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03-026-042 Sensores Remotos - 12 copias

Ficha 2
Fuente:
Chuvieco, Emilio (2006)
Teledetección Ambiental
ArieL Barcelona CAPITULO l

NOCIONES INTRODUCTORIAS

«Es grandioso el espectáculo de las fuerzas variadas de la


vida que Dios infundió en los seres creados haciéndoles desarro-
llarse en formas cada vez más bellas y admirables.»
CHARLES DARWIN, El origen de las especies

1. Definición y objetivos

Volar ha sido, desde épocas muy remotas, uno de Jos sueños más intensamente an-
helados por la Hurnanidad. Pese a la persistencia del intento, sólo en fechas recientes se
ha dispuesto de los medios técnicos necesarios para hacer realidad este deseo. Desde ese
momento, el ritmo de la innovación tecnológica ha sido vertiginoso, lo que nos ha per~
mitido enriquecer notablemente nuestro conocimiento sobre el Planeta y sus habitantes.
Uno de los principales acicates de esta aventura aérea ha sido la búsqueda de una
nueva visión de los paisajes terrestres. El afán de remontar la limitada perspectiva de
Ia visión humana es evidente ya desde Jos inicios de la aeronáutica, y llega a jugar ac-
tualmente un destacado papel en la investigación espacial.
Esa observación remota de la superficie terrestre constituye el marco de estudio
de la teledetección. Este vocablo es una traducción latina del término inglés remoce
sensing, ideado a principios de los sesenta para designar cualquier medio de observa~
ción remota, si bien se aplicó fundamentalmente a la fotografía aérea, principal sensor
de aquel momento. En sentido amplio -y así se tratará en este libro--, la teledetec-
ción no engloba sólo los procesos que permiten obtener una imagen, sino también su
posterior tratamiento, en el contexto de una determinada aplicación. En esta obra se
restringe el análisis a aquellos medios de teledetección montados sobre plataformas
espaciales, de ahí el adjetivo que completa el título. Quedan relegados, por tanto, la fo-
tografía aérea, la videografía o el radar aerotransportado, sí bien resultan en muchos
estudios aliados imprescindibles de los sensores espaciales. Se asume que el lector
está familiarizado con las técnicas de foto-interpretación, ya que han venido siendo
comunes en la mayor parte de las facultades con orientación medioambientaL
Si hemos definido la teledetección espacial como aquella técnica que permite ad-
quirir imágenes de la supcrlicie terrestre desde sensores instalados en platafotmas espa~

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NOCIONES INTRODUCTORJAS 19
cia!es, estamos asumiendo que entre la Tierra y el sensor existe una interacción energéti~
ca, ya sea por reflexión de la energía solar o de un haz energético artificial, ya por emi-
sión propia. A su vez, es preciso que ese haz energético recibido por el sensor sea alma-
cenado convenientemente, bien a bordo del satélite, bien en las estaciones receptoras, de
cara a que pueda interpretarse para una detenninada aplicación, Como antes comenta-
mos, ese análisis de la infonnación recibida se incluye también -en sentido amplio-
dentro de! estudio de la teledetección, aunque esté más allá de los procesos de adquisi-
ción propiamente dichos. No obstante, constituye un capítulo fundamental para nuestros
íntereses, por cuanto esta obra se dirige más a quienes explotan la información resultante
que a quienes diseiían los sensores o las plataformas que Jos sustentan.
En definitiva, un sistema de teledetección espacial, tal y como se concibe en la
presente obra, incluye los siguientes elementos (fig. l. l ):

- l. Fuente de energía, que supone el origen de la radiación electro-magnética


que detecta el sensor. Puede tratarse de.un foco externo a éste, en cuyo caso se habla de
teledetección pasiva, o de un haz energético emitido por el sensor (reledetección acti-
va). La fuente de energía más importante, obviamente, es el sol.
2. Cubierta terrestre, formada por distintas masas de vegetación, suelos, agua o
construcciones humanas, que reciben la señal energética procedente de ( 1), y la refle- Cubierta !arrostre
jan o emiten de acuerdo a sus características físicas.
3. Sistema sensor, compuesto por el sensor, propiamente dicho, y la platafonna
que lo alberga. Tiene como misión captar la energía procedente de las cubiertas terres-
ttes, codificarla y grabarla o enviarla directamente al sistema de recepción.
4, Sistema de recepción-comercialización, en donde se recibe la infonnación
transmitida por la plataforma, se graba en un formato apropiado, y, tras las oportunas
correcciones, se distribuye a los interesados.
5. Intérprete, que convierte esos datos en infonnación temática de interés, ya
sea visual o digitalmente, de cara a facilitar la evaluación del problema en estudio.
Sls!ema de racepción
6. Usuario final, encargado de analizar el docuinento fruto de la interpretación,
así como de dictaminar sobre las consecuencias que de él se deriven. TRATAMIENTO VlSVAL

l
l
El símil de la visión humana puede ayudar a entender el significado de estos com·
ponentes. El ojo humano (3) recibe un haz energético procedente de los objetos exte-
riores (2) por reflejo de la luz solar ( l), Esa señal se transmite al cerebro (4), que es ca-
paz de fonnar una serie de imágenes sobre el mundo real que le circunda. El individuo
que observa es a la vez intérprete (5) y usuario final (6) de la imagen detectada, lo que
le permite tomar decisiones sobre su propio comportamiento. En otras palabras, la vi-
sión humana forma un sistema de teledetección -muy sofisticado por ciertcr-, pues-
to que nos permite caracterizar con mucho detalle los objetos que observamos.
Sin embargo, nuestra percepción visual presenta también algunas limitaciones.
Por un lado, se restringe por la sensibilidad espectral de nuestras células sensoras, que
sólo nos permiten apreciar un determinado tipo de energía, denomínado, por esa ra- TRATAMIENTO DIGITAL
zón, espectro visible, Otras formas energéticas, co1no el calor, no son observables vi- Usuario !In¡¡!
sualmente, por lo que parece conveniente contar con unos «Ojos artificiales» que am-
pHen nuestras propias posibilidades, Por otro lado, el carnpo de visión humano está li- F10. l. l, Componentes de un sist;>mo. de teledetección.
nütado por nuestra propia estatura, o a la que podemos adquirir desde observatorios

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natúrales, por lo que cuenta con un pequeño radio de acción. Además, se trata de una
perspectiva obllcua, Ambos factores dificultan observar fenómenos que afectan a an1-
plios territorios, como inundaciones o procesos de desertificación, donde las estima- ii

o
ciones visuales pueden ser imprecisas. Para paliar estas limitaciones se ha acudido a ~

~
sensores artificiales, montados sobre plataformas situadas a una cierta altitud. Con
ellos se tiene acceso a tipos de energía no visibles (ultravioleta, infntrrojo, micro-
ondas), y, además, desde una nueva perspectiva, vertical y panorámica. Esta nueva in-
formación expande notablemente nuestro conocimiento del medio que nos rodea, faci-

~
litando la interpretación de mU.ltiples procesos que afectan al Planeta.
El creciente empleo de distintos sensores de observación terrestre está originando
no sólo una enorme cantidad de información, sino también una nueva forma de estu~
diar la superficíe terrestre. La teledetección, junto a las técnicas anejas de almacena- ~

~j
miento y proceso de la infonnación geográfica, permite disponer de una masa ingente
de datos sobre el territorio, algunos de ellos accesibles en tiempo real. Para aprovechar
:~
con fruto estas técnicas, el recurso a los ordenadores electrónicos resulta casi inevita-
ble, Una vez salvado el necesario entrenamiento, estos equipos amplían notablemente i~ , ,li
nuestra capacidad de análisis: ayudan a elaborar una interpretación rápida y económi-
ca del problema bajo estudio, a la vez que permiten abordar análisis integrados 1 difícil-
mente víables con otros n1edios tradicionales. En definitiva, y gracias a estos recursos,
podemos cada día poner más el énfasis sobre el planteamiento de modelos y el análisis
de resultados --tareas éstas donde la inteligencia humana resulta insustituible-, li-
brándola de otras labores mecánicas (acopio y ordenación de datos), que han consumi-
do tradicionalmente las n1ejores fuerzas del investigador.
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De acuerdo con el esquema antes enunciado, esta obra engloba el estudio de los
distintos elementos que forman un sistema de teledetección. En primer lugar se anali-
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"' 1 .,_ ~~

zan los procesos que permiten obtener las imágenes espaciales: principios físicos de
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transmisión de la energía (cap. 2), y técnicas de adquísición de imágenes, con un breve
repaso de los principales proyectos de observación terrestre (cap. 3), El resto de los ca-
pítulos se centran en la interpretacíón -tanto visual como digital- de las imágenes,
!
1 .! ·e

l
punto cruclal para los interesados en las aplicaciones de esta técnica (caps. 4 a 7). La
1
~~
verificación de !os resultados obtenidos en esa fase se aborda en el capítulo 8, para ...;
concluir la obra con el 9, a modo de epílogo, dedicado al estudio de la conexión entre
ci
la teledetección y los Sisternas de Información Geográfica, dentro de un planteamien- ~ Gj ~ ü:
to integrado del análisis n1edioarnbientaL Estos capítulos se preceden de éste, que in-
cluye unos comentarios sobre el pasado, presente y des.arrollo previsible de la telede~ ~
tección, incluyendo algunos aspectos legales que pueden ayudar a enmarcar conflictos
internacionales derívados de esta observación terrestre, ~

