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TACTICAL COMBAT CASUALITY CARE (TCCC)

Y TACTICAL EMERGENCY CASUALITY CARE (TECC)


APLICADO PARA POLICIAS LOCALES

VOLUMEN 1
PRIMEROS AUXILIOS

EVA MARIA RUIZ GALVEZ


JOSE FRANCISCO SALOBREÑA MUÑOZ
AUTORES Y EDITORES:
José Francisco Salobreña Muñoz
Eva María Ruiz Gálvez
Policías Locales de Marbella (Málaga)

NUMERO DE REGISTRO GENERAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL:


04/2021/1142

COLABORA Y DISTRIBUYE:

Sindicato Independiente de Policía Local de Andalucía

EJEMPLAR DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA

Esta publicación electrónica se divulga y distribuye con la colaboración de SIP-AN, Sindicato


Independiente de Policía Local de Andalucía, con la intención de reciclar y perfeccionar en ésta materia
a los diferentes Policías Locales tanto de nuestra Comunidad Autónoma, así como del resto de
Comunidades. Se publica electrónicamente como publicación electrónica en la página Web del
Sindicato Independiente de Policía Local de Andalucía SIP-AN, www.sip-an.es en la sección de
biblioteca virtual, apartado publicaciones de Interés Policial, estando disponible para su visualización e
impresión de cuantos usuarios estén interesados en sus contenidos.

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INTRODUCCION.

Debido al incremento de incidentes violentos, como ataques con explosivos


organizados por un grupo de personas; lobos solitarios (tratándose de individuos que
realizan acciones terroristas sin el apoyo ni directrices de un grupo, organización ni líder
que lo incite); síndrome AMOK (que supone una súbita y espontánea explosión de rabia
e ira, que hace que el afectado corra y ataque, hiera o mate indiscriminadamente a las
personas que se crucen en su camino); cada vez se escucha hablar más del TCCC (Táctical
Combat Casuality Care) y del TECC (Táctical Emergency Casuality Care) y de su
necesaria implementación como una de las medidas a adoptar para gestionar tales
incidentes violentos en cuanto a la atención de los heridos se refiere. Para ello, en primer
lugar, hay que tomar conciencia de su importancia, especialmente por parte de aquellos a
los que les corresponde tomar decisiones al más alto nivel, es decir, los mandos, y así
posteriormente impartir la formación adecuada al nivel correspondiente de cada uno de
los intervinientes de toda la Sociedad que se puedan ver inmersos en una situación así,
ciudadanos inclusive.

Estos conceptos recogidos en el TCCC y el TECC no deben de relegar a un


segundo plano cuestiones tan tradicionales como las que se viven a diario tales como la
atención a una víctima de infarto o a una parturienta, ya que la probabilidad de
encontrarnos en una de ésta situaciones es mucho mayor, afortunadamente, que la de
encontrarnos en un atentado masivo.

Todas éstas Tácticas, Técnicas y Procedimientos, procedentes de EE.UU., en


cuanto a la implementación del TCCC y el TECC en una sociedad como la nuestra,
requieran además de un Marco Normativo, un cambio de mentalidad de nuestra Sociedad
en cuanto a que, por desgracia, los ataques sufridos en Europa, son cada vez más similares
a los que se suceden en América.

Por todo lo expuesto anteriormente, dedicaremos este Primer Volumen a ver todo
lo concerniente a primeros auxilios que nos ayudarán a aplicar las medidas preventivas
en caso de accidente o emergencia, conociendo para ello cuáles son los signos vitales
normales, conociendo y llevando a cabo las técnicas de primeros auxilios para poderlas
aplicar y así prestar ayuda inmediata hasta que llegue personal especializado o la persona
sea trasladada a un hospital y/o centro médico.

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PRIMEROS AUXILIOS. Principios Básicos.

DEFINICIONES.

Entendemos los Primeros Auxilios como el conjunto de actuaciones y técnicas


desarrolladas en primera instancia a un enfermo, lesionado o accidentado, hasta la asistencia
médica profesional, con el fin de que las lesiones que ha sufrido no se agraven.
Cuando hablamos de Accidente, nos referimos a una pérdida brusca del equilibrio
funcional del organismo que puede suceder en el entorno laboral, en el hogar, ocio, conducción
de vehículos, etc.
Cuando hablamos de Emergencia Médica, nos referimos a aquella situación en la que
la falta de asistencia médica inmediata producirá la muerte del accidentado en muy pocos
minutos, debiendo tomar acciones y decisiones de forma rápida debido a la importancia o
gravedad de la situación.
El Soporte Vital Básico (SVB) lo constituyen una serie de actuaciones iniciales
dirigidas a personas con enfermedades o lesiones que amenazan, o pueden amenazar
potencialmente su vida, y que se aplican de forma precoz hasta que la persona puede recibir
una atención médica completa más especializada. El socorrista debe evaluar rápidamente a la
víctima para determinar si responde y respira con normalidad. En los pacientes que no
responden y no respiran con normalidad debería asumirse que están en parada cardiaca, ya que
en ocasiones una respiración agónica podría estar presente

PRINCIPIOS BASICOS DE ACTUACION.

El socorrista es quien se encarga del primer eslabón de una cadena de supervivencia,


debiendo reconocer una situación de emergencia, evaluando su gravedad y dando el soporte
inicial adecuado, debiendo regirse por estos principios:

• No agravar el estado de la persona accidentada.


• Usar en todo momento el sentido común.
• Facilitar el acceso de la persona accidentada, en las mejores condiciones posibles, a la
atención especializada sanitaria.
• Actuar con rapidez, pero con serenidad.

En cualquier accidente debemos ACTIVAR EL SISTEMA DE EMERGENCIA: PAS.


Para lo cual recordaremos la regla nemotécnica PAS, formada por las iniciales de las tres
actuaciones secuenciales que debemos realizar para iniciar la atención.

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• La P de PROTEGER.
Antes de actuar, debemos tener la seguridad de que no existe riesgo de actuación ni para
los socorristas, ni para el herido. Después de un accidente puede mantenerse la fuente de riesgo
que lo ha originado. Debemos hacer seguro el lugar. Si hay algún peligro alejarlo, de no ser
posible alejar al herido del peligro. Actuaciones como desconectar fuentes eléctricas, señalizar
la zona en un accidente de circulación, etc, son actuaciones principales en distintas situaciones.

• La A de AVISAR
Activar el sistema de emergencia avisando a los servicios sanitarios mediante el teléfono
de emergencias que corresponda (112), haciendo referencia a:
Identificación y número de teléfono de contacto.
Informar de los hechos.
Dirección exacta con todas las referencias que sean necesarias para identificar
claramente el lugar.
Número de personas accidentadas.
Tipo de víctimas y lesiones.
Peligros que pueden hacer empeorar la situación.
Comprobar que el mensaje ha sido transmitido correctamente y se ha entendido.
En el caso de dos o más socorristas uno podrá comenzar con la asistencia.

• La S de SOCORRER.
Procederemos a actuar sobre el accidentado.

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EVALUACION PRIMARIA Y REANIMACION.

