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ecopolíticas

globales
medio ambiente
bienestar y poder

piergiorgio di giminiani
angel aedo
juan loera gonzález
Ecopolíticas globales: medio ambiente, bienestar y poder
Piergiorgio Di Giminiani
Angel Aedo
Juan Loera González

© Editorial Hueders
© Piergiorgio Di Giminiani, Angel Aedo y Juan Loera González
Primera edición: noviembre de 2016
ecopolíticas
Registro de propiedad intelectual N°
ISBN XXX-XXX-XXX-XXX-X
globales
medio ambiente
bienestar y poder
Todos los derechos reservados.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida
sin la autorización de los editores. piergiorgio di giminiani
angel aedo
juan loera gonzález

Diseño: Valentina Mena


Fotografía de portada:

hueders
www.hueders.cl | contacto@hueders.cl
SANTIAGO DE CHILE
notas sobre los colaboradores

Ángel Aedo
Doctor en antropología social y etnología por la Ecole des
Hautes Etudes en Sciences Sociales, es profesor asistente de an-
tropología en la Pontiicia Universidad Católica de Chile. Sus
investigaciones se han concentrado en tres principales campos:
formas de vida en los bordes del Estado; expertos y culturas de
experticia; etnografía del poder y del prestigio. Entre sus libros
publicados están Experts et technologies de gouvernement (2012)
y La dimensión más oscura de la existencia (2011). En los últi-
mos años su trabajo etnográico y teórico se ha focalizado en
la emergencia de formas de vida en las fronteras interiores del
Estado, campo de investigación dentro del que ha escrito varios
artículos y prepara un nuevo libro con el apoyo del Institute for
Advanced Study de Princeton.

Piergiorgio Di Giminiani
Doctor en antropología social en la University College de Londres,
es profesor asistente de antropología en la Pontiicia Universi-
dad Católica de Chile. Sus temas de investigación tratan sobre
propiedad, tierra, paisaje, derecho indígena, ambientalismo y
conservación en el sur de Chile. Su trabajo ha sido publicado en
revistas como The Journal of the Royal Anthropological Institute,
American Ethnologist, Ethnos y Anthropological Quarterly. Es autor
del libro Tierras ancestrales, disputas contemporáneas: pertenen-
cia y demandas territoriales en la sociedad mapuche rural (2012) y
co-editor del volumen Tecnologías en el margen: relaciones huma-
no-materiales en América Latina (2015). Su próximo libro Sentient
lands: indigeneity, property and political imagination in neoliberal
Chile será publicado por la University of Arizona Press.

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Juan Loera González económicas y culturales de los medios de vida. Su especialidad
Antropólogo de la Escuela Nacional de Antropología e Histo- es el norte de Nepal, donde llevó a cabo investigación en la
ria de México, tiene una maestría en antropología social en el lengua indígena de los pueblos de habla tamang. Conectando
CIESAS y una segunda maestría en pobreza y desarrollo en el la antropología con la ecología política, estudios de desarrollo
Instituto de Estudios del Desarrollo de la Universidad de Sus- y la ilosofía ambiental en sus enfoques etnográicos, ha de-
sex, Reino Unido, donde también hizo un doctorado en estudios sarrollado su interés académico en torno a la protección del
del desarrollo. Sus temas de investigación se han enfocado en medio ambiente y a los alimentos modiicados genéticamente
diferentes entendimientos de bienestar, pobreza y desarrollo para colaborar con el Instituto de Energía de Durham respecto
en contextos indígenas de México y Chile. Ha sido investiga- a la comprensión interdisciplinaria de tecnologías de energías
dor post-doctorante en el Centro Interdisciplinario de Estudios renovables. Ha realizado dos películas (The Way of the Road
Interculturales e Indígenas. Actualmente se desempeña como y Shamanic Pilgrimage to Gosainkund), y es el autor del libro
Catedratico CONACYT-Mexico adscrito a la Escuela de Antro- Living Between Juniper and Palm: Nature Culture and Power in
pologia e Historia del Norte del Mexico. the Himalayas.

Horacio Almanza Dante Choque Caseres


Licenciado en antropología de la UADY, magíster en antropo- Candidato a doctor en el Departamento de Estudios Es-
logía del desarrollo de la Universidad de Sussex, y doctor en pañoles y Latinoamericanos de la Universidad de Sydney,
desarrollo internacional de la Universidad de East Anglia. Sus Australia. En esta institución conduce una investigación
temas de investigación tratan sobre patrimonio cultural intan- sobre la descentralización de la política indígena en regio-
gible, despojo de tierras a pueblos indígenas, y medio ambiente nes transfronterizas, basada en el caso de las comunidades
y poder en territorios indígenas, haciendo una crítica a los pro- indígenas de la Región de Arica y Parinacota, Chile. Becario
cesos de desarrollo impuestos en medios rurales. Actualmente CONICYT-Programa Becas Chile. Global MBA-magíster en
es profesor investigador de tiempo completo en el Centro INAH gestión para la globalización (Universidad de Chile) e inge-
Chihuahua y coordina las investigaciones “Conlicto y coope- niero comercial (Universidad de Tarapacá).
ración en REDD+ en México” y “Privatización de la propiedad
social en la sierra tarahumara”.
Penny Harvey
Doctora de la London School of Economics, es profesora de an-
Ben Campbell tropología social de la Universidad de Manchester. Ha trabajado
Doctor de la Universidad de East Anglia, investiga de manera etnográicamente en Perú, España y el Reino Unido, y ha publica-
crítica las relaciones humanas medioambientales, y el papel do ampliamente sobre la política del conocimiento. Sus intereses
de las políticas y los procesos de desarrollo en las dimensiones de investigación incluyen las tecnologías de la información y de

