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Psicopatología Infantil

Gonzalo Martínez Vázquez

BLOQUE IV.
2. EL DUELO EN EL NIÑO
(Hijos cuyos padres mueren)

Durante muchos años se ha discutido mucho sobre la posibilidad de que los


niños sean capaces de elaborar un duelo a la pérdida de un ser querido y significativo.
Actualmente se está tratando de encontrar un modelo adecuado para que un niño pueda
elaborar el duelo que un niño pueda elaborar; por lo tanto podrá elaborar el duelo, pero
posiblemente no lo hará al estilo de un adulto. Si un niño ha sido capaz de establecer
relaciones de apego, podrá y tendrá, si llega el momento, que elaborar la pérdida
afectiva que toda separación supone.

Puede resultar muy ilustrativo un estudio realizado por Phyllis Silverman y


William Worden haciendo un seguimiento de 125 niños en edad escolar de 70 familias
durante los dos años posteriores a la muerte de un progenitor. Durante el mismo periodo
se hizo un seguimiento de niños con las mismas edades, sexos, cursos escolares,
religiones, etc. que no habían perdido a ningún progenitor. El objetivo del estudio es
determinar cuál sería el curso natural del duelo para niños de 6 a 17 años. Estas son los
conclusiones más significativas:

1. El 80% de los niños que habían perdido un progenitor estaban bien hacia el
primer y el segundo aniversario de la muerte; el 20% restante era superior al
porcentaje de niños del grupo control que no estaban bien durante el mismo
periodo. Esta diferencia era mayor a los dos años, lo que indica un efecto tardío
de la pérdida en esos niños.
2. Los niños que estaban bien tendían a proceder de familias más unidas donde la
comunicación sobre el progenitor muerto era más fácil y donde se producían
menos cambios y trastornos en la vida cotidiana, afrontando los cambios desde
su perspectiva positiva.
3. Los niños que no estaban bien tendían a proceder de familias donde el
progenitor superviviente era joven, depresivo y no afrontaba bien la pérdida y
donde la familia experimentaba una gran cantidad de situaciones estresantes y de
cambios como consecuencia de la muerte.
4. El nivel de actuación del progenitor superviviente era el pronosticador más más
potente de la adaptación de un niño a la pérdida del otro progenitor.
5. En general, la pérdida de la madre era peor para la mayoría de los niños que la
pérdida del padre, sobre todo durante el segundo año de duelo. La muerte de la
madre está asociada a la pérdida del sostén emocional, lo que se relaciona con
problemas emocionales y de conducta.
6. Los niños que estaban mejor habían participado de alguna manera en el funeral,
siendo preparados para la ceremonia y dándoles algún tipo de función adecuada
a su edad; esto les hace sentirse útiles e importantes.
7. Los niños conectados con su progenitor fallecidos eran capaces de expresar su
dolor emocional y compartirlo con otros miembros de la familia.
8. Estaban mejor los niños que contaron con: apoyo, cuidados y continuidad. Todo
esto se facilita con un padre/madre superviviente consecuente.
Psicopatología Infantil
Gonzalo Martínez Vázquez

9. Los adolescentes se siente diferentes a sus amigos sin esa experiencia; un grupo
especialmente de riesgo son las chicas adolescentes cuyas madres mueren y
quedan solas con el padre.
10. Los niños empeoraban si el superviviente iniciaba una nueva relación emocional
durante el primer año de duelo; sólo cuando ha pasado un tiempo razonable, es
positivo que el superviviente rehaga su vida emocional.

De las conclusiones obtenidas de este estudio podemos identificar varias


necesidades generales de los niños que han perdido a uno de sus padres:

 ¿Quién cuidará de mi? Los niños que han perdido a uno de sus padres
necesitan saber que serán atendidos.
 ¿Ha pasado por mi culpa? Han de saber que no han provocado la muerte
de su progenitor con sus enfados o defectos. Especialmente vulnerables
son los niños de 4 a los 5 años, cuando viven su mundo creyendo en sus
“poderes mágicos”.
 ¿Me pasará también a mi? Necesitan una información clara sobre la
muerte (siempre adecuada a la edad del niño).
 ¿Cómo puedo ser útil? Los niños necesitan participar y sentirse
importantes sobre los actos de despedida.
 ¿Cómo será mi vida a partir de ahora? Los niños necesitan una
actividad rutinaria constante.
 ¿Qué me esta pasando? Necesitan alguien que escuche sus preguntas.
 ¿Dónde está mi padre/madre? Los niños que han perdido a uno de sus
progenitores necesitan maneras de recordar a la persona fallecida.

El profesional de la salud mental ha de tener presente cuatro aspectos básicos a la


hora de enfrentarse a un niño que ha perdido a un progenitor:

I. Los niños elaboran el duelo, pero las diferencias en la elaboración vienen


muy determinadas por su desarrollo tanto cognitivo como emocional.

II. La pérdida de uno de los padres a causa de una muerte es obviamente un


trauma pero, en sí misma, no necesariamente lleva a una detención del
desarrollo.

III. Los niños de entre 5 y 7 años son un grupo particularmente vulnerable;


tienen ya un desarrollo cognitivo suficiente como para entender algunas
consecuencias permanentes de la muerte, pero no han desarrollado
habilidades de afrontamiento suficientes como para hacerlas frente.

IV. Hay que tener presente que es posible que el trabajo de duelo no acabe igual
en un niño que en un adulto. El duelo infantil puede volver a ser revivido en
diferentes momentos de la vida adulta.
Psicopatología Infantil
Gonzalo Martínez Vázquez

En conclusión, un niño puede y debe elaborar el duelo afectivo ante la pérdida


de un progenitor de forma similar a como un adulto se enfrenta a una pérdida de
parecida envergadura, aunque siempre de forma coherente con el desarrollo
cognitivo, afectivo y social del niño; podemos decir, sin embargo que las tareas
del duelo infantil son las mismas que las del duelo adulto; las mencionamos aquí
resumidamente.

TAREA EXPLICACIÓN PELIGROS


Tarea I. Aceptar la Asumir intelectual y No creer mediante algún
realidad de la pérdida. emocionalmente que la tipo de negación.
persona querida se ha ido y (Espiritismos, percepciones
no volverá jamás. del fallecido…)
Tarea II. Trabajar las El dolor (físico y Adoptar posturas extremas:
emociones y el dolor de la emocional) dependerá del tanto negar el dolor
pérdida. estilo personal y de los (aparecerá en forma de
“mediadores del duelo”. síntoma, generalmente
depresión), como
abandonarse mórbidamente
al dolor (negar la vida)
Tarea III. Adaptarse a un -
Adaptaciones externas: No realizar esta tarea
medio en el que el fallecido cambios en la vida implica luchar contra uno
está ausente. cotidiana. mismo, fomentar la
- Adaptaciones internas: impotencia y no desarrollar
cambios en la imagen las habilidades de
de uno mismo. afrontamiento necesarias o
- Adaptaciones aislarse del mundo sin
espirituales: cambios asumir las exigencias
en el sistema de valores actuales del medio.
y creencias.
Tarea IV. Recolocar Encontrar un lugar para el La no realización de esta
emocionalmente al difunto que permita a la última tarea se puede
fallecido y continuar persona superviviente estar resumir en una frase: “no
viviendo. vinculada con él, pero de amar”, la imposibilidad de
un modo que no le impida establecer nuevos vínculos
continuar viviendo. y apegos.

Para una visión más completa de las tareas del duelo ver “El tratamiento del
duelo: asesoramiento psicológico y terapia” de J. William Worden.

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