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INTRODUCCION.

En este trabajo individual hablaremos acerca de la igualdad de género en el


Perú y sus diversos conceptos, sus problemáticas y como ha dio
transcurriendo durante todo este tiempo. No cabe duda que dicha
igualdad en el Perú ha ido perdiendo mérito y poco interés por parte del
estado pero son las nuevas generaciones de mujeres y hombres que
tratan de resaltar y salir adelante la igualdad de derechos y
oportunidades tanto como para hombres y mujeres pues ya vamos en
tiempos modernos donde la denigración de las mujeres debe de
terminar ya, causas como el machismo y no tener las mismas
oportunidades que los hombres ha provocado en mujeres luchadoras
sacar adelante sus derechos y hacer que ellas valgan, pues dentro de
este trabajo también tocaremos sobre los antecedentes de como inicio
esta lucha y todos los problemas que tuvo que enfrentar la mujer
peruana durante muchos décadas.
El sentido de igualdad de género, se refiere a que nadie debe de ser
discriminado, en estos tiempos modernos países de primer de mundo
han revolucionado diferentes ámbitos de industria dentro de lo que
vendría hacer el liderazgo, a que me refiero de que ya muchas mujeres
de países mas avanzados han destacado por gobernar países, grandes
empresas e incluso ser grandes lideres a nivel mundial. Estos claros
ejemplos se planean ser seguidos por mujeres de América Latina
quienes la mayoría aun esperan la tanta espera igualdad de género en
sus países dicho sea de paso, es el machismo quien ha gobernado a las
mujeres, este se ha sido propagando durante los años mediante
generaciones de hombres, en otras palabras la educación y hábitos
heredados por los antepasados
En este trabajo también hablaremos sobre claros ejemplos de cómo la mujer
está excluida de diversas oportunidades los cuales en otros países más
avanzados lo darían y que soluciones podemos presentar para las
mujeres afectadas.
I. IGUALDAD DE GENERO EN EL PERU.

A. OBJETIVO GENERAL.

Su objetivo general es “garantizar a mujeres y hombres el ejercicio de


sus derechos a la igualdad, dignidad, libre desarrollo, bienestar y
autonomía, impidiendo la discriminación en todas las esferas de su vida,
pública y privada, propendiendo a la plena igualdad” (art. 1).

B. OBJETIVOS ESPECIFICOS.

 Reducir la violencia hacia las mujeres


 Garantizar el ejercicio de los derechos a la salud sexual y
reproductiva de las mujeres
 Garantizar el ejercicio de los derechos económicos y sociales de las
mujeres
 Reducir la incidencia de los patrones socioculturales discriminatorios
en la población
 Reducir la incidencia de los patrones socioculturales discriminatorios
en la población.
Estos objetivos están alineados con la imagen de futuro del país al 2030,
y con la gran agenda mundial como la agenda 2030 de Desarrollo
Sostenible de las Naciones Unidas y compromisos internacionales, y con
políticas nacionales como el Acuerdo Nacional y el Plan Estratégico de
Desarrollo Nacional, el Plan Nacional de Igualdad de Género, Plan
Nacional contra la Violencia de Género, Plan Nacional de Acción por la
Infancia y la Adolescencia 2012-2021, Plan Nacional de Seguridad
Ciudadana 2013-2018, Plan Nacional contra la Violencia de Género
2016-2021, Plan de Acción en Género y Cambio Climático del Perú, Plan
Nacional de Derechos Humanos 2018-2021, Plan Nacional de
Fortalecimiento de las Familias 2016-2021, Proyecto Educativo Nacional
al 2021: la educación que queremos para el Perú. En tal sentido, la
política nacional de igualdad de género, es multisectorial.
Al 2030, la política recientemente aprobada espera reducir y la
discriminación estructural que afecta a las mujeres en nuestro país, de
acuerdo a los siguientes indicadores:
 Tolerancia social de la violencia hacia las mujeres
 La violencia física y sexual en mujeres víctimas de violencia física y/o
sexual en relaciones de pareja en los 12 últimos años.
Asimismo, aumentar la participación política de las mujeres congresistas
y alcaldesas, la tasa de paridad de los ingresos de mujeres y hombres y
transversalizar el enfoque de género en las instituciones públicas.
El seguimiento y evaluación del cumplimiento de los diferentes
compromisos de los sectores involucrados, está a cargo del Ministerio de
la Mujer y Poblaciones Vulnerables.

