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Monografía

Barbaros, salvajes y bestias: El discurso sobre el mapuche dentro de la Crónica de Alonso


González de Nájera
Estudiante: Diego Herrera Marchant
Profesor@: Macarena Sánchez
Fecha: 13 de julio de 2022

1
Alonso González de Nájera fue un soldado español que sirvió en el ejército español en
Flandes y luego en Francia.  El 13 de noviembre de 1600 salió de Lisboa con rumbo a Chile
con el grado de capitán, a las órdenes de Francisco Martínez de Leiva. Luego de un
accidentado viaje, llegó a Mendoza en mayo de 1601, se trasladó a su destino inicial, donde
permaneció hasta 1607. Viajó hacia al sur, lugar en donde todavía se notaban las
consecuencias del alzamiento indígena, el denominado Desastre de
Curalaba,acontecimiento que hizo colapsar los cimientos del modelo de implantación del
poder que se había desplegado hasta entonces: en un lapso de seis años (1598-1604) fueron
arrasadas las ciudades y fuertes que se erguían entre las aguas del Biobío y el Seno de
Reloncaví, y los encomenderos fueron despojados de su bien más preciado, cuál era la
fuerza laboral que señoreaban.1. Esta rebelión se caracterizó por la organización que hubo
entre distintas tribus indígenas, las cuales tenían el mismo propósito de eliminar la
presencia del colono en sus tierras. Por otra parte, este acontecimiento provoco que se
originara un mundo fronterizo, entre el mundo nativo e independiente al sur del Biobío y el
mundo hispano. También lo ocurrido a finales del siglo xvi en el sur de Chile significó un
duro golpe desmoralizador para los españoles, y el término de la estrategia española de
conquistar totalmente el territorio mapuche, puesto que será utilizado la estrategia de la
guerra defensiva, y, postreramente, políticas diplomáticas basadas en parlamentos.
González de Nájera, tras cuatro años de servicio como militar en la zona de guerra, fue
nombrado sargento mayor por el recientemente designado Gobernador Alonso García
Ramón (1605), tras lo cual regresó a Santiago enfermo y herido, producto de su
participación en la guerra. Poco tiempo después, en 1607, fue enviado de vuelta a España
con la misión de informar al Rey Felipe III del supuesto estado del Reino de Chile. Debía
convencer al Consejo de Indias y al Rey de enviar ayuda a estas tierras, por lo que presentó
y redactó sus consideraciones, las que estarían tiempo después plasmadas en Desengaño y
Reparo de la Guerra del Reino de Chile, obra que terminará de escribir ya con el cargo de
Gobernador del puerto Hércules en Toscana en el año 1614, ya habiendo sido escuchado y
negada sus recomendaciones respecto a cómo seguir la guerra contra los indígenas por la
Corte. De este modo, la estrategia que se tomaría en Chile sería la planteada por la

1
Francis GOICOVIC VIDELA, “Entre la conquista y la consolidación fronteriza: dispositivos de poder
hispánico en los bosques meridionales del reino de Chile durante la etapa de transición (1598-1683)”,
Historia, N° 40, 2007,315.

2
Compañía de Jesús, de la mano de la figura emblemática de Luis de Valdivia, quien tenía
una gran influencia dentro de la Corte, una “Guerra Defensiva”, es decir, establecer una
frontera permanente en el río Bío-Bío mientras se envían misioneros para que evangelicen a
los indígenas de las zonas aledañas que no están bajo dominio español, quienes siguen
siendo considerado como barbaros, solo que se había establecido que podían ser salvados y
convertidos bajo la palabra de Dios. De este modo, González de Nájera tendrá sus
experiencias en el reino de Chile durante y después del fracaso del primer periodo de
dominio español, en donde predominó una estrategia de guerra ofensiva plagada de
violencia, de ocupación efectiva y simbólica del territorio, de la imposición a la población
nativa del modo de vida hispano.