2, Un poco de historia

La teledetección es una técnica aplicada, y como tal muy dependiente del estado
de desarrollo tecnológico existente en cada momento, Por cuanto conjuga aspectos
muy variados--óptica y detectores del sensor, plataforma que lo sustenta, sistemas de
transrnisión, equipos de tratamiento, etc.-, las fonnas de teledetección han variado
ostensiblemente en las últiinas décadas (fig. 1.2), El crecimiento ha sido realmente

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NOCIONES INTRODUCTORIAS 23

vertiginoso, facilitando una progresíón muy notable, tanto en la cantidad como en la


variedad y calidad de Ja información disponible para campos científicos muy variados.
Las primeras experiencias de teledetección se remontan a 1859, cuando Gaspar
Félix de Tournachon obtuvo las primeras fotografías aéreas desde un globo cautivo
(Hyatt l 988)< Al año siguíente, James Willlace repitió la experiencia sobre la ciudad
de Boston, poniéndose en evidencia el interés de la nueva perspectíva aérea para un
conocinliento más detallado de la organízación urbana.
En !os años posteriores se produjo un importante desarrollo de la observación fo-
tográfica desde avión, gracias a los progresos realizados en ópticas y emulsiones. En
1909, Wilbur Wright adquirió la primera fotografía aérea, abriendo el camino a una
larga historia de observación desde plataformas remotas. La primera cámara aérea
propiamente dicha se desarrolló durante la Primera Guerra Mundial, concretamente en
l 915, por J, T. C. Moore~Brabazon. La importancia estratégica de este escrutinio que-
dó pronto en evidencia. desarrollándose notablemente las técnicas de adquisición y
procesado fotográfico (Brookes, 1975),
El segundo conflicto bélico implicó un notable desarrollo de las técnicas de tele-
F!O, 1.3, Imágenes multiternporales adquiridas por el satélite Lmuis01 el 4 de julio de 1988
detección aérea. El progreso se orientó a mejorar la óptica de las cámaras de reconoci~ (itquierda) Y 18 de julio de 1993 (derecha). Se observa el área afectada por fas severas
miento, así como las emulsiones utilizadas (de esta época proceden las primeras pelí- inundaciones del rlo Mississippi, en las proximidades de la ciudad de Saint Louis, (FL'ENTE: EOSAT,)
culas en infrarrojo, desarrolladas por Kodak Research Laboratories). Asimismo, se
introdujeron nuevos sensores, como el radar, y se rnejoraron los sistemas de comuni-
cación. Por otro lado, la aeronáutica prosperó notablemente, lo que aseguró mayor es- ves tripuladas, aunque fue la misión Gemini~ Titán ( 1965) la que incluyó los primeros
tabilidad a las plataformas de observación. experimentos formales de fotografía espacial. en este caso para usos geológicos y me~
Todas estas innovacíones se aplicaron posteriormente para usos civiles, desarro- teorológicos (experimentos S005 y S006, respectívamente),
llándose las primeras aplicaciones de esta exploración aérea para el conocimiento y Alentada por los brillantes resultados de estos ensayos, la NASA contínuó pro~
control de !os recursos naturales. En los años de posguerra se perfeccionaron los siste- yectando este tipo de observaciones. Durante los vuelos del Apol!o-6 v Apollo-7 se
rnas radar, introduciéndose el radar lateral aerotransportado (SLAR), y se pusieron a adquirieron diversas series de fotografía~ verticales, mientras en el~ del Apollo-9
punto los sensores térmicos de barrido. ( 1969) se abordó el primer experimenro mulú~espectral, denominado S065, compues~
A finales de los años 50, el desarrollo de los sistemas de navegación permitió to por cuatro cá1naras Hasselblad con distintos filtros (Shori, 2001 ).
concehir !os primeros ingenios espaciales. La denominada <<guerra fría)) dirigió hacia Todas estas experiencius, junto al bagaje aportado por los satélites meteorológi-·
el espacio uno de sus objetivos preferentes, alentándose, desde uno y otro bando, una cos, hicieron concebir a la NASA proyectos dedicados exclusivamente a la cartografía
intensa investigación en estos temas. Al lanzamiento del satélite soviético Sputnik, en Yevaluación de los recursos naturales. El 23 de julio de 1972 supuso la culrninación de
! 957, le siguen una larga serie de misiones civiles y militares, que han permitido no esta tendencia, con el feliz lanzamiento del primer satélite de la seríe ERTS ( Earth Re-
sólo la exploración de nuestro Planeta, sino también de la Luna y los planetas vecinos. sources Technoflogy Satellite). Este proyecto, bautizado Landsat con la puesta en ór-
Poco después de iniciarse esta «carrera espaciab> se puso en evidencia el inlerés bita del segundo satélite en ! 975, resulta el más fructífero hasta el momento para apli+
de usar estas plataformas para adquirir valiosos datos de la superficie y atmósfera te- caciones civiles de la teledetección (cap. 3, apdo, 5, !). A partir de la serie Landsat, e1
rrestre. En 1960, la NASA lanzó el primer satélite de la serie TIROS, pionero de múlti- i~terés de la comunidad científica internacional por esta técnica ha crecido exponen··
ples misiones de observación meteorológica, que han permitido un conocimiento y c1almente, contándose por miles los estudios desarrollados -sobre. ternáticas muy di-
control más ajustados de las condiciones atmosféricas, evitando, o paliando al menos, versas, de inundaciones (fig< 1.3) a incendios, erupciones volcánicas o inventarios
graves catástrofes nalurales. agrícolas- sobre las imágenes proporcíonadas por estos satélites.
Junto a estos satélites artificiales, en los años sesenta también se impulsaron mi~ A la serie Landsat siguieron otros proyectos específicamente diseñados pura !a
siones tripuladas, dedicadas a la exploración del Sistema Solar y la conquista de la observación medioambiental. Los más conocidos son el laboratorio espaciai tripulado
Luna. Además de estos fines, aportaron asimismo valiosas imágenes sobre la superfi- Skylab (1973: NASA, 1977), el satélite oceanográfico Seasat ( 1978: Ford, 1980), o el
cie tetTestre, que sirvíeron de acicate para planear proyectos dedicados exclusivamen- de investigación térmica tlCMM ( 1978: Short y Stuart, 1982)< A estos proyectos de la
te a esta finalidad. Las primeras fotografías espaciales se tomaron por Alan B. She- NASA siguieron los disefiados por otras agencias espaciales, como el satélite fran-
pard, de forma espontánea y un tanto rudimentaria, durante una de las misiones del co-belga SPOT, lanzado por vez primera en 1986, el japonés MOS··l (1987), el indio
Mercury ( l 961). En Jos años siguientes se continuaron ton1ando fotografías desde na- IRS~l (1988), el satélite europeo ERS-1 (1991) y los rusos Soyuz y SaluL

