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(AXEL)

El proceso de modernización agraria en el Perú durante el siglo XIX fue un intento por
impulsar el desarrollo económico del país. Se implementaron una serie de medidas para
mejorar la pésima situación del sector agrario. Sin embargo, a pesar de estos avances,
persistieron formas de explotación laboral en dicho sector. Estas prácticas evidenciaban la
permanencia de desigualdades y abusos en el sector agrario peruano.

El sector agrario en el Perú tuvo una evolución significativa. La guerra de independencia, que
duró de 1820 a 1826, tuvo un impacto negativo en las haciendas, ya que fueron saqueadas por
los ejércitos en conflicto y muchos esclavos fueron liberados. A mediados del siglo XIX, se
produjo un cambio tecnológico importante con el surgimiento de los ingenios azucareros en
la costa. Además, se estableció el registro de propiedad inmueble en 1888, se promulgó el
Código de Aguas en 1902, se eliminaron impuestos y cargas indirectas que obstaculizaban el
comercio interno, entre otras medidas.

Lamentablemente, a pesar de los avances en la modernización agraria en el Perú durante el


siglo XIX, persistieron formas de explotación laboral en el sector agrario. El enganche y el
yanaconaje fueron prácticas utilizadas por los hacendados para asegurar la mano de obra y
mantener el control sobre las tierras. Aunque se implementaron medidas para recortar
privilegios y promover un mercado libre de tierras, estas prácticas continuaron en menor
grado. Estas formas de explotación, reflejaron la necesidad de seguir trabajando en la
búsqueda de una mayor equidad y justicia en el campo peruano.
“MASSIEL”

La agricultura peruana desempeñó un papel fundamental en la economía durante el siglo


XIX. Abasteció alimentos y materias primas para una población mayoritariamente rural y una
incipiente industria. Sin embargo, la independencia y la consolidación de la República
trajeron cambios políticos, sociales y económicos que afectaron profundamente este sector.

La agricultura colonial se caracterizaba por su diversidad regional y productiva, con cultivos


como caña de azúcar, trigo, vid, arroz, maíz y coca. La ganadería también fue relevante en las
zonas altas del sur. La mano de obra agraria se componía de esclavos, yanaconas, peones y
jornaleros. El crédito agrario se basaba en el censo y era ampliamente utilizado por
instituciones religiosas.

La guerra de independencia afectó negativamente a la agricultura peruana. El país sufrió


descapitalización, pérdida de élites económicas y saqueo de haciendas. La eliminación de la
esclavitud y las reformas liberales durante la República temprana no lograron revertir la crisis
agraria.

A partir de 1840, el sector comenzó a recuperarse gracias al auge del guano y el salitre, que
generaron ingresos fiscales y demanda de productos agrícolas. Se introdujeron mejoras
tecnológicas, se diversificaron los productos y mercados, y se prohibieron definitivamente la
esclavitud. Sin embargo, la concentración de la propiedad y la explotación de campesinos
continuaron siendo problemas.

La agricultura peruana en el siglo XIX fue un sector dinámico que enfrentó desafíos y
transformaciones tras la independencia. La modernización trajo progreso económico, pero
también desigualdades sociales. Este período reflejó el constante choque entre la tradición y
la modernidad en la historia del Perú. Aprender de estas experiencias es esencial para
construir un futuro agrícola más equitativo y sostenible.
LEIDI

La agricultura fue una de las principales actividades económicas en la época colonial


peruana, permitió cubrir sus necesidades a la sociedad establecida, como también contribuir
con el tributo, sin embargo, sufrió grandes transformaciones desde los momentos previos al
estallido de la guerra de independencia hasta la crisis mundial de 1929, es decir, pasó de una
economía tradicional a otra más moderna.

Durante la época colonial tardía la agricultura se caracterizó por la especialización; existía un


cultivo extenso de azúcar en muchas haciendas y chacras de la costa central y norte, de trigo
y vid en la costa central y sur, o de arroz en la costa norte. También se dio la división de
tierras para dicha actividad, tales como, territorio indígena y territorio español (haciendas y
chacras). Preponderaba la mano de obra esclava, combinada con el empleo de yanaconas y
peones.

El sector agrícola en guerra de la independencia sufrió una baja debido a que las haciendas
fueron expoliadas por los ejércitos. Las propiedades urbanas y rurales afrontaron una ola de
expropiaciones, también se dio la pérdida de mercado y de capitales.