II. BASE LEGAL.

A. PLAN NACIONAL DE IGUALDAD DE GENERO 2012-2017


(PLANIG).
Aprobado mediante Decreto Supremo N° 004-2012 – MIMP.
El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables coordinó la
elaboración y aprobación del Plan Nacional de Igualdad de
Género 2012-2017, como un instrumento orientador de las
políticas de igualdad de género del Estado peruano, para
promover el cumplimiento de la igualdad para mujeres y hombres,
la no discriminación y el pleno ejercicio de los derechos de las
personas. El PLANIG es de obligatorio cumplimiento para todas
las entidades del Estado. Por ello, para su implementación es
necesaria la articulación entre sectores y niveles de gobierno, así
como el involucramiento de la sociedad civil organizada. El
PLANIG tiene como primer objetivo estratégico “Promover y
fortalecer la transversalización del enfoque de género en los tres
niveles de gobierno”.

B. Ley de Fomento de la Educación de las Niñas y Adolescentes


Rurales, Ley Nº 27558, publicada el 31 de octubre de 2001.

C. Ley de Elecciones Regionales, Ley Nº 27683, publicada el 15 de


marzo de 2002. Establece en el art.° 12 la cuota de género de
30% en las listas de candidatos al Consejo Regional.

D. Ley Contra la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes,


Ley Nº 28950, publicada el 30 de noviembre de 2008.
E. Ley que Concede el Derecho de Licencia por Paternidad a los
Trabajadores de la Actividad Pública y Privada, Ley Nº 29409,
publicada el 20 de setiembre de 2009.

F. Ley que Incluye el Trabajo No Remunerado en las Cuentas


Nacionales, Ley Nº 29700, publicada el 4 de junio de 2011.

G. Ley para prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios


públicos, Ley Nº 30314, publicada el 05 de marzo de 2015.

H. Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las


mujeres y los integrantes del grupo familiar, Ley Nº 30364,
publicada el 23 noviembre de 2015.

I. Decreto Supremo que dispone la creación de un mecanismo para


la Igualdad de Género en las entidades del Gobierno Nacional y
de los Gobiernos Regionales, D.S. N° 005- 2017-MIMP, publicado
el 19 de julio de 2017.

III. SITUACION.

A. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACION.

Desde tiempos inmemoriales, aunque no se nombre como corriente


de pensamiento o acción política feminista, las mujeres, en distintos
lugares y tiempos, se han preguntado unas —y cuestionado otras—,
sea de manera individual o colectiva, por el lugar que ocupan social y
políticamente, en sus vínculos amorosos, en sus familias y en las
comunidades de las que forman parte. ¿Por qué la exclusión de la
vida pública?, ¿por qué el confinamiento al mundo doméstico?, ¿por
qué, de una u otra manera, la sujeción o el sometimiento a un otro?,
¿por qué no son dueñas de sus cuerpos, de su prole, de sus vidas ni
de sus tierras? A partir de estas interrogantes es posible, creo yo,
pensar nuestras reivindicaciones y luchas por la igualdad, desde la
genealogía de las mujeres que nos precedieron. Pensarnos desde
nuestros ancestros: las del mito fundacional del imperio, las
conspiradoras independentistas, las patriotas “rabonas”, las de las
veladas literarias, las sufragistas, las educadoras, las obreras y
tantas otras más que desde su quehacer diario se construyen
mujeres. Pensar en mis ancestros es pensar en mi abuela. Ella sabía
leer y escribir, pero nunca fue a la escuela y solo alcanzó a sufragar
una vez en su vida. Cuando mi madre nació, en su país las mujeres
aún no habían conquistado el sufragio, pero mientras ella llegaba a la
mayoría de edad, obtuvieron el voto. Yo nací bajo el imperio del voto
femenino, aunque me enteré después de que la población
analfabeta, dentro de ella un abultado número de mujeres, estaba
excluida. Sin embargo, recuerdo que cuando tenía diez años llegó la
igualdad. La Constitución Política de 1979 consagró por primera vez
la igualdad entre los sexos y desoficializó la religión católica. Dos
medidas importantísimas para el destutelaje de la vida de las mujeres
y la deconstrucción del patriarcado. Así fuimos llegando a la escuela,
al trabajo remunerado y a la política. Pero ni la igualdad era tal, ni
todas las mujeres estábamos en las mismas condiciones para el
ejercicio de la ciudadanía, porque si bien compartíamos la opresión
de género por la subordinación y disponibilidad del cuerpo femenino,
estábamos —y aún estamos— atravesadas o interceptadas por
distintos sistemas jerarquizados de dominación y discriminación,
como la clase, la raza, la etnia, la procedencia geográfica y el
heterosexismo normativo, lo que determina para nosotras distintas
posibilidades de acceso a derechos y oportunidades de goce.