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las comunicaciones, las infraestructuras, la ingeniería, la tecnolo- es su especialización en derechos de agua, el medio ambiente y
gía y los procesos materiales. Su libro más reciente en co-autoría las cuestiones indígenas. Actualmente ocupa una beca de inves-
con Hannah Knox es Roads. An Anthropology of Infrastructure and tigación de la Royal Society Marsden, es la presidente electa de
Expertise (Cornell University Press, 2015). la Asociación de Antropólogos Sociales de Oceanía y es miem-
bro del Consejo de la Revista de la Sociedad de la Polinesia, la
revista académica más antigua de Nueva Zelanda.
Birgit Müller
Doctora de la Universidad de Cambridge, es directora de in-
vestigación del Laboratorio de Antropología de Instituciones y Nancy Postero
Organizaciones Sociales del Centro Nacional de Investigación Doctora de la Universidad de California Berkeley, es profesora aso-
Cientíica de Francia, y profesora en la Escuela de Estudios Supe- ciada de antropología en la Universidad de California San Diego,
riores en Ciencias Sociales de París. Realizó investigaciones en y su trabajo se centra en política indígena en Bolivia. Es autora de
fábricas post-socialistas y en movimientos sociales y ambientales Now We Are Citizens: Indigenous Politics in Post-multicultural Bolivia
en Europa y Latinoamérica. Actualmente desarrolla el proyecto (Stanford 2007), The Struggle for Indigenous Rights in Latin America
multi-situado “Campesinos, suelos y semillas: tecnologías agrícolas (Sussex 2003, con Leon Zamosc), y Neoliberalism, Interrupted,
como políticas globales y prácticas locales”, con trabajo de campo Social Change and Contested Governance in Contemporary Latin
en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación America (Stanford 2013, con Mark Goodale). Se encuentra ina-
y la Agricultura, y con productores agrícolas en Saskatchewan lizando el nuevo libro Decolonizing Bolivia, con los temas de raza,
(Canadá) y Carazo (Nicaragua). Entre sus libros destacan: política, y performance en la Bolivia plurinacional.
Disenchantment with Market Economics. East Germans and Western
Capitalism, Berghahn 2007, ed., y The Loss of Harmony. The Poli-
tics of Policy Making in Multilateral Organizations, Pluto 2013. Sarah C. White
Doctora de la Universidad de Bath, es profesora de desarrollo in-
ternacional y bienestar en la Universidad de Bath. Su investigación
Marama Muru-Lanning estudia cómo las identidades sociales, la cultura y las relaciones
Doctora de la Universidad de Auckland, es investigadora en el se complementan y se representan en procesos de desarrollo.
James Henare Māori Research Centre y asesora de proyectos de Desde 2002, se ha centrado en el bienestar en países en desa-
salud de edad avanzada en la Escuela de Salud de la Población rrollo, más recientemente a través del proyecto de investigación
de la Universidad de Auckland. Su investigación se ocupa prin- en Zambia e India, Wellbeing and Poverty Pathways (2010-2014)
cipalmente de los debates y desafíos críticos en la antropología inanciado por la ESRC-DFID. Su libro Culture and Wellbeing:
social centrándose en la especiicidad cultural de los maoríes y Method, Place, Policy, se publicó con Palgrave Macmillan, (2015),
su sentido único de lugar y pertenencia en Nueva Zelanda. Lo y el libro Wellbeing and Quality of Life Assessment. A Practical Guide
que distingue a Marama nacionalmente como cientíica social fue publicado con Practical Action Publishing (2014).

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FIGURA 1. Países de las Américas referidos en este libro. FIGURA 2. Otros países referidos en este libro.

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1. introducción:
ecopolíticas globales
Ángel Aedo, Piergiorgio Di Giminiani y Juan Loera González

La incursión de la política en el estudio del medio ambiente


no es un tema nuevo en los debates públicos. La proliferación
de disputas y conlictos sobre proyectos de uso, conservación y
manejo de recursos naturales encuentra su origen en el surgi-
miento del movimiento ambientalista de los años 60, que marcó
un profundo cambio en la articulación de demandas y preocu-
paciones medioambientales, ya no restringidas al mundo de
la conservación y del patrimonio natural sino relacionadas
con la crítica de los modelos económicos dominantes (Milton,
2003). Los grandes desastres ecológicos de los años 80, como el
de Bhopal en India, causado por una planta industrial de pestici-
da de propiedad de Union Carbide, el de la mina de Ok Tedi en
Papua Nueva Guinea de BHP Billiton, y el accidente nuclear de
Chernóbil en Ucrania, demostraron dramáticamente la vulnera-
bilidad humana vinculada a los efectos medioambientales de la
producción industrial. Estos desastres también llamaron nuestra
atención sobre el carácter global de los conlictos socio-políticos
que generaron (Marcus, 1995). Las conexiones globales que ca-
racterizan cada plan de intervención medioambiental surgen
tanto en el mercado mismo de producción de recursos prima-
rios y energéticos como en las disputas legales y políticas que
siguen dichos planes. Hoy día, en cualquier contexto nacional
el conlicto ambiental es un elemento central del ámbito polí-
tico en cuanto reúne casos concretos de acciones colectivas y
de dominación en localidades especíicas con procesos globales
“desterritorializados” (Tsing, 2005).

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Este libro ha sido pensado como un aporte a la comprensión la ecología política investiga las formas en que el medio ambiente
de la “ecopolítica” en cuanto fenómeno caracterizado por la es producido materialmente por acciones humanas inherente-
coexistencia de aspectos locales y globales de la acción polí- mente políticas y a la vez redirecciona la intencionalidad de esas
tica. La “ecopolítica” es un término general que se reiere a la mismas acciones humanas. La polémica airmación de Bruno
intersección entre política y ecología a distintos niveles tales Latour, que la ecología política no tiene nada que ver con la na-
como la gobernanza internacional, las políticas públicas y los turaleza (2012), es una invitación a repensar la ecología política
movimientos sociales (Stoett, 2012). Para nosotros, la relación no como la tentativa de conservar la naturaleza, sino como una
entre global y local puesta en juego con la ecopolítica puede ser interpretación y una práctica que permita superar la distinción
comprendida solo en la medida que se reconozca el carácter entre hechos cientíicos y valores políticos. En este sentido, un
inmanente de la política en las relaciones ecológicas que in- tema central de la ecología política es la relación entre conoci-
volucran a los humanos entre sí y también a estos con los no mientos cientíicos expertos y otros tipos de conocimiento, un
humanos. Con este libro pretendemos presentar algunas de las tema que varios capítulos de este libro examinan. En segunda
formas mediante las cuales es posible comprender el campo eco- instancia, la ecología política nos permite reconocer la centrali-
político, es decir el conjunto de desigualdades y relaciones de dad de discursos sobre biología y naturaleza en distintas formas
poder que se establecen a partir del emplazamiento mismo de de dominación entre grupos sociales. El caso más evidente es el
los actores y agentes (humanos y no humanos). En su heteroge- colonialismo que históricamente se ha justiicado a través de de
neidad, los articulos que componen este libro nos entregan una discursos civilizatorios respecto a la domesticación de espacios
imagen del campo ecopolítico caracterizada tanto por aspectos salvajes. La imposición de sistemas de tenencia de tierra con la
experienciales e íntimos de las relaciones humano-ambientales negación del derecho de uso para los lugareños fue anticipada
como por las dimensiones discursivas y simbólicas de los con- por principios como la terra nullius, según el cual los terrenos
lictos político-legales. ocupados por pueblos colonizados no tienen ni desarrollo agrí-
El concepto de ecopolítica no puede ser aislado por los avan- cola ni propiedad reconocida (Abramson, 2000). En contextos
ces tanto analíticos como políticos alcanzados por la ecología coloniales, el surgimiento de áreas de conservación en el siglo
política, un enfoque interdisciplinario que a partir de los años XIX, que siguieron las ideas de naturaleza incontaminada sin
70 planteó una conjunción entre análisis crítico y activis- presencia humana, fue una reacción contra la evidente degrada-
mo centrado en las disputas políticas respecto a los cambios ción ambiental causada por la expansión capitalista y colonial.
medioambientales y climáticos (Forsyth, 2002; Peet et al., 2012; Paradójicamente, la creación de parques y áreas de conservación
Robbins, 2012; Bustos et al., 2015). Tres aspectos principales de causó nuevas formas de desplazamiento para los pueblos coloni-
la ecología política son movilizados –de diferentes maneras– por zados (Grove, 1996; Argyrou, 2005). Hoy día, el reconocimiento
los investigadores reunidos en este libro. En primera instancia, el de modos de vida distintos plantea un importante desafío en el
reconocimiento que la política no es un campo ontológicamente campo del desarrollo, debido a que el bienestar como condición
separado de la naturaleza (Escobar, 1999; Bennet, 2010). Lejos transcultural no puede ser disociado de expectativas y ansieda-
de estar interesada en una construcción social de la naturaleza, des sobre el medioambiente.

