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PID_00286814
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© FUOC • PID_00286814 Prevenir la crisis
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 7
1. Concepto............................................................................................... 9
1.1. Definiciones sorprendentes............................................................ 9
1.2. Mayor intensidad ........................................................................ 11
1.3. Definición útil ............................................................................. 12
1.4. Babel terminológico .................................................................... 13
1.5. Tipología ...................................................................................... 16
2. Gestión de riesgos.............................................................................. 18
2.1. Auditoría de riesgos .................................................................... 19
2.1.1. Recabar información de nuestros públicos .................... 19
2.1.2. Aplicar el aprendizaje observacional ............................. 21
2.1.3. Situarse en el peor escenario posible ............................. 23
2.1.4. Monitorizar el entorno virtual ...................................... 25
2.2. Minimización o eliminación de riesgos ...................................... 26
2.2.1. Riesgos prioritarios ......................................................... 26
2.2.2. Gestión de conflictos potenciales .................................. 27
2.3. Comunicación de riesgo ............................................................. 28
Resumen....................................................................................................... 33
Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 35
Solucionario................................................................................................ 36
Bibliografía................................................................................................. 37
© FUOC • PID_00286814 5 Prevenir la crisis
Introducción
«Duérmete, niño,
duérmete ya,
que vendrá el coco
y te comerá».
El coco de las crisis se come a las organizaciones que, a la hora de prevenirlas, se duermen en los laureles
Para amedrentar a un niño basta con mencionarle al coco. Las personas que
lideran nuestra organización, en cambio, no se amedrentan tan fácilmente.
Están convencidos de que el coco no existe. Y de que, si existiera, no supondría
una amenaza de consideración. Y de que, si constituyera una amenaza para
alguien, lo sería para otras entidades, pero no para la nuestra. Y de que, si el
coco acabara afectándonos de algún modo, saldríamos del embate indemnes
o incluso reforzados.
Así las cosas, la primera labor que deberá asumir el o la responsable de relacio-
nes públicas dispuesto a gestionar la comunicación de crisis de una organiza-
ción es convencer a su equipo directivo de la existencia del coco, es decir, de la
existencia de las crisis. Y convencerle de que, además de existir, las crisis supo-
nen –por definición– una amenaza grave. Y de que nuestra organización es tan
vulnerable a las crisis como las demás, o más. Y de que no hay crisis buenas. Y
sobre todo, de que a diferencia del coco, que se lleva a los niños que no duer-
men, las crisis se llevan por delante a las organizaciones que, por el contrario,
se duermen en los laureles y no trabajan proactivamente para evitarlas.
mente con las primeras porque, con las segundas, siempre tendremos las de
perder. Acabaremos lavando trapos sucios y remendando reputaciones hechas
trizas. «Duérmete, mi niño, / que tengo que hacer; / lavarte la ropa, / ponerme
a coser».
© FUOC • PID_00286814 7 Prevenir la crisis
Objetivos
1. Concepto
En cambio, cuando lo que os proponéis es evitar que la crisis llegue a produ- Los y las que deciden
cirse –o sea, detectar y desactivar la bomba antes de que estalle–, entonces sí
La coalición�dominante está
que os resultará extremadamente útil saber qué es lo que se entiende por crisis. formada por las personas que
En la fase preventiva, por lo tanto, sí tiene sentido esforzarse en determinar tienen la capacidad de esta-
blecer las líneas de actuación
qué situaciones deben ser consideradas crisis y cuáles no. Para minimizar la estratégicas de una organiza-
ción. A grandes rasgos, puede
posibilidad de que se produzca una crisis deberéis activar toda una serie de coincidir con el equipo direc-
tivo pero a menudo incluye a
recursos, a menudo muy costosos. Difícilmente convenceremos a la coalición personas que, sin ostentar for-
dominante de la necesidad de dedicar tales recursos a prevenir algo que somos malmente el poder, participan
en un equilibrio de fuerzas que
incapaces de definir, así que más nos vale que cuando hablemos de crisis sepa- resulta determinante para el
devenir de la organización.
mos de qué estamos hablando. Lamentablemente, muchas de las definiciones
existentes contribuyen a la confusión más que a la clarificación.
«Cuando surge una crisis, suele ser inesperadamente. A menudo es un desastre natural:
un tornado o un huracán. A veces es un desastre provocado por una persona: un robo,
una malversación de fondos o una gran pérdida. Con frecuencia, la primera noticia que
recibe sobre el acontecimiento el profesional de las relaciones públicas es una llamada
de los medios de comunicación que quieren saber cuál va a ser la acción inmediata que
se va a realizar».
«[...] que es repentina, requiere de una reacción inmediata, interfiere con la actuación de
la organización, crea incertidumbre y estrés, amenaza la reputación, aumenta en inten-
sidad, provoca el examen externo de la organización, y la altera permanentemente».
