lo que concede al agregado características diferentes de los
simples componentes. La organización significa disponer los elementos de un
cierto conjunto de un orden armónico, determinando las reglas de dependencia
que deben mantener entre sí, con el propósito que el sistema alcance sus metas
con eficiencia. Por consiguiente, la organización requiere de la existencia de
normas que dispongan la forma del comportamiento de personas y grupos
sociales.
La organización supone:
1.-Interdependencia, de las partes organizadas en un cierto ambiente. Lo
inverso de organización es la independencia de los elementos.
2.-Constricción, en el sentido de la existencia de una presión social que facilita
la ocurrencia de ciertas interacciones y obstaculiza la ocurrencia de otras.
3.-Grados de libertad, la constricción confiere ciertos grados de libertad dentro
de cuya amplitud los actores pueden elegir entre alternativas. Cuando no existe
esta libertad se forma un engranaje estático. Los sistemas sociales son
cambiantes, los sistemas mecánicos son estáticos. La amplitud de los grados de
libertad depende de hasta qué punto lo permiten los mandatos de las normas
culturales.
4.-Comunicación. La organización para que pueda operar requiere de una
fuente que genere señales o mensajes y de un receptor que los utilice para
adoptar decisiones.
Siendo la sociedad un sistema, es preciso que cuente con un centro de mando
que adopte disposiciones para la administración del sistema, el mantenimiento
del orden interno establecido, haciendo respetar y aplicar la administración de
justicia en la forma y modo dispuesto por el sistema cultural. Si se trata de
sistemas sociales arcaicos, siguiendo la norma del Derecho Consuetudinario o,

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en el caso de sistemas avanzados, formando la judicatura para la aplicación del
Derecho Positivo.
Por lo tanto, los sistemas sociales requieren de alguna forma de gobierno.
5.-Predictibilidad
En un sistema bien organizado es predecible el sentido de su curso. Cuanto
menor sea su organización el sistema es menor predecible.
La Predictibilidad significa que se puede saber con anticipación lo que sucederá
antes de que ocurra.
D) Metas
Todo sistema está dirigido hacia metas. Es decir, persigue alcanzar algún fin.
Se deduce que los sistemas sociales poseen una o varias metas que la cultura de
cada pueblo impone como una obligación. Si la cultura posee una fuerte
infiltración religiosa, existe una alta probabilidad que la meta más importante
sea la salvación después de la muerte.
De igual modo, si la cultura está poderosamente influida por los intereses
comerciales, fijará como meta del sistema el consumo, con el propósito de
favorecer al comercio.
Esto de ninguna manera quiere decir que los sistemas sociales están
teleológicamente orientados por las metas. Todo lo contrario, las metas son
formaciones culturales emergentes de los intereses de las clases dominantes que
influyen en el comportamiento de los componentes del sistema, que no deben
considerarse como causas finales que operan "atrayendo" al sistema hacia un fin.
E) Tensiones
La estabilidad de la estructura de los sistemas sociales se estremece cuando
aumentan, en cantidad significativa, las frustraciones, agresiones, competencias,
conflictos, etc. de sus grupos componentes.
Recordemos que las tensiones más graves provienen de los subsistemas
económico y político, respectivamente y, a veces, son tantas que pueden
provocar modificaciones estructurales radicales como sucedió con motivo de la
llamada revolución industrial, ocurrida a mediados del siglo XVIII, que produjo
la disolución de los gremios y la formación del proletariado contemporáneo,
modificando la estructura del sistema social que hubo de tolerar tales resistencias.

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F) Desviación
Corolarios de las tensiones que soporta la estructura del sistema ocurren
tendencias a la desviación de sus metas. Verbigracia: la Universidad, como
microsistema, posee estructura y metas que son propias de la transmisión de
conocimientos o de la investigación científica, pero puede ocurrir que alguno de
sus estamentos o una alianza entre dos o más, trate de comprometer al referido
micro sistema a una cierta ideología proveniente del sistema económico
imperante, alejándolo de las metas que le son propias. En este caso puede ocurrir
una enérgica reacción para restaurar el estado anterior o para impulsar la
desviación y cambiar la meta del micro sistema referido.
De no ocurrir la respuesta adecuada del sistema para impedir la desviación de
sus metas, pueda suceder que su desnaturalización lo muda en un sistema
diferente al original. Prosiguiendo con nuestro ejemplo, si la Universidad se
asocia a una cierta ideología político económica, entonces puede arrogarse el
papel social de un partido político, esgrimiendo su organización para la
propagación y socialización ideológica con que está ligada.
G) Retroalimentación
Es el proceso que reduce (retroalimentación positiva) o aumenta
(retroalimentación negativa) la desviación del sistema de sus metas hacia las
cuales está dirigido.
Se presentan como un circuito que nutre seguras actividades, las cuales, a su vez,
trascienden retroalimentadas por otras.
Cuando la desviación retroalimenta a grupos desviados, contribuye a la
desintegración del sistema y cuando la retroalimentación puede controlar la
desviación contribuye al mantenimiento del sistema.
Podemos esbozar los subsiguientes ejemplos de retroalimentación:
1.-La presión del cliente hace que los altos funcionarios insistan más en la
confiabilidad, produciéndose, de esta suerte, una retroalimentación a favor del
mantenimiento del sistema”.
En el caso de un sistema diádico, Tallcott Parson enseña:
2.- El comportamiento de la tórtola, donde un tipo de comportamiento está
condicionado por el anterior:
a) Galanteo (asociación con un compañero)
b) Construcción del nido.

