Instrumentos y control de la estabilidad
González Valencia José Francisco
Ingeniero Especializado, Comisión Federal de Electricidad
RESUMEN: En este artículo se presentan las características de algunos instrumentos comúnmente utilizados para
conocer el comportamiento y respuesta de cortes y taludes, haciendo énfasis en aspectos específicos que el ingeniero
debe cuidar al diseñar, instalar, procesar e interpretar los resultados, partiendo de la discusión de varios casos.
1. Introducción
La instrumentación es la técnica que proporciona al
ingeniero información cualitativa y cuantitativa para
permitirle adecuar y balancear los diseños geotécnicos de
manera racional, obteniendo tanto seguridad como
eficiencia, por lo que se le reconoce una gran utilidad.
Sin embargo, debe tenerse siempre presente que el
simple hecho de instrumentar no garantiza que los
diseños sean buenos o las obras seguras, incluso puede
darse el caso de que instrumentos inadecuados o
instalados en sitios equivocados, proporcionen
información no útil, confusa o incluso que distraigan la
atención de los ingenieros impidiendo detectar anomalías
que existan o se desarrollen en otras partes de la obra,
por lo que se requiere determinar con claridad y visión
los objetivos de todo proyecto de instrumentación, por
simple que parezca. En este artículo se discuten las
características de los inclinómetros, extensómetros de
barra y piezómetros instalados en taludes rocosos de
obras importantes y se discuten los resultados obtenidos.
2. Características de un buen
instrumento
La característica principal que debe tener un instrumento
sobre cualquier otra es la CONFIABILIDAD, es decir,
que se deben utilizar instrumentos que proporcionen
información verídica dentro de un intervalo de confianza.
Inherentes a la confiabilidad están las siguientes
características:
- Máxima simplicidad
- Repetibilidad
- Exactitud y estabilidad en las lecturas
- Durabilidad
Otras características que debe cubrir un buen instrumento
son las siguientes:
- Resolución y facilidad de lectura
- Mínima interferencia con el entorno
- Robustez para el manejo en obra
- Resistencia al medio ambiente hostil
- Facilidad para calibrar y verificar su
funcionamiento
- Facilidad de instalación
- Poco sensible a efectos del tiempo
3. Instrumentos para medir
desplazamientos
La medición de movimientos tanto del terreno como de
las estructuras, está dirigida a conocer con precisión su
comportamiento estructural ante las cargas que les son
impuestas, de manera que los desplazamientos
horizontales o verticales, cambios de posición o de
dimensión, y giros que experimentan pudieran dar lugar
a inestabilidad, formación de grietas o abertura de
discontinuidades, concentraciones de esfuerzos y otros
comportamientos indeseables. Las mediciones de
desplazamientos permiten verificar hipótesis de diseño,
detectar anomalías para remediarlas oportunamente y, en
general, aportan importantes elementos de juicio para
evaluar la seguridad de las obras y su entorno.
Los desplazamientos pueden medirse superficialmente
por medio de aparatos, referencias y procedimientos
topográficos; extensómetros superficiales de diversos
tipos y clinómetros; mientras que internamente en las
estructuras o el terreno se utilizan sondas que se
introducen en tuberías especiales (inclinómetros,
deformómetros, etc.) o plomadas.
Los extensómetros de superficie son aparatos que
permiten medir el cambio en la distancia entre dos
puntos situados en la superficie del terreno, de la
estructura o de una excavación. Las mediciones de roca
fracturada en superficie en algunos casos pueden
proporcionar información sobre el comportamiento en
profundidad. Estos aparatos pueden dividirse en dos
categorías: medidores de juntas o grietas y medidores
de convergencia. Los medidores de juntas o grietas se
utilizan típicamente para seguir la evolución y
comportamiento de fracturas de tensión o corte, de
discontinuidades en roca, de juntas en estructuras o
recubrimientos de concreto; así como también de la
parte trasera de taludes; de pavimentos o de estructuras
subterráneas. Los instrumentos para medir
convergencia se utilizan en túneles, excavaciones
apuntaladas y minas para evaluar su estabilidad.
El caso del extensómetro de barras es especial, ya que
permite medir el cambio en la distancia entre dos
puntos, pero uno está situado en la superficie y otro en
Fig. 1. Esquema de los componentes y principio de medición de un inclinómetro.
el interior del terreno, lo que resulta particularmente
útil para seguir la evolución y comportamiento de
macizos rocosos, ya sea en excavaciones, taludes
naturales o cortes realizados para alguna obra.
3.1 Inclinómetros
Es uno de los aparatos más usados para medir
desplazamientos de una masa de suelo o roca, ya que
permite conocer los desplazamientos o deformaciones
normales al eje de una tubería guía mediante el paso de
una sonda por ella. La sonda contiene un transductor
diseñado para medir la inclinación con respecto a la
vertical y la tubería guía puede ser instalada en un
barreno o en un relleno.
También es posible hacer mediciones en tuberías guía
horizontales o inclinadas, adaptando la posición de los
transductores dentro de la sonda. Los inclinómetros
tienen cuatro componentes principales:

- Una tubería guía permanentemente instalada,

hecha de aluminio, plástico ABS, o fibra de
vidrio, que tiene cuatro ranuras longitudinales
alineadas en dos planos ortogonales que
permiten guiar a la sonda. La tubería se instala
lo más vertical posible.

- Una sonda portátil que contiene al

transductor. El transductor más usado y preciso
es el acelerómetro de balanza de fuerza, pero
también se encuentran de cuerda vibrante, de
nivel electrolítico, de Strain Gages y de Fig. 2. Localización del P. H. Agua Prieta.
resistencia variable.

