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1

IPC
CATEDRA VALENTE
MODULO 1
(UNIDADES 1 Y 2)

CBC
SEDES: San Isidro, Drago, Moreno,
Scholas, CUDI, Salto, Puán,
Paternal, Zárate, Tigre y Avellaneda
2

Índice

Borges ---------------3 3
Copii --------------- 7 7
Gianella -------- ----131
Sabino -------------1500
Chalmers --------- 16868
Hempel ------------179
Bunge -------------- 202
Círculo de Viena - 218
Kolakowski -------243
Chalmers 5 ------- 255
Popper ------------ 263
El Idioma Analítico de John Wilkins
Jorge Luis Borges
Ensayo publicado primera vez en la colección Otras Inquisiciones

He comprobado que la décimocuarta edición de la Encyclopaedia


Britannica suprime el articulo sobre John Wilkins. Esa omisión es
justa, si recordamos la trivialidad del artículo (veinte renglones de
meras circunstancias biográficas: Wilkins nació en 1614, Wilkins
murió en 1672, Wilkins fue capellán de Carlos Luis, príncipe
palatino; Wilkins fue nombrado rector de uno de los colegios de
Oxford, Wilkins fue el primer secretario de la Real Sociedad de
Londres, etc.); es culpable, si consideramos la obra especulativa
de Wilkins. Éste abundó en felices curiosidades: le interesaron la
teología, la criptografía, la música, la fabricación de colmenas
transparentes, el curso de un planeta invisible, la posibilidad de
un viaje a la luna, la posibilidad y los principios de un lenguaje
mundial. A este último problema dedicó el libro An Essay
Towards a Real Character and a Philosophical Language (600 páginas
en cuarto mayor, 1668). No hay ejemplares de ese libro en
nuestra Biblioteca Nacional; he interrogado, para redactar esta
nota, The Life and Times of John Wilkins (1910), de P.A. Wright
Henderson; el Woerterbuch der Philosophie (1924), de Fritz
Mauthner; Delphos (1935) de E. Sylvia Pankhurst; Dangerous
Thoughts (1939), de Lancelot Hogben.

Todos, alguna vez, hemos padecido esos debates inapelables en


que una dama, con acopio de interjecciones y de anacolutos, jura
que la palabra luna es más (o menos) expresiva que la palabra
moon. Fuera de la evidente observación de que el monosílabo
moon es tal vez más apto para representar un objeto muy simple
que la palabra bisilábica luna, nada es posible contribuir a tales
debates; descontadas las palabras compuestas y las derivaciones,
todos los idiomas del mundo (sin excluir el volapük de Johann
Martin Schleyer y la romántica interlingua de Peano) son
igualmente inexpresivos. No hay edición de la Gramática de la
Real Academia que no pondere "el envidiado tesoro de voces
pintorescas, felices y expresivas de la riquísima lengua española", pero se
trata de una mera jactancia, sin corroboración. Por lo pronto, esa
misma Real Academia elabora cada tantos años un diccionario,
que define las voces del español... En el idioma universal que
ideó Wilkins al promediar el siglo XVII, cada palabra se define a
sí misma. Descartes, en una epístola fechada en noviembre de
1629, ya había anotado que mediante el sistema decimal de
numeración, podemos aprender en un solo día a nombrar todas
las cantidades hasta el infinito y a escribirlas en un idioma nuevo
que es el de los guarismos [1]; también había propuesto la
formación de un idioma análogo, general, que organizara y
abarcara todos los pensamientos humanos. John Wilkins, hacia
1664, acometió esa empresa.

Dividió el universo en cuarenta categorías o géneros,


subdivisibles luego en diferencias, subdivisibles a su vez en
especies. Asignó a cada género un monosílabo de dos letras; a
cada diferencia, una consonante; a cada especie, una vocal. Por
ejemplo: de, quiere decir elemento; deb, el primero de los
elementos, el fuego; deba, una porción del elemento del fuego,
una llama. En el idioma análogo de Letellier (1850), a, quiere
decir animal; ab, mamífero; abo, carnívoro; aboj, felino; aboje,
gato; abi, herbivoro; abiv, equino; etc. En el de Bonifacio Sotos
Ochando (1845), imaba, quiere decir edificio; imaca, serrallo;
imafe, hospital; imafo, lazareto; imarri, casa; imaru, quinta;
imedo, poste; imede, pilar; imego, suelo; imela, techo; imogo,
ventana; bire, encuadernor; birer, encuadernar. (Debo este
último censo a un libro impreso en Buenos Aires en 1886: el
Curso de lengua universal, del doctor Pedro Mata.)

Las palabras del idioma analítico de John Wilkins no son torpes


símbolos arbitrarios; cada una de las letras que las integran es
significativa, como lo fueron las de la Sagrada Escritura para los
cabalistas. Mauthner observa que los niños podrían aprender ese
idioma sin saber que es artificioso; después en el colegio,
descubrirían que es también una clave universal y una
enciclopedia secreta.

Ya definido el procedimiento de Wilkins, falta examinar un


problema de imposible o difícil postergación: el valor de la tabla
cuadragesimal que es base del idioma. Consideremos la octava
categoría, la de las piedras. Wilkins las divide en comunes
(pedernal, cascajo, pizarra), módicas (mármol, ámbar, coral),
preciosas (perla, ópalo), transparentes (amatista, zafiro) e
insolubles (hulla, greda y arsénico). Casi tan alarmante como la
octava, es la novena categoría. Ésta nos revela que los metales
1
Teóricamente, el número de sistemas de numeración es ilimitado. El
más complejo (para uso de las divinidades y de los ángeles) registraría un
número infinito de símbolos, uno para cada número entero; el más
simple sólo requiere dos. Cero se escribe 0, uno 1, dos 10, tres 11, cuatro
100, cinco 101, seis 110, siete 111, ocho 1000... Es invención de Leibniz,
a quien estimularon (parece) los hexagramas enigmáticos del I King.
pueden ser imperfectos (bermellón, azogue), artificiales (bronce,
latón), recrementicios (limaduras, herrumbre) y naturales (oro,
estaño, cobre). La ballena figura en la categoría décimosexta; es
un pez vivíparo, oblongo. Esas ambigüedades, redundancias y
deficiencias recuerdan las que el doctor Franz Kuhn atribuye a
cierta enciclopedia china que se titula Emporio celestial de
conocimientos benévolos. En sus remotas páginas está escrito que los
animales se dividen en

(a) pertenecientes al Emperador,


(b) embalsamados,
(c) amaestrados,
(d) lechones,
(e) sirenas,
(f) fabulosos,
(g) perros sueltos,
(h) incluidos en esta clasificación,
(i) que se agitan como locos,
(j) innumerables,
(k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de
camello,
(l) etcétera,
(m) que acaban de romper el jarrón,
(n) que de lejos parecen moscas.

El instituto Bibliográfico de Bruselas también ejerce el caos: ha


parcelado el universo en 1000 subdivisiones, de las cuales la 262
corresponde al Papa; la 282, a la Iglesia Católica Romana; la 263,
al Día del Señor; la 268, a las escuales dominicales; la 298, al
mormonismo, y la 294, al brahmanismo, budismo, shintoísmo y
taoísmo. No rehusa las subdivisiones heterogéneas, verbigracia,
la 179: "Crueldad con los animales. Protección de los animales. El duelo y
el suicidio desde el punto de vista de la moral. Vicios y defectos varios.
Virtudes y cualidades varias."

He registrado las arbitradiedades de Wilkins, del desconocido (o


apócrifo) enciclopedista chino y del Instituto Bibliográfico de
Bruselas; notoriamente no hay clasificación del universo que no
sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple: no sabemos
qué cosa es el universo. "El mundo - escribe David Hume - es tal
vez el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo abandonó a medio
hacer, avergonzado de su ejecución deficiente; es obra de un dios subalterno,
de quien los dioses superiores se burlan; es la confusa producción de una
divinidad decrépita y jubilada, que ya se ha muerto" (Dialogues Concerning
Natural Religion, V. 1779). Cabe ir más lejos; cabe sospechar que
no hay universo en el sentido orgánico, unificador, que tiene esa
ambiciosa palabra. Si lo hay, falta conjeturar su propósito; falta
conjeturar las palabras, las definiciones, las etimologías, las
sinonimias, del secreto diccionario de Dios.

La imposibilidad de penetrar el esquema divino del universo no


puede, sin embargo, disuadirnos de planear esquemas humanos,
aunque nos conste que éstos son provisorios. El idioma analítico
de Wilkins no es el menoos admirable de esos esquemas. Los
géneros y especies que lo componen son contradictorios y vagos;
el artificio de que las letras de las palabras indiquen subdivisiones
y divisiones es, sin duda, ingenioso. La palabra salmón no nos
dice nada; zana, la voz correspondiente, define (para el hombre
versado en las cuarenta categorías y en los géneros de esas
categorías) un pez escamoso, fluvial, de carne rojiza.
(Teóricamente, no es inconcebible un idioma donde el nombre
de cada ser indicara todos los pormenores de su destino, pasado
y venidero.)

Esperanzas y utopías aparte, acaso lo más lúcido que sobre el


lenguaje se ha escrito son estas palabras de Chesterton:

"El hombre sabe que hay en el alma tintes más desconcertantes,


más innumerables y más anónimos que los colores de una selva
otoñal... cree, sin embargo, que esos tintes, en todas sus fusiones
y conversiones, son representables con precisión por un
mecanismo arbitrario de gruñidos y de chillidos. Cree que del
interior de un bolsista salen realmente ruidos que significan
todos los misterios de la memoria y todas las agonias del
anhelo" (G. F. Watts, pág. 88, 1904).

Arquivo Digital:
Linguistic Data Consortium
http://www.ldc.upenn.edu/myl/wilkins.html
3
4

Conceptos básicos de lógica

1.1 ¿Qué es la lógica?


1.2 Proposiciones
1.3 Argumentos
1.4 Argumentos deductivos e inductivos
1.5 Validez y verdad

1.1 ¿Qué es la lógica?

Lógica es el estudio de los principios y métodos utilizados para distinguir el


razonamiento correcto del incorrecto.
Cuando razonamos sobre cualquier asunto, elaboramos argumentos para
apoyar nuestras conclusiones. En nuestros razonamientos exponemos las ra-
zones que creemos justifican nuestras ideas. Sin embargo, las razones que
ofrecemos no siempre son buenas. Con el razonamiento elaboramos argumen-
tos (algunos correctos y otros incorrectos) que podemos foi'mular de manera
escrita o hablada. Cada argumento que enfrentamos motiva la siguiente pre-
gunta: ¿La conclusión a la que se llegó se sigue de las premisas que se usaron
o se asumieron? Existen criterios objetivos con los cuales puede darse res-
puesta a la pregunta planteada; en el estudio de la lógica buscamos descubrir
y aplicar esos criterios.
En este libro examinaremos argumentos de muy diversa índole y en di-
versos contextos -argumentos de ciencia, religión, ética, derecho, diplomacia,
medicina, comercio y deporte, y argumentos que surgen en la vida cotidiana-.
Sin importar el tema o contenido de un argumento, el lógico se interesa en su
forma y calidad.
¿El argumento cumple su objetivo? Si al confirmar que las premisas de un
Lógica
argumento son verdaderas se garantiza la verdad de la conclusión, entonces,
El estudio de los el razonamiento es correcto; de otra manera es incorrecto.
métodos y principios Razonar es un arte y una ciencia; es algo que. hacemos tan bien como lo
empleados para
distinguir el
entendamos. Dar razones puede ser algo que surge de manera natural, pero
razonamiento correcto nuestra habilidad en el arte de construir argumentos y probarlos puede forta-
de! incorrecto. lecerse con la práctica. Es más probable que razone correctamente alguien
4
5
1.2 Proposiciones 5

que ha desarrollado esta habilidad, que alguien que nunca ha pensado sobre
los principios que esto implica. Este libro ofrece numerosas oportunidades
para practicar.
El razonamiento no es la única forma en la que sustentamos las afirmacio-
nes que hacemos o aceptamos. A menudo, simplemente nos dejamos llevar
por los hábitos, sin ninguna reflexión. En ocasiones, apelar a las emociones o
a la autoridad resulta más persuasivo que apelar a los argumentos lógicos y
en algunos contextos tales apelaciones pueden ser apropiadas. Pero cuando
tengamos que elaborar juicios en los que debemos confiar, el razonamiento
correcto será su fundamento más sólido. Los métodos y técnicas ele la lógica
nos permiten discernir de manera confiable el razonamiento correcto del in-
correcto. Estos métodos y técnicas son la materia de estudio de este libro.

1.2 Proposiciones

Las proposiciones son el material de nuestro razonamiento. Una proposición


afirma que algo es (o no es) el caso; cualquier proposición puede ser afirmada
o negada. Es posible que la verdad (o falsedad) de algunas proposiciones
-por ejemplo, la proposición: "Existe vida en algún otro planeta de nuestra
galaxia"- no se conozca nunca. Pero esa proposición, como cualquier otra,
tiene que ser verdadera o falsa.
Así, las proposiciones difieren de las preguntas, de las órdenes y de las
exclamaciones. Ninguna de las anteriores se puede afirmar o negar. La verdad
y la falsedad siempre se aplican a las proposiciones, pero no se aplican a las
preguntas, ni a las órdenes ni a las exclamaciones.
También se tiene que distinguir a las proposiciones de las oraciones a tra-
vés de lo que cada una asevera. Dos oraciones distintas constituidas por dife-
rentes palabras, arregladas ele diferente manera, pueden tener el mismo
significado y utilizarse para aseverar la misma proposición. Por ejemplo, "María
ganó la elección" y "La elección fue ganada por María", claramente son dos
oraciones distintas que afirman lo mismo.
Proposición es el término empleado para referirnos a aquello para lo
que las oraciones declarativas se utilizan normalmente para aseverar.
Las oraciones son partes de una lengua, pero las proposiciones no están
atadas a ninguna lengua dada. Estas cuatro oraciones:

It is raining. (Inglés)
Está lloviendo. (Español)
II pleut. (Francés) Proposición
Es regnet. (Alemán) Una afirmación de
que algo es (o no
es) el caso; todas las
están escritas en diferente lengua, pero tienen un solo significado; las cuatro proposiciones son o
oraciones, que utilizan palabras muy distintas, se pueden emplear para aseve- verdaderas o falsas.
6
6

rar la misma proposición, o el mismo enunciado. El término enunciado no


es un sinónimo exacto de proposición, pero en lógica se utiliza en el mismo
sentido. Algunos lógicos prefieren enunciado a proposición, aunque este úl-
timo ha sido más común en la historia de la lógica. En este libro utilizaremos
ambos términos. · ·
La misma oración puede emplearse para expresar diferentes enunciados
si es que el contexto cambia. Por ejemplo, la siguiente oración:

El estado más grande de Estados Unidos alguna vez fue una república independiente.

alguna vez fue un enunciado (o proposición) verdadero acerca de Texas, pero


ahora es un enunciado falso sobre Alaska. Estas mismas palabras aseveran di-
ferentes proposiciones en diferentes momentos.
Las proposiciones que se han presentado hasta aquí como ejemplo son
simples, pero muchas proposiciones son compuestas, contienen otras pro-
posiciones. Considere el siguiente extracto de un relato de los últimos días
del Tercer Reich de Hitler, en 1945:

Los estadounidenses y los rusos se dirigían rápidamente hacia una confluencia en el


Elba. Los británicos se encontraban en las puertas de Hamburgo y Bremen, y ame-
nazaban con aislar a Alemania desde la Dinamarca ocupada. En Italia, la ciudad de
Bolonia cayó y las fuerzas aliadas de Harold Alexander iniciaban la ofensiva en el
valle del Po. Los rusos, que habían tomado Viena el 13 de abril, se dirigían al Danu-
partku- bio.'
!ar; en lógica a veces
se emplea la palabra
"enunciado" en lugar Varias de las proposiciones contenidas en este párrafo son proposiciones com-
de la palabra " puestas. "Los británicos se encontraban en las puertas .de Hamburgo y Bre-
proposición". men", por ejemplo, es la conjunción de dos proposiciones: "Los británicos se
Proposición simple encontraban en la puerta de Hamburgo" y "Los británicos se encontraban en
Una propQsición que la puerta de Bremen". Esta proposición conjuntiva es en sí un componente de
sólo hace una una conjunción más amplia: "Los británicos se encontraban en las puertas de
aseveración.
Hamburgo y Bremen, y (los británicos) amenazaban con aislar a Alemania
Proposición desde la Dinamarca ocupada". En este pasaje, cada proposición es aseverada,
compuesta esto es, se supone que cada una es verdadera. Aseverar una proposición con-
Proposición que juntiva es equivalente a aseverar cada uno de los componentes ele la propo-
contiene do's o más
proposiciones simples.
sición por separado.
Sin embargo, algunas proposiciones compuestas no aseveran la verdad ele
Proposición sus componentes. Por ejemplo, en las proposiciones disyuntivas (o alter-
disyuntiva (o nativas), como la siguiente:
alternativa)
Un tipo de proposi-
ción compuesta; si es Los tribunales de distrito son útiles o no son útiles. 3
verdadera, al menos
una de las proposicio-
no se asevera ninguno de los componentes; únicamente se asevera la disyun-
nes que la componen
tiene que ser ción compuesta, "o una cosa o la otra". Si esta proposición disyuntiva es ver-
verdadera. dadera, cualquiera de sus componentes podría ser falsa.
7
1.3 Argumentos 7

Algunas proposiciones compuestas son hipotéticas (o condicionales),


como el famoso comentario del librepensador del siglo XVIII, Fram;ois
Voltaire:

Si Dios no existe, sería necesario inventarlo.

en el cual, una vez más, no se asevera ninguno de sus componentes. Aquí no


se asevera la proposición "Dios no existe"; tampoco la proposición "sería ne-
cesario inventarlo". El enunciado hipotético o condicional sólo asevera la pro-
posición "si, entonces", y este enunciado puede ser verdadero aun cuando
ambos componentes sean falsos.
En este libro se analizará la estructura interna de muchos tipos de propo-
siciones, tanto simples como compuestas.

1.3 Argumentos

Las proposiciones son los ladrillos con los que están hechos los argumentos. Proposición
hipotética (o
Cuando afirmamos o llegamos a una proposición basándonos en otras pro- condicional)
posiciones, decimos que hemos hecho una inferencia. La inferencia es el Un tipo de proposi-
proceso que puede ligar a un conjunto de proposiciones. Algunas inferencias ción compuesta; es
son justificadas o correctas, otras no. Para determinar si una inferencia es falsa sólo cuando el
antecedente es
correcta o no, el lógico examina las proposiciones con las que inicia y ter- verdadero y el
mina el proceso y las relaciones entre estas proposiciones. Este conjunto de consecuente es falso
proposiciones constituye un argumento. Los argumentos son el principal
Inferencia
objeto de estudio de la lógica. Proceso en el que se
Tal como los lógicos utilizan la palabra, un argumento es un grupo relacionan proposicio·
de proposiciones del cual se dice que una de ellas se sigue de las nes afirmando una
proposición con base
otras, consideradas como base o fundamento para la verdad de éste. en otra u otras
Evidentemente, la palabra argumento a menudo se utiliza con otros sentidos, proposiciones.
pero en lógica se uti.liza estrictamente en el sentido que se acaba de explicar.
Argumento
Para cada inferencia posible existe un argumento correspondiente.
Conjunto estructurado
Está claro que un argumento no es meramente una colección de propo- de proposiciones que
siciones; un pasaje puede contener varias proposiciones relacionadas y aún refleja una inferencia.
así no contener ningún argumento. Para que pueda decirse que existe un
Premisa
argumento, tiene que haber alguna estructura en ese conjunto de proposi- Proposición utilizada
ciones, una estructura que capture o muestre alguna inferencia. Esta estruc- en un argumento para
tura se describe utilizando los términos premisa y conclusión. La dar soporte a alguna
otra proposición.
conclusión de un argumento es la proposición que se afirma con base en
otras proposiciones del argumento. Estas otras proposiciones, las cuales se Conclusión
afirma (o se asume) que son soporte de la conclusión, son las premisas del Es la proposición a !a
que las otras rroposi-
argumento. ciones, las premisas,
El argumento más simple consiste en una premisa y una conclusión, la dan soporte en un
cual se dice que se sigue de la primera. Cada una puede enunciarse en ora- argumento.
8
8 Capitulo 1 Conceptos básicos de lógica

ciones separadas, como en el argumento que se lee en una etiqueta pegada


en los libros de texto del estado ele Alabama, Estados Unidos:

Nadie estaba presente cuando surgió la vida por primera vez sobre la Tierra. Por lo
tanto, cualquier enunciado acerca del origen de la vida tiene que ser considerado
una teoría, no un hecho.

O bien, tanto la premisa como la conclusión pueden enunciarse en la misma


oración, como en el siguiente argumento:

Puesto que se sabe que los seres humanos descienden de un pequeño número de
ancestros africanos de nuestro pasado evolutivo reciente, creer en profundas dife-
rencias raciales es tan ridículo como creer que la Tierra es plana. 4

El enunciado de la conclusión del argumento puede preceder al enunciado


anterior, es decir, a su única premisa. He aquí un ejemplo:

La Food and Drug Administration (Administración de Alimentos y Medicamentos)


debería suspender toda venta de cigarros inmediatamente. Después de todo, el ta-
baquismo es la principal causa de muerte prevenible. 5

Aun cuando la premisa y la conclusión están unidas en una sola oración, la


conclusión del argumento puede presentarse al inicio. Por ejemplo:

Toda ley es un mal, pues todas las leyes son un atentado contra la libertad. 6

La mayoría de los argumentos son más complicados que éste; algunos con-
tienen proposiciones compuestas donde sus diversos componentes tienen
una relación intrincada. Pero cada argumento, simple o complejo, consiste
en un grupo de proposiciones de las cuales una es la conclusión y las otras
son las premisas ofrecidas como soporte.
Puesto que un argumento está constituido por un grupo de proposicio-
nes) ninguna proposición puede, por sí mis1na, ser un argumento. Pero al-
gunas proposiciones compuestas parecen argumentos. Considere la siguiente
proposición hipotética:

Si hubo vida en Marte durante un periodo temprano de su historia, cuando tenía


atmósfera y clima similares a los de la Tierra, entonces, es probable que haya vida
en los innumerables planetas que los científicos creen ahora que existen en nues-
tra galaxia.

Ni el primer componente de esta proposición -"hubo vida en Marte du-


rante un periodo temprano de su historia, cuando tenía atmósfera y clima
9
1.3 Argumentos 9

similares a los de la Tierra"- ni el segundo componente -"es probable


que haya vida en los innumerables planetas que los científicos, creen ahora,
que existen en nuestra galaxia"- se afirrnan. La proposición única1nente
afirma que el primer componente implica al segundo, y ambos bien podrían
ser falsos. En este pasaje no se hace ninguna inferencia) no se declara nin-
gLma conclusión como verdadera. Se trata de una proposición hipotética,
no de un argumento. Ahora, considere un pasaje similar al anterior en al-
gunos aspectos:

Es probable que haya habido vida en los innumerables planetas que los científicos
creen ahora que existen en nuestra galaxia, puesto que es muy probable que haya
habido vida en Marte durante un periodo temprano de su historia, cuando tenía
atmósfera y clima similares a los de la Tierra. 7

En este caso sí tenemos un argumento. La proposición "es muy probable


que haya habido vida en Marte durante un periodo temprano de su historia",
se asevera como premisa, y la proposición "es probable que haya habido
vida en los innumerables planetas", se afirma que se sigue de esta premisa
y que es verdadera. Una proposición hipotética puede tener la apariencia
de un argumento, pero nunca puede ser un argumento y no se deben con-
fundir.
Aunque todo argumento es un conjunto estructurado de proposiciones,
no todos los conjuntos estructurados de proposiciones son argumentos.
Considere esta descripción reciente de la desigualdad mundial:

En ese mismo mundo en donde viven ahora más de mil millones de personas
con un nivel de ingresos nunca antes conocido, hay otros casi mil millones de
personas que luchan por sobrevivir con el poder adquisitivo equivalente a un
dólar estadounidense al día. La mayoría de los pobres más pobres del mundo
están mal alimentados, no tienen acceso a agua potable ni a los servicios sani-
tarios básicos, y no pueden enviar a sus hijos a la escuela. De acuerdo con la Uni-
cef, anualmente mueren más de 120 millones de niños -unos 30 000 al día-
por causas prevenibles relacionadas con la pobreza. 8
'
Este informe es sumamente inquietante, pero no contiene ningún argu-
mento.
Razonar es un arte, así como una ciencia. Es algo que hacemos)

de argumentos.
10
10 Capítulo 1 Conceptos básicos de lógica

Identifique las premisas y las conclusiones de los siguientes pasajes, cada uno
contiene sólo un argumento.*

.EJEMPLO:

l. Siendo una milicia bien preparada necesaria para la seguridad de un


Estado libre, el derecho del pueblo de poseer y portar armas no debe
ser vulnerado,
-Constitución de los Estados Unidos, Segunda Enmienda .

• SOLUCIÓN:

Premisa: Una milicia bien preparada es necesaria para la seguridad de un


Estado libre,
Conclusión: El derecho del pueblo a poseer y portar armas no debe ser
vulnerado,

2, Podemos evitar la mayoría de los cánceres mediante campañas pre-


ventivas, aun si nunca damos con las causas; cada vez tiene más sen-
tido realizar más investigación sobre la prevención y menos para
encontrar la cura.
-Daniel Callaban, "Lab Games",
The New York Times Book Review, 9 de abril, 1995.

3. El buen juicio es, de entre todas las cosas del mundo, la distribuida
de modo más equitativo, pues cualquiera piensa que lo tiene en abun-
dancia, y aun aquellos que son tan difíciles de complacer en todo lo
demás, comúnmente no desean tener más del que ya poseen.
-René Descartes, Discurso del método, 1637.

4. De todas nuestras pasiones y apetitos, el amor al poder es el de na-


turaleza más antisocial y arrogante, ya que el orgullo de un hombre
exige la sumisión de la muchedumbre.
-Edward Gibbon, Historia y caída del Imperio Romano, vol. 1, cap. IV.

*5. Guardaos de juzgar, pues todos somos pecadores,


-William Shakespeare, Henry v7, Parte II, tercer acto, tercer escena.

*Las soluciones de los ejercicios señalados con un asterisco pueden encontrarse en la parte
final del libro.
11
1.3 Argumentos 11

6. Durante la preparación del censo nacional de Estados Unidos para el


año 2000, se desató una acalorada discusión que giraba en torno a si
la constitución requiere un conteo físico de la población o si una so-
fisticada técnica ele muestreo podría reemplazar razonablemente el
conteo de la población. Una carta publicada en The New York Times
el 6 de septiembre ele 1998, contenía el siguiente argumento: Con el
método de "conteo de la población", la Oficina del Censo no puede
contar exitosamente a todos los ciudadanos de Estados Unidos. Por
lo tanto, el sistema ele "conteo" es en sí mismo un método de muestreo
en el que la muestra es la porción ele la población que de hecho de-
vuelve el cuestionario.
-Keith Bradley, "What Did the Founclers Expect from the Census?

7. La clonación humana -al igual que el aborto, los anticonceptivos, la


pornografía, la fertilización in vitro y la eutanasia- es intrínsecamente
perversa y, por lo tanto, nunca debe permitirse.
-"The Vote to Ban Human Cloning",
The New York Times, 2 ele agosto de 2001.

8. Sir Edmund Hillary es un héroe no por ser el primero en escalar el


monte Everest, sino porque nunca olvidó a los sherpas que le ayuda-
ron a lograr esta hazaña imposible. Dedicó su vida a ayudar a construir
escuelas y hospitales para ellos.
-Patre S. Rajashekhar, "Mount Everest",
National Geographic, septiembre de 2003.

9. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.


-Juan, !, 4,8.

*10. Puesto que la luz se desplaza con una velocidad finita, observar ob-
jetos que están a millones de kilómetros ele distancia es, de hecho,
observar luz que fue emitida muchos años atrás.
-D. Richstone, "Universiry of Michigan Joins Magellan Project",
Tbe Ann Arbor News, 13 de febrero de 1996.

11. Lo que detiene a mucha gente de fotocopiar un libro y dárselo a un


amigo, no es la integridad sino la logística; es más fácil y menos caro
comprarle a tu amigo una edición rústica.
-Randy Cohen, The New York Times Magazine, 26 de marzo de 2000.

12. Hay quienes viven hasta 100 años sin haber contribuido nunca al me-
joramiento del género humano. Hay quienes mueren jóvenes en al-
guna empresa que mejora al género humano. Luego, es absurdo
12
12 Capítulo 1 Conceptos básicos de lógica

concentrarse simplemente en algunos esfuerzos científicos

-Williarn J. Cou~ins, 'To a long life! But Hm.v Long?'',


The New Y(Jrk Times, 25 de diciembn; de 1999.

13. La justificación teórica ele nuestro argumento [que la legalización del


aborto en la década de 1970 redujo sustancialmente la delincuencia
en la década de 1990] se apoya en dos supuestos simples: 1) el aborto
legal conduce a que nazcan menos bebés "no deseados", y 2) los
bebés no deseados tienen más probabilidad de sufrir abuso y rechazo,
por lo tanto, son más propensos a estar involucrados en actividades
delictivas en etapas posteriores de la vida.
-Steven Levitt, 'Wvvw.slate.com/dia!ogues/, 23 de agosto de 1999.

14. Hoy en día, los estudiantes ele primer año ele universidad han vivido
experiencias de la vida adulta durante más tiempo que sus congéneres
hace 50 años. [Por lo tanto], lo que tradicionalmente hemos asociado
con el despertar intelectual que tiene lugar durante los estudios uni-
versitarios, hoy debe tener lugar en la secundaria.
-Leon Bot.stein,Je.b'erson's Children:
Education and the Promise o/American Culture, 1998.

*15. La institución de educación pública medra con sus propias fallas. Entre
peor se desempeñan sus alumnos, más dinero pide (y lo consigue) tanto
al público como al gobierno. Entre más dinero consigue, más engorda.
-Ian Hamet, "School for Scanda!",
The Week!y Standard, 23 de agosto de 1999.

16. La audiencia ideal [para los magos] está compuesta por matemáticos,
filósofos y científicos, porque una mente lógica, receptiva a las cone-
xiones entre las causas aparentes y sus efectos aparentes, es más pro-
pensa a sorprenderse cuando una ilusión alcanza su clímax "ilógico".
-Martyn Bedford, The Houdini Gir!, Pantheon Books, 1999.

17. Las acusaciones [de acoso sexual] se basan en el "impacto", no en la


intención; por lo tanto, el acusado es culpable si la parte acusadora
lo cree culpable.
-Herbert London, Decano ele la New York University, citado en Alan Kors
ancl Harvey Silverglate, The Shadow University, The Free Press, 1998.

18. Tomás de Aquino sostenía que la inteligencia humana es un regalo


de Dios y, por lo tanto, "aplicarla para entender el mundo no es ofen-
der a Dios, sino complacerlo".
-Citado por Charles Murray en
Human Accomplíshment, New York: HarperCol!ins, 2003.
13
1 .4 Argumentos deductivos e inductivos 13

19. Las pruebas estandarizadas tienen un impacto racial y étnico desigual;


los puntajes de los estudiantes blancos y asiáticos son, en promedio,
notablemente más elevados que los de sus compañeros negros e his-
panos. Esto se aplica para las pruebas de cuarto grado, los exán;tenes
de admisión a las universidades y otras evaluaciones en los libros de
texto. Si una desventaja racial es evidencia de discrin1inación) entonces
todas las pruebas discriminan.
-Abigail Thernstrorn, 'Testing, the Easy Targct'',
The New York Times, 15 ele enero de 2000.

*20.

(vims de inmunodeficien-
cia humana) fue la enfermedad infecciosa que más personas mató en
todo el mundo, y la epidemia no cede.
-David Baltimore, Presidente dei California Institute
of Technology, en The Cronícle o/Hígher Education, 28 de mayo de 1999. Argumento
deductivo
Establece su conclu-
sión de manera
1.4 Argumentos deductivos e inductivos concluyente; una
de las dos clases de
Todo argumento afüma que sus premisas ofrecen fundamentos para la verdad argumento.
de su conclusión; tal afirmación es la característica principal de un argumento. Argumento
Pero hay dos maneras muy distintas en las que una conclusión se sustenta en inductivo
sus premisas, y, por lo tanto hay dos grandes clases de argumentos: argu- Establece su
conclusión só!o con
mentos deductivos y argumentos inductivos. Entender esta distinción es algún grado de
esencial para el estudio de la lógica. probabilidad; una
Un argumento deductivo afirma que su conclusión es apoyada por sus de las dos clases de
argumento.
premisas de manera concluyente. Un argumento inductivo, en contraste, no
afirma tal cosa. Por lo tanto, si juzgamos que en algún pasaje se afirma que Argumento
un argumento es concluyente, debemos tratar tal argumento como deductivo; válido
Si todas las premisas
si juzgamos que no se está afirmando tal cosa, lo trataremos como inductivo.
son verdaderas, la
Puesto que todo argumento es concluyente o no lo es, todo argumento es de- conclusión debe ser
ductivo o inductivo. verdadera; aplica sólo
Cuando se sostiene que las premisas de un argumento (si son verdaderas) para argumentos
deductivos.
ofrecen fundamentos incontrovertibles para la verdad de su conclusión, tal
afirmación sólo puede ser correcta o incorrecta. Si es correcta, ese argumento Argumento
es válido. Si es incorrecta (esto es, si las premisas siendo verdaderas no esta- inválido
La conclusión no es
blecen la conclusión irrefutablemente, a pesar de que sostengan que lo hacen) necesariamente ver-
el argumento inváli.do. dadera, aun cuando
Para los lógicos, el término validez se aplica únicamente a argumentos de- todas las premisas
ductivos. Decir que un argumento deductivo es válido, es decir que no es po- sean verdaderas;
aplica sólo para
sible que su conclusión sea falsa si las premisas son verdaderas. Así pues, argumentos
definimos validez de la siguiente manera: Un argumento deductivo es vá- deductivos.
14
14 Capitulo 1 Conceptos básicos de lógica

lído cuando, siendo sus premisas verdaderas, su conclusión debe ser


verdadera. En el lenguaje cotidiano, desde luego, el término válido se utiliza
con menos rigor.
Aunque todos los argumentos deductivos afirman que sus premisas garan-
tizan la verdad ele su conclusión, por supuesto no todos los argumentos de-
ductivos cumplen tal afirmación. Los argumentos deductivos cuyas premisas
no garantizan la verdad ele su conclusión, son inválidos.
Puesto que todo argumento deductivo o bien logra su objetivo exitosa-
mente o no lo logra, todo argumento deductivo es válido o inválido. Este
punto es importante: si un argumento deductivo no es válido, tiene que ser
inválido; si no es inválido, tiene que ser válido.
La principal tarea de la lógica deductiva (tratada a detalle en la parte II de
este libro) es discernir los argumentos válidos de los inválidos. A lo largo de
los siglos, los lógicos han desarrollado técnicas poderosas para hacerlo, pero
las técnicas tradicionales para determinar la validez difieren ele las empleadas
por la mayoría de los lógicos modernos. La primera técnica es la llamada
lógica clásica, y tiene su origen en la obra analítica de Aristóteles, la cual
se explica en los capítulos 7, 8 y 9 de este libro. Las técnicas de la lógica
simbólica moderna se presentan con detalle en los capítulos 10, 11 y 12.
Los lógicos de las dos escuelas difieren en sus métodos y en sus interpretacio-
nes de algunos argumentos, pero los antiguos y los modernos concuerdan en
que la tarea fundamental de la lógica deductiva es desarrollar las herramientas
que nos permitan distinguir los argumentos válidos ele los que no lo son.
Un argumento inductivo no es concluyente. Aun si las premisas de un ar-
gumento inductivo son verdaderas, éstas no soportan la conclusión con cer-
teza. Los argumentos inductivos, por lo tanto, afirman algo más débil (pero
no menos importante) que sus premisas dan soporte a su conclusión con cierta
Lógica clásica probabilidad, que siempre está cerca de la certeza. Los términos validez e
Técnicas tradicionales
para el análisis de ar- invalidez, por lo tanto, no se aplican a los argumentos inductivos. Por su-
gumentos deductivos puesto, podemos evaluar tales argumentos y su evaluación es una tarea pri-
basadas en el trabajo mordial de los científicos ele cualquier ámbito. Entre mayor sea el nivel de
de Aristóteles.
probabilidad conferido por las premisas de un argumento inductivo a su con-
Lógica simbólica clusión, mayor es el mérito del argumento. Decimos que los argumentos in-
moderna ductivos pueden ser "mejores" o "peores", "débiles" o "fuertes", etcétera. Pero,
Métodos utilizados aun cuando las premisas son verdaderas y proveen un soporte fuerte para la
por la mayoría de los
lógicos modernos conclusión, tal conclusión no está establecida con certeza. La teoría de la in-
para analizar ducción, las técnicas del razonamiento inductivo, los métodos para evaluar ar-
argumentos deducti- gumentos inductivos, y los métodos para cuantificar y calcular probabilidades,
vos.
se presentan a detalle en la parte III de este libro.
Probabilidad La profunda diferencia entre los argumentos inductivos y los deductivos
La posibilidad de tiene muchas ramificaciones. Debido a que un argumento iµductivo no puede
que alguna conclusión
(de un argumento
aportar más que cierto grado de probabilidad para su conclusión, siempre es
inductivo) sea posible que información adicional lo fortalezca o lo debilite. Descubrimientos
verdadera. recientes pueden hacer que cambiemos nuestra estimación de probabilidades,
15
1.4 Argumentos deductivos e inductivos 15

y por Jo tanto, pueden llevarnos a juzgar el argumento como mejor (o peor)


de lo que Jo habíamos pensado. En el universo del argumento inductivo nunca
se dispone ele tocia la evidencia, aun cuando la conclusión se juzgue como al-
tamente probable. Los nuevos descubrimientos pueden a final ele cuentas re-
futar lo que antes se creía, y por lo tanto, nunca aseveraremos que una
conclusión inductiva es absolutamente certera.
Los argumentos deductivos, por el otro lado, no pueden mejorar o empeo-
rar. O bien, muestran exitosamente una relación convincente entre las premisas
y la conclusión, o bien, fracasan. Si un argumento deductivo es válido, no es
posible añadir premisas para fortalecerlo. Por ejemplo, si todos los humanos
son mortales y Sócrates es humano, podemos concluir sin reservas que Sócrates
es mortal (y esta conclusión se seguirá ele las premisas sin importar qué otra
cosa pueda ser verclaclera en el mundo, y sin importar qué otra información se
descubra o agregue). Si de pronto aprendemos que Sócrates es feo, o que la
inmortalidad es una carga, o que las vacas clan leche, ningún hallazgo ele éstos
ni ele ningún otro tipo puede tener un impacto en la validez del argumento
original. Las conclusiones que se siguen con certeza ele las premisas ele un ar-
gumento deductivo, se siguen con la misma certeza a pesar de que se le añadan
más premisas e independientemente ele la naturaleza ele esas premisas. Si un
argumento es válido, nada en el mundo puede hacerlo más válido; si una con-
clusión se infiere válidamente a partir ele un conjunto de premisas, nada puede
agregarse a ese conjunto que haga que la conclusión se siga ele una manera
más estricta o más válida.
Pero esto no sucede con los argumentos inductivos. En éstos, la relación
que se afirma entre las premisas y la conclusión es mucho menos estricta y es
de un tipo muy diferente. Considere .el siguiente argumento inductivo:

La mayoría de los abogados corporativos son conservadores.


Míriam Graf es una abogada corporativa.
Por lo tanto, Míriam Graf probablemente es conservadora.

Éste es un buen argumento inductivo; su primera premisa es verdadera, y si


su segunda premisa también lo es, es más probable que su conclusión sea
verdadera que falsa. Pero en este caso (en contraste con el argumento sobre
la mortalidad ele Sócrates) es posible que si se anexan nuevas premisas a las
dos originales, se debilite o se fortalezca (dependiendo del contenido ele las
nuevas premisas) el argumento original. Supongamos que también aprende-
mos que:

Míriam Graf es funcionaria de la American Civil Liberties Union (ACLU).

también supongamos que agregamos la premisa (verdadera) ele que:

La mayoría de los funcionarios de la AC LU no son conservadores.


16
16 Capítulo 1 Conceptos básicos de lógica

Ahora, la conclusión (Míriam Graf es conservadora) ya no parece muy pro-


bable; el argumento inductivo original se ha debilitado mucho por la pre-
sencia de información adicional sobre Míriam Graf. De hecho, si la premisa
final se trasformara en la proposición universal:

Los funcionarios de la ACLU no son conservadores.

Lo opuesto a la conclusión original se seguiría clecluctivamente (esto es, vá-


lidamente) del conjunto completo de las premisas afirmadas.
Por el otro lado, suponiendo que anexamos al conjunto original de pre-
misas la siguiente premisa adicional:

Míriam Graf ha sido por mucho tiempo funcionaria de la National Rifle Association
(NRA)

La conclusión original (que es conservadora) tendría soporte en este con-


junto aumentado ele premisas con una probabilidad mayor que la asignada
por las premisas originales.
Los argumentos inductivos no siempre reconocen explícitamente que
sus conclusiones son apoyadas sólo con cierto grado ele probabilidad. Por
otro lacio, la mera presencia ele la palabra "probabilidad" en un argumento
no asegura que éste sea inductivo. Existen algunos argumentos estricta-
mente deductivos acerca de la probabilidad, en los que la probabilidad de
cierta combinación de sucesos se deduce ele las probabilidades ele otros su-
cesos.*
En resumen, la diferencia entre inducción y deducción radica en la na-
turaleza ele lo que establecen los distintos tipos ele argumentos sobre las re-
laciones entre sus premisas y sus conclusiones. Así, caracterizaremos los dos
tipos ele argumento corno sigue: Un argumento deductivo es aquel que
establece que su conclusión se sigue de sus premisas con absoluta
necesidad, esta necesidad no es cuestión de grado y no depende de
ninguna manera de cualquier otra cosa que sea el caso. En agudo con-
traste, un argumento inductivo es aquel que establece que su conclu-
sión se sigue de las premisas sólo con cierta probabilidad, esta
probabilidad es cuestión de grado y depende de cualquier otra cosa
que sea el caso.

* Si, por ejemplo, aprendemos que la probabilidad de que salgan tres caras sucesivas en tres
lanzamientos al azar de una moneda es de 1/8, podemos inferir deductivamente que la probaM
bilidad de obtener al menos una cÍuz en tres lanzamientos a! azar de una moneda es de 7/8.
Más ejemplos de este tipo de argumento se presentan en el capítulo 14.
17
1.5 Validez y verdad 17

1.5 Validez y verdad


Un argumento deductivo es válido cuando es exitoso. Su validez consiste
en la relación entre sus proposiciones, entre el conjunto de proposiciones
que sirven como premisas y la proposición que sirve como conclusión del
argumento en cuestión. Si la conclusión se sigue de las premisas con nece-
sidad lógica, decimos que el argumento es válido. Por lo tanto, la validez
nunca puede aplicarse para una sola proposición por sí misma, puesto que
la relación necesaria no puede encontrarse en ninguna proposición única
por separado.
La verdad y la falsedad, por otro lado, son atributos de las proposiciones
individuales. Un enunciado que sirve como premisa en un argumento puede
ser verdadero, mientras que el enunciado que funge como conclusión
puede ser falso. Esta conclusión puede ser inferida válidamente, pero no
tiene sentido decir que una conclusión (o cualquier premisa por separado)
es en sí misma válida o inválida.
La verdad es el atributo de una proposición que afirma lo que real-
mente es el caso. Cuando afirmo que el Lago Superior es el más grande de
los cinco Grandes Lagos, afirmo lo que realmente es el caso, que es verdad.
Si hubiera afirmado que el Lago Michigan es el más grande de los Grandes
Lagos,mi aseveración no concordaría con el mundo real; por lo tanto, sería
falsa. Este contraste entre validez y verdad es importante: la verdad y la
falsedad son atributos de las proposiciones o los enunciados, la va-
lidez e invalidez son atributos de los argumentos.
Así como el concepto de validez no puede aplicarse a las proposiciones
por separado, el concepto de verdad no se aplica a los argumentos. De las
varias proposiciones de un argumento, algunas (o todas) pueden ser ver-
daderas y algunas (o todas) pueden ser falsas. Pero el argumento en su to-
talidad no es ni verdadero ni falso. Las proposiciones, que son enunciados
acerca del mundo, pueden ser verdaderas o falsas; los argumentos deduc-
tivos, que consisten en inferencias hechas a partir de un conjunto de pro-
posiciones hacia otras proposiciones, pueden ser válidos o inválidos.
Las relaciones entre proposiciones verdaderas (o falsas) y argumentos
válidos (o inválidos) son de naturaleza crítica y complicada. Estas relaciones
se ubican en el corazón de la lógica deductiva. La parte II de este libro se
dedica ampliamente al examen de estas relaciones complejas, aunque aquí
se presenta una discusión preliminar de la relación entre validez y verdad.
Iniciamos enfatizando que un argumento puede ser válido aun cuando
una o más de sus premisas sean falsas. Todo argumento sostiene la relación
entre sus premisas y la conclusión derivada de éstas; tal relación puede sos-
tenerse aun cuando las premisas resulten falsas o la verdad de las premisas Verdad
Atributo de una pro-
sea controversia!. Este punto fue ilustrado en forma dramática por Abraham posición que afirma lo
Lincoln, en 1858, durante uno de sus debates con Stephen Douglas. Lincoln que en realidad es el
atacaba el fallo Dred Scott de la Suprema Corte, el cual sostenía que los es- caso.
18
18 Capítulo 1 Conceptos básicos de lógica

clavos que habían escapado a los estados del Norte (de Estados Unidos)
debían ser regresados a sus dueños del Sur. Lincoln dijo:

Creo que se sigue [del fallo Dred Scott], y dejo a consideración de los hombres ca-
paces de argumentar, si tal como lo expongo en forma silogística, el argumento
tiene alguna falla:

Nada en la Constitución o en las leyes de ningún estado, puede destruir un dere-


cho clara y expresamente establecido en la Constitución de los Estados Unidos.

El derecho a la propiedad de esclavos está clara y expresamente establecido en la


Constitución de los Estados Unidos.

Por lo tanto, nada en la Constitución o en las leyes de ningún estado puede des-
truir el derecho a la propiedad de esclavos.

Creo que no se puede señalar ninguna falla en el argumento; asumiendo la verdad


de las premisas, la conclusión, hasta donde soy capaz de entender, se sigue inevi-
tablemente. Hay una falla en él, según lo veo, pero la falla no está en el razona-
miento; la falsedad, es, de hecho, una falla de las premisas. Creo que el derecho
a la propiedad de esclavos no está clara y expresamente establecido en la Cons-
titución, y el juez Douglas piensa que lo está. Creo que la Suprema Corte y los
responsables de esta decisión [el fallo Dred Scott] pueden buscar en vano el lugar
en la Constitución donde se establece clara y expresamente el derecho a la pro-
piedad de esclavos. Pienso, por lo tanto, que una de las premisas, de hecho, no
es verdadera.'º

El razonamiento del argumento que Lincoln recapitula y ataca no es defec-


tuoso, pero su segunda premisa (que "el derecho a la propiedad de esclavos
se establece en la Constitución") es claramente falsa. Por lo tanto, no puede
establecerse la conclusión. El señalamiento lógico de Lincoln es correcto e im-
portante: un argumento puede ser válido aun cuando su conclusión y
una o más de sus premisas sean falsas. La validez de un argumento, lo
subrayamos una vez más, depende únicamente de la relación entre las pre-
misas y la conclusión.
Existen muchas combinaciones posibles de premisas y conclusiones ver-
daderas y falsas, tanto en argumentos válidos como inválidos. A continuación
se presentan siete argumentos como ejemplo, cada uno precedido por el enun-
ciado de la combinación (de validez y verdad) que representan. Luego de con-
siderar estos ejemplos (cuyo contenido es deliberadamente trivial), estaremos
preparados para formular algunos principios importantes acerca de las rela-
ciones entre verdad y validez.
19
1.5 Validez y verdad 19

I. Algunos argun1entos válidos contienen 1.,í,nicanwnte proposiéiones verda-


dera:::,~· es decir, premisas verdaderas y conclusión verdadera:

Todos los mamíferos tienen pulmones.


Todas las ballenas son mamíferos.
Por lo tanto, todas las ballenas tienen pulmones.

U. Algunos argumentos válidos contienen únicamente proposiciones jalsas;


es decir, premisas falsas y conclusión falsa:

Todas las criaturas de cuatro patas tienen al.as.


Todas las arañas tienen cuatro patas.
Por lo tanto, todas las arañas tienen alas.

Este argumento es válido porque, si sus premisas fueran verdaderas, su


conclusión también tendría que ser verdadera, aun cuando sabemos que
ele hecho, las premisas y las conclusiones ele este argumento son falsas.

III. Algunos argumentos inválidos contienen únicamente proposiciones ver-


daderas; es decir, todas sus premisas son verdaderas al igual que su con-
clusión:

Sí fuera dueño de todo el oro que hay en Fort Knox, entonces sería rico.
No soy dueño de todo el oro que hay en Fort ~nox.
Por lo tanto, no soy rico. ·

La conclusión verdadera ele este argumento no se sigue ele sus premisas


verdaderas. Esto se verá con más claridad cuando se considere el siguiente
ejemplo.

Iv. Algunos argumentos inválidos contienen sólo premisas verdaderas y su


conclusión es falsa. Esto se ilustra con un argumento exactamente igual al
anterior (III), con los cambios suficientes para tener una conclusión falsa.

Sí Bíll Gates fuera dueño de todo el oro que hay en Fort Knox, entonces Bíll Gates
sería rico.
Bíll Gates no es dueño de todo el oro que hay en Fort Knox.
Por lo tanto, Bíll Gates no es rico.

Las premisas de este argumento son verdaderas, pero su conclusión es


falsa. Tal argumento no puede ser válido porque es imposible que las pre-
misas ele un argumento válido sean verdaderas y su conclusión falsa.

V. Algunos argumentos válidos tienen premisas jalsas y una conclusión ver-


dadera:
,.

20
20 Capítulo 1 Conceptos básicos de lógica

Todos los peces son mamíferos.


Todas las ballenas son peces.
Por lo tanto, todas las ballenas son mamíferos.

La conclusión de este argumento es verdadera, tal como sabemos; además,


puede ser inferida válidamente a partir de las dos premisas, que son abso-
lutamente falsas.

VI. Algunos argumentos inválidos también tienen premisas falsas y conclusión


verdadera:

Todos los mamíferos tienen alas.


Todas las ballenas tienen alas.
Por lo tanto, todas las ballenas son mamíferos.

De los ejemplos V y VI tofl\ados en conjunto, es claro que no podemos


decir, partiendo de la verdad o falsedad de las premisas y conclusiones, si
el argumento es válido o inválido.

VII. Algunos argumentos inválidos, por supuesto, contienen sólo proposiciones


falsas, es decir, premisas falsas y conclusión falsa:

Todos los mamíferos tienen alas.


Todas las ballenas tienen alas.
Por lo tanto, todos los mamíferos son ballenas.

Estos siete ejemplos dejan claro que existen argumentos válidos con conclusio-
nes falsas (ejemplo II), al igual que argumentos inválidos con conclusiones ver-
daderas (ejemplos III y VI). Por consiguiente, es claro que la verdad o falsedad
de la conclusión de un argumento no determina por sí misma la validez
o invalidez del argumento. Más aún, el hecho de que un argumento sea
válido no garantiza la verdad de su conclusión (ejemplo II).
Las siguientes tablas (referentes a los siete ejemplos de las páginas anterio-
res) ayudan a aclarar la variedad de combinaciones posibles. La primera tabla
muestra que los argumentos inválidos pueden tener cualquier combinación po-
sible de premisas y conclusiones verdaderas y falsas:
21
1.5 Validez y verdad 21

La segunda tabla n1uestra que los argumentos váHdos pueden tener única-
mente tres de estas crnnbinaciones de pre1nisas y conclusiones verdaderas y
falsas:

La posición en blanco en la segunda tabla muestra un punto fundamental: si


un argumento es válido y sus premisas son verdadera,~ podemos tener la cer-
teza de que su conclusión también lo es. Dicho de otro modo: si un argumento
es válido y su conclusión es jálsa, no todas sus premisas pueden ser verdaderas.
Algunos argumentos perfectamente válidos tienen conclusiones falsas, pero
este tipo de argumentos tienen que tener al menos una premisa falsa.
Cuando un argumento es válido y todas sus premisas son verdaderas, de-
cimos que es contundente. La conclusión de un argumento contundente ob-
viamente tiene que ser verdadera, y sólo un argumento contundente puede
establecer la verdad de su conclusión. Si un argumento deductivo no es con-
tundente (esto es, si el argumento no es válido, o bien si no todas sus premisas
son verdaderas) no puede establecer la verdad de su conclusión aun cuando
de hecho la conclusión sea verdadera.
Probar la verdad o falsedad de las premisas es tarea de la ciencia en ge-
neral, puesto que las premisas pueden lidiar con cualquier tema. El lógico no
está tan interesado (profesionalmente) en la verdad o falsedad de las propo-
siciones como en la relación que mantienen entre sí. Por relaciones "lógicas"
entre las proposiciones queremos decir aquellas relaciones que determinan la
corrección o incorrección de los argumentos en que se encuentran. La tarea
de determinar la corrección o incorrección de los argumentos recae por com-
pleto en el campo de la lógica. Al lógico le interesa la corrección incluso de
aquellos argumentos cuyas premisas pueden ser falsas.
¿Por qué no nos concentramos en los argumentos con premisas verdaderas
e ignoramos todos los demás? Porque la corrección de los argumentos cuyas
premisas se desconoce si son o no verdaderas, puede ser de gran importancia.
Por ejemplo, en la ciencia verificamos teorías deduciendo consecuencias com-
probables a partir de premisas teóricas inciertas, pero no podemos saber de
antemano qué teorías son verdaderas. En la vida diaria, a menudo tenemos
que elegir entre diferentes cursos de acción, no sin antes intentar deducir las
Contundente
consecuencias de cada uno de ellos. Para no engañarnos a nosotros mismos, Argumento que es va-
debemos razonar correctamente acerca de las consecuencias de las diferentes lido y sólo contiene
alternativas, tomando cada una como una premisa. Si estuviéramos interesados premisas verdaderas.
22
22 Capítulo 1 Conceptos básicos de lógica

sólo en argumentos con premisas verdaderas, no podríamos saber qué con-


junto de consecuencias perseguir hasta que supiéramos cual de las premisas
alternativas era verdadera. Pero si supiéramos qué premisa de las alternativas
es verdadera, no necesitaríamos razonar sobre ello para nada, puesto que el
propósito de nuestro razonamiento es ayudarnos a decidir cuál de las premisas
hacemos verdadera. Limitar nuestra atención sólo a los argumentos con pre-
misas que sabemos que son verdaderas sería, por lo tanto, contraproducente.
En la parte II del libro se exponen a detalle los métodos efectivos para es-
tablecer la validez o invalidez de los argumentos deductivos.

Constrnya una serie de argumentos deductivos, del tema de su elección, cada


uno con sólo dos premisas y que tengan las siguientes características:

*l. Un argumento válido con una premisa verdadera, una premisa falsa y
conclusión falsa.
2. Un argumento válido con una premisa verdadera, una premisa falsa y
conclusión verdadera.
3. Un argumento inválido con dos premisas verdaderas y conclusión falsa.
4. Un argumento inválido con dos premisas verdaderas y conclusión ver-
dadera.
*5. Un argumento válido con dos premisas falsas y conclusión verdadera.
6. Un argumento inválido con dos premisas falsas y conclusión verdadera.
7. Un argumento inválido con una premisa verdadera, premisa falsa y una
conclusión verdadera.
8. Un argumento válido con dos premisas verdaderas y conclusión verda-
dera.
-
23
Notas del capítulo 1 23

En la sección 1.4 explicamos e ilustramos la diferencia entre argun1entos


deductivos e inductivos. Definimos un argumento deductivo como aquel
que sostiene que su conclusión .se sigue necesaria1nente de sus premisas, y
un argumento deductivo válido como aquel en el que la conclusión es nece-
sariamente verdadera si las premisas son verdaderas. Definimos un argu1uento
inductivo como aquel cuya conclusión tiene algún grado de probabilidad de
ser verdadera, pero que no es necesariamente verdadera. Como explicamos,
un argumento inductivo puede juzgarse como mejor o peor, pero no puede
caracterizarse como v_álido o inválido.
En la sección 1.5 explicamos e ilustramos en parte las relaciones compli-
cadas entre la validez ( o invalidez) de los argumentos deductivos y la ver-
dad (o falsedad) de las proposiciones.

Notas del capítulo 1

1 E.W. Schipper, A First Course in Modern Logic, 1959.


2 William L. Shirer, Auge y caída del Tercer Reich (New York: Simon & Schuster, 1960).
3Abraham Lincoln, mensaje anual al Congreso, 3 de diciembre de 1861.

'David Hayden, "Thy Neighbor, Thy Self", The New York Times, 9 de mayo de 2000.
5"Ban Cigarettes", Orlando Sentinel, 27 de febrero de 1992.
6Jeremy Bentham, Principies ofLegislation, 1802.
7Richard Zare, "Big News for Earthlings", The New York Times, 8 de agosto de 1996.

8
Peter Singer, "What Should a Billionaire Give and What Should You?" The New York
Times Magazine, 17 de diciembre de 2006.
9R.A. Pirestone, "Bench Warmer", The New York Times, 20 de febrero de 2001.

1'Tomado de The Collected \Vorks ofAbraham Lincoln, vol. 3, Roy P. Basler, editor,

Rutgers University Press, 1953.


24

Lógica simbólica
8.1 Lógica moderna y su lenguaje simbólico
8.2 Los símbolos de conjunción, negación y disyunción
8.3 Enunciados condicionales y la implicación material
8.4 Formas de argumento y refutación por analogía lógica
8.5 El significado preciso de "válido" e "inválido"
8.6 Cómo probar la validez de un argumento con tablas de verdad
.8.7 Algunas formas argumentales comunes
8.8 Formas enunciativas y equivalencia material
8.9 Equivalencia lógica
8.1 O Las tres "leyes del pensamiento"

8.1 Lógica moderna y su lenguaje simbólico

Pretendemos lograr un dominio completo del razonamiento deductivo, para


ello necesitamos una teoría general de la deducción. El objetivo de ésta es:
(1) explicar las relaciones entre las premisas y la conclusión en los argumentos
deductivos, y (2) proporcionarnos las técnicas para discriminar entre deduc-
ciones válidas e inválidas. Dos importantes ramas de la lógica (teórica) han
buscado cumplir estas funciones. La primera, llamada lógica "clásica" o lógica
aristotélica, la estudiamos en los tres capítulos anteriores. La segunda, llamada
lógica "moderna" o lógica simbólica moderna, será el tema de éste y de los
dos capítulos que le siguen.
Aunque estas dos divisiones de la lógica tienen objetivos similares, se des-
arrollan de diferente manera. La lógica moderna no se apoya en el sistema de
silogismos examinado en los capítulos anteriores. No comienza con el análisis
de proposiciones categóricas. Busca discriminar los argumentos válidos de los
inválidos, aunque para ello emplea conceptos y técnicas muy diferentes. Es
por ello que debemos comenzar de nuevo para desarrollar un sistema lógico
moderno que analice exactamente los mismos conceptos que trata la lógica
tradicional, pero que lo haga de manera aún más efectiva. La lógica moderna
procede primero identificando las conectivas lógicas fundamentales ele las que
dependen los argumentos deductivos. A partir ele estas conectivas, se ofrece
una explicación general ele estos argumentos y se desarrollan los métodos
para poner a prueba la validez ele los mismos.
Este análisis ele la cleclucción requiere un lenguaje simbólico artificial. En
un lenguaje natural como el español o cualquier otro existen algunas peculia-
ridades que dificultan el análisis lógico preciso: las palabras pueden ser vagas
363
25
364 Capítulo 8 Lógica simbólica

o equívocas, la construcción de argumentos puede ser ambigua, las metáforas


y modismos pueden confundir o engañar, las apelaciones a la emoción pueden
distraer, todos éstos son problemas ya abordados en la parte I de este libro.
Estas dificultades pueden salvarse en gran parte con un lenguaje artificial
en el cual pueden formularse con precisión las relaciones lógicas. En este ca-
pítulo se exponen los elementos fundamentales de este lenguaje simbólico
moderno.
Los símbolos facilitan muchísimo nuestra reflexión sobre los argumentos.
Nos permiten llegar al meollo ele un argumento, mostrar su naturaleza esencial
y dejar ele lacio lo que no es esencial. Además, con los símbolos podemos eje-
ctttar casi mecánicamente algunas operaciones lógicas, utilizando sólo la vista,
algo que de otro modo podría exigir un gran esfuerzo. Puede parecer para-
dójico, pero un lenguaje simbólico ayuda, ele este modo, a realizar algunas ta-
reas intelectuales sin tener que pensar mucho.*
Los lógicos clásicos reconocieron el gran valor de los símbolos en el aná-
lisis. Aristóteles utilizó los símbolos como variables en su propio análisis y el
refinado sistema de la silogística aristotélica utiliza los símbolos en formas mliy
sofisticadas, como se ha mostrado en los capítulos anteriores. No obstante, se
ha progresado mucho en el diseño y uso más eficaz ele los símbolos lógicos,
principalmente durante el siglo XX.
El simbolismo moderno con el que se analiza la deducción difiere en gran
medida del clásico. Las relaciones de clase ele las cosas no son fundamentales
para los lógicos modernos como lo fueron para Aristóteles y sus seguidores.
En vez de ello, los lógicos se fijan ahora en la estructura interna de las propo-
siciones y los argumentos y en las conexiones lógicas (muy pocas en número),
que son fundamentales en todos los argumentos deductivos. De este modo, la .
lógica simbólica moderna no se complica, como ocurrió con la lógica aristoté-
lica, por la necesidad de transformar los argumentos deductivos a una forma
silogística, una labor a menudo tediosa que se explica en el capítulo siete.
El sistema ele la lógica moderna que comenzamos a explorar ahora es ele
alguna manera menos elegante que la silogística analítica, pero es más pode-
roso. Existen formas ele argumentos deductivos que la silogística no puede
abordar adecuadamente. ·utilizando el enfoque de la lógica moderna con su
lenguaje simbólico más versátil, podemos perseguir directamente los objetivos
del análisis deductivo y lograr una comprensión más profunda. Los símbolos
lógicos que se explican enseguida permiten lograr ele una manera más com-
pleta y eficiente el objetivo fundamental de la lógica deductiva: discernir los
argumentos válidos ele los inválidos.

*Los numerales arábigos que se utilizan en la actualidad O, 2, 3, ... ) ejemplifican las ventajas
de un lenguaje simbólico mejorado. Reemplazaron a los engorrosos numerales romanos O, ii,
iii, ... ), que son muy difíciles de manipular. Multiplicar 113 por 9 es fácil; multiplicar CXIII por
IX no es tan fácil. Incluso los romanos, sostienen algunos expertos, fueron obligados a encon-
trar formas de simbolizar los números de una manera más eficiente.
26
8.2 Los símbolos de con1unción, negación y disyunción 365

8.2 Los símbolos de conjunción, negación y disyunción

En este capítulo tratamos argumentos relativamente simples como:

El prisionero ciego tiene un sombrero rojo o el prisionero ciego tiene un sombrero


blanco.
El prisionero ciego no tiene un sombrero rojo.
Por lo tanto, el prisionero ciego tiene un sombrero blanco.

Si el Sr. Robinson es el vecino de al lado del guardafrenos, entonces el Sr. Robinson


vive a medio camino entre Detroit y Chicago.
El Sr. Robinson no vive a medio camino entre Detroit y Chicago.
Por lo tanto, el Sr. Robinson no es el vecino de al lado del guardafrenos.

Todo argumento de esta clase general contiene al menos un enunciado com-


puesto. Para estudiar estos argumentos dividimos a todos los enunciados en
dos categorías generales: simples y compuestos. Un enunciado simple es
uno que no contiene ningún otro enunciado como componente. Por ejemplo:
"Carlos es cuidadoso" es un enunciado simple. Un enunciado compuesto es
aquel que contiene otro enunciado como componente. Por ejemplo: "Carlos
es cuidadoso y Carlos es agradable" es un enunciado compuesto, pues con-
tiene dos enunciados simples como componentes. Por supuesto, los compo-
nentes de un enunciado compuesto pueden a su vez ser compuestos.*

*Al formular definiciones y principios en lógica se tiene que ser muy preciso. Lo que parece
simple a menudo resulta ser más complicado de lo que se había supuesto. La noción de un
"componente de un enunciado" es un buen ejemplo de esta necesidad de cautela.
Podría suponerse que el componente de un enunciado es simplemente una parte de un enun-
ciado que es en sí misma un enunciado. Pero esta descripción no define al término con suficiente
precisión porque un enunciado puede ser parte de un enunciado más largo y aun así no ser un
componente del mismo en sentido estricto. Por ejemplo, consideremos el enunciado: "El hombre
que le disparó a Lincoln era un actor". Evidentemente, las últimas cuatro palabras de este enun-
ciado son parte del mismo y podrían, en efecto, considerarse como un <:muncíado; o e_s verdadero
o falso que Lincoln era un actor. Pero el enunciado "Lincoln era un actor", aunque indudablemente Enunciado simple
es parte del enunciado más largo, no es un componente del mismo. Un enunciado que no
Esto se puede explicar obseivando que, para que una parte de un enunciado sea un compo- contiene ningún otro
nente de ese enunciado, se tienen que satisfacer dos condiciones: (1) La parte tiene que ser un enunciado como com-
ponente.
enunciado por derecho propio; y (2) si la parte en el enunciado más largo se reemplaza por otro
enunciado, el resultado de este reemplazo tiene que ser significativo, tiene que tener sentido. Enunciado
La primera de estas condiciones se satisface en el ejemplo anterior sobre Lincoln, pero no la compuesto
segunda. Suponga que la parte "Lincoln era un actor" fuera reemplazada por "hay leones en Un enunciado que
África". El resultado de este reemplazo sería un sinsentido: "El hombre que le disparó a hay leones contiene otro enun-
en África". El término componente no es difícil de entender, pero al igual que todos los términos ciado como compo-
lógicos, tiene que definirse de manera precisa y aplicarse cuidadosamente. nente.
27
366 Capítulo 8 Lógica simbólica

A. Conjunción

Existen varios tipos de enunciados compuestos, cada uno requiere su propia


notación lógica. El primer tipo de enunciado compuesto que consideramos
aquí es la conjunción. Podemos formar la conjunción de dos enunciados co-
locando entre ellos la palabra "y"; los dos enunciados combinados de esta
forma se llaman conyuntos. De este modo, el enunciado compuesto "Carlos
es cuidadoso y Carlos es agradable" es una conjunción cuyo primer conyunto
es "Carlos es cuidadoso" y cuyo segundo conyunto es "Carlos es agradable".
La palabra "y" es una palabra corta y conveniente, pero tiene otros usos
además del de conectar enunciados. Por ejemplo, el enunciado "Lincoln y
Grant fueron contemporáneos" no es una conjunción, sino un enunciado sim-
ple que expresa una relación. Para tener un símbolo único cuya única función
sea la de conectar enunciados conjuntivalmente, se introduce el punto "•"
como símbolo para la conjunción. De este modo, la conjunción previa puede
escribirse como: "Carlos es cuidadoso • Carlos es agradable". Más general-
mente, donde p y q son dos enunciados cualesquiera, su conjunción se escribe
jJ. q.
Sabemos que todo enunciado es verdadero o falso. Por lo tanto, decimos
que todo enunciado tiene un valor de verdad, donde el valor de verdad de
un enunciado verdadero es verdadero y el valor de verdad de un enunciado
falso es falso. Utilizando este concepto de "valor de verdad" es posible dividir
a los enunciados compuestos en dos categorías distintas, dependiendo de si
el valor de verdad de un enunciado compuesto es determinado por completo
o no por el valor de verdad de sus componentes, o si es determinado por
cualquier otra cosa diferente al valor de verdad de sus componentes.
Conjunción Esta distinción se aplica a las conjunciones. El valor de verdad de la con-
Conectiva veritativo- junción de dos enunciados se determina por completo y en absoluto por el
funciona! que significa
"y"; se simboliza me- valor de verdad de sus dos cónyuntos. Si ambos conyuntos son verdaderos, la
diante el punto(•). conjunción es verdadera; de otro modo, es falsa. Por esta razón, se dice que
una conjunción es un enunciado compuesto veritativo-funcional, y se dice
Valor de verdad
Estatus de cualquier que sus conyuntos son componentes veritativo-funcíonales del mismo.
enunciado como ver- Sin embargo, no todo enunciado compuesto es veritativo-funcional. Por
dadero o falso. ejemplo, el valor de verdad del enunciado compuesto "Otelo cree que Desdé-
Componente
mona ama a Casio", de ninguna manera está determinado por el valor de ver-
veritativo-funcional dad de su enunciado simple componente "Desclémona ama a Casio", pues
Cualquier compo- podría ser verdad que Otelo cree que Desdémona ama a Casio, independien-
nente de un enun- temente de si lo ama o no. Así, el componente "Desdémona ama a Casio" no
ciado compuesto cuyo
reemplazo por otro es un componente del enunciado veritativo-funcional "Otelo cree que Desdé-
enunciado que tenga mona ama a Casio", y el enunciado en sí no es un enunciado compuesto ve-
el mismo valor de ver· ritativo-funcional.
dad no cambiaría
el valor de verdad Para los propósitos de este análisis se define al componente ele un enun-
del enunciado ciado compuesto como un componente veritativo-funcional de éste, siem-
compuesto. pre que, si el componente es reemplazado en el compuesto por cualquier otro
28
8.2 Los símbolos de conJunción, negación y disyunción 367

enunciado diferente que tengan d mismo valor de verdad entre sí, los dife·
rentes enunciados compuestos producidos por estos reemplazos también ten-
gan los mismos valores ele verdad entre sí. Y ahora se define un enunciado
compuesto como un enunciado compuesto veritativo-funcional si todos
sus componentes son componentes veritativo-funcionales ele éste. 1
Únicamente nos ocuparemos aquí de los enunciados compuestos verita-
tivo-funcionales. Por lo tanto, en el resto ele este libro utilizaremos el término
enunciado simple para referirnos a cualquier enunciado que no sea un enun-
ciado compuesto veritativo-funcional.
Una conjunción es un enunciado compuesto veritativo-funcional, ele modo
que el símbolo de punto es una conectiva veritativo-funcional. Dados dos
enunciados cualesquiera, p y q, solamente existen cuatro grupos de valores
de verdad posibles que puedan contener. Estos cuatro casos posibles, y el
valor de verdad de la conjunción en cada uno de ellos, pueden exponerse
como sigue:

Donde pes verdadera y q es verdadera, p • q es verdadera.


Donde p es verdadera y q es falsa, p • q es falsa.
Donde p es falsa y q es verdadera, p

ma-
yúsculas V y F, la determinación del valor de verdad ele una conjunción me-
diante los valores ele verdad de sus conyuntos puede representarse de manera
más compacta y más clara mediante una "tabla ele verdad":

Enunciado
compuesto
veritativo-funcional
Enunciado compuesto
cuya función de ver-
dad está completa·
mente determinada
por el valor de verdad
Esta tabla de verdad puede considerarse como definitoria del símbolo punto, de sus componentes.
puesto que explica qué valores de verdad se adoptan mediante p • q en cada Conectiva
caso posible. veritativo-fundonal
Los enunciados simples se abrevian con letras mayúsculas, generalmente Cualquier conectiva
lógica (incluyendo
utilizando para este propósito una letra que ayude a recordar qué enunciado conjunción, disyun-
abrevia. De este modo, "Carlos es cuidadoso y Carlos es agradable" puede ción, implicación ma-
abreviarse como C • A. Algunas conjunciones donde los dos conyuntos tiene terlal y equlvalencia
material) entre !os
el mismo término sujeto, por ejemplo, "Byron fue un gran poeta y Byron fue componentes de un
un gran aventurero", quizá se enuncien más brevemente y de manera más enunciado compuesto
natural en español al colocar la "y" entre los términos predicado sin repetir veritativo-funcionaL
29
368 Capitulo 8 Lógica simbólica

el término sujeto, como en: "Byron fue un gran poeta y un gran aventurero".
Para los propósitos de este texto, se considera que este último formula el
mismo enunciado que el anterior y ambos se simbolizan indistintamente
como P • A. Si ambos conyuntos de una conjunción tienen el mismo término
predicado, como en: "Lewis fue un explorador famoso y Clark fue un explo-
rador famoso", de nuevo en español, la conjunción normalmente se enuncia-
ría colocando la "y" entre los términos sujeto y sin repetir el predicado, como
en: "Lewis y Clark fueron exploradores famosos". Cada formulación se sim-
boliza como L • C.
Tal como se muestra en la tabla de verdad que define al símbolo punto,
una conjunción es verdadera si y sólo si ambos conyuntos son verdaderos. La
palabra "y" tiene otro uso en el que no significa meramente conjunción (veri-
tativo-funcional), sino que tiene el sentido de "y subsecuentemente", que sig-
nifica sucesión temporal. De este modo, el enunciado: ''.Juan ingresó al país
por Nueva York y fue directo a Chicago" tiene significado y puede ser verda-
dero, mientras que ''.Juan fue directo a Chicago e ingresó al país por Nueva
York" es apenas inteligible. Asimismo, existe una diferencia considerable entre:
quitó los zapatos y se metió a la cama" y "Se metió a la cama y se quitó
los zapatos".'" Estos ejemplos muestran la conveniencia de tener un símbolo
especial con un uso conjuntivo veritativo-funcional exclusivamente.
Observe que las palabras en español "pero", "aún", "también", "todavía",
1
'aunque", "sin embargo", "además", 'no obstante)), etcétera, e incluso la coma
1

y el punto y coma, también pueden utilizarse para conjuntar dos enunciados


en un solo enunciado compuesto y en su sentido conjuntivo también pueden
representarse mediante el símbolo punto.

B. Negación

La negación (o contradicción o negativa) de un enunciado en español a me-


nudo se forma por la inserción de un "no" en el enunciado original. En lugar
de esto, es posible expresar la negación de un enunciado en español ante-
poniendo a éste la frase "es falso que" o "no es el caso que". Es tradicional
utilizar el símbolo"-" (llamado "tilde") para formar la negación de un enun-
ciado. De este modo, cuando M simboliza el enunciado "Todos los humanos
son mortales", los diversos enunciados "No todos los humanos son mortales",
"Algunos humanos no son mortales", "Es falso que todos los humanos son
mortales", y "No es el caso que todos los humanos son mortales", todos se
simbolizan indistintamente como -M. De manera más general, donde p es
cualquier enunciado, su negación se escribe -p. Es obvio que la tilde es un

Negación
Contradicción nega- *En The Victoria Advocate, Victoria, Texas, 27 de octubre de 1990, apareció el siguiente texto:
tiva, simbolizada por "Ramiro Ramírez Garza, de la cuadra 2700 de Leary Lane, fue arrestado por la policía porque
la tilde(-). amenazaba con suicidarse y huir hacia México".
30
8.2 Los símbolos de conJunción, negación y disyunción 369

operador veritativo-funcionaL La negación de cualquier enunciado verdadero


es falsa y la negación ele cualquier enunciado falso es verdadera. Este hecho
puede presentarse de una manera muy simple y clara mediante una tabla de
verdad:

Esta tabla de verdad puede considerarse como la definición del símbolo de


negación",,.._,)'.

C. Disyunción

La disyunción (o alternancia) de dos enunciados en español se forma inser-


tando la palabra "o" entre ellos. Los dos enunciados componentes combinados
así se llaman "disyuntos" (o "alternativas").
La palabra en español "o" es ambigua, tiene dos significados relacionados
pero distinguibles. Uno de ellos se ejemplifica con el enunciado: "Los recargos
se cancelarán en caso de enfermedad o desempleo". La intención aquí obvia-
mente es que los recargos se cancelan no sólo para las personas enfermas y
para las personas desempleadas, sino también para las personas que son
ambas cosas, están enfermas y desempleadas. Este sentido de la palabra "o"
es llamado débil o inclusivo. Una disyunción inclusiva es verdadera en el caso
de que uno u otro disyunto sea verdadero o cuando ambos lo son; sólo si
ambos disyuntos son falsos su disyunción inclusiva es falsa. La "o" inclusiva
tiene el sentido de "cualquiera, posiblemente ambos". Cuando la precisión es
de importancia primordial, como en los contratos y otros documentos legales,
este sentido se hace explícito mediante el uso de la frase "y/o".
La palabra "o" también se utiliza en un sentido fuerte o excluyente, en el
que el significado no es "al menos uno", sino "al menos uno y a lo sumo uno".
Cuando en un restaurante se lista "café o postre" en el menú de la cena, cla-
ramente se quiere decir que, por el precio fijado de la comida, la cena puede
contener uno o el otro, pero no ambos. Cuando la precisión tiene importancia
primordial y se desea el sentido excluyente de "o", a menudo se añade la frase
"pero no ambos".
La disyunción inclusiva de dos enunciados se interpreta como una aseve- Disyunción
Conectiva veritativo-
ración de que al menos uno de los enunciados es verdadero y su disyunción funcional que significa
excluyente se interpreta como una aseveración de que al menos uno de sus "o". Tiene un sentido
enunciados es verdadero, pero no ambos. Note que los dos tipos de disyun- "débil" (inclusivo) y
ción tienen en común una parte de su significado. Este significado parcial en uno "fuerte" (exclu-
sivo o excluyente); se
común, de que al menos uno de los disyuntos es verdadero, es el significado simboliza por la cuña
total del "o" inclusivo y uµa parte del significado del "o" excluyente. (V).
31
370 Capítulo 8 Lógica simbólica

Aunque las disyunciones en español se enuncian de manera ambigua, no


son ambiguas en latín. El latín tiene dos palabras diferentes que corresponden
a los dos sentidos diferentes ele la palabra en español "o··. La palabra latina ve/
indica la disyunción débil o inclusiva, y la palabra latina aut corresponde a la
palabra "o" en su sentido fuerte o excluyente. Es tradicional utilizar la letra
inicial de la palabra ve/ para representar "o" en su sentido débil, inclusivo.
Donde p y q son dos enunciados cualesquiera, su disyunción débil o inclusiva
se escribe: p V q. El símbolo para la disyunción inclusiva (llamado "cuña" o,
con 1nenor frecuencia, una "uve") también es una conectiva veritativo-funcio-
nal. Una disyunción débil es falsa sólo en el caso de que ambos disyuntos son
falsos. Es posible considerar que la siguiente tabla de verdad define a la cuña:

El primer ejemplo de argumento presentado en esta sección fue un silogismo


disyuntivo.*

El prisionero ciego tiene un sombrero rojo o el prisionero ciego tiene un sombrero


blanco.
El prisionero ciego no tiene un sombrero rojo.
Por lo tanto, el prisionero ciego tiene un sombrero blanco.

Su forma se caracteriza diciendo que su primera premisa es una disyunción;


su segunda premisa es la negación del primer disyunto de la primera premisa;
y su conclusión es igual al segundo disyunto de la primera premisa. Es evidente
que el silogismo disyuntivo, así definido, es válido en cualquier interpretación
de la palabra "o"; esto es, independientemente de si se busca una disyunción
inclusiva o exclusiva**. Puesto que un argumento válido típico, como el silo-
gismo disyuntivo, que tiene una disyunción por premisa, es válido bajo cual-
quier interpretación de la palabra "o", se puede efectuar una simplificación
traduciendo la palabra en español "o" al símbolo lógico "V", independiente-
mente de qué significado de la palabra en español "o" se pretenda. En general,
sólo un examen más detenido del contexto o una pregunta explícita del inter-

*Un silogismo es un argumento deductivo que consiste en dos premisas y una conclusión.
**Note que el término silogismo disyuntivo se utiliza aquí en un sentido más limitado de lo que
se usó en el capítulo anterior.
32
8.2 Los símbolos de conjunción, negación y disyunción 371

locutor o autor, puede revelar qué sentido de la palabra "o" se pretende. Este
problema, a menudo imposible de resolver, puede evitarse si se acuerda tratar
a ciutlqu.ier ocurrencia de la palabra "o" con10 inclusiva. Por otro lado si se
1

enuncia explícitamente que la disyunción pretende ser excluyente, por ejemplo


mediante la frase ail.adida "pero no ambos", se tiene la maquinaria simbólica
para formular ese sentido adicional, como se mostrar::.í. enseguida.
Cuando ambos disyuntos tienen el mismo término sujeto o el mismo término
predicado, a menudo es natural condensar la formulación de su disyunción en
espail.ol colocando la "o" de tal modo que no sea necesario repetir la parte en
común de los dos disyuntos. De este modo, "O Pérez es el dueil.o o Pérez .es el
gerente" pueden enunciarse igualmente bien como: "Pérez es o el dueño o el
gerente", y cualquiera se simboliza adecuadamente como D V G. Y "O Rojas es
culpable o el Macho es culpable" a menudo podrían enunciarse como: "O Rojas
o El Macho son culpables", cualquiera de ellos se simboliza como R V M.
La frase "a menos que" a menudo se utiliza para formar la disyunción ele
dos enunciados. De este modo, "Saldrás mal en el examen a menos que estu-
dies" se simboliza correctamente como: M V E. La razón es que se utiliza "a
menos que" para significar que si una proposición no es verdadera, la otra es
o -será verdadera. La oración anterior puede entenderse que significa: "Si no
estudias, saldrás mal en el examen", y ésa es la fuerza de la disyunción, puesto
que asevera que uno de los disyuntos es verdadero y, por lo tanto, que si uno
de ellos es falso, el otro tiene que ser verdadero. Por supuesto puedes estudiar
y salir mal en el examen.
Pero la frase "a menos que" a veces se utiliza para transmitir más informa-
ción; puede significar (dependiendo del contexto) que una u otra proposición
es verdadera, pero que no ambas lo son. Esto es, "a menos que" puede tener
la intención de una disyunción exclusiva. De esta forma, Ted Tumer dijo que
el calentamiento global dejará a Nueva York bajo el agua en cien años y que
"será la mayor catástrofe que el mundo haya visto jamás, a menos que tenga-
mos una guerra nuclear" 2 . Aquí interlocutor quiso decir que al menos uno
de los dos disyuntos es verdadero, pero por supuesto no pueden ser ambos
verdaderos. Otros usos de "a menos que" son ambiguos. Cuando se dice: "El
día de campo se llevará a cabo a menos que llueva", sin duda se quiere decir
que el día de campo se llevará a cabo si no llueve. ¿Pero se quiere decir que
no se llevará a cabo si llueve? Eso puede ser dudoso. Es un principio sabio
tratar a todas las disyunciones como débiles o inclusivas a menos que uno
esté seguro de que significa una disyunción exclusiva. "A menos que" se sim-
boliza mejor simplemente con la cuña (V).

D. Puntuación

En español, la puntuación es absolutamente necesaria si se quiere que los


enunciados complicados sean claros. Se utilizan muchísimos signos de pun-
tuación, sin los cuales muchas oraciones serían muy ambiguas. Por ejemplo,
33
372 Capitulo 8 Lógica simbólica

se asignan significados completamente diferentes a: "El maestro dice que Juan


es un tonto", cuando se le asignan diferentes puntuaciones. Otras oraciones
requieren puntuación para su inteligibilidad, como, por ejemplo: "Alejandro
cuando Toño tuvo la aprobación del maestro". La puntuación es igualmente
necesaria en matemáticas. En ausencia de una convención especial, ningún
número se denota únicamente como 2 x 3 + 5, aunque cuando se aclara cómo
se agrupan sus constituyentes, denota 11 o 16: el primero cuando se puntúa
(2 x 3) + 5, el segundo cuando se puntúa 2 x (3 + 5). Para evitar la ambigüedad
y aclarar el significado, los signos ele puntuación en matemáticas aparecen en
forma ele paréntesis, ( ), que se utilizan para agrupar símbolos individuales;
corchetes, [ ], utilizados para agrupar expresiones que incluyen paréntesis; y
llaves, { }, utilizadas para agrupar expresiones que incluyen corchetes.
En el lenguaje ele la lógica simbólica esos mismos signos ele puntuación
(paréntesis, corchetes y llaves) son igualmente esenciales porque en lógica los
enunciados compuestos frecuentemente se combinan a su vez para formar
enunciados más complicados. De este modo, p • q v r es ambiguo: puede
significar la conjunción ele p con la disyunción ele q con r o puede significar
la disyunción cuyo primer disyunto es la conjunción ele p y q, y cuyo segundo
disyunto es r. Se distingue entre estos dos sentidos diferentes puntuando la
fórmula dada como: p • (q V r) o como (p • q) V r. El que las diferentes ma-
neras de puntuar la fórmula original hacen una diferencia puede verse al con-
siderarse el caso en el que p es falsa, y q y r son ambas verdaderas. En este
caso, la segunda fórmula puntuada es verdadera (puesto que su segundo dis-
yunto es verdadero), mientras que la primera es falsa (puesto que su primer
conyunto es falso). Aquí la diferencia en la puntuación establece toda la dife-
rencia entre la verdad y la falsedad, pues diferentes puntuaciones pueden asig-
nar diferentes valores de verdad al enunciado ambiguo p • q v r.
Las palabras "cualquiera" y "o" tienen una variedad de significados dife-
rentes y usos en español. La primera tiene fuerza conjuntiva en la oración:
"Existe peligro en cualquiera de los lados". Con más frecuencia "o" se utiliza
para introducir el primer disyunto en una disyunción, como en: "O el prisio-
nero ciego tiene un sombrero rojo o tiene uno blanco". En este caso la primera
"o" contribuye al balance retórico de la oración, pero no afecta su significado.
Tal vez el uso más importante de la palabra "o" es puntuar un enunciado com-
puesto. De este modo, la oración:

La organización se reunirá el jueves y Anand será electo o la elección será pospuesta.

Puntuación
Los paréntesis, cor- es ambigua. Esta ambigüedad puede resolverse en una dirección, colocando
la palabra "o" al inicio de la oración, o en la otra dirección insertando la pa-
chetes y llaves utiliza-
das en el lenguaje labra antes del nombre "Anand". Esta puntuación se consigue en el lenguaje
simbólico para elimi"
nar la ambigüedad en simbólico mediante los paréntesis. La fórmula ambigua p • q V r presentada
el slgnlficado. en el párrafo anterior corresponde a la oración ambigua que se acaba ele exa-
34
8.2 Los símbolos de con1unoón, negación y disyunción 373

minar. Las dos puntuaciones diferentes de la fórmula corresponden a las dos


puntuaciones diferentes de la oración que se consiguen por las dos inserciones
distintas de la palabra "o".
La negación ele una disyunción a menudo se forma con el uso de l,1 frase
"ni-ni". De este modo, el enunciado: "O Fillmore o Harding fue el presidente
más destacado ele Estados Unidos", puede contradecirse con el enunciado: "Ni
Fillmore ni Harcling fue el presidente más destacado ele Estados Unidos". La
disyunción se simbolizaría como F V H y su negación como -(F V H) o como
( -F) • ( -H). (La equivalencia lógica de estas dos fórmulas simbólicas se con-
sidera en la sección 8.9.) Debe estar claro que negar una disyunción que indica
que uno u otro enunciado es verdadero requiere que se indique que ambos
son falsos.
La palabra "ambos" tiene un papel muy importante en la puntuación lógica
en español y merece la más cuidadosa atención. Cuando se dice que ambos,
"Cynthia y Jonathan no son ... ", se está diciendo, como se anotó antes, que
"Ni Cynthia niJonathan son ... "; se está aplicando la negación a cada uno de
ellos. Pero cuando se dice: "Cynthia y Jonathan no son ... ambos" se está di-
ciendo algo muy diferente; se está aplicando la negación a los dos considera-
dos conjuntamente, diciendo que no es el caso que "sean ambos ... ". Esta
diferencia es muy sustancial. Surgen significados completamente diferentes
cuando se coloca la palabra "ambos" en un lugar diferente en la oración en
español. Considere la gran diferencia entre los significados de:

Cynthia y Jonathan ambos no serán electos.

Cynthia y Jonathan no serán electos ambos.

La primera niega a la conjunción C • Jy puede simbolizarse como: -(C • .f>.


La segunda dice que ninguno de los dos será electo, y se simboliza como:
-(C'.) • -(/).
35
374 Capitulo 8 Lógica simbólica

corto que permite la puntuación. Sin esta convención, la fórmula:


-p V q es ambigua, significando: (-p) V q, o -(JJ V q). Pero por convención
asu1nimos que significa la pritnera de estas alternativas, pues la cuña puede
(y, por lo tanto, por convención se hace) aplicarse al primer componente, p,
en lugar de a la fórmula más larga p V
Dado un grupo de signos de puntuación para el lenguaje simbólico, es
posible escribir en éste no sólo conjunciones, negaciones y disyunciones dé-
biles, sino también disyunciones exclusivas. La disyunción exclusiva de p y q
afirma que al menos uno de ellos es verdadero, pero no ambos; lo que se es-
cribe simplemente como: (p V e¡) • -(p • q).
El valor de verdad de cualquier enunciado compuesto construido con
enunciados simples utilizando únicamente conectivas veritativo-funcionales
(el punto, la tilde y la cuña), se determina completamente por la verdad o fal-
sedad de sus enunciados componentes simples. Si se conoce el valor de ver-
dad de los enunciados simples, el valor de verdad de cualquier combinación
veritativo-funcional de éstos se calcula fácilmente. Para trabajar con estos enun-
ciados compuestos siempre se inicia con sus componentes internos y se con-
tinúa hacia afuera. Por ejemplo, si A y B son enunciados verdaderos y
X y Y son enunciados falsos, el valor de verdad del enunciado compuesto
-[-(A • X)•(Y V -B)] se calcula como sigue. Puesto que X es falso, la con-
junción (A • X) es falsa y, por lo tanto, su negación -(A • X) es verdadera. B
es verdadero; por lo tanto, su negación -B es falsa, y puesto que Y también
es falso, la disyunción de Y con -B, Y V -B, es falsa. La fórmula entre cor-
chetes: [-(A • X)• (Y V -B)], es la conjunción de un enunciado verdadero
con uno falso y, por lo tanto, es falsa. Por consiguiente, su negación, que es
el enunciado completo, es verdadera. Este procedimiento por pasos permite
determinar el valor de verdad de un enunciado compuesto a partir de los va-
lores de verdad de sus componentes.
En algunas circunstancias uno podría ser capaz de determinar el valor de
verdad de un enunciado compuesto veritativo-funcional incluso si no puede
determinar la verdad o falsedad de uno o más de sus enunciados simples
componentes. Esto se hace calculando primero el valor de verdad del enun-
ciado compuesto bajo el supuesto de que un componente simple dado es
verdadero, y luego calculamos el valor de verdad del componente compuesto
bajo el supuesto de que ese mismo componente simple es falso, y se hace lo
mismo para cada componente cuyo valor de verdad es desconocido. Si ambos
cálculos arrojan el mismo valor de verdad para el enunciado compuesto en
cuestión, se habrá determinado el valor de verdad del enunciado compuesto
sin tener que determinar el valor de verdad de sus componentes, porque sa-
bemos que el valor de verdad de cada componente no puede ser otro que
verdadero o falso.
36
8.2 Los símbolos de conjunción, negación y disyunción 375

Puntuación en notación simbólica

El enunciado:

Estudiaré mucho y aprobaré el examen o reprobaré

es ambiguo. Podría significar: "Estudiaré mucho y aprobaré e! examen o reproharé en el


examen" o "Estudiaré mucho y o bien aprobaré e! examen o bien reprobaré".
La simbólica:

es igualmente ambigua. E! paréntesis resuelve la ambigüedad. En vez de: "Esrudiaré mucho


y aprobaré el examen o fa!laré en el examen", se tiene:

(E'•A)VR

y en lugar de: "Estudiaré mucho y o bien aprobaré el examen o bien fallaré", se tiene:

A. Utilizando las definiciones de tabla de verdad de punto, cuña y tilde, de-


termine cuáles de los siguientes enunciados son verdaderos:

*l. Roma es la capital de Italia v Roma es la capital de España.


2. -(Londres es la capital de Inglaterra • Estocolmo es la capital de
Noruega).
3. -Londres es la capital de Inglaterra • -Estocolmo es la capital de
Noruega.
4. -(Roma es la capital de España V París es la capital de Francia).
*5. -Roma es la capital de España v -París es la capital de Francia.
6. Londres es la capital de Inglaterra v -Londres es la capital de In-
glaterra.
7. Estocolmo es la capital de Noruega • -Estocolmo es la capital de
Noruega,
8. (París es la capital de Francia • Roma es la capital de España) V
(París es la capital de Francia • - Roma es la capital de España),
37
376 Capítulo 8 Lógica simbólica

9. (Londres es la capital de Inglaterra V Estocolmo es la capital de


Noruega) • (-Roma es la capital de Italia • -Estocolmo es la ca-
pital de Noruega).
*10. Roma es la capital de España V ·-(París es la capital de Francia •
Roma es la capital de España).
11. Roma es la capital de Italia • -(París es la capital de Francia V Roma
es la capital ele España).
12. -( -París es la capital ele Francia • -Estocolmo es la capital ele
Noruega).
13. -[-(-Roma es la capital de España V -París es la capital ele Francia)
v -( - París es la capital ele Francia V Estocolmo es la capital ele
Noruega)].
14. -[-(-Londres es la capital ele Inglaterra • Roma es la capital ele Es-
paña) • -(Roma es la capital ele España • -Roma es la capital de Es-
paña)].
*15. -[-(Estocolmo es la capital ele Noruega v París es la capital ele Fran-
cia) V -(-Londres es la capital de Inglaterra • Roma es la capital ele
España)].
16. Roma es la capital ele España V (-Londres es la capital ele Inglaterra
V Londres es la capital ele Inglaterra).
17. París es la capital de Francia • -(París es la capital ele Francia • Roma
es la capital ele España).
18. Londres es la capital ele Inglaterra • -(Roma es la capital ele Italia •
Roma es la capital ele Italia).
19. (Estocolmo es la capital ele Noruega • -París es la capital ele Francia)
v -(-Estocolmo es la capital ele Noruega • -Londres es la capital
ele Inglaterra).
*20. (París es la capital ele Francia v -Roma es la capital de España) V
-(-París es la capital ele Francia • -Roma es la capital ele España).
21. -[-(Roma es la capital ele España • Estocolmo es la capital ele
Noruega) V -( -París es la capital ele Francia V - Roma es la capital
ele España)].
22. -[-(Londres es la capital de Inglaterra • París es la capital ele Francia)
V -( .cEstocolmo es la capital ele Noruega V -París es la capital ele
Francia)].
23. -[(-París es la capital ele Francia V Roma es la capital de Italia)
• -(-Roma es la capital ele Italia V Estocolmo es la capital ele
Noruega)].
24. -[(-Roma es la capital ele España V Estocolmo es la capital ele
Noruega} • -( -Estocolmo es la capital ele Noruega V París es la ca-
pital ele Francia)].
*25. -[(-Londres es la capital de Inglaterra • París es la capital de Francia)
V -( -París es la capital de Francia • Roma es la capital de España)].
38
8.2 Los símbolos de conJunción, negacón y disyunción 377

B. Si A, B y C son enunciados verdaderos, y X, Y y Z son enunciados fabas,


¿cuáles de los siguientes enunciados son verdaderos?
*l. -AvB 2. -BvX
3. -Yv C 4. -ZvX
*5. (A. X) V (B. Y) 6. (B• C) v (Y• Z)
7. -(C•Y)v(A•Z) 8. -(A•B) V (X• Y)
9. -(X•Z)v(B•C) *10. -(X• -Y) V (B• -C)
11. (AvX)•(YvB) 12. (Bv C) • (Yv Z)
13. (Xv Y) • (Xv Z) 14. -(Av Y)• (Bv X)
*15. -(Xv Z) • (-Xv Z) 16. -(Av C) v-(X• -Y)
17. -(Bv Z) • -(Xv-Y) 18. -[(Av -C) v (Cv -A)]
19. -[ (B • C) • - ( C • B)] *20. -[(A• B) v -(B• A))
21. [A V (B V C) l •- [(AV B) V C]
22. [Xv (Y• Z)] v -[(Xv Y)• (Xv Z)J
23. [A. (B V C) l •- [(A. B) V (A. C)]
24. -{[(-A•B) • (-X• Z)] • -[(A• -B) v-(-Y• -Z)JJ
*25. -/-[(B• -C) v (Y• -Z)] • [(-Bv X) v (Bv -Y)))

C. Si se sabe que A y B son verdaderas y se sabe que X y Y son falsas, pero


los valores de verdad de P y Q no se conocen, ¿para cuáles de los siguien-
tes enunciados pueden determinarse los valores de verdad?

*!. AvP 2. Q•X


3. Qv-X 4. -B•P
*5. Pv-P 6. -Pv (Qv P)
7. Q•-Q 8. P• (-Pv X)
9. -(P•Q)vP *10. -Q• [(Pv Q) • -P]
11. (Pv Q) • -(Qv P) 12. (P• Q) • (-Pv -Q)
13. -Pv [-Qv (P• Q)] 14. Pv -(-Av X)
*15. P• [-(Pv Q) v -P] 16. -(P• Q) V (Q• P)
17. -[-(-Pv Q) v P] v P 18. (-Pv Q) • -[-Pv (P• Q))
(-Av P) • (-PvY)
"20. -[Pv (B•Y)] v [(Pv B) • (PvY)]
21. [Pv (Q• A))• -[(Pv Q) • (Pv A)l
22. [Pv (Q• X)]• -[(Pv Q) • (Pv X)]
23. -[-Pv (-Qv X)] v [-(-Pv Q) v (-Pv X)]
24. -[-Pv (-Qv A)] v [-(-Pv Q) v (-Pv A))
'''25. -[(P• Q) V (Q• -P)]. -[(P• -Q) V (-Q• -P)]
39
378 Capítulo 8 Lógica simbólica

D. Sin1bolice los siguientes enunciados utilizando las letras E, 1,], L y S


abreviar los enunciados sü11ples: ''La escasez de alitnentos en Egipto au-
menta", "Irán incrementa el precio del petróleo", "Jordania pide más ayuda
estadounidense", "Libia incrementa el precio del petróleo" y "Arabia Saudita
compró 500 aviones de guerra más".

*l. Irán incrementa el precio del petróleo, pero Libia no incrementa el


precio del petróleo.
2. O Irán o Libia incrementaron el precio del petróleo.
3. Irán y Libia ambos incrementaron el precio del petróleo.
4. Irán y Libia no incrementaron ambos el precio del petróleo.
*5. Ni Irán ni Libia incrementaron el precio del petróleo.
6. O Irán o Libia incrementaron el precio del petróleo, pero no ambos.
7. Arabia Saudita compra 500 aviones ele guerra más y o bien, Irán in-
crementa el precio del petróleo o bien, Jordania pide más ayuda es-
tadounidense. ·
8. O Arabia Saudita compra 500 aviones de guerra más e Irán incrementa
el precio del petróleo o bien, Jordania pide más ayuda estadouni-
dense.
9. No es el caso que la escasez de alimentos en Egipto empeore y Jor-
dania pida más ayuda estadounidense.
*10. No es el caso que o bien la escasez de alimentos en Egipto aumente
o bien, Jordania pida más ayuda estadounidense.
11. Ni es el caso de que la escasez de alimentos en Egipto aumente ni
que Jordania pida más ayuda estadounidense.
12. No es el caso ni que la escasez de alimentos en Egipto aumente ni
que Jordania pida más ayuda estadounidense.
13. Jordania pide más ayuda estadounidense a menos que Arabia Saudita
compre 500 aviones de guerra más.
14. A menos que la escasez de alimentos en Egipto aumente, Libia incre-
mentará el precio del petróleo.
*15. Irán no incrementará el precio del petróleo a menos que Libia lo haga.
16. A menos que Irán y Libia ambos incrementen el precio del petróleo,
ninguno de ellos lo hará.
17. Libia incrementa el precio del petróleo y la escasez de alimentos en
Egipto empeora.
18. No es el caso que ni Irán ni Libia incrementen el precio del petróleo.
19. La escasez ele alimentos en Egipto empeora y Jordania pide más ayuda
estadounidense, a menos que ni Irán ni Libia incrementen ambos el
precio del petróleo.
*20. O Irán inci'ementa el precio del petróleo y la escasez de alimentos en
Egipto empeora, o no es el caso que ambos Jordania pida más ayuda
estadounidense y que Arabia Saudita compre 500 aviones de guerra
más.
40
8.3 Enunciados condicionales y la implicación material 379

21. O la escasez de alimentos en Egipto empeora y Arabia Saudita compra


500 aviones de guerra más, o Jordania pide más ayuda estadounidense
o Libia incrementa el precio del petróleo.
22. Arabia Saudita compra 500 aviones de guerra más y o bien, Jordania
pide más ayuda estadounidense o bien, Libia e Irán incrementan el
precio del petróleo.
23. O la escasez de alimentos en Egipto empeora o Jordania pide más
ayuda estadounidense, pero ni Libia ni Irán incrementan el precio del
petróleo.
24. La escasez de alimentos en Egipto empeora, pero Arabia Saudita com-
pra 500 aviones de guerra más y Libia incrementa el precio del petró-
leo.
"25. Libia incrementa el precio del petróleo y la escasez de alimentos en
Egipto empeora; sin embargo, Arabia Saudita compra 500 aviones de
guerra más y Jordania pide más ayuda estadounidense.

8.3 Enunciados condicionales y la implicación material

Cuando dos enunciados se combinan colocando la palabra "si" antes del pri-
mero y se inserta la palabra "entonces" entre ellos, el enunciado compuesto
Enunciado
resultante es un condicional (también llamado "hipotético", una "implicación" condicional
o un "enunciado implicativo"). En un enunciado condicional, el enunciado Enunciado compuesto
componente que sigue al "si" se llama el antecedente (o "prótasis"), y el enun- de la forma: "si p,
ciado componente que sigue a "entonces" es el consecuente (o "apódosis"). entonces q".
Por ejemplo: "Si el Sr. Jones es el vecino de al lado del guardafrenos, entonces Antecedente
el Sr. Jones gana exactamente tres veces más que el guardafrenos", es un enun- En un enunciado con·
ciado condicional en el que "el Sr. Jones es el vecino de al lado del guardafre- dicional, es e) compo-
nente que sigue
nos" es el antecedente y "el Sr. Jones gana exactamente tres veces más que el inmediatamente al
guardafrenos'\ es el consecuente. "si".
Un enunciado condicional afirma que en cualquier caso en el que su an-
Consecuente
tecedente es verdadero, su consecuente también lo es. No afirma que su an- En un enunciado con-
tecedente es verdadero, sino únicamente que si su antecedente es verdadero, dicional, es el compo-
su consecuente también lo' es. No afirma que su consecuente es verdadero, nente que sigue
sino únicamente que su consecuente es verdadero si su antecedente es verda- inmediatamente al
"entoqces".
dero. El significado esencial de un enunciado condicional es la relación que
éste afirma que existe entre el antecedente y su consecuente, en ese orden.
Entonces, para entender el significado de un enunciado condicional, tenemos
que comprender cuál es la relación de implicación.
La implicación plausiblemente parece tener más de un significado. En-
contramos útil distinguir diferentes sentidos de la palabra "o" antes de intro-
dife-
ducir un símbolo lógico especial que corresponda exactamente a un solo rentes tipos de
significado de la palabra en español. Si no se hubiera hecho esto, la ambigüe- implicación.
41
380 Capítulo 8 Lógica simbólica

dad de la palabra en español habría infectado el simbolismo 1ógico y le hu-


biera impedido lograr la claridad y precisión deseadas. Será igualmente útil
distinguir los diferentes sentidos de "implica" o "si ... entonces" antes ele intro-
ducir un símbolo lógico especial en esta conexión.
Considere los siguientes cuatro enunciados condicionales, cada uno de los
cuales parece afirmar un tipo diferente de implicación, y a cada uno de los
cuales le corresponde un sentido diferente de "si. .. entonces":

A. Si todos los humanos son mortales y Sócrates es humano, entonces Sócrates


es mortal.
B. Si Leslie es soltera, entonces Leslie no es casada.
C. Si este pedazo ele papel tornasol azul se pone en ácido, entonces este
pedazo de papel tornasol azul se tornará rojo.
D. Si el equipo estatal pierde el juego inaugural, entonces me comeré mi
sombrero.

Incluso una inspección a la ligera de estos cuatro enunciados condicionales


revela que son de tipos muy diferentes. El consecuente de A se sigue lógica-
mente de su antecedente, mientras que el consecuente de B se sigue ele su
antecedente por la definición misma del término "soltera", que significa per-
sona que no es casada. El consecuente de C no se sigue de su antecedente ni
por la mera lógica ni por la definición de sus términos; la conexión tiene que
descubrirse empíricamente, pues la implicación que se afirma aquí es causal.
Finalmente, el consecuente ele D no se sigue de su antecedente ni por lógica
ni por definición, ni está involucrada ninguna ley causal, en el sentido habitual
del término. La mayoría ele las leyes causales, aquellas descubiertas en la física
y la química, por ejemplo, describen lo que ocurre en el mundo independien-
temente de los deseos y esperanzas de la gente. No existe tal ley conectada
con el enunciado D, por supuesto. Este enunciado informa la decisión del in-
terlocutor de comportarse de la manera especificada bajo las circunstancias
especificadas.
Los cuatro enunciados condicionales examinados en el párrafo anterior
son diferentes en que cada uno afirma un tipo diferente ele implicación entre
el antecedente y su consecuente. Pero no son completamente diferentes;
todos afirman algún tipo ele implicación. ¿Existe algún significado común
identificable?, ¿hay algún significado parcial que sea común a estos diferentes
tipos de implicación, aunque quizá no al significado total o completo de nin-
guno de ellos?
La búsqueda ele un significado común parcial adquiere particular relevan-
cia cuando se recuerda el procedimiento para desarrollar una representación
simbólica para la palabra en español "o". En este caso se procedió como sigue.
Primero, enfatizamos la diferencia entre los dos sentidos ele esa palabra, con-
trastando la disyunción inclusiva con la exclusiva. Advertimos que la disyun-
ción inclusiva de dos enunciados significa que al menos uno ele los enunciados
42
8.3 Enunciados condicionales y la implicación material 381

es verdadero y advertimos que la disyunción exclusiva de dos enunciados sig-


nifica que al menos uno de los enunciados es verdadero, pero no ambos. Se-
gundo) señalan1os que estos dos tipos de disyunción tienen un significado
parcial en común. Vimos que este significado parcial en común, que al menos
uno de los disyuntos es verdadero, es todo el significado del "o" débil, inclu-
sivo, y parte del significado del "o" fuerte, exclusivo. Luego introdujimos el
símbolo especial "V" para representar este significado parcial común (que era
el significado completo de "o" en su sentido inclusivo). Tercero, vimos que el
símbolo que representa el significado parcial común era una traducción ade-
cuada ele cada sentido de la palabra "o" con el propósito de mantener al silo-
gismo disyuntivo como una forma válida de argumento.
Reconocimos que traducir un "o" exclusivo al símbolo "V" ignora y·pierde
parte del significado ele la palabra. Pero la parte de su significado que se
serva con esta traducción es todo lo que se necesita para que el silogismo dis-
yuntivo permanezca como una forma válida de argumento. Dado que el
silogismo disyuntivo es característico de los argumentos que involucran dis-
yunción, los que aquí conciernen, esta traducción parcial ele la palabra "o",
que puede abstraerse de su significado "total" o "completo" es, en algunos
casos, totalmente adecuado para nuestros propósitos en este análisis.
Ahora deseamos proceder de la misma manera, en esta ocasión en relación
con la expresión en español "si ... entonces". La primera parte ya está consu-
mada: ya se resaltaron las diferencias entre los cuatro sentidos de la frase "si ..
entonces" correspondientes a cuatro diferentes tipos de implicación. Ahora
está todo listo para el segundo paso, que es descubrir un sentido que al menos
sea parte del significado de los cuatro tipos diferentes de implicación.
Una forma de aproximarse a este problema es preguntarnos qué circuns-
tancias serían suficientes para establecer la falsedad ele un enunciado condi-
cional ciado. ¿Bajo qué circunstancias estaríamos de acuerdo con que el
siguiente enunciado condicional es falso?:

Si este pedazo de papel tornasol azul se pone en ácido, entonces este pedazo de
papel tornasol azul se torna rojo.

