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¿Qué es la Antropología?

La antropología es la disciplina que estudia el comportamiento de los


seres humanos en relación con la cultura específica en la que se
desarrollan. Esto último incluye estudiar tanto los aspectos físicos de
los seres humanos como el lenguaje y las normas
socioculturales donde la interacción ocurre.
En su origen, la antropología era una ciencia de la historia y estaba muy
relacionada con una filosofía social. No obstante, y en respuesta a las
transformaciones sociales, actualmente es una disciplina que tiene un
campo de estudio propio y muy importante para nuestras sociedades.

La diferencia entre ciencia y disciplina es que la ciencia es un


conocimiento estructurado y sistemático que se basa en la observación
verificable y objetiva de fenómenos naturales, sociales y artificiales1234,
mientras que la disciplina es un término más amplio que puede referirse
a la capacidad de controlar los impulsos1, a un conjunto o sistema
ordenado de conocimientos que puede incluir el no científico y el
subjetivo345, o a la forma de divulgar el conocimiento2.

La Ilustración y otros antecedentes

La etapa que conocemos como la Ilustración apareció en Europa


durante la segunda mitad del siglo XVII y concluyó con el inicio de la
revolución francesa un siglo después. Entre muchas otras cosas, este
fue el periodo en el que se originó el método científico moderno,
tanto en las ciencias naturales como las ciencias sociales.
Específicamente, fueron los filósofos sociales del siglo XVII quienes
se preguntaron sobre la posibilidad de que existiera una especie de
“leyes” que dominara el curso de la historia y de las sociedades, tal
como lo habían propuesto para la física y la biología.
Fue a partir de ahí cuando se empezó a discutir el concepto de
“cultura” (aunque formalmente tuvo lugar hasta el siglo XIX). A
partir de dicho concepto se podría pensar la conducta humana más allá
de los aspectos biológicos, y con esto, paulatinamente se formó un
campo de estudio específico.
En este proceso, que duró muchos años, e incluso siglos, ganaron
también terreno la teoría de la evolución de Darwin, el psicoanálisis de
Freud, las semiótica de Saussure, la filosofía de Nietzsche, la
fenomenología de Husserl; todo ello en el marco de una visión
universal, occidental y eurocéntrica del mundo, que posteriormente se
tradujo en la intención de comprender y comparar las sociedades
que estaban más allá.

Fenomelogia (La fenomenología es un método filosófico desarrollado


por Husserl que consiste en describir los fenómenos tal y como
aparecen a la conciencia. La fenomenología busca encontrar
la esencia de estos fenómenos, por lo que Husserl también la define
como la doctrina universal de las esencias. Uno de los objetivos de la
fenomenología es apartar a la filosofía de toda especulación
metafísica abstracta, y de sus pseudoproblemas, para entrar en
contacto con las cosas mismas, con la experiencia viva concreta.

Los fenomenólogos destacaron la necesidad de una renovación


filosófica, proponiendo que no se vinculara a ninguna tradición
filosófica, sin dogmatismos, ni premisas metafísicas a priori.
La fenomenología de Husserl nunca estableció un conjunto de
dogmas ni construyó un sistema unitario. Es una forma radical de
hacer filosofía, una práctica, más que un sistema. Se entiende mejor
como un estilo radical y antitradicional de filosofar, que hace hincapié
en la intención de llegar a la verdad y describir los fenómenos.)

La semiótica ha tenido una repercusión importante tanto en los estudios


del lenguaje y la comunicación humana, como en la comprensión de
los fenómenos psicológicos y sociales que se generan a través de esa
comunicación.
Por eso es que la semiótica se relaciona de manera importante con
el problema del conocimiento, y con el modo por medio del cual los
signos nos permiten llegar a él. En otras palabras, la semiótica, el
estudio de los signos, nos ofrece un punto de vista sobre la realidad, y
sobre el modo en que las cosas adquieren y transmiten un significado,
lo que ha sido especialmente útil para extender los alcances de las
ciencias humanas.

Es decir que la antropología surge a partir del avance de muchas teorías


ambiciosas sobre el conocimiento de ser humano en relación con el
cambio social, los recursos históricos y los métodos de investigación
que se basaban en observaciones en vivo.