- Una unidad de lectura portátil para el
suministro de energía y para realizar la
medición.
- Un cable eléctrico graduado y reforzado que
liga la sonda con la unidad de lectura y
también permite bajar o subir la sonda dentro
del ademe para controlar con precisión la
profundidad de medición.
La casa de máquinas está localizada a la elevación 953.8
en la margen izquierda del Río Santiago, al fondo de un
cañón de 520 m de profundidad excavado por el río en
rocas volcánicas, para aprovechar el desnivel entre la
meseta donde fue construido el tanque de regulación y el
río. El talud inestable está localizado entre las cotas 1055
y 1150 aproximadamente (Fig 3).

Después de que se instala la tubería, se baja la sonda

hasta el fondo y se hace una lectura de la inclinación.
Después se sube la sonda a intervalos fijos, usualmente
iguales, y se miden las inclinaciones en cada punto
hasta llegar a la superficie. La integración de las
inclinaciones de todos los puntos define la geometría
de la tubería, mientras que las diferencias entre el
sondeo actual y el inicial o el considerado base definen
el cambio en la geometría de la tubería y, por
consiguiente, los desplazamientos.

3.1.1 Caso de mediciones con

inclinómetros en un talud natural en
brechas volcánicas
El proyecto hidroeléctrico Agua Prieta se localiza 4 km
al norte de la ciudad de Guadalajara, en el Estado de
Jalisco. Este proyecto colecta las aguas residuales de la
ciudad en dos puntos al noreste de la misma y las
conduce por gravedad a un tanque de regulación
mediante 13.6 km de túneles (Fig 2). Del tanque
regulador aproximadamente 26 m3/seg de agua se
conducen a cada una de las dos turbinas tipo Pelton de
120 MW de la casa de máquinas, mediante una tubería Fig. 3. Topografía del sitio y límites de la masa inestable
de presión de 3.8 m de diámetro y 1.6 km de longitud,
para generar electricidad de pico.
La construcción del proyecto inició en 1987 y se hicieron
algunas excavaciones para perfilar e incrementar la
estabilidad del talud natural frente a la casa de máquinas,
removiendo material suelto para formar seis bermas y
recubriendo el talud con concreto lanzado. Al mismo
tiempo, se instalaron siete inclinómetros cortos para
conocer los movimientos potenciales en las cuatro
bermas superiores.
Las frecuentes mediciones topográficas e
inclinométricas, mostraron que durante la temporada
lluviosa de cada año (junio-septiembre) el talud se
desplazaba horizontalmente hacia el SE a una velocidad
de 2 mm por mes aproximadamente, y luego se detenía.
En septiembre de 1990, la velocidad de los
desplazamientos se incrementó a 9.8 mm por mes y el
talud ya no se detuvo al final de las lluvias. Aún más, en
julio de 1991, la velocidad de los desplazamientos se
incrementó dramáticamente a 118 mm por mes en
promedio, poniendo en serio peligro a la casa de
máquinas situada al pie del talud.
Geología regional. El sitio se localiza en la Provincia
Fisiográfica del alineamiento volcánico Este-Oeste
llamado "Eje Neovolcánico", entre los paralelos 19 y
20 Norte. Los volcanes del Terciario y Cuaternario son
Fig. 4. Corte geológico del talud.
típicos y numerosos y sus flujos de lavas de basaltos,
andesitas y riolitas, interestratificados con materiales
piroclásticos, cubren la región. La parte Noroeste de esta
Provincia, donde se ubica el proyecto Agua Prieta, se
relaciona directamente con la zona de subducción de la
Placa de Cocos a lo largo de la costa del Océano
Pacífico, por lo que es sísmicamente activa de acuerdo
tanto con los rasgos tectónicos como por los registros
históricos (CFE, Memoria Geológica).
Geología local. En el sitio la columna litológica es una
secuencia de flujos volcánicos y piroclastos del
Terciario: pseudoestratos horizontales en capas
intercaladas de andesitas, basaltos, tobas y riolitas. Sobre
esta secuencia se encuentran materiales piroclásticos
arrojados por el volcán "El Tempisque" y también flujos
de lahares o bien brechas del mismo volcán colapsado.
La geología del talud fue estudiada con mayor detalle a
partir de 1988, después de que se detectó su
inestabilidad. Los límites de la masa inestable se
conocieron hasta los primeros meses de 1991, después de
realizar más barrenos para instalar piezómetros e
inclinómetros adicionales. En el talud existen
básicamente tres unidades litológicas (Fig 4):
Unidad Tom-ata. Constituye la base de la columna
estratigráfica regional y está integrada por flujos de
andesita vesicular y basalto con dos capas
interestratificadas, una de ignimbrita de 25 m de espesor
y otra de tobas con espesor variable entre 10 y 20 m.
También se encuentran presentes en esta Unidad, capas
de arcilla petrificada entre flujos de lava. Esta Unidad
esta cubierta desde la elevación 1200 por tobas lacustres.
Unidad Bv. Es una brecha volcánica caracterizada por
fragmentos de basalto con tamaños entre 40 y 100 cm
contenidos en una matriz arenosa con arcilla. La fracción
arcillosa se deriva del intemperismo de plagioclasas de la
fracción arenosa. Capas lenticulares de arena pumítica y
un horizonte de tobas también están presentes. El origen
de esta Unidad está en el colapso del volcán "El
Tempisque" que rellenó las depresiones cavadas por la
erosión en la Unidad Tom-ata. El talud inestable está
constituido por este material.
Unidad Ar. Es una capa de arcilla de alta plasticidad
localizada en la base de la Unidad Bv, los análisis de
difracción con rayos X revelaron que el mineral
constitutivo predominante es montmorillonita. Su
espesor varía de 0.3 m en la superficie del talud
(Elevación 1055) a 3.0 m dentro del mismo y constituye
una frontera impermeable entre las Unidades Bv y Tom-
ata. Derivada de la intemperización de tobas lacustres,