El objetivo de la evaluación primaria es el de identificar aquellas situaciones que puedan


suponer una amenaza inmediata para la vida del accidentado, es decir que suponen un peligro
vital, realizando una valoración de: CONSCIENCIA, RESPIRACION y PULSO, además de
buscar posibles HEMORRAGIAS.

CONSCIENCIA: Para realizar una evaluación de la consciencia seguiremos la


escala AVDN:
• A: El paciente esta ALERTA. Si la victima esta despierta y hablando con usted, se le
categoriza como A (alerta), aunque este desorientado.

• V: El paciente responde a estimulo VERBAL. Si el paciente no está completamente


despierto, comprobar si responde a su voz, por ejemplo, abriendo los ojos, hablando o
moviéndose, y si lo hacen, son V (responde a la voz).

• D: el paciente responde a estímulos de DOLOR. Si el paciente no responde a la voz,


aplicar un estímulo doloroso, como una compresión de trapecio o pellizco y verificar
una respuesta (apertura de los ojos, gemido o movimiento), y si hay una respuesta, se
clasifica como D (responde al dolor).

• N: el paciente NO responde. No reacciona a estímulos. Si no existe ningún tipo de


reacción significa que la persona esta inconsciente, por lo que inmediatamente y, en lo
posible, sin moverlo (porque puede ser un herido traumático y existir lesiones óseas que
agraven su estado) comprobaremos su respiración.

RESPIRACION: Para la comprobación de la respiración, se llevará el siguiente


procedimiento:
Abrir la vía aérea utilizando la maniobra frente mentón, mientras se evalúa si está
respirando con normalidad. Esta maniobra se utiliza en personas inconscientes para evitar que,
al relajarse la mandíbula, la lengua caiga hacia atrás y obstruya la vía aérea.

VER. Movimientos torácicos.


OIR. Oír la respiración del
lesionado.
SENTIR. Sentir el aliento en la
mejilla.

Tendremos presente que si realizamos esa maniobra a un policía que porte chaleco, el
movimiento torácico será imperceptible, por lo que la recomendación será de introducir la mano
entre el chaleco y el pecho, para así poder sentir el movimiento de éste y poder determinar si
respira o no.

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Para realizar la maniobra frente-mentón:

1. Primero debemos colocar a la víctima en


decúbito supino, esto es, tumbado boca arriba.
2. El socorrista desplaza con una mano la frente
hacia atrás.
3. Con los dedos de la otra mano colocados bajo el
mentón, eleva la mandíbula hacia arriba y delante.
4. Así se consigue la extensión del cuello y la
apertura de la boca y se eleva la base de la lengua para
evitar que esta obstruya el paso de aire.

PULSO: Es la expansión rítmica de una arteria, producida por el paso de la


sangre bombeada por el corazón. El pulso se controla para determinar el funcionamiento del
corazón. El pulso sufre modificaciones cuando el volumen de sangre bombeada por el corazón
disminuye o cuando hay cambios en la elasticidad de las arterias. Tomar el pulso es un método
rápido y sencillo para valorar el estado de un lesionado.
El pulso varía de acuerdo con diferentes factores siendo el más importante la edad.
• Las pulsaciones en lactantes variarán entre 130 a 140 por minuto.
• La de los niños de entre 80 y 100 pulsaciones por minuto.
• Los adultos están entre 72 y 80 por minuto.
• Los ancianos tendrán 60 o menos pulsaciones por minuto.

El pulso puede tomarse en cualquier arteria superficial que pueda ser comprimida contra
un hueso:
• En la sien (pulso temporal).

• En el cuello (pulso carotideo).

• En hueco clavicular (subclavia).

• Parte interna del brazo (pulso humeral o braquial).

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• En la muñeca (pulso radial).

• Parte interna del pliegue del codo (pulso cubital).

• En la ingle (pulso femoral).

• En pie (tibial y pedio).

• En la mama izquierda en bebes (pulso apical).

En primeros auxilios, los puntos más habituales en los que se controla el pulso son el
radial y el carotideo.

Pulso radial:
Este pulso es de mejor acceso, pero a veces en caso de accidente se hace imperceptible. Se
controla del siguiente modo:
1. Palpar la arteria radial, en la muñeca, inmediatamente por encima de la base del dedo
pulgar.
2. Colocar los dedos (índice y medio) haciendo ligera presión sobre la arteria.
Hay que tener en cuenta reconsideraciones como:

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• Palpar la arteria con los dedos índice y medio ya que, si se utiliza el dedo pulgar,
el pulso propio de este dedo podría confundir al socorrista.
• No ejercer presión excesiva.
• Controlar mediante reloj de agujas.
• Registrar las cifras para verificar posibles cambios.

Pulso carotideo: En primeros auxilios se toma este pulso porque es el de más fácil
localización y por ser el que pulsa con más intensidad. La arteria carótida se encuentra en el
cuello al lado de la tráquea y para localizarlo habrá que:
1. Localizar la nuez.
2. Deslizar los dedos al lado de la tráquea.
3. Presionar ligeramente para sentir el pulso.

ALTERACIÓN DE LA COSCIENCIA: Es el estado en el que el cerebro tiene


abolidos determinados actos reflejos y solo reacciona ante determinados estímulos, en función
de la profundidad o grado de inconsciencia alcanzado. Los trastornos del estado de conciencia
pueden ser causados por:

• Traumatismo de la cabeza: puede lesionar las partes del cerebro que mantienen la
conciencia.

• Aporte de oxigeno disminuido al cerebro: La falta de oxígeno puede dañar o matar las
células cerebrales. La conciencia puede afectarse cuando el flujo sanguíneo al cerebro
o a una parte de este se interrumpe. Esto podría suceder durante un ictus (derrame
cerebral) o cuando haya sangrado intenso o inflamación en el cerebro. Un tumor cerebral
puede presionar algunas partes del cerebro y afectar sus vasos sanguíneos. Las
convulsiones, los ataques cardiacos o los problemas pulmonares también pueden
disminuir el aporte de oxígeno al cerebro.

• Medicamentos, drogas o alcohol: Ciertos medicamentos, especialmente los anestésicos,


actúan en el cerebro para mantener a un paciente completamente dormido o libre de
dolor. Drogas o un alto grado de alcohol también puede afectar la actividad normal del
cerebro.

• Lipotimia: Consiste en la pérdida parcial o total de la irrigación de estructuras cerebrales


que cursa con un cuadro de debilidad, vértigo, malestar general, ansiedad y pérdida de
la visión y que puede llegar hasta la completa pérdida de consciencia con desmayo
repentino. Suele ser de corta duración y la persona responde a estímulos externos, por
lo que se considera ligera. Puede estar causada por fatiga debido a ejercicio intenso,
estar de pie durante mucho rato sin moverse, dolor, hambre, emoción repentina, lugar
poco ventilado, calor excesivo, etc. Los síntomas más frecuentes que causa la lipotimia
son palidez, sudoración abundante, sensación de mareo y de debilidad muscular, pulso
débil y lento.
Ante estas situaciones procederemos a aflojar ropas, traslado a un lugar aireado,
colocación en posición horizontal con las piernas elevadas, a poder ser en un lugar
aireado, mantener la permeabilidad de la vía aérea y asegurarse de que respira y tiene
pulso.