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e) Incubación.
Estando presentes el actor A y el Actor B cada uno ajusta su conducta a las
expectativas del otro, de manea que las reacciones del Alter son sanciones
positivas a la conducta del Ego, quien resulta reforzado en sus disposiciones de
espera (expectativas).
Con relación a un proceso circular del desarrollo institucional:
Las estructuras institucionales ayudan a crear su propia realidad, en un proceso
de desarrollo constante.
1.3 Contexto de los Sistemas Socio-Culturales
Los sistemas sociales están envueltos de otros que operan como variables
exógenas y ejercen su influencia desde el exterior, sea en forma directa como
indirecta. Empero, los sistemas sociales, por razón de las instancias competentes,
deben orientar sus metas teniendo en cuenta las metas o intereses de los que le
rodean así como también la difusión de patrones culturales que puedan
incorporarse dentro de su sistema de cultura que le es propio y que
necesariamente tienen que provocar cambios cualitativos que afectarán, positiva
como negativamente, las relaciones internas y externas del sistema respectivo.
Si se trata de macro sistemas sociales que poseen su peculiar sistema político, su
clase dirigente resulta constreñida en su quehacer internacional para no afectar
los intereses y las metas de algún otro sistema similar de su entorno,
reorientando sus propias metas y limitando o expandiendo sus intereses.
En la época actual, no debe entenderse como al conjunto de sistemas limítrofes,
sino todos los sistemas sociales del mundo, porque la velocidad alcanzada para
la propagación de informaciones los convierte en parte del sistema social
respectivo. Verbigracia: En el siglo XXI, los Estados Unidos de América han
asumido el papel de una especie de “Vigilantes del mundo”, para intervenir
políticamente en cuanto conflicto internacional que ocurra e, inclusive, en los
trances internos de las naciones si pueden ser potencialmente perniciosos y
poner en peligro el equilibrio político-económico mundial, todo ello, de acuerdo
a su punto de vista en relación a la geopolítica global.
1.4. Organización de los Sistemas Normativos
Simboliza la presión del sistema para el cumplimiento de normas necesarias para
su operación. Por consiguiente, las normas de la Religión, la Moral, las
Costumbres, etc. prestan su concurso para organizar la sociedad, tanto en el

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presente como en el pasado. Pero principalmente son las normas jurídicas las
que determinan la organización de los sistemas nacionales. Ellas definen los
actos lícitos como los ilícitos, la formación de organización de las sociedades
conyugales, así como su disolución y las consecuencias jurídicas que se deriven
de tal supuesto; la línea y organización de la propiedad mueble o inmueble; la
contratación; las obligaciones y sus efectos: la forma y modo de transmisión de
la propiedad a la muerte de su titular; la represión de los delitos; el sometimiento
de gobernantes y gobernados a los mandatos del Derecho; etc.
En definitiva, la organización del sistema social nacional debemos buscarlo en la
Constitución Política del Estado, en su sistema político, en su sistema económico
y en las relaciones causales provocadas por dichos componentes. Por
consiguiente, el gran organizador de la sociedad es el Derecho, cuyo papel no
puede ni debe menospreciarse.
1.5 Función del Control Social en los Sistemas Normativos
Prosigue José Mejía, al explicar:
A. La Compulsión Sistémica:
Dicha organización, con el propósito de cumplir con el papel que le corresponde,
requiere de instrumentos que le permitan desempeñarse adecuadamente. Ellos
son las normas. Sin embargo, es posible aseverar que todas las sociedades
históricas, sin excepción, están dotadas de un conjunto de normas de diversa
naturaleza y contenido.
Tales normas son elementos culturales, por provenir del seno social, lo que
significa que no emanan de la naturaleza pura, sino del genio de la especie
humana. Solo ella posee capacidad de crear cultura, atributo que la diferencia de
las especies inferiores. (2002:81).
No obstante, todas las personas, sienten también el llamado de la especie para
evitar su extinción, pero la reproducción no la hacen al estilo de los animales
inferiores, en público, con cualquier macho o hembra, sin formalidades
especiales, como por ejemplo al matrimonio y otras por el estilo. De ahí que se
haya dado en calificar a los sistemas sociales como socio - culturales, porque no
son simples asociaciones, sino además, porque el comportamiento de los actores
deben ajustar a los mandatos de la cultura, tanto material como no material.

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La cultura no material, está constituida, en su mayor parte, por un enorme
conjunto de modos o formas de comportamiento exigibles a los miembros de la
sociedad para hacer posible la convivencia pacífica.
El imperativo de las normas vigentes instruye una acción compulsiva para obviar
que las tensiones internas del sistema social se deriven de la rumbo o dirección
para el logro de sus metas. El cultivo de la amistad de un grupo de amigos que se
hayan organizado para fines de recreación es la norma adecuada para impedir a
los actores el desvío de las metas del grupo en referencial.
La citada impulsión agrega José Mejía, se denomina Control social:
“Para que el control social pueda operar es necesario la existencia de normas de
comportamiento”. (2002:83)
En suma, los modos de comportamiento, culturalmente constituidos son los
siguientes:
a) Folkways: Forma correcta para lograr éxito. Ejemplo: La medicina
popular.
b) Mores: Forma correcta para adquirir aprobación social. Ejemplo. La
cortesía.
c) Tabús de: Prohibiciones y de exterminio. Ejemplo. Los tabús sexuales.
d) Roles o Papeles Sociales: Forma correcta del desempeño del papel social
adherido a los status adscritos o adquiridos. Ejemplo. El papel social de
esposa.
Los indicados elementos han creado sistemas normativos, que se complementan
y nos indican la forma de comportamiento institucionalizado por la cultura, que
tiene carácter obligatorio y se nos impone mediante gratificaciones y sanciones.
Hay dos tipos de control social: El primero proviene de la cultura, y el segundo,
de la sociedad.
El control social proveniente de la cultura es difuso, no sabemos quién nos
controla, pero tenemos conciencia que debemos comportarnos de cierta manera
para no hacernos acreedores a una sanción. En cambio, el control social,
proveniente de la sociedad, es racional e identificable. Sabemos quién nos
controla, quién nos exige el cumplimiento de los mandatos de los sistemas
normativos. Son nuestros padres, nuestros maestros, nuestros jefes superiores en
la burocracia de nuestro centro laboral, la policía del distrito, el prefecto de Lima,
el Ministerio de Economía y Finanzas, la Superintendencia Nacional de

