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Escuela, Adolescencia, Marginalidad y la Cultura Social del Siglo XXI

ÁNGEL E. GRATTONE / 2005

PRODUCTOS CULTURALES POR Y PARA LOS ADOLESCENTES - EL CONSUMISMO Y LA MODA – LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS MASIVOS
DE COMUNICACIÓN (MMC):

(…)

El adolescente actual no cree en un mañana, no existe una proyección de futuro, ni tampoco importa. La cultura posmoderna
adolescente es en muchos aspectos un rechazo a los supuestos de la modernidad. El adolescente constituye en sí un individuo en etapa
de crisis y un sujeto en construcción de su propia identidad. La inmersión de esta etapa en la posmodernidad agrega una nueva
complejidad a la imagen del adolescente.
La cultura adolescente posmoderna (y la sociedad en general), propenden a una “adolescencia indefinida”; el paradigma de ser
humano “útil y estético” es el adolescente, físicamente proporcionado, que responde a ciertos cánones de belleza y que se perpetúa
en ese estado. La sociedad se ha adolescentizado, y es por ello que resulta mucho más complejo el tránsito hacia la adultez, ya que no
es el adulto, con autonomía económica y social el ideal social humano, sino el adolescente, por lo cual el horizonte clásico, que era la
vida adulta, ya ha quedado obsoleto. En última instancia, porque en el futuro está la temida vejez, enfermedad y sintetizando: la
muerte.
Algunas características del adolescente posmoderno, las podemos resumir como:
- La cultura de la satisfacción inmediata (“No sé lo que quiero, pero lo quiero ¡ya!”). Lo que cuesta trabajo y promete satisfacción a
futuro (por buena que sea), ya ha quedado descartado.
- Consumismo, la austeridad esta desacreditada.
- La moral es puesta en duda. Son hedonistas.
- Búsqueda permanente de sensaciones. El cuerpo lo es todo.
- Pánico al envejecimiento. El prototipo de sujeto exitoso es el joven, creativo, hiperactivo y estéticamente adecuado a los cánones de
belleza imperantes.
- “Nadie sabe cómo será el mañana, hay que gozar la vida aquí y ahora”
- No hay conexión entre compromiso, esfuerzo y resultados.
- No hay identificación con ideologías. Pérdida de fe en las utopías o idealizaciones de la cosmovisión.
- La identificación sociocultural con los demás ya no pasa por el sentido de pertenencia a la escuela, un club, etc., sino por afinidades
referidas a grupos musicales, “ídolos” del mundo del espectáculo (Vg. cantantes), etc.
- “El fin, en muchos casos, justifica los medios”.
- Libertad individual, la libertad de cada uno por sobre los modelos éticos.
- La escuela, es un trámite burocrático, “un sitio de reunión de los que piensan como yo, les gustan los mismos grupos, etc.”. Ya no es
un lugar para el aprendizaje o la formación ciudadana y/o profesional.
- Uso de una cultura de lo marginal (vocabulario de reos, visualización de la autoridad como mala per se).
El adolescente actual, parecería apartarse de la caracterización clásica del adolescente. Es probable que sea necesario un
aggiornamiento del modelo de adolescente. En particular porque en general, todos los autores coincidían en el carácter transitorio de
la adolescencia, en tanto que la cultura posmoderna propende a mantener el statu quo del adolescente eternamente. El adolescente,
se ha convertido en el modelo a imitar. Todo el mercado de consumo se dedica en un alto porcentaje al adolescente. La
adolescentización de la sociedad da lugar a nuevas formas de interacción. La familia deja de ser el centro de la estructura social para
serlo el adolescente. El culto al cuerpo, (un narcisismo rayano en lo enfermizo muchas veces) da lugar a manifestaciones patológicas y
peligrosas como la bulimia y la anorexia. El paradigma del "flash sex", da lugar a que los jóvenes se inician cada vez a menores edades
en la vida sexual. La menor edad y mayor número de parejas sexuales, así como lo exótico de las mismas da ascendiente sobre el
grupo, y esto a su vez es imbricado con aumento de los casos de embarazos adolescentes, suicidios y hasta pedofilia.
La sociedad consumista, es otro de los medios de dominación que se enlaza con la posmodernidad. El mercado determina qué es lo
que cada uno precisa para “ser alguien”, y como todo se estructura bajo la condición de encuadrarse dentro de los cánones
adolescentes.
Sus principios básicos pueden describirse básicamente en:
Ø Devoción por la adolescencia. Uso de las costumbres y modas adolescentes como canon de belleza, y comportamiento social. Uso
de cualquier medio para mantenerse en la adolescencia.
Ø El consumo como máximo bien. No es relevante la proyección a futuro: Act, Act in the living present. El mercado se asegura de
convencer a todos de que necesitan siempre: el último auto, el último modelo, el último grito de la moda, la tecnología de última
generación.