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Paralela;nente a estas experiencias civiles, la teledetección militar seguía desa- TABLA 1.1. Comparación entre aplicacines convencionales y nuevas de la telt>de1ección
(adaptado de Baker, 2001)
rrollándose al abrigo de la guerra fría, ante Ja creciente necesidad de obtener informa~
ción sobre instalaciones y movimientos de tropas y la también creciente complejidad Nuevos usuarios
del espionaje aéreo (especialmente desde el grave incidente que supuso el derribo de
un avión norteamericano U-2 por Rusia en 1960). En 1958 se inició e! programa de sa~ Gobiernos: Medios de comunicación:
télites CORONA, lanzado con éxito en 1960, a Jos que siguieron una targa lista de mi- - Planificadores civiles. - De información general (televisiones, perió-
- Fuerzas annadas. dicos).
siones de reconocimiento militar (ARGON, LANYARD, etc.). Estas plataformas han
- Servicios de Inteligencia. - De información espedfica {revistas).
tenido un papel clave en las relaciones entre los bloques militares {Leghoru y Herken, - Centros cientlficos, - Editoriales.
2001), si bien han sido completamente opacas a la utilización civil, hasta su desclasifi- - Entidades regionales y locales,
cación en 1995 (de las imágenes adquiridas entre 1960 y 1972). Organizaciones internacionales: ONGs:
En las últimas décadas, !as misiones de teledetección se han incren1entado expo- - Agencias de la ONU (refugiados, medio - Ambientalis!as.
nencialmente, catno veremos más tarde (cap. 5, apdo. 3). A las agencias espaciales con ambiente,.,). - Control de armamentos, desarme,
rnayor experiencia en observación de la Tierra se han unido otras que han aprovechado - Programas de cambio global. - Ayuda humanitaria.
su desarrollo tecnológico y la reducción de costes en el diseño de sensores y vehículos - Centros regionales (p. ej., UEO). - Derechos humanos.
- úestión de catástrofes.
de lanzamiento. Esto ha pennitido a Canadá, Brasil, Argentina, China, Corea del Sur,
o Israel, por citar algunos ejemplos, poner en órbita sensores de teledetección, lo que Empresas: Empresas:
- Ex.tracción de recursos (petróleo, ga.~ ... ). - Redes de distribución (electricidad, agua,.),
ha incrementado la disponibilidad de datos y permitido reducir costes de adquisición
- Gestión de recursos (forestales, agríco- - Seguros,
para el usuario fina!. Además, no podemos dejar de mencionar el creciente papel de la las ...). - Agricultura de precisión.
iniciativa privada, que ha constituido consorcios para diseñar y explotar satélites de te- - Aerofotografía. - Evaluación de impacto ambiental.
ledetección. Estos satélites comerciales de teledetección, aunque todavía escasos, se - Diseño y lanzamiento de sensores. - Promoción turístíca.
encuentran en la vanguardia de la tecnología y permiten apuntar un arnplio crecimien- - Diseño y venta de software de tratamien-
to de sus aplicaciones operativas. Entre ellas caben citar, junto a algunas ya consolida- to digital.
- Empresas de SIG.
das con10 la cartografía, gestión ambiental o localización de instalaciones, otras que
afectan a sectores apenas involucrados previamente con la teledetección (tabla Ll), Universidades y centros de investigación: Universidades y centros de ínvestígación:
- Departamentos de Geograffa, Geología, - Departamentos de Arqueología, transpones.
como pueden ser los medios de comunicación (fig. l *), las entpresas de seguros, los
Biología, lng. Geodésica, Agronomía, etc. - Centros multimedia.
consorcios turísticos, las ONGs responsables de la asistencia en situaciones de catás- - Centros de Teledetección, - Departamentos de Geopolflica.
trofe, los gn1pos ambientalistas, o los comités internacionales que velan por los dere- - Departamentos de Física, lnformáticn,
chos hun1anos y apoyan actividades humanitarias, asistencia a refugiados, etc. (Baker, Ing. Telecomunicación.
2001; Bakeret al,, 2001; O'Connell y Lachman,2001). Organizaciones profesionales: Clientes finales:
En cuanto a las tendencias previsibles en un inmediato futuro, ~emos citar lama· - Teledetección. - Mercado inmobiliario.
yor disponibilidad de datos, gracias a las nuevas misiones que se están diseñando, pero - Campos afines a las aplicaciones. - Decoración.
también a las reducciones del coste y la mayor facilidad para transmitir esos datos a tra-
vés de Internet Ya hay algunos proveedores que facilitan imágenes utilizando servido-
res FTP, lo que permite disponer de ellas en un tiempo muy cercano a la adquisición. En 3. Desarrollo actual
cuanto a los sensores, parece prevísible que se mejoren los distintos tipos de resolución.
y especialmente Ja espacial y espectral, que permitirán disponer de varios satélites con Pese a la juventud de esta tecnología, son ya numerosos los centros de produc~
resolución métrica y capacidad hiperespectral. En este sentido, conviene subrayar la im- ción, enseñanza e investigación que trabajan activamente en este campo. Las tenden-
portancia de !os consorcios industriales privados, que estimularán nuevas aplicaciones, cias presentes parecen confinnar un creciente desarrollo de su aplicación, tanto en paí-
satisfaciendo las necesidades de usuarios específicos. La magnífica experiencia de la ses desarrollados como en aquellos con una situacíón tecnológica más deficiente. Las
comunidad meteorológica, que utiliza rutinariamente imágenes de satélites en las tareas últimas décadas, y muy especialmente los últimos años, han implicado una disponibi~
de prevención, estimulará el diseño de misiones adaptadas a determinadas aplicaciones lidad creciente de datos provenientes de sensores muy variados, y de misiones espa~
(detección de incendios, catastro, medios de comunicación, control de embalses, etc.). ciales muy diversificadas, aumentando exponencialmente las investigaciones científi-
Finalmente, conviene también señalar la importancia de nuevas tecnologías de telede- cas y las aplicaciones operativas de esta técnica. Basta simplemente teclear la palabra
tecclón, que hasta hace muy poco erdl1 exclusivas de sensores experimentales. y ya se teledetección (o su equivalente inglés) en cualquier buscador de información disponi·
están montando sobre platafonnas aéreas y espaciales: equipos lídar, radares interfero- ble en Internet (Altavista. Copémico ... ), para comprobar la ingente cantidad de infor~
métricos, etc., que luego tendremos ocasión de comentar. mación disponible sobre esta técnica: sensores, satélites, proyectos. informes, cursos,