Es importante darse cuenta de que este condicional no afirma que algún pe-
dazo de papel tornasol azul de hecho se esté colocando en la solución o que
algún papel tornasol azul ele hecho se esté volviendo rojo. Afirma solamente
que si este pedazo de papel tornasol azul se coloca en la solución, entonces
este pedazo de papel tornasol azul se tornará rojo. Resulta falso si este pedazo
ele papel tornasol azul verdaderamente se coloca en la solución y no se torna
rojo. La prueba del ácido, por así decirlo, de la falsedad de un enunciado con-
dicional está disponible cuando su antecedente es verdadero, ya que si su
consecuente es falso mientras que su antecedente es verdadero, el condicional
en sí resulta falso por consiguiente.
43
382 Capítulo 8 Lógica simbólica

Cualquier enunciado condicional, "Si p, entonces q", es falso en caso de


que la conjunción p º ----q sea verdadera, esto es, si su antecedente es verda-
dero y su consecuente falso, Para que un condicional sea verdadero, entonces
la conjunción señalada tiene que ser falsa, esto es, su negación -(p • -q)
tiene que ser verdadera, En otras palabras, para que cualquier condicional, "Si
p, entonces q", sea verdadero, -(p • -q), la negación de la conjunción ele su
antecedente con la negación de su consecuente, también tiene que ser verda-
dera, Se puede, por Jo tanto, considerar a -(p • -q) como parte del signifi-
cado ele "Si p, entonces q",
Todo enunciado condicional intenta negar que su antecedente es verda-
dero y que su consecuente falso, pero esto no es necesariamente todo su sig-
nificado, Un condicional como A en la página 380 también afirma una
conexión lógica entre su antecedente y su consecuente, puesto que B afirma
una conexión definicional, C una conexión causal y D una conexión decisio-
naL Pero sin importar el tipo de implicación que afirme un enunciado condi-
cional, parte ele su significado es la negación de la conjunción de su
antecedente con la negación de su consecuente,
Ahora introduciremos un símbolo especial para representar este significado
parcial común de la frase "si,., entonces", Definimos el símbolo nuevo ":Y'
(llamada herradura) tomando p :) q como una abreviación de -(p • -q), El
significado exacto del símbolo ":)" puede señalarse por medio de una tabla
de verdad:

Aquí, las dos primeras columnas son las columnas guía; simplemente exponen
todas las combinaciones posibles de verdad y falsedad para p y q. La tercera
columna se llena por referencia con la segunda, la cuarta por referencia con
la primera y la tercera, la quinta por referencia con la cuarta, y la sexta es
idéntica por definición a la quinta,
No debe considerarse que el símbolo ":)" denota el signijlcado de "sL ..
entonces", o que representa la relación de implicación. Eso sería imposible
Herradura(:))
Símbolo utilizado para
porque no existe un significado único de entonces"; existen diversos sig-
representar la implica- nificados, De este modo, no existe una relación única de implicación a ser re-
ción material, que es presentada, existen muchas relaciones de implicación diferentes, Tampoco
el significado común,
parcial, de todos !os
debe considerarse que· el símbolo ":)" representa de un modo u otro todos los
enunciados del tipo: significados del "si,,, entonces". Todos ellos son diferentes y cualquier intento
"sL.. entonces". de abreviarlos mediante un solo símbolo lógico haría a aquel símbolo ambi- ·
44
8.3 Enunciados condicionales y la implicación material 383

guo, tan a1nbiguo co1no la expresión en español "si ... entonces" O la palabra
en español "implicación". El símbolo ":Y' es completamente inequívoco. Lo
que p => q abrevia es -(p • -q), cuyo significado está incluido en los signifi-
cados de cada uno de los varios tipos de implicaciones consideradas, pero
que no constituye el significado total de ninguna de ellas.
Podemos considerar que el símbolo":)" representa otro tipo de implicación
y será oportuno hacerlo, puesto que una manera conveniente de leer p :) q es:
"Si p, entonces q". Pero no es el mismo tipo de implicación que ninguna de las
mencionadas anteriormente. Los lógicos la llaman implicación material. Al
otorgarle un nombre especial, admitimos que es una noción especial que no
ha ele confundirse con otros tipos ele implicación más usuales.
No todos los enunciados condicionales en español necesitan afirmar al-
guno ele los cuatro tipos ele implicación considerados previamente. La impli-
cación material constituye un quinto tipo que puede afirmarse en el discurso
ordinario. Considere el comentario: "Si Hitler fue un genio militar, entonces
yo soy Jesucristo". Es claro que no afirma implicación lógica, clefinicional o
causal. No puede representar una implicación decisional, puesto que difícil-
mente el interlocutor tiene er poder de hacer al consecuente verdadero. No se
obtiene aquí ninguna "conexión real", sea lógica, definicional o causal, entre
el antecedente y el consecuente. Un condicional de esta clase a menudo se
utiliza como un método enfático o humorístico para negar su antecedente. El
consecuente de un condicional de este tipo normalmente es un enunciado
que es obvia o absurdamente falso. Y puesto que ningún condicional verda-
dero puede tener su antecedente verdadero y su consecuente falso, afirmar
u.n condicional de este tipo lleva a negar que su antecedente es verdadero. El
significado completo del presente condicional parece ser la negación de que
"Hitler fue un genio militar" es verdadero cuando "Soy Jesucristo" es falso. Y Implicación
material
ya que lo último obviamente es falso, el condicional tiene que entenderse Relación verltativo-
como negando lo primero. funcional simbolizada
El punto aquí es que una implicación material no sugiere ninguna "cone- por la herradura(::::>)
que puede conectar
xión real" entre el antecedente y el consecuente. Todo lo que afirma es que, dos enunciados; el
de hecho, no es el caso que el antecedente es verdadero cuando el conse- enunciado ''p implica
cuente es falso. Note que el símbolo de la implicación material es una conec- materialmente que q"
es verdadero cuando
tiva veritativo-funcional, como los símbolos para la conjunción y disyunción. pes falso o q es ver"
Como tal, se define mediante la siguiente tabla de verdad: dadero.
45
384 Capítulo 8 lógica simbólica

Implicación material

Fuente: Photodisc/Getty Images Fuente: Photodisc/Getty Images


Si la Tierra es plana, entonces la Luna está hecha de queso verde.

Esta proposición, en la forma P ::J Q, es una implicación material. Una implicación


material es verdadera cuando el antecedente (la cláusula "si") es falso. Por lo tanto,
una implicación material es verdadera cuando el antecedente es falso y el consecuente
también es falso, como en esta proposición ilustrativa.

Fuente: Photodisc/Getty Images Fuente, Photodisc/Getty lmages


Si la Tierra es plana, la Luna es redonda.

Esta proposición, nuevamente en la forma P R, también es una implicación material.


Una implicación material es verdadera cuando el antecedente (la cláusula "si") es falso.
Por lo tanto, una implicación material es verdadera cuando el antecedente es falso y
el consecuente también es verdadero, como en esta proposición ilustrativa.
Una implicación material es falsa sólo si el antecedente es verdadero y el conse-
cuente es falso. Por lo tanto, una implicación material es verdadera siempre que el an-
tecedente es falso, no importa si su consecuente es falso o verdadero.
46
8.3 Enunciados condicionales y la implicación material 385

Definido de este modo por la tabla de verdad, el símbolo de herradura ":Y"

afirmación de que un antecedente falso implica material-


mente un consecuente falso también es verdadera. Esta extrañeza aparente
puede disiparse en parte mediante las siguientes consideraciones. Debido a
que el número 2 es más pequeño que el número 4 (un hecho que simbólica-
mente se denota como 2 < 4), se sigue que cualquier número más pequeño
que 2 es más pequeño que 4. La fórmula condicional:

Si x < 2, entonces x < 4

es verdadera para cualquier número x sea cual sea. Si nos enfocamos en los
números 1, 3 y 4 y reemplazamos la variable número x en la fórmula condi-
cional precedente por cada uno de ellos en ese orden, es posible hacer las si-
guientes observaciones. En:

Si 1 < 2, entonces 1 < 4

el antecedente y el consecuente son verdaderos y, por supuesto, el condicional


es verdadero. En:

Si 3 < 2, entonces 3 < 4

el antecedente es falso y el consecuente es verdadero y, por supuesto, el con-


dicional nuevamente es verdadero. En:

Si 4 < 2, entonces 4 < 4

el antecedente y el consecuente son ambos falsos, pero el condicional sigue


siendo verdadero. Estos tres casos corresponden al primero, tercero y cuarto
renglones de la tabla que define al símbolo de herradura ":Y'. Así que no es
particularmente sobresaliente o sorprendente que un condicional deba ser ver-
dadero cuando el antecedente y el consecuente son verdaderos, cuando el
antecedente es falso y el consecuente es verdadero o cuando el antecedente
y el consecuente son ambos falsos. Por supuesto, no existe un número que
sea menor que 2, pero que no sea menor que 4; esto es, no existe un enun-
ciado condicional verdadero con antecedente verdadero y consecuente falso.
Esto es exactamente lo que estipula la tabla de verdad que define a ":Y'.
Ahora nos proponemos traducir cualquier ocurrencia de la frase "si. .. en-
tonces" al símbolo lógico ":::, ". Este planteamiento significa que al traducir
enunciados condicionales al simbolismo, se traten solamente como implica-
47
386 Capitulo 8 Lógica simbólica

dones 1nateriales. Por supuesto, la 111ayoría de los enunciadoS condicionales


afirman que entre sus antecedentes y consecuentes existe más que una impli-
cación material. Así que la propuesta equivale a sugerir que ignoremos, o de-
jemos ele lado, o "abstraigamos ele", parte del significado de un enunciado
condicional cuando lo traduzcamos al lenguaje simbólico. ¿Cómo puede jus-
tificarse esta propuesta'
La propuesta previa de traducir las disyunciones inclusivas y exclusivas
mediante el símbolo "V" se justificó con base en. que la validez del silogismo
disyuntivo se preserva incluso si se ignora el significado adicional ele la "o"
exclusiva. Nuestra propuesta actual ele traducir todos los enunciados condi-
cionales meramente a la implicación material simbolizada por "::)" puede jus-
tificarse exactamente de la misma manera. Muchos argumentos contienen
enunciados condicionales ele varios tipos diferentes, pero la validez de todos
los argumentos válidos del tipo general que nos interesan aquí, se preserva
incluso si se ignoran los significados adicionales de sus enunciados condicio-
nales. Por supuesto, esto está por probarse y se prestará atención a ello en
siguiente sección.
Los enunciados condicionales pueden formularse de diversas maneras. El
enunciado:

Si él tiene un buen abogado, entonces será absuelto.

puede afirmarse igualmente bien sin el uso de la palabra "entonces", como en:

Si tiene un buen abogado será absuelto.

El antecedente y el consecuente pueden tener un orden inverso, siempre y


cuando el "si" preceda directamente al antecedente, como en:

Será absuelto si tiene un buen abogado.

Debe ser claro que, en cualquiera de los ejemplos que se acaban de dar, la
palabra "si" puede reemplazarse por frases como "en caso de que", "con tal
que", "dado que" o "a condición de que" sin ningún cambio en el significado.
Ajustes menores en la expresión del antecedente y consecuente permiten estas
expresiones alternativas del mismo condicional, como en:

Que él tenga un buen abogado implica que será absuelto.

El tener un buen abogado conlleva su absolución.


48
8.3 Enunciados condicionales y la implicación material 387

Un cambio de la voz pasiva a la voz activa acompaña la inversión del orden


del antecedente y el consecuente, para proporcionar el equivalente lógico:

Su absolución está implícita en el hecho de que él tenga un buen abogado.

Cualquiera de estos casos se simboliza como A :) l.


Las nociones de condiciones suficientes y necesarias proporcionan otras
formulaciones de enunciados condicionales. Para cada evento específico, exis-
ten muchas circunstancias necesarias para su ocurrencia. De este modo, para
que un auto normal marche, es necesario que haya gasolina en su tanque,
que tenga las bujías ajustadas adecuadamente, que la bomba de aceite fun-
cione, etcétera. Así que si ocurre el evento, se tuvo que haber satisfecho cada
una de las condiciones necesarias para su ocurrencia. De ahí que para decir:

El que haya gasolina en su tanque es una condición necesaria para que el auto
marche.

puede expresarse de igual manera como:

El auto marcha sólo si hay gasolina en su tanque.

que es otra forma de decir que:

Si el auto marcha, entonces hay gasolina en su tanque.

Cualquiera de estos enunciados se simboliza como M :) G. En general, "q es


una condición necesaria para p" se simboliza como: p :) q. Asimismo, ''p
sólo si q" también se simboliza como: p :) q.
Dada una situación específica, existen muchas circunstancias alternativas
y cualquiera de ellas es suficiente para producir esa situación. De este modo,
para que un monedero contenga más de un dólar, sería suficiente que con-
tuviera ciento un centavos, veintiuna monedas de cinco centavos, once mo-
nedas de diez centavos, cinco monedas de veinticinco centavos de dólar,
etcétera. Si se cumple cualquiera de estas circunstancias, la situación especi-
ficada será una realidad. De ahí que, decir "que el monedero contiene cinco
monedas de veinticinco centavos de dólar es condición suficiente para que
contenga más de un dólar" es lo mismo que decir que: "Si el monedero con-
tiene cinco monedas de veinticinco centavos de dólar, entonces contiene más
de un dólar". En general, ''p es una condición suficiente para q" se sim-
boliza como: p :) q.
Para ilustrar el punto, los reclutadores de la firma de inversiones Goldman
Sachs (donde las gratificaciones anuales suelen alcanzar seis ceros) filtran a
49
388 Capítulo 8 Lógica simbólica

los empleados potenciales repetidamente. Los que sobreviven al proceso de


filtración son invitados a pasar un día completo en la firma lleno de entrevistas
laborales; el proceso culmina con una cena con los ejecutivos senior de Gold-
man. Como alguien dijera recientemente: "Un cerebro ágil y calificaciones casi
perfectas son una condición necesaria para la contratación; aunque no sufi-
ciente, encajar' es igualmente importante." 3
1

Si p es una condición suficiente para q, tenemos p ::i q, y q tiene que ser


una condición necesaria para p. Si p es una condición necesaria para q, tene-
mos q ::i p, y q tiene que ser una condición suficiente para p. De ahí que, si p
es necesaria y suficiente para q, entonces q es suficiente y necesaria para p.
No todo enunciado que contenga la palabra "si" es un condicional. Nin-
guno de los siguientes enunciados es un condicional: "Hay comida en el re-
frigerador si quieres algo", "Su mesa está lista, si gusta pasar", "Hay un mensaje
para ti, si te interesa", "La reunión se llevará a cabo aun si no se consigue el
permiso". La presencia o ausencia de palabras particulares nunca es decisiva.
En cada caso, uno tiene que comprender qué quiere decir el enunciado pro-
porcionado y, entonces, plantear de nuevo el significado en una fórmula sim-
bólica.

A. Si A, By C son enunciados verdaderos, y X, Yy Z son enunciados falsos,


determine cuáles de los siguientes enunciados son verdaderos utilizando
las tablas de verdad para la herradura, el punto, la cuña y la tilde.

*1.A :::>B 2. A:::, X


3. B:::> Y 4. y:::, Z
*5. (A :::> B) :::> Z 6. (X:::, l') :::, Z
7. (A:::, B) :::, C 8.ex ::i l') ::i e
9. A:::> (B:::, Z) *10. X:::, (Y:::> Z)
11. [(A:::, B) :::> Cl Z 12. [(A :::, X) :::, Y] :::, Z
13. [A :::, (X:::, l')] :::, C 14. [A :::, (B :::, l')] :::, X
*15. [(X :::, Z) :::, C] :::, Y 16. [(Y:::, B) :::, Y] :::, Y
17. [(A:::> l') ::i B] ::i Z
18. [(A • X) :::, CJ ::i [(A ::i C) :::, X'[
19. [(A • X) :::> C] :::> [(A :::> X) :::> C]
*20. [(A • X) :::, Y] :::, [(X:::, A) :::, (A :::, l')]
21. [(A • X) V (-A • -X)] :::, [(A:::, X) • (X:::, A)]
22. {[A:::, (B:::, C)]:::, [(A• B):::, C)J):::, [(Y:::> B):::, (C:::, Z)]
23. {[X:::, l') :::, Z] :::, [Z :::, (X :::, l')l) :::, [(X:::, Z) :::, Y]
24. [(A • X) :::, Y] :::, [(A :::, X) • (A :::, l')]
*25. [A :::> (X • l')] :::, [(A :::, X) V (A :::, l')]
50
8,3 Enunciados condicionales y la implicación material 389

B. Si se sabe que A y B son verdaderas, y se sabe que X y Y son falsas, pero


se desconocen los valores de verdad ele P y Q, ¿para cuáles de los siguien-
tes enunciados es posible determinar el valor de verdad'

*l. p ::> A 2. X::> Q


3. (Q ::> A) ::> X 4. (P • A) ::> B
*5. (P ::> P) ::> X 6. (X ::> Q) ::> X
7. (Q ::> X) 8. (P • X) ::> Y
9. [P ::> (Q ::> P)] ::> Y *10. (Q ::> Q) ::> (A ::> X)
11. (P ::> X) ::> (X ::> P) 12. (P ::> A) ::> (B ::> X)
13. ex es
::> P) ::> ::> Y> 14. [(P ::> B) ::> B] ::> B
*15. [(X::> Q) ::> Q] ::> Q 16. (P ::> X) ::>(-X::> -P)
17. (X::> P) ::>(-X::> Y) 18. (P ::> A) ::> (A ::> -B)
19. (P ::> Q) ::> (P ::> Q) *20. (P ::> --P) ::>(A::> -B)
21. -(A• P) ::>(-AV -P) 22. -(P • X) ::> -(P V - X)
23. -ex v Q) ::> c-x, -Q)
24. [P ::> (A V X)] ::> [(P V A) ::> X]
*25. [Q V (B • Y)] ::> [(Q V B) • (Q V Y)]

C. Simbolice los siguientes enunciados utilizando letras mayúsculas para


abreviar los enunciados simples involucrados.

*l. Si Argentina se moviliza, entonces si Brasil protesta ante la ONU, en-


tonces Chile convocará a una reunión de tocios los países latinoame-
ricanos.
2. Si Argentina se moviliza, entonces o bien Brasil protestará ante la
ONU, o Chile convocará a una reunión de todos los países latinoa-
mericanos.
3. Si Argentina se moviliza, entonces Brasil protestará ante la ONU y
Chile convocará a una reunión de todos los países latinoamericanos.
4. Si Argentina se moviliza, entonces Brasil protestará ante la ONU y
Chile convocará a una reunión de todos los países latinoamericanos.
*5. Si Argentina se moviliza y Brasil protesta ante la ONU, entonces Chile
convocará a una reunión de todos los países latinoamericanos.
6. Si Argentina se moviliza o Brasil protesta a la ONU entonces Chile
convocará a una reunión de tocios los países latinoamericanos.
7. O bien, Argentina se movilizará o si Brasil protesta ante la ONU, en-
tonces Chile convocará a una reunión de todos los países latinoame-
ricanos.
8. Si Argentina no se moviliza, entonces Brasil no protestará ante la
ONU o Chile no convocará a una reunión de todos los países latino-
americanos.
51
390 Capítulo 8 Lógica simbólica

9. Si Argentina no se moviliza, entonces ni Brasil protestará ante la


ONU ni Chile convocará a una reunión de todos los países latinoame-
ricanos.
*10. No es el caso que si Argentina se moviliza, entonces ambos Brasil
protestará ante la ONU y Chile convocará a una reunión de todos los
países latinoamericanos.
11. Si no es el caso que Argentina se moviliza, entonces Brasil no protes-
tará ante la ONU y Chile convocará a una reunión de todos los países
latinoamericanos.
12. Brasil protestará ante la ONU si Argentina se moviliza.
13. Brasil protestará ante la ONU sólo si Argentina se moviliza.
14. Chile convocará a una reunión de todos los países latinoamericanos
sólo si ambos Argentina se moviliza y Brasil protesta ante la ONU.
*15. Brasil protestará ante la ONU sólo si Argentina se moviliza o Chile
convoca a una reunión de todos los países latinoamericanos.
16. Argentina se movilizará si o bien, Brasil protesta ante la ONU o Chile
convoca a una reunión de todos los países latinoamericanos.
17. Brasil protestará ante la ONU a menos que Chile convoque a una reu-
nión de todos los países latinoamericanos.
18. Si Argentina se moviliza, entonces Brasil protestará ante la ONU a
menos que Chile convoque a una reunión de todos los países latino-
americanos.
19. Brasil no protestará ante la ONU a menos que Argentina se movilice.
*20. A menos que Chile convoque a una reunión de todos los países lati-
noamericanos, Brasil protestará ante la ONU.
21. La movilización de Argentina es condición suficiente para que Brasil
proteste ante la CNU.
22. La movilización de Argentina es una condición necesaria para que
Chile convoque a una reunión de todos los países latinoamericanos.
23. Si Argentina se moviliza y Brasil protesta ;rnte la ONU, entonces ambos
Chile y República Dominicana convocarán a una reunión de todos los
países latinoamericanos.
24. Si Argentina se moviliza y Brasil protesta ante la ONU, entonces o
bien Chile o República Dominicana convocarán a una reunión de
todos los países latinoamericanos.
*25. Si ni Chile ni República Dominicana convocan a una reunión de todos
los países latinoamericanos, entonces Brasil no protestará ante la ONU
a menos que Argentina se movilice.

8.4 Formas de argumento y refutación por analogía lógica

La principal tarea de la lógica deductiva, hemos dicho, es discernir los argu-


mentos válidos de los inválidos. Si las premisas de un argumento válido son
52
8.4 Formas de argumento y refutación por analogía lógica 391

verdaderas (como explicamos en el primer capítulo), su conclusión tiene que


ser verdadera. Si la conclusión de un argumento válido es falsa, al menos una
de sus premisas tiene que ser falsa. En resumen, las premisas ele un argumento
válido ofrecen una prueba irrefutable de la conclusión extraída.
Esta explicación informal de validez debe ser aún más precisa. Para ello
presentamos el concepto de forma argumental. Consideremos los siguientes
dos argumentos, que evidentemente tienen la misma forma lógica. Suponga-
mos que se nos presenta el primero ele éstos:

Si Bacon escribió las obras atribuidas a Shakespeare, entonces Bacon fue un gran
escritor.
Bacon fue un gran escritor.
Por lo tanto, Bacon escribió las obras atribuidas a Shakespeare.

Podemos estar de acuerdo con las premisas pero en desacuerdo con la con-
clusión y considerar que el argumento es inválido. Una forma ele demostrar
su invalidez es utilizando el método de la analogía lógica. "Tú también podrías
argumentar)\ podríamos replicar que: 1
H

Si Washington fue asesinado, entonces Washington está muerto.


Washington está muerto.
Por lo tanto, Washington fue asesinado.

y no podrías defender seriamente este argumento"; podríamos proseguir: "por-


que en este caso se sabe que las premisas son verdaderas y que la conclusión
es falsa. Este argumento obviamente es inválido; tu argumento es de la misma
forma: así que, tu argumento también es inválido". Este tipo ele refutación es
muy efectiva.
Este método ele refutación por analogía lógica señala cómo emplear
una técnica general excelente para poner a prueba argumentos. Para demostrar Refutación por
analogía lógica
la invalidez ele un argumento basta formular otro que: (1) tenga exactamente Mostrar la falla de un
la misma forma que el primero, y (2) que tenga premisas verdaderas y una argumento presen-
conclusión falsa. Este método se basa en el hecho ele que la validez e invalidez tando otro argumento
son características puramente formales de los argumentos, lo que equivale a con la misma forma
cuyas premisas se
decir que cualesquiera dos argumentos que tengan exactamente la misma sabe son verdaderas y
forma, son ambos válidos o ambos inválidos, independientemente ele cuales- cuya conclusión se
quiera diferencias en el tema al que se refieran.* sabe que es falsa.

*En este caso se asume que los enunciados simples involucrados no son ni lógicamente verda-
deros (v.gr., "Todas las sillas son sillas") ni lógicamente falsos (v.gr., "Algunas sillas no son sillas").
También se asume que .las únicas relaciones lógicas entre los enunciados simples involucrados
son las afirmadas o implicadas por las premisas. La finalidad de estas restricciones es limitar
nuestras consideraciones, en este capítulo y en el siguiente, sólo a los argumentos veritativo-
funcionales y excluir otro tipo de argumentos cuya validez pone en juego consideraciones de
mayor complejidad lógica que no se abordan apropiadamente en este punto.
53
392 Capítulo 8 Lógica simbólica

Un determinado argumento muestra su forma ele manera muy clara


cuando los enunciados simples que aparecen en él se abrevian con letras ma-
yúsculas. De este modo, podemos abreviar los enunciados: "Bacon escribió
las obras atribuidas a Shakespeare", "Bacon fue un gran escritor", "Washington
fue asesinado" y "Washington está muerto", con las letras B, G, A y M, respec-
tivamente, y utilizar el conocido símbolo ":." para "por lo tanto", para simbo-
lizar los dos argumentos anteriores como:

B-::J G A-::JM
G y M
:. B :. A

Al plantearlos ele esta manera, su forma común es claramente visible.


Para analizar formas de argumentos más que argumentos particulares que
tengan esas formas, es necesario algún método ele simbolización de las formas
de argumento en sí mismas. Para llegar a tal método, introducimos la noción
de variable. En las secciones anteriores se utilizaron letras mayúsculas para
simbolizar enunciados simples particulares. Para evitar confusión, utilizamos
letras minúsculas, de la parte media del alfabeto, p, q, r, s, ... como variables
enunciativas. Una variable enunciativa, como se utiliza el término aquí, sim-
plemente es una letra con la que, o en cuyo lugar, es posible sustituir un enun-
ciado. Los enunciados compuestos al igual que los enunciados simples pueden
sustituirse por variables enunciativas.
Definimos una forma argumental como cualquier arreglo ele símbolos
que contiene variables enunciativas, pero no enunciados, ele tal forma que
cuando los enunciados son sustituidos por variables enunciativas (el mismo
enunciado es sustituido por la misma variable enunciativa en todo momento),
el resultado es un argumento. En pro de la definición, se establece por con-
vención que en cualquier forma de argumento, p deberá ser la primera variable
enunciativa que ocurra en éste, q deberá ser la segunda, r la tercera, etcétera.
De este modo, la expresión:
Variable
enunciativa p-::Jq
Letra (minúscula) con
la que se puede susti-
q
tuir un enunciado. :. p
Forma argumental
Arreglo de símbolos es una forma argumental, pues cuando los enunciados B y G son sustituidos
que muestra la estruc- por las variables enunciativas p y q, respectivamente, el resultado es el primer
tura lógica de un ar-
gumento, contiene
argumento de esta sección. Si los enunciados A y M son sustituidos por las
variables enunciativas, variables p y q, el resultado es el segundo argumento. Cualquier argumento
pero no enunciados. que resulta de la sustitución de enunciados por variables enunciativas en una
54
8.4 Formas de argumento y refutación por analogía lógica 393

forma argumental se llama una instancia de sustitución de esa forma ar-


gumental. Es claro que de cualquier instancia de sustitución de una forma
argumental es posible decir que tiene esa forma, y que cualquier argumento
que tiene determinada forma es una instancia de sustitución de esa forma.
Para cualquier argrnnento normahnente existen varias formas argumentales
que tienen el argumento dado como instancia de sustitución. Por ejemplo, el
primer argumento de esta sección:

B -:J G
e
:. B

es una instancia de sustitución de cada una de las cuatro formas de argumento:

p -:J q p -:J q p
q r q
:. p :. p :. s r

De este modo obtenemos el argumento determinado al sustituir B por p y G Instancia de


por q en la primera forma de argumento; al sustituir por p y G por q y r en sustitución de una
el segundo; B por p y s, y c. por q y r en el tercero; y B -:J G por p, G por q, forma argumental
Cualquier argumento
y B por r en el cuarto. que resulta de la sus-
De estas cuatro formas argumentales, la primera corresponde más estre- titución constante de
los enunciados por
chamente a la estructura del argumento dado que el resto. Es así porque el ar- varlab!es enunciativas
gumento dado resulta de la primera forma argumental al sustituir un enunciado en una forma argu-
simple diferente por cada variable enunciativa diferente que halla en él. La mental.
primera forma argumental se llama la forma especifica del argumento dado. Forma específica
La definición de la forma específica de un argumento determinado es la si- de un argumento
Forma argumental de
guiente: en caso de que un argumento sea el resultado de sustituir consisten- !a que resulta e! argu-
temente un enunciado simple diferente por cada variable enunciativa diferente mento dado cuando
en una forma argumental, esa forma argumental es la forma específica de un enunciado simple
diferente se sustituye
ese argumento. Para cualquier argumento determinado existe una forma por cada variable
única de argumento que es la forma especfüca del mismo. enunciativa diferente.

l. A continuación se presenta un grupo de argumentos (Grupo A, letras de


la a a la o) y un grupo de formas argumentales (Grupo B, numerado del
1 al 24). En cada argumento (Grupo A), indique qué forma argumental
(en el Grupo B) tiene el argumento dado como instancia de sustitución,
si es que existe alguna. Además, en cada argumento (en el Grupo A), in-
55
394 Capítulo 8 Lógica simbólica

dique qué forma argumental (en el Grupo B) es la forma especffica de


ese argumento, si es que la hay.

EJEMPLOS:

Argumento a en el Grupo A: revisando todas las formas argumentales en


el Grupo B, encontramos que el único caso en el que el Argumento a es
una instancia de sustitución es el Número 3. El Número 3 también es la
forma específica del Argumento a.
El argumento j en el Grupo A: revisando todas las formas argumentales
en el Grupo B, encontramos que el Argumento j es una instancia de sus-
titución del Número 6 y del Número 23. Pero sólo el Número 23 es la
forma específica del Argumento j.
El argumento m en el Grupo A: revisando todas las formas argumen-
tales en el Grupo B, encontramos que el Argumento m es una instancia
de sustitución del Número 3 y del Número 24. Pero no existe una
forma argumental en el Grupo B que sea la forma específica del Argu-
mento m.

Grupo A-Argumentos

a. A•B h. C :::J D c. E
:.A :.C:::i (C•D) :.EvF
d. G:::J H *e. I f. (K:::JL)•(M:::JN)
-H J KvM
:.-e :.!• J :.LvN
g. 0-:JP h. Q:::JR i. T:::! U
-o Q:::JS U:::! V
:.-P :.Rv S :. V:::! T
j. (W• X) :::J (Y• Z) k. A:::JB
:.(W• X) :::J [(W• X)• (Y• Z)] :. (A :::i B) ve
l. (DvlT)•-F m. [G:::J (G• H)] • [H:::J (H• G)]
:.DvE :.G:::J (G•H)
n. (/vj) :::J (!•]) '''o. (K:::JL)•(M:::JN)
-(lv]) :.K:::J L
:.-(!•])
56
8.5 El significado preciso de "válido" e "inválido" 395

Grupo B-Formas argumentales

*l. p~q 2. p~q


:.-q~-p
3. p•q 4. p
:.p :.pv q
'''5. p 6. p~q
:.p~ q :.p~ (p• q)
7. (p V q) ~ (p • q) 8. p~q
:. (p ~ q) • (q ~ p) -p
:.-q
9. p~q *10. p
-q q
:.-p :.p. q
11. p~q 12. p~q
p~r q~ r
:.qv r :.r~ p
13. p~(q~r) 14. p~(q•r)
p~q (qvr)~-p
:.p~ r :.-p
'15. P~(q~r) 16. (p ~ q) • ( r ~ s)
q~ (p~ r) pvr
:. (pv q) ~ r :.qv s
17. (p ~ q) • ( r ~ s) 18. p~(q~r)
-qv-s q~ (r~ s)
:.-pv -s :.p ~ s
19. p~ (q~ r) *20. (p ~ q) • [ (p • q) ~ r]
(q~r) ~s p~(r~s)
:.p ~ s :.p~ s
21. (p V q) ~ (p • q) 22. (p V q) ~ (p • q)
-(p V q) (p. q)
:.-(p. q) :.pv q
23. (p• q) ~ (r• s) 24. (P ~ q) • ( r ~ s)
:.(p• q) ~ [(p• q) • (r• s)] :.p~ q

8.5 El significado preciso de "válido" e "inválido"

Nos encontramos ahora en posición de abordar con precisión las preguntas


centrales de la lógica deductiva,
57
396 Capítulo 8 lógica simbólica

l. ¿Qué se quiere decir precisamente cuando se dice que la forma de un


argumento es válida o inválida'
2. ¿Cómo decidimos si la forma ele un argumento deductivo es válida o invá-
lida'

La primera ele estas preguntas se responde en esta sección; la segunda en la


siguiente sección.
Procedemos ahora a emplear la técnica de refutación por analogía ló-
gica.* Si la forma específica de un argumento dado tiene alguna instancia de
sustitución cuyas premisas sean verdaderas y cuya conclusión sea falsa, en-
tonces el argumento dado es inválido. Es posible definir el término "inválido",
según se aplica a las formas argumentales, de la siguiente manera: unaforma
argumental es inválida si y sólo si tiene al menos una instancia de sustitución
con premisas verdaderas y conclusión falsa. La refutación por analogía lógica
se basa en el hecho de que cualquier argumento cuya forma específica es
una forma argumental inválida es un argumento inválido. Cualquier
forma argumental que no es inválida tiene que ser válida. De. ahí que, una
forma argumental es válida si y sólo si no tiene instancias de sustitución con
premisas verdaderas y una conclusión falsa. Y puesto que la validez es una
noción formal, un argumento es válido si y sólo si la forma específica de ese
argumento es una forma argumental válida.
Forma argumental
Se demuestra que un argumento dado es inválido si se puede hallar para
inválida él una refutación por analogía, pero "inventar" estas analogías refutadoras no
Forma argumental siempre puede ser fácil. Afortunadamente, esto no es necesario porque para
que tiene al menos argumentos de este tipo existe una prueba más sencilla, puramente mecánica,
una instancia de susti-
tución con premisas basada en el mismo principio. Dado cualquier argumento, sometemos a
verdaderas y conclu- prueba la forma específica de ese argumento, porque su validez o invalidez
sión falsa. determina la validez o invalidez del argumento.
Forma argumental
válida
Forma argumental
que no tiene instan-
cias de sustituclón 8.6 Cómo probar la validez de un argumento con tablas
con premisas verdade- de verdad
ras y conclusión falsa.

Tabla de verdad Sabiendo exactamente qué significa decir que un argumento es válido, o in-
Arreglo en el que la válido, es posible desarrollar ahora un método para someter a prueba la validez
validez de una forma de cada argumento veritativo-funcional. El método, que utiliza una tabla de
de argumento puede
someterse a prueba verdad, es muy sencillo y eficaz. Simplemente es una aplicación del análisis
mediante la exposi- de formas argumentales que se acaba de exponer.
ción de todas las Para someter a prueba la forma de un argumento, se examinan todas las
combinaciones posi-
bles de valores de ver- posibles instancias de sustitución de éste para ver si alguna de ellas tiene pre-
dad de las variables
enunciativas conteni- *Al igual que cuando se analizaba el silogismo categórico, explicamos la refutación por analogía
das en esa forma. lógica en la sección 6.2.
58
8.6 Como probar la validez de un argumento con tablas de verdad 397

misas verdaderas y conclusión falsa. Por supuesto, cualquier forma argumental


tiene un número infinito de instancias de sustitución, pero no es necesario
preocuparse por tener que examinarlas una por una. Puesto que estamos in-
teresados únicamente en la verdad o falsedad de sus premisas y conclusiones,
es necesario considerar sólo los valores de verdad involucrados. Los argumen-
tos que nos interesan aquí contienen únicamente enunciados simples y enun-
ciados compuestos que están construidos a partir de enunciados simples
mediante conectivas veritativo-funcionales simbolizadas por el punto, la tilde,
la cuña y la herradura. De este modo, se obtienen tocias las instancias de sus-
titución posibles cuyas premisas y conclusiones tienen diferentes valores de
verdad examinando tocios los arreglos diferentes posibles de valores de verdad
para los enunciados que pueden ser sustituidos por las diferentes variables
enunciativas en la forma argumental que será sometida a prneba.
Cuando una forma argumental contiene únicamente dos variables enun-
ciativas diferentes, p y q, tocias sus instancias de sustitución son el resultado
de sustituir los enunciados verdaderos por p y q, o de sustituir un enunciado
verdadero por p y uno falso por q, o uno falso por p y uno verdadero por q,
o enunciados falsos por p y q. Estos casos distintos se integran más conve-
nientemente en la forma de una tabla de verdad. Para determinar la validez
de la forma argumental:

p ::J q
q
:. p

se construye la siguiente tabla de verdad:

Cada renglón de esta tabla representa una clase completa de instancias de sus-
titución. Las V's y las F's en las dos columnas iniciales o guía representan los
valores de verdad de los enunciados sustituidos por las variables p y q en la
forma argumental. La tercera columna se completa remitiéndose a las columnas
iniciales o guía y a la definición del símbolo de herradura. El encabezado de
la tercera columna es la primera "premisa" de la forma argumental, el de la
segunda columna es la segunda "premisa" y el de la primera columna es la
"conclusión". Al examinar esta tabla de verdad, encontramos que en el tercer
renglón hay letras V abajo de ambas premisas y una F abajo de la conclusión,
59
398 Capítulo 8 Lógica simbólica

lo cual indica que existe al menos una instancia de sustitución de esta forma
argumental que tiene premisas verdaderas y conclusión falsa. Este renglón
basta para mostrar que la forma de argumento es inválida. Cualquier argu-
mento con esta forma específica (esto es, cualquier argumento cuya forma de
argumento específica es la forma argumental dada) se dice que cornete la fa-
lacia de afirmación del consecuente, puesto que su segunda premisa afirma
el consecuente de su primera premisa condicional.
Las tablas de verdad, aunque simples en concepto, son herramientas po-
derosas. Al utilizarlas para determinar la validez o invalidez de una forma ar-
gumental, es de importancia fundamental que primero se construya la tabla
correctamente. Para construir correctamente la tabla de verdad tiene que existir
una columna guía para cada variable enunciativa en la forma argumental p, q,
r, etcétera. El arreglo tiene que mostrar todas las combinaciones posibles de
la verdad y falsedad de todas esas variables, de tal modo que tiene que existir
un número suficiente de renglones horizontales para hacer esto: cuatro ren-
glones si hay dos variables, ocho renglones si existen tres variables, etcétera.
Además tiene que existir una columna vertical adicional por cada una de ]as
premisas y para la conclusión, y también una columna por cada una de las
expresiones simbólicas con las que están construidas las premisas y la con-
clusión. La construcción de una tabla de verdad de esta manera es una tarea
esencialmente mecánica; requiere únicamente contar y colocar cuidadosa-
mente las V's y las F's en las columnas apropiadas, todo ello regulado por
nuestra comprensión de las diversas conectivas veritativo-funcionales (el
punto, la cuña, la herradura) y las circunstancias bajo las que cada compuesto
veritativo-funcional es verdadero y las circunstancias bajo las que es falso.
Una vez que se ha construido la tabla y que el arreglo completo está frente
a uno, es esencial leerlo adecuadamente, esto es, utilizarlo de manera correcta
para hacer la evaluación de la forma argumental en cuestión. Se tiene que
analizar cuidadosamente qué columnas son las que representan las premisas
del argumento que se está evaluando y qué columna representa la conclusión
de ese argumento. Al someter a prueba el argumento anterior, el cual se halló
inválido, observarnos que la segunda y tercera columnas de la tabla de verdad
representaban las premisas, mientras que la conclusión se representó mediante
la primera columna (la de la orilla izquierda). Pero, dependiendo de qué forma
argumental se está sometiendo a prueba y del orden en el que se coloquen
las columnas conforme se construye la tabla, es posible que las premisas y la
conclusión aparezcan en cualquier orden en la parte superior de la tabla. Su
posición a la derecha o a la izquierda no es importante; quienes utilizamos la
tabla tenernos que saber qué columna representa qué cosa y tenernos que
saber qué es lo que buscarnos. ¿Existe algún caso, nos preguntamos, un solo
renglón en el que todas las premisas son verdaderas y la conclusión falsa? Si
existe este renglón, la forma argumental es inválida; si no existe este renglón,
la forma argumental tiene que ser válida. Cuando el arreglo completo se ha
expuesto ordenadamente y con precisión, es dé suma importancia tener
mucho cuidado al leer la tabla de verdad con precisión.
60
8.7 Algunas formas argumentales comunes 399

8.7 Algunas formas argumentales comunes

A. Formas válidas comunes

Algunas formas argumentales válidas son demasiado comunes y pueden com-


prenderse intuitivamente. Enseguida se les identifica con precisión. El lector
debe ser capaz de reconocerlas dondequiera que aparezcan y llamarlas por
sus nombres ampliamente aceptados: (1) silogismo disyuntivo, (2) modus Silogismo
ponens, (3) modus tollens, y (4) silogismo hipotético. disyuntivo
Forma de argumento
válida en la que una
Silogismo disyuntivo premisa es una dis-
yunción, la otra pre·
Una de las formas argumentales más simples dependi;, del hecho de que en misa es la negación
de uno de los dos dis-
toda disyunción verdadera al menos uno de sus disyuntos tiene que ser ver- yuntos y la conclusión
dadero. Por lo tanto, si uno de ellos es falso, el otro tiene que ser verdadero. es !a verdad del otro
Los argumentos con esta forma son excesivamente comunes. Cuando una can- disyunto. (En la lógica
tradlciona! se utiliza
didata novata a un importante cargo fue forzada a declinar su candidatura de- una definición más
bido a una violación a la ley de impuestos que involucraba a uno de sus amplia; véase e!
empleados, un crítico escribió: "Intentando encubrir su pequeño desliz o en- capitulo 7).
terrarlo en el olvido, se condujo con estupidez o con arrogancia. Obviamente Modus ponens
no es estúpida; su desliz debe ser resultado, entonces, de su arrogancia". 4 Un argumento válido
El silogismo disyuntivo se simboliza de la siguiente manera: que se apoya en una
premisa condicional,
en el cua! otra pre-
pvq misa afirma el antece-
-p dente de este
condicional y la con-
:. q clusíón afirma su con·
secuente.
Y para mostrar su validez construimos la siguiente tabla de verdad:
Modus tollens
Argumento válido que
se apoya en una pre·
misa condicional, en
el cua! su otra pre-
misa niega el conse-
cuente de este
condicional y la con-
clusión niega su ante-
cedente.

Silogismo
Aquí también, las columnas iniciales o guía muestran todos los valores de ver- hipotético
Argumento válido que
dad posibles de los i;,nunciados que pueden ser sustituidos por las variables p contiene sólo proposi-
y q. La tercera columna se completa remitiéndonos a las primeras dos, y la ciones condicionales.
cuarta por referencia únicamente a la primera. Ahora bien, el tercer renglón (En la lógica tradicio-
nal se utiliza una defi-
es el único en el que aparecen las V's debajo de ambas premisas (la tercera y nlción más amplia;
cuarta columnas), y también aparece una V abajo de la conclusión (segunda véase el capítulo 7.)
61
400 Capítulo 8 Lógica simbólica

columna). De este modo, la tabla de verdad muestra que la forma argumental


no tiene una instancia de sustitución que tenga sus premisas verdaderas y con-
clusión falsa y, por lo tanto, demuestra la validez de la forma argumental so-
metida a prueba.*
En este caso, como siempre, es esencial que la tabla de verdad se lea con
precisión; la columna que representa la conclusión (la segunda de izquierda
a derecha) y las columnas que representan las premisas (la tercera y cuarta de
izquierda a derecha) deben identificarse

fiable la validez (o invalidez) de la forma argumental en cuestión. Cabe ob-


servar que esta misma tabla de verdad podría utilizarse para poner a prueba
la validez de una forma argumental muy diferente, una cuyas premisas estén
representadas por la segunda y tercera columnas y cuya conclusión esté re-
presentada por la cuarta columna. Esa forma argumental, como se puede ver
mediante la parte superior de la tabla, es inválida. La técnica de la tabla de
verdad nos ofrece un método completamente mecánico para someter a prueba
la validez de cualquier argumento de tipo general considerado aquí.
Ahora estamos en condición de justificar la propuesta de traducir cualquier
ocurrencia de la frase "si ... entonces" al símbolo de implicación material":)",
En la sección anterior se señaló que todos los argumentos válidos de tipo ge-
neral a los que aquí se hace referencia, que involucran enunciados del tipo
"si. .. entonces", siguen siendo válidos cuando se interpreta que aquellos enun-
ciados afirman solamente implicaciones materiales.
Las tablas de verdad pueden utilizarse para dar sustento a esta afirmación
y justificarán la traducción del "si ... entonces" al símbolo de herradura.

Modus ponens

El tipo más simple de argumento intuitivamente válido que involucra enun-


ciados condicionales se ejemplifica con el argumento:

Si el segundo lugareño dijo la verdad, entonces sólo un lugareño es un político.


El segundo lugareño dijo la verdad.
Por lo tanto, sólo un lugareño es político.

*Tal como se usa en este capítulo, el término "silogismo disyuntivo" es el nombre de una forma
argumental básica, que aquí se demostró válida. Esta forma siempre es válida, por supuesto, y
por lo tanto, en lógíca moderna "silogismo disyuntivo" siempre se refiere a una forma argumental
básica que es válida. Pero en lógica tradicional la expresión "silogismo disyuntivo" se utiliza
en forma más general, para referirse a cualquier silogismo que contenga una premisa disyun~
tiva; por supuesto, algunos de esos silogismos son inválidos. Uno tiene que tener claro si la
expresión se está utilizando en el sentido general o en el sentido limitado. Aquí se utiliza en
el sentido limitado.
62
8.7 Algunas formas argumentales comunes 401

La forma específica ele este argumento, conocida como modus ponen, ("el mé-
todo ele poner o afümar"), es:

p :> q
p
:. q

y se demuestra que es válido por la siguiente tabla de verdad:

Aquí las dos premisas están representadas por la tercera y primera columnas,
y la conclusión está representada por la segunda. Únicamente el primer ren-
glón representa instancias ele sustitución en las que ambas premisas son ver-
daderas y la V en la segunda columna muestra que en estos argumentos la
conclusión también es verdadera. Esta tabla ele verdad determina la validez
de cualquier argumento ele la forma modus ponem.

Modus tollens

Ya hemos visto que si un enunciafio condicional es verdadero, entonces si su


consecuente es falso, el antecedente tiene que ser falso. Esta forma argumental
normalmente es utilizada para determinar la falsedad de alguna proposición
puesta en duda. A manera ele ejemplo, un respetado rabino, quien insistía que
nunca se pretendió que el Libro del Génesis fuese un tratado científico, planteó
este sucinto argumento:

Una lectura literal del Génesis nos llevaría a concluir que el mundo no tiene siquiera
6000 años de antigüedad y que el gran cañón muy bien pudo ser formado por el
Gran Diluvio hace 4500 años. Puesto que esto es algo imposible, una lectura literal
del Génesis debe ser un error. 5

El argumento se simbolizaría ele este modo:

p :> q
-q
:. -p
63
402 Capítulo 8 Lógica simbólica

La validez de esta forma de argumento, llamada modus tollens ("el método de


quitar o negar"), puede demostrarse mediante la siguiente tabla de verdad:

Aquí, de nuevo no existe instancia de sustitución, ningún renglón en el que


las premisas p :) q y - q sean ambas verdaderas y la conclusión, -

:) q
q -::> r
:. p-::> r

Puesto que este argumento, llamado silogismo hipotético,* contiene tres variables
enunciativas distintas, la tabla de verdad en este caso debe tener tres columnas
iniciales (o guías), y requerirá ocho renglones para listar todas las instancias de
sustitución posibles.

*Llamado "silogismo hipotético puro" en el capítulo 7.


64
8.7 Algunas formas argumentales comunes 403

Ade1nás de las columnas iniciales ::;e requieren tres colurnnas adicionales: dos
para las premisas y la tercera para la conclusión. La tabla es co1no se muestra
a continuación:

Para construirla, completamos la cuarta columna remitiéndonos a la primera


y la segunda, la quinta por referencia a la segunda, y la tercera y la sexta por
referencia a la primera y la tercera. Al examinar la tabla completada, observa-
mos que las premisas sólo son verdaderas en los renglones primero, quinto,
séptimo y octavo, y que en todos éstos la conclusión también es verdadera.
Esta tabla ele verdad determina la validez ele la forma argumental y demuestra
que el silogismo hipotético sigue siendo válido cuando sus enunciados con-
dicionales se traducen mediante el símbolo de herradura.
Se han proporcionado suficientes ejemplos para ilustrar el uso adecuado
de la técnica de la tabla de verdad para someter a prueba argumentos. Y quizá
se han presentado los suficientes para mostrar que la validez de cualquier ar-
gumento válido que involucre enunciados condicionales se preserva cuando
sus condicionales se traducen únicamente a implicaciones materiales. Si queda
alguna duela, el lector puede despejarla planteando ejemplos, traduciéndolos
y sometiendo a prueba cualquier ejemplo similar.
Conforme se consideran formas argumentales más complicadas, se requie-
ren tablas ele verdad más grandes para someterlas a prueba, puesto que se re-
quiere una columna inicial o guía para cada una de las diferentes variables
enunciativas en la forma argumental. Sólo se requieren dos columnas para
una forma con dos variables únicamente, y la tabla tendrá cuatro renglones.
Pero se requieren tres columnas iniciales para una forma argumental con tres
variables, como el silogismo hipotético, y estas tablas ele verdad tendrán ocho
renglones. Para someter a prueba la validez de una forma argumental como
la del dilema constructivo:

(p :) q) • (r :) s)
pvr
:. q V s
65
404 Capítulo 8 Lógica simbólica

el cual contiene cuatro variables enunciativas distintas, se requiere una tabla de


verdad con cuatro columnas iniciales y 16 renglones. En general, para someter
a prueba una forma argumental que contiene n variables enunciativas distintas,
se requiere una tabla de verdad con n columnas iniciales y 2' renglones.

B. Formas inválidas comunes

Dos formas argumentales inválidas merecen especial atención porque man-


tienen parecidos superficiales con formas válidas y, por lo tanto, a menudo
tientan a los lectores o escritores descuidados. La falacia de la afirmación
del consecuente, también considerada en la sección 7. 7, se simboliza como
sigue:

p -:J q
q
:. p

Aunque la figura de esta forma es parecida a la del modus ponens, las dos for-
mas argumentales son muy diferentes y esta forma ciertamente no es válida.
Un "silogismo falso" acerca del presidente dictador de Iraq ya fallecido, Sad-
dam Hussein, ilustra muy bien este caso. He aquí ese silogismo (tal como lo
refiriera Orlando Patterson en el 2005), cuya invalidez efectivamente lo con-
vierte en falso: "Si uno es un terrorista, uno es un tirano que odia la libertad.
Saddam Hussein es un tirano que odia la libertad. Por lo tanto, Saddam Hus-
sein es un terrorista." 6 Supongamos que la primera premisa hipotética es ver-
Falacia de
afirmación del dadera, y que la segunda premisa que describe a Saddam Hussein también es
consecuente verdadera. Pero la segunda premisa (de que Saddam Hussein es un tirano)
Falacia formal en la afirma sólo el consecuente de la premisa hipotética preéedente. El argumento
que la segunda pre-
misa de un argu-
sencillamente comete la falacia de afirmar el consecuente.
mento afirma el Otra forma inválida, llamada la falacia de la negación del antecedente,
consecuente de la tiene una figura parecida a la del modus tollens y se puede simbolizar como
premisa condicional y sigue:
la conclusión de su ar-
gumento afirma el an-
tecedente. p-::i q
Falacia de
-p
negación del :. - q
antecedente
Falacia forma! en la Un ejemplo de esta falacia es el lema de campaña que utilizara un candidato
que la segunda pre·
misa de un argu-
a la alcaldía de Nueva York hace algunos años: "Si no conoces la lana, no co-
mento niega el noces el trabajo, y Abe conoce la lana". La conclusión no enunciada con la
antecedente de una que deliberadamente se tentaba al votante era que: "Abe conoce el trabajo",
premisa condicional y proposición que no se sigue de las premisas enunciadas.
la conclusión del ar·
gumento niega el Es posible mostrar rápidamente la invalidez de estas dos falacias comunes
consecuente. mediante tablas de verdad. En cada caso existe un renglón de la tabla de
66
8.7 Algunas formas argumentales comunes 405

verdad en el que las premisas del argumento falaz son verdaderas, pero la
conclusión es falsa.

C. Instancias de sustitución y formas específicas

Un argumento dado puede ser una instancia de sustitución de varias formas


argumentales diferentes, tal como lo apuntamos anteriormente cuando se de-
finió la "forma argumental". De ahí que el silogismo disyuntivo válido exami-
nado en la página 370, que puede simbolizarse así:

RV W
-R
:. w
es una instancia de sustitución de la forma argumental válida:

pvq
-p
:. q

y también es una instancia de sustitución de la forma argumental inválida:

p
q
r

Es obvio, en esta última forma, que a partir de las dos premisas, p y q, no se


puede inferir válidamente r. De modo que es claro que una forma argumental
inválida puede tener un argumento válido o uno inválido como instancia de
sustitución. Por lo tanto, para determinar si cualquier argumento dado es válido,
hay que atender a la forma especifica del argumento en cuestión. Sólo la forma
específica del argumento revela con precisión la estructura lógica completa de
ese argumento y, dado que lo hace, podemos saber que si la forma específica
de un argumento es válida, el argumento en sí tiene que ser válido.
En el ejemplo que se acaba de indicar, tenemos un argumento (R v W,
-R, por lo tanto W) y dos formas argumentales de las que ese argumento po-
dría ser una instancia de sustitución. La primera de estas formas argumentales
(p V q, -p, :. q) es válida y puesto que esta forma es la forma especifica del
argumento dado, su validez establece que el argumento dado es válido. La se-
gunda de estas formas argumentales es inválida, pero puesto que no es la
forma específica del argumento dado, no puede ser utilizada para mostrar que
el argumento dado es inválido.
Cabe enfatizar este punto: una forma argumental válida únicamente puede
tener argumentos válidos como instancias de sustitución. Esto es, todas las ins-
67
406 Capítulo 8 Lógica simbólica

tandas de sustitución de una forma válida tienen que ser válidas. Esto se
prueba con la demostración de la tabla ele verdad para la validez ele la forma
argumental válida, la cual muestra que no existe una instancia de sustitución
posible ele una forma válida que tenga premisas verdaderas y conclusión falsa.

A. Utilice tablas de verdad para probar la validez o invalidez de cada una ele las
formas argumentales en la sección ele Ejercicios, Grupo B, de la página, 395.

B. Utilice tablas de verdad para determinar la validez o invalidez de cada uno


de los siguientes argumentos.

*l. (Av B) ::J (A• B) 2. e


< v D) ::i (e• D)
AvB C•D
:.A• B :.CvD
3. E::J H) ::J (G• H)
F::J E -(G• H)
:.EvF :.-(Gv H)
*5. (Jvj) ::J (J•J) 6. KvL
-(Jv]) K
:.-(]•]) :.-L
7. Mv (N• -N) 8. (Ov P) ::J Q
M Q::J (O• P)
:.-(N• -N) :.(Ov P) ::J (O• P)
9. (Rv S) ::J T *10. U::J (Vv W)
T::J(R•S) (V• W) ::J -U
:. (R. S) ::J (R V S) :.-u
C. Utilice tablas ele verdad para determinar la validez o invalidez de los si-
guientes argumentos.

*l. Si Angola logra la estabilidad, entonces ambos Botswana y Chad adop-


tarán políticas más liberales. Pero Botswana no adoptará una política
más liberal. Por lo tanto, Angola no logrará estabilidad.
2. Si Dinamarca se rehúsa a unirse a la Comunidad Europea, entonces,
si Estonia permanece en la esfera de influencia rusa, entonces Finlan-
dia rechazará una política de libre comercio. Estonia permanecerá en
la esfera .de influencia rusa. Así que si Dinamarca se rehúsa a unirse
a la Comunidad Europea, entonces Finlandia rechazará una política
de libre comercio.
3. Si Grecia fortalece sus instituciones democráticas, entonces Hungría
impulsará una política más independiente. Si Grecia fortalece sus ins-
68
8. 7 Algunas formas argumentales comunes 407

tituciones democráticas, entonces el gobierno italiano .se sentirá menos


amenazado. Por lo tanto, si Hungría impulsa una política más inde-
pendiente, el gobierno italiano se sentirá 1nenos amenazado.
4. Si Japón continúa aumentando la exportación de automóviles,
entonces o Corea o Laos sufrirán un declive económico. Corea no
sufrirá un declive económico. Se sigue que si Japón continúa au-
mentando la exportación de automóviles, entonces Laos sufrirá un
declive económico.
*5. Si Montana sufre una sequía severa, entonces, si Nevada tiene una
precipitación pluvial normal, el suministro ele agua de Oregon será
ampliamente reducido. Nevada tiene una precipitación pluvial normal.
Así que si el suministro de agua ele Oregon se reduce ampliamente,
entonces Montana sufrirá una sequía severa.
6. Si se ha de lograr la igualdad ele oportunidades, entonces a las perso-
nas anteriormente en desventaja ahora se les deberían dar oportuni-
dades especiales. Si a las personas anteriormente en desventaja ahora
se les deberían dar oportunidades especiales, entonces alguna.s per-
sonas reciben un trato preferencial. Si algunas personas reciben un
trato preferencial, entonces no se logrará la igualdad ele oportunida-
des. Por lo tanto, la igualdad ele oportunidades no se ha logrado.
7. Si se satisfacen las demandas ele los terroristas, entonces se recom-
pensará la anarquía. Si no se satisfacen las demandas ele los terroristas,
entonces serán asesinados rehenes inocentes. De manera que o se re-
compensará la anarquía o serán asesinados rehenes inocentes.
8. Si la gente es completamente racional, entonces o bien todas las
acciones ele las personas pueden predecirse ele antemano o el
universo es esencialmente determinista. No todas las acciones ele una
persona pueden predecirse de antemano. Por lo tanto, si el universo
no es esencialmente determinista, entonces la gente no es enteramente
racional.
9. Si el consumo de petróleo continúa creciendo, entonces o bien, la
importación de petróleo aumentará o las reservas nacionales de pe-
tróleo se agotarán. Si aumenta la importación de petróleo y las
reservas nacionales de petróleo se agotan, entonces con el tiempo
la nación se irá a la bancarrota. Por lo tanto, si el consumo de
petróleo continúa aumentando, entonces, la nación con el tiempo
se irá a bancarrota.
*10. Si el consumo ele petróleo continúa creciendo, entonces la importa-
ción ele petróleo se incrementará y las reservas nacionales de petróleo
se agotarán. Si la importación de petróleo se incrementa o las reservas
nacionales de petróleo se agotan, entonces la nación pronto estará en
bancarrota. Por Jo tanto, si el consumo de petróleo continúa aumen-
tando, entonces pronto la nación estará en bancarrota.
69
408 Capitulo 8 Lógica simbólica

Formas enunciativas y equivalencia material

A. Formas enunciativas y enunciados

Ahora se hará explícita una noción que se asumió tácitamente en la sección


anterior, la noción de "forma enunciativa". Existe un paralelo exacto entre la
relación de argumento y forma argumental, por un lado, y la relación entre
enunciado y forma enunciativa, por el otro. La definición de "forma enuncia-
tiva" evidencia esto: una forma enunciativa es cualquier secuencia de sím-
bolos que contiene variables enunciativas pero no enunciados, de tal forma
que cuando se sustituyen los enunciados por variables enunciativas (el mismo
enunciado es sustituido por la misma variable enunciativa en todo momento),
el resultado es un enunciado. De este modo, p V q es una forma enunciativa,
porque cuando los enunciados se sustituyen por las variables p y q, se tiene
por resultado un enunciado. Dado que el enunciado resultante es una disyun-
ción, p V q se llama una "forma enunciativa disyuntiva". De manera análoga,
p • q.y p :::> q se llaman "forma conjuntiva" y "forma enunciativa condicional",
y -p se llama una "forma de negación" o "forma negativa". Así como se dice
que cualquier argumento de determinada forma es una instancia de sustitución
Forma enunciativa de esa forma argumental, así también se dice que cualquier enunciado de de-
Arreglo de símbolos terminada forma es una instancia de sustitución de esa forma enunciativa.
que muestran la es-
tructura lógica de un
Y así como distinguimos la forma especifica de cierto argumento, también dis-
enunciado; contiene tinguimos la forma específica de cierto enunciado como aquella forma enun-
variables enunciati- ciativa que resulta de sustituir consistentemente un enunciado simple diferente
vas, pero no
enunciados.
por cada variable enunciativa diferente. De ahí que p V q es la forma especifica
del enunciado: "El prisionero ciego tiene un sombrero rojo o el prisionero
Instancia de ciego tiene un sombrero blanco".
sustitución de una
forma enunciativa
Cualquier enunciado B. Formas enunciativas tautológicas, contradictorias y contingentes
que resulte de la sus-
titución consistente El enunciado: "Lincoln fue asesinado" (simbolizado como L), y el enunciado:
de enunciados por va-
riables enunciativas "O bien, Lincoln fue asesinado o no fue asesinado" (simbolizado como L v -L),
en una forma enun- son ambos obviamente verdaderos. Pero, podríamos decir que son verdaderos
ciativa.
"de diferentes formas" o que tienen "diferentes tipos" de verdad. De igual ma-
Forma especifica nera, el enunciado: "Washington fue asesinado" (simbolizado como WJ, y el
de un enunciado enunciado: "Washington fue asesinado y no fue asesinado" (simbolizado como
Forma de enunciado
W • -WJ, son ambos evidentemente falsos, pero también son falsos "de dife-
de la que resulta el
enunciado dado rente forma" o tienen "diferentes tipos" de falsedad. Estas diferencias en los
cuando se sustituye "tipos" de verdad o falsedad son importantes y muy grandes.
consistentemente un Que el enunciádo L sea verdadero y el enunciado W sea falso, son hechos
enunciado. simple di-
ferente por cada va- históricos, hechos acerca de cómo fue el curso de los acontecimientos. No
riable enunciativa existe necesidad lógica sobre ellos. Los acontecimientos pudieron haber ocu-
diferente. rrido de manera diferente y, por lo tanto, el valor de verdad ele enunciados
70
8.8 Formas enunciativas y equivalencia materia! 409

como L y Wtiene que descubrirse por un estudio empírico de la historia. Pero


el enunciado L V -L, aunque verdadero, no es una verdad histórica. Aquí
existe necesidad lógica: los acontecimientos no podrían ser tales que lo hicie-
ran falso y su verdad puede conocerse independientemente de cualquier in-
vestigación empírica. El enunciado L V -L es una verdad lógica, una verdad
formal, verdadera solamente en virtud ele su forma. Es una instancia de susti-
tución de una forma enunciativa cuyas instancias ele sustitución son todas
enunciados verdaderos.
Una forma enunciativa que tiene únicamente instancias ele sustitución ver-
daderas es una forma enunciativa tautológica, o una tautología. Para
mostrar que la forma enunciativa p V -pes una tautología, construimos la si-
guiente tabla ele verdad:

Sólo hay una columna inicial o guía para esta tabla ele verdad, puesto que la
forma bajo consideración contiene únicamente una variable enunciativa. Por
consiguiente, sólo existen dos renglones, que representan todas las instancias
de sustitución posibles. Sólo existen V's en la columna bajo la forma enuncia-
tiva en cuestión, y este hecho muestra que todas sus instancias ele sustitución
son verdaderas. Cualquier enunciado que es una instancia de sustitución ele
una forma enunciativa tautológica, es verdadero en virtud ele su forma y se Forma enunciativa
dice que es en sí tautológico, o una tautología. tautológica
Forma enunciativa
Una forma enunciativa que únicamente tiene instancias ele sustitución fal- que tiene únicamente
sas se dice que es autocontradictoria, o una contradicción, y es lógica- instancias de sustitu·
mente falsa. La forma enunciativa p • -pes autocontraclictoria, porque en su ción verdaderas; una
tabla de verdad sólo se encuentran F's bajo ella, lo cual significa que todas tautología.
sus instancias ele sustitución son falsas. Cualquier enunciado, como: W • W, Forma enunciativa
que es una instancia ele sustitución ele una forma enunciativa autocontradic- autocontradictoria
toria, es falso en virtud de su forma y se dice que es en sí autocontraclictorio Forma enunciativa
que tiene únicamente
o una contradicción. instancias de sustitu-
Las formas enunciativas que tienen enunciados verdaderos y falsos entre ción falsas; una con-
sus instancias de sustitución se llaman formas enunciativas contingentes. tradicción.
Cualquier enunciado cuya forma específica es contingente se llama un "enun- Forma enunciativa
ciado contingente".* De este modo, p, -p, p • q, p v q y p :) q son todas ellas contingente
Forma enunciativa
que tiene a la vez ins-
tancias de sustitución
*Cabe recordar que aquí hemos asumido que ningún enunciado simple es lógicamente verda- verdaderas e instan-
dero o lógicamente falso. Sólo enunciados contingentes simples se admiten aquí. Véase la nota cias de sustitución
al pie de la página 391. falsas.
71
410 Capítulo 8 Lógica simbólica

forn1as enunciativas contingentes. Y enunciados tales como: L, ........,L) L \f/,111

L V W, y L :::J W son enunciados contingentes, puesto que sus valores de ver-


dad son dependientes o contingentes de que de sus for-
mas solan1ente.
No todas las fonnas enunciativas son obviainente tautológicas o autocon-
tradictorias o contingentes como los ejemplos simples citados, Por ejemplo, la
forma enunciativa: [(p :::J q) :::J p] :::J p, no es obvia en absoluto, aunque su tabla
de verdad mostrará que es una tautología, Incluso tiene un nombre especial:
ley de Peirce,

C. Equivalencia material

La equivalencia material es una conectiva veritativo-funcional, tal como la dis-


yunción y la implicación material son conectivas veritativo-funcionales, El
valor de verdad de cualquier conectiva veritativo-funcional, como se explicó
anteriormente, depende de (es una función de) la verdad o falsedad de sus
enunciados conectados, De este modo, se dice que la disyunción de A y Bes
verdadera si A es verdadera o B es verdadera, o si ambas son verdaderas, La
equivalencia material es la conectiva veritativo-funcional que afirma que los
enunciados que conecta tienen el mismo valor de verdad, Dos enunciados
que son equivalentes en su valor de verdad, por lo tanto, son materialmente
equivalentes. Una definición sencilla es: dos enunciados son materialmente
equivalentes cuando ambos son verdaderos o ambos son falsos.
Así como el símbolo ele disyunción es la cuña y el símbolo para la impli-
cación material es la herradura, también existe un símbolo especial para la
equivalencia material, el signo de tres barras "=". Y así como se dieron defi-
niciones ele tablas de verdad para la cuña y la herradura, también se puede
hacer lo mismo para el signo de tres barras o tribarra. He aquí la tabla ele ver-
dad para la equivalencia material,"=":

Ley de Peirce
Enunciado tautológico
de la forma:
[(p ::i q) ::i PI ::i p.
Equivalencia
material
Relación veritativo· Dos enunciados verdaderos cualesquiera se implican materialmente el uno al
funcional que afirma otro; eso es una consecuencia del significado de la implicación material. Y
que dos enunciados dos enunciados falsos cualesquiera también se implican el uno al otro. Por lo
conectados por el
signo de tres barras tanto, dos enunciados cualesquiera que son materialmente equivalentes
(=) tienen e! mismo tienen que implicarse el uno al otro, puesto que son ambos verdaderos o
valor de verdad. ambos falsos.
72
8.8 Formas enunciativas y equivalencia material 411

Dado que dos enunciados cualesquiera, A son materialmente


equivalentes se implican el uno al otro, es posible inferir de su equivalencia
material que B es verdadero si A es verdadero, y también que B es verdadero
sólo si A es verdadero. Puesto que ambas relaciones están implícitas por la
equivalencia material, se puede leer el signo ele tres barras, = , como "si y sólo
si".
En el discurso cotidiano se utiliza esta relación lógica sólo ocasionalmente.
Uno puede decir, Iré al juego de campeonato, si y sólo si puedo conseguir un
boleto. Iré si adquiero un boleto, pero puedo ir sólo si adquiero un boleto. Así
que mi ida al juego, y el que pueda conseguir un boleto, son materialmente
equivalentes.
Cada implicación es un enunciado condicional, como se apuntó anterior-
mente. Dos enunciados, A y B, que son materialmente equivalentes implican
la verdad del condicional A :::J B, y también implican la verdad del condicional
B :::J A. Puesto que la implicación ocurre en ambas direcciones cuando posee Enunciado
equivalencia_ material, un enunciado de la forma A = B a menudo se llama un bicondidonal
Enunciado compuesto
bicondicional. que afirma que sus
Existen cuatro conectivas veritativo-funcionales de las que normalmente dos componentes se
dependen los argumentos deductivos: conjunción, disyunción, implicación implican el uno al otro
y, por lo tanto, son
material y equivalencia materia/. Nuestra discusión del grupo de cuatro ahora materialmente equi-
está completa. valentes.

Las cuatro conectivas veritativo-funcionales

Nombres de
Símbolo
Conectiva verita- Tipo de componentes de
(nombre del Ejemplo
tivo-funcional proposición las proposiciones
símbolo)
de ese tipo

y • (punto) Conjunción Con yuntos Cynthia es tacaña y Franco


canta blues. e°F
o v (cuña) Disyunción Disyuntos Cyn_thia es tacaña o Israel es
un amante de la música. C v 1

Si ... entonces :) (herradura) Condicional Antecedente, Si Franco canta blues, enton-


consecuente ces Toño se pone de mal
humor. F :> /
Si y sólo si = (tres barras) Bicondicional Componentes Toño se pone de ma! humor
si y sólo si Franco canta
blues. T"' F

Nota: "no" no es un¡¡ conectiva, sino un operador vcritativo-funcional, así qc1e aquí se omite.
73
412 Capítulo 8 Lógica simbólica

D. Argumentos, enunciados condicionales y tautologías

A todo argumento le corresponde un enunciado condicional cuyo antecedente


es la conjunción de las premisas del argumento y cuyo consecuente es la con-
clusión del argumento. Por lo tanto, un argumento que tenga la forma de
modusponens,

p :) q
p
:. q

puede expresarse como un enunciado condicional de la forma: [(p :) q) • p]


-:> q. Si el argumento expresado como un condicional tiene una forma argu-
mental válida, entonces su conclusión debe seguirse en cada caso de sus pre-
misas y, por lo tanto, se puede mostrar en una tabla de verdad que el
enunciado condicional es una tautología. Esto es, el enunciado de que la con-
junción de las premisas implica la conclusión tendrá (si el argumento es válido)
todas y únicamente instancias verdaderas.
Las tablas de verdad son instrumentos poderosos para la evaluación de
argumentos. Una forma argumental es válida si y sólo si su tabla de verdad
tiene una V bajo la conclusión en cada renglón en el que existen V's bajo
todas sus premisas. Esto se sigue del significado preciso de "validez". Ahora,
si el enunciado condicional que expresa esa forma argumental constituye el
encabezado de una columna de la tabla de verdad, puede ocurrir una letra F
en esta columna sólo en el renglón en el que existen V's bajo todas las pre-
misas y una letra F bajo la conclusión. Pero no existirá tal renglón si el argu-
mento es válido. Por lo tanto, sólo ocurrirán V's bajo un enunciado condicional
que corresponde a un argumento válido y este enunciado condicional tiene
que ser una tautología. Por lo tanto, es posible decir que una forma argu-
mental es válida si, y sólo si, su expresión en forma de un enunciado
condicional (de la cual el antecedente es la conjunción de las premisas de la
forma argumental dada y el consecuente es la conclusión de la forma argu-
mental dada) es una tautología.
Sin embargo, para cada argumento inválido de la variedad veritativo-fun-
cional, el enunciado condicional correspondiente no será una tautología. El
enunciado de que la conjunción de sus premisas implica su conclusión es o
contingente o contradictorio (para un argumento inválido).

A. En cada enunciado de la columna de la izquierda, indique cuál de las for-


mas enunciativas, si es que existe alguna, de la columna de la derecha,
tiene el enunciado dado como una instancia de sustitución, e indique cuál
es la forma específica, si es que existe alguna, del enunciado dado.
74
8.8 Formas enunciativas y equivalencia material 413

*l. AvB a. p•q


2. C•-D h. p-:Jq
3. -E-:J (F• G) c. pv q
4. JI-:) (1. ]! d. p•-q
'''5. (K• L) v (M• N) p=q
6. (OvP) -:J (P• Q) f. (p-:J q) v (r• s)
7. (R-:J S) V (T• -U) g. [ (p -:J q) -:J r] -:J s
8. V-:J (Wv-14) h. [ (p-:) q) -:) p] -:) p
9. [ (X-:J Y) -:J X] -:J X i. (p• q) v (r• s)
''10. Z=--Z j. p-:J(qv-r)

B. Utilice tablas de verdad para caracterizar las siguientes formas enunciativas


como tautológicas, autocontradictorias o contingentes.

*l. [p-:) (p-:) q)] -:) q 2. p-:) [ (p -:J q) -:) q]


3. (p • q) • (p -:) -q) 4. p-:J [-p-:J (qv-q)]
*5. p-:J[p-:J(q•-q)] 6. (p-:J p)-:) (q• -q)
7. [p -:J ( q -:J r)] -:J [ (p -:J q) -:J (p -:J r) J
8. [p-:J (q-:J p)] -:J [(q-:J q) -:J -(r-:J r)J
9. {[ (p -:J q) • ( r -:J s)] • (p v r)) -:J ( q v s)
* l O. {[ (p -:J q) • ( r -:J s)] • ( q v s)) -:J (p v r)

C. Utilice tablas de verdad para decidir cuáles de los siguientes enunciado,


bicondicionales son tautologías.

*l. (P -:J q) = (-q-:J -p) 2. (p-:) q) = (-p-:) -q)


3. [ (p -:J q) -:J r] = [(q -:J p) -:J r] 4. [p -:J (q -:J r)] = [q-:J (p -:J r)]
*5. p = [p • (p V q)] 6. p = [p V (p o q)]
7. p = [p • (p -:) q) l 8. P= [p• (q-:J p)J
9. p = [p V (p -:J q)] *10. (p-:) q) = [(p V q) = q]
ll. P= [pv (q• -q)] 12. P=[p•(q•-q)]
13. P=[p•(qv-q)l 14. p=[pv(qv-q)]
*15. [p • ( q v r)] = [(p • q) v (p • r)]
16. [p• (qv r)] = [(pv q) • (pv r)]
17. [p v ( q • r)l = [(p • q) v (p • r)]
18. [p V ( q. r)] = [(p V q) • (p V r)]
19. [ (p • q) -:J r] = [p -:J ( q -:J r)]
*20. [(p-:J q) • (q-:J p)J = [(p• q) V (-p•-q)]
75
414 Capitulo 8 Lógica simbólica

8.9 Equivalencia lógica

En este momento introducünos una nueva relación) ünportante y muy útil,


pero no es una conectiva, y es un tanto más complicada que cualquiera de
las conectivas veritativo-funcionales que se acaban de discutir.
Los enunciados son materialmente equivalentes cuando tienen el mismo
valor de verdad. Puesto que dos enunciados materialmente equivalentes son
o ambos verdaderos, o ambos falsos, podemos ver fácilmente que tienen (ma-
terialmente) que implicarse el uno al otro, puesto que un antecedente falso
(materialmente) implica cualquier enunciado, y un consecuente verdadero es
(materialmente) implicado por cualquier enunciado. Es posible, por lo tanto,
leer el signo de tres barras, =, como "si y sólo si".
Ahora bien, los enunciados que son materialmente equivalentes segura-
mente no pueden sustituirse uno al otro. Sabiendo que son equivalentes ma-
terialmente, sólo sabemos que sus valores de verdad son los mismos. Los
enunciados: 'Júpiter es más grande que la Tierra" y "Tokio es la capital de
Japón", son equivalentes materialmente porque ambos son verdaderos, pero
obviamente no se pueden reemplazar uno con otro. De igual manera, los
enunciados: "Tocias las arañas son venenosas" y "Ninguna araña es venenosa",
son equivalentes materialmente simplemente porque ambos son falsos y desde
luego, ¡no pueden reemplazarse el uno al otro!
Pero existen muchas circunstancias en las que se tiene que expresar la re-
lación que permite el reemplazo mutuo. Dos enunciados pueden ser equiva-
lentes en un sentido mucho más fuerte que el de la equivalencia material;
pueden ser equivalentes en significado al igual que tener el mismo valor de
verdad. Si tienen el mismo significado, cualquier proposición que incorpore
uno de estos enunciados podría de igual manera incorporar al otro; no existirá
(no puede existir) ningún caso en el que uno de esos enunciados sea verda-
dero mientras que el otro sea falso. Los enunciados equivalentes en este sen-
tido fuerte se llaman lógicamente equivalentes.
Por supuesto, cualesquiera dos enunciados que sean equivalentes lógica-
mente también serán equivalentes materialmente porque obviamente tendrían
que tener el mismo valor de verdad. De hecho, si dos enunciados son equi-
valentes lógicamente, son equivalentes materialmente bajo toda circunstancia
y esto explica la corta pero poderosa definición de equivalencia lógica: dos
enunciados son lógicamente equivalentes cuando el enunciado de su
Equivalencia lógica equivalencia material es una tautología. Esto es, el enunciado de que tie-
Dos enunciados en los nen el mismo valor de verdad es en sí mismo necesariamente verdadero. Y
que el enunciado de
su equivalencia mate- esto explica por qué para expresar esta fuerte relación lógica se utiliza el sím-
rial es una tautología; bolo de tres barras con una T pequeña encima de ella, indicando que la re-
son equivalentes en lación lógica es de tal naturaleza que la equivalencia material de los dos
significado y pueden
reemplazarse uno al
enunciados es una tautología. Y debido a que la equivalencia material es un
otro. "bicondicional" (los dos enunciados se implican el uno al otro) se puede en-
76
8.9 Equivalencia lógica 415

tender que este símbolo de equivalencia lógica, J, expre::;a un condicional tau-


tológico.
Algunas equivalencias lógicas simples que se utilizan con mucha frecuen-
cia establecerán esta relación, y su gran eficacia, de manera muy clara. Es un
lugar común que p y --p significa lo mismo: "Él es consciente de esa dificul-
tad" y "Él no es inconsciente de esta dificultad" son dos enunciados con el
mismo contenido. En esencia, cualquiera de estas expresiones puede ser re-
emplazada por la otra porque ambas dicen lo mismo. Este principio de doble
negación, cuya verdad es obvia para todos, puede mostrarse en una tabla de
verdad, donde se muestra que la equivalencia material de dos formas enun-
ciativas es tautológica, de este modo:

Esta tabla de verdad prueba que p y --p

verita-
tivo-funcional, =, que puede ser verdadera o falsa dependiendo únicamente
de la verdad o falsedad de los elementos que conecta. Pero la segunda, la
equivalencia lógica, J, no es una simple conectiva y expresa una relación entre
dos enunciados que no es veritativa-funcional. Dos enunciados son lógica-
mente equivalentes sólo cuando les es absolutamente imposible tener dife-
rentes valores de verdad, pero si siempre tienen el mismo valor de verdad, los
enunciados lógicamente equivalentes tienen que tener el mismo significado y
en ese caso pueden sustituirse el uno al otro en cualquier contexto veritativo-
funcional sin cambiar el valor de verdad de ese contexto. En contraste, dos
enunciados son materialmente equivalentes si simplemente ocurre que tienen
el mismo valor de verdad, incluso si no existen conexiones reales entre ellos.
Los enunciados que sólo son equivalentes materialmente, ¡desde luego que
no pueden sustituirse el uno al otro! Doble negación
Existen dos equivalencias lógicas bien conocidas (esto es, bicondicionales Expresión de equiva-
lencia lógica entre un
lógicamente verdaderos) de gran importancia porque expresan las interrela- símbolo y la negación
ciones entre conjunción y disyunción, y sus negaciones. Enseguida se exami- de la negación de ese
nan estas dos equivalencias lógicas con más detalle. símbolo.
77
416 Capítulo 8 Lógica simbólica

Primero, ¿qué servirá para negar que una disyunción es verdadera' Cual-
quier disyunción p V q no afirma más que al menos uno de sus dos disyuntos
es verdadero. Uno no puede contradecirlo afirmando que al menos uno es
falso; (para negarlo) se tiene que afirmar que ambos disyuntos son falsos. Por
lo tanto, afirmar la negación de /a disyunción (p V q) es lógicamente equiva-
lente a afirmar la conjunción de las negaciones de p y de q. Para mostrar esto
en una tabla de verdad, tenemos que formular el biconclicional, -(p V q) =
(- p • -q), colocarlo en la parte superior de su propia columna y examinar
su valor de verdad bajo todas las circunstancias, esto es, en cada renglón.

Por supuesto observamos que, cualquiera que sea el valor de verdad de p y


ele q, este bicondicional siempre tiene que ser verdadero. Es una tautología.
Debido a que la equivalencia material es una tautología, concluimos que los
dos enunciados son lógicamente equivalentes. Hemos demostrado que:

-(p V q) ;k ( -p ' -q)

De igual manera, puesto que afirmar la conjunción de p y de q es afirmar que


ambos son verdaderos, para contradecir esta afirmación sólo se necesita afir-
mar que al menos uno es falso. De este modo, afirmar la negación de la con-
junción, (p • q), es lógicamente equivalente a afirmar la disyunción de las
negaciones ele p y de q. Con símbolos, en una tabla de verdad, es posible
mostrar que el bicondicional: -(p = (- p V -q) es una tautología. Esta
Teorema de tabla demuestra que:
De Margan
Dos equivalencias ló- -(p • q) J, ( - p V -q)
gicas útiles: (1) la ne-
gación de la
disyunción de dos Estos dos bicondicionales tautológicos, o equivalencias lógicas, se conocen
enunciados es lógica- como el teorema de De Morgan porque fueron enunciados formalmente por
mente equivalente a el matemático y lógico Augustus De Morgan (1806-1871). El teorema de De
la conjunción de las Morgan puede formularse en español de este modo:
negaciones de los dos
disyuntos; y (2) la ne-
gación de la conjun- a. La negación de la disyunción ele dos enunciados es lógicamente equiva-
ción de dos lente a la conjunción de las negaciones de los dos enunciados;
enunciados es lógica-
mente equivalente a y
la disyunción de !a ne-
gación de los dos
conyuntos. b. La negación de la conjunción de dos enunciados es lógicamente equiva-
lente a la disyunción de las negaciones de los dos enunciados.
78
8.9 Equivalencia lógica 417

Estos teoremas de De Morgan son muy útiles.


Otra equivalencia lógica importante es muy útil cuando se busca manipular
las conectivas veritativo-funcionales. La implicación material, :::i, se definió an-
teriormente en este capítulo (sección 8.3) como una forma abreviada de decir
que -(p • -q). Esto es, "p materialmente implica q" sencillamente significa,
por definición, que no es el caso que p es verdad mientras q es falsa. En esta
definición se observa que el definiens, -(p • -q), es la negación de la con-
junción. Y por el teorema de De Morgan sabemos que cualquier negación de
ese tipo es lógicamente equivalente a la disyunción ele las negaciones de los
conyuntos; esto es, sabemos que -(p • -q) es lógicamente equivalente a (-p
V --q); y esta expresión, a su vez, aplicando el principio de la doble nega-
ción, es lógicamente equivalente a -p V q. Expresiones lógicamente equiva-
lentes significan lo mismo y, por lo tanto, el definiens original de la herradura:
-(p • -q), ex-
presión más simple: -p V q. Esto nos ofrece una definición muy útil de la
implicación material: p ::i q es lógicamente equivalente a -p V q. Con
símbolos se escribe de este modo:

(p :) q) Je (-p V q)

Esta definición de implicación material se aplica ampliamente en la formula-


ción de enunciados lógicos y del análisis ele argumentos. A menudo la mani-
pulacióf\ es esencial y es más eficiente cuando los enunciados con los que se
trabaja ti<,nen la misma conectiva fundamental. Con la definición simple de la
herradura que se acaba ele establecer, (p ::i q) Je (-p v q), los enunciados en
los que la !1erradura es la conectiva pueden reemplazarse convenientemente
por enunciados en los que la cuña es la conectiva; y asimismo, los enunciados
en forma disyuntiva pueden reemplazarse fácilmente por enunciados en forma
implicativa. Cuando buscamos presentar una prueba formal de la validez de
los argumentos deductivos, los reemplazos de este tipo resultan, en efecto, ser
muy útiles ..
Antes de continuar con los métodos para poner a prueba la validez e in-
validez en la siguiente sección, vale la pena detenerse para una consideración
más minuciosa del signiflcado ele la implicación material. La implicación es
fundamental en la discusión pero, como se señaló anteriormente, la palabra
"implicar" es muy ambigua. La implicación material, a la que nos referimos
en este análisis, es sólo un sentido de esa palabra, aunque es un sentido muy
importante, por supuesto. La definición de implicación material que se acaba
de expiicar deja claro que cuando decimos, en este sentido importante, que "p
implica q", estamos diciendo no más que: "o q es verdadera o pes falsa".
Afirmar la relación "si ... entonces" en este sentido tiene consecuencias que
pueden parecer paradójicas. Porque en este sentido podemos decir, correcta-
mente: "Si un enunciado es verdadero, entonces está implicado por cualquier
79
418 Capítulo 8 Lógica simbólica

otro enunciado cualquiera'. Dado que es verdad que la Tierra es redonda, se


sigue que: "La Luna está hecha ele queso verde implica que la Tierra es redonda".
Esto parece ser 1nuy curioso, especialmente dado que ta1nbién se sigue que: "La
Luna no está hecha de queso verde implica que la Tierra es redonda". Nuestra
comprensión precisa ele implicación material también nos autoriza a decir, correc-
tamente: "Si un enunciado es falso, entonces implica a cualquiera otro
enunciado". Puesto que es falso que la Luna esté hecha de queso verde, se sigue
que: "La Luna está hecha de queso verde implica que la Tierra es redonda", y
esto es más curioso cuando uno se da cuenta de que también se sigue que: "La
Luna está hecha de queso verde implica que la Tierra no es redonda".
¿Por qué estos enunciados verdaderos parecen tan curiosos? Es porque re-
conocemos que la forma de la Tierra y el que la Luna sea de queso son com-
pletamente irrelevantes entre sí. Tal como solemos utilizar la palabra "implicar",
un enunciado no puede implicar a otro enunciado, falso o verdadero, para el
que es completamente irrelevante. Ése es el caso cuando "implica" se utiliza en
la mayoría ele sus s.entidos cotidianos. Aun así, los enunciados "paradójicos" del
párrafo anterior son, en efecto, verdaderos y en realidad no son problemáticos
del todo porque utilizan la palabra "implicar" en el sentido lógico ele "implicación
material". Según el significado preciso ele implicación material que hemos dejado
muy claro, entendemos que decir que p implica materialmente a q es sólo decir
que o bien p es falsa o bien q es verdadera.
Lo que se tiene que tener presente es lo siguiente: el sign/ficado, el con-
tenido, es estrictamente irrelevante para la implicación material. La implicación
material es una función de verdad. Únicamente la verdad y falsedad del an-
tecedente y del consecuente, no su contenido, son relevantes en este caso.
No hay nada paradójico en decir que cualquier disyunción que contiene un
disyunto verdadero es verdadera. Bien, cuando se dice que "La Luna está hecha
de queso verde implica (materialmente) que la Tierra es redonda", sabemos
que es lógicamente equivalente a decir: "O la Luna no está hecha ele queso
verde o la Tierra es redonda" -una disyunción que es muy probablemente
verdadera-. Y cualquier disyunción que podamos confrontar en la que "La
Luna no está hecha ele queso verde" sea el primer disyunto, será muy proba-
blemente verdadera, sin importar lo que afirme el segundo disyunto. Así que,
por supuesto, "La Luna está hecha ele queso verde implica (materialmente)
que la Tierra es cuadrada" porque es lógicamente equivalente a "La Luna no
está hecha de queso verde o la Tierra es cuadrada". Un enunciado falso implica
materialmente cualquier enunciado. Un enunciado verdadero es materialmente
implicado por cualquier enunciado.
Toda ocurrencia ele "si. .. entonces" tendrá que tratarse, se ha dicho, como
una implicación material y representarse con la herradura, ::i. La justificación
ele esta práctica, su conveniencia lógica, es el hecho ele que hacerlo preserva
la validez ele todos los argumentos válidos del tipo ele los que nos interesa
tratar en esta parte de nuestro estudio ele la Lógica. Otras simbolizaciones se
han propuesto adecuadas a otros tipos ele implicación, pero pertenecen a par-
tes más avanzadas de lógica, más allá del alcance de este libro.
80
8.1 O Las tres "leyes del pensamiento·' 419

8.1 O Las tres "leyes del pensamiento"

Algunos pensadores del pasado, después de haber definido la lógica como "la
ciencia de las leyes del pensamiento", llegaron a afirmar que existen exacta-
mente tres leyes básicas del pensamiento, leyes tan fundamentales que la obe-
diencia de ellas es condición necesaria y suficiente para el pensamiento
correcto. Estas tres leyes tradicionalmente se han llamado:

111 El principio de identidad. Este principio establece que si algún enun-


ciado es verdadero, entonces es verdadero. Utilizando la notación es posi-

::) p tiene que ser verdadero, que todo enunciado


de ese tipo es una tautología.

111 El principio de no contradicción. Este principio establece que ningún


enunciado puede ser verdadero y falso. Utilizando la notación es posible
parafrasearlo diciendo que el principio de no contradicción afirma que
todo enunciado de la forma p • -p tiene que ser falso, que todo enun-
ciado de ese tipo es autocontradictorio.

1111 El principio del tercero excluido. Este principio establece que todo
enunciado es verdadero o falso. Utilizando la notación es posible parafra-
searlo diciendo que el principio del tercero excluido afirma que todo enun-
ciado de la forma p V -p tiene que ser verdadero, que todo enunciado
de ese tipo es una tautología.

Es obvio que estos tres principios son en efecto verdaderos, lógicamente


verdaderos, pero la afirmación de que merecen un estatus privilegiado
como las leyes más fundamentales del pensamiento, es dudosa. La primera
(identidad) y la tercera (tercero excluido) son tautologías, pero existen
muchas otras formas tautológicas cuya verdad es igualmente cierta. Y el se- Principio de
gundo (no contradicción) de ningún modo es la única forma de enunciado Siidentidad algún enunciado es
autocontradictoria. verdadero, es verda·
Estos principios se utilizan para completar las tablas de verdad. En las co- dero.
lumnas iniciales de cada renglón de la tabla se coloca una V o una F, guiados Principio de no
por el principio del tercero excluido. En ningún renglón se coloca una V y contradicción
una F juntas, esto guiándonos por el principio de no contradicción. Y una vez Ningún enunciado
puede ser verdadero y
que se ha colocado una V bajo un símbolo de cierto renglón, entonces (guián- falso a la vez.
donos por el principio de identidad) cuando encontramos ese símbolo en otras
columnas de ese renglón se considera que aún se le asigna una V. Así que Principio del
tercero excluido
podemos considerar a las tres leyes del pensamiento como principios que re- Todo enunciado es o
gulan la constrncción de tablas de verdad. verdadero o falso.
81
420 Capítulo 8 Lógica simbólica

Sin embargo. considerando al sistema entero de lógica deductiva, estos


tres principios no son más importantes o fructíferos que muchos otros. De
hecho, existen tautologías que son más fructíferas que estos tres para los pro-
pósitos de la deducción. Un tratamiento más amplio de este punto se encuen-
tra más allá del alcance de este libro. 7
Algunos pensadores que creen haber desarrollado una lógica nueva y di-
ferente, han afirmado que estos tres principios de hecho no son verdaderos y
que su obediencia ha sido una limitante innecesaria. Pero estas críticas se han
basado en malentendidos.
El principio ele identidad ha siclo atacado con base en que las cosas cam-
bian y que siempre están en cambio. De este modo, por ejemplo, enunciados
acerca ele Estados Unidos que fueron verdad cuando constaba ele los trece es-
tados originales, ya no son verdad de los Estados Unidos ele la actualidad con
50 estados. Pero esto no socava el principio ele identidad. La oración: "Sólo
existen trece estados en Estados Unidos", está incompleta, es una formulación
elíptica del enunciado: "Sólo había trece estados en Estados Unidos en 1790",
y este enunciado es tan verdadero hoy como lo fue en 1790. Cuando centra-
mos la atención en formulaciones ele proposiciones completas, no elípticas,
podemos observar que su verdad (o falsedad) no cambia a lo largo del tiempo.
El principio de identidad es verdadero y no interfiere con que reconozcamos
el cambio continuo.
El principio ele no contradicción ha siclo atacado por los hegelianos y mar-
xistas con base en que la contradicción genuina es omnipresente, que el
mundo está repleto con el inevitable conflicto ele fuerzas contradictorias. Que
existen fuerzas en conflicto en el mundo real es verclacl, por supuesto, pero
llamar a estas fuerzas "contradictorias" es un uso impreciso y equívoco ele este
término. Los sindicatos ele trabajadores y los propietarios de las industrias pue-
den en efecto hallarse en conflicto, pero ni los propietarios ni los sindicatos
son la "negación" o la "contradicción" del otro. El principio ele no contradic-
ción, entendido en el sentido directo en que pretenden los lógicos, es inobje-
table y perfectamente verdadero.
El principio del tercero excluido ha siclo objeto de muchas críticas con
base en que conduce a una "tendencia bivalente", que implica que las cosas
en el mundo tienen que ser "blancas o negras" y que por eso obstaculiza la
conciliación ele acuerdos mutuos y ele gradaciones menos que absolutas. Esta
objeción también surge ele un malentendido. Por supuesto que el enunciado
"Esto es negro" no puede ser verdadero conjuntamente con el enunciado
"Esto es blanco", donde "esto" se refiere exactamente a la misma cosa. Pero
aunque estos dos enunciados no pueden ser ambos verclacleros, ambos pue-
den ser falsos. "Esto" puede no ser ni negro ni blanco; estos dos enunciados
son contrarios, no contradictorios. El contradictorio del enunciado "Esto es
blanco" es el enunciado: "No es el caso que esto es blanco" y (si "blanco" se
82

Resumen 421

utiliza precisamente en el mismo sentido en estos dos enunciados) uno de


ellos tiene que ser verdadero y el otro falso. Este principio del tercero ex-
cluido es ineludible.
Las tres "leyes de pensamiento" son inobjetables, mientras se apliquen a
enunciados que contengan términos inequívocos, no elípticos y precisos. Tal
vez no merezcan el estatus honorílko que les asignaron algunos filósofos*,
pero indudablemente son verdaderas.

RESUMEN
En este capítulo hemos expuesto los conceptos fundamentales ele la lógica
simbólica moderna.
En la sección 8.1 explicamos el enfoque general ele la lógica simbólica
moderna y su necesidad ele un lenguaje simbólico artificial.
En la sección 8.2 introdujimos y definimos los símbolos para la negación
(la tilde: - ); y para las conectivas veritativo-funcionales ele la conjunción (el
punto: • ) y la disyunción (la cuña: v). También explicamos la puntuación
lógica.
En la sección 8.3 analizamos los diferentes sentidos de implicación y defl-
nimos la conectiva veritativo-funcional implicación material (la herradura: ::J).
En la sección 8.4 explicamos la estructura formal ele los argumentos, defi-
nimos las formas argumentales, y también explicamos otros conceptos esen-
ciales para analizar los argumentos deductivos.
En la sección 8.5 ofrecimos una explicación precisa ele las formas válidas
e inválidas ele los argumernos.
En la sección 8.6 explicamos el método de la tabla de verdad para so-
meter a prueba la validez de las formas argumentales.
En la sección 8. 7 identificamos y describimos unas cuantas formas argumen-
tales comunes, algunas válidas y otras inválidas.
En la sección 8.8 explicamos la estructura formal de los enunciados y
definimos términos esenciales para tratar con las formas enunciativas. Intro-
dujimos las formas ele enunciado tautológicas, contradictorias y contin-
gentes, y definimos una cuarta conectiva veritativo-funcional, la equivalencia
material ( tres barras:

*Platón apeló explícitamente al principio de no contradicción en el libro IV de su República (en los


nos. 436 y 439); Aristóteles analizó los tres principios en los libros IV y XI de su Metafísica. Acerca
del principio de no contradicción, Aristóteles escribió: "Que el mismo atributo no p~iede al mismo
tiempo pertenecer y no pertenecer al mismo sujeto y en el mismo sentido" es un principio "que ha
de poseer quien conozca cualquiera de las cosas que son", y aquel "que necesariamente ya tiene
que poseer cuando viene a conocerla". Es, concluye, "el más firme de todos los principios".
83
422 Capítulo 8 Lógica simbólica

En la sección 8.9 introdujimos y definimos una nueva relación poderosa,


la equivalencia lógica, utilizando el símbolo J,. Explicamos por qué los enun-
ciados que son lógicamente equivalentes pueden sustituirse el uno al otro,
mientras que los enunciados que sólo son materialmente equivalentes no pue-
den reemplazarse entre sí. Introdujimos varias equivalencias lógicas de gran
importancia: el teorema de De Morgan, el principio de doble negación y
la definición de implicación material.
En la sección 8.10 analizamos ciertas equivalencias lógicas que muchos
consideran fundamentales en todo el razonamiento: el principio de identi-
dad, el principio de no contradicción y el principio del tercero excluido.

Notas del capítulo 8

1
David H. Sanforcl ha propuesto definiciones un poco más complicadas en su texto "What Is
a Truth Functional Component?" Logique et Analyse 14 (1970), 483-486.
2 Citado en The New Yorker, el 30 de abril de 2001.

3 "The Firm" The New Yorker, 8 de marzo de 1999.

4
Peter J. Bertocci, "Chávez' Plight Must Come from Arrogance", The New York Times, 19 de
enero de 2001.
5 Rabino Amrniel Hirsch, "Grand Canyon", The New York Times, 10 de octubre de 2005.

6
Orlando Patterson, "The Speech Misheard Round the World", The New York 22 de enero
de 2005. La redacción del silogismo de Patterson es ligeramente diferente pero tiene exacta-
mente la misma fuerza lógica.
7
Para una discusión más profunda de este tema, el lector interesado puede consultar I.M. Copi
y ].A. Gould, eds., Readings on Logic, segunda edición, Nueva York, Macmillan, 1972, parte 2;
e l.M. Copi y ].A. Gould, editores, Contemporary Philosophical Logic, Nueva York, St. Martin~s
Press, 1978, parte 8.
84

Razonamiento analógico

11.1 Inducción y deducción vistas de nuevo


11.2 Argumento por analogía
11.3 Evaluación de argumentos por analogía
11.4 Refutación por analogía lógica

11.1 Inducción y deducción vistas de nuevo

Los argumentos inductivos, a los que volvemos ahora, difieren fundamental-


mente de los argumentos deductivos en lo siguiente: la conclusión de un ar-
gumento deductivo es necesariamente verdadera si el argumento es válido y
las premisas son verdaderas. Sin embargo, no es posible afirmar tal certeza de
la conclusión de un argumento inductivo. Por lo tanto, se pueden contrastar
las relaciones de las premisas con la conclusión en las dos familias de argu-
mentos. En una, la deducción, un argumento falla (es inválido) si las premisas
no cumplen la necesidad lógica que se afirma. En la otra, la inducción, la ne-
cesidad lógica no es posible y no se afirma. La "validez" e "invalidez" fueron
nociones clave en la parte II del libro, en la parte lII estas nociones simple-
mente son inaplicables a los argumentos que más nos interesan. Muchos ar-
gumentos muy buenos y muy importantes tienen conclusiones que no
pueden establecerse con certeza, incluso cuando se sabe que sus premisas
son verdaderas.
Los argumentos que tienen por objetivo establecer una conexión causal
entre sucesos de un tipo y sucesos de otro tipo, a menudo merecen nuestra
confianza, por supuesto, pero no pueden probarse por alguna técnica de de-
mostración. Por ejemplo, ahora decimos sin reservas que fumar es causa de
cáncer; pero no se puede atribuir a ese conocimiento la certeza que correcta-
mente se atribuye al conocimiento de que la conclusión de un argumento de-
ductivo válido está implícita rigurosamente en sus premisas. Acerca de este
estándar deductivo, un reconocido médico investigador advierte: "Nadie será
capaz de demostrar nunca que el fumar causa cáncer, o que algo causa algo". 1
La certeza deductiva es un estándar muy elevado para imponer cuando eva-
540
luamos nuestro conocimiento sobre el mundo.
85
11.2 Argumento por analogía 541

Tenemos que confiar. y usualmente confiamos, en argumentos que tienen


la intención de sostener a sus conclusiones como probables o probablemente
verdaderas. Comprender las fortalezas y debilidades de estos argumentos in-
ductivos y explicar las técnicas para evaluar estos argurnentos será nuestro
objetivo a Jo largo de esta tercera parte del libro. ·
En la primera sección de esta parte analizaremos detalladamente la cone-
xión entre premisas y conclusiones en los argumentos inductivos basados en
analogías que tienen como objetivo establecer conclusiones particulares, y
luego examinaremos los argumentos inductivos cuyas conclusiones son ge-
neralizadas e iremos más allá de la analogía en los intentos por establecer
leyes causales. En la segunda sección examinaremos los métodos de la ciencia,
que se apoyan en técnicas inductivas, y ·exploraremos el concepto central de
probabilidad, con el que comúnmente se expresan las conclusiones inductivas.

11.2 Argumento por analogía


El tipo más común ele argumento inductivo es el que depende de la analogía.
Si refiero que obtuve muy buen servicio de una computadora de cierto tipo y
marca, el lector puede inferir que una nueva computadora del mismo tipo y
marca también podrá servirle a él igual ele bien. Esa conclusión tiene cierto
grado de probabilidad, pero el argumento está lejos de ser convincente.
Cuando un libro nuevo me llama la atención e infiero que disfrutaré leerlo
porque he leído y disfrutado otros libros del mismo autor, mi confianza en
ese autor puede consolidarse cuando Jea el libro, o puede que me decepcione.
La analogía es la base más común ele nuestras inferencias cotidianas a partir
de la experiencia pasada sobre lo que nos depara el futuro.
A continuación se presentan dos argumentos analógicos formulados con
más cuidado. El primero concluye que, con base en Jo que comúnmente se
considera prudente y justo, ahora sería prudente y justo adoptar un gran cam-
bio en la política pública:

Algunas personas consideran que las pruebas de preselección para los maestros
son injustas, que son uri tipo de doble prueba. "Los profesores ya son graduados
universitarios", dicen. "¿Por qué deberían ser examinados?" Es sencillo. Los abo-
gados también son graduados universitarios y graduados de escuelas de formación
profesional, pero tienen que presentar el examen de certificación para ejercer la
abogacía. Asimismo, algunas profesiones piden a los posibles miembros demostrar
que dominan la materia presentando y aprobando exámenes de certificación: con-
tadores, actuarios, médicos, arquitectos. No existe una razón por la que no se les
pida hacer lo mismo a los maestros.'
Analogía
Parecido establecido
El segundo ejemplo es el de un argumento, completamente plausible cuando entre dos o más enti-
se le presentó por primera vez hace dos siglos, cuya conclusión muy proba- dades en uno o mas
blemente es falsa. aspectos.
86
542 Capítulo 11 Razonamiento analógico

Es posible observar una gran similitud entre esta Tierra en la que habitamos y los
otros planetas, Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio. Todos ellos giran alrede-
dor del Sol, al igual que la Tierra, aunque a diferentes distancias y en diferentes pe-
riodos. Obtienen toda su luz del Sol, al igual que la Tierra. Algunos de ellos se sabe
que giran sobre su propio eje, como la Tierra, y por esta circunstancia, deben tener
una sucesión similar del día y la noche. Algunos de ellos tienen lunas, que sirven
para proporcionarles luz en ausencia del sol, como lo hace nuestra Luna. Todos ellos
están, en sus movimientos, sujetos a la misma ley de gravitación, como lo está la
Tierra. A partir de todas estas similitudes, no es irracional pensar que esos planetas
pueden ser, como nuestra Tierra, la morada de varias clases de organismos vivientes.
Hay cierta probabilidad en esta conclusión por analogía. 3

Ninguno ele estos argumentos, ni todas las inferencias cotidianas que extrae-
mos sobre computadoras, libros y cosas similares, es demostrativamente vá-
lido. No se afirma que sus conclusiones se sigan de sus premisas con
necesidad lógica y obviamente no se siguen con certeza. Lo que es adecuado
para evaluar la viabilidad de contratar a los abogados y médicos puede no ser
adecuado para evaluar la viabilidad de contratar a los profesores. Es muy pro-
bable que la Tierra sea el único planeta habitado en nuestro sistema solar. La
computadora nueva que adquirí puede resultar inapropiada para el trabajo
que realiza el lector y es posible que yo encuentre el último libro ele mi autor
favorito intolerablemente aburrido. En todo argumento ele este tipo es com-
pletamente posible, lógicamente posible, que aunque las premisas sean ver-
daderas, las conclusiones sean falsas. Los argumentos por analogía no se
clasifican como válidos o inválidos; la probabilidad es lo único que se puede
afirmar ele ellos.
Además ele su uso frecuente en argumentos, las analogías muy a menudo
son utilizadas en un contexto no argumentativo, con el fin de dar una des-
cripción vívida. Los usos literarios ele la analogía en la metáfora y el símil son
tremendamente útiles para el escritor que se esfuerza en crear una imagen ví-
vida en la mente del lector. Por ejemplo:

La vida en esta Tierra no sólo carece de significado racional, sino que aparentemente
también no es intencional. Las leyes cósmicas parecen haber sido establecidas por
algún propósito completamente inconexo a la existencia humana. El hombre es,
entonces, una clase de producto secundario accidental, tal como las chispas son
un producto secundario de la herradura que un herrero crea en su yunque. Las chis-
pas son mucho más brillantes que la herradura, pero de todos modos en lo esencial
siguen careciendo de sentido. 4

La analogía también se utiliza en la explicación, donde una cosa que puede


ser poco familiar al lector se hace un tanto más inteligible al ser comparada
con algo más, presumiblemente más familiar, con la que tiene ciertas seme-
janzas. Cuando el director del Centro para el Genoma en el Instituto ele Tec-
T
87
11.2 Argumento por analogía 543

nología de Massaclrnsetts intentó explicar el gran impacto final del proyecto


del genoma humano, una de las herramientas que utilizó para mejorar la com-
prensión de aquellos poco familiarizados con la investigación genética fue la
analogía:

Características del argumento por analogía

El juego de damas y el ajedrez tienen mucho en común. Ambos son juegos de mesa para
dos personas y se juegan sobre el mismo tablero con 64 cuadros alternados en negro y
rojo. En ambos, los jugadores intentan capturar las piezas del otro y las capturas exitosas
a menudo llevan en ambos a la victoria. Los dos juegos tienen conjuntos de reglas que
tienen que obedecerse. Las reglas de las damas son sencillas y un principiante puede
aprenderlas con gran rapidez. Por lo tanto, tiene que ser el caso que las reglas del ajedrez
también se dominen rápidamente.

Puente: Rob Shone © Doring Kindersley Puente: Philip Gatward/Doring Kindersley Media Library

Este ejemplo ilustra las características de un argumento por analogía, y también su debi-
lidad potencial. Estos argumentos se construyen con base en semejanzas, analogías, y
ciertamente, existen muchas semejanzas entre las damas y el ajedrez. Pero también existen
muchas diferencias importantes entre ellos: disanalogías. El ajedrez tiene una mayor va-
riedad ele piezas; en el ajedrez las piezas se mueven en el tablero ele maneras muy dife-
rentes, cada pieza tiene facultades y limitaciones muy distintas. Las reglas ele las clamas
efectivamente pueden aprenderse rápidamente, pero las reglas del ajedrez no.