Una vez instalada la república, fue el general don José de San Martín
quien en 1822, a través de un decreto, estableció que “las ventajas
del régimen educativo debían ser extendidas al sexo femenino, el
cual había sido tratado con negligencia por el gobierno español”; pero
es solo en 1825 que Simón Bolívar establece el primer colegio de
educandas en el Cusco y a continuación el Gioneceo de Lima. Sin
embargo, debido a las crisis económicas y financieras producto de
las guerras independentistas, no se les asignó presupuesto durante
muchos años.

En términos formales, se puede decir que el enclaustramiento para la


mayoría de las mujeres en el mundo privado va superándose hacia
mediados del siglo XIX, cuando las precursoras de la participación
política, principalmente mujeres instruidas y de clase alta de Lima y
Cusco, trascienden el estrecho margen de movilidad social concedido
por la sociedad de la época, para reclamar a través de la literatura y
el periodismo. Ellas escriben y publican bajo el anonimato y el
seudónimo en El Ateneo de Lima, el Perú Ilustrado y la Revista
Social, donde deslizan tenuemente los primeros cuestionamientos a
su condición y reivindicaciones feministas.
Inicialmente la lucha es anónima, personal y dispersa. Son las
veladas literarias, a pesar de que estuvieron circunscritas al domicilio
de las mujeres, las que permitieron expresarse públicamente y se
convirtieron en un factor para los cuestionamientos a lo católico-
colonial respecto a la inferioridad intelectual de las mujeres. Muchas
de ellas, como Mercedes Cabello y Clorinda Matto de Turner,
sufrieron el rechazo y la actitud represiva de los grupos de poder y de
la intelectualidad de su época, que cuestionaban sus iniciativas de
educación laico-agnóstica. Destacan, además, Trinidad Enríquez,
Juana Manuela Gorriti, Ángela Carbonell, Manuela Villarán,
Mercedes Eléspuru, Rosa Mendiburu, Amalia Puga, entre otras.

La segunda década del siglo XX se caracteriza por el surgimiento de


dos nuevos partidos políticos contemporáneos, el APRA y el Partido
Socialista. Como consecuencia de la partidización, las mujeres de las
agrupaciones femeninas se dividen, alimentando ambas vertientes en
su apuesta por lograr cambios sociales y políticos e igualdad para las
mujeres. Poco tiempo después ellas descubrirían que las estructuras
partidarias privilegian la lucha de clases y los supuestos grandes
temas de interés nacional, sin atender o resolver sus demandas de
igualdad entre los sexos.

En 1933, durante el debate constituyente, parecía existir entre los


diferentes partidos políticos un consenso respecto al voto femenino
universal; sin embargo, se impuso en los asambleístas el temor a la
supuesta dependencia femenina y fácil manipulación externa, por lo
que solo se logró la aprobación del voto femenino municipal, siempre
que las mujeres supieran leer y escribir. El texto quedó entonces
redactado así: “Gozan del derecho de sufragio los ciudadanos que
sepan leer y escribir; y, en elecciones municipales, las mujeres
peruanas mayores de edad, las casadas o que lo hayan sido”.

En la década de 1980, con la vuelta a la democracia, las mujeres que


ya habían conseguido el derecho al sufragio y podían elegir y ser
elegidas desde 1956, participan en los distintos procesos electorales,
pero su presencia en el Parlamento no alcanza siquiera al 11 %. En
el Ejecutivo, es solo en 1987 que dos mujeres ocupan el cargo de
ministras de Estado. Se trata de Ilda Urízar, en la cartera de Salud, y
Mercedes Cabanillas, en Educación.