• Síncope: Es la pérdida de la conciencia temporal, de aparición repentina, con una

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recuperación espontánea y frecuentemente asociada a una pérdida del tono postural,
secundaria a una disminución crítica y momentánea del flujo sanguíneo cerebral. Se
presenta de una manera súbita ya que se trata de un paro momentáneo del corazón que
origina pérdida total y repentina de la consciencia. Puede estar causado por una
enfermedad cardiaca u otros motivos de origen nervioso. Son síntomas asociados al
sincope la palidez, recuperación de la circulación en 5 a 20 segundos y entonces la
palidez viene sustituida por un enrojecimiento, debido a la entrada de la sangre
oxigenada en los vasos dilatados de la piel.
Actuaremos ante un síncope manteniendo la permeabilidad de la vía aérea,
asegurándonos de que respira y que tiene pulso. Procedemos con la reanimación
cardiopulmonar (RCP) en caso necesario.
Si se mantienen las constantes vitales, actuaríamos como en el caso de una
lipotimia.

• Coma: Es la pérdida total de conciencia, producida por una gran variedad de condiciones
incluyendo las intoxicaciones, anomalías metabólicas, enfermedades del sistema
nervioso central, ACV (accidente cerebro vascular) o traumatismos craneoencefálicos.
El estado de coma implica una pérdida de la consciencia prolongada y profunda, sin
respuesta a estímulos externos.
La actuación en estas situaciones será aflojando la ropa y manteniendo la
permeabilidad de vía aérea, colocarlo en posición lateral de seguridad, evitar la pérdida
de calor, no darle de beber ni comer, evacuarlo urgentemente vigilando constantes
vitales y preparados para RCP.

• Epilepsia: Enfermedad neurológica que se caracteriza por la aparición repetida de crisis


epilépticas. que se producen por la aparición súbita de una descarga excesiva y
paroxística de un número de neuronas cerebrales, se caracteriza por crisis convulsivas
y posible pérdida de la consciencia. Las convulsiones son contracciones bruscas,
involuntarias y anormales de los músculos, provocadas por estímulos que tienen su
origen en el sistema nervioso central.
El modo de actuación será despejando el entorno de cualquier objeto que pueda
herir a la persona, no sujetar ni inmovilizar a la persona, utilizar una manta o ropa debajo
del afectado para amortiguar los golpes, no forzar la introducción de objetos en la boca,
aflojar las ropas cuando cesa la crisis, y colocar en posición lateral de seguridad cuando
cese la crisis.

HEMORRAGIAS: es la salida de sangre fuera de su normal continente, que es


el sistema cardiovascular.

• Según el origen de la hemorragia, se clasifican en:

▪ Hemorragia interna: Es la ruptura de algún vaso sanguíneo en el interior del


cuerpo. Se detecta cuando el paciente muestra la piel pálida, fría, sudorosa, el
pulso rápido y débil, respiración rápida, tensión arterial baja, mareo o pérdida
de consciencia, todo ello tras un traumatismo. Actuaremos controlando los
signos vitales. En caso de que la víctima no respire, iniciar las maniobras de
RCP, tranquilizando en todo momento a la persona, la colocaremos estirada y
con las piernas elevadas, siempre y cuando no se sospeche un traumatismo
craneal, aflojamos la ropa para mejorar la circulación sanguínea, evitamos la

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pérdida de calor corporal de la persona tapándola con ropa de abrigo, y le
trasladamos urgentemente a centro hospitalario.

▪ Hemorragia externa: Es la hemorragia producida por ruptura de vasos


sanguíneos a través de la piel. Ante una hemorragia de éste tipo,
tranquilizaremos a la persona y la tumbaremos en el suelo a fin de evitar caída,
le controlaremos los signos vitales en todo momento, presionaremos sobre la
herida con un paño limpio gasas a fin de cortar la hemorragia. Si ha sido en una
extremidad, la pondremos a una altura superior a la del corazón.

▪ Hemorragia a través de orificios naturales del cuerpo, como el recto


(rectorragia), la boca vomitando (hematemesis) o tosiendo (hemoptisis), nariz
(epistaxis), vagina (metrorragia), uretra (hematuria), oído (otorragia), y ojo.

• Según el tipo de vaso sanguíneo roto, podrán ser:

▪ Hemorragia arterial: Es la más grave si no se trata a tiempo, el sangrado procede


de alguna arteria lesionada y la sangre sale en forma de chorro intermitente, es
de color rojo brillante, debido al ser alta en O2.

▪ Hemorragia venosa: El sangrado procede de una vena lesionada y la


sangre sale de forma continua, pero sin fuerza.

▪ Hemorragia capilar: Es la más frecuente y la menos grave pues los capilares


sanguíneos son los vasos más abundantes y que menos presión de sangre tienen.
La sangre fluye en sábana.

FRACTURAS: Es la perdida de continuidad normal de la sustancia ósea a


consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones cuyas intensidades superen la elasticidad del
hueso. Dependiendo de si el punto de fractura se comunica o no con el exterior, se clasifican en
cerrada, si la punta de la fractura no se asocia a ruptura de la piel, o si hay herida, y esta no
comunica con el exterior; y abierta o expuesta, si hay una herida que comunica el foco de
fractura con el exterior, posibilitando a través de ella, el paso de microorganismos patógenos
provenientes de la piel o el exterior.
Cuando nos encontremos ante una fractura cerrada, inmovilizaremos la zona afectada,
quitaremos cualquier artículo que tenga la extremidad, como lo pueden ser relojes, anillos,
zapatos, etc. y nunca intentaremos colocar un hueso en su lugar.
Si la fractura es abierta no manipularemos la parte ósea expuesta y cubriremos la herida
con una gasa estéril. Si hay hemorragia, habrá que hacer presión sobre la arteria que nutre la
extremidad ya que no podremos ejercer presión sobre la herida.

LESIONES TÉRMICAS: Son producidas por la acción de las temperaturas,


tanto por frío como por calor.

• Insolación. Se sufre ante altas temperaturas y también la humedad excesiva, que pueden
producir la deshidratación del organismo. Los síntomas iniciales son el dolor de cabeza,
mareos, náuseas e incluso vómitos, posteriormente se sufre de calambres, elevación de

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la temperatura corporal (puede subir hasta los 40º), convulsiones, alteración de la
conciencia o desorientación, pudiendo llegar a producirse un colapso.

Si nos encontramos ante una insolación procederemos del siguiente modo:


1. Trasladaremos a la persona a un lugar fresco y con sombra.
2. Refrescaremos su cuerpo con compresas mojadas o sábana fría y húmeda hasta que
su temperatura descienda hasta unos 37,5º.
3. Si la persona está consciente, darle agua fresca para beber.
4. Controlar los signos vitales en todo momento. Si deja de respirar, iniciar las
maniobras de RCP.
5. Trasladar a un centro hospitalario.