Todas estas definiciones y otras muchas que os ahorramos contribuyen a per- Crisis a la antigua
petuar la idea –falsa– de que una crisis es siempre o casi siempre algo imprevi-
La idea de que una crisis es,
sible, inesperado, repentino, sorprendente y, por ende, inevitable. ¿Qué sen- por definición, sorpresiva se
tido tiene implementar una política preventiva si las crisis acaban surgiendo consolidó con la definición clá-
sica aportada por Hermann
donde menos podíamos imaginarnos y son producto de la mera fatalidad? (1963). De acuerdo con este
autor, para poder calificar una
situación como crisis, es nece-
sario que aúne tres factores:
Pues bien, vamos a derruir un mito: no es cierto que las crisis surjan inopi- sorpresa, amenaza a las princi-
nadamente. De hecho, las crisis que se producen de forma inesperada consti- pales metas de la organización
y tiempo de respuesta escaso.
tuyen una auténtica rareza. En uno de sus estudios, citado por Wilcox et al. Aunque desde entonces han
transcurrido seis décadas y el
(2012; en la edición de 2006, pág. 326), el Institute for Crisis Management mundo de hoy es muy distinto
consiguió cuantificar la proporción de crisis sorpresivas frente a la crisis con al de entonces, son pocos los
autores que se han atrevido a
preaviso. El resultado no deja lugar a dudas: de cada diez situaciones de crisis, cuestionar la naturaleza impre-
visible de las crisis.
cerca de nueve son previsibles.
Fuente: elaboración propia a partir de los datos aportados por Wilcox et al. (2012; en la edición de 2006, pág. 326)
Este dato nos aporta una perspectiva completamente nueva que otorga pleno
sentido a la estrategia preventiva. Si la inmensa mayoría de las crisis son pre-
decibles, ¿por qué no dedicar más recursos a evitar que estallen?
Sorpresas predecibles
concepto de sorpresas predecibles (predictable surprises), que alude a los desastres que se
producen cuando las organizaciones no tienen en cuenta (o no lo hacen de forma ade-
cuada) los indicios evidentes de que tales desastres pueden ocurrir. Los motivos que ex-
plican que tales indicios no sean usados para evitar la crisis son, de acuerdo con estos
autores, los siguientes:
• La organización no propicia que los indicios sean reportados a las personas que po-
drían tenerlos en cuenta.
En la misma línea, González Herrero (2007, pág. 42) admite que «un número importante
de crisis se derivan de asuntos potencialmente conflictivos que podrían haber sido detec-
tados a tiempo por las organizaciones afectadas», pero apunta (1998, pág. 58-59) cuatro
razones para explicar que una crisis evitable no sea finalmente evitada:
• La organización no actúa.
Losada Díaz (2010) es uno de los pocos estudiosos de la materia que se atreve a ir más
allá y asumir –¡por fin!– sin ambages la previsibilidad de las crisis:
«Las crisis cuentan con un rasgo inherente que las convierte en un fenómeno hasta cierto
punto controlable. Este rasgo es que todas las crisis son previsibles. En alguna medida,
cada crisis deriva de una situación de peligro que la organización conoce antes de que
la crisis llegue incluso a suceder».
Si la mayor parte de las crisis, incluidas las peores, tienden a ser previsibles,
y si el hecho de serlo hace que sus efectos sean más contundentes, ¿por qué
seguimos abordándolas como si las envolviera un aura de incertidumbre y
fatalidad? Elizalde (2013) nos aporta algunas pistas sobre la cuestión:
«Por supuesto que es cierto que la crisis tiene algo de imprevisible y un poco de indeter-
minación, pero estos componentes suelen estar más relacionados con la tendencia que
tenemos los hombres a no pensar en lo que puede pasar de malo y de negativo que con
la estructura de una crisis. La imagen de las situaciones de crisis como hechos objetivos
imprevisibles e indeterminables es algo cada vez menos validado por el conocimiento
científico. La ciencia moderna (la teoría del caos o la teoría de los sistemas complejos)
considera como fenómenos ordenados y estructurados de un modo especial, pero estruc-
turados al fin, las realidades que se pensaban como desestructuradas y caóticas».
Una crisis es una «situación que supone una amenaza real o latente para
la pervivencia de una organización o, cuando menos, para el normal
desarrollo de las actividades que le son propias» (Lalueza, 2017, pág.
299).
© FUOC • PID_00286814 13 Prevenir la crisis
«Nunca debemos perder de vista que la mejor crisis es la que no llega a producirse. Des-
de esta perspectiva, dedicar todos nuestros recursos a estar preparados para gestionar la
comunicación de crisis con el mayor acierto posible, en lugar de dedicar una parte sig-
nificativa de los mismos a intentar evitar que la crisis tenga lugar, tampoco parece muy
razonable».
Hay estudiosos y estudiosas de la comunicación que consideran que solo hay ¡Tranquilidad: solo es una
un tipo de crisis: las derivadas de situaciones que afectan gravemente a la repu- emergencia!
tación de la organización. En consecuencia, cualquier situación, por amena- De acuerdo con esta perspecti-
zadora o incluso devastadora que resulte, no constituye una crisis si permite va comunicocéntrica, si la pren-
sa nos acusa de cobrar alqui-
mantener incólume la reputación de la entidad. En tal caso, es una mera emer- leres abusivos a los arrendata-
rios de nuestro edificio de ofi-
gencia. cinas, tenemos una crisis en-
tre manos. Si nuestro edificio
vuela por los aires a causa de
La adopción de una tipología hecha tan a nuestra medida es ciertamente ten- un atentado terrorista, no se
produce crisis alguna: solo una
tadora. Desde las relaciones públicas, ver tan claramente acotado nuestro cam- emergencia.
po de actuación nos facilitaría mucho las cosas. Reputación amenazada: posi-
ble crisis a la vista. Reputación a salvo: el problema no va con nosotros.