esta arcilla muestra estrías y "slickensides".
Propiedades geotécnicas. El peso volumétrico de la
brecha volcánica Bv varía de de 2.3 a 2.5 ton/m3. La
masa muestra propiedades de un enrocamiento bien
compactado y el ángulo de fricción interna fue estimado
entre 40 y 45.
La capa de arcilla Ar bajo la brecha volcánica fue
especialmente analizada dado que su baja resistencia al
corte gobernaba el deslizamiento del talud. Esta arcilla
fue consolidada bajo el relativamente alto peso de la
columna litológica que la sobreyace, alcanzando un
contenido de agua de 45% que resulta ligeramente arriba
de su límite plástico. La resistencia a la compresión
simple de muestras inalteradas varió de 2 a 12 kg/cm2,
este amplio rango es usual de encontrar en arcillas
rígidas. Las propiedades índice son las siguientes: peso
volumétrico de 1.5 a 1.6 ton/m3; contenido natural de
agua entre 40 y 50%; límite líquido 78 a 88; límite
plástico 39 a 43; índice de plasticidad 40 a 48.
Se realizaron ensayes de corte directo consolidados
drenados en muestras de 15 x 15 cm y de 30 x 30 cm en
varios ciclos con cambio de dirección de esfuerzo, con
objeto de obtener la resistencia residual al corte (ángulo
de fricción mínimo). Se alcanzó un desplazamiento
máximo del orden de un centímetro en cada dirección. El
ángulo de fricción interna Ø obtenido en el laboratorio
está entre 7 y 15, lo que es consistente con las
correlaciones estadísticas entre Ø e Ip, (Herrera y
Reséndiz, 1992)
Instrumentación. Durante la construcción de las bermas
del talud frente a casa de máquinas en 1987, se instalaron
siete inclinómetros cortos en un arreglo telescopiado (I-3
a I-10); sólo cuatro intersectaron la capa de arcilla Ar.
También se instalaron referencias topográficas, tanto en
la zona del talud en dirección de la pendiente como
formando una red de triangulación de precisión,
cubriendo toda el área del proyecto.
Después de los primeros años de mediciones y cuando
los desplazamientos fueron lo suficientemente grandes
para desechar la imprecisión propia de los instrumentos,
el deslizamiento resultó evidente y fue necesario instalar
piezómetros y más inclinómetros, esta vez lo
suficientemente largos para interceptar el plano de
deslizamiento y los barrenos fueron aprovechados para
determinar el perfil geológico del talud.
Cuando los movimientos se aceleraron en 1990, fue
necesario incrementar la exploración geológica para
determinar el límite posterior de la masa inestable y se
perforaron algunos barrenos adicionales, siendo
aprovechados igualmente para instalar más piezómetros
o inclinómetros. El arreglo de la instrumentación en esa
fecha se muestra en la figura 5.
Mediciones topográficas. Los desplazamientos de las
bocas de cuatro inclinómetros, obtenidos mediante
topografía y la lluvia mensual, se muestran en la figura 6.
Como ya se mencionó, el talud se desplazó a una
velocidad de 1.8 a 2 mm por mes durante la temporada
de secas y se aceleraba a casi el doble durante las lluvias.
A finales de 1990, el talud continuó moviéndose a la
misma velocidad que en la temporada de lluvias y se
aceleró aún más en la siguiente temporada de lluvias,
alcanzando valores del orden de 118 mm por mes,
mostrando claramente el inicio de la falla.
El 23 de agosto de 1991, después de alcanzar un
desplazamiento total de 358 mm, el talud se detuvo como
resultado de las acciones de estabilización que se
describen más adelante. A partir de entonces sólo se
observan pequeñas oscilaciones en las mediciones como
consecuencia de la relativa menor precisión de los
aparatos y metodología usados para determinar de
manera más rápida las coordenadas de los puntos de
referencia.
 Fig. 5.Instrumentación geotécnica y bermas de la primera excavación.
Otro dato valioso que se obtuvo de las mediciones
topográficas fue la localización de los límites superior y
laterales del deslizamiento, antes de que fueran evidentes
con la aparición del fracturamiento en esas partes del
talud.
Mediciones inclinométricas. Debido al arreglo
telescopiado inicial de los inclinómetros, tres aparatos no
mostraron desplazamientos significativos (I-4 a I-6)
mientras que los otros lo hacían. Esto dificultó los
primeros análisis que se realizaron hasta que se contó con
los resultados de los inclinómetros largos, que
permitieron visualizar un plano de deslizamiento casi
horizontal. Las geometrías de los inclinómetros cortos
fue reprocesada considerando las coordenadas de la boca
de los inclinómetros como puntos fijos, resultando clara
la presencia de un bloque rígido moviéndose sobre la
capa de arcilla, como se aprecia en la figura 7.
Fig. 6.Desplazamientos horizontales medidos topográficamente en la boca de cuatro inclinómetros.

Fig. 7.Desplazamientos medidos en tres inclinómetros, en una sección del talud inestable.
Los resultados de las mediciones con la instrumentación
instalada, las exploraciones geológicas y las continuas
inspecciones realizadas en el sitio, permitieron la
definición de las fronteras del bloque inestable,
constituido por cerca de un millón de metros cúbicos de
brecha volcánica Bv, limitado por la capa de arcilla Ar en
la base y por el contacto con la andesita Tom-ata en la
parte de atrás.

Como resultado del análisis de estabilidad, se recomendó

la excavación de 100,000 m3 de brechas en la parte
superior de la cuña activa (segunda excavación, Fig. 8),
formando una plataforma a la elevación 1115 para
disminuir la fuerza de empuje activo. Además, se
deberían terminar los trabajos que garantizaran el drenaje
de la masa inestable, galerías y drenes, para que la fuerza
de filtración se mantenga pequeña o nula. Fig. 8. Modelo del mecanismo de falla.