Esta subrepresentación femenina en los espacios del poder formal,


común a los distintos países de la región, llevó a las organizaciones
feministas a plantear, a inicios de los años 1990, un sistema de
cuotas o medidas afirmativas que aseguren la presencia equitativa de
ambos sexos (PROMUJER, 1998, p. 15). En 1997, dos
parlamentarias de la agrupación política NM-Cambio 90, Luz Salgado
y Martha Hildebrandt, proponen el proyecto de ley sobre cuotas
electorales. En septiembre de 1997, luego de arduo debate, se
promulgó la Ley 26859, Ley Orgánica de Elecciones, que establece,
en su artículo 116, la inclusión de por lo menos un 25 % de mujeres o
varones para las candidaturas que presentan los partidos y
movimientos políticos. Este porcentaje sería posteriormente elevado
al 30 %. Lo irónico de esta medida es que cuando se aprobó, la crisis
de la representación del sistema político se había generalizado, las y
los electores habían perdido confianza en la mediación de los
partidos políticos y la proliferación de las figuras independientes,
tanto hombres como mujeres, caracterizaría las últimas décadas, en
desmedro de las mujeres militantes. Aun así, el impacto de la
aplicación de este mecanismo afirmativo se evidenció rápidamente.

El incremento progresivo de la representación parlamentaria


femenina es un avance para la democracia, en tanto se trata de una
representación más equitativa de la composición de la población. Sin
embargo, ello no se traduce necesariamente en un mayor control de
la agenda de género, sobre todo en temas vinculados a los derechos
sexuales y derechos reproductivos, la educación en igualdad de
género; aunque no se puede negar que han sido las legisladoras
mujeres las principales impulsoras de los proyectos de ley sobre sus
derechos humanos.

Hoy, sesenta años después, las mujeres podemos decir que hemos
logrado traspasar el encierro doméstico e incursionar en el espacio
público, pero sin modificar sustancialmente las reglas de la
competencia ni la división sexual del trabajo. Es decir, nos hemos
incorporado a un mundo ya pensado, pactado y armado en función
de las necesidades y lógicas de actuación masculina. En ese sentido,
para consolidar la igualdad sigue siendo relevante modificar la
división sexual del trabajo, aprender la igualdad desde la infancia y
tener pensamiento propio y crítico.

B. DESARROLLO DEL TEMA.

1. IGUALDAD DE GENERO.

La Unesco define la igualdad de género como la “igualdad de


derechos, responsabilidades y oportunidades de mujeres y
hombres, y niñas y niños. La igualdad no significa que las mujeres
y los hombres sean lo mismo, sino que los derechos,
responsabilidades y oportunidades no dependen del sexo con el
que nacieron. La igualdad de género supone que se tengan en
cuenta los intereses, las necesidades y las prioridades tanto de
las mujeres como de los hombres, reconociéndose la diversidad
de los diferentes grupos de mujeres y de hombres.

De acuerdo con esta definición, los hombres y las mujeres


tenemos iguales derechos y el mismo valor. Sin embargo, existen
todavía prácticas socioculturales que mantienen las diferencias
entre hombres y mujeres. Entender y actuar sobre esta realidad
es necesario para garantizar que las mujeres, las niñas y las
adolescentes ejerzan sus derechos y participen plenamente en el
desarrollo del país

2. MACHISMO.

El machismo consiste en una serie de creencias, valores y


conductas que dicen que los hombres son superiores a las
mujeres y por eso las subordinan. Sin embargo, esto no sólo
afecta a las mujeres, también afecta a los varones.
De acuerdo con Claudio Tzompantzi Miguel, académico de la
Facultad de Psicología de la UNAM, el machismo es algo que los
hombres aprenden desde pequeños sin cuestionarse, “es algo
que hemos naturalizado”.
Dentro de esta creencia, un varón debe probar cómo es un
“verdadero hombre”. Así, los hombres rechazan tres conceptos:
“no soy mujer, no soy homosexual y no soy un niño”.
Los ámbitos en los que se margina al género femenino pueden
variar y en algunas culturas se dan todas las formas de
marginación al mismo tiempo. Podemos hallar las raíces del
término en la palabra macho, que designa a los individuos
masculinos de cualquier especie.
Esta ideología no solamente atenta contra el género femenino,
sino contra todas aquellas actitudes catalogadas como femeninas
que desarrolle un individuo de cualquier genero. El
machismo desprecia toda actitud o forma de vida de un varón
que no esté alineada con el estereotipo de masculino: fuerte,
superior, proveedor.

