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Quitar y poner, quitar y poner, quitar y poner

Esto es a lo que se le llama: el principio de la sustitución. Es decir: poner algo en lugar de otra cosa. Pero
en palabras sencillas y comunes: quitar y poner.

Este es un principio que todo cristiano debe aplicar si desea que su vida sea más como la de Cristo. No
importa si es un cristiano recién convertido o si es un cristiano maduro. Todo cristiano debe aplicar este
principio.

Este principio fue descrito por Pablo a los cristianos de la Iglesia de Éfeso y lo podemos encontrar desde
el versículo 17 del capítulo 4, hasta el versículo 21 del capítulo 5.

Los cristianos de Éfeso estaban teniendo un comportamiento contrario a las enseñanzas de Cristo.

Por eso Pablo les dice en el versículo 17 del capítulo 4, lo siguiente: Esto, pues, digo y requiero en el Señor,
que ya no andéis como los otros gentiles.

Si les dice que ya no anden como los otros gentiles, significa que estaban andando igual que los otros
gentiles. Y al decir otros gentiles, se refiere a los gentiles no cristianos.

Además, Pablo los confronta y les dice que un verdadero discípulo de Cristo no tiene ese comportamiento,
porque Cristo no lo tuvo (Versículo 20). Mostrando de esta manera que la vida/hábitos o comportamiento
diario del cristiano es totalmente opuesto con la vida/hábitos o comportamiento diario de los no
cristianos. Es decir, hay un contraste de 180 grados.

En la vida hay muchos contrastes. Por ejemplo:

1. El día con la noche


2. El Invierno con el verano
3. Lo caro con lo barato

Y claramente podemos identificar las diferencias. Así la vida del cristiano es un contraste con la vida del
no cristiano. Totalmente opuestos; y por lo tanto, también deberíamos poder identificar las diferencias
claramente.

Pablo deseaba que los cristianos de la iglesia de Éfeso demostraran que eran verdaderamente discípulos
de Cristo, reflejando ese contraste en su vida diaria, por lo tanto les ordena que apliquen el principio de
quitar y poner; el cual también aplica para los cristianos de hoy en día como nosotros. Veámoslo en los
versículos 22 al 24 del capítulo 4, en donde lo describe de manera general. Luego, del versículo 25 en
adelante, lo describe de manera particular.

En el v.22 dice: en cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos.

Aquí tenemos la ordenanza de quitar. El versículo dice: despojaos. Es decir, sacar de uno, quitar.

Y qué debemos quitarnos? El mismo versículo dice que lo que debemos quitar es el viejo hombre. Es decir,
todo lo relacionado con nuestra naturaleza antes de estar en Cristo. Una naturaleza no regenerada que
anda en la vanidad de su mente, con el entendimiento entenebrecido, cometiendo todo tipo de actos que
van en contra de lo que a Dios le agrada (V18 y 19).

Luego, en el versículo 24 describe lo que debemos ponernos. Dice así: y vestíos del nuevo hombre, creado
según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Si lo que debemos quitarnos es el viejo hombre, lo que debemos ponernos es el nuevo hombre. El
versículo dice: vestíos del nuevo hombre. Vestíos, viene de… poner sobre; y el nuevo hombre representa
esa nueva naturaleza que tenemos en Cristo. Una naturaleza que día a día crece en todo, en aquel que es
la cabeza, esto es, Cristo, según lo describe el versículo 15.

Además, Pablo también les pide que se renueven en el espíritu de su mente. Por lo tanto, aquí se les pide
que se quiten el viejo hombre y que en lugar de ello, se pongan una mente renovada y un nuevo hombre.

En este momento es importante resaltar que este principio, para que tenga el resultado esperado, es
decir: una vida que se parece cada día más a la de Cristo, implica que se deben realizar ambas actividades.
O sea que no puedes solo quitar algo, sin poner lo otro. Debemos hacer ambas cosas: quitar algo y poner
algo. El mandato es hacer ambas cosas: quita el viejo hombre y pon una mente renovada y un nuevo
hombre.

Además, hagamos ambas cosas de manera simultánea. Es decir, después de habernos quitado algo, no
esperemos 1 día, 2 días, mucho menos 1 mes para ponernos lo que se nos ordena ponernos. Sino que
hagámoslo de manera simultánea e inmediata. Recuerda que al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le
es pecado (Santiago 4:17). Por lo tanto, quitar y poner, es un principio que ordena realizar 2 actividades
opuestas y realizarlas de manera secuencial e inmediata. Una seguida de la otra.

Ahora bien, para ver la aplicación del principio de manera más práctica, en los versículos del 25 en
adelante, Pablo describe más detalladamente lo que es vestirse del nuevo hombre, aplicando siempre el
principio de quitar y poner. Veámoslo a continuación y de manera condensada:

Quitar la mentira poner en su lugar la verdad

Quitar el hurto poner en su lugar el trabajar

Quitar las malas palabras Poner en su lugar palabras que edifican y que dan gracia a los oyentes.

Quitar toda amargura, enojo, gritería y maledicencia y toda malicia.

En lugar de todo esto, se ordena poner el ser benignos, misericordiosos y


perdonadores.

Al decir toda malicia, se está abarcando todo lo malo que podamos realizar. Por lo que este principio de
quitar y poner aplica a todo pecado que realicemos.

En resumen, y ya para terminar, si deseamos día a día crecer y parecernos más a Cristo, nuestro salvador,
Señor y maestro, apliquemos el principio de Quitar y Poner. Sin embargo es extremadamente importante
que nos sumerjamos en la Biblia, la palabra de Dios, para que al identificar un pecado que estamos
cometiendo, veamos en ella la actividad opuesta a dicho pecado y con la ayuda de Dios, quien produce
en nosotros el querer como el hacer, dejemos de practicar el pecado y empecemos a practicar esas nuevas
actividades en nuestro diario vivir, reflejando así la nueva naturaleza que tenemos en Cristo.

Por lo tanto, recordemos siempre: quitar y poner, quitar y poner, quitar y poner.

Que el Señor les bendiga.

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