Bajo este contexto es que Alonso González de Nájera escribe su crónica, siendo él un
español que combatió en la guerra de Arauco entre 1601 y 1607, que articula en su texto
sus percepciones, basadas en la experiencia de tener al indio como enemigo y de la nula
comprensión de la cosmovisión mapuche mezclado con la intencionalidad de recibir ayuda
por parte del rey Felipe III de España. En este llamado crítico al desengaño, reparo y
remedio, en torno a lo que él considera una mala forma de realizar la guerra por parte de los
españoles, Nájera construye con su relato una imagen desfavorable del mapuche, al cual
caracteriza como un ser salvaje e infrahumano, sin la capacidad de razonar, un ser poco
virtuoso que no debe ser tratado como un igual, sino como una bestia que debe ser sometida
por el español. Es por ello que este trabajo tiene como finalidad denotar, a través de
fragmentos de la crónica Desengaño y Reparo de la Guerra del Reino de Chile, la creación
de una imagen despectiva del mapuche. Este hecho se evidencia por la recurrencia en la que
Nájera utiliza términos como: salvajes, bestias y barbaros para referirse a este pueblo,
siendo este último una condición que permitía legitimar los esfuerzos españoles por
conquistarlos y evangelizarlos, ya fuese por la vía de las armas o a través de un proceso de
colonización y educación2.

El poder del discurso

2
María Gabriela Huidobro, “El retrato del bárbaro y el concepto de barbarie en la épica sobre la Guerra de
Arauco en el siglo XVI”, Hipogrifo: Revista de Literatura y Cultura del Siglo de Oro, Vol. 5, Nº 2,
(2017),174.

3
González de Nájera propuso la conquista física como pilar estratégico para someter a los
indios. Para poder cumplir con su cometido construyó una imagen de bárbaro sobre el
“otro”, queriendo impedir la estrategia de la evangelización sobre ellos. El poder del
discurso no es menor, construye realidades dentro de la subjetividad de unos pocos
individuos terminado en grandes colectividades. En este caso intentan expandir y perpetuar,
declaran verdades generales y subjetivas acerca del indio. Han silenciado y desconocido las
formas de subjetivación preexistentes; han borrado los pliegues que dibujaban otras
posibilidades de ser; han anulado a las tribus y sus enigmas para inscribir nuevos pliegues
generadores de inhumanidad o de un rostro inacabado que la disciplina religiosa y social ha
de completar. Este poder discursivo, entonces, señala la inexistencia del otro al separarlo de
su origen y reterritorializarlo en una imagen por él creada: nueva y atroz violencia
ontológica que impone sobre la borradura de la heterogeneidad del indio el vacío o una
infra-alma3.En otras palabras, Nájera intenta imponer una verdad acerca de quiénes y cómo
son los indios,  ignorando su cosmovisión y el motivo por el cual muchos de ellos se
muestran hostiles frente al español. La misma crueldad y actos deleznables del que se le
acusa al indio va a estar justificado en cierta medida por parte de los españoles, puesto que,
de nuevo, buscan imponer sus valores superiores en tierra de barbaros incivilizados, por lo
que cortar manos, empalar y otra clase de torturas estaban justificadas dentro de la guerra
ofensiva, la cual en la crónica analizada se busca que siga imperando en el Reino de Chile.

Muévese tambien a ello estos bárbaros por el grande temor que tienen de que
dándola,han de ser castigados de sus delitos.Porque como han cometido tantos y
tan inhumanos,asi en la destrucción de las ciudades y mal tratamiento que hacen a
los cautivos, como en las crueles muertes que han dado con excesivos tormentos a
los cristianos en sus bailes y borracheras, no se pueden persuadir que culpas y
ofensas tan grandes se nos hayan de borrar en ningún tiempo de la memoria, y que
se hayan de quedar sin castigo, mayormente habiendo de andar entre los nuestros
(supuesto que dieran general paz), sugetos a lo que quisieran hacer dellos los
maridos de las mujeres españolas cautivas,y a la voluntad de los padres cuyos hijos

3
Edson FAÚNDEZ, “Los hombres sin rostro. Escritura y racismo en Desengaño y Reparo de la Guerra del
Reino de Chile de Alonso González de Nájera”, Atenea, N° 488, (2003),122.