Fig.9. Galerías de drenaje, plataforma de la segunda excavación y localización de nuevos instrumentos.

Trabajos de estabilización. Dadas las características de
la brecha, la segunda excavación se realizó de inmediato
sin usar explosivos entre el 11 de agosto y el 9 de
septiembre de 1991.
El movimiento del talud se detuvo el 23 de agosto de
1991 (Fig. 6), cuando sólo se habían excavado
aproximadamente 37,200 m3, equivalente a 89,300 ton.
Esta era la fuerza necesaria para detener el deslizamiento
y muestra que esto no se hubiera podido lograr
económicamente ni a tiempo con otros medios. Dado que
el volumen excavado fue de 99,708 m3, se estima que el
factor de seguridad se incrementó en 25% (Herrera
1992).
En cuanto al drenaje de la masa inestable, en diciembre
de 1991 se completó la excavación y drenaje de la galería
2 (Fig. 9) y la plataforma de la elevación 1115 fue
cubierta con una capa de arcilla compactada y recubierta
con asfalto, además de construir cunetas y contracunetas.
El concreto lanzado colocado desde la primera
excavación se agrietó profusamente por la magnitud de
los movimientos y fue reparado.
Fig. 10. Extensómetro de barras
Además, con objeto de conocer el comportamiento
posterior del talud, se instalaron tres nuevos
inclinómetros y dos piezómetros abiertos, dado que los
anteriores quedaron inutilizados por las grandes
deformaciones sufridas al nivel de la capa de arcilla y
otros aparatos se perdieron durante la excavación de la
plataforma de la elevación 1115.
3.2 Extensómetro de barras
Un extensómetro de barras es un instrumento que está
constituido por una o varias barras de acero o fibra de
vidrio, lo que permite medir los desplazamientos en
uno o varios puntos, y se instala en el interior de un
barreno. Cada barra se ancla en la posición deseada y
se protege con un tubo de PVC, de manera que quede
libre en toda su longitud hasta la boca del barreno. El
hueco entre las paredes del barreno y las fundas de
PVC se rellena con una lechada estable de cemento
(Figura 10).
En la boca del barreno se ancla un cabezal mecánico,
donde se realizan las mediciones manualmente con un
micrómetro de profundidades con alta resolución, no
menor de 0,01 milímetros, y amplio intervalo de
medición, hasta 150 milímetros o mejor.
También se pueden instalar transductores eléctricos de
cuerda vibrante o de resistencia en el cabezal, lo que
permite la medición a control remoto, con la posibilidad
de hacerla de manera automática, lo cual es
especialmente ventajoso en sitios peligrosos o de difícil
acceso. Para la medición manual para el caso de
transductores eléctricos, se utiliza una unidad de lectura
adecuada al tipo de transductor.
El principio de funcionamiento de un extensómetro de
barras es muy sencillo y consiste en medir la distancia
entre el cabezal y cada barra, lo que equivale al
movimiento del punto de anclaje de la barra en el interior
del terreno, con respecto a la superficie donde fue fijado
el cabezal (Figura 11). La interpretación de las
mediciones se muestra en la figura 12.

Fig. 11. Principio de medición del extensómetro de barras

Fig. 12. Interpretación de las mediciones

Para la instalación de un extensómetro de barras se
requiere contar previamente con un barreno de 7,62 cm
(3”) de diámetro, ubicado y a la profundidad establecida
en el Proyecto de Instrumentación, la cual podrá variar
en función de las condiciones del terreno, a juicio del
ingeniero encargado.
Es conveniente que el barreno tenga una inclinación
descendente mínima de entre dos y cinco grados,
dependiendo de la estratigrafía y discontinuidades del
terreno, con el fin de facilitar el relleno con lechada por
gravedad; en el caso de barrenos ascendentes o en la
clave de excavaciones subterráneas, deberá rellenar con
lechada a presión con la ayuda de una bomba manual y en el caso de tener un transductor eléctrico, se conecta la
con una manguera de pequeño diámetro introducida unidad de lectura y se registra el valor obtenido.
hasta el fondo del barreno, para desalojar el aire a
medida que se inyecta la lechada de relleno, debiendo
fijar una pequeña cimbra en el brocal. El barreno deberá 3.2.1 Diseño antiguo de los extensómetros
estar estable y libre de escombro durante el proceso de
instalación; sin embargo, no podrá utilizarse ademe
de barras
metálico, en todo caso se podrá recurrir a otros métodos
El diseño inicial del extensómetro de barra se muestra en
de estabilización, como la inyección y re-perforación del
la figura 13. Constaba de una barra de acero de refuerzo
barreno.
estructural o de una tubería de acero galvanizado, en
tramos unidos con soldadura en el primer caso, y con
La medición consiste en determinar los desplazamientos
coples en el segundo, para dar la longitud de diseño.
del punto de anclaje con el tiempo, para lo cual se
determina la distancia entre el cabezal y cada barra para
En el extremo del fondo del barreno se colocaba una
una fecha dada, lo que equivale al movimiento del punto
concha expansora de anclaje y en el extremo libre se
de anclaje de cada barra en el interior del terreno con
soldaba una tapa maquinada para lograr un buen asiento
respecto a la superficie donde fue fijado el cabezal, y
para el vástago del instrumento de lectura. El barreno no
luego compararla con la distancia inicial.
se rellena y el anclaje de la barra funcionaba de manera
similar al de un ancla de tensión. Finalmente se instalaba
En el caso de lecturas manuales, se introduce el vástago
el cabezal en la superficie del terreno.
del micrómetro de profundidades y se anota la lectura, y