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En última instancia, la ecología política nos invita a reconsiderar y experiencial de las relaciones humano-ambientales subraya-
la división entre análisis crítico y posicionamiento político. Como da por la propuesta comparativa de este libro será desenvuelta
la política y la ecología no son campos disociables, así el análisis con un énfasis particular en tres dimensiones: medio ambien-
de fenómenos ecopolíticos no puede abstraerse de una relexión te, bienestar y poder. Mientras que los tres temas son discutidos
sobre los modos de producción del conocimiento ambiental del implícitamente en todos los capítulos, estos se encuentran ana-
cual surge nuestra mirada. El surgimiento mismo de un interés lizados con distintos énfasis por los autores. En las siguientes
en las intersecciones entre política y ecología no puede ser di- secciones, proponemos una aproximación conceptual de las no-
sociado de una crítica hacia las concepciones modernistas de la ciones de medio ambiente, bienestar y poder, complementándola
tecnología, según las cuales los avances tecnológicos permitirían con las propuestas desplegadas por los autores de los capítulos.
un crecimiento económico constante dado por una extracción de
recursos naturales cada vez más racional y por ende reproducible Medio ambiente
en el tiempo. De una cierta forma, la ecología política nos invita a Medio ambiente es hoy día una palabra extremamente común
cuestionar la existencia misma del cosmos con recursos initos y en debates públicos y académicos. Sin embargo, el surgimien-
equilibrios inestables, un punto en abierta oposición con los prin- to de este concepto es relativamente reciente, siendo insertado
cipios teóricos del capitalismo (Watts, 2009). en una larga trayectoria histórica de críticas hacia la dicotomía
Los tres elementos mencionados subyacen en todos los naturaleza-sociedad que ha caracterizado la predominancia de
capítulos de este libro, que pretende aportar a los debates con- los conceptos cartesianos de ser y espacio en el pensamiento oc-
temporáneos, planteando la necesidad de reunir aspectos solo cidental. Etimológicamente, el término “medio ambiente” está
aparentemente separados que caracterizan los procesos eco-polí- compuesto por las palabras latinas medium (medio) y ambiens
ticos. Local y global, experiencial y discursivo, publico e íntimo, (que rodea). Desde comienzos del siglo XIX, esta palabra, que
material y simbólico, ontológico y epistemológico, cientíico y inicialmente operaba como sinónimo de entorno, es utilizada
político, son polos que caracterizan perspectivas analíticas sobre para expresar la posicionalidad humana adentro de una red
la eco- política más que condiciones mutualmente excluyentes compleja que involucra especies no humanas. Medio ambiente
de estos. Los ocho capítulos que siguen esta introducción com- se transformó así en un concepto afín al de ecología, que surge
parten el desafío de examinar las intersecciones entre estos dos en la misma época como un neologismo creado por el cientíi-
polos. En particular, para integrar los aspectos globales y locales co alemán Ernst Haeckel (ökologie del griego āāāāā, casa y
de la ecopolítica, esta colección desarrolla una mirada compa- āāāāā, estudio) para deinir el estudio de las relaciones entre
rativa ofreciendo al lector hispanohablante por primera vez una distintas poblaciones y especies (Zamorano 1996). Diferente de
lectura que reúne casos de estudio de los cincos continentes. A la palabra ecología, que implica una representación veriicable
la variedad geográica de esta colección se agrega la heteroge- de una red inter-especies, el concepto de medio ambiente nos
neidad de escuelas y metodologías de disciplinas distintas como invita a considerar el conocimiento de, y el involucramiento
antropología, estudios del desarrollo y sociología. Finalmente, la con, otras especies como un proceso en constante construc-
relación entre el polo político-económico global y el polo local ción. Como plantea Tim Ingold, el medio ambiente es siempre

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relativo: “el medio ambiente pasa por una continua formación El término “naturalismo” ha sido utilizado por el antropólogo
en el curso mismo de los movimientos humanos en este” (2000: Philippe Descola para indicar la idea misma de la existencia de la
230). Mientras que la naturaleza implica una distancia entre naturaleza como una esfera externa al actuar humano: el natu-
un sujeto observador y un objeto observado, el medio ambiente ralismo consiste en “la creencia que la naturaleza efectivamente
existe solo en la perspectiva de alguien que se mueve y percibe existe, que ciertas cosas deben su existencia y su desarrollo a un
lo que existe a su alrededor. principio ajeno tanto a la suerte como a los efectos de la voluntad
El surgimiento del medio ambiente como concepto está así humana” (2001: 108). El naturalismo es parte de una corriente
estrechamente vinculado con la muerte (conceptual) de la na- dominante del pensamiento occidental y sus ramiicaciones son
turaleza (Escobar, 1995: 192). Dicho surgimiento efectivamente evidentes en distintos campos del conocimiento, como es el caso
coincidió con la aparición de las primeras críticas hacia el ex- de ciertas tendencias de la semiótica, según las cuales el entorno
cepcionalismo humano (Haraway, 2008) fundado en una idea físico es neutral y toma signiicado solo mediante la capacidad
de humanidad como condición incompatible con la animalidad. humana de inscribir signiicados en este (Casey, 2013). Al mo-
El pensamiento occidental por gran parte de su historia se ha de- delo del naturalismo podemos contrastar otro, el animismo, que
sarrollado alrededor de una gran narrativa de la transcendencia desde hace tiempo ha generado el interés de los antropólogos
humana hacia la naturaleza (ver Cronon, 1995; Descola, 2012). y ilósofos. Contrariamente al uso común del término, el ani-
Históricamente, el concepto de naturaleza se reiere al carácter mismo no plantea la creencia en una esencia espiritual subyace
innato (natural) de prácticas y procesos, como en los casos de las a las formas físicas no humanas sino que nos invita a conside-
ilosofías griega y medieval (Glacken, 1996). Solo posteriormente rar la sociedad como un ámbito abierto a otras especies en la
se consolidó la idea de la naturaleza como campo de acción ex- cual existen personas no humanas, es decir, sujetos dotados de
terno al campo social y, en términos más generales, humano. La capacidades agenciales y sentientes (Viveiros de Castro, 1998;
dicotomía naturaleza-sociedad puede ser comprendida solo una Anderson, 2000; Ingold, 2000; Descola, 2012). En este caso,
vez considerados los cambios históricos en las posibilidades huma- el reconocimiento de subjetividades y agencias no humanas no
nas de producción y acumulación de bienes. Con el Renacimiento puede ser reducido a una expresión metafórica, sino más bien
surgen nuevas posibilidades técnicas y teóricas de entender la implica una atención a los procesos constitutivos generados por
naturaleza como un universo cuantiicable y tridimensional que relaciones inter-subjetivas entre humanos y no humanos (Vivei-
puede ser apropiado por los humanos (Cosgrove, 1998). La expan- ros de Castro, 2010). Bajo distintas perspectivas, el estudio de las
sión capitalista empujada por los desarrollos industriales a partir sociedades animistas nos ha permitido reconocer la fragilidad de
del siglo XVIII fue otro proceso clave en el reforzamiento de la la división ontológica entre humanos y no humanos en contextos
narrativa del excepcionalismo humano. En esta época nació la sumamente distintos, incluso las sociedades industrializadas.
conianza humana en la capacidad tecnológica, lo que presupone Las lecciones de las sociedades animistas han sido poderosas
la imposición de las ideas humanas sobre materiales inertes y la en generar una relexión sobre los límites del pensamiento ca-
transformación humana de la naturaleza independientemente de pitalista según el cual el cosmos es ininito. Los estudios de la
los factores ambientales (Ingold, 2000: 80). ciencia y la tecnología nos han invitado a considerar los hechos