4
mataron, y a las de los hijos a cuyos padres quitaron las vidas con tantas
crueldades4.

Es evidente que el La Batalla de Curalaba jugó un rol importante en toda la justificación


que da Nájera. Fue un hecho traumático que produjo diversas respuestas en torno a cómo se
creía que debía seguir operando la conquista. En este fragmento explícita cómo le es
imperdonable  el daño causado por los mapuche, razón por la cual deben ser sometidos a
castigo, pueda bien los españoles creen tener el derecho, incluso el deber, de imponer el
bien al otro, o más bien, lo que ellos consideran como un bien, sin preocuparse por saber si
es igualmente un bien desde el punto de vista del otro5.

Los bárbaros

Uno de los términos más utilizados para referirse al mapuche en la crónica de González de
Nájera es el de bárbaro. El término bárbaro es bastante antiguo, fue empleado por primera
vez por los griegos para referirse a los no griegos: los extraños y sus culturas foráneas. Se
entendía que había un otro, el cual era diferente pero no por ello era intrínsecamente
inferior. Los textos de Heródoto muestran una cierta comprensión de la relatividad de las
culturas ya que, aun cuando la descripción del Otro partía de una posición etnocéntrica, no
despreciaba ni inferiorizaba las razas, religiones y costumbres de los demás pueblos6. El
bárbaro desde un comienzo fue el extranjero que vivía fuera de la frontera, que poseía otra
lengua y cultura. Las percepciones negativas vendrían a partir del conflicto, en las guerras,
invasiones y saqueos es que se utilizara este término para deshumanizar al otro, cayendo en
una categoría de salvaje o de bestia incivilizada. 
En América el bárbaro se definió a partir del retrato europeo en términos de negación, de
manera que su realidad se verbalizó mediante las categorías humanistas y cristianas
españolas. Sin embargo, tal distinción no se realizaba para excluir, sino para considerar al

4
Alonso González de Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile,119.
5
Tzvetan Todorov, La conquista de América. La cuestión del otro (México: Siglo Veintiuno
Editores,1987),166.
6
Alicia M BARABAS, “La construcción del indio como bárbaro: de la etnografía al indigenismo”
Alteridades, N° 10, (2000), 10.

5
otro desde códigos de lo propio que permitieran incorporarlo al mundo cristiano. “Bajo esta
cosmovisión bipartita descansaba una pretensión universalista y una voluntad
evangelizadora propias de una visión eurocéntrica, que buscaba incorporar el cosmos bajo
una misma fe y un orden único” 7. Este precepto de integración, que escondía las
motivaciones de carácter económico del Imperio español, comprendía como lógico el uso
de la fuerza con quienes se opongan al orden hispano, cayendo en el derramamiento de
sangre e incluso en las torturas, siendo un caso emblemático el empalamiento del toqui
mapuche Caupolican. En este sentido, como se verá más adelante, hubo extrema violencia
por ambas partes en este conflicto entre dos mundos en el Reino de Chile, siendo utilizado
las bajas españolas en la construcción discursiva de González de Nájera para retratar lo
brutales que eran los mapuche.

¿que se creerá de una nación bárbara, que su principal apelito y deleitación es ser
cruel no menos a sangre fría, que en sus airados movimientos? Por lo cual no se
deben medir sus obras con las de los mas inhumanos tártaros y seylas, porque a
todos entiendo que exceden en despiadados hechos los indios de Chile8.

El paralelismo que hace Nájera entre los indios y tártaros, pueblos nómadas de Europa
Oriental y Siberia, deja entrever que es lo que se entendía como barbaros en aquella época. 
El bárbaro imaginado en el medioevo cristiano, que más tarde llegaría a América, incluía
un acervo de estereotipos negativos, causales de desprecio e interiorización, que tal vez
pueden ser emblema tizados por la idolatría, sinónimo de sub-humanidad o no humanidad.
También el no poseer una estructura y un orden social centralizado era sinónimo de
barbarie. A su vez, estaba la construcción ideológica del bárbaro como pagano y, por ende,
semihumano, le acompañaba el prejuicio de la “naturaleza inferior” y de la “subordinación
a la raza superior” derivados de la teoría aristotélica de la desigualdad humana 9.Así como
habían hombres diseñados para gobernar estaban quienes tenían las características
7
María Gabriela Huidobro, “El retrato del bárbaro y el concepto de barbarie en la épica sobre la Guerra de
Arauco en el siglo XVI”, Hipogrifo: Revista de Literatura y Cultura del Siglo de Oro, Vol. 5, Nº 2,
(2017),172.
8
Alonso González de Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile,52.
9
Alicia M BARABAS, “La construcción del indio como bárbaro: de la etnografía al indigenismo”
Alteridades, N° 10, (2000), 11.

