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Las tareas del duelo en los niños

Para un niño, la muerte de uno de sus padres representa una pérdida fundamental, la
pérdida de un ideal. Los padres son el soporte físico y mental, les proveen un ambiente
estable en el que los niños pueden crecer y madurar, y les sirven como protectores y
modelos. Los padres son las figuras más significativas; en efecto serán los encargados
de la negociación de las tareas esenciales para el desarrollo que los llevará a la adultez.
La pérdida de un padre por muerte y sus consecuencias en el hogar y en la familia
cambian la verdadera esencia de la existencia de un niño.

Muchos profesionales dicen que la posibilidad para hacer un duelo en la niñez tiene que
ver con el nivel de maduración del Yo y la probabilidad de comprender la idea de la
muerte.
Pero hay opiniones encontradas. El psicoanalista Wolfstein (1966) postuló que hasta la
adolescencia la persona está solamente adquiriendo su propia identidad, y por lo tanto,
no es posible elaborar un duelo.
Bowlby (1963-1980) informó que los bebés de 6 meses ya pueden experimentar
reacciones de duelo, similares a un adulto.
Y en una posición intermedia, Furman (1964) dice que la posibilidad de hacer un duelo
se da alrededor de los 3 ½ ó 4 años de edad.
Deutsch (1937) en sus escritos sobre ausencia del duelo, identificó adultos que perdieron
padres en la infancia y reportaron ausencia de sufrimiento apropiado en el momento de
la pérdida. Ello explica como la inmadurez del yo, provoca una autoprotección
narcisística para sobrellevar el hecho.
A pesar de las diferencias, finalmente la mayoría concluye que el niño debería haber
logrado una coherente representación de sus figuras de apego y la constancia objetal
debería lograrse aproximadamente a los 3 ó 4 años.

El duelo y la capacidad de entender la muerte

La posibilidad de comprender la muerte y el rol que eso juega es el componente más


importante en nuestra comprensión del duelo en la infancia. Conceptos como finalidad,
causalidad, e irreversibilidad son abstracciones, y el entendimiento de los mismos está
relacionado con el desarrollo de las cogniciones en los niños (Furman, 1974; Piaget,
1954; Snidansky, 1987).

Nagy (1948-1959) desarrolló un modelo de 3 estadios del duelo de los niños:

NIVEL 1 (3 a 5 años)
El niño ve a la muerte como una partida en donde el fallecido existe en algún lado
diferente.

Nivel 2 (5 a 9 años)
La muerte es personificada y puede a veces ser negada.

Nivel 3 (9 a 10 años)
El niño comprende que la muerte es inevitable y afecta a todas las personas incluyéndolo
a él mismo.

Luego, Spinetta (1981), quien trabajó con niños con enfermedades muy severas, ubicó
la madurez para comprender a la muerte en niños de entre 6 y 10 años.
Otros dicen que el duelo se hace posible dependiendo del ambiente y la familia, si esta
responde a las necesidades de expresar tristeza o no.
Otros van más lejos, y dicen que un niño puede hacer el duelo sin tener una
comprensión realista del concepto de muerte.
Terminología del duelo

⮚ BEREAVEMENT: la adaptación a la pérdida (elaboración).


⮚ MOURNING: el proceso por el que atraviesa en el camino de esa adaptación
(trabajo de duelo).
⮚ GRIEF: explica la experiencia personal del niño, pensamientos y sentimientos
asociados con al muerte.

Tareas del duelo


Las mismas que para el adulto, pero adaptadas a los esquemas cognitivos, emocionales
y sociales del desarrollo de un niño.

Por ejemplo:
a) Un niño que no ha desarrollado el concepto de la irreversibilidad o finalidad, va a
tener dificultades con la etapa 1, es decir, en aceptar la realidad de la pérdida.
b) Un niño de 4 ó 5 años con un pensamiento mágico puede creer que él ha
provocado la muerte y tendrá que resolver la culpa por la creencia que posee. En
realidad, un niño menor con menos recursos para aceptar la pérdida puede tardar
más tiempo en aceptar que el ser querido que ha perdido, no volverá.

