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Camila Vázquez de Lara Canseco

Historia del Arte y Curaduría

El Arte y sus Discursos

Ensayo nal

1 de diciembre del 2022

“La obra maestra”

En el mundo del arte, podemos notar que a través de los años ciertas piezas

van a sobresalir del resto, van a ser tomadas como ejemplos representantes de su

época y se van a conseguir cierta inmortalidad en la historia. “Obra maestra” es el tér-

mino que se le ha dado a las obras que cumplen con las características de este fenó-

meno, fue el nombre que el hombre le asignó a lo que él consideraba como el mayor

nivel técnico en la producción artística. Por mucho tiempo hemos estado acostumbra-

dos a pensar que todo gran artista debe tener su respectiva obra maestra ¿Pero cómo

se origina y cómo se ha desarrollado este concepto durante la historia?

El libro ¿Qué es una obra maestra? (Figura 1) del año

2002, presenta una recopilación de las perspectivas de dife-

rentes autores sobre este tema, donde se llegan a conclu-

siones sobre su origen, signi cado y desarrollo del concep-

to tratado. En primer instancias, la noción se origina en la

Edad Media en el mundo del artesanado, donde el aprendiz

para poder convertirse en maestro, tenía que elaborar su

obra maestra y de esta manera, obtendría el derecho de


Figura 1. Portada del libro "¿qué es una obra
maestra?". Foto sacada de: amazon.com
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poder abrir su propio taller. Entonces podemos decir que en un principio esta desig-

nación se utilizaba para certi car a un artista, para demostrar que dominaba la técnica

y estaba listo para enseñar a futuros artistas. Lo curioso está en ver cómo es que una

obra de maestría del Medievo, pasa a ser una obra maestra con el signi cado que hoy

conocemos. “Es el entorno del artista el que construye su reputación y la de su pro-

ducción” (VV.AA, 2002, p.26) piensa Vasari, re riéndose al gran artista Miguel Ángel. Lo

anterior nos sirve como gran ejemplo, pues ahí está la clave: las conexiones. A pesar

que M. Ángel cuenta con un gran nivel de técnica en la producción artística, podemos

pensar que tal vez si no hubiera trabajado para alguien tan importante como lo es el

papa Julio II, sus obras en ese entonces no

hubieran tenido tanto reconocimiento, o in-

cluso encargos tan importantes como la

Capilla Sixtina (Figura 2), no hubieran caído

en sus hombros y no serían las “obras

maestras” que actualmente conocemos,

piezas sustanciales para la historia de arte.


Figura 2. La capilla Sixtina. Miguel Ángel. Foto sacada
Es por eso que una obra maestra se reco- de: national geographic.com

noce hasta después que una cultura previa la haya catalogado de esta manera. Es así

como llegamos al otro elemento que le dará el giro al signi cado del término: el públi-

co. Al nal del día, quien va a tener la última palabra en el éxito de una obra, no es el

artista, su técnica o la pieza, es la opinión de la masa, y por la masa me re ero a la éli-

te. La obra maestra y quien porta tal nombre, es un discurso de poder, disfrazado de

discurso de belleza. La institución museal es quien ha cambiado el signi cado del


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concepto y se ha encargado de alimentar al público esta idea, de catalogar a ciertas

obras y artistas como los perfectos exponentes del arte, pues dicha perfección es la

base de este discurso, la que se ha llegado a entender como la excelencia dentro de

su género, que ha cumplido de manera e caz su objetivo. Entonces para poder reco-

nocer una obra maestra se debe de tener en claro que es lo que quiere alcanzar con

esta; si estamos hablando de un contexto del arte durante el arte, se buscaba la imita-

ción de la naturaleza, y con ella la belleza, esta es lo que se le contribuye a un objeto

que produce placer, ¿pero placer de quién? Parece ser que no importa las vueltas que

le des al tema, siempre se llega a la misma conclusión: la élite. Numerosos ejemplo du-

rante la historia, nos demuestran que lo que nosotros percibimos como “Arte” con ma-

yúscula, es lo que deriva de lo privado a lo público; La Galería U zi (Figura 3) es uno

de los museos que posee una de las más antiguas y famosas colecciones de arte del

mundo, sin embargo, si logramos ver más allá del discurso idealizado de estas institu-

ciones, podemos ver que no fue nada más que un regalo por parte de la última de las

descendientes del apellido Médici al gobierno italiano, por falta de dinero para admi-

nistrar su colección privada.

Figura 3. Galería de los


Uf zi. Foto sacada de:
viaja orencia.com

Para poder tratar de entender esta noción de manera más completa, tenemos

que entender que es importante contextualizarla tanto en época, como de manera


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geográ ca, pues solo fallaremos si intentamos aplicar los mismos ideales fuera del

mundo antiguo y occidental. “El concepto moderno de obra maestra hizo su aparición

desafortunadamente en la época del romanticismo y muy pronto di cultó e incluso im-

posibilité realizar cualquier obra que no pudiera satisfacer la utopía de una manifesta-

ción única del arte” (VV.AA, 2002, p.50). Hoy en día, los artistas siguen tratando de

perseguir ese titulo casi imposible de obra maestra, pues solo así creen que logran te-

ner el éxito que busca. Aquí el dilema yace en que en el campo artístico de hoy ya no

esta regido por el discurso de belleza y perfección, lo cual hace imposible aplicar los

estándares romantizados en una era más realista. Es por eso que nos enfrentamos con

demasiados problemas en el mundo del arte actual, donde hay una falta de capacidad

de ver al arte del presente desde el mismo presente, haciendo que comúnmente cai-

gamos víctimas de una utopía del pasado. Lo mismo pasa de manera geográ ca, des-

de un público fuera del continente europeo, la obra maestra es un concepto difícil de

entender, culturas como las orientales, no poseen los mismos principios de estética,

tanto así que en el idioma japonés se le tuvo que asignar un nuevo nombre a este no-

vedoso concepto “Kes-saku”, obligándolos a que tuvieran que deconstruir desde cero

todo lo que en un principio se creía sobre el arte en su cultura. “El hecho de poner si-

multáneamente el acento sobre el arte y sobre la habilidad artesanal, característica de

la estética japonesa, excluye toda percepción trascendente del arte parecida a la que

supone la obra única, considerada como excepcional en relación a todas las demás

obras” (VV.AA, 2002, p.48).

En conclusión, la verdadera “obra maestra” es parte de nada más y nada menos

que de un mundo utópico, hoy a través de una mirada más actual, a ese mundo lo en-
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tendemos como los “abismos del alma moderna” donde los sentimientos oscuros y

realistas, sobresalen de las ideas románticas y de belleza de la Antigüedad. Ahora el

término está relacionado con la memoria, donde la nostalgia y la fe de esta, todavía se

puede encontrar en literatura, cine, poesía y claro está, en el arte. “Sólo un futuro ideal

podía prometer el advenimiento de la utopía, mientas se mantuviese en estado de

promesa” (VV.AA, 2002, P.63).

Referencias:

• VV.AA. ¿Qué es una obra maestra? Crítica, Barcelona, España. 2002

• Figura 1. La capilla Sixtina. Miguel Ángel. Foto sacada de: https://historia.na-

tionalgeographic.com.es/a/capilla-sixtina-maravilla-renacimiento_8594

• Figura 2. Portada del libro "¿qué es una obra mestra?". Foto sacada de:

https://www.amazon.com.mx/%C2%BFQu%C3%A9-es-una-obra-maestra/dp/

8484323919

• Figura 3. Galería de los u zi. Foto sacada de: https://www.viajar orencia.-

com/wp-content/uploads/u zi-obras-de-arte.jpg

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