Ø Lo nuevo SIEMPRE es mejor que lo viejo. Lo viejo, inclusive las personas, debe desecharse. Lo fashion es lo imperante. Incluso los
que “detestan” a los fashion, tienen su moda dominante, paradojal y casi contradictoria: “la moda de odiar la moda”.
Ø Los jóvenes frecuentan más los cyber, que los potreros de fútbol y la casa de los amigos. El libre acceso a Internet, si bien es una
herramienta formidable de búsqueda de información, también es muy útil para desinformar, si uno no tiene muy en claro lo que busca.
Ø La “Caja Boba”, además, goza de mejor salud que nunca. Los programas de TV, no solo “Entretienen”, sino que nos “Tienen”. Nos
dicen que comer, que usar, hasta que debemos saber, pensar y sentir. El sexo y/o contenido sexual aparecen por doquier y en
cualquier horario, así como la violencia verbal y física. Estadísticamente el 80 % de la programación de TV abierta, contiene (explícita o
implícitamente) contenido sexual, de violencia verbal y/o física, y casi siempre con figuras de apariencia adolescente.
Ø La falta de opciones reales de progreso y superación personal, hacen que los adolescentes, en su volubilidad, se vuelquen hacia
estas propuestas facilistas, impartidas por los MMC. Los adultos adolescentizados imitan estas conductas, y por extensión la mayor
parte del conjunto social.
El adolescente, es por definición un sujeto en conflicto. Un cuerpo que no se le acomoda, las hormonas en estado de asamblea, no
saben si van o vienen. A esto sumémosle, la vorágine hipermaterialista, consumismo como conducta, hedonismo como necesidad, la
sociedad que los mira con envidia, son tomados como el paradigma de ser humano por los adultos, y por extensión, ellos carecen de
modelos hacia los que proyectarse.
Quizás el mayor problema no sea la adolescentización de la sociedad, tanto como la idiotización producto de esto. El futuro es ahora,
solo se vive en un presente, las acciones a las que exhortan los MMC y el mercado, carecen de trascendencia; al menos en forma
individual.
Uno de los aspectos más críticos de la adolescentización de la sociedad, es que no funciona solo en sentido ascendente (adolescentes
que pretenden serlo indefinidamente); sino su simetría descendente, vale decir, niños de 6 o 7 años que ya manifiestan
comportamientos de preadolescentes, con los riesgos que ello implica, ante la disgregación familiar (mamá y papá no están nunca para
guiarlos). Algunos me critican por ser “anticuado”, pero psicológicamente, el niño ha de transcurrir por ciertas etapas y el adolescente
por otras. Un tránsito adecuado por la niñez, es fundamental para una adecuada base para la adolescencia y en su proyección hacia la
adultez. La intemporalidad de ciertas partes de nuestro aparato psíquico así lo exigen, la irresolución de los conflictos propios de la
niñez, por superponerse la adolescencia precoz, devendrá, inexorablemente, en conflictos en el adulto y pseudoadulto (adulto
adolescentizado), y esto lo vemos reflejado en un incremento exponencial de los conflictos y enfermedades psiquiátricas y de origen
psicológico que vemos, todo esto potenciado por los elevados niveles de stress y las complejidades inherentes a la sociedad actual.
La falta de proyección a futuro deviene en un serio problema para la educación. Al respecto, la dimensión afectiva del sujeto,
usufructuada y explotada hasta lo indecible por el marketing de la sociedad de consumo y sus lacayos de los MMC, ve su centro
apartado de la necesidad de trascendencia que durante la historia humana ha mostrado el hombre. Para Sara Pain , la componente
afectiva es determinante, en virtud de una perspectiva análoga a la de Freud (desde la sublimación de los deseos y los mecanismos de
defensa), en la cual el aprendizaje ofrece a las demandas instintuales una vía que da lugar a satisfacciones sustitutas de las pulsiones.
En particular se habla de esto, durante el período de latencia, al amparo y con la garantía de un Superyó, firmemente establecido (cosa
bastante dificultosa en un entorno de disgregación familiar). Se agrega que la “aceptación de lo real frente al principio de placer se
lleva a cabo mediante la función sintetizadora del Yo, ya que éste es capaz de pensar y por lo tanto, de aplazar el cumplimiento de un
acto y de anticipar las condiciones en que este acto es posible”. Esto actualmente parece un poco anacrónico, puesto que la cultura
clip, y el fastlove, exigen satisfacciones inmediatas. Parecería, que en la modernidad la sociedad estaba dominada por un rígido
“Superyó Social”, en tanto que actualmente está entregada a un “Ello Social” que se interesa solo por lo placentero; donde el mercado
y sus asociados, buscan satisfacer y manejar la trieb social para controlar y obtener el mayor lucro posible...

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