3. FEMINISMO.

 La Real Academia Española (RAE) define el feminismo como


“el
principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre, así
como el movimiento que lucha por la realización efectiva en todos
los órdenes del feminismo”. Aun así, todavía hay cierta reticencia
a declararse abiertamente feminista o a apoyar esta ideología por
parte de algunos grupos a causa del desconocimiento de su
significado.

IV. PROBLEMÁTICA.
1. ÁREA PROBLEMÁTICA.
Son diferentes problemas los cuales alberga este nuevo tema del
cual se habla ya en muchos países de Latinoamérica puesto que ha
sido muy controversial y discutido por los diferentes estados, ahora
que el tema se ha vuelto muy concurrido por así decir; el Perú ha
llegado con las diferentes problemáticas que la población ha ido
surgiendo como vendrían ser la igualdad de genero y el gran
problema que nos ha traído el machismo peruano.
Ahora cuando hablamos de desigualdad podríamos decir que sus
cimientos vendrían de casa pues dado cuenta que os padres de
familia creen que sus hijas fracasaran en sus estudios y por tanto
prefieren dedicarlas a las labores domésticas o entregarlas en
matrimonio. Mientras los varones son ‘privilegiados’ con la educación
y el entretenimiento. El ámbito urbano no escapa a esta realidad en
Lima, las niñas deben ejercer roles de padre y madre, con
responsabilidades adultas y poco tiempo para la escuela.
Dentro del centro educativo la problemática va más allá de la
deserción escolar. La desigualdad de género viene establecida
incluso en los textos escolares, donde “Los hombres hacen la
historia”. Y los logros femeninos no tienen cabida entre los obtenidos
por varones.
Por otro lado la distribución de los espacios en los centros educativos
ayudan a la invisibilizarían de las niñas, relegándolas a la periferia de
los ambientes, esta situación se traslada también a los espacios de
entretenimiento.
Asimismo, en la escuela las labores domésticas son ejecutadas por
mujeres y las actividades intelectuales son ejercidas por hombres.
Repartir el desayuno y hacer la limpieza se delega a una mujer,
mientras la lectura está destinada a un varón.

Cifras.

 El 30% de las mujeres peruanas que viven en localidades rurales


no pueden acceder a la escuela secundaria 
 Solo el 43% de niñas concluyen oportunamente la educación
secundaria. 
 El 76% de personas analfabetas son mujeres en Perú son
mujeres. 
 El 77% de víctimas de víctimas de violencia sexual son mujeres
menores de edad. 
 El 12% de adolescentes entre los 15 y 19 años están
embarazadas o ya tienen un hijo.

2. Violencia económica, la otra problemática de las


mujeres.
Una encuesta muestra que para 65% de las colombianas puede
existir equidad de género sin tener una independencia financiera.
E n estos días que se analizan las condiciones en las cuales las
mujeres de hoy caminan hacia la inclusión y la igualdad, resulta
oportuno revisar qué tanto terreno han ganado en materia de
independencia económica y las conclusiones no arrojan buenas
noticias.
Sobre esto, la firma Avon hizo un estudio en varios países
de América Latina, incluido Colombia, con 2.100 mujeres acerca de
la igualdad de género en aspectos como el trabajo, el gobierno, las
finanzas y los derechos básicos.

(La mayoría del trabajo no remunerado en el país lo hacen las


mujeres).

Una de las conclusiones que, según los análisis es preocupantes, es


que la autonomía financiera no se percibe como condición
indispensable para la igualdad de género.

Sin embargo, el 45% de las encuestadas en Colombia asegura que


es más fácil para los hombres lograr mantenerse económicamente y
ser independientes en este sentido.