El proyecto del genoma es completamente análogo a la creación de la tabla perió-


dica en química. Así como la organización de Mendeleev de los elementos químicos
en la tabla periódica hizo coherente una masa de datos previamente no relaciona-
dos, igualmente las decenas de miles de genes en los organismos actuales resultará
88
544 Capítulo 11 Razonamiento analógico

que están hechas de combinaciones de un número mucho más pequeño de mó-


dulos genéticos o elementos más simples: los genes primigenios, por así decirlo. 5

El uso de analogías en la descripción y explicación no es el mismo que el que


se le da en la argumentación, aunque en algunos casos puede no ser fácil
decidir qué uso se pretende. Pero ya sea que se utilice argumentativamente o
de otro modo, no es difícil definir la analogía. Hacer una analogía entre
dos o más entidades es indicar uno o más aspectos en los que son si-

se concluye Esto explica lo que es una analogía, pero aún está el problema de caracterizar
que dos entidades, a un argumento por analogía. Vamos a examinar un argumento por analogía
parecidas en algún{os) particular y analizar su estructura. Tomemos el ejemplo más simple citado
aspecto(s) son, por !o
tanto, parecidas en hasta ahora: el argumento de que mi nueva computadora me servirá bien por-
algún otro aspecto. que mi computadora vieja, adquirida con el mismo fabricante, dio un buen
T
'
89
11.2 Argumento por analogía 545

servicio. Las dos cosas que se dice que son sirnilares son las dos computado-
ras. tres puntos de analogía involucrados, tres aspectos en los que se
dice que las dos entidades se asemejan entre sí: primero, en que son compu-
tadoras; segundo, en que fueron adquiridas con el mismo fabricante; y tercero,
en que me silvieron bien.
Sin embargo, los tres puntos de analogía no dese1npeñan papeles idénticos
en el argumento. Los primeros dos ocurren en las premisas, mientras que el
tercero tiene lugar en las premisas y en la conclusión. Puede describirse que
el argumento dado posee premisas que afirman, primero, que dos cosas son
similares en dos aspectos y, segundo, que una de esas cosas tiene una carac-
terística más, a partir de la que se extrae la conclusión ele que también la otra
cosa posee esa otra característica.
El argumento por analogía es una de las herramientas fundamentales en
los tribunales de apelación. En lugar de estipular por adelantado reglas o prin-
cipios estrictos, muy a menudo los jueces razonan que puesto que dos casos
-uno anterior que ya ha sido decidido y el caso en curso por decidirse-
comparten características relevantes, deberían compartir el mismo desenlace.
De este modo, una vez que se ha decidido que a los miembros del Ku Klu
Klan no se les puede impedir expresarse, es probable que una corte concluya
por un razonamiento por analogía que no se puede impedir que el Partido
Nazi se exhibit en un clesfile. 6 Este argumento a partir del precedente, cuando
se explique detalladamente, identificará y enfatizará aquellos aspectos en los
que el caso anterior y el caso en curso son muy parecidos.
He aquí otro ejemplo excelente ele un argumento por analogía tal como
es utilizado en Derecho. La sexta enmienda ele la Constitución ele Estados Uni-
dos otorga a todo acusado el derecho "ele ser confrontado con el testigo ele
cargo". En marzo del 2004, la Suprema Corte decidió por unanimidad que esta
estipulación prohíbe, en un proceso ele defensa, utilizar el testimonio ele un
testigo que no está disponible para interrogatorio, incluso si el juez considera
que este testimonio es confiable. El derecho a interrogar a los testigos de cargo,
escribió el juez Scalia, ya estaba firmemente establecido en el Derecho con-
suetudinario inglés en el momento que se adoptó la Constitución ele Estados
Unidos. Luego prosiguió con un argumento por analogía que resume la deci-
sión ele la corte: "Admitir declaraciones consideradas como confiables por un
juez está fundamentalmente en desacuerdo con el derecho al careo. Prescindir
del careo porque el testimonio es obviamente confiable es parecido a pres-
cindir del juicio porque un acusado es obviamente culpable. Esto no es lo que
establece la sexta enmienda."'
Por supuesto, no todo argumento por analogía necesita ocuparse exacta-
mente ele dos cosas o exactamente ele tres características diferentes. De este
modo, el argumento anterior ele Thomas Reicl, que sugiere que otros planetas
pueden estar habitados, establece analogías entre seis cosas (los planetas co-
nocidos en ese entonces) en unos ocho aspectos. Aparte de estas diferencias
numéricas, sin embargo, todos los argumentos por analogía tienen la misma
90
546 Capitulo 11 Razonarniento analógico

estructura general o patrón. Toda inferencia analógica procede de la si-


militud de dos o más cosas en uno o más aspectos a la similitud de
esas cosas en algún otro aspecto. Esquemáticamente, donde a, h, e y d
son cualesquiera entidades, y P, Q y R son cualesquiera atributos o "aspectos",
un argu1nento por analogía puede representarse con la siguiente fónna:

a, b, e y d tienen todas los atributos P y Q.


a, by e tienen todas el atributo R.
Por lo tanto, probablemente d tiene el atributo R.

Al identificar, y especialmente al evaluar, argumentos analógicos, puede re-


sultar útil reescribirlos en esta forma.

Todos los pasajes que se presentan a continuación contienen analogías. Dis-


tinga los que contienen argumentos por analogía de los que hacen un uso no
argumentativo de la analogía.

EJEMPLO:

1. Un hombre no puede preciarse de ser más sabio que una mujer, si


debe su Ventaja a una mejor Educación, de lo que puede jactarse por
su valor de golpear a un hombre que estaba atado de manos.
-Ma1y Astell, An Essay in Defence ofthe Fema/e Sex, 1721.

SOLUCIÓN:

Éste es un argumento por analogía. La analogía establecida aquí es entre


golpear a un hombre cuando estaba atado de manos y ser más sabio que
una mujer como consecuencia de una mejor educación. En ambos casos
una de las paites tiene una ventaja enorme. En el primer caso, es evidente
que alguien con tal ventaja no debe jactarse de su valor; en el segundo
caso (concluye este argumento) es igualmente inapropiado para alguien
con tal ventaja jactarse de su sabiduría relativa.

2. "No soy antisemita, sólo soy antisionista" es equivalente a "No soy an-
tiestadounidense, sólo pienso que los Estados Unidos no deberían
existir>).
-Benjamín Netanyahu, A Place Among the Nations (Bantam Books, 1993),

3. El matrimonio se encuentra en el mismo estado que la iglesia: ambos


se han tornado funcionalmente caducos, conforme sus predicadores
se encargan de anunciar un resurgimiento, realizarlo con entusiasmo
91
11 2 Argumento por analogía 547

se convierte en un día ele horror. Y así como Dios ha siclo declarado


muerto n1uy a menudo pero tiene e;->ta manera furtiva de resucitarse,
así todo aquel que desacredita al matrimonio, termina casado.
-.Shulamith Firestone, The Dit1lectic, ofSex:
'Jbe Cüsefor Feminist Reuolution, 1970.

4. Es verdad que la ciencia se ha vuelto tan especializada, que incluso


una buena educación en ciencias básicas no prepara a alguien para
ser un experto en toda la ciencia. Pero lo mismo sucede con las ocu-
paciones no científicas. Por ejemplo, que los historiadores se hayan
convertido en expertos en periodos o áreas particulares (la historia
de las fuerzas armadas, quizá, o de la ciencia o de la economía) no
nos ha disuadido de enseñar historia.
-Bruce J. Sobo!, Curren! Issues and Enduring Questíons
(Boston: St. Martin's Press, 1990).

*5. Los estudios muestran que las chicas obtienen mejores calificaciones
en la preparatoria y la universidad que los chicos; sin embargo, sólo
cerca de 35 por ciento de los ganadores de la beca al mérito nacional
son mujeres. El director ejecutivo ele Fair Test afirma que la "desigual-
dad se debe solamente a sesgos de género en la prueba utilizada para
seleccionar a los mejores estudiantes". Pero la vocera de la Corpora-
ción para la Beca al Mérito Nacional, Elaine Detweiler, contestó: "En
realidad no sabemos por qué las chicas se desempeñan peor en los
exámenes. Culpar a la prueba por las diferencias en el desempeño
entre chicos y chicas es como culpar a una regla de medir porque los
chicos sean más altos que las chicas."
-"Merit Test Los Angeles Times, 26 de mayo de 1993.

6. El famoso químico y biólogo Justus von Liebig rechazó la teoría de


los gérmenes con un encogimiento de hombros, considerando el
punto de vista de Pasteur, de que los microbios podían causar la fer-
mentación, tan ridículo e ingenuo como la opinión de un niño "que
explicaría la rapidez de la corriente del Rin atribuyéndola al movi-
miento violento ele las miles de ruedas de molinos en Maguncia".
-René Dubo.s, Pasteur and Modern Science, 1960.

7. Hablar del cristianismo sin decir nada acerca del pecado es como dis-
cutir de jardinería sin decir nada sobre la mala hierba.
-El reverendo Lord Soper, citado en Tbe New York Times,
24 de diciembre de 1998.

8. Los hombres y las mujeres pueden tener diferentes estrategias repro-


ductivas, pero ninguna puede considerarse inferior o superior a la
92
548 Capítulo 11 Razonamiento analógico

otra, del mismo modo que las alas de un ave tampoco pueden consi-
derarse superiores o inferiores a las aletas de un pez.
-David M. Buss, "Wherc is Fancy Bred?
In the Genes or in the Head?" The New York Times. 1 de jun_io de 1999.

9. "Éste es un asunto de espíritu nacional", dijo Marjorie Wilson, coordi-


nadora de la Cooperativa para la Protección de los Canguros, un
grupo ambientalista australiano. "Creemos que aquí tenemos suficiente
carne en este país para satisfacer a la gente sin que tengan que co-
merse a su símbolo nacional. Ustedes los estadounidenses no se co-
cinan a sus águilas calvas, ¿o sí?"
-"Battling overa National Symbol", The New York Times, 10 de julio de 1995.

*10. Una cosa segura es que el derretimiento de hielo marítimo no puede


estar implicado en las inundaciones costeras que muchos modelos de
calentamiento global han pronosticado. Así como derretir cubos de
hielo no causa que un vaso de agua se derrame, el derretimiento del
hielo marítimo no aumenta el volumen oceánico. Cualquier ascenso
futuro en el nivel del mar resultaría del derretimiento de los glaciares
que están sobre tierra, de lo que hasta la fecha se tiene poca eviden-
cia.
-Walter Gibbs, "Research Predicts Summer Doom for Northern Icccap",
7be New York Time,; 11 de julio de 2000.

11. Thomas Henry Huxley, discípulo de Darwin en el siglo xrx, planteó la


siguiente analogía: "Podría parecer que la conciencia está relacionada
con el mecanismo del cuerpo simplemente como un producto secun-
dario de su funcionamiento que carece por completo de cualquier
poder para modificar su funcionamiento, tal como el silbato de vapor
que acompaña el funcionamiento de una locomotora no tiene influen-
cia sobre su maquinaria".

12. Los Mármoles de Elgin, 17 figuras y 56 paneles que alguna vez deco-
raron el Partenón, en la Acrópolis de Atenas, fueron retirados del Par-
tenón en 1801 por Thomas Bruce, el séptimo conde de Elgin, y
llevados al Museo Británico, en Londres. Los griegos dicen que los
robó; los británicos dicen que fueron adquiridos legalmente, mediante
compra. Algunos británicos exigían que los Mármoles fueran regresa-
dos a Grecia a tiempo para los Juegos Olímpicos del 2004. Uno de
los líderes del Partido Laboral dijo: "El Partenón sin los Mármoles de
Elgin es como la sonrisa de un chimuelo".

13. Las feministas decidieron examinar la institución del matrimonio tal


como es establecida por la ley, para descubrir si funciona o no a favor
93
11 2 Argumento por analogía 549

ele la mujer. Poco a poco nos fue quedando claro que la institución
del matrimonio "protege" a la mujer en la misma forma que la insti-
tución ele la esclavitud decía que "protegía" a los afroamericanos, esto
es, que la palabra "protección" en este caso es sencillamente un eu-
femismo de opresión.
-Sheila Cronan, "Marriage", en Anne Koeclt, EHen Levinc y Anita Rapone,
editores, Radical Feminísm, 1976.

14. Wittgenstein solía comparar el pensamiento con la natación: así como


al nadar nuestros cuerpos tienen una tendencia natural a flotar en la
superficie de tal forma que requerimos un gran esfuerzo físico para
sumergirnos al fondo, igualmente al pensar requerimos un gran es-
fuerzo mental para obligar a nuestras mentes a alejarse ele lo superfi-
cial y profundizar en un problema filosófico.
-George Pitcher, The Philosophy ofWittgenstein, 1964.

*15. Una persona sin un objetivo es como una computadora sin un pro-
grama. Y ése es un feo mueble de oficina.
-Steve Danish, "Getting a Life", Tbe New York Times, marzo de 1998.

16. La búsqueda de energía utilizable a partir de la fusión implica el uso


de campos magnéticos entrelazados para contener plasma con carga
eléctrica (una especie de gas), muy caliente (180 millones de grados
Fahrenheit) y muy comprimido (a una densidad 20 veces mayor que
la del plomo) en una cámara de vacío. El plasma nunca debe tocar
las paredes sólidas de su contenedor pues si lo hace pierde instantá-
neamente su calor y nunca puede lograrse someterlo a fusión. Un in-
forme científico expresa el problema de esta manera:
Todo depende de mantener el frasco magnético del plasma tapado
herméticamente ... [pero] resulta que confinar una cucharada de
plasma comprimido supercaliente es más difícil que comprimir y mo-
delar una bola de gelatina utilizando únicamente bandas elásticas.
Cada idea ingeniosa que han tenido los físicos para resolver este pro-
blema del plasma ha sido igualada por un nuevo desafío.
-Malcolm W. Browne, "Reviving the Quest to Tarnc the Energy of the Stars",
The New York Time:.~ 8 de junio de 1999

17. Es importante dejar en claro en este momento qué es una definición


y qué se puede lograr con ello. Parece que frecuentemente se le con-
fiere un poder creativo; pero todo lo que se consigue es que algo
quede marcado en un claro relieve y sea designado por un nombre.
Así como el geógrafo no crea el mar cuando traza límites fronterizos
y dice: la parte ele la superficie del océano delimitada por estas líneas
la voy a llamar Mar Amarillo, así también, el matemático en realidad
no puede crear nada mediante sus definiciones.
-Gottlob Frege, The Basic Laws ofArithmetic, 1893.
94
550 Capítulo 11 Razonamiento analógico

18. Los niños en la escuela son corno los niños en el médico. Él puede
hablar hasta el cansancio de cuánto hien les va a hacer su n1edicina;
todo Jo que ellos piensan es cuánto les dolerá o qué tan mal sabrá. Si
por ellos fuera, no tornarían nada de eso.
Así, el valiente y decidido grupo ele viajeros que pensé que estaba
dirigiendo hacia un destino largamente esperado, en lugar de eso re-
sultó ser algo más parecido a convictos en una cuadrilla de presos,
forzados bajo de castigo a avanzar por un tortuoso camino
que los lleva nadie sabe hacia dónde y en el que difícilmente pueden
ver más allá ele unos cuantos pasos al frente.
La escuela para los niños es algo así: es un lugar al que ellos te
obligan a ir y donde ellos te dicen que hagas cosas y donde ellos in-
tentan hacerte la vida desagradable si no las haces o si no las haces
bien.
-Jobn Holt, How Children Fail, 1964.

19. Sencillamente no puedo imaginar que el mundo volverá alguna vez a


ser normal para nosotros. Me refiero a "la posguerra", pero es corno
si estuviera hablando de un castillo en el aire, ele algo que nunca
podrá convertirse en realidad.
Nos veo a los ocho del Anexo corno si fuéramos un pedazo ele
cielo azul rodeado por amenazantes nubes negras. Este punto perfec-
tamente redondo en el que estamos aún es seguro, pero las nubes
están avanzando hacia nosotros, y el anillo entre nosotros y el peligro
que sobreviene es cada vez más estrecho. Estamos rodeados ele tinie-
blas y peligro, y e.1 nuestra desesperada búsqueda por una salida cho-
camos unos con otros. Observamos la pelea abajo, y la paz y la belleza
en lo alto. Mientras tanto, hemos sido inmovilizados por la masa os-
cura ele nubes, así que no podemos ir hacia arriba ni hacia abajo. Se
cierne sobre nosotros corno un muro impenetrable, que intenta aplas-
tarnos, pero que aún no es capaz. Sólo puedo llorar e implorar: "¡OH,
anillo, anillo ensánchate y déjanos salir!"
-Ana Frank, tomado del Diario ele Ana Frank, 8 de noviembre de 1943.

*20. Por desgracia, el diario [ele H.L. Mencken] revela a un hombre que
fue sorprendentemente antisemítico y racista, a tal grado que su pres-
tigio como gigante de la literatura estadounidense puede estar en pe-
ligro ... se podría hacer una comparación con Richard Wagner, un
virulento antisemita. No obstante, uno puede escuchar las óperas de
Wagner y apreciar su belleza artística. La obra está separada del hom-
bre, ¿no es así?
-Gwinn Owens, "Mencken-Getting a Bum Rap?"
Tbe New York Times, 13 de diciembre de 1989.
95
11.3 Evaluación de argumentos por analogía 551

11.3 Evaluación de argumentos por analogía

Algunos argu1nentos por analogía son rnucho 1nás convincentes que otros.
Aunque ningún argumento por analogía puede ser deductivamente válido, al-
gunos proporcionan conclusiones que son muy probablemente verdaderas,
mientras que otros ciertamente son muy débiles. Los argumentos por analogía
se evalúan corno mejores o peores dependiendo del grado ele probabilidad
con el que, dependiendo de las premisas que presenten, se puedan afirmar
sus conclusiones.
Dos ejemplos típicos ayudarán a mostrar las características ele los argu-
mentos analógicos que los hacen mejores o peores. Suponga que elige com-
prar cierto par de zapatos porque otro par como ésos lo dejó satisfecho en el
pasado; y suponga que usted elige un perro de cierta raza porque otro perro
de la misma raza ha mostrado las características que usted valora. En ambos
casos se ha apoyado en argumentos por analogía. Para apreciar la fuerza de
estos argumentos de ejemplo y de todos los argumentos por analogía, pueden
distinguirse seis criterios.

1. Número de entidades. Si mi experiencia pasada con zapatos de cierto


tipo se limita a un par solamente que utilicé y me gustó, me decepcionaré,
aunque no me sorprenderé, por un par aparentemente similar, que en-
cuentre defectuoso por diversas razones. Pero si repetidamente he com-
prado zapatos como ésos, puedo suponer razonablemente que el siguiente
par será tan bueno como los que usé antes. Varias experiencias del mismo
tipo con un artículo justo de ese tipo apoyarán la conclusión (que la com-
pra será satisfactoria) mucho más ele lo que sucedería con una sola ins-
tancia. Cada instancia puede concebirse como una entidad adicional y el
número ele entidades es el primer criterio para la evaluación ele un argu-
inento por analogía.
En general, entre más grande sea el número de entidades, esto es, casos
en nuestra experiencia pasada, más fuerte es el argumento. Pero no existe
una proporción simple entre ese número y la probabilidad ele su conclu-
sión. Seis experiencias felices con perros golclen retriever, perros inteli-
gentes y afables, pueden llevar a uno a concluir que el siguiente perro
golden retriever también será inteligente y afable. Pero la conclusión del
argumento por analogía en el que se tienen seis instancias en sus premisas
no será exactamente tres veces tan probable como un argumento similar
con dos instancias del mismo tipo en sus premisas. Aumentar el número
ele entidades es importante, pero también intervienen otros factores.

2. Variedad de las instancias en las premisas. Si mis adquisiciones pre-


vias ele esos zapatos buenos tuvieron lugar tanto en una tienda departa-
mental corno en una tienda ele especialidades, y ambas se hicieron en
Nueva York y en California, por correo y venta directa, puedo confiar en
96
552 Capitulo 11 Razonamiento analógico

que son los zapatos en sí y no el vendedor lo que explica mi satisfacción.


Si mis anteriores perros golden retriever fueron hemhras y machos, adqui-
ridos como cachorros de los criadores y como adultos de la sociedad pro-
tectora de animales, puedo estar más confiado que es la raza, no el sexo,
edad u origen, lo que explica mi satisfacción previa.
Este criterio se entiende intuitivamente: entre más disímiles sean las
instancias mencionadas únicamente en las premisas del argumento por
analogía, más fuerte es el argumento.

3. Número de aspectos similares. Entre las instancias en las premisas pu-


dieron existir varias similitudes: quizá los zapatos eran del mismo estilo,
tenían el mismo precio, estaban hechos con el mismo tipo de piel; tal vez
los perros eran ele la misma raza, provenían del mismo criador a la misma
edad, etcétera. Todos los aspectos en los que las instancias en las premisas
se parecen entre sí, y también a la instancia en la conclusión, aumentan la
probabilidad de que la instancia en la conclusión tendrá ese otro atributo
más al que está dirigido el argumento: ofrecer gran satisfacción en el caso
de los zapatos nuevos; ser afable en el caso del perro nuevo.
Este criterio también se origina en el sentido común: entre mayor sea
el número de aspectos en los que la entidad en la conclusión es similar a
las entidades en las premisas, más probable es esa conclusión. Pero de
nuevo, por supuesto, no existe una proporción numérica simple entre esa
conclusión y el número de aspectos similares identificados.

4. Relevancia. Tan importante como el número de aspectos compartidos


es el tipo de aspectos en los que se parecen las instancias de las premi-
sas a la instancia en la conclusión. Si el nuevo par de zapatos, al igual
que los pares anteriores, es adquirido un martes, ésa es una semejanza
que no tendrá relación con la satisfacción que proporcionan; pero si el
nuevo par, al igual que todos los pares anteriores, procede del mismo
fabricante, eso por supuesto tiene gran importancia. Los aspectos añaden
fuerza al argumento cuando son relevantes (como seguramente lo son
el estilo, el precio y el material de los zapatos) y un solo factor con gran
relevancia contribuye más al argumento que un sinfín de similitudes
irrelevantes.
En ocasiones existirá desacuerdo sobre qué atributos son en verdad
relevantes para establecer la probabilidad de la conclusión, pero el sig-
nificado mismo de relevancia no está en disputa. Un atributo es rele-
vante para otro cuando está conectado a ese otro, cuando existe algún
tipo de relación causal entre ellos. Por ello, identificar las conexiones
causales de un tipo u otro es fundamental en los argumentos por ana-
logía, y por ello, establecer estas conexiones suele ser fundamental para
determinar la admisibilidad de la evidencia como relevante o irrelevante
en un tribunal de justicia.
97
11.3 Evaluación de argumentos por analogía 553

Los argumentos por analogía pueden ser probables ya sea que vayan
de las causas a los efectos o de los efectos a las causas. Incluso pueden
ser probables cuando el atributo en la premisa no es la causa ni el efecto
del atributo de la conclusión, siempre que ambos sean el efecto .de la
misma causa. Un médico, al notar la presencia de cierto síntoma en su pa-
ciente, puede predecir otro síntoma con precisión no porque cada síntoma
sea la causa del otro, sino porque éstos son causados en conjunto por el
mismo trastorno. El color de un producto manufacturado muy a menudo
es irrelevante para su función, pero puede servir como aspecto relevante
en un argumento. cuando este color es muy inusual y es compartido por
las entidades en las premisas y en la conclusión.
El color mismo puede no contribuir en nada a la función del producto,
pero puede servir en un argumento si se sabe que es un atributo del pro-
ceso de fabricación de un único productor.
Las conexiones causales que son la clave para la evaluación de los ar-
gumentos por analogía pueden descubrirse sólo empíricamente, mediante
observación y experimentación. La teoría general de la investigación em-
pírica es el tema fundamental de la lógica inductiva y se analiza a detalle
en los capítulos siguientes.

5. Disanalogías. Una disanalogía es un punto de diferencia, un aspecto


en el que el caso acerca del que se está razonando en la conclusión se
distingue de los casos sobre los que está basado el argumento. Retomando
el ejemplo de los zapatos: si el par que planeamos comprar se parece a
los que poseíamos antes, pero de hecho es más barato y está fabricado
por una empresa distinta, estas disanalogías nos darán razones para dudar
de la satisfacción que nos proporcionarán.
Lo que se dijo anteriormente sobre la relevancia también es importante
aquí. Las disanalogías socavan el valor de los argumentos por analogía
cuando los puntos de diferencia identificados son relevantes y están co-
nectados causalmente al resultado que se busca. Los inversionistas a me-
nudo compran acciones de participación en los fondos de inversión
mutuos con base en su "historial" exitoso, razonando que debido a que
compras anteriores tuvieron como resultado una apreciación del capital,
una compra futura tendrá el mismo resultado. Pero si se enteran de que
la persona que dirigía el fondo durante el periodo de su rentabilidad acaba Disanalogía
de ser reemplazada, enfrentan una disanalogía que reduce sustancialmente Punto de diferencia
entre los casos
la fuerza de su argumento por analogía. donados en las pre·
Las disanalogías debilitan los argumentos por analogía. Por ello se les misas y el caso
utiliza frecuentemente para atacar un argumento por analogía. Como crí- mencionado en la
conclusión de un
ticos es posible intentar mostrar que el caso en la conclusión difiere en argumento por
aspectos importantes de los casos anteriores y .que lo que era verdadero analogía.
98
554 Capítulo 11 Razonamiento analógico

acerca de ellos es probable que no lo sea de éste. En Derecho, donde el


e1npleo de la analogía es dorninante) se acostun1bra presentar a un tribunal
algún caso corno precedente para decidir el caso en turno. Se trata de un
argumento por analogía. El abogado de la contraparte intentará distinguir
el caso en turno de los casos anteriores; esto es, el abogado buscará mos-
trar que debido a que existe una diferencia decisiva entre los hechos del
caso en turno y los hechos en los casos anteriores, no puede considerár-
seles como buenos precedentes del asunto presente. Si las diferencias son
graneles, si en efecto la clisanalogía es decisiva, esto puede echar por tierra
el argumento por analogía que se ha propuesto.
Puesto que las disanalogías son la principal arma contra los argumentos
por analogía, cualquier cosa que pueda evitar alguna disanalogía potencial
fortalecerá al argumento. Esto explica por qué la variedad entre las ins-
tancias de las premisas añade fuerza a un argumento, como se observó
previamente en el segundo criterio. Entre más varíen entre sí las instancias
en las premisas, menos probable es que el crítico pueda señalar alguna
disanalogía entre todas ellas y la conclusión que debilitaría al argumento.
Para ejemplificar el punto: Natalia Estrada llega a una universidad como
estudiante de primer año; diez estudiantes más de su escuela preparatoria
han completado sus estudios exitosamente en la misma universidad. Es
posible argumentar por analogía que considerando la preparación de su
escuela preparatoria, es probable que ella también tenga éxito. Si todos
estos estudiantes provenientes de su escuela son similares entre sí en algún
aspecto que se relaciona con los estudios universitarios, pero difieren de
Natalia en ese aspecto, esta disanalogía socavará el argumento del éxito
ele Natalia. Pero si nos enteramos de que los diez predecesores exitosos
varían entre ellos en diferentes aspectos como circunstancias económicas,
relaciones familiares, afiliación religiosa, etcétera, las diferencias entre ellos
evitarán tales disanalogías potenciales. El argumento del éxito de Natalia
se fortalece, como se vio anteriormente, si los otros estudiantes de su es-
cuela que sirven como premisas en el argumento no tienen un parecido
cercano entre sí, pero muestran una variedad sustancial.
Hay una confusión que se debe evitar: el principio de que las disana-
logías debilitan los argumentos por analogía tiene que contrastarse con el
principio ele que las diferencias entre las premisas fortalecen estos argu-
mentos. En el primero, las diferencias están entre las instancias en las pre-
misas y la instancia en la conclusión; en el segundo, las diferencias están
únicamente entre las instancias y las premisas. Una disanalogía es una di-
ferencia entre los casos con los que se ha tenido experiencia y el caso
sobre el que se está extrayendo la conclusión. Esta conclusión (podemos
decir cuando presentamos la clisanalogía como refutación) no está justifi-
cada porque las circunstancias en el caso fundamental no son similares a
99
11.3 Evaluación de argumentos por analogía 555

las circunstancias en casos anteriores. Se dice que la analogía es "forzada"


o que "no se sostiene". Pero cuando se señalan las diferencias entre las
premisas se está fortaleciendo el argumento diciendo, en efecto, que la
analogía tiene fuerza, que se sostiene en casos c01no éste y en otros, y
que, por lo tanto, los aspectos en los que las instancias en las premisas
varían no son relevantes para el asunto que concierne a la conclusión.
En resumen: las clisanalogías socavan a un argumento por analogía; las
diferencias entre las premisas lo refuerzan. Y ambas consideraciones están
atadas a la cuestión de relevancia: las disanalogías tienden a mostrar que
existen aspectos relevantes en los que el caso en la conclusión difiere de
aquellos de las premisas; las diferencias entre las premisas tienden a mostrar
que los demás factores, que pudieron pensarse que eran relevantes causal-
mente al atributo de interés, en realidad no son relevantes en absoluto.
Observemos que el primer criterio identificado, concerniente al número
de entidades entre las que se dice que se sostiene la analogía, también
está relacionado con la relevancia. Entre mayor es el número de instancias
a las que se apela, mayor es el número de diferencias que probablemente
prevalezcan entre ellas. Por lo tanto, incrementar el número de entidades
es deseable, pero conforme crece el número de éstas, el impacto de cada
caso adicional se reduce, puesto que la diferencia que puede proporcionar
es más probable que haya sido proporcionada por las instancias anteriores,
en cuyo caso añadirá poco o nada para proteger la conclusión de las disa-
nalogías dañinas.

Argumento por analogía: posibles disanalogías

He aquí un argumento por analogía tomado de una película sobre defensa civil de la dé-
cada de 1950.
"Todos sabemos que la bomba atómica es muy peligrosa. Puesto que pueden utilizarla
contra nosotros, debemos estar preparados para ello tal como estamos preparados para
muchos otros peligros que nos acechan todo el tiempo. El fuego es un peligro. Puede
quemar edificios enteros si alguien es descuidado. Pero estamos preparados para los in-
cendios. Poseemos un cuerpo de bomberos satisfactorio para acabar con el fuego, y us-
tedes realizan simulacros de incendios en su escuela, así que saben qué hacer. Los
automóviles también pueden ser peligrosos. En ocasiones causan fuertes accidentes. Pero
estamos preparados. Tenemos reglas de seguridad que conductores y peatones deben
obedecer. Ahora debemos estar preparados para un nuevo peligro: la bomba atómica".
El argumento tiene la siguiente estructura:

(continúa)
100
556 Capítulo 1: Razonamiento analógico

Los incendios son peligrosos, los automóviles son peligrosos y las bombas atómicas son peligro-
sas. Podemos enfrentar el peligro de los incendios y de los automóviles estando preparados y
sabiendo qué hacer.
Por lo tanto, podemos enfrentar el peligro
de un ataque nuclear estando preparados y
sabiendo qué hacer.

Este argumento es vulnerable a muchas dis-


analogías posibles. Una es que, aunque los
incendios, los automóviles y las bombas ató-
micas en efecto plantean peligros, el tipo de
peligros que plantean son difícilmente com-
parables. Las bombas atómicas son amplia-
mente más destmctivas que los incendios o
que los automóviles. Otra es que, las medi-
das que podemos tomar para protegernos ele
incendios accidentales y accidentes automo-
vilísticos son ele efectividad conocida. Las
medidas propuestas para protegernos contra
ataques ele bomba atómica, por otro lado,
son ele efectividad desconocida. y dudosa.

6. La afirmación que hace la conclusión. Todo argumento afirma que sus


premisas ofrecen razones para aceptar su conclusión. Es fácil ver que entre
más se afirme, mayor es la responsabilidad de sustentar tal afirmación y,
como es obvio, esto es verdadero para todo argumento por analogía. La
modestia de la conclusión relativa a las premisas es decisiva para determi-
nar el mérito de la inferencia.
Si mi amigo obtiene 40 kilómetros por litro de gasolina ele su auto
nuevo, es posible que yo infiera que cuando yo adquiera un auto de la
misma marca y modelo obtendré al menos 30 kilómetros por litro; esta
conclusión es modesta y, por lo tanto, muy probable. Si mi conclusión
fuera más atrevida, por decir, que obtendré al menos 35 kilómetros por
litro, tendría menos soporte de la evidencia que tengo. En general, entre
más modesta sea la ajlrmación, menor es la carga que se pone en las pre-
misas y más fuerte es el argumento; entre más atrevida es la afirmación,
mayor es la carga sobre las premisas y más débil es el argumento.
Un argumento por analogía se fortalece reduciendo la afirmación hecha
con base en las premisas afirmadas, o preservando la afirmación sin cam-
bios mientras se le da soporte con premisas adicionales o más poderosas.
Asimismo, un argumento por analogía se debilita si su conclusión se hace
101
11.3 Evaluación de argumentos por analogía 557

1nás fuerte n1ientras sus premisas permanecen .sin cambio, o si la afirma-


ción permanece sin cambio n1ientras se encuentra que la evidencia que la
apoya muestra gran fragilidad.

A. En cada uno de los siguientes argumentos por analogía, se sugieren seis


premisas adicionales. En cada una de estas premisas alternativas, decida
si su adición hará que el argumento resultante sea más o menos probable.
Identifique el criterio de estimación que justifica este juicio y explique
cómo se aplica ese criterio al caso determinado.

EJEMPLO:

1. Una inversionista ha comprado cien acciones de reservas petroleras


cada diciembre durante los últimos cinco años. En cada caso el valor
de las reservas ha subido alrededor de 15 por ciento al año y ha re-
munerado dividendos regulares de cerca ele 8 por ciento anual sobre
el precio al que las compró. Este diciembre decide comprar cien ac-
ciones más ele reservas petroleras, razonando que probablemente re-
cibirá utilidades modestas mientras ve que el valor ele su nueva
compra aumenta con los años.

a. Suponga que ella siempre ha comprado reservas en compañías


petroleras del este y este año también planea comprar reservas en
una compañía petrolera del este.
b. Suponga que ella ha comprado reservas ele petróleo cada diciem-
bre durante los últimos 15 años, en lugar ele sólo durante 5 años.
c. Suponga que las reservas previamente compradas han aumentado
30 por ciento al año, en lugar de sólo 15 por ciento.
d. Suponga que sus compras previas de reservas de petróleo han te-
nido lugar en compañías petroleras extranjeras así como en com-
pañías petroleras estadounidenses del este, del sur y del oeste.
e. Suponga que ella sabe que la OPEP ha decidido reunirse cada
mes en lugar ele cada seis meses.
f. Suponga que ella descubre que las acciones del tabaco acaban de
incrementar sus dividendos.

SOLUCIÓN:

a. Más probable. Número de aspectos similares. El cambio pro-


porciona un aspecto adicional en el que la instancia en la conclu-
sión es la misma que la que está en las premisas.
b. Más probable. Número de entidades. Con este cambio, el número
ele entidades en las premisas se incrementa sustancialmente.
102
558 Capítulo 1 '1 Razonamiento analógico

c. Más probable. Afirmación hecha por la conclusión. Con este


cambio en las premisas, la conclusión, aunque sin cambios) ahora
es en térrrlinos relativos sustancialmente 1nás tnodesta.
d. Más probable. Variedad entre las premisas. Con est<; cambio,
la diferencia entre las instancias en las premisas se establece cla-
ratnente.
e. Menos probable. Disanalogía. Con este cambio en las premisas,
se introduce una diferencia significativa entre la instancia en la
conclusión y las instancias en las premisas.
f. Ninguna. Relevancia. Es muy poco probable que los dividendos
pagados por las compañías tabacaleras pudieran tener algún im-
pacto en la rentabilidad de las compañías petroleras o en los pre-
cios de sus acciones.

2. Un fiel ex alumno, motivado porque la universidad estatal ganó sus


últimos cuatro partidos de fútbol, decide apostar su dinero a que la
universidad estatai también ganará su siguiente partido.

a. Suponga que desde el último juego, el destacado mariscal de


campo de la universidad estatal se lesionó durante el entrena-
miento y fue hospitalizado por el resto de la temporada.
b. Suponga que dos de los últimos cuatro partidos se jugaron fuera
de casa y que dos de ellos fueron partidos locales.
c. Suponga que, justo antes del partido, se anuncia que a un miem-
bro del Departamento de Química de la universidad estatal se le
ha otorgado un premio Nobel.
d. Suponga que la universidad estatal ha ganado sus últimos seis jue-
gos en lugar de sólo cuatro de ellos.
e. Suponga que ha llovido muy fuerte durante cada uno de los cuatro
partidos anteriores, y que también se pronostica lluvia para el si-
guiente sábado.
f. Suponga que cada uno de los cuatro últimos juegos se ganó por
un margen de al menos cuatro anotaciones.

3. Aunque se aburrió en las últimas películas extranjeras que vio, Caro-


lina acepta ir a ver otra película más esta tarde, estando completa-
mente segura de aburrirse otra vez.

a. Suponga que Carolina también se aburrió con las últimas pocas


películas estadounidenses que vio.
b. Suponga que la estrella de la película de esta tarde recientemente
ha sido acusada de bigamia.
c. Suponga que las últimas películas extranjeras que Carolina ha visto
fueron italianas y que la película de esta noche también es italiana.
103

11.3 Evaluación de argumentos por analogía 559

d. Suponga que Carolina se aburrió tanto con las otras películas ex-
tranjeras que en realidad se quedó dormida durante la función.
e. Suponga que las últimas películas extranjeras que vio incluían una
película italiana, una francesa, una inglesa y una sueca.
f. Suponga que la película de esta noche es de misterio, mientras
que todas las que vio antes fueron comedias.

4. Alina ha tomado tres cursos de historia y los encontró muy estimu-


lantes y valiosos. Así que se inscribe para otro curso, esperando con
seguridad que valdrá la pena.

a. Suponga que sus cursos de historia anteriores fueron sobre historia


antigua, historia contemporánea europea e historia de los Estados
Unidos.
b. Suponga que sus cursos de historia anteriores han sido impartidos
por el mismo profesor que está programado para enseñar el curso
actual.
c. Suponga que sus cursos de historia anteriores han sido impaitidos

sus· tres cursos de historia an-


teriores como las experiencias intelectuales más estimulantes de
su vida.
e. Suponga que sus anteriores cursos de historia se llevaron a cabo
a las 9 a.m., y que el actual también está programado para llevarse
a cabo a las 9 a.m.
f. Suponga que, además de los tres cursos de historia previamente
cursados, Alina también ha tomado y disfrutado cursos de antro-
pología, economía, ciencias políticas y sociología.

*5. La doctora Eraña se ha hospedado en el hotel Queen's cada otoño


durante los últimos seis años en su visita anual a Nueva York, y ha
quedado satisfecha con el servicio de alojamiento allí. En su visita a
Nueva York este otoño, la doctora Eraña va de nuevo al hotel
Queen" s, esperando disfrutar con toda seguridad su estancia allí una
vez más.

a. Suponga que cuando se hospedó con anterioridad en el hotel


Queen' s, ella ocupó una habitación sencilla en dos ocasiones,
compartió una habitación doble en dos ocasiones y ocupó una
suite en dos ocasiones.
b. Suponga que en la última primavera se designó a un nuevo ge-
rente para hacerse cargo del hotel Queen's.
c. Suponga que ella ha ocupado una suite en todos sus viajes ante-
riores y esta vez también se le asigna una suite.
104
560 Capítulo 11 Razonamiento analógico

d. Suponga que en sus viajes anteriores ella ha llegado a Nueva York


en tren, pero esta ocasión voló.
e. Suponga que en las ocasiones anteriores en que se hospedó en el
hotel Queen's, sus habitaciones fueron las más lujosas que haya
conocido jamás.
f. Suponga que ella se ha hospedado en el hotel Queen's tres veces
al año durante los últimos seis años.

B. Analice la estructura de los argumentos por analogía en los siguientes pa-


sajes y evalúelos en términos de los seis criterios explicados.

*l. Si cortas un gran diamante en pequeños pedazos, perderá por com-


pleto el valor que tenía como una sola pieza; y un ejército dividido
en pequeños grupos de soldados, pierde toda su fuerza. Así un gran
intelecto se reduce al nivel de uno ordinario tan pronto como es in-
terrumpido y perturbado, su atención se distrae y es apartado del
asunto que trata: pues su superioridad depende de su poder de con-
centración, de hacer que toda su fuerza se relacione con un tema, de
la misma manera que un espejo cóncavo reúne en un solo punto
todos los rayos de luz que caen sobre él.
Schopenhauer, "Ensayo sobre el ruido", 1851.

2. Sería el colmo de la hipocresía si a Pete Rose, uno ele los jugadores


estrella del béisbol, se le permitiera regresar al béisbol y ser elegido
para el Salón ele la Fama después ele admitir finalmente que apostó a
su equipo y a otros más, y que mintió al respecto. Próximo a una de-
cisión acerca ele Rose, el delegado de béisbol debería recordar que
los atletas olímpicos que han sido sorprendidos utilizando drogas que
mejoran el desempeño son despojados permanentemente ele sus títu-
los y medallas.
-Frank lJ!rich, The New York Time::,~ 8 de enero de 2004.

3. Mirad en torno al mundo: contemplad el tocio y cada una ele sus par-
tes, veréis que no es otra cosa sino una gran máquina, subdividida en
un número infinito ele máquinas más pequeñas que a su vez admiten
subdivisiones hasta un grado que va más allá ele lo que los sentidos
y facultades humanas pueden entender y explicar. Tocias estas máqui-
nas, y hasta sus partes más nimias, se ajustan entre sí con una
precisión que despierta la admiración ele todos los que las han con-
templado. La adaptación ele los medios a los fines, en tocia la
naturaleza, se asemeja exactamente, aunque en mucho excede a los
productos del ingenio humano, a los designios, pensamientos, sabi-
duría e inteligencia del hombre. Si, por lo tanto, los efectos se
asemejan entre sí, estamos obligados a inferir, por todas las reglas ele
105
113 Evaluación de argumentos por analogía 561

la analogía, que ta1nbién las causas son scn1cjante.s y que el Autor de


la Naturaleza se parece en algo a la n1entc hu1nana, aun cuando sus
facultades sean mucho más considerables en proporción a la grandeza
ele la obra que ha ejecutado. Por este, y sólo por este argumento a
posteriorí, podemos probar al mismo tiempo la existencia ele una Dei-
dad y su semejanza con la mente e inteligencia humanas.
-David Hume, Dialogues Concerning Natural ReLigion, 1779.

4. El filósofo Metrodoro de Quíos, quien vivió en el siglo IV a.C., estaba


muy interesado en los cuerpos celestes. Escribió: "considerar a la Tierra
como el único planeta habitado en el espacio infinito es tan absurdo
como afirmar que en todo un campo ele mijo solo crecerá un grano".

*5. Para el observador casual las marsopas y los tiburones son clases de
peces. Son aerodinámicos, buenos nadadores y viven en el mar. Para
los zoólogos que estudian a estos animales con más detalle, el tiburón
tiene agallas, sangre fría y escamas; las marsopas tienen pulmones,
sangre caliente y pelo. La marsopa es esencialmente más parecida al
hombre que los tiburones y pertenece, junto con el hombre, a los ma-
míferos, grupo que amamanta a sus crías con leche. Luego ele decidir
que la marsopa es un mamífero, el zoólogo puede, sin más investiga-
ción, predecir que el animal tendrá un corazón ele cuatro ventrículos,
huesos de un tipo patticular y cierto patrón general ele nervios y vasos
sanguíneos. Sin utilizar un microscopio, el zoólogo puede decir con
una confianza razonable que los glóbulos rojos en la sangre de las
marsopas carecerán de núcleo. Esta capacidad de generalizar acerca
de la estructura animal depende de un sistema para organizar la vasta
cantidad de conocimiento sobre los animales.
-Ralph Buchsbaum, Animals without Backbones, 1961.

6. El cuerpo es la sustancia del alma; el alma es el funcionamiento del


cuerpo. . . La relación del alma con su sustancia es como la del filo
con el cuchillo, mientras que la relación del cuerpo con su funciona-
miento es como la de un cuchillo con el filo. A lo que se llama filo no
es lo mismo que el cuchillo y lo que se llama cuchillo no es lo mismo
que el filo. No obstante, no puede haber cuchillo si se descarta el filo,
ni filo si se descarta el cuchillo. Nunca he escuchado que se conserve
el filo si se destruye el cuchillo, así que, ¿cómo es posible admitir que
el alma puede permanecer si se aniquila el cuerpo?
-Fan Chen, Ensayo sobre la extinción del alma, en Fung Yu~Lan,
Historia de la filosofía china, 1934.

7. Si una sola célula, en las condiciones apropiadas, se convierte en una

l persona en el intervalo de unos cuantos años, seguramente no existe


dificultad para entender cómo, en las condiciones apropiadas, una cé-

,:if!/1,
106
562 Capítulo 11 Razonamiento analógico

lula puede, en el curso de incalculables millones de años, dar origen


a la raza humana.
-I-Icrbcrt Spcnccr, Principies q/Biology, l861.

8. Un electrón no es más (o menos) hipotético que una estrella, Hoy en


día podemos contar los electrones uno por uno en una caja de Geiger,
tal como podemos contar las estrellas una por una en una lámina fo-
tográfica, ¿En qué sentido puede decirse que un electrón es más in-
observable que una estrella? No estoy seguro si debo decir que he
visto un electrón; pero tengo exactamente la misma duda sobre si he
visto una estrella, Si he visto a una, he visto al otro, He visto un pe-
queño disco de luz rodeado por anillos de difracción que no tienen
el menor parecido a lo que se supone que es una estrella; pero se da
el nombre de "estrella" a un objeto en el mundo físico que hace cien-
tos de años inició una cadena causal que ha resultado en este patrón
de luz particular, De igual manera he visto en una cámara de expan-
sión de Wilson un rastro que no tiene el menor parecido a lo que se
supone que es un electrón; pero el nombre "electrón" se da a un ob-
jeto en el mundo físico que ha causado que aparezca este rastro,
¿Cómo es posible sostener que en un caso se ha introducido una hi-
pótesis y no en el otro?
-Arthur Edclington, New Pathways in Science, 1939.

9. Así como el fondo ele un cubo con agua es presionado con más fuerza
por el peso del agua cuando está lleno que cuando está medio vacío
y a mayor peso más profunda es el agua, de igual manera, los lugares
elevados ele la Tierra, como las cimas de las montañas, son presiona-
dos con menor fuerza de lo que lo son las tierras bajas por el peso ele
la masa del aire. Esto es porque existe más aire sobre las tierras bajas
que sobre las cimas ele las montañas; pues todo el aire por la ladera
ele una montaña ejerce presión sobre las tierras bajas, pero no sobre
la cima, estando por encima ele una, pero debajo de lá otra,
-Uíaise Pascal, Tratado sobre el peso de la rnasa de aire, 1653.

*10. Supongamos que alguien me dice que le han extraído una muela sin
anestesia y yo expreso mi compasión, y supongamos entonces que se
me pregunta: "¿cómo sabes que le dolió?". Podría contestar con justa
razón: "Bueno, sé que a mí me habría dolido, He asistido al dentista y
sé cuán doloroso es que a uno le tapen una muela [empasten] sin anes-
tesia, peor aún que la extraigan, Y él tiene la misma clase de sistema
nervioso que yo tengo, Infiero, por lo tanto, que en estas condiciones
sintió un dolor considerable, tal como yo lo hubiese sentido",
-Alfred]. Ayer, "One's Knowledge of Other Minds", Theoria, 1953,

11. Ahora bien, si contemplamos el universo, vemos, hasta donde alcanzan


nuestros conocimientos, que se asemeja mucho a un animal o cuerpo
107
11.3 Evaluación de argumentos por analogía 563

organizado y parece que es operado por un principio de vicia y movi-


miento parecido. Una circulación continua de materia en él no provoca
un desorden; el desgaste constante de todas sus partes es reparado in-
cesantemente; en el sistema entero se percibe una gran afinidad y cada
una de sus partes o miembros, al desempeñar las funciones que le co-
rresponden, opera a favor de su propia conse1vación y la del todo. El
mundo, por lo tanto, infiero que es un animal, y la Deidad es el alma
del mundo, que lo opera y que es operada por él.
--David Huni.e, Dialogues Concerning Natural Religion, 1779.

12. No puede exigirse que todo sea definido, como tampoco puede exi-
girse que un químico descomponga cada sustancia. Lo que es simple
no puede descomponerse y lo que es lógicamente simple no puede
tener una definición satisfactoria.
-Gottlob Frege, "On Concept and Objcct", 1892.

13. Las especies más amenazadas o en peligro de extinción en Estados


Unidos encuentran un hábitat apropiado en terrenos privados y la
destrucción del hábitat es ampliamente reconocida como la primera
causa de las extinciones. Por estas razones, proteger la vida salvaje
sin regular el uso ele los terrenos privados ha siclo comparado por los
biólogos a tocar el piano únicamente con las teclas negras.
-John H. Cushman, Jr., "Environmcntalists Gain a Victory",
The New York Times, 30 de junio ele 1995.

14. En contra de la legislación que restringiría la posesión ele armas de


fuego en el Reino Unido, el esposo de la Reina Elizabeth II argumentó
como sigue:

Veamos, por ejemplo, si un jugador de críquet repentinamente decide ir a una


escuela y golpear a mucha gente con el bate de críquet hasta matarla, lo cual
podría hacer muy fácilmente, ¿se van a prohibir los bates de críquet?
-Príncipe Felipe, Duque ele Edimburgo, en un entrevista en la BBC,
el 19 de diciembre ele 1996.

*15 . ... La forma más simple del argumento teológico del diseño [fue] alguna
vez conocida con el nombre de "el reloj de Paley". La forma que dio
Paley a éste fue exactamente ésta: "Si encontramos por azar un reloj
u otra pieza con un mecanismo intrincado, inferiríamos que tuvo que
ser elaborado por alguien. Pero en todo lo que nos rodea hallamos
intrincadas piezas ele mecanismos naturales y se ha visto que los pro-
cesos del universo funcionan juntos en relaciones complejas; por con-
siguiente, debemos inferir que éstos también tienen un Creador".
-B.A.D. Williams, "Metaphysical Arguments", en D.F. Pears, ed.,
The Nature ofMetaphysics, 1957.
T
108
564 Capítulo 11 Razonamiento analógico

11.4 Refutación por analogía lógica

-Deberías decir lo que piensas -dijo la Liebre de Marzo, regañando airadamente


a Alicia-.
-Lo hago -replicó Alicia apresuradamente-, al menos, al menos pienso lo que
digo, es lo mismo, ¿sabes?
-¿Lo mismo?, ¡de ninguna manera! -dijo el Sombrerero-. Pues, ¡sería lo mismo
decir "veo lo que como" que "como lo que veo"!
-Y sería lo mismo decir --añadió la Liebre de Marzo- que "¡me gusta lo que
tengo!" que "¡tengo lo que me gusta!".
-Y sería lo mismo decir-añadió el Lirón, que parecía hablar en medio de sus sue-
ños-" ¡respiro cuando duermo!" que "¡duermo cuando respiro"!
-Es lo mismo en tu caso -dijo el Sombrerero, y aquí la conversación se inte-
rrumpió.
-Lewis Carroll, Alicia en el país de las Maravillas, capítulo 7.

La Liebre, el Sombrerero y el Lirón buscan refutar la afirmación de Alicia (que


pensar lo que uno dice es lo mismo que decir lo que uno piensa) utilizando
una analogía lógica. La forma de un argumento, a diferencia de su contenido
particular, es el aspecto más importante de ese argumento desde el punto de
vista lógico. Por consiguiente, a menudo buscamos demostrar la debilidad de
cierto argumento mostrando otro argumento, que se sabe es erróneo, que
tenga la misma forma. lógica.
En .el campo de la deducción, una analogía refutadora para un argumento
dado es un argumento que tiene la misma forma que el argumento dacio, pero
cuyas premisas se sabe que son verdaderas· y cuya conclusión se sabe que es
falsa. La analogía refutaclora se sabe, por consiguiente, que es inválida, al igual
que el argumento atacado, puesto que tiene la misma forma; de este modo,
se muestra que también es inválido. Éste es el mismo principio en el que se
basa la prueba de los silogismos categóricos explicados en la sección 6.2, y
también es la base del repetido énfasis sobre el carácter fundamental de la
forma lógica, tal como se explicó en la sección 8.4.
En el campo de la argumentación inductiva, el tema de interés aquí, la
técnica de refutación por analogía lógica también puede utilizarse con un
gran efecto. Los argumentos científicos, políticos o económicos, sin que pre-
Refutación por tendan ser deductivos, pueden ser contrarrestados presentando otros argu-
analogía lógica mentos que tengan un diseño muy similar, cuyas conclusiones se sepa son
Mostrar la falla de un
argumento presen-
falsas o que generalmente se consideren improbables. Los argumentos induc-
tando otro, un tivos difieren fundamentalmente de los argumentos deductivos en el carácter
mento evidentemente del apoyo que las premisas dan a la conclusión. Pero puede decirse que tocios
fallido con una con-
clusión dudosa, que
los argumentos, inductivos y deductivos, tienen alguna forma o patrón subya-
tenga esencialmente cente. Si cuando nos enfrentamos con un argumento inductivo que deseamos
!a misma forma. atacar, podemos presentar otro argumento inductivo que tenga esencialmente
T
109
1·1.4 Refutación por analogía lógica 565

la misma fonna pero que evidentemente sea fallido y cuya conclusión sea 1nuy
dudosa, arrojamos una duela similar sobre la conclusión del argumento bajo
revisión.
Consideremos el siguiente ejemplo. El reconocido naturalista E.O. Wilson
argumentó en su libro Consilience que los humanos son en esencia nada más
que una especie biológica de cierta composición física, y que la mente humana
no puede tener características atribuibles a causas no físicas. Esta afirmación
largamente discutida, insiste, ahora está resuelta. "Prácticamente todos los cien-
tíficos y filósofos contemporáneos expertos en la materia, coinciden [escribe]
en que la mente, que comprende la conciencia y los procesos racionales, es
1 el cerebro en funcionamiento ... El cerebro y sus glándulas satelitales han siclo
explorados a tal punto que no queda sitio alguno que pueda suponerse razo-
'irr nablemente que alberga una mente no física" 8
La forma ele este argumento es una en la que se sostiene que la explora-
ción completa de cierto campo físico permite concluir que no puede estar pre-
sente ningún factor no físico. Pero dado que la exploración a la que se refiere
es una exploración puramente física es, por supuesto, muy improbable que
pueda descubrir, y tal vez sea incapaz ele descubrir, algún elemento no físico
si es que existiera alguno allí. Stephen Barr presenta la siguiente analogía re-
futaclora: "Éste [el argumento ele Wilson recién citado] está a la par con el
anuncio ele Nikita Khrushchev de que Yuri Gagarin, el primer ser humano que
visitó el espacio, no pudo localizar a Dios. ¿Supone Wilson que si existiera un
componente inmaterial ele la mente podría descubrirse con una tomografía
cerebral?" 9
Es absurdo, por supuesto, extraer alguna conclusión acerca ele la realidad
de una divinidad supernatural, que suele ser concebida como "allá en el cielo",
simplemente porque no fue encontrada ninguna divinidad durante un viaje al
espacio exterior. La naturaleza ele Dios, podría afirmarse razonablemente, es
tal que es imposible que ningún astronauta pueda tener un encuentro con la
Divinidad en el espacio. Y la afirmación rechazada en ese caso es del mismo
tipo que la rechazada en el argumento ele Wilson: la naturaleza ele la mente
humana puede ser tal que ninguna exploración ele la ciencia natural podría
identificar un sitio en el cerebro en el que pudiera residir algún componente
no natural. La investigación en busca del sitio físico ele una entidad no física
es absurda en el caso ele la búsqueda ele Dios por el astronauta ruso; por ana-
logía no es menos ridículo en el caso ele cualquier afirmación (hecha incluso
por un científico tan reconocido como E.O. Wilson) ele que una investigación
física del cerebro justifica la conclusión ele que no puede existir un compo-
nente inmaterial ele la mente.
En las discusiones ele este tipo la atención está sobre la forma del argu-
mento. Es probable que Wilson responda que la supuesta analogía refutaclora
no es exitosa porque su forma no se corresponde correctamente con la forma
del argumento original contra un componente no físico ele la mente. Esta con-
troversia sin duela continuará_IO Pero la técnica lógica mostrada en esta con-
110
566 Capitulo 11 Razonamiento analógico

trover.sia es de gran interés. Cuando un argun1ento malo tiene la misma fonna


que la de! otro argun1ento bajo examen, la analogía lógica sirve corno una re-
futación bastante perjudicial.
La presentación de una refutación por analogía lógica con frecu.encia es
señalada, tanto en el ámbito inductivo como en el deductivo, por la aparición
ele alguna frase reveladora: "también podría decirse que", u otras palabras que
tengan el mismo sentido. En el pasaje citado antes, la frase revelaelora, que
prefigura la (supuesta) analogía perjudicial, es: "Supone Wilson que ... ". Un
grupo un tanto eliferente de palabras se utiliza en la analogía refutadora de un
acaelémico que ataca el argumento de que debielo a que la cultura islámica ha
llegado al país ele Chad desde afuera, ahí no es más que una fachada. "Chad
[dice usted] tiene solo un 'barniz islámico'. Se podría decir con la misma lógica
que Francia sólo tiene un 'barniz cristiano"'. 11
Cuando el punto de la analogía refutadora es manifiesto, no se necesita
ninguna frase introductoria. Un ex gobernador de Mississippi, Kirk Fordice,
argumentó que: "Es un hecho simple que Estados Unidos es una nación cris-
tiana" porque "el cristianismo es la religión predominante en ese país". El pe-
riodista Michael Kinsley, con quien sostenía un debate por televisión,
respondió con estas analogías contundentes: "Las mujeres son una mayoría
en este país. ¿Eso nos hace una nación femenina? O, ¿nos convierte en una
nación blanca el que la mayoría de la gente en este país sea blanca?" 12

Cada uno de los siguientes argumentos pretende ser una refutación por ana-
logía lógica. En cada uno identifique el argumento que es refutado y la ana-
logía refutadora, y determine si en efecto tienen o no la misma forma de
argumento.

l. Steve Brill, fundador de Court TV, no tiene duda de que las cámaras
pertenecen a la sala de tribunal y responde a algunas críticas de la si-
guiente manera: "Algunos abogados y jueces dicen que la cobertura
de TV hace que el sistema tenga mala imagen. Confunden el mensajero
con el mensaje. Si la cobertura de prensa sobre algo hace que esto
tenga mala imagen, es una razón para tener cobertura de prensa. Esta
crítica es como decir que debido a que se permitió a los periodistas
estar con las tropas en Vietnam, la guerra de Vietnam se arruinó".
-Steve Brill, "Trial: A Starting Place for Reform", Ann Arbor New~~
12 de junio ele 1995.

2. Toda la historia del bolchevismo, tanto antes como después de la revo-


lución de octubre, está plagada de instancias, de maniobras, de acuer-
dos y concertación con otros partidos, ¡incluidos los partidos burgueses!
Montar una guerra para el derrocamiento de la burguesía internacional,
111
11.4 Re"futación por analogía lógica 567

:ma guemi que es cientos de veces más difícil, prolongada y complicada


que la n1ás persistente de las guerras ordinarias entre Estados y negarse
ele antemano a maniobrar, a utilizar el conflicto de intereses (aunque
sea ternporahnente) entre los propios enemigos, negarse a llegar a un
acuerdo y concertar (aunque sea de manera transitoria, inestable, du-
dosa y condicional) con posibles aliados, ¿no es esto extremadamente
ridículo? ¿No es como si, cuando se bace un ascenso clifkil en una mon-
taña inexplorada y hasta entonces inaccesible> uno se negara de ante-
mano a n1overse en zigzag) a volver sobre nuestros pasos) a abandonar
el curso una vez elegido para intentar otros?
-V.L Lenin, '1eft Wing" Communism: An Infantile Disorde1~ 19-20.

3. Sugerir que debido a que los antiguos legisladores de Estados Unidos


eran cristianos) éste es, por consiguiente, un Estado cristiano, es co1no
decir que debido a que los antiguos romanos creían en un panteón
ele dioses, en la actualidad los europeos deberían inclinarse al pie de
las estatuas ele Júpiter y Juno.
-Jcrcmy Gilbert, "The Roots of U.S. Law Lcad to Rome", Tbe New York Times,
23 ele abril ele 1997.

4. El argumento contra las nuevas carreteras encuentra una fuerte ex-


presión en tres distingLiidos urbanistas: los autores escribieron: "Las
únicas soluciones ele largo plazo para el tráfico son el transporte pú-
blico y un uso del suelo coordinado". Las nuevas carreteras, argumen-
tan, ocasionan "tráfico inducido". Así que construir más carreteras
únicatnente causará más congestión de tráfico, no menos. 13
Un crítico muy agudo respondió a este argumento de la siguiente
manera: "Eso no tiene sentido ... Las filas largas en una tienda ele co-
mestibles no motivarían a nadie a decir: "Bien, ya no se pueden cons-
truir más tiendas. Eso únicamente atraería a más clientes". Construir más
carreteras no atraerá más autos. De todas formas los autos vienen. 14

*5. El suministro ele madera en Estados Unidos se ha incrementado du-


rante décadas, y los bosques de esta nación tienen tres veces más ma-
dera hoy en día que en 1920.
"No nos estamos quedando sin madera, así que, ¿por qué nos pre-
ocupa tanto reciclar el papel?", pregunta Jerry Taylor, director de es-
tudios sobre investigación natural en el Instituto Cato. "El papel es un
producto agrícola, hecho de árboles cultivados especialmente para la
producción ele papel. Hacer algo para conservar los árboles reciclando
papel es como hacer algo para conservar los tallos del maíz redu-
ciendo el consumo ele. maíz".
-John Tierney, "Recycling Is Garbage", 1be New York Times Magazine,
30 de junio de 1996
112
568 Capitulo 11 Razonamiento analógico

6. En 1996 surgió una acalorada controversia entre los estados de Nueva


Jersey y Nueva York por la posesión formal de Ellis Islam!, ubicada
en la desembocadura del Río Hudson cerca de la costa de Nueva Jer-
sey, un diminuto pedazo de tierra por el que tantas decenas de miles
de inmigrantes a Estados Unidos tocaron por primera vez suelo esta-
dounidense. Un artículo en defensa del reclamo de Nueva York por
la isla histórica apareció en The New York Times el 23 de julio de 1996.
La siguiente carta apareció en el mismo periódico cuatro días des-
pués:

Clyde Haberman está en lo correcto en que la mayoría de los inmigrantes


que cruzaron por Ellis lsland se dirigían a Nueva York, no a Nueva Jersey.
Pero este hecho no determina en dónde está la isla. Un número significa-
tivo de pasajeros que llegan al aeropuerto internacional de Newark tam-
bién están en su camino a Nueva York, pero sería difícil argumentar de
este modo que Nueva York tiene derechos sobre el aeropuerto. El aero-
puerto internacional de Cincinnati está en Covington, Kentucky, y presu-
miblemente, pocos viajeros están camino al escasamente poblado norte
de Kentucky. ¿Podría el Sr. Haberman sugerir que el aeropuerto pertenece
a Ohio?

7. Edward Rothstein sugiere que la pobreza y la injusticia no pueden


considerarse entre los orígenes del terrorismo islámico porque Osama
bin Laden es un multimillonario. Con esta lógica, la esclavitud no pudo
haber originado la Guerra Civil porque Abraham Lincoln no era es-
clavo.
-"The Root Causes of Terror", Corey Robin, The New York 71mes,
17 de noviembre de 2001.

8. Cada uno de los innumerables universos puede tener diferentes leyes


de la naturaleza. O diferentes valores de cantidades que determinan
cómo se comportan. Como la velocidad de la luz. Algunos pueden
ser apropiados para la vida y algunos tal vez no. Todos aquellos apro-
piados para la vida pueden tener vida en desarrollo. En ocasiones la
vida evolucionará únicamente en dinosaurios más que en algo más
inteligente. No es posible asignar significado alguno al hecho de que
alguna forma de vida que puede hacer preguntas antropológicas [pre-
guntas acerca de las propiedades que son esenciales para la vida in-
teligente] se desarrolló en al menos un universo. Es algo mucho más
parecido a la lotería. Si uno se gana la lotería, podrá sentir mucho
agradecimiento, pero alguien tiene que ganar y nadie elige quién será,
es algo aleatorio. Sólo porque un universo tiene un conjunto singular
de leyes y parámetros, no debería llevarnos a preguntar si ese con-
junto fue diseñado.
-Gordon Kane, "Anthropic Questions", Phí Kappa Phi Forum, otoño del 2002.
113 Resumen 569

9, Nunca podrán construirse n1entes hun1anas artificiales (se nos dice)


porque "la investigación de la inteligencia artificial está basada en fí-
sica avanzada del estado sólido, mientras que, ¡el humilde cerebro hu-
mano es un sistema semilíquido viable!". Eso no es mayor consuelo
que la sugerencia ele que los automóviles nunca podrán reemplazar
a los caballos porque están hechos de metal, mientras que el humilde
caballo es un sistema orgánico viable con patas de carne y hueso.
-Michacl D. Rohr, The New York 1"imes, 27 de marzo de 1998.

*10. La retórica política moderna [arguye Ronalcl Dworkin] "de hoy en día
es extremadamente repetitiva", y podría prescindirse ele una buena
parte ele ella por ley. "Toda democracia europea lo hace", sefiala el fi.
lósofo legislativo más reconocido del mundo, "y los europeos están
sorprendidos de que nosotros no".
Los europeos también se sorprenden ele que nos bafiemos con la
frecuencia que lo hacemos. ¿Qué clase ele argumento es ése?
-David Tell, "Silencing Free Speech in the Name of Reform",
1be Week(y Standard, 25 ele noviembre de 1996.

RESUMEN
En este capítulo iniciamos el análisis de la inducción. En la sección 11.1 revi-
samos la diferencia esencial entre argumentos deductivos, que afirman la cer-
teza de sus conclusiones y los argumentos inductivos, que no hacen esta
afirmación. Los términos validez e "invalidez" no se aplican a los argu-
mentos inductivos, cuyas conclusiones sólo pueden tener algún grado
de probabilidad de ser verdaderas.
En la sección 11.2 explicamos el argumento por analogía. Una analogía
es una semejanza o una comparación; hacemos una analogía cuando indica-
mos uno o más aspectos en los que son similares dos o más entidades. Un ar-
gumento por analogía es un argumento cuyas premisas afirman la
similitud de dos o más entidades en uno o más aspectos y cuya con-
clusión es que estas entidades son similares en algún otro aspecto. Su
conclusión, como la de todo argumento inductivo, no puede ser más que pro-
bable.
En la sección 11.3 explicamos seis criterios utilizados para determinar si
las premisas de un argumento por analogía hacen a su conclusión más o
menos probable. Estos criterios son los siguientes:

l. El número de entidades entre las que se dice que se sostiene la analogía.


2. La variedad, o grado de diferencia, entre las entidades o instancias men-
cionadas únicamente en las premisas.
114
570 Capítulo 11 Razonamiento analógico

3. El número de aspectos en los que se dice que las entidades implicadas son
análogas.
4. La relevancia de los aspectos mencionados en las premisas con respecto
al otro aspecto mencionado en la conclusión.
5. El número e importancia de las disanalogías entre las instancias mencio-
nadas únicamente en las premisas y la instancia mencionada en la conclu-
sión.
6. La modestia (ojúerza) de la conclusión en relación con las premisas.

En la sección 11.4 explicamos la refutación por analogía lógica. Para mos-


trar que cierto argumento (ya sea inductivo o deductivo) está equivocado, un
método efectivo es presentar otro argumento, que es evidentemente equívoco
y cuya forma es la misma que la del argumento atacado.

Notas del capítulo 11

t Bert Vogelstein, "So, Smoking Causes Cancer: This Is New? Tbe New York Times, 27

de octubre de 1996. (Énfasis añadido)


2
Albert Shanker, "Testing Teachers", 7be New York Times, 8 de enero de 1995.
·' Thomas Reid, Essays on the lntellectual Powers q/Man, Ensayo 1, 1785.
4
Bertrand Russell, Ciencia y religión (Londres, Oxford, 1949).
5
Dr. Eric Lander, citado en una entrevista en The New York Times, 10 de septiembre
de 1996.
6
Véase Cass R. Sunstein, Legal Reasoning and Political Coriflict (Nueva York: Oxford
University Prcss, 1996).
7
Crawjord v. Washington, No. 02-9410, decidido el 8 de marzo de 2004.
8
E.O. Wilson, Consilience (Ncw York: Albred A. Knopf, 1998), p. 99:
9
S.M. Barr, "Mindless Science", The Weekly Standard, 6 de abril de 1998.
10
Ésta es una controversia ancestral. El cuerpo y la mente sin duda actúan una sobre
la otra, pero, ¿cómo pueden hacer esto si (como muchos filósofos han creído) son
esencialmente diferentes, uno es físico y la otra no física? El filósofo del siglo XVII,
René Descartes, sostuvo (en Las pasiones del alma, 1649) que tiene que existir algún
lugar en el organismo humano en el que se unan; ¡rnncluyó que el lugar de la inter-
acción era una glándula Ua glándula pineal) que está ubicada entre los hemisferios
del cerebro!
11
Bassam K. Abed, en una carta a The New York Times, 26 de junio de 1988.
12
"Evangelical Update", The New York Times, 21 de noviembre de 1992.
13
A. Duany, E. Plater-Zyberk, y J. Speck, Suburban Nation: The Rise of Sprawl and the
Decline ofthe American Dream (North Point, 2000).
14
F. Barnes, "Suburban Beauty, Why Sprawl Works", The Weekiy Standard, 22 de mayo
de 2000.
115

Alicia E. GIANELLA, Introducción a la Epistemología y Metodología de la Ciencia


La Plata, REUN, 1995

CAPITULO 1: EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

1. INTRODUCCIÓN ¿Qué es la Epistemología?

¿Cómo conocemos?, ¿qué conocemos?, ¿cómo se ordenan nuestros conocimientos? Estas son
preguntas que se ha formulado la filosofía desde la antigúedad clásica. Más recientemente también
algunas ciencias se han ocupado de este tema. La psicología ha realizado investigaciones acerca del
modo en que los seres humanos configuramos experiencias, conceptualizamos, generalizamos,
formulamos regularidades y construimos teorías. También la biología, la sociología, la antropología
y la lingúística han hecho aportes a esta cuestión.
En la actualidad la gnoseología y la epistemología son las disciplinas que desde la filosofía se
ocupan del problema de cómo conocemos, del origen, las condiciones y los límites de nuestro
conocimiento. Desde el siglo XVII se denominó “gnoseología” a la disciplina filosófica que se
ocupa de los problemas relativos al conocimiento.
En cuanto al término "epistemología", en alguno de sus usos significa lo mismo que gnoseología o
teoría del conocimiento. Pero hay otro uso muy difundido que entiende por epistemología algo más
restringido, circunscribiendo su temática a todo lo referido al conocimiento científico. Se trata en
este sentido de un subconjunto de problemas dentro de la gnoseología. Debido a su referencia a la
ciencia, su lenguaje y su metodología se fueron acercando en muchos aspectos a los modos de
trabajo científico, sin por eso confundirse con la ciencia, y fue tomando distancia simultáneamente
del lenguaje filosófico más tradicional. Algunos autores han considerado que la epistemología forma
parte de lo que se denomina “ciencia de la ciencia”
Ya sea que se la considere parte de la filosofía o como ciencia de la ciencia, desde ambas
perspectivas resulta ser una disciplina metateórica, puesto que no refiere a un dominio determinado
de la realidad, sino que reflexiona y teoriza sobre el conocimiento mismo. Un modo generalizado de
ver la epistemología, que va desde Aristóteles hasta el presente, considera centrales las cuestiones
relativas a la estructura interna de las teorías. Se analizan los aspectos lógicos y semánticos de los
conceptos y enunciados científicos, se estudia también la vinculación de las teorías con sus
referentes, empíricos o no, y las relaciones entre distintas teorías. En algunas orientaciones
contemporáneas se ha puesto especial énfasis en cuestiones relativas a las prácticas científicas y a
su contexto, en los aspectos psicológicos, sociológicos e históricos. Temas como ciencia y
sociedad, ciencia y política, ciencia e ideología, reflejan este tipo de interés.
También han aparecido propuestas que intentan fundamentar la reflexión acerca del
conocimiento en general y de la ciencia en particular desde las ciencias existentes. Se ha llamado a
esta orientación "epistemología naturalizada". Bajo este perspectiva la epistemología pierde su
carácter metateórico, y se borran las diferencias entre ciencia y filosofía. En muchos casos esta
reflexión acerca del conocimiento se realiza desde una teoría determinada, sobre todo desde
aquellas que poseen amplio alcance explicativo. Tal es el caso de algunas teorías psicológicas, otras
biológicas y de ciertas teorías sociales, como por ejemplo la psicología genética piagetiana, teorías
cognitivas y algunas versiones del psicoanálisis y del marxismo. En estos casos los problemas
epistemológicos no son reconocidos como cuestiones metacientíficas, sino que se los intenta
subsumir bajo el alcance de una teoría determinada que explicaría todo conocimiento con sus
propias categorías e hipótesis.
Sin desconocer esos desarrollos, consideraremos principalmente los temas clásicos de la
epistemología, relativos al modo en que se organizan y se fundamentan los conocimientos
científicos. Van a ser analizados los tipos de conocimientos, sus características y sus relaciones,
desde los más simples, que forman el basamento sobre el cual se configuran reflexiones más
complejas, hasta los que constituyen explicaciones e interpretaciones de la realidad en las distintas
teorías de la ciencia contemporánea.
116

También se analizarán brevemente los métodos y criterios para evaluar y fundamentar los
conocimientos de la ciencia.
La metodología de !a ciencia puede considerarse como un subconjunto de problemas dentro
de la epistemología, ocupada de evaluar los procedimientos utilizados por la ciencia y, en su función
normativa, prescribiendo los procedimientos que se consideren más conducentes y confiables. En
un nivel de especificidad mayor dentro de la metodología están las técnicas de investigación, que
analizan y discuten los procedimientos particulares de búsqueda y procesamiento de conocimientos,
como la confección de encuestas, el diseño de experimentos o las técnicas de muestreo.
Además de la epistemología, hay otra disciplina filosófica que se ocupa de la ciencia y que suele
considerársela como teniendo el mismo alcance: la filosofía de la ciencia. Si bien de hecho ambas
son tomadas como equivalentes, un examen más cuidadoso lleva a establecer algunas diferencias.
Mientras la epistemología se ocupa del conocimiento científico, la filosofía de la ciencia incluye en
principio un campo más amplio, como las cuestiones éticas y ontológicas. Entre las primeras están
los valores que sustenta la ciencia y sus conflictos internos y externos. Entre los segundos están los
problemas acerca de la naturaleza de las entidades estudiadas, sus propiedades y relaciones.
En la figura 1 se representan las distintas disciplinas que se ocupan del conocimiento
científico y se esquematizan sus relaciones.

Figura 1

Ciencias del
Conocimimento

Gnoseología
o Teoría del Metodología Técnicas
Conocimiento Epistemología de la Ciencia de lnvestigación

Filosofia de
la Ciencia

2. ASPECTOS DINAMICOS Y ESTRUCTURALES DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

Más allá de las polémicas entre distintas corrientes, se pueden reconocer dos grupos de
cuestiones a ser considerados por la epistemología. Uno es el de los aspectos estructurales, que
como ya se señaló, son un tema central, relativo a los componentes y relaciones internas de los
conocimientos y a las relaciones entre las teorías y sus referentes externos. El otro grupo de
cuestiones tiene que ver con el surgimiento de creencias y sus cambios en el tiempo: el abandono de
ciertas ideas y conceptos, la aceptación y rechazo de teorías y la posibilidad de progreso o
incremento del conocimiento. Los primeros son aspectos estructurales, los segundos son dinámicos.
En cuanto a los aspectos dinámicos, el análisis del modo en que se constituyen y cambian
nuestros sistemas de creencias v conocimientos ha generado reflexiones epistemológicas sobre
aspectos que van desde lo biológico hasta lo sociológico, psicológico, histórico y también lo
metodológico.
La psicología genética, por ejemplo, ha estudiado cómo el ser humano organiza su experiencia
117

desde su nacimiento a través de una secuencia evolutiva. Se ha ocupado de cómo ciertas


adquisiciones se apoyan en logros anteriores y ha analizado las propiedades y relaciones de las
estructuras sucesivas. También desde los cognitivistas y desde el psicoanálisis se han construido
hipótesis acerca de cómo el ser humano adquiere, articula o construye conocimientos, teniendo en
cuenta, por un lado, el material que provee la experiencia y por otro sus disposiciones, categorías y
estructuras internas, en tanto sujeto psicológico.
La biología también se ocupa de la cuestión, estudiando los componentes neurofisiológícos y
perceptuales que condicionan nuestro conocimiento, y la continuidad o no de los mecanismos de
interacción del organismo con el medio y el conocimiento humano. A propósito de esto dijo
Popper: “ . . de la ameba a Einstein hay un sólo paso”2 marcando así la coincidencia de
funcionamiento entre el conocimiento y formas más primarias de interacción del individuo con el
medio en el orden biológico. Piaget, desde otra perspectiva, señala también esa coincidencia
funcional a través de los conceptos de asimilación y acomodación3.
La sociología del conocimiento, por otro lado, se ocupa de analizar la presencia de valores,
creencias y supuestos de carácter ideológico, la disposición o no a los cambios, la aceptación o
rechazo de la sociedad en general y de las comunidades científicas en particular, de ideas,
conceptos y teorías. Estudia la interacción del conocimiento con los intereses sociales, culturales,
políticos y económicos
La historia también se ocupa del conocimiento, haciendo un análisis e interpretación de las
adquisiciones humanas en el tiempo.
De un modo un poco artificial se pueden también clasificar estas cuestiones dinámicas, de
génesis por un lado y de cambios por otro. Por génesis se entiende el comienzo u origen del
conocimiento. En cuanto a los cambios, pueden producirse e interpretarse de distintas maneras, a
veces como evolutivos, progresivos, y otras veces como cambios revolucionarios. Existen varios
modelos de explicación del cambio científico en la epistemología contemporánea, algunos de los
cuales se presentarán mas adelante.
Hay epistemólogos como Reichenbach y Popper que señalan que esas cuestiones no son temas
de la epistemología, sino de cada un de las ciencias particulares como la historia, la psicología y la
sociología. Reichenbach4 establece la distinción entre el contexto de descubrimiento y el contexto
dejustificación. El de descubrimiento reúne todas las cuestiones acerca de cómo han surgido las
ideas científicas, los conceptos y las teorías, si fueron resistidas o aceptadas por la sociedad y de la
inserción histórica de la actividad científica y sus productos. El contexto de justificación es el que se
ocupa de evaluar las hipótesis y teorías independientemente de su origen y demás contingencias
psicológicas, sociales e históricas de su producción. Pero esta distinción es tema de muchos
debates, por distintas razones. Por lo pronto, como existen distintos criterios de evaluación y
justificación de hipótesis y teorías, según se adopte uno u otro criterio, determinados problemas
serán considerados propios de uno u otro contexto. Se trata sin embargo de una distinción útil.
Habría también un tercer contexto, el de aplicación5, interesado en la utilización de la ciencia para
la producción tecnológica.
Para Reichenbach y Popper sólo son tema de la epistemología los que corresponden al contexto
de justificación. Otros, en cambio, como Kuhn y Toulmin, sostienen que las cuestiones dinámicas,
más allá de los desarrollos propios que pudieran hacer cada una de las disciplinas como la
sociología o la historia, merecen ser tomadas en consideración dentro de la epistemología, como
teoría global que reúne dentro de sí todo lo relativo al conocimiento científico.
Un modelo alternativo de explicación del cambio científico es el de Lakatos, que ha diferenciado
entre la historia interna y la historia externa de la ciencia. La segunda registra los
acontecimientos en sus procesos contingentes, que llevaron a descubrimientos y a la aceptación o
rechazo de teorías, mientras que la primera es la reconstrucción racional de esos desarrollos
utilizando criterios lógicos y metodológicos.
Entre las cuestiones metodológicas de la dinámica del conocimiento, un tema muy importante es
el de las etapas de la investigación, que se tratará en el próximo capítulo.

1. Componentes del conocimiento y sus relaciones


118

¿Cuáles son los componentes de nuestro conocimiento? ¿Son datos empíricos, intuiciones,
conceptos, proposiciones, hipótesis, leyes? Existen distintos tipos de contenidos del conocimiento.
La noción de conocimiento se entrecruza con cuestiones linguísticas. El conocer o saber puede
dividirse en dos tipos, un saber proposicional, que consiste en 'saber que p", donde p es una
proposición cualquiera, y por otro lado un "saber cómo", que es un saber prdctico, instrumental.
Un ejemplo del primero sería saber que el agua hierve a 1OOº C, o que Rosario está en la
provincia de Santa Fe, mientras que el segundo sería, por ejemplo, saber andar en bicicleta o sabe
reparar un mueble roto.
Al saber proposicional se lo caracteriza por las siguientes tres notas: un sujeto conoce lo que
expresa la proposición p, si p es verdadera, si cree en la verdad de p, y si además hay fundamento
para creer en ella. Por ejemplo, creemos que la Tierra gira alrededor del Sol porque es una propo-
sición verdadera, creemos que esa afirmación es verdadera, y además tenemos fundamento para
creer en ella, el fundamento que nos proporciona la astronomía. En cambio no sería conocimiento la
creencia en una proposición que no fuera verdadera. Por ejemplo si alguien cree que en 1954 hubo
un fuerte terremoto en San Juan, y esa afiarmación
fuera falsa, la mera creencia no constituiría conocimiento. Tampoco constituiría conocimiento para
alguien una proposición verdadera que no fuera creída por esa persona, ni en el caso de que fuera
una proposición verdadera, creída, pero que no estuviera fundamentada. Por ejemplo, si fuera
cierto que hay vida en Marte, pero no lo creyéramos, o si lo creyéramos y no hubiera elementos de
prueba al respecto, en ninguno de los dos casos diríamos que sabemos que hay vida en Marte.
Por ceencia se entiende en este contexto la operación psicológica de adhesión o asentimiento a
una proposición o enunciado. Es una de las llamadas actitudes proposicionales, que son relaciones
que se establecen entre sujetos y proposiciones. Por verdad se entiende en este ámbito la relación
de correspondencia entre un enunciado y un estado de cosas: un enunciado es verdadero si
describe un estado de cosas real y es falso en caso contrario.
El saber cómo o saber instrumental se corresponde en parte con el saber natural y en parte con
el saber técnico y tecnológico (ver en 111.5).
El saber proposicional es fundamentalmente conocimiento intelectual, mientras que el saber
instrumental está referido al aprendizaje de procedimientos y al logro de destrezas y habilidades.
En adelante adoptaremos una decisión que es habitual: tratar el tema del conocimiento científico
en el plano del lenguaje. Con esta operación se traslada la problemática de los contenidos y
relaciones del conocimiento a contenidos y relaciones entre los términos y enunciados de un lengua-
je. De este modo se pueden delimitar con más claridad los problemas y se facilita un análisis más
concreto y objetivo de las distintas cuestiones. Las teorías, leyes, hipótesis y datos que constituyen
conocimientos pueden tratarse corno enunciados. Por otro lado los conceptos científicos como
"masa", "gravitación”, “gas” , “más denso que”, "estructura social", "aparato psíquico” , “capital",
"salario", pueden considerarse términos o palabras en el plano del lenguaje. Enunciados y términos
serán entonces los principales componentes a considerar.

2. Los enunciados

¿Qué es un enunciado? Para definirlo es conveniente partir de la noción de oración, como


estructura lingúística básica de un lenguaje determinado.
Independientemente de su forma, las oraciones cumplen distintas funciones. Hay oraciones con
función expresiva, como por ejemplo "Qué maravilla!", "¡Ojalá no llueva!" y la mayoría de las
oraciones de la poesía, que ponen de manifiesto actitudes, sentimientos y valoraciones de los
hablantes. Otras son directivas o prescriptivas, que tienen por finalidad influir en la conducta de
algún agente, como en las oraciones "No debes mentir", "Necesitaría de tu colaboración" y
"¿Puedes alcanzarme un libro?", que buscan promover o impedir deterrninadas acciones o
respuestas. Incluyen distintas modalidades, como normas, pedidos, órdenes, leyes, reglas y ruegos.
Están, por último, y sin pretender que la clasificación sea exhaustiva, las oraciones con función
informativa, que afirman o niegan algo y son verdaderas o falsas, como por ejemplo "La
119

Revolución Francesa se produjo en 1789", o "Algunas bacterias resisten temperaturas bajo cero".
A estas oraciones se las denornina enunciados, término que se corresponde parcialmente con la
noción clásica de juicio. En este contexto será tomado como sinónimo de proposición, aunque
algunos autores asignan a este último término un significado diferente, definiéndolo como aquello
que expresa un enunciado, su contenido.
La verdad y falsedad son valores de verdad. Como ya se señaló, se puede decir que un
enunciado es verdadero si describe un estado de cosas real, y es falso en caso contrario. Esta
caracterización ha sido llamada concepción "correspondentista" o de "verdad por correspondencia",
puesto que se basa en el acuerdo o correspondencia entre una oración y la realidad. También se la
de nomina concepción clásica, puesto que se origina en Aristóteles. Esta concepción es retomada
en lá semántica contemporánea por Tarski, quien en una aproximación a la cuestión dice que "A es
una oración verdadera si designa un estado de
cosas existente
Es necesario diferenciar, además, entre enunciados simples o atómicos y enunciados
compuestos o moleculares. Son ejemplos de enunciados simples "Llueve", "Hace frío" y 'Los
protones tienen cargas positiva", los dos primeros se pueden combinar en las proposiciones
compuestas "Llueve y hace frío" y "Si llueve, entonces hace frío". Las moleculares o compuestas
son el resultado del establecimiento de conexiones entre las proposiciones simples a través de las
conectivas lógicas como "y", "o", "no", "si entonces y su verdad o falsedad queda determinada por
los valores de verdad de las proposiciones atómicas y por el comportamiento de las conectivas
como funciones de verdad. Así, por ejemplo, la conjunción "Carlos, Ana y Luis llegaron" es
verdadera sólo en el caso en que todas las proposiciones componentes sean verdaderas, y una
disyunción, como "Viajaré hoy o mañana" es falsa sólo en el caso en que sean ambas proposiciones
falsas.
Los enunciados condicionales como "Si se reduce la capa de ozono, las radiaciones solares
afectaran a los cultivos" tiene especial importancia en los análisis de la metodología científica. Están
compuestos por un antecedente, que en el ejemplo es "Se reduce la capa de ozono" y un
consecuente: 'Las radiaciones solares afectan a los cultivos~'; en cuanto a sus condiciones de
verdad, son falsos solamente en el caso en que el antecedente sea verdadero y el consecuente falso.
¿Cuáles son las relaciones que se dan entre los enunciados que constituyen un cuerpo de
conocimientos o un sistema de creencias? Son fundamentales las relaciones lógicas de consistencia,
equivalencia, implicación y deducción.
La consistencia o no contradictoriedad es un requisito formal que no puede faltar en un
conjunto de enunciados que constituye un cuerpo de conocimientos. Un conjunto de proposiciones
es consistente si no se deduce en ese sistema un enunciado “p" y también su negación 'no p,'. Otro
modo generalmente equivalente de definir consistencia dice que es consistente aquel sistema en el
que no todo es demostrable. Si en cambio el sistema fuera inconsistente, según el primer criterio en
ese sistema se demuestra p 'y tanibién "no ~', y según el otro criterio en él se deduce cualquier
enunciado, lo cual equivale a no demostrar nada. La lógica se ocupa de definir estas propiedades
con rigurosidad y de los procedimientos para demostrar que los sistemas reúnan estos requisitos.
En cuanto a la equivalencia, dos enunciados son equivalentes si tienen el mismo valor de
verdad, no puede ser uno verdadero y el otro falso, y cada uno de ellos implica y se deduce del
otro.
La implicación y la deducción son relaciones recíprocas. Un enunciado implica a otro si no
puede darse el caso que el primero sea verdadero y el segundo falso. Un enunciado se deduce de
otro si no puede ocurtir que el primero sea falso siendo el segundo verdadero7.
En un cuerpo de conocimientos ciertos enunciados constituyen premisas de las que se infiere
otro como conclusión, formando un razonamiento.

3. Los razonamientos

Los razonamientos son conjuntos de enunciados donde uno de ellos, la conclusión, se desprende
de los restantes, llamados premisas. Las premisas son el soporte de la argumentación. de ellas se
obtiene la conclusión. Se trata de términos relativos, algo es conclusión en relación con las premisas
120

y viceversa. Hay distinto tipo de razonamientos, los deductivos son aquellos en los que se pretende
que la conclusión se infiera necesariamente de las premisas.
Cuando un conjunto de premisas (una o más) implica una conclusión, se dice que constituyen
una deducción correcta o razonamiento válido. Consecuentemente se dice que un razonamiento
es válido cuando no puede darse el caso que de premisas verdaderas se infiera una conclusión falsa.
Esta es una noción central dentro de la lógica. El siguiente es un ejemplo de razonamiento válido,
como puede verse intuitivamente en el diagrama.

Las aves de climas templados son migratonas


Las golondrinas son aves de clima templado
____________________________
_____________________
Las golondririas son migratorias

(la línea separa las premisas de la conclusión)

El siguiente razonamiento en cambio, es inválido, como puede mostrarse a través del diagrama:

Los elefantes son mamíferos.


Los elefantes no viven en zonas frías.

Los mamíferos no viven en zonas frías

Entre los razonamientos válidos, algunos son de especial interés para el análisis del conocimiento
científico. Uno es el denominado modus ponens, que tiene la siguiente forma:

Si p, entonces q
p

Otro de mucho interés es el modus tol¡ens:

Si p, entonces q
no q

no p

Entre las formas inválidas es importante la falacia de la afirmación del consecuente, que como
es incorrecta, admite ejemplos de esa forma que tienen las premisas verdaderas y la conclusión
falsa:

Si p, entonces q
q

Además de los razonamientos deductivos, hay otro tipo de razonamientos, que genéricamente se
121

pueden denominar no-deductivos. Son aquellos en los que la conclusión se desprende con cierto
grado de probabilidad. A su vez pueden ser de distinto tipo. El más importante es el inductivo, que
se caracteriza porque la conclusión es siempre más general que las premisas. (ver en el capítulo 2,
método inductivo).
Otro tipo no-deductivo de razonamientos es el analógico, que sobre la base de que ciertos
casos comparten un conjunto de propiedades, se infiere que probablemente compartan también
otras propiedades. Así, por ejemplo si se sabe que las estrellas de determinado tipo tienen un
conjunto de características, al detectarse una nueva estrella de ese grupo se podrá inferir, por
analogía, que también tendrá las mismas propiedades que las otras ya conocidas. Se puede
presentar un esquema simplificado de estas inferencias de la siguiente manera:

a, b, c y d tienen las propiedades F, G, H e I.

Se conoce además que a, b y c tienen la propiedad J

d tiene la propiedad J

4. Los términos

En cuanto a los términos que forman parte de los enunciados, se han hecho varias distinciones.
Por un lado cabe diferenciar entre términos que corresponden a propiedades, tales como
"número", "sólido", "liso", "ave", "planeta", "gen", "átomo", "capital", y por otro términos
relacionales como "más pesado que", "menos poblado que", "mayor que", y "al norte de". Las
propiedades se atribuyen a individuos y las relaciones conectan entre sí individuos, como en los
enunciados "Pedro es diabético" y “Madrid es más poblada que Granada" respectivamen te.
Desde otro punto de vista que interesa a ciencias como la física, la economía y la psicología, y
en general a las llamadas ciencias fácticas, los términos pueden clasifícarse en teóricos y
observacionales. Observacionales son aquelíos a los que se accede en forma directa, a través de
la experiencia perceptual simple o ampliada por los instrumentos cíe observación científica.
Teóricos son aquellos a los que no se accede a través de observaciones, corresponden a
propiedades inobservables, constituyen el lenguaje específico de las teorías y cumplen un papel
importante en las explicaciones. En física y biología, por ejemplo, son observacionales términos
como sólido", "líquido", "áspero',"más veloz que", "extremidades", "pelaje", "pulmón", y son teóricos
"átomo", "energía" y "campo electromagnético". No siempre hay una diferenciación nítida entre el
vocabulario teórico y el observacional. Hay términos que son teóricos en determinados contextos, y
en otros son observacionales, como por ejemplo el término "tiempo": en contextos experimentales
es una variable empírica, mientras que en la física teórica no lo es. En muchos casos, conceptos que
inicialmente fueron teóricos como "gen", "célula" y "microorganismo", con el avance de los instru-
mentos de observación pasaron a ser observacionales.
Por otro lado, la enorme sofisticación de los instrumentos de observación y registro empírico
como los microscopios electrónicos o la cámara de burbujas hace que los datos obtenidos tengan
un amplio contenido inferencial y haya mucha teoría presupuesta en la interpretación de esos datos.
Por estas dificultades y también por un cuestionamiento al énfasis puesto en la categoría de obser-
vación que tiene esta distinción, algunos autores como Hempel han propuesto la distinción
alternativa teórico-preteórico. En esta dicotomía, teórico sería el lenguaje específico de una
teoría, con función explicativa, ypreteórico sería el lenguaje ya aceptado, común a distintas teorías.
Según otro criterio, de gran importancia científica, los términos pueden dividirse en
clasificatorios, comparativos y métricos9
Un problema importante que ha discutido la epistemología contemporánea es el de cómo
adquieren significado los términos teóricos en las ciencias fácticas. Algunos están a favor de darles
significado a través de definiciones teóricas. El procedimiento consiste en definir los términos de una
teoría determinada recurriendo exclusivamente a los términos de esa teoría, pero este recurso tiene
122

el inconveniente, si todos los términos se definen de este modo, de que no se establecen


correspondencias entre el lenguaje teórico y la experiencia y, en definitiva, con la realidad. Otros
sostienen que deben definirse a través del lenguaje empírico, observacional. Extremando aún más
esta posición, los operacionalistas han sostenido que el lenguaje teórico debe definirse mediante el
establecimiento de procedimientos empíricos que permitan, en la medida de lo posible, mediciones.
Así, el concepto de distancia en física, o su correspondiente término, se define operacionairnente
através de un procedimiento de medición, por ejemplo, a través del empleo de un teodolito.
Los instrumentalistas, por otro lado, sostienen que los términos teóricos son meros rótulos de
un valor instrumental, más o menos eficaces para organizar nuestra experiencia sin ninguna
pretensión de referir a propiedades de la realidad. Para ellos, términos como "aparato psíquico",
"estructura social", “especie” , no serían términos descriptivos, sino meros rótulos convenientes
para la explicación y la predicción. Además, las hipótesis y leyes que contengan esos términos
no serían verdaderas ni falsas, ya que se las concibe como reglas y no como enunciados.
Por último, algunos han sostenido que los significados de los términos teóricos no se agotan en
el contenido de una definición. Se pueden establecer reglas de corresponden cia entre el
lenguaje teórico y el observaciorial o preteórico, pero no puede agotarse su significado en
ninguna de esas postulaciones, sino que queda abierta a nuevas correspondencias que surjan con
el desarrollo de la ciencia. Siempre se tendrá de ellos un significado empírico parcial.
El lenguaje científico ha ido paulatinamente logrando más precisión que el lenguaje natural. La
ambiguedad y la vaguedad que caracterizan a los lenguajes naturales como el castellano o el
alemán son, por un lado, un obstáculo para el conocimiento científico, pero por otro lado,
cumplen funciones imprescindibles en el orden comunicacional y social. La vaguedad, por otra
parte, es inelirninable: se pueden lograr lenguajes más precisos, pero no se puede eliminar la
vaguedad totalmente.

4. Enunciados anahticos y sintéticos

Además de las distinciones ya efectuadas respecto de los diferentes tipos de enunciados, existe
otra clasificación, de mucha relevancia para el estudio de la ciencia, que los divide en analíticos y
sintéticos. Ejemplo del primer tipo es "El complemento del complemento de un conjunto es igual a
ese conjunto" y es sintético "En la península de Yucatán hay restos de construcciones mayas".
Muchos filósofos consideran que esta distinción constituye una dicotomía, pero otros señalan que
podrían ser categorías extremas entre las cuales se da un continuo de modalidades, ya que existen
casos fronterizos de difícil categorización. Además, la distinción tiene carácter relativo, en el sentido
de que en determinados contextos un enunciado resulta ser analítico, y en otro es sintético,
dependiendo de las categorías lingúísticas y conceptuales involucradas. Más allá de las dificultades
para establecer entre ambas categorías una división taxativa, hay casos paradigmáticos de cada uno
de estos enunciados que permite caracterizar distinto tipo de ciencias: las formales en principio
contienen solamente enunciados analíticos y las fácticas contienen principalmente enunciados
sintéticos.
Los enunciados analiticos son aquellos cuya verdad o falsedad no depende de su
correspondencia con la realidad, no hacen afirmaciones acerca de cómo es el mundo, sino que su
valor de verdad depende de las relaciones internas del enunciado. Supone una noción de verdad
relativa a propiedades estructurales, sintácticas y semánticas. Así, por ejemplo,
" x + y = y + x " es una afirmación cuya verdad depende de las propiedades que definen a la
operación suma, de la relación de igualdad y del dominio de las variables exclusivamente. A su vez
pueden clasificarse en varios subtipos:

a) Enunciados lógicos, lógicamente verdaderos, como "Llueve o no llueve", y "Los perros blancos
son blancos", o lógicamente falsos como "Llueve y no llueve", relativos exclusivamente a las
123

relaciones formales entre los componentes de las proposiciones.


b) Enunciados matemáticos, como ' a + ( b + c) = (a + b) + c", o "Los triángulos tienen tres
lados", que suponen propiedades y relaciones formales entre entidades específicas de las
matemáticas.
c) Enunciados por sinonimia, cuya verdad o falsedad depende de cuestiones semánticas o de
los significados, como en el conocido ejemplo de Quine "Ningún soltero es casado"
d) Enunciados definicionales, que o bien constituven definiciones, o bien las presuponen, como
en el enunciado 'Los perros son animales', que es analítico si en la definición de perro se
incluye como nota definitoria la de ser animal.
Conviene aclarar que no todos los epistemólogos coinciden en considerar analíticos a los
enunciados matemáticos. Para Kant, por ejemplo, eran juicios sintéticos a priori'0. Otros
consideran analíticos a los de la aritmética y sintéticos a los de la geometría, y algunos a la inversa.

Los enunciados sintéticos son aquellos cuya verdad y falsedad no depende de relaciones
internas del enunciado, sino de su correspondencia o no con estados de cosas reales. Pueden tener
a su vez distintas modalidades:

a) Enunciados empiricos singuIares, que refieren a hechas o situaciones particulares. Por


ejemplo, "El corneta Halley aparece cada setenta y seis años", "Este termómetro marca 10º C"
o "En la Antártida está el monte Flora ". Su verdad o falsedad puede determinarse en forma
relativamente simple, por información empírica directa que permita verificarlos o refutarlos.

b) Enunciados fácticos generales, que a su vez podrán ser universales, existenciales, o


estadísticos. Son ejemplos de enunciados existenciales "Algunas aves no vuelan", "Existen
galaxias aún no exploradas" y "Algunas bacterias resisten temperaturas bajo cero". Son
ejemplos de enunciados estadísticos "La mayoría de los niños comienzan a caminar alrededor
del año de vida" y de enunciados universales "El agua hierve a 1OOº C", o "Las estrellas
emiten radiaciones". En estos enunciados el conocimiento de la verdad es más problemático
que en el caso de los singulares, ya que no puede verificarse concluyentemente un enunciado
universal ni puede refutarse un enunciado existencial: no es posible saber si una afirmación
universal es verdadera para todos los casos pasados, presentes y futuros, ni si nunca ocurrirá
aquello que afirma una proposición existencial. Nadie puede asegurar que el enunciado "Todos
los cuervos son negros" sea verdadero para todas sus instancias, ni es posible saber si es falso
que "Existen seres extraterrestres".

c) Enunciados teórtcos, son aquellas proposiciones de la ciencia que contienen términos teóricos
y que por consiguiente no refieren a aspectos de la realidad de acceso directo, sino que se
conectan con ella de modo mediatizado e inferencial. Se trata de obtener información acerca de
sus valores de verdad a través de sus consecuencias. Un ejemplo sería el enunciado "Los
neutrinos y los protones son partículas subatómicas".

d) Enunciados no fácticos. En algunos contextos, particularmente en la filosofía, se suelen hacer


afirmaciones de alto grado de abstracción en los que la referencia a la realidad está mediatizada
y es opaca. Pueden tomarse como ejemplos enunciados del tipo "La categoría de causalidad
pertenece a la razón trascendental", o "La sustancia pensante y la sustancia extensa son dos
formas de una única sustancia". Se ha planteado el problema de reconocerle o no carácter
informativo a esas afirmaciones. Si se les concede carácter informativo podrán ser considerados
un subconjunto de proposiciones sintéticas cuya verdad o falsedad será difícil conocer. Algunos
filósofos han sostenido que se trata muchas veces de afirmaciones que resultan de un abuso en la
utilización del lenguaje, y por lo tanto las consideran pseudo proposiciones y se les niega
contenido informativo ~. En algunos casos son enunciados categoriales, que fijan límites y reglas
al uso del lenguaje y a las relaciones conceptuales, como en las proposiciones "Ningún color es
un sabor", "Los números no son entidades espaciales" y "Lo rojo es coloreado".
124

Esta clasificación de enunciados analíticos y sintéticos es problemática y ha sido discutida desde


muchos contextos diferentes. Las subdivisiones que se acaban de presentar, y que se esquematizan
a continuación, son también muy discutibles, pero han sido pensadas para los fines del análisis de
cuestiones que tienen que ver exclusivamente con las teorías científicas:

a) enunciados lógicos
Enunciados analiticos b) enunciados matemáticos
c) enunciados por sinonimia
d) enunciados definicionales

a) enunciados empitricos singulares


Enunclados sintéticos b) enunciados empíricos generales
c) enunciados teóricos
d) enunciados no fácticos

III. TIPOS DE CONOCIMIENTO

El conocimiento ha sido clasificado de múltiples maneras. Para el propósito de este trabajo


interesa caracterizar el conocimiento científico, pero se analizarán también brevemente otras formas
de conocimiento como el conocimiento natural, el tecnológico y el filosófico, para establecer
similitudes, diferencias y relaciones con aquél.

1. El conocimiento natural y el científico

El conocimiento natural es el que se adquiere en forma espontánea e informal. Es


imprescindible para la supervivencía humana en el medio natural y social, y se constituye sobre
prácticas muy básicas que pasan a formar el "sentido común". El lenguaje natural es su vía de
expresión y de transmisión.
En el ámbito físico, por ejemplo, permite organizar el espacio, con sus relaciones de equilibrio,
formas, pesos y volúmenes. Aprendemos a calcular distancias, movimientos, velocidades y a
conocer nuestro cuerpo y nuestro entorno. En el orden social, sabemos interpretar a nuestros
semejantes, compartirnos actividades con otras personas en múltiples situaciones, como en lo
familiar y lo laboral y nos constituimos en seres humanos en esa compleja trama de afectos e
informaciones que nos dan identidad y pertenencia. Sabemos distribuir nuestras actividades en el
tiempo y lograr una relativa eficacia en los objetivos de la vida cotidiana personal y social.
Esa compleja trama de conocimientos espontáneos constituye la base de todo otro tipo de
conocimiento, son nuestras experiencias básicas a partir de las cuales adquirimos habilidades,
pensamos, inferirnos, comparamos, formulamos preguntas, establecemos regularidades,
hipotetizamos y valoramos.
Se trata de un campo muy rico de la experiencia humana que se adquiere informalmente y está
moldeada por nuestras disposiciones biológicas y por el orden social y cultural. Permiten una
enorme economía de pensamiento y esfuerzo, pero son también sustento de prejuicios e ideologías.
Muchas veces estos conocimientos espontáneos obstaculizan el conocimiento científico debido a
que generan estereotipos y expectativas que es difícil abandonar cuando la realidad demanda una
revisión crítica de nuestras creencias y la búsqueda de conocimientos mejor fundados.
125

Hay una serie de distorsiones sistemáticas en nuestras creencias ordinarias tales como relacionar
causalmente dos fenómenos por el mero hecho de que se suceden en el tiempo, confundir el
lenguaje con la realidad, y cometer la falacia naturalista que no discrimina lo que es de lo que debe
ser. Francis Bacon distingue en su teoría de los idola cuatro tipo de errores o distorsiones
recurrentes. Los idola trtbu, que son comunes a todos los seres humanos, nos llevan a suponer,
por ejemplo, que hay más orden y regularidad en la naturaleza que la que realmente existe, o a
aferrarnos a creencias aceptadas, o creer que es real aquello que deseamos (el wishfull tbinking
del que hablan los ingleses). También hay distorsiones que tienen que ver con nuestras
características individuales, fruto de nuestras condiciones biológicas, mentales y de la educación
recibida, a los que denomina idola specus. Los idola fori son las distorsiones del lenguaje y la
comunicación, que llevan a confundir la existencia de un término con la realidad referida por ese
término. Por último, están los errores que vienen de la herencia filosófica y de las tradiciones: los
idola theatri, que nos llevan a adoptar ciertas ideas en forma dogmática.
En cuanto a la integración del conocimiento científico con el natural, hay distintos modos de
concebirla. Algunos sostienen la completa continuidad entre una y otra forma de conocer, otros en
cambio marcan radicales diferencias. Una solución de compromiso permite reconocer coincidencias
y continuidades así como diferencias y discontinuidades. En un famoso texto de Eddington en
defensa de la radical diferencia entre conocimiento vulgar y científico se hace referencia a dos
mesas, una es la mesa sólida y dura de nuestro conocimiento natural, la otra es un enjambre
formado por cargas eléctricas en movimiento y amplios espacios vacíos. ¿Cuál de las dos mesas es
la real?, se pregunta Eddington. Sin duda la mesa científica. Pero Hempel 13 responde a esta
dicotomía diciendo que la mesa científica pretende en última instancia dar cuenta de la mesa de
nuestra experiencia natural. No hay en definitiva dos mesas, sino un intento de explicar a través de
un modelo científico la mesa de nuestra experiencia natural.
Mientras que el conocimiento natural tiende a ser rígido y responde a estereotipos, el
conocimiento científico es crítico. Muchas de las creencias ordinarias se ven cotidianamente
refutadas y cierto conservadurismo, o atrincheramiento del sentido común, ligado algunas veces a
prejuicios y a economías de esfuerzos, no dan cuenta de las discrepancias.
El conocimiento cientfico es una modalidad de conocimiento que es interesante de considerar
en su constitución v desarrollo histórico. Sus orígenes se remontan a la Antiguedad del siglo VI
a.C., con las matemáticas de Thales Pitágoras, la física y biología de los jónicos, la historia de
Herodoto y Tucídides. Un florecimiento importante ocurrió en el denominado periodo helenístico,
en la Alejandría de los siglos III a.C. a III d.C., que permitió la confluencia del pensamiento
especulativo y teórico de los griegos con los conocimientos prácticos de otras cuituras como la
egipcia. Tuvo grandes figuras como Arquimedes. Euclides v Herón en física v en matemática, y
destacados biólogos y astrónomos. Pero la ciencia moderna surge con figuras tan significativas
como Galileo v Torricelli. en el siglo XVII. Su característica principal fue la confluencia del
pensamiento teórico con la observación y experimentación empírica.
Se puede caracterizar a la ciencia, de manera muy general, por algunos rasgos compartidos
por las distintas disciplinas científicas, y que constituyen valores o ideas regulativas.
Aunque es una frase hecha puede decirse que lo que caracteriza a la ciencia es la búsqueda de
la verdad, esto significa que cualquier otro fin estará subordinado a este fin principal que es el
acceso al conocimiento. Cabe aclarar, por otro lado. que no es lo mismo buscar la verdad, que
alcanzarla, o tener certeza acerca de ella. Es sabido que la verdad no siempre se logra en el
contexto de la ciencia.
Es también un conocimiento racional, en el sentido de que debe ser coherente y fundado en
razones, es decir, sostenido argumentativamente.

Pretende además ser un saber crítico, rasgo que lo diferencia (leí conocimiento natural, que
como ya se señaló, es a veces poco crítico. Cohen y Nagel dicen en Jntroducción a la lógica y el
Método científico4 que mientras otros tipos de conocimiento apelan a la intuición, a la autoridad o a
la repetición ciega, la ciencia se caracteriza por ser crítica, como opuesta a dogmática. Ese rasgo le
permite ser autocorrectiva. Contra las creencias populares, lo que caracteriza a la ciencia no es su
absolutez o seguridad, sino su corregibilidad y su provisoriedad.
126

Se caracteriza también por la sistematicidad, que hace que la ciencia no sea nunca la suma de
conocimientos aislados, sino que busca su integración en distintos sistemas y estructuras complejas,
lógicamente articulados.
Es además un saber que intenta ser preciso. Logra esa precisión utilizando por un lado un
lenguaje técnico, con significados menos ambiguos que los del lenguaje natural, y por Otro lado
mediante el empleo de herramientas formales, traduciendo sus hipótesis a ecuaciones y fórmulas de
la lógica y la matemática y distintos recursos simbólicos como los cíe la química.
Otro de los rasgos de la ciencia es su carácter metódico, en el sentido de que requiere del
empleo de determinados procedimientos que gozan de confiabilidad, para la obtención y validación
de los conocimientos.
También tiene la propiedad de ser general. La ciencia busca formular leyes generales que
expresen regularidades, sin perder, en muchos casos, la singularidad. Ya Aristóteles señalaba que la
ciencia es siempre conocimiento acerca de lo general.
A diferencia del conocimiento filosófico, la ciencia acepta la existencia de supuestos que no se
cuestionan acerca de aspectos muy básicos de los objetos de estudio, su existencia, su continuidad
en el tiempo y el mejor modo de conocerlos.