La década de 1840 se dio inicio a la era del guano, considerado como el mejor abono
agrícola, su explotación proporcionó a Perú el período de mayor poderío económico de su
historia. Las exportaciones agrícolas se incrementaron, se logró una mayor innovación en la
agricultura. Todo este desarrollo y crecimiento económico se vio opacado por la pérdida de la
Guerra del Pacífico.

Asimismo, la crisis de 1929 causó una importante caída en el precio y volumen de las
exportaciones peruanas y la interrupción del flujo de inversiones y préstamos del exterior. El
dinamismo de la economía durante el Oncenio de Leguía se debió, principalmente, al
crecimiento del sector exportador.

En conclusión, la agricultura se desarrolló bajo el impacto de la guerra de independencia y los


inicios de la República; luego, de la bonanza guanera; tras la Guerra del Pacífico, bajo el final
de la centuria y hasta la crisis mundial de 1929. Es importante tener en cuenta los
acontecimientos económicos en este sector, para lograr una mejor producción agrícola en
nuestro país.
(LEYDY OCHOA)

El desarrollo del sector agrario, a inicios del siglo XIX, sufrió grandes transformaciones,
pasaba de una economía tradicional a una moderna, esto con la finalidad de mejorar la
situación agraria inestable en el país. Para lograr esta transición hubo muchos rasgos
esenciales como el predominio de las comunidades indígenas, la hegemonía de las haciendas
como unidad de producción, la inmensa mayoría de unidades productivas, entre otros.

Los productos que ocuparon un lugar preeminente en el mercado agrario, fueron la caña de
azúcar y sus derivados, vid, maíz y coca, la exportación de estos productos ocasionó un gran
auge en la economía colonial. El censo se convirtió en la fuente esencial de crédito; en este
sistema productivo predominaba la mano de obra esclava, siendo los yanaconas e indígenas
los principales explotados.

Durante la guerra de independencia, la agricultura peruana sufrió una gran baja, debido a los
saqueos de haciendas, la crisis del mercado de crédito, las expropiaciones de las propiedades
urbanas, entre otros factores.

En el año 1830, la crisis de la independencia obligó a la redefinición de los mercados,


obtenidas gracias al auge del mercado textil y de la producción algodonera, los niveles
alcanzados a inicios del siglo XIX, pero este proceso solo duraría 10 años.

En el año 1845, el sector agrario mejoró gracias a la exportación del guano y del salitre, que
generó mejora económica en el país, a su vez se introdujo tecnología, y se promulgó la ley de
abolición de esclavitud durante el gobierno de Ramón Castilla en 1854.

La producción agraria del siglo XIX, pasó por muchos procesos, tuvo un papel muy
importante en el auge de la economía peruana, pero lamentablemente tuvo factores negativos
que afectaron en su desarrollo, la esclavitud continuo, se dio la Guerra del Pacífico, que
ocasionó la caída de muchas empresas azucareras y algodoneras, esto generó un desequilibrio
económico de los empresarios, y de la clase baja del país, siendo la crisis mundial de 1929 un
factor devastador para la economía peruana, ya que las exportaciones se hundieron y los
créditos internacionales cesaron.
MARICIELO BORJAS

E El sector agrario tuvo gran relevancia al ser una de las principales actividades económicas
en proceso de desarrollo, misma que se vio afectada por diversas coyunturas a lo largo del
siglo XVIII, partiendo desde el inicio de la guerra por la independencia del Perú hasta la
crisis de 1929, mismas causas que fueron características de su proceso de transición a la
modernidad.

El sector agrario destacó en sus inicios por sus características propias de una transformación;
por las duras limitaciones en el mercado, mano de obra y producción. Es así como atravesó
una escasa circulación de moneda pese a su priorización por el pago de tributos. Durante este
siglo, la producción de caña de azúcar fue la principal en todos los cultivos de la costa central
y su importancia se regía mediante las grandes exportaciones que se hacían; también surgen
los créditos como medidas de mejoría para la mantención del consumo y la inversión. Como
en todo ámbito de producción se requería mano de obra, en esta época las condiciones en las
que se desencadenaban eran de precariedad, preponderando la mano de obra esclava
acompañada de yanaconas y peones.

Con el inicio de la guerra se produjo la expropiación de las haciendas y hurto de los bienes,
tal como la obligación de esclavos para integrar los ejércitos, descenso de capitales y los
pagos de las deudas adquiridas. Las consecuencias postguerra fueron devastadoras no solo
por los conflictos de las unidades productivas, así como sucedió con el desarrollo de la
expansión del algodón, que se vio afectado por la caída de los precios mundiales y los
desastres del fenómeno de El Niño. En producto a las grandes caídas de exportación,
disminución de salarios y empleos, se provocó una crisis social que se condicionó como
“silencio campesino”.