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Administración Tributaria, etc. a quienes conocemos o podemos llegar a conocer,
a quienes identificamos personalmente o podemos hacerlo, etc.
Empero, el control social, resultante de la cultura o de la sociedad, para que
pueda operar, necesita un requisito: la interiorización de las normas en la
estructura de la personalidad.
Es consecuencia, todos los sistemas socio-culturales existe y existirá siempre un
porcentaje, mayor o menor, de delincuencia y de otros comportamientos
anómicos.
A continuación abordaremos sucintamente los Códigos Normativos:
Las normas sociales, cuando se refieren a un determinado quehacer social, se
agrupan de suerte que puede hablarse de una especie de codificación espontánea
que es posible recoger para entender mejor la sociedad. Esta se encuentra
inmersa dentro de un enorme conjunto de normas que, como se ha dicho antes,
constituyen el soporte del orden social, tan necesario para la vida en comunidad.
Dichos Códigos, por lo general, son proclamaciones verbales, que se transmiten
por la tradición. Hay otros que están escritos y, por lo general, forman parte de
los libros considerados sagrados, como la Biblia, el Corán, las Leyes de Manú,
los Libros de Vismú, etc.
B. El Código de la Costumbre
Contiene normas de mayor difusión que los demás Códigos. Las costumbres son
emergentes, en el sentido que no proviene de ninguna autoridad y se mantienen
por consenso de la comunidad donde aparecen.
C. El Código de la Religión
Al respecto, hay que hacer notar que no existe ni ha existido ningún sistema
social que no haya tenido una o más religiones.
Todas las creencias religiosas conocidas suponen una clasificación de las cosas
en dos géneros opuestos, que se denominan lo profano y lo sagrado. Dichos
dominios se han ubicado físicamente en dos planos diferentes: acá, en mundo
terrenal, opera lo profano; allá, o más allá del mundo de la vida, opera lo sagrado.
Esto no quiere decir que el sujeto no pueda traspasar los límites de lo profano y
lo sagrado, pero para hacerlo es preciso que ocurra una metamorfosis que se
logra mediante ritos espaciales, como, por ejemplo, los ritos de iniciación que es
una larga serie de ceremonias que tienen por objeto introducir al joven a la vida

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religiosa para hacerlo salir del mundo puramente profano, donde ha transcurrido
su primera infancia, para penetrar en el círculo de las cosas sagradas.
Continúa, José Mejía al abordar las principales religiones fundadas son las
siguientes: (2002:85)
 El Shintoismo, fundada por Laozi (siglos VI-V a.C.) Japón.
 El Taoísmo, fundada por Lao-Tsé (604-517 a.C.) China.
 El Confucianismo, fundada por Confucio (551-489 a.C.) China.
 El Budismo, fundada por Buda (567-483 a.C.). India.
 El Janismo, fundada por Vardamana (540-427 a.C.) India.
 El Zoroastrismo, fundada por Zoroastre o Zaratustra (628-551 a.C.) Irán.
 El Cristianismo fundada por Jesús, cuya fecha exacta de su nacimiento no se
ha podido establecer, pero marca el inicio del primer milenio de la era
cristiana. Murió el 7 de abril del año 30. Israel.
 El Islamismo, fundada por Mahoma (572-632 d.C.). Arabia.
Una idea que ha tratado de definir la religión es la de divinidad. Pero esta
definición, demasiado estrecha, tiene el defecto de identificar la religión con
alguno de sus desarrollos particulares. Es mejor plantear como definición
mínima la creencia en seres espirituales. Entendido por estos a sujetos
conscientes, dotados de poderes superiores a los que posee el común de los seres
humanos. Esta definición incluye a las almas de los muertos, a los genios, a los
demonios tanto como a las divinidades propiamente dichas. La única relación
que podemos tener con seres de este tipo está determinada por la naturaleza que
se les atribuye.
D. El Código de la Moral
Es un tema obligado de toda filosofía pues necesariamente debe abordar el
problema de la moral en la sociedad porque es una de sus condiciones de vida
insoslayable. José Mejía, indica además, que hay tres sistemas de moral
fundamentales, que son: (2002:86)
1. La moral de Buda y de Jesús: Insisten en la igualdad entre varones y
mujeres. Se opone al mal sólo devolviendo el bien a cambio de él. Identifican la
virtud con el amor y, en política, consideran que una democracia ilimitada es
éticamente superior.
2. La moral de Maquiavelo y Nietzsche: Que destacan las virtudes
masculinas, aceptan la desigualdad entre los seres humanos, predican el júbilo,

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goce, alegría, placer por los peligros del combate, de la conquista y del poder;
identifican la virtud con la fuerza y enaltecen una aristocracia hereditaria.
3. La moral de Sócrates, Platón y Aristóteles: Aceptan la adopción de las
virtudes masculinas o femeninas y considera que sólo un espíritu preparado y
maduro puede juzgar, de acuerdo con las diversas circunstancias, cuándo ha de
gobernar el amor y cuándo la fuerza. Por consiguiente, identifican la virtud con
la inteligencia y preconizan la combinación de aristocracia y democracia en el
gobierno de los pueblos.
E. El Código Totémico
Un tótem consiste en una cierta clase de objetos materiales a los que se profesa
una veneración supersticiosa, en la creencia que existe, entre el creyente y cada
uno de dichos objetos, una relación íntima, perfectamente delimitada. El tótem
protege al hombre y éste le prueba su veneración de diversas maneras. No lo
mata si es animal; no lo parte ni lo destruye, si es una planta. Un tótem no es
nunca una individualidad aislada, sino una clase de cosas, generalmente una
especie de animales o de vegetales.
Existen varios tipos de tótems: El tótem de la tribu, que es común a todos sus
miembros y pasa de una generación a otra generación por vía hereditaria; el
tótem sexual, común a todos los varones y mujeres de la tribu; el tótem genérico
que pertenece exclusivamente a un sexo; y el tótem individual, propiedad de un
solo individuo y a cuyos herederos no puede transmitirse.
F. El Código de los Status-Roles
Los sistemas sociales poseen una estructura en cuyos niveles jerárquicos se
distribuyen los seres humanos, ocupando diversas posiciones diferenciales.
Empero, un status es un puesto dentro de la estructura social, de donde resulta
que existen innumerables puestos en los cuales se ubican las personas, sea por
competencia, sea por adscripción.
De este postulado, alega Bruce J .Cohen, los clasifica en dos clases:
a) Status Adscrito: Lo obtiene el individuo al nacer y fundamentalmente es
legado por el medio familiar del niño.
b) Status Adquirido: Es el proceso de alcanzar una posición social a través del
trabajo y las capacidades desarrolladas por el individuo.(1992:37).