Fig. 13. Extensómetro de barra, diseño antiguo

3.2.2 Casos de instrumentación con
extensómetros de barra
Se comentarán algunos aspectos de la instrumentación
con extensómetros de barra en los sitios de las presas
Santa Rosa, Jalisco, y Zimapán, Hidalgo.
Presa Santa Rosa
La presa Santa Rosa es una presa de arco bóveda esbelta
de 114 m de altura y 150 m de longitud de corona. Se
localiza sobre el Río Santiago, en el estado de Jalisco y
está cimentada sobre riolitas pseudoestratificadas con
echados entre 20 y 45 hacia el NW que sobreyacen a
ignimbritas densas y bien cementadas. Cuatro conjuntos
de fracturas de origen tectónico han sido identificadas,
teniendo rumbos y echados de N38W-70SW, N45E-
80NW, NS90y EW-90 respectivamente. En la
boquilla, el cañón tiene más de 100 m de profundidad y
originalmente las paredes eran casi verticales, pero el
intemperismo y la caída de grandes bloques a lo largo del
fracturamiento y planos de pseudoestratificación, han
reducido considerablemente el talud de la margen
Fig. 14. Cuña inestable de Santa Rosa
izquierda. La abundancia de discontinuidades aparentes
asociadas a líneas de flujo de la riolita, que en la margen
izquierda tienen echado hacia el río, sirven de frontera de
bloques de roca cuyos movimientos se han medido, al
igual que el comportamiento de la presa, desde la
construcción de la obra en 1963 (SRH-CFE-UNAM,
1976).
La plomada instalada cerca del empotramiento izquierdo
(PEI) mostró un movimiento lento pero continuo hacia el
río y ligeramente hacia aguas abajo (dirección N15W),
que alcanzó 11 mm en 1982 (González, 1994). A partir
de 1980 se llevaron a cabo nuevos levantamientos
geológicos de detalle, se instaló instrumentación
adicional y se realizaron análisis geotécnicos. Como
resultado, se obtuvo que los desplazamientos medidos en
la PEI aparentemente se debían al movimiento de una
cuña de gran tamaño limitada por dos fallas conspicuas
(A y B), y en la base un plano de pseudoestratificación
como se muestra en la figura 14 (Castilla, 1985). Los
análisis también mostraron la importancia de contar con
un buen drenaje en la ladera, ya que el factor de
seguridad baja notoriamente al disminuir la eficiencia de
la pantalla de drenaje (Alberro, 1985).
Para mejorar las condiciones de estabilidad de la cuña, a
partir de 1982 se rimaron y perforaron nuevos barrenos
para garantizar el drenaje de la ladera, se instalaron 333
nuevas anchas de fricción, que se sumaron a las 442
originales, y se recubrió el empotramiento con concreto
lanzado.
Además, se instalaron extensómetros de barra en grupos
de dos aparatos paralelos, donde uno tiene 20 m de
longitud y el otro 40 m, para medir los desplazamientos
de la roca en diversos puntos de interés en la ladera. Los
extensómetros instalados están constituidos por una sola
barra de acero de 2,54 cm de diámetro, anclada con una
Fig. 15. Mediciones con extensómetros de barra en la margen izquierda de Santa Rosa
Como se puede apreciar, la información obtenida
mediante los extensómetros de barra ha permitido
evaluar oportunamente el comportamiento del
empotramiento izquierdo y evaluar su seguridad a largo
plazo.
En el caso del grupo EB-6, los resultados de los
movimientos aparentemente no tienen lógica, ya que el
extensómetro más largo del grupo EB-6-1 (40 m) no se
mueve, mientras que el más corto EB-6-2 (20 m) si lo
hace. Dado el amplio espaciamiento del fracturamiento
del macizo y a que los aparatos están sólo a un metro de
distancia uno de otro, es claro que si se mueve un bloque
de roca limitado por una discontinuidad localizada entre
los dos puntos de anclaje, sólo el instrumento largo debe
registrarlo; mientras que si la discontinuidad que limita
concha de tensión en el fondo del barreno, tal como se
tenía en el diseño antiguo.
El comportamiento del empotramiento izquierdo se
observa continuamente y los datos obtenidos en los
últimos diez años muestran que el movimiento de la cuña
se detuvo, aunque persiste una pequeña tendencia al
movimiento del orden de 0.125 mm por año medido con
la plomada P7X. Los extensómetros de roca instalados a
partir de 1986 para observar el movimiento de la cuña
inestable también muestran movimientos de poco más de
1.3 mm en nueve años (Grupo EB-4), lo que confirma el
valor obtenido con la plomada (figura 15).
el movimiento se encuentra entre la superficie y el punto
de anclaje del extensómetro más superficial, los dos
instrumentos deben registrarlo. De manera que la única
explicación lógica es que la longitud real de cada
extensómetro está cambiada, y el instrumento
identificado como corto en realidad es el largo, y
viceversa. Esta situación muestra la importancia de
realizar una supervisión cercana y continua de la
instalación de cualquier instrumento, y la necesidad de
elaborar una memoria técnica detallada de la instalación
para poder interpretar correctamente los resultados. En la
figura 16, se muestra un ejemplo de “Ficha de
Instalación” correcta y detallada para un extensómetro de
dos barras, que no deja lugar a dudas para la
interpretación de los resultados de las mediciones
posteriores.
 Fig. 16. Ejemplo de una “Ficha de Instalación” para un extensómetro de dos barras.
Presa Zimapán
La Presa Zimapán es una presa de arco bóveda de 203 m
de altura con 115 m de longitud de cresta, que fue
construída sobre el Río Moctezuma en el límite de los
estados de Hidalgo y Querétaro.
La boquilla esta localizada en el Cañón del Infiernillo,
formado por la acción del río sobre calizas dolomíticas
de la Formación "El Doctor" que sobreyacen a las lutitas
de la Formación "Soyatal" en una cabalgadura regional.
El plano de contacto entre las dos formaciones, llamada
Falla El Doctor, está a 35 m de profundidad en el sitio
con rumbo NE70SW y echado 17NW. La roca está
estratificada en capas de 1.5 m con echado hacia aguas
abajo y margen izquierda (10 a 12NW). Además,
algunos estratos están separados por capas arcillosas
(milonitas) delgadas (de 1 a 10 cm) y en un par de
ocasiones por capas gruesas (50 a 70 cm), principalmente
en fallas inversas y sobrecorrimientos. En el sitio se
identificaron cuatro conjuntos de fracturas α, β, γ y δ con
rumbos N45E, N45W, NS y EW en promedio,
respectivamente. Como era de esperar en rocas
dolomíticas, la carsticidad esta presente en el sitio de
Zimapán (Páez y González).
El diseño de la instrumentación estuvo orientado a
conocer los aspectos fundamentales que afectan el
comportamiento de las presas de arco: las deformaciones
de la presa, las deformaciones de los apoyos, y las
filtraciones y niveles de agua en la roca de cimentación.
Se seleccionaron instrumentos para medir
desplazamientos en puntos característicos de la presa y
sus empotramientos, variaciones en la temperatura del
concreto, aire y agua, el nivel del embalse, las
filtraciones y niveles piezométricos, así como la
sismicidad en la vecindad del embalse y la respuesta
dinámica de la estructura (González, Mena y Moreno).
Los aspectos geotécnicos relevantes para conocer
mediante instrumentación son:
- Los eventuales desplazamientos de la
Falla El Doctor bajo la presa.
- Los valores de las filtraciones y los
niveles del agua para evaluar la eficiencia
de las pantallas de inyección y drenaje,
para detectar la eventual abertura de
conductos cársticos y para conocer los
cambios en el factor de seguridad en la
estabilidad de los bloques de roca.
 - Los desplazamientos de bloques de roca
seleccionados en las laderas.
- Los desplazamientos de taludes inestables en el
embalse
Para alcanzar estos objetivos se instalaron 6 plomadas
con 24 estaciones manuales y 5 automáticas, 10
clinómetros, 17 medidores de juntas, 20 extensómetros
de barra, 15 termómetros, un medidor del nivel del
embalse, 147 referencias topográficas, 34 dispositivos de
aforo, 66 piezómetros, 5 acelerógrafos y 7 estaciones
sismológicas (Figura 17). La instrumentación se diseñó
parcialmente automatizada para minimizar los tiempos
entre la toma de lecturas y el proceso, permitiendo
comparar en tiempo real los resultados de los principales
parámetros con los esperados.