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cientíicos como el resultado de procesos de construcción indi- infraestructuras de transportes, carreteras en particular, donde
sociables de los fenómenos sociales (Mol, 2002; Latour, 2007). conluyen distintas esperanzas y ansiedades sobre el control de
Para Bruno Latour, la sociedad moderna plantea un ideal de se- la movilidad humana y, por ende, del medio ambiente. En los
paración entre lo natural y lo social, que en la práctica es negado sectores amazónicos pre-cordilleranos de Perú, la construcción
por la existencia de híbridos, entidades que no son nunca entera- de nuevas carreteras es un proceso político altamente inestable
mente naturales o sociales, sujetos u objetos (2007). y sujeto a negociaciones complejas entre poderes centrales, lo-
En la ecología política, el concepto de medio ambiente nos en- cales y posibles usuarios de estos sistemas de transporte. Detrás
trega la posibilidad de reconsiderar los conlictos y las relaciones de los conlictos generados por la construcción de infraestructu-
micro-políticas relativas al uso y conservación bajo una nueva ras de transporte es posible notar distintas formas de agencia no
mirada. Ya no se trata simplemente de oposiciones entre discur- humanas. Por ejemplo, los cerros y otros elementos topográicos
sos distintos y signiicados colectivos sobre elementos y recursos que interactúan con la población andina local o de las carreteras
naturales, sino más bien diferencias entre formas de vida y modos mismas, cuya agencia para los ingenieros es dada por la vitali-
de relación entre seres humanos. En juego está una redeinición dad material del asfalto. El capítulo de Campbell fue concebido
de lo político a partir de la existencia misma de distintas redes originalmente en los años 90, época en la cual se estaba dando
y conjuntos de entidades o, en las palabras de Isabelle Stengers, un cambio en la conservación hacia modelos más socialmente
una “cosmopolítica” (2010). Los capítulos que componen este li- inclusivos, en los cuales la protección ambiental no viniera so-
bro presentan distintas perspectivas sobre el concepto de medio lamente con un costo para las comunidades. En este capítulo
ambiente. En algunos casos poniendo énfasis en la economía po- aparece un escenario común a nivel global relacionado con la
lítica de los signiicados, representaciones y símbolos asociados conservación. La creación de parques nacionales y áreas prote-
al concepto de medio ambiente, y en otros las redes y relaciones gidas conlleva cambios tanto en la población de especies salvajes
activadas por distintas formas humanas y no humanas de agen- que habitan un lugar como en las prácticas locales relativas al
ciamientos. Entre los capítulos de este libro, los tres escritos por control de dichas especies que se encuentra bajo nuevas restric-
Penny Harvey, Ben Campbell y Marama Muru-Lanning son los ciones y reglas. Este es el caso del Parque Nacional Langtang en
que examinan con más atención la complejidad de modos espe- el Himalaya nepalés, que fue diseñado en los años 70 siguiendo
cíicos de relación entre humanos y no humanos. Estos capítulos los principios de los primeros parques nacionales del siglo XIX,
demuestran asimismo como cada modo se encuentra necesa- según los cuales las áreas de conservación son espacios puros
riamente en conexión con otros, una condición potencialmente sin presencia humana. Estas ideas plantean una exclusión de las
generadora de colaboraciones como de conlictos. perspectivas ambientales locales y en particular aquella sobre
El capítulo de Harvey nos entrega una idea de medio ambien- la interacción entre humanos y especies endemicas El capítulo
te caracterizada por las presencias de múltiples agencias, entre de Marama Muru-Lanning examina los procesos mediante los
las cuales ocupan un rol fundamental las personas no humanas. cuales han surgido discursos cientíicos híbridos maoríes en
La autora nos invita a reconocer la centralidad de la personei- el contexto de los debates contemporáneos sobre el agua dul-
dad no humana en un contexto político, el de la construcción de ce en Nueva Zelandia. Gracias a su experiencia personal como

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académica maorí y su estudio etnográico de los simposios sobre Por otra parte, el atractivo del término bienestar radica tam-
el manejo de recursos hídricos, Muru-Lanning nos muestra las bién en el énfasis que pone en una orientación positiva hacia
complejas negociaciones lingüísticas atrás de las colaboraciones una situación de carencia humana, es decir, se enfoca más en lo
entre líderes tribales y cientíicos. Estas negociaciones se cen- que un determinado sujeto o población posee, sus expectativas
tran en la traducción del concepto de mātauranga, una palabra y esperanzas, que en lo que carece, sus impedimentos y limita-
maorí que signiica conocimiento y sabiduría; en el contexto ciones. Esto es parte de una nueva tendencia en los estudios de
cientíico, y que presupone una idea de medio ambiente caracte- desarrollo que intenta capturar la multi-dimensionalidad en el
rizada por un deber moral de custodia (kaitiakitanga) por parte análisis de dinámicas de pobreza. Estudios sobre pobreza y sus
de los seres humanos. mediciones han sido cuestionados, por ejemplo, por asumir que
la pobreza es el resultado de decisiones mal tomados y de limita-
Bienestar ciones por parte de los individuos, ceñidos a las pocas opciones
El bienestar, como término analítico, tiene una presencia dispibles para salir de un estado de vida precario. Ello en lugar
importante en los estudios recientes sobre desarrollo interna- de enfocarse a la inluencia decisiva de estructuras económicas
cional (Boyden, 2006; Gough et al., 2007; Camield, Streuli et y políticas dominantes que dan cuenta del poder de élites esta-
al., 2008). Esta presencia se basa, en parte, en el interés por blecidas (Royce, 2009).
incorporar una perspectiva holística reconociendo la multi-di- De esta forma, el bienestar reconoce múltiples dimensiones en
mensionalidad de los ámbitos de acción social y las diferencias su composición; McGregor (2007) menciona tres dimensiones:
en las formas de vida y los modos de relación entre seres huma- la dimensión subjetiva, la objetiva y la relacional. En este sentido,
nos. En este sentido, un enfoque de bienestar asume la crítica el bienestar puede ser identiicado en términos de la intersección
bien establecida respecto a las limitaciones mostradas por me- entre los siguientes tres campos de acción: a) los recursos sobre
diciones de calidad de vida que priorizan variables universales y los cuales un sujeto tiene control (dimensión objetiva), b) lo que
económicas. Por ejemplo, la presencia dominante de variables se puede lograr o cuáles metas se pueden obtener al maximizar
de ingreso o gasto por sobre otros factores más cuantitativos y dichos recursos (dimensión relacional), y c) el sentido que esos
subjetivos en entornos especíicamente situados. La incorpora- objetivos y logros tiene para las personas (dimensión subjetiva),
ción de estas otras variables no solo se asume como necesaria, es decir, la percepción que juega su propia agencia en el bien-
sino que se invita a la exploración de distintas y complejas in- estar del mismo. Las diferentes coniguraciones de interacción
teracciones inluidas por los contextos y ambientes donde se entre las tres dimensiones nutren los estudios sobre pobreza e
gestan. Es decir, el bienestar no solo es la suma de los recursos informan el diseño de políticas públicas basadas en un interés
materiales o inmateriales que posee una persona o comunidad, centrado en los sujetos y en el sentido dinámico de la vida de las
sino que involucra las formas como estas coniguran posibili- personas. Asimismo, se contribuye a una mejor comprensión de
dades, expectativas y oportunidades de agencia, y como dan la evaluación que los sujetos hacen de sus vidas.
sentido a experiencias de vida especíicas (Gough y McGregor, Sin embargo, el concepto de bienestar no se encuentra libre
2007; Tov y Diener, 2007). de retos y críticas en su concepción e implementación. Por