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asocíaciones, etc. En una reciente estancia en !a Universidad de California en Berke- Respecto a actividades profesionales, la mayor parte de las iniciativas se canali~
!~y ~ciertam:nte ~na de las mejores d~J mundo) tuvimos ocasión de comprobar que Ja zan a través de la American Sociery for ?horogram1netry arzd Remare Sensing, que
biblioteca d.1spon1a de 2.659 Iibros e informes sobre este tema, reflejo de que se trata cuenta con unos 7 .000 afiliados y casi doscíentas en1presas y socios institucionales,
de una técmca bastante consolidada en la comunidad académica. Entre los socíos, un 30 o/o pertenecen al sector privado, lo que da idea de la actividad
Siguíendo fl Curran ( 1985), podemos distinguir cuatro estadios en el desarrollo comercial en este campo. Esta asociación publica mensualmente la revista Photo-
de. cualquier disciplina. El primero vendría dado por un período preliminar de creci- grammetric Engineering and Remote Sensing, una de las más prestígiosas de te:]ede-
1n1ento, con una tradición investigadora escasa, y pocas o ninguna asociación dedica- tección. Otras instituciones de gran actividad son los díversos centros NASA (espe-
da a su estudio. El segundo correspondería a un período de crecimiento exponencial, cialmente Goddard, en Maryland, y Ames Research Center y Jet Propufsion Labora-
doblándose el número de publicaciones a intervalos regulares, a la vez que se estable· tory, en California). Entre los departamentos universitarios, cuenta con gran tradicíón
cen unidades de investigación. En el tercer nível, el índice de crecirrliento comenzaría el lAborarory for Applications of Remole Sensing (LARS) de la Universidad de Pur-
~ declínar, aumentando el nivel de especialización y controversia, aunque no existan due (Indiana), el lnstitute for Environmentai Studies de la Universidad de Wiscon"
importantes aumentos en el volumen de especialistas. Finalmente, el último período se sin-Madison, y la Remote Sensing Unil de la Universidad de California en Santa Bar-
c~:acteriz~ría por un nivel de crecimiento cercano a cero; las unídades de especializa- bara, por citar sólo los más significativos< De gran importancia también es el U.S. Geo~
CIOO y sociedades profesionales se consolidan y la ciencia adquiere madurez. logical Survey, gue se encarga, a través del EROS Data Center, de la distribución de
. Dentro de este esquema, la teledetección ocupa estadios muy diversos según los una amplia colección de imágenes tomadas por distintos sensores. La NASA (Natio-
paises. Ya en 1985, Curran indicaba que «la mayor parte de los países en desarrollo se nal Aeronautics and Space Administration) y NOAA (Narionai Oceanic and Atmosp·
encuentran ~n el priri:ier nivel, la mayor parte de los países europeos en el segundo, y heric Administration) mantienen la distribución de sus programas propios (actual-
Estados Un1dos comienza a entrar en el tercer estadio» (Curran, 1985, p. 7). Actual- mente el Terra y las series meteorológicas NOAA y GOES, entre otras).
1nente podemos estimar que EE.UU. y algunos países occidentales se acercan a la ter- En cuanto al mercado de productos de teledetección, y de acuerdo a un informe
cera etapa, míentras buena parte de Jos países en desarrollo se encuentren entre el pri- de la oficína de asesoramiento tecnológico del Congreso, se esti1naba que el mercado
mero Y segundo estadio, aunque algunos intermedios ya han alcanzado el tercer esca- de teledetección podría situarse entre 150 y 200 millones de dólares anuales para los
lón. Para Jensen (2000), que no distingue entre distintos países aunque implícitamente datos brutos, y unos 500 millones para los servicios de valor añadido, con un incre-
hace referencia a la situación de EE.UU., la teledetección se encuentra en la segunda mento previsto de entre el 15 y el 20 % anual (0.T.A, 1994). El desarrollo de ese mcr~
etapa de desarrollo, ya que se mantiene el crecimiento exponencial en lo que se refiere cado se ha visto 1nuy ligado al creciente recurso a la infonnación espacial, facílitada
a publicaciones, centros de investigación y avances tecnológicos, aunque se aproxima por el propio desarrollo de los Sistemas de Infomiación Geográfica (SIG) y la genero-
a la tercera en lo que se refiere al nivel de controversia teórica. sa política de acceso gratuito a los datos. Para el caso concreto de los datos de t.elede~
Un breve repaso por áreas geográficas nos servirá para tener una evaluación más tección, la comercialización privada del programa Landsat supuso un serio revés a las
r:ecisa de las diversidades geográficas en Ja implantación de esta técnica. En !os apén- aplicaciones civiles. ante el elevado aumento de los costes. La situación ha cambiado
d.1ces y el CD-ROM se incorpora información adícional sobre las instituciones que se con la nueva platafonna (Landsat~ 7), que ofrece una política de distribución rnucho
citan a lo largo de los siguientes párrafos. más ventajosa (cap. 3, apdo. 5.l).
Como parece lógico por el papel pionero que EE.UU. ha tenido en los satélites de El mercado de la teledetección espacial, no obstante, se prevé que dé on fuerte
teledetección, en ese pafs el desarrollo de esta técnica es especialmente relevante, tan- impulso con el afianzamiento de los satélites comerciales, que están explorando vías
to académica como comercialmente. De acuerdo a un informe sobre la privatización de negocio antes inaccesibles a la observación espacial. No obstante, aunque el n1erca-
de.! p~·o7ecto Landsat remitido al Congreso de Estados Unidos (0.T.A., 1984}, ya a do parece bastante prometedor, todavía están por cumplirse las expectativas que han
pn~c1p1os de !os ochenta existían en ese país más de 50 organizaciones comerciales llevado a grandes inversiones en el desarrollo y lanzamiento de estos satélites comer~
dedicadas al empleo de la teledetección espacial. En más de L8 estados se utilizaban dales (O'Connc:ll y Lachman, 2001). Actualmente están disponibles el Ikonos, gestio-
datos Landsat para la construcción de sus sistemas de informacíón territorial, y sólo en nado por Space lmaging que se lanzó en 1999; EROS Al, propiedad de fmageSat
2 no se habían constatado estudios realizados a partír de imágenes de este satélite. Con lnternational, lanzado en 2000, y Quickbird (fig. L4), lanzado en octubre de 2001 por
d.ato~ de 197~, este mismo informe registraba 590 profesores e investígadores univer- la empresa Digital Globe. Si se mantienen las tendencias, no cabe duda que estos saté-
sitanos trabajando en teledetección. En ese mismo año se ofrecían 137 cursos sobre lites comerciales reempluz~nin actividades realizadas hasta ahora medíante sensores
esta técnica en universidades americanas, con un total de 2.906 inscritos. A finales de aeroportados, especialmente a partir de fotografía aérea convencional, si bien esto re~
los ochenta, se contabilizaban 549 cursos ofrecidos en teledetección por más de 300 quiere una sensible mejora en los precios y en la regularidad de las adquisiciones (ca.,
departamentos de 125 universidades (Kiefer, 1988}. 1 bertura de nubes, mnyor disponibilidad de plataformas, ere.). Además de estas empre~

l · Jensen y bahlberg ( 1983) cifrabnn en 69 ! los cursos de !eledc!ección ofrecidos en universída· ven;idades públicas. Uis departamentos más uctivos, en es tu docencia, eran las de Geografía (36 % ), Geo-
de~ americanas, Incluyendo los relaiivos a folograffa aérea, miís del 80 % de !os cuales se dictabun en uni- logía {l4,8 %) e lngenierfa Civil (8 %),