6
fisonómicas e intelectuales para ser dominados. Por su parte, hecho de que desconocieran la
palabra de Dios significaba que eran seres poco virtuosos, viciosos que se alejan del ideal
moral cristiano. De este modo los indios, quienes fueron retratados como salvajes que no
tienen el uso de razón, debían ser cosificados y utilizados para el trabajo agrícola,
menospreciando de este modo toda su cultura y sociedad, creando una relación abusiva
sumamente vertical y violenta entre el mundo civilizado y el mundo bárbaro. La siguiente
cita de la crónica de Nájera ratifica lo anteriormente mencionado:

[…]quiero alegar en su disculpa el decir que la tengan para lo que toca a no haber
guardado la dada obediencia, por no saber como bárbaros la gravedad del delicto
que en ello cometian, y que tambien como tales bárbaros naturalmente crueles
(pues entre ellos mismos lo son) tengan asimismo disculpa las crueldades que con
los nuestros han usado. Pero para lo que toca a la libertad que defienden, que el
mundo no bien informado los justifica, digo que estos bárbaros demás de que no
defienden religión, pues no guardan ninguna, no es razón que se les abone la
libertad que defienden, por ser libertad bestial; puesto que por lo que
principalemte sienten el perderla, es por los muchos vicios y abominaciones de que
les priva, demas de no querer reconocer a Dios, ni cuidar del alma, ni aun puieren
cabeza para el gobierno temporal, ni leyes que los mantenga en justicia, pues se
gobiernan en todo como irracionales llevados de sólo el apetito sensual de sus
vicios, a los cuales se entregan sin limite ni tasa; como gente que para cosa alguna
no tiene quien les vaya a la mano, ni del cielo ni del suelo temen castigo, aunque no
en balde se los da Dios con las mortandades que en otras partes tengo referido, lo
cual ni lo estiman ni conocen por castigo, ni la continua guerra que tienen sobre
sí10.

Borrachos y caníbales

10
Alonso González de Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile,250.

7
Otro aspecto con el cual González de Nájera construye esta imagen denotativa sobre el
mapuche es a través de su alimentación, rituales y festividades. Partiendo por la
alimentación, a día de hoy se sabe que el pueblo mapuche era semis dentario, cosechaban
tubérculos y otros vegetales, y cazaban animales de la zona, como lo pueden ser las gallinas
o las llamas. En la crónica resalta de manera peyorativa como los indios comían cualquier
criatura sin asco alguno, además de que insiste en muchos pasajes que aquellos bárbaros
consumían carne humana.

Y vueltos a su comer digno, que son pocos los que destos barbaros dejan de comer
carne humana. ,de tal suerte , que en años estériles el indio forastero que acierta
por algún caso a pasar por ajena tierra, se puede contar por venturoso, si escapa
de que encuentren con él indio della: porque luego lo matan y se lo comen, como
hacen a muchos de los españoles que vienen a sus manos, especialmente si son
muchachos, segun dire mas largamente donde trato de sus crueldades.Y en fin, no
hacen distinción de animales comestibles a los inmundos y asquerosos que todo no
lo coman sin asco ni recelo, sin perdonar sabandija, lo cual entiendo es causa de
que crian muchos dellos feisimos tamparones11.