VIDA Y MUERTE
La muerte implica el término de la vida, y todos los seres vivos
enfrentaremos a esa experiencia. La antropología considera al ser
humano desde la visión holística (cuerpo-mente-espíritu), en tanto que
la medicina se enfoca en la muerte del cuerpo humano y sostiene que,
si éste muere, también mue - re la mente.
Heidegger empieza primero explicando su sentido de la muerte como
sein zum tot que en español vendría siendo ser para la muerte y
partiendo del concepto del para y no de, Heidegger explica
que estamos destinados todos a morir, somos seres para la muerte,
la muerte no es ajena sino parte de nosotros.
PRIMER PERIODO
Para los evolucionistas del siglo XIX como E. B. Tylor, la muerte es un
suceso más sobrenatural que real. En su libro “Primitive Culture:
Researches into the development of mythology, philosophy, religion,
language, art and custom” de (1871), Tylor sostiene que la muerte es
un fenómeno que explica dos cuestiones muy importantes. Por una
parte, nos permite entender cómo el ser humano ha ido construyendo la
religión a través de la veneración de los muertos (pasando del
politeísmo al monoteísmo); y por otra, ha generado la idea de que todo
individuo posee un alma (animismo), para lo cual se hace referencia a
comprender que cuando algo muere no necesariamente desaparece
puesto que “aunque un hombre pueda morir y ser enterrado, su
fantasma continúa presentándose a los vivos en visiones y sueños”
(Tylor 1973: 403) debido a que su espíritu permanece como elemento
protector o castigador del grupo familiar y social
pulsiones, o aquellas fuerzas motivadoras que hacen que el individuo
tienda hacia determinados objetos o hacia fines determinados.
El Eros, o también conocida como la pulsión de vida, se caracteriza
por los deseos de satisfacción de las necesidades tales como lo son
comer, dormir, beber, expulsar desechos, reproducción, abrigo o
protección

Es decir, busca satisfacer los instintos que conllevan a la


preservación y supervivencia de los organismos.
Por contra, Thanatos o pulsión de muerte se caracteriza por la
agresividad. El individuo se deshace de lo que no le agrada o de lo que
no le beneficia. De igual modo, destruye lo que representa una amenaza
para él.

El objetivo o meta de la pulsión sexual es el placer, pero no solamente


a la satisfacción genital, ya que Freud dice que el cuerpo es libido casi
en su totalidad, especialmente áreas como el ano y la boca, que son
llamadas zonas erógenas.

Freud entendería que la muerte no es un proceso de transferencia del


espíritu, sino más bien que, el proceso de comprensión de la muerte (o
pulsión de muerte) es un punto central para entender por qué sólo
pensamos en la muerte cuando se hace visible en primera persona. En
su texto, “De guerra y muerte. Temas de actualidad” (1915), Freud
sostiene que, “mientras que cuando la muerte se nos es ajena, el sentido
de inmortalidad nos permite entender según Freud que el mundo Notas
breves 209 Sociedad y Religion Nº37, Vol XXII (2012) pp. 206-215
gira a nuestro alrededor, y que la muerte es un acto cotidiano pero
impersonal ya que “nuestro inconsciente (…) no conoce absolutamente
nada negativo (…) y por consiguiente tampoco conoce la propia
muerte, a la que sólo podemos darle un contenido negativo. Entonces,
nada pulsional en nosotros solicita a la creencia en la muerte”
De estas dos primeras posturas antropológicas sobre la muerte se
desprende una tercera perspectiva que sitúa a la muerte como parte de
un proceso funcional (normativo, parental y legal) donde los actores
sociales comparten roles para institucionalizar a la muerte como un
ritual social. Esta perspectiva funcionalista de la muerte, planteada por
Malinowski en su libro “Crime and custom in savagesociety” de 1926,
subraya que aquella es un elemento constitutivo de la vida humana, que
permite generar no sólo prácticas de acompañamiento ritual, sino
también, permite entender que la muerte es también una necesidad
básica que todos los seres humanos debemos satisfacer con respecto al
grupo al que pertenecemos. Esta institucionalización de la muerte está
regida por un conjunto de normas sociales que permiten no sólo
determinar el tipo de ritual, sino a su vez, clasificar el estatus e
importancia del sujeto a quien el ritual mortuorio acompaña, así como
de las respectivas funciones y otorgamientos de los familiares y deudos
Lévi-Strauss en “Tristes trópicos” de 1955, subraya que la muerte no
es un hecho meramente natural, que esté ligado sólo al espíritu, a la
función social de roles ni al temor de los dioses, empero, él subraya que
las posturas anteriores poseen una visión deshumanizadora de las
personas, quienes consideran que la muerte es un proceso de
reafirmamiento obligatorio y carente de significado personal de
diversas prácticas sociales. Él insiste en que la muerte está ligada a la
vida cultural y social de todos los individuos, de sus creencias sobre el
cultivo, la familia, la religión, los mitos, etc., es por este motivo que
todo proceso mortuorio es también un constante de repensarse a sí
mismo dentro del grupo al que uno pertenece. De esta forma, Lévi-
Strauss permite generar la idea de que las sociedades primitivas o
cualquier sociedad en general no son estáticas ni mucho menos
ilegibles sobre sus propios conceptos sobre la muerte misma, sino más
bien que, la muerte es en cierta medida una forma de mantener viva la
cultura a lo largo de los años.

