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“Para TODO hay un tiempo señalado”, escribió Salomón en el Eclesiastés. Desde el mismísimo
comienzo de la Creación, se observa que todo tiene su tiempo. El día, la noche, TODAS las
cosas suceden en un momento determinado.
Pero, ¿qué es el Tiempo? ¿Cómo entenderlo? ¿Es posible darle sentido y significado al tiempo?
Para Dios el tiempo es importante. Cada minuto, cada hora, cada segundo y lo que sucede, es
de relevancia para Él. Por ello, encontramos en las Escrituras períodos de tiempo “señalados”,
como los “moedim” es decir las fiestas de YHWH pero también encontramos tiempos marcados
por Dios para llevar a cabo un propósito, o para hacer recordar sucesos relacionados con su
accionar. Uno de esos períodos de tiempo especialmente marcados por YHWH es el Jubileo.
Pero…El Jubileo: ¿Qué es?
El jubileo era el año que culminaba un ciclo de 7 períodos de 7 años, es decir, el Jubileo era el
año 50, y era un año sabático. Es decir: 7 × 7 = 49 años, y el año siguiente, el 50, sería el año de
Jubileo.
Era una norma divina en la que se proclamaba libertad por toda la tierra. Por ser un año
sabático, se proclamaba de manera especial la Libertad en todo Israel. Libertad para los
israelitas que se habían vendido en esclavitud por hallarse en deudas, libertad para que todas las
herencias de tierra que habían sido vendidas por problemas de dinero retornaran a sus dueños
originales (Levítico 25). Se contaba desde la entrada de Israel en la Tierra Prometida, sucedida
en el año 1.473 a. C.
¿Cómo se efectuaba ese Jubileo?
Levítico 25:8-13 – “Siete veces contarás siete años sabáticos, de modo que los siete años
sabáticos sumen cuarenta y nueve años, y el día diez del mes séptimo, es decir, el día del
Perdón, harás resonar la trompeta por todo el país. El año cincuenta será declarado *santo,
y se proclamará en el país la liberación de todos sus habitantes. Será para ustedes un
jubileo, y cada uno volverá a su heredad familiar y a su propio clan. El año cincuenta será
para ustedes un jubileo: ese año no sembrarán ni cosecharán lo que haya brotado por sí
mismo, ni tampoco vendimiarán las viñas no cultivadas. Ese año es jubileo y será santo para
ustedes. Comerán solamente lo que los campos produzcan por sí
mismos. »En el año de jubileo cada uno volverá a su heredad familiar”
En Génesis 1, El Señor creo todo en seis días y descanso el séptimo. Esos siete días
representan siete mil años de historia. El mundo ira por seis mil años y después descansara por
mil años. Esto es llamado el Milenio. Dios habitara con el hombre. Ese es y fue el plan desde el
principio.
Dios quiere habitar con el hombre. Eso es lo que significa realmente la fiesta de los
tabernáculos, la palabra Tabernáculo significa “habitar entre“. Es por eso que las siete fiestas
de YHWH descritas en Levítico 23 son necesarias comprenderlas para el estudio de profecía.
Ellas son llave que abre la puerta a la profecía. Ellas son el calendario profético de Dios.
La nación de Israel tenía que contar 6 años, durante los cuales la tierra se trabajaba: se
sembraba, cultivaba y segaba la cosecha, obteniéndose el tan anhelado fruto de la Tierra. Pero
el séptimo año tenía que ser un año sabático, en el cual la tierra debía dejarse sin trabajar. En
ese séptimo año o año sabático, no se sembraba ni trabajaba de ninguna manera. De hecho, no
se podía segar de lo que crecía de los granos caídos durante la cosecha del año anterior, ni
recoger las uvas de las vides sin podar. En resumen: la Tierra descansaba.