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1.1 Problemática metodológica de la Sociología Jurídica
En razón a este tema Luis Molina indica:
“El problema metodológico de la Sociología Jurídica reside, en buena parte, en
el hecho de que se trata de una "ciencia de frontera". ¿Y en qué consiste ser una
"ciencia de frontera"?, en que está situada entre la norma y la realidad”.
(1982:15)
De lo expresado ultra supra, se deduce que los métodos de la Sociología
Jurídica hayan de ser los de la Sociología General aunque, eso sí,
combinadamente singularizados, lo cual tendrá su reflejo en la metodología.
Recordemos que Max Weber, en relación con el desarrollo de la metodología
sociológica, situaba el problema central de la misma en la difícil consecución de
la objetividad. Para lograrla parecen necesarias.
Al respecto, Pietro Rossi, deduce las siguientes consideraciones:
a) Las Ciencias Histórico-Sociales no deben recurrir a presupuestos que
impliquen una toma de posición valorativa.
b) Las Ciencias Histórico-Sociales deben verificar sus propios asertos
recurriendo a la explicación causal.(1967:45)
Por lo tanto, las Ciencias Histórico-Sociales pueden, ciertamente, tomar sus
temas de la vida político-social, y contribuir a la orientación ideológica con la
solución de determinados problemas, pero su investigación debe ser objetiva.
Empero, no deben expresarse asientos de valor, pues el plano en que nos
meneamos no es el de la validez ideal de los valores, sino simplemente el de la
existencia del hecho; se trata de una indagación de los valores en su raíz
histórica. La investigación científica de carácter sociológico es independiente de
una toma de posición valorativa: Examina lo que es, no determina lo que debe
ser. Entre las Ciencias Sociales y el juicio de valor existe una variedad tajante,
una medida de encadenamiento.
Al Levantar velas en esta plataforma, Max Weber adopta la distinción de
Heinrich Rickert entre juicio de valor y relación de valor:
“Las Ciencias Sociales no aceptan en su contorno ninguna valoración práctica,
sino que están en similitud, perfectamente teórica, con los valores que concretan
su objeto dentro de la mixtura de los datos empíricos. No obstante, la relación de
valor no es un principio de apreciación sino un principio de selección: Se

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esgrime para determinar un campo de investigación dentro del cual la indagación
resulta de manera objetiva con el propósito de lograr la elucidación causal de los
fenómenos.” (1973:21)
Empero, para Max Weber la referencia del dato empírico a los valores no
simboliza una garantía absoluta, y la selección entre la multiplicidad de los datos
está dirigida por criterios que no son universales y forzosos, sino que son a su
vez la secuela de una discriminación. No recayendo sólo sobre el dato empírico,
sino también sobre los valores a los cuales es reseñado, y el procedimiento de las
Ciencias Sociales aparece enmarcado dentro de una extensión selectiva cardinal.
La proporción con los valores pasa a escoger la particular dirección del interés
cognoscitivo que agita la investigación, o sea, la concreta óptica que ésta afilia,
delimitando su campo. Aún cuando, las disciplinas concernientes al edificio del
conocimiento histórico no tengan un perímetro fijado a priori, sino que lo
compongan con base en un concreto punto de vista o en un agregado de
perspectivas. La unión interna de sus investigaciones y, aún más, su trato con
otras materias tienen ya un cimento no sistemático sino incierto. En tal sentido,
la cultura, antes que formar un campo de investigación acordado de una vez para
siempre mediante la reseña a valores universales y obligatorios, se reconcilia en
un complejo de campos de investigación autónomos, regularizados entre sí de
una manera que varía con el desarrollo histórico de las disímiles disciplinas.
Ergo, el problema de la explicación causal, en la superficie de las Ciencias
Sociales, obtiene una nueva apariencia.
De esa forma, alude Rafael Márquez:
“Si la ciencia natural revela los fenómenos relatándolos a un sistema de leyes
generales, y las Ciencias Histórico-Sociales, por el contrario, quieren expresarlos
en su singularidad y, por consiguiente, en el proceso específico del cual surgen”.
(1992:69)
También, ¿Cómo es posible esta forma de explicación de un objeto histórico, y
mediante qué procedimiento es posible llegar a ella?
Además, la explanación de un objeto histórico, en los hechos, enreda una
selección dentro de la multiplicidad del dato empírico y de las infinitas
relaciones que atan a cada uno de sus elementos con otros, también infinitos. Ya
que el conjunto de las relaciones de causa y efecto, de las que depende la
ocurrencia de un fenómeno, es conceptualmente interminable, el campo de