Por desgracia (o quién sabe si por suerte), la realidad no es tan simple. Quienes
ejercemos las relaciones públicas no vivimos en una torre de marfil dedicados
a catalogar los acontecimientos de acuerdo con nuestras expectativas o con la
implicación que previsiblemente nos reclamarán. De hecho, nos pagan para
interactuar con otras personas, incluyendo a otros profesionales que tienen su
propia visión de lo que es y no es una crisis.
© FUOC • PID_00286814 14 Prevenir la crisis
Terminología Terminología
sanitaria comunicocéntrica
En el campo de las emergencias, García Gómez (2007, pág. 71) establece una
tipología de lo que él llama «acontecimientos infaustos y siniestros que pue-
den afectar a una colectividad» y que altera la división clásica de Pauchant
y Mitroff (1992, pág. 13), que distinguía cuatro clases de situaciones extraor-
dinarias amenazadoras: incidente, accidente, conflicto y crisis. Los conceptos
que maneja García Gómez son:
«[...] procesos, que afectan a una entidad o a un grupo social, que no pueden gestionarse
recurriendo a medios y fórmulas habituales».
Como es obvio, cuanto más restrictiva sea la definición que demos de crisis,
más términos de campos semánticos cercanos deberemos emplear para poder
cubrir todo el espectro de situaciones no deseadas y más o menos graves que
pueden llegar a producirse. Con todo, si como especialistas en comunicación
que somos no hacemos un esfuerzo para consensuar un lenguaje que nos per-
© FUOC • PID_00286814 16 Prevenir la crisis
mita facilitar el entendimiento con otros actores sociales, nuestra labor está
condenada al fracaso. En consecuencia, estamos obligados a ver las cosas des-
de una perspectiva más amplia, más global.
Pese a ello, son numerosos los intentos clasificadores surgidos hasta la fe-
cha. Muchos emplean como criterio el factor detonante (factor intenciona-
do / no intencionado, factor interno/externo, factor social/económico/políti-
co/tecnológico...), aunque, curiosamente, en una situación de crisis no siem-
pre puede determinarse con claridad. Otro criterio habitual es el relativo a
© FUOC • PID_00286814 17 Prevenir la crisis
Crisis adrede
Ulmer et al. (2018) establecen una distinción entre crisis intencionadas y no intenciona-
das. Las primeras incluyen, entre otros, actos terroristas, sabotajes, violencia en el lugar
de trabajo, opas hostiles y liderazgo no ético. Entre las crisis provocadas por los factores
no intencionados, sitúan los desastres naturales, las epidemias, las interacciones técnicas
no previsibles, los productos defectuosos y las caídas de la economía. La clasificación
resultante, no obstante, resulta discutible. Las acciones terroristas, por ejemplo, son in-
tencionadas desde la perspectiva de quien las comete, pero obviamente no lo son desde
la perspectiva de quien las sufre. Algo parecido ocurre con el liderazgo no ético, que es
intencionado para quien lo practica pero que puede acabar afectando a la organización
en su totalidad, por más que la mayoría de sus integrantes tenga un comportamiento éti-
camente irreprochable. Y los productos defectuosos, ¿también debemos considerarlos un
desencadenante no intencionado cuando son fruto de la negligencia de quienes debían
responsabilizarse de controlar su calidad? Como veis, no es fácil crear categorías estanco.
En el entorno profesional, sin embargo, el criterio estrella a la hora de tipificar Alerta roja
las crisis es su presunta gravedad (crisis de nivel 1 / nivel 2 / nivel 3, crisis
La metáfora del coco que he-
de nivel verde/amarillo/rojo, etc.). Esta clasificación permite atribuir niveles mos empleado para referirnos
distintos a una misma crisis a medida que va evolucionando en un sentido a las crisis en la introducción
de este contenido no resulta
u otro, lo cual la dota de una flexibilidad interesante, pero no deja de tener tan gratuita como pudiera pa-
recer. Del mismo modo que
también sus limitaciones. Las principales serían estas tres: a las crisis de mayor gravedad
en las escalas cromáticas sue-
le asignárseles el rojo como
1) No es fácil para todo el mundo recordar la significación de la denominación color identificativo, hay estu-
dios (Ballester, 2007) que se-
de cada nivel de gravedad (cuando llega la primera alerta siempre hay alguien ñalan que la palabra coco, en
su acepción de monstruo que
que pregunta si la de nivel 3 era la peor, si la intermedia era naranja o amarilla, provoca temores infantiles, po-
etc.). dría derivarse de la raíz céltica
kokk, que significa precisamen-
te rojo.
2) Una misma crisis en un mismo momento puede recibir clasificaciones muy
dispares en organizaciones distintas, al variar también el impacto real o po-
tencial que tiene en cada una.
3) Si lo que tenemos entre manos es una verdadera crisis, los matices que po-
damos establecer para calibrar su gravedad pueden resultar más bien anecdó-
ticos ya que, por definición,
«Crises introduce an intense level of threat to the organization and its affiliates. This
threat has the capacity to cripple the organization’s attempts to meet its most important
goals. Thus, crises have the potential to permanently destroy an organization».