“Resulta bastante cuestionable que el 65% de las colombianas


encuestadas contemple que puede existir igualdad de género
aunque no haya independencia financiera. Si bien, esta afirmación
puede tener un sinfín de puntos de vista, es imperativo que seamos
conscientes de que contar con una autonomía en todos los sentidos
nos lleva a lograr empoderamiento e, incluso, combatir un tipo de
violencia, que, aunque parece sutil, es latente en nuestra sociedad:
la violencia económica y patrimonial”, sostiene María Adelaida
Saldarriaga, gerente general de Avon Colombia.

(Solo un 38% de mujeres estudia carreras como ciencia o


matemáticas).

La Unesco define la violencia económica como la retención o uso


indebido de los bienes de las mujeres o incluso al obtener un salario
menor por tareas iguales dentro de un mismo lugar de trabajo. Esto
se evidencia en familias donde el hombre es quien controla y
manipula los ingresos obtenidos o, incluso, priva de decisiones
económicas a la mujer dentro del hogar, aunque los recursos sean
obtenidos por ella misma.

LAS BRECHAS.
Avon explica que la encuesta arroja que las experiencias vividas por
las mujeres muestran que todavía hay mucho trabajo por hacer,
especialmente en lo laboral.

Ellas consideran que es más fácil para los hombres obtener un


aumento de sueldo (53%); desarrollarse profesionalmente (50%),
conseguir trabajo (53%) y trabajar con flexibilidad (49%).

(Gobierno pidió más candidatas para gerencia de Federación de


Cafeteros).

Además, ellas coinciden en que las principales barreras que


encuentran para desarrollarse profesionalmente son debido a las
tareas de cuidado de los hijos (59%) y a que, en general, los
hombres cobran mejores sueldos por el mismo trabajo (57%).

Cerrar las brechas de género sigue siendo un factor crítico para el


progreso de los países. En términos de oportunidad económica, el
informe del WEF resalta que es importante tener en cuenta que los
ingresos de las mujeres representan solo la mitad de los ingresos
estimados de los hombres en 2022, lo que significa que todavía
existen importantes barreras económicas para la paridad de género.

(Las mujeres en Colombia sufren más la pobreza, ¿por qué?).

Respecto a la percepción que tienen las mujeres sobre el


emprendimiento, la encuesta arroja que existen muchos sesgos y
miedos, aunque el 62% de ellas considera que cada vez más
incursionan en proyectos para tener empresa propia.

El 26 por ciento de las consultadas considera que a los hombres se


les facilita más la posibilidad de crear una empresa, mientras que el
55% dice que no existe ninguna diferencia con quienes son del
género opuesto y quieren emprender.

3. 10 EJEMPLOS DE DESIGUALDAD DE GENERO


REALES.
Los ejemplos de desigualdad de género que abundan en la
actualidad, siguen agregando ladrillos a la barrera que millones de
personas están tratando de derribar para alcanzar las mismas
oportunidades, tanto a nivel profesional como personal.

La desigualdad de género es un fenómeno social, jurídico y cultural


que discrimina a las personas por ser mujeres u hombres. De hecho,
el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, detalló que en México la
brecha salarial entre hombres y mujeres va de 22 a 33% según el
sector.
La inequidad no se limita a un país o región, está presente a nivel
mundial, y a pesar de que combatirla se encuentra dentro de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) —los cuales buscan
garantizar el bienestar de todas las personas— siguen existiendo
ejemplos de desigualdad de género que no podemos continuar
ignorando.

No obstante, este término ha sido tan normalizado que no nos damos


cuenta de que convivimos con él todo el tiempo. Por ello, te
compartiremos algunos ejemplos de desigualdad de género que te
permitan identificar este tipo de acciones.
EJEMPLOS DE DESIGUALDAD DE GENERO.
a. Mortalidad.
En India y China, las dos naciones más pobladas del
mundo, hay datos importantes que muestran una
desventaja de supervivencia para las niñas menores de
cinco años.