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ejemplo, se cuestiona la validez metodológica de los estudios sienten sobre lo que tienen y pueden hacer (McGregor, 2007;
que comparan el nivel de bienestar en diversas sociedades. Esto Camield et al., 2009). Es decir, se sigue asumiendo en mu-
es debido a que existe una tendencia liderada por un grupo de chos estudios el bienestar enteramente como un estado de ser
economistas, psicólogos, profesionales de la salud y diseñadores –óptimo y universalmente válido– sin considerar las inluencias
de política pública, que abordan el bienestar a través de índi- de procesos que localmente deinen necesidades y aspiraciones
ces agregados, comparándolos a nivel global. Índices como el (Mathew e Izquierdo, 2009). Por tanto, se requiere reconocer
Happy Planet Index, World Happiness Report, o Better Life Index que las evaluaciones de vida están moldeadas por la percepción
hacen uso de una variedad de indicadores, incluyendo el ingreso del ambiente y por la base cultural y socialmente compartida
per cápita, el consumo, la esperanza de vida, y la alfabetización, (Gudeman, 2004). Como señala Corsin Jiménez (2007), los
además de incorporar datos cualitativos y cuantitativos a in de valores y prácticas culturales contribuyen a la formación de las
captar las dimensiones multidimensionales de bienestar. Estos concepciones contextualizadas del bienestar en diferentes re-
estudios proporcionan una valiosa imagen de los diferenciales de giones y espacios.
bienestar a través de sociedades, y nutren decisiones de gobier- En dicho ejercicio de contextualización y práctica situada se
no y políticas focalizadas; sin embargo, se cuestiona la validez de concreta la aplicación de métodos cualitativos y etnográicos, y
dichas comparaciones globales al entenderse el bienestar de una esto último cobra especial valor en los estudios sobre bienes-
manera muy limitada reduciendo valores, esperanzas, recursos tar (Camield et al., 2009). A pesar de que el mismo término
y estrategias complejas a una sola expresión numérica. De la “bienestar” ha sido poco explorado por la antropología1, existen
misma manera dicha concepción de bienestar se entiende solo estudios etnográicos que demuestran la utilidad de propor-
como consecuencia o producto de las políticas y acciones guber- cionar marcos de referencias y particularidades en las formas
namentales que se implementen, sin igualmente considerar al como vive la gente y que es lo que se valora en contextos locales
bienestar como un proceso. Es decir, sin considerar la constante (Corsin Jiménez, 2007; Jackson, 2011; Matthews e Izquierdo,
coniguración de prácticas políticas y coyunturas sociales exis- 2009; Calestani, 2011; Kavedžija, 2012). Es decir, demuestran
tentes en cada individuo o colectivo humano, ni la pluralidad de una lexibilidad necesaria para conceptualizar el bienestar a la
ideas sobre bienestar en construcción. vez como un estado de ser y como un efecto de coniguraciones
La multidimensionalidad en la concepción del bienestar, si
bien permite una imagen más evocativa de la complejidad hu-
mana, en sí misma no garantiza una mejor comprensión de las 1 Thin (2009) argumenta que existen dos posibles razones de porqué la
especiicidades culturales, históricas y sociales que constituyen literatura antropológica tiende a excluir el uso del término “bienestar”.
los diferentes ambientes y experiencias humanas. Esto porque Primero, el bienestar es utilizado en referencia a un término analítico y
no etnográico. En otras palabras, antropólogos y etnógrafos tienden a
comúnmente, las concepciones multidimensionales de la vida analizar términos que los informantes usan de manera cotidiana con sus
de las personas siguen centrando su atención sobre lo que los propias referencias culturales. Segundo, los antropólogos tienden a des-
pobres deben poseer o la capacidad de agencia que deben os- echar cualquier supuesto de valores y signiicados universales referentes
al bienestar sin una cuidadosa consideración de las particularidades de
tentar, en lugar de enfocarse en lo que las personas conciben y
los procesos humanos.

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históricamente determinadas y de poder político. En otras pala- recursos como tierra, agua, animales, así como las políticas que
bras, si lo entendemos como un concepto paraguas, el bienestar administran la vida de la población en zonas de turismo de safari
provee una oportunidad de combinar diversos enfoques teóri- y que juegan un papel preponderante en las implicaciones del
cos y metodológicos aún frecuentes en la construcción de una bienestar a nivel local. La forma como Sarah White considera
imagen más completa de la vida de las personas. Para Camield, el bienestar de la población local se compone de varios ángulos,
Streuli y Woodhead (2009), el bienestar permite primeramente pero de manera preponderante explora la falta de control sobre
explorar cómo la vida se construye en un contexto concreto y la administración y gestión de recursos naturales en las implica-
mediado por procesos y estructuras sociales, políticas y cultura- ciones para la seguridad física, la producción alimenticia, y las
les. De igual manera, localiza el foco de atención en lo relacional, oportunidades desiguales en la población de Chiawa.
permitiendo estudiar las negociaciones y contradicciones inevi- En el capítulo 6, Horacio Almanza, relexiona sobre con-
tables en la vida de los sujetos y comunidades. lictos ambientales en el norte de México, cuyas dinámicas
A lo largo del libro se presentan aproximaciones, ideas y no- institucionales generan depredación ambiental y represión so-
ciones sobre bienestar en diferentes contextos y en referencia cial. Centrándose en las afectaciones al bienestar de pueblos
al medio ambiente, espacios vividos y prácticas de poder. La di- originarios, el capítulo explora el impacto de la construcción
versidad de coyunturas políticas, coniguraciones ontológicas, de obras hidráulicas de gran envergadura y los conlictos de-
actores involucrados y prácticas situadas revela la importan- rivados de la invasión de territorios inmersos en un contexto
cia de la cuestión del bienestar y su constitución múltiple. En marcado por corrupción gubernamental, persistente inluencia
las diversas ecologías de relaciones humanas aquí exploradas, de corporaciones privadas y estatales, y promoción de industrias
el bienestar se entiende de múltiples y diversas maneras. Por extractivas. Se argumenta cómo la política ambiental del Estado
ejemplo, Sarah White centra el capítulo 3 en las tensiones entre mexicano opera bajo una lógica propiamente neoliberal. En este
las políticas de la naturaleza y el bienestar humano. Tomando sentido, son evidentes las contradicciones sobre las políticas
el caso de las políticas de desarrollo turístico, de conservación de conservación y manejo de recursos que marginaliza y llega
animal y de actividades productivas en Chiawa, Zambia, Sarah a criminalizar proyectos políticos de grupos sociales opuestos
White argumenta como las diferentes posiciones en torno al al Estado. El capítulo termina proponiendo examinar categorías
conlicto humano-vida salvaje enmarcan y eclipsan desigualda- conceptuales y problematizar con nueva luz aquellos términos
des económicas y de poder a nivel local. Analiza, por ejemplo, el y supuestos que parecen escaparse de todo cuestionamiento,
choque entre la narrativa sobre conservación de especies anima- como el caso de la deinición de crimen ambiental. Con ello se
les debido a la caza indiscriminada o el crecimiento poblacional tendría mejor comprensión de los fenómenos sociales comple-
humano, y la narrativa que posiciona la conservación animal por jos que atañen al trinomio bienestar-medio ambiente-poder.
encima de los intereses de las comunidades locales. Su contri- En el capítulo 4, Dante Choque se ocupa igualmente de la re-
bución resalta la importancia de considerar una multiplicidad lación de los pueblos originarios (en este caso el pueblo aymara)
de factores que contribuyen al bienestar de la población local. y la igura del Estado. El capítulo explora la resigniicación del
Entre ellos, los factores asociados al manejo y regulación de territorio aymara del norte de Chile a partir de políticas públicas