• Hipotermia. Sucede cuando tu cuerpo pierde calor más rápido de lo que puede
producirlo y la temperatura del cuerpo desciende por debajo de los 35º, por la exposición
a climas fríos o la inmersión a un cuerpo de agua fría.
Los signos y síntomas de la hipotermia se desarrollan lentamente e incluyen
escalofríos, dificultad en el habla o balbuceo, respiración lenta y superficial, pulso débil,
torpeza o falta de coordinación, somnolencia o energía muy baja, desorientación o
pérdida de memoria, perdida del conocimiento, piel de color rojo brillante y fría.

Ante una hipotermia actuaremos del siguiente modo:


1. Trasladar a la persona afectada a un lugar seco.
2. Valorar sus constantes vitales.
3. Retirarle las prendas congeladas o mojadas.
4. Calentar a la persona mediante baños de agua caliente. Luego abrigarla para que no
pierda calor.
5. Si la persona está consciente, darle bebidas calientes o azucaradas.
6. Nunca dar bebidas alcohólicas.
7. Si esta inconsciente y deja de respirar, iniciar las maniobras de RCP.
8. Trasladar a la persona para valoración médica.

QUEMADURAS: La quemadura es el resultado del contacto de los tejidos con


el calor procedente del fuego, de líquidos hirviendo o en llamas, sólidos incandescentes,
productos químicos, radiaciones y por electricidad.
Clasificamos las quemaduras cutáneas en función de la profundidad y de la extensión
de las mismas:
• Según profundidad
▪ 1er Grado: De grosor parcial. Destruye solamente la capa superficial de la piel,
la epidermis, produciendo un enrojecimiento de la zona lesionada. A esta lesión
se le denomina ERITEMA.

▪ 2º Grado: De grosor parcial. Destruye la epidermis y un espesor variable de la


dermis. Se produce una inflamación del tejido o formación de ampollas llamadas
FLICTENAS. La lesión es dolorosa y se dice que “llora” por la pérdida de
líquidos del tejido y por la aparición de las ampollas.

▪ 3er grado: Grosor total. Afecta a todas las capas de la piel incluyendo la dermis
profunda. Su aspecto es de cuero seco, blanca o chamuscada. No hay dolor, por
la destrucción de las terminaciones nerviosas.

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• Según extensión.
Se utiliza la Regla de los 9 de Wallace. Para ello se divide la superficie corporal
del adulto en 11 áreas, siendo cada parte el 9% o múltiplo de 9.

REGLA DE WALLACE

Las quemaduras pueden ser de carácter leve, grave o muy grave:

• LEVE cuando la superficie quemada es inferior al 10% y su profundidad no rebasa el


2º grado.

• GRAVE cuando ocupa entre el 10 y el 30%, independientemente de si la profundidad


es de 2º o 3er grado.

• MUY GRAVE cuando afecta entre el 30 y 50% es y prácticamente mortal cuando supera
el 50%. Se consideran graves independientemente de su extensión o profundidad, las
quemaduras que afectan a manos, pies, cara, ojos y genitales, así como todas las de 2º y
3er grado en niños, ancianos y accidentados con enfermedades previas significativas.

Como norma general, ante una quemadura, lo primero que se debe hacer, sin olvidar
nuestra propia seguridad, es parar el proceso de la quemadura; es decir, ELIMINAR LA
CAUSA, para posteriormente:
1. Evacuar al individuo del foco térmico, apagar las llamas, retirar el producto químico
del contacto con la piel, disminuyendo así la agresión térmica.
2. Realizar una evaluación inicial y mantener los signos vitales. La existencia de
quemaduras inhalatorias o de intoxicación por inhalación de gases como el
Monóxido de carbono o productos de degradación durante un incendio debe
detectarse lo antes posible.
3. Buscar otras posibles lesiones como hemorragias, shock, fracturas. Se tratará
primero la más grave.
4. Refrescar la zona quemada: Aplicar AGUA en abundancia (20’-30’) sobre la
superficie quemada evitando enfriar al paciente (hipotermia).

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5. Quitar ropas, joyas y todo aquello que mantenga el calor.
6. Envolver la lesión con gasas o paños limpios, humedecidos en agua. El vendaje ha
de ser flojo.
7. Evacuar a un centro hospitalario con Unidad de Quemados, en posición lateral, para
evitar las consecuencias de un vomito (ahogo).
8. Vigilar de forma periódica los signos vitales sobre todo en casos de electrocución,
de quemados con más de un 20% de superficie corporal quemada o con problemas
cardiacos previos.

Ante una quemadura NUNCA:


1. Aplicaremos pomadas, cremas, pasta dentífrica, sobre la quemadura. Solo agua.
2. Enfriaremos demasiado al paciente, solo la zona quemada. Si aparecen temblores o
la zona quemada es superior al 20 % deberemos taparlo con una manta térmica.
3. Daremos agua, alcohol, analgésicos... por vía oral.
4. Romperemos las ampollas, pues el líquido que contienen protege de la posible
infección. Al romperlas abriríamos una puerta para la entrada de gérmenes.
5. Despegaremos la ropa o cualquier otro elemento que este pegado a la piel.
6. Dejaremos sola a la víctima. En caso de tener que ir a pedir ayuda, la llevaremos con
nosotros, siempre que sus lesiones lo permitan.
7. Demorar el transporte pues no podemos estabilizar clínicamente a la víctima en el
lugar y la posibilidad de que entre en shock aumenta cuanto mayor es la extensión
de la superficie quemada.
Ante quemaduras por fuego no se deben apagar las llamas con agua, sino que
revolcaremos al quemado por el suelo o sofocaremos el fuego con una manta. Una vez apagadas
las llamas, sí que aplicaremos agua, a fin de refrigerar las zonas quemadas.

En el caso de las quemaduras oculares deben irrigarse los ojos, manteniéndolos abiertos,
durante 20’ mínimo. La evacuación de estos accidentados se hará continuando dicha irrigación
mediante peras de agua o frascos irrigadores.

Ante quemaduras eléctricas La corriente eléctrica puede dar lugar a lesiones a su paso
por el interior del cuerpo. Un accidente eléctrico puede provocar parada cardiorrespiratoria,
contracciones tetánicas, convulsiones. A nivel local la electricidad puede producir quemaduras
cutáneas en los puntos de entrada y salida.

La prioridad, como en todos los accidentes será el P.A.S. (Proteger - Avisar - Socorrer),
además de:
1. Cortar la corriente, en condiciones seguras, no sin antes prever la caída del sujeto.
2. Iniciar la evaluación primaria y en caso de parada cardiorrespiratoria, iniciar el soporte
vital básico.
3. Buscar otras lesiones como hemorragias, shock, fracturas. Se tratará primero la lesión
más grave.
4. Poner sobre las quemaduras un apósito limpio y estéril.
5. Evacuar, bajo vigilancia médica y de forma urgente, al trabajador que haya sufrido una
descarga eléctrica, incluso si no presenta trastornos.