En síntesis, la agricultura desempeñó un rol importante tras los acontecimientos que


surgieron a la par con ella, obtuvo notables mejorías; sin embargo, también contrajo
explotación, injusticia y desigualdades en el plano social, por ello se resalta el impulso de
búsquedas que omitan cometer las mismas experiencias y que generen consigo equidad que
tenga como propósito un futuro viable.
CHILET

La historia del sector agrario en el Perú ha sido un emocionante viaje de cambios y


adaptación a lo largo del tiempo, desde los albores de la República en el siglo XIX hasta la
crisis mundial de 1929, el país enfrentó desafíos y oportunidades en su economía agrícola.

Las comunidades seguían una economía tradicional, mientras que las haciendas eran
grandes unidades de producción. La agricultura peruana era variada, con una diversidad de
cultivos como la caña de azúcar, trigo, arroz, frutas, legumbres y alfalfa en distintas regiones.

Se cultivaban, además, productos de exportación como algodón, maíz, uva,


coca y tabaco. Pero el sistema de créditos por censos se enfrentó a ideas modernas
de propiedad individual.

La guerra de independencia afectó directamente a las haciendas, y por otro lado, el guano
impulsó una modernización de la agricultura, generando ganancias y creando una élite
capitalista.

Tras la abolición de la esclavitud, hubo desafíos por la escasez de mano de obra. Por
lo tanto, se buscó contratar trabajadores chinos y japoneses.

La crisis de 1929 afectó las exportaciones y el Estado, pero la gente andina no se


preocupó tanto por el distanciamiento político, el yanaconaje y el autoabastecimiento.

En definitiva, el sector agrario peruano ha sido resiliente, flexible y progresista.


Asimismo, la agricultura peruana sigue siendo clave, y su transformación no ha terminado.

La agricultura peruana continúa siendo un pilar fundamental en la economía del país, y su viaje de
transformación aún continúa.
JAIME

El siglo XIX fue un período de cambios trascendentales para el sector agrario peruano, desde
los días previos a la independencia hasta la crisis mundial de 1929 y la caída del gobierno de
Augusto B. Leguía. Durante este tiempo, el país experimentó una transformación económica
y social, pasando de una economía tradicional dominada por propietarios aristocráticos y la
Iglesia a una economía moderna con una creciente élite agroexportadora.

En la época colonial, el sector agrario estaba en manos de un selecto grupo de propietarios, la


aristocracia y la Iglesia, que mantenían vínculos con la élite comercial limeña. Esta división
de tierras se dio entre las comunidades indígenas en la sierra y la costa, que controlaban
grandes extensiones agrícolas, y las haciendas en manos de grandes y pequeños propietarios.
La producción se especializaba en diferentes cultivos según las regiones, como la caña de
azúcar en la costa central y el algodón nativo en la costa norte.

Sin embargo, con la independencia, se inició un proceso de reformas y cambios en la


propiedad y la mano de obra. Se promovió la desvinculación de bienes y se buscó eliminar
las formas tradicionales de censos y servidumbre. Esto permitió una mayor concentración de
la propiedad de la tierra en manos de grandes empresarios, especialmente en el sector
azucarero, lo que impulsó el desarrollo de una élite capitalista en el país.

A lo largo del siglo XIX, Perú experimentó una integración creciente de su mercado con los
mercados externos, lo que impulsó el crecimiento económico y la modernización de la
producción agrícola. La exportación de azúcar, algodón y lana hacia mercados
internacionales, jugó un papel fundamental en el auge de la economía peruana. Esto llevó a la
expansión de las haciendas y la implementación de industrias.

Sin embargo, el siglo XX también trajo desafíos para el sector agrario peruano. La crisis
mundial de 1929 afectó significativamente a la economía del país, reduciendo las
exportaciones y el acceso a créditos internacionales. Las haciendas enfrentaron una
contracción en la producción y en la demanda de sus productos, lo que llevó a ajustes en la
mano de obra y en los procesos productivos.

En conclusión, el desarrollo del sector agrario peruano desde el siglo XIX hasta principios del
siglo XX fue un proceso complejo y dinámico. Se pasó de una economía tradicional
dominada por grandes propietarios a una economía moderna orientada hacia las
exportaciones y la propiedad individual de la tierra. A lo largo de este proceso, hubo desafíos
como la crisis de 1929 y tensiones sociales en el campo. Sin embargo, estos cambios también
llevaron a un crecimiento económico y a la consolidación de una élite agroexportadora en el
país.

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