TAREA 1: ACEPTAR LA REALIDAD DE LA PÉRDIDA


En determinado momento y antes del período operacional, el niño creerá que su ser
querido volverá, que se fue de vacaciones o en un viaje de negocios.
Para negociar con la 1º tarea, los niños tienen que ser informados claramente en un
lenguaje apropiado a la edad. Necesitan oírlo repetidamente. “Necesitan comprobar que
la historia no ha cambiado”.
Si no reciben información real y clara, llenan los vacíos de información con historias que
pueden llenarlos de temores. Un niño de 10 años dijo: “Cuando murió mi mamá pensé
que era un sueño y después me desperté y era cierto”

TAREA 2: TRABAJAR LA PENA O ASPECTOS EMOCIONALES DE LA PÉRDIDA.


Hay que conocer y trabajar las emociones variadas asociadas a la pérdida, sino éstas se
pueden expresar somáticamente o en comportamientos aberrantes. Éste es un trabajo
lento, respetando la capacidad de sobrellevar la pérdida, para no desbordarlo en su
capacidad de aceptarla (que es obviamente menor que en los adultos).
El grupo vulnerable está en los niños entre 5 y 7 años, pues pueden enfrentar algo de la
permanencia de la muerte, pero carecen de las habilidades necesarias de su Yo y de lo
social para enfrentar la intensidad de los sentimientos de una pérdida.

Ej.: Ante la enfermedad terminal de una mamá la hija de 6 años empezó a tener
pesadillas y altos niveles de ansiedad. El hermano de 3 años y la hermana de 13 años no
experimentaron tal ansiedad (aunque la de 6 años recibió asesoramiento, experimentó
ansiedad que continuó incluso luego de la muerte de su madre).

Sentimientos que se expresan: tristeza, culpa, ansiedad, bronca, y otros sentimientos


asociados a la pérdida.

Un counselor tiene que prestar atención con los sentimientos de ambivalencia y


responsabilidad, haciendo un test de realidad para disminuir dichos sentimientos.

TAREA 3: ADAPTARSE A UN MEDIO EN EL QUE EL FALLECIDO ESTÁ AUSENTE


Chequear los roles: en general la mamá es la cuidadora y confidente. Para algunos niños
la pérdida de la madre cambia la vida cotidiana; más de loq ue la cambiaría si perdieran
al padre. Esto afecta mucho la vida emocional de niño, crea una mayor disrupción en la
posterior adaptación; y continúa en la adolescencia, en los momentos más importantes
de logros y/o cambios, recibirse, casarse, etc.

TAREA 4: RECOLOCAR EMOCIONALMENTE AL SER PERDIDO Y ENCONTRAR


CAMINOS PARA MANTENER SU MEMORIA.

El niño tendrá que ubicar emocionalmente a su padre, para poder continuar con su vida.
Los niños buscan entender el sentido de la muerte y el sentido de cómo el ser perdido
estaba en sus vidas o de qué modo lo estará después de la pérdida.
Mientras la pérdida de un padre es permanente, el proceso no lo es, es parte de la
experiencia que vive el niño (ongoing experience). Éste debe ser ayudado para que
pueda transformar la conexión con el padre muerto y ubicar la relación en una nueva
perspectiva, más que separarse del fallecido.

“¿Todos se mueren?”
“Sí, físicamente, pero no en el corazón. Si tu admiras a esa persona, no están muertos,
están en tu corazón. Solo una persona “wacko” podría sentir de esa manera, y yo no me
siento de este modo respecto de mi mamá” - dijo una adolescente en duelo acerca de su
madre.

MEDIADORES EN EL PROCESO DE DUELO:

a) La muerte y los rituales que la rodean.


b) La relación del niño con el padre fallecido, tanto antes como después de la
muerte.
c) El funcionamiento del padre sobreviviente y su habilidad para contener al niño.
d) Influencias familiares, tales como el tamaño, la solvencia, la estructura, estilo de
afrontamiento, tanto como los estresores familiares, cambios y disrupciones en lo
vida cotidiana del niño.
e) Soporte de pares y otros fuera de la familia.
f) Características del niño incluyendo edad, género, autopercepción y entendimiento
de la muerte.

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