2. La clasificación de las ciencias

Desde la antiguedad clásica hasta nuestros días se ha formulado una enorme y variada cantidad
de clasificaciones de las ciencias, muchas de ellas englobadas dentro de clasificaciones más amplias
del conocimiento humano en general. Algunas de ellas resultan inútiles o extravagantes a nuestros
ojos, o incluso incomprensibles. Se ha hablado de ciencias experimentales y no experimentales
sagradas y profanas. morales y positivas, naturales y sociales, duras v blandas.
Resulta claro, al comparar distintas clasificaciones el hecho de que cada una de ellas se
construye a partir de algún criterio o propiedad que se desea destacar, y que constituye el
fundamento de la clasificación. Y esto ocurre con cualquier tipo de clasificación.
En muchos casos el supuesto subyacente a la clasificación es ontológico: se da por sentado
que la realidad está formada por distinto tipo de entidades, y a partir de esa división se asigna a
cada disciplina científica el estudio de cada uno de ellos. Así, por ejemplo, si se sostiene que la
realidad está constituida por dos grandes ámbitos, lo material por un lado y lo espiritual por otro, las
ciencias podián clasificarse, consecuentemente, en ciencias de la naturaleza y ciencias del espiritu.
También ha sido frecuente clasifica; a las ciencias desde un punto de vista gnoseológico es decir,
sobre la base de supuestos acerca de cómo conoce el ser humano. Se ha afirmado, por ejemplo,
que la mente humana tiene un determinado número de "facultades" o capacidades y a partir de ellas
se han clasificado las ciencias. Un ejemplo de este tipo de criterio clasificatorio lo constituye la
clasificación de Francis Bacon, quien distingue tres facultades: la razón, la memoria y la fantasía. A
la primera le hace corresponder la ciencia propiamente dicha, subdividida en ciencia natural,
teología natural y ciencias del hombre; a la segunda le corresponde la historia y a la tercera la
poesía.
Ha habido también clasificaciones basadas en criterios metodológicos, que sostienen, por
ejemplo, que hay ciencias experimentales y no experimentales, o inductivas y deductivas.
Cuando los supuestos que dan fundamento a una clasificación son cuestionados, la clasificación
corre la misma suerte y termina siendo abandonada y reemplazada por otra. Si se cuestiona. por
ejemplo, la división irreductible cíe la realidad en naturaleza o materia y espíritu, será también
cuestionada la división de las ciencias basada en ella.
En las últimas décadas se ha impuesto la clasificación que divide a las ciencias en
formales y fácticas. Se trata de una clasificación útil para los intereses actuales de la
epistemología y la metodología y coincidente con más de un criterio sobre el que puede fundarse la
clasificación: el método empleado, el tipo de entidades y el tipo de enunciados propios de cada uno
de estos dos grupos de ciencias.
127

La lógica y las matemáticas, con sus distintas ramas como la geometría, el álgebra y la aritmética
constituyen las ciencias formales. Las restantes, como la biología, la física, la psicología y la
economía son ciencias fácticas, como se presenta en el cuadro siguiente:

Disciplinas.

Física Psicología
Química Sociología
Astronomía Antropología
Biología Economía
Geología, Linguístíca
Meteorología Pedagogía

CIENCIAS FORMALES CIENCIAS FACTICAS

Disciplinas: Disciplinas:

Lógica Naturales. SociaIes:


Matemáticas
Física Psicología
Química Sociología
Astronomía Antropología
Biología Economía
Geología Lingüística
Meteorología Pedagogía

3. Las ciencias fornales

Las ciencias formales se caracterizan por no ser empíricas, es decir, porque no hacen referencia
a ningún dominio especifico de la realidad. Cuál es la naturaleza de sus objetos de estudio, es una
cuestión que puede responderse de distintas maneras, pero hay en general consenso respecto de su
carácter no empírico.
Se señaló ya que los enunciados de las ciencias formales son analíticos, en cualquiera de sus
tipos: aquellos cuya verdad o falsedad no depende de su correspondencia con la realidad sino de
los componentes internos de los enunciados. De acuerdo con esta caracterización, también se ha
dicho que son enunciados necesarios, a diferencia de los enunciados contingentes que corresponden
a afirmaciones empíricas. Leibiniz caracterizaba a las verdades necesarias como verdades de razón,
contraponiéndolas a las verdades de hecho, que pueden no ser. Muchos filósofos contemporáneos,
siguiendo a Leibniz, caracterizan la verdad necesaria como aquella que es verdadera en todo mundo
posible.
Respecto de la naturaleza de las ciencias formales se han sostenido distintas posturas. Una de
ellas afirma que se trata de un conocimiento relativo a entes ideales: mientras las ciencias fácticas
proveen de un conocimiento acerca del mundo real, las ciencias formales conocen otro tipo de
objetos, que no son ni temporales ni espaciales, y que configuran un dominio de entidades existentes
a la manera del mundo de las ideas platónico. Según esta posición, los objetos matematicos
128

existen y el matemático los descubre.


Otra posición, que puede denominarse constructivista, niega que esas entidades existen en un
mundo especial y se las descubre Se trataría, en cambio, de construcciones que realiza la mente;
son el producto de la creación humana y obedecen y ponen de manifiesto las estructu ras de nuestra
inteligencia. No habría nada que descubrir, sino que producir.
Algunos sostienen el carácter meramente sintáctico de estas ciencias, piensan que son
solamente lenguajes formales artificiales, que parten de conjuntos reducidos de signos y fórmulas
primitivas y mediante reglas de formación y de transformación generan un sistema complejo de
fórmulas derivadas del conjunto de partida.
Por último, una posición minoritaria sostiene el carácter empírico de las entidades matemáticas,
las considera abstracciones que parten de la experiencia y van llegando en un proceso ascendente a
la afirmación de propiedades y relaciones de suma generalidad Han sostenido taJ posición
empirstas como Stuart Mill, que decía que la matemática deriva de la experiencia, y Gonseth, que
afirmaba que la lógica era la ciencia de todos los objetos, de cualquier objeto en general.
El método que utilizan la lógica y la matemática para justificar sus enunciados es la deducción. En
algunos casos la inferencia se efectúa a partir de hipótesis o premisas, y en otros a partir de
axiomas, en cuyo caso la secuencia deductiva se considera que es una demostración5.
Una de las características más notables de las ciencias formales es su doble rol. Por un lado
funcionan como cualquier disciplina científica, con sus problemas, métodos y temáticas propias, sus
conceptos y sus campos de investigación. Pero por otro lado tienen un gran valor instrumental, son
herramientas de amplia aplicación en cualquiera de las otras disciplinas científicas y técnicas y
también en metodología de la ciencia, como se ilustra en la figura 2.

Figura 2

Epistemología

Metodo1ogia

Formales: (lógica y matemática)


Ciencias Tecnología
Fácticas

4. Las ciencias fáctias


Las disciplinas que integran estas ciencias se caracterizan porque recortan como tema de estudio
determinado campo de la realidad, delimitan problemas, procesos y propiedades de un dominio y
configuran sistemas estructurados de conocimientos relativos a ese dominio. Así, la física, la
biología, la química y la economía tienen sus temáticas propias, y recortan determinados fenómenos
como sus campos de estudio. Estas problemáticas no son fijas ni rígidas, se modifican a través de la
historia, se amplían por un lado, incorporando nuevas áreas de investigación, y suelen también
reducirse, cuando determinados problemas pierden vigencia y se subsumen en otros.
El rasgo principal que diferencia a las ciencias fácticas de las formales es el siguiente: debido a
que refieren a aspectos de la realidad tienen que contrastar sus afirmaciones con esa realidad,
129

deben poner a prueba la verdad o falsedad de sus enunciados.


En cuanto al lenguaje de las ciencias fácticas, sus enunciados son fundamentalmente sintéticos y
corresponden a alguno de los tipos señalados: enunciados singulares y enunciados generales,
que a su vez pueden ser uiniversales, existenciales o estadísticos. Pueden contener, también,
enunciados teóricos categoriales, no fácticos.
Además de los enunciados sintéticos, las teorías suelen contener algunos enunciados analiticos,
cumpliendo funciones instrumentales u organizativas. Hay, por ejemplo, definiciones estipulativas,
equivalencias formales y terminológicas, además de la enunciación de las reglas y leyes lógicas y
matemáticas que se pueden utilizar.
En cuanto a los términos, cabe diferenciar, por un lado, el vocabulario lógico con expresiones
tales como 'todos", 'ninguno", 'algunos", 'sólo si", "a menos que" y demás conectivas y operadores.
Por otro lado está el vocabulario descriptivo, que es específico de cada temática y que contiene la
división tradicional de términos observacionales y términos teóricos. Esquemáticamente:

Vl

V Vo
Vd
Vt

( V es el vocabulario de una ciencia fáctica, Vi el vocabular1o lógico. Vd el descriptivo Vo el


conjunto de térrminos observacionales y Vi el vocabulario teórico).

Las unidades de análisis más importantes de las ciencias fácticas son las teorlas, que configuran
sistemas de conocimientos y de creencias que en forma simultánea y sucesiva están presentes en
todas las ciencias fácticas.
Las ciencias fácticas han sido divididas en dos grandes grupos: las naturales y las sociales o
humanas. Mucho se ha discutido en torno al tipo de diferenciación que cabe hacer entre ambas
ciencias en cuanto a sus objetos y métodos. No es simple establecer criterios que permitan
diferenciarlas. Es tal vez más simple delimitarlas por extensión, es decir, enumerándolas a través de
criterios generales que permitan una diferenciación clara. Son ciencias naturales la física, la química,
la biología, la astronomía la geología y la meteorología. Entre las ciencias sociales están la antropo-
logía, la economía, la sociología, la lingilística, la historia, la pedagogía y la psicología.
Muchos filósofos han propuesto otras clasificaciones, generalmente conservando la clase de las
ciencias naturales, pero contraponiéndola a otras categorías, como ciencias del espíritu, ciencias de
la cultura, ciencias de la conducta, o ciencias hermenéuticas. Cada una de estas alternativas
presenta problemas filosóficos, por ejemplo, porqué suponer un concepto tan problemático como el
de espíritu, desde el inicio, o porqué suponer que es sólo a través de la conducta que pueden
conocerse los fenómenos humanos. También se ha objetado la denominación de “ciencias sociales"
por cuanto supondría que todo lo humano es esencialmente social: hay teorías en cada una de las
disciplinas ubicadas en este grupo en las que lo social no juega un papel preponderante. En ese
sentido parecería ser el rótulo de "humanas" la denominación que más se adecuaría, por su escaso
compromiso filosófico. Dada la circulación que ha adquirido la denominación de "sociales",
seguiremos utilizando esta denominación, indistintamente con la de "humanas".
En cuanto a las diferencias que presentan ambos tipos de ciencias, muchos han sostenido que las
ciencias naturales son experimentales, mientras que las humanas no lo son ni pueden serlo. Pero este
no constituye un criterio de diferenciación adecuado. Por un lado, hay ciencias naturales no
experimentales, como la astronomía y muchas áreas de la biología. Hay por otro lado muchos
campos de las ciencias humanas donde se efectúan experimentos, si bien en menor magnitud que en
las naturales, como los experimentos de campo en psicología social y en sociología, o ciertos
experirnentos de laboratorio en lingúística y en psicología.
130

Desde el punto de vista metodológico, cabe destacar que los dos tipos de ciencias utilizan
teorías y ambos deben contrastar sus afirmaciones con la realidad. Estos puntos en común son lo
suficientemente relevantes como para permitir la consideración de estos dos tipos de ciencias unidos
bajo la categoría de ciencias fácticas. Algunos interesados en resaltar las diferencias contraponen
ciencias humanas con ciencias exactas, cuando en sentido estricto, sólo son exactas las ciencias
formales. También se distingue entreciencias duras y ciencias blandas (las humanas), pero puede
argumentarse, como bien dijo alguien, que no hay ciencias duras y blandas, sino modos "duros" y
modos "blandos" de hacer ciencia.
Hay puntos en común y zonas de frontera entre ambos tipos de ciencias que favorecería una
consideración integrada. Así, por ejemplo, la etología es una disciplina nueva e interesante, que
intenta aplicar categorías de la sociología a la conducta animal y además sacar consecuencias de
esos estudios para el comportamiento humano como las investigaciones de Konrad Lorenz, que
acercan notablemente las ciencias naturales a las sociales. Se han estudiado. por ejemplo,
comportamientos sociales tales como el liderazgo y la marginación en mamíferos superiores como
lobos o monos.
Por otro ladio, es indudable que la investigación en ciencias humanas se ve enfrentada a
problemas peculiares, que tienen que ver con la multiplicidad de los factores intervinientes, la
presencia de valores y la intencionalidad de las acciones humanas, su carácter histórico, y el doble
rol de sujeto y objeto de conocimiento. Estas diferencias han llevado a muchos epistemólogos a
defender la división radical entre lo que es propio de las ciencias naturales y lo que es característico
de las ciencias humanas.
La llamada tradición comprensivista, que proviene del filósofo Dilthey, sostiene la existencia de
marcadas diferencias de objetos y métodos en ambos tipos de disciplinas. Las ciencias del espíritu
comprenden, las ciencias naturales explican; una son nomotéticas, las otras idiográficas; unas
son ciencias de lo singular, de lo idiosincrático y único, las otras buscan regularidades y formulan
leyes generales.
El método de la comprensión empática que se proponía en los orígenes del movimiento
comprensivista se ha modificado en las versiones contemporáneas a través de la hermenéutica. Ya
no es el fenómeno psicológico de la comprensión de los sujetos estudiados, sino la interpretación
como recurso de clarificación del plano simbólico que está presente en todas las acciones y
productos humanos. Pero es perfectamente posible incorporar la hermenéutica, a través de
hipótesis interpretativas, sin por eso plantear una bifurcación teórica y metodológica.
Es interesante señalar, por otro lado, que si bien gran parte de los investigadores sociales del
siglo pasado y principios de este siglo intentaron imitar a las ciencias naturales, en las últimas
décadas, en cambio, se ha registrado un movimiento inverso de "humanización" de las ciencias
naturales, motivado tanto por la necesidad de incorporar al sujeto como integrante del fenómeno
estudiado como por el abandono del modelo de ciencia causalista y determinista.

5. El conocirniento técnico y tecnotógico

La técnica constituye un ámbito de conocimiento que tiene una finalidad práctica, porque
pretende actuar sobre la realidad. Hay técnicas muy variadas y de muy antigua data que recorren
las distintas culturas desde tiempos prehistóricos, tales como la alfarería, el curtido de pieles, la
preparación de alimentos y la agricultura.
La tecnología es un tipo especial de técnica, aquella que adopta la metodología científica y que
presupone conocimientos científicos.
El discurso técnico y tecnológico es en parte i~ormativo y en parte prescriptivo, ya que produce
reglas para generar cursos de acción. Las acciones que se prescriben pueden tener tres finalidades,
muy conectadas entre sí:
a) por un lado, se trata de evitar o prevenir determinados hechos,
b) también se busca modificarlos y controlarlos,
c) por último se trata de crear determinados productos o artefactos.
Por ejemplo, una técnica preventiva sería la que utiliza la agrotecnia para evitar la degradación
131

de los suelos o en medicina las estrategias para evitar la propagación de una enfermedad o de una
epidemia. En cuanto a técnicas de control y modificación, pueden citarse las de dragado de ríos
para controlar su cauce, o reglas de política económica para disminuir el desempleo. La ingeniería
civil v electrónica ejemplifican las técnicas de producción de artefactos y entidades tales como un
edificio, un puente o un televisor.
La importancia de la tecnología en nuestra cultura y en el desarrollo del conocimiento son bien
conocidas. El poder que este conocimiento ha generado y la cultura tecnológica que se ha instalado
en las últimas décadas es tema de permanente reflexión. Los cambios sociales que la tecnología es
capaz de generar son debatidos desde diferentes perspectivas y modelos políticos.
La relación entre ciencia y técnica es estrecha y variada. En algunos casos, la técnica ha tenido
su propia historia, como en el caso de la navegación, la agricultura y la producción textil, que
tardíamente se conectaron con la ciencia, recibiendo de ella los conocimientos que les permitieron
convenirse en tecnologías. En otros casos, fue a partir de los avances científicos que fueron
surgiendo campos tecnológicos nuevos, como ciencia aplicada premero y come tecnología después.
Cabe señalar que entre ciencia aplicada y tecnología hay sólo una diferencia de grado que tiene que
ver con su mayor o menor autonomía y en un continuo de modalidades.
La tecnología hace permanentes aportes a la ciencia, por un lado a través del planteo de nuevos
problemas, y por el otro, aportando nuevas herramientas de exploración científica, como los
radares, los microscopios, los telescopios y un sinnúmero de sofisticados recursos para ampliar la
observación y la experimentación. En algunos casos, los cambios en los instrumentos de
observación generaron verdaderas revoluciones científicas. Está el famoso ejemplo del telescopio
de Galileo y sus adversarios que se negaban a mirar a través de él. Como dice Galileo en el
Mensajero de los astros, la observación de montañas en la luna confirmaba la antigua opinión
pitagórica de que la luna es como otra tierra y refutaba la división aristotélica de un mundo
supralunar. eterno e incorruptible y otro sublunar imperfecto y temporal. En la actualidad, las
técnicas estadísticas v la simulación por computadoras son también ejemplos de la gran influencia
cíe la tecnología sobre la ciencia.
En cuanto a las reglas tecnológicas, comparten con las normativas y jurídicas el carácter de
discurso prescriptivo o directivo, pero difieren de aquellas en cuanto a que tienen carácter
instrumental. Su forma es la siguiente: "para lograr el fin A, deberá efectuarse el procedimiento B".
Son condicionales que conectan medios con fines, cuyo valor es la eficacia, y no la verdad. Son
ejemplos de reglas técnicas las oraciones prescriptivas que establecen procedimientos relativos a
cómo reparar un reloj o un mueble, y son tecnológicas aquellas que, por ejemplo, indiquen cómo
preparar un campo antes de la siembra, cómo recaudar impuestos o cómo resolver un conflicto en
un grupo de trabajo.
Se puede a su vez diferenciar distinto grado de generalidad y especificidad en las reglas, y en el
caso de las tecnológicas, si bien constituyen saberes instrumentales, al presuponer conocimientos
científicos, contienen también saberes proposicionales.
Cabe diferenciar, por otro lado, entre las reglas tecnológicas y las acciones mismas. En algunos
contextos, se entiende por técnica y tecnología el conjunto de acciones, la práctica misma, las
acciones guiadas por las reglas, y no el cuerpo de conocimientos que guían esas acciones, al que
nos referimos en este contexto. Otra confusión frecuente es la de tomar por tecnología a los
productos tecnológicos, particularmente los productos físicos o artefactos.
Las disciplinas tecnológicas tienen larga data en algunos casos, como la medicina, la ingeniería, la
administración y la contabilidad. En otros casos se han desarrollado ramas nuevas, corno la
cibernética. la computación y la ingeniería genética. La psicoterapia y la psiquiatría. si bien no son
tecnologías nuevas, han recibido cambios notables en las últimas décadas. La navegación espacial
es otro de los campos de desarrollo reciente.
Del mismo modo que el conocimiento científico, el conocimiento tecnológico se organiza en
disciplinas. Por un lado están las que derivan de una ciencia natural, como la ingeniería espacial, la
ingeniería química, la biotecnología y la ingeniería genética. También hay tecnologías asociadas a las
ciencias humanas, como la economía política, la psiquiatría, la planificación educativa, la
planificación social, el urbanismo, la administración de empresas y otras. Por último, existen
disciplinas que presuponen solamente las matemáticas y ninguna ciencia fáctica, como la cibernética
132

y la ingeniería de sistemas. En el siguiente cuadro se ejemplifican las relaciones de algunas


tecnologías con las principales ciencias presupuestas17.

Tecnología Ciencias presupuestas

Administración Sociología. Economía, Psicología, Matemáticas


Agronomía Física, Química, Biología, Geología, Geogtafía,
Meteorología
Compuración Lógica, Matemáticas, Semiótica
Didáctica Pedagogía, Psicología,...
Ingeniería Física, Química, Matemáticas,
(distintas especialidades) (de acuerdo con cada rama)
Medicina Biología, Química,...
Política economica Economía, Ciencias Políticas, Sociología,...
Psicoterapia Psicología, Biología,..

6. El conocimiento filosófico

Puesto que la epistemología es considerada una disciplina filosófica, cabe analizar brevemente
qué es lo que caracteriza a la filosofía. Puede decirse que produce un conocimiento de difícil
delimitación dado el amplio campo de problemas que abarca y la diversidad de modalidades y
criterios que se han desarrollado a través de su historia. Pretende ser un saber general, que
fundamenta y evalúa los distintos productos y actividades humanas.
Gran parte de los conocimientos filosóficos son conocímientos de segundo nivel o metateóricos:
aquellos que no tratan problemas relativos a un campo determinado de la realidad, sino que se
ocupan de problemas acerca del conocimiento. Cuando un epistemólogo analiza la validez de una
teoría o la adecuación de los métodos de investigación, está haciendo enunciaciones metatéoricas.
Todo lo que se refiere a la verdad de una teoría, su fundamentación teórica y empírica, su
coherencia, su estructura su poder explicativo y predictivo es siempre metateórico. Conviene que
este plano sea siempre reconocido como distinto del plano sobre el cual se reflexiona. para de este
modo evitar las paradojas de la autorreferencia, como la famosa paradoja del mentiroso, que ya
conocían los antiguos griegos.
Pero ciertas temáticas filosóficas son también teóricas, sólo que de un amplio grado de
generalidad v abstracción, como la antropología filosófica, la metafísica y algunos desarrollos de la
ética normativa. La primera trata de elucidar qué es el ser humano, y la metafísica, que es una
disciplina central dentro de la historia de la filosofía pretende, llegar a un conocimiento general de la
realidad en el sentido de “realidad última”, dando respuestas a preguntas más allá de las cuales ya
no cabe preguntar. a los límites de nuestro conocimiento.
Son muchas las disciplinas que integran la filosofía. La gnoseología se ocupa del conocimiento y
sus problemas, la estética de la producción artística y la ética de la caracterización y la
fundamentación de la moral. Están también la filosofía del lenguaje, de las religiones, del derecho,
de la educación y de la ciencia. Como ya se señaló, a veces se ha identificado la epistemología con
la filosofía de la ciencia, pero en sentido estricto, la epistemología sólo toma los problemas relativos
al conocimiento, mientras la primera incluye otras cuestiones, como las ontológicas y las éticas.
Del mismo modo que las ciencias, las disciplinas filosóficas han cambiado a lo largo de la
historia, fusionándose algunas veces y bifurcándose otras. La axiología, por ejemplo, se constituyó
por fusión de los problemas relativos a los valores, integrando la ética y la estética. También la
filosofía práctica se configuró como integración de problemas éticos y de filosofía política. La
filosofía de la tecnología y la filosofía del género son ejemplos de disciplinas nuevas. En algunos
casos, ciertas disciplinas que en el pasado integraban la filosofía fueron convirtiéndose en ciencias.
133

Tal es el caso de la lógica, que desde sus orígenes, con la obra de Aristóteles, hasta finales del siglo
pasado, fue parte de la filosofía, para terminar en la actualidad constituyendo una ciencia formal,
muy cercana en métodos y contenidos a la matemática.
Si bien la filosofía pretende configurar sistemas de conocimiento que en tanto tales estén
formados por enunciados verdaderos y fundados, su metodología difiere de las de las ciencias. Por
un lado, no se requieren procedimientos de contrastación de las afirmaciones con la información
empírica, y por otro lado no hay un conjunto unificado de procedimientos que constituyan la
metodología filosófica. Entre las metodologías utilizadas se pueden mencionar la deducción, el
análisis conceptual, la intuición y la analogía.
Una de las pocas características reconocidas de la filosofía es la de someter a permanente
crítica sus supuestos.

Disciplinas filosóficas

Ontología, Metafísica.
Axiología, Etica,Estética, Filosofía Práctica
Gnoseología, Epistemología, Filosofía de la Ciencia,
Filosofía de la tecnología.
Semántica Filosofica, Filosofia del lengraje, Filosofia de la Logica
Antropología Filosófica
Filosófia de (del derecho, de las religiones, del género,... etc)
134
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

Capítulo 1

EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

Para abordar con provecho el estudio de la metodología científica es necesario


situarse, previamente, en el contexto en que ésta adquiere su sentido. La metodología,
como veremos más adelante1, no es realmente una ciencia, sino un instrumento
dirigido a validar y a hacer más eficiente la investigación científica. Esta, a su vez, es
la actividad que alimenta un singular tipo de conocimiento, la ciencia. Por tal razón no
es posible estudiar la metodología como disciplina si no se posee una comprensión
mínima sobre ciertos problemas relativos al conocimiento en general y a la ciencia en
particular.

A este objetivo dedicaremos en consecuencia los dos primeros capítulos de esta


obra: revisaremos “aunque muy sucintamente” algunos conceptos y nociones básicas
del complejo campo filosófico que suele llamarse epistemología, o teoría del
conocimiento, procurando dar una perspectiva razonada del conjunto de la materia que
tratamos. De este modo esperamos que los problemas metodológicos que se
desarrollan más adelante se comprendan mejor en su auténtico significado y puedan
estudiarse con menor dificultad2.

1.1 El conocimiento como problema

En nuestra vida cotidiana, en el trabajo, los estudios o la constante interacción


social, adquirimos y utilizamos una inmensa cantidad de conocimientos, tan variados
como el universo mismo: sabemos cuál es la llave que abre la puerta de nuestra casa y
cómo cambia el semblante de la persona que amamos, aprendemos cuantos electrones
orbitan en un átomo de helio o la fecha en que fue fundada nuestra ciudad. El
conocimiento se nos presenta como algo casi natural, que vamos obteniendo con mayor
o menor esfuerzo a lo largo de nuestra vida, como algo que normalmente aceptamos sin
discusión, especialmente cuando lo adquirimos en la escuela o a través de medios
escritos de comunicación.

Pero en algunas ocasiones, o con respecto a ciertos conocimientos, percibimos que


las cosas no son tan simples, que hay afirmaciones discutibles o sencillamente falsas.
Encontramos que, en una conversación cualquiera o en una polémica determinada, hay
aseveraciones que tienen diverso valor, que son más o menos confiables que otras y
que dicho valor depende “en buena medida” del modo en que se ha llegado hasta ellas.
Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando descubrimos que una persona relata hechos
que no ha tenido ocasión de comprobar o cuando comprendemos que se han sacado
inadvertidamente conclusiones erradas, ya sea por haberse confundido los términos de
un problema o por basarse en datos incompletos, aproximados o directamente
equivocados.

Si reflexionamos sobre estos casos encontraremos que es posible hacerse una


pregunta, una pregunta tal que cambia por completo nuestra actitud ante los
conocimientos que tenemos: ¿cómo sabemos lo que sabemos? - podemos inquirir -

1
[V. infra, 2.3.]
2
[V., para una exposición mucho más completa, Los Caminos de la Ciencia, Op. Cit.,
especialmente sus cinco primeros capítulos.]

4
135
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

¿en qué nos basamos para afirmar o para aceptar una determinada afirmación? Cómo
sostener que algo es verdad, por ejemplo, si no hemos podido comprobarlo directa y
personalmente, o si tenemos sólo una información parcial al respecto. Y más todavía,
aun cuando nuestros sentidos parezcan indicarnos claramente una respuesta)
podremos siempre estar seguros de lo que vemos, oímos y sentimos? Porque el sol
parece girar alrededor de nuestro planeta, y sabemos que eso no es cierto, la materia
presenta un exterior inerte, y sin embargo está cargada de una tremenda energía, las
personas afirman que han hecho esto o aquello, pero pueden estar confundidas o faltar
a la verdad.

Al llegar a este punto podemos entonces vislumbrar que existe un problema


alrededor de lo que es el conocer, el saber algo acerca de los objetos que nos rodean o
de nosotros mismos. Y este problema radica en que la verdad no se muestra directa y
llanamente ante nosotros, sino que debe ser buscada más o menos activamente por
medio de un trabajo indagatorio sobre los objetos que intentamos conocer. Todo
conocimiento supone un cierto esfuerzo para adquirirlo y este esfuerzo puede ser hecho
de una manera más o menos completa o efectiva.

Surge entonces una primera distinción que es preciso resaltar y tener siempre en
cuenta: no debemos confundir una afirmación respecto a un hecho o a un objeto, con el
proceso mediante el cual se ha obtenido tal conocimiento, es decir, que nos ha permitido
llegar a dicha afirmación. En otras palabras, aquello que dice un profesor o que dice un
libro o un periódico - digamos, por ejemplo, que la economía de cierto país ha crecido
4% en el año -
utilizar; es, por tanto, un conocimiento, que recibimos si se quiere de un modo pasivo, y
que incorporarnos y relacionamos con otros que poseemos de antemano. Pero resulta
evidente que alguien, una o más personas, son los responsables de esa afirmación;
alguien, de algún modo, en algún momento, ha estudiado la economía a la que nos
referimos y ha determinado por algún medio que su crecimiento anual ha sido del 4% y
no del 3% o del 5%. ¿Cómo lo ha hecho? ¿de qué recursos se ha valido para saberlo?:
éste es el punto que nos interesa destacar.

Cuando comenzamos a preocuparnos acerca del modo en que se ha adquirido un


conocimiento, o cuando intentamos encontrar un conocimiento nuevo, se nos presentan
cuestiones de variada índole, muchas de las cuales integran el campo de estudio de la
metodología. Algunos de estos problemas, los más generales, serán apenas
esbozados en las páginas siguientes, por cuanto son el tema de la epistemología y de la
filosofía del conocimiento en general y no podemos desarrollarlos en profundidad; otros,
más específicos, son los que abordaremos a partir del capítulo 3 de este libro.

1.2. El conocimiento como proceso

El hombre parece haber estado siempre preocupado por entender y desentrañar el


mundo que lo rodea, por penetrar en sus conexiones y en sus leyes, por atisbar hacia el
futuro, descubriendo las relaciones y el posible sentido de las cosas que existen a su
alrededor. No podemos aquí discutir por qué ocurre esto, ni resumir tampoco las varias
teorías que se han adelantado sobre el tema. Puede resultar útil, al menos, intentar una
breve digresión.

5
136
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

Desde que la especie humana empezó a crear cultura, es decir, a modificar y


remodelar el ambiente que la rodeaba para sobrevivir y desarrollarse, fue necesario
también que comprendiera la naturaleza y las mutaciones de los objetos que constituían
su entorno. Tareas que a nuestros ojos resultan tan simples como edificar una choza,
domesticar animales o trabajar la tierra, sólo pudieron ser emprendidas a luz de infinitas
y cuidadosas observaciones de todo tipo; el ciclo de los días y las noches, el de las
estaciones del año, la reproducción de animales y vegetales, el estudio del clima y de
las tierras y el conocimiento elemental de la geografía fueron, indudablemente,
preocupaciones vitales para nuestros remotos antecesores, por cuanto de esta
sabiduría dependía su misma supervivencia.

El conocer, entonces, surgió indisolublemente ligado a la práctica vital y al trabajo de


los hombres como un instrumento insustituible en su relación con un medio ambiente al
que procuraban poner a su servicio. Pero, según las más antiguas narraciones que
poseemos, el pensamiento de esas lejanas épocas no se circunscribió exclusivamente
al conocimiento instrumental, aplicable directamente al mejoramiento de las condiciones
materiales. Junto con éste apareció simultáneamente la inquietud por comprender el
sentido general del cosmos y de la vida. La toma de conciencia del hombre frente a su
propia muerte originó además una peculiar angustia frente al propio destino, ante a lo
desconocido, lo que no se posible abarcar y entender. De allí surgieron los primeros
intentos de elaborar explicaciones globales de toda la naturaleza y con ello el
fundamento, primero de la magia, de las explicaciones religiosas más tarde, y de los
sistemas filosóficos en un período posterior.

Si nos detenemos a estudiar los mitos de los pueblos ágrafos, los libros sagrados de
la antigüedad o las obras de los primeros filósofos veremos, en todos los casos, que en
ellos aparecen conjuntamente, pero sin un orden riguroso, tanto razonamientos lúcidos
y profundos como observaciones prácticas y empíricas, sentimientos y anhelos junto
con intuiciones, a veces geniales y otras veces profundamente desacertadas. Todas
estas construcciones del intelecto - donde se vuelcan la pasión y el sentimiento de
quienes las construyeron - pueden verse como parte de un amplio proceso de
adquisición de conocimientos que muestra lo dificultoso que resulta la aproximación a la
verdad: en la historia del pensamiento nunca ha sucedido que alguien haya de pronto
alcanzado la verdad pura y completa sin antes pasar por el error; muy por el contrario, el
análisis de muchos casos nos daría la prueba de que siempre, de algún modo, se
obtienen primero conocimientos falaces, ilusiones e impresiones engañosas, antes de
poder ejercer sobre ellos la crítica que luego permite elaborar conocimientos más
objetivos y satisfactorios.

Lo anterior equivale a decir que el conocimiento llega a nosotros como un proceso,


no como un acto único donde se pasa de una vez de la ignorancia a la verdad. Y es un
proceso no sólo desde el punto de vista histórico que hemos mencionado hasta aquí,
sino también en lo que respecta a cada caso particular, a cada persona que va
acumulando informaciones de todo tipo desde su más temprana niñez, a cada
descubrimiento que se hace, a todas las teorías o hipótesis que se elaboran.

A partir de lo anterior será posible apreciar con más exactitud el propósito de nuestro
libro: presentar una visión de conjunto del proceso mediante el cual se obtiene el
conocimiento científico, es decir, de un tipo particular de conocimiento que se alcanza,

6
137
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

como decíamos ya, por medio de una actividad que denominamos investigación
científica.

1.3. Diferentes tipos de conocimiento

Hemos hecho alusión, en líneas anteriores, a sistemas religiosos y filosóficos, al


pensamiento mágico y a otras creaciones culturales del hombre que no se pueden
desestimar pese a sus posibles errores, puesto que deben ser comprendidas como
parte de un proceso gradual de afirmación de un saber más riguroso y confiable. Pero
no se trata sólo de distinguir entre los aciertos y los errores: existe también una
diferencia entre el pensamiento racional y las emociones, las intuiciones y otros
elementos del discurso que se diferencian bastante claramente de éste.

Si concebimos al hombre como un ser complejo, dotado de una capacidad de


raciocinio pero también de una poderosa afectividad, veremos que éste tiene, por lo
tanto, muchas maneras distintas de aproximarse a los objetos de su interés. Ante una
cadena montañosa, por ejemplo, puede dejarse llevar por sus sentimientos y
maravillarse frente la majestuosidad del paisaje, o bien puede tratar de estudiar su
composición mineral y sus relaciones con las zonas vecinas; puede embargarse de una
emoción indefinible que le haga ver en lo que tiene ante sí la obra de Dios o de un
destino especial para sí y el universo, o también puede detenerse a evaluar sus
posibilidades de aprovechamiento material, considerándola como un recurso
económico para sus fines.
El producto de cualquier de estas actitudes será, en todos los casos, algún tipo de
conocimiento. Porque un buen poema puede decirnos tanto acerca del amor o de la
soledad como un completo estudio psicológico, y una novela puede mostrarnos
aspectos de una cultura, un pueblo o un momento histórico tan bien como el mejor
estudio sociológico. No se trata de desvalorizar, naturalmente, el pensamiento científico,
ni de poner a competir entre sí a diversos modos de conocimiento. Precisamente lo que
queremos destacar es lo contrario: que hay diversas aproximaciones igualmente
legítimas hacia un mismo objeto, y que lo que dice el poema no es toda la verdad, pero
es algo que no puede decir la psicología porque se trata de una percepción de
naturaleza diferente, que se refiere a lo que podemos conocer por el sentimiento o la
emoción, no por medio de la razón.

Lo anterior tiene por objeto demostrar que el conocimiento científico es uno de los
modos posibles del conocimiento, quizás el más útil o el más desarrollado, pero no por
eso el único, o el único capaz de proporcionarnos respuestas para nuestros
interrogantes. Y es importante, a nuestro juicio, distinguir nítidamente entre estas
diversas aproximaciones para procurar que ningún tipo de conocimiento pueda
considerarse como el único legítimo y para evitar que un vano afán de totalidad haga de
la ciencia una oscura mezcla de deseos y de afirmaciones racionales. Porque cuando el
campo del razonamiento es invadido por la pasión o la emoción éste se debilita, lo
mismo que le sucede a la intuición religiosa o estética cuando pretende asumir un valor
de saber racional que no puede, por su misma definición, llegar a poseer. Por este
motivo es que resulta necesario precisar con alguna claridad Baun cuando lo haremos
someramenteB las principales características de ese tipo de pensar e indagar que se
designa como científico.

7
138
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

1.4. El conocimiento científico y sus características

La ciencia es una vasta empresa que ha ocupado y ocupa una gran cantidad de
esfuerzos humanos en procura de conocimientos sólidos acerca de la realidad. Tratar
de elaborar una definición más precisa sería tarea evidentemente ardua, que escapa a
los objetivos de estas páginas. Pero interesa señalar aquí que la ciencia debe ser vista
como una de las actividades que el hombre realiza, como un conjunto de acciones
encaminadas y dirigidas hacia determinado fin, que no es otro que el de obtener un
conocimiento verificable sobre los hechos que lo rodean3.

Como toda actividad humana, la labor de los científicos e investigadores está


naturalmente enmarcada por las necesidades y las ideas de su tiempo y de su sociedad.
Los valores, las perspectivas culturales y el peso de la tradición juegan un papel sobre
toda actividad que se emprenda y, de un modo menos directo pero no por eso menos
perceptible, también se expresan en la producción intelectual de una época el tipo de
organización que dicha sociedad adopte para la obtención y transmisión de
conocimientos y el papel material que se otorgue al científico dentro de su medio4.
Considerando estos factores será preciso definir a la ciencia como una actividad social y
no solamente individual, para no correr el riesgo de imaginar al científico como un ente
abstracto, como un ser que no vive en el mundo cotidiano, con lo que perderíamos de
vista las inevitables limitaciones históricas que tiene todo conocimiento científico.

Entrando más de lleno en la determinación de las características principales del


pensamiento científico habremos de puntualizar que éste se ha ido gestando y
perfilando históricamente por medio de un proceso que se acelera notablemente a partir
de la época del Renacimiento. La ciencia se va distanciando de lo que algunos autores
denominan “conocimiento vulgar",5 otros “conocimientos práctico" y otros “el mundo del
manipular";6 se va estableciendo así una gradual diferencia con el lenguaje que se
emplea en la vida cotidiana, en la búsqueda de un pensamiento riguroso y ordenado.

Al igual que la filosofía, la ciencia trata de definir con la mayor precisión posible cada
uno de los conceptos que utiliza, desterrando las ambigüedades del lenguaje corriente.
Nociones como las de “crisis económica", “vegetal" o “estrella", por ejemplo, que se
utilizan comúnmente sin mayor rigor, adquieren en los textos científicos un contenido
mucho más preciso. Porque la ciencia no puede permitirse designar con el mismo
nombre a fenómenos que, aunque aparentemente semejantes, son de distinta
naturaleza: si llamamos “crisis" a toda perturbación que una nación tiene en su
economía sin distinguir entre los diversos tipos que se presentan, nos será imposible
construir una teoría que pueda describir y explicar lo que son precisamente las crisis:
nuestro modo de emplear el lenguaje se convertirá en nuestro principal enemigo. De allí
la necesidad de conceptualizar con el mayor rigor posible todos los elementos que
componen nuestro razonamiento, pues ésta es la única vía que permite que el mismo

3
V. Bunge M., La Ciencia, su Método y su Filosofía, Ed. Siglo Veinte, Bs. Aires, 1972; N. Ferrater
Mora, Diccionario de Filosofía; Nagel, Ernest, La Estructura de la Ciencia, Ed. Ariel, Barcelona,
1978, y nuestro ya citado Los Caminos de la Ciencia, entre la mucha bibliografía existente.
4
V., entre otros, a Bernal, John D., Historia Social de la Ciencia, Ed. Península, Barcelona, 1976;
Merton, Robert K., La Sociología de la Ciencia, Ed. Alianza, Madrid, 1977; Geymonat,
Ludovico, El Pensa- miento Científico, Ed. Eudeba, Buenos Aires, 1972, y Kuhn, Thomas, La
Estructura de las Revoluciones Científicas, Ed. FCE, Madrid, 1981.
5
Nos referimos a Bunge, Op. Cit.
6
Kosic, Karel, Dialéctica de lo Concreto, Ed. Grijalbo, México, 1967, pp. 26 a 37, passim.

8
139
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

tenga un significado concreto y determinado. De allí también la aparente oscuridad de


algunos trabajos científicos, que emplean conceptos específicos, claramente
delimitados, utilizando palabras que confunden al profano.

Otras cualidades específicas de la ciencia, que permiten distinguirla con bastante


nitidez del pensar cotidiano y de otras formas de conocimiento (según veíamos en 1.3),
son las que mencionaremos a continuación:

Objetividad: La palabra objetividad se deriva de objeto, es decir, de aquello que se


estudia, de la cosa o problema sobre la cual deseamos saber algo 7 . Objetividad
significa, por lo tanto, que se intenta obtener un conocimiento que concuerde con la
realidad del objeto, que lo describa o explique tal cual es y no como nosotros
desearíamos que fuese. Ser objetivo es tratar de encontrar la realidad del objeto o
fenómeno estudiado, elaborando proposiciones que reflejen sus cualidades. Lo
contrario es la subjetividad, las ideas que nacen del prejuicio, de la costumbre o de la
tradición, las meras opiniones o impresiones del sujeto. Para poder luchar contra la
subjetividad es preciso que nuestros conocimientos puedan ser verificados por otros,
que cada una de las proposiciones que hacemos sean comprobadas y demostradas en
la realidad, sin dar por aceptado nada que no pueda sufrir este proceso de verificación.

Si una persona sostiene: “hoy hace más calor que ayer" y otra lo niega, no podemos
decir, en principio, que ninguna de las dos afirmaciones sea falsa o verdadera.
Probablemente ambas tengan razón en cuanto a que sienten más o menos calor que el
día anterior, pero eso no significa que en realidad, objetivamente, la temperatura haya
aumentado o decrecido. Se trata de afirmaciones no científicas, no verificables, y que
por eso deben considerarse como subjetivas. Decir, en cambio, “ahora la temperatura
es de 24oC", es una afirmación de carácter científico, que puede ser verificada, y que -
en caso de que esto ocurra - podemos considerar como objetiva.

El problema de la objetividad no es tan simple como podría dar a entender el ejemplo


anterior, sacado del mundo físico. En todas nuestras apreciaciones va a existir siempre
una carga de subjetividad, de prejuicios, intereses y hábitos mentales de los que
participamos muchas veces sin saberlo. Este problema se agudiza cuando nos
referimos a los temas que más directamente nos conciernen, como los de la sociedad, la
economía o la política, en todos los cuales puede decirse que estamos involucrados de
algún modo, que somos a la vez los investigadores y los objetos investigados. Por eso
no debemos decir que la ciencia es objetiva, como si pudiese existir un pensamiento
totalmente liberado de subjetividad, sino que la ciencia intenta
que trata de alcanzar un fin que, en plenitud, en términos absolutos, resulta inaccesible.

Racionalidad: es otra característica de suma importancia para definir la actividad


científica, que se refiere al hecho de que la ciencia utiliza la razón como arma esencial
para llegar a sus resultados. Los científicos trabajan en lo posible con conceptos, juicios
y razonamientos y no con sensaciones, imágenes o impresiones. Los enunciados que
realizan son combinaciones lógicas de esos elementos conceptuales que deben
ensamblarse coherentemente, evitando las contradicciones internas, las ambigüedades
y las confusiones que la lógica nos enseña a superar. La racionalidad aleja a la ciencia
de la religión, y de todos los sistemas donde aparecen elementos no-racionales o donde

7
V. Infra, 2.1.

9
140
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

se apela a principios explicativos extra o sobre-naturales; y la separa también del arte


donde cumple un papel secundario, subordinado a los sentimientos y sensaciones.

Sistematicidad: La ciencia es sistemática, organizada en sus búsquedas y en sus


resultados. Se preocupa por organizar sus ideas coherentemente y por tratar de incluir
todo conocimiento parcial en conjuntos cada vez más amplios. No pasa por alto los
datos que pueden ser relevantes para un problema sino que, por el contrario, pretende
conjugarlos dentro de teorías y leyes más generales. No acepta unos datos y rechaza
otros, sino que trata de incluirlos a todos dentro de modelos en los que puedan tener
ordenada cabida. La sistematicidad está estrechamente ligada a la siguiente
característica que examinaremos.

Generalidad: La preocupación científica no es tanto ahondar y completar el


conocimiento de un solo objeto individual, como en cambio lograr que cada
conocimiento parcial sirva como puente para alcanzar una comprensión de mayor
alcance. Para el investigador, por ejemplo, carece de sentido conocer todos los detalles
constitutivos de un determinado trozo de mineral: su interés se encamina
preponderantemente a establecer las leyes o normas generales que nos describen el
comportamiento de todos los minerales de un cierto tipo, tratando de elaborar
enunciados amplios, aplicables a categorías completas de objetos. De este modo,
tratando de llegar a lo general y no deteniéndose exclusivamente en lo particular, es que
las ciencias nos otorgan explicaciones cada vez más valiosas para elaborar una visión
panorámica de nuestro mundo.

Falibilidad: la ciencia es uno de los pocos sistemas elaborados por el hombre donde se
reconoce explícitamente la propia posibilidad de equivocación, de cometer errores. En
esta conciencia de sus limitaciones es donde reside su verdadera capacidad para
autocorregirse y superarse, para desprenderse de todas las elaboraciones aceptadas
cuando se comprueba su falsedad. [Recomendamos, para todo este punto, consultar a
Mario Bunge, La investigación Científica, su Estrategia y su Filosofía, Ed. Ariel,
Barcelona, 1969, así como a Popper, Karl, La Lógica de la Investigación Científica, Ed.
Tecnos, Madrid, 1980.] Gracias a ello es que nuestros conocimientos se renuevan
constantemente y que vamos hacia un progresivo mejoramiento de las explicaciones
que damos a los hechos. Al reconocerse falible todo científico abandona la pretensión
de haber alcanzado verdades absolutas y finales, y por el contrario sólo se plantea que
sus conclusiones son “provisoriamente definitivas", como decía Einstein, válidas
solamente mientras no puedan ser negadas o desmentidas. En consecuencia, toda
teoría, ley o afirmación está sujeta, en todo momento, a la revisión y la discusión, lo que
permite perfeccionarlas y modificarlas para hacerlas cada vez más objetivas, racionales,
sistemáticas y generales.

Este carácter abierto y dinámico que posee la ciencia la aparta de un modo nítido de
los dogmas de cualquier tipo que tienen la pretensión de constituirse en verdad infalible,
proporcionándole así una enorme ventaja para explicar hechos que esos dogmas no
interpretan o explican adecuadamente, para asimilar nuevos datos o informaciones,
para modificarse continuamente. Es, de algún modo, la diferencia crucial que la
distingue de otros modelos de pensamiento, sistemáticos y racionales muchas veces,
pero carentes de la posibilidad de superarse a sí mismos.

1.5. Clasificación de las ciencias

10
141
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

Siendo tan vasto el conjunto de fenómenos que nos rodea, tan polifacéticos y
diversos, y teniendo en cuenta que la actividad científica tiende por diversas razones a
especializarse - pues cada tipo de problema requiere el empleo de métodos y técnicas
específicas y el investigador individual no puede dominar bien una gama muy amplia de
temas - es comprensible que se hayan ido constituyendo, a lo largo de la historia,
diferentes disciplinas científicas. Estas ciencias particulares, que se caracterizan por
tratar conjuntos más o menos homogéneos de fenómenos y por abordarlos con técnicas
de investigación propias, se pueden clasificar de diversas maneras para su mejor
organización y comprensión.

Las ciencias que se ocupan de objetos ideales, y en las que se opera


deductivamente, como las matemáticas o la lógica, son las llamadas ciencias
formales. Las ciencias que se ocupan de los hechos del mundo físico, en cualquiera de
sus manifestaciones, son las que llamamos ciencias fácticas, para distinguirlas así de
las anteriores, incluyéndose entre ellas a la física, la química, la biología, la sociología,
etc.

Las ciencias que tratan de los seres humanos, de su conducta y de sus creaciones
son, en principio, también ciencias fácticas. Entre ellas cabe mencionar a la psicología,
la historia, la economía, la sociología y muchas otras. Pero, como cuando estudiamos
las manifestaciones sociales y culturales necesitamos utilizar una conceptualización y
unas técnicas de investigación en parte diferentes a las de las ciencias físico-naturales,
se hace conveniente abrir una nueva categoría que se refiera particularmente a tales
objetos de estudio. Se habla por eso de ciencias humanas, ciencias sociales o de
ciencias de la cultura, como una forma de reconocer lo específico de tales áreas de
estudio y para distinguirlas de las que suelen llamarse ciencias naturales (llamadas
también ciencias físico-naturales o, con menos propiedad, ciencias exactas).

Conviene aclarar que la clasificación de las ciencias, así como la existencia misma de
disciplinas separadas, posee siempre algo de arbitrario. Se trata de distinciones que se
han hecho para la mayor comodidad y facilidad en el estudio de la realidad, pero no
porque ésta se divida en sí misma en compartimientos separados. Por eso,
históricamente, han aparecido nuevas ciencias, y se han ido modificado también las
delimitaciones que se establecen corrientemente entre las mismas.

Se comprenderá, por ello, que toda clasificación es apenas un intento aproximado


de organizar según ciertas características a las disciplinas existentes y que muchos
problemas reales no admiten un tratamiento unilateral sino que sólo pueden resolverse
mediante un esfuerzo interdisciplinario. Así el desarrollo económico, por ejemplo, sólo
puede comprenderse a través de conocimientos económicos, históricos, sociológicos,
políticos y culturales; los problemas de la genética requieren un abordaje doble, químico
y biológico, y las matemáticas, que se incluyen dentro de las ciencia formales, resultan
un componente indispensable en muchas investigaciones que desarrollan las ciencias
fácticas.

Por otra parte, según el tipo de interés que prevalece en la búsqueda de


conocimientos, estos pueden dividirse en puros y aplicados, hablándose en
consecuencia también de ciencias puras y ciencias aplicadas. Las primeras son las
que se proponen conocer las leyes generales de los fenómenos estudiados, elaborando
teorías de amplio alcance para comprenderlos y desentendiéndose - al menos en forma
11
142
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

inmediata - de las posibles aplicaciones prácticas que se puedan dar a sus resultados.
Las aplicadas, por su parte, concentran su atención en estas posibilidades concretas de
llevar a la práctica las teorías generales, encaminando sus esfuerzos a resolver las
necesidades que se plantean los hombres. De estas últimas ciencias surgen las
técnicas concretas que se utilizan en la vida cotidiana. De tal manera, por ejemplo,
tenemos que de la física y la química surgen las diversas ramas de la ingeniería, de la
biología y la química deriva la medicina, y así en muchos otros casos. No hay ciencia
aplicada que no tenga detrás suyo un conjunto sistemático de conocimientos teóricos
Apuros", y casi todas las ciencias puras son aplicadas constantemente, de un modo más
o menos directo, a la resolución de dificultades concretas.

La división entre ciencias puras y aplicadas no debe entenderse como una frontera
rígida entre dos campos opuestos y sin conexión. Una ciencia es pura solamente en el
sentido de que no se ocupa directamente por encontrar aplicaciones, pero eso no
implica que sus logros puedan disociarse del resto de las inquietudes humanas. Entre
ciencias puras y aplicadas existe una interrelación dinámica, de tal modo que los
adelantos puros nutren y permiten el desarrollo de las aplicaciones, mientras que éstas
someten a prueba y permiten revisar la actividad y los logros de las ciencias puras,
proponiéndoles también nuevos desafíos.

Ejercicios
Los siguientes ejercicios pretenden constituir una guía para que el lector vaya
poniendo a prueba su capacidad de asimilación de los contenidos que
sucesivamente van desarrollándose en el texto. Pueden plantear algunas
dificultades en su resolución que, con la ayuda de docentes especializados y con
una cierta dosis de inventiva y de creatividad, serán superadas por una mayoría
de los lectores. Se encuentran al final de cada capítulo.

1.1. Distinga, para algunos de los siguientes conceptos, la forma diferente en que los
definen el lenguaje científico y el lenguaje cotidiano:
 Precio
 Cultura
 Metal
 Energía
 Árbol
 Peso
1.2. Imagine que en una región determinada se produce una sequía. )Cómo
encararía el problema un científico, un hombre práctico, un pensador religioso o
un poeta? Trate de escribir un párrafo que represente la visión de cada uno y de
relacionarlos luego en un comentario final.
1.3. Busque, en la bibliografía mencionada en este capítulo, algún ejemplo de la
falibilidad de la ciencia.
1.4. Exprese cómo la Geografía alcanza generalidad y sistematicidad en sus
enunciados.
1.5. Dentro de la clasificación de las ciencias ¿Dónde ubicaría Ud. la Ingeniería de
Sistemas? ¿Dónde la Psicología, la Lógica, la Lingüística, la Geología?
1.6. ¿Cuáles son las ciencias puras de que se alimenta la Medicina? ¿Cuáles
aplicaciones cree Ud. que tienen la Psicología y la Historia?

12
143
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

1.7. Mencione alguna novela que haya leído donde pueda haber encontrado una
aproximación literaria a los conflictos políticos latinoamericanos. Trate de
analizar el texto y compararlo con algún trabajo científico que trate el mismo
tema.

13
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EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

Capítulo 2

CONOCIMIENTO Y METODO

La ciencia: cinco por de ciento inspiración,


noventa y cinco por ciento de transpiración.
(Atribuido a Albert Einstein)

Hicimos alusión, en el capítulo anterior, al proceso mediante el cual se van


obteniendo los diversos conocimientos que poseemos. Nos toca ahora examinar, ya
más detenidamente, la forma en que se desarrolla este proceso, en especial en lo que
se refiere al ámbito particular de la ciencia. Comenzaremos por retomar el problema de
la objetividad, no ya en términos generales, sino en la forma que más interesa desde el
punto de vista de la metodología científica.

2.1. Sujeto y Objeto

El proceso de conocimiento puede concebirse como una relación, de singular


complejidad, entre estos dos elementos, sujeto y objeto. Para comenzar diremos que
entendemos por sujeto a la persona (o equipo de personas) que adquiere o elabora el
conocimiento. El conocimiento es siempre conocimiento para alguien, pensado por
alguien, en la conciencia de alguien. Es por eso que no podemos imaginar un
conocimiento sin sujeto, sin que sea percibido por una determinada conciencia. Pero, de
la misma manera, podemos decir que el conocimiento es siempre conocimiento de
algo, de alguna cosa, ya se trate de un ente abstracto-ideal, como un número o una
proposición lógica, de un fenómeno material o aún de la misma conciencia. En todos los
casos, a aquello que es conocido se lo denomina objeto de conocimiento.

La relación que se articula entre ambos términos es dinámica y variable: lo primero


porque no se establece de una vez y para siempre, sino a través de sucesivas

investigador y las características del objeto estudiado.

En el proceso de conocimiento es preciso que el sujeto se sitúe frente al objeto como


algo externo a él, colocado fuera de sí, para que pueda examinarlo. Hasta en el caso de
que quisiéramos analizar nuestras propias sensaciones y pensamientos deberíamos
hacer esa operación, es decir deberíamos objetivarnos – “desdoblarnos", en un actitud
reflexiva - para poder entonces colocarnos ante nosotros mismos como si fuésemos un
objeto más de conocimiento. La necesidad de objetivar elementos propios del sujeto
para poder conocerlos hace que, desde luego, resulte más compleja toda investigación
que se desenvuelva dentro de las ciencias sociales y de la conducta.
Esta delimitación o separación no es más que el comienzo del proceso pues, una vez
producida, el sujeto debe ir hacia el objeto, acercarse al mismo, para tratar de captar y
asimilar su realidad. Es decir que el sujeto investigador debe “salir de sí", abandonar su
subjetividad, para poder concretar su propósito de comprender cómo es el objeto, de
aprehenderlo. De otro modo permanecería encerrado en el límite de sus conceptos
previos, de sus anteriores conocimientos, y no tendría la posibilidad de ir elaborando un
conocimiento nuevo, más objetivo, que incorpore datos de la realidad externa.

14
145
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

El acercamiento del investigador hacia su objeto puede considerarse como la


operación fundamental, la esencia misma de la investigación, pues es lo que lo vincula
con la realidad, lo que le da acceso a conocerla. Pero para que el proceso se complete
el investigador debe, finalmente, volver otra vez hacia sí mismo a fin de elaborar los
datos que ha recogido, concibiendo ahora al objeto, mentalmente, a la luz de su
contacto con él.

Sujeto y objeto quedan así como dos términos que sucesivamente se oponen y se
compenetran, se separan y se acercan, en un movimiento que se inicia por la voluntad
del investigador que desea el conocimiento y que en realidad continúa repetidamente,
porque el sujeto debe acercarse una y otra vez hacia lo que está estudiando si se
propone adquirir un conocimiento cada vez más profundo y completo sobre ello.

Es desde este punto de vista que debemos enfocar entonces el problema de la


objetividad, que esbozábamos en el capítulo anterior8. Para que nuestro conocimiento
fuera en realidad objetivo debería suceder que el sujeto de la investigación se despojara
a sí mismo completamente de toda su carga de valores, deseos e intereses, que se
convirtiera en una especie de espíritu puro, liberado de toda actitud personal o subjetiva.
Como el lector puede comprender fácilmente, esto no es posible. El sujeto de la
investigación es siempre un sujeto humano y no puede dejar de serlo. Se puede llegar,
en el mejor de los casos, a utilizar instrumentos, máquinas y otros dispositivos como
complementos tecnológicos en la investigación; tales instrumentos serán capaces de
recoger datos precisos, de ordenarlos y de procesarlos. Pero lo que no serán capaces
de efectuar son las operaciones propiamente epistemológicas de plantearse un
problema, seleccionar el tipo de datos capaces de resolverlo e interpretar el valor y el
sentido de los mismos. Y es más, podríamos decir que una cierta dosis de subjetividad
no sólo es inevitable en un trabajo de investigación, sino que es además indispensable.
Porque para plantearse un problema de conocimiento, es decir, para querer saber algo,
se necesita de una voluntad - de una preocupación por conocer la verdad y esclarecer la
duda - que no puede ser sino subjetiva.

Por esta misma razón es que no concebimos la existencia de un conocimiento lisa y


llanamente objetivo y es que afirmamos que todo el conocimiento no deja de ser el
producto de una cultura, de una época y de hombres concretos. De allí que resulte algo
pedante afirmar que el conocimiento científico es objetivo, y que sea más adecuado
sostener que la ciencia se preocupa constantemente por ser objetiva, por tratar de llegar
a serlo, sin que se pueda plantear nunca que haya arribado a la total objetividad. De otro
modo estaríamos negando su propio carácter falible, su posibilidad de cometer errores,
pretendiendo tener un conocimiento absoluto, completamente cierto y válido hasta el fin
de los tiempos, con lo cual nos alejaríamos del pensamiento científico y caeríamos en el
dogmatismo.

Insistimos en lo anterior no sólo porque creemos necesario remarcar el carácter


falible del conocimiento científico sino porque además esto es necesario para
comprender plenamente la naturaleza dinámica y procesal de la misma actividad
cognoscitiva. Este carácter procesal implica evidentemente que ningún conocimiento
puede concebirse como definitivo; pero aquí conviene advertir sobre otro problema -
opuesto en esencia al anterior - que es necesario abordar para no caer en el extremo

8
v. supra, 1.4

15
146
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

contrario, en una posición completamente escéptica9. Porque si bien rechazamos que


puedan hallarse verdades definitivas eso no significa afirmar, por supuesto, que ninguna
de nuestras proposiciones pueda comprobarse o demostrarse. Si dijésemos que todo es
subjetivo, que ningún conocimiento puede obtenerse por cuanto en todos aparece
jugando un cierto papel la subjetividad y el error, arribaríamos también a una posición
parecida a la del dogmatismo, aunque de signo inverso. Rechazar de plano todo
conocimiento por falaz es lo mismo, en el fondo, que aferrarse a todo conocimiento
obtenido y revestirlo con el atributo de verdad suprema. Nuestra posición implica
entonces recusar ambos términos extremos, aceptando la falibilidad de toda afirmación,
pero sin por eso negar que a través de conocimientos falibles, limitados, es que
precisamente se va llegando a la verdad, nos vamos aproximando a ella.

2.2. Abstracción y conceptuación

El conocimiento puede ser considerado como una representación conceptual de los


objetos, como una elaboración que se produce, por lo tanto, en la mente de los
hombres. Desde este punto de vista puede afirmarse que es una actividad intelectual
que implica siempre una operación de abstracción.

Si decimos que todo conocimiento es conocimiento para un sujeto, admitimos


entonces que en dicho sujeto el conocimiento se presenta bajo la forma de
pensamiento, es decir, bajo una forma que en un sentido amplio podemos llamar
teórica. Su contraparte son los fenómenos de la realidad, los objetos exteriores o
exteriorizados10 sobre los cuales se detiene el pensamiento.

Puede establecerse de algún modo, por ello, que entre teoría y práctica se presenta
una interacción del mismo tipo que la que observábamos entre sujeto y objeto. El
pensamiento se concibe como pensamiento de alguien, de los sujetos, y la teoría no es
otra cosa que el pensamiento organizado y sistemático respecto de algo. El objeto, por
otra parte, es siempre un conjunto de hechos (entendido estos en un sentido amplio,
que incluye hasta los mismos pensamientos), de objetos que se sitúan en el exterior de
la conciencia. Por este motivo la relación entre teoría y hechos va a ser la expresión, en
otro plano diferente, de la misma relación que examinábamos anteriormente entre
sujeto y objeto.

Pero no debe pensarse que tal relación es de tipo mecánico o simple. Ciertas
vertientes epistemológicas, en sus formulaciones más extremas, han sostenido que los
hechos se reflejan directamente en la conciencia y que por lo tanto todo el trabajo
intelectual consistía en organizar y sistematizar tales percepciones para poder elaborar
la teoría correspondiente. Esto no es así: el proceso de conocimiento no es una simple y
pasiva contemplación de la realidad; esta misma realidad sólo se revela como tal en la
medida en que poseemos un instrumental teórico para aprehenderla que - en otras
palabras - poseemos los conceptos capaces de abordarla. Parece evidente, por
ejemplo, que si tomamos un trozo de hierro y lo manipulamos de diferentes maneras,
podemos obtener una variada gama de conocimientos sobre dicho mineral, o que si
estudiamos la historia de las instituciones de un país conseguiremos también una
comprensión de su evolución política y social. Pero lo que no hay que perder de vista
aquí es que podemos realizar dichas investigaciones, en primer lugar, porque ya

9
Cf. J. Hessen, Teoría del Conocimiento, Ed. Losada, Bs. Aires 1975. Cap. I y II.
10
ver supra, 2.1

16
147
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

tenemos un concepto de hierro o de instituciones políticas sin el cual sería imposible


detenerse en su estudio y, en segundo lugar, porque hemos intervenido - directa o
indirectamente - sobre tales objetos, ya sea manipulándolos físicamente o
comparándolos con otros, de diversas épocas y lugares.

Por ello lo que llamamos teoría - los conocimientos abstractos que obtenemos al
investigar los objetos de estudio - no es una simple representación ideal de los hechos:
es algo más, es el producto de lo que elabora nuestro intelecto. Un hecho sólo se
configura como tal a la luz de algún tipo de conceptuación previa, capaz de aislarlo de
los otros hechos, de la infinita masa de impresiones y fenómenos que lo rodean. Esta
operación de aislamiento, de separación de un objeto respecto al conjunto en que está
integrado, se denomina abstracción y resulta en verdad imprescindible. Sólo teniendo
un concepto claro de hierro podemos hablar de la composición de un mineral concreto o
determinar las propiedades físicas de dicho metal11. La abstracción, en primer lugar, se
aprecia claramente en lo que llamamos análisis, la distinción y descomposición de las
partes de un todo para mejor comprenderlo. Pero la abstracción es también decisiva en
la operación lógica contraria, la síntesis, que consiste en la recomposición de ese todo
a partir de los elementos que lo integran. Porque ninguna síntesis puede efectuarse si
no tenemos un criterio que nos indique qué elementos parciales debemos integrar, si no
definimos previamente sobre qué bases habremos de organizar los múltiples datos que
poseemos. Y tal cosa, desde luego, es imposible de realizar al menos que hayamos
abstraído y jerarquizado las diversas características que poseen los objetos que
estamos estudiando. De otro modo la síntesis no sería tal, sino una simple copia de la
primera impresión que tenemos del objeto, es decir, algo muy poco racional y
sistemático, más propio del conocimiento cotidiano que de la ciencia.

2.3. Método y metodología

Dijimos que la ciencia es un tipo particular y específico de conocimiento,


caracterizado por una serie de cualidades que expusimos ya, de un modo sumario, en el
capítulo anterior12. Para lograr un conocimiento de tal naturaleza, o sea, para hacer
ciencia, es preciso seguir determinados procedimientos que nos permitan alcanzar el fin
que procuramos: no es posible obtener un conocimiento racional, sistemático y
organizado actuando de cualquier modo: es necesario seguir algún método, algún
camino concreto que nos aproxime a esa meta.13

El método científico, por lo tanto, es el procedimiento o conjunto de procedimientos


que se utilizan para obtener conocimientos científicos, el modelo de trabajo o secuencia
lógica que orienta la investigación científica. El estudio del método - o de los métodos, si
se quiere dar al concepto un alcance más general - se denomina metodología, y abarca
la justificación y la discusión de su lógica interior, el análisis de los diversos
procedimientos concretos que se emplean en las investigaciones y la discusión acerca
de sus características, cualidades y debilidades.

Sin embargo en el lenguaje cotidiano, y aún en la terminología que se sigue


frecuentemente en el mundo académico, la palabra metodología se utiliza también muy

11
V. al respecto a Ferrater Mora, Op. Cit.
12
v. supra, 1.4
13
Precisamente la palabra método deriva del griego y significa li- teralmente “camino para llegar
a un resultado."

17
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EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

extensamente en sentidos diferentes, opuestos a veces al anterior: se habla así de


“metodología de la investigación" para hacer referencia a los pasos y procedimientos
que se han seguido en una indagación determinada, para designar modelos concretos
de trabajo que se aplican en una disciplina o especialidad y también para hacer
referencia al conjunto de procedimientos y recomendaciones que se transmiten al
estudiante como parte de la docencia en estudios superiores. También suelen
designarse como métodos a los estilos de trabajo peculiares de cada disciplina - como
cuando hablamos del “método antropológico" - y a las formas particulares de
investigación que se utilizan para resolver problemas específicos de indagación, como
cuando aludimos al “método cualitativo", el “método experimental" o el “método
estadístico".14

El lector advertirá, sin mayor dificultad, lo confuso que todo esto resulta. Pero es en
vano que nos lamentemos de esta curiosa situación, de que no se emplee una
conceptuación clara y precisa en el campo en que – precisamente - se requeriría con
mayor necesidad: hay usos aceptados del lenguaje que, por la amplia extensión que
poseen, son casi imposibles de modificar. Desde estas páginas recomendamos asignar
al concepto de método el significado general de modelo lógico que se sigue en la
investigación científica. En cuanto al de metodología, pensamos que lo más adecuado
es considerarla como el estudio y análisis de los métodos, reservando los términos
técnicas y procedimientos para hacer alusión a los aspectos más específicos y
concretos del método que se usan en cada investigación. Pero esta recomendación
general, tomando en cuenta la observación anterior, deberá siempre seguirse con
bastante flexibilidad, adecuándola a las circunstancias de cada caso: no tiene mayor
sentido entablar discusiones, que suelen tornarse interminables, por simples problemas
terminológicos. Más importante es que asignemos a cada término un significado preciso
en cada trabajo o exposición que hagamos.

El método, en el sentido que acabamos de mencionar, se refiere entonces


directamente a la lógica interior del proceso de descubrimiento científico, y a él le
corresponden no solamente orientar la selección de los instrumentos y técnicas
específicos de cada estudio sino también, fundamentalmente, fijar los criterios de
verificación o demostración de lo que se afirme en la investigación. Si quisiéramos ahora
ser más concretos debiéramos dedicarnos a responder una pregunta crucial: ¿Cual es,
o cómo es, el método de la ciencia? Pero aquí nos encontraríamos con una seria
dificultad: no investigan del mismo modo el astrónomo y el economista, el historiador o
el químico, el antropólogo o el bioquímico. La experiencia histórica muestra, además,
que los procedimientos de la ciencia cambian con alguna frecuencia, porque son
distintos los problemas que se van planteando en el desarrollo de las disciplinas y
porque también las técnicas y los instrumentos concretos evolucionan, a veces con gran
rapidez.

La historia de la ciencia permite afirmar que el método, como camino que construye
el pensamiento científico, se va constituyendo, en realidad, junto con ese mismo
pensamiento, indisolublemente unido. Es falsa la imagen que nos presenta el método
como un todo acabado y cerrado, como algo externo a la práctica cotidiana de los
investigadores, por cuanto él está estrechamente unido a los aportes, teóricos y

14
La mayoría de estos métodos deben considerarse, en propiedad, como modelos o diseños
típicos de investigación. Para una explicación mayor sobre el tema, v. infra, capítulo 6.

18
149
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

prácticos, que se van realizando. La ciencia no avanza por medio de un proceso


mecánico, como si bastara con formular un problema de investigación, aplicar el método
correcto y obtener el resultado apetecido. La investigación es un proceso creativo,
plagado de dificultades imprevistas y de asechanzas paradójicas, de prejuicios
invisibles y de obstáculos de todo tipo. Por ello, la única manera de abordar el problema
del método científico, en un sentido general, es buscar los criterios comunes - las
orientaciones epistemológicas de fondo - que guían los trabajos de investigación.

Uno de los elementos más significativos en todo el pensar científico (aunque no


exclusivo de él) es el esfuerzo por la claridad en la conceptuación, tal como lo veíamos
en el anterior capítulo. Decíamos que, sin un trabajo riguroso en este sentido, era
imposible formular con precisión hasta la más simple observación que pudiera servir de
base para elaborar cualquier desarrollo teórico.

Pero este es sólo un primer elemento. El análisis del pensamiento científico permite
afirmar, además, que el método de la ciencia se asienta en dos pilares fundamentales:
por una parte en un constante tomar en cuenta la experiencia, los datos de la realidad, lo
que efectivamente podemos constatar a través de nuestros sentidos; por otro lado en
una preocupación por construir modelos teóricos, abstracciones generales capaces de
expresar las conexiones entre los datos conocidos15. Entre estos dos elementos debe
existir una concordancia, una adecuación, de modo tal que el modelo teórico integre
sistemáticamente los datos que se poseen en un conjunto ordenado de proposiciones.
Esto nos remite, como enseguida veremos, al decisivo concepto de verificación.

Como forma general, toda investigación parte de un conjunto de ideas y


preposiciones que versan sobre la realidad - sobre hechos y fenómenos - y sus
descripciones y explicaciones. El científico, por más que esté persuadido de la verdad
de estas proposiciones, no las podrá sostener hasta que, de algún modo, puedan ser
verificadas en la práctica. Ello supone entonces que todo problema de investigación
debe ser explicitado en términos tales que permitan su verificación, es decir, su
comprobación o rechazo mediante la prueba de los hechos. Dicho de un modo más
concreto, una proposición es verificable cuando es posible encontrar un conjunto de
hechos, previamente delimitados, que sean capaces de determinar si es o no
verdadera. Así, si sostenemos que el peso específico del mercurio es 13,6 veces mayor
que el del agua, estamos en presencia de una proposición verificable, por cuanto es
perfectamente factible, por medio de una sencilla operación, determinar que la
afirmación se cumple. En cambio al decir “Dios creó al mundo" no estamos frente a
una afirmación científica, por cuanto no es posible refutar o corroborar lo dicho mediante
datos de la experiencia.

Un tercer elemento que creemos preciso incluir como integrante, en todos los casos,
del proceder científico, es el uso sistemático de la inferencia, o razonamiento
deductivo. Inferir significa sacar consecuencias de un principio o supuesto, de modo tal
que dichas conclusiones deban ser asumidas como válidas si el principio también lo es.
Así, por ejemplo, es posible reconstruir totalmente el esqueleto de un ictiosaurio a partir
de algunas pocas piezas si se conocen algunas características generales de la
disposición ósea de los vertebrados, o es factible deducir la hipótesis de la expansión
del universo por el corrimiento de las franjas espectrales de la luz de las galaxias hacia

15
V. cap. 5

19
150
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

el rojo, según analogía con lo que ocurre a otros cuerpos observados en la Tierra. La
inferencia opera durante la investigación, por lo general, de la siguiente manera: una vez
formulada una hipótesis16 se deducen de ella posibles consecuencias prácticas que son
luego, a su vez, sometidas a verificación. La hipótesis misma no se prueba, no se
confirma, sino las consecuencias deducibles de ella. A este tipo de razonamiento
operacional se le llama “modelo hipotético deductivo". 17

No creemos oportuno, en un trabajo introductorio como éste, hacer un análisis más


exhaustivo de los problemas metodológicos de la ciencia. Pero no podemos concluir
este capítulo sin agregar dos cosas: la primera, bastante obvia, es que el lector se
remita a la bibliografía especializada - sobre filosofía, epistemología e historia de la
ciencia - cuando tenga dudas sobre estas complejas materias: no es posible adquirir un
cierto dominio sobre ellas si no se las estudia con paciencia, consultando la amplia
variedad de ideas ya expresadas por tantos autores. La segunda observación tiene más
bien la forma de una advertencia, y está especialmente dirigida a los estudiantes y a
quienes se inician en el camino práctico de la investigación científica.

Existen docentes y autores que tratan de presentar al método, quizás con la mejor
intención pedagógica, como una especie de camino seguro y cerrado, como un conjunto
de pasos sucesivos de obligatorio cumplimiento. Esta manera de ver las cosas, como
dijimos líneas más arriba, queda automáticamente refutada al hacer el más somero
repaso de la historia de la ciencia o al comparar el modo, a veces bastante divergente,
con que investigadores de diversas disciplinas encaran en la práctica su trabajo. Pero
existe otro argumento que permite apreciar la falacia lógica que encierra ese modo de
concebir el método científico: si existiese un método único, que pudiese definirse como
verdadero de una vez y para siempre, habría que aceptar que el mismo nos garantizaría
la resolución automática de todos los problemas. No habría entonces ninguna dificultad
metódica y el conocimiento progresaría en línea recta, haciéndose ociosa toda
discusión acerca de su carácter y de su validez. Pero esto, evidentemente, no se
corresponde con la realidad.

Ello es así, en última instancia, porque el método, en sí mismo, no es - ni puede ser -


demostrable o verificable. Sostener lo contrario derivaría en un razonamiento circular,
en un obvio sin sentido lógico pues, si el método nos garantiza un pensar científico ¿qué
método garantizaría a su vez al mismo método? Nos encontraríamos pues en una
regresión hasta el infinito. De modo que la postura más razonable parece ser la de
aceptar que el método científico no puede ser, intrínsecamente, demostrado
científicamente. Es por este motivo que la metodología no es, estrictamente, una
disciplina o ciencia particular que posea un cuerpo propio de conocimientos. Debe
considerarse en cambio como una reflexión sistemática, útil, sin duda, pero cuyos
productos no pueden equipararse a los de las afirmaciones verificables de la propia
ciencia.

16
Ver cap. 4
17
V. Popper, Karl, Op. Cit.

20
151
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Carlos Sabino

Ejercicios

2.1. ¿Cuáles son las relaciones entre sujeto y objeto que se plantean, a su juicio, en la
práctica literaria? Trate de encontrar las principales diferencias entre esta actividad y la
investigación científica, desde el punto de vista que hemos señalado en este capítulo.

2.2. Busque en el prólogo de dos libros o artículos científicos las explicaciones que,
sobre el método seguido, expone cada autor. Compárelas para determinar:
 ¿Hasta qué punto las diferencias encontradas se explican por razón del tema
tratado?
 ¿Cuáles de ellas se refieren a aspectos instrumentales y cuáles corresponden a
los distintos puntos de vista filosóficos que poseen los autores?

2.3. ¿Hasta qué punto puede verificarse un conocimiento que afirma previsiones sobre
el futuro? Razone su respuesta.

2.4 Tome algunos de los siguientes conceptos (de acuerdo a la disciplina que usted
estudie) e investigue su génesis histórica y el papel que ha jugado en el avance del
conocimiento científico de cada especialidad:
 Flogisto Átomo
 Vibración electromagnética
 Éter
 Gravedad
 Combustión
 Selección natural
 Gen
 Humor
 Célula
 Inconsciente
 Generación espontánea
 Desarrollo económico
 Eficiencia
 Clase social
 Equilibrio económico
 Liderazgo
 Cultura

2.5 Investigue, mediante la bibliografía que aparece al final de este libro, las similitudes y
diferencias entre los siguientes conceptos:

 Verificación
 Falsación (según Popper)
 Demostración
 Contrastación
 Argumento de Fe

21
152

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F. John__Clen,.~nen, Australasian Journal of Philosophy

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161

XXII Alan F. Chalmers 1. LA CIENCIA COMO CONOCIMIENTO DERIVADO


DELOSHECHOSDELAEXPERIENCIA
tales como los antiguos mitos o el vudu. El elevado respeto por Ia
ciencia es considerado como Ia religion modema, que desempeiia un
papel similar al que desempeiio el cristianismo en Europa en epocas
anteriores. Se insinua que Ia eleccion entre distintas teorfas se reduce a
una.eleccion determinada por los valores y deseos subjetivos de los in-
dividuos.
El escepticismo de Feyerabend respecto de los intentos de racio-
nalizar la ciencia es compartido por otros autores de tiempos mas re-
cientes que escriben desde un punto de vista sociologico o desde Ia
perspectiva llamada "posmodema". UNA OPIN16N DE SENTIDO COMUN AMPLIAMENTE COMPARTIDA
Este libro se resiste ante este tipo de respuesta a las dificultades SOBRE LA CIENCIA
que encuentran las concepciones tradicionales de Ia ciencia y de! me- ·
todo cientffico. Intenta aceptar lo qrie hay de valido en los desafios de Me aventure a sugerir en la Introduccion que la concepcion popular
Feyerabend y muchos otros, pero dando una justificacion de la ciencia de! rasgo distintivo de! conocimiento cientffico es captada por el lema
que recoja sus rasgos especfficos y caracterfsticos a la vez que respon- "la ciencia se deriva de los hechos". Esta idea es sometida a un escruti-
da a dichos desafios. nio crftico en los cuatro primeros capftu!os de este libro. Encontrare-
mos que nose puede sostener gran parte de lo que comunmente se su-
pone que esta implicado en dicho lema; no obstante, veremos que no
esta de! todo descaminado e intentare formular una version defendi-
ble de el.
' Cuando se afirma que la ciencia es especial porque se basa en los
hechos, se supone que los hechos son afirmaciones acerca de! mundo
que pueden ser verificadas directamente por un uso cuidadoso y des-
I
prejuiciado de los sentidos. La ciencia ha de basarse en lo que pode-
mos ver, olr y tocar y no en opiniones personales o en Ia imaginacion
I- especulativa. Si se lleva a cabo la observacion de! mundo de un modo
·- I
cuidadoso y desprejuiciado, los hechos establecidos de ta! manera
constituiran una base segura y objetiva de la ciencia. Si, ademas, es co-
·I rrecto el razonamiento que nos conduce desde esta base factica a las
i !eyes y teorfas que forman el conocimiento cientifico, podra suponer-
se que el propio conocimiento cientffico resultante esta establecido
con seguridad yes objetivo.
Las observaciones anteriores son la esencia de un relato bien co-
nocido y que se refleja en gran parte de la literatura que versa sobre la
ciencia. "La ciencia es una estructura asentada sobre hechos", escribe
I
J. J. Davies (1968, p. 8) en su obra sobre el metodo cientifico, tema
que ha sido elaborado por H. D. Anthony (1948, p. 145):
I

,1
162

2 Alan F. Chalmers Lz ciencia coma conocimiento derivado de los hechos de la experiencia ;

No fue tanto las observaciones y experimentos realizados por Galileo lo que vieron juntas; se las vio caer por igual, y al instante sigulente, con un fuerte
origino la ruptura con la tradicion, como su actitud hacia ellos. Para el, los he- ruido, golpearon junras el suelo. La vieja tradicion era falsa, y la ciencia mo-
chos extraidos de ellos habian de ser tratados como hechos y no relacionados dema, en la persona de! joven descubridor, habfa reivindicado su posicion.
con uha idea preconcebida... Los hechos observacionales podlan encajar o no
en un esquema admitido de! universo, pero lo importante, en opinion de Ga- Empiristas y positivistas forman las dos escuelas que han intenta-
lileo, era aceptar los hechos y construir una teorfa que se ajustara a ellos. · do formalizar lo que he llamado vision comun de la ciencia, la que
afirma que el conocimiento cientifico se deriva de los hechos. Los em-
Aquf, Anthony no solo da expresion clara a la opinion de que el piristas ingleses de los siglos XVII y XVIII, en particular John Locke,
conocimiento cientifico se basa en los hechos establecidos por la ob- George Berkeley y David Hume, sostenian que todo el conocimiento
servacion y el experimento, sino que da un sesgo historico a la idea, debia derivarse de ideas implantadas en la mente por meclio de la per-
algo en lo que no es en absoluto el unico. Un aseveracion extenclida cepcion sensorial. Los positivistas tenfan una vision algo mas amplia y
dice que es un hecho historico que la ciencia modema nacio a comien- menos orientada hacia Io psicologico de lo que significan los hechos,
zos de! siglo XVII al adoptarse, por primera vez, Ia estrategia de tomar pero compartfan la opinion de los empiristas de que el conocimiento
en serio los hechos observacionales como base de la ciencia. Quienes debia derivarse de los hechos de la experiencia. Los positivistas logi-
aprueban y explotan esta historia mantienen que Ios hechos observa- cos, una escuela filosofica que se origin6 en Viena en los afios veinte
bles no habfan sido tomados en serio como fundamento de! conocer de este siglo, retomo el positivismo introducido por Auguste Comte
antes de! siglo XVII. En vez de esto, asf reza el conocido recuento, el · en el siglo XIX e intento formalizarfo, prestando mucha atencion a la
conocimiento se basaba en la autoridad de! filosofo Aristoteles y en la forma logica de la relacion entre conocimiento cientifico y los hechos.
de la Biblia. La ciencia modema se hizo posible solo cuando esta auto- Empirismo y positivismo comparten el punto de vista de que el cono-
ridad fue desafiada con una llamada a la experiencia por precursores cimiento cientifico debe de alguna manera derivarse de los hechos al-
de Ia nueva ciencia como Galileo. Capta bdlamente esta idea la si- canzados por la observacion.
guiente version de las muchas veces contada historia de Galileo y la Hay dos aspectos bastantes clistintos involucrados en la afirma-
torre inclinada de Pisa, debida a Rowbotham (1918, pp. 27-9), cion de que la ciencia se deriva de los hechos. Uno concieme a la natu-
raleza de esos "hechos" y como cientificos creen tener acceso a
La primera prueba de fuerza entre Galileo y los profesores de la Universidad dlos. El segundo atafie a como se derivan de los hechos, una vez que
. estaba relacionada con sus investigaciones sobre las !eyes de! movimiento, han sido obtenidos, las !eyes y teorias que constituyen el conocimien-
llustradas por la caida de los cuerpos. Un axioma aceptado de Aristoteles de- to. Investigaremos estos dos aspectos por separado, declicando este y
cfa que la velocidad de los cuerpos en caida era regulada por sus pesos respec- los dos capitulos siguientes a una discusi6n de la naturaleza de los he-
tivos: asi, una piedra que pesara dos libras caerfa dos veces mas rapida que chos sobre.los que, se alega, se basa la ciencia, y el capftulo 4 a la cues-
una que solo pesara una libra, etc. Nadie parece haberse cuestionado lo co- tion de como pucliera pensarse que el conocimiento cientifico se deri-
rrecto de esta regla hasta que Galileo la nego. Declar6 que el peso no tenfa va de dlos.
nadaqueveren el fenomeno, y que ... dos cuerpos de pesos distintos ... alcan- Se pueden distinguir tres componentes en la postura adoptada
zarian el suelo en el mismo momento. Cuando los profesores se mofaron de la
por el punto de vista comun respecto de los hechos que se supone son
declaracion de Galileo, este decidio someterla a una prueba publica. Invito
como testigos de! experimento que iba a efectuar desde la torte inclinada a la base de la ciencia. Estos son:
toda la Universidad. La mafiana de! dia fijado, Galileo, en presencia de las
gentes de la Universidad y de la ciudad subio a la cima de la torre llevando (a) Los hechos se dan clirectamente a observadores cuidadosos y
consigo dos bolas, una que pesaba den libras y la otra solo una. Balanceando desprejuiciados por meclio de los sentidos. ..._
cuidadosamente las bolas en el horde de! parapeto, las rodo hasta que estu- (b) Los hechos son anteriores a la teoria e independiebtes de ella;
163

4 Alan F. Chalmers La dencia como·conocimiento den'vado de los hechos de la experiencia 5

(c) Los hechos constituyen un fundamento firme y confiable para acto de ver. La segunda es que dos observadores que vean el mismo
el conocimiento cientffico. objeto o escena desde el mismo lugar "veran" lo mismo. Una combi-
nacion identica de rayos de luz alcanzara el ojo de cada observador,
Como veremos, cada una de estas afirmaciones se enfrenta con di. sera enfocada en sus retinas normales por sus lentes oculares normales
ficultades y, en el mejor delos casos, solo puede ser aceptada de forma y dara lugar a imagenes similares. Asf pues, una informacion similar
muy inatizada. viajara al cerebra de cada observador a traves de sus nervios opticos
normales, dando como resultado que los dos observadores "vean" lo
inismo. En secciones subsiguientes veremos por que este tipo de re-
presentacion es seriamente engafioso.
VERES CREER

En parte 'porque el sentido de la vista es el que se usa de un modo mas


extenso en la practica de la ciencia, y en parte por conveniencia, res- EXPERIENCIAS VISUALES QUE NO ESTAN DETERMINADAS S6LO POR
tringire mi analisis de la observacion al dominio de la vision. En la ma- EL OBJETO VISTO
yorfa de los casos no sera dificil ver como se podrfa reformular el argu-
mento presentado de manera que fuera aplicable a la observacion En su expresion mas fuerte, la opinion comun mantiene que los he-
mediante los otros sentidos. Una simple concepcion popular de la vis-· chos de! mundo exterior nos son dados directamente a traves de! sen-
ta podria ser la siguiente. Los seres humanos ven utilizando sus ojos. tido de la vista. Solo tenemos que ponernos frente al mundo y regis-
Los componentes mas importantes de! ojo humano son una lente y la trar lo que hay ·en el para ver. Puedo constatar que hay una lampara
retina, la cual actua como pantalla en la que se forman las imagenes de sobre mi escritorio o que mi lapiz es amarillo con simplemente mirar
los objetos extemos al ojo. Los rayos de luz procedentes de un objeto lo que hay delante de mis ojos. Como hemos visto, una opinion ta!
visto van de! objeto a la lente a traves de! media que hay entre dlos. puede apoyarse en la descripcion de como funciona el ojo. Si esto
Estos rayos son refractados por el material de la lente de ta! manera fuera todo, lo que se ve estarfa determinado por la naturaleza de lo
que llegan a un punto de la retina, formando de este modo una ima- que se mira, y todos los observadores tendrian la misma experiencia
gen de! objeto visto. Hasta aquf, el funcionamiento de! ojo es muy pa- visual al enfrentarse a la misma escena. Sin embargo, hay muchas
. ,recido al· de una ciirµ_!ra. es el modo en pruebas que indican que, sencillamente, esto no es asi. Dos observa-
que se registra la imagen final. Los nervios opticos pasan de la retina al dores normales que vean el mismo objeto desde el mismo lugar en las
cortex central de! cerebra. Estos llevan informacion sobre la luz que mismas circunstancias ffsicas no tienen necesariamente identicas ex-
llega a las diversas zonas de la retina. El registro de esta informacion periencias visuales, aunque las imagenes que se produzcan en sus res-
por parte de! cerebra humano es lo que corresponde a la vision de! pectivas retinas sean practicamente identicas. Hay un sentido impor-
objeto por el observador. Por supuesto, se podrian aiiadir muchos de- tante en el que no es necesario que los dos observadores "vean" lo
talles a esta sencilla descripcion, pero la explicacion que se acaba de 1 mismo. Como dice N. R. Hanson (1958), "hay mas en lo que se ve
ofrecer capta la idea general. · que lo que describe el globo ocular". Algunos ejemplos sencillos ilus-
El anterior esquema de la observacion mediante el sentido de la traran la cuestion.
vista sugiere dos cuestiones que forman parte de la vision comun o La mayorfa de nosotros, cuando miramos por primera vez la figu-
empirista de la ciencia. La primera es que un observador humano tie- ra 1, vemos el dibujo de una escalera en la que resulta visible la super-
ne un acceso mas o menos directo a algunas propiedades de! mundo fide superior de los escalones. Pero no es este el unico ~odo de p<c.,
exterior en la medida en que el cerebra registra esas propiedades en el derlo ver. Tambien se puede ver sin dificultad como una escalera en j.a
164

6 Alan F. Chalmers La cienda como conocimiento derivado de los hechos de la experiencia 7

Un rompecabezas infantil nos proporciona otro ejemplo; el pro-


blema consiste en encontrar el dibujo de una cara humana entre el fo-
llaje en el dibujo de un arbol. Aqui, lo que se ve, esto es, la impresion

I
experimentada por una persona que ve el dibujo corresponde en prin-
cipio al arbol, con su tronco, sus hojas y sus ramas. Pero una vez que
se ha encontrado la cara humana, esto cambia. Lo que antes se vefa
coma follaje y partes de las ramas se ve ahora como una cara humana.
De nuevo, se ha visto el mismo objeto ffsico antes y despues de la solu-
cion del problema, y presumiblemente la imagen que hay en la retina
de! observador no cambia en el momenta en que se encuentra la solu-
cion y se descubre la cara. Y si se ve el dibujo un poco despues, un ob-
servador que ya haya resuelto el problema podra ver rapidamente y
con facilidad la cara. Pareciera coma si, en cierto sentido, lo que ve un
observador resulta afectado por su conocimiento y su experiencia.
FIGURA 1
Se puede sugerir la siguiente pregunta: ",Que tienen que ver estos
ejemplos artificiales con la ciencia? ". La respuesta es que no resulta di-
que resulta visible la parte inferior de los escalones. Ademas, si se mira ffcil proporcionar ejemplos procedentes de la practica cientffica que
el dibujo durante algun tiempo, por lo general se encuentra, involun- ilustren la misma cuestion, a saber, que lo que ven los observadores,
tariamente, que cambia la vision frecuentemente de una escalera vista las experiencias subjetivas que tienen cuando ven un objeto o una es-
desde arriba a una escalera vista desde abajo y viceversa. Y, no obstan- cena, rio esta determinado unicamente por las imagenes formadas en
te, parece razonable suponer que, puesto que el objeto que contempla sus retinas sino que depende tambien de la experiencia, el conoci-
el observador sigue siendo el mismo, las imagenes de la retina no va- miento y las expectativas de! observador. Este aspecto esta implicito
rian. El hecho de que el dibujo se vea coma una escalera vista desde en la constatacion indiscutible de que uno tiene que aprender para lie-
arriba o coma una escalera vista desde abajo parece depender de alga gar a ser un observador competente en ciencia. Cualquiera que haya
mas que de la imagen que hay en la retina del observador. Sospecho vivido la experiencia de tener que aprender a mirar a traves de un mi-
. que ningun lector de este libro ha puesto en duda mi afirmacion de croscopio no necesitara que nadie le convenza de este hecho. Es raro
que el principiante discierna las estructuras celulares apropiadas al
· que la figura 1 pareie una escalera de algun tipo. Sin embargo, ·10s re-
sultados de los experimentos realizados con miembros de varias tribus
I . mirar al microscopio el portaobjeto preparado por el instructor, mien-
africanas, cuyas culturas no incluyen la costumbre de dibujar objetos
I tras que este no encuentra ninguna dificultad en distinguirlas cuando
tridimensionales mediante dibujos bidimensionales con perspectiva,
indican que los miembros de estas tribus no habrian considerado que
I mira el mismo portaobjeto en el mismo microscopio. Es significativo,
en este contexto, que los microscopistas no tropezaban con grandes
la figura 1 es una escalera sino una disposicion bidimensional de lfneas. impedimentos a la hora de observar coma se dividen las celulas bajo
Presumo que la naturaleza de las imagenes formadas en las retinas de circunstancias adecuadamente preparadas, una vez que sabian que te-
los observadores es relativamente independiente de su cultura. Ade-
mas, parece seguirse que las experiencias perceptuales que los obser-
II nian que buscar, mientras que, antes de este descubrimiento, la divi-
sion celular permanecio no observada, aunque sabemos ahora que ha
vadores tienen en el acto de ver no estan especialmente determinadas tenido que estar allf en muchas de las muestras examinadas al micros-
i copio, con la posibilidad de ser observada. Michael Polanyi (197.i.,
por las imagenes de las retinas. Hanson (1958, capftulo 1) contiene
otros ejemplos fascinantes que ilustran sabre este aspecto. II p. 101) describe los cambios efectuados en la experiencia perceptualpe
165

La ciencia como conocimien/o derivado de los hechos de la experiencia 9


cuando se le ensefia a diagnosticar median- interpretarse de diversas maneras, estan suponiendo, sin argumentar-
te el examen por rayos X. lo y a pesar de las muchas pruebas en contra, que las imagenes en la
retina determinan por sf solas nuestras experiencias perceptuales. Es-
Pensemos en un estudiante de medicina que sigue un curso de diagnostico tan llevando demasiado lejos la analogfa de la camara. _
de enfermedades pulmonares por rayos X. Mira, en una habitacion oscura, Una vez dicho esto, tratare de aclarar lo que no pretendo afirmar
trazos indefinidos en una pantalla fluorescente colocada contra el pecho de!
en esta secci6n, para que no se piense que estoy defendiendo algo di-
paciente y oye el comentario que hace el radiologo a sus ayudantes, en un
ferente de lo que pretendo ·defender. En primer lugar, no afirmo en
lenguaje tecnico, sobre los rasgos significativos de esas sombras. En un prin-
cipio, el estudiante esta completamente confundido, ya que, en la imagen absoluto que las causas ffsicas de las imagenes en nuestras retinas_ no
de rayos X de! pecho solo puede ver las sombras de! coraz6n y de las costi- tengan ninguna relaci6n con lo que vemos. No podemos ver prec!Sa-
llas, que tienen entre si unas cuantas manchas como patas de araiia. Los ex- mente lo que queremos. Sin embargo, mientras que las imagenes de
pertos parecen estar imaginando quimeras; el no puede ver nada de lo que nuestras retinas forman ·parte de la causa de lo que vemos, otra parte
estan diciendo. Luego, segun vaya escuchando durante unas cuantas sema- muy importante de esa causa esta constituida por el estado intemo
nas, mirando cuidadosamente las imagenes siempre nuevas de los diferentes de nuestras mentes o cerebros, el cual dependera a su vez de nuestra
casos, empezara a comprender; poco a poco se olvidara de las costillas y co- educaci6n cultural, nuestro conocimiento y nuestras expectativas, y
menzara a ver los pulmones. Y, finalmente, si persevera inteligentemente, se no estara determinado unicamente por las propiedades ffsicas de
le revelara un rico panorama de detalles significativos: de variaciones fisiolo- nuestros ojos y de la escena observada. En segundo lugar, en una
gicas y cambios patologicos, cicatrices, infecciones cronicas y signos de en- · gran diversidad de circunstancias, lo que vemos. en diversas situacio-
fermedades agudas. Ha entrado en un mundo nuevo. Todavfa ve solo una nes sigue siendo bastante estable. La dependenc1a entre lo que vemos
parte de_ lo que pueden ver los expertos, pero ahora las imagenes tienen por
y el estado de nuestras mentes o cerebros no es tan sensible como
fin sentido, asi como la mayorfa de los comentarios que se hacen sobre ellas.
para hacer imposible la comunicaci6n y la ciencia. En tercer lugar, en
todos los ejemplos que se han citado aquf, los observadores ven en
Frente a una misma situacion, un observador versado y-experi-
cierto sentido la misma cosa. Yo acepto, y presupongo a traves de
mentado no tiene experiencias perceptuales identicas a las de un no-
todo este libro, que existe un solo y unico mundo independiente d_e
vato. Esto choca con una comprensi6n literal de la afirmaci6n de que
los observadores. De ahi que, cuando unos cuantos observadores ml-
las percepci~nes se clan directamente_ a traves de los sentidos.
ran un dibujo, un trozo de un aparato, una platina de microscopio o
Una respuesta usual a lo que estoy diciendo acerca de la observa-
cualquier otra cosa, en cierto sentido todos ellos se enfrentan y mira?
-ci6n, apoyado por la-clase de ejemplos que he utilizado, es que lo_s
la misma cosa y, pot tanto, ven la misma cosa. Pero de esto no se s1-
observadores que ven la misma escena desde el mismo lugar ven la
gue que tengan experiencias perceptuales identicas. Hay un sentido
misma cosa, pero interpretan de diferente modo lo que ven. Deseo
muy importante segun el cual no ven la misma cosa y en el se basan
discutir este punto. En cuanto a lo que se refiere a la percepci6n, con
algunas de mis reservas respecto de la opinion de que los hechos se
lo unico que el observador esta en inmediato y directo contacto es
clan, directamente y sin problemas, al observador a traves de los sen-
con sus experiencias. Estas experiencias no estan dadas de modo unf-
tidos. Queda por ver en que medida esto socava la idea de que los
voco ni son invariantes, sino que cambian con las expectativas y el
hechos adecuados para la ciencia puedan ser establecidos por los
conocimiento. Lo que viene unfvocamente dado por la situaci6n ffsi-
sentidos.
ca, y estoy dispuesto a admitir esto, es la imagen formada en la retina
de! observador, pero el observador no tiene contacto perceptual di-
recto con la imagen. Cuando los defensores de la opinion comun su-
ponen que hay algo unfvocamente dado en la percepci6n, que puede
166

La ciencia COmo conocimiento derivado de los hechos de la experiencia 11

de que los hechos se dan directamente por medio de los sentidos.


WS HECHOS OBSERVABLES EXPRESADOS COMO ENUNCIADOS Pues aunque pasemos por alto las dificultades destacadas en la sec-
ci6n anterior y supongamos que las percepciones se dan directamente
El significado del termioo "hechos" es ambiguo en el uso normal del en el acto de ver, no es claramente verdad que los enunciados que des-
lenguaje. Se puede referir tanto al enunciado que expresa el hecho criben estados de cosas observables (los llamare enunciados observa-
como al estado de cosas al que alude el enunciado. Por ejemplo, es un cionales) sean dados al observador per medic de los sentidos. Es ab-
liecho que hay montaiiasy crateres en la Luna. Aqui, el hecho puede surdo pensar que los enunciados de hechos entran en el cerebro por
tomarse como refiriendose a las montaiias y crateres mismos; altema- medio de los sentidos.
tivamente, el enunciado '"hay montaiias y crateres en la Luna" puede Antes de que un observador pueda formular y hacer valer un
adrnitirse como lo que constituye el hecho. La segunda acepci6n es enunciado observacional, debe estar en posesi6n de! entramado con-
claramente la apropiada cuando se dice que la ciencia s~ basa en los ceptual apropiado y debe saber c6mo aplicarlo adecuadamente. Que-
hechos y se deriva de ellos. El conocimiento acerca de la superficie lu- da dare que esto es asl cuando contemplamos la manera como un
nar no se basa en las moritaiias y crateres de la superficie lunar, ni se nifio aprende a describir el mundo (esto es, a hacer enunciados facti-
deriva de ellos, sioo que parte de los enunciados facticos sobre monta- cos sobre el mundo), Piensese en uno de los padres ensefiando a un
fias y crateres. nifio a reconocer y describir manzanas; muestra una manzana al nifio,
Ademas de distinguir los hechos, entendidos come enunciados de la sefiala y pronuncia la palabra "manzana". El nifio aprende ensegui-
los estados de cosas descritos por dichos enunciados, es claramente da a repetir, imitandola, la palabra "manzana". Dueno ya de esta habi-
necesario diferenciar los enunciados de hechos de las percepciones lidad particular, quizas algun dfa despues se encuentra con la pelota
que puedan dar lugar a la aceptaci6n de esos enunciados de hechos. de tenis de un hermano, la sefiala, y dice "manzana". El padre inter-
Por ejemplo, no hay duda de que Darwin encontr6 muchas especies viene entonces para explicarle que la pelota no es una manzana, mos-
nuevas de plantas y animales durante su famoso viaje en el Beagle, y trandole, per ejemplo, que uno no puede morderla come una manza-
fue per tanto sujeto de experiencias perceptuales nuevas. Sio embar- na. Nuevos errores de! nifio, come tomar un bomb6n per una
go, de haberse !imitado a esto, no habrfa hecho nioguna contribuci6n manzana, requeriran explicaciones algo mas complicadas de su padre.
significativa a la ciencia. Solo al formular enunciados que describfan Para cuando el nifio pueda decir con exito que algo es una manzana si
las novedades y ponerlos a disposici6n de otros cientificos contribuy6 en efecto lo es, habra aprendido mucho sobre las manzanas. Parece-
de manera importante al desarrollo de la biologfa. En la medida en ria, per tanto, que es un error suponer que debemos observar hechos
· que el viaje del Beagle proporcion6 hechos nuevos a partir de los cua- acerca de las manzanas antes de derivar conocimiento de esos hechos,
les se podfa derivar una teoria de la evoluci6n, o a los que una teoria puesto que los hechos apropiados, formulados como enunciados, pre-
de la evoluci6n podfa referirse, eran enunciados los que constitufan suponen una buena cantidad de conocimiento sobre las manzanas.
los hechos. Quienes pretenden aseverar que el conocimiento se deriva Pasemos del habla de los nifios a algunos ejemplos mas relevantes
de hechos deben tener enunciados en la mente, y no percepciones ni para nuestra tarea de comprender la ciencia. Imaginemos a un exper-
objetos come montafias y crateres. to en botanica, acompaiiado de alguien, come yo mismo, bastante ig-
Hecha esta aclaraci6n, volvamos a las afirmaciones (a), (b) y (c) norante de la botanica, en un viaje de campo por el sotobosque austra-
acerca de la naturaleza de los hechos, con las cuales termioaba la pri- liano, con el fin de recoger hechos observables acerca de la flora
mera secci6n de este capltulo. Tai como estan, aparecen inmedia- nativa. No hay duda de que el botanico sera capaz de recoger hechos
tamente come muy problematicas. Dado que los hechos que podrian mucho mas numerosos y con mas discemimiento que los que yo pue-
constituir una base adecuada para la ciencia deben ser en forma de da observar y formular. La raz6n es clara; el botanico puede utilizar un..,
enunciados, comienza a aparecer bastante equivocada la afirmaci6n esquema conceptual mas elaborado que el mfo, y ello es debido a qu,
167

La ciencia 'como conocimiento derivado de los hechos de la experiencia 13

mas de botanica que yo. Conocimientos de botauica son un pre- hechos relevantes deben preceder siempre al conocimiento que pu-
rrequisito para la formulacion de enunciados observacionales capaces diera apoyarse en ellos .. Nuestra biisqueda de hechos relevantes nece-
de constituir una base de hechos. sita ser guiada por el estado actual de! conocimiento, que nos dice,
Asl pues, el registro de hechos observables requiere algo mas que por ejemplo, que se consiguen hechos relev:antes midiendo la concen-
la recepcion de estlmulos en forma de rayos de luz que inciden en el tracion de ozono en varios lugares, mientras que no se logra nada mi-
ojo; requiere el conocimiento de! entramado conceptual apropiado y diendo la longitud de los cabellos de los jovenes de Sidney. Asi pues,
de como aplicado. En este sentido, los supuestos (a) y (b) no pueden abandonemos la exigencia de que la adqui,sicion de datos deba venir
ser aceptados ta! y como estau. Los enunciados de hechos no se deter- antes que la formulacion de !eyes y teorias que constituyen el conoci-
minan directamente por estlmulos sensoriales y los enunciados de la miento cien\,ffico y, una vez que lo hayamos hecho, veamos que pode-
observacion presuponen un conocimiento, de manera que no puede mos salvar d'e la idea de que la ciencia se basa en los hechos.
ser verdad que establezcamos primero los hechos y derivemos des- Segiin nuestra nueva posicion, reconocemos francamente que Ia
pues de ellos el conocimiento. formulacion de enunciados observacionales presupone un conoci-
miento significativo, y que la biisqueda de hechos observables rele-
vantes se guia por ese conocimiento. Ninguna de las dos declaraciones
socava necesariamente la afirmacion de que el conocimiento tiene una
,POR QUE DEBERfAN LOS HECHOS PRECEDER A LA TEORfA? base factica establecida por la observacion. Consideremos primero Ia
cuestion de que la formulacion de enunciados observacionales signifi-
He tornado Como punto de partida una interpretacion bastante extre- cativos presupone el conocimiento de! entramado conceptual apro-
ma de la afirmacion que dice que la ciencia se derili'a de hechos. He piado. Advertinws que una cosa es la disponibilidad de los recursos
supuesto que implica que los hechos d.eben establec&rse previamente conceptuales necesarios para la formulacion de enunciados observa-
a la derivacion a partir de ellos de! conocimiento ciclntffico. Primero cionales, y otta la verdad o falsedad de esos enunciados. Al mirar mi
establecer los hechos y despues edificar la teoria qu<l ke ajuste a ellos. libro de texto de ffsica de! estado solido puedo leer dos enunciados
Tanto el hecho de que nuestras percepciones dependen en.cierta me- observacionales, "la estructura cristalina de! diamante tiene simetria
de inversion" y "hay cuatro moleculas por celda en un cristal de sulfu-
dida de nuestros conocimientos previos, y por tanto de nuestra prepa-
ro de zinc". Es necesario un cierto grado de conocimiento acerca de la
i
racion y nuestras expectativas (discutido antes en este capltulo), como
el hecho de que lo~ enunciados observacionales presuponen el entra- estructura de los cristales y como se caracterizan para la formulacion
mado conceptual aclecuado (discutido en la seccion anterior) indican y comprension de estos enunciados. Pero aunque uno no cuente .con
que es esta una exigencia que no se puede satisfacer. En verdad, si se ese conocimiento, podra ser capaz de reconocer que hay otros enun-
la somete a una inspeccion cuidadosa, es una idea bastante tonta, tan ciados similares que pueden ser formulados usando los mismos termi-
tonta que dudo que haya algun filosofo de la ciencia dispuesto a de- nos, tales como "la estructura cristalina de! diamante no tiene simetria
fenderla. ,:Como podremos establecer hechos significativds acerca de! de inversion" o "la estructura cristalina de! diamante tiene cuatro
mundo por medio de la observacion si no contamos con alguna gufa moleculas por celda". Todos estos enunciados son observacionales en
respecto de que clase de conocimiento estamos buscando o que pro- el sentido de que su verdad o falsedad puede ser establecida por la ob-
blemas estamos tratando de resolver? Para hacer observaciones que servacion, una vez que se dominan las tecnicas apropiadas de observa-
supongan alguna contribucion significativa a la botauica, necesitare, cion. Cuando se hace asi, solo los enunciados que extraje de mi libro
para empezar, saber mucho de botanica. Aun mas, no tendrfa sentido de texto seven confirmados por la observacion, mientras que las alter-
la mera idea de que la adecuacion de! tonocimiento cientffico tendria ?ativas construidas a partir de ellos resultan refutadas. Esto sirve p~
que ser probada por los hechos observables si, en sentido estricto, los ilustrar que el hecho de que el conocimiento sea necesari.p para la f~r-
168

La ciencia como conocimiento den'vado de los hechos de la experiencia 15

mc,s dicho poco que muestre c6mo, en vistas de tales dificultades, se


cuales enunciados estan soportados por la observaci6n y puede establecer una base observacional segura para la ciencia. Otras
cuales no. Por consiguiente, la idea de que el conocimiento debe ba- dificultades, en relaci6n con la fiabilidad de la base observacional de
sarse en los hechos que resultan confirmados por la observaci6n no la ciencia, surgen de algunas de las maneras en que se recurre al cono-
resulta daiiada al reconocer que la formulaci6n de los enunciados que cimiento presupuesto para esrimar la idoneidad de los enunciados ob-
describen dichos hechos dependen de! conocimiento. Solo hay pro- servacionales y que pueden hacer que estos sean falibles. Ilustrare este
blemas si uno persiste en la tonta exigencia de que la confirmaci6n de punto con ejemplos.
hechos relevantes para un campo de! saber deb a preceder a la adquisi- Arist6teles incluy6 el fuego entre los cuatro elementos de los que
ci6n de todo conocimiento. estan hechos todos los objetos terrestres. La suposici6n de que el fue-
Por lo tanto, la idea de que el conocimiento cientffico debe basar- go es una substancia disrinta, si bien ligera, persisti6 durante cientos
se en los hechos establecidos por la observaci6n no tiene por que re- de afios y solo la qufmica modema fue capaz de derribarla. Quienes
sultar perjudicada por el reconocimiento de que la busqueda y la for- trabajaban con este supuesto crefan observar el fuego directamente
mulaci6n de esos hechos depende de! conocimiento. Si la verdad o cuando vefan ascender las llamas en el aire, de modo que, para ellos,
falsedad de los enunciados observacionales puede establecerse direc- "el fuego se elevaba" era un enunciado observacional soportado fre-
tamente en la observaci6n, entonces, independientemente de la mane- cuentemente por la observaci6n directa. Hoy desechamos tales enun-
ra como se llegue a formular esos enunciados, pareciera que los enun- ciados observacionales. La cuesti6n es que si es defectuoso el conoci-
ciados observacionales confirmados de este modo proporcionan una miento que proporciona las categorfas que usamos para describir las
base factica significativa para el conocimiento cientffico. observaciones, tambien lo seran los enunciados observacionales que
dan por supuestas estas categorfas.
Mi segundo ejemplo se refiere al reconocimiento, establecido en
los siglos XVI y XVII, de que la Tierra se mueve describiendo una 6rbita
LA FALIBILIDAD DE LOS ENUNCIADOS OBSERVACIONALES alrededor de! Sol y girando sobre su eje. Se puede decir que el enun-
ciado "la Tierra es estacionaria" era un hecho confirmado por la ob-
Remos hecho algunos progresos en nuestra busqueda de una caracte- servaci6n antes de que las circunstancias hicieran posible dicho reco-
rizaci6n de la base observacional de la ciencia, pero no estamos toda- nocimiento. Despues de todo, uno no la ve moverse, ni siente que se
vfa libres de problemas. En la secci6n anterior, nuestro analisis presu- mueva; si damos un salto en el aire, la Tierra no gira· separandose de
ponia que los enuiiciados observacionales se pueden establecer con nosotros. Sabemos, desde una perspectiva moderna, que el enunciado
seguridad por la observaci6n de un modo no problematico. Pero ,es observacional en cuesti6n es falso, a pesar de las apariencias. Com-
lfcito ta! supuesto? Remos visto que pueden surgir problemas debido prendemos la inercia, y sabemos que, si bien nos movemos en direc-
a que observadores diferentes. no tienen necesariamente las mismas ci6n horizontal a mas de den metros por segundo porque la Tierra
percepciones al ver la misma escena, y ello puede conducir a desa- gira, no hay raz6n alguna por la que esto debiera cambiar si damos un
cuerdos acerca de los estados de cosas observables. La importancia salto en el aire. Se necesita una fuerza para modificar la velocidad y no
para la ciencia que tiene este punto se apoya en casos bien documen- hay ninguna fuerza horizontal actuando en nuestro ejemplo, de modo
tados de la historia de la ciencia, ta! como la disputa sobre si los efec- . que mantenemos la velocidad que compartimos con la superficie de la
tos de los llamados rayos N, descritos por Nye (1980), son observables Tierra y aterrizamos donde despegamos. "La Tierra es estacionaria"
o no, y el desacuerdo entre astr6nomos de Sidney y de Cambridge, no queda establecido por la evidencia observable en la forma en que L
i
descrito por Edge y Mulkay (1976), sobre cuales eran los efectos ob- en un tiempo se pens6, pero para entender esto en su plenitud necesi,..,
servables en los primeros afios de la radioastronomia. Hasta ahora he- tamos comprender la inercia y esta comprensi6n fue una.iinnovaci6i;i
169

La cienda como conocimiento derivado de los hechos de la experiencia 17

vables, posibilitada por los adelantos en el conocimiento y la tecnolo-


gia. El ejemplo es en si mismo poco notable y nada misterioso, pero sf
detras del indica que toda opinion al efecto de que el conocimiento cientffico se
juicio. Parecerfa como si la revolucion cientffica llevara consigo no . basa en fos hechos adquiridos por la observacion debe reconocer que
solo una transformacion progresiva de la teorfa cientifica, sino tam- los hechos, al igual que el conocimiento, son falibles y estan sujetos a
bien ·juna transformacion en lo que se pensaba que eran los hechos correccion, y tambien que son interdependientes el conocimiento
observables! cientffico y los hechos sobre los que se pueda decir que se basa.
Un tercer ejemplo ilustrara de nuevo este ultimo punto. Se refiere La intuicion que trate de captar con mi lema "la ciencia se deriva
a los tamafios de los planetas Venus y Marte, ta! y como seven desde la de los hechos" era que el conocimiento cientffico tiene un caracter es-
Tierra en el curso.del afio. Los tamafios aparentes de Venus y Marte pecial, en parte porque se funda sobre una base segura, los hechos so-
deberfan cambiar apreciablemente en el transcurso de un afio, como lidos firmemente establecidos por la observacion. Algunas de las con-
consecuencia de la sugerencia de Copernico de que la Tierra gira alre- . sideraciones de este capitulo suponen una amenaza a esta comoda
dedor del Sol en una orbita exterior a la de Venus e interior a la de opinion. Una dificultad concieme a la medida en que las percepciones
Marte. Esto es debido a que la Tierra esta relativamente proxima a reciben la influencia de la preparacion y las expectativas del observa-
uno de los planetas cuando se encuentra del niismo !ado respecto del dor, de ta! manera que lo que a uno le parece un hecho observable no
Sol, mientras que esta relativamente.lejana cuando s.e ~cuentra de! lo sera necesariamente a otro. La segunda fuente de dificultades se
!ado opuesto de! Sol. Si se considera el asunto cuant1tat1vamente, ·ta! origina en la dependencia que los juicios acerca de la verdad de los
como puede hacerse con la propia version de Copemico de su teorfa, enunciados observacionales tienen en lo ya conocido o supuesto, ha-
el efecto es apreciable, con un cambio predecible en el diametro apa- ciendo asi que los hechos observables sean tan falibles como los su-
rente de un factor de aproximadamente ocho en el caso de Martey de puestos que !es sirven de base. Ambos tipos de dificultad sugieren que
mas o menos seis en el de Venus. Sin ·embargo, al observar cuidadosa- la base observable de la ciencia no es tan directa y segura como se ha
mente los planetas, a simple vista no se aprecia ningun cambio de ta- supuesto amplia y tradicionalmente. Tratare de mitigar en alguna me-
mafio en Venus y no mas de un factor de dos en Marte. Por lo tanto, el dida estos temores en el capitulo siguiente, al considerar la naturaleza de
enunciado observacional "el tamafio aparente de Venus nose modifi- la observacion, en particular como se usa en ciencia, de forma mas dis-
ca en el curso de! afio" estaba confirmado directamente, y a ello se re- cemidora que la usada hasta ahora en nuestra discusion.
feria el prefacio del tratado de Copernico Sobre las revoluciones de las
es/eras celestes, como a un hecho confirmado "por la experiencia de
todas las epocas" (Duncan, 1976, p. 22). Osiander, autor de! prefacio
en cuestion, estaba tan impresionado por el choque entre las conse- LECTURAS COMPLEMENTARIAS
cuencias de la teorfa copernicana y los "hechos observables", que lo
utilizo para argiiir que la teoria de Copernico no deberfa tomarse lite- Para una discusi6n cl.isica de c6mo es visto el conocimiento par un empirista,
ralmente. Ahora sabemos que son engafiosas las observaciones a sim- esto es, como derivado de lo que la mente recibe por medio de los sentidos,
ple vista de los tamafios de los planetas, y que el ojo es un aparato muy vease Locke (1967), y por un positivista l6gico, Ayer (1940). Hanfling (1981)
poco confiable para estimar el tamafio de unas fuentes pequefias de luz es una introducci6n al positivismo l6gico en general, e incluye un recuento de
contra un fondo oscuro. Pero fue preciso que Galileo lo hiciera notar las bases observacionales de la ciencia. Un desafio a estos puntos de vista al
y mostrara como se puede distinguir claramente el .cambio de tamafio nivel dela percepci6n es Hanson (1958, capitulo 1). Se pueden encontrar dis-
predicho si se miran Venus y Marte a traves del telescopio. Tenemos cusiones utile, de todo el tema en Brown (1977) y Barnes, Bloor y Henry.._,
aqui un ejemplo claro de correccion de un error sobre hechos obser- (1996, capitulos 1-3). • .