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investigación debe ser encuadrado sobre el pedestal de una opción, la cual se
topa atada a la perspectiva fijada desde que se efectúa la indagación.
La ilustración se limita, en corolario, a una serie finita de dispositivos basados,
en cada caso, en un cierto punto de vista, y de este modo se despliega siguiendo
una orientación individual de relaciones entre los fenómenos, cercada de las
otras viables trayectorias de investigación. Llegando al proceso de "imputación"
de un suceso a sus "causas", acorde a su disposición en las Ciencias Sociales.
Sin embargo, se presenta el aprieto de la eventualidad de cotejar empíricamente
la "imputación", es decir, la intrepidez de una relación de causa y efecto en
forma individual: una vez determinada una serie concreta de relaciones sobre la
base de una selección, ¿Cómo es viable establecer que ellas y no otras han
conducido al suceso del fenómeno a explicar?
Ante ello asevera Max Weber:
“La demostración solamente puede efectuarse mediante la construcción de un
proceso hipotético, diverso del proceso real por la exclusión preliminar de uno o
varios elementos, y la posterior comprobación entre el proceso real y el proceso
hipotéticamente construido” (1972:23)
En efecto, la exclusión de tal elemento conduce a la construcción de un proceso
posible más o menos diferente del proceso real, debiendo colegirse que su
jerarquía causal en el proceso en materia es mayor o menor.
El cotejo entre el proceso cimentado hipotéticamente y el proceso real accede
instituir, en cada caso, la calidad causal de cierto elemento con referencia al
fenómeno que debe ser revelado, y siendo las raíces así aclaradas no son ya
todas las causas del hecho en razón, sino sólo las circunstancias concretas
siguiendo cierta dirección de la investigación, correlativa a la adopción de un
punto de vista específico; igualmente admite divisar que el nexo de causalidad
acepta una serie de grados que van desde la "causalidad adecuada" hasta la
"causalidad accidental.
Con esta doble limitación, Max Weber abandona el modelo tradicional de
explicación causal, para pasar a un esbozo hermenéutico que ya no es causal,
stricto sensu, sino eventual.
En definitiva, cuando se colocan una serie finita de fenómenos (disímil en
anuencia con la perspectiva de la investigación) de la cual depende un cierto
fenómeno considerado en su individualidad, las Ciencias Sociales no fundan sus

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factores concluyentes, sino que abrevian un cierto grupo de situaciones que,
junto con otras, lo tornan viable.
En resumen, la relación de causa a efecto, descifrada como relación forzosa, es
suplantada por una relación de condicionamiento. Si desde el punto de vista del
modelo clásico de ilustración causal podía darse por explicado cierto fenómeno
si y sólo si habían sido descubiertos en su totalidad los factores determinantes de
su ocurrencia, en el ámbito del esquema explicativo condicional existe el riesgo
de diversos órdenes de explicación, en relación con la diversidad de los puntos
de vista que indican la dirección de las relaciones inquiridas. En consecuencia,
se determina el horizonte metodológico en el perímetro sociológico general y,
típicamente, en el del examen de los fenómenos jurídicos.
Por lo tanto, la Sociología y en específico la Sociología Jurídica, entiende que
el derecho es tenido por objeto y no tiene que ver con la dilucidación del
contenido "objetivo", racionalmente correcto, de "preceptos jurídicos", sino con
un actuar, respecto de cuyos determinantes y de cuyas efectos, ciertamente,
recubren a la par categoría, entre otras, las representaciones de los hombres
acerca del "sentido" y del "valor" de determinados preceptos jurídicos.
Y, por ello, Rafael Márquez sentencia:
“La Sociología Jurídica tiene en cuenta la probabilidad de la difusión de tales
representaciones y la reflexión sobre la preponderancia en la mente de los
hombres, bajo circunstancias determinadas, de ciertas representaciones,
empíricamente precisadas en cada caso, relativa al sentido de un precepto
jurídico y su influencia en el actuar”.(1992:70)
En último lugar, los procedimientos empleados por la Sociología Jurídica están
presididos por unos principios comunes, entre ellos dos fundamentales: La regla
de objetividad (propósito esencial y común de la Sociología General y de la
Jurídica), y el método histórico-comparativo (éste de carácter variado y de
cuidado largamente reformado). Pero el método, lato sensu, se extiende en una
disparidad de métodos exclusivos que, a su vez, suelen dar lugar a técnicas
disímiles.
Finalmente, los medios de investigación, alcanzando una codificación
conservadora cómoda para todas las ciencias, pueden situarse en dos grandes
sectores: La observación stricto sensu y la experimentación. Además dentro del

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examen, de indudable preeminencia, cabe diferenciar la observación intensiva y
la observación casuística.
1.2 Papel de los Principios, Información Documental e Indagación Fáctica
Hemos acertado dos principios cardinales: la regla de objetividad y el método
histórico-comparativo. Notemos, primero, lo relativo al principio de objetividad,
tan destacado, entre otros por Max Weber, como propósito sustancial de la
actividad sociológica.
El insigne Emili Durkheinm, al tratar el problema metodológico de la
Sociología, y en directa aplicación a la Sociología Jurídica, llegó a decir: tratar
los hechos sociales como cosas. De ahí que la Sociología Jurídica, injertando a
ella la expresión, tenga como paradigma el tratar el derecho como una cosa.
Frente al dogmatismo excluyente, nuestra ciencia se consagra al conocimiento
del derecho no como derecho sino como una cosa o, con mayor precisión, una
multiplicidad de cosas y de fenómenos, que observa desde fuera. (1970:10)
Sin duda, caben dos maneras distintas de entender la objetividad: como
materialidad y como imparcialidad. La razón material es particularmente
científica y en el sentido de imparcialidad es acusadamente moral. Ambos, desde
luego, son resaltantes para el Sociólogo.
La materialidad, para la Sociología, simboliza que esta disciplina debe prescindir,
respecto de los fenómenos analizados, de todo lo que tenga un carácter personal
(no general), o cabalmente interior (que no despeñe bajo la apreciación de los
sentidos), aunque, de inmediato, haya que aseverar que esta actitud debe ser
esmeradamente combinada.
Así, la reinante Sociología Jurídica quedaría descomunalmente cercenada, en su
panorámica, si separáramos los juicios y los contextos. Pero sucede que los
juicios son arduamente separables de la persona del juzgador y de las personas
adversarias, y los escenarios jurídicos tienen, sin parvedad de cuantiosa
insistencia, un indiscutible gravamen de interioridad.
Por lo tanto, para poseer un perfil completo del derecho resulte útil la inclusión
de fenómenos subjetivos en el campo de observación. La Sociología Jurídica,
habrá de tener en cuenta estos fenómenos subjetivos, aunque desde los ángulos
en que se materialicen razonablemente y se deslinden de sus expresiones
puramente individuales y psicológicas. Por ejemplo, si observamos el fenómeno
del Pandillerismo, tendremos que operar, más que con base en la personalidad de