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de conservación promovidas por el Estado chileno a través de y emociones de los demás. Desde esta perspectiva, las intersec-
tres casos: el Sistema de Áreas Silvestres y Protegidas del Estado, ciones entre medio ambiente, bienestar y poder evocadas en este
las Áreas de Desarrollo Indígena y el Programa de Infraestructu- volumen envuelven procesos de subjetivación que unen la “in-
ra Rural para el Desarrollo Territorial. Estos programas relejan terioridad” y la “exterioridad” del sujeto. Es en este sentido que
la capacidad del Estado para crear espacios de legitimación ad- asistimos tanto a procesos subjetivos que participan en la “suje-
ministrando los recursos existentes en el territorio indígena ción” del individuo mediante prácticas de control y dependencia,
de acuerdo a una idea de desarrollo especíico. Sin embargo, como también al despliegue de lazos que vinculan al sujeto con
dicha apropiación del territorio se contrapone con los patro- su propia formación a través de prácticas de conocimiento y cui-
nes de apropiación y coniguración de la población aymara. dado de sí mismo (Bernauer y Mahon, 2006; Han, 2006).
El capítulo argumenta que existen procesos de resiliencia en Las relaciones de poder vistas desde un punto de vista
las comunidades aymara basados en la legislación nacional e pragmático revelan su carácter espacialmente contextual e his-
internacional para salvaguardar sus espacios vividos y sistemas tóricamente coyuntural. Como no existe, en la práctica, algo
socio-ecológicos en el extremo norte de Chile. similar a un poder capaz de englobarlo todo, cada relación de po-
der conlleva potencialmente una estrategia de lucha (Foucault,
Poder 1991). Dados el dinamismo y la multiplicidad de las relaciones
Las investigaciones de este volumen, apoyadas en su mayoría en de fuerza, cuando una estrategia de ejercicio de poder se ma-
experiencias de trabajo de campo, comparten una cierta manera niiesta en un terreno etnográico, esta tiende generalmente a
de tratar el poder –ya sea implícita o explícitamente– no tanto engendrar una contra-estrategia. De ahí que las interacciones
como una sustancia que se “posee”, sino más bien como prácticas entre las relaciones de poder produzcan un proceso constante
que se despliegan estructurando el campo de acciones eventua- de ajuste, negociación y conlicto (Ong, 2006).
les de los otros. La noción de poder, así entendida, encuentra en Aunque poder, resistencia y endurance aparecen ante el sentido
lo que Foucault (1989) llama una “analítica del poder” un espacio común como órdenes distintos de cosas que tienden a oponer-
para el examen situado de las maneras en que las relaciones de se (Widder, 2003), esta percepción está siendo abandonada
fuerza juegan un papel clave en la conformación de las actitudes, dentro de las ciencias sociales contemporáneas. La principal
comportamientos y aspiraciones de las personas. Esta aproxima- razón de este cambio reside en el reconocimiento que no so-
ción del poder –como multiplicidad de fenómenos en constante lamente las formas de resistencia y aguante son moldeadas por
propagación– localiza su dinamismo en penetrantes y muta- las relaciones de poder existentes, sino también que endurance
bles sistemas de relaciones e interacciones entre los individuos. y resistencia, paradójicamente, refuerzan y/o crean nuevas rela-
El foco de dicha analítica revela su dimensión performativa, ciones de poder. Resistencia, endurance y poder se despliegan a
puesto que, lejos de centrarse en la dimensión jurídica del po- través de relaciones mutuamente constitutivas, lo que ha con-
der, es decir el juego de prohibiciones y autorizaciones, enfatiza ducido a diversos investigadores a comprender estos conceptos
la descripción y el examen en los terrenos etnográicos de los como profundamente interconectados y enredados (Sharp et al.
efectos que los actores tienen sobre los pensamientos, acciones 2000; Stoler, 2010; Povinelli, 2011;).

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La puesta en evidencia por los teóricos de los sistemas mun- control” prima el almacenamiento y el control de diversas clases
diales de la magnitud y efectos globales de ciertas relaciones de de lujos de información que dan origen a patrones estadísticos
poder que afectan la vida social local (Wolf, 1992; Friedman, de comportamientos de riesgo. Es en este sentido que algunas
2003) contribuyó a dar término al enfoque paradigmático de modalidades de poder se construyen, hoy en día, realizando in-
una práctica antropológica centrada en las comunidades loca- tervenciones preventivas, con la inalidad de eliminar los daños
les como autónomas y, por lo tanto, comprensibles en y por sí antes de que se produzcan (Newman, 2009).
mismas. No obstante, el excesivo acento en las fuerzas globa- Los fenómenos transnacionales no se limitan a ser una ca-
les arrastró consigo el riesgo metodológico de localizar toda la racterística del capitalismo contemporáneo; ellos impactan
agencia al nivel de los actores globales en desmedro de las co- igualmente en las relaciones de poder y en los referentes cul-
lectividades locales (Solway y Lee, 1990). Un temprano esfuerzo turales. El lugar ocupado por las fundaciones y ONGs, así como
orientado a restablecer el reconocimiento de la agencia local tuvo los debates en torno al desarrollo sustentable, el uso de semillas
expresión mediante el uso del concepto de “resistencia” campe- transgénicas y herbicidas, el cambio climático, entre otros, se
sina al poder ejercido por el Estado (Scott, 1985). Sin embargo, inscriben en una representación del planeta crecientemente
los estudios de resistencia, al menos en algunas de sus dimensio- marcada por la amenaza y el riesgo, un mundo en el que apare-
nes, han sido blancos de críticas tanto por ser “etnográicamente cen frecuentemente acontecimientos trágicos mediatizados que
delgados” (Ortner, 1995), como por no captar en su densidad la recuerdan a los humanos su precariedad. Es en este sentido que
actitud proactiva de los sujetos que, aunque emplazados en los los discursos de las ONGs y organizaciones humanitarias recu-
“márgenes”, participan en enredos “colaborativos” con instancias rren cada vez más al imperativo de la urgencia en el marco de
regionales, estatales y globales (Murray Li, 2005; Tsing, 2012). lo que Abélès (2009) llama la “economía de la sobrevivencia”,
El poder, en tanto fenómeno, no obedece a ningún plan maes- un horizonte social cuyo porvenir se vuelve incierto debido a
tro; parte de su vitalismo reside, precisamente, en que no posee las amenazas introducidas por la mercantilización del planeta
un centro único, ijo y hegemónico. Hablar de poder es hablar (Comaroff y Comaroff, 2001).
de relaciones que se despliegan en campos de fuerzas caracteri- Sobre la base del impulso dado por la relexión sobre la “gu-
zados por el modo en que el poder se ejerce y, en consecuencia, bernamentalidad” (Foucault 1991; 2004a; 2004b), las ciencias
por el modo en que este deviene una práctica. En la estela de sociales, y especialmente la antropología, han desarrollado una
Nietzsche, la genealogía del poder iniciada por Foucault (1994) comprensión mucho más sutil de las formas en que el poder
permitió a Deleuze (1992) pensar, a su vez, el modo en que opera en los terrenos de estudio (Ferguson, 1994; Murray Li,
el poder se vuelve en las sociedades postindustriales una tec- 2007). Lejos de reconocer el simple despliegue de “lujos” glo-
nología de control, produciendo la vigilancia generalizada y la bales deslocalizados, los etnógrafos han comenzado a observar,
modulación (en archivos digitales) de lo que sucede en la vida describir y analizar “ensamblajes” (Ong y Collier, 2005) y “fric-
social. Esta modalidad de control ya no se limita a las clásicas ciones” (Tsing, 2005) mucho más complejos. Investigaciones
instituciones totales de los regímenes disciplinarios (prisiones, conducidas sobre temáticas tan diversas como los proyectos
hospitales, escuelas, cuarteles militares). En la “sociedad de de conservación (Campbell y White en este volumen; West,

