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CONCEPTO DE JUSTICIA TRANSICIONAL

Desde mediados de los años noventa, el término "justicia transicional"


comenzó a utilizarse para referirse a los procesos de cambio político y
social que tienen lugar en momentos de transición. El concepto de
justicia transicional es amplio y su significado varía dependiendo de los
mecanismos específicos que se implementan y del contexto social,
político y cultural en el que se desarrollan.

En momentos de estabilidad política, la ley se utiliza para mantener el


statu quo (hace referencia al estado actual de las cosas, la situación
existente sin cambios significativos, que puede ser considerada como
la norma o condición predominante en un determinado ámbito.)
y garantizar la estabilidad. Sin embargo, en tiempos de conflicto, la ley
puede perpetuar el estado de guerra y dificultar el cambio. El tránsito
hacia la justicia transicional implica la creación de nuevas leyes y
mecanismos que respondan a las necesidades y demandas de la
sociedad en transformación.

Es importante destacar que la justicia transicional involucra la


participación de diversos actores sociales en la creación de nuevas
leyes y mecanismos, lo cual refleja el cambio político que está
ocurriendo. Estos procesos son fundamentales para abordar las
violaciones de Derechos humanos, garantizar la rendición de cuentas,
promover la reconciliación y construir una sociedad más justa y pacífica.

En resumen, el concepto de justicia transicional se refiere a los procesos


de cambio político y social en los que se crean nuevas leyes y
mecanismos para abordar las violaciones de derechos humanos y
construir una sociedad más justa. Su significado y alcance varían según
el contexto en el que se desarrolla y las perspectivas desde las cuales
se aborda.
La profesora Ruti Teitel (2000) define la justicia transicional como una
forma de justicia adaptada al contexto político y a las circunstancias
específicas. Según ella, es necesario dejar de lado el ideal universal de
justicia para lograr una transición hacia un sistema democrático más
liberal. Para la profesora Teitel, la justicia transicional es el resultado de
un acuerdo entre las fuerzas sociales para pasar del conflicto a la paz.

Gabriel Ignacio Gómez Sánchez señala que, en las sociedades en


transición, existen intereses en conflicto. Se produce una tensión entre
las necesidades políticas percibidas en un contexto determinado y los
valores normativos de justicia. Esta tensión se manifiesta especialmente
entre la presión política para resolver el conflicto y las demandas
sociales de aplicar los principios de justicia establecidos en el sistema
penal, que generalmente tienen una perspectiva retributiva.

En resumen, la justicia transicional se adapta al contexto político y a las


circunstancias específicas de una sociedad en transición. Implica dejar
de lado el ideal universal de justicia en aras de lograr una transición
hacia un sistema democrático más liberal. Sin embargo, esta idea
genera tensiones entre las necesidades políticas y los valores de justicia
preestablecidos en el sistema penal.
La tensión entre dos ideales filosóficos de justicia se hace evidente en
el contexto de la justicia transicional. Por un lado, están los idealistas
que defienden un modelo universal y normativo de justicia transicional
basado en el fortalecimiento de la democracia y el Estado de Derecho.
Por otro lado, están los realistas que consideran que la justicia y el
derecho son producto del contexto político imperante.

La justicia transicional implica la implementación de diversos


mecanismos, como procesos penales, depuración y reparación, que
tienen lugar después de una transición de un régimen político a otro. Sin
embargo, es importante señalar que estos mecanismos también forman
parte del proceso de transición en sí, no solo son consecuencias de él.

Las Naciones Unidas han desempeñado un papel importante en la


promoción de la justicia transicional a nivel mundial, supervisando
procesos de paz en diversos países. Su autoridad y proactividad en la
supervisión de conflictos los convierte en un referente obligatorio en
relación con la idea de justicia transicional.

En la actualidad, los procesos de justicia transicional se encuentran


interrelacionados con un derecho globalizado en el que convergen
diferentes organismos internacionales. Esto significa que los procesos
de transición no pueden limitarse únicamente al ámbito nacional, sino
que también deben considerar el derecho internacional.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los


Derechos Humanos ha desarrollado instrumentos y medidas para
sociedades que han salido de un conflicto, que incluyen enjuiciamientos
penales, estrategias de determinación de la verdad, reformas
internacionales, iniciativas de justicia local, reconciliación y
reparaciones para las víctimas.

En resumen, la justicia transicional implica una tensión entre diferentes


ideales filosóficos de justicia. Se lleva a cabo a través de diversos
mecanismos y se relaciona tanto con el derecho nacional como con el
derecho internacional. Las Naciones Unidas desempeñan un papel
importante en la promoción y supervisión de la justicia transicional a
nivel mundial.
El Consejo de Derechos Humanos destaca la importancia de aplicar un
enfoque integral a la justicia transicional, que incluya medidas tanto
judiciales como no judiciales. Estas medidas pueden abarcar el
procesamiento individual, la reparación, la búsqueda de la verdad, la
reforma institucional, la investigación de los antecedentes de
empleados o funcionarios públicos, o una combinación adecuada de
estas medidas.

El objetivo de este enfoque global es garantizar la rendición de cuentas,


hacer justicia, brindar reparación a las víctimas, promover la
recuperación y la reconciliación, establecer entidades independientes
para supervisar los sistemas de seguridad, restablecer la confianza en
las instituciones estatales y promover el estado de derecho de acuerdo
con los derechos humanos.

