LA PASCUA

Jesús y Su obra de amor

La pascua celebra la resurrección de Jesucristo al tercer día después
de haber sido crucificado. Con esta se conmemora la crucifixión,
muerte y resurrección de Jesús. Es la esperanza que como hijos de
Dios para resurrección y una nueva vida en Cristo. Gálatas 2:20

01 Celebración y significado
La Pascua es una fiesta móvil, es decir, que cada año
varía su celebración. Esto se debe a que la fecha no
es fijada siguiendo el calendario gregoriano (nuestro
calendario), sino por el año hebreo, que se rige por
los ciclos lunares.

Pascua proviene del latín páscae, y del griego πάσχα

(pasjua), y de una adaptación del hebreo ‫פסח‬
(pésaj), que significa "paso" o "salto".

02 Su origen
Comenzando en el Antiguo Testamento, en el libro del
Éxodo, narra la marcha del pueblo de Israel del
cautiverio en Egipto, guiados por Moisés, hacia la tierra
prometida.

La pascua se celebró como recordatorio del día de la

salida de Israel de Egipto. Éxodo 12:1-28

03 Jesús y la muerte
“Muerte” literalmente significa ‘separación´.
Cuando nuestra alma se separa de nuestro cuerpo
morimos físicamente. De una manera similar
somos separados de Dios espiritualmente. El
sacrificio de Jesús es suficiente para tender un
puente sobre esta separación entre nosotros y el
Dios. Tres días después de su muerte en la cruz,
resucito de la muerte, vivo otra vez en una
resurrección física.

04 La sangre del cordero

La sangre del cordero que el pueblo de Dios, en
Egipto, colocó en los dinteles de las puertas y en las
ventanas para que el ángel de la muerte pasara de
largo y matara a los primogénitos, es sustituida hoy
por la sangre del cordero (Jesús) que nos libra de la
muerte y el pecado. Romanos 6:23

05 Vida sin deuda

la humanidad no tiene que pagar la deuda por
su pecado porque el mismo Dios lo ha hecho a
través de Jesús. Esto es lo que se quieren decir
cuando se comenta que Jesús pagó por nuestros
pecados.

Celebramos la Pascua en reconocimiento del hecho de que el mismo Dios—a través de

la persona de Cristo—nos amó lo bastante para permitir que la humanidad
experimente una relación restaurada con su creador, ahora y para siempre.