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2006), el desarrollo de infraestructura (Carse, 2014; Harvey en y geográicas de capitalismo se entrelazan con patrones localiza-
este volumen), la descolonización (Postero en este volumen; dos ya existentes en la vida cotidiana, los cuales inevitablemente
Morgensen, 2011), la agricultura industrial (Müller en este provocan respuestas culturales o negociaciones, incluyendo el
volumen, Stone, 2010), y el cambio climático global (Broad y racismo. En este capítulo, Nancy Postero muestra dos aspectos
Orlove, 2007; Lazrus, 2012), dan cuenta de una preocupación entrelazados de racismo. En primer lugar, a pesar de la retóri-
mayor por restituir la complejidad y los matices de las interac- ca del gobierno, el país sigue estando profundamente enredado
ciones entre actores globales y colectividades locales. en un modelo de desarrollo capitalista extractivista que afecta
El capítulo de Birgit Müller, por ejemplo, analiza un género negativamente a las comunidades indígenas y al medio ambien-
de prácticas emplazadas en el corazón del proyecto modernista; te. El resultado es que los cuerpos y territorios de los pueblos
se trata del desarrollo conjunto de las explotaciones agrícolas de indígenas continúan siendo el “sitio” de la violencia política
granos en las praderas canadienses y su cultivo comercial más y económica, mientras que el gobierno boliviano se esfuerza
importante, la canola, también llamada el “oro amarillo de las por negociar entre las exigencias a menudo contradictorias del
praderas”. Cuando las semillas industriales llevan una raciona- capitalismo global y la justicia social, ambiental y económica.
lidad instrumental y una forma de control a los campos de los En segundo lugar, la élite blanco-mestiza de las tierras bajas,
agricultores, los seres humanos y las semillas son alienados del desaiada por el discurso y la política revolucionaria del gobier-
mundo natural. ¿Cómo los agricultores perciben las semillas in- no, ha respondido con un racismo abierto contra los migrantes
dustriales? ¿Cómo ellos interactúan con estas plantas que llevan andinos y con una sorprendente nueva alianza con los manifes-
consigo los derechos de propiedad intelectual a sus campos? tantes indígenas de tierras bajas. Mediante la reinvención de sí
Birgit Müller sostiene que la racionalidad instrumental de la mismos como protectores de los “indios heridos” del TIPNIS, las
agricultura moderna está creando relaciones íntimas, altamente elites reinscriben tropos racistas de los pueblos indígenas como
emocionales entre plantas y seres humanos, las cuales oscure- necesitados y sin poder. De este modo, la raza, el desarrollo y la
cen sus mecanismos asociados de destrucción y apropiación. El naturaleza siguen estando vinculados en este momento de peli-
capítulo concluye examinando cómo un pequeño número de gro “post-neoliberal”.
agricultores fue capaz de resistir a la lógica y al agarre tentacu-
lar de la agricultura industrial, extrayendo una inusitada fuerza Palabras finales
de una suerte de materialidad viviente, descrita por Theodor Los distintos capítulos presentes en este volumen dan cuenta, en
Adorno como “la calidez de las cosas” (1978: 43). su heterogeneidad, de terrenos de estudio, de un desplazamien-
En el capítulo inal de este volumen, Nancy Postero examina to teórico de las ciencias sociales en general y de la antropología
la forma histórica y geográicamente contingente del capitalis- en particular. La noción modernista de la antropología ecoló-
mo “post-neoliberal” en Bolivia. Para llevar a cabo esta tarea, la gica, popular en la década de los 80 y que tendía a separar el
antropóloga analiza cómo los debates y controversias en torno al discurso humano de los sistemas observados, es reemplazada en
desarrollo y a la naturaleza son al mismo tiempo impugnaciones este libro. Ello se logra –mediante distintas estrategias– a través
sobre la raza. Esto se debe a que determinadas formas históricas de aproximaciones más abiertas del medio ambiente, orientadas