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iTU'::DETECC!ÓN AM8!ENTAL

a !a fabricación <le rn1cro~:-.atélites., con arnba:io:.os pbne:. para instalar _.n úrb1t.:b r!IL} l'n.>
cuente;; equipo~ de 1.:;J.racteri::.1icas sirnilares al LanJ:sat-Tl'v1.
Las autoridades francesas han rculizudo un gran esfuerzo en este campo. que 1\1>
vú al !anza1nien10 Je! priiner satélite SPOT. en 1986. continuado por utros trc~ >at<ilf-
tes de la 1nis1na serie en 1990, l993 y 1998 (c:ap. 3. apdo. 5.2J. El proye>..:to fu.: de~cJfTO­
l!ado por el Centre ."v'ational d"Í:t1uies Spariales (CNESJ. con una peque!'ia colabora-
ción de la Swt:dish S'pace Corpvnuion. En el terreno de las aplicaciuni;-s, el (Jroupe
11ien1 pour le Développement de la Télédétection Aérospatiuíe (GDTAJ, con sede en
Toulousse, h<J realizado nurnerosos cursos de entrenamiento y ciclos de fonnacíóri,
coordinando a d¡stintus instituciones gubernamentales. con interés en telc<letccción
Otros pafses europeos han mostrado gran interés en lá aplicación de esta técnic;i
para un 111ejor conocirnieoto de sus problemas 1nedio ambientales. En los Países Bajos,
b actividad docente e investigadora dd [ns1ít11te for Aerospace Survey nnd Eanh
Sciences l{TC). con sede en Enschede, ha sido 1nuy destacada, tanto en el carnpv de la
do(;encia corno de la invesügadún ( !TC Journai). En Ale1nania, Bélgica, Italia y !os
países escandinavos existen numerosos centros dedicados a este tipo de investigacio-
nes. Aunque en !o;.; países del Este europeo, la situación todavía es precariu. :::.e esu\11
dando pasos hacia una mayor presencia de esta técnica, especialmente en llJ" piogni·
n1as agrícolas y medio ambientales.
La Unión Europea (UE). co1no conjunto. pretende impulsar lus aplícucíones de b
!e!edetección n1cdlante una mayor colaboración con la Agcncía Espacial Europeu
{ESA), 4ue ya ha lanzado vario5 satélites Meteosat y tres de recursos naturales i_ERS- \
y ERS~2. en t99l y 1995, re::;peclivainenre}, y recientemente el Envisat. Ln colabora
ción entre !a UE y !a ESA se traduce en un n1ayoresfue¡-¿o por utilizar !as irnügcnes Je
Flc. \-'.~ fm¡¡g"n pmKromd1iu1 del Quickbird sobre la ciudad de Limr; curn'spo11dinlil'
salélite en di versas direcciones generales de la Co1nisión. Las más activas hasta el mo·
f 7 df' U1<"10Dln1: de 200!, {'onu Jenu111t1s después d<!I !w1uimien10, ¡ Corte~fa: DisiwlG!obic.) nicnto han sido las dedicadas a n1edio a1nbíentc y agricultura. La prirnera ha promovi-
do la reaJ!zación del progranlll CORJNE para ubtener diversa.-. variables de interés ;:.un·
\as, ouas 10 han :.;oJicitado a! gobierno norteurnericano nutorizacíón para desurrollat bienta! en el conjunto de los países 1nien1bros, De entre ello::;, el dedicado a la ..:obertu·
const~l.'.!~~one~ ;omercinlcs de tek<letccción (O'Cnnndl y Hi!genberg, 2001, p. 147). ra del sucio (COR!NE~Wnd Cv1'erj se ha desmTollado casi íntegrarnenrc a partir de
En CrHwa;¡ la :.:Jtuación tnrnbién es niuy favo!'abie, contando con un;1 institución in1:igenes de satélite, cubriendo no só!o !a UE, sino U:unbién !os paísi.:s del ene Je Eu-
n:icionaL el Conoda Centerfur Rerr101e Sensin¡.;, que cuenta con diversos ccn(rq::; n> ropa y none Je Arrica. En cuanto a Ja Dirección Genera! de Agricultur~i, !os progran1as
gionaics Y courdina la :ictívidad docente e investígadorn en te!edetección. Tan1bi0n en inás consolidados son e! inventario de cultivos y la predicción de cose-chas. Adernás,
~~ste p'.1fs eJe.rce su nctividud una sociedad profesional, In Canadian Rem,1/e Seiising se estún rea!iz<Jodo trabajos de inventario foresta! y de pastizales, así corno estudios re-
Soc1ety, deJ1cada a la organización Je congresos peri0dicos y !a publítaciún de una in gionales sobre áreas n1enos favorecidas. La rnayor parte <le es!as !1üdativas parten del
teresnnte revista, Canadian Journai of Remate Sensing, El lanz.arniento Jei satélírc Spacc /Jpplication:; Jnsútulc (SAL rnuy recicnteinente fundido con un Instituto de
R;u:larsal ha contribuido notablc1nente a! ¡_tfianzamicnto in<lu:,lrial <le esta técnlcu y a !u f nvestigación Anibiental en el seno del centro con1ún de investigación de la Unión Eu-
d!JCTtura de nuevas aplicaciones. ropeJ en lspr<J). Este centro ha Jesarrotludo investigaclún de base y di:,ünta:;, aplicacio-
En d contexto europeo, e! Reino Unido y Fr.1ncia han sido los pnbcs que se han invo~ nes de lu telcdetecclón. proporcionanJo scrvicius a varia::; Direcciones Generales de la
lucrado más en la investigcición ap!icaJa en cs1;1 técnicJ._ En cu;into a! primero, ya a ínídos Comisión. En cuanto a soóedades profes!onules. en el Jn1bito europeo conviene cirn.r
.:Je los ochentn, ¡xxJíun dlaGe hasta cincucn!U ins1ituciones que trabajab;:in acti~aniemc so~ la actividad de la Asociución Europea de Laboratorios de Te!edetección tEuropeari
brc ella (~1u!lard y Dixon~CJough. l 985), con una producción bibi!ográfica nu1y significa- Association of Remore Sensing Labvratories, EARSeL), que cuenta con 300 micn1-
r:va: vanos rnanuu1cs universitarios, diversas publicaciones cicntífic1s (!111enwiiona! br-os (todos ello::; departamentos universitarios o centros de investigadónL Organiza
. NRSC NPwsicf!er), y unasocicdnd. la Rt'!noteSensing S1Jcfefy, congresos anuales y talleres técnicos, p1.1blicn un boletín de noticias ( EARS'eL 1Vew.sfer,
rnuy ac!1va t•n tarl"a:> de ensef\;.mza y difusión, Esta asoc!ación orgcu1iza anualmente, desde ier) y una revi:..ta científica basada en !os artículos presentados a los di;-;tintos !al!ere;;
.¡ 97-4, un congreso en distinta;, uni\'trsiJaJes inglesas. En Jo que a diseño Je satélites se re- ( l:.~4.R,SeL Ad1'a11ces in Hen1ote Sensing ).
•lcce, '-'unvicrl\' ciu:· h1 ctctívicbd Je la empresa Surrey Sutel!ite Tecfuwlugy Ltd, dedícadu El volurnen Jt: negocio del inercado europeo de la tele<lctección ::.e cifró. en un e"-

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JO TELEDETECCTÓN AMBIENTAL NOCIONES INTRODUCTORIAS 31

tudio del SAI realizado en 1995, en unos l 73 millones de euros, afectando a unas 350 Tal vez una de las principales rérnoras para impulsar e! desarrollo de la te!edctec-
organizaciones, con 9.500 empleados {en el estudio no se incluían las índustrias dedi· ción en España sea la inexistencia de un centro nacional de referen<.'iu, siinilar id
cadas al desarrollo de los sensores o de las estaciones receptoras). En la mayor parte de NRSC inglés, al ITC holandés o al GDTA francés, que coordine los esfuenos índivi·
los estados las entidades de Ja Administración resultaban Jos principales clientes duales y ponga en contacto a expertos, empresas y usuarios flnales del producto, Los
de esta técnica (un 65 %), frente a un 29 % de! sector privado y un 6 o/o de entida~ centros más destacados, sin pretender ser exhaustívo, son !os dedicados a la prcxluc-
des científicas. Las aplicaciones más demandadas eran la cartografía y planeamiento ción cartográfica (Instituto Geográfico Nacional, Jnstirul Cartogriific de Catalunya,
(38 % ), agricultura (25 %), sector forestal ( 13 %) y militar (11 %). Agencia de Medio ambiente de Andalucía), a la investigadón {Instituto Nacional de
Por no ampliar excesivamente esta relación, podemos concluir citando otros paí· Técnica Aeroespacíal, Instituto Nacional de Investígaciones Agrarias, Instituto Tec-
ses en donde la teledetección espacial resulta una técnica de notable implantación. nológico y Geominero, Instituto de Economía y Geografía, CREAF, Instituto de Geo-
Este es el caso de Japón, China, Brasil y la India, empeñados en el desarrollo de pro- logía Jaume Almera, lnstítuto de Desarrollo Regional de Albacete), o a la docencia
yectos espaciales propios, así como de Rusia, con una larga trayectoria en esta disci- universitaria (universidades de Alcalá, Granada, Lérida, las Palmas, Santiago, Valen~
plina, aunque poco conocida para Jos paises occidentales. Las principales organizacio- cia y Valiadolid). Existe un pequeño número de empresas dedicadas exclusívamente a
nes son la National Remote Sensing Agency, localizada en Hyderabad (India); el Re· esta temática (Ibersat, Aurensa, ... ) y otras que cuentan con departamentos de telede-
mote Sensing Technology Center(RESTEC), situado en Tokio, y el Jnstitiito Nacional tección (Tragsatec, Indra, Dharma, Insa, Tecnoma). Tal vez el proyecto nlás ambicio·
de Pesquisas Espaciais (INPE), emplazado en Siio Jase dos Campos (Brasil). so liderado por nuestro país sea Ja puesta en órbita de un sistema de detección de incen-
En el ámbito iberoamericano, además del INPE brasileño, también conviene citar dios, el programa Fuego, que coordina la empresa Insa, con fondos de la Agencia
la actividad de la CONAE argentina, que ha lanzado recientemente (novíembre Espacial y la Comisión Europea.
de 200C>) su primer satélite de observación de la Tierra. En cuanto a centros universita-
rios o profesionales comprometidos con esta técnica, cuentan con especial tradición la
Universidad Autónoma y el INEGI de México, el Instituto de Geografía cubano, el 4. Aspectos legales de Ja teledetecclón
Centro de Procesamiento Digital de Imágenes en Venezuela, el Instituto Agustín
Codazzi en Colombia, la Universidad Católíca en Santiago de Chile, el CLIRSEN La teledetecci6n, como ya hemos indicado, supone ta observación exterior de la
ecuatoriano y la Universidad de Luján y el INTA argentinos. La Sociedad de Expertos superficie terrestre. El satélite, como es obvio, no ajust<i su órbita a las fronteras nacio-
Latinoamericanos en Percepcíón Remota (SELPER) cuenta actualmente con unos nales, sino que adquiere imágenes de todo el globo. Esta adquisición de datos sobre un
1.000 miembros organizados en capítulos nacionales, celebra bienalmente un congre~ terri(orio soberano puede implicar una v!olación de su espacío aéreo, además de poner
so ínternacional y publica un boletín con noticias y artículos académicos. en evidencia información estratégica de un país que podría ser titilizada abus¡vmnente
Tras repasar el contexto internacional. resulta conveniente detenemos sobre el por otro.
estado de la teledetección en nuestro pafs. En ésta, como en otras tecnologías de punta, Por esta razones, ya desde el inicio de la teledetección ~e puso de manifiesto la
e! desarrollo es desgraciadamente escaso y lento, pese a que algunos de nuestros in ves~ necesidad de regular jurídicamente esas actividades. Las primeras discusiones jurídl~
tigadores realizaran estudios pioneros en esta línea, ya a mediados de !os ai'ios setenta cas se produjeron a fines de los años cincuenta a propósíro de los primeros satélites es ..
(Núfíez, 1976). A lo largo de Jos últimos años se evidencia un crecíente interés en la pía. En 1955, el presldente Eisenhower propuso en una conferencia íntemadonal en
con1unidad científica, pero aún no se ha consolidado como una técnica suficientemen- Ginebra una política de cielos abiertos (Open Skies proposal), que penníticra Ja obser-
te difundída. Aunque ha crecido e! número y la actividad de los grupos ínteresados en vación mutua libre entre las dos potencias, con objeto de que cada una pudiera contar
esta técnica, no se observa todavía un cuerpo científico consolidado, y aún resulta una con infonnación real sobre los recursos militares de la ona, reduciendo así las: tensio~
herramienta con poca actividad comercial, muy dependíente de las administraciones nes y la carrera armrunentfstica< Estos vuelos de reconocimiento militar permitirían
locales. Ha ganado en los últimos años en presencia en los planes de estudio universi- tender a una mayor confianza mutua entre EE, tJU. y !a llnión Soviética, relajando las
tarios, pero todavía sigue siendo escasa la oferta de programas de especialización. La tensiones (Leghorn y Herken, 2001 ). La propuesta no fue aceptada por el lado soviét1-
actividad académica sigue de alguna nlanera girando en torno a la Asociación Espa- co, lo que dio lugar a un acelerado desarrollo de los sistemas espaciales de observaci~n
ñola de Teledetección (AET), creada en 1989 tras cuatro años de actividades como militar, no detectables por los métodos convencionales de protección del espacio
grupo de trabajo. Entre sus logros cuenta la organización de ocho congresos naciona- aéreo. A partir de ahí, se inipió una etapa de aceptación legal tácita de la observación
les (Barcelona, Valencia, Madrid, Sevilla, Las Palmas, Valladolid, Santiago, Albacete espacial, ya que ambas potencias eran conscientes de que el adversario contaba con los
y Lérida), y la publicacíón de unas monografías especializadas (¿Quién es quién?) y medios para observar su territorio, sin reclamar jurfdicamente el fin de esa observa-
una revista científica (la Revista de Teledetección) de periodicidad semestral. Lamen- ción. La situaciónjuridíca de la observación rnilitar se reguló finaln1cn1e en l 992, con
tablemente, aún el número de afiliados es escaso (unos 200). Otra asociación interesa~ el tratado de Cielos abiertos (Open Ski es Tr-eaty), firmado por EE, UU., Canadá Y otros
da en esta técnica es la Sociedad Española de Cartografía, Fotogrametría y Teledetec~ estados de la OTAN, por un lado, y varios países del pnctode Varsovia, por otro. indu-
ción, organizadora de cursos y seminarios esporádicos sobre estas técnicas. yendo Rusia, Ucranía y Belan1s. El acuerdo permite sobrevolar el territorio de otro es-