170

24 Alan F. Chalmers 3. EL EXPERIMENTO

ciencia yen la tecnologia. Se puede ilustrar este punto con otro ejem-
plo de la obra de Galileo. En su Dialogue Concerning the Two Chief
Systems (1967, pp. 361-3), Galileo describe un metodo objetivo para
medir el diametro de una estrella. Colgaba una cuerda en la direccion
entre el mismo y la estrella a una distancia ta! que la cuerda bloqueara:
la vision de la estrella. Galileo supuso que el angulo subtendido por la
cuerda en el ojo era el mismo que el de! ojo con la estrella. Sabemos
ahora que los resultados de Galileo eran espurios. El tamafio aparente
de una estrella, ta! y como es percibido por nosotros, se debe entera- NO S6W HECHOS, SlNO LOS HECHOS PEIITlNENTES
mente a efectos atmosfericos y otros tipos de "ruido", y no tiene una
relacion determinada con su tamafio fisico. Las mediciones hechas Supongo en este capftulo, como argumento a discutir, que se pueden
por Galileo de tamafios de estrellas descansaban en supuestos implfci- establecer hechos seguros mediante la utilizacion cuidadosa de los
tos hoy rechazados, pero este rechazo no tiene nada que ver con los sentidos. Despues. de todo, como he sugerido antes, existe un cumulo
aspectos subjetivos de la percepcion. Las observaciones de Galileo de situaciones pertinentes a la ciencia en las que esta suposicion esta
eran objetivas en el sentido de que implicaban procedimientos rutina- seguramente justificada. Contar los sonidos de un contador Geiger o
rios que, si fueran repetidos hoy, darian mas o menos los mismos re- anotar la posicion de la aguja en una escala son ejemplos no problema-
sultados que obtuvo Galileo. En el capftulo siguiente tendremos oca-· ticos. ,:Resuelve la existencia de estos hechos nuestro problema acerca
sion de desarrollar algo mas la cuestion de que la ausencia de una base de la base factica de la ciencia? ,:Constituyen los enunciados que su-
observacional infalible de la ciencia no se deriva solo de los aspectose puestamente se pueden establecer por observacion los hechos de los
subjetivos de la percepcion. que se puede derivar conocimiento cientifico? Veremos en este capi-
tulo que la respuesta a estas preguntas es un decidido "no".
Un punto a tomar en cuenta es que lo que se necesita en la ciencia
no es simplemente hechos, sino los hechos pertinentes. La inmensa
LECTIJRAS COMPLEMENTA1UAS mayoria de los hechos que se pueden establecer por observacion, tales
como el numero de libros en mi despacho, o el color de! coche de mi
Para una discusi6n cliisica de la base emplrica de la ciencia como enunciados vecino, no tienen ningun interes para la ciencia y un cientifico perde-
· que resisten pruebas,'vease Popper (1972, capltulo 5). Los aspectos activos ria su tiempo recogiendolos. Cm\les hechos son pertinentes a la ciencia
de la observaci6n son resaltados en la segunda parte de Hacking (1983 ), en y cuales no sera algo relativo al estado de desarrollo de esa ciencia en
Popper (1979, pp. 341-61) yen Chalmers (1990, capltulo 4). Es tambien per- ese momento. La ciencia plantea la cuestion, yen el caso ideal la ob-
tinente Shapere (1982). servacion proporcionara uoo respuesta. Esto es parte de la respuesta a
la pregunta de que constituye un hecho relevante para la ciencia.
No obstante, hay una cuestion mas importante a considerar y que
introducire con un relato. Cuando yo era joven, mi hermano y yo dis-
crepabamos sob re la manera de explicar el hecho de que la hierba cre-
ce mas alta entre las "huellas" que dejan las vacas en un campo, algo
que con seguridad no eramos los primeros en notar. Mi hermano opi-
naba que el efecto fertilizante de! estiercol era la causa, mientras q'JE.
yo pensaba que el estiercol encerraba humedad debajof impedia)a:
CARL G. HEMPEL

FILOSOFÍA
DE LA
CIENCIA NATURAL

FILOSOFÍA Y P E N S A M I E N T O
Alianza Editorial
2. LA INVESTIGACION CIENTIFICA:
INVENCION Y CONTRASTACION

1. Un caso histórico a título de ejemplo

Como simple ilustración de algunos aspectos importantes de la


investigación científica, parémonos a considerar los trabajos de
Semmelweis en relación con la fiebre puerperal. Ignaz Semmelweis,
un médico de origen húngaro, realizó esos trabajos entre 1844 y 1848
en el Hospital General de Viena. Como miembro del equipo médico
de la Primera División de Maternidad del hospital, Semmelweis se
sentía angustiado al ver que una gran proporción de las mujeres que
habían dado a luz en esa división contraía una seria y con frecuencia
fatal enfermedad conocida como fiebre puerperal o fiebre de post-
parto. En 1844, hasta 260, de un total de 3.157 madres de la Di-
visión Primera —un 8,2 % — murieron de esa enfermedad; en 1845,
el índice de muertes era del 6,8 % , y en 1846, del 11,4. Estas cifras
eran sumamente alarmantes, porque en la adyacente Segunda Divi-
sión de Maternidad del mismo hospital, en la que se hallaban ins-
taladas casi tantas mujeres como en la Primera, el porcentaje de
muertes por fiebre puerperal era mucho más bajo: 2,3, 2,0 y 2,7 en
16
2. . La investigación científica 17

los mismos años. En un libro que escribió más tarde sobre las cau-
sas y la prevención de la fiebre puerperal, Semmelweis relata sus
esfuerzos por resolver este terrible rompecabezas
Semmelweis empezó por examinar varias explicaciones del fenó-
meno corrientes en la época; rechazó algunas que se mostraban in-
compatibles con hechos bien establecidos; a otras las sometió a
contrastación.
Una opinión ampliamente aceptada atribuía las olas de fiebre
puerperal a «influencias epidémicas», que se describían vagamente
como «cambios atmosférico-cósmico-telúricos», que se extendían por
distritos- enteros y producían la fiebre puerperal en mujeres que se
hallaban de postparto. Pero, ¿cómo —argüía Semmelweis— podían
esas influencias haber infestado durante años la División Primera
y haber respetado la Segunda? Y ¿cómo podía hacerse compatible
esta concepción con el hecho de que mientras la fiebre asolaba el
hospital, apenas se producía caso alguno en la ciudad de Viena o
sus alrededores? Una epidemia de verdad, como el cólera, no sería
tan selectiva. Finalmente, Semmelweis señala que algunas de las
mujeres internadas en la División Primera que vivían lejos del hos-
pital se habían visto sorprendidas por los dolores de parto cuando
iban de camino, y habían dado a luz en la calle; sin embargo, a
pesar de estas condiciones adversas, el porcentaje de muertes por
fiebre puerperal entre estos casos de «parto callejero» era más bajo
que el de la División Primera.
Según otra opinión, una causa de mortandad en la División Pri-
mera era el hacinamiento. Pero Semmelweis señala que de hechc
el hacinamiento era mayor en la División Segunda, en parte comc
consecuencia de los esfuerzos desesperados de las pacientes para evi
tar que las ingresaran en la tristemente célebre División Primera
1 El relato de la labor desarrollada por Semmelweis y de las dificultade:

con que tropezó constituye una página fascinante de la historia de la medicina


Un estudio detallado, que incluye traducciones y paráfrasis de grandes parte;
de los escritos de Semmelweis, se puede encontrar en el libro de W. J . Sinclai
Semmelweis: His Life and His Doctrine (Manchcster, Manchester Universir
Press, 1909). Las breves frases citadas en este capítulo están tomadas de est
obra. Los hitos fundamentales en la carrera de Semmelweis están recogidos ei
el primer capítulo del libro de P. de Kruif Men Against Dealb (Nueva Yorl
Harcourt, Brace & World, Inc., 1932).
18 Filosofía de la Ciencia Natural

Semmelweis descartó asimismo dos conjeturas similares haciendo


notar que no había diferencias entre las dos divisiones en lo que
se refería a la dieta y al cuidado general de las pacientes.
En 1846, una comisión designada para investigar el asunto atri-
buyó la frecuencia de la enfermedad en la División Primera a las
lesiones producidas por los reconocimientos poco cuidadosos a que
sometían a las pacientes los estudiantes de medicina, todos los cuales
realizaban sus prácticas de obstetricia en esta División. Semmelweis
señala, para refutar esta opinión, que (a) las lesiones producidas
naturalmente en el proceso del parto son mucho mayores que las
que pudiera producir un examen poco cuidadoso; (b) las comadro-
nas que recibían enseñanzas en la División Segunda reconocían a
sus pacientes de modo muy análogo, sin por ello producir los mis-
mos efectos; (c) cuando, respondiendo al informe de la comisión, se
redujo a la mitad el número de estudiantes y se restringió al mínimo
el reconocimiento de las mujeres por parte de ellos, la mortalidad,
después de un breve descenso, alcanzó sus cotas más altas.
Se acudió a varías explicaciones psicológicas. Una de ellas hacía
notar que la División Primera estaba organizada de tal modo que
un sacerdote que portaba los últimos auxilios a una moribunda tenía
que pasar por cinco salas antes de llegar a la enfermería: se soste-
nía que la aparición del sacerdote, precedido por un acólito que
hacía sonar una campanilla, producía un efecto terrorífico y debili-
tante en las pacientes de las salas y las hacía así más propicias a
contraer la fiebre puerperal. En la División Segunda no se daba este
factor adverso, porque el sacerdote tenía acceso directo a la enfer-
mería. Semmelweis decidió someter a prueba esta suposición. Con-
venció al sacerdote de que debía dar un rodeo y suprimir el
toque de campanilla para conseguir que llegara a la habitación de
la enferma en silencio y sin ser observado. Pero la mortalidad no
decreció en la División Primera.
A Semmelweis se le ocurrió una nueva idea: las mujeres, en la
División Primera, yacían de espaldas; en la Segunda, de lado. Aun-
que esta circunstancia le parecía irrelevante, decidió, aferrándose a
un clavo ardiendo, probar a ver si la diferencia de posición resultaba
significativa. Hizo, pues, que las mujeres internadas en la División
Primera se acostaran de lado, pero, una vez más, la mortalidad
continuó.
2. . La investigación científica 19

Finalmente, en 1847, la casualidad dio a Semmelweis la clave


para la solución del problema. Un colega suyo, Kolletschka, recibió
una herida penetrante en un dedo, producida por el escalpelo de un
estudiante con el que estaba realizando una autopsia, y murió des-
pués de una agonía durante la cual mostró los mismos síntomas que
Semmelweis había observado en las víctimas de la fiebre puerperal.
Aunque por esa época no se había descubierto todavía el papel de
los microorganismos en ese tipo de infecciones, Semmelweis com-
prendió que la «materia cadavérica» que el escalpelo del estudiante
había introducido en la corriente sanguínea de Kolletschka había
sido la causa de la fatal enférmedad de su colega, y las semejanzas
entre el curso de la dolencia de Kolletschka y el de las mujeres de
su clínica llevó a Semmelweis a la conclusión de que sus pacientes
habían muerto por un envenenamiento de la sangre del mismo tipo:
él, sus colegas y los estudiantes de medicina habían sido los porta-
dores de la materia infecciosa, porque él y su equipó solían llegar
a las salas inmediatamente después de realizar disecciones en la sala
de autopsias, y reconocían a las parturientas después de haberse
lavado las manos sólo de un modo superficial, de modo que éstas
conservaban a menudo un característico olor a suciedad.
Una vez más, Semmelweis puso a prueba esta posibilidad. Argu-
mentaba él que si la suposición fuera correcta, entonces se podría
prevenir la fiebre puerperal destruyendo químicamente el material
infeccioso adherido a las manos. Dictó, por tanto, una orden por
la que se exigía a todos los estudiantes de medicina que se lavaran
las manos con una solución dé cal clorurada antes de reconocer a
ninguna enferma. La mortalidad puerperal comenzó a decrecer, y en
el año 1848 descendió hasta el 1,27 % en la División Primera, frente
al 1,33 de la Segunda.
En apoyo de su idea, o, como también diremos, de su hipótesis,
Semmelweis hace notar además que con ella se explica el hecho de
que la mortalidad en la División Segunda fuera mucho más baja:
en ésta las pacientes estaban atendidas por comadronas, en cuya
preparación no estaban incluidas las prácticas de anatomía mediante
la disección de cadáveres.
La hipótesis explicaba también el hecho de que la mortalidad
fuera menor entre los casos de «parto callejero»: a las mujeres que
llegaban con el niño en brazos casi nunca se las sometía a recono-
20 Filosofía de la Ciencia Natural

cimiento después de su ingreso, y de este modo tenían mayores po-


sibilidades de escapar a la infección.
Asimismo, la hipótesis daba cuenta del hecho de que todos los
recién nacidos que habían contraído la fiebre puerperal fueran hijos
de madres que habían contraído la enfermedad durante el parto;
porque en ese caso la infección se le podía transmitir al niño antes
de su nacimiento, a través de la corriente sanguínea común de madre
e hijo, lo cual, en cambio, resultaba imposible cuando la madre esta-
ba sana.
Posteriores experiencias clínicas llevaron pronto a Semmelweis
a ampliar su hipótesis. En una ocasión, por ejemplo, él y sus colabo-
radores, después de haberse desinfectado cuidadosamente las manos,
examinaron primero a una parturienta aquejada de cáncer cervical
ulcerado; procedieron luego a examinar a otras doce mujeres de
la misma sala, después de un lavado rutinario, sin desinfectarse
de nuevo. Once de las doce pacientes murieron de fiebre puerperal.
Semmelweis llegó a la conclusión de que la fiebre puerperal podía
ser producida no sólo por materia cadavérica, sino también por
«materia pútrida procedente de organismos vivos».

2. Etapas fundamentales en la contrastación


de una hipótesis

Hemos visto cómo, en su intento de encontrar la causa de la


fiebre puerperal, Semmelweis sometió a examen varias hipótesis que
le habían sido sugeridas como respuestas posibles. Cómo se llega en
un principio a esas hipótesis es una cuestión compleja que estudia-
remos más adelante. Antes de eso, sin embargo, veamos cómo, una
vez propuesta, se contrasta una hipótesis.
Hay ocasiones en que el procedimiento es simplemente directo.
Pensemos en las suposiciones según las cuales las diferencias en el
número de enfermos, o en la dieta, o en los cuidados generales,
explicaban las diferencias en la mortalidad .entre las dos divisiones.
Como señala Semmelweis, esas hipótesis están en conflicto con he-
chos fácilmente observables. No existen esas diferencias entre las
dos divisiones; las hipótesis, por tanto, han de ser rechazadas como
falsas.
2. . La investigación científica 21

Pero lo normal es que la contrastación sea menos simple y di-


recta. Tomemos la hipótesis que atribuye el alto índice de morta-
lidad en la División Primera al terror producido por la aparición
del sacerdote con su acólito. La intensidad de ese terror, y espe-
cialmente sus efectos sobre la fiebre puerperal, no son tan directa-
mente identificables como las diferencias en el número de enfermos
o en la dieta, y Semmelweis utiliza un método indirecto de contras-
tación. Se pregunta a sí mismo: ¿ Q u é efectos observables —si los
hay— se producirían en el caso de que la hipótesis fuera verdadera?
Y argumenta: si la hipótesis fuese verdadera, entonces un cambio
apropiado en los procedimientos del sacerdote iría seguido de un
descenso en la mortalidad. Comprueba mediante un experimento
muy simple si se da esta implicación; se encuentra con que es falsa,
y, en consecuencia, rechaza la hipótesis.
De modo similar, para contrastar la conjetura relativa a la posi-
ción de las mujeres durante el parto, razona del siguiente modo:
si la conjetura fuese verdadera, entonces la adopción, en la División
Primera, de la posición lateral reduciría la mortalidad. Una vez más,
la experimentación muestra que la implicación es falsa, y se descarta
la conjetura.
En los dos últimos casos, la contrastación está basada en un razo-
namiento que consiste en decir que si la hipótesis considerada, lla-
mémosle H, es verdadera, entonces se producirán, en circunstancias
especificadas (por ejemplo, si el sacerdote deja de atravesar las salas,
o si las mujeres adoptan la posición de lado), ciertos sucesos obser-
vables (por ejemplo, un descenso en la mortalidad); en pocas pala-
bras, si H es verdadera, entonces también lo es I, donde I es un
enunciado que describe los hechos observables que se espera se pro-
duzcan. Convengamos en decir que I se infiere de, o está implicado
por, H; y llamemos a I una implicación contrastadora de la hipóte-
sis H. (Más adelante daremos una descripción más cuidadosa de la
relación entre I y H.)
En nuestros dos últimos ejemplos, los experimentos mostraban
que la implicación contrastadora era falsa, y, de acuerdo con ello,
se rechazaba la hipótesis. El razonamiento que llevaba a ese rechazo
podría esquematizarse del siguiente modo:
22 Filosofía de la Ciencia Natural

Si H es verdadera, entonces también lo es I.


2a] Pero (como se muestra empíricamente) I no es verdadera.
H no es verdadera.

Toda inferencia de esta forma, llamada en lógica modus tollens2,


es deductivamente válida; es decir, que si sus premisas (los enun-
ciados escritos encima de la línea horizontal) son verdaderas, enton-
ces su conclusión (el enunciado que figura debajo de la línea) es
indefectiblemente verdadera también. Por tanto, si las premisas de (2a)
están adecuadamente establecidas, la hipótesis H que estamos some-
tiendo a contrastación debe ser rechazada.
Consideremos ahora el caso en que la observación o la experi-
mentación confirman la implicación contrastadora, I. De su hipótesis
de que la fiebre puerperal es un envenenamiento de la sangre pro-
ducido por materia cadavérica, Semmelweis infiere que la adopción
de medidas antisépticas apropiadas reducirá el número de muertes
por esa enfermedad. Esta vez los experimentos muestran que la
implicación contrastadora es verdadera. Pero este resultado favorable
no prueba de un modo concluyente que la hipótesis sea verdadera,
porque el razonamiento en que nos hemos basado tendría la forma
siguiente:

Si H es verdadera, entonces también lo es I.


2b] (Como se muestra empíricamente) I es verdadera.
H es verdadera.

Y este modo de razonar, conocido con el nombre de falacia de


afirmación de consecuente, no es deductivamente válido, es decir,
que su conclusión puede ser falsa, aunque sus premisas sean verda-
deras 3 . De hecho, la propia experiencia de Semmelweis puede servir
para ilustrar este punto. La versión inicial de su explicación de la
fiebre puerperal como una forma de envenenamiento de la sangre
presentaba la infección con materia cadavérica esencialmente como

Para más detalles, véase otro volumen de esta misma serie: W. Salmón,
2

Logic, PP- 24-25. [Hay una versión castellana de este libro publicada por la
editorial UTEHA, de Méjico.]
3 Véase Salmón, Logic, pp. 27-29.
2. . La investigación científica 23

la única causa de la enfermedad; y Semmelweis estaba en lo cierto


al argumentar que si esta hipótesis fuera verdadera, entonces la
destrucción de las partículas cadavéricas mediante el lavado anti-
séptico reduciría la mortalidad. Además, su experimento mostró que
la implicación contrastadora era verdadera. Por tanto, en este caso
las premisas de (2b) eran ambas verdaderas. Sin embargo, su hipó-
tesis era falsa, porque, como él mismo descubrió más tarde, la
materia en proceso de putrefacción procedente de organismos vivos
podía producir también la fiebre puerperal.
Así, pues, el resultado favorable de una contrastación, es decir,
el hecho de que una implicación contrastadora inferida de una hipó-
tesis resulte ser verdadera, no prueba que la hipótesis lo sea tam-
bién. Incluso en el caso de que hayan sido confirmadas mediante
contrastación cuidadosa diversas implicaciones de una hipótesis, in-
cluso en ese caso, puede la hipótesis ser falsa. El siguiente razona-
miento incurre también en la falacia de afirmación de consecuente:

Si H es verdadera, entonces lo son también I¡, h , ..., I„.


2c] (Como se muestra empíricamente), h , h , In, son todas
verdaderas.
H es verdadera.

También esto se puede ilustrar por referencia a la hipótesis final


de Semmelweis en su primera versión. Como antes señalamos, la
hipótesis de Semmelweis entraña también las implicaciones contras-
tadoras de que entre los casos de parto callejero ingresados en la
División Primera el porcentaje de muertes por fiebre puerperal sería
menor que el de la División, y que los hijos de madres que habían
escapado a la enfermedad no contraerían la fiebre; estas" implica-
ciones fueron también corroboradas por la experiencia —y ello a
pesar de que la primera versión de la hipótesis final era falsa.
Pero la advertencia de que un resultado favorable en todas cuan-
tas contrastaciones hagamos no proporciona una prueba concluyente
de una hipótesis no debe inducirnos a pensar que después de haber
sometido una hipótesis a una serie de contrastaciones, siempre con
resultado favorable, no estamos en una situación más satisfactoria
que si no la hubiéramos contrastado en absoluto. Porque cada una
de esas contrastaciones podía muy bien haber dado un resultado
24 Filosofía de la Ciencia Natural

desfavorable y podía habernos llevado al rechazo de la hipótesis.


Una serie de resultados favorables obtenidos contrastando distintas
implicaciones contrastadoras, h, h, ..., I„, de una hipótesis, muestra
que, en lo concerniente a esas implicaciones concretas, la hipótesis
ha sido confirmada; y si bien este resultado no supone una prueba
completa de la hipótesis, al menos le confiere algún apoyo, una cierta
corroboración o confirmación parcial de ella. El grado de esta con-
firmación dependerá de diversos aspectos de la hipótesis y de .los
datos de la contrastación. Todo esto lo estudiaremos en el Capítulo 4.
Tomemos ahora otro ejemplo \ que atraerá también nuestra aten-
ción sobre otros aspectos de la investigación científica.
En la época de Galileo, y probablemente mucho antes, se sabía
que una bomba aspirante que\extrae agua de un pozo por medio de
un pistón que se puede hacer subir por el tubo de la bomba, no
puede elevar el agua arriba de 34 pies por encima de la superficie
del pozo. Galileo se sentía intrigado por esta limitación y sugirió
una explicación, que resultó, sin embargo, equivocada. Después de
la muerte de Galileo, su discípulo Torricelli propuso una nueva
respuesta. Argüía que la tierra está rodeada por un mar de aire,
que, por razón de su peso, ejerce presión sobre la superficie de
aquélla, y que esta presión ejercida sobre la superficie del pozo
obliga al agua a ascender por el tubo de la bomba cuando hacemos
subir el pistón. La altura máxima de 34 pies de la columna de agua
expresa simplemente la presión total de la atmósfera sobre la super-
ficie del pozo.
Evidentemente, es imposible determinar, por inspección u obser-
vación directa, si esta explicación es correcta, y Torricelli la sometió
a contrastación por procedimientos indirectos. Su argumentación fue
la siguiente: si la conjetura es verdadera, entonces la presión de la
atmósfera sería capaz también de sostener una columna de mercurio
proporcionalmente más corta; además, puesto que la gravedad espe-
cífica del mercurio es aproximadamente 14 veces la del agua, la lon-
4 Q u e el lector encontrará desarrollado por extenso en el capítulo 4 del

fascinante libro de J. B. Conant Science and Common Sense, New Haven, Yale
University Press, 1951. En el libro de W. F. Magie A Source Book in Pbysics
(Cambridge, Harvard University Press, 1963, pp. 70-75) aparecen recogidos una
carta de Torricelli exponiendo su hipótesis y la contrastación a que la sometió,
y un relato, por un testigo presencial, del experimento del Puy-de-Dôme.
2. . La investigación científica 25

gitud de la columna de mercurio mediría aproximadamente 3 4 / 1 4 pies,


es decir, algo menos de dos pies y medio. Comprobó esta implicación
contrastadora por medio de un artefacto ingeniosamente simple, que
era, en efecto, el barómetro de mercurio. El pozo de agua se sustituye
por un recipiente abierto que contiene mercurio; el tubo de la
bomba aspirante se sustituye por un tubo de cristal cerrado por un
extremo. El tubo está completamente lleno de mercurio y queda
cerrado apretando el pulgar contra el extremo abierto. Se invierte
después el tubo, el extremo abierto se sumerge en el mercurio, y se
retira el pulgar; la columna de mercurio desciende entonces por el
tubo hasta alcanzar una altura de 30 pulgadas: justo como lo había
previsto la hipótesis de Torricelli.
Posteriormente, Pascal halló una nueva implicación contrastadora
de esta hipótesis. Argumentaba Pascal que si el mercurio del baró-
metro de Torricelli está contrapesado por la presión del aire sobre
el recipiente abierto de mercurio, entonces la longitud de la columna
disminuiría con la altitud, puesto que el peso del aire se hace menor.
A requerimiento de Pascal, esta implicación fue comprobada por
su cuñado, Périer, que midió la longitud de la columna de mercurio
al pie del Puy-de-Dôme, montaña de unos 4.800 pies, y luego trans-
portó cuidadosamente el aparato hasta la cima y repitió la medición
allí, dejando abajo un barómetro de control supervisado por un ayu-
dante. Périer halló que en la cima de la montaña la columna de
mercurio era más de tres pulgadas menor que al pie de aquélla,
mientras que la longitud de la columna en el barómetro de control
no había sufrido cambios a lo largo del día.

3. El papel de la inducción en la
investigación científica

Hemos examinado algunas investigaciones científicas en las cua-


les, ante un problema dado, se proponían respuestas en forma de
hipótesis que luego se contrastaban derivando de ellas las apropiadas
implicaciones contrastadoras, y comprobando éstas mediante la obser-
vación y la experimentación.
Pero, ¿cómo se llega en un principio a las hipótesis adecuadas?
Se ha mantenido a veces que esas hipótesis se infieren de datos
26 Filosofía de la Ciencia Natural

recogidos con anterioridad por medio de un procedimiento llamado


inferencia inductiva, en contraposición a la inferencia deductiva,
de la que difiere en importantes aspectos.
En una argumentación deductivamente válida, la conclusión está
relacionada de tal modo con las premisas que si las premisas son
verdaderas entonces la conclusión no puede dejar de serlo. Esta
exigencia la satisface, por ejemplo, una argumentación de la siguien-
forma general:

Si p, entonces q.
No es el caso que q.
Ño es el caso que p.

No es necesaria una larga reflexión para ver que, independiente-


mente de cuáles sean los enunciados concretos con que sustituyamos
las letras p y q, la conclusión será, con seguridad, verdadera si las
premisas lo son. De hecho, nuestro esquema representa la forma de
inferencia llamada modus tollens, a la que ya nos hemos referido.
El ejemplo siguiente es una muestra de otro tipo de inferencia
deductivamente válido:

Toda sal de sodio, expuesta a la llama de un mechero Bunsen, hace


tomar a la llama un color amarillo.
Este trozo de mineral es una sal de sodio.
Este trozo de mineral, cuando se le aplique la llama de un mechero
Bunsen, hará tomar a la llama un color amarillo.

De las argumentaciones de este último tipo se dice a menudo que


van de lo general (en este caso, las premisas que se refieren a todas
las sales de sodio) a lo particular (una conclusión referente a este
trozo concreto de sal de sodio). Se dice a veces que, por el contrario,
las inferencias inductivas parten de premisas que se refieren a casos
particulares y llevan a una conclusión cuyo carácter es el de una ley
o principio general. Por ejemplo, partiendo de premisas según las
cuales cada una de las muestras concretas de varias sales de sodio
que han sido aplicadas hasta ahora a la llama de un mechero Bunsen
ha hecho tomar a la llama un color amarillo, la inferencia inductiva
— s e supone— lleva a la conclusión general de que todas las sales
2. . La investigación científica 27

de sodio, cuando se les aplica la llama de un mechero Bunsen,


tiñen de amarillo la llama. Pero es obvio que en este caso la verdad
de las premisas no garantiza la verdad de la conclusión; porque
incluso si es el caso que todas las muestras de sales de sodio hasta
ahora examinadas vuelven amarilla la llama de Bunsen, incluso en
ese caso, queda la posibilidad de que se encuentren nuevos tipos de
sal de sodio que no se ajusten a esta generalización. Además, pudiera
también ocurrir perfectamente que algunos de los tipos de sal de
sodio que han sido examinados con resultado positivo dejen de satis-
facer la generalización cuando se encuentren en condiciones físicas
especiales (campos magnéticos muy intensos, o algo parecido), bajo
las cuales no han sido todavía sometidas a prueba. Por esta razón,
con frecuencia se dice que las premisas de una inferencia inductiva
implican la conclusión sólo con un grado más o menos alto de proba-
bilidad, mientras que las premisas de una inferencia deductiva im-
plican la conclusión con certeza.
La idea de que, en la investigación científica, la inferencia induc-
tiva que parte de datos recogidos con anterioridad conduce a prin-
cipios generales apropiados aparece claramente en la siguiente des-
cripción idealizada del proceder de un científico:
Si intentamos imaginar cómo utilizaría el método científico... una mente
de poder y alcance sobrehumanos, pero normal en lo que se refiere a los pro-
cesos lógicos de su pensamiento, el proceso sería el siguiente: En primer lugar,
se observarían y registrarían todos los hechos, sin seleccionarlos ni hacer con-
jeturas a priori acerca de su relevancia. En segundo lugar, se analizarían,
compararían y clasificarían esos hechos observados y registrados, sin más
hipótesis ni postulados que los que necesariamente supone la lógica del pensa-
miento. En tercer lugar, a partir de este análisis de los hechos se harían genera-
lizaciones inductivas referentes a las relaciones, clasificatorias o causales, entre
ellos. En cuarto lugar, las investigaciones subsiguientes serían deductivas tanto
como inductivas, haciéndose inferencias a partir de generalizaciones previamente
establecidas 5 .

Este texto distingue cuatro estadios en una investigación cientí-


fica ideal: (1),observación y registro de todos los hechos; (2) aná-
5 A. B'. Wolfe: «Functional Economics». En R. G . . Tugwell (ed.), The
Trend of Economics. Nueva York, Alfred A. Knopf, Inc., 1924, p. 450 (las cur-
sivas son del autor).
28 Filosofía de la Ciencia Natural

lisis y clasificación de éstos; (3) derivación inductiva de generaliza-


ciones a partir de ellos, y (4) contrastación ulterior de las generali-
zaciones. Se hace constar explícitamente que en los dos primeros
estadios no hay hipótesis ni conjeturas acerca de cuáles puedan ser
las conexiones entre los hechos observados; esta restricción parece
obedecer a la idea de que esas ideas preconcebidas resultarían tenden-
ciosas y comprometerían la objetividad científica de la investigación.
Pero la concepción formulada en el texto que acabamos de citar
—y a la que denominaré la concepción inductivista estrecha de la
investigación científica— es insostenible por varias razones. Un bre-
ve repaso de éstas puede servirnos para ampliar y suplementar nues-
tras observaciones anteriores sobre el modo de proceder científico.
En primer lugar, una investigación científica, tal como ahí nos
la presentan, es impracticable. Ni siquiera podemos dar el primer
paso, porque para poder reunir todos los hechos tendríamos que
esperar, por decirlo así, hasta el fin del mundo; y tampoco podemos
reunir todos los hechos dados hasta ahora, puesto que éstos son infi-
nitos tanto en número como en variedad. ¿Hemos de examinar, por
ejemplo, todos los granos de arena de todos los desiertos y de todas
las playas, y hemos de tomar nota de su forma, de su peso, de su
composición química, de las distancias entre uno y otro, de su tem-
peratura constantemente cambiante y de su igualmente cambiante
distancia al centro de la Luna? ¿Hemos de registrar los pensamientos
fluctuantes que recorren nuestra mente en los momentos de can-
sancio? ¿Las formas de las nubes que pasan sobre nosotros, el color
cambiante del cielo? ¿La forma y la marca de nuestros utensilios
de escritura? ¿Nuestras biografías y las de nuestros colaboradores?
Después de todo, todas estas cosas, y otras muchas, están entre «los
hechos que se han dado hasta ahora».
Pero cabe la posibilidad de que lo que se nos exija en esa pri-
mera fase de la investigación científica sea reunir todos los hechos
relevantes. Pero ¿relevantes con respecto a qué? Aunque el autor no
hace mención de este punto, supongamos que la investigación se re-
fiere a un problema específico. ¿Es que no empezaríamos, en ese
caso, haciendo acopio de todos los hechos — o , mejor, de todos los
datos disponibles-^- que sean relevantes para ese problema? Esta
noción no está todavía clara. Semmelweis intentaba resolver un pro-
blema específico, y, sin embargo, en diferentes etapas de su inda-
2. . La investigación científica 29

gación, reunió datos completamente heterogéneos. Y con razón;


porque el tipo concreto de datos que haya que reunir no está
determinado por el problema que se está estudiando, sino por el
intento de respuesta que el investigador trata de darle en forma de
conjetura o hipótesis. Si suponemos que las muertes por fiebre puer-
peral se incrementan a causa de la aparición terrorífica del sacerdote
y su acólito con la campanilla de la muerte, habría que reunir, como
datos relevantes, los que se produjeran como consecuencia del cambio
de recorrido del presbítero; hubiera sido, en cambio, completamente
irrelevante comprobar lo que sucedería si los médicos y los estudian-
tes se hubieran desinfectado las manos antes de reconocer a sus
pacientes. Con respecto a la hipótesis de Semmelweis de la contami-
nación eventual, sin embargo, los datos del último tipo hubieran sido
—es claro— relevantes, e irrelevantes por completo los del primero.
Los «hechos» ó hallazgos empíricos, por tanto, sólo se pueden
cualificar como lógicamente relevantes o irrelevantes por referencia
a una hipótesis dada, y no por referencia a un problema dado.
Supongamos ahora que se ha propuesto una hipótesis H como
intento de respuesta a un problema planteado en una investigación:
¿qué tipo de datos serían relevantes con respecto a H ? Los ejemplos
que hemos puesto al principio sugieren una respuesta: Un dato que
hayamos encontrado es relevante con respecto a H si el que se dé
o no se dé se puede inferir de H. Tomemos, por ejemplo, la hipótesis
de Torricelli. Como vimos, Pascal infirió de ella que la columna de
mercurio de un barómetro sería más corta si transportásemos el ba-
rómetro a una montaña. Por tanto, cualquier dato en el sentido de
que este hecho se había producido en un caso concreto es relevante
para las hipótesis; pero también lo sería el dato de que la longitud
de la columna de mercurio había permanecido constante o que había
decrecido y luego había aumentado durante la ascensión, porque esos
datos habrían refutado la implicación contrastadora de Pascal, y, por
ende, la hipótesis de Torricelli. Los datos del primer tipo podrían
ser denominados datos positiva o favorablemente relevantes a la
hipótesis; los del segundo tipo serían datos negativa o desfavorable-
mente relevantes.
En resumen: la máxima según la cual la obtención de datos de-
bería realizarse sin la existencia de hipótesis antecedentes que sir-
vieran para orientarnos acerca de las conexiones entre los hechos que
30 Filosofía de la Ciencia Natural

se están estudiando es una máxima que se autorrefuta, y a la que la


investigación científica no se atiene. Al contrario: las hipótesis, en
cuanto intentos de respuesta, son necesarias para servir de guía a
la investigación científica. Esas hipótesis determinan, entre otras
cosas, cuál es el tipo de datos que se han de reunir en un momento
dado de una investigación científica.
E s interesante señalar que los científicos sociales que intentan
someter a prueba una hipótesis que hace referencia al vasto conjunto
de datos recogidos por la U. S. Bureau of the Census (Oficina
Estadounidense del Censo) o por cualquier otra organización de reco-
gida de datos, se encuentran a veces con la contrariedad de que los
valores de alguna variable que juega un papel central en la hipótesis
no han sido registrados sistemáticamente. Esta observación no debe,
desde luego, interpretarse como una crítica de la recogida de datos:
los que se encuentran implicados en el proceso intentan sin duda
seleccionar aquellos hechos que puedan resultar relevantes con
respecto a futuras hipótesis; al hacerla, lo único que queremos es
ilustrar la imposibilidad de reunir «todos los datos relevantes» sin
conocimiento de las hipótesis con respecto a las cuales tienen rele-
vancia esos datos.
Igual crítica podría hacérsele al segundo estadio que Wolfe dis-
tingue en. el pasaje citado. Un conjunto de «hechos» empíricos se
puede analizar y clasificar de muy diversos modos, la mayoría de
los cuales no serían de ninguna utilidad para una determinada inves-
tigación. Semmelweis podría haber clasificado a las mujeres ingre-
sadas en la maternidad siguiendo criterios tales como la edad, lugar
de residencia, estado civil, costumbres dietéticas, etc.; pero la infor-
mación relativa a estos puntos no hubiera proporcionado la clave para
determinar las probabilidades de que una paciente contrajera la fiebre
puerperal. Lo que Semmelweis buscaba eran criterios que fueran
significativos en este sentido; y a estos efectos, como él mismo
acabó por demostrar, era esclarecedor fijarse en aquellas mujeres
que se hallaban atendidas por personal médico cuyas manos estaban
contaminadas; porque la mortalidad por fiebre puerperal tenía que
ver con esta circunstancia, o con este tipo de pacientes.
Así, pues, para que un modo determinado de analizar y clasificar
los hechos pueda conducir a una explicación de los fenómenos en
cuestión debe estar basado en hipótesis acerca de cómo están conec-
2. . La investigación científica 31

tados esos fenómenos; sin esas hipótesis, el análisis y la clasificación


son ciegos.
Nuestras reflexiones críticas sobre los dos primeros estadios de
la investigación —tal como se nos presentan en el texto citado—
descartan la idea de que las hipótesis aparecen sólo en el tercer
estadio, por medio de una inferencia inductiva que parte de datos
recogidos con anterioridad. Hemos de añadir, sin embargo, algunas
otras observaciones a este respecto.
La inducción se concibe a veces como un método que, por me-
dio de reglas aplicables mecánicamente, nos conduce desde los hechos
observados a los correspondientes principios generales. En este caso,
las reglas de la inferencia inductiva proporcionarían cánones efectivos
del descubrimiento científico; la inducción sería un procedimiento
mecánico análogo al familiar procedimiento para la multiplicación
de enteros, que lleva, en un número finito de pasos predeterminados
y realizables mecánicamente, al producto correspondiente. De hecho,
sin embargo, en este momento no disponemos de ese procedimiento
general y mecánico de inducción; en caso contrario, difícilmente
estaría hoy sin resolver el muy estudiado problema del origen del
cáncer. Tampoco podemos esperar que ese procedimiento se descubra
algún día. Porque —para dar sólo una de las razones— las hipótesis
y teorías científicas están usualmente formuladas en términos que
no aparecen en absoluto en la descripción de los datos empíricos
en que ellas se apoyan y a cuya explicación sirven. Por ejemplo,
las teorías acerca de la estructura atómica y subatómica de la materia
contienen términos tales como «átomo», «electrón», «protón», «neu-
trón», «función psi», etc.; sin embargo, esas teorías están basadas
en datos de laboratorio acerca de los espectros de diversos gases,
trayectorias de partículas en las cámaras de niebla y de burbujas,
aspectos cuantitativos de ciertas reacciones químicas, etc., todos los
cuales se pueden describir sin necesidad de emplear estos «términos
teóricos». Las reglas de inducción, tal como se conciben en el texto
citado, tendrían, por tanto, que proporcionar un procedimiento me-
cánico para construir, sobre la base de los datos con que se cuenta,
una hipótesis o teoría expresada en términos de algunos conceptos
completamente nuevos, que hasta ahora nunca se habían utilizado
en la descripción de los datos mismos. Podemos estar seguros de
que ninguna regla mecánica conseguirá esto. ¿Cómo podría haber,
32 Filosofía de la Ciencia Natural

por ejemplo, una regla general que, aplicada a los datos de que dis-
ponía Galileo relativos a los límites de efectividad de las bombas
de succión, produjera, mecánicamente, una hipótesis basada en el
concepto de un mar de aire?
Cierto que se podrían arbitrar procedimientos mecánicos para
«inferir» inductivamente una hipótesis sobre la base de una serie
de datos en situaciones especiales, relativamente simples. Por ejem-
plo, si se ha medido la longitud de una barra de cobre a diferentes
temperaturas, los pares resultantes de valores asociados de la tem-
peratura y la longitud se pueden representar mediante puntos en un
sistema plano de coordenadas, y se los puede unir con una curva
siguiendo alguna regla determinada para el ajuste de curvas. La curva,
entonces, representa gráficamente una hipótesis general cuantitativa
que expresa la longitud de la barra como función específica de su
temperatura. Pero nótese que esta hipótesis no contiene términos
nuevos; es formulable en términos de los conceptos de temperatura
y longitud, que son los mismos que se usan para describir los datos.
Además, la elección de valores «asociados» de temperatura y longi-
tud como datos presupone ya una hipótesis que sirve de guía; a
saber, la hipótesis de que con cada valor de la temperatura está
asociado exactamente un valor de la longitud de la barra de cobre,
de tal modo que su longitud es únicamente función de su tempera-
tura. El trazado mecánico de la curva sirve entonces tan sólo para
seleccionar como apropiada una determinada función. Este punto es
importante; porque supongamos que en lugar de una barra de cobre
examinamos una masa de nitrógeno encerrada en un recipiente cilin-
drico cuya tapadera es un pistón móvil, y que medimos su volumen
a diferentes temperaturas. Si con esto intentáramos obtener a partir
de nuestros datos una hipótesis general que representara el volumen
del gas como una función de su temperatura, fracasaríamos, porque
el volumen de un gas es, a la vez, una función de su temperatura
y de la presión ejercida sobre él, de modo que, 3 la misma tempe-
ratura, el gas en cuestión puede tener diferentes volúmenes.
Así, pues, incluso en estos casos tan simples los procedimientos
mecánicos para la construcción de una hipótesis juegan tan sólo un
papel parcial, pues presuponen una hipótesis antecedente, menos
específica (es decir, que una determinada variable física es una fun-
2. . La investigación científica 33

ción de otra variable única), a la que no se puede llegar por el mismo


procedimiento.
No hay, por tanto, «reglas de inducción» generalmente aplicables
por medio de las cuales se puedan derivar o inferir mecánicamente
hipótesis o teorías a partir de los datos empíricos. La transición de
los datos a la teoría requiere imaginación creativa. Las hipótesis y
teorías científicas no se derivan de los hechos observados, sino que se
inventan para dar cuenta de ellos. Son conjeturas relativas a las co-
nexiones que se pueden establecer entre los fenómenos que se están
estudiando, a las uniformidades y regularidades que subyacen a
éstos. Las «conjeturas felices» 6 de este tipo requieren gran inventiva,
especialmente si suponen una desviación radical de los modos corrien-
tes del pensamiento científico, como era el caso de la teoría de la
relatividad o de la teoría cuántica. El esfuerzo inventivo requerido
por la investigación científica saldrá beneficiado si se está completa-
mente familiarizado con los conocimientos propios de ese campo.
Un principiante difícilmente hará un descubrimiento científico de
importancia, porque las ideas que puedan ocurrírsele probablemente
no harán más que repetir las que ya antes habían sido puestas a
prueba o, en otro caso, entrarán en colisión con hechos o teorías
comprobados de los que aquél no tiene conocimiento.
Sin embargo, los procesos mediante los que se llega a esas con-
jeturas científicas fructíferas no se parecen a los procesos de inferen-
cia sistemática. El químico Kekulé, por ejemplo, nos cuenta que
durante mucho tiempo intentó sin éxito hallar una fórmula de la
\
6 Esta caracterización había sido ofrecida ya por William Whcwell en su
obra The Philosophy of the Inductive Sciences, 2. a ed., Londres, John W. Parkes,
1847, II, 41. Whewell habla también de la «invención» como «parte de la
inducción» (p. 46). En la misma línea, Popper califica a las hipótesis y teorías
científicas de «conjeturas»; véase, por ejemplo, el ensayo «Science: Conjectures
and Refutations», en su libro Conjectures and Refutations, Nueva York y
Londres, Basic Books, 1962. [Hay versión castellana: El desarrollo del conoci-
miento científico. Conjeturas y refutaciones. Tr. de Néstor Míguez. Buenos
Aires, Paidós, 1967.] Incluso A. B. Wolfe, cuya concepción estrechamente induc-
tivista del proceder científico ideal hemos citado antes, insiste en que «la mente
humana limitada» tiene que usar «un procedimiento grandemente modificado»,
que requiere imaginación científica y la selección de datos sobre la base de
algunas «hipótesis de trabajo» (p. 450 del ensayo citado en la nota 5).

Filosofía de la Ciencia Natural. 2


34 Filosofía de la Ciencia Natural

estructura de la molécula de benceno hasta que, una tarde de 1865,


encontró una solución a su problema mientras dormitaba frente a
la chimenea. Contemplando las llamas, le pareció ver átomos que
danzaban serpenteando. De repente, una de las serpientes se asió
la cola y formó un anillo, y luego giró burlonamente ante él.
Kekulé se despertó de golpe: se le había ocurrido la idea —ahora
famosa y familiar— de representar la estructura molecular del
benceno mediante un anillo hexagonal. El resto de la noche lo pasó
extrayendo las consecuencias de esta hipótesis 1 .
Esta última observación contiene una advertencia importante
respecto de la objetividad de la ciencia. En su intento de encontrar
una solución a su problema, el científico debe dar rienda suelta a
su imaginación, y el curso de su pensamiento creativo puede estar
influido incluso por nociones científicamente discutibles. Por ejem-
plo, las investigaciones de Kepler acerca del movimiento de los
planetas estaban inspiradas por el interés de aquél en una doctrina
mística acerca de los números y por su pasión por demostrar la música
de las esferas. Sin embargo, la objetividad científica queda salva-
guardada por el principio de que, en la ciencia, si bien las hipótesis
y teorías pueden ser libremente inventadas y propuestas, sólo pueden
ser aceptadas e incorporadas al corpus del conocimiento científico
si resisten la revisión crítica, que comprende, en particular, la com-
probación, mediante cuidadosa observación y experimentación, de
las apropiadas implicaciones contrastadoras. N

Es interesante señalar que la imaginación y la libre invención


juegan un papel de importancia similar en aquellas disciplinas cuyos
resultados se validan mediante el razonamiento deductivo exclusiva-
mente; por ejemplo, en matemáticas. Porque las reglas de la infe-
rencia deductiva no proporcionan, tampoco, reglas mecánicas de
descubrimiento. Tal como lo ilustraba nuestra formulación, en las
páginas anteriores, del modus tollens, estas reglas se expresan por
lo general en forma de esquemas generales: y cada ejemplificación
de esos esquemas generales constituye una argumentación deductiva-

7 Cfr. las citas del relato del propio Kekulé en el libro de A. Findlay

A Hundred Years of Chemistry, 2. a ed. Londres, Gerald Duckworth & Co.,


1948, p. 37; y en el de W. I. B. Beveridge The Art of Scientific Jnvestigation,
3. a ed. Londres, William Heinemann, Ltd., 1957, p. 56.
2. . La investigación científica 35

mente válida. Dadas unas premisas concretas, ese esquema nos señala
el modo de llegar a una consecuencia lógica. Pero, dado cualquier
conjunto de premisas, las reglas de la inferencia deductiva señalan
una infinidad de conclusiones válidamente deducibles. Tomemos, por
ejemplo, una regla muy simple representada por el siguiente esquema:

P
p o q

La regla nos dice, en efecto, que de la proposición según la cual


es el caso que p, se sigue que es el caso que p o q, siendo p y q pro-
posiciones cualesquiera. La palabra « o » se entiende aquí en su sen-
tido «no exclusivo», de modo que decir « p o q» es lo mismo que
decir « o p o q o ambos a la vez». Es claro que si las premisas de una
argumentación dé este tipo son verdaderas, entonces la conclusión
debe serlo también; por tanto, cualquier razonamiento que tenga
esta forma es un razonamiento válido. Pero esta regla, por sí sola,
nos autoriza a inferir consecuencias infinitamente diferentes a partir
de una sola premisa. Así, por ejemplo, de «la Luna no tiene atmós-
fera», nos autoriza a inferir un enunciado cualquiera de la forma
«la Luna no tiene atmósfera o q», donde, en lugar de q, podemos
escribir un enunciado cualquiera, sea verdadero o falso; por ejemplo,
«la atmósfera de la Luna es muy tenue», «la Luna está deshabitada»,
«el oro es más denso que la plata», «la plata es más densa que el
oro», etc." (Es interesante —y no resulta nada difícil— probar que
en castellano se pueden construir infinitos enunciados diferentes;
cada uno de ellos puede servir para sustituir a la variable q.)
Hay, desde luego, otras reglas de la. inferencia deductiva que hacen
mucho mayor la variedad de enunciados derivables de una premisa
o conjunto de premisas. Por tanto, dado un conjunto de enunciados
tomados como premisas, las reglas de deducción no marcan una
dirección fija a nuestros procedimientos de inferencia. No nos señalan
un enunciado como «la» conclusión que ha de derivarse de nuestras
premisas, ni nos indican cómo obtener conclusiones interesantes o
importantes desde el punto de vista sistemático; no proporcionan
un procedimiento mecánico para, por ejemplo, derivar teoremas
matemáticos significativos a partir de unos postulados dados. El
descubrimiento de teoremas matemáticos importantes, fructíferos, al
36 Filosofía de la Ciencia Natural

igual que el descubrimiento de teorías importantes, fructíferas, en


la ciencia empírica, requiere habilidad inventiva; exige capacidad
imaginativa, penetrante, de hacer conjeturas. Pero, además, los
intereses de la objetividad científica están salvaguardados por la
exigencia de una validación objetiva de esas conjeturas. En mate-
máticas esto quiere decir prueba por derivación deductiva a partir
de los axiomas! Y cuando se ha propuesto como conjetura una
proposición matemática, su prueba o refutación requiere todavía
-inventiva y habilidad, muchas veces de gran altura; porque las
reglas de la inferencia deductiva no proporcionan tampoco un proce-
dimiento mecánico general para construir pruebas , o refutaciones.
Su papel sistemático es más modesto: servir como criterios de
corrección de las argumentaciones que se ofrecen domo pruebas;
una argumentación constituirá una prueba matemática válida si llega
desde los axiomas hasta el teorema propuesto mediante una serie
de pasos, todos los cuales son válidos de acuerdo con alguna de las
reglas de la inferencia deductiva. Y comprobar si un argumento
dado es una prueba válida en este sentido sí que es una tarea pura-
mente mecánica.
Así, pues, como hemos visto, al conocimiento científico no se
llega aplicando un procedimiento inductivo de inferencia a datos
recogidos con anterioridad, sino más bien mediante el llamado «mé-
todo de las hipótesis», es decir, inventando hipótesis a título de
intentos de respuesta a un problema en estudio, y sometiendo luego
éstas a la contrastación empírica. Una parte de esa contrastación
la constituirá el ver si la hipótesis está confirmada por cuantos datos
relevantes hayan podido ser obtenidos antes de la formulación de
aquélla; una hipótesis aceptable tendrá que acomodarse a los datos
relevantes con que ya se contaba. Otra parte de la contrastación
consistirá en derivar nuevas implicaciones contrastadoras a partir
d e la hipótesis, y comprobarlas mediante las oportunas observaciones
o experiencias. Como antes hemos señalado, una contrastación con
resultados favorables, por amplia que sea, no establece una hipótesis
d e modo concluyeme, sino que se limita a proporcionarle un grado
mayor o menor de apoyo. Por tanto, aunque la investigación cien-
tífica no es inductiva en el sentido estrecho que hemos examinado
con algún detalle, se puede decir que es inductiva en un sentido
más amplio, en la medida en que supone la aceptación de hipótesis
2. . La investigación científica 37

sobre la base de datos que no las hacen deductivamente concluyentes,


sino que sólo les .proporcionan un «apoyo inductivo» más o menos
fuerte, un mayor o menor grado de confirmación. Y las «reglas de
inducción» han de ser concebidas, en cualquier caso, por analogía
con las reglas de deducción, como cánones de validación, más bien
que de descubrimiento. Lejos de generar una hipótesis que da cuenta
de los resultados empíricos dados, esas reglas presuponen que están
dados, por una parte, los datos empíricos que forman las «premisas»
de la «inferencia inductiva» y, por otra parte, una hipótesis de tanteo
que constituye su «conclusión». Lo que harían las reglas de induc-
ción sería, entonces, formular criterios de corrección de la inferencia.
Según algunas teorías de la inducción, las reglas determinarían la
fuerza del apoyo que los datos prestan a la hipótesis, y pueden
expresar ese apoyo en términos de probabilidades. En los Capítu-
los 3 y 4 estudiaremos varios factores que influyen en el apoyo
inductivo y en la aceptabilidad de las hipótesis científicas.
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LA CIENCIA
Su método y su filosofía

MARIO BUNGE
1. Introducción

Mientras los animales inferiores sólo están en el mundo, el hombre trata de entenderlo; y
sobre la base de su inteligencia imperfecta pero perfectible, del mundo, el hombre intenta
enseñorarse de él para hacerlo más confortable. En este proceso, construye un mundo
artificial: ese creciente cuerpo de ideas llamado “ciencia”, que puede caracterizarse como
conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible. Por
medio de la investigación científica, el hombre ha alcanzado una reconstrucción
conceptual del mundo que es cada vez más amplia, profunda y exacta.

Un mundo le es dado al hombre; su gloria no es soportar o despreciar este mundo, sino


enriquecerlo construyendo otros universos. Amasa y remoldea la naturaleza sometiéndola
a sus propias necesidades animales y espirituales, así como a sus sueños: crea así el
mundo de los artefactos y el mundo de la cultura. La ciencia como actividad —como
investigación— pertenece a la vida social; en cuanto se la aplica al mejoramiento de
nuestro medio natural y artificial, a la invención y manufactura de bienes materiales y
culturales, la ciencia se convierte en tecnología. Sin embargo, la ciencia se nos aparece
como la más deslumbrante y asombrosa de las estrellas de la cultura cuando la
consideramos como un bien en sí mismo, esto es como una actividad productora de
nuevas ideas (investigación científica). Tratemos de caracterizar el conocimiento y la
investigación científicos tal como se los conoce en la actualidad.

2. Ciencia formal y ciencia fáctica

No toda la investigación científica procura el conocimiento objetivo. Así, la lógica y la


matemática —esto es, los diversos sistemas de lógica formal y los diferentes capítulos de
la matemática pura— son racionales, sistemáticos y verificables, pero no son objetivos; no
nos dan informaciones acerca de la realidad: simplemente, no se ocupan de los hechos.
La lógica y la matemática tratan de entes ideales; estos entes, tanto los abstractos como
los interpretados, sólo existen en la mente humana. A los lógicos y matemáticos no se les
da objetos de estudio: ellos construyen sus propios objetos. Es verdad que a menudo lo
hacen por abstracción de objetos reales (naturales y sociales); más aún, el trabajo del
lógico o del matemático satisface a menudo las necesidades del naturalista, del sociólogo
o del tecnólogo, y es por esto que la sociedad los tolera y, ahora, hasta los estimula. Pero
la materia prima que emplean los lógicos y los matemáticos no es fáctica sino ideal.

Por ejemplo, el concepto de número abstracto nació, sin duda, de la coordinación


(correspondencia biunívoca) de conjuntos de objetos materiales, tales como dedos, por
una parte, y guijarros, por la otra; pero no por esto aquel concepto se reduce a esta
operación manual, ni a los signos que se emplean para representarlo. Los números no
existen fuera de nuestros cerebros, y aún allí dentro existen al nivel conceptual, y no al
nivel fisiológico. Los objetos materiales son numerables siempre que sean discontinuos;
pero no son números; tampoco son números puros (abstractos) sus cualidades o
relaciones. En el mundo real encontramos 3 libros, en el mundo de la ficción construimos
3 platos voladores. ¿Pero quién vio jamás un 3, un simple 3?

1
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La lógica y la matemática, por ocuparse de inventar entes formales y de establecer


relaciones entre ellos, se llaman a menudo ciencias formales, precisamente porque sus
objetos no son cosas ni procesos, sino, para emplear el lenguaje pictórico, formas en las
que se puede verter un surtido ilimitado de contenidos, tanto fácticos como empíricos.
Esto es, podemos establecer correspondencias entre esas formas (u objetos formales),
por una parte, y cosas y procesos pertenecientes a cualquier nivel de la realidad por la
otra. Así es como la física, la química, la fisiología, la psicología, la economía, y las demás
ciencias recurren a la matemática, empleándola como herramienta para realizar la más
precisa reconstrucción de las complejas relaciones que se encuentran entre los hechos y
entre los diversos aspectos de los hechos; dichas ciencias no identifican las formas
ideales con los objetos concretos, sino que interpretan las primeras en términos de
hechos y de experiencias (o, lo que es equivalente, formalizan enunciados fácticos).

Lo mismo vale para la lógica formal: algunas de sus partes —en particular, pero no
exclusivamente, la lógica proposicional bivalente— pueden hacerse corresponder a
aquellas entidades psíquicas que llamamos pensamientos. Semejante aplicación de las
ciencias de la forma pura a la inteligencia del mundo de los hechos, se efectúa asignando
diferentes interpretaciones a los objetos formales. Estas interpretaciones son, dentro de
ciertos límites, arbitrarias; vale decir, se justifican por el éxito, la conveniencia o la
ignorancia. En otras palabras el significado fáctico o empírico que se les asigna a los
objetos formales no es una propiedad intrínseca de los mismos. De esta manera, las
ciencias formales jamás entran en conflicto con la realidad. Esto explica la paradoja de
que, siendo formales, se “aplican” a la realidad: en rigor no se aplican, sino que se
emplean en la vida cotidiana y en las ciencias fácticas a condición de que se les
superpongan reglas de correspondencia adecuada. En suma, la lógica y la matemática
establecen contacto con la realidad a través del puente del lenguaje, tanto el ordinario
como el científico.

Tenemos así una primera gran división de las ciencias, en formales (o ideales) y fácticas
(o materiales). Esta ramificación preliminar tiene en cuenta el objeto o tema de las
respectivas disciplinas; también da cuenta de la diferencia de especie entre los
enunciados que se proponen establecer las ciencias formales y las fácticas: mientras los
enunciados formales consisten en relaciones entre signos, los enunciados de las ciencias
fácticas se refieren, en su mayoría, a entes extracientíficos: a sucesos y procesos.
Nuestra división también tiene en cuenta el método por el cual se ponen a prueba los
enunciados verificables: mientras las ciencias formales se contentan con la lógica para
demostrar rigurosamente sus teoremas (los que, sin embargo, pudieron haber sido
adivinados por inducción común o de otras maneras), las ciencias fácticas necesitan más
que la lógica formal: para confirmar sus conjeturas necesitan de la observación y/o
experimento. En otras palabras, las ciencias fácticas tienen que mirar las cosas, y,
siempre que les sea posible, deben procurar cambiarlas deliberadamente para intentar
descubrir en qué medida sus hipótesis se adecuan a los hechos.

Cuando se demuestra un teorema lógico o matemático no se recurre a la experiencia: el


conjunto de postulados, definiciones, reglas de formación de las expresiones dotadas de
significado, y reglas de inferencia deductiva —en suma, la base de la teoría dada—, es
necesaria y suficiente para ese propósito. La demostración de los teoremas no es sino
una deducción: es una operación confinada a la esfera teórica, aun cuando a veces los
teoremas mismos (no sus demostraciones) sean sugeridos en alguna esfera
extramatemática y aun cuando su prueba (pero no su primer descubrimiento) pueda

2
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realizarse con ayuda de calculadoras electrónicas. Por ejemplo, cualquier demostración


rigurosa del teorema de Pitágoras prescinde de las mediciones, y emplea figuras sólo
como ayuda psicológica al proceso deductivo: que el teorema de Pitágoras haya sido el
resultado de un largo proceso de inducción conectado a operaciones prácticas de
mediciones de tierras, es objeto de la historia, la sociología y la psicología del
conocimiento.

La matemática y la lógica son, en suma, ciencias deductivas. El proceso constructivo, en


que la experiencia desempeña un gran papel de sugerencias, se limita a la formación de
los puntos de partida (axiomas). En matemática la verdad consiste, por esto, en la
coherencia del enunciado dado con un sistema de ideas admitido previamente: por esto,
la verdad matemática no es absoluta sino relativa a ese sistema, en el sentido de que una
proposición que es válida en una teoría puede dejar de ser lógicamente verdadera en otra
teoría. (Por ejemplo, en el sistema de aritmética que empleamos para contar las horas del
día, vale la proposición de 24 + 1 = 1.) Más aún las teorías matemáticas abstractas, esto
es, que contienen términos no interpretados (signos a los que no se atribuye un
significado fijo, y que por lo tanto pueden adquirir distintos significados) pueden
desarrollarse sin poner atención al problema de la verdad.

Considérese el siguiente axioma de cierta teoría abstracta (no interpretada): "Existe por lo
menos un x tal que es P". Se puede dar un número ilimitado de interpretaciones
(modelos) de este axioma, dándose a x y F otros tantos significados. Si decimos que S
designa punto, obtenemos un modelo geométrico dado: si adoptamos la convención de
que L designa número, obtenemos un cierto modelo aritmético, y así sucesivamente. En
cuanto "llenamos" la forma vacía con un contenido específico (pero todavía matemático),
obtenemos un sistema de entes lógicos que tienen el privilegio de ser verdaderos o falsos
dentro del sistema dado de proposiciones: a partir de ahí tenemos que habérnoslas con el
problema de la verdad matemática. Aún así tan sólo las conclusiones (teoremas) tendrán
que ser verdaderas: los axiomas mismos pueden elegirse a voluntad. La batalla se habrá
ganado si se respeta la coherencia lógica esto es, si no se violan las leyes del sistema de
lógica que se ha convenido en usar.

En las ciencias fácticas, la situación es enteramente diferente. En primer lugar, ellas no


emplean símbolos vacíos (variables lógicas) sino tan sólo símbolos interpretados; por
ejemplo no involucran expresiones tales como 'x es F', que no son verdaderas ni falsas.
En segundo lugar, la racionalidad —esto es, la coherencia con un sistema de ideas
aceptado previamente— es necesaria pero no suficiente para los enunciados fácticos; en
particular la sumisión a algún sistema de lógica es necesaria pero no es una garantía de
que se obtenga la verdad. Además de la racionalidad, exigimos de los enunciados de las
ciencias fácticas que sean verificables en la experiencia, sea indirectamente (en el caso
de las hipótesis generales), sea directamente (en el caso de las consecuencias singulares
de las hipótesis). Unicamente después que haya pasado las pruebas de la verificación
empírica podrá considerarse que un enunciado es adecuado a su objeto, o sea que es
verdadero, y aún así hasta nueva orden. Por eso es que el conocimiento fáctico verificable
se llama a menudo ciencia empírica.

En resumidas cuentas, la coherencia es necesaria pero no suficiente en el campo de las


ciencias de hechos: para anunciar que un enunciado es (probablemente) verdadero se
requieren datos empíricos (proposiciones acerca de observaciones o experimentos). En
última instancia, sólo la experiencia puede decirnos si una hipótesis relativa a cierto grupo
de hechos materiales es adecuada o no. El mejor fundamento de esta regla metodológica

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que acabamos de enunciar es que la experiencia le ha enseñado a la humanidad que el


conocimiento de hecho no es convencional, que si se busca la comprensión y el control
de los hechos debe partirse de la experiencia. Pero la experiencia no garantizará que la
hipótesis en cuestión sea la única verdadera: sólo nos dirá que es probablemente
adecuada, sin excluir por ello la posibilidad de que un estudio ulterior pueda dar mejores
aproximaciones en la reconstrucción conceptual del trozo de realidad escogido. El
conocimiento fáctico, aunque racional, es esencialmente probable: dicho de otro modo: la
inferencia científica es una red de inferencias deductivas (demostrativas) y probables
(inconcluyentes).

Las ciencias formales demuestran o prueban: las ciencias fácticas verifican (confirman o
disconfirman) hipótesis que en su mayoría son provisionales. La demostración es
completa y final; la verificación es incompleta y por eso temporaria. La naturaleza misma
del método científico impide la confirmación final de las hipótesis fácticas. En efecto los
científicos no sólo procuran acumular elementos de prueba de sus suposiciones mutipli-
cando el número de casos en que ellas se cumplen; también tratan de obtener casos
desfavorables a sus hipótesis, fundándose en el principio lógico de que una sola
conclusión que no concuerde con los hechos tiene más peso que mil confirmaciones. Por
ello, mientras las teorías formales pueden ser llevadas a un estado de perfección (o
estancamiento), los sistemas relativos a los hechos son esencialmente defectuosos:
cumplen, pues, la condición necesaria para ser perfectibles. En consecuencia si el estudio
de las ciencias formales vigorizar el hábito del rigor, el estudio de las ciencias fáctiles
puede inducirnos a considerar el mundo como inagotable, y al hombre como una empresa
inconclusa e interminable.

Las diferencias de método, tipo de enunciados, y referentes que separan las ciencias
fácticas de las formales, impiden que se las examine conjuntamente más allá de cierto
punto. Por ser una ficción seria, rigurosa y a menudo útil, pero ficción al cabo, la ciencia
formal requiere un tratamiento especial. En lo que sigue nos concentraremos en la ciencia
fáctica. Daremos un vistazo a las características peculiares de las ciencias de la
naturaleza y de la cultura en su estado actual, con la esperanza de que la ciencia futura
enriquezca sus cualidades o, al menos, de que las civilizaciones por venir hagan mejor
uso del conocimiento científico.

Los rasgos esenciales del tipo de conocimiento que alcanzan las ciencias de la naturaleza
y de la sociedad son la racionalidad y la objetividad. Por conocimiento racional se
entiende:

a- que está constituido por conceptos, juicios y raciocinios y no por sensaciones,


imágenes, pautas de conducta, etc. Sin duda, el científico percibe, forma imágenes (por
ejemplo, modelos visualizables) y hace operaciones; por tanto el punto de partida como el
punto final de su trabajo son ideas;

b- que esas ideas pueden combinarse de acuerdo con algún conjunto de reglas lógicas
con el fin de producir nuevas ideas (inferencia deductiva). Estas no son enteramente
nuevas desde un punto de vista estrictamente lógico, puesto que están implicadas por las
premisas de la deducción; pero no gnoseológicamente nuevas en la medida en que
expresan conocimientos de los que no se tenía conciencia antes de efectuarse la
deducción;

4
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c- que esas ideas no se amontonan caóticamente o, simplemente, en forma cronológica,


sino que se organizan en sistemas de ideas esto es en conjuntos ordenados de
proposiciones (teorías).

Que el conocimiento científico de la realidad es objetivo, significa:

a- que concuerda aproximadamente con su objeto; vale decir que busca alcanzar la
verdad fáctica;

b- que verifica la adaptación de las ideas a los hechos recurriendo a un comercio peculiar
con los hechos (observación y experimento), intercambio que es controlable y hasta cierto
punto reproducible.

Ambos rasgos de la ciencia fáctica, la racionalidad y la objetividad, están íntimamente


soldados. Así, por ejemplo, lo que usualmente se verifica por medio del experimento es
alguna consecuencia —extraída por vía deductiva— de alguna hipótesis; otro ejemplo: el
cálculo no sólo sigue a la observación sino que siempre es indispensable para planearla y
registrarla. La racionalidad y objetividad del conocimiento científico pueden analizarse en
un cúmulo de características a las que pasaremos revista en lo que sigue.

3. Inventario de las principales características de la ciencia fáctica

1- El conocimiento científico es fáctico: parte de los hechos, los respuesta hasta cierto
punto, y siempre vuelve a ellos. La ciencia intenta describir los hechos tales como son,
independientemente de su valor emocional o comercial: la ciencia no poetiza los hechos
ni los vende, si bien sus hazañas son una fuente de poesía y de negocios. En todos los
campos, la ciencia comienza estableciendo los hechos; esto requiere curiosidad
impersonal, desconfianza por la opinión prevaleciente, y sensibilidad a la novedad.

Los enunciados fácticos confirmados se llaman usualmente “datos empíricos”; se obtienen


con ayuda de teorías (por esquemáticas que sean) y son a su vez la materia prima de la
elaboración teórica. Una subclase de datos empíricos es de tipo cuantitativo; los datos
numéricos y métricos se disponen a menudo en tablas, las más importantes de las cuales
son las tablas de constantes (tales como las de los puntos de fusión de las diferentes
sustancias). Pero la recolección de datos y su ulterior disposición en tablas no es la
finalidad principal de la investigación: la información de esta clase debe incorporarse a
teorías si ha de convertirse en una herramienta para la inteligencia y la aplicación. ¿De
qué sirve conocer el peso específico del hierro si carecemos de fórmulas mediante las
cuales podemos relacionarlos con otras cantidades?

No siempre es posible, ni siquiera deseable, respetar enteramente los hechos cuando se


los analiza, y no hay ciencia sin análisis, aun cuando el análisis no sea sino un medio para
la reconstrucción final de los todos. El físico atómico perturba el átomo al que desea
espiar; el biólogo modifica e incluso puede matar al ser vivo que analiza; el antropólogo
empeñado en el estudio de campo de una comunidad provoca en ella ciertas
modificaciones. Ninguno de ellos aprehende su objeto tal como es, sino tal como queda
modificado por sus propias operaciones; sin embargo, en todos los casos tales cambios
son objetivos, y se presume que pueden entenderse en términos de leyes: no son
conjurados arbitrariamente por el experimentador. Más aún, en todos los casos el
investigador intenta describir las características y el monto de la perturbación que produce
en el acto del experimento; procura, en suma estimar la desviación o “error” producido por

5
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su intervención activa. Porque los científicos actúan haciendo tácitamente la suposición


de que el mundo existiría aun en su ausencia, aunque desde luego, no exactamente de la
misma manera.

2- El conocimiento científico trasciende los hechos: descarta los hechos, produce nuevos
hechos, y los explica. El sentido común parte de los hechos y se atiene a ellos: a menudo
se imita al hecho aislado, sin ir muy lejos en el trabajo de correlacionarlo con otros o de
explicarlo. En cambio, la investigación científica no se limita a los hechos observados: los
científicos exprimen la realidad a fin de ir más allá de las apariencias; rechazan el grueso
de los hechos percibidos, por ser un montón de accidentes, seleccionan los que
consideran que son relevantes, controlan hechos y, en lo posible, los reproducen. Incluso
producen cosas nuevas desde instrumentos hasta partículas elementales; obtienen
nuevos compuestos químicos, nuevas variedades vegetales y animales, y al menos en
principio, crean nuevas pautas de conducta individual y social.

Más aún, los científicos usualmente no aceptan nuevos hechos a menos que puedan
certificar de alguna manera su autenticidad; y esto se hace, no tanto contrastándolos con
otros hechos, cuanto mostrando que son compatibles con lo que se sabe. Los científicos
descartan las imposturas y los trucos mágicos porque no encuadran en hipótesis muy
generales y fidedignas, que han sido puestas a prueba en incontables ocasiones. Vale
decir, los científicos no consideran su propia experiencia individual como un tribunal
inapelable; se fundan, en cambio, en la experiencia colectiva y en la teoría.

Hay más: el conocimiento científico racionaliza la experiencia en lugar de limitarse a


describirla; la ciencia da cuenta de los hechos no inventariándolos sino explicándolos por
medio de hipótesis (en particular, enunciados de leyes) y sistemas de hipótesis (teorías).
Los científicos conjeturan lo que hay tras los hechos observados, y de continuo inventan
conceptos (tales como los del átomo, campo, masa, energía, adaptación, integración,
selección, clase social, o tendencia histórica) que carecen de correlato empírico, esto es,
que no corresponden a preceptos, aun cuando presumiblemente se refieren a cosas,
cualidades o relaciones existentes objetivamente. No percibimos los campos eléctricos o
las clases sociales: inferimos su existencia a partir de hechos experimentables y tales
conceptos son significativos tan sólo en ciertos contextos teóricos.

Este trascender la experiencia inmediata, ese salto del nivel observa-cional al teórico, le
permite a la ciencia mirar con desconfianza los enunciados sugeridos por meras
coincidencias; le permite predecir la existencia real de las cosas y procesos ocultos a
primera vista pero que instrumentos (materiales o conceptuales) más potentes pueden
descubrir. Las discrepancias entre las previsiones teóricas y los hallazgos empíricos
figuran entre los estímulos más fuertes para edificar teorías nuevas y diseñar nuevos
experimentos. No son los hechos por sí mismos sino su elaboración teórica y la
comparación de las consecuencias de las teorías con los datos observacio-nales, la
principal fuente del descubrimiento de nuevos hechos.

3- La ciencia es analítica: la investigación científica aborda problemas circunscriptos, uno


a uno, y trata de descomponerlo todo en elementos (no necesariamente últimos o siquiera
reales). La investigación científica no se planta cuestiones tales como “¿Cómo es el
universo en su conjunto?”, o “¿Cómo es posible el conocimiento?” Trata, en cambio, de
entender toda situación total en términos de sus componentes; intenta descubrir los
elementos que explican su integración.

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Los problemas de la ciencia son parciales y así son también, por consiguiente, sus
soluciones; pero, más aún: al comienzo los problemas son estrechos o es preciso
estrecharlos. Pero, a medida que la investigación avanza, su alcance se amplía. Los
resultados de la ciencia son generales, tanto en el sentido de que se refieren a clases de
objetos (por ejemplo, la lluvia), como en que están, o tienden a ser incorporados en
síntesis conceptuales llamadas teorías. El análisis, tanto de los problemas como de las
cosas, no es tanto un objetivo como una herramienta para construir síntesis teóricas. La
ciencia auténtica no es atomista ni totalista.

La investigación comienza descomponiendo sus objetos a fin de descubrir el “mecanismo”


interno responsable de los fenómenos observados. Pero el desmontaje del mecanismo no
se detiene cuando se ha investigado la naturaleza de sus partes; el próximo paso es el
examen de la interdependencia de las partes, y la etapa final es la tentativa de reconstruir
el todo en términos de sus partes inter-conectadas. El análisis no acarrea el descuido de
la totalidad; lejos de disolver la integración, el análisis es la única manera conocida de
descubrir cómo emergen, subsisten y se desin-tegran los todos. La ciencia no ignora la
síntesis: lo que sí rechaza es la pretensión irracionalista de que las síntesis pueden ser
aprehendidas por una intuición especial, sin previo análisis.

4- La investigación científica es especializada: una consecuencia del enfoque analítico de


los problemas es la especialización. No obstante la unidad del método científico, su
aplicación depende, en gran medida, del asunto; esto explica la multiplicidad de técnicas y
la relativa independencia de los diversos sectores de la ciencia.

Sin embargo, es menester no exagerar la diversidad de las ciencias al punto de borrar su


unidad metodológica. El viejo dualismo materia-espíritu había sugerido la división de las
ciencias en Naturwissens-chaften, o ciencias de la naturaleza, y Geisteswissenschaften,
o ciencias del espíritu. Pero estos géneros difieren en cuanto al asunto, a las técnicas y al
grado de desarrollo, no así en lo que respecta al objetivo, método y alcance. El dualismo
razón-experiencia había sugerido, a su vez, la división de las ciencias fácticas en
racionales y empíricas. Menos sostenible aún es la dicotomía ciencias deductivas-ciencias
inductivas, ya que toda empresa científica —sin excluir el dominio de las ciencias
formales— es tan inductiva como deductiva, sin hablar de otros tipos de inferencia.

La especialización no ha impedido la formación de campos interdisci-plinarios tales como


la biofísica, la bioquímica, la psicofisiología, la psicología social, la teoría de la
información, la cibernética, o la investigación operacional. Con todo, la investigación
tiende a estrechar la visión del científico individual; un único remedio ha resultado eficaz
contra la unilateralidad profesional, y es una dosis de filosofía.

5- El conocimiento científico es claro y preciso: sus problemas son distintos, sus


resultados son claros. El conocimiento ordinario, en cambio, usualmente es vago e
inexacto; en la vida diaria nos preocupamos poco por definiciones precisas, descripciones
exactas, o mediciones afinadas: si éstas nos preocuparan demasiado, no lograríamos
marchar al paso de la vida. La ciencia torna impreciso lo que el sentido común conoce de
manera nebulosa; pero, desde luego la ciencia es mucho más que sentido común
organizado: aunque proviene del sentido común, la ciencia constituye una rebelión contra
su vaguedad y superficialidad. El conocimiento científico procura la precisión; nunca está
enteramente libre de vaguedades, pero se las ingenia para mejorar la exactitud; nunca
está del todo libre de error, pero posee una técnica única para encontrar errores y para
sacar provecho de ellos.

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La claridad y la precisión se obtienen en ciencia de las siguientes maneras:

a- los problemas se formulan de manera clara; lo primero, y a menudo lo más difícil, es


distinguir cuáles son los problemas; ni hay artillería analítica o experimental que pueda ser
eficaz si no se ubica adecuadamente al enemigo;

b- la ciencia parte de nociones que parecen claras al no iniciado; y las complica, purifica y
eventualmente las rechaza; la transformación progresiva de las nociones corrientes se
efectúa incluyéndolas en esquemas teóricos. Así, por ejemplo, “distancia” adquiere un
sentido preciso al ser incluida en la geometría métrica y en la física;

c- la ciencia define la mayoría de sus conceptos: algunos de ellos se definen en términos


de conceptos no definidos o primitivos, otros de manera implícita, esto es, por la función
que desempeñan en un sistema teórico (definición contextual). Las definiciones son
convencionales, pero no se las elige caprichosamente: deben ser convenientes y fértiles.
(¿De qué vale, por ejemplo, poner un nombre especial a las muchachas pecosas que
estudian ingeniería y pesan más de 50 kg?) Una vez que se ha elegido una definición, el
discurso restante debe guardarte fidelidad si se quiere evitar inconsecuencias;

d- la ciencia crea lenguajes artificiales inventando símbolos (palabras, signos


matemáticos, símbolos químicos, etc.; a estos signos se les atribuye significados
determinados por medio de reglas de designación (tal como “en el presente contexto H
designa el elemento de peso atómico unitario”)). los símbolos básicos serán tan simples
como sea posible, pero podrán combinarse conforme a reglas determinadas para formar
configuraciones tan complejas como sea necesario (las leyes de combinación de los
signos que intervienen en la producción de expresiones complejas se llaman reglas de
formación);

e- la ciencia procura siempre medir y registrar los fenómenos. Los números y las formas
geométricas son de gran importancia en el registro, la descripción y la inteligencia de los
sucesos y procesos. En lo posible, tales datos debieran disponerse en tablas o resumirse
en fórmulas matemáticas. Sin embargo, la formulación matemática, deseable como es, no
es una condición indispensable para que el conocimiento sea científico; lo que caracteriza
el conocimiento científico es la exactitud en un sentido general antes que la exactitud
numérica o métrica, la que es inútil si media la vaguedad conceptual. Más aún, la
investigación científica emplea, en medida creciente, capítulos no numéricos y no
métricos de la matemática, tales como la topología, la teoría de los grupos, o el álgebra de
las clases, que no son ciencias del número y la figura, sino de la relación.

6- El conocimiento científico es comunicable: no es inefable sino expre-sable, no es


privado sino público. El lenguaje científico comunica información a quienquiera haya sido
adiestrado para entenderlo. Hay, ciertamente, sentimientos oscuros y nociones difusas,
incluso en el desarrollo de la ciencia (aunque no en la presentación final del trabajo
científico); pero es preciso aclararlos antes de poder estimar su adecuación. Lo que es
inefable puede ser propio de la poesía o de la música, no de la ciencia, cuyo lenguaje es
informativo y no expresivo o imperativo La inefabilidad misma es, en cambio, tema de
investigación científica, sea psicológica o lingüística.

La comunicabilidad es posible gracias a la precisión; y es a su vez una condición


necesaria para la verificación de los datos empíricos y de las hipótesis científicas. Aun

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cuando, por “razones” comerciales o políticas, se mantengan en secreto durante algún


tiempo unos trozos del saber, deben ser comunicables en principio para que puedan ser
considerados científicos. La comunicación de los resultados y de las técnicas de la ciencia
no sólo perfecciona la educación general sino que multiplica las posibilidades de su
confirmación o refutación. La verificación independiente ofrece las máximas garantías
técnicas y morales, y ahora es posible en muchos campos, en escala internacional. Por
esto, los científicos consideran el secreto en materia científica como enemigo del progreso
de la ciencia; la política del secreto científico es, en efecto, el más eficaz originador de
estancamiento en la cultura, en la tecnología y en la economía, así como una fuente de
corrupción moral.

7- El conocimiento científico es verificable: debe aprobar el examen de la experiencia. A


fin de explicar un conjunto de fenómenos, el científico inventa conjeturas fundadas de
alguna manera en el saber adquirido. Sus suposiciones pueden ser cautas o audaces
simples o complejas; en todo caso deben ser puestas a prueba. El test de las hipótesis
fácticas es empírico, esto es, observacional o experimental. El haberse dado cuenta de
esta verdad hoy tan trillada es la contribución inmortal de la ciencia helenística. En ese
sentido, las ideas científicas (incluidos los enunciados de leyes) no son superiores a las
herramientas o a los vestidos: si fracasan en la práctica, fracasan por entero.

La experimentación puede calar más profundamente que la observación, porque efectúa


cambios en lugar de limitarse a registrar variaciones: aísla y controla las variables
sensibles o pertinentes. Sin embargo los resultados experimentales son pocas veces
interpretables de una sola manera. Más aún, no todas las ciencias pueden experimentar;
y en ciertos capítulos de la astronomía y de la economía se alcanza una gran exactitud sin
ayuda del experimento. La ciencia fáctica es por esto empírica en el sentido de que la
comprobación de sus hipótesis involucra la experiencia; pero no es necesariamente
experimental y en particular no es agotada por las ciencias de laboratorio, tales como la
física.

La prescripción de que las hipótesis científicas deben ser capaces de aprobar el examen
de la experiencia es una de las reglas del método científico; la aplicación de esta regla
depende del tipo de objeto del tipo de la hipótesis en cuestión y de los medios disponibles.
Por esto se necesita una multitud de técnicas de verificación empírica. La verificación de
la fórmula de un compuesto químico se hace de manera muy diferente que la verificación
de un cálculo astronómico o de una hipótesis concerniente al pasado de las rocas o de los
hombres. Las técnicas de verificación evolucionan en el curso del tiempo; sin embargo,
siempre consisten en poner a prueba consecuencias particulares de hipótesis generales
(entre ellas, enunciados de leyes). Siempre se reducen a mostrar que hay, o que no hay,
algún fundamento para creer que las suposiciones en cuestión corresponden a los hechos
observados o a los valores medidos.

La verificabilidad hace a la esencia del conocimiento científico; si así no fuera, no podría


decirse que los científicos procuran alcanzar conocimiento objetivo.

8- La investigación científica es metódica: no es errática sino paneada. los investigadores


no tantean en la oscuridad: saben lo que buscan y cómo encontrarlo. El planeamiento de
la investigación no excluye el azar; sólo que, a hacer un lugar a los acontecimientos
imprevistos es posible aprovechar la interferencia del azar y la novedad inesperada. Más
aún a veces el investigador produce el azar deliberadamente. Por ejemplo, para asegurar
la uniformidad de una muestra, y para impedir una preferencia inconsciente en la elección

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de sus miembros, a menudo se emplea la técnica de la casualización, en que la decisión


acerca de los individuos que han de formar parte de ciertos grupos se deja librada aa una
moneda o a algún otro dispositivo. De esta manera, el investigador pone el azar al servicio
de orden: en lo cual no hay paradoja, porque el acaso opera al nivel de los individuos, al
par que el orden opera en el grupo con totalidad.

Todo trabajo de investigación se funda sobre el conocimiento anterior, y en particular


sobre las conjeturas mejor confirmadas. (Uno de los muchos problemas de la metodología
es, precisamente averiguar cuáles son los criterios para decidir si una hipótesis dada
puede considerarse razonablemente confirmada, eso es, si el peso que le acuerdan los
fundamentos inductivos y de otro orden basta para conservarla). Más aun, la investigación
procede conforme a reglas y técnicas que han resultado eficaces en el pasado pero que
son perfeccionadas continuamente, no sólo a la luz de nuevas experiencias, sino también
de resultados del examen matemático y filosófico. Una de las reglas de procedimiento de
la ciencia fáctica es la siguiente: las variables relevantes (o que se sospecha que son
sensibles) debieran variarse una cada vez.

La ciencia fáctica emplea el método experimental concebido en un sentido amplio. Este


método consiste en el test empírico de conclusiones particulares extraídas de hipótesis
generales (tales como “los gases se dilatan cuando se los calienta” o “los hombres se
rebelan cuando se los oprime”). Este tipo de verificación requiere la manipulación de la
observación y el registro de fenómenos; requiere también el control de las variables o
factores relevantes; siempre que fuera posible debiera incluir la producción artificial
deliberada de los fenómenos en cuestión, y en todos los casos exige el análisis y crudos
son inútiles y no son dignos de confianza; es preciso elaborarlos, organizarlos y
confrontarlos con las conclusiones teóricas.

El método científico no provee recetas infalibles para encontrar la verdad: sólo contiene
un conjunto de prescripciones falibles (perfectibles) para el planeamiento de
observaciones y experimentos, para la interpretación de sus resultados, y para el planteo
mismo de los problemas. Es, en suma, la manera en que la ciencia inquiere en lo
desconocido. Subordinadas a las reglas generales del método científico, y al mismo
tiempo en apoyo de ellas, encontramos las diversas técnicas que se emplean en las
ciencias especiales: las técnicas para pesar, para observar por el microscopio, para
analizar compuestos químicos,para dibujar gráficos que resumen datos empíricos, para
reunir informaciones acerca de costumbres, etc. La ciencia es pues, esclava de sus
propios métodos y técnicas mientras éstos tienen éxito: pero es libre de multiplicar y de
modificar en todo momento sus reglas, en aras de mayor racionalidad y objetividad.

9- El conocimiento científico es sistemático: una ciencia no es un agregado de


informaciones inconexas, sino un sistema de ideas conectadas lógicamente entre sí. Todo
sistema de ideas caracterizado por cierto conjunto básico (pero refutable) de hipótesis
peculiares, y que procura adecuarse a una clase de hechos, es una teoría. Todo capítulo
de una ciencia especial contiene teorías o sistemas de ideas que están relacionadas
lógicamente entre sí, esto es, que están ordenadas mediante la relación “implica”. Esta
conexión entre las ideas puede calificarse de orgánica, en el sentido de que la sustitución
de cualquiera de las hipótesis básicas produce un cambio radical en la teoría o grupo de
teorías.

El fundamento de una teoría dada no es un conjunto de hechos sino, más bien, un


conjunto de principios, o hipótesis de cierto grado de generalidad (y, por consiguiente, de

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cierta fertilidad lógica). Las conclusiones (o teoremas) pueden extraerse de los principios,
sea en la forma natural, o con la ayuda de técnicas especiales que involucran operaciones
matemáticas.

El carácter matemático del conocimiento científico —esto es, el hecho de que es fundado,
ordenado y coherente— es lo que lo hace racional. La racionalidad permite que el
progreso científico se efectúe no sólo por la acumulación gradual de resultados, sino
también por revoluciones. Las revoluciones científicas no son descubrimientos de nuevos
hechos aislados, ni son perfeccionamientos en la exactitud de las observaciones sino que
consisten en la sustitución de hipótesis de gran alcance (principios) por nuevos axiomas, y
en el reemplazo de teorías enteras por otros sistemas teóricos. Sin embargo, semejantes
revoluciones son a menudo provocadas por el descubrimiento de nuevos hechos de los
que no dan cuenta las teorías anteriores, aunque a veces se encuentran en el proceso de
comprobación de dichas teorías; y las nuevas teorías se torna verificaves en muchos
casos, merced a la invención de nuevas técnicas de medición, de mayor precisión.

10- El conocimiento científico es general: ubica los hechos singulares en pautas


generales, los enunciados particulares en esquemas amplios. El científico se ocupa del
hecho singular en la medida en que éste es miembro de una clase o caso de una ley; más
aún, presupone que todo hecho es clasificable y legal. No es que la ciencia ignore la cosa
individual o el hecho irrepetible; lo que ignora es el hecho aislado. Por esto la ciencia no
se sirve de los datos empíricos —que siempre son singulares— como tales; éstos son
mudos mientras no se los manipula y convierte en piezas de estructuras teóricas.

En efecto, uno de los principios ontológicos que subyacen a la investigación científica es


que la variedad y aun la unicidad en algunos respectos son compatibles con la
uniformidad y la generalidad en otros respectos. Al químico no le interesa ésta o aquella
hoguera, sino el proceso de combustión en general: trata de descubrir lo que comparten
todos los singulares. El científico intenta exponer los universales que se esconden en el
seno de los propios singulares; es decir, no considera los universales ante rem ni post
rem sino in re: en la cosa, y no antes o después de ella. Los escolásticos medievales
clasificarían al científico moderno como realista inmanen-tista, porque, al descartar los
detalles al procurar descubrir los rasgos comunes a individuos que son únicos en otros
respectos al buscar las variables pertinentes (o cualidades esenciales) y las relaciones
constantes entre ellas (las leyes), el científico intenta exponer la naturaleza esencial de
las cosas naturales y humanas.

El lenguaje científico no contiene solamente términos que designan hechos singulares y


experiencias individuales, sino también términos generales que se refieren a clases de
hechos. La generalidad del lenguaje de la ciencia no tiene, sin embargo, el propósito de
alejar a la ciencia de la realidad concreta: por el contrario, la generalización es el único
medio que se conoce para adentrarse en lo concreto, para apresar la esencia de las
cosas (sus cualidades y leyes esenciales). Con esto, el científico evita en cierta medida
las confusiones y los engaños provocados por el flujo deslumbrador de los fenómenos.
Tampoco se asfixia la utilidad en la generalidad: por el contrario, los esquemas generales
de la ciencia encuadran una cantidad ilimitada de casos específicos, proveen leyes de
amplio alcance que incluyen y corrigen todas las recetas válidas de sentido común y de la
técnica precientífica.

11- El conocimiento científico es legal: busca leyes (de la naturaleza y de la cultura) y las
aplica. El conocimiento científico inserta los hechos singulares en pautas generales

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llamadas “leyes naturales” o “leyes sociales”. Tras el desorden y la fluidez de las


apariencias, la ciencia fáctica descubre las pautas regulares de la estructura y del proceso
del ser y del devenir. En la medida en que la ciencia es legal, es esencialista: intenta legar
a la raíz de las cosas. Encuentra la esencia en las variables relevantes y en las relaciones
invariantes entre ellas.

Hay leyes de hechos y leyes mediante las cuales se pueden explicar otras leyes. El
principio de Arquímedes pertenece a la primera clase; pero a su vez puede deducirse de
los principios generales de la mecánica; por consiguiente, ha dejado de ser un principio
independiente, y ahora es un teorema deducible de hipótesis de nivel más elevado. Las
leyes de la física proveen la base de las leyes de las combinaciones químicas; las leyes
de la fisiología explican ciertos fenómenos psíquicos; y las leyes de la economía
pertenecen a los fundamentos de la sociología. Es decir, los enunciados de las leyes se
organizan en una estructura de niveles.

Ciertamente, los enunciados de las leyes son transitorios; pero ¿son inmutables las leyes
mismas? Si se considera a las leyes como las pautas mismas del ser y del devenir,
entonces debieran cambiar junto con las cosas mismas; por lo menos, debe admitirse
que, al emerger nuevos niveles, sus cualidades peculiares se relacionan entre sí mediante
nuevas leyes. Por ejemplo, las leyes de la economía han emergido en el curso de la
historia sobre la base de otras leyes (biológicas y psicológicas) y, más aún, algunas de
ellas cambian con el tipo de organización social.

Por supuesto, no todos los hechos singulares conocidos han sido ya convertidos en casos
particulares de leyes generales; en particular los sucesos y procesos de los niveles
superiores han sido legalizados sólo en pequeña medida. Pero esto se debe en parte al
antiguo prejuicio de que lo humano no es legal, así como a la antigua creencia pitagórica
de que solamente las relaciones numéricas merecen llamarse “leyes científicas”. Debiera
emplearse el stock íntegro de las herramientas conceptuales en la búsqueda de las leyes
de la mente y de la cultura; más aún, acaso el stock de que se dispone es insuficiente y
sea preciso inventar herramientas radicalmente nuevas para tratar los fenómenos
mentales y culturales, tal como el nacimiento de la mecánica moderna hubiera sido
imposible sin la invención expresa del cálculo infinitesimal.

Pero el ulterior avance en el progreso de la legalización de los fenómenos no físicos


requiere por sobre todo, una nueva actitud frente al concepto mismo de ley científica. En
primer lugar, es preciso comprender que hay muchos tipos de leyes (aun dentro de una
misma ciencia), ninguno de los cuales es necesariamente mejor que los tipos restantes.
En segundo lugar, debiera tornarse un lugar común entre los científicos de la cultura el
que las leyes no se encuentran por mera observación y el simple registro sino poniendo a
prueba hipótesis: los enunciados de leyes no son, en efecto, sino hipótesis confirmadas. Y
cómo habríamos de emprender la confección de hipótesis científicas si no presumiéramos
que todo hecho singular es legal?

12- La ciencia es explicativa: intenta explicar los hechos en términos de leyes, y las leyes
en términos de principios. los científicos no se conforman con descripciones detalladas;
además de inquirir cómo son las cosas, procuran responder al por qué: por qué ocurren
los hechos como ocurren y no de otra manera. La ciencia deduce proposiciones relativas
a hechos singulares a partir de leyes generales, y deduce las leyes a partir de enunciados
nomológicos aún más generales (principios). Por ejemplo, las leyes de Kepler explicaban
una colección de hechos observados del movimiento planetario; y Newton explicó esas

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leyes deduciéndolas de principios generales explicación que permitió a otros astrónomos


dar cuenta de las irregularidades de las órbitas de los planetas que eran desconocidas
para Kepler.

Solía creerse que explicar es señalar la causa, pero en la actualidad se reconoce que la
explicación causal no es sino un tipo de explicación científica. La explicación científica se
efectúa siempre en términos de leyes, y las leyes causales no son sino una subclase de
las leyes científicas. Hay diversos tipos de leyes científicas y, por consiguiente, hay una
variedad de tipos de explicación científica: morfológicas, cinemáticas, dinámicas, de
composición, de conservación, de asociación, de tendencias globales, dialécticas,
teleológicas, etc.

La historia de la ciencia enseña que las explicaciones científicas se corrigen o descartan


sin cesar. ¿Significa esto que son todas falsas? En las ciencias fácticas, la verdad y el
error no son del todo ajenos entre sí: hay verdades parciales y errores parciales; hay
aproximaciones buenas y otras malas. La ciencia no obra como Penélope, sino que
emplea la tela tejida ayer. Las explicaciones científicas no son finales pero son
perfectibles.

13- El conocimiento científico es predictivo: Trasciende la masa de los hechos de


experiencia, imaginando cómo puede haber sido el pasado y cómo podrá ser el futuro. La
predicción es, en primer lugar, una manera eficaz de poner a prueba las hipótesis; pero
también es la clave del control y aún de la modificación del curso de los acontecimientos.
La predicción científica en contraste con la profecía se funda sobre leyes y sobre
informaciones específicas fidedignas, relativas al estado de cosas actual o pasado. No es
del tipo “ocurrirá E”, sino más bien de este otro: “ocurrirá El siempre que suceda C1 pues
siempre que sucede C es seguido por o está asociado con E”. C y E designan clases de
sucesos en tanto que C1 y E1 denotan los hechos específicos que se predicen sobre la
base del o los enunciados que conectan a C con E en general.

La predicción científica se caracteriza por su perfectibilidad antes que por su certeza. Más
aún, las predicciones que se hacen con la ayuda de reglas empíricas son a veces más
exactas que las predicciones penosamente elaboradas con herramientas científicas
(leyes, informaciones específicas y deducciones); tal es el caso con frecuencia, de los
pronósticos meteorológicos, de la prognosis médica y de la profecía política. Pero en tanto
que la profecía no es perfectible y, si falla, nos obliga a corregir nuestras suposiciones,
alcanzando así una inteligencia más profunda. Por esto la profecía exitosa no es un
aporte al conocimiento teórico, en tanto que la predicción científica fallida puede contribuir
a él.

Puesto que la predicción científica depende de leyes y de ítems de información específica,


puede fracasar por inexactitud de los enunciados de las leyes o por imprecisión de la
información disponible. (También puede fallar, por supuesto, debido a errores cometidos
en el proceso de inferencia lógica o matemática que conduce de las premisas (leyes e
informaciones) a la conclusión (enunciado predictivo)). Una fuente importante de fallas en
la predicción es el conjunto de suposiciones acerca de la naturaleza del objeto (sistema
físico, organismo vivo, grupo social, etc.) cuyo comportamiento ha de predecirse. Por
ejemplo, puede ocurrir que creamos que el sistema en cuestión está suficientemente
aislado de las perturbaciones exteriores, cuando en rigor éstas cuentan a la larga; dado
que la aislación es una condición necesaria de la descripción del sistema con ayuda de un
puñado de enunciados de leyes, no debiera sorprender que fuera tan difícil predecir el

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comportamiento de sistemas abiertos tales como el océano, la atmósfera, el ser vivo o el


hombre.
Puesto que la predicción científica se funda en las leyes científicas, hay tantas clases de
predicciones como clases de enunciado nomológicos. Algunas leyes nos permiten
predecir resultados individuales, aunque no sin error si la predicción se refiere al valor de
una cantidad. Otras leyes; incapaces de decirnos nada acerca del comportamiento de los
individuos (átomos, personas, etc.) son en cambio la base para la predicción de algunas
tendencias globales y propiedades colectivas de colecciones numerosas de elementos
similares; son las leyes estadísticas. Las leyes de la historia son de este tipo; y por esto
es casi imposible la predicción de los sucesos individuales en el campo de la historia,
pudiendo preveer solamente el curso general de los acontecimientos.

14- La ciencia es abierta: no reconoce barreras a priori que limiten el conocimiento. Si un


conocimiento fáctico no es refutable en principio, entonces no pertenece a la ciencia sino
a algún otro campo. Las nociones acerca de nuestro medio, natural o social, o acerca del
yo, no son finales: están todas en movimiento, todas son falibles. Siempre es concebible
que pueda surgir una nueva situación (nuevas informaciones o nuevos trabajos teóricos)
en que nuestras ideas, por firmemente establecidas que parezcan, resulten inadecuadas
en algún sentido. La ciencia carece de axiomas evidentes: incluso los principios más
generales y seguros son postulados que pueden ser corregidos o reemplazados. A
consecuencia del carácter hipotético de los enunciados de leyes, y de la naturaleza
perfectible de los datos empíricos la ciencia no es un sistema dogmático y cerrado sino
controvertido y abierto. O, más bien, la ciencia es abierta como sistema porque es falible y
por consiguiente capaz de progresar. En cambio, puede argüirse que la ciencia es
metodológi-camente cerrada no en el sentido de que las reglas del método científico sean
finales sino en el sentido de que es autocorrectiva: el requisito de la verificabilidad de las
hipótesis científicas basta para asegurar el progreso científico.

Tan pronto como ha sido establecida una teoría científica, corre el peligro de ser refutada
o, al menos, de que se circunscriba su dominio. Un sistema cerrado de conocimiento
fáctico que excluya toda ulterior investigación, puede llamarse sabiduría pero es en rigor
un detritus de la ciencia. El sabio moderno, a diferencia del antiguo no es tanto un
acumulador de conocimientos como un generador de problemas. Por consiguiente
prefiere los últimos números de las revistas especializadas a los manuales, aún cuando
estos últimos sean depósitos de verdad más vastos y fidedignos que aquellas. El
investigador moderno ama la verdad pero no se interesa por las teorías irrefutables. Una
teoría puede haber permanecido intocada no tanto por su alto contenido de verdad cuanto
porque nadie la ha usado. No se necesita emprender una investigación empírica para
probar la tautología de que ni siquiera los científicos se casan con solteronas.