Fig. 17. Sección transversal e instrumentación de la presa Zimapán, Hgo.

El llenado del embalse se inició el 27 de noviembre de operación. Los datos obtenidos con los extensómetros de
1993, alcanzando lentamente la cota 1536 en abril de barra de los extensómetros EX2 y EX4, Grupo EX7 y
1995, todavía 27 m por debajo del nivel máximo de Grupo EX3 se muestran en las figuras 18 a 20.

0.80

0.60

0.40

EX-2
0.20
Desplazamientos (mm)

0.00

-0.20

EX-4
-0.40

-0.60
EX-2
-0.80

-1.00

-1.20
27-Nov-93

27-May-94

27-Nov-94

27-May-95

27-Nov-95

27-May-96

27-Nov-96

27-May-97

27-Nov-97

27-May-98

27-Nov-98

27-May-99

27-Nov-99
Fig. 18. Mediciones en los extensómetros de barra EX2 y EX4, de la presa Zimapán, Hgo.

1.00

0.80

0.60
EX7-B2

0.40
Desplazamientos (mm)

0.20

0.00
EX7-B1
-0.20

-0.40

-0.60
EX-7
-0.80

-1.00
27-Nov-93

27-May-94

27-Nov-94

27-May-95

27-Nov-95

27-May-96

27-Nov-96

27-May-97

27-Nov-97

27-May-98

27-Nov-98

27-May-99

27-Nov-99

Fig. 19. Mediciones en los extensómetros de barra EX7, EX7-B1 y EX7-B2, de la presa Zimapán, Hgo.
 1.50

EX3-B2
1.00

EX3-B1
0.50
Desplazamientos (mm)

0.00

EX3
-0.50

-1.00

-1.50
27/11/93

27/05/94

27/11/94

27/05/95

27/11/95

27/05/96

27/11/96

27/05/97

27/11/97

27/05/98

27/11/98

27/05/99

27/11/99
Fig. 20. Mediciones en los extensómetros de barra EX3, EX3-B1 y EX3-B2, de la presa Zimapán, Hgo.