2. Gestión de riesgos
Cuando una crisis se produce porque los medios de comunicación han malin- Percepción o realidad
terpretado nuestro proceder y están transmitiendo a la opinión pública una
Tras accidentarse uno de sus
visión marcadamente negativa de nuestra organización, tendemos a creer que, aviones, una compañía aérea
con una buena política comunicativa y de relaciones públicas, esa crisis podría es puesta en la picota por la
prensa, que la acusa de des-
haberse evitado. Y es cierto. Cuando la crisis se sustenta en hechos y no en cuidar el mantenimiento de su
flota. Si tales acusaciones no
meras percepciones, en cambio, nos resulta más difícil entender el papel que tienen fundamento alguno, la
crisis se desarrolla exclusiva-
las relaciones públicas podían haber jugado a la hora de evitarla. Sin embargo, mente en el terreno de las per-
también ese tipo de crisis pueden prevenirse gracias a una gestión comunica- cepciones, lo cual no excluye
que sus efectos puedan resul-
tiva eficaz. tar devastadores. Si en cambio
sí resultara cierto que el man-
tenimiento de los aviones ha
Una buena labor de relaciones públicas debe contribuir a que nuestra organi- sido deficiente, la crisis tendría
una base factual.
zación sea percibida de acuerdo con sus méritos. En este sentido, contribuye
indiscutiblemente a evitar las crisis que puedan generarse a causa de una per-
cepción inmerecidamente negativa. Sin embargo, aunque no siempre se acep- Lectura complementaria
te, las relaciones públicas no solo pueden modificar percepciones; también R.�E.�Mittelstaedt (2005).
pueden contribuir a cambiar (o incluso a erradicar) aquellos hechos que son Will your next mistake be fa-
tal? Avoiding the chain of mis-
susceptibles de generar situaciones de crisis: takes that can destroy. Upper
Saddle River, NJ: Wharton
School.
«Communication about potential threats helps reduce uncertainty about potential risks
in the organization».
Flujos informativos
Siguiendo con el ejemplo antes apuntado, las relaciones públicas deben servir a la com-
pañía aérea para generar una percepción positiva si se ocupa con esmero del manteni-
miento de su flota, pero también deben servir para detectar y corregir cualquier deficien-
cia en las labores de mantenimiento antes de que se produzca una catástrofe y la crisis sea
inevitable. El o la profesional de las relaciones públicas, por supuesto, no tiene por qué
poseer conocimientos de ingeniería aeronáutica. Sin embargo, sí está obligado a sondear
permanentemente a los públicos que desempeñan un papel crucial en el óptimo desa-
rrollo de las actividades de la aerolínea, y eso incluye establecer y mantener un flujo de
información constante con quienes sí están en condiciones de valorar la adecuación o
no de los protocolos de mantenimiento de los aviones y con quienes tienen la potestad
de cambiarlos para evitar que se generen situaciones de riesgo.
• Detectarlo.
• Conocerlo.
• Priorizarlo o no (en relación con los demás riesgos conocidos).
• Eliminarlo o minimizarlo.
Nosotros agrupamos los dos primeros dentro de la auditoría de riesgos, los dos
últimos en la minimización o eliminación de riesgos, y añadimos la comuni-
cación de riesgo como fase esencial del proceso. Vamos a verlo.
«Stricto sensu, la realización de una auditoría de riesgos no responde a una finalidad bá-
sicamente comunicativa sino que va mucho más allá. De hecho, forma parte de la polí-
tica de gestión de riesgos que cualquier organización responsable planifica y desarrolla
con esmero. No obstante, si por el motivo que sea nuestra organización carece de este
instrumento o lo tiene pero requiere una actualización sustancial, no es ninguna tontería
empezar justamente por ahí».
«Un buen programa de relaciones públicas debe poner por lo menos tanto énfasis en
garantizar que el punto de vista de la entidad a la que sirve es conocido, entendido y
tenido en cuenta por sus públicos como en descubrir, comprender y considerar el punto
de vista de tales públicos. Y no necesariamente en este orden sino que, a poco que sea
posible, resulta mucho más razonable y eficaz escuchar antes que hablar, es decir, saber
qué es lo que se espera de nosotros antes de explayarnos explicando lo bien que estamos
haciendo las cosas.
Es en esta misma línea que Cutlip et al. (2006) consideran que la fase de in-
vestigación del proceso de las relaciones públicas consiste básicamente en es-
cuchar –de forma sistemática y con apertura de miras– para detectar los pro-
blemas antes de que se conviertan en crisis:
«Cuando antes se exprese una queja, más fácil será tratarla. La investigación continua
revela muchos problemas lo suficientemente pequeños como para permitir medidas co-
rrectivas y comunicación, antes de que se conviertan en asuntos públicos importantes».
Cuando abordemos los públicos internos, ningún área debería ser obviada por
más anodina y poco susceptible de incurrir en situaciones de riesgo que nos
parezca su labor:
© FUOC • PID_00286814 21 Prevenir la crisis
«Lo más recomendable es llevar a cabo una auditoría de riesgos en la que participen todos
los departamentos de la entidad, incluso aquellos que realmente cuesta creer que puedan
verse implicados en una situación crítica. No olvidemos que una entidad puede acabar
viéndose envuelta en una crisis tanto si comercializa un lote de productos en mal estado,
como si su campaña publicitaria resulta ofensiva para determinados colectivos, o si su
contabilidad es excesivamente creativa, o si su comité de empresa decide convocar una
huelga, o si uno de sus transportistas se ve implicado en un accidente de tráfico grave...».