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tanto a aprehender la unidad de seres humanos y no humanos nuevas realidades. Es así que podemos asumir la comprensión
en el planeta, como también a dar cuenta, en contextos con- del Antropoceno como una invitación a desmantelar las di-
cretos, de los procesos mediante los cuales ecologías y políticas visiones que separan a los seres humanos de otras formas de
están en activa y constante imbricación. vida. Todas las entidades de la Tierra, tanto humanos como
¿Cómo se componen las comunidades locales? ¿Qué es aquello no humanos, entidades bióticas y abióticas, están inmersas en
que denominamos el globo? El entusiasmo en los mercados ha un complejo mundo de asociaciones e interacciones que las
sustituido la esperanza en la planiicación estatal, y los gobiernos sustentan y las involucran con el proceso de la vida (Gibson y
de los países se postran ante las inanzas internacionales. ¿Cómo Venkateswar, 2015).
los cientíicos sociales pueden analizar estos cambios? Debe- Lejos de una aproximación estetizante de las relaciones huma-
ríamos, como sugiere Tsing (2000), dejar de hacer distinciones no-ambientales, las interrelaciones ecopolíticas crean nuevos
entre fuerzas “globales” y espacios “locales”. Aunque dichas dis- desafíos para las ciencias sociales latinoamericanas en campos
tinciones son con frecuencia cómodamente incorporadas en los como el de la justicia medioambiental y sus intersecciones con
repertorios lingüísticos de los cientíicos sociales, ellas tienden a procesos de desigualdad de clase, etnia y género. Consideramos
conducir, según la autora de Friction, a fantasías globalizadoras que el carácter global de las ecopolíticas no solo reside en la
que oscurecen los procesos culturales –simultáneamente globales necesidad de tomar en cuenta nuestro planeta como una dimen-
y locales– de producción de todo “lugar” y de toda “fuerza”; sión analítica en juego, sino también en el esfuerzo por tender
procesos que son culturalmente particulares y productores de in- puentes sobre la brecha que separa la investigación académica,
teracciones de amplio espectro. el activismo y la política pública. Es bajo este impulso que las
El tiempo o intervalo geológico en que vivimos, denominado problemáticas suscitadas por la justicia medioambiental son hoy
Antropoceno (del griego anthropos, “ser humano”, y cene, “nue- en día tratadas mediante trabajos orientados a describir cómo
vo”) alude a las inluencias antropogénicas que, a una escala los sistemas de privilegio y las relaciones de opresión impactan
planetaria, han sido ejercidas en los últimos dos siglos sobre la la forma en que las personas se enlazan con el medioambiente
composición y función de los ecosistemas de la Tierra y de to- en el que viven. Junto con las contribuciones reunidas en este
das las formas de vida (Crutzen y Stoermer, 2000; Steffen et al., libro, investigaciones precedentes ofrecen valiosos ejemplos
2011). Más allá del debate en torno a la datación del Antropo- de ensamblajes ecopolíticos. Este es, por ejemplo, el caso de la
ceno, lo que nos interesa extraer de dicho intervalo geológico es etnografía de Checker (2005), la cual describe cómo los residen-
la manera en que perturba las dicotomías predominantes en las tes negros de Augusta, Georgia, fueron sometidos a una serie de
coniguraciones occidentales del conocimiento. Las oposiciones contaminantes, se movilizaron en respuesta a estos, y constru-
clásicas del conocimiento occidental, tales como naturaleza/ yeron una compleja relación con organizaciones ambientalistas
cultura, orgánico/inorgánico, animado/inanimado, aparecen a en los Estados Unidos. Bajo esta perspectiva, se han conduci-
la luz de las implicaciones del Antropoceno como paradójica- do investigaciones en terreno sobre las consecuencias de los
mente desconectadas de su entorno (Sayre, 2012). El desafío ensayos nucleares en el Pacíico (Johnston y Barker, 2008), el
es reconstruir nuestro andamiaje conceptual para relejar estas impacto de la minería en Papúa Nueva Guinea (Kirsch, 2006),

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la generación de nuevas formas de organización política después especial L’Anthropologie et le tournant ontologique (Frédéric Keck;
de la catástrofe de Bhopal en India (Fortun, 2001), y las villas Saskia Walentowitz y Ursula Rege editores), publicado por la re-
tóxicas empobrecidas en Argentina (Auyero y Swistun, 2009). vista Tsantsa en 2015 (volumen 20) con el título “Fools Gold on
Los entrecruzamientos ecopolíticos, así como los desafíos de la the Prairies. Ontology, Farmers and their Seeds”. Agradecemos
justicia ambiental, impulsan a los cientíicos sociales a involu- al editor de esta revista David Bozzini por concedernos los de-
crarse activamente, desde sus particulares arenas, en el debate rechos de reproducción de este trabajo. El capítulo de Marama
público y en la formulación de políticas sociales sensibles a las Muru-Lanning fue publicado en inglés en 2012 en el volumen
complejas interrelaciones que produce nuestro presente. 22, número 2 de la revista Anthropological Forum: A Journal of
Social Anthropology and Comparative Sociology con el título
“Māori Research Collaborations, Mātauranga Māori Science
and the Appropriation of Water in New Zealand”. Agradece-
mos a Greg Acciaioli, editor de Anthropological Forum: Journal
Agradecimientos of Social Anthropology and Comparative Sociology, y Taylor and
Esta publicación fue realizada gracias al apoyo del Centro Francis Group por permitirnos traducir este artículo. El capítulo
de Estudios Interculturales e Indígenas CIIR (CONICYT/ de Nancy Postero es una versión editada y traducida del capí-
FONDAP/15110006). Este libro fue inicialmente planiicado tulo 6 de su libro Decolonizing Bolivia de próxima publicación.
en el marco del seminario internacional “Políticas de la natu- Agradecemos a los editores de la University of Georgia Press por
raleza: saberes en disputas y espacios vividos” que tuvo lugar el permitir la reproducción de este último trabajo.
11 y 12 de diciembre de 2014 en el centro de extensión de la
Pontiicia Universidad Católica de Chile. Agradecemos a los ex-
positores que participaron en este evento, en particular a Ana
Referencias bibliográficas
Ancapi, Salvador Millaleo y Manuel Tironi. Expresamos nues-
tros agradecimientos a Daniela Jacob, Nicole Segura, Martin ABÉLÈS, M. (2009). The Politics of Survival. Durham: Duke University Press.
Fonck y Alejandra Silva, que nos apoyaron con distintas tareas
ABRAMSON, A. (2000). “Mythical Land, Legal Boundaries: Wondering
en este largo proyecto. Agradecemos también a Marcela Pom-
About Landscape and Other Tracts”. En: A. Abramson y D. Theodossopoulos,
bo y Josefa Villagra por sus preciosas labores como traductoras.
coords., Land, Law and Environment: Mythical Land, Legal Boundaries, 1a ed.
El capítulo de Ben Campbell es una versión reeditada y traducida
Londres: Pluto, pp. 1-30.
del capítulo “Animals Behaving Badly: Indigenous Perceptions
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Agradecemos a Routledge por la reproducción de este trabajo. and Postcoloniality. Oxford: Berghahn Books.
El capítulo de Birgit Müller apareció en inglés en el número
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Este capítulo pretende explorar cómo un enfoque en la infraes-


tructura puede afectar nuestras formas de comprender las
políticas de la naturaleza. Las infraestructuras que me interesan
son aquellos sistemas socio-materiales que facilitan las circu-
laciones en las cuales la vida cívica y social moderna se basan,
tales como las comunicaciones (carreteras, puentes, aeropuer-
tos, puertos, etc.), la energía, las represas, el tratamiento de agua
potable y residual, los desechos, las inundaciones, la defensa
costera, las tecnologías de la información (IT) y los sistemas de
telecomunicaciones. En Perú, donde realicé el trabajo etnográ-
ico en el cual me baso para este capítulo, tales sistemas son
reveladores de la presencia estatal y representan grandes pro-
mesas de transformaciones económicas y sociales beneiciosas.
El anhelo esperanzador y prometedor que envuelve a los proyectos
infraestructurales no decae necesariamente bajo el intermina-
ble aplazamiento de dicha transformación. Es conocido que los
futuros potenciales de muchos individuos se ven diariamente me-
nospreciados por unos pocos que buscan acelerar su propio éxito
personal a expensa de otros, mientras estos últimos continúan

2 Este artículo fue presentado inicialmente en el marco del “Seminario


internacional políticas de la naturaleza: saberes en disputa y espacios
vividos”, organizado por la Pontiicia Universidad Católica de Chile en
Santiago, entre el 11 y 12 diciembre de 2014. Agradezco a los organizado-
res y participantes de este evento, en especial a Piergiorgio Di Giminiani.

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