Los modernos sistemas de conocimiento científico son como organismos en crecimiento:


mientras están vivos cambian sin pausa. Esta es una de las razones por las cuales la
ciencia es éticamente valiosa: porque nos recuerda que la corrección de errores es tan
valiosa como el no cometerlos y que probar cosas nuevas e inciertas es preferible a rendir
culto a las viejas y garantidas. La ciencia, como los organismos, cambia a la vez
internamente y debido a sus contactos con sus vecinos; esto es, resolviendo sus
problemas específicos y siendo útil en otros campos.

15- La ciencia es útil: porque busca la verdad, la ciencia es eficaz en la provisión de


herramientas para el bien y para el mal. El conocimiento ordinario se ocupa usualmente
de lograr resultados capaces de ser aplicados en forma inmediata; con ello no es

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suficientemente verdadero, con lo cual no puede ser suficientemente eficaz. Cuando se


dispone de un conocimiento adecuado de las cosas es posible manipularlas con éxito. La
utilidad de la ciencia es una consecuencia de su objetividad; sin proponerse
necesariamente alcanzar resultados aplicables, la investigación los provee a la corta o a
la larga. La sociedad moderna paga la investigación porque ha aprendido que la
investigación rinde. Por este motivo, es redundante exhortar a los científicos a que
produzcan conocimientos aplicables: no pueden dejar de hacerlo. Es cosa de los técnicos
emplear el conocimiento científico con fines prácticos, y los políticos son los responsables
de que la ciencia y la tecnología se empleen en beneficio de la humanidad. Los científicos
pueden a lo sumo, aconsejar acerca de cómo puede hacerse uso racional, eficaz y bueno
de la ciencia.

La técnica precientífica era primordialmente una colección de recetas pragmáticas no


entendidas, muchas de las cuales desempeñaban la función de ritos mágicos. La técnica
moderna, es en medida creciente —aunque no exclusivamente— ciencia aplicada. La
ingeniería es física y química aplicadas, la medicina es biología aplicada, la psiquiatría es
psicología y neurología aplicadas; y debiera llegar el día en que la política se convierta en
sociología aplicada.

Pero la tecnología es más que ciencia aplicada: en primer lugar porque tiene sus propios
procedimientos de investigación, adaptados a circunstancias concretas que distan de los
casos puros que estudia la ciencia. En segundo lugar, porque toda rama de la tecnología
contiene un cúmulo de reglas empíricas descubiertas antes que los principios científicos
en los que —si dichas reglas se confirman— terminan por ser absorbidas. La tecnología
no es meramente el resultado de aplicar el conocimiento científico existente a los casos
prácticos: la tecnología viva es esencialmente, el enfoque científico de los problemas
prácticos, es decir, el tratamiento de estos problemas sobre un fondo de conocimiento
científico y con ayuda del método científico. Por eso la tecnología, sea de las cosas
nuevas o de los hombres, es fuente de conocimientos nuevos.

La conexión de la ciencia con la tecnología no es por consiguiente asimétrica. Todo


avance tecnológico plantea problemas científicos cuya solución puede consistir en la
invención de nuevas teorías o de nuevas técnicas de investigación que conduzcan a un
conocimiento más adecuado y a un mejor dominio del asunto. La ciencia y la tecnología
constituyen un ciclo de sistemas interactuantes que se alimentan el uno al otro. El
científico torna inteligible lo que hace el técnico y éste provee a la ciencia de instrumentos
y de comprobaciones; y lo que es igualmente importante el técnico no cesa de formular
preguntas al científico añadiendo así un motor externo al motor interno del progreso
científico. La continuación de la vida sobre la Tierra depende del ciclo de carbono: los
animales se alimentan de plantas, las que a su vez obtienen su carbono de lo que exhalan
los animales. Análogamente la continuación de la civilización moderna depende, en gran
medida del ciclo del conocimiento: la tecnología moderna come ciencia, y la ciencia
moderna depende a su vez del equipo y del estímulo que le provee una industria
altamente tecnificada.

Pero la ciencia es útil en más de una manera. Además de constituir el fundamento de la


tecnología, la ciencia es útil en la medida en que se la emplea en la edificación de
concepciones del mundo que concuerdan con los hechos, y en la medida en que crea el
hábito de adoptar una actitud de libre y valiente examen, en que acostumbra a la gente a
poner a prueba sus afirmaciones y a argumentar correctamente. No menor es la utilidad

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que presta la ciencia como fuente de apasionantes rompecabezas filosóficos, y como


modelo de la investigación filosófica.

En resumen, la ciencia es valiosa como herramienta para domar la naturaleza y remodelar


la sociedad; es valiosa en sí misma, como clave para la inteligencia del mundo y del yo; y
es eficaz en el enriquecimiento, la disciplina y la liberación de nuestra mente.

¿CUÁL ES EL MÉTODO DE LA CIENCIA?

"The lame in the path


outstrips the swift who
wander from it" - F. Bacon

1. La ciencia, conocimiento
verificable

En su deliciosa biografía del Dante (A.C. 1360), Boccaccio1 expuso su opinión —que no
viene al caso— acerca del origen de la palabra “poseía” concluyendo con este
comentario: “otros lo atribuyen a razones diferentes acaso aceptables; pero ésta me gusta
más”. El novelista aplicaba, al conocimiento acerca de la poesía y de su nombre el mismo
criterio que podría apreciarse para apreciar la poesía misma: el gusto. Confundía así
valores situados en niveles diferentes: el estético, perteneciente a la esfera de la
sensibilidad, y el gnoseológico, que no obstante estar enraizado en la sensibilidad está
enriquecido con una cualidad emergente: la razón.

Semejante confusión no es exclusiva de poetas: incluso Hume, en una obra célebre por
su crítica mortífera de varios dogmas tradicionales escogió el gusto como criterio de
verdad. En su Treatise of Human Nature (1739) puede leerse:2 “No es sólo en poesía y
en música que debemos seguir nuestro gusto, sino también en la filosofía (que en aquella
época incluía también a la ciencia). Cuando estoy convencido de algún principio, no es
sino una idea que me golpea (strikes) con mayor fuerza. Cuando prefiero un conjunto de
argumentos por sobre otros, no hago sino decidir, sobre la base de mi sentimiento, acerca
de la superioridad de su influencia”. El subjetivismo era así la playa en que desembarcaba
la teoría psicologista de las “ideas” inaugurada por el empirismo de Locke.

El recurso al gusto no era, por supuesto, peor que el argumento de autoridad, criterio de
verdad que ha mantenido enjaulado al pensamiento durante tanto tiempo y con tanta
eficacia. Desgraciadamente, la mayoría de la gente, y hasta la mayoría de los filósofos,
aún creen —u obran como si creyeran— que la manera correcta de decir el valor de
verdad de un enunciado es someterlo a la prueba de algún texto: es decir verificar si es
compatible con (o deducible de) frases más o menos célebres tenidas por verdades
eternas, o sea, principios infalibles de alguna escuela de pensamiento. En efecto, son
demasiados los argumentos filosóficos que se ajustan al siguiente molde: “X está
equivocado, porque lo que dice contradice lo que escribió el maestro Y”, o bien “el X-ismo
es falso porque sus tesis son incompatibles con las proposiciones fundamentales de Y-

1
G. Bocaccio Vita di Dante, en II comento alla Divina Commedia e gli altri scriti intorno a Dante
(Bari, Laterza 1918), I, p. 37. Subrayado mío.
2
D. Hume, A treastise of Human Nature (London Everyman, 1911) I, p. 105. Subrayado mío.

16
índice
193

REDES 5
Abstrncts 7
Revista de Estudios sobre la
Ciencia y la Tecnología Perspectivas

fiiREDES 18
Vol. 9, N" 18, Buenos Aires, Patentes y pofílica tecnológica en ta industria
junio de 2002 farmacéutica: los casos de Argentina y Brasil
Federico M. Santoro 11
Director
Pablo Lor>'>nrnno La div1J!gación como estrategia de la
comunídad científica argentina: !a revista revista de estudios sobre la ciencia y la tecnología
Consejo editorial Cit!ncia e investigación (1945-48)
l.lish"!! Caíl'.)n ¡ljnlv, d'! H,,,.,,:yu - fEUU) Diego H. de Mendoza. Anafía Busala 33
R~nato Dagn!no {Vl"HC/1.MP. 8,:,,il)
Gum':!rmo Hoyos Vásquez {IESCP - Hacia una nueva estimación de la
Col'lf'h11l.l "fuga de cerebros~
An,fonl !barra (I.JPV. E~p1l.fl~! Mado Albornoz, Emesfo Femández
l<'lny Laud;,v1 (Vt!MA Mhicol Polcuch, Claudio Arraraz 63
R¡,¡ch~! L;i,Jdan (U~!/IM - M~~;,;:,;,¡
fv;'in lavr!drJS {CIMOJ\ - Chl''I) La formación en ínnovadón tecnológica
J:JcQ•J~'\ ~Aarcovilch (USP . ern,il) en !a cart":!ra de íngeniería industrial
E(luardo Martfn"!Z f\Jt!ESCO} Leticia Femández Berdaguer, Leonardo
C<1<los Martin':!z Vidal (AOEST - Silvia Vaccareaa 85
hg..,.,!i~~\
Le0nardo Mo!Mo (Pl1l.'1'!,1l.rl-'.l Cd1l.d Documento'!! fundamentales
"vtó<'Dm1l. d"' e,. ¡1.,_ - A'-g..-,t""11l.) La concepción científica del mundo:
C. U!i'\"!S Mou!ines {Unlv. d~ Mtl't":h . e! Círculo de Viena
¡'.!""'1!"1~)
Par la Asociación Emst Mach: Hans Hahn,
EmiHo Muf,ot (CS!C - E,p1!.l\1!.)
león Olivé (\JIIMA. M~yl,:;oj
Otto tleur-ath, Rudoff Camap
Emi'lU'! dt~iz.1 {Uflo\ - A•,.w,1~,1!.) Presentación y tradu~dón: Pablo Lorenzana 103
Ju<1n Pa~qulnt-(U9A - "lll""º"~)
Cm!os Pr>'!gf'J MILP ·. fyg•ntm~) Dossier
Ann:i C11r-olina R~net (\..!wSINOS • Homena¡e a Osear Varsavsky 151
fl,1!~i~ ' "Facultad d<:? Ciencias en un país sudamericano~
Jean-Jacq,~s Se1!omon (Cf'/MA. Coofemnda del Dr. Osear Varsavsky
F,;,.,cl;,)
en !a Univ_ Central de Venezuela - Junio de 1968 153
Félix Schu:stN (VBJ\. hg'!i-itkt,,¡
Jesús S<:b:t~ll~n (C!tlOOG . E~P"'I") Osear Varsavsky y el Pensamiento latino
Jud;!h Su!z (Ut,N. d'! le rl'!púb!ke. ~ricano sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad
\Jr1Jt¡1.,,,y) Sara Rief!i 175
Femando Tula Malina fUl'lO ·
Ñg nHn~)
6 lnconformismo y Conocimiento
H<,b':! Vessuri (IVIC - v,n'!n,'! 1~) Christian Ferrer 181
8ri;1.n Wynn<! (U.,;.,,_ d'! U11>cn~1.,, .
G•l!fl e,~~/\~) Debate: en tomo a "La nueva produccíón
de conodmientoft y la "Triple héliceft 191
Secretarios de redacción
H~lrJT P~lma La Triple Hélice y la Nueva Producción del
Edua.rd-J WQ!ovelsl<y Conocimiento enfocadas como campos
sodO·COgnítivos
Propietario Terry Shinn 191 INSTITUTO DE ESTUDIOS SOBRE
Univen!dad Mó'lc!ona! d~ Quílmoes
Pmpl<.!-dad ln!e!~lual ~r 2269{){]
Comentarios a las reflexiones de Teny Shinn LA CIENCIA Y LA TECNOLOGfA
Judilll Sutz 213
Diseño original ¿DP. qu~ objeto hablamos?
Ronald Smlrnoff

0/agramaclón
Claudio Puglia (YNO-tdic!onesJ
Pablo Kreimer

Comentarios bibliográficos
Varios autores
225

233
-@ UniYersidad
Nacional
de Quilmes

Vol. 9, l)iº 18, Buenos Aires, junio de 2002


194 - - - - - - documentos fundamentales

La enorme cantidad de publicaciones que se generan en el campo de los


estudios sobre la ciencia es deudora, en mayor o menor grado, de otros
escritos que no dudaríamos en llamar fundamentales, sea porque han
inaugurado nuevas líneas de reflexión, sea porque se convier1en en refe-
rencia obligada de la comunidad de pares. Una lectura -o relectura- direc-
ta de esos textos fundamentales que habitualmenle no se hace,
probablemente por ser citados, comentados e Interpretados profusamen-
te, además de difícil acceso, contribuirá, creemos, a reevaluar nuestra opi-
nión sobre sus autores y a descubrir aspectos olvidados por los eslernotipos
heredados.

Presentación de La concepción científica del m1111do:


el Circulo de Viena
Pablo Lorenzana

Se suele afinnar que la filosofía de la cíencia surge como dis_~ip!ina con es-
pecificidad propia, profesionalizándose, en el p_e_ríodo d_e enlregue,{as, a
partir de la conformación en los años veinle de lo que desdé(1 ,f}:.2_9_,Pasa-
ría a denominarse oficialmente Círculo de Viena, y de su posterior conso-
lidación, tras la llegada a los Estad05UfiTd6S-de los principales filósofos de
la ciencia centroeuropeos. A continuación publicamos una traducción di-
recta al castellano del texto original alemán medianle el cual el Círculo de
Viena ingresa a la vida pllblica: Wissenschaftliche Weltauffassung. Oer
Wíener Kreis {Wien: Artur Wolf Verlag, 1~9). Las circunstancias de redac-
ción de dicho texto se explican en el prefacio --que 1ambién reproduci-
mos-, firmado por Hans ~"'~!JJJ,, Otto N_e~ra_t.h_ y Rudolf Cár~~_P, en nombre
de la Asociación .Ems.t Mach, fundadá'iííí'i 928, a inicia1ivá dé la Unión de
librepensadores ·de ALJSraa C~ñ
conJuntarñe·n·10 'miembros cte otros círculos
cercanos, con la intención de "difundir los conocimientos de las ciencias

REDES, VOL 9, N~ 18, junio de 2002. nn rn.1-149


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NEDES
195
exactas". El texlo mismo, sin embargo, no lleva firma, aun cuando se sa- La concepción científica del mundo: el Circuló de Viena
be que fue el resultado de una labor colectiva de la que participaron, ade- Dedicado a Moritz Schlick
más de los autores arriba mencionados (en especial Neurath, quien, amén
de proponer la denominación 'Wiener Kreis~ -"Círculo de Viena~-, realiza-
ra fa primera versión, en tanto que Carnap y Hahn se encargaron de edi- Índice
tar el texto junto a él), aparentemente~otros miembros del Círculo (tales
como Herbert Feígl y Friedrich Waismann). Por otro lado, si consideramos l. El Círculo de Viena de fa concepción cientifica del mundo
que e! Círculo de Viena constituía un_grupo in_f()rrn,11, cuyos miembros pro- 1. Antecedentes históricos
él
venian de !as_,,rr,_ás di_ve_rsas __ esp_E?cíali_dacj~s· y ~n cual reinaban las dife- 2. El Círculo en torna a Schlick
rencias y la va'rie"dact'de m·at'iC"es,·y·qu~ sus ideas ___~e ~o~if!~cl~.?.!1...~on_~I
11. La concepción científica del mundo
transcurso del tiempo a través del permanente intercambio, crítica y auto-
critiCa, esle-·éSc"rHO Píogramático habría que considerarlo como expresión, 111. Ámbitos de problemas
en algunos puntos provisoria -como p.e. en la centralidad asignada a la 1. Fundamentos de arilmélica
teoría de !a constitución del Aufbau de Camap--, del pensamiento de algu- 2. Fundamentos de física
nos de ellos, en particular del denominado "ala izquierda" del Círculo, que 3. Fundamentos de geometría
conformaban los mencionados Hahn, Neuralt1, Camap y Philip Frank. El 4. Problemas de fundamentos de biología y psicología
trabajo aquí reproducida no es un texto filosófica en sentida estricta, que 5. Fundamentos de ciencias sociales
debiera ser evaluado seglln las eslándares de una publicación filosófica IV. Retrospectiva y prospectiva
especializada. E! objetivo que perseguía era, antes bien, transmitir las lí-
neas fundamentales de la concepción cíentífíca del mundo a un pública Referencias bibliográficas
más amplio, no especializado. Por ello, en su eslíla y estructura se aseme- BibJ;ografía
ja más bien a los manifiestas de las vanguardias pláslicas y literarias, lan 1. Miembros del Círculo de Viena
habituales en !a primera mitad del siglo XX. (Bergmann, Camap, Feigl, Ph. Frank, Godel, Hahn, Kratt, Menger,
Natkin, Neurath, Oiga Hahn-Neurath, Radakovié, Schlick,
Waismann) ·,
2. Autores cercanas al Círculo de Viena
(Dubislav, J. Frank, Grelling, Hiirlen, Kaila, Loewy, Ramsey,
Reichenbach, Reidemeister, Zi!sel)
3. Representantes líderes de la concepción cientlfica del mundo
(Einstein, Russell, Wittgenstein)


[Ü4 REDES
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IEDES
196
Asociación Emst Mach
La concepción científica del mundo: el Círculo de Viena

Prefacio l. Él Circulo de Viena de la concepción científica del mundo

A comienzos de 1929, Moritz Schlick recibió una tentadora designación en


Bonn. DeSpü€!§--dé"VácHar u~---p~C-0-decidió quedarse en Viena. Fue en es- 1. Antecedentes históricos
ta ocasión que por primera vez llegó a ser evidente para él y para noso-
tros que existe algo así como un "Cfrcufo de Viena' de la Concepción

Muchos sostienen que el pensamiento metafísico y teo!ogizanle eslá cre-
Cientilica del Mundo, que continúa desarrollando esta manerá de pensar ciendo hoy de n,1;1_evo, no sólo en la.vida diaria, sino también en \a ciencia.
en un trabajo conjunto. Este Círculo no tiene un_a org_anizaci_óh rígida; con- ¿.Se trata aquí de un fenómeno general o sólo de un cambio restringido a
siste de gente que tiene la misffiá ·actHud científica básica; el individuo se ciertos círculos? La afirmación misma se comprueba fácilmente mediante
esfuerza en incorporarse significativamente, cada uno pone lo que los vin- una mirada a los temas de los cursos universitarios y a los títulos de las
cula por delante, ninguno desea que las idiosincrasias entorpezcan los publicaciones filosóficas. Pero lam.Qté:n_e..Le.sp.frütt..op_uets.to . deLi.h,.1_min.ismo
vínculos. En muchos casos un miembro puede reemplazar a otro, el tra- Y. et.e __lª__ iJ?.V.E?.fi.YfJ~_(:ión an_ti0e_l<;Jf[sic;_ª __de_!()~ _h_,ecll__o~_se fortalE3:ce hoy e_n_ dla
bajo de uno puede ser continuado por otro.
El Círculo de Viena intenta ponerse en contacto con los que tienen
en'ª medida en que se torna conscien1e de su.existéílcia·y de su tarea:
En algunos círculos, el modo de pensar fundado en la y con-
una orientación similar e influir en aquellos que están en una posición di- trario a la especulación se halla más vivo que nunca, y se ha fortalecido
ferente. La colaboración en la Asociación Emst Maches la expresión de precisamente por la nueva oposición que ha surgido_
esle empeño; Sch!ick es el presidente de esta Asociación y varios miem- En el trabajo de invesligación en todas las ramas de las ciencias em-
bros del Círculo de Schlick pertenecen al directorio. píricas está vivo este espíritu de la concepción cienlilica del mundo. Sin em-
La Asociación Ernst Mach organiza los días 15 y 16 de septiembre bargo, sólo muy pocos pensadores prominenles lo tralan de manera
de 1929, en Praga, junto a la Sociedad de Filosofía Empírica (Berlín), un sistemática o defienden sus principios, y pocas veces están en posición de
Congreso sobre epistemología de las ciencias exactas en conjunto con el formar a su alrededor un círculo de colegas que tengan las mismas ideas.
Congreso de la Sociedad Física Alemana y la Asociación Matemática Ale- Enco~tramo~ ~st~;::.º,~.~-~t_i,~eta_fí~(c_8S especialmente en Inglaterra, donde
mana, que tiene lugar allí al mismo tiempo. Además de cuestiones espe- todav1a continua viva la_tr~d1c16n d_e_ !os grandes em_pirista_s; \as inve_stigacio-
ciales se discutirán también cuestiones de principio. Se tomó la decisión nes de Rus_sell y 1/,fhitehead sobre la lógica y sobre el a_nálisis de la_ realídad
que con molivo de este congreso se publicara el presente escrito sobre el han adquirido una:_ importancia inlernacional. En EE. Ul}. estos esfuerzás
Circulo de Viena de la concepción científica del mundo. El escrito le será ad~ptan las formas más diversas; ell algún sentido James también per1ene-
entregado a Schlick en octubre de 1929 cuando regrese de su trabajo co- c~.na ª. es\ª. grupo. La nueva Rusia está ciertamente buscando una concep-
mo Profesor Visitante en la Universidad de Stanford en California, como c1on c1ent1flca del mundo, aunque apoyándose en parte en corrientes
muestra de gratitud y alegria por su permanencia en Viena. La segunda materialistas más antiguas. En la Europa continental, el trabajo productivo
parte del cuaderno contiene una bibliografía que ha sido compilada con la en dirección a la concepción científica del mundo se concentra especialmen-
colaboración de algunos de los involucrados. Se intenta con esto dar un te en Berlín (Reichenbach, Petzoldt, Grelling, Dubislav y otros} y en Viena.
panorama de los ámbilos de problemas en los cuales trabajan aquellos Es históricamente comprensible que Viena fuera un suelo especial-
que pertenecen al Círculo de Viena o están cerca de él. me~te a~ropiado para este desarrollo. En la segunda milad del siglo XIX,
el l1beral1smo fue largamente la corriente política dominante. Su mundo de
Viena, agosto de( 192a, ! id~as emana de la Ilustración, del empirismo, del ulilílarismo y del movi-
Por la Asociación Emst Mach: Hans Hahn, ONo Neurath, Rudolf Ciiiñap miento de libre comercio de Inglaterra. En el movimiento liberal vienés
acadé':1icos de renombre mundíal ocupaban posicion~s importantes. AquÍ
se cultivaba un espíritu antimetafísico; recordemos a hombres como Theo-
dor Gomperz, que trndujo las obras de Mili (1869-80), Suefl, Jodl y otros.
. Gracias.~ -~~te-~_spí.rilµ de ilustración, Viena ha estado a la vanguar-
dia en la educación popular científicamente orientada. Con la colaboración

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REDES • J07
REDE!
Asociación Emst Mach
La concepción cientffíca del mundo.- el Círculo de Viena
197

de Victor Adler y Frledrich Jodl, se fundó entonces y se desarrolló la aso· mundo estuvieron sólidamente representados. En la Socíedad Filosófica
ciación pro-educación popular: por otro lado, los '"cursos universitarios po· de la ~nive~sidad de Viena bajo la dirección de Hófler tuvieron lugar mu.
pu!ares~ y !a "'casa del pueblo" fueron instituidos por el conocido historiador chas ~1scus1ones sobre !os fundamentos de la física y problemas episle·
Ludo Hartmann, cuya actitud antí·melafísica y cuya concep_~ión materi~Hs· mológtcos Y lógicos afines. La Sociedad Filosófica publicó los Vorreden
la de la historia se expresaba en todas sus acciones. El mismo espiritu ins· und Ein/eitungen zu k/assischen Werken der Mechanik ( Prefacios e tntro-
pirO··tafuhién al movimiento de la "Escuela Ubre" que fuera precursor de la ducc1ones a las obras clásicas de fa mecánica), asf corno algunos escritos
actual reforma escolar. de Bolzano (editados por Hñfler y Hahn, 1914 y 1921). En el círculo vie~
En esa a!rnósfera liberal vivió Ernst Mach (nacido en 1838), que nés de Brentano vivió el joven Alexius van Meinong (1870·1882) (más lar·
esluvo en Viena como estudianle y luego como Privatdozent (1861·64). de profesor en Graz), cuya teoría de los objetos (1907), muestra un cierto
Recién regresó a Viena a una edad avanzada cuando fue creada para él parentesco con las modernas teorías de los conceptos y cuyo discípulo
una cátedra propia de filosofía de las ciencias inductivas (1895}. Se de· Ernst Ma/fytambién trabajaba en el ámbito de la logística. También !os es-
dicó especialmente a purificar !as ciencias empíricas y, en primer lugar, critos de juventud de Hans Pichler (1909) se originaron en eslos círculos
la física, de pensamientos metafísicos. Recordemos su crítica al espacio de pensamiento.
absoluto que hizo de él uno de los precursores de Einstein, su lucha con· Aproximadamente al mismo tiempo que Mach, trabajó en Viena su
tra la melafísica de la cosa·en·s/ y del concepto de sustancia, así como contemporáneo y amigo Josef Popper-Lynkeus. Junto a sus logros fisico-
sus invesligadones sobre la construcción de !os conceptos científicos a lécnicos mencionamos aquí sus generosas, aun cuando asistemáticas
partir de los elementos últimos, los datos de los sentidos. En algunos consideracíones filosóficas (1899), así como su plan económico raciona;
puntos et desarrollo de la ciencia no le ha dado la razón, por ejemplo, en (deber de alimentación general, 1878). Sirvió conscientemente al espíritu
su posidón contra el atomismo y en su esperanza de un apoyo a la físi- de la Ilustración, como 1ambién testimonia a través de su libro sobre Vol-
ca mediante la fisiología de los sentidos. Sin embargo, los puntos princi- taire. Algunos otros sociólogos vieneses compartieron su rechazo a la me-
pales de su concepción han sido positivamente evaluados en el posterior tafísi??· entre ellos, Rudolf Goldscheíd. Es digno de observarse que
desarroHo de la ciencia. La cáledra de Mach fue ocupada más tarde tambren en el ámbito de la economía política fuera en Viena cultivado un
(1902·1906) por Ludwig Boftzmann, quien defendió ideas decididamen- método estrictamente científico por la teoría de la utilidad marginal {Carl
te empiristas. Me~ger, 1871); este método echó raíces en Inglaterra, Francia y Escandi-
La influencia de los físicos Mach y Boltzmann en la cátedra de filo· n~v1a, pero no en Alemania. También la teoría marxista se cultivó y exten-
sofía se manifiesta conceptualmente en que da a entender que hubo un en Viena con especial énfasis (Otto Bauer, Rudolf Hilferdfng, Max
vivo interés en los problemas lógicos y epistemológicos relacionados con Adlery otros).
los fundamentos de la física. Estos problemas de fundamentos condujeron Estas influencias mullilciterales .tuvieron como consecuencia en Vie-
también a esfuerzos a favor de una renovación de la lógica. El terreno pa- na, especialmente con el cambio de :=;iglo, que un número cada vez mayor
ra esos anhelos había sido allanado en Viena desde un lado muy distinto de pe~~9!:1?.~ __di~_<_:utiera fn~cu~nle y sostenidamente problemas más gene·
por Franz Brentano (desde 1874 hasta 1880 profesor de filosofía en la Fa- rales en :strecha conexión con las ciencias empíricas. Se traló sobre to-
cultad de Teología, y más larde catedrático en la Facultad de Filosofía). ~~·--~·ª--
pro_~_lem~-~-- .. ~pistef!1olóQicos y metodológicos de ·1a física, por
Como sacerdote católico, Brentano entendió la Escolástica; partió directa· e¡emp!o, el convencionalismo de Poincaré, la concepción de Duhem sobre
mente de la lógica Escolástica y de los intentos de Leibniz para reformar el objetivo y la estructura de las teorías físicas (su traductor fue el vienés
la lógica, mientras dejaba a un lado a Kant y a los filósofos de sistemas Friedrich Adler, seguidor de Mach, en esa época Pn'vadotzent de físíca en
idealistas. Una y aira vez, se manifestaba claramente la comprensión de Zürich); también se discutieron, entre otras, cuesliones acerca de los fun-
Brenlano y sus discípulos por hombres como Bolzano ( Wissenchaftslehre, d~mentos de las matemáticas, problemas de axiomáti~a, de logística y si-
1837} y otros que se esforzaban en una nueva fundamentación rigurosa m1la~es. Las líneas de la historia de la ciencia y !a filosofía que se
de !a lógica. En.-iarticular A!oís Hófler(1853-1922} hizo destacar este lado reun_ieron aquí especialmente fueron las siguientes; son caracterizadas a
de la filosofía de Brentano an!e un foro en el cual, a trávés de la influen· traves de aquellos de sus representantes cuya obras fueron principalmen-
cia de Mach' y Boltzmann, los adherentes a la concepción científica del te leídas y discutidas aquí.

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Asocíacíón Emsr Mach La concepción cien/ifica def mundo: el C(rculo de Viena

1. Positivismo y empirismo: Hume, la Ilustración, Comte, Mill, Rich. con'la concepción científica del mundo de lo que pudiera parecer a pri-
Avenarius, Mach. mera vista desde un punto de consideración puramente teórico. Así
2. Fundamentos, objetivos y métodos de la ciencia empírica (hipótesis muestran, por ejemplo, los esluerzos hacia una nueva organización de
en física, geometría, etc.): Helmholtz, Riemann, Mach, Poincaré, Enriques, las relaciones económicas y sociales, hacia la uníón de la humanidad,
Ouhem, Boltzmann, Einstein. hacia la renovación de la escuela y la educación, una.,.conexión interna
3. Logística y su aplicación a la realidad: Leibniz, Peana, Frege, con la concepción científica del mundo; se mueslra que estos esfuerzos
Schr6der, Ausse\l, Whilehead, Wittgenstein. son afirmados y vistos con simpatía por los miembros del Círculo, por
4. Axiomática: Pasch, Peano, Vailati, Pieri, Hilbert. algunos también activamente promovidos.
5. fiedonismo y socfología positivista: Epicuro, Hume, Bentham, Ml!I, El Círculo _de Viena no se contenta con desarrollar el trabajo co-
Comte, Feuerbach, Marx, Spencer, Müller-Lyer, Popper-Lynkeus, Car1 Menger lectivo como grupo cerrado. Se esfuerza también por ponerse en con-
(padre). tacto con l_os movimientos vivos del presenle amistosamente
dispuestos hacia la concepción cientilica del mundo y se apartan de la
metaf!::c~ y de la teologla ~a As()~i~ción Ernst M~fh es hoy el lugar
2. El Clrrnlo en tomo a Schlick desde el cual el Círculo se dirige a urípü61íéb'más amplio. Esta ÁSá-
cia?i~~-_dt3sea_. -Cótno·está establecido en su programa, ~promover y di~
En 1922_ fue llarnad_(l _M_o_ritz Schlick de Kiel a Viena. Sus actividades enca-
;r
jaba~--bien en dE!Sár¡ol!~ histórico de la atmósfera científica vienesa. Sien-
'·ª
semi~ar_ c,onc~p~_i6-n_ científica del mundo. Organizará con.ferencias y
public~~!ones a.cérea de la posición actual de la concepción cienlífica
do él mismo originalmente fí~if.o, despertó a una nueva vida la tradición que del mundo de forma tal que se muestrE\.!~__ ,!f!}p~r_ta.n,q_ia que tiene la in-
habían empezado Mach y Boltzmann y que en algún sentido había continua- vestiga~ión exacta para las ciencias soci81es y para las ciencias natu-
do Ado!f St6hr, quien era también de inclinación anti-metafísica. (Estuvieron rales. Así se formarían herramientas intelectuales del empirismo
sucesivamente en Viena: Mach, Boltzmann, Stohr, Schlick; en Praga: Mach, moQ.emo, herramientas que se necesitan también en la estructuración
Einstein, Ph. Frank.) de la vida pública y privada". Mediante la elección de su nombre, la
Con el transcurso de los años se formó en torno a Sch!ick un Cír- Asociación desea describir su orientación básica:.ciencia libre de me-·
culo cuyos miembros unieron distintos esfuerzos en la dirección de una tafísíca. Esto no significa, sin embargo, que la AsoCiación declara su
concepción cientffica del mundo. A través de esta concentración se pro- acuerdo programático con las doctrinas índividuales de Mach. El Cir-
duio una fructífera eslimulación mutua. Los miembros del Círculo son culo de Viena cree que al colaborar con la Asociación Ernst Mach sa-
nombrados en la blbliografla (p. 33 [p. 1261), en la medida en que exis- tisface una exigencia actual: tenemos que dar forma a herramientas
ten publicaciones suyas. Ninguno de ellos es de tos así llamados filóso- intelectuales para la vida diaria, para la vida diaria del académico, pe-
fos ''puro", sino que todos han trabajado en algún ámbito científico ro también para la vida diaria de todos aquellos que de alguna mane-
particular. Ellos provienen, más precisamente, de diferentes ramas de ra colaboran con la estructuración consciente de la vida. La vilalidad
la ciencia y originalmente de distintas posicion,,es filosóficas. Con el visible en los esfuerzos por una reeslructuración racional del orden so-
transcurso de los años, sin embargo, apareció una·creciente unidad; es- cial Y económico atraviesa también al movimiento de la concepción
to también fue el efecto de la orientación específicamente científica: "lo científica del mundo. Corresponde a la situación aclual de Viena que,
que se puede decir {en lo absoluto], se puede decir claramente" (Witt- cuando se fundó la Asociación Ernst Mach en noviembre de 1928, fue-
genstein); en las diferencias de opinión es finalmente posible, y de allí ra elegido Schlick como presidente, en torno al cual se habla concen-
que se exija, un acuerdo. Se mostró cada vez más patente que el obje- trado de modo más fuerte el trabajo común en el área de la concepción
tivo comUn de todos ellos era no solamente lograr una posición libre de científica del mundo.
metafisica, sino también anti-metafísica. También se reconoce un Schlick y Ph. Frank editan conjuntamente la coiección Schriften zur
acuerdo notable en las cuestiones de la vida, aun cuando estos asun- wissenschattlichen Wf;!ltauffassung (EscnJos sobre la concepción científi-
tos no esluvieron en el primer plano de los temas distulidos dentro del ca del mundo), en el cual están representados hasta ahora de manera pre-
Círculo. No bbstante, esas actitudes tienen una afinidad más estrecha ponderante miembros del Circulo de Viena.

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REDES • 111
REDE!
Asocfación Emst Mach La concepción cienUfica del mu)ido: el Círculo de Viena

199
ll. La concepción científica del mundo ~~-~--~i~pl_ ':~--~QQf~___!q__qªgq _empíric'?mente. Los otros enunciados, a los
cuales pertenecen aquellos mencionados anteriormente, se revelan a sí
La concepción científica del mundo no se ~º-ªf--ª~!_eriza lanto por sus tesis mismos como completamente vacíos de significado si uno los toma de la
propias. como más .bien _por___~~-P.CJ:~!sJ(>f!._tJ?§iG.a.,_ 1o·s-p_unt_os de __ vista, __1~--~1- manera como los piensa el metafísico. Por supuesto que se puede a me-
rección de la in_v_eslig~ción. Como óbjetivÜ_)Hi propone -¡a
dencig_J.J.(l{ff(;ªda. nudo reinterpretarfos como enunclados empíricos, pero en ese caso ellos
E! esfuerzo ~-s 'a:u~-ar y armonizar losToQros de los investigadores indivi- pierden el contenido emotivo que es generalmente esencial para el meta-
duales en los distinlos ámbilos de la ciencia. De esa aspiración se sigue físico. El metafísic?_Z. el _!~91990 creen, incomprendiéndose a sí mismos,
el énf_él_?i~_ e~_ el. tra~ajo _éolt1ctíV(J_;_ de allf también la acentuación de lo apre- afirmar algo con sus oraciones, representar un estado de cosas. Sín em-
hellsible infersUb¡eti~á-rñente: de am surge la blisqueda de un sistema de bargo, el análisis muestra que estas orac_iones _no_ dicen nada, sino que só-
fórmulas neutral, de un simbolismo liberado de la escoria de los lenguajes lo san expresión de cierta sentimi~_nto sobre vida. La expresión de tal
históricamente dados; y de allí también, la b\Jsqueda de un sistema total sentimiento seguramente puede ser una tarea importante en la vida. Pero
de conceptos. Se persiguen la limpieza y la claridad, rechazando las dis- el medio adecuado de expresión para ello es el arte, por ejemplo, la lírica
tancias oscuras y las profundidades inescrutables. En la ciencia no hay o la música. Si en lugar de ello se escoge la apariencia lingüística de una
'"profundidades", hay superflcíe en todas partes: tOdcna--experirrrenrable teoría, se corre un peligro: se simula un contenido teórico donde no radi-
forma una red complicada no siempre apreheñsib!e en, su tataH?ad, sino ca ninguno. Si un metafísico o un teólogo desea retener el ropaje habilual
que a menudo sólo comprensible por partes. Todo es acce~ible al horri~re del lenguaje, entonces él mismo debe darse cuenla y reconocer claramen-
y e! hombre es la medida de todas las cosas. Aqui se muestra afinidad con te que no proporciona ninguna representación, sino una expresión, no pro-
los Sofistas no con los Platónicas, con los Epicúreos no con los Pitagóri- porciona teoría ni comunica un conocimiento, sino poesía o mito. Si un
cos, con todos aquellos que aceptan el ser terrenal y el aquí y el ahora. místico afirma tener experiencias que están sobre o más allá de todos los
Para la concepcíón c\enlílica del mundo no__h_~Y_ e_nf2,n~s insofubfes. La conceptos, esto no se lo puede discutir. Pero él no puede hablar sobre
clarificación cta !os problemas filosóficos tf8'diciOña1eS -íli:J!;-··canduce, en ello; pues hablar significa capturar en conceptos, reducir a componentes
parte, a desenmascararlos como pseudo-problemas y, en parte, a trans- de hechos científicamente clasificab!es.
formarlos en problemas empíricos y de allí a someterlos al juicio de la cien- De parte de la concepción científica del mundo se rechaza la filosofía
cia de la experiencia. En esla clarificación de problemas y enunciados metafísica. ¿Cómo, sin embargo, se explican los extravíos de la metafísica?
consiste la tarea del trabajQ _filosófico y no en el planteamiento de enunciados Esta pregunta puede plantearse desde varios puntos de vista, referidos a la
"filosóficos" propios. El método)s el del ~n~lí5.isJógica, de él dice Russell ([7], psicología, la sociología, la lógica. Las lnvesligaciones en la dirección psico-
p. 2 y s.): ~se originó !e"r\füñieri'te en'cór,9x'ión-con·las·investigaciones críticas lógica se encuentran todavía en una etapa inicial; propuestas para una ex-
de los malemállcos. Seglin mi opinión radica aqul un progreso similar al que plicación más penetrante se presentan quizás en las investigaciones del
produjera GaHteo en la física: resultados individuales comprobables susti- psicoanálisis freudiano. Lo mismo ocurre con las investlgaclones socio!ógi-
tuyen a afirmaciones lncomprobables sobre la lotalidad, susceptibles de cas; podemos mencionar la teoría de la "su_pe_restruc_tura_ !deqló_gic;a". Aqui e!
campo permanece abierto a una lnvestigadón poslerior que vale la pena

.
ser obtenidas sólo mediante la fuerza de la imaginación".

1 ;~~~~~~'.as::~t:~~f¡~,
pirism~:t~ ::'.~~t::::~:r~á1 ~~;i:~~: ~:: 1

!ógico-psic01ógic8m"ente. _?i alguien afirma "no hay un Oios", "el fundamento


realízar.
Má~ ayar,~~c:ff! s~ halla la clarificación del origen fógfco de los extra-
víos _metafísicos, __ ~specialmente--a-füiVés ·ae fa~.,9·~-ía:i,"de RllsSelí" y Witt-
primario, del niundo és fo inconsciente", "hay una entelequia como princi- ~en_stein: __ En las teorías metafísicas, e incluso en los planteamientos
pio rector en el organismo vivo", na le decimos "lo que Ud. díce es falso", mismos de las preguntas, se dan dos errores lógicos básicos: una vincu-
sino que le preguntamos:" ¿qué quieres decir con tus enunciados?". Y en- lación demasiado estrecha con ta forma de los lenguajes tradicionales y
tonces se muestra que hay una demarcación precis<l f!rllre dos tipos de u~a ~onfusión sobre el rendimiento lógico del pensamiento. El lenguaje or-
enunciadoS"~---A-üfí"O-..d9 eSfo1f tipO{Ptfrfé"ñec'eTr·tos:enuflciadoS ·que· son he- dmano, por ejemplo, utiliza el mismo tipo de palabra, el sustantivo. tan!o
chos por las 6encias empíricas. su sentido se determina mediante el aná- para cosas ("manzana") como para propiedades ("dureza~). relaciones
lisis lógico, inás precisamente: mediante una reducción a los enunciados - {"amistad") y procesos ("'sueño"), a lravés de lo cual conduce errónea-


112 l[Ofl • 113
RED¡¡
mente a una concepción "cosista" de los conceptos funcionales (hipósta- ción un Upo de conocimiento de valor más elevado y profundo, que puede
sis, sustancialización). Se pueden proporcionar innumerables ej 1los si- 200 conduci. , más allá de los contenidos de la experiencia sensible y que

l
milares de extravíos mediante el lenguaje que han sido igualmente fatales no debe estar unido mediante fuertes cadenas al pensamiento conceptual.
para la filosofía. Hemos caract9,ri_Z_i:\dp 11:3 _c;cmce ción científica B_el ,m_undo_ e_n__lo__ fun-
El Sf!9l:1Dc:19__ ~_rr_9r __ bási_c_q _d!::tl.~ ___rne_t_ctfí~ica _c__c~nsisle en __la conc~P,C_i_ón damental meCfüinre-- aos·
ra5g'os. {Primero:,·_ es emp~~l\~-~-x_P-;;_;úJ~iSi~:
-hay
de que -e, pensar puede llevarnos a conocimien10s por si mismo sin utm- en
s_ólo_ co_n(?"<::.i.r!:ll~.nt~,_Q.'?__ 1_~ e~p_e_r!e_flci_c3_ gl:'e ~e basa lo dad_o _inm_~ªÍ~ta-
zación de algún material de ía experiencia, o bién ál hienas puede llegar ment"S'." C,911,,esto se establ8ce' 1a d61Tia'rCació~ del contenidÜ cienlific0-1e-
a nuevos con18hid6s a partir de_ un e.stado de _cosas _dad_o. Pero la investi- fü!!úió- {$.~g~~-r~~~J?'ª!ºB"füé_ñ,JH!~_fdé"I ·muncto·· s~·: d-iSiingue por 1a
gación lógica lleva al resultado de que toda inferencia no consiste en nin- aplicaciónde ~n .método deterr'1inado, a saber, el del ~aálisis lógico La
guna otra cosa que el paso unas oraciones a otras, que no conlienen nada aspir~ció_~ d_~l __ tr~b¡:ijo, científico r_adi_~a. en a,lc_a_n__zar _~l. ol;lj~_liv_o_ de_ la tienH
que no haya estado ya en aquéllas. No es por lo tanto posible desarrollar da i.uiifi6-~(fa po_r _r;n_edio de_ la ap!i~~ci()n de e~_e análisis lf)_gico _al material
una metafísica a partir del pensar puro. effipírlto: Debido a que el significado de toda enunciado cien1ífica debe
De esta manera, a través 9JtL~n<\.1.ls_i$,JQ_g,jgp~Jl9 .. ~,!:IP~r~__ no _s_ól_o a_ 1~ ser establecido por la reducción a un enunciado sobre lo dado, de igual
meta_física _en _el sentido p;~pf~_',~
ciás_ico_ del_ término,_en esP,ecial a _iá:inetá~ modo, e_l _s_iQ_nifica_ct,~ _?e__ t_~d_o c,~;mi:;ep~o. ~injmpo_rtar a_qu~,rama de !a cienH
tfSic3 esc?h~Stica__ y _a _l_a_ de t_o~·._sistsmaS_ del_ idealismo _ alemán_, sino_ tam- c_ia __P~rt8né~_c_a, debe_-s_e~ __dete_ rmina¡jo_ p_or_ lJºª _re~_u_c_ción paso a paso a
bién a la met3físié.i esconaidci del apriórismo kantiano y moderno. La '?lroS _c?n_Cep_t_?.5-.•_ iíiiSta 'ilégaÍ a ·¡o~--~~nc~ptos de_f1ivel ffiás bajÜ que se
~oñCépciÓÍl denÍiÍica "dei "mun_d,(} ,.ri_O _feé_C>,rící_c_e_ ry.!_ng_~--~ C()n,()_cin,;lf;n_to !~c,a,i:1- refieren a·to d8.do. Si tal análisis fuera llevado a cabo para todos los con-
di_C,i_ó_fl_~l-í!1_~nte ·v~1_idO" d8fiVádo ?e la razón_ pura_ ni ning_ún _"j~icio.§i!ltélic,~ _a ce~tt5"S;"··st!"tH3.ff08 este.modo ordenados en un sistema de reducción, un
prioÍi;-'_?ó_rfl_o iO_s qu:e s_e __e_n_~uell'íran en la_~él-~~}J~.J~ ep_i?tEft.f.T191o_g_í!3 k_an;ta- '"sistema de constitución~. Las ift'.~~,lig~c_i_o_n_es__o_ri_e_nt<1-(1~s al ot}j_e_t_lvo df:!
na y Búíi"niAS 00 'lóda ·oñ\oto_Q.ía y m_e,tafisica pre y p_ost-~_~nti_~r:',ª: -~os jui- tal sistema de consti_lución, }~ "_te_~_riá~d8 )~: /;q15__f¡_iUCiJri.;,,_ forma_n, ~-ª-~
~,ste
ci()S de ia arl_tnié,!ica: de la_ ge~metr_í_a _Y ci_~rto_~__ pr_i_':?.i_pios -~ª
la_ H_s_ic~,_ que ~J
modo, el mar~?- e_n.. _su_~!_ es_ ap11s_a_df!_,éí_ an~lisis ló_gico por la cor1cep_ci_ón
K~nttom¿-com-o ~e¡emp1os d0 COñOcim-iéntO a priorf,··se discutifán luego. científita del ,ífi_.undo., __La rea!izacíón de lales investigaciones muestra muy
Predsarhenl13 en el ·reCháib- dé la posibilidad de conocimiento si_ntético a pronto que 1~,~i~~.,}~:!\.~,~Pl.~fü-:q.:~.s,~_glá$liGa..e,s ..c_omp!e.tq,r,o_ente. in_sul.lcien-
priori consiste la tesis básica del empirismo moderno. La C~':9,~PS~ó~ ~jer:i- te P.ªLí:i.. ª?~, 111eta. Recién en la moderna lógica si_mb(?li_c,a __{"{ogis_t_icf) se
tifica del mundo sólo reconoce oraciones de la experiencia sobre objetos logran obtener la precisión requerida de las definiciones de concep1os y
de todo tipó, y oraciónes anaHiiCas de la . t'óQica y'de la matemática. _ enunciados, y formalizar el proceso de inferencia ínluitlvo del pensamien-
· LoS ·Páítidarios de la concepción científica del mundo están de to ordinario, esto es, ponerlo en una lorma rigurosa, controlada automá-
acuerdo en el rechazo de la metafísica manifiesta o de aquella escondida ticamente mediante el mecanismo de signos. _La,~j_r:iy~_sti~aciones en la
del apriorismo. Pero más allá de esto, el Cju;~lQ.,,,g._.~~.YLe.~,~-~-~-~~!i~!l~.J<;tsgn- teoría de la constitución mues_tran_ que lo_s._ponce_pJos de laS exper_ien_cías
cepción de que _todos _los enunciadqs__ q_el rea_/ism,9Jcr_íJico)_y del_ idealismo y cualidades de la psiqui_s pr_?_pia pertene_cen ~ _los e_stré31Ds más_ bajos del
sobre la realidád o irrealidad del mundo exterior y de las mentes ajenas sist:r,na __de c?n_~_Hlució_~;_ sob_re _el_l~S __s_0 -~epo_siÍa_rl--los _ obíetos _f_isicos· a
partir 'd0 éSio_~-- s_e, q~ns1!1uYe_n, las___ ~entes ajenas .y por.--ÚHim_o los_ o_b¡e;os
__-?_e ca_r~c_t~_r_ -~~t_,3_fí_sic()_,__pues _ellos es_lán Sljjetos'_a_ h1S ITiiSinás gbj~ci()_:
n·e·s que· fo~i eñunéiád?S_ d~_ 1á antigU'a metafís_ic_a: r:io_.tie_neíl sentictg_ pqr.que,__ de las ciencias sociales. El ordenamiento de los conceptos de las distin-
tas ramas de la cienciá en el sistema de conslitución es hoy ya reconoci-
02,, ~on v*e rif iq.19.~--~:."_,iQ, _s_~ J.!ti §Jl~D --ª--,!_?,?, ,c.Qg!.§_,__
'4}QQ.. f!-S_ é_"f~ª( f3.fJ }t1 __rr¡ef:JJ.Qa
en que se incorpora a fa es_tructura to_tal eje_ la experjenci?. ble a grandes rasgos, aunque para llevarlo a cabo en detalle todavía
La intuicióri, que es especialmente enfalizada por los·metafísicos co-- queda mucho por hacer. Con la demostración y el señalamiento de la for-
mo fuente de conocimiento, no es rechazada como tal por la concepción ma del sistema total de !os conceptos, se reconoce al mismo tiempo la re-
científica del mundo. Sin embargo, se aspira a, y exige de, todo conoci~ ferencia de todos los enunciados a lo dado y, con· ello, la forma de
miento intuitivo, una posterior justificación racional, paso a paso. Al que construcción de la cier¡cia unificada.
busca le están permitidos todos !os medios; lo encolltrado, sin embargo, En la _descripdón .d~_nlffic,a !56!9_ Rllecje _i_n_gre__séu l_a eslnJ_c_tu_rr¿. (f_orma
debe resistir la contrastación. Se rechaza la concepción que ve en la intui-
de orct;;,rae·Tos·o5¡etOS';'º~Q· ;~- :,;;·;,~~¡~·:: L'~'
,_ .... _.,,,
·¡;s h~~·breS
q·u~,·~~~ a . ' en el

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REDES
Asoclacfón Emsr Mach La concepción cfentmca del mundo.: el Circulo de Viena
201

lgngu8Je_:o,n, fón11ulas de es_lrtfclur,3; en ellas se_representa, po_r ~í f111smo, bién -las superaba en riqueza y aplicabilidad práctica. A partir de
este siste-
e1CCfrl18f11dO del conocimienlo que eS comú~- a los hOlllbres. las cuálida- ma lógico derivaron los conceptos de la aritmética y del dando de
des experimenladas subjelivamente -leí rojo, el placer- son, como lales, ese modo a la matemática un fundamento seguro en la lógica.
sólo vivencias, nq conocimienlo; en ,a óptica física· sólo ingresa lo que es Sin embargo, ciertas dificultades se mantuvieron en este intento de
básicamente comprensible también para el ciego. superar la crisis de fundamentos de la aritmética (y de !a teoría de conjun-
L tos) que hasta hoy todavía no se ha encontrado una solución satisfactoria
definitiva, En la actualidad tres posiciones se oponen en este ámbito: jun-
lll. Ámbitos de problemas to al "fogicismd' de Russell y Whitehead está el "formalismd' de Hllbert
que concibe a la aritmética como un juego de fórmulas con reglas de!er~
minadas, y el "intuician;smd' de Brouwer, según el cual los conocimientos
1. Fundamentos de aritmética aritméticos se basan en una intuición no ulteriormente reducible de la dua-
lidad y la unidad. Los debates entre estas tres posiciones se siguen con e!
En los escritos y discusiones del Círculo de Viena se tratan muchos pro- mayor interés en el Círculo de Viena. No puede predecirse todavía hacia
blemas diferentes que surgen de !as distir1las ramas de la ciencia. Se pre- dónde llevará finalmente la decisión; en todo caso aquí también radicará
tenden poner las distintas orientaciones de problemas en una unión al mismo tiempo una decisión sobre la construcción de la lógica; de allí la
sis!emálica para clarificar de este modo la situación de !os problemas. importancia de este problema para la concepción científica del mundo. Al-
los problemas de fundamentos de la arilmética han llegado a adquirir gunos tienen la opinión de que estas tres posiciones no se encuentran tan
especial Importancia histórica para el desarrollo de la concepción científica aleíadas como parece. Ellos suponen en definitiva que rasgas esenciales
del mundo, ya que son los que han dado impulso al desarrollo de una nue- de las tres se acercarán más en el curso del desarrollo futuro y, probable-
va lógica. Después del desarrollo extraordinariamente fructífero de la mate- mente usando las enormemente impactantes ideas de Wittgenstein, esta-
mática en los siglos XVIII y XIX, durante los cuales se prestó más atención rán unidas en la solución fina!. La concepción del carácter tautológico de
a la riqueza de nuevos resultados que a una cuidadosa revisión de los fun- la matemática, que está basada en las investigaciones de Russell y Witt-
damentos conceptuales, esta revisión se mostró inevitable, si la matemática genstein, es sostenida también por el Círculo de Viena. Debe destacarse
no quería perder la siempre celebrada seguridad de su estructura. Esta re- que esta concepción se opone no sólo al apriorismo e intuicionismo, sino
visión llegó aún a ser más urgente cuando aparecieron ciertas contradiccio- también al empirismo más antiguo (por ejemplo, el de Mili), que quería de-
nes, las ~paradojas de la teoría de conjuntos". Se debió reconocer pronto rivar la matemática y la lógica de una manera inductiva-experimental
que no se trataba solamente de algunas dificultades en un ámbito especial Relacionadas con los problemas de la aritmética y la lógica se en·
de la matemática. sino de contradicciones lógicas generales, "antinomias", cuentran también investigaciones con respecto a la naturaleza del método
que indicaban errores esenciales en los fundamentos de la lógica tradicio- axfomatico en general (conceptos de completitud, independencia, mono-
nal. La tarea de eliminar estas contradicciones dio un impulso especialmen- morfismo, no~ambigüedad, etc.}, así como también sobre el eslab!eci-
te fuerte al desarrollo ulterior de la lógica. Aquí los esfuerzos en pos de una miento de sistemas de axiomas para detenninados ámbitos matemáticos
claáficación del concepto de número se encontraron con aquellos a favor de
una reforma interna de la lógica. Desde Leibniz y Lambert se había mante-
nido vivo el pensamiento de dominar la realidad mediante una mayor preci~ 2. Fundamentos de fisica
sión de los conceptos y de los procedimientos de inferencia y de alcanzar
esta precisión por medio de un simbolismo construido según el modelo de Originalmente el interés más fuerte del Círculo de Viena fue de los pre,
la matemática. Después de Boo!e, Venn y otros, Frege (1884), Schr6der blemas del método de la ciencia de la realidad. Inspirado por ideas dr·
(1890) y Peana (1895), han trabajado especialmente en esta larea. Sobre la Mach, Poincaré y Ouhem, se discutieron los problemas del dominio de la
base de estospsfuerzos preparatorios Whitehead y Rusself ( 191 O) pudieron realidad a través de si~temas científicos, especialmente por medio de sis-
establecer un sistema coherente de lógica en forma simbólica (logística}, temas de hipótesis y de axiomas. Un sistema de axiomas completamen-
que no sóló evitaba las contradicciones de la lógica antigua, sino que lam- te libre de toda implicación empírica puede, a! comienzo, ser cons·iderado


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REDE!
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Asociación Emst Mach La concepción cien!ifica del mundo: el Círculo de Viena

como un sistema de definiciones implícitas; con ello se piensa lo siguien- ciencia de los meramenle convencionales, el conlenido de los enunciados
te: los conceptos que aparecen en los axiomas son determinados o, en de la definición. No queda más lugar para un juicio sintético a priorL Que el
cierto modo, definidos no por su contenido, sino sólo por sus mutuas re- conocimienlo del mundo es posible no se basa en que la razón humana im-
laciones a través de los axiomas. Tal sistema de axiomas adquiere un sig- ponga una forma al material, sino en que el material está ordenado de una
nificado para la realidad sólo mediante el añadido de definiciones manera determinada. Sobre el tipo y el grado de ese ord~n no se pueden
adicionales, a saber, las "definiciones coordinativas", a través de las cua- saber nada de antemano. El mundo podría estar ordenado de una manera
les se establece qué objetos de la realidad deberfan ser considerados c9-
• mucho más fuerte de lo que lo está; pero también podría estar de un modo
mo miembros del sistema de axiomas. El desarrollo de la ciencia empírica mucho menos ordenado sin que se perdiera su cognoscibilidad. Sólo la in-
que pretende representar la realidad con una red de conceptos y juicios vestigación progresiva de la ciencia de la experiencia nos puede enseñar en
que sea lo más uniforme y simple posible, puede ahora preceder, como qué grado el mundo es conforme a leyes. S.!__métoda.da.la inducción, la in-
lo muestra la historia, de dos maneras. Los cambios requeridos por nue- ferencia del ayer al_ mañana, del aquí al allí,.es, por .supuesto, sólo válido si
vas experiencias pueden hacerse ya sea en los axiomas o en las defini- ~?t;i_Si~~~6El legalidad. Pero este método no descansa en alguna presuposi-
ciones coordinativas. Aquí tocamos el problema de las convenciones ~ión a priori de esta legalidad. Puede ser aplicado en lodos los casos en que
especialmente tratado por Poincaré. conduce a resultados lructíferos,
El problema metodológico de la aplicación de los sistemas de axio- certgé_! f.lD. ot<;>rga n~nca. Sin embargo, la reflexión epistemológi-
mas a la realidad puede surgir en principio en cualquier rama de la cien- ca exige que a una i!'.t!.erencia inductiva se le debe dar significación só!o en
cia. Que las investigaciones hasta ahora hayan sido fructíferas casi lª-.m.~ºi_dij en que ésta Puede.ser contrastada empír!camente. La concepción
exclusivamente para la física, puede entenderse por el estadio actual del científica del mundo no condenará el éxito de un lrabajo de investigación por
desarrollo histórico de la ciencia, pues la física está bastante más adelan- el solo hecho de haber sido obtenido por medios que son inadecuados, ló-
tada que otras ramas de la ciencia en relación con la precisión y refina- gicamente poco claros o insuficientemente fundados empíricamente, pero
miento en la formación de conceptos. se esforzará y exigirá siempre la contrastación con medios auxiliares clarifi-
El análisis epistemológico de los conceptos fundamentales de la cados, a saber, la reducción mediata o inmediata a lo vivenciado.
ciencia natural ha liberado a estos conceptos cada vez más de elementos
metafísicos que estaban estrechamente vinculados a ellos desde tiempos
remotos. En particular a través de Helmholtz, Mach, Einstein y otros es 3. Fundamentos de geometría
que han sido purificados los conceptos de: espacio, tiempo, sustancía,
causalidad y probabilidad. Las doctrinas del espacio absoluto y del tiempo Entre los fundamentos de la física, el problema del espacio físico ha ad-
absoluto han sido superadas por la teoria de la relatividad; espacio y tiem- quirido especial significado en las últimas décadas. Las investigaciones
po no son más receptáculos absolutos, sino sólo ordenadores de los pro- de Gauss (1816), Bolyai (1823), Lobatchevski (1835) y otros, conduje-
cesos elementales. La sustancia malerial ha sido disuelta por la teoría ron a la geometrfa no-euclídea, a advertir que el hasta ahora dominan-
atómica y la teoría de campos. La causalidad ha sido despojada del carác- te en soledad sistema geométrico clásico de Euclides era sólo uno de
ter antropomórfico de u,inl!uencia" o "conexión necesaria" y se ha reducido un conjunto infinito de sistemas con igualdad de derechos lógicos. Es-
a una relación enlre condiciones, a una coordinación funcional. Además, to hizo surgir la pregunta sobre cuál de esas geometrías era la del es-
en lugar de algunas leyes de la naturaleza sostenidas estrictamenle, han pacio real. Gauss ya había deseado decidir esta cueslión mediante la
aparecido leyes esladíslicas e incluso se extiende en conexión con la tea· medición de la suma de los ángulos de un lriángulo grande. Esto con-
ría cuántica !a duda de la aplicabilidad del concepto de legalidad causal vertía a la geometría tísica en una ciencia empiríca, en una rama de la
estricta a los fenómenos de las más pequeñas regiones espaciotempora· física. Posteriormente los problemas fueron más estudiados particular-
les. El concepto de probabilidad es reducido al concepto empíricamente mente por Riemann {1868), Helmhollz (1868) y Poincaré (1904). Poin-
aprehénsible de frecuencia relativa. caré enfatizó especialmente el vínculo de la geometría física con todas
Por medio de la aplicación del método axiomático a los problemas las otras ramas dala física: la pregunta concerniente a la naturaleza del
nombrados,· se separan por todas partes los componentes empíricos de la espacio real puede ser respondida sólo en relación con un sislema to-


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REDES ) )~
Asocí;icf,_ln Emst 1\1,;t.ch La concepción cientifica del mundd.- el Círculo de Viena

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la! de la física. Einstein encontró entonces tal sistema lolal que contes- 1/os ámbitos que ya han alcanzado una mayor precisión con~eptual: en el
tó esta pregunta en favor de un determinado sistema no-euclideo. ámbito de la física más clara que en el de la psicología. Las formas lingüís-
A través del mencionado desarrollo la geometría física !legó a sepa- ticas con las que todavía hoy hablamos sobre el ámbito de los psíquico
rarse c:1da vez más de la geometría matemáUca pura. Esta última se for- fueron formadas en la antigüedad sobre la base de ciertas ideas metafísi-
malizó gradualmente cada vez más por medio del desarrollo ulterior del cas sobre el alma. La formación de conceptos en el ámbito de la psicolo-
análisis lógico. Primero fue ari!melizada, esto es, interpretada como teoría gía se dificulta sabre lado por estas deficiencias del lenguaje: carga
de un ~eterminado sistema de números. Luego fue axiomatizada, esto es, metafísica e incongruencia lógica. Además hay ciertas dificultades fácti-
represenlada por medio de un sistema de axiomas que concibe los ele- cas. E! resultado es que hasla aqui la memoria de !os conceptos usados
mentos geomé!ricos (puntos, ele.) como objetos indeterminados, y que fi- en la psicología están definidos inadecuadamente; de algunos, na se es-
ja únicamente sus relaciones mutuas. Y, finalmente, la geometría fue lá seguro si poseen significado o si sólo lo aparentan tener par el uso del
logizada. a saber, representada como una leoría de determinadas estruc- lenguaje. De este modo, en este ámbito queda lodavía casi lodo por ha~
turas relacionales. Oe este modo la geometría se convirtió en el ámbito cer para el análisis epistemológico; claro eslá que este análisis es aquí
más importante de aplicación del método axiomático y de la teoría gene~ también más difícil que en el ámbito de lo físico. E! intento de la psicolo-
ral de lr1s relaciones. Oe esta manera, el!a dio el impulso más fuerte al de~ gía conductista de aprehender lodo lo psíquico por media de la conducta
sano!lo de estos dos métodos, los que entonces llegaron a ser tan de los cuerpos, en lo que se encuentra así a un nivel accesible a la per~
significalivos para el desarrollo de la lógica misma y con ello, nuevamen- cepcíón es, en su actitud fundamental, cercana a la concepción científica
del mundo.
te y en general, p,;1ra la concepción científica del mundo.
Las relaciones entre la geometría matemática y la geometría física
condujeron naturalmente al problema de la aplicación de los sislemas de
axiomas .a la realidad que, corno se mencionó, jugó un gran papel en las 5. Fundamentos de ciencias sociales
investigaciones más generales sobre fas fundamentos de la física.
Toda rama de la ciencia, como hemos considerado especialmente en fí-
sica Y la matemática, es llevada tarde o temprano en su desarrollo a la ne-
cesidad de una revisión epistemológica de sus fundamentas, a un análisis
4. Problemas de jimdammtos de biología y psicología
lógico de sus conceptos. Así también ocurre con los ámbitos de la ciencia
La biologla ha sido siempre distinguida can la predilección de los metafí- socio_t~9ic;é)__! __ ~~- _prim_er lu~ar____l_a___historia_ y la economía política. Ya des.el€
sicos. considerándola como un ámbito especial. Esto se manifestó en la
hace alrededor ae·c¡en ariOs está en rriarCha en estos ámbitos un proce-
so de eliminación de vestigios metafísicos. Por supuesto, la purificación
doctrina -de una fuerza vital especia!: la teoría del vitalismo. En lugar de
aquí no ha alcanzado todavía el mismo grado que en la fisica; por otro la-
fuerza vital !enemas "dominantes" (Reinke, 1899) o "entelequias" (Oriesch,
do, sin embargo, es quizás aquí menos urgenle. Parece que aun en el pe-
1905). Debido a que estos canceplos no satisfacen el requisito de reduci-
ríodo de máximo desarrollo de la metafísica y de la teología, la influencia
bi!idad a la dado, la concepción científica del mundo las rechaza por me-
metafísica no fue particularmente fuerte aquí, debido quizás a que los con-
tafisicas. Lo misma ocurre con el llamada "psicOvilalismo", que propone
ceptos en este ámbito, tales como guerra y paz, importación y exportación,
una intervención del alma, un "rol rector de la espiritual en lo material". Sin
están más cerca de la percepción directa que conceplos como átomo y
embargo, si se e:-:trae de este vitalismo metafísico el núcleo empíricamen-
éter. No es muy difícil abandonar conceptos tales como "espirilu del pue-
te aprehensib!e, at!í permanece la lesis de que los procesos de naturale-
blo" Y en vez da ellos elegir grupos de individuos de un tipo determinado
za orgánica proceden de acuerdo con leyes que no pueden ser reducidas
como ~bjelo. Ouesnay, Adam Smilh, Ricardo, COmié, ~arx, Menger, Wal-
a leyes físicas. Un análisis más preciso muestra que esa tesis es equiva-
ras, Muller-Lyer, para mencionar invesligador~s·-ae Ia5 más diversas ten-
lente a fa aseveración de que ciertos ámbitos de la realidad no eslán su-
dencias, han trabaja.do en el sentido de la posición empirista y
jetos a una legalidad unitaria y abarcativa.
antimetafísica. El objeto de la historia y de la economía política son las
Es compreQsible que la concepción científica del mundo pueda mos-
personas, las cosas y ·su ordenamiento.
trar una comprobación más definitiva para sus opiniones básicas en aque-


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1,,¡f;·
204
Asociación Emst Mach
La concepción clen/ífica del mundo: el Círculo de Viena

IV. Retrospectiva y prospectiva ceptos, oraciones y métodos científicos nos !ibera de prejuicios inhibidores.
El análisis lógico y epislemológico no desea poner reslricciones a la inves~
La moderna concepción científica del mundo se ha desarrollado trabajan- tigaci.ón c.ie~tí~c_a_,___P,°r el contra,rio: él le pone a dlsposidó~--un campo más
do sobre los problemas mencionados anteriormente. Hemos visto cómo c~ílí~lélo posi.bíe .de posibilidadeslormales, d.en.tro de la~ que ella escoge-
en la física el esfuerzo para conseguir resultados tangibles, al comienzo ra 1a _mas adac~ada para la experiencia correspondiente_ {,ejempl9: las geo-
con herramientas científicas inadecuadas o todavía insuficientemente cla- melnas º?.~-~-~_chdeas y la le_o_ria_d~- la_~elalividad).
rificadas, se vio forzado cada vez más fuertemente a investigaciones me- LOS" reJ)r8Séntanles de· la coflCepción científlca del mundo eslán re~
todológicas. Así se llegó al desarrollo del mé1odo de formación de suellamente de pie sobre el terreno de la simple experiencia humana.
hipótesis y luego al desarrollo del método axiomático y del análisis lógico; Confiadamente ponen manos a la obra en !a tarea de remover los escom-
con ello consiguió la formación de conceptos mayor claridad y fuerza. bros milenarios de la metafísica y de la teología. O, como algunos pien~
También el desarrollo de la investigación de fundamentos en la geometría san: se proponen volver, después de un interludío metafísico a una
física, en la geometrla matemática y la aritmética llevó, como hemos vis-
to, a los mismos problemas metodológícos. Los problemas de los cuales
imagen unificada de este mundo como la que en algún sentido ;a había
~stado en la base de las creencias mágicas, libres de la teo!ogia, de !os
los representantes de la concepción científica del mundo se ocupan en la tiempos primitivos.
actualidad preferentemente surgen principalmente de esas fuentes. Es . _El aumento de las inclinaciones metafísicas y teologizantes que se
comprensible que en el Círculo de Viena permanezca claramente recono- manifiesta hoy en muchas uniones y sectas, libros y revistas, en conver-
cible la proveniencia de los miembros individuales desde los diferentes saciones Y clases universitarias, parece estar basado en las feroces lu-
8mbilos de problemas. Esto a menudo resulta en diferencias en las direc- chas, sociales y económicas del presente: un grupo de combatientes,
ciones de interés y puntos de vista que, a su vez, conducen a diferencias aferrandose a formas sociales del pasado, también cultiva las posiciones
en las concepciones. Sin embargo, es característico que a través del es- de la metafísica y de la leologia heredadas, a menudo largamente supe-
fuerzo por obtener una formulación precisa, por aplicar un simbolismo y un r~das en el contenido; mientras que el airo grupo, vuelto hacia los nuevos
lenguaje lógico exacto, así como diferenciar claramente entre el contenido t1em~os, especialmente en Europa Central, rechaza esas posiciones y ha-
leórico de una tesis y sus nociones subalternas, disminuye la separación. ce pie en el suelo de la ciencia de la experiencia. Este desarrollo está ca~
Paso a paso, se incrementa el fondo de concepciones comunes, que for- nectado con el desarrollo del proceso moderno de la producción que está
man el núcleo de una concepción científica del mundo en la que se aso- lle?ando a ser cada vez más rigurosamenle mecanizado técnicamente y
cian las capas exteriores con una divergencia subjetiva más fuerte. deja cada vez menos espacio para las ideas metafisicas heredadas. Está
Mirando retrospectivamente, vemos ahora claramente cuál es la na- también conectado con la decepción de grandes masas de gente con res-
turaleza de fa nueva concepción científica del mundo en contraste con la fi- p~cto a la actitud de aquellos que predican doctrinas metafísicas y teoló-
losofia tradicional. No se exponen uoraciones filosóficas" propias, sino que gicas tradicionales. Asi, ocurre que en muchos países las masas rechazan
las oraciones sólo se clarifican; y en particular oraciones de la Ciencia em- ahora. esas doctrinas de manera mucho más consciente que antes, y en
pírica, como hemos visto en los distintos ámbitos de problemas anterior- con~~1ón con sus posiciones socialistas se inclinan hacia una concepción
mente expuestos. Algunos representantes de la concepción científica del e.~pmsta apegada a lo terrenal. En los tiempos má.s tempranos !a expre-
mundo no quieren, para enfatizar aún más fuertemente el contraste con la sron de. ~sla concepcíón era el materialismo; mientras tanto, sin embaÍgo,
filosofía de sistemas, utilizar más para su trabajo la palabra "filosofía" en lo el emp1~smo moderno se ha desprendido de formas insulicientes y ha
absoluto. Sin importar qué ténnino pueda ser usado para describir tales in- conseguido una forma sólida en la concepción cienttfica del mundo.
vestigaciones, hay algo que está de todos modos claro: no hay filosofía co- Así la concepción cienlílica del mundo se mantiene cercana a !a vida
mo ciencia básica o universal junto a o sobre los diferentes ámbitos de la c~n!emporánea. La amenazan seguramente duras luchas y hostilídades.
ciencia de la experiencia; no hay reino de las ideas que esté sobre o más s.,n em_bargo, hay muchos que no se desesperan sino que, en vista de la
allá de !a experiencia. Sin embargo, el trabajo de 1.as investigaciones "filo- s1tuac10~ ~ociológica actual, aguardan con esperanza la marcha de los
sóficasn o de ''fundamentosn en el sentido de la concepción científica del aconlec1m1entos por venir. Por supuesto que no todo adherente individual
mundo marttienen su importancia. Pues la clarificación lógica de los con- a la concepción clentifica del mundo será un luchador. Algunos, contentos


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REDES
Asoclaciñn Emsr M;ich
La concepción científica del mundO: el Círculo de Viena
205

en su soledad. llevarán una vida retirada en las cimas de glaciales nieves c) Formalismo: Hilbert, Die Grundlagen der Mathematik, Abh. Math.
e!ernas de la lógica; algunos qoizás desdeñan incluso mezclarse con la Seminar, Hamburg, 1928.
masa y lamentan la inevitable "lrivia!izadón" resultante de la expansión. Sin Una presentacíón comparativa de las tres posiciones con indicaciones de-
embargo, sus logros también se incorporan al desarrollo histórico. Experi- talladas de bibliografía da: Fraenkel, Einleitung in die Mengenlehre, 1928.
mentamos cómo el espfrilu de la concepción científica del mundo penetra
en creciente medida en las formas de vida pública y privada, en la ense- Fundamentos de física
ñanza. en la educación, en la arquileclura, y ayuda a guiar la estructuración Sobre sistemas de hip:5tesis, convenciones: Mach, Erkenntnfs und /rrtum;
de la vida social y económica de acuerdo con principios racionales. La con- Mach, Die Mechanik in ihrer Entwickfung; Ph. Frank [5]; Poincaré, Wtssenschaff
cepción científica del mundo sirve a la vida y la vida la acoge. und Hypofhese; del mismo autor. Der Wert der Wtssenschaft; Ouhem, Ziel und
Strnktur physikal. Theorien; Duhem, Wand!ungen der Mechanik.
de conceptos físicos y formación de teorías: Carnap [5]; Feigl
Referencias bibliográficas [1]; Ph. Frank [11].
Sustancia y causalidad: Schlick l16J; Zilsel 171-
Aquí se mencionan algunos escrítos que pueden servir como intro- Causalidad, probabilidad, inducción: Feigl [2]; Reichenbach [13J, [14), [28J;
ducción y para el estudio pos!erior de los problemas discutidos. Para el Kaila [1 ], [2]; Mises, Wahrscheínfíchkeít, Statísfik und Wahrheit.
desarrollo histórico de los problemas remitimos a los nombres menciona-
dos en la p. 12 y s. [p. 116J. Fundamentos de geometría física: espacio y tiempo de la realidad: Einstein
[3]; Schlick [13J; Reichenbach [23].
Superación de la melaffsica
Panorama general en la presentación más breve: Schlick [20]. Fundamentos de geometría matemática
a) Empirismo: Schlick {15], [17J_ a) Geometría en forma axiomática: Hilbert, Grund!agen der Geome-
b) Crítica a la metafísica mediante la lógica (del lenguaje): Wittgens- trie; Coulurat, Die phifosophischen Pn·nzipien der Mathemat1k.
tein [1} (difícil); como inlroducción: Waismann [2]; fácilmente comprensi- b) Geometría en forma de la feorfa de relaciones: Russell [2]; Car-
ble: Hahn [7]. nap [9].
c) Análisis de la realidad, teoría de la constilucíón. Como introduc-
ción: Mach, Analyse der Empffndungen; Mach, Erkenntnis und lrrtum; Fundamentos de biología, vitalismo: Frank [2], Schlick [16]; Zilsel [7].
Russell [7]. Más dificil: Whitehead, Principies of natural knowledge, 1919;
del mismo autor, Concept of nattire, 1920; Carnap [7]. Fundamentos de teoría de la sociedad y la economía: Neurath [ 11 ], [ 15].
d) Contra el realismo y el ;dealismo: Carnap {8].
la nueva lógica, loglstica, teorla de relaciones. Obra principal: Russell [5]; Fundamentos sociológicos del desarrollo de la concepción del mundo:
introducción sin simbolismo: Ausse\l [10]; introducción en et simbolismo, Neurath [13]; Zilsel [8]; Otto Bauer, "Das Weltbild des Kapitalismus", en:
con aplicaciones; Camap [9]. Kautsky-Festschrift, 1929.

Fundamenlos de aritmética
a) Logicismo. Obra principal: Russell [5]; introducción: Russell [10]; Bibliografía
Carnap [9]; presentación con airo simbolismo: Behmann, Mathematik und
Logik, 1927; intento de posterior continuación: Ramsey (2]. En la primera parte de la bibliografía se nombran los miembros del Círcu-
b) lntuicionismo. Introducción: Weyl, Die heutige Erkenntnislage in lo de Viena. en la segunda otros que son cercanos á.l Círculo; ambos en
der Mathematik, impresión especial del simposio, 1925. Brouwer, "Mathe- orden alfabético. En la tercera parte se citan a Einslein, Russell y Will-
malik, Wissens~hafl, Sprache". Monatsh. für Mathematik und Physik, genstein como representantes contemporáneos líderes de la concepción
1929. Srouw'er, "Die Struktur des Kontinuums". Ebenda 1930. científica del mundo.

124 •
REDES • ]2)
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La concepción cientffica del mundo: el Circulo de Viena

· Toda ciencia tiene como objetivo el conocimiento "intersubjetiva", es-


Publicaclones que están disponibles (o cerca de su aparición) de los to es, válido para todos los sujetos. El sistema de constitución, sin embar-
siguientes miembros: Bergmann, Carnap, Feigl, Ph. Frank, G6del, Hahn, go, puede utilizar como base sólo Nmis" vivencias. La realización mueslra
Kralt, Menger, Nalkin, Neuralh, Oiga Hahn-Neuralh, Radakovíé, Schlick, que aquel objetivo de la intersubjelividad se alcanza, a pesar de esta ba-
Waismann. Ante todo son mencionados escritos que tratan problemas ló- se restringida al yo ("solipsismo melódico").
'
A partir •
gicos y metodológicos en general o problemas de fundamentos de ámbi- de las relaciones entre mis experiencias vivencias se consti-
tos de ciencias individuales. tuyen primero las cualidades de sensaciones y los otros objetos "de la psi·
que propia". A partir de ellos se pueden constituír los objelos físicos,
Gustav Bergmann, Viena. pues!~ que todo el conocimiento de lo físico se retrotrae a percepciones.
[1) "Zur Axiomatik der Elementargeometrie". Man. f. Math u. Phys., A partir. de los objetos físicos son conslituibles los "de la psique ajena"; es-
Bd. 38, 1929. 16 S. (En prensa.) ta oración frecuentemente cuestionada se sigue del hecho de que las ca-
rac~eríst_¡cas para el discernimiento de cualquier objelo de la psique ajena
Rudoff Camap, Privatdozent en la Universidad de ·viena. radica siempre en lo tísico.
[1] Der Raum. Ein Beitrag zur Wissenschalfslehre. (Erg.-Heft 56 der Mediante la interpretación de los enunciados de los otros hombres
Kanlsludien) (Díss. Jena, 1921.) 87 S., Reuther & Reichard, Berlín, 1922. (estos enunciados tomados primero como meros sucesos acústicos) se
[2] "Über die Aulgabe der Physík und díe Anwendung des Grundsat· puede constituir entonces el mundo intersubjetiva, sin que con ello se tras-
zes der Einlachsheit", Kantstudien, Bd. 28, S. 90-107, 1923. pasen los límiles de la base de la psique propia. El libro primero realiza in-
[31 "Oreidimensionalitál des Raumes und Kausalitat". Ann. d. Phi/os., ~estigaciones del tipo insinuado sobre la reducibiHdad de los objetos de un
Bd. 4, S. 105-130, 1924. tipo a los de un tipo dístinto. En ello se utilizan ampliamente los medios au-
[4] "Über die Abh8ngigkeit der Eigenschaften des Raumes van de- xiliares de la lógica moderna (logística), sobre todo de la teoria de relacio-
nen der Zeil", Kantstudien, Bd. 30, S. 331-345, 1925. nes. Además se esboza luego el bosquejo de un sistema de constitución en
[5] Physikalische Begrilfsbildung. (Wissen u. Wírken, Bd. 39) 65 S., sus lineas principales basado en las relaciones de reducibílidad halladas.
Braun, Karlsruhe, 1926. 1.20 M. Para concluir se sacan, a partir de los resultados de !as investigacio-
l. Nivel cualitativo: cosas de percepción. IL Nivel cuantitativo: las nes, algunas conclusiones que se refieren a algunos problemas de la filo-
magnitudes tísicas. 111. Nivel abstracto: el suceso del mundo cuatridimen- sofía tradicional, en especial al problema de la realidad. Se muestra que
slonal. - Demostración de que las cualidades no se pierden en la física el concepto de realidad, como aparece {positiva o negativamente) en las
cuantitativa, pues el lenguaje cuantitativo es retraducible al cualitativo.- l~s~s del realismo, del idealismo y del fenomenalismo, no puede ser cons-
Comprensible en general. tllu1do; estas tesis no son asf retraducibles a enunciados sobre !o dado y
[6] "Eígenlliche und uneigenlliche Begritte". Symposion, Bd. 1, S. por ello no tienen ningUn sentido. Lo mismo sucede con todas las tesis
355-374, 1927. metafísicas que traspasan lo dado. No hay preguntas lundamentalmente
[7} Oer logische Aufbau der Welt. Versuch einer Konstitutionstheorie incontestables. Pues cada pregunta puede ser traducida a una pregunta
der Begriffe. 290 S, Benary, Berlín, 1928. 10.50 M, geb. 12.75 M. sobre las determinaciones inmedatamente dadas de las vivencias median-
Objetivo de la teoría de la constitución: exposición de un "sistema de !~ reducción d~ los conceptos que ocurren en ella, conforme con su posi-
consli\ución", esto es, de un árbol genealógico de los conceptos. Cada con- ción en el sistema de constitución. La aceptación de cuesliones
cepto se deriva, define, "constiluye", a partir de los conceptos precedentes. irresolubles y el planleo de tesís metafísicas no reducibles a lo dado sue-
Tesis principal de la teoría de la constitucíón: hay un sistema de constitu- l~n pres~ntar para su justificación que ya lamblén la ciencia de experien-
ción abarcativo de lodos los conceptos de la ciencia. Los conceptos bási- c1~ requ~ere traspasar el campo de lo dado (ejemplos: electrones, la
cos, a los que son reducidos todos los otros, son delenninaciones de lo psique a¡ena y otros). Esta objeción se refuta medían1e la demoslracíón
inmediatamenle dado, algo como conexiones de vivencias. A partir de la re- aportada por la leería de la conslilución de la posibilidad de un sislema de
ducíbílidad de todos los conceptos se sigue la retraducibi!idad de todos los con~titu~ión que sólq se basa en lo dado y que sí lleva a lodo concepto de
enunciados de la ciencia a enunciados sobre los conceptos básicos . la ciencia.


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RfDfJ
Asociación Emsr Mach La concepción cientmca del mundo:·et Círculo de Víena
207
[81 Scheinprobleme in der Ptlilosophie. Das Fremdpsychische und y atomistas, filosofía idealista y realista de la física. Solución·: positivísmo
der Rea/ismussrreit. 46 S., Benary, Berlín, 1928. 1.80 M. neutral. - Comprensible en general.
l. El sentido del análisis epistemológico, Aplicación al conocimiento [21 Zufalf und Gesetz. (Schrtften z. wiss. Wel!auff.) Springer, Wien
de la psique ajena. 11. Depuración de la epistemología de pseudoproble- {En preparación.) Ensayo de un análisis abnrcativo de la consideración
mas. Aplicación a la controversia sobre el realismo. En esta segunda par- probabilística aplicada a la realidad. Probabilidad y frecuencia relativa.
le (fácilmente comprensible) se defiende la concepción de que un Problema de sentido y problema de aplicación. Relación enlre la legalidad
enunciado es signifíca.livo si y sólo si se allene a las cosas. esto es, si son causal y la estadística. Propiedades más generales de la simplicidad de!
pensables vivencias mediante las cuales los enunciados se confirmaran o mundo, al mismo tiempo que los fundamentos de !a ciencia inductiva.
refutaran. Las tesis del realismo y del idealismo de la realidad o irrealidad,
respectivamente, del mundo exterior {o de la psique ajena) no se atienen Philipp Frank, Profesor de Física teórica de !a Universidad Alemana de Praga.
a las cosas, carecen así de sentido. [1] "Kausalgesetz und Erfahrung". Ann. d. Naturphil., Bd. 6, S.
[9] Abri{l der Logisrik. mir besonderer BenJcksicntigung der Rela- 445-450, 1907.
Uonstheon·e und ihrer Anwendungen. (Schriflen z. wiss. Wellauff., Bd. 2) [2} "Mechanismus oder Vitalísmus? Versuch einer prEizisen For-
114 S., Springer, Wien, 1929.18.- S (10.80 M). muHerung der Frageste!lung", Vortrag i. d. Philos. Ges. Wien 1907. Ebend.,
1 a. parte: sistema de logística. Introducción al mélodo simbólico de Bd. 7, S. 393-409, 1908.
la lógica {según el sistema russelliano). Teoría de las funciones enunciati- [3] "Gibt es eine absoluta Bewegung ?" (Conferencia 1909.) Wiss.
vas, enunciados, clases y especialmente teoría de relaciones. - 2a. parte: Beilage z. 23. Jahresbericht (1910) der Phi/os. Ges. a. d. Univ. Wien. 1910.
loglstica aplicada. Ejemplos de aplicación: sistemas de axiomas de la teo- [4] "Das Relativitiilsprinzip und die Darstellung der physikalischen
ría de conjuntos, arílmética, geometría, topología espaciotiempo (rela!ivis~ Erscheinungen im vlerdimensionalen Raum". Ann. d. Naturphif., Bd. 10, S.
ta), leorfa del parentesco en presentación logística; aplicación al análisis 129-161, 1911.
lógico del lenguaje. Tareas de ejercicios. - El esbozo pretende enseñar, [5] "Die Bedeutung der physikalischen Erkenntnistheorie Machs
bajo el aplazamienlo del tratamiento de los problemas teóricos de la lógi- für das Geistesleben der Gegenwart". Naturwiss., Bd. 5, S. 64 ..72, 1917.
ca, la aplicación práctica del método logístico. [6] "Josef Popper-Lynkeus zu seinem achtzigslen Geburtslag".
[ 1o¡ Von Gort und Seele. Scheinfragen in Metaphysik und Theo/ogie. Physikat. Zs., Bd. 19, S. 57-59, 1918.
Conferencia comprensible en general, dada en la Asociación Ernst Mach, [7] "Die statistische Betrachtungsweise in der Physik". Natunviss.,
en junio de 1929. Woll, Wien, 1929. (En preparación.) Bd. 7, S. 701-740, 1919.
[8] ''Wissenschafl und Theologie". Freier Gedanke, 1920, Nr. 4.
Herbert Feigl. docente en la Universidad Popular de Viena. [9] "Theologische Elemenle in den exaklen Wissenschaften". Pra-
[1 J Theorie und Erlahrung in der Pf1ysik. (Wissen u. Wirken, Bd. 58) ger Tagblatt, 8. Dez. 1926.
142 S., Braun, Karslruhe, 1929. 4.- M. [10] "Gibt es ein irralionales Momenl in den Theorien der moder-
1. Fundamentos grales. Descripción y explicación. Hechos~ hipótesis, nen Physik?" N. Zürich. Ztg., 17. Dez. 1928.
teorías. Objeto de la física: la legalidad del mundo. Leyes cuantitativas. (11] "Über die Anschaulichkeit physikalischer Theorien". Natur-
Principio de la generalización más sencilla. 11. Panorama sobre las teorías wiss., Bd. 16, S. 122-128, 1928.
físicas más importantes. El sistema copernicano como teoría cinemát. Me- [12] Die Kausa/iriir un ihre Grenzen. (Schr. z. wiss. Weltauff., Bd.
cánica. Óplica. Teoría del calor. Teoría de la eleclricidad. Teoría de los 5) Springer, Wien. (En preparación.)
electrones. Superación de la concepción de la naturaleza mecánica. Teo- Editor üunto con Schlick) de la colección: Schriften zur wissens-
ría de la relalividad. Nueva teori'a atómica y cuántica. 111. Sentido y validez chaN!ichen Welrauffassung (comparar p. 47 [p. 139]).
de las teorías trsicas. No cercanía a la realidad, hipótesis de trabajo, mo-
delos, ficciones. Rechazo del kantismo y del convencionalismo. Construc- Kurt Gódel, Viena.
ción lógica y ~prueba conforme a la experiericia de las teorías. La [1 J "Úber díe V.o!!Standligkeit des Logikkalüls der Principia Mathema-
simplicldad' material condiciona la probabilidad. Teorías fenomenológicas tica". Aparece en: Mon. l. Math u. Phys.


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Asociación Emst Mach La concepción científica del mundo: el Circulo de \/íena

Se demuestra como completo el sistema de axiomas para enunciados [3] "Philosophie und Geschichte der Phi!osophie". Zs. f. Phi/os. u.
contables (enunciados sólo con variables de individuos, "cálculo funcional phi/. Knt., Bd. 157, 1915.
más estrecho" de Hilbert) dado por Russell [5] 1, Nr. 1 y 1O: Todo enunciado Diferencia y especificidad del tratamiento histórico, e.e. psícológico-
contabl~ válido en general puede ser deducido con muchas inferencias for- genélico, y sistemático, e.e. simultáneamente critico, de la filosofía histó-
males finitas. rica frente a la habitual concepción ahistóríca y dialéctica. ,..
[4] "Ein 6sterreichischer Denker: Ernst Mach". En: Donauland, 1919.
Hans Hahn, Profesor de Matemática en la Universidad de Viena. Presentación de la teoría del conocimiento de Mach.
[11 "Über die nichlarchimedlschen GróJ3ensysteme". Sitz.-Ber., Akad. [5] Die Grundformen der wissenschaftlichen Methoden. Akad. Wien,
Wien, Bd. 116, S. 601-655, 1907. phil.-hist. KI., Sitz.-Ber., Bd. 203, 3. Abh., 304 S., Holder, Wien, 1925.
[2] "Über die Anordnungssiilze der Geometrie", Man. f. Math. u. Phys., Investigación de los métodos fundamentales de las ciencias legales
Bd. 19, S. 289-303, 1908. e individuales en base al conocimiento científico concreto bajo el punto de
[3] "Mengentheoretische Charakterisierung der stetigen Kurve". vista de la fundamentación de la validez del conocimiento. Contra las opi-
Sitz.-Ber., Akad. Wien, Bd. 123, S. 2433-2489, 1914. niones de algunos lógicos modernos, que pretenden introducir modos es-
[41 Reseña de: A. Prongsheim, Vorlesungen Uber Zah/en· und Funk· pecíficos de inferencia, sólo se llega a proporcionar validez mediante el
tionenlehre. G6tt. gel. Anz. 1919, S. 321-347. concepto lógico estricto de inferencia deductiva. A él se deben reducir to-
[51 Anotaciones a: R Bolzano, Paradoxien des Unend/ichen. 156 S., dos los métodos, también la inducción. A consecuencia de lo cual !a induc-
Meiner, Leipzig, 1920. 4.- M ; gebd. 5.- M. ción no puede mostrarse en realidad como relaciones generales a partir
[6] "Arithmetische Bemerkungen". Jahresber. d. D. Math. Ver., Bd. de hechos especiales sino sólo bajo establecimiento de fundamentos de
30. S. 170-175, 1921. supuestos más generales o como generalizaciones hipotéticas, que siem-
[7] Úberflüssige Wesenheiten /Occams RasienmesserJ. Conterencia pre deben ser confirmadas una y otra vez. Por ello la construcción más
comprensible en general, dada en la Asociación Ernst Mach, en mayo de clara y completa del conocimiento está dada en un sistema axiomálíco de-
1929. Wolf, Wien, 1929. (En preparación.) ductivo, en el que se formulan al comienzo expresamente los supuestos
[8] Mathematik und Logik (Schritten z. wiss. Weltauff.) Springer, como puntos de partida y la derivación se sigue de manera puramente de-
Wien. (En preparación.} ductiva. Tal sistema sólo puede valer hipotéticamente, pues no hay oracio-
[9] "Mengentheoretische Geometrie". Naturwissenschahen 1929. nes generales autoevidentes inmediatamente ciertas, de las que pudieran
partirse. En la apHcación a la realidad de percepción se basa la validez de
Viktor Kraft, Profesor de Filosofía en la Universidad de Viena. tal teoría en la concordancia de los hechos deducidos a partir de ella con
[1 J "Die Erkenntnis der Au~enwelt". Arch. f. syst. Phi/os., 191 O. los hechos observados. También los métodos especfficos de las ciencias
Bajo mundo externo, también en sentido empírico, se entiende un individuales: la "comprobación de indicios" consisle sólo en las inferencias
sistema espaciotemporal legal de sustancias co"mo idéntico para todos los deductivas. Esto se presenta más extensamente en [6].
sujetos cognoscentes. Por ello su realidad debe significar una segunda [6] "lntuilives Verstehen in der Geschichtswissenschaft". Milt. d. Jnst.
realidad junto a la realidad de percepción, pues ésta es individual·subjeti- l. 6sterr. Gesch., Erg.-Bd. 11, 1929.
va. De allí que el problema del mundo externo sea si su idenlidad consis- Tampoco las ciencias del espíritu poseen en la "comprensión" una
te en tal segunda realidad o sólo en un ordenamiento legal de los datos de fundamentación especifica del conocímiento. Pues la intuición no constitu-
percepción. ye un fundamento de validez independiente, debido a que eslá condicio-
[21 Weltbegnff und Erkennlnisbegnff. Eine erkennlnistheorelische nada subjetivamente y no posibilita ninguna decisión para resultados
Unlersuchung. 232 S., Barth, Leipzig, 1912. contradictorios. Puede cumplir sólo una función heurísllca y debe ser ve-
La realidad como hipótesis explicativa: con la aceptación de un rificada recién a través de una demoslración lógica.
mundo externo real idéntico se establecen los supuestos bajo los cuales
se hacen legalmente comprensibles las apariencias efectivamente expe· Kar/ Menger, Profesor de Matemática en la Universidad de Viena.
rimentadas\ [1] Dimensionstheone. 319 S., Teubner, Leipzig, 1928. 22.- M; gebd. 24.

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Emsr Mach La concepción científica del mundo: f:I Circulo de Viena
209

El primer capílulo contiene, entre airas cosas. observaciones sobre la me- {4] "Deíinilionsgteichheil und symbolische Gleichheil". Ebend., Bd.
lcxfo!ogfa de la geometrla conjunlista: el segundo capílulo detalles sobre la for- 16, s. 142-144, 1910.
mación de conceptos y definiciones en general y también, en especial, sobre el La igualdad tautológica se diferencia de la pura igualdad sígnica.
concepto epistemológicamen!e importante de dimensión. [5] "Zur Theorie dar Sozialwissenschatt". Jahrb. / Geserzgeb. u. Verw
[2] "Bernerkungen zu Grundlagenfragen. l. Über Verzweigungsrnen- 191 O, S. 36ff. .
gen". Jahresber. d. D. Marh. Ver., Bd. 37, S. 213-226, 1928. !61 "Nalional6konomie und Wertlehre". Zs. /. Vo/kswir1sch., Bd. 20, s.
Diccionario de teoría de conjuntos: correlación entre los tém1inos uti· 5ff., 1911.
!izados por Brouwer y los usuales. fnlento de dar una presentación lógicamente irreprochable de todas
(3] - "11. Die mengenlheore!ischen Paradoxien". Ebend., S. 298-302. las teorías que consideran a los grupos humanos que se vuelven más ri-
Intento dé superación de las paradojas a través de nuevos concep- cos y más pobres. Incluido además en [11 J. asi como en: Wirtschaftsplan
tos ("inconjunto", ~innümeroT und Naturafrechnung, Laub, Berlin, 1925. De acuerdo con este modo de
{4] - "111. Über Polenzmengen". Ebend., S. 303·308. pensar fue analizada la "economía de guerra" como "economia de admi-
(5] - "IV. Axiomalik der end!ichen Mengen und der e!ementargeome- nistración" lo mismo que la ''economía libre" y la "economía natural" de una
trieschen Verknüpfungsbeziehungen". Ebend., S. 309-325. sociedad socialista. y la "economía de dinero" de nuestra sociedad. Resu-
Comprobación de la correspondencia de un sistema axiomático de los men de los más importantes trabajos sobre lo aquí mencionado en: Ourch
conjuntos finitos con las relaciones de conexión de la geometría proyectiva. die Kriegswirtschaft zur Naturalwfr1schaft. 231 S., Gal!wey, München, 1919
[7] "Das Problem des Lustmaximums". Jahrb. d. Phi/os. Ges. a. d
Marce-/ Nafkin, (Viena) Parls. Univ. Wien, 1912. ·
{ 1] Kausalitat, Eínfachheit und fnduktion. Diss., Wien, 1928. (Publica- [BJ "Die Verirrten des Gartessius und das Auxiliarmotiv". Ebend
ción en preparación) 1913.
Concepto popular y cientlfico de causa. Conocimiento causal cuali- El problema del asno de Buridán. La univocidad del hecho no siempre
tativo y cuantitativo. Sentido del determinismo. El concepto de legalidad se puede seguirse de manera lógicamente pura de la univocidad del punto de
reduce al concepto de simplicidad. Se da una formulación matemática pa- vista. Continuación de [7).
ra el caso especial de la Interpolación de leyes naturales. El principio de [9] "Prinzipielles zur Geschichle der Oplik". An.:h. f. Gesch. d. Nar.
simplicidad como fundamento de la formación de teorías, así como de to- 1915, S. 371ft. Análisis del contraste entre la teoría de emisión y la teoría
do conocimiento Inductivo en general. ondulatoria de la luz.
{10] "Zur Klassifikalion van Hypothesensyslemen". Jahrb. d. Phi/os.
Ofto Neurath, Director del Museo de Sociedad y Economía de Viena. Ges. a. d. Univ. Wien, 1916.
{ 1J "Zur Anschauung der Antike über Handel, Gewerbe und Landwirs- A causa de los solapamientos, las dicotomías habituales son inapli-
chafl". Jahrb. /. Nar. Ok, 1906, S. 577 ff. y 1907, S. 145ff. cables; mostrado con el ejemplo de [9J.
De la mano de un texto de Cicerón se describe el punto de vista de [11] "Das Begriffsgebaude der Wirtschaflslehre und seine Grundla.
la antigüedad. En el segundo capítulo se intenta un tratamiento sis!emáli- gen". Zs. /. d. ges. Staatswiss., Bd. 73, S. 48411., 1917.
co de la "historia y política comparadas". Incluido en: Antike WirtschaNs· [12) Antispengler. 96 S., Callwey, München, 1921.
gesc/Jichte. (Nal. u. Geistesw., Bd 258) Teubner, Leipzig (1909), 3. A. 1. Rechazo a Spengler. 2. Fases de la cultura. 3. Características de
1926; además en: "Zur Geschlchle der opera servilia"; Arch. f. Saz. -wiss., la cultura. 4. Descripción del mundo (objetivo y métodos de la descripción
Bd. 41, S. 438 ff. y en otros textos. del mundo en el sentido de la concepción científica del mundo}.
{2] "Ernst Schróders Beweis des 12. Theorems: 'Für identische Ope- [13) Lebensgestaltung und Klassenkampf. 152 S., Laub Berlín
rationen gill das Commulationsgeselz"'. Arch. f. syst. Phíl., Bd. 15, S. 104- 1928. 2.50 M; gebd. 3.50 M. . ' ,
106, 1909. Cap. VI: Antroposofía como ideología de clases. IX: Marx y Epicuro.
{31 "Eineeutigkeil und Kommutalivítat des·logischen Produktes 'ab'". X: Abandono de la ~etaffsica. La concepción científica de! mundo como
Ebend., S. 342-344. modo sociológicamenle condicionado de pensar en nuestro tiempo. Re-


132 REDES • UJ
REDES
210
Mach La concepción científica de( mundo: el Círculo da Viena

greso a los modos de pensar de los tiempos tempranos luego de un inter- {9] "Erscheinung und Wesen". Kantstudien, Bd_ 22. 1918.
medio teológico-metafísico. [10) "Naturphilosophische Betrachlungen über das Kausalprinzip".
[14] B1!dstat1stik nach W,ener Methode in der Schu/e. Dlsch. Verl. f. Naturwiss., Bd. 8, S. 401-474, 1920.
Jug. u. Volk. Wien, 1929. (En preparación.) [11] "Helmholtz als Erkennlnistheoretiker". En: Helmholtz als Physi-
Contiene indicaciones de la afinidad entre la concepción científica ker, Physiologe und Philosoph. Karlsruhe, 1922. ,..
del mundo y la reconfiguración del presente; conexión entre la estadística \ (12] "Die Re!ativila.tstheorie in der PhHosophie". Verhandl. d. Ges. O.
como descripción con números, su reproducción gráfica y la aspiración de Naturf. und Arzte, 87. Versamm/ung, S. 58·69. 1922.
un "tamiz'.' sistemático mediante la concepción científica del mundo. [13] Raum und Zeit in der gegenwartigen Physik. Zur Einführung in
[15] Oer wissenschaftliche Gehalt der Geschichte und National6ko- das Verstandnis der Refativitats- und Gravítationstheorie. 114 S., Springer,
nomie_ (Schr. Z. wiss. Weltauff., Bd. 4) Springer, Wien. (En preparación.) Berlín (1917), 4. A. 1922. 3.35 M.
Ver lambién: O. Hahn-Neuralh [1]. 111. Relatividad del espacio. (Deformaciones arbitrarias de! espado
son, cuando todos los cuerpos son proporcionados, empíricamente caren-
Oiga Hahn~Neurath, Viena. tes de objeto.) V. Inseparabilidad de la geometría y la lisica en la experien-
[11 Junio con Otto Neurath: "Zum Dualismus in der Logik". Arch. f. cia (la geomelría del mundo es una descripción del comportamiento de
syst. Phi/, Bd. 15, S. 149-162, 1909. cuerpos rígidos y rayos de luz). VI. La relatividad de los movimientos y su
Sobre la eliminación de una asimetría en el dualismo. En conexión relación con la inercia y la gravitación. VII. El postulado de la relatividad
con el cálculo de Schróder (además [2]. [31). general y la determinación de medidas de! continuo espacio-liempo. IX. La
[2] "Zur Axiomalik des logischen Gebietskalküls". Ebend., S. 345-347. finitud de! mundo. X. Relaciones con la filosofía. Teorías del espacio-tiem-
[31 "Über die KoeHizienten einer logischen Gleichung und ihre Bezie- po físico referido a los esquemas de orden objetivos no visua!izables, que
hungen zur Lehre van den Schlüssen". Ebend., Bd. 16, S. 149·176, 1910. son construidos en base a las experiencias subjetivas de espacio y tiem-
po. El valor de la teoría de la relatividad reside en que describe la estruc-
Theodor Radakovié, Privatdozenl de la Escuela Técnica Superior de Viena. tura geométrica y física del mundo mediante leyes generales de un modo
[1) "Die Axioma der Elementargeometrie und der Aussagenkalkül". más sencillo y preciso. El significado filosófico de la teoría de la relatividad
Mon. f. Math. u. Phys., Bd. 36, S. 285-290, 1929· radica, negativamente, en su crilica al apriorismo (Kan!) y otros puntos de
vista epistemológicos y, positivamente, en el estímulo al análisis de la
Morifz Schfick, Profesor de Filosofía de la Universidad de Viena. ciencia en referencia a su contenido empírico y lógíco. V sobre esto tam-
[1} Über die Reflexion des Lichtes in einer inhomogenen Schicht. bién [7], [14], [19].
Oiss., Berlin, 1904. [14] "Krilizistische oder empiristische Deulung der modernen Phy-
[2] Lebensweisheit Versuch einer Gfucksefigkeitslehre. München, sik?". Kantstudien, Bd. 26, S. 96-111, 1924.
1908. [15] Atlgemeine Erkenntnislehre. (Naturwiss. Monogr. u. Lehrb., Bd.
[3} "Das Grundproblem des Ásthetik in entwicklungsgeschichtlicher 1) 375 S., Springer, Belin (1918), 2A 1925. 18.- M; gebd. 19.20.
Beleuchtung". Arch. f. d. ges. Psych., Bd. 14, S. 102-132, 1909. l. Naturaleza del conocímienfo. La teoría del conocimiento es inves-
[4] "Die Grenzen der naturwissenschatt!ichen und philosophischen tigación de las cuestiones lundamentales de la ciencia en e! sentido de
Begrittsbildung". Viertelj. f. wiss. Phi/os u. Saz., Bd. 34, S. 121-142, 1910. una clarificación filosófica. La filosofía no es una ciencia junto a, o sobre,
[5] "Das Wesen der Wahrheit nach der modernen Logik". (Hab.-Schritt) las ciencias individuales; ella es sólo el medio a una comprensión de la na-
Ebend, S. 386-477. turaleza de la ciencia. Conocer significa, tanto en la vida cotidiana como
[6] "Gibl es intuitiva Erkennlnis?" Ebend., Bd. 37, S. 472·488, 1913. en la ciencia, encontrar lo igual en lo dislinlo. Conocer presupone compa-
[7] "Die philosophische Bedeutung des Relativitatsprinzips". Zs. f. rar representaciones. La precisión y generalidad se alcanzan recién me·
Phi/os u. phi/. Kril., Bd. 159, S. 129·175, 1915 .. dianle la introducciór:t de conceptos. Los conceptos son signos con
[8] "ldealital des Raumes, lntrojeklion und psychophysisches Pro- correlaciones estipuladas con hechos. La definición es exhibición de co-
blem". Vie,t. f. wiss. Phi/. u. Soz., Bd. 40, S. 230-254, 1916 . rrelación. A través de lo cual se restringe mucho la imprecisión, pero no se

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Asocíadón Emst Mach La concepción cienrmca del mundo: el Cin::ulo de Viena
211
supera. La precisión total só!o en conceptos que no se refieren a !a realidad d~d s~ basa sólo en la inducción. Para ella no hay fundame~tación lógica,
{rnatemática). La definición de estos conceptos ocurre "imp!icl!amente", es- smo solo una motivación psicológica (Hume). Su validez depende del con-
to es, mediante relacíones formales (axiomas). - Los juicios expresan la cepto todavía requerido de clarificación de probabilidad. Sea como sea la
existencia de estados de cosas. Su función puramente formal-simbólica, pasibilidad de conocimiento inductivo y can ello de conocimiento en ge~e-
no representativa en el sentido visual. La naturaleza de la verdad es la co- ral está ligada a cierta uniformidad del mundo.
rrelación unívoca de los juicios con los estados de cosas. Objetivo del co- . [16] "Naturphilosophie". En: Lehrbuch der Philosophie, hsg. v. Des-
nocimiento: describir unívocamente con un mínimo de signos un máximo so,r, Bd. 2: Die Philosophie in ihren Einzelgebíefen. S. 393-492. Ullstein,
de hechos. El conocimiento íntuitivo no es una cosa, intuición es sólo vi- Berlín, 1925.
vencia. r"-fo hay conocimiento sin signos de algún tipo. La diferencia funda- l. Generales. Tarea de la filosofía natural: investigación de los con·
mental en!re saber y conocer (poner en relación. ordenar). ceptos Y principios de la ciencia natural en relación con sus fundamentos
11. Problemas del pensamiento. El conocimiento aspira a una cone- de c~nocimiento y significado para la imagen del mundo. Áreas principa-
xión abarcativa. Esta conexión es deductiva. lógica. La inferencia estricta, les: filosofía de la física y filosofía de la bio!ogia. Objetivo del conocimien-
indubitable, es siempre anaHtica: sólo transformación de lo ya sabido. no to natural: no la sustancia, sino las leyes naturales (relaciones funcionales
ganancia de nuevo contenido. Los principios de 1a lógica sólo reglas de la cuantitativas). 11. Fílosofía de la sustancia. Hipótesis de continuidad, Ener-
univocidad de la descripción y de !a consecuencia interna; no tienen nada gética. Electroatomística, Disolución del concepto de sustancia. ¿Son rea-
que ver con el mundo. Ellas son más bien a priori (independientes de la les los átomos? 111. Filosofía de las leyes. Principio de causalidad· macro
experiencia}, pero ana!í!icas {tautológicas). Criterio de verdad: no la evi- Y ~icroleyes. Necesidad y fuerza. Relatividad de espacio, tiempo ~ movi-
dencia, sino la verificación, esto es, la comparación del juicio con el esta- mmnto; mundo cuatridimensiona!; gravitación. Estructura y desarrollo del
do de cosas. cosmos. Leyes estadísticas y ontológicas. Teoría cuántica. IV. Fílosofía de
IIL Problemas de la realidad. A. El establecimiento de lo real. Proble- fa vida. ¿Son reducibles los sucesos biológicos a leyes físicas? Origen de
ma: ¿qué es lo descripto en el proceso del conocimiento? Característica la vida. Orientación orgánica y "finalidad" (la orientación permanece. pero
general de lodo lo real: determinación temporal. Crítica a la filosofía de la n?_ con un fin como causa}. Rechazo del vitalismo (crítico), de la acepta-
inmanencia. También los conceptos constructivos, por ejemplo de la físi- c1on de faclores naturales a-espaciales. Los procesos vitales se conside-
ca. describen lo real. (En la cuestión de la realidad Schlick ha modificado, ran con alta probabilidad sólo como combinaciones complicadas de
entre tanto, sus concepciones; él acuerda hoy con los resultados de Witt~ procesos físico-quimicos elementales.
gens!ein y Carnap.) [17] "Erleben, Erkennen, Metaphysik". Kanlsludien, Bd. 31, s. 146-
B. El conocimiento de fo real. Rechazo de la distinción metafísica en- 158, 1926.
tre ser y "parecer". El conocimiento parte de lo vivencia do y se eleva so- . La vivencia, conocida en su inmediato ser así cualitativo, no es sus-
bre ello en la construcción conceptual, La objetividad máxima recién en el cept1b!~ de ser expresada mediante juicios. Todo el conocímiento es por el
conocimiento cuantitativo. Construcción del espacio físico (método de contrano comunicable; hace pie en el saber, pero sólo expresa las relacio-
coincidencia). Lo flsico y lo psíquico no son dos ámbitos de la realidad. si- nes formales (estructuras) de los estados de cosas. En ello también se ba-
no sólo dos tipos de formación de conceptos. El tradicional problema psi- sa la objetividad de la ciencia. Oulen quisiera exigir más del conocimiento,
co-físico se basa en lo fundamental en la pregunta sin sentido por el lugar lo confundiría con el saber (vivencia) o con el arte, cuyo sentido es esti-
de lo psíquico. mular las vivencias. La ciencia del espíritu (historia} quiere comprender,
C. Validez del conocimiento de la realidad. La validez de la deduc- e.sto e~, co~ocer y saber al mismo tiempo, conocimiento de relaciones y
ción es independiente del estado del mundo. El procedimiento de la cien- vivencias reiteradas; en ella se reúnen as( la ciencia y el arte.
cia teórica de la realidad es hipotético-deductivo. El problema de la validez La metafísica como conocimiento intuitívo de lo trascendente es im-
debe así ser planteado para las oraciones más generales {presupuestos, posible. la intuición no es conocimiento, la trascendehcia carece de sen-
hipótesis} de la ciencia. La opinión de Kant sobre el conocimiento sintéti- tido. La díferencia ent~e idealismo y realismo no es expresable, así como
co a priori es rt'!-1utada; las oraciones de la matemática son analíticas, las tampoco la existenGia de lo espiritual en el congénere. Pues aquí no se
de la ciencia. natural a pasteriori. La validez del conocimiento de la reali- trata de estados de cosas experimentables. La metafísica inductiva tam-

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Asociación Emst Mach La concepción cienl{f/ca del mundo: el Circulo de Viena

bién es imposible; pues surgen o bien hipótesis científicas individuales Editados:


(aun cuando sólo con baja probabil~dad) o algo no experimentab!e, o sea, 1. con P. ~ertz (con detallados comentarios de Schlick y Hertz):
sin sentido. Helmholtz, Schnften zur Erkenntnistheorie. 175 S., Springer, Berlin, 1921.
[1 BI Vom Sinn des Lebens. Sonderdruck des Symposion. 26 S., Ber- 8.50 M.
nary, Berlín, 1927. 1.50 M. _ 2. con_ Ph. Frank:. Schriften zur wissenschaftlichen,., We/tauffassung.
¿Hay una salida al modo de pensar pesimista, según el cual la vida Sprmger, Wien. Aparecidos hasta ahora: R. v. Mises: Wahrscheinlichkeft
só!o es un movimiento pendular entre el dolor y el aburrimiento? En el pre· Statistik und Wahrheit, 1928; Carnap [9J. En preparación: Waismann [2]'.
sente se honran el trabajo y el propósito. Pero el sentido de la vida sólo Neurath [15], Ph. Frank 112]. Schlick [21], Feigl [2], Hahn [B].
puede radicar en estados que porten en sí mismos su finalidad, o sea, só-
lo en el juego (en el más amplio y mejor sentido del término, no en el "ju- Friedrich Waismann, Viena.
gueteo"); ejemplos: creación artística y disfrute del arte, conocer, deporte, [1] "Die Natur des Reduzibilitatsaxioms". Man. f. Math. u. Phys., Bd.
etc., y como lo más importante las formas elevadas de una convivencia 35, S. 143-146, 1928.
satisfecha de bienes entre los hombres. Sin embargo, sólo el espíritu de [21 Logik, Sprache, Phi/osophie. Knlik der Phi/osophie durch die Lo-
la juventud, que es en principio independiente de la edad, es capaz de li- gik. Con prefacio de M. Schlick. (Schr. z. wiss. Weltauft., Bd. 1) Springer,
berarse de la presión de las representaciones de propósitos y obligacio· Wien. (En preparación)
nes; en él reside el sentido de la vida. (Estas concepciones ya son Este escrito es en lo esencial una presentación de los pensamientos
defendidas en [2] y deberlan continuar exponiéndose más tarde en una "fi- de Wittgenstein [1 ]. Lo que es nuevo en él y de lo que esencialmente tra-
losofía de la juvenlud".} ta es del ordenamiento y disposición lógica de esos pensamientos.
[19] "Erkenntnistheorie und modeme Physik". Sdentia, 1929, S. 307-316. Conlenído: l. Lógica (Sentido, referencia, verdad. Funciones de ver.
1201 Prefacio de: Waismann 121; S. 1-XI, 1929. dad. Naturaleza de la lógica).
Observaciones previas programáticas a ese libro y a la colección en 11. Lenguaje (Análisis de los enunciados. Oraciones atómicas. Re-
su conjunto. - El verdadero progreso de la filosofía no reside en los siste· presentación lógica. Limites del lenguaje).
mas sensacionales que se contradicen los unos a los otros en una suce· 111. Filosofía (Aplicación de los resultados a los problemas de la filosofía).
slva serie infinita. Reside más bien en un grupo anónimo al que también
pertenecen especialmente los investigadores de las ciencias individuales. 2. Autores cercanos al Circulo de Viena
Este grupo no posee ambiciones filosóficas especiales: en él perduran, sin Aquí se nombran los siguientes autores que trabajan en el terreno de
embargo, los valiosos conocimienlos de los grandes pensadores. En este la concepción científica del mundo y que se encuentran en un intercambio
grupo vive el espíritu de la Ilustración, de la concepcíón científica def mun- personal y científico con miembros del Círculo de Viena: Oubislav J
do, que finalmente hoy también se vuelve a imponer, a pesar de todas las Frank, Grelling, HArlen, Kai!a, Loewy, Ramsey, Reichenbach, Reidem~is~
corrientes metafísicas e irracionalistas de moda. Las más sanas concep- ter, Zllsel. Se mencionan aqui los más importantes escritos de esos auto~
ciones de todos los liempos las encontramos en las corrientes de pensa· res en la medida en que tratan los problemas referidos.
miento empiristas y positivistas. El giro, sin embargo, que ha tomado la
concepción científica del mundo en el presente, la revelación de los viejos Walter Dubislav, Privatdozent de la Escuela Superior Técnica de Berlín_
problemas filosóficos como pseudoproblemas y el fructífero análisis del [1] K. W. Clauberg und. W. Dubislav, Systematisches Wórterbuch der
conocimiento, ha sido posible recién a causa de una nueva concepción de Phi/osophie. 565 S., Meiner, Leipzig, 1923. 7.- M; gebd. 9 - M.
!a lógica. La obra decisiva, Wittgenstein [1], proporcionó iluminaciones de- [21 "Uber das Verhaltnis der Logik zur Mathematik". Ann. d. Phi/os.,
finitivas sobre la naturaleza de lo lógico. Recién ahora puede ser clara~ Bd. 5, S. 193-208, 1925.
mente concebida la tarea de la filosofía, la clarificación de la relación del [31 Úber die sog. analytischen und synthetischen Ur1ei/e. 24 S.,
lenguaje y el mundo. WeiB, Berlín, 1926. 1.50 M.
1211 Fragen der Ethik. (Schr. z. wiss. Weltauff., Bd. 6) Spinger, Wien. [4] Die Fries'qche Lehre van der BegnJndung. Darsteflung und Kritik.
(En preparación.) 108 S., Mattig, Domitz, 1926. 5.- M.