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LESIONES OCULARES: Es un tipo de lesiones que afectan a uno de los órganos más
vulnerables de cuerpo humano, siendo las más habituales, por presencia de cuerpos extraños,
por quemaduras, o por contusiones.
Cuando nos encontramos ante una lesión ocular por la presencia de cuerpos extraños
actuaremos del siguiente modo:
1. Limpiar el ojo con los párpados abiertos. Usar agua en abundancia o suero fisiológico
estéril.
2. Si las molestias continúan, girar el párpado del revés y limpiarlo por dentro con agua.
3. Evitar que los afectados se refrieguen los ojos, lo que podría agravar la lesión. Tapar el
ojo afectado con gasas húmedas o material similar limpio.
4. No intentar extraer los cuerpos extraños.
5. Nunca administrar colirios ni pomadas.
6. Consultar con atención médica especializada.
7. Si se sospecha que existe perforación del globo ocular:
• Tranquilizar al paciente.
• Tapar el ojo evitando la compresión.
• No intentar extraer el cuerpo extraño.
• No administrar colirios ni pomadas.
• No apretar el ojo.
• Evitar movimientos bruscos.
• Trasladar a la víctima urgentemente a un centro hospitalario.

Cuando nos encontramos ante una lesión ocular por quemadura actuaremos del
siguiente modo:
1. Rociar los párpados con agua abundante o suero fisiológico durante 20 minutos para
eliminar restos de ácido o de alcalino.
2. Tapar el ojo afectado con gasas húmedas. Si la lesión es muy grave, tapar los dos ojos
para prevenir lesiones más graves producidas por el movimiento del ojo sano.
3. Trasladar urgentemente a un centro hospitalario.
4. En caso de quemaduras por hidrocarburos, antes de proceder a limpiar el ojo con agua
5. retirar los restos del producto con gasas, debido a que en contacto con el agua los
hidrocarburos pueden alcanzar temperaturas muy elevadas.

Cuando nos encontramos ante una lesión ocular por contusión actuaremos del siguiente
modo:
1. Limpiar el ojo afectado con agua abundante.
2. Aplicar compresas de agua fría o compresas con hielo.
3. Tapar el ojo con gasas húmedas y dirigirse urgentemente a un centro sanitario.
4. No utilizar ningún colirio.
5. Si las molestias son importantes, tapar los dos ojos para prevenir lesiones más graves
producidas por el movimiento del ojo sano.

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European Resuscitación Council de 2015.

Las recomendaciones del EUROPEAN RESUSCITACION COUNCIL de 2015


proporcionan instrucciones específicas sobre cómo se debe practicar la reanimación y tienen en
cuenta la facilidad de enseñanza y aprendizaje, estando basado en la ciencia. Fue desarrollado
por científicos europeos, basados en el Consenso de Ciencia de ILCOR, y han sido
específicamente escritos teniendo en cuenta la práctica europea. Consiste en los siguientes
procedimientos:

1. SEGURIDAD. Asegúrese de que usted, la víctima y cualquier testigo están seguros.

2. RESPUESTA. Evalúe a la víctima. Sacuda suavemente sus hombros y pregunte en voz


alta: ¿Se encuentra bien? Si responde, déjelo en la posición en que lo encontró, siempre
que no exista mayor peligro; trate de averiguar qué problema tiene y consiga ayuda si
se necesita; reevalúelo con frecuencia.

3. VIA AEREA. Abra la vía aérea. Coloque a la víctima boca arriba Coloque su mano
sobre la frente e incline suavemente su cabeza hacia atrás; con la yema de sus dedos
bajo el mentón de la víctima, eleve el mentón para abrir la vía aérea.

4. RESPIRACION. Mire, escuche y sienta la respiración. En los primeros minutos de una


parada cardiaca, una víctima puede estar prácticamente sin respiración, o presentar
boqueadas infrecuentes, lentas y ruidosas. No confunda esto con la respiración normal.
Mire, escuche y sienta durante no más de 10” para determinar si la victima está
respirando normalmente. Si tiene duda acerca de si la respiración es normal, actúe como
si no estuviera respirando normalmente y prepárese para empezar RCP.

5. NO RESPONDE Y NO RESPIRA CON NORMALIDAD. Avise a los Servicios de


Emergencias. Pida a alguien que llame a los Servicio de Emergencias (112) si es posible,
si no llámelos usted mismo. Permanezca junto a la víctima mientras hace la llamada si
es posible. Active la función manos libres en el teléfono para comunicarse mejor con el
operador telefónico de emergencias.

a. ENVIE A POR EL DEA. Si es posible envíe a alguien a buscar un DEA y traerlo.


Si está usted solo, no abandone a la víctima, y comience la RCP.

b. CIRCULACION. Inicie compresiones torácicas:


1. Arrodíllese al lado de la víctima Coloque el talón de una mano en el centro
del pecho de la víctima (la mitad inferior del hueso central del pecho de la
víctima o esternón).
2. Coloque el talón de la otra mano encima de la primera.
3. Entrelace los dedos de sus manos. NO APLICAR LA PRESIÓN SOBRE
LAS COSTILLAS.
4. Mantenga sus brazos rectos.
5. No haga presión sobre la parte alta del abdomen o la parte final del esternón.
6. Colóquese verticalmente sobre el pecho de la víctima y comprima el esternón
aproximadamente 5 cm (pero no más de 6 cm).
7. Después de cada compresión, libere toda la presión sobre el pecho sin perder
contacto entre sus manos y el esternón.
8. Repita a una frecuencia de 100-120 por minutos.

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c. SI ESTA FORMADO Y ES CAPAZ:
1. Combine las compresiones torácicas con las respiraciones de rescate.
2. Después de 30 compresiones, abra la vía aérea de nuevo usando la maniobra
frente-mentón.
3. Utilice el dedo índice y el pulgar de la mano que tiene sobre la frente para
pinzar la parte blanda de la nariz, cerrándola completamente.
4. Permita que la boca se abra, pero mantenga el mentón elevado Inspire
normalmente y coloque sus labios alrededor de la boca, asegurándose de que
hace un buen sellado.
5. Sople de modo sostenido en el interior de la boca mientras observa que el
pecho se eleva, durante alrededor de 1” como en una respiración normal;
esto es una respiración de rescate efectiva.
6. Manteniendo la maniobra frente-mentón, retire su boca de la víctima y
observe que el pecho desciende conforme el aire sale.
7. Tome aire normalmente otra vez y sople en la boca de la víctima una vez
más para conseguir un total de dos respiraciones de rescate efectivas.
8. No interrumpa las compresiones más de 10” para dar las dos respiraciones.
9. Recoloque sus manos sin demora sobre el esternón y de 30 compresiones
más.
10. Continúe con las compresiones torácicas y las respiraciones de rescate en
una relación 30:2.

d. SI NO ESTA FORMADO O NO ES CAPAZ DE DAR RESPIRACIONES DE


RESCATE:
1. Continúe RCP solo con compresiones continuas, a una frecuencia de 100-
120 por minuto.

CUANDO LLEGUE EL DEA:


1. Ponga en funcionamiento el DEA y aplique los parches adhesivos en el
pecho desnudo del paciente. Si hay más de un reanimador, las RCP se deben
continuar mientras se colocan los parches.
2. Siga las instrucciones visuales/sonoras. Asegúrese de que nadie toca a la
víctima mientras el DEA realiza el análisis del ritmo.
3. Si la descarga está indicada, aplique una descarga. Asegúrese de que nadie
toca a la víctima.
4. Apriete el botón de descarga (los DEAs automáticos aplicaran la descarga
automáticamente).
5. Reinicie inmediatamente RCP 30:2.
6. Continúe siguiendo las instrucciones visuales/sonoras.
7. Si la descarga no está indicada, continúe RCP inmediatamente.