En las figuras 18 a 20 se puede ver que a pesar de los barras en cada uno, asegurando el anclaje con la
incrementos de presión en los empotramientos de la inyección de todo el espacio anular del barreno. El
cortina por efecto del incremento de la carga hidráulica, resultado fue que de inmediato se empezaron a medir
los extensómetros de barra originales EX2, EX4, EX7 y desplazamientos proporcionales a los cambios en el
EX3, no muestran ningún cambio contrariamente a lo empuje de la cortina y de acuerdo con su ubicación
esperado, situación que ocurrió en prácticamente todos dentro de la boquilla (figuras 18 a 20).
los extensómetros instalados. Cabe hacer notar que el
diseño del instrumento era el antiguo, es decir con una Este es un caso de falla del anclaje de los extensómetros
sóla barra cada uno y un anclaje de concha en el extremo de barra originales, lo que pudo deberse a las
dentro del macizo. características cársticas y de estratigrafía de la roca en el
sitio, ya que el diámetro del barreno pudo haberse
Los resultados de las mediciones señaló la evidente falla incrementado irregularmente formando alguna cavidad
de los instrumentos y se realizaron diversas acciones en la zona del anclaje de las barras, eliminando la acción
para tratar de determinar la causa. A principios de abril de la concha de anclaje.
de 1995 se decidió manipular las barras de algunos
extensómetros, empujando y/o jalando la barra, las
mediciones mostraron brincos notorios respecto a los que 4. Instrumentos para medir niveles y
no se manipularon, por ejemplo en el EX2 (Fig. 18) y en
el EX7 (Fig. 19), después de lo cual continuaron sin
presiones de agua
mostrar cambios. Esto permitió asegurar que la causa de
Los instrumentos que se utilizan para medir niveles y
la falla era la pérdida del anclaje de la barra.
presiones de agua se denominan piezómetros.
Dado que los instrumentos originales fallaron, a finales
Las aplicaciones de los piezómetros caen en dos
de octubre de 1995 se decidió instalar extensómetros
categorías generales: Para conocer el patrón de flujo de
adicionales paralelos a los originales, pero con las
agua dentro de la masa de suelo o roca; y para
características del diseño de la figura 10 y utilizando dos
proporcionar un índice de la resistencia o estabilidad de
una masa de suelo o roca (esfuerzos efectivos,
subpresiones, etc.); por lo que la medición del nivel o
presión del agua es un aspecto de gran importancia en
Geotecnia.
Los piezómetros pueden agruparse en los que tienen un
diafragma entre el transductor y el agua, y en los que no
lo tienen. Los instrumentos del primer grupo tienen
transductores neumáticos o eléctricos, los segundos son
del tipo cuerda vibrante, de resistencia o de Strain Gages.
Entre los aparatos del segundo grupo están los pozos de
observación y los piezómetros abiertos.
Pozos de observación. Consiste en una sección de tubo
ranurado llamado bulbo, unido a otras secciones de tubo
que suben hasta la superficie, instalados en un barreno
que se rellena con arena. En la superficie se construye un
tapón generalmente con mortero de cemento para evitar
que agua superficial entre al barreno y el nivel del agua
se determina utilizando una sonda eléctrica. La sonda
eléctrica consiste en una barra delgada de plomo unida
en la punta de un cable duplex acotado, que al entrar en
contacto con el agua cierra un circuito eléctrico, lo que se
detecta desde el exterior por medio de un amperímetro,
un foco o un timbre, pudiendo medir la profundidad del
agua en el tubo. Los pozos de observación se utilizan
para conocer los niveles freáticos del terreno, pero
pueden crear una conexión vertical indeseable entre
estratos, drenando mantos colgados o conectando
acuíferos a presión, por lo que las mediciones pudieran
ser poco significativas.
Piezómetros abiertos. Un piezómetro abierto es similar a
los pozos de observación, excepto que se forma una
cámara piezométrica sellando el barreno a una cierta
altura del bulbo. El sello debe ser efectivo para garantizar
que el instrumento solo responda al nivel o presión del
agua en la zona de la cámara piezométrica, esto se logra
normalmente utilizando sellos de bentonita y lechadas
estables de cemento. El resto del barreno se rellena
usualmente con arena en el caso de suelos, o con mortero
de cemento en el caso de rocas. Aunque este tipo de
piezómetro no resulta satisfactorio en suelos con
coeficientes de permeabilidad muy bajos debido al
tiempo hidrodinámico de retraso (hydrodynamic time
lag), ni en suelos parcialmente saturados debido a la
dificultad para evaluar el significado de la carga medida;
la simplicidad, robustez y confiabilidad del instrumento
lo hacen el más utilizado de todos. El piezómetro abierto
también se conoce como tipo Casagrande, ya que fue
introducido por ese notable investigador, aunque en el
diseño original se utilizó una piedra porosa en el bulbo
en vez de tubería ranurada.
Piezómetros de cuerda vibrante. Son aparatos que
utilizan un transductor de cuerda vibrante en los que un
extremo está sujeto a una membrana metálica. La presión
del agua causa un cambio en la deflexión de la
membrana, lo que provoca a su vez un cambio en la
tensión de la cuerda que puede ser medido al medir su
frecuencia de vibración. Este tipo de instrumento esta
bien adaptado para la obtención de datos confiables de
gran precisión a corto y mediano plazo, pero se requiere
de protección adecuada contra voltajes transitorios.
Piezómetros de resistencia eléctrica. Estos aparatos
utilizan un transductor de resistencia, pegada o no (Strain
Gages o Carlson), ligado a un diafragma flexible. Su
utilización implica verificaciones del cero y calibraciones
periódicas, pero este tipo de piezómetros es el único
capaz de medir las presiones de poro que varían con alta
frecuencia dinámica, tal como ocurre en sismos o con el
hincado de pilotes en la vecindad del aparato. Además,
debe recordarse que todos los piezómetros de tipo
eléctrico son preferibles cuando se requiere un sistema
automatizado de medición. Todos los piezómetros con
transductor eléctrico pueden instalarse en un barreno o
dentro del cuerpo de una estructura térrea y también
requieren protección contra voltajes transitorios.
Cuando se instalen piezómetros dentro de barrenos en
terreno natural, deben ubicarse preferentemente las
cámaras piezométricas en estratos permeables (suelos) o
zonas de discontinuidades (rocas), de manera que se
tenga posibilidad de medir niveles o presiones de agua.
Además, con el fin de realizar un análisis racional de los
resultados, es conveniente hacer pruebas de