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La concepción cienrifica del mundó: el Circula de Viena
Asociación Emst Mach
213

[51 Über die De(!nition. 74 S., Weifl, Berlín (1926), 2. A. 1927. 4.- M. Comentario coleclivo sobre la filosofía alemana de las ciencias exac-
(6J "Zur kalkülrnEi.íligen Charaklerisierung der Definitionen". Ann. d. tas desde 1914.
Pililos., Bd. 7, S. 136-145. 1928. Además:
[71 "Zur Lehre von den sog_ schópferischen Oefinitionen". Teil I und Reseñas sobre libros de: Nalorp, Bergmann, Kelsen, Dingler, Rei-
11. Phi/os. Jahrb. d. Gorresges., Bd. 41, S. 467-479, 1928; Bd. 42, S. 42- chenbach, lewin, Sch!ick, Hertz, Beggerow, Upsius, Burkamp; en O. L. Z,
Zs. f. math. u. nat. Unf. y otras.
59, 1929.
[81 "Zur Methodenlehre des Krilizismus·. 81. f. erzieh. Unt., Bd. 56, Traducciones: Enriques, Probl. d. Wiss., 1910; Russell [13], [18],
[20], [22]; Meyerson, ldentirat u. Realitát, 1929.
Nr. 17. 18, 19; 1929.
[9} Zur Methodenlehre des Kritizismus. 38 S., Beyer, Langensa!za,
Hasso Hiirlen, Stuttgart.
1929.1.20 M.
[10] "Über die Definllian durch Abstraktionen". Arch. f. syst. Phi/os., [1 J nSur la paradoxie logique dans la théorie des ensernbles". Comp-
tes Rendus, Paris, Bd. 184, S. 367, 1927.
Bd. 32, S. 14-27, 1929.
{11] "Zur Phílosophie der Mathernatik und Naturwissenschaft". Ann. [2] "Über Vollstandigkeit und Entscheidbarkeir. Jaf1resber. d. O.
Marh.-Ver., Bd. 37, S. 226-230, 1928.
d. Phi/os, Bd. 8, S. 135-145, 1929.
[121 "Über Bolzano als Kriliker Kanls". P/Jílos. Jahrb. d. Górresges.,
E Kaifa, Profesor de Filosofía en la Universidad Turku (Abo), Fin!and\a.
Bd. 42, S. 357-368, 1929.
[1] Der Satz vom Ausgfeich des Zufalls und das Kausafprinzip. Anna-
les Universitatis Aboensis, B. 11, 2; 1924. 21 O S.
Josef Frank, Arquitecto, Prof. a. D. en la Escuela de Artes y Oficios de Viena.
Análisis del principio de legalidad estadística y su posición en el sis-
[1 J "Vom neuen Slil". Baukunst, 1927.
[21 Oer Gschnas lürs Gemüt und der Gschnas a/s Pmbfem. Akad. tema de los principios de las ciencias naturales.
[2] Die Prinzipien der Wahrscheinlichkeitsfogik. Ebend .. B. IV, 1; 1926.
Verlag, Stullgart, 1928.
[31 Die Wiener Bautátigkeit 1928 und die Kunst. (Zeillragen a. d. Ge- 171 S.
Tesís principal: las operaciones de probab!idad de la ciencia empíri-
biet d. Soziologíe) Leipzig, 1929. (En preparación.)
ca no son reducibles a la lógica de !a verdad; la teoría de !as funciones de
verdad debe ser coordinada a una teoría de las "funciones de probabili-
Kurt Grelfing, Berlln.
dad".
[1J ''Über einige neuere Mif\verstandnisse der Fñesschen Phllosophie und
[3] Probfeme der Deduktion. Ebend., B IV, 2; 1928 86 S.
ihres Verhaltnisses zur Kantischen". Abhandl. d. Friesschen Schule, Bd. 1, 1906.
[21 "Das gute, klare Recht der Freunde der an!hropologischen Ver- Discusión de las relaciones entre lógica y matemática.
[4] Beitriige zu einer synthetischen Phifosophie. Ebend., B. IV, 3; 1928.
nunflkrilik, verteidigt gegen Emst Cassirer". Ebend., Bd. 2, S. 153-190, 1908.
[31 Grelling und Nelson, "Bemerl<ungen zu den Paradoxien van Russell 209 s.
Esbozo de una concepción monista del mundo basada en el supues-
und Burali-Forti".
lo de que toda realidad es cualitativa y también de que las termas de le-
galidad de los diferentes ámbitos sólo son gradualmente distintos.
{51 "Die philosophischen Grund!agen der Wahrscheinlichkeitsrech-
Heinrich Loe\.\-'Y, Viena.
nung". Abh. d. Fr. Sch., Bd. 3, S. 439-478, 1910.
[1] "Marxisrnus und a!!gemeine Nahrpflichf'. En: J. Popper-Lynkeus,
[6) "Philosophische Grundlagen der Polilik". Sozia/isf. Man., 1916.
Gespriiche. Lowif, Wien, 1925; S. 69-74.
(71 Mengenfef,re. (Math.-Phys. Bibl., Bd. 58) 49 S., Teubner, Leipzig,
[2] "Die Krisis in der MaU1ernaHk und ihre philosophlsche Bedeu-
1924.1.20 M. Presentación popular de la leoria general de conjuntos.
tung". Naturwiss., Bd. 14, S. 706-708, 1926.
[8J "Phi!osophy o! !he exact sciences: ils pre_sent status in Germany".
Además: reseñas de libros de filosofía natural en: Jahresber. d. O.
The Monist, 19,8. También en la antología: Phifasophy today, hsg. v.
Math. Ver. y Physikal. Zs., desde 1924.
Schaub, Chicago, 1928.

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REDE!
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RfDfS
Asociación Emst Mach 214
La concepción cientifica del mundo: el Circulo de Viena

F P. Ramsey, Fellow del King's Co!lege de Cambridge y University lectu- [13] "Wahrscheinlichkeitsgesetze und Kausalg;setze". Umschau,
rer en Matemática. Bd. 29, S. 789-792, 1925.
[1] "Universals". Mind, Bd. 34, S. 401-417, 1925. [14] ~Die Kausalstruktur der Welt und der Unlerschied van Vergan-
(2] "Foundations of mathematics". Proc. London Math. Soc., Bd. 25, genheil und Zukunft". Ber. d. Münch. Akad., math.-nat. Abt., 1925, S. 133-
S. 338-384, 1926. 175.
[3] "Facts and proposilions". Proc. An:Stot. Soc., Suppl.-vol. 7, S. 153- [15] "Die Weylsche Erweilerung des Riemannschen Raumes und die
170, 1927, geome1rische Deutung der Elektrizitát". (Apunte de conferencia) Verh. d.
D. Phys. Ges., Bd. 7, S. 25, 1926.
Hans Reichenbach, Profesor en la Universidad de Berlín. [16) "Erwiderung auf eine VerbffentHchung van Herm Hj. Mellin". zs.
[ 1 J Der Begriff der Wahrscheinlichkeit für die mathematische Darste- f. Phys., Bd. 39, S. 106, 1926.
1/ung der Wirklichkeil. 79 S., Diss., Erlangen, 1915; Barth, Leipzig, 1916; y [17] "Die Problema der modernen Physik". Neue Rundschau, 1926
Zs. f. Phi/os. u. phi/. Krit., Bd. 161, S. 209ff., 1917. S. 414ff. ,
[2] "Die physikalischen Voraussetzungen der Wahrscheinlichkeils- [18] "Metaphysik und Naturwissenschaft". Conferencia en el congre-
rechnung". Nalu,wiss., Bd. 8, S. 46ft. u. 349tt., 1920; Zs. f. Phys., Bd. 2, S. so de la Kant Gesellschaft. Halle, 1925. Symposion, Bd. 1, S. 158-176
150-171, 1920; Bd. 4, S. 448-450, 1921. 1927. '
[3] "Philosohische Kritik der Wahrscheinlichkeitsrechnung". Naturwiss., [19) "Lichtgeschwindigkeil und Gleichzeitgkeit". Ann. d. Phi/os, Bd 6
Bd. 8, S. 146ff., 1920. S. 128-144, 1927. '
[4] Re/alivilalslheorie und Erkennlnis a priori. 110 S., Springer, Ber- (20] Von Kopemikus bis Einstein. (Wege zum Wissen) UHsteín Ber-
lín, 1920. 4.- M. lín, 1927.1.35 M. ,
IS] "Der gegenwártige Stand der Relativitátsdiskussion. Eine kritische [21) "Ein neues Alommodell". Umschau, Bd. 31, S. 281-284, 1927.
Untersuchung". Lagos, Bd. 10, S. 316-378, 1922. [22] "Wandlungen im physikalischen Weltbild". Zs. l. ang_ Chemie,
V. también sobre eso las réplicas a las objeciones a la teoría de la Bd. 41, S. 347ff., 1928.
relatividad; contra Dingler: Phys. Zs., Bd. 22, S. 379-384, 1921; contra Th. {23} Philosophie der Raum-Zeil-Lehre. 380 S., Gryter, Berlfn, 1928.
Wull: Aslron. Nachr., Bd. 213, S. 307ff., 1921; contra Anderson: ebend., 18.- M; gebd, 20.-M.
Bd. 215, S. 373ff., 1922. [24] "Die Wellanschauung der exak1en Wissenschaften". Bóttcherst.raíle,
[6] "La signilicalion philosophique de la théorie de la relativité". Re- 1928, S. 44ff.
vue phi/os., Bd. 47, 1922. [25] "Stetige Wahrscheinlichkeilsfolgen". Zs. f. Phys., Bd. 53, s. 274-
[7] Axiomalik der re/alivist1:Schen Raum-Zeit-Lehre. (D. Wissensch., 307, 1929.
Bd. 72) 161 S., Vieweg, Braunschweig, 1924. 6.- M.; gebd. 7.50 M. [26] "Zur Einordnung des neuen Einsleinschen Ansatzes über Gravi-
Trabajos preparatorios para ello: Phys. Zs., Bd. 22, S. 683ff., 1921; tation und Elektrizitat". Ebend, S. 683-689.
Zs. f. Phys., Bd. 9, S. 11111., 1922. [27] "Die neuere Theorie Einsteins über die Verschmelzung von Gra~
{8} Distintos articulas sobre: probabilidad, teoría del error, hipótesis vitation und Elektrizitat". Zs. f. ang. Chemie, Bd. 42, S. 121-123, 1929.
ergodésica, teorema de Bemoum y otros en: Physikalisches Handwórler- [28] "Das Kausalproblem in der gegenwartigen Physik". Ebend. s.
buch, hsg. v. Berliner u. Scheel. Springer, Berlín, 1924. 457ff. '
[9] "Die relativislische Zeillehre". Scienlia, Bd. 36, S. 36-374, 1924. [29] "Bertrand Russell". En: Obe/isk-Almanach 1929, S. 82-92. Drei-
[10] "Die Bewegungslehre bei Newton, Leibniz und Huyghens". masken~Verlag, München.
Kantslud., Bd. 29, S. 416-438, 1924. [30] "Ziele und Wege der physikalischen Erkennlnis". En: Handb. d.
[11 J "Planetenuhr und Einsteinsche GleicMzeitigkeit", Zs. f. Phys., Bd. Physik, hsg. v. Geiger u. Scheel, Bd. 4, S. 1-80. Springer, Berlín, 1929.
33, S. 628ff., 1925. _
[ 12] "Über die physikalischen Konsequenzen der relativistischen Kurl Reídemeíster, P1ofesor de Matemática en la Universidad de Kónigs~
Axiomalik". Zs. f. Phys., Bd. 34, S. 32ff., 1925 . berg.


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Asoclacíón Emsr Mach La concepción científica del mundo: el Círculo de Viena
215

[1] "Exaktes Denken·. Phi/os. Ann., Bd. 3, S. 15-47. 1928. el camino de una constante ampliación; las concepciones aparentemente
1. Lógica y malemálica. 2. Formalismo como lógica crítlca. 3. Cono- nuevas volcadas dejan intacto !o fundamentado de las viejas teorías. -A pe-
cimiento exacto. sar de que el camino que lleva de !a experiencia a la teoría no es lógicamen-
te unívoco, siempre hay sin embargo una teoría que es tan superior a las
Edgar Zilsel, Docente en la Universidad Popular de Viena y Profesor de otras a través d~ su simpficidad, que su elección es prácticamente forzosa.
Escuela media. [3] Geometrie und Erlahrung. (Conferencia Akad. Berlín, 1921) 20 S ,
[11 "Die Abfassungszeit der Arnphibolie der Reflexionsbegriffe". Arch. Springer, Berlín, 1921. 1.- M.
f. Gesc/1. d. Phi/os., 1913. Sobre el problema epistemológico del espacio-tiempo. Clara separa-
[2] Das Anwendungsprob(em. Eín phifos. Versuch über das Gesetz ción de la geometría pura como disciplina matemática (sistema de axio-
der gro{len Zahlen und die lnduktion. 194 S., Barth, Leipzig, 1916. 5.- M. mas) y de la geometría aplicada como rama de la física. La "geometría
[3} Die Geniereligian. Versuch über das modeme Persónlichkeitsi- práctica" es la teoría de las posibilidades de posición de los cuerpos rígi-
deal mil einer historischen Begründung. 1. krit. Bd., 200 S., 1918. dos. La definición de cuerpo rígido presupone, sin embargo, conocimien-
[4] "Neue Grundlegung der statischen Mechanik". Man. f. Math. u. to físico. Fundamento empírico: la conservación de las coincidencias
Phys., 1921. (igualdad de recorrido; extensión; distancias). La pregunta por la estructu-
[5J Die Entstehung des Geniebegriffs. Ein Beitrag zur ldeengeschich- ra geométrica del mundo se decide unívocamente.
te der Antike und des FnJ/1kapitalismus. 346 S., Mohr, Tübingen, 1926. 12.-
M: gebd. 15.- M. Bertrand Russe/1.
[61 "Asymmetrie der Kausalilat und Einsinnigkeil der Zeif'. Natur- (1] A critica/ exposirion of the philosophy of Leibniz. 311 S., Univer-
wiss., 1927. sity Press, Cambridge, 1900.
[71 "Naturphilosophie". En: Schnal'J, Einführung in die Phitosophie. [2) The principtes of matematics. 534 S., Univ. Press, Cambridge,
Zickfeld, Osterwieck, 1928. 1903. Investigaciones sobre la derivabi!idad de la matemática a partir de
[81 "Philosophische Bemerkungen". Kampf, Bd. 22, S. 178-186, la lógica.
[3] "Mathematical logic as based on the lheory of types". Amer.
1929.
Joum. Math., Bd. 30, S. 222-262, 1908.
J. Representantes lideres de la concepción científica del mundo [4] Timportance philosophique de la logistique·. Revue de Mét. et.
E;nsleln, Russell y Wittgenstein son nombrados aquí como aquellos Mor.. Bd. 19, S. 281-291, 1911.
dentro de los pensadores líderes del presente que defienden pl.Jblicamen- [5] A. N. Whitehead and B. RusseU, Principia mathematica. Univ.
te de un modo más efectivo !a concepción científica del mundo y que tam- Press, Cambrtgde. Bd. 1, 666 S. (1910), 2. A. 1925 (Texlo sin modificar:
bién ejercen la mayor influencia sobre el Círculo de Viena. nueva introducción y tres anexos): Bd. 11, 772 S. (1912), 2. A 1927 (sin
modificar): Bd.111, 491 S. (1913), 2. A. 1927 (sin modificar).
Se expone un nuevo sistema de lógica simbólica basado en pocos
Albert Einstein.
Importantes observaciones filosóficas se encuentran, además de en principios y conceptos fundamentales. A partir de esa lógica se deriva la
los siguientes escritos, lanto en los trabajos originales de ~.instein como aritmética: los números cardinales se definen como clases de clases ldem-
también en los escritos más comprensibles en general (p.e.: Uber die spez. potentes. Se muestra que los números así definidos poseen !as propieda-
u. attg. Retativitiltst11eorie. Vieweg, Braunschweig [1917], 14. A. 1927; Ather des exigidas en la aritmética. Posteriormente se derivan los siguientes
conceptos: valor límite, continuidad; serte bien ordenada, número ordinal:
und Relativitátstheorie, 1920).
[1) "Emst Mach". Phys. Zs., Bd. 17, S. 101-104, 1016. fracción, número real, cantidad (medición). Para la derivación de todos los
[2) "Motive des Forschens". En: Ansprachen zu Plancks 60. Geburts- conceptos matemáticos bastan los conceptos lógicos basicos; por el con-
trario, para la derivació[l de algunas proposiciones matemálicas son re-
tag. Müller, Karlsruhe, 1918.
El motivo""fnás puro para la investigación física es el deseo de dar con queridos nuevos priRcipios adicionales: los axiomas de infinitud y de
la pista del Orden oculto de la naturaleza. El desarrollo de las teorías sigue elección.

J44 •REDE!
• 14)
REOE!
216
Asociación Emst Mach La concepción cientifica del mundo- el Círculo de Viena

Los suplementos a la segunda edición del primer tomo eliminan el [12) Introducción a: Wittgenstein [1] S., 1921. (En el libro, en inglés;
llamado axioma de reducibilidad que causaba ciertas dificultades. Esta y en los Annalen, en alemán.)
otras mejoras y nuevas posiciones frente a los problemas se retrotraen Comentarios al libro de Witlgenstein; conexiones entre algunas con-
fundamenlalmente a !as propuestas de Wilgenstein [1 ]. secuencias y problemas abiertos.
[6] Die Probleme der Philosophie. (1912) Traducción de P. Hertz. 143 [13] DieAna/yse des Geistes. (1921) Traducción de Qrelling. 407 S.,
S., Wellkreis-V., Erlangen (ahora: Benary, Berlín), 1926. 1 Meiner, Leipzig, 1927. 12.- M; gebd. 14.-M.
Apariencia y realidad_ Materia. Inducción. Conocimiento apriorístico. ' La física elimina la materia; la psicología se maleriaHza (conduclis-
Saber intuitivo, entre otros (parcialmente superado por [7] y [13}.) mo). Unificación de ambas tendencias: lo físico y lo psíquico son ambos
[7] Unser Wissen van der Au/Jenwelt. (1914) Traducción de W. construidos a partir de un fundamento neutra!. Aquí se lleva a cabo esta
Ro\hslock. 331 S., Meiner, Leipzig, 1926. 10.- M; gebd. 12.- M. concepción para lo psíquico.
Tres corrientes fundamentales de la filosofía contemporánea: 1. Tra- [14] China und das Prob/em des femen Ostens. Traducción de He\.
dición clásica, conexión con Kant y Hegel; 2. Evolucionismo (Darwin, hey. 228 S., Dreimasken-V., München, 1925. 5.- M; gebd. 6.- M.
Spencer, James, Bergson); 3. "Atomismo lógico", sólo este método es "Los chinos poseen una cullura que es superior a la nuestra en todo
científico. La lógica como parte más esencial de la filosofía. Construcción aquello que apor1a a la felicidad del hombre." (p. 144)
de! mundo de la ciencia natural a partir de los datos de los sentidos. El pro- [15] Die Ku/tur des lndustrialismus. (1923) Traducción de Margolin
blema del infinito. Concepto de causa. Libre albedrío. 336 S., Dreimasken-V., München, 1928. 5.- M; gebd. 6.50 M.
[8] Mysticísm and /ogic, and other essays. 234 S., Longmans, Len- Análisis de las fuerzas fundamentales de! presente: capitalismo e im-
don (1917), 1921. perialismo, socíalismo y aulodeterminación. Problema fundamental: evitar
Colección de artículos. Entre otros: Método científico en filosofía. la guerra.
Elementos fundamentales de la materia. Relación de los datos de los sen- [16] lkarus oder die Zukunft der Wissenschaft. Traducción de Arens.
tidos con la física. Concepto de causa. 55 S., Dreimasken-V., München, 1926. 2.20 M; gebd. 3.- M.
[9J Gnmdlagen für eine soziale Umgestaltung. (1916) Traducción de Los peligros para la cultura del mero incremento de la ciencia y la
Hethey. 173 S., Drimasken·V., München, 1921. 3.- M; gebd. 4.- M. técnica.
Una ··ti!osofía politica~. Tarea: freno al "impulso de posesión", fomen- [17] What I be/ieve. 95 S, Kegan Paul, London (1925), 1927.
to del "impulso creativo". Un breve e ingenioso resumen de la concepción del mundo de Rus-
[10] Einlührung in die mathemafische Phifosophie. (1918) Traducción sell: sobre la posición del hombre en la naturaleza y sobre las condiciones
de Gumbel y Gordon. 212 S., Dreimasken·V., München, 1923. 4.- M; gebd. de la vida correcta para los individuos y la sociedad.
5.- M. [18] ABC der Relativiliitstheorie. Traducción de Grelling. 260 S. Drei·
Presentación fácilmente comprensible de las ideas principales del masken·V., München. 1928. 3.50 M; gebd. 4.50 M.
sistema [5), sin ulilización de fórmulas. Definición de los números natura- Presentación comprensible en general, en conexión con discusiones
les, racionales y reales. Límites y continuidad. Axiomas de elección e infi- filosóficas.
nitud. Teoría de la deducción. Funciones proposicionales. Conjuntos. [19] ABC der Afame_ Traducción de W. B!och. 109 S., Franckh, Stult-
Matemática y lógica. gart, 1925. Como [18].
[11] Polilische Idea/e. (1918) Traducción e inlroducción de Gumbe\. [20] Phi/osophie der Materie. (1927) Traducción de Grelling. 433 S.
Con Prefacio de A. Einslein, 201 S., D. Verl.-Ges. f. Poi. u. Gesch., Berlín, (Wiss. u. Hyp., Bd. 32), Teubner, Leipzig, 1929. Gebd. 18.- M.
1922. Análisis lógico de la física; teoría cuántica, leoría de la relatividad. Anállsis
Traducción de dislintos escritos. Libro Caminos a la libertad; discu- epistemológico de la construcción de la física a partir de los dalos de la percep-
sión del socialismo, anarquismo, sindicalismo. Oistinlos artículos sobre ción. Para escapar al solipsismo se debe tomar ayuda prestada de los medios
pacifismo. Artículos del traductor sobre el significado científico de Russel\, nó poco aniesgados de la inducción y la causalidad. Teoría causal de la percep,
su deslino como pacilisla duran\e la guerra (cárcel, pérdida del cargo de ción; el estímulo tiene Ja inisma estructura que el contenido de la percepción. La
Profesor) y su posición sobre el bolchevismo . estructura del mundo físico; orden espacio-tiempo; líneas causales.


146 REDE! • 147
R/DEJ
Asociación Emst Mach La concepción cíentmca del mundo.' el Círculo de Viena

217

[21 J Ewige Ziefe der Erziehung. Unter besonderer BenJcksichtigung rrecta a las cueStiones filosóficas consiste de acuerdo con elio en corregir
der ersfen Kinderjahre. Traducción de Schnabel. 242 S., Kampmann, Hei- el lenguaje y que en el lenguaje corregido ya no se puede plantear la cues-
delberg, 1928. 7.50 M: gebd. 10.- M. tión. En ese sentido el presente escrito mismo no es una leoría, sino un
[221 An outline of phifosophy. 317 S., G. Allen, London, 1927. (Tra- camino que debería guiar al lector por sobre el nivel en e! cual todavía se
ducción Mensch und Welt. Ein GrundrifJ der Phifosophíe de Grelling en formulan cuestiones filosóficas, hacia fuera. Quien comprende correcta-
preparación; Dreimasken-V., München.) mente estas oraciones, reconoce al final que no tienen sentido. Debe su-
l. El hombre vislo de afuera. lnvesligación conductista del lenguaje, perarlas, y entonces ve el mundo correctamente.
la percepción, el recuerdo, el conocimiento. 11. El mundo físico. Causalidad; El tratado es comprensible con díficuftad; una presentación fácilmen-
construcclón a partir de la percepción. 111. El hombre visto de adentro. Au- te accesible a !os pensamientos principales los proporciona Waismann [2]
to-observación; conciencia; sentimiento y voluntad; ética. IV. El mundo.
[23] Scepticaf essays. London, 1928.
Traducción: Pablo Lorenzana
Ludwig Wittgenstein.
[1 J Tracrarus logico-phifosophicus. Con una introducción de B. Russell.
189 S., Kegan Paul, London, 1922. (Edición bilingüe alemán-inglés.) 1016 Sh.
(También bajo el título alemán "Logisch-philosophische Abhandlung", con in-
lroducción de B. Russell, en: Ann. d. Naturphif., Bd. 14, S. 185-262, 1921.)
Esta escrito discute los fundamentos lógicos de nuestro lenguaje,
esto es, los fundamentos de todo sistema de signos que esté en condicio-
nes de expresar pensamientos. Entre los estados de cosas del mundo y
las oraciones del lenguaje se da una relación fundamental, a saber: que
nuestros enunciados son pinturas de los estados de cosas. Todo pensar,
hablar y comunicar no es otra cosa que una representación lógica tal. Lo
que no puede ser pintado, !o que está privado de expresión por el lengua-
je, no puede ser representado, formulado, comunicado por ninguno de los
modos habituales. El libro pretende establecer un límite al pensar o, más
bien, no al pensar, sino a la expresión de pensamientos. Hay, en efecto,
algo inexpresable; esto hse muestra" en el lenguaje (p.e. en la estructura
lógica de los símbolos); y la distinción precisa entre lo decible y lo inexpre-
sable constituye el resultado más importante de este libro. Este conoci-
miento se aplica a una serie de cuestiones de lógica y de epistemología;
estas cuestiones se resuelven de un modo sorprendentemente sencillo,
tan pronto se haya mirado con claridad sólo la naturaleza del simbolismo.
De esle modo se aclara aquí !a naturaleza de la lógica y se proporciona la
prueba de que sólo hay una lógica; de esle modo se descubre la natura-
leza interna de la probabilidad, entre muchas otras cosas. Este punto de
vista lleva a una nueva concepción de la naluraleza de la filosofía. No hay
conocimienlos filosóricos que pudieran expresarse y formularse. "La filo-
sofía no es una teoría, sino una actividad. El_ resultado de la filosofía no
son 'oraciones·•filosóficas', sino el esclarecerse de las oraciones. Ella de-
be delimitar· !o pensable y con ello lo impensable." (S. 76). La solución ca-


l4~ RfDfl
• l4~
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226
Leszek Kolakowski
Colección Teorema

,"
i .

La filosofía positivistq ·
j)
11

Ciencia y filosofiá

TERCERA EDICION

CATEDRA

TEOREMA
relación con el entendimiento e t f ,
totalidad E r , s e enomeno en su 227
vismo el· 1 ~o exp 1ca po~ q;1e en la historia del positi-
ec or encontra~a solo los nombres más conocí-
~;~~
.
::~~:::: :Is ~~:tf~~~d/osa.las personas no citadas

CAPÍTULO PRIMERO

Características generales del positivismo

El nombre «filosofía positiva» procede de Saint Simon


y Augusto Comte y, en su versión abreviada «positivis-
mo», subsiste hasta hoy día, aunque esos mismos que se
presentan a los ojos de los historiadores o de los críticos
como partidarios de la doctrina positivista, no estén to-
dos de acuerdo en reclamar este nombre. Normalmente,
las reticencias de este tipo se deben al hecho de que, en
general, nadie gusta recabar una doctrina cuya historia,
larga y compleja, permite difícilmente disociar los ele-
mentos que se estaría dispuesto a admitir, incluso si
éstos son numerosos y esenciales. De igual modo, los es-
tereotipos falsos o muy simplificados que llevan general-
mente las apelaciones doctrinarias alimentan una cierta
repugnancia a aceptar como suyo el título de adepto.
Así, para captar la J;,QJ1l!Uui~fil2itll11.~tese11n1_
el positiyismo en la_his.1..mia...de la .culturn intelectual del
siglo pasado~ del nuefil.w_,_ha,<;;~faltaMr~~
-5ió.tLeu....parte_atbi1rilÜa,"jn~lu § ~ e e d i-
tar la actitud adoptada en otros numerosos casos (cuando
se habla, por ejemplo, de la historia de la filosofía exis-
tencialista o de la filosofía marxista). En efecto, una
cierta arbitrariedad es indispensable alJ:p._sJ;QX~ como
a todos los que desean entender la historia de la cultura
filosófica y que deben, por consiguiente, 2I~niza!l~
,ro.talidade~sq.uematfaadas, . .amitiendo. ento~as:d~

12 13
. ¡. 1
miento humano. Trata de los contemdos. de nuestros 1. .
rencia~ de las cuestiones consideradas como secundarias 228 enunciados sobre dmundo,.. ne~esariamente inherentes al
Y. pomendo en claro. las an~lo~fas de los contenidos prin- saber, y_ formula las normas que permite.~ estab~ecer una_\
cipales .. P:1es esta diferencrncion de los contenidos O te- distinciq_11_~~Qb,ie1:Q... Q-e una cuest1on posible Y_ lo
1?ª.s prmc1pales y secundarios en la filosofía no depende que, razonablemente, no se_ puede presen~ar como cu.~_
um~a~ente de lo arbitrario: se funda sobre ciertos co- tión. fil_,p,Q~ü.iYi.§füQ..,es, por tanto, .!:!Irn-"ªct,itud norma~
nocim1entos históricos que nos pueden indicar incluso que rige los modos de empleo de térf!linos ta~~s como,
con ayuda de indicios puramente cuantitativos 'y única- «saber» «ciencia» «conocimiento», «mformacion»; en
mente ap~oxima,tivos, que tales o tales temas, proposicio- ' ' .
consecuencia, las regl__ru¡___p.Q_siü:vi~tas _distm_g_uen~;~
nes o tesis .atrarnn la atención de los lectores, críticos y mod_o, las-12,.9lé_m_icas fHgsgfic:gs,.ys.~ntíficas, qu~ m~~
ª?eptos, m1en!ras que .otro~ no suscitab~n más qué dé- ;~~llevadas a _cabo de Jas que J1Q. J~gedm_ser .4ll.ll991L--ª'§
b1!es resonancias .. El ~1stor1ador que distingue una «co- y en las que, por consiguiente, no vale la pena. deteners~.
rriente» en la h~sto.rrn de la filosofía, se refiere, por He aquí las reglas fundamentales que conviene s~gu1:
tanto, a unos criterios puramente históricos efectivos. según la doctrina positivista, a fin de separar -.s1. ~s1
Funda así su ~ons~rucción y evita que se le r~proche re- puede decirse- el trigo de la paja_ en todos los ¡mc1os
co~ta~ ~n la h~stona del pensamiento ciertas series según enunciados sobre el mundo, es dec1t, de poner en claro
prm~1pios estrictamente personales (lo que, por otra par- lª-.s. cuestiones q_ue_ merecen _rt:flexión, y de rechazar, por
te, t1e~e ~1 derecho de hacer, si formulara con claridad otra parte, las cuestiones mal formuladas o que ponen
sus ~r1t~r1os). Además, se refiere a un sentido real de en obra conceptos mal construidos: _
contmuidad que traducen las generaciones sucesivas de Primero:...1Ia-reglii"3efte.Q.Offi~- Brevemente se
adeptos, Y que si, a veces, induce al error, merece siempre puede formular así: ll9-~~isJ~jj_~. r~al entre «;~en..::
que nos detengamos en ello. cia» v «fenómeno». En numerosas doctrmas met~fa.§ic;as
. Pero, al fin y al ca~, .n.ue.stto_obje.to..._es_un.....pucn_liti- ·tradicion;~~~e suponía que los distinto: fenó~enos per-
__ .g.~so ~ s~g..Q.QQG..~,myet§..l:!l.men te una «~..Qrrient~_pQ~iti:_ cibidos y percibibles son )J).odns. . d~ mamfestac1on de un~
v.1sta» en la ~:1mluc10n~.deC11en_fülfil!~J1!.P-.:.JilQ§Ófico ele los ..t~ª--lidad_<;U1e...J1Q_p_ued~ .r~.vcla1:.s~ dir~ct~r:1ente al conoc1~
.&glili,.2(l~ -X~~,, Por el. contrario,~hLS:s>ll!r_qy~r~Ji:_d~12i~J¿ miento ordinario. Esta suposición justificaba el uso de
.....d~~~~ d.elinu;a~l,?D~rec1~ª-d.l;!.,J:sta.mrri~nJ<;,S_d~ fa eGEé;:· p~l;bras como «sustancia», «form~ sustancial», «cua)ldad_ _
-;f~ 1
d~ld~e~=~~~;; l1;~n~~
11 9
~o~~tdef1~ ~?s;:r~i~á~i
arte, es!e caso es normal e inevitable, dado que·la ósmosis
oculta», etc.~ El _positivismo .. .1:ecom1eµda -~chazo de_!~,:
tas -distinciorr~s..__ _gJJ~ in,cl;\J_f::t'.!l JL~_g_or. T enemoscterech_o ~
fegiMrai foque se manifiesta efectivamente a la expenen~ _
de las _ideas, la .definición de los temas tanto como los
contem~os ambiguos, que dejan siempre considerables
c¡ÍíÍ(T~s opiniones sobre e~i~ias ~ultas ?e las que la~ l
~~!~t~~.;;j~.··.~:~~n~fü!~s," ~er,i~~--s.u? ~ i o n e s no. son
fluctua~1~1:es en las interpretaciones, son obstáculos para . Q!S~~.::1±f:Je,¡ ·en ,cLI,anto alas ~c:-1siones sobre cuest:one 1
unas d1v1s10nes absolutamente transparentes. que van mJs alla de la experienc1~ _dan en el ver~a~t~mo 1
Vamos a tratar, por t~nto, de trazar un esgge:Ql_ª---.~Q..~/
ral del modo de ensam1ento ositivista. ¡,
Conviene explicar. a9uí. ~ue la crltlca _de los. pos1t1¡v1sta
no trata de toda d1stmc1on entre «mamfestac1on» Y¡«cau1
1
-~ posÍtÍVÍS,!E_?, es una. J?OS_L~a filosófica relativa al sabe;·· sa». Así, se sabe que la tosferina se «manifiesta» p9r uq,
hum~no, ue, SI no~~"~"WJ.!LlftiCtQ J~~emas· tipo especial de tos convulsiva, pero desde ;el momento e1
1~
re~at ~!JPQ~o~_ggguisicig!Lik,l §~b-~r -·en el semid~
ps1c_o og1co o h1stot1co- constituye; por el contrario un
.SQ...1?.JUnto de reglas y criterios de juicios sobre el co~oci-\\
que se ha distinguido tal modelo patol?g1co :1,? es )necel
sario reconocer la tos como uná «mamfestac1on» Y prer
1
15
- > l>
\\

14 ·1
\
guntarse por el «mecanismo escondido» específico de cuestión sobre la existencia o las propiedades de un virus
229
esta manifestación; el descubrimiento, a principios de si- específico del cáncer, el cual, por ahora, sólo es percibido
glo, del bacilo de la tosferina corno agente causal de la a través de sus «manifestaciones». Sin embargo, en nu-
enfermedad, no llevaba, evidentemente, a la contradic- merosos casos, la respuesta no puede ser tan evi~en_i:e.
ción con los presupuestos del fenornenalismo. Pues lo No hablarnos con el propósito de entablar una polem1ca
q_~e los
positivistas .entienden QOr la QrohibiciÓJ)._~[Lq1e§-, con el positivismo, sino únicamente con el fin de llamar
la atención sobre el carácter muy general de las forrnul~.:-
t1on, qo es el_¡echaz~d!:.J~.~~~ r~fa,tixfl~_J!JJ!s.·1
causas gue.no ªL?arscsn en. la exneriencia . im. m,diti.t.!l. . . ·. <;: i1nn···,01 ~~s .. g~e e~plearn9s _para é~r~t~er~zar e,I=pi::9g~()-=
la .fah~ ;Je emliQ!CÍÓU. Ji:'iiii]~~~aja:_Jl.(r~·, sitivista, así corno sobre fa pos1b1h9::1q de mterptz<:t§l:C:!2:11es
_d~ e11t1dades ocultaL~lwl~almeute-na...,;S~ · cliversas i <;onuadictori~s- q~e, Pºt.Q1tª parte, ~n.. ~L.e~n:
den descubrir. con los_,..,,,,,,medios. >1se. rn1cfk.le~ .... · .· ~1·..····t..,...""..J.u.••····~.'·,..'· .·.•··.·.L.,•.·. ºsamÍento positivista mismo, se confirieron a esta regla
- ..."";-,,v~,,."'~.,.,,~,;;:;i~J;-A:l,,...~~M
«materia» y el «e_mfritu»._ constituyen ejernplqs: ;~lási{:() general.. Dicho esto, querem .. º.s de momento guardar cie.rto. 1
de esas entidades que los positivistas condenaba.n cobJo ls.rado de i n 9 , e t ~ r p ~ 1 i l §..~~.~~~~11er~u
interpolaciones ilegítimas porque van más allá delJotal a fin de que puedan éstas servir para d1stmgu1r una co-
de la experiencia posible. Puesto que se supone que la rriente bastante considerable en la historia de la filosofía,
materia es algo diferente de la totalidad de las cualidades sin que haga falta asociar el nombre «positivismo» a sólo
observables del mundo, una cosa cuya existencia no per- unas pocas formas de esta corriente.
mite explicar mejor los fenómenos observados inexplica- En segundo lugar:{ Ia regia-qel no11!1Pa1I~fü9.J Esta regla
bles sin él, ninguna base racional justifica recurrir a podría en el fondo pasar por la consecuencia de la ante-
, este concepto. Asimismo, si se supone que el «alma» rior, pero es mejor formularla aparte, ya que, en las
designa un objeto diferente de la totalidad de las cuali- controversias filosóficas, es raro que un juicio importan-
! dades descriptibles de la vida psíquica de los hombres, te desde el punto de vista filosófico proceda de modo
¡ es ~na construcd_ón superflua, pu~s nadie sabe decir en ineluctable de otro juicio igualmente importante del mis-
mo punto de vista, siendo así que cierto grado de fluc-
I que¡ un mundo sm «alma» sera diferente de un mundo
1 con:!«alrna». . . tuación en las palabras nos permite mantener, con algu-
¡ :qe ell_o se s:gue evidentemente que la in~rdi~.s:;ión fo- nas distinciones, dos juicios que, a primera vista, deben
nomenahs~a, ~s1 formulada invita a numerosas reservas, sorprender por su incompatibilidad rni:inifiesta. ~a re~la
pues es dificil formularla de modo que decida de una .9.el norgiA!llisrp.o ~Lfil-~..-n~ rne~..gue lg~1qt~tQlC-
\ dón de suponer que un s.~ cualgmerazbforrnul~do <¡:n
vez por todas, en todos los casos posibles, si la pregunta
1 que, ~os hacemos pertenece a las cuestiones legítimas, al
términos enerales tenga en la realipap _qtros eguivale:q-
1
1 térmmo de las cuales nos interrogamos sobre el «meca-
e u · · sin1,n:i.lares. Sabernos que e1
\ nismo», más allá de la «manifestación», o si no merece pro lema de a i.nte~e!_~!~~Í..<?!.1...4<:.L~~P~E-según esta óptica
1 más\ que ser arrojada a la basura, porque fundamental-
se presentó desdelos orígenes mismos del pensamiento
!, mente «metafísica». Es fácil en ciertos casos extremos: europeo. Cuando Platón consideraba la cuestión: ¿De
1 por ejemplo, si alguien sostuviera que los objetos escapan
qué hablarnos en realidad cuando, por ejemplo, nombra-
j totalmente al conocimiento, pasaría a los ojos de un po- mos un triángulo o cuando se trata de la justicia? -for-
i sitivista por un metafísico incorregible, pues enunciaría mulaba un problema que, bajo otras formas verbales,
· un juicio sobre la realidad que, precisamente, en virtud mantendría su vigencia hasta hoy día. Decirnos -consta-
misma de su definición, no se presta aL:,controLempírico./ taban los filósofos- que la suma de los ángulos del
Por otra parte, no dudamos del carácter sensato· de la triángulo es igual a la de dos ángulos rectos. Pero, en el
17
16
fondo, ¿a qué se refiere nuestro enunciado? No a tal230 suponer que son necesariamente reales en aliuna parte.
o cuaJ, cuerpo triangular, puesto que ninguno constituye El mundo gue SQDOcemos_es _un ...f.QIÚ1:Wt9 del,hs:chos in-
un tr1an?1:Io absolut~mente perfecto, que satisfaga todas di::viduaks,,,"ohs.~1ro sab~r.. :tiend~ a 9rd~
las cond1c1ones descritas en geometría; tampoco concier- estos hechos v se conviert~..J29~knte, en llll s.abe.t..
n~, por la misma razón, a todos los diferentes objetos verdadero, es decir, algo que puede utilizarse de modo
triangulares j :1º obstante . es imposible concluir que el práctico y que permite prever ciertos acontecimientos en
saber geomet~1~0 no se r~fiere a nada. Ciertamente, pues, función de otros acontecimientos. En estos .../tlsJe..tnas or-
~ues,tra aserc10~, habla s1mplemen~e del triángulo. Pero ganizados incluimos todos nuestros conce tos a stiact
e.que es este triangulo que no existe en la naturaleza? _.;;,~;1os esquemas de las ciencias matemáticas y todas
No posee ninguna de las propiedades físicas atribuidas a las ideaciones de las ciencias naturales. Gracias a ellos
los cuerpos Y,. en particular, a la localización especial; podemos J1aLJLnuestra..e~p~ri.encia. una_forJIIª-- ~9:lle.:t~Q.t(:,
todas _s;1s prop1eda?es se resumen en que es precisamente co.ncisa, fácil de recordar libre de todas las fluctuaciones
un triangulo, y mnguna otra cosa· debemos reconocer .~9,_g!.Í!?~~i .i~a~·- t~J;-;11;; ··deformacioiíes -~-·c;aa···i;e~··
_gu~ existe de ciega manerª-,_aunq~e eg-ª-~~Üi.te.n.1;i~LnQ cho individual lleva invariablemente. Si no existen círcu-
esr da~a en la ~µcía Knsibk._.Y__ss5lct_s,~ª-J'!c;fes,ibk los ábsofotamente perfectos ni en · 1a naturaleza, ni en
a a razon. los productos técnicos del hombre, logramos, sin em-
-~~inaJi~!.~5-!~S:J.sag este modo de razonamiento. bargo, producir cuerpos concéntricos muy cercanos a este
~§tamos au torizag.9LLI~~9J.lQ~~t.Ja existenci <I -··a;-·;~~ ideal, gracias al hecho de que, en el cálculo abstracto,
cosa -dicen-. cuando _la ex_ erien 7"""'----~~~--"'···",., ....... operamos con el círculo perfecto, o con el círculo a secas.
S~barg~;;¿~~-¾;~;;1!t~;p~;i;~i1:~-~J~Kl~!;;!l 9~-
.:.f,l sist½Jna gue organiza nuestras ex,Qeriencias, debe ,ser
suponer q1:~ a nuestro saber general sobre las propieda- ,tal ,que no ,gueda in.,trodu~~Jg_ ~e,;pe;tjenda s_eres. su-
des del triangulo corresponde un ser diferente de los 12lemi;n tari,QhJJL~xist~.t~~---~-l!L~~giencia, o, ya gue
cuerpos triangulares singulares que existe sui generis."' d~bemos recurrir a ünstrumentos abstr~~~os,} tal que ¡>¡er-
En :7erdad nuestro saber ex,ige el empleo constante de i mita guardar en mente el hecho de que se trata precisa-
los ~nstrn~entos conceptuales que describen ciertas ;1: l . mente de j,u§JrnJP(:Rf.\::t~., de prodµcciones 4.1:!Jn8:1Jlol§ ....911t!
tuaciones ideales, las cuales no están nunca verificadas 1 . \,gn;:qquran la ~~~~u.fl.gj sin poder pretender a tjna
en e} :nundo empírico. Las ciencias ~;temáti~~s no so~ J · ,e.xisten~ia.;,1n:oni1;t. ,
l~s. umcas 9~e acuden a este tipo de construcciones; la En otras alabras, desde el nunto de vista .de la crítica
~1s1c~ tamb1en, en p~rticular la física de Galileo, debe nominalista do de orde-
1nev~table1:1ente referirse a la descripción de ciertas si- ,Jl,\\CÍ~l'l · . sou~~ª....Y-da~ili~ª1~ti-s!i._~~~~~~~~
tuac10nes ideales cuyos caracteres son llevados hasta el -~•rn:<li nosee nino-una
, *
función co nosc1t
--""""""''-
- ' "kl\0,~,$tlt¼Jp,if@,$,J,At,GA,,:","t4, ~ t
extre_mo. Es en relación_ con _las situaciones ideales y sus , en:. t~nto que, <:orno. saber precisamente a stracto, µos
pro¡pedades comq, _~~s .~~t~aqpn~~~§,.~.ª1~!.Q.~i_m_ggg!l~~- _g,a.Ji~,¡.,~¡¡;c~,,,Q~a:w-t.e~,i::tiu,.rfo¡,LJk.. la....t . ~ a l i ~ .
~m!t!!g!Jiks"", Sm embargo, estas situa- .t!!llll!,!s;,o. Todos los· seres universales, todas las produc-
e1ones. idea_les -el vacío mecánico, el sistema aislado, ciones abstractas con las cuales la antigua metafísica lle-
cualqu!er figura geométrica- son e uivalentes/a nues- naba el mundo, son ilusiones nacidas de 1a existencia
tras ~usmas pr~ucdionesd Sf:~-~.!!X-~R:]k.:_..~§S!:~ñ,~!§Jl, más ilegítimamente otorgada a lo que no puede existir fuera
,E9l1Clsa_y__gr_J}_er ;-I2-ª-..Qrn,__.~_J!§ t~fil!Q.1!.c:!~. empíricas. Y no de la palabra. Para emplear el lenguaje de las viejas
es porque implicamos estas situaciónes en 'nuestros" cálcu- querellas escolásticas, la «generalidad» es la propiedad
los, para nuestra propia comodidad, por lo que se debe exclusiva de los productos del lenguaje, o, más bien -se-

18
gún ciertas interpretaciones- de los actos del intelecto pero siendo conscit:llt(;S de lo arbitrario ele esta deci-
231
que opera con esos productos; no coincide con ningún sión. La reglil fs,nQUl~!ifilifilíLll!l~.J~~hi~
dato de lá experiep.cia y, por tanto, en el mundo no hay ROijeJ; .swe l<~s ~lo,;e~ .~g¡}. .,~ta~etel3 .®L~~~ \ .
nada que sea «general».
La concepción· fenom~naJista .L nominalista _clel ___saber
.:bles al P?ll~~m~s:nt12 Q~~ W~~k~ .. ~ •. ~mbl;~~.,La regk_ \
lleva consigo otra consecuencia importante que formula- n.omgi~.li.~ .t.~.;,,. Q.f~
existir 1 . fuera del .. e...•¾~Llun.
..s~r·i···b
myndg ~i~r ~....
ltt.
§ensible .L·d·~~
.• JJrut ..P.~ .9l!~.,l2.
~ferfl V~9~. .
.de valo:¡::es
remos .e11 .t.er(:er lugar. ~J¡~_g~Ji;!".,rs;.gl.~gU(. ni~fq exisden . , . . . .. . . t s .uicios
"':" todo· vator~~(}.11lJªiJziU1,,~w,fr1¡,Áe, 1,1.'1:frt.,~~k~~ .
)._, enunciadas normativas. En efecto, To_s_a~s.~.que.:..cJk.
de valor serían PY$!~¡gs sn. ,!;qf,ll;~U,.~,,J,,UlJnQ.~ig¿
mático. Por tanto, tenemo~_...gerec~~~j:J:.Q§ \
1
1,,,h'" li±ican ~ntec"imi~~7, fQ§i!§.~CL.<;;QPQ);;H;;:m,§.l~J,lW#U~-"tg¡~ juiciQs .~lQ.LS~_t:LmundQ...dcl. hºm~--~~IQ n;¡1..m1. \
como: npble, innoble, bueno, malo,_ J:iermoso,feq, etr;JO n.Cl~ autori~a a ;iU~ckia~rul~~ C;i,~_n!Í· \
nos .§Oij. d~dg§ ~o Ja e~~~Qª-· ·Del mislrio. rrioq9, n¡i):_ ficas o, eJ1. ~g~n~ui,l., PJ~~.J:~:;;;Q!l~§--UY~LDQ,""J:?JQZ~P~&!!l,,s!~" !
gúna · experiencia . nos puede obligar, cual~sq9}e!f~ . 9,VJ! niJestra,~~Qn-ª.rhlttfr!ria.. ¡

sean las operaciones lógicas puestas en obra,.a ácePt?lr De entre las ideas mayores de la filosofía positivista,
enunciados que declaran órdenes o prohibiciones, que enumeraremos en~rtctl~ifüJ,gJ~_r;JUa-UJJid(J.d.J1JtLJ.ii:;;..
dicen que es preciso hacer tal cosa o abstenerse de cum- mental del método aeta.ciencia; Más aún que en los
plir tal otra. Más exactamente: es evidente que, habida casos anteriores, el sentido de este principio exige diver-
cuenta del objetivo considerado, se puede fundar los jui- sas interpretaciones; no obstante, la idea misma ·se en-
cios relativos a la eficacia de los medios empleados para cuentra siempre presente en las doctrinas positivistas.
alcanzar ese objetivo; los juicios de este tipo tienen un En su forma más ge~..§~_1[ª.1ª-~tl~~,S~
carácter tecnológico y pueden ser calificados como ver- los modos de ~ÍC!Q!l._de u n , ~ 1 a b ~ ~ : .
daderos y falsos a condición de conferirles precisamente m:en talm~gt~JQ.§.,..!R!§JllQ,§.-511!~,!:!LtQs:19~12.t"~!BR~~.•,4~.. J~
un sentido tecnológico,. es _gecir,.en la m.r<#stª ~ri qlle ex~rieq~hL, comg son igu.f!lmente i~!i~Jg§_J2!!US}Wk.
nos -indkancuales· son los . proceclirr:ii~ntos .. más eficaces les etapas de J~fil?_Q!~,~mu.,4~,,J~,.,S;~l2!!i~R~.i~t.ít.,ll:~YS§'".,4,~ ·~
en fu""ñcícSñ'cier restíltádo deseado. Así, los juicios que la reflexÍQt). teórigt. Por tanto, no se puede suponer que
7n-;:;;aañ;-por ejemplo, que hace falta recetar penicilina las nru:.tkulatidaQ~.§.,SJJ~ܪ1iY.ª.§ de las dife~n~Lf!ffi9J!.§_
a. una persona enferma de neumonía o que no hace falta son otra cosa que la manifestación de cierto estadio his-
hacer uso del látigo para forzar a los niños a comer tórico de la ciencia; por el contrario, se puede esperar
-pueden evidentemente ser fundados si su sentido res- que un nuevo progreso conduzca poco a poco a la nive-
pectivo es tal que la penicilina combate eficazmente la lación de las diferencias, e, incluso, como muchos lo pt;n-
nc:mmonía o si el látigo provoca en los niños traumas saban, a la reduk1;.iQu_~~,JQ~!l~Jas__á¡~_a1,¡~;abet_.a_uila
caracteriológicos. Si, por otra parte, admitimos tácita- .sQl~isma ciencia. Esta ciencia ÚJ1!&,?, en el verdadero
mente que, en general, es bueno curar a los enfermos y sentido de la palabra, sería entonces, como se pensaba a
rnalo provocar enfermedades mentales en los niños, los menudo, la fís~, que, de entre todas las disciplinas em-
juicios citados en sus formas normativas están entonces píricas, ha elaborado los más valiosos modos de descrip-
fundados. Por otro lado, resulta ilícito fundar por medio ción, y cuyas explicaciones se extienden a las propiedades
de datos de la experiencia valores que uno afirma por y a los fenómenos más universales dentro de la natura-
ellos mismos, y no en relación con otra cosa. Que la vida leza, es decir, aquéllos sin los cuales los otros no pueden
humana sea un valor insustituible, he aquí un principio producirse. En verdad, la esperanza de reducir todo el
que es imposible fundar; podemos aceptarlo o rechazarlo, saber a las ciencias físicas, de traducir todas las asercio-

20 21
i'·.•1
nes a tesis relativas a las dependencias físicas de la na- 232 postura es deliberadamente limitada a las reglas que,
¡,.,·¡
' turaleza, así corno la conversión fundamental de todos explícita o irnplícitarnente, se adoptan en el arte de prac-
,::/
los términos a términos físicos no resulta, por tanto, de ticar las ciencias de la naturaleza, donde los principios
metafísicos no sirven para nada -según los positivis-
il la regla positivista mencionada, si no se le añaden pre-
supuestos adicionales; por consiguiente, la fe en la uni- tas- y donde se tiende a establecer relaciones entre los
:.:¡'
dad del método de las ciencias puede ser igualmente ex- fenómenos, sin profundizar su «naturaleza» escondida y
\\.1

'j plicitada de otro rnodo. Sin embargo, su interpretación en sin tampoco tratar de establecer si el mundo «en sí»,
los términos citados más arriba es bastante común en la independientemente del tema del conocimiento, posee
::1
historia del positivismo. otras propiedades que las que nos da la experiencia.
- ij ¿Cuál es el sentido de estas prescripciones positivi~tas
En torno a estas cuatro reglas expuestas escuetamente,
1 la filosofía positivista ha elaborado una amplia proble- en la historia de la cultura? ¿Cuáles son sus principios
mática que se extiende a todas la áreas del conocimiento previos y de qué modo pueden fundarse? ¿Qué clase de
humano. De modo más general, el positivismo es un dificultades engendran? Trataremos de responder a e~tas
....muilw.19-.Q~_J;:~gfam~.ntJt<;.iquJ~iL.9JJ~.•Jlg~.q.,g_§J!h~r .h gmano preguntas al final de esta obra. Nuestro propósito mf\yor
y: que tiende a reservar el nombre de «ciencia» a las consiste, sin embargo, en presentar sucintamente las p'rin-
operacion~~~~~~-1;-;;~;-¿~;-cie;a~·s cipales fases del pensamiento positivista moderno. ·
_m1.:tde.roas-d.e.J.a..~D'ª1:!lti1lez.g; Durante toda su historia, ·;r
positivismo ha dirigido en particular sus críticas contra
los desarrollos metafísicos de toda clase, por tanto, con-
tra la reflexión que no puede fundar enteramente sus
resultados sobre datos empíricos, o que formula sus jui-
cios de modo que los datos empíricos no puedan nunca
refutarlos. Así, según los positivistas, las interpretaciones
del mundo tanto materialistas como espiritualistas em-
plean palabras a las que no corresponde ninguna expe-
riencia: suponiendo --contra lo que piensan los materia-
listas- que el mundo no es la manifestación de la exis-
tencia y del movimiento de la materia, o, por otra parte
-contra lo que piensan los adeptos de las creencias re-
ligiosas-, que no está controlado por una fuerza espiri-
tual providencial, ignoramos, después de todo, cómo el
mundo dado entonces por la experiencia sería diferente
de lo que es. Ya que ni el primer principio ni el segundo
desembocan en consecuencias que nos permitirían prever
o descubrir en el mundo algo más de lo que existe ahora,
no hay ninguna razón para aceptar el uno o el otro. El
posi tivismQ criJ;i~ª,--PQ!:.,..t~1J1tQ,~ P.~rmgJJ~111~ill~JJJ~.. Ja.Qtp.
9
}::ic~n~~~;l:U~1~;sy fs:li~~~~iz~~i;;~:~n;;~ ~¾ªp~e:tt~
de.Q.Q§J;t:Y.acici1,1J,iJ2-t~JJ~.JQQQ Pft§}Jl?l,l~§t<L .ll?~!lil!faig:>. Esta

22 23
233 f erenciaba una tendencia en toda reflexión filosófica a par-
tir del análisis del lenguaje del que nos servimos para
hablar y formular cuestiones científicas, análisis preciso,
que aproveche los medios de la lógica. Dentro de esta
óptica era natural que esta escuela fuera hostil a los
sistemas metafísicos grandiosos y omniscientes. Sin em-
bargo, los surcos intelectuales trazados por esta escuela
no fijaban de antemano ningún límite al sentido de las
cuestiones y autorizaban -tanto de jure como de facto-
las decisiones más diversas en las cuestiones filosóficas
VIII de manera a no fijarse ningún objeto definido, sino de
modo ~ s tudiar en profondida.dJ~QS...S.ignifkadQLQ.Llª§
~~ll~--~.mpJS&lfilQ§~n_tQd!ls_lQs.J;.~~gipJiuªL
,-1~ 1 . . ,
~-5LQ,en~lll,~.a.s~o.mo~ . .en"lJL.Ylºd.a•.,CQtlwana.,__
.,.1: El estud'10
propuesto puede alcanzar resultados conformes o no con-
formes con cualquier proposición filosófica existente. Lo
1. Las..../liflltJ:~.JgLem¡¿friPno)ógíco: .9Jle im12orta ~--9.~SlQ.S..I~filll.tado~",S~.l?J;Ldadero.s,,.J;¡w::,_
su ddinición_por §Í_mismo _aclarenlas_v.agauntuidºn~imuL.l~s_~!l.J.m~tras n'ª~
labras, que desenreden los híbridQ~ y_eJllakLQjas~
Desde el punto de vista de su cualificación por sus _ciadDne.s....mnfus.aL.P-:ue.sias.~..e11-J2bra. ..m_m1~s tms_jJJiQQS,,
solos contenidos, el~mpirismQ 16gkQ.,. o el _Q.Q§Ütyi5-!l1e> ,LSLuerontribuyan_ fisí ~ª J2lcmtw ,. todg~JaLcJJeJ?ÜQJleLfi-
lógico, o el neo-positivismo, se sitúa en el marco de una ~fiwlLy. _s:;i~ntificªs . ,en .. .tér.minos . intdigibks ,,y..J'-K~Ptíl·
tendencia
;. más general, llamada habitualmente la ---···-· filosofía bles parL!Q.22~·
ana11t1ca. Esta tendencia estaba enraizada en las tradiciones del
Este último nombre designa no sólo un movimiento ~SJlmieD:tr.l~7mpú;ico,lnglés_e inco.rporaba la he!end~ del
intelectual concentrado en Camqridge_y Qxford, impul- ~i.h-tllis1uru.ta.. .NQ. .Ji~...tm~d~,...sin=tmbJ1WQ.,"1ncl.1,ut..~n
sado principalmente por J. E. Moore, sino también el _hlnqne la filosofía analítica..en.Ja..histaria...dd :posithdsmn,.
conjunto de las investigaciones que, partidas de Ingla- ya que gran número de sus más eminentes representantes
terra, se han propagado en el mundo entero, y cuyo ras- defendían puntos de vista que no se inscriben en abso-
go común era la co,t:r\d~~!Q!LQ~~-Sl11~Ji!..iil<~~ofía tien~_.R9! luto en las perspectivas del positivismo, tales como las
~rdadera Y:Q~!ls;ÍQl)_,iilillli¡at~~LJ~11JsJ1.fl:fa....-.. l~nfilrni~ ..C.9-· definimos en este ensayo. Moore, por ejemplo, en sus
1 rriente y_ científicQ::--::dl fin _de __p~ecisar _d sentido deJos investigaciones éticas, y a pesar de la tradición positivis-
concs:1;2tos, t~~fa :,z:.~icas,_exist.ent.es... De suerte que se ta, defendía la objetividad de los atributos de valor ( ta-
hizo suficientemente claro para los espíritus que las cues- les como «bueno» y «malo»), mientras que mantenía
tiones tradicionales habían por fin obtenido soluciones que éstos son primeros e irreductibles a otras cualidades
científicas o habían sido rechazadas como vacías de sen- empíricas. Teniendo en cuenta su rechazo de la doctrina
1 tido. Al principio la escuela analítica, en su misma. ten- nominalista, el mismo Jit:!nrand Russell no puede ser
dencia, no veía el proyecto de soluciones epistemológicas considerado como positivista, aunque se contara entre
o metafísicas definidas, no prejuzgaba tampoco las cues- los más eminentes creadores de la escuela analítica, y
tiones filosóficas provistas o no de sentido. Sólo la di- aunque haya contribuido a la constrúcdón de füsttümen-

208 209
í

tos lógicos importantes en el desarrollo del positivismo del 234 to del mundo, aunque las considere como una técnica in-!
siglo xrx. No puede, de ningún modo, calificarse de posi- dispensable para razonar. El desarrollo de la lógica for-¡
tivista a Alfred Whitehead, autor, con Russell, de los _.maLp.ermitió._depurar.. numeros.aL.ru~s.úones ficticias der
Principia Mathematíca (1910-1913), matemático de forma- esta ciencia y liberarla de soluciones exigidas por los pro-¡:
ción, creador de una metafísica y de una cosmología clara- blemas ontológicos, transformándola en un potente instru- 1
mente teñidas de religiosidad. Asimismo, no era positivista mento al servicio de las ciencias de la naturaleza en una
J~!L.J,1.1Jbtsk.w:i~i, . !f?,,X~l,-"!!gL..<:k Ja~_)ógicas _pluriy ~!~P:!t?~i.. Qtü·;:l1Jad6n..._eJJ1p,(tka. ,_Ni 1ª. . Jó.gi(ª'-.......Qi la._ matemática':
-que rechazaba también el punto ae ·,vÍShl !lOffiÍfia1lSta, y, -sea o no esta segunda ciencia reductible a la primera-; '
además, incorporaba parcialmente sus convicciones re- ~§!IX~D.... pata...de.scubrir.Ja.s.. estr..ucturas. _deL.m.u.ndo_wtalin-1
ligiosas en sus análisis filosóficos. Por consiguiente, in- ~üísti..c.Q.,.__p..e_m___p..e.tmiten ...em.ple.ar ..hien. Jo.s. · · .. ' ·
cluso aunque actualmente, en las jóvenes generaciones, Jk<2~.Y_Qª~~t-~.Qrrec.tªro..e1J.t.e.. de. nnatesis..a . ut.ta. Por tanto
sería difícil distinguir entre los partidarios de la filosofía si todas o algunas de las tesis de estas ciencias son váli
analítica y del positivismo lógico, cuando háblemos del das independientemente de la observación y de la expe~
periodo de entreguerras nos contentaremos con dar cuen- rienda, no es porque éstas revelarían una necesidad in{
ta de la filosofía a la que podemos aplicar el nombre de manente de la naturaleza, sino por la sola razón de tener.
«positivismo» sin mayores reservas. Omitiremos, por J2.tQposiciones analític::as,_de __ estar, pue_s, __ yad¡i5{le cante~
otra parte, la totalidad de la filosofía analítica, el cuadro nídos ..:y debex s11.1.mlidez .a.las .. conv:.enciones. Jingilisticasl
en el que aparece el fenómeno aquí trata~()'.,f!?c{,Jalta_ Convenciones lingüísticas vinculadas al significado que
mencionar en nuestra presentación deffempitismgJggico 1 se atribuye a sus distintos elementos. Por el contrario, y
una \p_~_ek.4ad \que Russell juzga precisamente como par- · aquí está uno de los princi12ig_~-supremo§, del· empirg;mo
te constitutiva de la Jilosgfü1, .ana,lfaicg, y que aparece lógico, no ,existefLiuic:i_os_,§Í1,1!~!iSQ§.. A_QC.fQ.~.~.S;lL...ÍYi:.
i muy claramente en una variante p_g~i:tiYi§.!~= s~. tt¡;lt,a ,c;le SQ.§.,.SJ!l~ºdríªnJ~zi!im.¡:i_Lirtd~~ndientemente de toda
, e,w/.,1i11t'fla asociación, con_sciente de su noyedad 1 de Ja interere- -~2ill~riens:ia_ YdJ.uk, ~ll . rµjs,mQ. _ ti~mnp"'descrlhi!!&L~llnw~
l
1t taciQJJ emnirista del s~con J.a~licacÍC?_!;l;_~~mpleja~ =g.9 "~xtntliugij.fati~q,. ~ll)J!!.9. ,.rn.~1.9.JJi~ra~d~~fill§...ª~l'l!:~W~ •.
i 1 1i,~fUQ§..c!!l~..Q~~cQ&,,. Según R u ~esta ali@za__~-ª- El objetivo de la filosofía, admitiendo que ésta pueda',
11 ,.í,,.,,, ¿¡..,Í'hcteriza las Cí!;;ncias ~ la naturnle~-ª- d~~c:i~ __Qglil~...J!!:!!l:: en general, ·existir como reflexión al lado de las otras
que manifiesta por primera vez sus posibilidades en el · ramas del saber, no puede entonces consistir en reempla-
cam120 de las cuestiones filosóficas tradicionales, mérito zar las ciencias· en las cuestiones relativas a la construc-
gu~ ...mecisament~Lªtribuye el em:pids.ID.Q...J6gko. ción .<leí mundo. Está destinada a una vocación especial
Como lo explican los partidarios del empirismo lógico, pa.sfi •en ·~L!!P.áfüú1LlQ_gJ59,,Q.f_1ª,s,J2I2.PJed~ill:..
que se
los métodos de___argum~nt!:!fi9n slaborados P.S?f..ELSi~.q_-¡, e · . ·. .· ·· deU~n~i~..1m en~.12.m;:tic~~r del I~n-
-~--Jllate1:p.á~ifl!~iJ0Lm~tog,2_§~m~tak.LQ.~est11~1 . La filosofía se transforma así en
dio del mun.do_,__s.e presentahan;0JLrdlexi5in_filosófica! una ,..s;i~n,.c.ta . e os. mé~bq9~ deLcom]o,ttamiento cientí-
...como dos vías i;iyales en el_g:>JlQQ.miento de_la. t~i!lid~gJ :.lk.Q~.]~_Cíltldid~.L~~Ji{ica~?s hiQót~g~"1
Vías que, en función del papel que se atribuía a la una
y a la otra, contribuían, en esta oposición, al surgimiento
d.~J~¡~g$~4I.~4~ l~.s"SS?.!19l¾~.2!l~.g~:-"'~~~wo de-~-
expr~§J.Q..n~s..~J.lli)_s,:¡¡.S,~,§,; A veces, estas act1v10aaes se ae-
de puntos de vista epistemológicos ant¡¡gónicos (los «em- nominan JF~i~.nr1ª:1i Lo que, en gran parte, empujó a
piristas» y los «racionalistas»). El_ empi;tjsmo,_ J,ógko . . se_ emprenderlás fue la situación que reinaba en la ciencia
_pJ:Qp.P~anu1at,,§ta~dicotomía .considewndq__ la ex~rien-. al principio de nuestro siglo y que, sobre todo,· hace
Aa..J:QmQJ.a..J.it.ili:ª-Yfa que puede -cqndm:ir al s..o.ngfim.ien- falta relacionar con el estudio de las antinomias de la

210 211
teoría de clases y con la teoría de la relatividad. En estos vertirse eh objeto de uno de los procedimientos· de refu-
235
dos últimos casos, se verificó que ciertos modos Je pen- tación eventual.
samiento y de expresión corriente exigen una revisión LCuang...t,s?Lt~U1i~ill9, es dedr,_k_k_~lllikd...m~
que debe, entre otras cosas, recurrir a un análisis lin- todológica fundamental de la ciencia y la convicción de
güístico minucioso de las expresiones aceptadas ciega- que las distancias que continúan produciéndose en los
mente, mientras posean consecuencias concretas. No en- modos de acceso al saber en las distintas ciencias -ante
traremos detalladamente en estas cuestiones. De cual- todo entre las ciencias del hombre v las ciencias de la
quier modo que sea, los progresos acelerados de la lógica __ naturaleza- resultan únicamente de ·1a inmadurez de las
. 1-.r:T: . d 1
fil.Ul~~iL~v~n rarnn . ,.a..•..s::it1tt11n;¡;ª·"MS: ...QY.~ ....Prn.1119 _;§.~!'l€L_
,c1 .. , ciencias del hombre que, con el tiempo, se acercarán
.12osible resolver defini!:ivªgiente o. de5calificar,~12Pr tnªl inevitablemente al modelo de las ciencias de la natu-
raleza.
_man tead~§.i. ..~try_~ncl9s~. g~ -~~~L.!!1~llll!!L4ULQ§~c!Pclªt.1ª?- Todas estas propiedades son específicamente positivis-
cues dones filosóficas_ tradicfonales. Inclusó algunos se
imaginaban que la nueva lógica sería proíIÍqvida al papel tas. S.in embargo, la vitalidad del empirismo lógico, en
de characteristica universalis con quesoñaha Leíbnitz, y su primera fase no se atenía sólo al hecho de que sus
que permitiría poner en obra modos de argumentación partidarios abordaran cuestiones realmente importantes,
infaliblemente eficaces en lo que concierne a la solucíón desde el punto de vista científico, a la luz de las muta-
de todos los problemas filosóficos consentidos. ciones debidas al nacimiento de la lógica simbólica, de
A pesar de las modificaciones, disputas, precisiones y la teoría de la relatividad y de la teoría de los quanta.
atenuaciones que conoció el \§Í!!~§J se puede En la mente de sus partidarios, esta filosofía debía asu-
observar en esta corriente fílosófica varias tendencias mir igualmente funciones importantes sobre el plano de
duraderas. -·---- la visión del mundo, debía propagar entre los hombres
PrimerO, un .. raci.2nalismQ concebido como oposición al una_.~~~!~tud_.cieptífica qªdª. sys pfopias conykd9nes, y
irracionalismo, es decir, Jg-SQllY!ffÜ?n ...tl~".51\l~.,~9JstJ2?
~_11trifü:!ir .asLaJa. ckst1;1.,1cción ~k fo.s:· i;ú:~iiiigos .irq~fonª:.
- ~ ¡;ont~nidg_J11.1ede ser coJ1~~-
ks, .1~._ 1<:>~_J.3-:Q§!!tS~_()S_ igeolQgÍC:Q.S y}e la viole'r_1cia jrn,-
putable a estos fanatismos en las reladones sociales. De-
diante medios accesibles .fa!. todo~_ tim~JLdeJ~s;;.ho JL_re-_ "bía ser no sólo una ciencia,. sir{o tamb1én -~~ª ·;~ti;idad
clamarse 4~-Jas.kn~.iª·"-º·~R&t~.~~.,YJ;l"~\:'JÜ&tt.• ~QA;;UQ.§,~iliY2 ·
La certeza deg~sólo sonJegítim~los instrumentos del
Q~.dªgúgica revestida de un papel considerable -~n 1~ lu-
cha contra los irracionalismos que envenenan la vida co-
coggs;j!:ni~!~Lµ~,,g_µe_ ~e. ,. sirven Ja§. ciknd¡:i,s _d1;: la. Ji~tura- lectiva y engendran tentativas de imponer por la fuerza
)eza y, 1ª1.J!!!l~!lE.,~.· t las posiciones partidistas irracionales. La desconfianza
Segundo, un fJlQmÍJlfilͧmQJ que, en general, es aplicado frente a las i,deologías nacionalistªs, gespués"ae las des-
a la episteµiologfu y, en particular,~ teoría del sigui- ilusiones de lá primera guerra mundial, había contribuido
.fi.S~Sh2dlJ~LH~9.t;!"! deJos, objetos ,de las _matemática~ así a esta tendencia seguida por numerosos intelectuales: a
ª
J;;9mg l~.s:.Qn~i.d~Li1.ciQn~s._,Jl.AiclQgk;aS,~ la introducción de la prueba científica como medida de la
ITercerQ~ una orientación antimellfi,sica nacida de la validez de toda prete1isTon ideológica. . Los positi~;tas
opinión según la cual los juicios llamados metafísicos no 'de esta época repetían de buéna gana la 'divisa de Locke:
se someten a las condiciones del control experimental por- tenemos derecho a aceptar opiniones, cualesquiera que
que no conciernen a la pertenencia de ciertos fenómenos sean, con un grado de certeza igual al grado de su ar-
a una clase definida. Se pronuncian sobre «el mundo gumentación. Esta máxima que resume concisamente la
como totalidad», por consiguiente, no se prestan a con- regla fundamental del racionalismo práctico, perseguía el

212 213
236 nombre de Círculo de Viena, eran Rudolph Carnap ( 18917
1970), Karl Popper (nacido en 1902, actualmente en In)
glaterra). Otros sabios y filósofos de la misma tendenci~
trabajaban en Berlín (Hans Reichenbach, Richard von
defens& de Mises, W. Dubislav) y en otros países (Dinamarca, Sue-
la democracia, de la tolerancia y de la cooperación. Pre- cia e Inglaterra); por otra parte, con total independencia
conizaban una utopía que consistía en suponer que la ac- de las influencias del Círculo de Viena, diferentes grupos
titud del intelectual, cuyas opiniones personales son apro- o particulares conducían sus trabajos en una dirección se-
ximadamente determinadas por los rigores del pensa- mejante. Otro centro importante del empirismo lógico
miento científico, puede ser expandida como el modo residía en Polonia, donde el grupo de alumnos de Kasi-
de pensamiento dominante en la sociedad, y que puede, mierz Twardowski eligió trabajar sobre el análisis ló-
pues, transformar la posición especialmente in~ependien- gico de numerosas' cuestiones filosóficas, en un espíritu
te del intelectual en un género de modelo eJemplar al comparable en muchos puntos al del Círculo de Viena.
que toda la sociedad se acercaría por medio de una edu-
cación bien organizada.
Aunque el. positivismo lógico se distingue de la doc- 2. Ludwig Wittgenstein
trina de Mach por una amplia aplicación de los instru-
mentos lógicos y de los análisis sintácticos y semánticos, El Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgens-
intenciones comunes y una continuidad real de las per- tein, publicado simultáneamente en alemán y en inglés
sonas y de las instituciones hacen que se pueda, en cierta en 1922, tuvo un papel consider8.:!2}t= .en la artiCl:ilación
medida considerar ese movimiento como una prolonga- filosófica del emp1rism9 Jógico. Ludwig º~Wfftgenstein,
ción m~difícada del empiriocriticismo. Desde sus princi- judío de origen austríaco, era un ingeniero que, después
pios el empirismo lóo-ico revestía claramente el carácter de haber abandonado las cuestiones de orden técnico,
de ~na escuela consci~nte de su particularidad, que dis- se dedicó a un trabajo profundizado sobre los fundamen-
ponía de principios unánimemente reconocidos por sus tos de las matemáticas y de la lógica, y, por fin, a la
partidarios y que atacaba, como un sólo cuerpo, los pun- filosofía. Los últimos años antes de la primera guerra
tos de vista contrarios. Lo que distinguía además esta mundial, estudió, bajo la dirección de Russell, en Cam-
corriente como «escuela» es igualmente su lenguaje agre- bridge, y su· primer libro (el único publicado en vida)
sivo y violento, un estilo un tanto sectario y apodíctico, fue, .en gran parte, fecundado por el pensamiento. de
la certeza inquebrantable, con el cambio radical que opera Frege y de Russell. Su segundo libro) publicado a título
en la historia del pensamiento, de tener razón y la pro- póstt:l1i1(){1963 ), Investigaciones filosóficas, se diferencia
funda convicción de asumir una enorme misión en la del pthriéfo y parece probar que Wittgenstein había recha-
cultura así como la intolerancia manifestada hacia opi- zado ntitiietosasideas contenidas en el Tratado. La enor-
niones 'distintas. m.e íriflriencia ejercida por estas dos obras -la primer~,
El centro más activo del _gositi:yJ~1PQ:Jógico._Jn~_,__d.e._ sobre el desarrollo del empirismo lógico especialmente, ¡y
entrada Viena donde _desde el comienzo _<Je los años2Q,. la segunda sobre la filosofía llamada lingüística-. tlo
.hina¿;;i;"a, ·~;· grupo rde especiali~tas ele la~. c_kudas .9~ autoriza, sin embargo, a inscribir el pensamiento de Witt- ·
· la naturaleza y de matemáticos agrupados alrededor .d~. genstein en una u otra de estas corrientes, y menos aún
Ta person·a dé Moritz Schlick ( 1882-1936). Las más emi- cuando fue el primero en no aceptar la interpretación
nentes person;naades de este grupo, conocido con el de su reflexión filosófica en el espíritu del empirisn:io
11

214 2l5
ji
1
grama lógico-e~pirista tt:vo ~ncluso partidarios particu- 237
siciones psicológicas el sentido del que están provistos los
larment_e entusia~tas que 1magmaban la terapéutica como juicios sobre los comportamientos observables. En par-
susceptible no solo de sanear toda la cultura intelectual ticular los enunciados sobre las experiencias de lo vívitlo
humana, y esto gradas a la liquidación de las diferencias no tíenen ningún sentido científico si tratan de algo q\1e
Y de los antagonismos doctrinales, cuya única fuente es no es un comportamiento (o si, según la opinión común,
el mal empleo del lenguaje. Entre los nuevos positivistas es la expresión de las experiencias). Conforme a la tb-
algunos defendían la opinión según la cual las aserciones dicíón más duradera del fenomenalismo, el positivisr;no
meta~ísicas e_stán desprovistas de sentido, aunque puedan encontró un aliado naturai en la psicología behavioris!ta,
asum1t fu:1~1ones de expresión, expresar un cierto tipo que prescindía de la categoría enigmática e inaccesibl<f a
de cosa v1v1da. Estas aserciones pueden pues ser tole- la observación que constituye «la conciencia», «la sqb-
radas, a condición de no pretender ~tro e~tatuto a jetividad». Por ejemplo, se piensa normalmente quej: la
~ond~ción, por tanto, de que quien las expresa no' se inteligencia es una «propiedad» de los individuos, que
1magme que pronuncia cualquier juicio sobre el mundo se expresa y se reconoce por medio de tests. Desdd el
º. que puede discutir en favor de su propio punto de punto de vista del empirismo lógico, así como de la psi-
vista contra otros. cología behaviorista, no se puede caracterizar la inteli-
gencia como una cualidad o¿ulta <<que sólo se manifies-
ta» en los comportamientos provocados por los tests. ¡La
inteligencia es, precisamente, lo que se estudia por me-
dio de los tests, o aun el grado de aptitud que se adquie-
La regla? ~:1e define el sentido de las propos1c10nes re en esos tests. Otra suposición, según los behavioristas,
por la pos1b1hdad de reducirlas a contenidos tales que implica tácitamente la distinción anticientífica entre la
hablen del ~omportamiento físico de los cuerpos, desem- esencia y el fenómeno por medio del que se sup9ne
boca, por. v~a. de consecuencia, en la convicción de que que esta esencia se manifiesta. ~in embargo, la ciencia
todos los ¡mc1os de todas las ciencias deben traducirse al no puede operar de modo legítimo con proposiciones
lenguaje de la física, so pena de volverse caducos. Este que hablan de una realidad, ontológicamente disti~tas
i::unto de v~sta, .c~ndicionado por el apelativo de fisica- de las cualidades sensibles mediante las que la realidad
hsmo, se d1semmo, en efecto, entre los iniciadores del
nos es dada.
positivismo lógico. El lenguaje de la física fue recono- Los crític:os hicieron notar que la interpretación beha-
cido como universal, y sólo cobraban sentido bien los viorista no realiza del todo el programa fisicalista, ya que
JUICIOS que .son formulados en su lenguaje, bien los que
transponé las proposiciones psicológicas en el lenguaje
poseen eqmvalentes en el lenguaje de la física. Sin em- CQfJiep1e,y de ningún modo en el lenguaje de la física.
bargo, en .I~ práctica científica, esta postura conducía a Si los>positivistas, pues, ·han reconocido este método,
enormes d1fic\lltades en cuanto se adoptaba con espíritu podemos sqspe~har que 1a inteligibilidad, que habían visto
d~ consecuencia: E.n el campo de la psicología, desembo- y qué querían conferir a las ciencias hundidas todavía en
co ,e1: el behav1ons11:o, que parecía una nueva escuela, los prejuicios metafísicos, se remite, por lo común, a la
la umca capaz de satisfacer el postulado de cientificidad inteligibilidad inmediata de la palabra corriente, y que
de esta disciplina, .libr~da antes ~ las quimeras irrespon- estos filósofos aceptan, por consiguiente, la evidencia
sables de los part1dar1os de la mtrospección, o de los intuitiva y aparente del lenguaje común, como si este
adep~os de tal o cual . te?ría de! alma y de las potencias último garantizara precisamente el valor científico de los
espmtuales. El behav1onsmo solo concedía a· las propo-
enunciados.
226 227
238

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F. John__Clen,.~nen, Australasian Journal of Philosophy

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Karl R. Popper

LA LÓGICA
DE LA
INVESTIGACIÓN
CIENTÍFICA

EDITORIAL TECNOS
MADRID
247

CAPITULO PRIMERO

Panorama de algunos problemas


fundamentales

El h o m b r e de ciencia, ya sea teórico o experimental, p r o p o n e enun-


ciados — o sistemas de enunciados— y los contrasta paso a paso. E n
particular, en el campo de las ciencias empíricas construye hipótesis
•—o sistemas de teorías— y las contrasta con la experiencia p o r medio
de observaciones y experimentos.
Según m i opinión, la tarea de la lógica de la investigación cientí-
fica — o lógica del conocimiento— es ofrecer u n análisis lógico de tal
modo de p r o c e d e r : esto es, analizar el método de las ciencias em-
píricas.
P e r o , ¿cuáles son estos «métodos de las ciencias empíricas»? Y,
¿a qué cosa llamamos «ciencia empírica»?

1. E L PROBLEMA DE LA INDUCCIÓN

De acuerdo con u n a tesis que tiene gran aceptación — y a la q u e


nos opondremos en este l i b r o — , las ciencias empíricas pueden carac-
terizarse p o r el hecho de qxie emplean los llamados «.métodos indue-
tivosv: según esta tesis, la lógica de la investigación científica sería
idéntica a la lógica inductiva, es decir, al análisis lógico de tales mé-
todos inductivos.
Es corriente llamar «inductiva» a u n a inferencia cuando pasa de
enunciados singulares (llamados, a veces, enunciados «particulares»),
tales como descripciones de los resultados de observaciones o expe-
rimentos, a enunciados universales, tales como hipótesis o teorías.
Ahora bien, desde u n punto de vista lógico dista mucho de ser
obvio que estemos justificados al inferir enunciados universales par-
tiendo de enunciados singulares, p o r elevado que sea su número ; pues
cualquier conclusión que saquemos de este modo corre siempre el
riesgo de resultar un día falsa: así, cualquiera que sea el número de
ejemplares de cisnes blancos que hayamos observado, no está justifi-
cada la conclusión de que todos los cisnes sean blancos.
Se conoce con el n o m b r e del problema de la inducción la cues-
tión acerca de si están justificadas las inferencias inductivas, o de
bajo qué condiciones lo están.
El problema de la inducción puede formularse, asimismo, como
la cuestión sobre cómo establecer la verdad de los enunciados uni-
versales basados en la experiencia — c o m o son las hipótesis y los sis-
248

28 La lógica de la investigación científica

temas teóricos de las ciencias empíricas—. Pues muchos creen que


la verdad de estos enunciados se asabe por experiencia»; sin embar-
go, es claro que todo informe en que se da cuenta de una experiencia
— o de una observación, o del resultado de un e x p e r i m e n t o — no pue-
de ser originariamente un enunciado universal, sino sólo un enuncia-
do singular. P o r lo tanto, (juieii dice que sabemos por experiencia la
verdad de un enunciado universal suele querer decir que la verdad
de dicho enunciado puede reducirse, de cierta forma, a la verdad de
otros enunciados —éstos singvilares— que son verdaderos según sabe-
mos por experiencia; lo. cual equivale a decir (jue los enunciados uni-
versales están basados en inferencias inductivas. Así pues, la pregunta
acerca de si hay leyes naturales cuya verdad nos conste viene a ser
otro modo de p r e g u n t a r si las inferencias inductivas están justifica-
das lógicamente.
Mas si queremos encontrar un modo de justificar las inferencias
inductivas, hemos de intentar, en primer término, establecer un prin-
cipio de inducción. Semejante principio sería un enunciado con cuya
ayuda pudiéramos presentar dichas inferencias de una forma lógica-
mente aceptable. A los ojos de los mantenedores de la lógica induc-
tiva, la importancia de un principio de inducción para el inétodu
científico es m á x i m a : «...este principio —dice R e i c h e n b a c h — ('•• ¡ T
mina la verdad de las teorías científicas; eliminarlo de la c'' • la
significaría nada menos que privar a ésta de la posibilidad de deci-
dir sobre la verdad o falsedad de sus teorías ; es evidente que sin él
la ciencia perdería el derecho de distinguir sus teorías de las crea-
ciones fantásticas y arbitrarias de la imaginación del poeta» ^.
P e r o tal p r i n c i p i o de inducción no p u e d e ser una verdad pura-
mente lógica, como una tautología o un enunciado analítico. En rea-
lidad, si existiera un principio de inducción p u r a m e n t e lógico no ha-
bría problema de la inducción; pues, en tal caso, sería menester con-
siderar todas las inferencias inductivas como transformaciones pura-
mente lógicas, o tautológicas, exactamente lo mismo que ocurre con
las inferencias de la lógica deductiva. P o r tanto, el principio de in-
ducción tiene que ser un enunciado s i n t é t i c o : esto es, uno cuya nega-
ción no sea contradictoria, sino lógicamente posible. Surge, pues, la
cuestión acerca de por qué h a b r í a que aceptar semejante principio,
y de cómo podemos justificar racionalmente su aceptación.
Algunas personas que creen en la lóijica inductiva se precipitan
a señalar, con Reichenbach, que «hi totíiüdad de la ciencia acepta
sin reservas el principio de inihicí'ión, y (pie nadie puede tampoco
d u d a r de este principio en la vida i'orriénte» ". No obstante, aun su-
p o n i e n d o que fuese así —después de todo, «la totalidad de la cien-
cia» p o d r í a estar en u n e r r o r — yo seguiría afirmando que es super-
fluo todo principio de indvicción, y que lleva forzosamente a incohe-
rencias (incompatibilidades) lógicas.

' II. REICHENBACH, Erhenntnis 1, 19''0 ¡lá;;- 186. (Cf. también las págs. 64
y sig.) • Cf. los comciiUrins de Russell r-csria i!c Hume, que he citado en el apar-
tado *2 de mi Postscript.
' REICHENBACH, ibid., pág. 67.
249

Panorama de algunos problemas fundamentales 29

A partir de la obra de Hume *'


debería haberse visto claramente
que aparecen con facilidad incoherencias cuando se admite el prin•
cipio de inducción; y tamhién que difícilmente pueden evitarse (si
es que es posible tal cosa): ya 11ue, a su vez, el principio de inducción
tiene que ser un enunciado universal. Así pues, si intentamos afir­
mar que sabemos por experiencia que es verdadero, reaparecen de
nuevo justamente los mismos problemas que motivaron su introduc•
ción: para justificarlo tenemos que utilizar inferencias inductivas;
para justificar éstas hemos de suponer un principio de inducción de
orden superior, y así sucesivaml'nte. Por tanto, cae por su base el
intento de fundamentar el principio de inducción en la experiencia,
ya que lleva, inevitablemente, a una regresión infinita.
Kant trató de escapar a esta dificultad admitiendo que el princi­
pio de inducción ( que él llamaba « principio de causación universal»)
era ccválido· a priori». Pero, a mi entender, no tuvo exrto en su inge­
niosa tentativa de dar una justificación a priori de los enunciados
sintéticos.
Por mi parte, considero que las diversas dificultades que acabo
de esbozar de la lógica inductiva son insuperables. Y me temo que
lo mismo ocurre con la doctána, tan corriente hoy, de que las infe­
rencias inductivas, aun no siendo ccestrictamente válidas», pueden al­
canzar cierto grado de <<SPf.(Uridad» o de ccprobabilidad». Esta doc•
trina sostiene que las inferencias inductivas son cánferencias proba­
blesi> 3• ce Hemos descrito -dice llcichenhach- el principio de induc­
ción como el medio por el que la ciencia decide sobre la verdad. Para
ser más exactos, deberíamos decir que sirve para decidir sobre la
probabilidad: pues no le es dado a la ciencia llegar a la verdad ni
a la falsedad ... , mas los emrnciados científicos pueden alcanzar única­
mente grados continuos de prohalididad, cuyos límites superior e in­
ferior, inalcam:ahlcs, son la venlad y la falsedad»•.
Por el momento, puedo hacer caso omiso del hecho de que los
creyentes en la lógica inductiva alimentan una idea de la probabili­
dad que rechazaré luego por sumamente inoportuna para sus propios
fines (véase, más adelau te, cl apartado 80). Puedo hacer tal cosa, por­
que con recurrir a la probabilidad ni siquiera se rozan las dificulta­
des mencionadas: pues si ha de asignarse cierto grado de probabili­
dad a los enunciados que fe basan en inferencias inductivas, tal pro­
ceder tendrá que justificarse invocando un nuevo principio de
inducción, modificado convcniPntemente; el cual habrá de justificarse
a su vez, etc. Aún más: no se gana nada si el mismo principio de
inducción no se toma eomo « vcrdadero», sino como meramente «pro•
bable». En resumen: la lógica de la inferencia probable o «lógica

1
• Los pasajes decisivos <le Hume se citan en el apédice *VII (texto correspon•
diente a las notas 4, 5 y 6); véase también, más adelante, la nota 2 del apartado 81.
' Cf. J. M. KEYNES, A Treatise on Probability (1921); O. KüLPE, Jlorlesungen
über Logik (ed. por Selz, 1923); REICHENBACH (que emplea el término «implicacio­
nes probabilísticas»), Axiomatik der Wahrscheinlichkeitsrechnung, Mathem.. Zeitschr,
34 (1932 ), y otros lugares.
• REICHENDACII, Erke1111t11is l, 1930, p!Íg. JR6.
250

30 La lógica de la investigación científica

de la p r o b a b i l i d a d » , como todas las demás formas de la lógica induc-


tiva, conduce, bien a una regresión infinita, bien a la doctrina del
apriorismo *^.
La teoría que desarrollaremos en las páginas que siguen se opone
directamente a todos los intentos de apoyarse en las ideas de una
lógica inductiva. Podría describírsela como la teoría del método de-
ductivo de cunlraslar**, o como la opinión de que una bipótesis sólo
p u e d e contrastarse empíricamente —y únicamente después de que
lia sido formulada.
P a r a poder desarrollar esta tesis (que podría llamarse «deducti-
vismo», por contraposición al «inductivismo»'') es necesario que pon-
ga en claro primero la distinción entre la psicologia del conocimiento,
que trata de heclios em[)íricos, y la lógica del conocimiento, que se
ocupa exclusivamente de relaciones lógicas. Pues la creencia en una
lógica inductiva se debe, en gran p a r t e , a una confusión de los pro-
blemas psicológicos con los epistemológicos ; y quizá sea conveniente
advertir, de paso, que esta confusión origina dificultades no sólo en
la lógica del conocimiento, sino en su psicología t a m b i é n .

2. E L I M I N A C I Ó N DEL PSICOLOGISMO

He dicho más arriba que el trabajo del científico consiste en pro-


p o n e r teorías y en contrastarlas.
La etapa inicial, el acto de concebir o inventar una teoría, no me
parece que exija u n análisis lógico ni sea susceptible de él. La cues-
tión acerca de cómo se le ocurre u n a idea nueva a una persona — y a
sea u n tema musical, un conflicto dramático o u n a teoría científica—
p u e d e ser de gran interés para la psicología empírica, pero cai-ece
de importancia p a r a el análisis lógico del conocimiento científico.

" Véanse también el capítulo X —especialmente, la nota 2 del apartado 81—


y el capítulo *II del Postscript, en los que se hallará una exposición más completa .
de esta crítica.
** Se liabrá observado ya que empleamos las expresiones contraste, contrastación,
contrastar, someter a contraste, etc., para traducir los términos ingleses test, testing,
to test, etc. Los autores de habla inglesa —incluyendo al de esta obra— utilizan tam-
bién to contrast, pero puede verterse sin dificultad —e incluso más conforme a su
sentido— por contraponer o contraponerse. (N. del T.)
° LiEBlc (en Indukíion und Deduktion, 1865) fue probablemente el primero que
rechazó el método inductivo desde el punto de vista de la ciencia natural: su ataque
se dirigía contra Bacon. Dim EM (en La Théorie physique, son objet et sa structure,
1906; vers. ingl. por P. P. WIENEK, The Aim and Structure of Physical Theory, 1954)
ha mantenido tesis marcadamente deductivistas (* Pero en el libro de Diihem se en-
cuentran también tesis inductivistas, por ejemplo, en el cap. III de la primera parte,
en el que se nos dice que con sólo experimentación, inducción y generalización se
ha llegado a la ley de la refracción de Desearles; cf. la trad, ingl., pág. 155.) Véanse,
asimismo, V. KBAFT, Die (Wundjormen der wissenschajllichcn Methoden, 1925, y
CAUNAP, Erkennínis 2, 1932, pág. 440.
251

Panorama de algunos problema» fundamentales 31

Edte no se interesa por cuestiones de hecho (el quid facti? de Kant ),.
sino línicamente p o r cuestiones (¡c jiislificacióri o validez (el i¡}iul
juris? k a n t i a n o ) ; sus preguntas son del tipo íij^uienle: ; puede jus-
tificarse un e n u n c i a d o ? ; en caso aFirniativo, ¿de qué m o d o ? ; ; os
c o n t r a s t a b l e ? ; ; depende lógieamenle de oíros e n u n c i a d o s ? ; ; o los
contradice quizá? Para «lue un enunciado pueda ser examinado lógi-
camente de esta forma tiene que habérsenos propuesto :inies : alomen
debe haberío formulado y liabérnoslo entregado para su examen bj-
gico.
En consecuencia, distinguiré netamente entre el proceso de con-
cebir una idea nueva y los uuModo* y resultados de su examen lógico.
En cuanto a la tarea de la lógica del ennocimienio —que be contra-
puesto a la psicología del misn;o—, me basaré en el supuesto de que
consiste j)ura y exclusivamente en la investigaei<in de lf>s métodos em-
pleados en las eontrastaciones sistemáticas a (pie debe someterse toda
idea nueva antes de que se la pueda sostener seriamente.
Algunos objetarán, tal vez, que sería más jiertineole considerar
como ocupación propia de la epistemología la fabricación de lo que se
ha llamado una ^reconstrucción racional» de los pasos que han llevado
al científico al descubrimiento, a encontrar ima nueva verdad. Pero
la cuestión se convierte entonces e n : ¿ q u é es, exactamente, lo que
queremos reconstruir? Si lo que se trata de reconstruir son b>s proce-
sos que tienen lugar durante el estímulo y formación de inspiracion(;s,
me niego a aceptar semejante cosa como tarea de la bigica del cono-
cimiento : tales procesos son asunto de la psicología empírica, pero
difícilmente de la lógica. Otra cosa es que queramos reconstruir ra-
cionalmente las ciinlnialaciones subsiguientes, mediante las que se pue-
de descubrir que cierta ins|)iración fue un descubrimiento, o se puede
reconocer como un e<Miocimiento. Kn la medida en que el científico
juzga críticamente, nmdifica o desecha su i)ropia ins)iiración, pode-
mos considerar —si así nos place— que el análisis metodológico era-
p r e n d i d o en esta obra es una especie de «reconstrucción racional» de
los procesos intelectuales correspondientes. Pero esta reconstrucción
no habrá de describir tales procesos según acontecen r e a l m e n t e : siWo
puede dar un esqueleto lógico del procedimiento de contrastar. Y tal
vez esto es todo lo que quieren decir los que hablan de una «reciuis-
trucción racional» de los medios por los que adquirimos conoci-
mientos.
Ocurre que los razonamientos expuestos en este libro son entera-
mente independientes de este problema. Sin embargo, mi opinión del
asunto —valga lo que valiere— es que no existe, en absoluto, un mé-
todo lógico de tener nuevas ideas, ni una reconstrucción lógica de
este proceso. Puede expresarse mi parecer diciendo que todo descu-
brimiento contiene «un elemento irracional» o «una intuición crea-
dora» en el sentido de Bergson. Einstein habla de un modo parecido
de la «búsqueda de aquellas leyes sumamente universales... a p a r t i r
de (as cuales puede obtenerse una imagen del m u n d o por pura de-
ducción. No existe una senda lógica ^—dice— que encamine a estas...
252

32 La lógica de la investigación científica

leyes. Sólo p u e d e n alcanzarse p o r la intuición, apoyada en algo así


como una introyección ('^Einfühlung') de los objetos de la expe-
riencia» ^.

3. CONTRASTACIÓN DEDUCTIVA DE TEORÍAS

De acuerdo con la tesis que hemos de p r o p o n e r aquí, el método de


contrastar críticamente las teorías y de escogerlas, teniendo en cuenta
los resultados obtenidos en su contraste, procede siempre del modo
Que indicamos a continuación. Una vez presentada a título provisio-
nal u n a nueva idea, aún no justificada en absoluto —sea una antici-
pación, u n a hipótesis, un sistema teórico o lo que se q u i e r a — , se
extraen conclusiones de ella por medio de una deducción lógica;
estas conclusiones se comparan entre sí y con otros enunciados perti-
nentes, con objeto de hallar las relaciones lógicas (tales como equiva-
lencia, deductibilidad, compatibilidad o incompatibilidad, etc.) que
existan entre ellas.
Si queremos, p o d e m o s distinguir cuatro procedimientos de llevar
a cabo la contrastación de una teoría. En p r i m e r lugar, se encuentra
la comparación lógica de las conclusiones unas con otras: con lo cual
se somete a contraste la coherencia interna del sistema. Después, está
el estudio de la forma lógica de la teoría, con objeto de d e t e r m i n a r
su c a r á c t e r : si es u n a teoría empírica —científica— o si, p o r ejem-
plo, es tautológica. En tercer t é r m i n o , tenemos la comparación con
otras teorías, que tiene por p r i n c i p a l mira la de averiguar si la teoría
e x a m i n a d a constituiría un adelanto científico en caso de que sobrevi-
viera a las diferentes contrastaciones a que la sometemos. Y final-
m e n t e , viene el contrastarla p o r medio de la aplicación empírica de
las conclusiones que pueden deducirse de ella.
Lo que se pretende con el último tipo de contraste mencionado
es descubrir hasta qué p u n t o satisfarán las nuevas consecuencias de la
teoría —sea cual fuere la novedad de sus asertos— a los requerimientos
de la práctica, ya provengan éstos de experimentos p u r a m e n t e científi-
cos o de aplicaciones tecnológicas prácticas. T a m b i é n en este caso el pro-
cedimiento de contrastar resulta ser d e d u c t i v o ; veámoslo. Con ayuda
de otros enunciados anteriormente aceptados se deducen de la teoría a
contrastar ciertos enunciados singulares —-que podremos d e n o m i n a r
« p r e d i c c i o n e s » — ; en especial, predicciones que sean fácilmente con-
trastables o aplicables. Se eligen entre estos enunciados los que no sean
deductibles de la teoría vigente, y, más en particular, los que se en-

* Comunicación en el sesenta cumpleaños de Max Planck. El pasaje citado comien-


za con las palabras: «La tarea suprema del físico es la búsqueda de aquellas leyes
sumamente universales», etc. (citado según A. EINSTEIN, Mein Weltbüd, 1934, pág. 168;
traducción ingl. por A. HARRIS, The World as I see It, 1935, pág. 125). En LlE-
BIG, op. cit., se liailan con anterioridad ideas parecidas; cf. también MACH, Principien
der Wármelehre (1896), págs. 443 y sigs. * La palabra alemana mEinfiíhlungí) es di-
fícil de traducir; Harris vierte: «sympathetic understanding of experience» (compreii-
sión sim-pática de la experiencia).
253

Panorama de algunos problemas fundamentales 33

uaentren en contradicción con ella. A continuación tratamos de deci-


dir en lo que se refiere a estos enunciados deducidos (y a o t r o s ) , com-
p a r á n d o l o s con los resultados de las aplicaciones prácticas y de expe-
rimentos. Si la decisión es positiva, esto es, si las conclusiones singu-
lares resultan ser aceptables, o verificadas, la teoría a que nos referi-
mos ha pasado con éxito las contrastaciones (por esta v e z ) : no hemos
encontrado razones p a r a desecharla. P e r o si la decisión es negativa,
o sea, si las conclusiones h a n sido falsadas**, esta falsación revela
que la teoría de la que se han deducido lógicamente es también falsa.
Conviene observar que u n a decisión positiva p u e d e apoyar a la
teoría e x a m i n a d a sólo temporalmente, pues otras decisiones negativas
subsiguientes pueden siempre derrocarla. Durante el tiempo en que
una teoría resiste contrastaciones exigentes y minuciosas, y en que no
la deja anticuada otra teoría en la evolución del progreso científico,
podemos decir que ha «demostrado su temple» o que está loorro-
borada» *^ p o r la experiencia.
En el procedimiento que acabamos de esbozar no aparece n a d a
que pueda asemejarse a la lógica inductiva. En ningún momento h e
asumido que podamos pasar p o r u n razonamiento de la verdad de
enunciados singulares a la verdad de teorías. No he supuesto un solo
instante que, en virtud de unas conclusiones «verificadas», pueda es-
tablecerse que unas teorías sean «verdaderas», ni siquiera m e r a m e n t e
«probables».