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32 TELEDETECCJÓN AMBIENTAL NOCIONES INTRODUCTORIAS 33

tado utilizando sensores específicamente aprobados por el tratado (se van negociando creciente papel de los consorcios comerciales tiende a liberalizar aún más las <lisposicio~
entre las partes), con limitaciones de resolución espacial que varían con la tecnología nes adquiridas, si bien no resultan todavía muy eficientes los mecanismos de transferen~
empleada (Heric et aL, 1996). La caída del muro de Berlín en 1989 evidencem~nte ha cia tecnológica hacia terceros países, casi siempre los más necesitados de una infonna-
creado un nuevo ambiente para este tipo de actividades, que pueden ser de gran interés ción tan valiosa sobre sus propios recursos naturales. De hecho, en la Tercera Conferen-
en la prevención de riesgos militares. cia de la ONU sobre los usos pacíficos del espacio exterior (UNISPACE III) celebrada
En cuanto a la teledetección civil, está regulada por el Comité de Naciones Uni- en Viena en 1999 se volvió a subrayar la preocupación de algunos gobiernos sobre la in,.
das para el Uso Pacífico del Espacio Exterior, que ha intentado desarroJlar unos princi~ fonnación que facilitan los satélites civiles sobre su territorio (singulannente India e
pios legales que salven las tensiones entre estados observados y observadores. El ini- Israel), si bien la principal preocupación de los países en desarrollo era conseguir redu-
cio de este proceso se encuentra en el tratado sobre las actividades de exploración del cir los costes de las imágenes, en lugar de aumentar los controles sobre su disponibilidad
espacio, firmado en 1967. Allí se señalaba que « •.. el espacio exterior, incluso la Luna (Fiorini y Dehqanzada, 200 l ).
y otros cuerpos celestes, no podrá ser objeto de apropiación internacional por reivindi-
cación de soberanía, uso u ocupación, ni mediante ningún otro medio» (Treaty on
principies gobeming the activities ofStates in the exploration and use of outer space, 5. Las ventajas de Ja observación espacial
including the Moon and celestial bodies, art. II).
Este acuerdo constituye el eje sobre el que se ha venido apoyando el derecho es- La teledetección desde satélite cuenta con numerosas aplicaciones, gracias a las
pacial en los Ultimas años. Sus principales definiciones consagran un doble pri~cípi?: ventajas que ofrece frente a otros medios de observación más convencionales, como la
libertad de exploración y uso del espacio exterior, y empleo en provecho comun, sin fotografía aérea o los trabajos de campo, aunque más que sustituirlos los complementa
posibilidad de apropiación por ningún estado. En definitiv~, se d~fine el espac.io exte- adecuadamente. Entre las ventajas de esta observación espacial podemos destacar la.;;
rior como un patrimonio común de la Huiuanidad, no sujeto a intereses nacionales. siguientes:
En el congreso UNISPACE'82, celebrado en Viena, se expresó el dese? de algu-
nos países en desarrollo por controlar la distribución de. las i~ágenes obten~da_s sobre
su territorio. Además, se convino en facilitar el acceso 1nmed1ato y no restncttvo a la 5.1. COBERTURA GLOBAL Y EXHAUSTIVA DE LA SUPERFIClE TERRESTRE
información detectada sobre el territorio perteneciente a cada estado, así como en soli-
citar la previa autorización de éste para difundir dicha inforrnación a terceros países. La teledetección espacial es una de las pocas fuentes de información propiamente
Estos principios se plasmaron en la resolución 41165 de la ONU (diciembre de 1986), globales, ya que los sistemas orbitales penniten tomar información de la práctica tota-
que tan1bién subraya el interés de esta técnica para promover l~ prot~cción del me~io lidad del planeta, en condiciones comparables (mismo sensor, similar altura). Esta di-
ambiente y la mitigación de catástrofes naturales. Las grandes directnces de esta legis- mensi6n global resulta de enorme trascendencia para entender los grandes procesos
lación pueden resumirse en los siguientes puntos (Tapia, 1989): que afectan al medio ambiente de la Tierra (Foody y Curran, 1994). Fenómelios que
preocupan notablemente a la comunidad científica, y aun al hombre de Ja calle, como
1. La teledetección se realizará en provecho e interés de todos los países, de el deterioro de la capa de ozono (fig. 1.5), el calentamiento de la Tierra o los procesos
acuerdo con el derecho internacional. de desertización, sólo pueden ser entendidos bajo una consideración global --el pla~
2. Se respetará el principio de soberanía plena y permanente de los Estados so- neta en su conjunto-, para lo que necesitamos un sistema de información que abarque
bre su propia riqueza y recursos naturales, sin perjudicar los legítimos derechos e inte- grandes espacios. Es bien conocida la dificultad para establecer bases de datos globa-
reses del Estado observado. les, ya que resulta preciso integrarinfonnación proveniente de fuentes nacionales muy
3. Se promoverá Ja cooperación internacional sobre recepcíón, interpretación y diversas, que frecuentemente están compiladas con criterios (desagregación, escalas,
archivo de datos, prestándose asistencia técnica. etc.) casi incompatibles (Chuvieco, 1992; Unninayar, 1988). Además, en muchas oca-
4. Deberán Jos Estados informar al Secretario General de las Naciones Unidas siones estos datos de partida se refieren a localizaciones puntuales (estaciones meteo-
de los prograrnas de teledetección que se propongan desarrollar, así como a los Esta- rológicas o de aforo), por lo que es preciso aplicar posterionnente algoritmos de inter-
dos interesados que !o soliciten. polación para obtener una imagen completa del territorio.
5. Se infonnará a los Estados afectados para prevenir fenómenos perjudiciales La teledetección espacial nos ofrece, por el contrario, una fuente homogénea (el
para su medio ambiente, y contarán con acceso sin discriminación, y a un coste razo- mismo sensor y platafonna para todos los países) y exhaustiva (cubre todo el tenitorio)
nable, de los datos obtenidos sobre su tenitorio. de datos para tocio e! planeta, lo que permite su fácil inclusión en estudios globales. La
iniciativa denominada Data and lnformation Systems (DIS), perteneciente al programa
Estas líneas parecen marcar Ja evolución reciente del derecho espacial en lo que internacional para el estudio de la geosfera y la biosfera (IGBP), ya ha desarrollado algu~
afecta a actividades de teledetección. La amplitud de estas actividades a otros países más nas bases de datos globales a partir de imágenes de satélite, como el mapa mundial de la
allá de Estados Unidos y !a Unión Soviética (caso de Japón, Canadá, India o Brasil), y el cobertura del suelo (!GBP-Land Cover: Brown et al., 1993; Townshend et al., 1991).