SI NO SE DISPONE DE DEA CONTINUE RCP. No interrumpa la


resucitación hasta que:
1. Un profesional sanitario le diga que pare.
2. La victima comience a despertar: se mueva, abra los ojos y respire con
normalidad.
3. Usted se agote.

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6. SI NO RESPONDE, PERO RESPIRA CON NORMALIDAD. Si está seguro de que
el paciente respira con normalidad, pero no responde, colóquelo en la posición de
recuperación o posición lateral de seguridad. Esté preparado para reiniciar la RCP
inmediatamente si el paciente se deteriora. Esta posición reduce el riesgo de bronco-
aspiración, o lo que es lo mismo, que la persona accidentada se ahogue con su propio
vomito.
• Regularmente tenemos que seguir controlando que sigue respirando.
• Separar el brazo de la persona accidentada más próximo a nosotros de su cuerpo.
• Doblarlo 90º por el hombro y por el codo.
• Doblar la pierna opuesta por la rodilla y apoyar ese pie en el suelo.
• Coja por debajo de esa rodilla y, con la otra mano, por el hombro del mismo
lado.
• Girarlos hacia nosotros.
• Abrir la vía aérea y apoyar el dorso de la mano del brazo que queda arriba.
• Si la victima respira, pero es traumática: No lo moveremos. En ambos casos
seguiremos a su lado vigilando sus signos vitales.

Es importante destacar que el Consejo Europeo de RCP ha realizado una modificación


de su protocolo de RCP en el contexto del COVID 19 para actuar en entornos comunitarios
extra hospitalarios aceptado por el Consejo Español de RCP, del cual se hace la siguiente
interpretación:

1. Ante una situación de parada cardiaca, hay que cerciorarse de la parada cardíaca
buscando la ausencia de signos de vida y la ausencia de respiración normal. No
escuchar ni sentir la respiración colocando la oreja y la mejilla cerca de la boca
de la víctima. Si tenemos alguna duda sobre la confirmación de la parada cardíaca,
comenzar las compresiones torácicas por defecto hasta que llegue la ayuda.
2. Asegurarnos de que una ambulancia esté en camino. Si se sospecha de COVID 19,
informarlo llamar al servicio de emergencias.
3. Si se percibe un riesgo de infección, se le colocará un paño o similar sobre la boca
y la nariz de la víctima e iniciaremos RCP solo con compresiones torácicas.
Si tenemos acceso a un DEA realizaremos una desfibrilación temprana hasta que
llegue la ambulancia (o equipo de atención avanzada). Recordad, juntamos las
manos en el medio del pecho y comprimimos con fuerza (5-6 cm de profundidad).
4. El uso temprano de un desfibrilador aumenta significativamente las posibilidades
de supervivencia de la persona y no aumenta el riesgo de infección.
5. Si el rescatador tiene acceso a equipo de protección individual (EPI) (por
ejemplo, mascarilla KN95/FFP2 o FFP3, guantes desechables, protección para
los ojos), estos deben usarse.
6. Después de realizar RCP con compresión solamente, todos los rescatistas deben
lavarse bien las manos con agua y jabón. Gel hidroalcohólico es una alternativa
conveniente y actualmente al alcance de todos. Por último, ponerse en contacto con
las autoridades sanitarias locales para solicitar información sobre la vigilancia
después de haber estado en contacto con una persona con sospecha o confirmación
de COVID-19.

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A continuación, dejamos el algoritmo de soporte vital básico adaptado al COVID.

https://www.youtube.com/watch?v=nf76tfqdaFI

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Soporte Vital Básico en Pediatría

Las guías de Soporte Vital del Paciente Pediátrico del ILCOR 2015 están basadas
en tres principios principales:
1. La incidencia de patología crítica en el paciente pediátrico es mucho menor
que en los adultos.
2. La respuesta fisiopatológica a la enfermedad en el paciente pediátrico difiere
de la del adulto.
3. Muchas emergencias pediátricas son manejadas en el momento inicial por
especialistas con poca experiencia en Pediatría.

Con el cuadro que se muestra, se resume el protocolo establecido y que a


continuación se desarrolla.

1. Garantizar la seguridad del reanimador y del niño.

2. Comprobar el estado de consciencia.

a. Si el niño RESPONDE, verbalmente, llorando o moviéndose:


• Dejar al niño en la posición en que se le ha encontrado (a menos que esté
expuesto a algún peligro adicional).
• Comprobar su estado y pedir ayuda.
• Revaluar su situación de forma periódica.

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b. Si el niño NO RESPONDE:
• Gritar pidiendo ayuda.
• Con cuidado, girar al niño y colocarlo en decúbito supino.
• Abrir la vía aérea del niño extendiendo su cabeza y elevando su mandíbula
(maniobra frente-mentón):
▪ Colocar la mano en la frente del niño y presionar con suavidad,
intentando inclinar la cabeza hacia atrás.
▪ Al mismo tiempo, tratar de elevar el mentón, colocando las puntas de los
dedos debajo del mismo.
▪ No presionar sobre los tejidos blandos bajo la mandíbula, ya que esto
puede obstruir la vía aérea. Esto es especialmente importante en los
lactantes.
▪ Si a pesar de ello se tiene dificultad para abrir la vía aérea, se debe
intentar la elevación o la tracción de la mandíbula colocando los dedos,
índice (2º) y corazón (3º) de cada mano por detrás de cada lado de la
mandíbula del niño y empujarla hacia delante. Ante cualquier indicio de
lesión cervical se debe abrir la vía aérea mediante la maniobra de
elevación mandibular. Si esta maniobra no fuera efectiva para abrir la
vía aérea, se inclinará ligeramente y de forma progresiva la cabeza hacia
atrás hasta conseguir la apertura de la vía aérea.
▪ Manteniendo la vía aérea abierta, “mirar”, “escuchar” y “sentir” si la
respiración es normal, colocando la cara cerca de la cara del niño y
mirando hacia su pecho: En los primeros minutos de la parada cardiaca
el niño puede realizar algunas respiraciones ineficaces (respiración
agónica o “boqueadas” ocasionales). Mirar, escuchar y sentir no más de
10 segundos para decidir. Si existen dudas de que la respiración sea
normal, actuar como si no lo fuera.

c. Si el niño RESPIRA CON NORMALIDAD:


• Girar al niño hasta colocarlo en una posición lateral de seguridad. Si hubo
algún traumatismo, debe considerarse la posibilidad de que exista una lesión
de la columna cervical.
• Enviar a alguien a buscar ayuda (o ir uno mismo). Llamar al número local
de emergencias.
• Comprobar de forma periódica que el niño sigue respirando.

d. Si la RESPIRACION NO ES NORMAL o el niño NO RESPIRA:


• Extraer con cuidado cualquier cuerpo extraño que obstruya la vía aérea.
• Dar cinco insuflaciones iniciales de rescate, manteniendo abierta la vía
aérea.
• Mientras se dan las insuflaciones de rescate, comprobar si provocan alguna
respuesta en forma de movimientos, respiraciones o tos.
• Respiraciones de rescate para el lactante:
▪ Asegurar una posición neutra de la cabeza. Dado que la cabeza de los
lactantes suele estar flexionada cuando están en posición supina,
suele ser necesaria cierta extensión (que puede facilitarse colocando
una toalla/ paño enrollada debajo de la parte superior de la espalda
del niño) y elevar el mentón hacia arriba.
▪ Inspirar y cubrir con la boca del reanimador la boca y la nariz del
lactante, asegurándose de que consigue un buen sellado. Si no es

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posible cubrir la boca y nariz del lactante, se puede intentar sellar
sólo la boca o bien la nariz (en caso de usar la nariz, se cerrarán los
labios para evitar la fuga de aire).
▪ Insuflar de forma sostenida en la boca y/o nariz del lactante durante
alrededor de 1 segundo, con una fuerza y volumen suficientes para
producir una elevación visible del tórax del lactante.
▪ Mantener la vía aérea abierta con la maniobra frente mentón, separar
la boca de la víctima y observar que su pecho desciende cuando sale
el aire.
▪ Inspirar de nuevo y repetir la secuencia descrita, 5 veces.

• Respiraciones de rescate para niños mayores de 1 año.


▪ Asegurar la apertura de la vía aérea con la maniobra frente mentón.
▪ Pinzar la parte blanda de la nariz con los dedos pulgar e índice de la
mano que está apoyada en la frente.
▪ Permitir que se abra la boca, pero mantener la elevación del mentón.
▪ Inspirar y colocar los labios en la boca del niño, asegurándose de
conseguir un buen sellado.
▪ Insuflar aire de forma sostenida durante alrededor de 1 segundo,
comprobando que el pecho del niño se eleva.
▪ Mantener la extensión del cuello y la elevación del mentón, retirar la
boca de la víctima y comprobar que el pecho desciende cuando sale
el aire.
▪ Inspirar de nuevo y repetir la secuencia descrita cinco veces.
▪ Comprobar su eficacia observando que el pecho del niño se eleva y
desciende cada vez, de modo similar al movimiento de una
respiración normal.

• Tanto en lactantes cómo en niños, si hay dificultad para conseguir una


ventilación efectiva, es posible que la vía aérea esté obstruida:
▪ Abrir la boca del niño y extraer cualquier causa visible de la
obstrucción, pero no hacer un "barrido" a ciegas con el dedo.
▪ Recolocar la cabeza. Asegurarse de que la extensión de la cabeza y
la elevación del mentón sean adecuadas sin que el cuello esté
extendido en exceso. Si con la maniobra frente-mentón no se ha
conseguido abrir la vía aérea, intentar la maniobra de elevación de la
mandíbula.
▪ Hacer hasta cincos intentos para conseguir insuflaciones efectivas y,
si no se consigue y no existen signos vitales, empezar a hacer
compresiones torácicas.
▪ Comprobar los signos de circulación o signos vitales. Durante un
máximo de 10 segundos: Comprobar si existen signos vitales, que
incluyen cualquier movimiento, tos o respiración normal (las
respiraciones agónicas, esporádicas o irregulares no son
respiraciones normales). Si se comprueba la existencia de pulso
arterial, no se debe hacer durante más de 10 segundos. La palpación
del pulso es poco fiable y por lo tanto es el aspecto general del niño
lo que debe servir de guía para decidir si se precisan compresiones
torácicas. Si no hay signos vitales se debe empezar las compresiones
torácicas.

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- Si en estos 10 segundos se comprueba claramente que existen
signos vitales.
Continuar con las respiraciones, si son necesarias, hasta
que el niño recupere una respiración adecuada por sí mismo.
Si el niño respira, pero permanece inconsciente, colocarlo
en posición lateral de seguridad (con cuidado si hay sospecha de
traumatismo). o Revaluar al niño frecuentemente.

- Si no hay signos de vida:


Empezar las compresiones torácicas.
Coordinar las insuflaciones con las compresiones
torácicas (con una relación de 15 compresiones y 2
insuflaciones). Compresiones torácicas. En todos los niños,
comprimir la mitad inferior del esternón. La fuerza de la
compresión debe ser la suficiente para deprimir el esternón al
menos un tercio del diámetro anteroposterior del tórax. Liberar la
presión por completo y repetir la maniobra a una frecuencia de
100-120 por minuto. Después de 15 compresiones, abrir la vía
aérea con la maniobra frente mentón y realizar dos insuflaciones
efectivas. Continuar con las compresiones y las insuflaciones a
una relación de 15:2.

• Compresiones torácicas en niños mayores de un año.


▪ Para evitar comprimir sobre el abdomen superior, se debe localizar la
apófisis xifoides del esternón localizando el punto donde se unen en
el centro, las costillas inferiores.
▪ Colocar el talón de una mano sobre el esternón, aproximadamente un
través de dedo por encima de la apófisis xifoides.
▪ Elevar los dedos para asegurar que la presión no se aplica sobre las
costillas del niño.
▪ Colocarse en la vertical del pecho de la víctima y, con el brazo
extendido, comprimir el esternón para deprimirlo al menos un tercio
del diámetro anteroposterior del tórax o 5 cm.
▪ En niños mayores y/o cuando los reanimadores no tienen suficiente
fuerza, las compresiones torácicas se realizan más fácilmente
utilizando las dos manos, con los dedos del reanimador, entrelazados.
▪ No interrumpir la reanimación hasta que:
- El niño muestre signos de vida (empiece a despertarse, a moverse,
a abrir los ojos y a respirar normalmente).
- Lleguen profesionales sanitarios que puedan ayudar o tomar el
control de la reanimación de forma efectiva.
- El reanimador esté agotado.

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Al igual que el protocolo RCP para adultos, habrá que estar en lo establecido por
el Consejo Europeo de RCP en la modificación de su protocolo de RCP en el contexto del
COVID 19, mediante el cual se suspenden las insuflaciones y que a continuación se muestra
mediante un esquema.

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Desfibriladores.

CLASES DE DESFIBRILADORES

Los desfibriladores son dispositivos que restablecen el ritmo cardiaco normal


mediante la aplicación de una descarga eléctrica. Los hay externos (sobre la piel) e implantables
(definitivos), este último solo está indicado para algunas situaciones específicas, siendo de
interés para nosotros los externos.
1. Los desfibriladores externos, se pueden diferenciar por el modelo de descarga y por el
tipo de usuario:
• Por descarga:
▪ Monofásicos: cuenta con una corriente que se efectúa en una sola
dirección, lo que supone una alta dosis de descarga en tres choques
de 200, 300 y 360 julios.
▪ Bifásicos: se trata de desfibriladores más avanzados. Esto hace que
necesiten hasta un 40 % menos de energía y en consecuencia
producen un daño miocárdico menor. Es una corriente doble, pues
cambia de polaridad durante el choque, con una administración de
tres choques de 150. Son desfibriladores más eficaces y tienen menor
gasto de energía.
2. Tipo de usuario: En función de si el usuario es especialista sanitario o si se trata de
personas ajenas a este ámbito, existen tres modelos de desfibriladores.
• Los manuales son los utilizados por personal médico autorizado debido a sus
funciones complejas.