permeabilidad en los barrenos antes de la instalación y de
funcionamiento de los instrumentos después de
instalados.
4.1 Caso de las mediciones piezométricas
en la presa Zimapán
Como ya se mencionó en este trabajo, uno d e los
objetivos de la instrumentación de la presa Zimapán, es
conocer los valores de las filtraciones y los niveles del
agua para evaluar la eficiencia de las pantallas de
inyección y drenaje, para detectar la eventual abertura de
conductos cársticos y para conocer los cambios en el
factor de seguridad en la estabilidad de los bloques de
roca.
Fig. 21. Esquema de los componentes de un piezómetro abierto
Fig. 21. Esquema de un piezómetro eléctrico con transductor de cuerda vibrante.
 Fig. 22. Esquema de un piezómetro eléctrico con transductor de resistencia tipo Carlson.
Dado que el 80% de las cavidades cársticas localizadas
son de 50 cm o menores en diámetro, las dimensiones
generales del carst también son pequeñas y el desarrollo
ocasional de una cavidad grande se atribuye a
condiciones geológicas particulares, tales como la
intersección entre capas arcillosas y fracturas
prominentes. Estos resultados fueron importantes para el
diseño de la pantalla de inyecciones, particularmente el
espaciamiento entre barrenos consecutivos de inyección
con consumos altos.
Atrás de la pantalla de inyecciones, se perforó una
pantalla de drenaje, de manera que pudieran ser abatidas
las presiones del agua que atraviesen la primera,
conduciendo el agua de manera controlada hacia el
exterior. Atrás de la pantalla de drenaje, se instalaron los
26 grupos piezométricos, con uno o dos instrumentos por
barreno, para evaluar las presiones piezométricas que
actúan sobre los bloques de roca de los empotramientos.
Cada grupo piezométrico esta formado por un
piezómetro abierto y uno eléctrico con transductor de
resistencia. Los piezómetros eléctricos permiten
incluirlos en el sistema de auscultación de la presa
parcialmente automatizado, realizando lecturas
frecuentes programadas sin necesidad de trasladarse a las
galerías de inspección y drenaje, mientras que los
piezómetros abiertos permiten efectuar mediciones
manuales de control y aseguran la medición en caso de
falla del sistema automatizado, lo que asegura la
obtención de los valores de este parámetro fundamental
para evaluar la seguridad de la estructura y redunda en la
confiabilidad de los datos.
Para ubicar cada grupo, se tomó en cuenta la geología de
cada sitio, analizando el perfil litológico de los barrenos
donde serían instalados, ubicando las discontinuidades y
zonas potencialmente permeables, y realizando pruebas
de permeabilidad en cada barreno. De manera que
ninguna cámara piezométrica quedara ubicada en un
bloque sin discontinuidades o capas potencialmente
permeables.
Cuando ha ocurrido que se detecta un incremento
significativo en la presión piezométrica en alguno de los
aparatos, se realiza una medición manual y, si se detecta
Fig. 23. Grupos piezométricos instalados, niveles de agua y presiones piezométricas.
Como se observa en la segunda parte de la figura 23, las
isobaras permiten ver la distribución de agua dentro de la
masa de roca y señalan con claridad trayectorias de flujo,
que se alinean claramente con el echado de la
estratificación y la presencia de discontinuidades. En la
un mal funcionamiento del aparato eléctrico, se retira
para su reparación o substitución. En el caso de que el
incremento sea real, se programa la realización de
trabajos suplementarios de inyección o drenaje para
abatir la presión, como ocurrió en la galería 7 a
principios de 1996, poco después del primer llenado.
Si consideramos los niveles de agua resultantes de las
mediciones con los piezómetros resultan en un nivel
piezométrico diferente para cada aparato, lo que
obscurece cualquier intento por analizar los datos, como
se observa en la primera parte de la figura 23. Para
solucionar este problema, se tomó todo el conjunto de
datos piezométricos y se obtuvo la presión de agua
equivalente en cada punto de medición, graficando las
isobaras para una fecha determinada, interpolando entre
los puntos.
figura 23 se puede resaltar la presencia de dos zonas de
presión, una entre las elevaciones 1418 y 1469 en la
margen derecha, y la otra entre las elevaciones 1430 y
1475 en la margen izquierda. En estas zonas fueron
mapeadas fallas geológicas locales en las elevaciones
1485, 1455 y 1418, lo que explica el incremento de
presión piezométrica a pesar de los tratamientos de
inyección y drenaje. Otro dato que asegura la
confiabilidad de estos resultados, se obtiene de las
inspecciones visuales periódicas realizadas en la obra, ya
que existen filtraciones en la roca, cerca del
empotramiento derecho de la presa, justo a la elevación
1445.
Como acciones preventivas para evitar incidentes, se
perforaron barrenos adicionales de drenaje, entre las
elevaciones 1418 y 1469.
5. Conclusiones
Un diseño correcto de los sistemas de auscultación
permite establecer controles del comportamiento
adecuados y útiles para evaluar la seguridad de taludes
naturales, cortes y estructuras, como se ha ejemplificado
en este artículo.
Es importante tomar en cuenta las particularidades y
características de cada tipo de instrumento, para obtener
el máximo beneficio en su utilización, y se reitera la
necesidad de realizar un adecuado trabajo de planeación
y diseño antes de implantarlos en una obra determinada,
ya que cada caso es singular.
En el caso de los extensómetros de barra, se ha mostrado
la evolución de su diseño en beneficio innegable de la
profesión. Este un instrumento sin duda confiable y de
gran utilidad, pero debe instalarse y medirse
correctamente para evitar obtener información no útil,
confusa o incluso que distraigan la atención de los
ingenieros, impidiendo alcanzar los objetivos que se
persiguen con su implantación en alguna obra.
Los piezómetros son muy importantes para analizar la
estabilidad de taludes, pero debe concebirse con mucha
claridad y detalle cuál es su mejor ubicación, en función
de las características geológicas y topográficas del sitio
y, nuevamente, cuidar los detalles de instalación,
medición y proceso de datos.
El análisis del comportamiento de estructuras civiles y
sus apoyos mediante la implantación de Sistemas de
Auscultación, complementados con rutinas periódicas de
inspección, seguirá siendo una herramienta de gran
utilidad, impulsando diseños más seguros y económicos,
así como campos de investigación, lo que permitirá
avanzar el estado del conocimiento y resolver
deficiencias pasadas.
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