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EPIDEMIOLOGÍA

Afecta a; puede presentarse de forma esporádica o epidémica, principalmente en los meses de


noviembre a marzo (otoño, invierno y comienzo de primavera).

Más frecuente en el sexo masculino.

1er causa de hospitalización en menores d e2 años en todo el mundo.

Su tasa de mortalidad es baja en niños previamente sanos, sin embargo, el riesgo de morir
aumenta hasta un 70% en aquellos niños con alguna enfermedad subyacente.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Fase inicial: cuadro de infección respiratoria alta, con rinorrea, estornudos, que puede
acompañarse de fiebre y decaimiento. Duración: de 3 a 5 días.

Periodo de estado: inicia con compromiso de la vía aérea inferior. Aparece taquipnea,
taquicardia, tiraje, sibilancias espiratorias, cambio de coloración, alteración del sensorio. De un
10 a 20% de los pacientes pueden presentar apneas, especialmente los recién nacidos y los
menores de 3 meses. Duración: de 5 a 7 días.

Fase de convalecencia: se espera la recuperación de la frecuencia respiratoria en un lapso de 15


a 21 días.

• EVALUACIÓN DE LA SEVERIDAD DE LA ENFERMEDAD

Puntaje de Bierman y Pierson, modificado

DIAGNÓSTICO
Meramente clínico.

CRITERIOS DE McConnochie

1. Primer episodio agudo de sibilancias en un niño menor de 24 meses


2. Disnea espiratoria de mayor o menor intensidad
3. Existencia de pródromos catarrales.

Pruebas complementarias: Pacientes internados y en formas moderada/graves

Aspirado de secreciones nasofaringeas (asnf) para detección de antígenos virales: agente


etiológico

Radiografía de tórax: Sospecha de complicaciones (atelectasia, sobreinfección bacteriana).

Hemograma: Importante en las formas graves por el hematocrito y hemoglobina (contenido


arterial de oxígeno).
TRATAMIENTO
Bronquiolitis leve: Medidas de soporte domiciliario. proporcionar medidas que aseguren un
buen estado general de el/la niño/a, así como una adecuada hidratación y ventilación.

Los que presenten dificultad respiratoria (hipoxia, imposibilidad de alimentarse, apnea,


taquipnea extrema) deben ser hospitalizados.

Oxigenación: todos los niños que requieran hospitalización deben considerarse hipoxémicos.
Teniendo en cuenta la dificultad respiratoria y la saturación, se recomienda suplementar con
oxígeno a los pacientes con saturaciones <92%. El O2 puede administrarse mediante:

• Cánulas nasales: aportan una FI O2 entre 24 y 44%, con flujos hasta 2 l/min.
• Máscaras: aportan una FI O2 de 35 a 60 % (6 a 10 l/min).
• Máscaras con reservorio: FI O2 de 40 a 100% (6 a 15 l/min).

Algunos niños pueden necesitar también soporte con hidratación suplementaria. Los líquidos
se pueden administrar por vía intravenosa o enteral por sonda nasogástrica, prefiriéndose este
último método porque la continuación de la alimentación enteral se asocia a mejor evolución.

La aspiración frecuente de las secreciones nasales y bucales a menudo alivia la dificultad


respiratoria y mejora el trabajo respiratorio y la capacidad de alimentarse, aunque se debe
limitar a las narinas y la faringe porque la aspiración traqueal profunda no ofrece beneficios
adicionales.

Los fármacos han sido ineficaces en el tratamiento de la bronquiolitis: diversas revisiones


Cochrane no se ha demostrado ningún efecto sobre la evolución clínica.

salbutamol o corticoides

broncodilatadores

solución salina hipertónica

adrenalina racémica

Tampoco se recomienda actualmente la ribavirina, el único fármaco antivírico contra el VRS →


efecto mínimo sobre la evolución de la enfermedad.

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