En este libro pretendo dar u n análisis más detallado de los mé-


todos de contrastación deductiva; e intentaré mostrar que todos los
problemas que se suelen l l a m a r ^epistemológicos» p u e d e n tratarse
dentro del marco de dicho análisis. En particular, los problemas a que
da lugar la lógica inductiva pueden eliminarse sin dar origen a otros
nuevos en su lugar.

4. E L PROBLEMA DE LA DEMARCACIÓN

E n t r e las muchas objeciones que pueden hacerse contra las tesis


que he propuesto ahora mismo, la más i m p o r t a n t e es, quizá, la si-
guiente : al rechazar el método de la inducción — p o d r í a decirse—•
privo a la ciencia empírica de lo que parece ser su característica más
importante ; esto quiere decir que hago desaparecer las barreras que

** E m p l e a m o s cl verlio falsar y sus derivados (falsable, falsación, faUador, e t c . )


como versión de to falsify y los suyos (falsifiable, falsification, falsifier, e t c . ) : pues
tanto falsificar como falsear tienen en castellano u n sentido p e r f e c t a m e n t e vivo, q u e
provocaría incesantes malentendidos si se empleasen a q u í p a r a t r a d u c i r to falsify ( q u e
el autor emplea exclusivamente en el sentido de «poner de manifiesto que algo es
o era falso»). Falsar es u n t é r m i n o técnico del juego del tresillo, al cual podemos
dotar de este otro contenido semántico sin grave riesgo, al parecer; por otra p a r t e ,
no es inexistente en la historia del idioma con significado p r ó x i m o al q u e aquí le
d a m o s : cf. B E R C E O , Vida de Santo Domingo de Silos, 114 c, Milagros de Nuestra Se-
ñora, 91 c; Historia troyaua polimétrica, poema X , 151 {N. del T.).
" Acerca de este término, véanse la nota *1 antes del apartado 79 y el aparta-
do *29 de m i Postscript.
254

34 La lógica de la investigación científica

separan la ciencia de la especulación metafísica. Mi respuesta a esta


objeción es que mi principal razón para rechazar la lógica inductiva
es precisamente que no proporciona un rasgo discriminador apropia-
do del carácter empírico, no metatísico, de un sistema teórico ; o, en
otras palabras, que no proporciona un acrilerio de demarcaciónit
apropiado.
Llamo problema de la demarcación ^ al de encontrar un criterio
que nos permita distinguir entre las ciencias empíricas, por u n lado,
y los sistemas «metafísicos», por otro.
H u m e conoció este problema e intentó resolverlo °; con Kant se
convirtió en el p r o b l e m a central de la teoría del conocimiento. Si,
siguiendo a Kant, llamamos «problema de H u m e » al de la inducción,
deberíamos designar al problema de la demarcación como «proble-
ma de K a n t » .
De estos dos problemas — q u e son fuente de casi todos los demás
de la teoría del conocimiento— el de la demarcación es, según en-
tiendo, el más fundamental. En realidad, la razón principal por la
que los epistemólogos con inclinaciones empiristas tienden a prender
su fe en el «método de la inducción», parece ser que la constituye su
creencia de que éste es el único método que puede p r o p o r c i o n a r un
criterio de demarcación a p r o p i a d o : esto se aplica, especialmente, a
los empiristas que siguen las banderas del «positivismo».
Los antiguos positivistas estaban dispuestos a admitir únicamente
como científicos o legítimos aquellos conceptos (o bien nociones, o
i d e a s ) que, como ellos decían, derivaban de la e x p e r i e n c i a ; o sea,
aquellos conceptos que ellos creían lógicamente reducibles a elemen-
tos de la experiencia sensorial, tales como sensaciones (o datos sensi-
b l e s ) , impresiones, percepciones, recuerdos visuales o auditivos, etc.
Los positivistas modernos son capaces de ver con mayor claridad que
la ciencia no es u n sistema de conceptos, sino más bien un sistema de
enunciados * \ En consecuencia, están dispuestos a admitir únicamen-
te como científicos o legítimos los enunciados que son reducibles a
enunciados elementales (o «atómicos») de experiencia — a «juicios
de percepción», «proposiciones atómicas», «cláusulas protocolarias»

' Acerca de esto (y, asimismo, de lo tratado en los apartados 1 a 6 y 13 a 24),


compárese mi nota; Erkenntnis 3, 1933, pág. 426; *la incluyo aqui, traducida, for-
mando el apéndice *I.
' Cf. la última frase de su Enquiry Concerning Human Understanding. * Com-
párese con el próximo párrafo y la alusión a los epistemólogos, por ejemplo, la cita
de Reichenbach del texto correspondiente a la nota 1 del apartado 1.
*' Veo ahora que cuando escribí este texto sobreestimé a los «positivistas mo»
dernos». Debería haber recordado que, a este respecto, el prometedor comienzo del
Tractatus de Wittgenstein —«El mundo es la totalidad de los hechos, no de las co-
sas»— queda anulado por su final, en el que ataca a la persona que «no había dado
significado a ciertos signos de sus proposiciones». Véase también mi Open Society and
its Enemies, cap. 11, apartado II [vers. cast, de E. LODEL, La sociedad abierta y
SU.1 enemigos, Paidós, Buenos Aires. 1957, págs. 230 y sig. (T.)], asi como el ca-
pitulo •! de mi Postscript, especialmente loa apartados • l l (nota 5), *24 (los cinco
últimoa párrafo») y *25.
255

Panorama de algunos problemas fundamentales 35

o como los quieran l l a m a r * ' — . No cabe duda de que el criterio de


demarcación implicado de este modo se identifica con la lógica in-
ductiva que piden.
Desde el momento en que rechazo la lógica inductiva h e de recha-
zar también todos estos intentos de resolver el problema de la demar-
cación : con lo cual este problema aumenta de importancia en el pre-
sente estudio. El hallazgo de u n criterio de demarcación aceptable
tiene que ser u n a tarea crucial de cualquier epistemología que no
acepte la lógica inductiva.

Los positivistas suelen interpretar el problema de la demarcación


de u n modo naturalista: como si fuese u n problema de la ciencia na-
t u r a l . En lugar de considerar que se encuentran ante la tarea de pro-
p o n e r una convención a p r o p i a d a , creen que tienen que descubrir u n a
diferencia — q u e existiría, p o r decirlo así, en la naturaleza de las co-
sas— entre la ciencia empírica p o r una parte y la metafísica p o r otra.
Tratan constantemente de demostrar que la metafísica, p o r su misma
naturaleza, no es sino u n parloteo absurdo —«sofistería e ilusión»,
como dice H u m e , que deberíamos « a r r o j a r al fuego» *^.
Pero si con las expresiones «absurdo» o «carente de sentido» no
queremos expresar otra cosa, p o r definición, que «no perteneciente
a la ciencia e m p í r i c a » , en tal caso la caracterización de la metafísica
como u n absurdo carente de sentido será t r i v i a l : pues a la metafísica
se la define n o r m a l m e n t e como no empírica. P e r o — n a t u r a l m e n t e — los
positivistas creen que pueden decir de la metafísica m u c h a s otras co-
sas, además de que sus enunciados son no empíricos. Las expresiones
«absurdo» y «carente de sentido» c o m p o r t a n una evaluación peyora-
tiva (y se pretende que la c o m p o r t e n ) ; y, sin duda alguna, lo que
los positivistas t r a t a n r e a l m e n t e de conseguir no es tanto una demar-
cación acertada como d e r r i b a r definitivamente ^ y a n i q u i l a r la me-
tafísica. Como quiera que sea, nos encontramos con que cada vez que
los positivistas h a n intentado decir con m a y o r claridad lo que sig-
nificaba «con sentido» la tentativa conducía al mismo r e s u l t a d o : a
u n a definición de «cláusula con sentido» (en contraposición a «pseudo-
cláusula sin sentido») que simplemente reitera el criterio de demar-
cación de su lógica inductiva.
Esto «se hace patente» con gran claridad en el caso de Wittgens-

" Desde luego, nada depende de los nomhres. Cuando inventé el nuevo nombre
«enunciado básico» (o «proposición básica»: véanse, más abajo, los apartados 7 y 28),
lo hice sólo porque necesitaba un término no cargado con la connotación de enun-
ciado perceptivo; pero, desgraciadamente, lo adoptaron pronto otras personas, y lo
utilizaron para transmitir justamente la clase de significado que yo había querido
evitar. Cf. también mi Postscript, apartado *29.
'" Hume, por tanto, condenó su propia Enquiry en la ultima página, de igual
modo que Wittgenstein, más tarde, ha condenado su propio Tractatus en la última
página. (Véase la nota 2 al apartado 10.)
' CARNAP, Erkenntnis 2, 1932, págs. 219 y sigs. Anteriormente, Mili había usado
la expresión «carente de sentido» de forma análoga, *sin duda alguna bajo la influencia
de Comte; cf. también los Early Essays on Social Philosophy de COMTE, ed. po»
H. D. Hutton, 1911, citados en mi Open Society, nota 51 del capítulo I I .
256

36 La lógica de la investigación científica

tein, según el cual toda proposición con sentido tiene que ser lógica'
mente reducible* a proposiciones elementales (o «atómicas»), que
caracteriza como descripciones o «imágenes de la realidad» ^ (carac-
terización, por cierto, que ha de cubrir todas las proposiciones con
s e n t i d o ) . Podemos darnos cuenta de que el criterio de sentido de
Wittgenstein coincide con el criterio de demarcación de los indue-
tivistas, sin más que r e m p l a z a r las palabras «científica» o «legítima»
p o r «con sentido». Y es precisamente al llegar al problema de la in-
ducción donde se d e r r u m b a este intento de resolver el problema de
la demarcación : los positivistas, en sus ansias de aniquilar la meta-
física, aniquilan j u n t a m e n t e con ella la ciencia natural. Pues tampo-
co las leyes científicas p u e d e n reducirse lógicamente a enunciados
elementales de experiencia. Si se aplicase con absoluta coherencia, el
criterio de sentido de Wittgenstein rechazaría por carentes de sentido
aquellas leyes naturales cuya búsqueda, como dice Einstein ^, es «la
tarea suprema del físico»: nunca podrían aceptarse como enunciados
auténticos o legítimos. La tentativa wittgensteiniana de desenmascarar
el p r o b l e m a de la inducción como un psevuloproblcma vacío, ha sido ex-
presada p o r Schlick *' con las siguientes p a l a b r a s : «El p r o b l e m a de
la inducción consiste en p r e g u n t a r por la justificación lógica de los
enunciados universales acerca de la realidad... Reconocemos, con Hu-
me, que no existe semejante justificación lógica: no puede h a b e r
ninguna, por el simple hecho de que no son auténticos enunciados» '.
Esto hace ver que el criterio inductivista de demarcación no con-
sigue trazar una línea divisoria entre los sistemas científicos y los me-
tafísicos, y p o r qué ha de asignar a unos y otros el mismo estatuto :

* WITTGENSTEIN, Tractatus Logico-Philosophicus (1918 y 1922), Proposición 5.


[vers. cast, de E. TIERNO GALVÁN, Revista de Occidente, Madrid, 1957 (T.)]. *Esto
se escribió en 1934, y, por tanto, me refiero exclusivamente, como es natural, al
Tractatus («se hace patente» es una de sus expresiones favoritas).
" WITTGENSTEIN, op. cit., Proposiciones 4.01, 4.03 y 2.221.
° Cf. la nota 1 del apartado 2.
" Schlick atribuyó a Wittgenstein la idea de tratar las leyes científicas como
pseudoproposiciones, con lo cual se resolvía el problema de la inducción. (Cf. mi Open
Society, notas 46 y 51 y sig. del capítulo 11.) Pero, en realidad, es mucho más an-
tigua : forma parte de la tradición instrumentalista que puede hacerse remontar a Ber-
keley e incluso más atrás. [Véanse, por ejemplo, mi trabajo «Three Views Concerning
Human Knowledge», en Contemporary British Philosophy, 1956, y «A Note on Ber-
keley as a Precursor of Mach», en The British Journal for the Philosophy of Science,
IV, 4, 1953, págs. 26 y sigs., reimpreso en mi Conjectures and Refutations, 1959;
se encontrarán otras referencias en la nota *1 que precede al apartado 12 (pág. 57).
En mi Postscript trato asimismo este problema: apartados *11 a *14 y *19 a *26.]
' SCHLICK, Naturwissenschaften 19, 1931, pág. 156 (la cursiva es mía). En lo
que se refiere a las leyes naturales, Schlick escribe (pág. 1 5 1 ) : «Se ha hecho notar
a menudo que, estrictamente, no podemos hablar nunca de una verificación absoluta
de una ley, pues hacemos siempre —por decirlo así— la salvedad de que puede
ser modificada a la vista de nuevas experiencias. Si puedo añadir, entre paréntesis
—continúa Schlick—, algunas palabras acerca de esta situación lógica, el hecho men-
cionado arriba significa que una ley natural no tiene, en principio, el carácter de
un enunciado, sino que es Inás bien una prescripción para la formación de enuncia-
dos». * (No cabe duda de que se pretendía incluir en «formación» la transformación
y la deducción.) Schlick atribuía esta teoría a una comunicación personal de Witt-
genstein. Véase también el apartado *12 de mi Postcript.
257

Panorama de algunos problemas fundamentales 37

pues el veredicto del dogma positivista del sentido es que ambos son
sistemas de pseudoaserciones sin sentido. Así pues, en lugar de des-
castar radicalmente la metafísica de las ciencias empíricas, el posi-
tivismo lleva a una invasión del campo científico p o r aquélla *.
Frente a estas estratagemas'antimetafísicas —antimetafísicas en la
intención, claro está— no considero que haya de ocuparme en derri-
b a r la metafísica, sino, en vez de semejante cosa, en formular u n a
caracterización a p r o p i a d a de la ciencia empírica, o en definir los
conceptos de «ciencia empírica» y de «metafísica» de tal manera que,
ante un sistema dado de enunciados, seamos capaces de decir si es
asunto o no de la ciencia empírica el estudiarlo más de cerca.
Mi criterio de demarcación, p o r tanto, lia de considerarse como
una propuesta para un acuerdo o convención. En cuanto a si tal con-
vención es a p r o p i a d a o no lo es, las opiniones pueden d i f e r i r ; mas
sólo es posible u n a discusión razonable de estas cuestiones entre par-
tes que tienen cierta finalidad común a la vista. P o r supuesto que la
elección de tal finalidad tiene que ser, en última instancia, objeto
de una decisión que vaya más allá de toda argumentación racional *^.
P o r tanto, quienquiera que plantee un sistema de enunciados ab-
solutamente ciertos, irrevocablemente verdaderos °, como finalidad d e
la ciencia, es seguro que rechazará las propuestas que voy a h a c e r
aifuí. Y lo mismo h a r á n quienes ven «la esencia de la ciencia... en su
dignidad», que consideran reside en su «carácter de totalidad» y en
su «verdad y esencialidad reales» '^". Difícilmente estarán dispuestos
a otorgar esta dignidad a la física teórica moderna, en la que tanto
otras personas como yo vemos la realización más completa hasta la
fecha de lo que yo llamo «ciencia empírica».
Las metas de la ciencia a las que me refiero son otras. No trato
de justificarlas, sin embargo, presentándolas como el blanco verda-
dero o esencial de la ciencia, lo cual serviría únicamente para pertur-
b a r la cuestión y significaría una recaída en el dogmatismo positi-
vista. No alcanzo a ver más que una sola vía para argumentar racio-
nalmente en apoyo de mis p r o p u e s t a s : la de analizar sus consecuen-
cias lógicas —señalar su fertilidad, o sea, su p o d e r de elucidar los pro-
blemas de la teoría del conocimiento.
Así pues, admito abiertamente que p a r a llegar a mis propuestas
me he guiado, en última instancia, por juicios de valor y por predi-
lecciones. Mas espero que sean aceptables para todos los que no' só_Io
aprecian el rigor lógico, sino la libertad de dogmatismos ; para quie-
nes buscan la aplicabilidad práctica, pero se sienten atraídos aún en

Cf. el apartado 78 (por ejemplo, la nota 1). * Véanse también mi Open Society,
notas 46, 51 y 52 del capítulo 11, y mi trabajo «The Demarcation between Science
and Metaphysics», entregado en enero de 1955 para el lomo dedicado a Cfernap (aún
no publicado) de la Library of Living Philosophers, ed. por P. A. SciiiLPP.
" Creo que siempre es posible una discusión razonable entre partes interesadas
por la verdad y dispuestas a prestarse atención mutuamente (cf. mi Open Society,
capítulo 24).
' Esta es la tesis de Dingier; cf. nota 1 del apartado 19.
'" Tesis de O. SpANiv (Kate^orienlehre, 1924).
258

38 La lógica de la investigación científica

m a y o r medida por la aventura de la ciencia y p o r los descubrimien-


tos que una y otra vez nos enfrentan con cuestiones nuevas e inespe-
radas, que nos desafían a ensayar respuestas nuevas e insospechadas.
El hecho de que ciertos juicios de valor hayan influido en mis
propuestas no quiere decir que esté cometiendo el error de que he
acusado a los positivistas —el de intentar el asesinato de la metafísi-
ca p o r medio de nombres infamantes—. Ni siquiera llego a afirmai
que la metafísica carezca de valor para la ciencia empírica. Pues no
p u e d e negarse que, así como ha habido ideas metafísicas que h a n pues-
to una barrera al avance de la ciencia, han existido otras — t a l el
atomismo especulativo— que la han ayudado. \ si miramos el asunto
desde un ángulo psicológico, me siento inclinado a pensar que la
investigación científica es imposible sin fe en algunas ideas de una
índole p u r a m e n t e especulativa (y, a veces, s u m a m e n t e b r u m o s a s ) : fe
desprovista enteramente de garantías desde el p u n t o de vista de la
ciencia, y que —en esta misma m e d i d a — es «metafísica» ".
Una vez que he hecho estas advertencias, sigo considerando que
la p r i m e r a tart^a de la lógica del conocimiento es p r o p o n e r un con-
cepto de ciencia empírica con objeto de llegar a un uso lingüístico
— a c t u a l m e n t e algo incierto— lo más definido posible, y a fin de trazar
u n a línea de demarcación clara entre la ciencia y las ideas metafísi-'"
cas — a u n cuando dichas ideas p u e d a n haber favorecido el avance de
la ciencia a lo largo de toda su historia.

^. L A E X P E R I E N C I A COMO MÉTODO

La tarea de formular una definición aceptable de la idea de cien-


cia empírica no está exenta de dificultades. Algxmas de ellas surgen
del hecho de que tienen que existir muchos sistemas teóricos cuya
estructura lógica sea muy parecida a la del sistema aceptado en un
m o m e n t o d e t e r m i n a d o como sistema de la ciencia empírica. En oca-
siones se describe esta situación diciendo que existen muchísimos
«mundos lógicamente posibles» —posiblemente u n n ú m e r o infinito de
ellos—. Y, con todo, se pretende que el sistema llamado «ciencia
empírica» represente únicamente un m u n d o : el «mundo real» o
« m u n d o de nuestra experiencia» * ' .
Con objeto de precisar u n poco más esta afirmación, podemos dis-
tinguir tres requisitos que nuestro sistema teórico empírico t e n d r á que
satisfacer. P r i m e r o , h a de ser sintético, de suerte que p u e d a repre-
sentar u n m u n d o no contradictorio, posible; en segundo lugar, debe
satisfacer el criterio de demarcación (cf. los apartados 6 y 2 1 ) , es
decir, no será metafísico, sino representará u n m u n d o de experiencia

" Cf. también: PLANK. Positivismus und r/Bale Aussenwelt (1931), y EINSTEIN,
«Die Religiositat der Forschung», en Mein Weltbild (1934), pág. 43; trad. ingl. por
A. HARRIS, Tlie fVorld as I see It (1935), págs. 23 y sigs. * Véanse, asimismo, el
apartado 85 y mí Postscript.
*' Cf. el apéndice *X
259

Panorama de algunos problemas fundamentales 39

p o s i b l e ; en tercer teiniino, es menester que sea un sistema que se


distinga — d e alguna m a n e r a — de otros sistemas semejantes por ser
el que represente nuestro m u n d o de experiencia.
Mas, ^'cómo ha de distinguirse el sistema que represente nuestro
m u n d o de experiencia? He a([ui la respuesta: por el hecho de que se
le ha sometido a contraste y ha resistido las contrastaciones. Esto
quiere decir que se le ha de distinguir aplicándole el método deduc-
tivo que pretendo analizar y describir.
Según esta opinión, la «experiencia» resulta ser un método dis-
tintivo mediante el cual un sistema teórico puede distinguirse de
o t r o s ; con lo cual la ciencia empírica se caracteriza —al parecer—
no sólo por su forma lógica, sino por su método de distinción. (Desdfi
luego, ésta es también la opinión de los inductivistas, que intentan
caracterizar la ciencia empírica por su empleo del método inductivo.)
P o r tanto, puede describirse la teoría del conocimiento, cuya ta-
rea es el análisis del método o del proceder peculiar de la ciencia em-
pírica, como una teoría del método empírico — u n a teoría de lo que
normalmente se llama experiencia.

6. L A FALSABILIDAD COMO CRITERIO DE DEMARCACIÓN

El criterio de demarcación inherente a la lógica inductiva —esto


es, el dogma positivista del significado o sentido [en ingl., meaning^—•
equivale a exigir que todos los enunciados de la ciencia empírica
(o, todos los enunciados «con sentido») sean susceptibles de una de-
cisión definitiva con respecto a su verdad y a su falsedad ; podemos
decir que tienen que ser (¡.decidihles de modo concluyentei). Esto quie-
re decir que han de tener una forma tal que sea lógicamente posible
tanto verificarlos como falsarios. Así, dice S c h l i c k : i(... u n auténtico
enunciado tiene (pie ser susceptible de verificación concluyente-a ^;
y Waismann escril)e, aún con mayor c l a r i d a d : «Si no es posible de-
terminar si un enunciado es verdadero, entonces carece enteramente
de sentido : pues el sentido de un enunciado es el método de su ve-
rificación» ^.
Ahora b i e n ; en mi opinión, no existe nada que pueda llamarse
inducción *'. P o r tanto, is^rá lógicamente inadmisible la inferencia de
teorías a p a r t i r de enimciados singulares que estén «verificados p o r
la experiencia» (cualquiera que sea lo que esto quiera d e c i r ) . Así
pues, las teorías no son nunca verifical)les empíricamente. Si quere-
mos evitar el error positivista de que nuestro criterio de demarcación
elimine los sistemas teóricos de la ciencia n a t u r a l *^, debemos elegir

' SCHLICK, Naturwissenschajten 19. 1931, pág. 150.


' WAISMANN. Erkenntnis 1. 19.30. pág. 229.
*' No me refiero aquí, desde luego, a la llamada «inducción matemática»; lo
que niego es que exista nada que pueda llamarse inducción en lo que se denominan
«ciencias inductivas»: que existan «procedimientos inductivos» o «inferencias in-
ductivas».
*'' En su Logical Syntax (1937, págs. 321 y sig.), Carnap admitía que se trataba
do un error (y mencionaba mis críticas); y todavía avanzó más en este sentido en
260

40 ha lógica de la investigación cientijica

un criterio que nos permita ailinitir en el dominio de la ciencia em])í-


rica incluso enunciados que no puedan verificarse.
Pero, ciertamente, si'ilo admitiré un sistenuí entre los cienlífieos
o empíricos si es siiseeptil)le de ser fontrnslndo |)or la experiencia.
Estas consideraciones nos sufíieren i ue el criterio de demarcaci<ui (pie
hemos de adoptar no es el de la i p) ijiraltilidad, sino el de la falsahi-
lidad de los s i s t e m a s * ' . Dicho de o l í ) m o d o : no exigiré que un siste-
ma científico pueda ser seleccionado, de una vez para siempre, en un
sentido positivo ; pero sí (pie sea susv i-plilde de selección en un sen-
tido negativo por medio de contrastes i pruehas cin])íricas: ¡la de ser
posible refutar por la experiencia un s'slcina cienlijico entpirico '.
(Así, el enunciado «lloverá o no l,lo\(rá acpii mañana» no se con-
siderará em[)írico, por el simple hecho de (pie no puede ser refutado ;
mientras que a este otro, ((lloverá a(pií m a ñ a n a » , d(d)e considerársele
empírico.)
Pueden hacerse varias ohjcciorics ai criterio de demarcación que
acallamos de p r o p o n i r . l'.n jirimcr lugar, puede muy hien jiarecer
que toda sugerencia de que la ciencia (pie. segéui se admite, nos
proporciona informaciones positivas haya de caraclerizarsc [)or sa-
tisfacer ima exigencia negativa, como es la de rcfutahilidad. se enca-
mina en una direccitin falsa. Sin emhargo, h a r é ver (en los apar-
tados ^l a 16) ipie e-^la ohjecii'm carece de jicso, [uies el volumen de
informaeiém |iosili\íi «pie un enunciado científico comporta es tanto
mayor cuanto más'fácil es <\ue cli(i([»e - deludo a su caráclcr lógico—
con enunciados singulares posibles. (No en vano llamamos ((leyes»
a las leyes de la Nalurale/a : cuanto más prohihcn más dicen.)
Puede también hacerle ih- nuevo un intento de volver contra mí
mi propia crítica del criterio induelivista de demarcaci(ui : pues po-
dría parecer que cabe su--citar objeciones contra la falsahilidad como
criterio de demarcación aiuilogas a las (pie yo he' suscitado contra la
verificahilidad.

TestabíUty and Mcaniíifi. (liindc rcconoci*) el liecho Í]C que las Icyrs iinivcrsnlos no
son solamcnl(i ((('(niv(^nicnt('^'> para la ciLMicia. ^itio incluso «cscncialosi» (Philosophy
of Sciriicfí 4 . 1037. pág. 27 ) . ]'(?r(> n i su i)!ira iniliirtivista ÍAi^ivnl Foundations of
Probability {19.10) \U('1V(Í a una pftsiciíin muy scnicjantc a la tpie aquí c r i t i c a m n s : al
e n c o n t r a r (jue las leyes u n i \ ei-ilcs liriicn prcbahiUdad cero (pií^. 7(71 ) se ve oblifíaílo
a (leeir (pág. . " ó ) q u e . auníjue no es necesario expulsarlas tie la ciencia, ésta puede
manejárselas perfectamente sin cuas.
*^ üiis(^rvese (}ue prü})<)níj;o la falsaliilitlad Cíjmo criterio de demareacií'm, pero
no de sentido. Advie'rtase, además, cpie a n t e r i o r m e n t e (en el apartado 4 ) he criticado
e n é r g i c a m e n t e el empleo de la idea de sentido como criterio de demarcación, y q u e
ataco el dogrna del sentido, aún más enerí^icíhuente. en el at>artado 9. Por tanto,
es u n puro m i t o (aunf|ue gran n ú m e r o de refutaciones de mi teoría están ba.sadas
en é l ) decir que haya propuesto j a m á s la falsaljilidad como criterio ile sentido. I.a
falsahilidad separa dos tipos de enunciados perfectamente dolados de sentido, los fal-
sahles y los no falsables : traza u n a línea dentro del leníruaje eon sentidí). no alrededor
de él. Véanse también el apéndice *I y el capítulo *1 de mi Postscript, especialmente
los apartados *17 y *19.
F n otros autores se e n c u e n t r a n ideas a n á l o g a s : por ejemplo, en F R A N K , Die
Katisaliliil and ilirp Cri'nzfn ( I 9 , ' i l ) . capitulo I, § 10 {paps. 13 y s i g . ) , y en D l B l s -
i.AV, Die Definition {.'5." ed., í'Jül ), paps, 100 y sip, ((•{. asimi.smo, más arrilia, la
nota 1 J e l aparlodu 4.)
261

Panorama de algunos problemas fundamentales 41

Este ataque no m e alteraría. Mi propuesta está basada en u n a


asimetría entre la -verificabilidad y la falsabilidad: asimetría que se
deriva de la forma lógica de los enunciados universales **. Pues éstos
no son j a m á s deductibles de enunciados singulares, pero sí p u e d e n
estar en contradicción con estos últimos. En consecuencia, p o r medio
de inferencias p u r a m e n t e deductivas (valiéndose del modus tollens
de la lógica clásica) es posible argüir de la verdad de enunciados sin-
gulares la falsedad de enunciados universales. Una argurnentación de
esta índole, que lleva a la falsedad de enunciados universales, es el
único tipo de inferencia estrictamente deductiva que se mueve, como
si dijéramos, en «dirección i n d u c t i v a » : esto es, de enunciados sin-
gulares a universales.
Más grave puede parecer u n a tercera objeción. P o d r í a decirse que,
incluso admitiendo la asimetría, sigue siendo imposible — p o r varias
razones—• falsar de u n modo concluyente u n sistema teórico : pues
siempre es posible encontrar una vía de escape de la falsación, p o r
ejemplo, m e d i a n t e la introducción ad hoc de una hipótesis auxiliar
o por cambio ad hoc de u n a definición; se p u e d e , incluso, sin caer
en incoherencia lógica, a d o p t a r la posición de negarse a a d m i t i r cual-
quier experiencia falsadora. Se reconoce que los científicos no suelen
proceder de este modo, pero el procedimiento aludido siempre es ló-
gicamente posible ; y p u e d e pretenderse que este hecho convierte en
dudoso — p o r lo menos— el valor lógico del criterio de demarcación
que h e p r o p u e s t o .
Me veo obligado a a d m i t i r que esta crítica es justa ; pero no ne-
cesito, p o r ello, r e t i r a r mi propuesta de a d o p t a r la falsabilidad como
criterio de demarcación. Pues voy a p r o p o n e r (en los apartados 20 y
siguientes) que se caracterice el m^étodo empírico de tal forma que
excluya precisamente aquellas vías de eludir la falsación que mi ima-
ginario crítico señala insistentemente, con toda razón, como lógica-
mente posibles. De acuerdo con mi propuesta, lo que caracteriza
al método empírico es su m a n e r a de exponer a falsación el sistema
que h a de contrastarse: justamente de todos los modos imaginables.
Su meta no es salvarles la vida a los sistemas insostenibles, sino, por
el contrario, elegir el que comparativamente sea más apto, sometiendo a
todos a la más áspera lucha por la supervivencia.
El criterio de demarcación propuesto nos conduce a una solución
del problema de H u m e de la inducción, o sea, el p r o b l e m a de la vali-
dez de las leyes naturales. Su raíz se encuentra en la aparente contra-
dicción existente entre lo que podría llamarse «la tesis fundamental
del empirismo» —la de que sólo la experiencia puede decidir acerca
de la verdad o la~ falsedad de los enunciados científicos— y la inadmi-
sibilidad de los razonamientos inductivos, de la que se dio cuenta
H u m e . Esta contradicción surge únicamente si se supone que todos
los enunciados científicos empíricos han de ser «decidibles de modo
concluyente», esto es, que, en principio, tanto su verificación como

** Me ocupo ahora más a fondo de esta asimetría en el apartado *22 de mi


Postscrif%.
262

42 La lógica de la investigación científica

su falsación han de ser posibles. Si renunciamos a esta exigencia y ad-


mitimos como enunciados empíricos también los que sean decidibles
en un solo sentido —decidibles unilateralmcnte, o, más en particular,
falsables— y p u e d a n ser contrastados mediante ensayos sistemáticos
de falsación, desaparece la contradicción: el método de falsación no
presupone la inferencia inductiva, sino únicamente las transforma-
ciones tautológicas de la lógica deductiva, cuya validez no se pone
en tela de juicio '',

7. E L PROBLEMA DE LA «BASE EMPÍRICA»

P a r a que la falsabilidad pueda aplicarse de algún modo como cri-


terio de demarcación deben tenerse a mano enunciados singulares que
p u e d a n servir como premisas en las inferencias falsadoras. P o r tanto,
nuestro criterio aparece como algo que solamente desplaza el pro-
blema — q u e nos retrotrae de la cuestión del carácter empírico de las
teorías a la del carácter empírico de los enuneiadós singulares.
Peífe incluso en este caso se h a conseguido algo. Pues en la prác-
tica de la investigación científica la demarcación presenta, a veces,
u n a urgencia inmediata en lo que se refiere a los sistemas teóricos,
m i e n t r a s que r a r a vez se suscitan dudas acerca de la condición empí-
rica de los enunciados singulares. Es cierto que se tienen errores de ob-
servación, y que dan origen a enunciados singulares falsos, pero un
científico casi nunca se encuentra en el trance de describir u n enun-
ciado singular como no empírico o metafísico.
P o r tanto, los problemas de la base empírica —esto es, los con-
cernientes al carácter empírico de enunciados singulares y a su con-
trastación— desempeñan un p a p e l en la lógica de la ciencia algo di-
ferente del representado por la mayoría de los demás problemas de
que h a b r e m o s de ocuparnos. P u e s gran parte de éstos se encuentran
en relación estrecha con la práctica de la investigación, mientras que
el p r o b l e m a de la base empírica pertenece casi exclusivamente a la
teoría del conocimiento. Me ocuparé de ellos, sin embargo, ya que
dan lugar a muchos puntos obscuros: lo cual ocurre, especialmente,
con las relaciones entre experiencias perceptivas y enunciados bási-
cos. (Llamo «enunciado básico» o «proposición básica» a un enun-
ciado que p u e d e servir de premisa en u n a falsación e m p í r i c a : breve-
mente dicho, a la enunciación de u n hecho singular.)
Se h a considerado con frecuencia que las experiencias perceptivas
proporcionan algo así como una justificación de los enunciados bási-
c o s : se ha m a n t e n i d o que estos enunciados están «basados sobre» tales
experiencias, que mediante éstas se «manifiesta p o r inspección» la
verdad de aquéllos, o que dicha verdad se hace «patente» en las expe-
riencias mencionadas, etc. Todas estas expresiones muestran u n a ten-

* Acerca de esta question, véase también mi trabajo mencionado en la nota 1 del


apartado 4, * que ahora cstii incluido aquí en el apéndice *I, y, asimismo, mi Postscript,
pspecialmentc el apartado "'2,
263

Panorama de algunos problemas fundamentales 43

dencia perfectamente razonable a subrayar la estrecha conexión exis-


tente entre los enunciados básicos y nuestras experiencias perceptivas.
Con todo, se tenía la impresión (exacta) de que los enunciados sólo
pueden justificarse lógicamente mediante otros enunciados: por ello,
la conexión entre las percepciones y los enunciados permanecía obs-
cura, y era descrita por expresiones de análoga obscuridad que no
aclaraban n a d a , sino que resbalaban sobre las dificultades' o, en el
mejor de los casos, las señalaban fantasinalmente con metáforas.
T a m b i é n en este caso puede encontrarse una solución, según creo,
si separamos claramente los aspectos psicológicos del problema de los
lógicos y metodológicos. Hemos de distinguir, p o r una parte, nuestras
experiencias subjetivas o nuestros sentimientos de convicción, que no
pueden j a m á s justificar cnxmciado alguno (aun cuando pueden ser
objeto de investigación psicológica), y, por otra, las relaciones lógicas
objetivas existentes entre los diversos sistemas de enunciados cientí-
ficos y en el interior de cada uno de ellos.
En los ajiartados 25 a 30 trataremos con algi'in detalle los proble-
mas referentes a la base empírica. P o r el momento, he de volverme
hacia el problema de la objetividad científica, pues los términos «ob-
jetivo» y «subjetivo» que acabo de utilizar necesitan aclaración.

8. O B J E T I V I D A D •CIENTÍFICA Y CONVICCIÓN SUBJETIVA

Las palabras «objetivo» y «subjetivo» son términos filosóficos car-


gados de una pesada herencia de usos contradictorios y de discusio-
nes interminables y nunca concluyentes.
El empleo que bago de los términos «objetivo» y «subjetivo» no
es muy distinto del k a n t i a n o . Kant utiliza la palabra «objetivo» p a r a
indicar que el conocimiento científico ha de ser justificable, indepen-
dientemente de los caprichos de n a d i e : una justificación es «objeti-
va» si en principio puede ser contrastada y comprendida por cualquier
persona. «Si algo es válido — e s c r i b e — para quienquiera que esté en
uso de razón, entonces su fundamento es objetivo y suficiente» ^.
Ahora bien ; yo mantengo que las teorías científicas no son nunca
enteramente justificables o verificablcs, pero que son, no obstante,
contrastables. Diré, por tanto, que la objetividad de los enunciados
científicos descansa en el hecho de que pueden contrastarse intersub-
jetivamente *'.

^ Kritik der reinen Vernunft, Methodenlehre, 2. Haupslück, 3. Abschnitt (2." ed.,


página 848; trad. ingl. por N. KEMP SMITH, 1933: Critique of Pare Reason, The
Trascendental Doctrine of Method, capítulo II, sección 3.", pág. 645) [vers. cast, de
J. DEL PEROJO y F. L. ALVAREZ, 1952 (4." e d . ) : Critica de la razón pura (Sopeña
Argentina, Buenos Aires), Teoría trascendental del método, capítulo II, sección 3.",
página 192 del t. II (T.)}.
*' Desde que escribí estas palabras he generalizado esta formulación: pues la
contrastación intersubjetiva es meramente un aspecto muy importante de la idea más
general de la crítica intersubjetiva, o, dicho de otro modo, de la idea de la regulación
racional mutua por medio del debate critico. Esta idea más general, que he tratada
264

44 La lógica de la investigación científica

K a n t aplica la palabra «subjetivo» a nuestros sentimientos de con-


vicción (de mayor o menor g r a d o ) ^. El examen de cómo aparecen
éstos es asunto de la psicología: pueden surgir, por ejemplo, «según
leyes de la a s o c i a c i ó n » ' ; también pueden servir razones objetivas
como acausas subjetivas del juzgar» •*, desde el momento en que re-
flexionamos sobre ellas y nos convencemos de su congruencia.
Quizá fue K a n t el primero en darse cuenta de que la objetividad
de los enunciados se encuentra en estrecha conexión con la construc-
ción de teorías —es decir, con el empleo de hipótesis y de enuncia-
dos universales—. Sólo cuando se da la recurrencia de ciertos acon-
tecimientos de acuerdo con reglas o regularidades —y así sucede con
los experimentos repetibles— pueden ser contrastadas nuestras ob-
servaciones p o r cualquiera (en p r i n c i p i o ) . Ni siquiera tomamos muy
en serio nuestras observaciones, ni las aceptamos como científicas,
hasta que las hemos repetido y contrastado. Sólo merced a tales repe-
ticiones podemos convencernos tie quie no nos encontramos con una
mera «coincidencia» aislada, sino con acontecimientos que, debido
a su regularidad y reproductibilidad, son, en principio, contrastables
intersubjetivamente ^.
Todo físico experimental conoce esos sorpiendentes e inexplica-
bles «efectos» aparentes, que tal vez pueden, incluso, ser reproducidos
en su laboratorio durante cierto tiempo, pero que finalmente desapa-
recen sin dejar rastro. P o r supuissto, ningún físico diría en tales ca-
sos que había hecho un descubrimiento científico (aun cuando puede
intentar una nueva puesta a i)íinto de sus experimento^ con objeto de
hacer reproducible el efecto). En realidad, })ucde definirse el efecto
físico científicamente significativo como aquél que cualquiera puede
r e p r o d u c i r con regtilaridad sin más (¡uo llevar a cabo el experimento
a p r o p i a d o del modo prescrito. Ningún físico serio osaría publicar, en
concepto de descubrimiento científico, ningún «efecto oculto» (como

con cierta extensión en mi Open Sociaty and its Enemies, capítulos 23 y 24, y en mi
Poverty of Historicism [traducción castellana por P. SCHWAKTZ, JAI miseria del his-
toricismo, Taurus, Madrid. 196t (T.)], apartado 32, se somete a estudio también en
mi Postscript, en particular, en los capítulos *I, *II, y *V[.
"" Ibíd.
., ' Cf. Kritik der reinen Vernunft, Trascendentale Elementarlehre, § 19 (2.* ed.,
página 142; trad. ingl. por N. KEMP SMITH, 1933, Critique of Pure Reason, Tras-
cendental Doctrine of Elements, § 19, pág. 159). [vers. esp. cit., pág. 136 del t. I
(T.)l
* Cf. Kritik der reinen Vernunft, Methodcnlchre, 2, Haupstiick, 3. Abschnitt
(2." ed., pág. 849; vers, ingl., capítulo II, sección 3.", pág. 646 [trad. cast, cit., pá-
gina 193 del t. II (T.)}.
' Kant se dio cuenta de que de la objetividad que se ha requerido para los enun-
ciados científicos se sigue que deben. ser contrastables intersubjetivamente en cual-
quier momento, y que han de tener, por tanto, la forma de leyes universales o teorías.
I?xpresó tal descubrimiento, de modo poco claro, por medio de su «principio de suce-
BÍón temporal de acuerdoi con la ley de causalidad» (principio que creyó podía de-
mostrar a priori por medio del razonamiento que hemos indicado). Yo no postulo
semejante principio (cf. el apartado 12); pero estoy de acuerdo en que los enunciados
cientílicos, puesto (|ue dcí)en ser conslraslabI(« intcrsubjolivamente, han de tener siem-
pre el «urúcler de lilpólcsis universales, * \'¿u>,(; también In nota • ! del apartado 12.
265

Panorama de algunos problemas fundamentales 45

propongo llamarlo) de esta índole, es decir, para cuya reproducción


no pudiese d a r instrucciones. Semejante «descubrimiento» se rechaza-
ría más que de prisa por quimérico, simplemente p o r q u e las tenta-
tivas de contrastarlo llevarían a resultados negativos". (De ello se
sigue que cualquier controversia sobre la cuestión de si ocurren en
absoluto acontecimientos que en principio sean irrepetibles y únicos
no p u e d e decidirse p o r la ciencia: se trataría de una controversia
metafísica.)
P o d e m o s volver ahora a u n aserto planteado en el apartado ante-
r i o r : a mi tesis de que una experiencia subjetiva, o un sentimiento
de convicción, nunca p u e d e n justificar un enunciado científico ; y de
que semejantes experiencias y convicciones no p u e d e n desempeñar en
la ciencia otro p a p e l que el de objeto de una indagación empírica
(psicológica). P o r intenso que sea un sentimiento de convicción nunca
p o d r á justificar un enunciado. P o r tanto, puedo estar absolutamen-
te convencido de la verdad de vui enunciado, segu)"o de la evidencia
de mis percepciones, a b r u m a d o por la intensidad de mi e x p e r i e n c i a :
puede parecerme absurda toda duda. P e r o , ¿aporta, acaso, todo ello
la más leve razón a la ciencia para aceptar mis enunciados? ¿ P u e d e
justificarse ningún enunciado p o r el hecho de que K. R. P . esté abso-
l u t a m e n t e convencido de su verdad? La única respuesta posible es
que no, y cualqui(;ra otra sería incompatible con la idea de la obje-
tividad científica. Incluso el hecho — p a r a m í tan firmemente estable-
c i d o — de que estoy experimentando u n sentimiento de convicción, no
p u e d e aparecer en el campo de la ciencia objetiva más que en forma
de hipótesis psicológica; la cual, n a t u r a l m e n t e , pide un contraste o
comprobación intersubjetivo : a partir de la conjetura de que yo ten-
go este sentimiento de convicción, el psicólogo puede deducir, valién-
dose de teorías psicológicas y de oíra índole, ciertas predicciones acer-
ca de mi conducta — q u e pueden confirmarse o refutarse mediante
contrastaciones experimentales—. Pero, desde el punto de vista epis-
temológico, carece enteramente de importancia que mi sentimiento de
convicción haya sido fuerte o débil, que haya procedido de una im-
presión poderosa o incluso irresistible de certeza indudable (o «evi-
dencia»), o simplemente de una insegura sospecha: nada de todo esto
desempeña el menor papel en la cuestión de cómo pueden justificarse
los enunciados científicos.
Las consideraciones del tipo que acabo de hacer no nos proporcio-

' E n la bibliografía de la física se e n c u e n t r a n varios ejemplos de informes pre-


sentados por investigadores serios sobre la aparición de efectos que no podían ser
reproducidos a voluntad, ya que otras contrastaciones posteriores habían llevado a re-
sultados negativos. Un ejemplo m u y conocido, y reciente, es el resultado positivo •—que
no ha recibido explicación— del experimento de Michelson, resultado observado por
Miller (1921-1926) en M o u n t Wilson, después de haber reproducido él mismo (así
como Morley) el resultado negativo de Michelson. P e r o , puesto que otras contrasta-
ciones posteriores volvieron a dar resultados negativos, es costumbre considerar que
los decisivos son estos últimos, y explicar las observaciones divergentes de Miller como
«debidas a causas de error desconocidas». * Véase también el apartado 22, en especial
la nota * 1 .
266

46 La lóg;ica de la investigación científica

n a n , desde luego, una respuesta p a r a el p r o b l e m a de la base e m p í r i c a ;


p e r o , al menos, nos ayudan a caer en la cuenta de su dificultad prin-
cipal. Al exigir que haya objetividad, tanto en los enunciados básicos
como en cualesquiera otros enunciados científicos, nos privamos de
todos los medios lógicos por cuyo medio pudiéramos h a b e r esperado
reducir la verdad de los enunciados científicos a nuestras experien-
cias. Aún más : nos vedamos todo conceder un rango privilegiado a los
enunciados que formulan experiencias, como son los que describen
nuestras percepciones (y a los que, a veces, se llama «cláusulas pro-
tocolarias») : pueden aparecer en la ciencia únicamente como enun-
ciados psicológicos, lo cual quiere decir como hipótesis de un tipo
cuyo nivel de contrastación intersubjetiva no es, ciertamente, muy ele-
vado (teniendo en cuenta el estado actual de la psicología).
Cualquiera que sea la respuesta que demos finalmente a la cues-
tión de la base empírica, una cosa tiene que q u e d a r clara : si persis-
timos en pedir que los enunciados científicos sean objetivos, entonces
aquéllos que pertenecen a la base empírica de la ciencia tienen que
ser también objetivos, es decir, contrastables intersubjetivamente. Pero
la contrastabilidad intersubjetiva implica siempre que, a partir de los
enunciados que se h a n de someter a contraste, p u e d a n deducirse otros
también contrastables. Por tanto, si los enunciados básicos han de
ser contrastables intersubjetivamente a su vez, no puede haber enun-
ciados últimos en la ciencia: no p u e d e n existir en la ciencia enuncia-
dos últimos que no p u e d a n ser contrastados, y, en consecuencia, nin-
guno que no pueda — e n p r i n c i p i o — ser refutado al falsar algunas
de las conclusiones que sea posible deducir de él.
De este modo Hegamos a la siguiente tesis. Los sistemas teóricos
se contrastan deduciendo de ellos enunciados de un nivel de univer-
salidad más b a j o ; éstos, puesto que h a n de ser contrastables inter-
subjetivamente, tienen que poderse contrastar de m a n e r a análoga — y
así ad infinitum.
Podría pensarse que esta tesis lleva a una regresión infinita, y que,
p o r t a n t o , es insostenible. En el a p a r t a d o 1, al criticar la inducción,
opuse la objeción de que llevaría a u n regreso infinito; y puede m u y
bien pareeerle a h o r a al lector que la misma objeción exactamente
puede invocarse contra el procedimiento de contrastación deductiva
que defiendo a mi vez. Sin embargo, no ocurre así. El método deduc-
tivo de contrastar no puede estatuir ni justificar los enunciados que
se contrastan, ni se pretende que lo haga ; de modo que no h a y peli-
gro de u n a regresión infinita. P e r o ha de admitirse que la situación
sobre la que acabo de l l a m a r la atención —la contrastabilidad ad in-
finitum, y la ausencia de enunciados líltimos que no necesitasen ser
contrastados— crea, ciertamente, u n p r o b l e m a . Pues es evidente que,
de h e c h o , las contrastaciones no pueden prolongarse ad infinitum:
más tarde o más temprano hemos de detenernos. Sin discutir ahora
el problema en detalle, quiero ú n i c a m e n t e señalar que la circunstan-
cia de que las contrastaciones no p u e d a n c o n t i n u a r indefinidamente
no choca con mi petición de que todo enunciado científico sea con-
267

Panorama de algunos problemas fundamentales 47

trastable. Pues no pido que sea preciso haber contrastado realmente


todo enunciado científico antes de aceptarlo : sólo requiero que cada
uno de estos enunciados sea susceptible de eontrastación; dicho de
otro modo : nic niego a admitir la tesis de que en la ciencia existan
enunciados cuya verdad hayamos de aceptar resignadamente, por la
simple razón de no parecer posible — p o r razones lógicas— someter-
los a contraste.
268

CAPITULO QUINTO

El problema de la base empírica

H e m o s reducido la cuestión de la falsabilidad de las teorías a la


de la falsabilidad de los enunciados singulares que he llamado enun-
ciados básicos. Pero éstos, ;, qué tipo de enunciados singulares cons-
tituyen? Y, ¿cómo p u e d e n ser falsados? Estos interrogantes p u e d e n
afectar poco al investigador práctico, pero la obscuridad y las opi-
niones erróneas que circundan este problema hacen aconsejable que
se lo discuta aquí con algún pormenor.

25. LAS EXPERIENCIAS PERCEPTIVAS COMO BASE E M P Í R I C A : EL PSICO-


LOGISMO

Muchos aceptan como fuera de toda duda la doctrina de que las


ciencias empíricas pueden reducirse a percepciones sensorialet., y, por
tanto, a nuestras experiencias. A pesar de ello, la suerte de esta doc-
trina está ligada a la de la lógica inductiva, y en la presente obra la
rechazamos j u n t a m e n t e con ésta. No pretendo negar que hay algo de
verdad en la opinión de que las matemáticas y la lógica se basan en
el pensamiento, mientras que las ciencias de hechos lo hacen en las
percepciones de los sentidos; pero este grano de verdad apenas pesa
(1:1 ol p¡'o!)lcma epistemológico. Mas, por otra p a r t e , difícilmente se
encontrará mi problema de la epistemología que haya sufrido más
a consecuencia de la confusión de la psicología con la lógica que el
que nos ocu[)a ahora : el de la base de los enunciados de experiencia.
Pocos pensadores se han preocupado tan profundamente por el
problema de la base experimental como Fries ^. Este decía que, si
es que no hemos de aceptar dogmáticamente los enunciados de la
ciencia, tenemos que ser capaces de justificarlos; si exigimos que la
justificación se realice por una argunientatión razonada, en el sentido
lógico de esta expresión, vamos a p a r a r a la tesis de que los enuncia-
dos sólo pueden justificarse por medio de enunciados; por tanto, la
petición de que todos los enunciados estén justificados lógicamente
(a la que Fries llamaba la «predilección por las demostraciones») nos
lleva forzosamente a una regresión infinita. Ahora bien ; si queremos
evitar tanto el peligro de dogmatismo como el de una regresión infi-
nita, parece que sólo podemos recurrir al psicologismo; esto es, a la
doctrina de que los enunciados no solamente pueden justificarse por
medio de enunciados, sino también por la experiencia perceptiva. Al

Jf. F. F«IES, Neue oder unthropologische Kritik der Vernunft (1028 a 1831).
269

90 La lógica de la investigación científica

encontrarse frente a este trilema —o dogmatismo o regresión infinita,


o psicologismo—, Fries (y con él casi todos los epistemólogos que
querían dar razón de nuestro conocimiento empírico) optaba por el
psicologismo: según su doctrina, en la experiencia sensorial tenemos
un «conocimiento inmediato» ^ con el cual podemos justificar nuestro
ecconocimiento mediato» (es decir, el conocimiento expresado en el
simbolismo de u n l e n g u a j e ) ; y este último incluye, desde luego, los
enunciados de la ciencia.
Ordinariamente no se lleva tan lejos el análisis de este problema.
En las epistemologías del sensualismo y del positivismo se supone, sin
más, que los enunciados científicos empíricos «hablan de nuestras
experiencias»'': pues, ¿cómo podríamos haber llegado a ningún co-
nocimiento de hechos si no fuera a través de la percepción s e n s o r i a l ? ;
la mera lucubración no puede hacer que n a d i e aumente una jota su
conocimiento del mundo de los hechos, y, por tanto, la experiencia
sensorial ha de ser la única «fuente de conocimiento» de todas las
ciencias empíricas. Así pues, todo lo que sabemos acerca del mundo
de los hechos tiene que poderse expresar en forma de enunciados
acerca de nuestras experiencias; sólo consultando nuestra experiencia
sensorial puede saberse si esta mesa es roja o azul. P o r el sentimiento
inmediato de convicción que lleva consigo podemos distinguir el enun-
ciado verdadero — a q u é l que está de acuerdo con la experiencia— del
falso — q u e no lo está—. La ciencia no es más que u n intento de cla-
sificar y describir este conocimiento perceptivo, estas experiencias in-
mediatas de cuya verdad no podemos d u d a r : es la presenlación siste-
mática de nuestras convicciones inmediatas.
En mi opinión, esta doctrina se va a pique con los problemas de
la inducción y de los universales: pues no es posible p r o p o n e r un
enunciado científico que no trascienda lo que podemos saber con
certeza «basándonos en nuestra experiencia inmediata» (hecho al que
nos referiremos con la expresión (da trascendencia inherente a cual-
quier descripción» —es decir, a cualesquiera enunciados descripti-
v o s — ) : todo enunciado descriptivo emplea nombres (o símbolos,
o ideas) universales, y tiene el carácter de una teoría, de una hipóte-
sis. No es posible verificar el enunciado «aquí hay u n vaso de agua»
por ninguna experiencia con carácter de observación, por la mera ra-
zón de que los universales que aparecen en aquél no pueden ser coor-
dinados a ninguna experiencia sensorial concreta (toda «experiencia
inmediata» está «dada inmediatamente» una sola vez, es ú n i c a ) ; con
la p a l a b r a «vaso», por ejemplo, denotamos los cuerpos físicos que
presentan cierto comportamiento legal, y lo mismo ocurre con la pa-
l a b r a «agua». Los universales no pueden ser reducidos a clases de ex-
periencias, no p u e d e n ser constituidos *.

' Cf., por ejemplo, J. KRAFT, Von Husserl zu Heidegger (1932), págs. 102 y sig.
(*2.'' ed., 1957, págs. 108 y sig.).
' Sigo aquí casi palabra por palabra las exposiciones de P. Frank (cf. el aparta-
do 27, nota 4) y H. Hahn (cf. el apartado 27, nota 1).
* Cf. la nota 2 del apartado 20, y el texto correspondiente. ** «cConstituidoe» e«i
lili termino de Camap.
270

El problema de la base empírica 91

26. A C E R C A DE LAS LLAMADAS «CLÁUSULAS PROTOCOLARIAS»

La tesis que yo llamo «psicologismo», de que me h e ocupado en


el apartado anterior, subyace —según me p a r e c e — a cierta m o d e r n a
teoría de la base empírica, aun cuando los defensores de esta teoría
no h a b l a n de experiencias ni de percepciones, sino de «cláusulas»
[en ingl., sentences^ —cláusulas que representan experiencias, y a las
que N e u r a t h ^ y Carnap ^ llaman cláusulas protocolarias.
Rcininger había mantenido ya una teoría parecida. Su punto de
p a r t i d a lo constituía la p r e g u n t a : ; e n qué reside la correspondencia
o acuerdo entre el enunciado de un hecho y la situación descrita por
é l ? ; y llegó a la conclusión de que los enunciados solamente pueden
compararse con enunciados. Según esta tesis, la correspondencia exis-
tente entre u n enunciado y u n hecho no es más que una correspon»
dencia lógica entre enunciados correspondientes a niveles de univer-
salidad diferentes; es ^ «...la correspondencia entre enunciados de ele-
vado nivel y otros de análogo contenido, y, finalmente, con enunciados
que registran experiencias» (Reininger llama, a veces, a estos últi-
mos, «enunciados e l e m e n t a l e s » ^ ) .
Carnap parte de una cuestión algo diferente: su tesis es que todas
las investigaciones filosóficas h a b l a n «de las formas de h a b l a r » °. La
lógica de la ciencia h a de investigar «las formas del lenguaje cien-
tífico» °: no habla de «objetos» (físicos), sino de p a l a b r a s ; no de he-
chos, sino de cláusulas. Con lo cual Carnap contrapone el «modo for-
malizado (correcto) de hablar» al modo ordinario, al que llama «mo-
do material de h a b l a r » ; si se quiere evitar toda confusión debe em-
plearse este último solamente en los casos en que sea posible tradu-
cirlo al modo formalizado.
Ahora b i e n ; este modo de ver las cosas — a l cual puedo avenir-
me— lleva a Carnap (y, asimismo, a Reininger) a afirmar que en la
lógica de la ciencia no debemos decir que las cláusulas se someten
a contraste comparándolas con las situaciones o con las experiencias:
sólo nos cabe decir que pueden contrastarse comparándolas con otras
cláusulas. Con todo, en realidad, Carnap conserva las ideas funda-
mentales de la manera psicologista de abordar este p r o b l e m a : lo úni-
co (1110 hace es traducirlas al «modo formalizado de h a b l a r » . Dice
que las cláusulas de la ciencia se contrastan «valiéndose de cláusulas
protocolarias» ' ; pero como caracteriza a éstas diciendo que son enun-
ciados o cláusulas «que no necesitan confirmación, sino que sirven de

' El término se debe a Neurath; cf. por ejemplo, Soziologie, Erkenntnis 2, 1932,
página 393.
' CARNAP, Erkenntnis 2, 1932, págs. 432 y sigs.; ibíd. 3 (1932), págs. 107 y si-
guientes.
' R. REININGER, Metaphysik der VTirkllchkeit (1931), pág. 134.
* REININGER, op. cit., pág. 132.
' CARNAP, Erkenntnis 2, 1932, pág. 435, «These der Metalogikit.
' CARNAP, ibíd. 3, 1933, pág. 228.
' CARNAP, ¿6Í<Í., 2, 1932, pág. 437.
271

92 La lógica de la investigación científica

base para todos los demás enunciados de la ciencia», esto equivale


a decir — e n el modo ordinario, «material», de h a b l a r — que las cláu-
sulas protocolarias se refieren a lo «dado», a los «datos sensoriales»:
describen (según Carnap mismo lo expresa) «los contenidos de la
experiencia inmediata, o fenómenos; y, por tanto, los hechos cognos-
cibles más simples» *. Lo cual hace ver con suficiente claridad que la
teoría de las cláusulas protocolarias no es sino psicologisnio traducido
al modo formalizado de h a b l a r . Lo mismo es aplicable, en gran me-
dida, a la tesis de Neurath " ; éste pide que en toda cláusula protoco-
laria aparezca, j u n t a m e n t e con las p a l a b r a s «percibe», «ve» y otras
análogas, el n o m b r e del autor de aquélla : pues, como indica su nom-
bre, las cláusulas protocolarias deberían ser registros o protocolos de
observaciones inmediatas o percepciones.
Del mismo modo que Reininger ^°, N e u r a t h sostiene que los enun-
ciados de contenido perceptivo que registran experiencias —esto es,
las «cláusulas protocolarias»— no son irrevocables, sino que, en oca-
siones, pueden ser desechadas: se opone ^^ a la opinión de Carnap (que
luego este mismo ha modificado ^^) de que las cláusulas protocolarias
tengan carácter de últimas y no necesiten confirmación. P e r o mien-
tras Reininger expone un método para contrastar sus enunciados «ele-
mentales», en caso de duda, por medio de otros enunciados (método
que consiste en deducir y en contrastar conclusiones), N e u r a t h no obra
de este m o d o : hace notar solamente que podemos, bien «borrar» una
cláusula protocolaria que contradiga a u n sistema, «...bien aceptarla,
y modificar el sistema de tal m a n e r a que, con la cláusula añadida,
continúe siendo coherente».
La tesis de N e u r a t h según la cu«l las cláusulas protocolarias no
son inviolables representa, en mi opinión, u n notable adelanto. Pero
si dejamos a u n lado la sustitución de las percepciones p o r los enun-
ciados de percepciones (que es meramente u n a traducción de lo ante-
rior en el modo formalizado de h a b l a r ) , su único progreso respecto
de la teoría — d e b i d a a F r i e s — de la inmediatez del conocimiento
perceptivo consiste en la doctrina de que las cláusulas protocolarias
pueden ser revisadas; se trata de u n paso en la dirección debida, pero
no lleva a ninguna parte si no le sigue otro paso : pues necesitamos
un conjunto de reglas que limite la arbitrariedad en el «borrar» (o
bien el « a d m i t i r » ) cláusulas protocolarias. N e u r a t h omite toda regla
en este sentido, y con ello, sin pensarlo, echa p o r la b o r d a el em-
pirismo : pues sin tales reglas ya no es posible discriminar entre los

' CARNAP, ibid., pág. 438.


* NEURATH, Erkenntnis 3, 1933, págs. 205 y sigs. Este autor da el siguiente
ejemplo: «Un enunciado protocolario completo podría ser del tenor siguiente: Proto-
colo de Otto a las 3 b y 17 min [a las 3 h y 16 min, el pensamiento lingüístico
de Otto ha sido: (a las 3 h y 15 min, en la habitación había una mesa que era ob-
servada por Otto)]!».
" REININGER, op. cit., pág. 133.
" NEURATH, op. cit., págs. 209 y sigs.
'" CARNAP, Erkenntnis 3, 1933, págs. 215 y sigs.; cf. la nota 1 del apartado 29
272

El problema de la base empírica 93

enunciados empíricos y cualesquiera otros. Todo sistema se convierte


en defendible si está permitido (y, según la opinión de N e u r a t h , a todo
el m u n d o le está p e r m i t i d o ) «borrar» simplemente una cláusula pro-
tocolaria que cause i n c o m o d i d a d e s : de esta forma no sólo p o d r í a
rescatarse cualquier sistema, como ocurre en el convencionalismo, sino
que, disponiendo de una buena reserva de cláusulas protocolarias,
podría incluso confirmársele con el testimonio de testigos qiie certi-
ficaran, o protocolaran, lo que h a b í a n visto y oído. Neurath evita u n a
forma de dogmatismo, pero p r e p a r a el camino por el que cualquier
sistema arbitrario puede erigirse en «ciencia empírica».
P o r tanto, no es fácil ver el papel que desempeñarían las cláusu-
las protocolarias en la construcción de N e u r a t h . Según la tesis anti-
gua de Carnap, el sistema de cláusulas protocolarias era la piedra de
toque con la cual había que juzgar toda aserción de la ciencia empí-
rica : y, p o r ello, tenían que ser «irrefutables», ya que solamente ellas
podían derogar cláusulas (que no fuesen, a su vez, cláusulas proto'-
colarias, n a t u r a l m e n t e ) . Pero si se las quita esta función, si ellas
mismas son susceptibles de derogación p o r medio de teorías, ¿ p a r a
qué sirven? Puesto que Neurath no trata de resolver el problema de
la demarcación, parece que su idea de las cláusulas protocolarias no
es más que una reliquia, un recuerdo que sobrevive de la opinión tra-
dicional de que la ciencia empírica comienza a partir de la percepción.

27. L A OBJETIVIDAD DE LA BASE EMPÍRICA

Propongo una perspectiva de la ciencia que es ligeramente dife-


rente de la propugnada por las diversas escuelas psicologistas: que-
rría distinguir netamente entre ciencia objetiva, por una parte, y «nues-
tro conocimiento y), por otra.
Estoy dispuesto a admitir que solamente la observación puede pro-
porcionarnos u n «conocimiento acerca de hechos», y que (como dice
H a h n ) «solamente nos percatamos de los hechos por la observación» ^ ;
pero este percatarnos, este conocimiento nuestro, no justifica o fun-
damenta la verdad de ningún enunciado. P o r tanto, no creo que la
cuestión que la epistemología haya de plantear sea «...¿en qué se
apoya nuestro conocimiento?... o —con más exactitud—, si he tenido
la experiencia S, ¿cómo puedo justificar mi descripción de ella y de-
fenderla frente a las dudas?» ^. Estas preguntas no serán pertinentes,
incluso si remplazamos el término «experiencia» por el de «cláusula
p r o t o c o l a r i a » : en mi opinión, lo que la epistemología ha de pregun-
tar más bien e s : ¿cómo contrastamos los enunciados científicos p o r
medio de sus consecuencias d e d u c t i v a s ? * ^ ; y, ¿qué tipo de conse-

' H. HAHN, Logik, Mathematik und Naturerkennen, en Einheitswissenschaft 2,


1933, págs. 19 y 24.
' Cf. CARNAP, por ejemplo, en Scheinprobleme in der Philosophie (1928), pá-
gina 15 (sin cursivas en el original).
" Actualmente yo formularía esta pregunta del siguiente modo: ¿Cómo criti-
camoí del mejor modo posible nuestras teorías (o nuestras hipótesis, o conjeturas),
273

94 ha lógica de la investigación científica

cuencias podemos escoger p a r a este propósito si es que, a su ver, tie-


nen que ser contrastables intersubjetivamente?
Actualmente está muy generalizada la aceptación de esta forma
de consideración objetiva, no psicológica, pero en lo que se refiere
a enunciados lógicos o tautológicos. Mas no hace mucho tiempo que
se mantenía que la lógica era una ciencia que se ocupaba de los pro-
cesos mentales y de sus leyes (las leyes de nuestro p e n s a m i e n t o ) ; des-
de este punto de vista no cabía encontrar otra justificación a la lógica
que el supuesto hecho de que simplemente no podíamos pensar de
otro m o d o : parecía que una inferencia lógica quedaba justificada por-
que se la experimentaba como u n a necesidad del pensamiento, como
un sentimiento de compulsión a pensar de un modo determinado. En
el campo de la lógica, esta clase de psicologismo pertenece ya, tal vez,
al p a s a d o ; a nadie se le ocurriría justificar la validez de una infe-
rencia lógica — o defenderla frente a las d u d a s — escribiendo al mar-
gen la siguiente cláusula protocolaria: « P r o t o c o l o : al revisar hoy esta
cadena de inferencias he experimentado un agudísimo sentimiento de
convicción».
La situación es muy diferente cuando nos volvemos a los enuncia-
dos empíricos de la ciencia: aquí, todo el m u n d o cree que están fun-
damentados en experiencias del tipo de las percepciones (en el modo
formalizado de hablar, en cláusulas protocolarias). Casi todos consi-
derarían como u n caso de psicologismo el intento de basar los enun-
ciados lógicos en cláusulas protocolarias; mas es curioso que, en lo
que se refiere a los enunciados empíricos, nos encontramos hoy con
idéntico tipo de pretensión con el n o m b r e de «fisicismo». Ahora
b i e n ; ya se trate de enunciados de la lógica o de la ciencia empírica,
pienso que la situación es la m i s m a : nuestro conocimiento, que cabe
describir vagamente como u n sistema de disposiciones, y que tal vez
sea materia de estudio de la psicología, puede estar unido a senti-
mientos de creencia o de convicción : quizá en un caso al sentimiento
de estar compelido a pensar de una manera determinada, y en el otro
al de «certidumbre perceptiva». Pero todo esto interesa solamente al
psicólogo: no roza siquiera los únicos problemas que interesan al
epistemólogo, como son los de las conexiones lógicas existentes entre
los enunciados científicos.
(Está muy extendida la creencia de que el enunciado «veo que
esta mesa es blanca» posee u n a ventaja radical —desde el punto de
vista epistemológico— sobre este otro : «esta mesa es blanca». Pero
con la mira puesta en la evaluación de sus posibles contrastaciones
objetivas, el p r i m e r enunciado, que habla de mí, no parece más se-
guro que el segundo, que habla de la mesa que está aquí.)
Existe sólo un camino p a r a asegurarse de la validez de una cade-
na de razonamientos lógicos, y es el de ponerla en la forma más fácil
de c o n t r a s t a r : la descomponemos en muchos pasos pequeños y suce-

en lugar de defenderlas contra las dudas? Naturalmente, siempre he pensado quo


contrastar era un modo de criticar. (Cf. mi Postscript, apartado *7 —texto compren-
dido entre las llamadas de las notas 5 y 6— y final del apartado •52.)
274

El problema de la base empírica 95

sivos, cada uno de los cuales sea fácilmente comprobable por quien-
quiera esté im.puesto en la técnica lógica o matemática de transfor-
m a r cláusulas; si después de hecho esto alguien sigue planteando du-
das, lo único que podemos hacer es pedirle que señale u n error en
algún paso de la demostración o que vuelva a estudiarla de nuevo.
En el caso de las ciencias empíricas la situación es poco más o menos
la misma. Cualquier enunciado científico empírico puede ser presen-
tado (especificando los dispositivos experimentales, etc.) de modo que
quienquiera esté impuesto en la técnica pertinente pueda contrastar-
lo ; si como resultado de la contrastación rechaza el enunciado, no
quedaremos satisfechos en caso de que nos hable de sus sentimientos
de duda, o de los de convicción que alberga con respecto a sus per-
cepciones : lo que tiene que hacer es formular una aserción que con-
tradiga la nuestra, y darnos instrucciones p a r a contrastarla; dado que
no sea capaz de hacer tal cosa, lo único que podemos hacer es pedirle
que vuelva a considerar —quizá con más atención— nuestro experi-
mento, y que piense de nuevo.
Una afirmación que no sea contrastahle, debido a su forma lógica,
sólo puede actuar en la ciencia, en el mejor de los casos, como estímu-
lo : sugiriendo un problema. En el campo de la lógica y las matemá-
ticas tenemos un ejemplo de esta influencia con el problema de Fer-
mat, y en el de la historia n a t u r a l — d i g a m o s — con las referencias
sobre serpientes m a r i n a s ; en tales casos, la ciencia no dice que los
datos estén desprovistos de f u n d a m e n t o ; por ejemplo, que Fermat
estuviera en u n error o que todas las informaciones en que se pre-
tenda h a b e r observado serpientes marinas sean mentira : simplemen-
te suspende el juicio ''.
A la ciencia puede considerársela desde diversos puntos de vista,
no solamente desde el de la epistemología: así, la podemos m i r a r
como un fenómeno biológico o sociológico ; y, en este caso, se la pue-
de describir como una herramienta, un aparato tal vez comparable
a los de nuestra m a q u i n a r i a industrial. Cabe fijarse en ella como
medio de producción : como la última palabra en la «producción en
r o d e o » * ; incluso desde este punto de vista, la ciencia no se encuen-
tra más ligada a «nuestra experiencia» que otro aparato o medio de
producción cualquiera. Hasta podemos apreciarla como algo que sirve
para satisfacer nuestras necesidades intelectuales: tampoco de esta
forma difiere nada —en p r i n c i p i o — su conexión con nuestra expe-
riencia de la que tiene otra estructura objetiva cualquiera. Sin duda,
no es inexacto decir que la ciencia es «...un instrumento» cuya fina-
lidad es «...predecir experiencias futuras a p a r t i r de otras inmedia-
tas o dadas, e incluso gobernar aquéllas hasta donde sea posible» *.
Pero no creo que todo este hablar de experiencias contribuya a acia-

' Cf. la observación sobre los «efectos ocultos» en el apartado 8.


* La expresión es de Bóhm-Bawerk (uProduktignsumiveg»),
' P. FHANK, Das Kausalgesetz und seine Grenzen (1932), pág. 1. • E n lo que se
refiere ni instnrmcutalismo, véase la nota *1 del apartado 12 y mi Poiftscript, espe-
cialmente lo» apartados ^12 a *15.
275

96 La lógica de la investigación científica

rar la situación: apenas está más justificado, diríamos, que caracte»


rizar la torre de un pozo petrolífero diciendo que su finalidad consis-
te en^proporcionarnos ciertas experiencias: no petróleo, sino la vista
y el olor del petróleo; no dinero, sino más bien la sensación de te-
ner dinero.

28. L o s ENUNCIADOS BÁSICOS

Se h a i n d i c a d o y a s u c i n t a m e n t e q u é p a p e l d e s e m p e ñ a n l o s e n u n -
ciados básicos en la teoría epistemológica q u e yo defiendo. Los nece-
s i t a m o s p a r a d e c i d i r si a u n a t e o r í a h a d e l l a m á r s e l e f a l s a b l e , esto
es, e m p í r i c a (cf. el a p a r t a d o 2 1 ) , así c o m o p a r a c o r r o b o r a r l a s h i p ó -
tesis f a l s a d o r a s y, p o r t a n t o , p a r a f a l s a r t e o r í a s (cf. el a p a r t a d o 2 2 ) .
P o r c o n s i g u i e n t e , l o s e n u n c i a d o s b á s i c o s t i e n e n q u e s a t i s f a c e r las
s i g u i e n t e s c o n d i c i o n e s : a) n o se p o d r á d e d u c i r e n u n c i a d o b á s i c o al-
g u n o a p a r t i r d e u n e n u n c i a d o u n i v e r s a l n o a c o m p a ñ a d o de c o n d i c i o -
n e s i n i c i a l e s * ^ ; y b) u n e n u n c i a d o u n i v e r s a l y u n e n u n c i a d o b á s i c o

*' Cuando escribí estas palabras me parecía suficientemente claro que a partir de
la teoría de Newton sola —sin condiciones iniciales— no se puede deducir nada que
tenga la índole de un enunciado de observación (y, por tanto, desde luego, ningún
enunciado básico). Desgraciadamente, se ha dado el caso de que algunos críticos de
mi libro no han valorado este hecho, como tampoco sus consecuencias para el problema
de los enunciados de observación o «enunciados básicos». Añadiré, pues, unos co-
mentarios.
En primer lugar, de ningún enunciado total puro —digamos, «todos los cisnes
son blancos»— se sigue nada observable. Esto es obvio si consideramos el hecho de
que «todos los cisnes son blancos» y «todos los cisnes son negros» no se contradicen,
sino que meramente implican que no hay cisnes: lo cual, sin duda, no es un enuncia-
do de observación, ni siquiera uno que pueda ser «verificado». (Incidentalmente aña-
diremos que un enunciado unilateralmente falsable como «todos los cisnes son blan-
cos» tiene la misma forma lógica que «no hay cisnes», ya que es equivalente a «no
hay cisnes no blancos».)
Ahora bien; si esto se admite se verá inmediatamente (juo los enunciados singu-
lares que puedan deducirse de enunciados puramente universales no pueden ser enun-
ciados básicos. Me estoy refiriendo a los que tienen la forma «si hay un cisne en el
lugar k, entonces hay un cisne blanco en el lugar fe» (o bien, «en fe, o bien no hay
ningún cisne o hay un cisne blanco»): nos damos cuenta inmediatamente de que
estos «enunciados ejemplificadores» (como podría llamárselos) no son enunciados bá-
sicos, ya que no pueden desempeñar el papel de enunciados de contraste (o sea, de
posibles falsadores), que es justamente el que han de desempeñar los enunciados bá-
sicos. Si aceptásemos los enunciados ejemplificadores como enunciados de contraste,
obtendríamos para toda teoría (y, por ello, para «todos los cisnes son blancos» y para
«todos los cisnes son negros») un número aplastante de verificaciones —en realidad,
un número infinito si aceptamos el hecho de que la inmensa mayoría del mundo
está desprovista de cisnes.
Puesto que los «enunciados ejemplificadores» son deductibles de enunciados uni-
versales, sus negaciones tienen que ser posibles falsadores, y, por tanto, es posible que
sean enunciados básicos (si se satisfacen las condiciones que se exponen más adelante
en el texto); y viceversa, los enunciados ejemplificadores tendrán, pues, la forma de
enunciados básicos negados (véase también la nota *5 del apartado 80). Es intere-
•ante advertir que lo» enunciados básicos (que tienen excesiva fueraa para ser deduc-
tibles de leyes universales solas) han de tener mayor contenido informativo que su*
276

El problema de la base empírica 97

h a n de poder contradecirse m u t u a m e n t e . La condición b) p u e d e satis-


facerse ú n i c a m e n t e si es posible deducir la negación de u n enunciado
básico de u n a teoría a la que éste c o n t r a d i g a ; y a p a r t i r de esta con-
dición y de la a) se sigue que todo enunciado básico debe tener u n a
forma lógica tal que su negación no pueda ser, a su vez, u n enuncia-
do básico.
Nos hemos tropezado ya con enunciados cuya forma lógica es
diferente de la que tienen sus negaciones; son los enunciados uni-
versales y los existenciales: unos son negación de los otros, y difieren
en su forma lógica. Es posible construir enunciados singulares de
modo parecido. Así, cabe decir que el enunciado «hay u n cuervo en
la región espacio-temporal fc» tiene diversa forma lógica — y no sólo
distinta forma lingüística— que este o t r o : «no hay ningún cuervo en
la región espacio-temporal fc». Podemos l l a m a r «enunciado existencial
singular y), o «enunciado de ' h a y ' singular» a todo enunciado de la
forma, «hay tal y cual cosa en la región fc», o de la forma «tal y cual
evento acontece en la región k» (cf. el apartado 2 3 ) ; y p o d r í a m o s lla-
m a r «enunciado inexistencial singular» o «enunciado de 'no h a y ' sin-
gular» a todo enunciado que se obtenga al negar uno de aquéllos, es
decir, a cualquiera de la forma «no h a y tal y cual cosa en la re-
gión fc» o de la forma «ningún evento de tal y cual tipo acontece en
la región k».
Podemos establecer ahora la siguiente r e g l a : los enunciados bá-
sicos tienen la forma de enunciados existenciales singulares. Esto quie-
re decir que dichos enunciados satisfarán la condición a), ya que no
es posible deducir u n enunciado existencial singular de uno estricta-
mente universal, esto es, de u n enunciado inexistencial estricto ; tam-
bién han de satisfacer la condición b), como puede advertirse tenien-
do en cuenta que, a p a r t i r de todo enunciado existencial singular, se
puede deducir otro p u r a m e n t e existencial sin más que omitir la re-
ferencia a una región espacio-temporal individual, y que —como he-
mos visto— todo enunciado p u r a m e n t e existencial es muy capaz de
contradecir a una teoría.
Conviene observar que la conyunción de dos enunciados básicos,
d y r, que no se contradigan m u t u a m e n t e , es, a su vez, u n enunciado
básico. A veces, podemos incluso obtener un enunciado básico p o r
adjunción de u n enunciado de este tipo y otro que no lo s e a : p o r
ejemplo, podemos formar la conyunción del enunciado básico r, «hay
u n a aguja indicadora en el lugar k», con el enunciado inexistencial
singular p, «no hay ninguna aguja indicadora en movimiento en el
lugar fc» : pues es evidente que la conyunción r . p ( « r y no py>) de estos
dos enunciados equivale al enunciado existencial singular «hay u n a
aguja indicadora en reposo en el lugar fe». Como consecuencia, si se

negaciones ejemplificadoras; lo cual quiere decir que el contenido de los enuní:iados


básicos excede de su probabilidad lógica (puesto que tiene que exceder de 1/2).
Estas eran algunas de las consideraciones subyacentes a mi teoría de la forina
Itlgica de loa enunciados básicos. (Véase también el apartado •íS de mi Postscritp.)
277

98 La lógica de la investigación científica

nos dan la teoría í y las condiciones iniciales r —tales que de una


y otras se deduzca la predicción p—, entonces el enunciado r.p será
u n falsador de la teoría, y, p o r tanto, u n enunciado básico. (Por
otra p a r t e , el enunciado condicional «r - • p » , o sea, «si r entonces p»,
carece del carácter de básico tanto como la negación p, ya que es equi-
valente a la negación de u n enunciado básico : a saber, a la negación
de r.p.)
Estos son los requisitos formales de los enunciados básicos, y los
satisfacen todos los enunciados existenciales singulares. Además de
ellos, todo enunciado básico tiene que c u m p l i r también u n requisito
m a t e r i a l (un requisito referente al evento que —según nos dice el enun-
ciado básico— está ocurriendo en el lugar k) : el evento ha de ser
aobservabley), es decir, se requiere que los enunciados básicos sean
contrastables intersubjetivamente p o r «observación»; puesto que es-
tos enunciados son singulares, esta condición sólo puede referirse a
observadores convenientemente situados en el espacio y el tiempo (de-
talle en que no voy a e n t r a r ) .
Sin duda, parecerá que al exigir la observabilidad h e terminado
p o r p e r m i t i r que el psicologismo se deslice suavemente en el interior
de m i teoría. P e r o no es así. Desde luego, cabe i n t e r p r e t a r el concepto
de evento observable en sentido psicologista; pero yo lo estoy em-
pleando en u n sentido tal que se le podría r e m p l a z a r perfectamente
p o r «un evento que concierne la posición y el movimiento de cuerpos
físicos macroscópicos» ; o bien podemos —con mayor precisión— es-
tablecer que todo enunciado básico, bien ha de ser u n enunciado acer-
ca de posiciones relativas de cuerpos físicos, bien será equivalente a
cierto enunciado-básico de este tipo «mecánico» o «materialista». (El
hecho de que u n a teoría que sea contrastable intersubjetivamente será
también contrastable intersensorialmente ^ es lo que permite estipular
esta c o n d i c i ó n : pues tal hecho quiere decir que las contrastaciones
en que intervenga la percepción p o r medio de uno de nuestros sen-
tidos p u e d e n ser remplazadas, en p r i n c i p i o , p o r otras en que inter-
vengan otros sentidos.) Así pues, la acusación de que al a p e l a r a la
observabilidad he vuelto a a d m i t i r subrepticiamente el psicologismo
no tendrá mayor peso que la de que he a d m i t i d o el mecanicismo o el
materialismo ; lo cual hace ver que mi teoría es, en realidad, bastante
n e u t r a l , y que no debería colgársele ninguno de estos rótulos. Digo
todo esto exclusivamente p a r a salvar al t é r m i n o «observable» — t a l
y como yo lo e m p l e o — del estigma de psicologismo. (Las observacio-
nes y las percepciones p u e d e n ser psicológicas, pero la observabilidad
n o lo es.) No tengo intención de definir el t é r m i n o «observable», o
«evento observable», a u n q u e estoy dispuesto a elucidarlo p o r medio
de ejemplos psicológicos y m e c á n i c o s ; creo que debería introducirse
como t é r m i n o no definido que adquiere suficiente precisión en su u s o :
es decir, como u n concepto primitivo cuyo empleo h a de a p r e n d e r
el epistemólogo, lo mismo que tiene que a p r e n d e r el del t é r m i n o «sím-

CAR^AP, ErkenntnU 2, 1932, pág. 445.


278

El problema de la base empírica 99

bolo», o que e l físico h a de h a c e r lo mismo con el término «punto-


masa»).
Los enunciados básicos son, p o r tanto, en el modo m a t e r i a l de
h a b l a r , enunciados que afirman que u n evento observable acontece en
u n a región i n d i v i d u a l del espacio y el tiempo. En el a p a r t a d o 23
h e m o s expuesto con mayor precisión el significado de los diversos
términos que entran en esta definición, salvo el del término primitivo
«observable», que h a quedado sin d e f i n i r ; pero éste puede explicar-
se t a m b i é n de u n modo bastante preciso, como acabamos de ver.

29. L A RELATIVIDAD DE LOS ENUNCIADOS BÁSICOS. SOLUCIÓN DEL T R I -


LEMA DE F R Í E S

Siempre que u n a teoría se someta a contraste, ya resulte de él su


corroboración o su falsación, el proceso tiene que detenerse en algún
enunciado básico que decidamos aceptar: si no llegamos a decisión
alguna a este respecto, y no aceptamos, p o r tanto, un enunciado bási-
co, sea el que sea, la contrastación no lleva a ninguna p a r t e . Pero con-
siderando la cosa desde u n p u n t o de vista lógico, nunca la situación
es tal que nos fuerce a hacer alto en este enunciado básico concreto
en lugar de en aquel otro, o bien a a b a n d o n a r e n t e r a m e n t e la con-
trastación. Pues todo enunciado básico puede ser sometido a contraste,
a su vez, utilizando como piedra de toque cualquiera de los enuncia-
dos básicos que p u e d a n deducirse de él valiéndose de una teoría, bien
sea la que se está contrastando u otra c u a l q u i e r a : proceso que no
tiene u n final provinente de su p r o p i a naturaleza "^. Así pues, si es
que la contrastación h a de llevarnos a algún resultado, no queda otra
opción que detenernos en u n punto u otro y decir que estamos satis-
fechos por el m o m e n t o .
Es fácil advertir que, de este m o d o , llegamos a u n procedimiento
que nos hace p a r a r n o s precisamente en u n tipo de enunciados que
sea particularmente fácil de c o n t r a s t a r ; pues lo que hemos dicho sig-
nifica que nos detenemos a la altura de unos enunciados acerca de
cuya aceptación o rechazo es p r o b a b l e que los investigadores se pon-
gan de a c u e r d o : si éste no se logra, continuarán simplemente la con-
trastación, o bien empezarán de nuevo a realizarla desde el p r i n c i p i o ;
y si tampoco conduce a ningún resultado este nuevo proceso, podre-

CARNAP, Erkenntnis 3, 1932, pág. 224. Puedo aceptar esta exposición que hace
Carnap de mi teoría, salvo en unos pocos detalles sin gran importancia. Estos son:
primero, la sugerencia de que los enunciados básicos (que Carnap llama «enunciados
protocolarios») sean los puntos de partida sobre los que se edifique la ciencia; en
segundo término, la observación (pág. 225) de que un enunciado protocolario pueda
ser confirmado «con tal y cual grado de certeza»; y, en tercer lugar, que los «enun-
ciados acerca de percepciones» constituyan «eslabones tan válidos como los demás de
la cadena», y que a ellos precisamente «apelemos en los casos críticos». Cf. la cita
que se hace en el texto que remite a la próxima nota. Quiero aprovechar esta ocasión
para dar las gracias al profesor Carnap por las amables palabras que dedica en el lugar
citado a mi obra, entonces aún no publicada.
279

100 La lógica de la investigación científica

mos decir tal vez que los enunciados en cuestión no eran contrastablcs
intersubjetivamente, o que, a fin de cuentas, estábamos ocupándonos
con eventos que no eran observables. Si un día ya no fuese posible
lograr que los investigadores se pusieran de acuerdo acerca de un
enunciado básico, esto equivaldría a un fracaso del lenguaje como
medio de comunicación u n i v e r s a l : equivaldría a una «confusión de
las lenguas» en la torre de Babel, y los descubrimientos científicos
quedarían reducidos al a b s u r d o ; en esta renovada Babel, el impo-
nente edificio de la ciencia p r o n t o quedaría reducido a unas ruinas.
Exactamente del mismo modo que u n a demostración lógica ha
t o m a d o forma satisfactoria cuando se ha superado la labor dificultosa
y todo p u e d e comprobarse con facilidad, después de que la ciencia
h a llevado a cabo su tarea de deducción o de explicación nos detene-
mos al llegar a enunciados básicos fácilmente contrastablcs. Pero los
enunciados acerca de experiencias personales —esto es, las cláusulas
protocolarias— sin duda no son de este tipo, y, por ello, son poco
a p r o p i a d a s p a r a servir de enunciados en los cuales p a r a r n o s . Desde
luego, utilizamos registros o protocolos, tales como certificados de con-
trastaciones emitidos p o r d e p a r t a m e n t o s de investigación científica
o i n d u s t r i a l ; pero siempre p u e d e n ser sometidos otra vez a examen si
surge la necesidad de ello. Así, puede ser necesario, por ejemplo, con-
trastar los tiempos de reacción de los peritos que ejecutan las contras-
taciones (es decir, determinar sus ecuaciones personales). P e r o , en ge-
n e r a l — y , especialmente, «...en casos diacríticos»—, nos detenemos
en enunciados fácilmente contrastablcs, y no —como recomienda Car<
n a p — en cláusulas de percepción o protocolarias: o sea, no «...nos
detenemos precisamente en éstas... p o r q u e la contrastación intersubje-
tiva de enunciados acerca de percepciones... es relativamente com-
plicada y difícil» ^.
¿Qué postura adoptamos ahora en lo que se refiere al trilema de
Fríes, o sea, a la elección entre el dogmatismo, la regresión infinita
y el psicologismo? (Cf. el a p a r t a d o 25.) H a y que reconocer que los
enunciados básicos en los que nos detenemos, que decidimos aceptar
como satisfactorios y suficientemente contrastados, tienen el carácter
de dogmas; pero únicamente en la medida en que desistamos de jus-
tificarlos p o r m e d i o de otros argumentos (o de otras contrastaciones).
Mas este tipo de dogmatismo es innocuo, ya que en cuanto tengamos
necesidad de ello podemos continuar contrastando fácilmente dichos
enunciados. Admito que de esta suerte la cadena deductiva es, en prin-
cipio, i n f i n i t a ; sin e m b a r g o , este tipo de (íTegresión infinita» tam-
bién es innocuo, ya que en nuestra teoría no se pretende p r o b a r nin-
gún enunciado p o r medio de ella. Y, finalmente, en lo que respecta
al psicologismo: admito también que la decisión de aceptar u n enun-
ciado básico y darse p o r satisfecho con él tiene u n a conexión causal
con nuestras experiencias, especialmente con nuestras experiencias

' Cf. la nota anterior. * Este trabajo de Camap contenia la primera exposición
que se publicó de mi t^ría de las contrastaciones; y en dicho trabajo «e me atribuía
erróneamente la opinión que acabamos de citar.
280

El problema de la base empírica 101

perceptivas; pero no tratamos de justificar los enunciados básicos p o r


medio de e l l a s : las experiencias pueden motivar una decisión, y, en
consecuencia, la adopción o el rechazo de u n enunciado, pero ningún
enunciado básico p u e d e q u e d a r justificado por ellas — d e l mismo
modo que no lo quedará p o r los puñetazos que demos en la mesa *.

30. TEORÍA T EXPERIMENTO

Los enunciados básicos se aceptan como resultado de u n a decisión


o un acuerdo, y desde este punto de vista son convenciones. P o r otra
p a r t e , se llega a las decisiones siguiendo u n proceder gobernado p o r
reglas; y entre éstas tiene especial importancia la que nos dice que
no debemos aceptar enunciados básicos esporádicos —es decir, que
no estén en conexión lógica con otros enunciados— y que, p o r el con-
trario, hemos de admitir enunciados básicos en el curso de nuestra
contrastación de teorías: cuando suscitamos cuestiones esclarecedoras
acerca de éstas, cuestiones que tienen que ' contestarse gracias a la
admisión de enunciados de aquel tipo.
Así pues, la situación real es bastante diferente de la q u e era vi-
sil)Ie para el empirista ingenuo, o para el creyente en la lógica induc-
tiva. Este croe que empezamos por recopilar y o r d e n a r nuestras expe-
riencias, y que así vamos ascendiendo por la escalera de la ciencia;
o bien — p a r a oin|)l("ar el modo formalizado de h a b l a r — , que si que-
remos edificar una rifncia leñemos que recoger p r i m e r o cláusulas pro-
tocolarias. Pero si PC 1110 ordena «registre lo que experimenta a h o r a » ,
apenas sé cómo ohodoror a esta orden a m b i g u a : ¿ h e de comunicar
que estoy escrihiondd?: ; que oigo llamar un timbre, vocear a un
vendedor de periódicos o el h a b l a r monótono de u n a l t a v o z ? ; ¿o he
de informar, tal vez, que tales ruidos me llenan de irritación? In-
cluso si fuera posible obedecer semejante orden, por m u y rica que
fuese la colección de enunciados que se reuniese de tal modo, j a m á s
vendría a constituirse en una ciencia: toda ciencia necesita un punto
de vista y problemas teóricos.
P o r regla general, se llega a un acuerdo sobre la aceptación o re-
chazo de enunciados básicos con ocasión de aplicar una t e o r í a : en
realidad, el acuerdo forma parte de la aplicación que consiste en so-
meter d contraste la teoría. El ponerse de acuerdo acerca de ciertos
enunciados básicos es, lo mismo que otros modos de aplicación, eje-

Me parece qxie la tesis que sostengo aquí está más cerca de la escuela «crítica»
(kantiana) de la filosofía (quizá en la forma representada por Fries) que del positi-
vismo. En su teoría de nuestra «predilección por las demostraciones». Fries subraya
que las relaciones (lógicas) existentes entre enunciados son enteramente diferentes de
la relación que hay entre enunciados y experiencias sensoriales; por otra parte, el
positivismo trata siempre de borrar esta distinción: o bien se hace a la ciencia, en su
totalidad, parte de mi conocer, de «mi» experiencia sensorial (monismo de los datos
sensoriales), o bien a las experiencias sensoriales se las hace parte de la trabazón
científica objetiva de argumentos, dándolas la forma de enunciados protocolarlos (meii
nismo de enunciados).
281

102 La lógica de la investigación científica

cutar una acción con una finalidad —guiado por consideraciones teó-
ricas diversas.
Me parece que nos encontramos ahora en situación de resolver
problemas tales como el de Whitehead acerca de cómo es que el des-
ayuno táctil se sirve siempre juntamente con el desayuno visual, y el
Times táctil unido al Times visible y auditivamente crujiente. El ló-
gico inductivo que cree que la ciencia p a r t e de percepciones elemen-
tales esporádicas tiene que quedarse estupefacto ante semejantes coin-
cidencias regulares: tienen que parecerle completamente «accidenta-
les», pues como está en la opinión de que las teorías no son sino
enunciados de coincidencias regulares, no le está p e r m i t i d o explicar
la regularidad por medio de teorías.
Pero, de acuerdo con la situación a que hemos llegado ahora, las
conexiones existentes entre nuestras diversas experiencias son expli-
cables a base de las teorías que nos ocupamos en contrastar, y deduc-
tibles de ellas. (Nuestras teorías no nos inducen a esperar que seamos
obsequiados con una luna táctil acompañante de la luna visible, ni
que nos atormente u n a pesadilla auditiva.) Pero, sin duda alguna,
aún queda otra cuestión (que es patente no puede responderse por me-
dio de teoría falsable alguna, y es, por tanto, « m e t a f í s i c a » ) : ¿cómo
es que arcrtamos tan frecuentemente con las teorías que construimos,
o sea, cómo es que hay «leyes n a t u r a l e s » ? * ^ .
Todas estas consideraciones inijjortan mucho para la teoría epis-
temológica del experimento. El científico teórico propone ciertas cues-
tiones determinadas al experimentador, y este último, con sus expe-
rimentos, trata de dar una respuesta decisiva a ellas, pero no a otras
cuestiones: hace cuanto puede p o r eliminar estas últimas (y de aquí
la importancia que puede tener la independencia relativa de los sub-
sistemas de u n a t e o r í a ) . Así pues, lleva a cabo sus contrastaciones
« . . . lo más sensibles que puede» con respecto a u n a sola cuestión «pero
lo más insensibles que p u e d e con respecto a todas las demás cuestio-
nes enlazadas con ella... Una j)arte de su tarea consiste en cribar todas
las posibles fuentes de error» ^ Pero sería una equivocación creer
que el experimentador procede de este modo «con objeto de facilitar
el trabajo del teórico»^, o quizá p a r a proporcionar a este último
u n a base en que apoyar generalizaciones inductivas. P o r el contrario,
el científico teórico tiene que h a b e r realizado mucho antes su tarea,
o, al menos, la p a r t e más importante de e l l a : la de formular su pre-
gunta lo más netamente p o s i b l e ; p o r t a n t o , es él quien indica el
camino al experimentador. Pero incluso éste no está dedicado la ma-
yoría de las veces a hacer observaciones exactas, pues t a m b i é n su
tarea es, en gran m e d i d a , de tipo teórico: la teoría campea en el

" Discutiremos esta cuestión en el apartado 79 y en el apéndice *X; véase tam-


bién roi Postscript, especialmente los apartados *15 y *16.
•' H. WEYL, Philosophie der Mathematik und Naturwissenschaft (1927), pági-
na 113; cd. ingl.: Philosophy of Mathematics and Natural Science, Princeton) 1949
ft fina U6.
' ^'ETI,, ihíd.
282

El problema de la base empírica 103

trabajo experimental, desde que se establecen los planes iniciales has-


ta qne se dan los últimos toques en el laboratorio *".
Esto es perfectamente visible en algunos casos en que el teórico
logra predecir u n efecto observable que se llega a p r o d u c i r experi-
mentalmente más t a r d e ; quizá el ejemplo más brillante a este res-
pecto es la predicción de De Broglie del carácter ondulatorio de la
materia, predicción confirmada experimentalmente p o r p r i m e r a vez
p o r Davisson y Germer * ' . Aún más conspicuos — t a l vez— son los
casos en que los experimentos han desempeñado u n p a p e l eminente
en el progreso de la t e o r í a : en estas ocasiones, lo que fuerza al teó-
rico a buscar una teoría mejor es casi siempre la falsación experi-
mental de una teoría que hasta el momento estaba aceptada y corrobo-
rada : es decir, el resultado de las contrastaciones guiadas p o r la teoría.
Tenemos ejemplos famosos de este proceso en el experimento de Mi-
chelson-Morley, que condujo a la teoría de la relatividad, y en la
falsación — p o r L u m m e r y P r i n g s h e i m — de la fórmula de la radia-
ción de Rayleigh y Jeans y de otra fórmula de la radiación (la de
W i e n ) , que llevó a la teoría de los cuantos. N a t u r a l m e n t e , también se
dan descubrimientos accidentales, pero son relativamente r a r o s : Mach^
habla con razón en semejantes casos de una «corrección de las opi-
niones científicas p o r circunstancias accidentales» (con lo cual reco-
noce, a pesar suyo, la importancia de las teorías).

Quizá podamos responder ahora a la pregunta acerca de cómo


y p o r qué aceptamos una teoría con preferencia a otras.
Ciertamente, tal preferencia no se debe a nada semejante a una
justificación experimental de los enunciados que componen u n a teo-
ría, es decir, no se debe a una reducción lógica de la teoría a la expe-
riencia. Elegimos la teoría que se mantiene mejor en la competición
con las demás teorías, la que p o r selección natural muestra ser más
apta p a r a sobrevivir; y ésta será la que no solamente haya resistido
las contrastaciones más exigentes, sino que sea, asimismo, contrastable
del modo más riguroso. Una teoría es una h e r r a m i e n t a que some-
temos a contraste aplicándola, y que juzgamos si es o no a p r o p i a d a
teniendo en cuenta el resultado de su aplicación **.

" Tengo ahora la impíesión de '[iic debería haber hecho resaltar en este punto
una tesis que puede encontrarse en otros lugares de este libro (por ejemplo, en los
párrafos cuarto y último del apartado 1 9 ) : la de que las observaciones —y, más
todavía, los enunciados de observaciones y los de resultados experimentales— son
siempre interpretaciones de los hechos observados, es decir, que son interpretaciones
a la luz de teorías. Por ello es tan engañosamente fácil encontrar verificaciones de
una teoría, y tenemos que adoptar una actitud sumamente critica con respecto a nues-
tras teorías si no queremos argumentar circularmente: precisamente la actitud de
tratar de falsarias.
*' MAX BORN relata este caso de un modo breve y excelente en Albert Einstein,
Philosopher-Scientist, ed. por P. A. Schilpp, 1949, pág. 174. Hay ejemplos mejores,
como el descubrimiento de Neptuno por Adams y Leverrier, y el de las ondas hertzianas.'
' MACH, Die Prinzipien der Wdrmelehre (1896), pág. 438.
*• Sin embarc^^ para la crítica da la teqis sinstnanentaliste», VéanSs laí refo-
randas j a In Btt» • I in;na.!híSti'ECi'i putea del áparta^i) 12 (pág. 57) y de la parte
precedida de asieHtico de la nota 1 iú mismo apartado.
283

104 La lógica de la investigación científica

Desde u n punto de vista lógico, el contraste de una teoría depende


de ciertos enunciados básicos, que, a su vez, se aceptan o rechazan
en virtud de nuestras decisiones. Así pues, son las decisiones las que
determinan el destino de las teorías. Teniendo en cuenta esto, mi res-
puesta a la pregunta sobre cómo escogemos una teoría se parece a la
dada por el convencionalista; y, como él, digo que la elección viene
determinada, en parte, por consideraciones de utilidad. No obstante
tal cosa, h a y u n a enorme diferencia entre sus opiniones y las mías,
pues yo mantengo que lo que caracteriza al método científico es pre-
cisamente lo siguiente: que la convención o decisión no determina in-
mediatamente que aceptemos ciertos enunciados universales, sino que
— p o r el contrario— actúa en nuestra aceptación de los enunciados
singulares (esto es, de los enunciados básicos).
P a r a el convencionalista, su principio de sencillez gobierna la acep-
tación de enunciados universales : escoge el sistema más sencillo. Fren-
te a ello, yo propongo que se tenga en cuenta antes que nada lo
exigente de las contrastaciones (esto último se encuentra en relación
m u y estrecha con lo que yo llamo «sencillez», pero mi idea de ésta
se aparta mucho de la del convencionalista: véase el a p a r t a d o 4 6 ) ;
y sostengo que lo que, en última instancia, decide la suerte que ha de
correr una teoría es el resultado de una contrastación, es decir, un
acuerdo acerca de enunciados básicos. J u n t a m e n t e con el convencio-
nalista, entiendo que la elección de una teoría determinada es un acto
que ha de llevarse a cabo, un asunto práctico ; pero esta elección, p a r a
mí, se encuentra bajo la influencia decisiva de la aplicación de dicha
teoría y de la aceptación de los enunciados básicos relacionados con
tal aplicación; mientras que p a r a el convencionalista lo que decide
son, ante todo, motivos estéticos.
Así pues, discrepo del convencionalista al mantener que los enun-
ciados que se deciden p o r medio de u n acuerdo no son universales,
sino singulares; y del positivista en tanto que sostengo que los enun-
ciados básicos no son justificables por nuestras experiencias inmedia-
tas, sino que —desde un p u n t o de vista lógico— se aceptan por un
acto, p o r una decisión libre (que, m i r a d a psicológicamente, bien puede
considerarse como una reacción con una finalidad y bien adaptada
a las circunstancias).
Quizá sea posible aclarar la importante distinción hecha entre una
justificación y una decisión —es decir, una decisión a que se llega
de acuerdo con u n proceder gobernado p o r reglas— ayudándose de
la analogía existente con u n procedimiento de gran a n t i g ü e d a d : el
conocer de una causa p o r u n j u r a d o .

El veredicto del j u r a d o (veré dictum = dicho v e r d a d e r a m e n t e ) ,


como el del experimentador, es una respuesta a una cuestión de he-
chos (quid facti?), que ha de proponerse al jurado en la forma más
tajante y definida posible. Pero tanto la cuestión que se pregunta
como la forma en que se presenta dependerán, en gran ihedida, de la
situación legal, esto es, del sistema vigente de leyes penales (que
corresponde al sistema de teorías). Al tomar «na decisión, el j u r a d o
284

El problema de la base empírica 105

acepta, p o r acuerdo, u n enunciado acerca de un acontecimiento fác-


tico (como si fuese u n enunciado b á s i c o ) ; la importancia de tal de-
cisión radica en el hecho de que, a p a r t i r de ella — j u n t a m e n t e con
los enunciados universales del sistema (de leyes p e n a l e s ) — , es posible
deducir ciertas consecuencias; dicho de otro m o d o ; la decisión forma
la base p a r a la aplicación del sistema: el veredicto desempeña el p a p e l
de un «enunciado de hechos verdadero». Pero es patente que no h a y
necesidad de que sea verdadero meramente por haberlo aceptado el
j u r a d o , lo cual queda reconocido p o r la regla que permite revocar
o revisar u n veredicto.
Se llega al veredicto siguiendo u n procedimiento gobernado p o r
r e g l a s ; éstas se basan en ciertos principios fundamentales destinados
primordialmente —si no exclusivamente— a descubrir la verdad ob-
jetiva. Estos principios permiten, a veces, que entren en juego no
sólo las convicciones subjetivas, sino incluso cierta parcialidad sub-
jetiva ; pero aunque no tengamos en cuenta tales aspectos especiales
de este procedimiento tan antiguo, e imaginemos que el procedimiento
a que nos referimos se basa únicamente en el intento de hacer que
se descubra la verdad objetiva, el veredicto del j u r a d o continuará sin
justificar j a m á s la verdad que afirma, y sin d a r pruebas de ella.
Tampoco puede atenderse a las convicciones subjetivas de los
miembros del j u r a d o para justificar la decisión t o m a d a ; aunque, na-
turalmente, existe una estrecha conexión causal entre aquéllas y é s t a :
conexión que puede representarse por medio de leyes psicológicas, por
lo cual las convicciones mencionadas pueden llamarse los «motivos»
de la decisión. El hecho de que las convicciones no sean justificacio-
nes tiene una gran relación con el hecho de que el procedimiento que
emplea el j u r a d o puede regularse por medio de reglas diversas (por
ejemplo, las de mayoría simple o p o n d e r a d a ) : lo cual hace ver que
la relación existente entre las convicciones de los miembros del ju-
rado y el veredicto puede ser sumamente variada.
Frente a lo que ocurre con el veredicto del j u r a d o , el fallo del
juez está « r a z o n a d o » : necesita una justificación, y la incluye. El
juez trata de justificarlo por medio de otros enunciados — o de dedu-
cirlo lógicamente de e l l o s — : a saber, los enunciados del sistema legal,
combinados con el veredicto (que desempeña el papel de las condi-
ciones iniciales) ; y de ahí que sea posible apelar frente a un fallo, apo-
yándose en razones lógicas. P o r el contrario, sólo cabe apelar frente
a la decisión de un j u r a d o poniendo en tela de juicio si se ha llegado
a ella de acuerdo con las reglas de procedimiento aceptadas: o sea,
desde un punto de vista formal, pero no en cuanto a su contenido.
(Es significativo que a las justificaciones de contenidos de decisiones
se les llame «informes motivados» en lugar de «informes lógicamente
justificados».)
La analogía entre este procedimiento y aquél por el que decidimos
acerca de enunciados básicos es muy clara, y sirve para iluminar, por
ejemplo, su relatividad y el modo en que dependen de las cuestiones
planteadas por la teoría, Cuando un jurado conoce acerca de uu« cau-
285

106 La lógica de la investigación científica

sa, sin duda al guna sería imposible aplicar la «teoría» si no existiese


piimero un veredicto al que se ha llegado por una decisión ; mas, por
otra parte, éste se obtiene por un procedimiento que está de acuerdo
con una parte del código legal general (y, por tanto, lo aplica). El
caso es enteramente análogo al de los enunciados básicos: acr.ptarlos
es un modo de aplicar un sistema teórico, y precisamente esta aplica.
ción es la que hace posibles todas las demás aplicaciones del mismo.

La base empírica de la ciencia objetiva, pues, no tiene nada de


«absoluta» 4; la ciencia no está cimentada sobre roca: por el con•
trario, podríamos decir que la atrevida estructura de sus teorías se
eleva sobre un terreno pantanoso, es como un edificio levantado sobre
pilotes. Estos se introducen desde arriba en la ciénaga, pero en modo
alguno hasta alcanzar ningún basamento natural o «dado», cuando
interrumpimos nuestros intentos de introducirlos hasta un estrato más
profundo, ello no se debe a que hayamos topado con terreno firme:
paramos simplemente porque nos basta que tengan firmeza suficiente
para soportar la estructura, al menos por el momento.

• WEYL (op. cit., pág. 83, ed. ingl., pág. 116) escribe: « ... a mi parecer, la pe·
reja de opuestos subjetivo-absoluto y objetivo-relativo contiene una de las más pro.
fundas verdades epistemológicas que es posible extraer del estudio de la Naturaleza
Quienquiera que desee lo absoluto habrá de conformarse también con la subjetividad
-lo egocéntrico--, y todo el que anhela objetividad no puede evitar el problema del
relativismo». Y antes leemos: «lo que se experimenta inmediatamente es subjetivo
y absoluto... ; por otra parte, el mundo objetivo, que la ciencia natural trata de pre­
cipitar en una pura forma cristalina... es relativo». Born se expresa en parecidos
términos (Die Relativitiitstheorie Einsteins und ihre physikalischen Grundlagen, 3.ª ed.,
1922, introducción). Esta tesis es fundamentalmente la teoría kantiana de la objeti•
vidad desarrollada en forma coherente (cf. el apartado 8 y la nota 5 del mismo).
También Reininger se refiere a esta situación, cuando escribe en Das Psycho-Physische
Problem (1916 ), pág. 29: «La metafísica como ciencia es imposible ... ya que, si bien
lo absoluto se experimenta verdad11ramente y, por esta razón, puede sentirse de modo
intuitivo, con todo, se niega a ser expresado mediante palabras. Pues, 'Spricht die
Seele, so spricht, ach ! schon die Seele nicht mehr' (si hubla el alma, ay, yn no es
el cdma quien habla)».

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