En China, las niñas tienen una tasa de mortalidad infantil


un 7% más alta que los niños, y en la India, un estudio
realizado en la primera década de la década de 2000
encontró que el riesgo de muerte entre las edades de uno
y cinco años era un 75 por ciento más alto para las niñas
que para las niñas.
b. Atención prenatal y apoyo a la maternidad.
En 2017, eran cerca 1.600 millones de mujeres que se
encontraba en edad reproductiva. De los 127 millones de
mujeres que dieron a luz en 2017, solo el 63% recibió un
mínimo de cuatro visitas de atención prenatal y solo el 72%
dio a luz en un centro de salud.
De hecho, de las mujeres que experimentaron
complicaciones médicas durante el embarazo o el parto,
solo una de cada tres recibió la atención que ellas o sus
recién nacidos necesitaban.
Muchas de estas muertes podrían haberse evitado si todas
las mujeres, sin importar su posición social, tuvieran
acceso a la salud.
c. Educación: uno más de los ejemplos de desigualdad
de género.
Se dice que menos del 40% de los países ofrecen a niñas
y niños el mismo acceso a la educación y que solo el 39%
tiene proporciones iguales de sexos matriculados. Estos
porcentajes, cobran mayor relevancia si tomamos en
cuenta que a través de la educación se podría sacar de la
pobreza a más de 420 millones de personas.
Desafortunadamente, la discriminación y desigualdad se
siguen presentando, ya que una de cada cuatro niñas
afirma que nunca se siente cómoda cuando se trata de
ocupar los sanitarios.

Las niñas corren un mayor riesgo de sufrir violencia sexual,


acoso y explotación en la escuela. La violencia de género
relacionada con la escuela es otro obstáculo importante
para la escolarización universal y el derecho a la educación
de las niñas.

d. Analfabetismo.
Existen aproximadamente 774 millones de adultos que no
saben leer ni escribir en el mundo y dos tercios de ellos
son mujeres, y de 123 millones de jóvenes con
analfabetismo, el 61% son niñas.

La proporción de mujeres en la población analfabeta no ha


cambiado en 20 años. Estos hechos no solo afectan a las
mujeres sino también a sus familias porque un niño o niña
de una madre con la capacidad de leer tiene un 50% más
de probabilidades de sobrevivir después de los cinco años.
e. Independencia económica.
El aumento de la participación femenina en la fuerza
laboral, da como resultado un crecimiento económico más
rápido, no obstante, las mujeres continúan participando en
los mercados laborales de manera desigual con los
hombres.

Durante 2013, la relación entre el empleo para hombres


era del 72,2% en comparación con el 47,1% de las
mujeres. Por otra parte, ellas continúan ganando solo entre
el 60 y el 75% del salario de ellos a nivel mundial.

Al cerrar la brecha de género, se estima que los ingresos


de las mujeres podrían aumentar globalmente hasta en un
76%, pero al parecer nos encontramos muy lejos de
lograrlo, porque las mujeres también tienen una
responsabilidad desproporcionada en el trabajo del hogar y
que además no es remunerado.

Las mujeres dedican de:

Una a tres horas más al día a las tareas del hogar que los
hombres.
Dos a diez veces más tiempo al día al cuidado (de niños,
ancianos y enfermos).
Una a cuatro horas menos al día a actividades basadas en
los ingresos.
El tiempo dedicado a estas tareas no remuneradas impacta
directa y negativamente la participación de las mujeres en
la fuerza laboral, y su capacidad para fomentar la
independencia económica.
f. Violencia contra la mujer.
Los efectos en la salud mental de la agresión sexual y la
violación pueden tener resultados discordantes en la
estabilidad y los medios de vida de las mujeres.

Las mujeres que han sufrido abuso sexual o físico por


parte de sus parejas tienen el doble de probabilidades de
tener un aborto, el doble de probabilidades de tener
depresión y, en algunas regiones, 1,5 veces más
probabilidades de contraer el VIH en comparación con las
mujeres que no lo han experimentado.

La prevalencia de la agresión sexual y la violencia contra


las mujeres es profunda y sistémica. Esto convierte a este
punto en uno de los ejemplos más importantes de
desigualdad de género porque en todo el mundo, alrededor
de 120 millones de niñas han experimentado relaciones
sexuales forzadas y acoso.
g. Mutilación genital femenina.
Se calcula que al menos 200 millones de mujeres y niñas
en la actualidad han sufrido la mutilación genital femenina.
En la mayoría de estos casos, la recibieron antes de los
cinco años y normalmente no se utiliza anestesia por lo
que esto les ocasiona causa un dolor intenso.