En resumen, la justicia transicional requiere un enfoque integral que


abarque una amplia gama de medidas tanto judiciales como no
judiciales para lograr la rendición de cuentas, la justicia, la reparación y
la promoción de los derechos humanos en el proceso de transición.

Se destaca la importancia de considerar el contexto y desarrollar el


derecho a la verdad a través de diversos mecanismos que involucren a
la población. Se enfatiza la obligación de los Estados de procesar a los
responsables de violaciones a los derechos humanos y al derecho
internacional humanitario. Se hace hincapié en un enfoque diferencial
para los delitos de violencia sexual y de género. Se establece que los
acuerdos de paz respaldados por las Naciones Unidas no pueden
permitir la amnistía por actos de genocidio, crímenes de lesa
humanidad, crímenes de guerra y violaciones graves de los derechos
humanos.

Se subraya la importancia de garantizar a las víctimas de graves delitos


contra la humanidad el acceso igualitario y efectivo a la justicia, una
reparación adecuada y rápida, así como el acceso a información
relevante sobre las violaciones y los mecanismos de reparación. Se
considera necesario incorporar un enfoque de derechos humanos en
los procesos de selección que forman parte de la reforma institucional
para garantizar la no repetición.
La Organización de las Naciones Unidas aboga por una concepción
amplia de la justicia transicional, centrándose principalmente en las
medidas que los Estados deben adoptar en sus procesos de transición.
Prioriza los derechos de las víctimas y aboga por el castigo de los
responsables de crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y
violaciones graves de los derechos humanos. Esta postura se
fundamenta en la lucha contra la impunidad y en la obligación del
Estado de castigar a los responsables.

El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia sostiene que los


crímenes de lesa humanidad son actos de violencia graves que causan
un daño irreparable a los seres humanos, y la comunidad internacional
debe exigir su castigo debido a su extensión y gravedad.
En el caso de Perú, se evidencia la incompatibilidad entre las leyes de
auto amnistía y la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
declarando que estas leyes carecen de efectos jurídicos y no pueden
obstaculizar la investigación, identificación y castigo de los
responsables de violaciones de derechos humanos.

El concepto de castigo ha experimentado cambios, pasando de una


concepción retributiva a una más enfocada en la justicia restaurativa,
donde se prioriza la participación de las víctimas en la reconstrucción
de sus derechos. Esto se refleja en las negociaciones de paz en
Colombia, específicamente en el Acuerdo sobre las Víctimas de
Conflicto.

Mientras las Naciones Unidas carecen de jurisdicción, la Corte


Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tiene la función de
conocer los asuntos relacionados con el cumplimiento de los
compromisos de los Estados parte en la Convención Interamericana
sobre Derechos Humanos. Sus pronunciamientos y interpretaciones de
los estándares y tratados sobre derechos humanos son de
obligatoriedad absoluta.

Aunque la obligatoriedad de los pronunciamientos del Sistema


Interamericano de Derechos Humanos ha sido debatida por algunos
Estados como Perú y Venezuela, argumentando la primacía de la
soberanía nacional, la Corte Interamericana sostiene su posición de
obligatoriedad.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) rechaza de
manera contundente las leyes de auto-amnistía, argumentando que son
incompatibles con la Convención Americana y constituyen un
incumplimiento de los deberes establecidos en ella. La CIDH ha
abordado este tema en varias sentencias, sosteniendo que estas leyes
conducen a la impunidad y la indefensión de las víctimas, por lo que
carecen de efectos jurídicos y no pueden obstaculizar la investigación,
identificación y castigo de los responsables de violaciones de derechos
humanos.
Diversos magistrados de la CIDH han expresado su rechazo a las leyes
de auto-amnistía, considerándolas una aberración jurídica y una
violación de los derechos garantizados en la Convención Americana. La
prohibición de aceptar estas leyes en casos de violaciones a los
derechos humanos fortalece el derecho a la verdad, garantiza el acceso
de las víctimas a mecanismos de justicia y busca evitar la repetición de
los crímenes.
La justicia transicional se refiere a los mecanismos de reconciliación
aplicados en sociedades que han sufrido violaciones sistemáticas de
derechos humanos y derecho internacional humanitario. Busca
comprender el origen del conflicto, superarlo y transitar hacia una
sociedad más democrática y pluralista. La justicia transicional se enfoca
en el reconocimiento de las víctimas, su acompañamiento en el proceso
de cambio, la restitución de sus derechos y su indemnización material y
espiritual.
En resumen, la CIDH rechaza las leyes de auto-amnistía, afirmando su
incompatibilidad con la Convención Americana y la importancia de la
justicia transicional en la búsqueda de verdad, justicia y reparación para
las víctimas de violaciones de derechos humanos.

¿Cuáles son los antecedentes históricos que han influido en el


desarrollo de la tipología de la justicia transicional en el contexto
colombiano?

¿Cuáles son los diferentes enfoques y mecanismos utilizados en la


tipología de la justicia transicional en el contexto de la transición
colombiana?

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la implementación de


la justicia transicional en contextos de transición como el caso
colombiano?

¿Cómo se puede lograr un equilibrio efectivo entre la búsqueda de la


verdad y la rendición de cuentas, y la necesidad de promover la
reconciliación y la estabilidad en la justicia transicional?

¿Cuáles son los principales desafíos que persisten en la


implementación efectiva de la justicia transicional en Colombia?

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