Esto significaba que la producción del año 48 de cada ciclo de 50 años, sería la fuente de
alimento para toda la nación por 3 años: el año 49 (año sabático por ser el séptimo año), el año
50 que era el año del Jubileo, y lo producido para comer durante el año 51, hasta la cosecha de
ese mismo año 51, el año después del Jubileo.
Esto equivalía, para entenderlo en términos de la vida actual, a tener el dinero y provisiones
suficientes para vivir 3 años completos. Obviamente, los israelitas debían tener fe en la
bendición especial de YHWH, de que en ese año 48 se recogiera una cosecha suficiente para
suministrar alimento a TODA la nación, a lo largo de esos 3 años. Es decir, tener fe en el
YHWH-Yiré, en el SEÑOR que Provee.
Todo aquello que estaba en estado de esclavitud era LIBERADO. Por ejemplo, los esclavos
israelitas, que se habían vendido por una deuda, eran libres de esa condición de esclavitud, al
llegar ese año de Jubileo. Toda herencia de tierra que se hubiera vendido, retornaba a sus
legítimos dueños. Es decir, quienes estaban en condición de esclavitud o amarrados a una
situación de dependencia económica, recuperaban su libertad de trabajar sus propias tierras y
con su propia persona. Ninguna familia israelita tenía por qué quedarse de forma permanente en
la pobreza. De esa manera, YHWH hacía que toda familia recuperara su dignidad, honor y
respeto.
Con el Jubileo, debidamente obedecido como parte de la Ley, todo hombre y mujer israelita
sería una persona productiva, contribuyendo con sus talentos y habilidades al bienestar de sí
mismos como individuos, como familias, y al de la nación.
Levítico 26:34-35 – “(34) Entonces la tierra gozará sus días de reposo, todos los días que
esté asolada, mientras vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra descansará
entonces y gozará sus días de reposo. (35) Todo el tiempo que esté asolada, descansará por
lo que no reposó en los días de reposo cuando habitabais en ella”
Pues bien, YHWH había indicado que si no se observaban los períodos de tiempo sabáticos de
descanso para la tierra y la libertad de los israelitas, como el Jubileo, la tierra, desolada,
“pagaría” los sábados que no se observaron. ¿Sucedió? Sí, como lo reseña Esdras:
2ª Crónicas 36:21 – “para que se cumpliese la palabra del SEÑOR por boca de Jeremías,
hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó,
hasta que los setenta años fueron cumplidos”
Esto sucedió en el 587/586 a. C., cuando la nación de Judá se fue al Destierro a Babilonia.
Hasta 70 años después, alrededor de 516 a. C., cuando finalizaron esos 70 años, YHWH hizo
que los Jubileos que Israel no hizo respetar, fueran “pagados”, haciendo Él que la tierra
descansara.
Isaías 61:1-2 – “El Espíritu del Señor Di-s está sobre mí,
porque me ha ungido el Señor
para traer buenas nuevas a los afligidos;
me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón,
para proclamar libertad (deror) a los cautivos
y liberación a los prisioneros;
para proclamar el año favorable del Señor,
y el día de venganza de nuestro Di-s”
En Lucas capítulo 4, Jesús lee este pasaje de Isaías en voz alta en la sinagoga de Nazaret y lo
aplicó a sí mismo, diciendo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído” (Lucas 4:21)
Él se identifica como ungido con el Espíritu del Señor, y su ministerio como el año de gracia
del SEÑOR. Esto no significa necesariamente que el año en particular que Jesús leyó el pasaje
en la sinagoga fue año de Jubileo. En cambio, el Maestro, se aplicó el significado del Jubileo a
sí mismo y su ministerio. Él es la fuente de la liberación, la libertad y la redención.
Pero ¿en qué sentido se cumplió esta profecía? ¿Acaso el Maestro realmente marca el comienzo
de la gran redención? De hecho, todavía esperamos la redención final, pero la muerte y la
resurrección del Maestro lograron la redención de nuestras almas.