También es posible un sangrado excesivo, como resultado


del corte accidental de la arteria del clítoris u otros vasos
sanguíneos durante el procedimiento, y en el mejor de los
casos, solo les genera infecciones en diversas partes de la
vagina.

La mutilación genital femenina se asocia con un mayor


riesgo de cesárea, hemorragia posparto y hospitalización
materna prolongada. Todas estas complicaciones
posteriores, junto con el impacto y el uso de la fuerza física
durante el procedimiento, son algunas de las muchas
razones por las que los sobrevivientes describen la
experiencia como un evento extremadamente traumático.
h. Matrimonio infantil.
Aproximadamente, 750 millones de mujeres y niñas vivas
se casaron antes de cumplir los 18 años y experimentaron
un embarazo precoz, que es un factor clave en el final
prematuro de la educación.

Como madres y esposas, las niñas quedan socialmente


aisladas y corren un mayor riesgo de sufrir violencia
doméstica. El matrimonio infantil es uno de los ejemplos
más devastadores de desigualdad de género, ya que limita
las oportunidades de las mujeres y su capacidad para
alcanzar su máximo potencial individual.

i. Trata de personas dentro de los ejemplos de


desigualdad de género.
Mujeres y niñas adultas representan el 71% de todas las
víctimas de trata de personas detectadas a nivel mundial.
Las niñas por sí solas representan casi tres de cada cuatro
niños víctimas de trata.
j. Representación en el Gobierno.
Durante el 2016, solo el 22,8% de todos los parlamentarios
nacionales eran mujeres. Existe una creciente evidencia de
que las mujeres en posiciones de liderazgo y toma de
decisiones políticas mejoran los sistemas en los que
trabajan.

Estos ejemplos de desigualdad de género representan


algunos de los obstáculos que enfrentan las mujeres en el
mundo todos los días. Los derechos de las mujeres son
derechos humanos y afectan a todas las personas en las
comunidades, y si las autoridades mundiales no comienzan
a cubrir sus necesidades, no podremos alcanzar muchos
de los ODS.
CONCLUSIONES.

 Se concluye que el respeto de los derechos


humanos y de la igualdad entre mujeres y hombres
son valores en los que se fundamenta la Unión,
como recogen el Tratado de la Unión Europea y la
Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión
Europea. Dicho y hecho todos los derechos que
abarcan al hombre y a la mujer esta sostenido por
bases legales como lo son los ya mencionados
tratados, esto da mas relevancia a que la igualdad
de genero sea mas representativo por las mujeres
que día a día hacen de notar mas sus derechos en
diferentes ámbitos.

 también se concluye que dichos derechos que se


brinda al ser humano debe ser respetado tanto
como para el hombre y la mujer, ninguno de los
derechos debe de ser pasado por alto y a ambos se
les debe dar igualdad de oportunidades en todos los
ámbitos y mas que nada en el lado laboral, ya que
ese lado machista del peruano debe ser eliminado
ya que no permite crecer a las mujeres del Peru, y
que una mujer no crezca ya sea como
emprendedora, trabajadora hasta incluso como líder
política, entre otras, eso nos quiere dar a conocer
que una parte del Perú no crecería ya que
recordaremos que la cantidad de mujeres en el país
es superior al de los varones.

RECOMENDACIONES.

 se recomienda llevar a cabo diversos planes


nacionales para dar mejores oportunidades a las
mujeres, dentro los cuales podamos fortalecer una
cultura de respeto y la valoración de las diferencias
de género.
 Reducir brechas educativas entre mujeres y
hombres, esto se recomienda en un claro ejemplo
cuando se brinda educación en su propia lengua a
estudiantes quechuas, aymaras y amazónicas.
 Garantizar los derechos económicos de las mujeres
en condiciones de equidad e igualdad de
oportunidad con los hombres.
 Reducir violencia de género en sus diferentes
expresiones, es decir se debe implementar políticas
y campañas para reducir la violencia, asimismo
disminuyendo los crímenes por la orientación sexual
de las víctimas.

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