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estos "desviados", sobre signos objetivos de substitución, tales como niveles
educativos y sus secuelas, condiciones vivenciales, seno familiar, entre otros.
En cuanto a la imparcialidad, no le falta razón a Jean Carbonnier cuando
asevera:
“Su exigencia es obviamente manifiesta. El Sociólogo de procedencia jurídica
tiene necesidad de hacer un considerable esfuerzo para prescindir de todos sus
prejuicios técnicos. Tiene que dejar de referirse a "su derecho", tanto al natural
como al positivo, y en relación con éste eliminar todo posible automatismo”.
(1972:150)
Seguidamente alega:
“Debe acostumbrarse, también, a considerar con el mismo ojo agnóstico el
derecho, los hechos e incluso la violación del derecho, verbigracia: El triple
ejemplo en relación al matrimonio, la unión libre y el adulterio), aunque por
parte de la Sociología estricta le sirva de alivio el hecho de que el estudio de la
violación del derecho no supone ningún juicio estimativo de la misma, e incluso
que la reprobación manifestada por la sociedad ante aquélla, forma parte del
fenómeno advertido, pero no del observador.
Además, ello tiene una indiscutible relación, en función de un sistema jurídico
concreto, con la condición a adoptar ante el mismo, actitud que se manifiesta en
dos corrientes principales denominadas por el genial Recasens Siches: "fuerzas
conservadoras y fuerzas renovadoras en el derecho". (1961:607)
De allí que comprobadas tendencias de la Sociología moderna imputan un
subjetivismo desmedido, pero ello no es incompatible con la indagación
científica, y lo que han hecho es dar lugar al nacimiento de nuevas técnicas: Tal
es el caso de la observación participante, es aquella en la que el investigador
intenta incorporarse al medio puesto en la mira aceptando, aún cuando sea
provisionalmente, sus repertorios de comportamiento y sus patrones de
existencia, y en la que el resultado viene precedido de una ordenación de las
impresiones. Junto a ella se encuentra la encuesta novelada en la que, empleando
la imaginación, el autor recrea la situación jurídica sometida a estudio.
De otro lado, concurre igualmente la posibilidad, en el campo de la Sociología
Jurídica, de la llamada encuesta contradictoria (en contraposición a la unilateral),
en la que dos equipos de investigadores efectúan una encuesta y una contra
encuesta, previa delimitación de las convicciones de cada grupo. No hay

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necesidad, en este procedimiento, de que un tercero actuante de árbitro
establezca inferencias. La opinión pública sancionaría los resultados, y abrazaría
la probable eventualidad de conservar abierta la encuesta contradictoria por
tiempo incierto.
En esa línea afirma Rafael Márquez:
“Por lo que hace al método histórico comparativo, hay que señalar que, desde el
punto de vista de la sociología jurídica, interesa en su totalidad, y en este sentido
viene a configurarse como el "compendio metodológico de la Sociología del
Derecho". (1992:75).
Empero, el citado método se surge más que como un instrumental de
investigación independiente y con una doble actitud intelectual, acorde a la que
puedan ser tratados los datos preliminarmente atesorados por cualquier otro
método.
En consecuencia, la actividad a realizar es doble; la referencia histórica no es
inútil, ya que destaca la presencia, en este método, de un aspecto histórico no
necesariamente comparativo. El estudio de una institución o de un sistema
jurídico en su continuidad, puede llevar, por si solo, a una explicación causal, o
si se quiere, como indica Max Weber:
“Al conocimiento de los "condicionamientos". El campo histórico y el
comparativo no son, no tienen por qué ser incomunicables, ya que la historia
puede ser comparativa, y la comparación puede ser diacrónica aunque, en aras
de la claridad, conviene un brevísimo examen de las dos facetas”. (1973:25).
En suma, el ciclo histórico del método en su aplicación a la Sociología Jurídica
consiste ceñidamente en pretender un conocimiento racional de los fenómenos
jurídicos, pero con la particularidad de que estos fenómenos no son referidos a
una instantánea correspondiente y a un cierto estadio de derecho, sino tanteados
cronológicamente en su evolución.
Se trata de una definición explicativa, pero de naturaleza especial, ya que en vez
de procederse por inducción, como en la faceta comparativa, partiendo de una
pluralidad de observaciones idénticas, se exterioriza en una relación única entre
dos fenómenos sucesivos (por ejemplo, dos instituciones), acreditándose que uno
de los fenómenos, por las transformaciones sobrevenidas, ha originado al otro.
Esta aplicación causal, calificada por Jean Carbonnier:

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“Como genética, supone, en Sociología Jurídica, un valor probatorio, para
explicar una regla jurídica semejante al de la, etimología, en lingüística, para
explicar una palabra”. (1972:150)
Y prosigue: ¿Cuál sería, la distinción entre el método histórico utilizado por la
Historia del Derecho y el esgrimido por la Sociología Jurídica? Por ejemplo, al
tratar de las causas que dieron umbral a una ley, la Historia del Derecho se
interesará por el monarca que la promulgó o por el Congreso que la aprobó. La
Sociología Jurídica intimará de llegar hasta el legislador, desde la óptica
sociológica, vale decir, hasta las fuerzas impersonales, las necesidades sociales,
económicas, políticas, morales, religiosas, etc., que determinaron la
promulgación del cuerpo legal; y los efectos de la ley además darán lugar a una
diversificación: La Historia del Derecho, se inquietará de las resultancias
estrictamente jurídicas (reacciones de las jerarquías judiciales, interpretaciones,
reformas o, de plano, la derogación, abrogación o subrogación), y nuestra
Sociología Jurídica se ocupará de los efectos sociales, en sentido amplio, tales
como la intransigencia de la opinión pública, conculcación de las costumbres,
secuela económica, eficacia o ineficacia, etc.
Como vemos, la misma fase histórica del método histórico-comparativo, posee
siluetas nítidamente resaltantes.
En seguida, la faceta comparativa requiere un previo cotejo de carácter lógico,
entre los términos, es decir, entre los fenómenos jurídicos observados. La
comparación sobraría de sentido si se hiciera entre dos fenómenos esencialmente
heterogéneos, y sería de ineptitud notoria entre dos fenómenos idénticos (no
obstante, en este caso, tendría cierto provecho si se presentara de dos momentos
periódicos del mismo fenómeno). Ciertamente, la semejanza o desemejanza no
es a nivel nominal, sino en función de una tipología bien establecida. Una vez
fundada la premisa previa de homogeneidad, la comparación puede hacerse, y su
realización puede ser más o menos sistemática.
El asunto, ha de orientarse Según George Gurvitch:
“Desde la Sociología Sistemática del Derecho tiene como tarea fundamental el
estudio de las relaciones funcionales entre realidad social y clases de Derecho.”
(1962:215)
Es forzoso diferenciar visiblemente, extiende el socio jurista francés:

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“Entre clases de derecho, estructuras de derecho y sistemas de derecho, ya que
constituyen sólo las unidades colectivas reales, es decir, los grupos dan
nacimiento a órdenes jurídicos, que representan la síntesis y equilibrio entre
diferentes clases de derecho. La analogía es perfecta con la estructura de
cualquier grupo constituido por síntesis y equilibrio entre diferentes clases de
sociabilidad.”(1962:216)
Inmediatamente, sólo las sociedades totales, o sea, la síntesis y equilibrio entre la
multiplicidad de grupos, preñan sistemas de derecho; en estos sistemas compiten
y se ordenan diferentes estructuras de derecho, cada una de las cuales, a su vez,
representa una síntesis de diferentes clases de derecho. Verbigracia: El Derecho
Tributario, el Derecho Laboral, el Derecho de Familia, etc., son sólo estructuras
de derecho dentro de las que compiten y se combinan diferentes clases de
derecho. Por su parte, el Derecho Anglo americano, el Derecho Musulmán, El
Derecho Oriental etc., son sistemas jurídicos en los que varias estructuras de
derecho se oponen y buscan armonía. Estas simbolizaciones comparativas
proyectan formidable irradiación sobre la problemática general de la Sociología
Jurídica.
De otro lado, en el aspecto de la información documental, advierte Rafael
Márquez:
“Un documento, para los efectos que aquí nos interesan, puede ser tanto un libro,
como un escrito, una pintura, e inclusive las grabaciones en cintas, documentos
sonoros, y en soportes electromagnéticos, etc.”(1992:77)
Empero, la relevancia de los documentos, en la Sociología Jurídica, no depende
del carácter legal de los mismos, ya que puede ocurrir y de hecho así ocurre que
documentos no jurídicos tengan gran interés para nuestra disciplina.
El método a utilizar en la Sociología Jurídica en relación con los documentos es
el análisis de contenidos, que no presenta mayores dificultades y que se adapta
perfectamente a lo jurídico, ya que el derecho suele presentarse, en la mayoría de
los casos, en forma de textos.
Una vez fijado que hay documentos jurídicos stricto sensu, y documentos no
jurídicos, puede afirmarse otra distinción, directamente referida a su análisis, que
es la de la realización del mismo con criterio cualitativo (que es el básico), y con
criterio cuantitativo, al que cada vez más tiende la actividad sociológica vigente.

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El principio fundamental a seguir en el análisis de los documentos jurídicos es
que el mismo tenga relación inmediata y directa con el derecho entendido en
amplio sentido. Puede tratarse de un juicio, de una pericia, de un acta notarial, de
un contrato de carácter privado, de un texto, de un expediente, de una exposición
doctrinal, etc., e incluso, con mayor amplitud, de un informe forense o de la
sección jurídica de un periódico o revista, en formato papel o electrónico.
Sin embargo, cualquiera que sea el documento en materia, hay dos fórmulas
analíticas de firme cumplimiento:
a) El documento jurídico ha de ser examinado con visión de Sociólogo y no
de jurista dogmático. Hay que indagar no la aplicación de una regla de
derecho, sino la manifestación de un fenómeno jurídico. El documento
jurídico es significativo si nos proporciona una reconstitución sociológica.
Ejemplo: “Un contrato signado entre dos grandes empresas nos puede dar
una panorámica esclarecedora de determinadas situaciones económicas,
sociales, etc”.
b) El documento jurídico debe ser considerado como un conjunto de signos,
sociales, pues el derecho, para la moderna filosofía de la ciencia, es un
código de lenguaje y no es equivalente objetivo de la realidad que trata
de expresar. El investigador no debe dejarse guiar por el sentido
engañoso de algunos documentos jurídicos.
Luego, en el análisis de los documentos estrictamente jurídicos hay uno que
reviste excepcional importancia: el análisis sociológico de la Jurisprudencia. Se
trata pues, de un análisis del contenido, de los repertorios jurisprudenciales y de
las crónicas judiciales.
El análisis de la jurisprudencia es, ante todo, un estudio de casos jurídicos y, más
concretamente, de casos contenciosos, es decir, de casos sometidos a juicios. No
obstante, conviene aclarar que no todos los estudios de casos jurídicos, de casos
judiciales, son análisis de jurisprudencia, como los de los expedientes judiciales,
en lo que concierne al ámbito estricto de las Secretarías de los órganos
jurisdiccionales.
Por su parte, la característica diferencial del análisis sociológico de la
jurisprudencia reside en un elemento específicamente formal, pero de singular
relevancia en orden a nuestra materia: el análisis recae sobre las sentencias
publicadas en las compilaciones jurisprudenciales.