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1UYDETCCCIO'\ ·\\1B!F'\ T-\L. Nf)C108ES 1\'fRlJDLCTOR:,J.3

5.2. PERSPECTl\'A PA:\OR},;,,¡¡c,\

La altura orbital del satélite le pern1ire detectar grandes espacios, proron:1onanc1'.1


un:i. visión amplia de los hechos geográfico::... Una fotografía aérea, escala 1·18.000,
capla en una sola ímagen un superficie aproximada de 16 krn', que asciende a unos
..J.9 kn1" en el caso de fotografías a rnayor altitud (escala l :30.QOO). Una \rnagcn del sen-
sor Landsat-TM nos permite conteniplar 34.000 kn1' en una sola adquislción, llegún-
dose hasta varios millones de kilómetros cuadrados los abarcados por una sola imagen
del sntélite 1neteoro!ógico NOAA. Detenninados fenómenos de gran radio de cobcnu,
rase pueden delin1itar ::i pnrtir de estas ín1:igencs. sie11do de difícil percepción pan1
perspectivas mós locales, E! abnmbamit:nto de la Mesern espal'io!a, por cjen1p!u, f'lv
detectado a partir de las prin1cras imágenes Landsat que se obtuvieron de nuestro
(Alía et al., 1976). corrigiendo en parte !a visión tradicional que se 1enfa de esta unidad
del relieve. Sobre in1ágcnes de satClitc resulta 1nás asequible la detección de algunas
fallas, fracturas o contactos !irológicos, lo que puede guiar en la localízaci6n de algu-
nos recursos minerales (Short y Blalr, 1986)_

5.3. ÜBSER\',.\C!ÓN MULTlESC,"-LA

Como veren1os a lo largo de estn obra, !os sistemas actuales de ietedetccción dc.-:dc
sntélit·c ofrecen un amplio rango de coberturn espacia! y nivel de detalle, desde ]o;; sen-
sores: de ámbito local (con prec¡síones en to1110 a l n1' y cobertuni en e! rango de rocos
cientos de kin1 ), hasta los de ámbito global (con resoluciones de l ;:i 5 krn', pcru que
1
abarcan varios n1illones de k1n ). Puesto que las variables físicas que obtienen del suelo
son equiparables en1re s!sten1as {ref!ectívidad, ternpcratura, __ ), si consiguiéran1os n~
lacíonar estas distintas escalas entre sí, y esas varínbles nuestro parárnetro Je inte1é;;
(p. ej., clorofila en el agua o rendí1niento de! cultivo), podríamos utilizar ias i1ndgen~~s
parn extender las ohservacíonc;; locales a árnbitos de estimación rnucho 1-rl:ís an1p!ic;-;
Por ejernp!n, potlrfornos utilizar ím[igenes para extrapolar cálculos extr::iídos de un
n1uestreo de ternperalura o c1orofib en el agua, fndíce-s de área foliar, u n:ndunicnlo dci
cultivo. Esta capacidad de extrapolar espacía!1nente las observacíones puntuales t\ene
grnn irnportJncia en el análisis de diversos fcn6n1enos :in1bícntalcs, y<J que l;is relacione\
entre variables pueden ca1nbiar al rnodificarsc la c;-:,cala ( Ehlcringcr y Ficld, i 993)

5.-t lNF()R\L\ClÓN SOfiHF RE(;l()NF:S --.;u \'!SillLES D!':L E.Sl'l:C!JZCl

Los sensores óptico.:-.-clccrn'ínic'o::- f:.icJ!itan 11niigcnc-s sobre ¡¡pos de energía que


no -.:on :1cccsiblcs ni ojo huinano o !a fotografía convcnc1onaL con10 es ci i:a;;o del in-
frarrojo n1edio y térmico o las micro .. ond;is. Estas bandas de! espectro proporcionan
una v:-:dios:i infonnaci6n para estudios niedio mnbientalcs. Poí cjernplo, el
térmico no~ penni1c csn1diar la distribución espacia! de las tcrnperatura.s, con mayor
detalle sobre la superficie rnarina gr;1cias a la hon1ogencidmJ de su co1npos1ción (LL)-
pez, 1991), El scguin1iento de corrientes rnarinas, la deLei:;ción de surgcndas o focos
Es11m11nó11 del t'spcsnr dc la capa de o;mw a ¡1arlff de In .1o:d(J TO HS ¡H1ro
el 18 de agosrn rle 2001. fFUENTC: DLRJ anórn:J!os de calor son buenos ejc1nplos Ucl interés de este tipo de :nforn1ación, que

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!TLEDLlTCC!Ó:-< i\MBIEVL\l 37
1'1I2 1989
rnás larde vercn1os con detalle e! interés de este análisis n1ultitempora! !cap 7 _3 1, pue~
den aquí citarse algunos ejemplos de las posibilidades ofrecidas por esta observación
periódica: observación de procesos de deserüficación (Tucker et al., ! 994 J, anCdisl:s de
inundaciones, la predicción de !a escorrentía en cobeiiuras de nieve <Fenis y Congal-
ton, i 989), el seguin1iento de la deforestación (Nelson, 1994), y. por supuesto, la díná-
mica de los fenómenos 1ncteorol6gicos (Conway, 1997).

5 .6 TRA>>..,,;SM!SJÓN L'\,\lEDlA TA

La 1nayor parte de los sistemas de teledetección graban las ünágenes en fonnato


digital, lo que pernlite transmitirlas a las estaciones terrestres en tiempo reaL En situa~
cioncs de emergencia, esta disponibilidad ínmediatn puede resultar vital, por io que se
considera una de las características más destacadas de la telcdetección en !a gestión de
catástrofes (ScotL 1997). En !a práctica, sólo los satélites meteorológicos ofrecen
transrnisión directa al usuario final, siempre que se disponga de las antena.5 rcccptorth
adecuadas ¡fig. l.7). E! resto de !os sbtc1nas se reciben en liernpo real únlcan1cnte po1
la red de est:.iciones concenad;is con ta entidnd propietaria <le! satéli1e. sicrnprc que
éste se encuentre en el á.rca de grabación de alguna amena, o Je !o contrario se graban a
bordo para .su transrn¡sión posterior. El u.suario recibe las irnúgcncs con un cierto des
fase ternporal, tille se dedica a la calibración de ios datos y e! envío. Lu mayor utiliza,
ción <le lnternet en la difusión de dato.s puede acortar esos plazos, haciendo tarnbitn
posible el empleo casi in1nediato de las imágenes de alta resolución e:-;pucia!.

Corno :;e corncntó rnás arriba, e! tratanücnto digital de !as irnúgcncs ugitiza ;:J
proceso de interpretación, pcrn1itc generar 1nodelos c11antitatívos e integrar loé. rcsul·
tados con otro tipo de ínfonnaciún geográfica, Este enfoque integrado facilita una eva"

Fl(i lf: '"\nuiu' dt la d<.ji;r.;)!(1ci<ín 01 Íú U'.1{,'/l'd Je Ti1;up1Jrv (V<:'ll<' .1vlc1)


(Fvu·,rr,: Frnnkiin, ]()()(t¡

r\c11cn gr~111 interés en las aplicaciones clin1úricas o pesqueras 1,Barreto, ·2oOOi. Por otra
p~ine. el i11fran-010 rned!o !arnbién resulta Je gran interés para la detección de focos de
:111~1;; ren1pen:nur:is, coino es el caso de los incendios foresrnk;;, que pueúen 1.kli1nitarse
cc>ri hastantc precisión (\·1:.tnín et al., 1999).

