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ÁLVAREZ Y BERAMENDI - APUNTES PARA LA HISTORIZACIÓN DE UNA PRÁCTICA

En la década de 1870, preocupaba en Argentina todo lo que pudiere perturbar el proyecto de


inserción en el mundo capitalista, y la inmigración parecía traer de la mano una violencia
inusitada. Así, las teorías de la Escuela Positivista Italiana (Antropología Criminal luego llamada
Criminología) se aceptaron y desarrollaron aquí aún antes que en Italia. Surgirá luego la
criminología psiquiátrica; también la Clínica Psiquiátrica y Criminológica dirigida por
Ingenieros, incorporándose en 1903 un laboratorio de Psicología Experimental: primer ensayo
para aplicar la psicología al estudio del delincuente.

Posteriormente, se funda la Oficina de Estudios Médico-legales en la recién creada Cárcel de


Villa Devoto, para observar al delincuente en el establecimiento y realizar estudios de menores
y adultos, a pedido de los jueces de la Capital. En 1907, se crea el Instituto de Criminología, en
la Penitenciaría Nacional, considerado el primero en el mundo que se propuso el estudio
científico de los condenados, como medio para determinar el tratamiento más adecuado a su
readaptación.

Hans Gross, establecerá una verdadera técnica de la instrucción previa, pero años después
reconocerá dificultades en la práctica pues “cada uno percibe y reproduce, según las
circunstancias”. Reclamaba entonces, la formación de juristas psicólogos, que reunieran la
experiencia judicial y los conocimientos psicológicos. Aparece allí la doble referencia a la
interdisciplinariedad y a la singularidad del caso.

El tribunal de Flandes Oriental, en Bélgica en 1911, encomendará a un maestro de escuela un


informe acerca de los testimonios de niñas escolares, en los que, exclusivamente, se basaba
una acusación de homicidio; el mismo concluyó que los testimonios no eran creíbles, debido a
la sugestionabilidad de las niñas. Esta se considera la primera pericia psicológica.
Posteriormente, se buscará perfeccionar el examen psicológico, mediante procedimientos
técnicos destinados a revelar pensamientos ocultos, sin tener que recurrir a las declaraciones;
surgirá así el método de asociación de palabras. Contemporáneamente a esto, Lombroso había
iniciado investigaciones de culpabilidad mediante un esfigmógrafo, que luego fue
perfeccionado en EE UU y combinado con el método de asociación de palabras; así nace el
“detector de mentiras de Berkeley” o polígrafo.

En esta búsqueda de verdad, comenzó a considerarse a los psicoanalistas como los “búhos de
la Psicología”, por su facultad de “ver en la oscuridad”, efectuando descubrimientos en “los
subterráneos del subconsciente”. El interés y las reacciones por esta escuela resultarán
diversos. Freud planteará a magistrados y funcionarios judiciales, los límites y alcances de los
experimentos de la asociación de palabras para ser introducidos en la operatoria judicial;
establece una analogía entre el delincuente y el histérico. En el caso del primero, se trata de un
secreto que el sujeto sabe y oculta, en el caso del histérico, de un secreto que a él se le oculta.

A partir del momento fundacional, se definirá el campo como interdisciplinario; se advertirá la


necesidad de prudencia en relación a las expectativas por los alcances de la intervención y se
inscribirá un interrogante en la búsqueda constante de una verdad, la de los hechos. Más allá
del positivismo de la Criminología, parecía necesario escudriñar la actividad oculta de la mente,
investigar en pos de una otra verdad que se escurre, tras la verdad de los hechos.

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