INMORTALIDAD
La inmaterialidad del alma humana se descubre por la inmaterialidad
de sus facultades. Las potencias inmateriales del alma humana son la
inteligencia y la voluntad. Cada una de ellas posee distintos y variados
actos u operaciones que permiten conocer o querer, y cada uno de esos
actos posee objetos conocidos distintos, o tiende a realidades queridas
distintas. Debemos, por tanto, demostrar la inmaterialidad de los actos
y de los objetos de la inteligencia y de la voluntad, pues la espiritualidad
del alma se demuestra por la espiritualidad de sus facultades
ETERNIDAD
Inmortal significa que no puede morir, aunque puede ser duradero con
sucesión ininterrumpida (ej. algo así como describe Dante el infierno
en su Divina Comedia). En cambio, la eternidad está al margen del
tiempo. Eternidad no significa tampoco presente. El presente no es,
desde luego, tiempo, pero tampoco eternidad. El presente no es tiempo
porque no se da en la realidad física, sino en nuestro pensar. En efecto,
la presencia es mental. En cambio, la realidad extramental no es
presencial, sino sucesiva, temporal.
Si la persona fuese tiempo (como propusieron Nietzsche, Marx,
Heidegger, etc.), serían más personas los más ancianos. La persona
humana no crece como persona en dependencia del tiempo, sino por su
elevación divina, que no se supedita al tiempo físico. Con lo cuál, la
vinculación a Dios tampoco puede ser estrictamente temporal, al menos
según el tiempo físico. Ello indica que en el hombre se deben distinguir
varios tipos de tiempo, al menos el físico, que afecta a su cuerpo, y el
espiritual, que afecta a su persona. De la persona humana cabe decir
que es eternizable, es decir, que está llamada desde el principio a
eternizarse, aunque no por sus propias fuerzas, sino por don gratuito
divino, si es que ese regalo es aceptado libremente por parte de cada
hombre.

ANTROPLOGOS

1. Franz Boas (1858-1942)

Franz Boas era estadounidense de origen judío-alemán, considerado el


padre de la antropología norteamericana. Fue de los primeros en
cuestionar el concepto de "raza" y los postulados del método
cientificista. También es uno de los pioneros en estudios sobre el
fenómeno de la migración.
Boas ponía atención a las diferencias culturales y también geográficas.
Cuestionaba el que se hablara de “culturas superiores” y “culturas
inferiores”, y se enfocó más en describir las leyes generales que las
individuales.
2. Bronisław Malinowski (1984-1942)

Malinowski es reconocido hasta nuestros días como el padre de la


antropología social, porque fue pionero en el desarrollo del “trabajo
de campo”; que es el momento clave de la recogida de datos durante
la investigación.
También es uno de los fundadores del funcionalismo (escuela de la
antropología que analiza las instituciones sociales y su relación con la
satisfacción de necesidades). Su tradición es la antropología británica
y retomó muchos de los postulados del psicoanálisis freudiano para
desarrollar sus teorías y oponerse a los métodos científicos
reduccionistas.

3. Alfred Reginald Radcliffe-Brown (1881-1955)

Junto con Malinowski, Radcliffe-Brown es uno de los fundadores de la


tradición británica de la antropología. Desarrolló gran parte del
funcionalismo estructuralista, retomando propuestas de Emile
Durkheim, con lo cual, aportó muchas de las bases para el desarrollo
teórico de la antropología (mientras que Malinowski aportaba más
hacia la metodología).
Tal como lo hacían estas primeras corrientes de la antropología,
Radcliffe-Brown estudió las sociedades “primitivas” y cómo se
organizaban las tribus y las sociedades no occidentales.

4. Marcel Mauss (1872-1950)

Marcel Mauss se inscribe en la tradición francesa de la antropología.


Era también sociológico, y colaboró de manera importante con
Durkheim. Sus trabajos son fundamentalmente teóricos (no tan
prácticos), y entre otros conceptos importantes desarrolló el de “hecho
social total”, que explica cómo el conjunto de las dimensiones que
componen la vida social (las instituciones, la política, la familia, la
religión, etc.) dan lugar a una realidad concreta.
Finalmente, otro de sus conceptos importantes ha sido el de “técnicas
del cuerpo”, a través del cuál analizó cómo se construyen las actitudes,
las posturas, las formas, los gestos, y todos los hábitos corporales entre
distintas culturas.

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