Evidentemente, debido a que había periodos de escases alimentos, debido al mal clima y a
otros factores de la naturaleza, los mapuches consumían animales más pequeños, con
menos carne, como lo pueden ser cierto tipo de reptiles u roedores. A diferencia de los
españoles, no tenía una connotación negativa alimentarse de insectos y otros animales poco
estéticos. Asimismo, en cuanto al canibalismo, González de Nájera hace referencia al
sacrificio de cautivos, quienes pasaban por una trasformación simbólica dentro de sus
rituales. “La víctima obtenía la condición de wekeche, “que quiere decir en su lengua
hombre que han de matar como carnero, porque le matan del mismo modo que matan los
carneros de la tierra”. Hombre y bestia eran, así, entidades ritualmente intercambiables
debido a que se había experimentado una antropomorfización de la naturaleza (el weke
negro podía ocupar el lugar del prisionero), así como un fisiomorfismo del hombre (el
prisionero era clasificado y sacrificado como un weke negro)”12.De esta forma, habían otros

11
Ibíd,45.
12
Francis GOICOVIC VIDELA, “Un sistema de equivalencias: el ritual del sacrificio en la cultura reche-
mapuche de tiempos coloniales (siglos xvi y xvii)”, Historia, Nº 51, Nº.2, (2018),446.

8
elementos y formalismos que seguían dentro del sacrificio del weke negro, se trata de la
extracción del corazón del cautivo y su consumo dentro de  los participantes del rito. Esta
práctica bélica respondía más que a una necesidad alimentaria a una red de valores y
códigos que tenía la cultura reche-mapuche, siendo el sacrificio una práctica que
consolidaba el prestigio masculino13.

En cuanto a las festividades, los mapuche tenían ceremonias que duraban diasén donde se
consumían bebidas alcohólicas como el muday, la cual se realiza en base a el trigo o el
piñón. Al igual que ocurre a día de hoy, en estas instancias impera la irracionalidad y el
actuar impulsivo, el cual se puede llegar a manifestar a través de los bailes.

[…]antes que perder una minima de sólo este bestial fuero, y el vedarles el
juntarse en sus borracheras, que son su suma gloria y donde desenfrenadamente se
entregan a toda la variedad de sus vicios, por lo que acostumbran a vedárselas los
nuestros a los de paz, y por el peligro de que en ellas tratan de rebeliones;y se
matan entre ellos como brutos.Y como les duran estas borracheras no solo un dia,
pero dias y noches, bailando y bebiendo hasta caer todos sin sentido, en tales
tiempos ni resevan madre ni hijo; ni hermana, pues sin distinción usan de cuantos
incestos apetecen, y aún tanto mayores pecados, cuantos aún sin que les obligue la
privación del sentido, acostumbran a acometer especialmente los de guerra, según
es notorio en aquella tierra y oí referir a los que salían de esclavos14.

El alcoholismo fue frecuentemente asociado a la actitud colectiva de los bárbaros, que


provocaba celebraciones caóticas, cuyas connotaciones rayaban en lo malicioso e infernal.
Pedro de Oña, por ejemplo, describía en sus primeros cantos a los araucanos celebrando sus
victorias antes de la llegada de García Hurtado de Mendoza, y junto con actos idolátricos,
el poeta se detenía a describir la actitud descontrolada e irracional de la colectividad
indígena, en una borrachera que los conducía a caer en cada uno de los vicios capitales 15.Es

13
Ibíd,449.
14
Alonso González de Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile,251.
15
María Gabriela Huidobro, “El retrato del bárbaro y el concepto de barbarie en la épica sobre la Guerra de
Arauco en el siglo XVI”, Hipogrifo: Revista de Literatura y Cultura del Siglo de Oro, Vol. 5, Nº 2,
(2017),183.

9
así como la ingesta de alcohol, por parte de los mapuche, era asociada con la poca virtud,
con el vicio y el pecado.

La crueldad de las bestias

En la creación de la imagen del mapuche, la crueldad es una cualidad recurrente que sirve
como una de las grandes justificaciones para optar por una estrategia ofensiva en contra de
los denominados bárbaros. En este sentido, el bárbaro pasa a ser un salvaje, semihumano o
no humano, dentro del imaginario sobre esta clase de pueblos que se encontraban en el
Reino de Chile en un estado de guerra con la corona.