Lo que en las ciencias sociales se denomina aprendizaje observacional, en el En los zapatos del otro
fondo, no es más que la puesta en práctica del castizo «cuando las barbas de
Cuando Nike tuvo que mejorar
tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar». las condiciones de trabajo en
sus fábricas asiáticas y poner
coto al trabajo infantil porque
Los responsables de comunicación suelen contratar el seguimiento (monito- las denuncias reiteradas de di-
versas ONG habían empezado
ring) de los medios de comunicación para conocer la cobertura informativa a generar un boicot contra sus
productos, Adidas y Reebok no
que está recibiendo nuestra organización. Casi siempre este seguimiento se esperaron a sufrir la misma pe-
hace extensivo a la competencia y al sector en general, de modo que los clip- nalización en sus propias car-
nes para reaccionar, sino que
pings que se reciben cada mañana constituyen una excelente fuente de casos se apresuraron a exigir a sus
proveedores radicados en paí-
a los que podemos aplicar el aprendizaje observacional: ses emergentes que garanti-
zaran unas condiciones más
aceptables a los trabajadores
«Consiste en analizar algunas de las crisis que, aunque no hayan afectado a nuestra or- de sus plantas.
ganización, se hayan producido en nuestro sector de actividad o bien en ámbitos relati-
vamente próximos o con los que exista algún punto de contacto. Dado el entorno de
alto riesgo en el que las empresas e instituciones desarrollan actualmente su actividad, no
debería resultarnos muy difícil encontrar unos cuantos ejemplos que sirvan a nuestros Recortes digitales
propósitos».
Aunque actualmente las infor-
Lalueza (2007, pág. 179) maciones y artículos seleccio-
nados por las empresas de se-
guimiento de medios nos lle-
Tras analizar estas situaciones de crisis ajenas, deberíamos formularnos las si- gan en formato digital, se si-
gue aludiendo a ellos como
guientes preguntas: clippings (término inglés que
significa recortes) de prensa.
«Este sencillo ejercicio comparativo nos servirá la mayoría de las veces para convencernos
de que, más a menudo de lo que nos gustaría admitir, lo único que nos ha separado del
desastre más absoluto ha sido la diosa fortuna. Como es sabido, sin embargo, se trata de
una deidad caprichosa y especialmente esquiva con los que la tientan con frecuencia».
Fuente: elaboración propia a partir de los datos aportados por Dircom (2008)
© FUOC • PID_00286814 23 Prevenir la crisis
Fuente: elaboración propia a partir de los datos aportados por Dircom (2008)
«El empleo de técnicas de este tipo nos permitirá tomar conciencia tanto de nuestra vul-
nerabilidad, como de lo mucho que está en juego cuando nos amenaza o atravesamos una
situación de crisis. Y es esta concienciación la que, en definitiva, nos permitirá impulsar
una política de comunicación de crisis orientada a la prevención y a la previsión en lugar
de otorgarle la función de apagafuegos que mayoritariamente sigue asignándosele aún».
En el caso que nos ocupa, se trata de plantearse qué es lo que podría ocurrirle
a nuestra organización si, a partir de las debilidades constatadas al recabar in-
formación sobre los riesgos que la amenazan, nos situamos en el peor escena-
rio posible. Llevadas a su extremo, el resultado de cada una de estas amenazas
(o de la confluencia de varias de ellas) suele ser el colapso total de nuestra or-
ganización e incluso su extinción.
«It is necessary to accept that anything can happen, not merely taking precautions about
the most likely. The modern public relations manager has to reckon with the unlikely.
This is being realistic, non fatalistic».
Vale la pena tener siempre en cuenta, además, que las posibilidades de verse
implicadas en una crisis se incrementan para las organizaciones que tienen un
determinado perfil. Adaptando la lista elaborada originariamente por Caponi-
gro (2000), Sanjuán (2007, págs. 86-87) nos propone una lista de las empresas
más vulnerables:
• Las reincidentes.
• Las de sectores muy regulados («con redes de alertas perfectamente engra-
sadas»).
• Las que atraviesan dificultades financieras.
• Las que tienen directivos famosos.
• Las que tienen participación pública.
• Las que han crecido muy deprisa.
• Las que son líderes del sector.
• Las vinculadas a Internet.
• Las de nueva creación.
• Las que no tienen a jefes o propietarios controlándolas in situ.
• Las que tienen un mal clima laboral.
• Las que lanzan productos de diseño muy innovador.
Una compañía como Facebook (denominada desde 2021 Meta Platforms), por
ejemplo, cumpliría buena parte de las características que incrementan la vul-
nerabilidad de una empresa. No resulta tan sorprendente, pues, que acumule
un historial de crisis más que notable.
Actividad
Pensad en una entidad que conozcáis bien: la empresa donde trabajáis, la organización
con la que colaboráis, la universidad donde estudiáis...
2. Comentad la cuestión con otras personas que también conozcan bien la entidad esco-
gida. ¿Surgen riesgos distintos a los que habíais imaginado?