• Los automáticos o semiautomáticos tienen un uso no sanitario y son


habituales en espacios públicos. Los desfibriladores automáticos externos,
denominados DEA, con un funcionamiento automatizado que, con un
mínimo aprendizaje, incluso por personas que no sean sanitarias, permiten
acortar el tiempo hasta la desfibrilación y evitar la ruptura de la cadena de
supervivencia. Estos dispositivos disponen de un sistema de análisis del
ritmo que es capaz de identificar las situaciones en que es necesario
desfibrilar e informar, mediante mensajes verbales, de cuando es necesario
administrar una descarga eléctrica con el objeto de restablecer el ritmo
cardiaco, con altos niveles de seguridad y eficacia.
- Automáticos: estos tipos de desfibriladores aplican la descarga sin
aviso previo, muy peligroso para la persona que asiste a la víctima.
Cada vez están en desuso por este aspecto, pero su terminología DEA
se sigue utilizando, pues eran los únicos desfibriladores externos
utilizados antiguamente.

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- Semiautomáticos: desfibriladores de uso público, advierten en el
momento de la descarga e indican que hay que separarse del paciente
al pulsar el botón que activara la desfibrilación. Son dispositivos que
requieren poca capacitación por parte del usuario. El aparato va
indicando los pasos a seguir mediante instrucciones sonoras y
visuales.

La terminología DEA o DESA es equivalente; siendo la mayoría de los que se


utilizan en la actualidad semiautomáticos, pues puede examinar el ritmo cardíaco para
determinar si es necesario proporcionar una descarga a una persona en paro cardíaco.
Los lugares donde se recomienda la instalación de DEA son aquellos que sean muy
concurridos, como instalaciones deportivas publicas y/o privadas; Centros comerciales y
cadenas de comercio Parques temáticos y de ocio: Palacios de congresos, ferias de muestras;
Transportes, como Aeropuertos y estaciones; Residencias Geriátricas y Centros de día;
Instituciones Públicas; Centros educativos; Parques tecnológicos, parques empresariales y
Centros de Negocios; Alojamientos turísticos; Museos, teatros, cines y salas de espectáculos
Playas y piscinas, etc.

USO DE DESFIBRILADOR EXTERNO SEMIAUTOMÁTICO

Una vez que dispongamos de un Desfibrilador Externo Automático (DEA), se


procederá del siguiente modo:
1. Poner en funcionamiento el DEA y aplicar los parches adhesivos en el pecho desnudo
del paciente. Si hay más de un reanimador, las maniobras de RCP se deben continuar
mientras se colocan los parches.
2. Colocación de los parches: el tórax de la víctima debe exponerse totalmente para
conseguir una correcta colocación de los parches. El vello del tórax puede impedir la
adherencia de éstos e interferir la transmisión eléctrica. Debe colocarse uno de los
parches en el tórax a la derecha del esternón, por debajo de la clavícula. El otro se debe
colocar a nivel de la línea axilar media izquierda y en posición vertical de su eje más
largo. En mujeres debe evitarse su colocación sobre las mamas. Aunque la gran mayoría
de los parches están marcados como derecho e izquierdo, o poseen una figura que indica
su posición correcta, no se altera su funcionamiento si se colocan a la inversa.
3. Seguiremos las instrucciones visuales y sonoras. Nos aseguraremos de que nadie toque
a la víctima mientras el DEA realiza el análisis del ritmo.
Si la descarga está indicada, aplicaremos una descarga tras habernos asegurado de
que nadie toca a la víctima.

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4. Apretar el botón de descarga como se indica (los automáticos aplicaran la descarga
automáticamente).
5. Reiniciamos inmediatamente la RCP, con la secuencia de 30:2, aunque en tiempos de
COVID las insuflaciones quedan suspendidas.
6. Seguiremos las instrucciones visuales y sonoras.
7. Si la descarga no está indicada, proseguimos con la maniobra cardiopulmonar (RCP)
8. Continúe como se indica en las instrucciones visuales/sonoras.

Para la utilización en niños de los DESA estándar deberemos de tener en cuenta


de que sean mayores de 8 años. Para niños de entre 1 y 8 años, hay que utilizar los parches
pediátricos, así como activarlo en modo pediátrico, siempre que sea posible; si no lo es, hay
que utilizar el DESA tal cual, con los parches de adulto, sin cortarlos ni manipularlos en forma.
Sin embargo, no se recomienda utilizarlo en niños menores de un año.

Colocación de los electrodos en adultos y niños de más de 25Kg de peso u 8 años de edad

Colocación de los electrodos en bebés o niños de menos de 25Kg de peso u 8 años de edad

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BIBLIOGRAFIA

Costa, J. (2007). Primeros auxilios. Nociones básicas de auxilio ante situaciones


de emergencia. Ideas propia Editorial: España.

De la Torre, A. & Martin, C. (1996). Manual de cuidados intensivos para


Enfermería. Springer-Verlag Ibérica: Barcelona.

Gutiérrez, E & Gómez, J. (2009). Primeros auxilios. Editex: España.

European Resuscitación Council de 2015. https://cprguidelines.eu/

Universidad de Rosherter, 2015. Recuperado el 24 de enero del 2014 en


http://www.urmc.rochester.edu/Encyclopedia/Content.aspx?ContentTypeID=85&ContentID=
P03963

Primeros auxilios: quemaduras. José Luis Moliné Marco A.T.S. Mª Dolores Solé
Gómez Especialista en Medicina del Trabajo.
https://www.insst.es/documents/94886/327064/ntp_524.pdf/c50bdaef-6114-4d31-a5c0-
6734a8cce551

Vértice, 2012. RCP básico y Primeros Auxilios. Vértice: España

Real Decreto 365/2009, de 20 de marzo, por el que se establecen las condiciones


y requisitos mínimos de seguridad y calidad en la utilización de desfibriladores automáticos y
semiautomáticos externos fuera del ámbito sanitario.
https://www.boe.es/eli/es/rd/2009/03/20/365

Orden de 4 de junio de 2013, por la que se determina la formación necesaria para


el uso de desfibriladores externos automatizados fuera del ámbito sanitario.
https://www.juntadeandalucia.es/boja/2013/113/16

Recomendaciones sobre RCP para paciente con COVID19 de los diferentes


organismos internacionales: AHA, ERC, ILCOR, Consejo de Resucitación del Reino Unido,
SEMICYUC – Plan Nacional de RCP, etc. Y algún recurso más para realizar la reanimación
cardiopulmonar en pacientes con COVID19.
https://www.urgenciasyemergen.com/recomendaciones-rcp-covid-19/

Desfibrilador semiautomático. https://fundaciondelcorazon.com/prevencion/rcp-


reanimacion-cardiopulmonar-salvar-vida/desa.html

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