Limpiaron un arbol renuevo en el cual hicieron una cruz, y habiéndolo desnudado,


lo subieron en ella donde fuertemente le ataron manos y piés. Y habiendo hecho un
fuego delante dél, comenzaron luego con toda crueldad a cortarle vivo a pedazos,
los cuales ponian a asar en las brasas, sin moverlos a piedad las tiernas quejas,
lamentaciones y rugos que el mozo les hacia; pues para la piedad o misericordia
que les movia, era como si no lo entendieran,aunque les hablaba en su propia
lengua;porque aquellos hambrientos lobos, no poco contentos de haber topado tan
buen lance, para satisfacer su insaciable apetito, no cesaban de cortar, asar y
comer con mucho espacio y risa, burlándose y haciendo donaire de las quejas y
palabras lastimosas del suspendido martir […]Y antes que acabase de morir, le
abrieron el pecho aquellos crueles bárbaros y sacaron el corazón, cuya caliente
sangre fueron chupando y rociando el aire con ella16.

Para la cual deseo que se entienda que son estos bárbaros de naturaleza tan
incliandos a derramar sangre y comer carne humana, que no se encarece todo lo
que se debe su crueldad, en llamarlos crueles fieras; porque a ellas les falta el
discurso y luz de la razón, para poderse compadecer en sus usadas carnicerias, a
que los inclinó naturaleza para su sustento y conservación, y no se comen unas a
otras las que son de una misma especie; pero estos hombres (si tal titulo se les debe

16
Alonso González de Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile,58.

10
dar) no solo son crueles con los mismos hombres hasta comerles carnes y
huesos,pero aun se deleitan y tienen puesto su mayor pasatiempo en buscar género
de penosas y dilatadas muertes en que verlos padecer, excediendo tambien en esto
a las mismas fieras, las cuales se contentan con solo satisfacer su hambre17.(60)

Siguiendo con el discurso, González de Nájera da la respuesta a la crueldad del mapuche en


su falta de razón. Promueve la imagen de que eran unas crueles fieras que se solazan en la
negación de los códigos que singularizan lo civilizado 18 (FAÚNDEZ, Edson 120), siendo
esto cierto en cierta medida, en el sentido de que, evidentemente, los mapuche no disponían
de los mismos códigos morales que los hispanos, motivo por el cual desde la
incomprensión e intolerancia son menoscabados a la categoría de seres infrahumanos.

Segun nos muestra la crónica, la crueldad del actuar indígena no era solamente hacia los
varones hispanos, sino que llegaban a ocasionar actos deleznables hacia mujeres y niños.
Los siguientes fragmentos son acerca de una mujer española raptada y de un infante que
que fue torturado por los mapuche, debido a que su padre, quien permanecía cautivo al
igual que su hijo, procuró escapar solo, creyendo que no serían capaces de cometer acto
alguno en contra del menor:

[...]que hasta esto les cupo en suerte a las tristes y afligidas cautivas, para su
mayor desventura;pues la mayor parte dellas o casi todas son esclavas de tan
malignos y abominables bárbaros, donde es averiguado, que entre los demás
tormentos y trabajos que les dan, tienen de costumbre que las veces que no hacen
lo que les mandan a su voluntad, no se contentan con azotarlas, sino que algunos
les cortan las orejas o les dan cuchilladas adonde mas presto se les ofrece ejecutar
su ira19.

[…]pero tomó al inocente hijo del huido español, y lo crucificó en una cruz que
hizo para tal efecto, donde él y los que lo acompañaron, lo fueron cortando en
pedazos hasta acabárselo de comer, satisfaciéndoles el cruel indio con tal banquete
17
Ibíd,60.
18
Edson FAÚNDEZ, “Los hombres sin rostro. Escritura y racismo en Desengaño y Reparo de la Guerra del
Reino de Chile de Alonso González de Nájera”, Atenea, N° 488, (2003),120.
19
Alonso González de Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile,70.

11
el trabajo que habian tomado, tomando él juntamente venganza de la fuga de su
cautivo20.