Ank11a parubG!ica rnóvil Sis\mrm d(l grabación de la seilal. c11lib1aci6n y i;orrecdón qaomB!m:~1
L;.h '-<!"11.:reristicas orbitales de los satélites de observación tcnestre les penníten
:1dqu1rir 11ncigc11cs n:petitlvas <le toda la Tierra. en condiciones cornparctbk;; d~ ub-,..;r~
flG. !. 7. Sis1e11w j,, rerqJciún de imúgrnes NOAA NRPT insraludo 01 d dcpt1rr,1memo
"·:Kión, lo qu~ re~u it:t 1díir1t:n parct ;_ibordar estudios rnultiternpora!e-; ( fig_ 1.6). Aunque de Gcogrofiu de lu U11i1·rr.1úü1d de A/cald

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fELEDETECClO,',' AMB!E.'\T ,\L

Es obvio. en dcfini!iva, que esta observad6n ,;:;-:umpkrncntaria con otr:is ré( n1


cas convencionales. como la fotografía aérea, y que no invalida !a írnportnnci~1 del 11-:1-
bajo de campo. En oirns palabras, es una técnica au;;;,íliar 1nás, idónea en niLi ll1ples ,~("·n
textos y discretn en otros. en los que su aplicación resulta sólo un en:-iaytJ cxccrnncm,

6 Fuentes bíhliográficas

Con10 antes se indicó, la tc!edetección es una técnica bastunte rccien\c. pese a i0


cual la producción bibliográfica resulta ya considerable. En el panora1na internacional
se ctientn con nu 1nerosos congresos, revistas especializadas, inunuaies e infonne0 de
investigación centrados en esta tecnología. Esto explica la existencia Je diversos _catá
logos bibliográficos, y de varias seri~s ,periódicas dedicadas a la rccopi \a~:ón d~ 11,tcra-
tura científica en este can1po. Los n1as 1n1portantes, a este respecto, son: lcanh Re,1011r-
ces: A Confinuing Bibliography ;ri1/i Indexes, publicada por NASA desde t962, '/
Geographical Abstracis, G: Remore Sensi'ng, Phorogramme17_ and . . ?t:,
Fic. ! .8 Diversas penrecrivas tridimensionales de una imagen Lnndsat T,\f hlicada por Geo Abstnicts. En la n1isn1a línea se sitúa !a creac1ün de bases b1bltograf\-
sobre la Sierra de Credos. c;:is espcci<1li:zadas en teledetección, caso de la canadiense RESC)RS ! Nen1ote Seruing
Onlinc Retrieval Svs1e1n), o la lng!e:.:;a GEOBASE.
luación más rea! del paisaje, al consider,ir !os principales e!en1entos espaciales que lo Los Congrest;s 1nás de;;tacados son los que organizan !as socicdadc~ profesiona
conforrnan. Aun si1np!cmente en el terreno de la visualización, el apoyo de los ordena- les: fntenwrional ,)'ocierv for Photogran11ne1rv and Remole Sens1ng ( !SPRSJ, Atne r!·
dores pennite observar e! territo!io con una precisión y plasti::-idacl difíciln1ente ahor, cent Societv of Photugr~n1111etry and Remore Sensing (ASPRS}. 1111ernationai Geos·
dable por otros medios. Éste es el caso de las perspectivas lridin1cnsionales, que com· cience an1j Re:mote S!!nsing Socíety (lGARS), Remote Sensing Sooe1y (RSS),y Euro·
binan una ímagen de satélite con un modelo topográfico digitaL El terreno puede ª"í pean Associarion vf Remole Sensing LaboratorÍl!S (EARSeL)- Tienen ta111b1én ~ran
observarse desde distintos úngulos (fig. ! .8 ). de cara a disef'iar trayectorias virtuales, o prestigio la serie. de congresos denonllnudos f nternalional ~ympos1um on Rr::n101e Sen
siinular los efectos de distintas actuaciones sobre el territorio ;i.ntes de que se produz- sing of Environment, organizados por el ER!f\'1, !os denon1rnados Mach1ne Proct~"1:s1n,\;
can, evitando así pérdidas irreparables, of Remorr:fy Se 11 sed D<Jla, que coordina el LARS, y los Pecara ,~ympo.:111111, u.unbicn ele
Esta relación de las ventajas que proporciona esta técnica no impllc:i, na1ural- la ASPRS. aunque centrados lÍnil'.ainente en aplicaciones med1oan1b1cntales._
men!e, que considere1nos a la te!edetección espacial con10 una panacea para de1cct:u En el capítulo de rcvi;.;tas especial izada:·» las más destacadas son: Canad1an Jour·
cua\qu'icr problcn1a que afecte al rnedio an1biente. Tan1bién presenta diversas limita" nal of Reniote 5ensing, Geocarto lnternarional, IEEE Tronsaclions on Geosuencc
cíoncs, con10 son !as derivadas de !a rcsolucíón espacial, espectral o ternporal actual- and Remnte Sensínr;, fnternarionaf Journaf of Remore Sensing, JTC Jo11n1a.!. Phu!O·
n1cntc d!sponibles, que pueden no ser suficientes para resolver un cierto problema. gnun111etria, Photogrotnnfr'fri1v' Engi11cerí11g and Remole Scnsin¿z, Rr:more Scnsuig oj
Por ejemplo, los estutlios de rnorfología urbanu hastJ la llegada de !os sntélítes co- Environmenr, Rcmote Sensing Ne1·iews y ISPRS Jo11r11af o/ Phu1ogran1nwrry. De ellas
merciales de alta re:so!ucíón estaban seria1nente limitados, y todavía hay muchas las de rnayor in1pacto son Re1nore Sensíng (1, EnvirrHune'.11, !EEE._TransacrU'.1:.> on
otras aplicaciones que no son factibles con !as canicterísticas espectra!e.~, ten1pora~ G1'osci'ence and Remole Sensing. lnrernationa/ joumdi oj Remo1e ,.';ens1ng Y t,)11oro·
les o espaciales de los siste1nas actuales. Aden1ás, la cobertura de nubes puede redu- grarnme/n·c Engineerillg and Re11101e Se11si11g. En et ámbito de liabln hispa.i:a, .:onv1e-
cir notable1nente en algunas zonas la frecuencia te1nporal proporcionada por es!OS ne citar ta Revisra de Teledi::Tección, que se publica serne.stra!mente desde l 99J, el b\;-
sisternas espaciales, restringiéndose [a observación de esas áreas a la proporcionada Jetín de la SELPER, y la revista Geo·focus, de rnuy reciente ap<iríció11, e::,
por Jos slstemas de radar (cap. 3, apdo. 4. l ), Finalmente, es obvio que sólo será posi· c!tisi\·arnente en Ycr:;;lón electrónica
ble distinguir fenó1nenos que impliquen n1odífícar la forn1a en que una cub1ena radia En cunnto a rnnnua!e.'l universitarios, buena n1uestra Je) grado de dcsarroll" :li
energía. Por ejetnplo, no pueden discrlininarse sobre una iinagcn de satCiíte varia- cunzado por esta técnica e.<. la amplía gan1'1 de textos disponibles, una buena pane de
ble~ que se desarrollan en profundidad (co1no el perfil de un suelo) o las que se refie- ellos de reciente publicación o re . cdiclón (Asrar, 19?\9: L'.atTet Y ~:un1,~. l 9990; c::in~p­
ren al uso del terriior!o, siempre que no irnp!ique un ca;nbio de cohcnura. un gr3n bell, 1996; Chen, l 985; Conway. \ 997; Couzy, l 9X.L Cnickne:l ) H::iyes, l o9' ,_e~,
centro cotnercía! sf in1plicn un c-an1bio de ocupación del suelo, pero no d uso ccn1cr- iTan. 1985; Danson y Plumn1er, 1995; Drury. i998, Elacht, i987. Eslt:S) Lcngt:r,
cnl niinoris.ta, habitualn1ente situadci en el n1isrno edificiu-,-y por unto, con la mi:> 1974· Gihson v Pow~r, 2000n: Gibson y Power. 2000b; HDrper. \983: H.arns, 1987:
rnn cubiena- que un uso residencia! en alturu Holz: 1973: H;rd, 1986; Ho\vard. 1991: Jensen. !996: Jensen. ?OOO-, L1ilcsand Y K1e-

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