© FUOC • PID_00286814 25 Prevenir la crisis
3. ¿Qué debería ocurrir para que la entidad no pudiera seguir desarrollando su actividad
habitual? ¿Cuán probable es que ocurra?
4. ¿Qué debería ocurrir para que la entidad dejara de existir? ¿Cuán probable es que
ocurra?
La monitorización del entorno virtual puede llevarse a cabo a muchos niveles. El iceberg entero
No es lo mismo buscar el nombre de nuestra organización en un buscador
Los contenidos de Internet a
convencional que penetrar en la llamada internet invisible o emplear específi- los que accedemos habitual-
camente buscadores de blogs. Los responsables de comunicación podemos re- mente no son más que la pun-
ta del iceberg. Existe otra In-
cibir formación especializada para aprender a manejar estas técnicas avanza- ternet, la llamada Internet in-
visible o Internet profunda, for-
das de búsqueda o podemos subcontratar la labor tal como suele hacerse con el mada por todo el conjunto de
sitios web que no aparecen en
seguimiento de los medios de comunicación convencionales. La oferta es, en los buscadores (porque se au-
este sentido, muy amplia, pero, sea cual sea la opción escogida, lo importante toexcluyen, porque se generan
dinámicamente a partir de la
es no olvidar que lo que ocurre en el entorno virtual suele ser un fiel reflejo consulta en una base de datos,
porque su acceso requiere el
de lo que está ocurriendo ahí fuera, o un valioso indicio de lo que ocurrirá empleo de contraseñas, etc.).
muy pronto.
Escribid en vuestro buscador de Internet favorito el nombre de una entidad que sea muy A.�Beal;�J.�Strauss (2008). Ra-
conocida y realizad la búsqueda. dically transparent: Monitoring
and managing reputations onli-
1. Analizad los primeros 20 resultados obtenidos. ne. Hoboken, NJ: Sybex.
Como hemos visto anteriormente, una auditoría de riesgos debe ser lo más
exhaustiva posible. A la hora de atajar los riesgos detectados, en cambio, de-
bemos ser selectivos. Dado que es imposible que nuestra organización pueda
gestionar a la vez todos los riesgos que la amenazan, se hace imprescindible
establecer prioridades:
«¿Qué riesgos tienen mayores probabilidades de cristalizar en conflictos reales que ame-
nacen a nuestra organización? ¿Cuál de estas amenazas puede tener un efecto más de-
vastador para nosotros? ¿Qué incidencia tendrá la actuación comunicativa que podamos
llevar a cabo en la reducción del riesgo? La respuesta a estas y otras cuestiones similares
nos ayudará a saber cuáles deben ser nuestros primeros pasos».
Este sencillo esquema propuesto por Tixier (1991) nos muestra, de forma muy
gráfica, cómo priorizar el abordaje de unos riesgos sobre otros:
Figura 3. Determinación de los riesgos que deben ser atajados prioritariamente (zona roja) a
partir de los criterios de gravedad y probabilidad
materializarse. Así, por grave que sea un riesgo y por alta que sea la probabi-
lidad de que suceda, si es imposible que suceda a corto o medio plazo, obvia-
mente no estará entre nuestras prioridades atajarlo, aunque ello no signifique
que debamos obviarlo. Y el segundo es, precisamente, la capacidad real que
tenemos de atajarlo. Si dicha capacidad es muy baja o nula, por más probable,
grave y pronta que se presente la materialización del riesgo, no tendrá mucho
sentido empeñarnos en evitarlo.
Una vez tengamos claro cuáles son los riesgos que deben ser abordados de for-
ma prioritaria, deberemos distinguir entre los que pueden eliminarse (o mini-
mizarse) mediante acciones comunicativas y los que requerirán acciones de
otro tipo. Si requieren acciones de otro tipo, nuestra labor como profesiona-
les de las relaciones públicas habrá concluido cuando informemos/concien-
ciemos/persuadamos a las personas responsables de los ámbitos afectados y/o
a la coalición dominante de la necesidad de atajarlos. Si se trata de riesgos re-
ducibles o erradicables mediante acciones de comunicación, será trabajo nues-
tro hacerles frente.
Por fortuna, cualquier profesional de las relaciones públicas cuenta desde hace
décadas con una herramienta óptima para ello: la gestión de conflictos poten-
ciales (issues management). De acuerdo con Wilcox et al. (2012) el issues mana-
gement es un planteamiento proactivo y sistemático que nos permite:
• Predecir problemas.
• Anticipar amenazas.
• Minimizar las sorpresas.
• Resolver temas potencialmente conflictivos.
• Evitar situaciones de crisis.
«The strategic core, as opposed to more peripheral technical skills, of public relations is
issues management».
Actividad
1. ¿Creéis que la legislación que regula su actividad será cada vez más restrictiva respecto
a su impacto en el medio ambiente?
2. ¿Podéis identificar alguna empresa del sector que parezca estar ya anticipándose a la
eventual implantación de una normativa más estricta en materia medioambiental?
En los casos en los que erradicar determinados riesgos nos llevará algún tiempo
o en los que prevemos que no seremos capaces de erradicarlos por completo,
la labor de los relaciones públicas vuelve a adquirir protagonismo. Se impone,
en efecto, llevar a cabo acciones de comunicación de riesgo.