Como bien se mencionó anteriormente, los sacrificios de cautivos fue una práctica habitual
en el Reino de Chile en el marco de la Guerra de Arauco. En cuanto a la muerte de un
infante se refiere, ya en el Desastre de Curalaba habían muerto ancianos, niños y mujeres,
por lo que se deja entrever que dentro del contexto bélico el mapuche, al igual que el
español, era capaz de cometer asesinato hacia ellos y/o utilizarlo en sus ritos de guerra. Por
otro lado, las mujeres cautivas, quienes eran raptadas como botín de guerra, eran usadas
como moneda de cambio con los españoles, además símbolo de estatus para los lonkos
tener en su custodia una mujer española. 
La crueldad que quiere dilucidar González de Nájera del mapuche va más allá del maltrato
hacia el colono invasor, sino que nos indica que entre ellos mismos actúan de manera
salvaje y despiadada.

Sus amistades las quiebran por livianas ocasiones fundadas en interés, y asi por pequeño
que se les siga, se niegan y matan unos a otros, y pasan de nuestro bando muchos a
hacerse guerra con toda crueldad hermanos a hermanos y padres a hijos, aunque estando
en sus tierras, con facilidad ponen tregua a todas sus domesticas pasiones, y se reconcilian
para juntarse contra los nuestros.Son por extremo celosos, sobre lo cual fraguan entre
ellos muchas pendencias, de donde nace lo que vi en una provincia de paz, donde hizo
llamamiento de caciques el gobernados, que muchos dellos tenian a solo un ojo, porque en
las peleas de sus borracheras se acribillan a flechazos y lanzadas. Curanse con facilidad
grandes y penentrantes heridas con yerbas, de las cuales conocen muchas de notables
virtudes para tal efecto21.

A diferencia de grandes imperios como el azteca y el inca, los mapuche no eran un solo
pueblo centralizado en términos de sociedad y de poder, sino que se caracterizan por su
carácter descentralizado. Su organización y estructura social está basada principalmente en
el núcleo familiar, y las relaciones establecidas con otras familias. Solamente en tiempos de
guerra es que se unían grupos más amplios, los cuales eran denominados como rehues, en

20
Ibíd,58.
21
Ibíd,48.

12
donde existía un jefe militar, toqui. Durante la conquista por parte de los españoles se
vieron forzados los mapuche a formar alianzas entre aillarehues, comunidades que
componen a varios rehues. Estas alianzas internas fueron circunstanciales y no incluían a la
totalidad de la población indígena de un sector. Como bien evidencia la cita, habían
disputas entre familias y rehues, que ocasionalmente terminaban con fatídicos desenlaces.
No por nada, los españoles pudieron conquistar gran parte del territorio debido a esta clase
de disputa que ocasionó que ciertos bandos se alinearan con los colonos en pos de derrotar
a los adversarios. A su vez, los españoles hacían tratados de paz con los mapuche, pero esta
paz no era entendida de igual manera entre ambas partes. Para el mapuche la paz se
realizaba con los presentes, pues bien, familias cercanas a los firmantes podían atacar al
supuesto aliado sin ningún problema

[...] y como ellos no tienen fe, ni guardan ley, ni saben que cosa es honra, sino que
su profesión es como la de los gitanos, fundada solamente en engaño, no se puede
hacer fundamento en su palabra; y asi necesariamente han de ser las paces tan
quebradizas y poco estables22.

En este fragmento, además de hacer una comparativa no con los bárbaros sino con los
gitanos, otro grupo que carga con un estigma en Europa por su carácter seminomada y
contar con una cultura e idioma completamente diferente a la del lugar en la que se
hospedan, se denota de nuevo como González de Nájera quiere hacer ver a los mapuche
como poco fiables, a partir de su accionar en torno a los tratados, los cuales supuestamente
rompían de un momento a otro, siendo esta la visión hispana del asunto, puesto que, como
bien mencionamos antes, los tratados de paz son entendidos de manera diferente entre los
españoles y los mapuche, además de que están configurados socialmente de manera muy
diferente, siendo la descentralización de los nativos la causa de que no pudiera haber
tratados más duraderos y amplios.