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Esa misma característica proporciona a los juristas un gran margen de acceso al
mismo, pero éstos lo elevan al rango de procedimiento de derecho dogmático, y
su trasvase a la Sociología Jurídica produce una vertiente, sustancial de
orientación.
Además, un examen dogmático de la jurisprudencia, intenta un mejor
conocimiento del derecho positivo sistematizando las soluciones aportadas por
las sentencias analizadas. Los hechos pasan a un discreto segundo plano,
cediendo su protagonismo para la debida refinación abstractiva del derecho.
De otro lado, el examen sociológico, en cambio, pone bajo la lupa los hechos,
porque ellos son reveladores de un estado de costumbres. Sin embargo, el
análisis societal no puede limitarse solamente a los hechos del caso.
De esta manera, las pretensiones de los litigantes pueden tener un gran interés
sociológico, ya que pueden revelar ciertos convencimientos jurídicos en los
implicados en el juicio.
Lo mismo cabe afirmar de la decisión del juzgador. Indiscutiblemente, no
interesa como parte constitutiva del derecho positivo, sino como síntoma
sociológico esencial; en cierta medida, el sentimiento del derecho, revelado por
un magistrado en su resolución, puede irradiar las convicciones jurídicas
"efectivas" de la población o disentir grandemente de ellas.
Es innegable, pues, la importancia del análisis sociológico de la jurisprudencia.
La Sociología Jurídica demanda una investigación que, sin renunciar los datos
costumbristas expresos en los juicios valorativos, acceda aprisionar las
relaciones que influyen en el y que son injeridas por los fenómenos jurídicos.
1.3 Función Finalista de la Sociología Jurídica
Este postremo apartado constituye una autorreflexión que, a manera de
conclusiones, cierra la presente unidad.
Al acucioso estudiante le aflora el cuestionamiento ¿Para qué sirve la
Sociología Jurídica?
Para nuestro recatado punto de vista, la respuesta está en que sea útil a nuestra
actividad profesional, ajustada, al menos de momento, al perímetro de la
educación universitaria.
El provecho del Derecho puede ser admitido, sin mayores exactitudes, como
herramienta eficaz en la conformación de la vida social; no obstante, del servicio
de la justicia no forzosamente se deriva la de la Sociología Jurídica. Su entrada

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en el universo jurídico necesita la delimitación previa de la función a cumplir
dentro de él.
Al igual que otras disciplinas, la Sociología Jurídica parece tener una función
dual: una de carácter científico y otra de matiz práctico. Ello tiene su traducción
en una doble vertiente de la Sociología Jurídica: la pura y la aplicada, aunque
sean una y la misma ciencia, y así lo entendemos nosotros.
En tal sentido, la función científica (teórica) de la Sociología Jurídica se
encuentra insita en su propia naturaleza social del hombre. Se trata de una
ciencia, de un conocimiento con delimitadas condiciones. Éstas son las de un
saber razonado, sistematizado y coherente, y no una intuición, no una simple
aplicación de sentido común.
Empero, hay que luchar con la tentación de que la innata disposición del hombre
hacia lo justo, hacia lo jurídico, hacia el derecho, convierta la obviedad del
fenómeno jurídico en una dificultad insuperable para su debida explicación
sociológica.
Cotejar la realidad es aspiración general de toda ciencia, pero en la Sociología
Jurídica esta indagación es la esencia misma de su cualidad científica, al abordar
los fenómenos sociales que se desprenden de la realidad pluricasalista día a día.
Ante ello Rafael Márquez afirma:
“Admitiendo que el Derecho dogmático aparece, en sí mismo, como forma y
artificio, la Sociología Jurídica tiene insita en su teleología el descubrimiento y
subsiguiente reencuentro con la realidad. Los juristas pueden recibir cosas
relevantes de los jusociólogos, tanto en el orden práctico como en el
científico.”(1992:85)
Prosigue el cita do autor al sentenciar:
Lo que los juristas, a secas, pueden esperar de los jusociólogos son
fundamentalmente:
a) El conocimiento del Derecho enmarcado en la realidad: Hay que traer a
la mesa de investigación la relevancia del Derecho ordinario, casi no consciente,
la diversidad de las prácticas y de los asuntos, la creciente ineficacia de las leyes,
etc.
b) La explicación del Derecho: Se trata de saber por qué son o, cuando
menos, cómo han aparecido los fenómenos jurídicos.

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c) Frente al derecho dogmático: La Sociología Jurídica puede y debe
cumplir una eficiente tarea de crítica y descubrimiento del legislador sociológico,
que actúa junto al legislador jurídico stricto sensu.
Empero, nuestra disciplina ha cumplido, también, una labor científica de
primerísima 1ínea: Ha hecho descender al ras de la tierra, el nivel de la realidad,
a la mítica regla de Derecho. Toda la elucubración montada alrededor de la
norma ha recibido el duro impacto de su confrontación, directa e inmediata, con
la facticidad social.
Por último, una aportación no menor y de incuestionable relevancia: La
Sociología Jurídica, en su faceta científica, es decir, la pura, ha puesto de
manifiesto con toda nitidez el fenómeno jurídico de la ineficacia de las leyes.
Frente al dogmatismo jurídico poco o nada interesado en esa ineficiencia, ya que
presupone la "perfección" de la ley, la jusociología exterioriza incontables
situaciones de inobservancia de la misma.
Además, la función práctica (aplicada) de la Sociología Jurídica forma parte
inseparable de su propia finalidad. Y ese aspecto se arraiga en nuestra materia
con mayor fuerza que en la Sociología General. Dado el carácter
predominantemente activo del Derecho, la Sociología Jurídica tiene la nesecidad
de coadyuvar a esa actividad. Y desde luego lo hace para no traicionar su propia
naturaleza.
Resumiendo, la Sociología Jurídica tiene tres manifestaciones fundamentales,
ligadas a otras tantas facetas de la actividad jurídica:
a) La denominada Sociología de la Jurisdicción: Dentro de ella puede
advertirse una doble vertiente: la pericia sociológica y la interpretación
sociológica, la primera como auxiliar del Juez, y la segunda como
colaboradora esencial del mismo, conformando la interpretación jurídica
como predominantemente social.
b) La Sociología Legislativa.: En ella cabría encajar, con suma propiedad,
el problema esencial de la oposición entre los hechos sociales y el
Derecho, o lo que es lo mismo, la oposición entre el ser y el deber ser. Y
el símbolo de esta contradicción tiene su exteriorización en la diferencia
entre el lenguaje descriptivo-indicativo de la Sociología y el léxico
imperativo del Derecho, con todas las implicaciones que, a distintos
niveles, tiene esa diversidad lingüística.

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