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Ver mis explicaciones en Fenomenología y antropología, UNED / Lectour, Madrid y Bue-
nos Aires, 2ª edición, 2005.
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Aunque ya había salido en cinco entregas en El Sol (24-V, 30-V, 2-VIII, 5-VII y 12-VII,
Todos de 1925). Igualmente había salido a continuación los artículos «Sobre la expresión
fenómeno cósmico», los días 26 y 28 de Julio, de ese año, luego el 2 de septiembre y el 11 de
Octubre. También lo publicó en Argentina, aunque en este caso siempre con el titulo gene-
ral de «Para una antropología filosófica». Para estos datos ver José Ortega y Gasset, Obras
Completas, tomo II (1916), Editorial Taurus, 2004, págs. 862 y 864.
La antropología de Ortega como filosofía primera 67
3
Ver Ortega y la fenomenología, Javier San Martín (ed.), UNED, Madrid 1991, pág. 196.
4
Ob. cit., pág. 197.
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Ib.
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aún sigue, y que hace que haya dos filosofías, la que postula que la
antropología filosófica es la filosofía primera, y la que niega esa posi-
ción de la antropología pero la sustituye, bien por la metafísica pre-
crítica, tipo escolástico medieval o aristotelizante, bien en el caso de
Heidegger, por esforzarse en pensar un nuevo modo de hacer filoso-
fía, que ni siquiera debería llamarse filosofía sino “pensar”.
Antes de detenerme en estos dos tipos de filosofías, quiero insistir
en un punto para el que he utilizado la palabra “eufemismo”. Cuando
tanto Husserl, como Heidegger, y como Ortega —y también po-
dríamos decir Zubiri— para designar sus respectivas filosofías prime-
ras se niegan a hablar de antropología filosófica, es porque restringen
al ser humano a una posición taxonómica, olvidando justo lo más
importante del mismo, que no puede ser tal ser sin ocupar la posición
funcional que todos ellos le asignan, con lo que el ser humano descri-
to en las respectivas antropologías filosóficas es un ser humano dis-
minuido, amputado y que por ello no es tal ser humano. Con lo cual,
la antropología filosófica deja de ser tal, porque el ser que estudia no
es el ser humano. Por eso, a mí me gusta aplicar a la antropología
filosófica el mismo esquema que Husserl diseña para la psicología: el
descubrimiento de la posición funcional del ser humano hace que la
psicología deba incorporar, en el estudio de la conciencia, esa posi-
ción funcional de la misma, con lo cual la conciencia humana estu-
diada por la psicología debe ser la conciencia trascendental, es decir,
que la única psicología, después de la fenomenología trascendental,
sería la fenomenología trascendental 6. Esto mismo vale para la antro-
pología filosófica, que, si quiere ser responsable de su objeto —en
esta caso el sujeto humano—, no puede olvidar la posición funcional
de ese objeto-sujeto, que se caracteriza por ser el sujeto condicionan-
te del ámbito del aparecer. Mas en ese momento, la antropología filo-
sófica es idéntica a la fenomenología trascendental, o a una teoría
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Es la famosa frase de Husserl ya en La crisis, y que tantos escándalos suscitó. Sobre este
problema véase Javier San Martín, «Psicología y Fenomenología», en Psicópolis. Paradigmas
actuales y alternativos en la psicología contemporánea. Edición a cargo de José Luis Romero
Cuadra y Rafael Álvaro Vázquez, Editorial Kairós, Barcelona, 2005, págs. 39-60.
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