CONCLUSIÓN

22
Ibíd,127.

13
En definitiva, Alonso González de Nájera en su crónica Desengaño y Reparo de la Guerra
del Reino de Chile usa mucho el termino de bárbaro para referirse al pueblo mapuche de
forma negativa, puesto que el concepto más que significar solamente un “otro” que vive en
las afueras tiene implicancias tales como ser un salvaje sin uso de razón, un pagano poco
virtuoso, un pecador y un ser cruel que está fuera de las luces del conocimiento, siendo para
los hispanos del siglo xvii el cristianismo un eje esencial en torno a la moral, dentro de él
está la verdad, la cual se debe imponer bajo su lógica dualista, frente a la mentira, la cual
toma forma de la incivilización, es decir, la barbarie, la cual supuestamente presentaban los
pueblos indios en el Reino de Chile. Por otra parte, González de Nájera construye y
fortalece la imagen en su relato del bárbaro como un ser salvaje, esto se evidencia cuando
refiere al mapuche como seres sin razón, canibales, bestias crueles por naturaleza, entre
otros epítetos denotativos. Esto se debe a que, al verse amenazado frente al indígena, se
intenta desacreditar de manera radical al enemigo, siendo en este caso a través del uso de
los términos ya mencionados. El comer insectos, vivir en espacios “salvajes”, el no tener
una estructura social de carácter occidental, el tener ritos que van en contra de la moral
cristiana son elementos que suman dentro de la argumentación de  González de Nájera ,
quien relata sus vivencias dentro de la comprensión que tiene como soldado español,
aportando de este modo, a la creación de un imaginario colectivo que se sustenta a partir de
valores etnocéntricos y en la inferiorización del “otro”23.Evidentemente el relato es una
deshumanización del mapuche que cumple con la finalidad de seguir con la estrategia
ofensiva dentro de la conquista, pero hay que entender la situación de González de Nájera,
él contó lo que vivió bajo una perspectiva eurocéntrica, además de estar inmerso dentro de
un conflicto plagado de violencia. De este modo, la crónica resalta el carácter cruel del
enemigo, además de sus rituales que para la mirada hispana eran una muestra de que los
mapuche eran un pueblo incivilizado, por ende, inferior al español, por lo que estaba
justificado el actuar como diera lugar con tal de imponer su verdad.

23
Alicia M BARABAS, “La construcción del indio como bárbaro: de la etnografía al indigenismo”
Alteridades, N° 10, (2000), 11.

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Bibliografía

Primaria:

1) González de Nájera, Alonso. Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile.


Disponible en Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile
http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-8177.html

Secundaria:

1) BARABAS, Alicia M. “La construcción del indio como bárbaro: de la etnografía al


indigenismo” Alteridades, N° 10, (2000): 9-20.

2) FAÚNDEZ, Edson. “Los hombres sin rostro. Escritura y racismo en Desengaño y


Reparo de la Guerra del Reino de Chile de Alonso González de Nájera”, Atenea, N° 488,
(2003): 117-134.

3) GOICOVIC VIDELA, Francis. “Entre la conquista y la consolidación fronteriza:


dispositivos de poder hispánico en los bosques meridionales del reino de Chile durante la
etapa de transición (1598-1683)”, Historia, N° 40, (2007):311-332.

4) GOICOVIC VIDELA, Francis. “Un sistema de equivalencias: el ritual del sacrificio en


la cultura reche-mapuche de tiempos coloniales (siglos xvi y xvii)”, Historia, Nº 51, Nº.2,
(2018):423-454.

5) Huidobro, María Gabriela. “El retrato del bárbaro y el concepto de barbarie en la épica
sobre la Guerra de Arauco en el siglo XVI”, Hipogrifo: Revista de Literatura y Cultura del
Siglo de Oro, Vol. 5, Nº 2, (2017):169-198.

6) Mora Rodríguez, Luis Adrián. “La barbarie americana: Reflexiones lascasianas para la
modernidad”, Pasos, Nº133, (2007):29-35.

7) Todorov, Tzvetan.La conquista de América. La cuestión del otro. México: Siglo


Veintiuno Editores, 1987.

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