«Vendría a ser algo así como la hermana discreta de la llamativa comunicación de cri-
sis. La comunicación de riesgo se sitúa al final del proceso de evaluación de riesgos y
se orienta a conseguir que los públicos afectados por determinados riesgos sean capaces
de percibirlos de forma racional, realista y tolerante. Evaluar los riesgos es una tarea que
desarrollan técnicos expertos, pero explicarlos de un modo comprensible, riguroso y creí-
ble a la población que los soporta es una labor que deben ejercer los profesionales de la
comunicación».
«Inicialmente parecía que la única obligación asumida en este ámbito era la de mantener
los riesgos dentro de niveles aceptables, pero pronto se hizo evidente que también era
necesario explicar a los públicos que los riesgos soportados estaban dentro de tales nive-
les. Luego, se vio que no bastaba con facilitar esa información, sino que era importante
asegurar su comprensibilidad.
Enseguida emergió la necesidad de persuadir a los públicos para que, además de entender,
aceptaran los riesgos existentes. Para conseguir esta aceptación, al principio era suficiente
con hacerles ver que ya habían asumido riesgos similares anteriormente. Luego también
se apostó por evidenciar las ventajas que para esos públicos pueden derivarse de las si-
tuaciones que originan un riesgo. Cuando esto no bastó, se apostó por jugar la carta de
la amabilidad con tales públicos. Después, se vio que era necesario hacerlos partícipes de
algún modo de la situación generadora de riesgos para que percibieran que tenían cierta
capacidad de control sobre la misma. Y actualmente está asumido que hay que combinar
todo lo anterior para obtener resultados óptimos».
Wilcox et al. (2012; en la edición de 2006, pág. 309) consideran que, mediante
la comunicación de riesgo, «se comunican los peligros o amenazas a personas
u organizaciones para prevenir daños personales, problemas sanitarios y da-
ños en el medio ambiente». Estos autores han recopilado los factores que, de
acuerdo con los diversos estudios realizados, condicionan la percepción del
riesgo por parte del público. El resultado se sintetiza en la tabla 3.
Mayor Menor
Extraño Familiar
Controvertido Claro
Fuente: elaboración propia a partir de la información aportada por Wilcox et al. (2012)
Tal como establece la teoría del Social Amplification of Risk Framework (SARF):
«La percepción de los riesgos por parte de los afectados no depende únicamente de los
mensajes que les remitamos al respecto ni de los riesgos materiales que objetivamente
soportan, sino que entre unos y otros median toda una serie de procesos psicológicos,
sociales, institucionales y culturales que transforman los mensajes recibidos, ya sea para
magnificar o, por el contrario, para minimizar la percepción de riesgo».
A�quién • Enfoque personal (¿estoy yo dispuesto a asumir el ries- • Perspectiva colectiva (los afectados)
go?)
Por�qué • Para reducir la posibilidad de que ocurra • Para explicar responsabilidades y consecuencias de lo
ocurrido
Fuente: adaptado de la tabla propuesta por Ulmer et al. (2018; en la edición de 2007, pág. 155)
Si analizáis la tabla 4, observaréis que la mayor parte de los elementos con los Lectura complementaria
que Ulmer et al. caracterizan la comunicación de riesgo son elementos muy
F.�Lalueza (2020). «¿Por qué
deseables para la comunicación de crisis, especialmente si la entendemos des- lo llaman crisis cuando quie-
de una óptica preventiva. En cambio, los elementos con los que caracterizan la ren decir riesgo?» [en línea].
COMeIN. (núm. 96). <https://
comunicación de crisis resultan mayoritariamente indeseables: dejamos que doi.org/10.7238/c.n96.2015>
hablen las autoridades; los mensajes son espontáneos, reactivos y, en algunos
casos, basados en hechos que se desconocen; actuamos con miras cortoplacis-
tas... Aunque las generalizaciones no son recomendables a la hora de abordar
la comunicación de crisis, sí podemos aventurarnos a afirmar que:
Este principio, salvando las distancias que haya que salvar, y aunque tal vez no
pueda ser aplicado ciegamente en el 100 % de las situaciones de crisis, nos pa-
rece harto razonable. Aunque todavía no forma parte de los dogmas común-
mente aceptados por los y las especialistas en la materia que nos ocupa, ya hay
algunas voces que apuntan en esa dirección, ni que sea tangencialmente:
«Deberíamos evitar, sin embargo, estos modos de actuación a corto plazo y tratar de
utilizar en su lugar procesos de comunicación con un mayor horizonte temporal. En los
procesos de comunicación de crisis a corto plazo, tratamos, normalmente, con públicos
muy activos y con una enorme implicación personal en el asunto específico de que se
trate. [...] Sin embargo, cuando el horizonte temporal de actuación es más amplio, la
posibilidad de influir sobre la situación es mayor y el nivel de implicación de los públicos
afectados menor».
En lo que sí existe absoluto consenso, en cambio, es en considerar que una bue- Lecturas
na comunicación de riesgo puede contribuir poderosamente a evitar o al me- complementarias
nos a minimizar una crisis. Del mismo modo, resulta indiscutible que una co- J.�L.�Gonzalo;�J.�Farré
municación de riesgo inadecuada (tendenciosa, parcial, manipuladora, coerci- (2011). Teoría de la comunica-
ción de riesgo. Barcelona: Edi-
tiva, secretista, etc.) o inexistente puede actuar como detonante de una crisis. torial UOC.
R.�E.�Lundgren;�A.�H.�Mc-
Makin (2018). Risk Commu-
Nuevos vecinos
nication: A handbook for com-
municating environmental, sa-
Imaginad que se instala en vuestra localidad una planta de envasado de productos quí-
fety, and health risks (6.ª ed.).
micos. Una buena comunicación de riesgo conlleva explicar a la comunidad qué peligros
Hoboken, NJ: IEEE Press.
comporta esta actividad y qué medidas se toman para evitarlos o minimizarlos. Del diálo-
go con la comunidad pueden surgir exigencias relativas al incremento de las medidas de
seguridad que deberán ser analizadas por los promotores de la planta. Si son razonables,
deberán implementarse. Si no lo son, habrá que seguir dialogando para hacerlo entender
así a la comunidad y buscar un equilibrio que posibilite el consenso.
Una mala comunicación de riesgo, en cambio, consistiría en negar que pueda existir
riesgo alguno si en realidad sí lo hay. En el momento en que se descubra que la empresa
ha ocultado la peligrosidad que comporta la planta de envasado, la crisis será inevitable
y la restauración de la credibilidad de sus portavoces constituirá una misión imposible.
Actividad
Resumen
Las ideas básicas recogidas en este primer módulo pueden resumirse así:
• Son situaciones de crisis las que constituyen una amenaza real o latente
para la pervivencia de una organización o para el normal desarrollo de las
actividades que le son propias. Concebir las crisis en estos términos con-
tribuye a concienciar a la coalición dominante de que resulta más produc-
tivo dedicar recursos a evitar que se produzca una crisis que dedicarlos a
gestionarla cuando ya se ha producido.
• Una buena labor de relaciones públicas debe contribuir a que nuestra or-
ganización sea percibida de acuerdo con sus méritos y a evitar las crisis que
© FUOC • PID_00286814 34 Prevenir la crisis
Ejercicios de autoevaluación
1. Relacionad cada una de las siguientes definiciones de crisis con la persona o colectivo que
la ha formulado.
a) Situaciones que constituyen una amenaza real o latente para la pervivencia de nuestra
organización o para el normal desarrollo de las actividades que le son propias.
b) Problema causado por un producto no identificado o por un producto que no puede ser
inmovilizado de forma incondicional e inmediata.
c) Situación no prevista en la organización o su entorno y que precisa de actuaciones extra-
ordinarias para recuperar el control de los acontecimientos y preservar su reputación.
d) Situación que conlleva sorpresa, amenaza a las principales metas de la organización y
tiempo de respuesta escaso.
e) Situación que es repentina, requiere de una reacción inmediata, interfiere con la actuación
de la organización, crea incertidumbre y estrés, amenaza la reputación, aumenta en intensi-
dad, provoca el examen externo de la organización, y la altera permanentemente.
1) Cruz
2) Dircom
3) Lalueza
4) Autoridades sanitarias
5) Hermann
3. ¿Qué tipo de organización tiene más posibilidades de verse inmersa en una situación de
crisis de acuerdo con Caponigro (2000) y Sanjuán (2007)?
5. ¿Por qué una buena comunicación de riesgo puede minimizar la ocurrencia de crisis?
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Solucionario
2. a y d, correctos; b y c, falsos.
3. h.
4. Se trata de un esquema propuesto por Tixier (1991) para ayudarnos a determinar qué ries-
gos (Rn) deben ser atajados prioritariamente (zona roja), a partir de los criterios de gravedad y
probabilidad. La clave reside en mantener la zona roja despejada de riesgos. Aunque el esque-
ma de Tixier no los contempla específicamente, hay otros dos factores que también resultan
clave a la hora de decidir que nos ocupamos de unos riesgos antes que de otros. El primero es
la prontitud con la que puedan materializarse. Así, por grave que sea un riesgo y por alta que
sea la probabilidad de que suceda, si es imposible que suceda a corto o medio plazo, obvia-
mente no estará entre nuestras prioridades atajarlo, aunque ello no signifique que debamos
obviarlo. Y el segundo es, precisamente, la capacidad real que tenemos de atajarlo. Si dicha
capacidad es muy baja o nula, por más probable, grave y pronta que se presente la materia-
lización del riesgo, lamentablemente no tendrá mucho sentido empeñarnos en evitarlo.
5. Una buena comunicación de riesgo conlleva explicar a la comunidad qué peligros com-
porta una actividad y qué medidas se toman para evitarlos o minimizarlos. Del diálogo con la
comunidad pueden surgir exigencias relativas al incremento de las medidas de seguridad que
deberán ser analizadas por quienes ostenten la responsabilidad de gestionar el riesgo. Si son
razonables, deberán implementarse. Si no lo son, habrá que seguir dialogando para hacerlo
entender así a la comunidad y buscar un equilibrio que posibilite el consenso. Cualquiera
de los dos escenarios nos alejará de una eventual crisis y suavizará su impacto social si, pese
a todo, acaba produciéndose.
© FUOC • PID_00286814 37 Prevenir la crisis
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